La Cárcel y los hombres

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    1. LA CRCEL DE LOS HOMBRES

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    La crcel: realidad olvidada.Escuchar la palabra crcel evoca en nosotros resonancias negativas, ante las cuales, habitual-

    mente, tratamos de generar actitudes de distancia, abulia y olvido... Somos propensos a pensarque es una realidad que no nos concierne pues la crcel es un espacio para los malos y dege-nerados de nuestro entorno social... pero qu hay detrs de la crcel y sus muros? Quineshabitan esos lugares tan apartados de nuestro entorno social?

    A continuacin te presentamos una serie de frases que, casi con toda seguridad, hemos escu-

    chado o dicho alguna vez, para expresar nuestra opinin sobre esta realidad. Subraya aquellasque crees expresan la opinin popular y con las que t ms te identificas:

    No necesitamos a gente que no siga la ley A palos se aprende Yo tambin lo paso mal y no tengo que robar Pero si la crcel no sirve para nada, ms dura tena que ser A m, que se reinserten o que hagan lo que quieran, pero a m que no me vengan a pe-

    dir trabajo que no se lo voy a dar.

    Tenan que estar encerrados ya desde pequeos Yo si quieres rezo por ellos, pero no me pidas que les ayude Yo les perdono, pero como me hagan algo a mi o a los mos, que se preparen Que bien vendra el ojo por ojo Pero si tienen hasta canal+ y ordenador en cada celda Cumplimiento total de la pena, ya! Viven como en un hotel, no se de que se quejan Total, sin entran y salen a los dos das Pero se les dan de comer y de dormir y encima protestan Mal no estarn si cuando salen la vuelven a liar para volver a entrar Se lo tienen merecido El que la hace la paga

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    Bueno pero si estn en la crcel ser por algo Ms lejos de la ciudad tendran que poner la crcel; y con unos muros el doble de

    grandes A picar piedra les pona yo, no tanto estar tirados en el patio. La justicia esta muy mal, tienen muchos aos de condena y no cumplen ni la mitad Los emigrantes sin papeles a la crcel o fuera del pas. Los drogadictos no se curan nunca, para que perder tiempo y dinero con ellos. Te roban la cartera por la calle y nadie hace nada, si les pillase. Despus de liarla van y piden una segunda oportunidad que lo hubiesen pensado an-

    tes!

    Ya no se puede estar seguro por las calles, y mucho menos por la noche, no se dondevamos a ir a parar.

    Si nos hemos visto reflejados en alguna de estas frases, tendremos que recapacitar y reflexio-nar ya que a menudo es muy fcil ceder a la tentacin de lanzar la primera piedra sin parar-nos a pensar el dao que podemos hacer con estas frases dicindolas o aceptndolas comopropias. Son frases que sepultan a la persona privada de libertad, y con ellas les juzgamos, sindejarles alternativa a una segunda oportunidad, y entonces.... atrvete a poner ttulo al textosiguiente!

    No es un lugar inactivo e inmvil, sino que est constituido por una serie de acciones sin es-

    peranza y por tanto inacabablemente repetidas y estriles. Sus habitantes reiteran gestos sobrecuya eficacia no se hacen ilusiones, gestos intransitivos que jams consiguen definitivamentelo que pretenden, cuyo nico logro cierto, y en ello estriba precisamente la condena, es identi-ficar para siempre al ejecutante con la accin que cometi y que ahora les agota por completo.

    1.1. El preso: persona privada de libertadAlguna vez has pensado lo que pasa por la cabeza de una persona que es detenida, enjuiciada,sentenciada y condenada: cules sern sus pensamientos? Y su corazn cmo latir? Cu-les sern sus sentimientos, emociones, afectos...? Y en sus manos con qu se encuentra?Qu ser capaz de hacer? Le valdrn sus habilidades para afrontar esta nueva situacin...? Y

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    No moverse: permanecer indefenso, extrao a un mundo mvil y cambiante que va dejandoatrs a uno sin darse cuenta.

    Depender de los dems: quedar a expensas suyas, ver cmo los otros deciden y no contarpara nada, ver cmo los otros se agigantan comparativamente contigo y sentirse pequeo,indefenso, a merced de...

    Entrar en la fra soledad: vivir el sentimiento profundo del abandono, del olvido ajeno, deldesaparecer de la historia. Ingresar en la crcel supone dejar de pertenecer al mismo grupo

    humano que ahora te recluye; se vive una especie de excomunin y excomunicacin, agrava-da porque la entrada en un centro penitenciario conlleva la prdida del rango profesional osocioeconmico, lo cual trae consigo un fuerte "disvalor" aadido, sobre todo para quieneshaban medido su propia estatura por el lugar que venan ocupando en el mundo, con la subsi-guiente prdida de identidad.

    Desarraigo social y personal: la salida de la propia casa, del status propio, engendra soledad

    y la crcel se sufre y soporta como lugar fro, agobiante, ecoalgxico, como depsito receptorde detritus sociales, como mbito donde estn todos los paralizados y aquinticos, todos losretirados de la circulacin, todos los extraos al mundo mvil que los vivos nos hemos crea-do. El mbito social es una invitacin contina a moverse, a consumir, a ir de ac para all enun derroche de posibilidades que generalmente nadie ofrece por ninguna parte.

    Sentirse extrao incluso para uno mismo: para el propio cuerpo, para la propia mente, tener

    la sensacin de una especie de desdoblamiento. Se produce un autoextraamiento respecto deuno mismo: espeluzna la propia desidentificacin, la forma en el que el no-yo avanza y seapodera del antiguo yo. Una cierta incredulidad se asocia a todo padecer: no puede crerselo:ayer estaban tan bien y hoy... Ello provoca una cierta tendencia a la fijacin en el ayer paraevitar el hoy: tendencia a meter la cabeza debajo del ala como nica manera de luchar contrala agresividad deteriorante del momento. Todo ello aderezado con una sensacin de impoten-cia, recelo respecto de las propias posibilidades de futuro, y miedo a lo peor.

    Romper con el pasado en medio del estupor de lo que apenas puede ser creble que le puedaestar ocurriendo a uno. Qu he hecho yo? Por qu a m?

    Sufrir dolor, desazn, irritacin, hipersensibilidad, sentimiento de reproche contra los demst i di l d h l d l h b d d i t

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    1.1.1. Algunos testimonios:

    Quien invent este lugar se olvid de los sentimientos, del amor, del aire y de su madre. No

    hablo de los motivos que me han trado a este lugar; tan slo intento hacer ver que se deberabuscar otra solucin. Si estuviese slo en el mundo, sin padres, mujer e hijos, no sufrira tan-to. Miras a tu madre a travs de unos cristales..., ves cmo te sonre, cmo finge que no su-fre... Mi esposa... recuerdo su brillo al mirarme..., recuerdo cuando me deca en mis primerosdas de encierro que su amor, como su espera, sera eterno... Pasaron los meses y esa llamaempez a apagarse, no tena forma de seguir mantenindola... Un beso..., un te amar siem-pre..., y un triste adis definitivo. Con mis hijos fue ms doloroso, pues toda la infancia deellos es algo que nunca podr recuperar... y, aunque saben que existo, no saben quin soy. Ydnde estn los amigos?... Definitivamente, quien cre este lugar, nunca pens en el daoque hacia a la vida. Est Dios conmigo?..., necesito pensar que l es el nico que acompaami soledad y vaco.

    De verdad creen los jueces que soluciona algo meter a la gente presa? Quizs algn casoraro, pero en la mayora de los caos nos destrozan psicolgica y fsicamente y envejecemosantes de lo normal, madre ma! Slo quiero que os paris a pensar el sufrimiento que supone,aunque una cosa es suponer y otra vivirlo, el da a da de estar en prisin. Yo quizs no seainocente, pero tampoco voy a decir que soy culpable y eso es comprensible, seguro que nadiecree que es culpable de nada. Lo que s aseguro es que no soy culpable de padecer una enfer-

    medad que me ha llevado aqu, bastante tena yo con que tena que buscarme la vida para queno me faltara.

    Pero adems de buscarte la vida aqu dentro para vicios menores como el tabaco o el caf, loms duro es sobrevivir sin que nadie te pise. Bueno, si me pusiese a pensar dara un largo et-ctera de cosas que aqu son diferentes que ah fuera, y creedme que no le deseo esto ni a mipeor enemigo. Sobrevivir aqu es fuerte, muy fuerte. Ver las cosas desde fuera es como lanoche y el da. Yo lo estoy viviendo. Pedirle al Seor que jams os veis aqu porque situa-

    ciones que te pone la vida cualquiera se puede ver en ellas os consideris de otro planeta poreso? No, claro que no. Nosotros, tampoco, slo que necesitamos que nos den una oportuni-dad, porque precisamente somos muy humanos y a veces cometemos uno que otro error quepagamos caro, muy caro.

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    Cuando fuera es primavera y sientes penetrar en tu jaula los aromas del campo, grima msfuerte en ti el ansia de la libertad y de la vida. Cmo no sentirte, entonces, como un rbolque, en flor, es arrancado de su tierra y tirado a un rincn estril? Dentro ves una difcil suerte

    para estas semillas de esperanza que an conservas. Quisieras volver tus ramas, an verdes,hacia la luz..., pero no encuentras otra luz que la gris del cemento que te envuelve. Deambu-lamos en el patio buscando, como girasoles, la luz, que, al no encontrarla, se retuercen y caenabatidos. Entonces aparece el vaco de la desesperacin, dolorosa antesala de la locura.

    Si en las noches pudieras ver las estrellas, tendras la oportunidad de soar mundos ms altos,pero el brillo de las alambradas que coronan los muros, te lo impiden, hirindote los ojos.Desde tu rincn ves impotente cmo el tiempo va devorando tu vida. Slo en una carta o a

    travs de una llamada te llegan noticias que iluminan las sombras de tu vida y sientes que tucorazn se recarga de energa.

    No s si podis llegar a intuir cmo una quisiera respirar hasta el fondo la presencia de lossuyos en las siempre breves visitas que te conceden. El otro da, mi hija se echo en mis bra-zos, llorando: mam, voy a tener mi tercer hijo y t no estars conmigo; a mi lado tena minietecita, me agach para besarla y ella me mir con extraeza hasta decirme: hola, seora!La sangre se hel en mis venas.

    Parece mentira, que viviendo en el mismo mundo, la vida en prisin sea tan diferente a la vidaen libertad. Son dos mundos distintos: aqu, en prisin, todo te hace ms dao, te sientes im-potente, la rabia en ocasiones se apodera de ti, como cosa del diablo. No puedes ser t mismo,no puedes actuar en segn qu ocasiones... son detalles que te hace que te sientas muy peque-ito. Lo nico que te hace seguir adelante es el pensamiento, que aqu no hemos nacido, esta-mos de paso, y que de aqu, ms pronto o ms tarde, saldremos, pero hasta que esto ocurretiene que tragrtelas como puos, suena un poco fuerte pero es lo que hay.

    Los jueces dicen que nos meten entre rejas para reinsertarnos en la sociedad, y lo que ocurrees que nos da miedo salir a la calle, porque te has tirado tanto tiempo en estas casas que noests seguro cmo te lo tomars cuando te veas en la calle, y si eso es bueno que venga Dios ylo vea. Necesitamos que nos traten como lo que somos: PERSONAS.

    Cuando nos sacan a juicio o al hospital, he observado la gente del exterior y nos observancomo si fusemos bichos raros, como extraterrestres, helecho que vivamos en un mundo dife-rente no quiere decir que seamos bichos de otro planeta, sino que hemos vivido en un ambien-

    te poco agradable.

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    1.1.2. Quines habitan nuestras crceles?

    Sintetizando, podramos afirmar que nos encontramos con tres tipos de personas privadas delibertad:

    Los profesionales de la delincuencia: los que pudiendo haber elegido otra actividad comomedio de vida han elegido como profesin el robar, estafar, traficar con drogas, con armas,con mujeres, con nios, con mano de obra barata emigrante, o han elegido como profesin elajuste de cuentas, o ser sicarios-matones. Son tan profesionales del delito, que hasta hanaprendido a burlar la justicia y eludir la crcel en un 90% de casos.

    Los accidentales: los que en un momento de apasionamiento, de irreflexin, o bajo los efec-tos de alcohol o drogas, llegaron a delinquir.

    Los forzados por las circunstancias: los que se sintieron fuertemente empujados al delito porcondicionamientos en parte ajenos a su voluntad como puede ser una situacin de fuerte nece-sidad econmica, o por la presin o amenaza de quienes se pudieron aprovechar de las nece-sidades que atravesaban. La mayora de las personas que viven en nuestros Centros Peniten-ciarios podramos decir que pertenecen a este tercer grupo.

    1.1.3. Carencias o dficit que arrastran

    En cuanto a la edad, nos encontramos con una poblacin joven, con una media en-tre los 25 y 35 aos. En cuanto al medio familiar, en un 60% proceden de familias desestructuradas orotas, donde no se desarrollan suficientes lazos afectivos. En cuanto al medio social, la mayora proceden de barrios y suburbios mal equipa-dos a niveles de hogares, escuelas, asistencia sanitaria y medios de recreo. Otro colec-tivo fuerte es el inmigrante: africanos, latinoamericanos y este de Europa. Tambinhemos de apuntar etnias marginadas, como la gitana. En cuanto al estado civil, slo una tercera parte de las personas privadas de libertadafirman mantener vnculo de pareja. Esta falta de vinculacin de pareja es un reflejodel desarraigo afectivo y familiar en que han nacido, crecido, vivido, y que la prisinacrecentar. En cuanto a la salud a nivel fsico, hay que sealar que un 50% son drogodepen-dientes: 35% en mujeres y 70% en hombres. Un 35% son portadores del virus del SI-DA, con sus secuelas de infecciones: hepatitis, neumona, tuberculosis... A nivel psquico tienden a ser emotivamente inestables, pasando del entusiasmo ald i i id i i l i d d

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    La frecuencia media de ingresos es de 4,3 veces por persona, lo que, de algn modo, eviden-cia el fracaso de la represin como medida de correccin del comportamiento delictivo. Laedad media del primer ingreso apenas alcanza los 24 aos.

    En cuanto a su relacin con el mundo del trabajo, un 50% se encontraban desempleados en elmomento de su ingreso en prisin. Un 30%, menores de 30 aos, afirman no haber trabajadonunca un mnimo de 3 meses en un mismo trabajo. Esta inestabilidad laboral conlleva unacarencia total de experiencia laboral, lo que afecta a la identidad personal propia.

    Un 54% era trabajadores no cualificados. El 82% de la poblacin reclusa pertenece a las cla-ses trabajadores asalariadas y con escasa cualificacin profesional. En tanto, empresarios,directivos y profesionales estn infrarepresentados tras las rejas de la prisin. Todo esto es

    lgico, si tenemos en cuenta que, segn datos del Ministerio del Interior, de los delitos cono-cidos la gran mayora (cerca de un 90%) son delitos contra la propiedad, mientras contra laHacienda Pblicas son mnimos.

    Desde estos datos concluimos que la crcel sigue y seguir castigando fundamentalmente alos que menos tienen y que utilizan formas burdas de apropiarse de los bienes que otros po-

    seen. Por el contrario, los llamadas delitos de cuelo blanco (fraudes contra la Hacienda Pbli-ca, el gran trfico de drogas, amas, mujeres, emigrante, mano de obra barata...), en caso de serdescubiertos..., difcilmente conducen a la crcel a quienes los cometen. Ello es debido a ladificultad para investigar policial y judicialmente estos delitos, a causa no slo de la comple-

    jidad con que se manifiestan sino de los intereses econmicos o polticos que subyacen enmuchos de ellos.

    Ante esta relacin de carencias apuntadas, hemos de deducir que no toda la responsabilidad dela mayora de los delitos que se cometen radica en los delincuentes, sino en una gran carenciade estructuras que esta sociedad, que todos formamos, no previene sino a veces causa y pro-voca.

    1.1.4. Cmo se siente la persona privada de libertad? Repercusiones perso-nales, familiares y sociales

    Hundido, a causa de los errores propios y ajenos. Abandonado en su infortunio por parte de quienes antes estaban cerca. Echa de me-

    nos la presencia de los suyos, la carta del amigo, la llamada de la familia, la visita delabogado...

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    Impotente ante lo que vive, lo que le genera desilusin y agresividad. Hastiado por el sometimiento a unas disposiciones, que, aunque sean razonables, al

    no estar interiorizadas, en nada favorecen la libre iniciativa y la decisin personal, sinoque invitan a una inane pasividad. Se puede llegar a sentir como un menor de edad aquien, si obedece, se le ofrecen beneficios penitenciarios, pero si no existe adaptacinslo le esperan las temidas sanciones.

    Cohibido pues no puede expresarse libremente por miedo a ser manipulado, mal en-tendido o sancionado. Lo que afecta duramente a la propia autoestima.

    Desmotivado para entrar en la dinmica carcelaria que le habla de rehabilitacin y re-socializacin. La pregunta a esta proposicin ser: qu es eso?

    Enemigo de la sociedad de la que ha de protegerse pues no acepta su vida y sushechos y sabe le rechazar a su salida de prisin.

    Incomunicado, sin posibilidad de un dilogo serio y personal, pues en este ambientefro y hostil que es la prisin no puede creer ni en Dios ni en los hombres

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    BARRIO

    PROBLEMTICO

    FAMILIACON PROBLEMAS

    RELACIONESSUPERFICIALES

    FRACASOLABORAL

    FENMENODROGAS

    CRCELECONOMASUMERGIDA

    BAJOS RECURSOSECONMICOS

    FRACASOESCOLAR

    FENMENOSIDA

    SIN CUALIFICA-CIN LABORAL

    PANDILLASMARGINALES

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    FALTA DE

    AUTOESTIMA

    FALTA ESCALA

    DE VALORES

    DESUBICACIN

    SOCIAL

    SENSACIN DE NO

    SER COMPRENDIDO

    SENTIMIENTO

    DE FRACASO

    CULPABILIDAD

    NO ELABORADA

    AUSENCIA DE

    COMUNICAIN

    DESUBICACIN

    ESPACIO - TIEMPO

    FUTURO

    MUY INCIERTO

    FALTA DE

    ESTMULOS

    INFRAVALORACIN

    PERSONAL

    PROBLEMAS

    AFECTIVOS