La Ciudad en La Narrativa Colombiana

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LA CIUDAD EN LA NARRATIVA COLOMBIANA I. INTRODUCCIÓN El pensamiento citadino está dado como condicionamiento por la modernidad. Durante este siglo, el progreso ha convertido las capitales latinoamericanas, en enormes urbes muy diferenciadas del resto del territorio. La ciudad determina conductas, ideas, actitudes, que al influir en la literatura, marcan un espacio diferente en el que se identifica al hombre moderno con todas sus contradicciones, búsquedas y confusiones. La ciudad es ya una forma de ver el mundo, de situarse en él. La conciencia del lenguaje se presenta como un reto al escritor, al ser conciente de la palabra, que al querer asir una realidad que se escurre de las manos, la envuelve en parodias, en elipsis, desarticulando la linealidad del discurso, es decir, jugando con el lenguaje. La escritura se vuelve protagonista, se quiere decodificar el lenguaje, abrirlo, penetrarlo y transformarlo, donde el lector se ve avocado a buscar pistas para descifrar el texto que se hace sumamente hermético. Esto implica una reflexión sobre el acto creativo donde hay una conciencia estética.

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Ensayo en el que se recoge el análisis de los autores, a partir de un breve recorrido histórico por la narrativa colombiana.

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LA CIUDAD EN LA NARRATIVA COLOMBIANA

LA CIUDAD EN LA NARRATIVA COLOMBIANA

I. INTRODUCCIN

El pensamiento citadino est dado como condicionamiento por la modernidad. Durante este siglo, el progreso ha convertido las capitales latinoamericanas, en enormes urbes muy diferenciadas del resto del territorio. La ciudad determina conductas, ideas, actitudes, que al influir en la literatura, marcan un espacio diferente en el que se identifica al hombre moderno con todas sus contradicciones, bsquedas y confusiones. La ciudad es ya una forma de ver el mundo, de situarse en l.

La conciencia del lenguaje se presenta como un reto al escritor, al ser conciente de la palabra, que al querer asir una realidad que se escurre de las manos, la envuelve en parodias, en elipsis, desarticulando la linealidad del discurso, es decir, jugando con el lenguaje. La escritura se vuelve protagonista, se quiere decodificar el lenguaje, abrirlo, penetrarlo y transformarlo, donde el lector se ve avocado a buscar pistas para descifrar el texto que se hace sumamente hermtico. Esto implica una reflexin sobre el acto creativo donde hay una conciencia esttica.

Es importante ver la evolucin que desde la colonia ha tenido el tpico de la ciudad dentro de la literatura colombiana, pues este es uno de los temas a partir de los cuales se puede evidenciar el desarrollo de nuestra narrativa a travs de la historia. En El Carnero de Rodrguez Frayle encontramos los primeros visos de escritura urbana, convirtindose Santa fe en protagonista fundamental de la escritura de este autor. No se puede afirmar que en escritos anteriores se trate la ciudad como tal, pues aunque haya textos situados en Santa fe, como El cartapacio feliz, se limitan a la vida monstica o a edictos legales, que por su misma naturaleza dejan entrever costumbres propias de la poca sin desarrollarlas. Por otro lado an no se puede denominar ciudad a la capital del virreinato de la Nueva Granada, pues su identidad a penas se estaba construyendo a partir de la convivencia entre las distintas culturas, en la que predominaba por ser mayora, la espaola.

Durante el proceso de desarrollo de las ciudades, las grandes familias vivan en los alrededores de los centros urbanos, en casas que semejaban la estructura de la urbe. De ah que los paisajes que trate la literatura en los siglos XVII, XVIII y principios del XIX, sean en su mayora rurales, aunque la ciudad siempre est presente. En La Mara, la hacienda El paraso es el reflejo de la ciudad por la estructura jerarquizante de su arquitectura. En esta novela la ciudad se convierte en una suerte de intertexto, ya que vemos en ella tanto la presencia de Cali, como la insinuada Londres. De sobremesa es la primera novela urbana como tal, pues en ella encontramos una actitud frente a la ciudad que empieza a ser cosmopolita siendo influenciada por la modernidad. Ya lo rural no aparece como eje fundamental, ni como punto de comparacin con la vida urbana, como sucede en El Carnero y en La Mara.

En el cuento El Crimen de Soledad Acosta de Samper escrito durante la segunda mitad del siglo XIX, el campo es preponderante como eje temtico, aunque ste deviene siempre de una realidad urbana, planteando situaciones socio-polticas del pas. Anterior a El Crimen, encontramos en Mis Recuerdos de Tibacuy, de Josefa Acevedo de Gmez, una descripcin de lo rural que acepta lo urbano tenindolo como modelo a seguir. Vemos entonces que el trabajo que se hace de la ciudad en estos dos gneros es paralelo, y que el cuento toma la novela como paradigma de creacin.

En este siglo, entre los veinte y los treinta se da el americanismo, que acoge lo regionalista, la experiencia del hombre con la tierra y el nacionalismo; estando como representantes de esta poca, Jos Eustasio Rivera con La Vorgine, y Toms Carrasquilla. De los cuarenta a los sesenta, predomina la violencia rural y partidista asumida por el escritor como compromiso, denunciando y testimoniando la situacin poltica del pas. Aqu lo social predomina en la literatura, en muchos aspectos que varan segn los escritores; lo rudimentario y cotidiano en Fuenmayor; lo rural en Manuel Meja; lo real maravilloso en Garca Mrquez y Rojas Erazo; lo existencialista en Caballero; lo urbano en Osorio Lizarazo, el neorrealismo en Cepeda Samudio, y el retorno de la historia en Pedro Gmez Valderrama, entre otros.

En los sesenta y los setenta, dentro del marco del boom la experimentacin es el comn denominador, creando mundos propios con propuestas nuevas en cuanto los temas, los espacios, los conceptos, las ideologas y las formas. Se rompe con la literatura de la violencia, y se impone as la ciudad, siguiendo con el oficinista de Kafka y su crtica a la sociedad y a las instituciones, por ejemplo; as como tambin en lo real maravilloso como identidad latinoamericana, la fragmentacin del sujeto, la transculturizacin, la vida del hombre en su contexto urbano, marginal o rural, etc. Aqu estn entre otros, Garca Mrquez, Germn Espinosa, y lvarez Gardeazbal.

Viene entonces el rompimiento con las corrientes derivadas del boom, con lo real maravilloso y el ruralismo, transformndolo y cuestionndolo. La escritura es el centro de la reflexin, se escudria en la palabra y el lenguaje. Se parodia la diversidad de lo cotidiano y del ser, se lucha contra los cnones y los mitos. Aparecen, adems de la irreverencia y el espritu combativo generado por mayo del 68, los ecos de la liberacin femenina, la revolucin cubana, y las influencias de las teoras literarias, que hicieron o sirvieron a la bsqueda de un nuevo lenguaje que definiera la desintegracin cultural. Adems de los escritores anteriores que fueron evolucionando, estn tambin nombres como los de Andrs Caicedo, R. H. Moreno Durn, Laura Restrepo, etc. En sus obras como constante se puede determinar una conciencia histrica, as como una conciencia de escritura y de la modernidad de la vida citadina. Con Rafael Chaparro, Mario Mendoza, Santiago Gamboa, Hugo Chaparro Valderrama, aparece una nueva tendencia de la novela urbana, influenciada por la literatura negra norteamericana, y la cinematografa, en donde la ciudad se presenta como un escenario fragmentado, propicio para el horror y situaciones escabrosas y dantescas.

II. DESDE LA COLONIA

Con El Carnero el escenario urbano hace su aparicin presentndose a travs de ancdotas de personajes ilustres. Frayle describe la ciudad con un lenguaje criollo, independizando el espacio y creando uno propio distinto al espaol. A travs de los cuadros histricos y edictos legales, el lector se acerca al funcionamiento de Santa fe, como ciudad vista no desde una perspectiva europea sino netamente americana. Este texto se distancia de la crnica gracias a elementos ficcionales, nacidos de la mano de Frayle, encontrando una primera marca de autor. Por ello podramos denominar a El Carnero como un protocuento.

La ciudad se presenta de manera jerrquica y como centro del Virreinato donde se toman las grandes decisiones. Los indgenas y los artesanos aparecen definidos a travs de espacios como el mercado, la plaza central, la iglesia, la casa de contratacin, etc. y tambin por medio de la vida cotidiana, donde se marca un ritmo propio de la urbe en el que los altos oficiales y jerarcas de la Iglesia interactan con el pueblo.

Era jueves y da de mercado; compr un rancho de pescado capitn, y mand a una pastelera que le hiciese dos empanadas para el viernes siguiente. De la calle real llev dos cuchillos de belduque, pagselos muy bien a Castillo, el herrero, y mandole que de ellos hiciese dos limas sordas, encargndole en secreto y riesgo de entrambos.

Rodrguez Frayle, Pg. 265

De igual forma nos es presentada Cartagena por Germn Espinosa en La tejedora de coronas. En esta novela la ciudad se fragmenta en varias ciudades: Cartagena se transforma en Pars, en Quito, en Washington, Madrid, Roma, etc. En el caso de Frayle, Santa fe sigue siendo un reflejo de la ciudad europea por excelencia, donde lo universal entra en lo particular. Por el contrario lo que sucede en La tejedora de coronas, es que a travs de la figura de Genoveva Alcocer se lleva Cartagena a Europa y al resto de Amrica.

En Rodrguez Frayle la ciudad padece de un provicianismo, que niega la ciencia y condena todo lo que vaya en contra de las normas establecidas, apoyndose en la inquisicin. Es por esto que el discurso de Frayle se enmascara a travs del lenguaje, ocultando la intencin crtica del autor. En La Tejedora el enmascaramiento ya no es parte de la escritura sino que se convierte en parte de la fbula. Esto lo podemos ver en la forma como la logia lleva informacin a otros lugares de Europa, utilizando mensajes secretos y cifrando escritura.

Por medio de esta comparacin, vemos como El Carnero nos muestra un esbozo claro de ciudad, que no podemos llamar todava narracin urbana, pues la ciudad no es una urbe como lo entiende la modernidad, ni hay en Rodrguez Frayle una conciencia clara de escritura.

III. Lo rural y lo urbano

En La Mara lo rural y lo urbano se funden en la hacienda El Paraso, creando una visin a pequea escala de lo que era la ciudad de la poca, contraponiendo estos dos escenarios a travs de Mara y Efran. La primera representa lo rural y Efran lo urbano que se abre al mundo. Gracias a la presentacin arquitectnica que se nos hace de la hacienda, se puede reconocer la estructura de la ciudad. En el centro de la casa encontramos un gran patio imitando la plaza central, alrededor de la cual se establecen las principales construcciones y centros de gobierno. As, en la hacienda los cuartos son jerarquizados de acuerdo a los miembros de la familia. El pueblo se ubica detrs y en la periferia del centro, al igual que los sirvientes y esclavos tienen sus dormitorios a parte de la casa principal, junto a la cocina y las caballerizas.

Lo rural prevalece sobre lo urbano, que nos es mostrado claramente en algunas alusiones a Cali y a Londres. A esta visin se contrapone el cuento El humor de la melancola, donde R. H. Moreno Durn muestra la situacin de Efran en Londres, enfatizando lo urbano, y completando de alguna manera la novela.

Cuando arreciaron las lluvias, ya era yo un hbil conocedor de los vericuetos ms intrincados de la ciudad. Incluso me arriesgaba a deambular por los muelles de Southwark arrastrado por una extraa fascinacin que despertaba en m el ajetreo diario que adverta en un bloque de casas de ladrillo rojo en las inmediaciones de las aduanas. [] Otras veces, atravesaba la calle junto a las tiendas de mercera y segua hacia abajo, por los estrechos pasajes que bordean el ro, hasta desembocar en un lugar llamado Terranova Hall, donde el Tmesis se separa de Cheapside.

Moreno Durn, Pg. 154

Este cuento se nos presenta como un captulo perdido de La Mara, transgrediendo la visin paradisaca y romntica que se tiene de la novela. Se crea as una ruptura entre el eterno presente propio de lo rural, de ese "paraso", y el develamiento de esa vida secreta que Efran vive en la ciudad. Al describir el paisaje urbano que en la novela queda incompleto y sugerido, se profundiza tambin en las acciones, como si estas estuvieran mediadas por los espacios. La oposicin enunciada en la novela entre lo rural y lo urbano a travs de Mara y Efran, es continuada en el cuento de Moreno Durn, en donde la ciudad determina a Efran y a los dems personajes. En contraposicin con la novela, donde los personajes y su estado anmico, determinaban el espacio.

En Mis Recuerdos de Tibacuy, el personaje forastero es definido por la ciudad, representando el poder y el progreso anhelado y respetado por la gente del campo. Para la narradora el pueblo no pierde su inocencia rural

Cunto ms bellos y dignos del Creador son estos rsticos y bellos adornos que aquellas inmensas fuentes de plata, aquella multitud de espejos, flecos y retazos de seda y gasa que se ostentan en esta fiesta en la capital de la Repblica!

De Gmez Acevedo, Pg. 49

Este espacio sigue siendo cuna del origen, de lo primitivo y mtico. De igual manera all confluyen distintas razas que forman un sincretismo, a travs del cual la diferenciacin entre campo y ciudad se muestra de manera ms evidente. Hay aqu una exaltacin del indianismo y de la naturaleza, condenando lo urbano como superfluo.

El personaje que llega de la ciudad en El Crimen, es sujeto contaminante que viola el paisaje buclico y convierte al campo en un escenario de barbarie donde prima el poder poltico y las intrigas personales que se viven en la ciudad. En este sentido se entronca con La Mara llevando modelos citadinos en pequea escala al campo, pero ac son impuestos agresivamente mientras que en la novela se reciben sin tener conciencia de ello.

En conclusin, encontramos tres formas en que se muestra la ciudad a partir de lo rural, por contraposicin. La primera dada en La Mara, donde lo buclico domina sobre lo urbano del cual repite modelos sociales. La segunda forma es reflejada en Mis Recuerdos de Tibacuy, que es de corte indianista y convierte lo rural en receptculo de lo puro, mientras que lo urbano se presenta como un espacio hostil. Por ltimo, en El Crimen la incursin de lo urbano estara transgrediendo violentamente el espacio rural.

IV. LITERATURA URBANA

De Sobremesa es la primera novela urbana como tal. En ella Silva refleja todo el espritu de la ciudad de principios de siglo, a travs del artista. Ciudad y artista forman una sola imagen donde se abren espacios de soledad y reflexin propios de la modernidad. No se propone un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano, sino que este ltimo elemento adquiere un carcter independiente definindose a s mismo. En la descripcin del artista como dandy tambin se muestra una ciudad europeizada y cosmopolita, que empieza a padecer la desapropiacin de quienes la habitan. Los problemas se focalizan en el individuo que vive la ciudad y la interioriza, evidencindose esto en los monlogos interiores.

A pesar de que Silva instaura lo urbano en Colombia, esto viene a desarrollarse y a tener su plenitud a partir de los aos setenta. En la primera mitad del siglo el campo era un foco principal de violencia poltica, siendo ste el tema principal de la literatura, que viene a terminarse con Garca Mrquez y lo real maravilloso. Cuando la violencia llega a la ciudad, y adems la sectoriza aparecen las novelas de sicariato cuyo mayor exponente sera La Virgen de los sicarios de Fernando Vallejo. La ciudad adquiere un lenguaje propio definido por el argot popular, dejando de lado lo elaborado. Empieza a darse diversas corrientes de literatura urbana: una que enfatiza lo social, otra que se fija en el existencialismo, y por ltimo la que recibe la influencia directa de la novela negra.

La primera, que se desarrolla en ciudades pequeas, tiene como protagonistas personajes de un ethos de nivel bajo. Aqu se encuentran lo sicarios y narcotraficantes como ejes de la violencia que enmarca este escenario. El lenguaje coloquial predomina en la narracin caracterizando los espacios y la situacin social vivida. Tiene gran influencia de la crnica periodstica, pues se apropia de espacios y situaciones reales con personajes cotidianos.

El cuento Instrucciones para morir con pap, de Oscar Collazos, es un ejemplo de este tipo de literatura:

La calle, inclinada e irregular, desciende siguiendo la tambin irregular lnea de casas construidas azarosamente en distintas pocas y con los mismos precarios elementos. Desde all, la ciudad parece un amplio dibujo en alto relieve, una inmensa maqueta de parches apenas divididos por el trazo de las manzanas. [] Mira de vez en cuando hacia atrs, hacia el Chevrolet rojo de donde llegar de un momento a otro la seal: el espejo retrovisor del coche ser movido con direccin al sol. Y ser en ese instante cuando padre e hijo se dispondrn a cubrir la retirada u a responder al fuego de la escolta.

Collazos, Pg. 111

Otras obras que podemos incluir ac, son No nacimos pa semilla; El muchachito que se muri joven; Rodrigo D no futuro; etc.

En la segunda corriente, centrada en el existencialismo, la ciudad se convierte en un espacio hostil que devora al hombre. El problema es totalmente individual y es reflejado en la descripcin de la ciudad. El sujeto se pasea por la ciudad reconocindose en sus calles y edificaciones, convirtindola en espejo de su vaco interior. Es influenciada por Kafka, Camus, Sartre, Joyce, y Kundera, entre otros. Los personajes son annimos y al igual que en Silva, no tienen apropiacin del lugar. Encontramos aqu escritores como Eduardo Garca Aguilar con Sueo de las alcantarillas, Daro Ruiz Gmez con El castillo invisible, Pedro Gmez Valderrama con Mara a las cuatro de la tarde, as como Una va sola de Consuelo Trivio:

El recorrido se hace ms largo, mientras ms avanza, como si tuviera una meta el infinito. Una va sola porque la gente siempre anda muy ocupada y nadie tiene porque acompaar a nadie as como as, mejor dicho, nadie tiene tiempo ni para sonrer en esta ciudad glida.

Trivio, Pg. 263

El lenguaje es elaborado, lrico e intimista. Se caracteriza por el predominio de monlogos interiores pesimistas y la descripcin de un espacio subjetivo. No se cuenta una historia sino un estado de nimo, siendo la escritura la protagonista de la fbula.

La influencia de la novela negra norteamericana, y el cine pulp de los aos cincuenta la encontramos en escritores como Santiago Gamboa con Peder es cuestin de mtodo, Rafael Chaparro con Opio en las nubes, Mario Mendoza con Scorpio City, Philip Potdevin con Metatron, Daro Jaramillo con Cartas Cruzadas, Hugo Chaparro con El captulo de Farnelli, Ricardo Franco con Rosario Tijeras, etc. Sus grandes influencias son Capote, Baukofsky, Miller, Gidford, Faulkner, Tomas Wolf e Irving Welsh entre otros.

Esta corriente se caracteriza por los grandes espacios en donde se combina lo real con la ficcin del horror. Se centra en lugares marginales pero se recorre toda la ciudad; postura que deviene del cine pues este elige un espacio concreto insertado en uno mayor. El horror no se presenta como un elemento extrao a la ciudad, sino que hace parte de su realidad. La ciudad se convierte en el espacio propicio para espectros, asesinos en serie, y en fin, una serie de personajes extraos determinados por una visin postmoderna de lo urbano. Los personajes se convierten en alegoras del espacio, como Amarilla en Opio en las nubes, que sera la semblanza del personaje abandonado, roto e inmerso en su soledad en el que paralelamente se ve reflejado el espacio fragmentado e ilusorio donde es situado el personaje. El lenguaje es elaborado aunque est plagado de modismos urbanos, y tiene una fluidez copiada del cine que se verifica en dilogos cortos, y en descripciones a cuadros, por ejemplo.

Nos dirigimos hacia una puerta que se abri en silencio a nuestro paso. Mr. Clyde me invit a sentarme en una de las sillas que estaban al lado de un proyector tras el cual se instal Mia. En la pared opuesta al lugar en que nos encontrbamos, un cuadro que ocultaba la pantalla se fue alzando lentamente.

Valderrama Chaparro, Pg. 279.

As mismo encontramos la influencia de lo policiaco que se asume como una manera de ver la ciudad, tratando de escudriar sus ms ntimos secretos y tambin como una forma de reconocer lo no convencional asociado con los crmenes truculentos y con una parodia a la razn. A travs de lo policiaco se involucra la sensibilidad del lector, presentndosele como un reto.

V. CONCLUSIONES

Hemos visto la evolucin de la ciudad dentro de la literatura colombiana, dndonos cuenta de la importancia que el tema urbano tiene dentro de la creacin y su afn por reflejar el contexto social en el cual se produce.

En la colonia encontramos una literatura urbana en formacin, paralela al desarrollo de las ciudades, sin que haya una oposicin entre lo rural y lo urbano como se ver posteriormente cuando ya el habitante de la ciudad se diferencia claramente del campesino. Dentro de esta confrontacin empieza por mantenerse lo rural dejando entrever algunos aspectos citadinos, sin que estos tengan mayor importancia. Despus el campo nos es mostrado desde la ciudad, hasta que, con el desarrollo total de la urbe se transgrede el campo. Es as como la ciudad en s misma se vuelve tema literario generando motivos propios, algunos de ellos ficcionales.

La ciudad siempre es reflejo de la condicin humana, se fragmenta junto con el hombre, se problematiza, se interroga, se ignora, se afirma, etc. Tanto la ciudad, como el hombre y como la literatura, son entes mltiples que devienen en espejos de s mismos. Sin embargo es significativo que dentro de esta narrativa urbana no se haya desarrollado un punto de positividad frente al ser humano, por lo que podemos afirmar que como gnero, ste tipo de literatura no ha logrado ser expresin de humanidad, pues equiparando la ciudad a los lmites y fatigas del hombre, deja a un lado los motivos ltimos que han llevado a las personas a la construccin de la ciudad. Tan relegado est esto, tan escasa est la literatura de estas motivaciones, que encontrarlos requiere siempre un esfuerzo que tiene que alzarse por encima de lo que s est muy escrito, y es la miseria humana, el cansancio propio de la existencia y las consecuencias de unas vidas que slo ven esto.

As, la polarizacin entre lo rural y lo urbano ha llevado a una visin del campo como el paraso perdido, y a la ciudad como el mal inevitable en el que la humanidad hoy se regodea. Como vimos, se pas de ver la ciudad desde el campo y luego de ver el campo desde la ciudad idealizando en ambos casos a la urbe como el lugar del xito y la libertad; para llegar a la desilusin existencialista que niega totalmente la posibilidad de la convivencia, del crecimiento de los hombres en comunidad y en ltimo trmino, de una esperanza de un bien mayor para la humanidad. Pero la realidad se impone siempre y evidencia que sta es una visin sesgada de la ciudad. De esto ha dado pruebas el registro fotogrfico que ya se ha ido compilando en varios libros, especialmente de Villegas Editores, que s expresan esto que la literatura an no ha contado. Pero ste no es el lugar para ahondar en esta comparacin; baste decir para terminar, que la fotografa nos ha dejado una expresin ms sincera de la ciudad como habitacin y construccin humana, donde se desarrolla el drama individual y colectivo: donde los hombres buscan su felicidad an inconscientemente, el cumplimiento de su ser.

VI. Bibliografa

COBO BORDA, Juan Gustavo. Leyendo a Silva. Instituto Caro y Cuervo. Santaf de Bogot, 1994.

COLLAZOS, Oscar. Instrucciones para morir con pap. Nuevo Cuento Colombiano. Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1997.

DE GMEZ ACEVEDO, Josefa. Mis Recuerdos de Tibacuy. Ellas Cuentan. Ed. Seix Barral. Santaf de Bogot, 1998.

ESPINOSA, Germn. La Tejedora de Coronas. Ed. Montesinos. Barcelona, 1982.

La Tragedia de Belinda Elsner. Tercer Mundo Editores. Bogot, 1991.

GIRALDO, Luz Mary. Ellas Cuentan. Ed. Seix Barral. Santaf de Bogot, 1998.

Antologa Nuevo Cuento Colombiano. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1997.

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MORENO DURN, R.H. El humor de la melancola. Antologa Nuevo Cuento Colombiano. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1997.

RODRGUEZ FRAYLE, Juan. El Carnero. Ed. Bedout.

TRIVIO, Consuelo. Una va sola. Ellas cuentan. Ed. Seix Barral. Santaf de Bogot, 1998.

VALDERRAMA CHAPARRO, Hugo. El Dr. Murdock y Mr. Clyde. Antologa Nuevo Cuento Colombiano. Fondo de Cultura Econmica. Mxico 1997.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DEPARTAMENTO DE LITERATURA

NARRATIVA COLOMBIANA

LA CIUDAD EN LA NARRATIVA COLOMBIANA

Presentado a Luz Mary Giraldo

Presentado por: Mara Carolina Acua

Diana Paola Guzmn

Diego Salgar

SANTAF DE BOGOT, 24 DE MAYO DE 1999