La Bioética Frente a La Biotecnología

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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR Facultad de Teología ALLAN CASTILLO Octubre, 2015 LA BIOÉTICA FRENTE A LA BIOTECNOLOGÍA

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Una mirada al uso de la biotecnologia

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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR Facultad de Teología

ALLAN CASTILLO Octubre, 2015

LA BIOÉTICA FRENTE A LA BIOTECNOLOGÍA

La biotecnología ha alcanzado de una u otra forma a todos los seres humanos, ya sea porque esta ha permitido el desarrollo de nuevos alimentos, medicinas y un sinfín de otros productos, desde cosméticos hasta sistemas informáticos basados en paquetes bio-neurales de procesamiento.

Todo esto hace que nos resulte imprescindible preguntarnos, ¿si los principios de la bioética comúnmente promulgados (Observatori de Bioetica i Dret, 1979), son en realidad aplicados en todos los ambientes en que esta se desarrolla?

Cuando hablamos de estos principios, autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia, hablamos de temas que son irremediablemente son pasados por alto, en la mayoría de los adelantos que se introducen en la vida ordinaria de los seres humanos.

Esto se puede apreciar fácilmente en el campo de los alimentos, ¿cuántos de los consumidores de todo el mundo están conscientes de que una buena parte de sus alimentos proceden de semillas genéticamente modificadas?

Al tratar de responder esta aparentemente simple pregunta podemos decir que muy pocos, incluso los agricultores que utilizan estas semillas, en muchas ocasiones son escasamente informados del tipo de manipulación del cual son resultado estos “materiales” (ROBIN, 2012).

Esto nos plantea el dilema de si la autonomía, no es coartada, si el caso fuera la utilización de algún tipo de fármaco o terapia, está según la bioética debe ser informada y el paciente debe tener dar su consentimiento para su utilización, pero en este caso, ¿cuánto se ha informado al agricultor de los cambio realizados en las plantas? y ¿cuánto se le ha informado al público en general que estos alimentos se en creado de esta manera?

Se puede afirmar según lo investigado que casi nada, pues las investigaciones son parciales y ni los fabricantes ni las autoridades dan la suficiente información, lo cual deja claramente visible que el usuario final no consiente de manera informada la aplicación de esta tecnología en su propia persona.

En cuanto a la beneficencia de estos adelantos podemos decir que es indiscutible que estos, proporcionan ventajas muy grandes sobre los “materiales” naturales, pues resisten condiciones mucho más adversas y limitadas, es un gran aporte para los lugares donde la población constantemente se encuentra en situación vulnerable para la obtención de alimentos y esto constituye indiscutiblemente un beneficio para los usuarios.

Existen voces en contra de este punto de vista, pero como indican los defensores de estos productos, los detractores de los “materiales” genéticamente modificados, son personas que normalmente tienen las posibilidades de alimentarse sin problemas, con un acceso fácil a los alimentos naturales y que habitan los países del primer mundo, pero es todo lo contrario cuando la situación es vista desde las realidades de los países tercermundistas.

Con todo esto se puede decir que el principio de beneficencia que postula la bioética, se resguarda y es el punto a favor de los materiales genéticamente modificados, sin ellos en

muchas partes del mundo la población en general pasaría mucha más hambre de la que pasa en la actualidad.

En el caso del principio de la no maleficencia, la situación es más complicada, pues no es posible asegurar al ciento por ciento, que a largo plazo la utilización de estos materiales, no conlleve ningún riesgo para la salud.

Esto debido a que las pruebas que se realizan en el laboratorio para determinar las posibles consecuencias negativas, son realizadas bajo condiciones que supuestamente reproducen las condiciones reales, pero nunca una simulación que utiliza valores en incrementos exponenciales, podrá brindar resultados satisfactorios, al incluir el factor tiempo, pues este altera de manera no totalmente estudiada las interacciones de los componentes de las plantas con el metabolismo humano.

Una de las mayores problemáticas en este sentido es lo relacionado a lo que han dado en llamar “el principio de equivalencia substancial” (ROBIN, 2012) que indica que todo producto debe ser “razonablemente” seguro, al ser utilizado para lo que fue creado, no obstante muchos de los estudios que se han utilizado como base justificadora para este principio, no son dados a conocer en su totalidad, o son mostrados de manera ambigua, con lo cual no es posible asegurar que un material genéticamente modificado, sea equivalentemente substancial a un material natural.

Finalmente abordando el principio de justicia, este igualmente se ve seriamente comprometido pues dentro del marco de justicia distributiva en que se maneja este principio, el mismo no es respetado, pues las grandes transnacionales que producen los materiales genéticamente mejorados, imponen sus reglas incluso a los gobiernos de los grandes países, para proteger su inversión, llamándole “propiedad intelectual” (ROBIN, 2012).

El mayor de estos problemas es que esta propiedad intelectual, no es auto contenible, sino que es auto replicante, y con ello lentamente se esparce por todo el mundo, incluso en aquellos lugares que han decidido no utilizar estos materiales.

Lo que han aprovechado las empresas, para justificar la emisión de leyes que supuestamente les protejan, pero que redundan en la criminación de los productores, que sin saberlo se han contaminado con la “propiedad intelectual” de dichas empresas, lo que ha llevado al cierre de muchos pequeños negocios, o la puesta en vigor de leyes que eliminan la posibilidad de usar cultivos nativos como la ley de “protección de obtenciones vegetales”, y que fuera derogada en nuestro país.

Con el panorama presentado, la posición de la bioética, frente a la bioingeniería, se puede definir como la lucha entre el beneficio económico en contra de la libertad individual de utilizar aquello que mejor le convenga a cada cual.

A manera de conclusiones se puede decir, que la bioingeniería en sí misma no es buena o mala, como en muchas de las facetas humanas esta tendrá aplicaciones que le harán parecer buena o mala, y es aquí donde la bioética debe jugar su papel de regulador, velando para que el empleo de esta técnica cumpla con los principios básicos que se proponen.

Es obligación de la bioingeniería, el que todos sus adelantos sean escrupulosamente probados y verificados antes de ser puestos en uso, recordando que no es posible que las presiones económicas estén sobre el valor de las personas a quienes se dirigen los productos.

Es obligación de las sociedades, los gobiernos y en especial de los científicos, permanecer vigilantes de que las pruebas, los resultados y la información, para que esta sea presentada al público de manera veras y comprensible para dar la oportunidad al usuario final de ejercer su derecho a la autonomía en la utilización o no de estos productos.

En el último documento del Papa Francisco, la encíclica Laduto si’, habla de que esta es nuestra casa común, y que en ella hemos sido colocados no como dueños sino como administradores, que la justicia debe ser igualitaria para todos los seres del planeta y para el planeta mismo, pues en el está la presencia de Dios. Por lo cual todos aquellos que estamos al servicio de la fe, estamos doblemente llamados a ser partícipes del cuidado de nuestra casa común,

A prestar atención y participar activamente en todas las instancias que regulen y protejan tanto a los usuarios de la biotecnología, como a los investigadores y desarrolladores de estas técnicas, para que se mantengan a salvo los intereses de la dignidad de todos los seres que habitamos este planeta y el mismo planeta que con su vida sustenta nuestra existencia.

Referencias

Observatori de Bioetica i Dret. (18 de abril de 1979). Informe Belmont. Informe Belmont. Estados

Unidos.

ROBIN, M. M. (Dirección). (2012). El mundo Segun Monsanto [Película].