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Atlas de suelos de América Latina y el Caribe | La clasificación de suelos 40 La clasificación de suelos La mayoría de los sistemas de clasificación de suelos se desarrolló con un fin concreto, a menudo diferente de los objetivos que se plantean hoy en día. En el pasado, los suelos propicios para el desarrollo de actividades agrícolas recibían una mayor atención. Además, las condiciones particulares de cada país aportaban enfoques específicos del recurso suelo, siendo poco frecuentes las visiones más holísticas. Esta situación ha dado como resultado, en muchas ocasiones, falta de entendimiento entre los miembros de la comunidad científica. La interpretación actual de las funciones del suelo, más amplia, y la necesidad de comprender el papel que éste desempeña en los procesos ecológicos, requieren una mayor comprensión y descripción del mismo (en particular de los suelos antropogénicos, los de climas fríos y los de climas tropicales). Además, la mayoría de las claves utilizadas en las clasificaciones se elaboró antes del "boom" de las nuevas tecnologías de observación, almacenamiento y tratamiento de datos por ordenador. En un congreso celebrado en 2009 en Godollo (Hungría) con motivo del centenario de la I Conferencia Internacional de Agroecología (considerada la primera conferencia sobre Ciencias del Suelo a nivel internacional), los participantes reclamaron a la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS, por sus siglas en inglés: International Union of Soil Sciences) tratar la cuestión de la falta de un lenguaje común dentro de la comunidad científica en lo que a taxonomía de suelos se refiere. Por todo ello, durante el Congreso Mundial de Ciencias del Suelo, celebrado en 2010 en Brisbane (Australia), el consejo de la IUSS aceptó por unanimidad la “Resolución Godollo” y estableció un grupo de trabajo para coordinar la investigación y el desarrollo de estándares comunes, métodos y terminología en el estudio de los suelos hacia un nuevo sistema universal de clasificación. En este contexto, el término "universal" se refiere a que el sistema es de aceptación y aplicación común dentro de la comunidad de científicos del suelo. Para más detalles sobre el desarrollo de este sistema se puede consultar la página web del servicio de conservación de los recursos naturales de USDA (el Departamento de Agricultura de EE.UU, en inglés): http://soils.usda.gov/technical/classification/Univ_Soil_ Classification_System/ ¿Es posible un sistema universal de clasificación de suelos? De las páginas previas se puede concluir que el suelo presenta diferentes características dependiendo de su profundidad o su localización geográfica. Exceptuando los glaciares, cuerpos de agua y zonas urbanas, el suelo cubre de manera continua la superficie terrestre. Los cambios graduales en las características del mismo hacen que muchas veces la comparación entre distintos suelos sea difícil. Para intentar solventar este problema, se han desarrollado varios métodos para su caracterización. Esta importante tarea se conoce como clasificación de suelos y es una de las ramas más avanzadas de las Ciencias del Suelo. Clasificar no es otra cosa que agrupar en categorías, o como la palabra indica, “clases” relevantes según el objetivo de dicha clasificación. El propósito de cualquier sistema de clasificación es organizar el conocimiento de manera que las propiedades de los objetos puedan recordarse, así como comprender la relación entre ellos con un fin determinado (p. ej. la gestión del suelo). El proceso implica la formación de clases mediante el agrupamiento de los elementos en base a las propiedades que tienen en común. Clasificar ayuda a abordar la complejidad cuando hay demasiados objetos como para considerarlos de manera individual; al agrupar los elementos de acuerdo a sus similitudes de comportamiento o de propiedades, se pueden crear clases útiles para la organización del conocimiento, lo que también permite simplificar los procesos de toma de decisiones. Las primeras clasificaciones de suelos se basaban en características individuales como la textura (limosa, arcillosa o arenosa) o el material parental (p. ej. material aluvial o gravas). A finales de 1880, el geólogo ruso Dokucháyev, hoy en día considerado el padre de las Ciencias del Suelo, fue el primero en proponer una clasificación más “científica” basada en la combinación de las características del suelo y su formación. Este enfoque, conocido como el principio genético, sigue sirviendo de guía para muchas clasificaciones nacionales de suelos. Una de sus particularidades es que distingue aquellas características de origen geológico de las que son resultado de los procesos formadores de suelo. Los diferentes enfoques de la clasificación de suelos A lo largo del s. XX se desarrollaron nuevos sistemas de clasificación de suelos como resultado del creciente interés por la conservación y gestión de este recurso. Estos sistemas hicieron énfasis en distintos aspectos, tanto básicos como aplicados. Algunos sistemas se basan en identificar rasgos naturales, mientras que otros se centran en características técnicas. Las clasificaciones naturales se ocupan de la diferenciación de los suelos en base a sus propiedades intrínsecas, comportamiento u origen, sin hacer referencia al uso que se hace de ellos. Algunos ejemplos son: i. Agrupación según las principales características ecológicas, como por ejemplo los suelos de los desiertos o del bosque tropical lluvioso. Estos grupos, geográficamente homogéneos, pueden tener propiedades y funciones diversas. ii. Agrupación según procesos de desarrollo, en función de la interpretación de los factores formadores del suelo y la génesis del mismo. Esta clasificación se conoce como genética. En ella, el suelo es considerado como un cuerpo natural con una historia y ecología propias. Las clasificaciones técnicas están relacionadas con un propósito concreto de la gestión del suelo. Los suelos pueden clasificarse entonces en función de variables como: Hidrología: se agrupan los tipos de suelo según el régimen del agua (p. ej. drenaje). Capacidad agrícola: agrupación de acuerdo con la capacidad de los suelos para soportar determinados cultivos. Usos del suelo: agrupación basada en la gestión del territorio para diferentes usos. Fertilidad: agrupación basada en la disponibilidad de ciertos nutrientes. Ingenieril: agrupación según la capacidad del suelo para soportar cargas y estructuras. Las Ciencias del Suelo, a diferencia de otras disciplinas científicas como la Botánica, no poseen un sistema de clasificación universalmente aceptado. Muchos países han desarrollado sus propios métodos de clasificación basados en conceptos nacionales o necesidades prácticas y a menudo utilizan nombres locales basados en la identificación de ejemplos típicos. Estos enfoques complican la comparación entre suelos de diferentes países, ya que normalmente no existe una equivalencia entre los distintos sistemas taxonómicos. La leyenda de la FAO para el Mapa Mundial de Suelos y la clasificación Soil Taxonomy fueron un intento de abarcar esta problemática: la necesidad de un sistema de clasificación aceptado a nivel mundial. Tendencias actuales En la actualidad existen numerosos sistemas de clasificación, los cuales se sirven de criterios cuantitativos que conllevan trabajo de campo y análisis de laboratorio para evaluar las características del suelo y poder emplazar con precisión el tipo de suelo en una de las clases jerárquicas. Estos enfoques han sido utilizados en muchos países para revisar sus propios sistemas nacionales. Los parámetros cuantitativos facilitan la comparación entre distintos sistemas de clasificación, ya que las características específicas permiten hacer comparaciones de manera más sencilla que los conceptos más amplios. Algunos ejemplos de estos sistemas de clasificación son la clasificación Soil Taxonomy de la USDA (ver cuadro de la derecha) y la Base Referencial Mundial (World Reference Base for Soil Resources, conocida por sus siglas WRB, ver página 50); esta última es el sistema utilizado en la presente publicación. La WRB está basada en la Leyenda del Mapa Mundial de los Suelos (FAO, 1974, 1988). La primera edición de la WRB es de 1998 y la segunda de 2006. En 2014 se publicará la tercera edición, que incluirá un solo documento para clasificar perfiles y crear leyendas de mapas (en la segunda edición son dos documentos separados, ver páginas 44 y 60). La idea de la WRB como sistema internacional es de que sirva como “paraguas”, englobando los sistemas nacionales. Las características de los suelos que son considerados importantes en algunos sistemas nacionales deben ser consideradas en la WRB para facilitar el enlace entre un sistema nacional y la WRB. La clasificación de suelos: nombrar y agrupar De las cuatro imágenes que se muestran abajo, la pareja de arriba corresponde a suelos muy distantes geográficamente, pero que sin embargo presentan las mismas características, lo que implica que deberían ser agrupados bajo el mismo rango de clasificación (en este caso, Grupo de Suelo de Referencia: Phaeozem, según la clasificación WRB, que se explicará más adelante en la página 44). (GS, MF) Las fotos de la linea inferior tienen características muy contrastantes. Se trata de un Andosol (a la izquierda) y de un Leptosol (a la derecha), situados en un ambiente árido. Sin embargo, la naturaleza del material parental, la profundidad del suelo y el contenido en materia orgánica, hacen que pertenezcan a categorías diferentes. (CCG, JAO) JRC_LAC_atlas_maps.indd 40 29/01/2014 17:06

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Atlas de suelos de América Latina y el Caribe | La clasificación de suelos40

La clasificación de suelos

La mayoría de los sistemas de clasificación de suelos se desarrolló con un fin concreto, a menudo diferente de los objetivos que se plantean hoy en día.

En el pasado, los suelos propicios para el desarrollo de actividades agrícolas recibían una mayor atención. Además, las condiciones particulares de cada país aportaban enfoques específicos del recurso suelo, siendo poco frecuentes las visiones más holísticas. Esta situación ha dado como resultado, en muchas ocasiones, falta de entendimiento entre los miembros de la comunidad científica.

La interpretación actual de las funciones del suelo, más amplia, y la necesidad de comprender el papel que éste desempeña en los procesos ecológicos, requieren una mayor comprensión y descripción del mismo (en particular de los suelos antropogénicos, los de climas fríos y los de climas tropicales). Además, la mayoría de las claves utilizadas en las clasificaciones se elaboró antes del "boom" de las nuevas tecnologías de observación, almacenamiento y tratamiento de datos por ordenador.

En un congreso celebrado en 2009 en Godollo (Hungría) con motivo del centenario de la I Conferencia Internacional de Agroecología (considerada la primera conferencia sobre Ciencias del Suelo a nivel internacional), los participantes reclamaron a la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS, por sus siglas en inglés: International Union of Soil Sciences) tratar la cuestión de la falta de un lenguaje común dentro de la comunidad científica en lo que a taxonomía de suelos se refiere.

Por todo ello, durante el Congreso Mundial de Ciencias del Suelo, celebrado en 2010 en Brisbane (Australia), el consejo de la IUSS aceptó por unanimidad la “Resolución Godollo” y estableció un grupo de trabajo para coordinar la investigación y el desarrollo de estándares comunes, métodos y terminología en el estudio de los suelos hacia un nuevo sistema universal de clasificación. En este contexto, el término "universal" se refiere a que el sistema es de aceptación y aplicación común dentro de la comunidad de científicos del suelo.

Para más detalles sobre el desarrollo de este sistema se puede consultar la página web del servicio de conservación de los recursos naturales de USDA (el Departamento de Agricultura de EE.UU, en inglés):

http://soils.usda.gov/technical/classification/Univ_Soil_Classification_System/

¿Es posible un sistema universal de clasificación de suelos?

De las páginas previas se puede concluir que el suelo presenta diferentes características dependiendo de su profundidad o su localización geográfica. Exceptuando los glaciares, cuerpos de agua y zonas urbanas, el suelo cubre de manera continua la superficie terrestre. Los cambios graduales en las características del mismo hacen que muchas veces la comparación entre distintos suelos sea difícil. Para intentar solventar este problema, se han desarrollado varios métodos para su caracterización. Esta importante tarea se conoce como clasificación de suelos y es una de las ramas más avanzadas de las Ciencias del Suelo.

Clasificar no es otra cosa que agrupar en categorías, o como la palabra indica, “clases” relevantes según el objetivo de dicha clasificación. El propósito de cualquier sistema de clasificación es organizar el conocimiento de manera que las propiedades de los objetos puedan recordarse, así como comprender la relación entre ellos con un fin determinado (p. ej. la gestión del suelo). El proceso implica la formación de clases mediante el agrupamiento de los elementos en base a las propiedades que tienen en común. Clasificar ayuda a abordar la complejidad cuando hay demasiados objetos como para considerarlos de manera individual; al agrupar los elementos de acuerdo a sus similitudes de comportamiento o de propiedades, se pueden crear clases útiles para la organización del conocimiento, lo que también permite simplificar los procesos de toma de decisiones.

Las primeras clasificaciones de suelos se basaban en características individuales como la textura (limosa, arcillosa o arenosa) o el material parental (p. ej. material aluvial o gravas). A finales de 1880, el geólogo ruso Dokucháyev, hoy en día considerado el padre de las Ciencias del Suelo, fue el primero en proponer una clasificación más “científica” basada en la combinación de las características del suelo y su formación. Este enfoque, conocido como el principio genético, sigue sirviendo de guía para muchas clasificaciones nacionales de suelos. Una de sus particularidades es que distingue aquellas características de origen geológico de las que son resultado de los procesos formadores de suelo.

Los diferentes enfoques de la clasificación de suelos

A lo largo del s. XX se desarrollaron nuevos sistemas de clasificación de suelos como resultado del creciente interés por la conservación y gestión de este recurso. Estos sistemas hicieron énfasis en distintos aspectos, tanto básicos como aplicados. Algunos sistemas se basan en identificar rasgos naturales, mientras que otros se centran en características técnicas.

Las clasificaciones naturales se ocupan de la diferenciación de los suelos en base a sus propiedades intrínsecas, comportamiento u origen, sin hacer referencia al uso que se hace de ellos. Algunos ejemplos son:

i. Agrupación según las principales características ecológicas, como por ejemplo los suelos de los desiertos o del bosque tropical lluvioso. Estos grupos, geográficamente homogéneos, pueden tener propiedades y funciones diversas.

ii. Agrupación según procesos de desarrollo, en función de la interpretación de los factores formadores del suelo y la génesis del mismo. Esta clasificación se conoce como genética. En ella, el suelo es considerado como un cuerpo natural con una historia y ecología propias.

Las clasificaciones técnicas están relacionadas con un propósito concreto de la gestión del suelo. Los suelos pueden clasificarse entonces en función de variables como:

Hidrología: se agrupan los tipos de suelo según el régimen del agua (p. ej. drenaje).Capacidad agrícola: agrupación de acuerdo con la capacidad de los suelos para soportar determinados cultivos.Usos del suelo: agrupación basada en la gestión del territorio para diferentes usos.Fertilidad: agrupación basada en la disponibilidad de ciertos nutrientes.Ingenieril: agrupación según la capacidad del suelo para soportar cargas y estructuras.

Las Ciencias del Suelo, a diferencia de otras disciplinas científicas como la Botánica, no poseen un sistema de clasificación universalmente aceptado. Muchos países han desarrollado sus propios métodos de clasificación basados en conceptos nacionales o necesidades prácticas y a menudo utilizan nombres locales basados en la identificación de ejemplos típicos. Estos enfoques complican la comparación entre suelos de diferentes países, ya que normalmente no existe una equivalencia entre los distintos sistemas taxonómicos. La leyenda de la FAO para el Mapa Mundial de Suelos y la clasificación Soil Taxonomy fueron un intento de abarcar esta problemática: la necesidad de un sistema de clasificación aceptado a nivel mundial.

Tendencias actuales

En la actualidad existen numerosos sistemas de clasificación, los cuales se sirven de criterios cuantitativos que conllevan trabajo de campo y análisis de laboratorio para evaluar las características del suelo y poder emplazar con precisión el tipo de suelo en una de las clases jerárquicas. Estos enfoques han sido utilizados en muchos países para revisar sus propios sistemas nacionales. Los parámetros cuantitativos facilitan la comparación entre distintos sistemas de clasificación, ya que las características específicas permiten hacer comparaciones de manera más sencilla que los conceptos más amplios. Algunos ejemplos de estos sistemas de clasificación son la clasificación Soil Taxonomy de la USDA (ver cuadro de la derecha) y la Base Referencial Mundial (World Reference Base for Soil Resources, conocida por sus siglas WRB, ver página 50); esta última es el sistema utilizado en la presente publicación.

La WRB está basada en la Leyenda del Mapa Mundial de los Suelos (FAO, 1974, 1988). La primera edición de la WRB es de 1998 y la segunda de 2006. En 2014 se publicará la tercera edición, que incluirá un solo documento para clasificar perfiles y crear leyendas de mapas (en la segunda edición son dos documentos separados, ver páginas 44 y 60). La idea de la WRB como sistema internacional es de que sirva como “paraguas”, englobando los sistemas nacionales. Las características de los suelos que son considerados importantes en algunos sistemas nacionales deben ser consideradas en la WRB para facilitar el enlace entre un sistema nacional y la WRB.

La clasificación de suelos: nombrar y agrupar

De las cuatro imágenes que se muestran abajo, la pareja de arriba corresponde a suelos muy distantes geográficamente, pero que sin embargo presentan las mismas características, lo que implica que deberían ser agrupados bajo el mismo rango de clasificación (en este caso, Grupo de Suelo de Referencia: Phaeozem, según la clasificación WRB, que se explicará más adelante en la página 44). (GS, MF)Las fotos de la linea inferior tienen características muy contrastantes. Se trata de un Andosol (a la izquierda) y de un Leptosol (a la derecha), situados en un ambiente árido. Sin embargo, la naturaleza del material parental, la profundidad del suelo y el contenido en materia orgánica, hacen que pertenezcan a categorías diferentes. (CCG, JAO)

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