ILA CONSTITUCIÓN DE 1812

Así comenzaba la Constitución de 1812, conocidatambién como La Pepa, al haber sido promulgada porlas Cortes Generales el día de San José, 19 de marzo,en Cádiz. Se fragua allí porque esa ciudad junto conLisboa eran las únicas que no habían sido ocupadaspor las tropas francesas, aunque Cádiz sí estaba sitia-da. Sus 384 artículos han tenido gran importancia ennuestra historia, por tratarse de la primera Constitu-ción1 promulgada en España, y por ser una de las másliberales de su tiempo2. La génesis de esta Carta Magnaempezó el 25 de agosto de 1811 y concluyó a finales deenero de 1812.

En sus artículos se declaraba abiertamente la sobe-ranía nacional, la igualdad de todos los ciudadanos antela ley, la división de poderes y los derechos humanos,el sufragio universal masculino indirecto -lo que supo-nía que podían votar los hombres mayores de 25 añosy con una renta anual procedente de sus bienes pro-pios, que elegían a unos compromisarios que a su vezelegían a los diputados- la libertad de imprenta y deindustria, entre otras cosas. Pero también significabaromper con el pasado; ahora todos los ciudadanos eraniguales ante la ley, así que ya no tenía mucho sentidoseguir alimentando los interminables pleitos de hidal-guía en las Chancillerías pretendiendo demostrar quese era hidalgo. Además, la misma Constitución supri-me las pruebas de nobleza requeridas para acceder adeterminados instituciones tanto civiles como militaresy, por supuesto, el símbolo de vasallaje desaparece alno tener cabida en una Carta Magna de corte liberal. Lamonarquía constitucional estaba encabezada por el Rey,que estaba a la cabeza del poder ejecutivo, y se contabacon un Parlamento elegido por el sistema ya menciona-

do del sufragio universal masculino indirecto; aunquemantenía algunos rasgos conservadores como por ejem-plo la prohibición de cualquier religión que no fuera lacatólica3 o que un tercio de los diputados fueran ecle-siásticos4. Esta nueva constitución significaba el rom-pimiento con el Antiguo Régimen y abría horizontes yexpectativas hacia un sistema liberal y capitalista gra-cias a los esfuerzos de los diputados Diego FranciscoMuñoz-Torrero y Ramírez Moyano5, Agustín deArgüelles Álvarez6 y Evaristo Pérez de Castro7

A pesar de estar inspirada en la constitución france-sa de 1791, fue tal la importancia que tuvo en el mundopolítico de la época la obra de los liberales de Cádiz quese tradujo al inglés, francés, alemán, portugués e italia-no, y por supuesto no dejó indiferente a una Europaque le dedicó especial atención, ya fuera para admirarsu articulado o para criticar algunas de sus progresis-tas disposiciones.

IIDÍAS PREVIOS A LA LLEGADA

DE LA CONSTITUCIÓN

Los acontecimientos en este año, 1812, se sucedie-ron a un ritmo tan vertiginoso que a veces una noticia ouna decisión tomada por la mañana, en la tarde de esemismo día parecía totalmente obsoleta; y es que entrela invasión de las tropas francesas y los nuevos cam-bios políticos toda la ciudad andaba desorientada.

En la mañana del 10 de junio de 1812 se reunieronen la Sala Consistorial del Ayuntamiento de León BernabéRubio, regidor decano, y los regidores Joaquín Esca-pa, Domingo Díez, Nicolás Suárez, Pedro Luis Cortésy Manuel Rodríguez Martínez. Además de, como pro-curadores generales, Bernabé León, Miguel León, Fran-

Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las Españas, y en suausencia y cautividad la Regencia del Reino, nombrada por las Cortes Generales y extraordinaria, a todos los quelas presentes vieren y entendieren, sabed: Que las mismas Cortes han decretado y sancionado la Constituciónpolítica de la Monarquía española, en el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor ysupremo legislador de la sociedad (…)

LA CONSTITUCIÓN DE 1812 EN LA CIUDAD DE LEÓNAna I. Arias Fernández

cisco Crespo, Gabino Montes, Benito Montalvo, Ber-nardo Solís, Ignacio Escapa, Juan Antonio Fernández,Pedro Feo, Francisco Mechan, Juan de Dios Fernández,Domingo Castañón, y Gabriel García e Isidro Ordás,diputados por las parroquias de esta ciudad, para trataralgunos asuntos pendientes de vital importancia.

El motivo de este ayuntamiento extraordinario contodos los diputados de las parroquias era despacharsobre los oficios que acababa de recibir el Corregidor.En ellos se informaba que el Comandante del batallónque estaba en esta ciudad había recibido orden de tras-ladarse con sus tropas a otro punto de la provincia.Ello implicaba mover un volumen importante de gentey de objetos, y para realizar esto en el menor tiempoposible pedían al Corregidor que planificase una buenalogística. Estaba claro que el Ayuntamiento tenía queobedecer la orden y desalojar a la tropa esa mismamañana, pero todo dentro de una relativa tranquilidad.Para tal fin nada mejor que dar un edicto explicando alos leoneses que, obedeciendo órdenes, las tropas fran-cesas abandonarían la ciudad para asentarse en otra.Esta marcha ciertamente preocupaba al Corregidor, puesal quedarse la ciudad sin vigilantes ni guardias temíaque se diese alguna algarabía. Es por ello que el Ayun-

tamiento dicta un bando pidiendo que todo el mundo sededique a sus labores y ocupaciones propias de cadasexo y que las cumplan sin hacer corrillos, y que sola-mente se hable de los asuntos propios de trabajo, parapoder así guardar el orden. Y si alguien osare perturbarla paz tendría serias consecuencias. Y para que nadieesgrimiera que no tenía conocimiento del bando man-dó que se pregonara en la Calzada del Puente de Cas-tro, en la Serna, en Puerta Castillo, en el Puente de SanMarcos, en la Corredera y en la torre del reloj de laCatedral. Además, se ordenó al cuartelero menor de laCatedral que diese cuenta si alguna tropa arribaba a laciudad para a su vez comunicárselo a los vecinos quehacían guardia en las puertas de la urbe, y si por algúncasual llegaran a la ciudad tropas, que inmediatamentese les ofreciera auxilio siempre y cuando los soldadosno alteraran el buen orden de convivencia. Y por su-puesto el Corregidor pidió encarecidamente que se con-trolaran las existencias de harina y galletas, obligando ahacer el siguiente recuento:

(…) la guarnición de León deja hoy al salir en los almacenesmilitares ciento y cuarenta y una fanegas de harina y treintacajas de galletas que componen unas cinco mil raciones de lascuales responde José Delgado, Chantre en nombre del Cabil-do y el procurador general por la ciudad. (…)

Así mismo se pensó que era buena idea hacer otroinventario en el hospital para saber con qué efectivoscontaba tras la partida de las tropas. A pesar de losesfuerzos por colaborar, el Corregidor no estaba toda-vía muy tranquilo, y ese mismo día, el 10 de junio,mandó celebrar otra reunión extraordinaria para evitarposibles escándalos en la ciudad, pues no descartaba elgobernador que quedara algún soldado desertor en lavilla y temía que provocara escándalos entre los ciuda-danos. Para ello la primera medida que tomó fue orga-nizar cuadrillas con hombres honrados que realizaranrondas tanto de día como de noche, y que estaban au-torizados para ir armados con garrote y para arrestar alas personas que les parecieran sospechosas.

Aunque la situación tras la marcha de la tropa fran-cesa parecía de relativa calma, la realidad era bastantedistinta. El 11 de junio, el Teniente Coronel del escua-drón de húsares francos de Simancas, AntonioRodríguez, anunciaba a los leoneses que todo ciudada-no que tuviese armas (fusiles, tercerolas8, pistolas, sa-bles o espadas) así como monturas de cualquier claseque las entregasen en la Casa Consistorial de SanMarcelo, pues el ejército andaba escaso de armamen-to. Y para colmo, en medio de esta agitada situación,ese mismo día, llegó el Coronel y Comandante Generalde la Segunda Legión de Castilla, Pablo Mier y Mestas,con el propósito de examinar y dar fe de la lamentablesituación del Ayuntamiento, que ni siquiera había sidocapaz de recopilar las 400 varas de paño azul que se le

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habían pedido tiempo atrás para vestir a la tropa delescuadrón de húsares francos de Simancas. Mier sehace cargo de la situación de los almacenes de la ciu-dad, pues las exhaustas tropas españolas que acababande llega a la ciudad necesitaban vestidos. Por ello, Pa-blo Mier pide ayuda a los vecinos y a las tiendas, en unesfuerzo casi titánico, para que la misión se haga lomás rápido posible y se eviten así nuevamente corrillosentre los vecinos, especialmente entre las mujeres, alas cuales considera el militar de carácter débil. Asímismo pide que a las nueve en punto se cierren losabastos de vino y aguardiente y determina que si algu-no desobedeciera estas normas fuera conducido a lacárcel.

El ritmo de las noticias continuaba siendo trepidan-te. Dos días más tarde, el 13 de junio, el Corregidorrecibe un edicto de Pascual Liñán, Brigadier de los Rea-les ejércitos al servicio de Fernando VII. En él se orde-na que al día siguiente, el 14 de junio, se presenten a lasseis de la mañana los alcaldes de barrio y los curaspárrocos con un listado de los mozos solteros o deser-tores y dispersos, aunque estos dos últimos tuvieranmatrimonio verificado de entre 16 y 40 años, para pro-ceder a su alistamiento. Y a las nueve y media, termina-da la gestión, se celebraría una misa en la Catedral conTe Deum para dar gracias por las victorias de las armasaliadas.

Casi un mes de aparente calma tuvo la ciudad, hastaque el 10 de julio llegan noticias de cambios: un oficiode la regencia del reino juntamente con la Constitución.Esta vez el capitán Francisco Javier de Castaños, pororden de la regencia, dio la Constitución Política de laMonarquía Española, la cual había sido sancionada porlas Cortes Generales y Extraordinarias el 18 de marzode 1812, ordenando el Rey que se imprimiera lo másrápido posible, se guardara por todos los españoles9 y

se dieran muestras de júbilo por parte del cada Ayunta-miento. Por fin la tan deseada Constitución había sidoaprobada en las Cortes de Cádiz el 19 de marzo, con-memorando así el primer paso que se diera en Aranjuez10

para lograr la ansiada libertad. Con tal abrumadora no-ticia, el Ayuntamiento era consciente de que debía or-denar una fiesta para celebrar la recién estrenada Cons-titución, pero por otro lado sabía que su situación eco-nómica era delicada, por los pocos medios de que dis-ponía. Y por si no tuvieran bastante, a los regidores yprocuradores se le exigía por otro oficio, también lle-gado el día 10 de julio, que dieran a las tropas que aca-baban de llegar de La Robla algunas raciones, pues lamilicia estaba casi desfallecida. Y como no hay dos sintres, también llegó ese día un oficio desde Oviedo, fe-chado el 8 de julio, del Comandante General, que infor-maba de que el Mariscal de Campo, Pedro de la Barzana,anunciaba su partida hacia León, para estar en esta ciu-dad en la madrugada del día siguiente con el Regimien-to Primero. Esto implicaba tener previstos habitáculospara las tropas. A su vez, el Intendente de la Provinciaenvía otra epístola al Ayuntamiento, pues había estadomadurando la idea de restaurar el culto al Sacramentoen San Isidoro. Los miembros concejiles trataban deabsorber y de cumplir tantas órdenes dadas en tan pocotiempo, pero el trabajo se les acumulaba y las misivasse apilaban. El mismo día llegó una cuarta comunica-ción para informar a la ciudad de que la tropa de laLegión de Castilla, que había salido el día anterior porla tarde, había hecho tal acopio de mantas y otros en-seres que había dejado más mermados, si cabe, losarbitrios de la ciudad.

IIILA LLEGADA DE LA CONSTITUCIÓN A LEÓN

El 16 de julio, llegó al Ayuntamiento un oficio remiti-do por el Comandante General José María Santocildesdando noticia de su llegada a la ciudad hacia el medio-día.

Por fin se iba a publicar la nueva Constitución, so-bre las cinco de la tarde, y al día siguiente, el 17 dejulio, se haría el juramento en la Catedral. El Corregi-dor, después de leer estas noticias, manda editarurgentísimamente bandos para que todos los ciudada-nos conozcan la buena nueva y acudan prestos a losactos, a la vez que se cuelgan luminarias en las facha-das de las casas de 9 a 11 de la noche y las iglesias dela ciudad mandan repicar las campanas. Los miembrosdel Ayuntamiento debían acudir debidamente vestidosa la publicación y al juramento en la Catedral. Losleoneses, regocijados por la Carta Magna, se disponena esperar al día siguiente para jurar la constitución. El18 de julio, el Ayuntamiento tuvo noticias de FélixGonzález Mérida, Secretario de Fernando VII, infor-

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mando que José María de Santocildes, Mariscal deCampo de los Ejércitos Nacionales, Comandante Ge-neral del Reino de Galicia y Jefe del 6º de Operaciones,llegaría ese mismo día a las cinco de la tarde, tal comoestaba previsto, para publicar la Constitución Políticade la Monarquía Española. Así pues, a esa hora estabanen el Ayuntamiento el Corregidor y Justicia Mayor de laciudad, Manuel Castañón y Monroy; el Teniente Coro-nel retirado, Claudio Quijada y Quiñones; Bernardo deEscobar y Bernardo de Quirós, regidores perpétuos;Santos Ibáñez y Benito Sánchez, diputados de abastos;Bernabé Bustamante y Pedro, Procuradores SíndicosGenerales; Esteban Balbuena, Alguacil y Portero Ma-yor; Juan Genaro García, Felipe Rodríguez, ManuelGonzález y Cayetano Ramos, abogado, mayordomo yProcurador de causas, respectivamente. Bernardo Es-cobar cogió entonces un guión de damasco de sedanuevo, encarnado, con leones y castillos (armas de estacapital) dibujados con hilos de oro, puestos en dos fi-las. A continuación se colocaron los porteros mayores,vestidos de terciopelo, color carmesí, guarnecidos congalón de plata y con un escudo en el pecho de un leónpendiente de cadenillas, que cogieron una bandeja gran-de cubierta con toalla de rutaño, galones y cordones deoro sobre la que se encontraba un ejemplar de la Cons-titución. Otros dos porteros con igual vestimenta secolocaron delante de ellos, y al salir a la calle se presen-tó un piquete de caballería, que rompió de vanguardia,y, tras él, el cuerpo de ciudad y una campañía de infan-tería de tiradores del Rey. Mientras se tocaban los tam-bores se desfiló por las calles de la Rúa, Concepción,

Carvajal y Nueva, llegando a la Plaza Mayor, donde, ensu casa Consistorial, se hallaba la música de la Cate-dral. En ella se habían colgado tafetanes y un doselbajo, en el que estaba el citado señor Mariscal de Cam-po acompañado por los señores Josef Santos de Pra-do, Rodrigo Alonso Flórez, Josef Baeza y PedroBalgoma, vocales de la Junta Superior de este reino, yde otros varios caballeros, oficiales de diferentes gra-duaciones. Y subiendo el cuerpo de la ciudad a un ta-blado que se hallaba en medio de la plaza mayor, colga-do de tafetanes, se colocaron todos los individuos en elorden expresado. Los dos porteros que llevan la Cons-titución llegaron hasta el Corregidor, el cual, tomándolaen la mano, la entregó al escribano público para su pu-blicación. Los otros dos porteros, encarándose a lanumerosa muchedumbre que allí había, dijeron con vozclara y alta: Oíd, atended, escuchad, y acto seguido seprocedió a leer la nueva Constitución, compuesta por384 artículos, con las firmas de los diputados de lasCortes Generales del reino de Cádiz, datada el 18 demarzo de 1812 y promulgada el 19 de marzo. Conclui-do el acto, se pasó a la plaza de la Catedral, donde seexpuso de igual forma en un tablado que estaba dis-puesto para tal fin. Acabado el acto, la ciudad se retiróa sus casas de Ayuntamiento, dándose por terminado elevento. Al día siguiente, los maceros municipales lleva-ron en una bandeja la mencionada Constitución hasta laCatedral. Allí la colocaron al lado del Evangelio, ante lamirada de los oficiales, presididos por el Mariscal deCampo, Josef María Santocildes, acompañado de dosoficiales, uno inglés y otro portugués, y trasladándosetodos hasta el altar mayor, al lado de la epístola, senta-dos bajo un dosel con el busto del monarca FernandoVII, se colocaron delante de una mesa cubierta de ter-ciopelo y borlas de oro sobre la que había cuatro velasencendidas y un crucifijo, además de los Santos Evan-gelios y la constitución, y se empezó a tomar juramen-to en la forma que preveía el Real Decreto de 18 demarzo, y todos a una voz dijeron sí, juramos, y ponien-do la mano sobre los Evangelios besaron el Crucifijo.Tras el juramento se celebró una solemne misa en laque participó el Cabildo cantándose el Te Deum en ac-ción de gracias, mientras la tropa permanecía formadaen la plaza de la Regla. Acabada la celebración y trasvarias salvas, las dos corporaciones acompañaron alMariscal de Campo hasta su posada, y allí, tras unabreve conversación, acordaron que al día siguiente, 19de julio, todo el vecindario prestase el debido juramen-to.

Pero ese día, a pesar de las buenas intenciones de lacorporación municipal para que todos los vecinos jura-sen la nueva constitución, no se pudo hacer en todaslas parroquias de la ciudad y sus arrabales como estabaprevisto, por no haber ejemplares suficientes para talacto. Entonces les pareció muy buena idea que el jura-

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mento se llevase a cabo en la Catedral, por ser la iglesiamás grande de la ciudad, y que allí acudieran los cabe-za de familia de toda clase social para acatar la Consti-tución política del reino, ante la imposibilidad, comodecíamos, de realizarse en cada feligresía, decisión queagradó mucho al Cabildo. Tras el juramento se oficia-ría una misa solemne de acción de gracias, y en dichaeucaristía, antes del ofertorio, se leería la mencionadaConstitución acompañada de una breve exhortación.

Apenas un mes después de haber jurado la Constitu-ción, el Ayuntamiento fue informado por el Capitán delos Ejércitos y Jefe del 5º, 6º y 7º de Operaciones, Fran-cisco Javier Castaños, que pensaba venir a León paraver cómo se adaptaban los ciudadanos a la nueva situa-ción política, teniendo en cuenta que los sentimientosdel pueblo animaban a desterrar todo vestigio del des-potismo que le había oprimido antes de la entrada envigor de la Constitución. La llegada de este personajeimplicaba un nuevo revés para la exigua economía dela ciudad. Corregidor y Regidores temían no estar a laaltura de las circunstancias ante tan ilustre personali-dad, para agasajarle conforme a su rango, pues la ciu-dad apenas tenía remanente. Así pues, haciendo casi loimposible, aprobaron por unanimidad que se sacase unreintegro de la Tesorería de Rentas de 50.000 realespara hacer frente a este nuevo gasto.

Poco a poco los leoneses fueron haciendo suya laConstitución, aunque la vida cotidiana poco había cam-biado para la mayoría de los ciudadanos. Las noveda-des más representativas afectaban al nombramiento deJusticias Ordinarias; así mismo, siguieron al frente delos ayuntamientos las mismas personas, pero éstas nopodían ocupar cargos distintos a los que tuvieran en1808. Se mandaba borrar de los libros de Ayuntamien-to las actas de las elecciones constitucionales. Los jue-ces de primera instancia y de partido se seguían lla-

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* Ana I. Arias Fernández, Diplomada en Técnicas de In-vestigación Histórica por la Fundación Sánchez-Albor-noz, es investigadora.

mando Alcaldes Mayores o Corregido-res y las Chancillerías volvían a tener elestatus de 1808. Las Diputaciones Pro-vinciales se suprimían y la tan deseadalibertad de imprenta quedaba en expec-tativa de pronto cumplimiento. Se dero-ga, solo en teoría, el temido tribunal de laInquisición11.

La vida cotidiana poco había cambia-do con respecto al juramento de la CartaMagna. Dos meses después del fastoacontecimiento, el 28 de septiembre de1812, Francisco Javier Castaños, Capi-tán general en Jefe del 5º, 6º y 7º Ejérci-to, escribe al Corregidor desde el CuartelGeneral de Quintanilla de Vivar (Burgos)

para que le confirmen las noticias que extraoficialmentehabían llegado a sus oídos de que algunos soldadosenfermos morían miserablemente en los umbrales delas casas de la ciudad, y que allí mismo se les adminis-traba los sacramentos a los que podían confesarse. Fran-cisco Javier Castaños no estaba dispuesto a permitirque en una ciudad como León, que tenía Junta Supe-rior, Ayuntamiento y varios Cabildos Eclesiásticos y per-sonas acomodadas, se tratase con tanta crueldad a lossoldados. Pedía encarecidamente remediar esto con unhospital de campaña, para que los soldados enfermosno careciesen de nada, a pesar de los lamentos del Ayun-tamiento de andar muy escaso de dinero. Para ello, ha-cía responsable al Cabildo, y, por si acaso no se cum-plía su orden, nombraba a Joseph Álvarez Baragañapara que realizase la inspección de los hospitales, puesle constaba que había continuas quejas por el abando-no en que se hallan los enfermos militares en el hospitalde San Antonio.

A pesar de la aprobación de la Constitución, que ha-bía llenado de esperanzas a los ciudadanos, la vida deéstos, sus problemas y su miseria poco habían cam-biado, en parte porque en algunas zonas de España LaPepa no se llegó a aplicar por culpa de Pepe Botella, elhermano de Napoleón. Además, había un amplio sec-tor que deseaba el retorno de Fernando VII; pero todoel sueño constitucional tocó a su fin cuando, el 4 demayo de 1814, el Rey decretó la disolución de las Cor-tes y por consiguiente la derogación de la Constituciónde 1812.

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1 Aunque cronológicamente la primera constitución española fuela de Bayona de 1808, ésta no llegó a estar en vigor, pues losespañoles no la aceptaron. La soberanía era compartida entre elRey y las Cortes, no contemplaba la división de poderes, aunquesí un parlamentarismo bicameral, y la forma de gobierno era unamonarquía limitada y hereditaria.

2 El ideal de liberalismo apostaba por que el mejor gobierno eraaquel que era invisible, es decir, su acción no se dejaba ver nisentir. Las constituciones liberales pedían romper con el ordentradicional del pasado.

3 En el artículo 12 se decía explícitamente: La religión de laNación española es y será perpetuamente la católica, apostólica,romana, única verdadera (…).

4 Esto implicaba que la continuidad de la Inquisición española oTribunal del Santo Oficio de la Inquisición, institución fundadaen 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxiacatólica en sus reinos, estaba bajo el control directo de la monar-quía. La Inquisición fue definitivamente abolida el 15 de julio de1834 por un Real Decreto firmado por la regente María Cristinade Borbón, durante la minoría de edad de Isabel II y con el vistobueno del Presidente del Consejo de Ministros FranciscoMartínez de la Rosa.

5 Sacerdote, catedrático y político español que tuvo un destaca-do papel en la elaboración de la Constitución española de 1812.Fue el principal artífice del fin de la Inquisición española y unode los máximos defensores de la libertad de imprenta.

6 Diputado por el Principado de Asturias en las Cortes de Cádiz,colaboró en la Constitución de 1812, redactando el preámbulo.

7 Diputado en las Cortes de Cádiz, tuvo un papel activo recla-mando la soberanía nacional para las mismas tras la invasiónnapoleónica.

8 Arma de fuego más corta que la carabina, utilizada por la caba-llería.

9 Por fin llegó el día en el que el pueblo español ha recobrado susderechos y libertades tras más de cuatro años de guerra y deso-lación donde la sangre de los españoles se vertió a torrentes enlos campos de batalla pero que gracias a ellos ahora Españagoza de esta nueva constitución

10 El 5 de agosto de 1809 las tropas del General Venegas impidie-ron que el invasor tomase el sitio de Aranjuez y de esta forma nopudiese cruzar el Tajo. Como agradecimiento por esta acción, el30 de mayo de 1816 se concede una distinción a las tropas delcitado General.

11 La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de laInquisición fue una institución fundada en 1478 por los ReyesCatólicos. Estaba bajo el control directo de la monarquía. No seabolió definitivamente hasta el 15 de julio de 1834 por un RealDecreto firmado por la regente María Cristina de Borbón, duran-te la minoría de edad de Isabel II y con el visto bueno del Presi-dente del Consejo de Ministros Francisco Martínez de la Rosa.

1.- FUENTES

1.1.- FUENTES IMPRESAS

- ÁLVAREZ ÁLVAREZ, César, MARTÍN FUERTES, JoséAntonio. Archivo histórico municipal de León: catálo-go de documentos. León: Ayuntamiento de León, 1982.- ÁLVAREZ ÁLVAREZ, César, MARTÍN FUERTES, JoséAntonio. Archivo histórico municipal de León: inventa-rio general. León: Ayuntamiento de León, 1986- GARCÍA VILLADA, Zacarias. Catálogo de los códicesy documentos de la Catedral de León. Madrid: Imprentaclásica española, 1919

1.2.- FUENTES MANUSCRITAS

ARCHIVO CATEDRALICO DE LEÓNLibro de Acuerdo Capitulares doc. 10055

ARCHIVO MUNICIPAL DE LEÓNLibros de Actas Municipales: 103, 104, 105,

2.- RECURSOS ELECTRÓNICOS

- Retrato de Fernando VII [en línea]http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/fernando_vii.htmEn: Biografías y Vida: Fernando VIIFecha creación: 2004Fecha consulta: 25-04-2012

- Constitución española de 1812. [en línea]http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_de_1812Fecha modificación: 30-enero-2012Fecha consulta: 31.enero.2012

- Escudo del Tribunal de la Inquisición Española [enlínea]http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisici%C3%B3n_espa%C3%B1olaFecha modificación: 27-enero-2012Fecha consulta: 01-febrero-2012

- Portada constitución 1812 [en línea]http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Constitucion_Cadiz_1812.pngFecha creación 31-diciembre-2006Fecha consulta: 31.enero.2012

- VINIEGRA, S. Cuadro Cortes Constitución de Cádiz1812. [en línea]http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Cortes_de_cadiz.jpgFecha creación: 12-noviembre-2007Fecha consulta: 31-enero-2012