BIOÉTICA- filosofia

download BIOÉTICA- filosofia

of 26

description

Bietica

Transcript of BIOÉTICA- filosofia

BIOTICAEn los ltimos aos, la ciencia mdica ha conseguido metas espectaculares permitiendo el surgimiento de nuevas ramas, como la ingeniera gentica, la biologa molecular y la genmica, siendo necesarios adecuar los criterios tradicionales a las exigencias propias de las nuevas tecnologas (confidencialidad, no discriminacin, etc.). Para ordenar la conducta y labor de sus profesionales. Esto se ha visto corroborado con el establecimiento de sanciones administrativas a fin de frenar las prcticas ocultas, es decir, aquellos descubrimientos que no han traspasado los linderos del laboratorio, metindose tanto en el anonimato como en el desconocimiento los efectos que producen los experimentos biolgicos, motivo por el cual, se promueve la publicacin obligatoria, bajo moratorias, de todo descubrimiento, de todo descubrimiento mdico.Para evitar mayores consecuencias existe una posicin dentro de la normatividad mdica, que sostiene que es necesario obligar bajo moratorias la publicacin de todo descubrimiento mdico.ETIMOLOGA, DENOMINACIN Y DEFINICINBiotica es una palabra compuesta que est integrada por las voces bios (del griego vida humana) y ethike. Denota no solo de un campo particular de investigacin, la interseccin de la tica y las ciencias de la vida, sino tambin una disciplina acadmica, biolgica y medio ambiente y una perspectiva cultural. Expresa, de alguna manera, el dilema moderno entre la libertad individual y la responsabilidad social. El Diccionario de la Lengua Espaola define a la biotica como Aplicacin de la tica a las ciencias de la vida.El trmino biotica fue propuesto en 1970 por el cientfico y onclogo estadounidense Van Rensselaer Potter. Su nombre hacer referencia a un campo especial de la tica en la que se conjuga el aspecto biolgico u la relacin con los deberes profesionales. Puede decirse que ha nacido una nueva reflexin de la tica cuya vinculacin est en la directa relacin con la vida, salud e integridad somtica de todo ser vivo, sensibilizando el desarrollo social. Dada la transcendencia de la misma con la vida, los deberes y valores del hombre y la tensin generada por la intrusin de las nuevas tecnologas, se vuelve precioso la regulacin expresa de situaciones que pudieran poner en peligro la dignidad e integridad de la persona, por lo que algunos autores han propuesto el termino bioderecho para referirse al rea del Derecho que se encarga del desarrollo y estudio de normas particulares de tutela de la vida y los actos mdicos, algunos otros autores han denominado a este proceso la juridificacin de la biotica.La Encyclopedia of Bioethics nos dice que la biotica es el estudio sistemtico de la conducta humana en el campo de las ciencias biolgicas y atencin de la salud, en la medida en que esta conducta se examine a la luz de los valores y principios morales, por su parte Llanos Zuluaga precisa que es 2 el conjunto de conocimientos cientficos que estudian la transformacin tecnolgica e la medicina u es adems la respuesta racional a los problemas morales, polticos y sociales que platea las formas de atencin a la salud humana, con la nica finalidad de producir beneficio en las intervenciones biomdicas. Elio Sgreccia nos dice que la biotica es la parte de la filosofa moral que considera la licitud o ilicitud de las intervenciones sobre la vida del hombre y, de modo particular, de las intervenciones sobre la vida del hombre y, de modo particular, de las intervenciones en relacin con la prctica y el desarrollo de las ciencias mdicas y biolgicas. En Espaa, Len Correa sostiene que La biotica supone un intento de conseguir un enfoque secular, interdisciplinario, prospectivo, global u sistemtico, de todas las cuestiones ticas que conciernen a la investigacin sobre el ser humano y en especial a la biologa y la medicina. Por su parte, Francesc Abel I Fabre. A la sazn fundador del Instituto Bora de Biotica (Barcelona), defini a la biotica como el estudio interdisciplinar (transdisciplinar) orientado a la tomar de decisiones ticas de los problemas planteados a los diferentes sistemas ticos por los progresos mdicos y biolgicos, en el mbito microsocial y macrosocial, micro y macroeconmico, y su repercusin en la sociedad y su sistema de valores, tanto en el momento presente como en el futuro. Lo importantes que esta disciplina busca unir los valores ticos con los hechos biolgicos a decir de Lacadena Calero.En este sentido es una disciplina que se encarga de estudiar las relaciones de la tica con la vida, de los procedimientos y polticas vinculadas con la esencia vital y los mrgenes en los cuales deben desarrollarse. Se sustenta en la influencia de la medicina y la biologa en la evolucin del hombre de manera tal que, podemos decir, busca mantener, explicar y canalizar la adecuada relacin entre el hombre, la naturaleza y las tcnicas biomdicas. La biotica reflexiona sobre las prcticas de los bioprofesionales, fomentando el respeto por la vida, la salud, la integridad de las especies y la proteccin de la humanidad.

CARACTERISTICASComo disciplina filosfica, se ubica dentro del campo de la tica normativa practica que estudia la utilizacin de una teora tica y mtodos de anlisis para examinar un problema moral concreto, practicas diversas, polticas pblicas, etc. Por este motivo , dos cuestiones centrales sern importantes: a) dilucidad cul de las teoras ticas ofrece mejores elementos para resolver los dilemas y , b) encontrar o desarrollar la metodologa para enfrentar los nuevos problemas morales, lo que representa en si otro problema, dado el carcter interdisciplinario de la disciplina, donde lgicamente confluyen distintas formas de abordajes metodolgicos. Las teoras ticas que han ofrecido marco a la reflexin biotica son: utilitarismo, teoras deontolgicas (Kant), principialismo, tica de la virtud, casuismo, tica del cuidado. En cuanto a los mtodos posibles, un dilema tico podr ser abordado desde los principios ( Veachamp Childress, 1979); desde el caso particular ( Toulmin, Jonsen, 1988) o a travs de los comits de tica hospitalaria ( procedimental). El mtodo se usara para lograr la justificacin moral de la conducta en examen. A su vez, claramente, cada una de estas teoras sustentar una concepcin de hombre y defender lneas de accin en cuanto a la relacin con las tecnologias y el medio ambiente. Entre las principales caractersticas de la biotica tenemos:_ Es una disciplina terica, aunque eminentemente prctica_ Se sustenta en los derechos humanos y en los derechos de la persona_ Nace en un ambiente biocientfico para proteger la vida y su ambiente_Es un esfuerzo interdisciplinario en el que participan mdicos, socilogos, filsofos, telogos, psiclogos y abogados, entre otros. Esta novedad metodolgica de la interdisciplinariedad es la destaca al profesor Romeo Casanova, quien adems seala que en torno a determinado conflicto no se trata solo de sumar mltiples perspectivas, sino de lograr la integracin de las mismas a fin de obtener nuevos enfoques y respuestas que puedan ser aplicados al caso en concreto._ Comprende los problemas relaciones con los valores que surgen en las profesiones de la salud en general _ Est orientada a proteger al ser humano integralmente (fsica, mental y socialmente)._ No se limita al campo humano, sino que abarca cuestiones relativas a la vida de os animales (maltrato y experimentacin) y de las plantas (medio ambiente), ofrecindole una proteccin como elementos biolgicos. Es decir, protege a los seres vivientes en general._ Busca la armona con la naturaleza promoviendo el desarrollo sustentable, el cuidado del medio ambiente._ Traza lneas para guiar el correcto actuar cientfico_ Aborda cuestiones de orden social (salud pblica), no se limita al campo estrictamente individual_ Busca establecer lmites sociales a la ciencias y tecnologa_ Tiende a evitar la audacia cientfica en contra de la vida y busca conciliar el imperativo e la libertad de la investigacin con primaca de la proteccin de la persona y la salvaguarda de la humanidad Como refera Noelle Lenoir, la biotica nos invita en sentido a ser buenos, honrados y generosos, cualesquiera que sean los intereses econmicos y de poder de la competicin cientfica y, por ello, solo puede ser universal, como tica de la responsabilidad y la solidaridad

ANTECECENTESLa transcendencia de dos siglos de la vida espiritual y el rol naturalista de la civilizacin occidental es, sin duda, la base fundamental del inicio de la biotica. Es una disciplina nueva. Srueg hace poco con ms de cuarenta aos, y se desarrolla a partir del estudio y consecuencias de la triple dimensin que tiene la medicina- cientfica profesional y asistencial-, mbitos que juegan en un rol decisivo en el cambio tecnolgico y axiolgico de nuestra cultura. Sin embargo, Ruiz Retegui dice que la biotica es un suceso epocal (se respeta el sombreado contextual) que acoge y expresa una de las caractersticas culturales propias de la postmodernidad. Scholle y Fuenzalida- Puelma aluden que la biotica es muy similar al cuestionamiento moral que surgi despus de la Segunda Guerra Mundial ante la perspectiva de armas nucleares capaces de destruir a la humanidad. En cuanto a los lmites que la sociedad deba imponer a la ciencia y tecnologa. Asimismo, y tomando el criterio antes sealado, Lavados menciona que la biotica, y su marcada eclosin, guarda cierta semejanza con el cuestionamiento moral de los arsenales atmicos capaces de arrasar el planeta. Esto da a entender que la biotica no se limita al campo de las ciencias biolgicas sino esencialmente a la proteccin de la vida producto de cualquier tipo de actividad del hombre. No obstante, esta claramente establecido que la biotica surge de las ciencias biolgicas, en sus diversos aspectos y formas en la que se realizan las prcticas de laboratorio y de campo, ya que estas se encargan de estudiar bsicamente la vida. De esta manera se implanta una forma especial de ver y fijar los deberes de los bioprofesionales a travs de la Deontologa Biolgica (piedra angular de la biotica). Eta afirmacin debe ser entendida en un sentido amplio, no restringido a la biotica como tica dela biolgica, ni de la deontologa biolgica.Inicialmente la biotica, como disciplina autnoma, se impartira como ctedra en las facultades de filosofa y teologa, luego pasa a difundirse en la medicina y recientemente en las modernas facultades de Derecho. Su estudio y difusin se ha intensificado a travs del desarrollo del anlisis del Proyecto Genoma Humano y de la tecnologa del ADN recombinante. Con esas tcnicas, el hombre tiene un poder casi absoluto sobre la naturaleza, ya que, actualmente, no es el azar de las leyes de la herencia, sino el hombre el que puede determinar la evolucin de todos los seres vivientes, y por tanto de la humanidad. Este gran desarrollo de la biotica se ve robustecido con actividades acadmicas, pedaggicas y un sinnmero de publicaciones.

VINCULACION CON OTRAS RAMASLa biotica tiene como caracterstica especial que su campo de estudio resulta de la confluencia de distintas ciencias o disciplinas. Los avances biolgicos se ven determinados, de manera general, por cuestiones cientficas, filosficas, sociales, tica, economistas, religiosas y jurdicas, suscitando un sinnmero de interrogantes en la medida en que las intervenciones ataen a los seres vivos, esencialmente al hombre. La relacin ms cercana en los referentes a su aplicacin tcnica, la tiene con las siguientes disciplinas biolgicas: medicina, gentica, biotecnologa, ingeniera gentica y biologa molecular, pero no descuida su relacin con el Derecho, antropologa, sociologa, filosofa, mdica, etc. Con estas disciplinas biocientificas, cuyos progresos son diarios y por dems vertiginosos, el hombre por vez primera tiene el poder de transformar a los seres vivos de manera programada y con fines predeterminados

Biotica y derechoLa importancia de la aportacin de los juristas al movimiento de la biotica no puede ser puesta en duda. Alguien ha sealado que, si los avances en biomedicina fueron el combustible principal del tren biotico, y si puede decirse asimismo que la filosofa puso las vas por las que circul dicho tren, el derecho ha sido el maquinista que lo ha conducido hasta donde se encuentra ahora.Una de las causas principales de esa cierta preeminencia del derecho en el seno de la biotica tiene que ver conel nacimiento estadounidense de esta ltima. La sociedad estadounidense ama el discurso jurdico, los juicios y los casos clebres. Y el derecho norteamericano le ha proporcionado una buena cantidad de casos relativos a los avances de la biomedicina. Tanto en lo que se refiere al consentimiento informado (sentencia Canterbury versus Spence, 1972), como en lo que se refiere al fin de la vida (caso Quinlan, 1976), o al aborto (sentencia Roe versus Wade, 1976), o bien a la reproduccin asistida (caso Baby M, 1986), o a los avances de la nueva gentica (caso Moore, 1990), la discusin jurdica ha marcado muchas veces en Estados Unidos la discusin general biotica. Pero la relacin entre la biotica y el derecho descansa tambin en un hecho bsico que no slo concierne a la sociedad americana. Es innegable que los avances biomdicos que poseen una dimensin tica poseen muchasveces, tambin, una dimensin jurdica. Afectan en muchos casos a cuestiones sociales fundamentales, como el sistema de parentesco, los usos del cuerpo, el tiempo del nacimiento y de la muerte, cuestiones que ya venan reguladas jurdicamente y que, tras esos avances, resulta necesario volver a regular. Pensemos por ejemplo en la tcnica de los trasplantes de rganos, la cual exige decidir sobre elmomento de determinacin de la muerte, o bien en las tcnicas de reproduccin asistida, cuya implantacin trastoca las normas jurdicas vigentes sobre la filiacin. Por eso ya a comienzos de los aos setenta, Van Rensselaer Potter reconoci por escrito que en el futuro, a largo plazo, debemos inventar y desarrollar una poltica biotica. Es por esto por lo que la promulgacin de nuevas normas jurdicas o la adaptacin de las antiguas han aparecido estrechamente vinculadas al avance de la biomedicina.Y es por eso tambin por lo que los juristas no han estado nunca ausentes en esas comisiones nacionales e internacionales y en esos comits que se han formado, precisamente, para orientar la prctica o la legislacin en estas materias. Ahora bien, las relaciones innegables entre la dimensin tica y la dimensin jurdica de los avances biomdicos pueden ser organizadas tericamente segn esquemas diferentes, los cuales otorgan papeles distintos a la biotica y al derecho. Dos posiciones, la que defiende la tesis de la separacin tajante entre la biotica y el derecho y la que defiende la inclusin del discurso jurdico en el seno de la biotica, pueden sealarse aqu como las ms extendidas para la organizacin de dichas relaciones. Los que defienden la tesis de la separacin tajante entre la biotica y el derecho suelen partir del postulado que afirma que la biotica tiene un carcter intrnsecamente tico y normativo. Este carcter suyo es lo que le permite prefigurar al derecho. La biotica fundamental sirve para fundar los principios bsicos que deben ser respetados, principios de los cuales las normas jurdicas pueden serdeducidas. La biotica entonces, y segn esto, sirve para sealar el mnimo tico bsico que la legislacin debe siempre respetar. Atribuye as esta postura a la biotica el papel de direccin de la legislacin, y al derecho el papel de brazo armado de la biotica. La relacin que, de acuerdo con esta postura, se establece entre la biotica y el derecho es estrecha, pero permite separar a la vez con nitidez ambas instancias, a las que atribuye funciones claramente diferenciadas.Nosotros no consideramos que pueda establecerse ese tipo de relacin jerrquica entre la biotica y el derecho. De acuerdo con la tesis de la inclusin del discurso jurdico en el seno de la biotica, que es la que aqu se considera ms adecuada, pensamos que cuando hablamos de biotica en relacin con el derecho no estamos hablando de dos instancias separadas, en la que una precede autoritariamente a la otra. De lo que estamos hablando, por el contrario, es de una parte de la biotica, a la que podemos denominar biotica y derecho, que es la que se ocupa, especialmente, del entrelazamiento de los aspectos ticos y jurdicos de las actividades biomdicas.Biotica y derecho, por lo tanto, no es ms que el nombre para una fraccin ms del amplio movimiento biotico: la fraccin que estudia los problemas de la interaccin entre la sociedad y la biomedicina en tanto que dichas actividades con dimensin tica son, adems, objeto de decisiones y acciones polticas que se expresan a travs de las normas jurdicas Lo que denominamos biotica y derecho resulta as uncampo de conocimiento ms especfico que la biotica, pero que se sita con claridad dentro de la misma, y cuyo objeto especfico est constituido por la dimensin normativa de los avances en biomedicina en tanto que sta toma un aspecto jurdico.Segn esto, la disciplina biotica y derecho no constituye un campo de estudio meramente jurdico. Pues si bien su objeto de estudio es prioritariamente el conjunto de normas jurdicas que regulan la actividad biomdica, la materia consiste en una reflexin general sobre ese conjunto que, en tanto que parte de la biotica, no puede sustraerse a su relacin con la tica ni tampoco, en ltimo trmino, con la filosofa La especial importancia que tienen para la biotica los aspectos jurdicos de los avances biomdicos ha llevado a muchos a postular la tesis de que en el campo de estudio denominado biotica y derecho es donde reside, en realidad, el corazn sustantivo de la biotica, y que lo nico que en el terreno de la biotica merece la pena de ser estudiado con provecho son las normas jurdicas. Esta pretensin, a la que podemos calificar aqu de imperialismo del derecho en el seno de la biotica, se funda en ideas como las de que los problemas ticos, a diferencia de los jurdicos, son meramente subjetivos e irresolubles, o bien que los verdaderos principios de la biotica, los cuales permiten resolver todas las cuestiones planteadas, son los derechos fundamentales proclamados en las constitucionesde los estados. Lo cierto es que las pretensiones tericas en las que se basa dicho imperialismo parecen del todo exageradas. Ni los problemas ticos son inexistentes en una sociedad pluralista, ni los derechos fundamentales pueden servir para dar solucin a todos los problemas planteados por los avances de la biomedicina Hay problemas bioticos para cuya solucin, tales derechos constituyen efectivamente una referencia vlida. Por ejemplo, para todo lo que se refiere a la cuestin del rechazo a un tratamiento mdico. Pero hay otros problemas para cuya solucin la apelacin a tales derechos resulta ambigua o inconcluyente. Es lo que pasa, por ejemplo, en las discusiones sobre el aborto y la eutanasia, las cuales implican muchas veces, precisamente, la cuestin acerca de quin es el titular de esos derechos fundamentales. Por ltimo, hay asuntos donde la apelacin a los derechos fundamentales resulta del todo intil. Un buen ejemplo de uno de ellos es el que se refiere a la investigacin con animales. Es por todo ello por lo que, y sin necesidad de aceptar que el campo de estudio llamado biotica y derecho constituya la parte central de la biotica, podamos afirmar aqu que integra una parte muy importante de la misma. Una parte que se ocupa de la dimensin normativa de las actividades de la biomedicina en tanto que stas tienen repercusin jurdica.

Biotica y derecho biomdicoEl poder poltico de una sociedad sostiene normas jurdicas que ordenan conductas, imponen acciones y regulan, entre otras, las actividades relacionadas con la biologa y la medicina. En las sociedades actuales, estas normas jurdicas tienen poco que ver con el respeto a unas creencias morales homogneas en toda la sociedad. Son ms bien el resultado de la voluntad de los ciudadanos, del debate pblico y del compromiso de intereses articulados en funcin de los procedimientos democrticos.Es obvio para todos que existe una estrecha relacin entre la biotica y el derecho biomdico. Esa relacin ha llevado muchas veces a una confusin entre ambas materias. Por un cierto periodo de tiempo, una parte de la doctrina se acostumbr a denominar legislacin biotica a la que trataba de cuestiones biomdicas. Durante las sesiones preparatorias del Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina, el propio comit redactor se refiri al texto como Convenio de Biotica. Tambin como leyes bioticas apellidaron ciertos juristas franceses al importante conjunto de leyes sobre biomedicina que se aprobaron en Francia en 1994. Pero est claro que una cosa es la reflexin sobre los aspectos normativos de la biomedicina y otra cosa es el derecho biomdico. La importancia de una cosa en relacin con la otra no puede justificar en ningn caso su identificacin. Ello no elimina, sin embargo, el hecho innegable de que los avances en biomedicina que tuvieron lugar durante la segunda mitad del pasado siglo implicaron una profunda modificacin del derecho biomdico en los pases industrializados. Cada pas reaccion ante la nueva necesidad de tomar decisiones respecto a las cuestiones que el desarrollo de la biomedicina planteaba a su manera y segn su tradicin. En todos los pases, las caractersticas nacionales del movimiento biotico influyeron sobre la legislacin y sirvieron, junto con otras circunstancias, para conferirle su sello especfico. En Estados Unidos, por ejemplo, el respeto a la libertad y a los derechos individuales, as como la atencin al desarrollo de los negocios, se ha mantenido como un principio bsico de la actuacin legal. En Francia, por otra parte, la creacin en 1983 de un comit nacional permanente como rgano consultivo al servicio del poder ejecutivo fue considerada como una necesidad bsica en orden a asegurar la racionalidad de las soluciones legales a las que se fuera llegando.En cada pas la situacin social y poltica especfica se revel fundamental para explicar la solucin legal finalmente adoptada en estas materias. En el caso de Espaa, y a fin de entender las caractersticas peculiares de su derecho biomdico, es preciso hacerse cargo de la situacin especial en la que este pas se encontraba durante los aos setenta y ochenta. La Espaa de aquellos aos era un pas recin salido de una dictadura a la que la Iglesia catlica haba otorgado durante un largo periodo de tiempo un soporte poltico muy claro. Por eso los sectores eclesisticos estaban an recuperndose del desapego en el apoyo popular que sigui a su etapa de mxima colaboracin con el Rgimen. Las modernas posiciones ecologistas o medioambientalistas, tan activas en pases como Alemania por aquella poca, an no se haban afianzado aqu en absoluto. La consecuencia de todo esto fue que el debate pblico caracterstico de los primeros aos de la biotica, centrado en cuestiones ticas fundamentales y siempre algo trufado de referenciasteolgicas, no logr prender con ninguna fuerza en nuestra sociedad

La principal consecuencia de tal situacin fue que la introduccin en Espaa de las nuevas tcnicas biomdicas se llev a cabo durante la dcada de los aos setenta y ochenta de una forma tranquila y escalonada y, a diferencia de otros pases industrializados, sin generar nunca mucha alarma social en torno a ellas. El derecho biomdico promulgado por esos aos fue un reflejo de esa confianza: la de un pas amante del progreso que quiere desarrollarse tcnica y econmicamente y que no desea buscarse complicaciones ni volver de ningn modo al castizo que inventen ellos.

La promulgacin de la mayor parte de la legislacin todava vigente sobre estos asuntos el grueso del Derecho biomdico espaol, por consiguiente fue obra de legislaturas centristas y socialistas, y estuvo cortada por parecidos patrones progresistas y pro-tecnolgicos. La ley sobre trasplantes de rganos de 1979, todava en vigor, constituye un buen ejemplo de esa legislacin madrugadora respecto a los pases de nuestro entorno y que no es, en absoluto, la que podra esperarse de un pas tecnolgica y polticamente atrasado como era el nuestro. Como se ha observado, en muchas ocasiones, y si miramos a esa voluntad de proteger el desarrollo de la tecnologa y a la propia tcnica legislativa, parece ms una legislacin redactada por mdicos que por juristas. Es este rasgo lo que, unido a cierto apresuramiento parlamentario en la confeccin de unas leyes que se redactaron sin un gran debate social detrs, a un escaso desarrollo reglamentario que dej numerosos cabos sueltos, y a una cierta falta de previsin acerca del control administrativo posterior sobre los centros que practican as nuevas tcnicas, acab llevando a que algunos criticaran tal legislacin como demasiado laxa en estas materias.

Posteriormente, en los aos noventa, con la llegada del Partido Popular al poder, la maduracin en nuestra sociedad de movimientos como el ecologista, y el advenimiento del proceso general de convergencia europea, Espaa entr en una fase legisladora mucho ms normalizada en lo que se refiere al derecho biomdico. El nuevo periodo que comenz en los aos noventa se caracteriz, precisamente, por la internacionalizacin de las decisiones legislativas en biomedicina, y la legislacin biomdica espaola empez a perder algunos de sus rasgos caractersticos. No obstante, las caractersticas peculiares de las que la historia dot al derecho biomdico espaol no han de ser perdidas de vista a la hora de analizar el mismo, pues permiten comprender de forma unitaria nuestra variopinta legislacin

En las controversias bioticas estn involucradas diversas reas de problemas filosficos que es preciso explicitar y debatir

Filosofia de la naturaleza, que reflexiona sobre la relacin entre la humanidad y la

naturaleza. La biotica nos obliga a revisar y replantear esta relacin entre entorno natural y mundo tecnolgico; as como entre ciencias de la naturaleza y tecnociencias de la transformacin de la naturaleza. Las tecnociencias de la vida (biotecnologa, ingeniera gentica, genmica, bionanotecnologa, etc.) tienen el poder para transformar a nivel molecular o gentico las entidades naturales, sean clulas,genomas, tejidos u organismos. Por otro lado, es un hecho que nuestra relacin con la naturaleza, en tanto entorno originario, se ha modificado sustancialmente por la intervencin tecnocientfica de los ltimos cincuenta aos. Las tecnociencias han intervenido en el ambiente a tal grado de convertir a la accin humana en una fuerza geolgica capaz de alterar el clima y los equilibrios ecosistmicos del planeta. La polis se ha convertido en nuestro entorno primario, mientras que la physis ha sido subsumida en el mundo humano como un objeto de uso y como medio de abastecimiento. El entorno otrora natural ha sido copado por una tecnopolis de alcance global. En sentido propio, la naturaleza ya no existe para el ser humano como un mbito externo y ajeno, aunque sigue siendo, desde luego, la base material de la subsistencia. Ya no queda prcticamente naturaleza en estado natural; existe ahora para nosotros slo una naturaleza humanizada, artificializada. Por ejemplo, las discusiones bioticas sobre los organismos genticamente modificados y otras biotecnologas presuponen un concepto modificado de entidades naturales, precisamente por ser un hbrido naturalartificial que slo puede subsistir en el mundo tecnolgico. La naturaleza ha entrado, por tanto, en el campo de nuestra responsabilidad como objeto de consideracin moral.

2) La filosofa de la naturaleza humana (o antropologa filosfica). Igualmente, la antropologa filosfica tiene que mantener un dilogo muy estrecho con las ciencias antropolgicas: la antropologa misma, las neurociencias, las ciencias cognitivas, la psicologa, la sociologa, la ciencia poltica, la genmica, la biologa evolutiva, la ecologa, las ciencias de la religin, etc. Los problemas bioticos de las nuevas tecnologas eugensicas, la genmica, la neurofarmacologa y otras intervenciones tecnocientficas en el ser humano han desafiado las concepciones tradicionales sobre nuestra propia naturaleza. Por primera vez en la historia, la humanidad tiene el poder tecnolgico para transformarse a s misma de una manera radical, de una forma no slo simblica, sino tambin material y operativa. Intentar responder a la pregunta qu es el ser humano? con lo mucho que sabemos y lo mucho que ignoramos de nosotros mismos, de nuestra evolucin y de nuestra configuracin biolgica y cultural, es uno de los ms grandes desafos filosficos de la biotica.

3)La filosofa de la tecnociencia. Todas las controversias bioticas estn asociadas, directa o indirectamente, con innovaciones tecnocientficas, actuales o potenciales, que incrementan la capacidad y las posibilidades de la accin humana, pero tambin la responsabilidad, la incertidumbre de los resultados y los riesgos. El desarrollo tecnocientfico est en constante interaccin con el medio cultural; de l recibe su impulso en la forma de deseos y aspiraciones, y en l se concretan las nuevas posibilidades que ofrecen los sistemas tecnolgicos. Con su incesante desarrollo y con la capacidad creciente que tiene para materializar fines y valores, la tecnociencia alimenta nuevos o viejos deseos (erradicar el dolor y el sufrimiento, aumentar las capacidades corporales, postergar indefinidamente el envejecimiento, transformar y redisear la naturaleza humana), pero tambin temores y angustias. Esto ha sido particularmente evidente en las controversias que se han suscitados sobre las posibilidades eugensicas de la ingeniera gentica. Una de las cuestiones centrales que se ubican en este cuadrante filosfico es la que se centra en la distincin entre objetos artificiales y objetos naturales. La filosofa de la tecnociencia se pregunta qu tipo de responsabilidades y de riesgos producimos al intervenir en la naturaleza, al artificializar entidades naturales o al lograr que entidades artificiales alcancen un alto grado de organicidad o interaccin con entidades naturales o vivas.

4) La filosofa moral propiamente dicha. Como se ha venido planteando en los ltimos aos, sta debe ser capaz de extender el campo de consideracin o de relevancia moral a otros seres vivos y a la biosfera entera. La biotica ha puesto en crisis a la tradicin tica misma al obligarla a revisar sus paradigmas y replantear muchos de sus supuestos, principalmente los que estaban fundados en una visin antropocntrica (en el sentido de una restriccin de la consideracin moral slo a los seres humanos), y de corto plazo. Las controversias de la biotica han revelado las tres principales limitaciones9 de las tradiciones ticas occidentales: el antropocentrismo,10 el genocentrismo (en concreto, occidentalismo y eurocentrismo) y una limitada consideracin del alcance temporal de las acciones humanas. La tica o filosofa moral tiene que criticar dicha visin antropocntrica11, genocntrica y de limitado alcance espaciotemporal de las acciones humanas; debe ser una filosofa moral que tenga una autntica vocacin cosmopolita y multicultural, y que no se limite slo a considerar las intereses de los coetneos y de los ms cercanos, sino a vislumbrar y anticipar los efectos futuros de las decisiones humanas.

5) La filosofa poltica. En este campo se ubica la necesidad de una filosofa de los derechos humanos, que tiene que enfrentar el problema de las relaciones entre la comunidad y los individuos, as como las mltiples tensiones y contradicciones entre las libertades individuales y la justicia colectiva. Sin embargo, debe reconocerse la limitacin de la filosofa de los derechos humanos en problemas que conciernen a situaciones lmite de la existencia humana: estados embrionarios, enfermedad terminal, estados comatosos y de prdida de conciencia, muerte cerebral, clonacin reproductiva o teraputica, transexualidad, etc., pues la Declaracin Universal de los Derechos Humanos supone una concepcin de la integridad corporal y de la unidad entre cuerpo y mente que se restringe slo a personas con capacidades mentales plenas. No cabe duda que la filosofa de los derechos humanos sigue siendo uno de los pilares de una biotica laica de vocacin universalista, pero la concepcin sobre la naturaleza humana sobre la que se apoya puede modificarse en la medida en que el conocimiento antropolgico avanza y en que se suscitan nuevas controversias en relacin con los lmites fsicos de nuestra naturaleza comn.

6) Una filosofa con visin prospectiva. En todas las cuestiones (decisiones individuales de vida y muerte, conflictos sociales, problemas ambientales) se impone la necesidad de una visin prospectiva capaz de anticipar los acontecimientos probables y de prever riesgos mayores. Ello exige una perspectiva renovada en la filosofa de la historia y en una filosofa de la evolucin, es decir, una coordinacin terica para replantear las interrelaciones de los dos procesos del devenir que cruzan la existencia humana: la evolucin biolgica y el desarrollo histrico. A travs de los problemas de la biotica, la filosofa vislumbra el futuro y atisba en las posibilidades de transformacin de nuestra propia naturaleza; pero al mismo tiempo, no puede dejar de remitirse al pasado histrico, al patrimonio biolgico y cultural de la humanidad, que es preciso conservar y resguardar. La biotica se ubica en la encrucijada de embarcarse en las transformaciones promisorias de la condicin humana y del rediseo de la naturaleza ambiente, o bien asirse a la seguridad de las condiciones actuales de nuestra existencia, que no dejan de ser ambiguas, ambivalentes y contingentes. Como sealaba Gnther Anders, se ha producido un desfase entre lo que somos capaces de producir y de hacer tcnicamente y lo poco que somos capaces de comprender y anticipar en prospectiva. La falta de imaginacin anticipatorio y precautoria del porvenir se ha convertido en un problema tico que debemos remediar. La biotica se ubica, pues, en una nueva dimensin tica: la de la consideracin de los efectos futuros, ambivalentes e inciertos, de nuestras actuales decisiones tecnocientficas.

7) La filosofa de la complejidad. Como se ver ms adelante, la fuente de muchos de los problemas filosficos de la biotica reside en la creciente complejidad de las interacciones sociedadtecnociencianaturaleza. Esta complejidad es de orden cognitivo, material y ticopoltico. Ms adelante se retomar este aspecto crucial.

Filosofa y dignidadEl concepto de dignidad humana tiene un carcter adscriptivo. Expresa y atribuye una evaluacin positiva; en este caso, moral podra decirse que, en este sentido, predicar la dignidad de X es lo mismo que predicar su humanidad.Adscribirle dignidad al ser humano viviente es algo as como colocarle una etiqueta de valor no negociable, irrenunciable, ineliminable e inviolable, que veda todo intento de auto o heterodeshumanizacin.

Considerar que tanto los unos como los otros se basan en una concepcin del ser humano viviente que veda su tratamiento solamente como un mero medio, tal como reza la segunda frmula del imperativo categrico kantiano.Y Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio. Esta reflexin tiene que ver con el peso y el valor de las palabras, sobre todo frente al empeo de algunos bioeticistas actuales en defenestrar del campo de la biotica la palabra dignidad y con ella el concepto de dignidad humana.Todo lo que somos y lo que nos rodea est construido con palabras y no es ni gratuito ni inocente usar unas u otras. Es en la comunidad lingstica que llegamos a acuerdos y desacuerdos, a consensos o disensos, a formular leyes, a establecer complicidades, a declararnos el amor o el odio, a dolernos, alegrarnos, admirarnos. Palabras habladas, expresadas con el gesto, traducidas, gritadas, murmuradas, incluso calladas en el silencio compartido. El pensamiento no puede separarse de ellas que adquieren peso y significacin en la relacin de unos hombres con otros. Las palabras construyen las relaciones y dan sentido al mundo en que nos movemos y somos. No slo cumplen un rol descriptivo sino constructivo y a veces misteriosamente transformador de la realidad: respecto de esto ltimo pensemos en las palabras que curan, en las que hacen llover, en las que ganan un combate, en las que cambian un corazn, las que abren puertas y tesoros, en las que en la misa catlica transforman un pedazo de pan en el cuerpo de Cristo. Pero adems de modificar el mundo, las palabras impiden actuar o empujan a ello, vuelven la accin intrascendente, banal, absurda, imposible, ajena, indebida, intil, peligrosa, y entonces justifican dejar todo como est, dedicarse a la crtica de la accin de otros, dejar todo en manos de Dios, el destino o lo que es peor los poderosos que s saben del valor de las palabras y cmo y dnde usarlas.Pero tambin puede suceder lo contrario y confiar en que las palabras puedan transformar el mundo indeseado en que vivimos, y entonces vale la pena jugarnos por ellas. Los textos de este volumen se aglutinan alrededor de una palabra: dignidad, empujados en parte por la indignacin, en parte por la obligacin que nos exige comprometernos yasumir riesgos, fundamentalmente creyendo en la accin transformadora de la palabra. No es casual ni gratuito que escribamos sobre la dignidad, porque esta palabra genera hoy escozor, disgusto, fastidio, en algunos mbitos del pensamiento que tienen que ver con la biotica.Mientras muchos bioeticistas siguen discutiendo cuestiones lejanas a nuestra realidad como la clonacin o el futuro hombre ciberntico, los que saben cundo, cmo y dnde usar las palabras, escriben artculos en que considerana la dignidad un concepto intil, una palabra intil que puede ser suplantada por otras ms tiles, ms operativas, ms prcticas . Frente a esto, la pregunta clave es ms til para qu? ticos como Kant o Mill , por citar dos pen pensadores caros a la biotica, suponen que hay palabras como justicia, igualdad, derecho, que mueven a la accin, que tienen el valor de imperativos, de leyes, es decir de mandatos que empujan a abrazar ciertas conductas, a vivir de una determinada manera que ellos califican de humana, de digna. Para ellos, es su reconocimiento por la racionalidad comn a todos los hombres y mujeres, lo que otorga a estas palabras su condicin de imperativas, y por ello sostienen y fundamentan sobre ese reconocimiento de la dignidad a toda tica y toda poltica. Si bien nuestra poca ha devaluado la racionalidad, no ha podido devaluar el peso imperativo de esas palabras ni de la que las sostiene que es precisamente: dignidad. Porque no es posible pensar la igualdad y desde esta palabra construir sistemas deontolgicos si antes no hemos aceptado la dignidad del ser humano, es decir su valor como tal. Toda justicia ser parcial y todo derecho conculcable si no lo pensamos sostenido sobre la dignidad. sta sostiene lo que consideramos el sistema poltico ms aceptable para la defensa de los derechos cual es la democracia. La premisams bsica de la democracia occidental que el gobierno debe ser republicano ms que desptico implica un compromiso con esa concepcin de la dignidad humana .Da la impresin que esta palabra, dignidad, tuvo un peso notable en la historia. Viene siendousada desde Roma asociada bsicamente al reconocimiento y honor de los varones primero,de los humanos despus. Su significado no ha podido ser disfrazado. Aunque no hayamosdeliberado mucho sobre ese significado viene impuesto por una fuerza intuitiva que haceque nos aferremos a l a pesar de las muchas circunstancias banales en que es usado, a pesar de que muchos lo convierten en una frmula vaca utilizada como eslogan para quedarbien. Su fuerza la vuelve acontecimiento en las declaraciones, las constituciones de los estados, los documentos de asociaciones privadas y pblicas, las proclamas revolucionariasy las democrticas, porque todas ellas ponen a la dignidad como fundamento para la vigencia de los derechos humanos. Porque son justamente los derechos humanos los que enuncian cules son las desigualdades que lesionan la dignidad y deshumanizan a la persona viviente.

Esta reflexin filosfica sobre las palabras que se llam giro lingstico reconoce lo que habaexpresado Nietzsche, que stas nacen y se desarrollan e incluso muchas veces mueren, es decir tienen una genealoga y su valor viene dado por el hecho de usarlas o no usarlas.Cuando dejamos de usarlas, por consiguiente, aquello que significaban pierde presencia enla cultura, va desapareciendo a la par de ellas. Vemos entonces que el concepto de dignidad no nace en la modernidad aunque adquiere en ella una significacin diferente a la que tenaen el mundo medieval y en el antiguo y que es el que pretendemos que siga vigente, inclusoenriquecindolo. Para el medieval Dios reconoci al hombre al crearlo a su imagen y semejanza y era ese reconocimiento, su mirada y su redencin, lo que haca digno al humano frente a Dios. Dios era, en consecuencia el origen y el fin de la dignidad. Esto era claro y aceptado en una relacin tan desigual como la del hombre y Dios. Es verdad que histricamente se daban diferentes dignidades entre los hombres, es decir que haba hombres que merecan ms reconocimiento que otros, pero en un mundo donde se proclama la igualdad de todos los hombres, es el reconocimiento de los iguales lo que asociamos a la dignidad, reconocimiento que se vuelve derecho cuando es exigible. Es la dignidad un atributo del ser humano, es el ser humano digno en s mismo, valioso en s mismo o ese valor depende del reconocimiento del otro? Con Dios formando parte de la visin del mundo (Weltanschaung) la respuesta era sencilla, pues en el mismo acto amoroso de crearlo Dios haba reconocido al hombre como hijo y valioso, pero cuando las relaciones son solamente entre hombres y mujeres iguales, lo que los otros hacen y lo que cada uno hace respecto del otro es reconocer su valor intrnseco, es decir su dignidad intrnseca, aunque no pueda responder a la pregunta de dnde viene. El hombre tiene valor por s mismo, e incluso tiene mayor valor que cualquier otro ser de la naturaleza. No es otra cosa que este giro lingstico operado por la modernidad al establecer como mximo valor la vida humana, lo que reconoce Kant en su tica que es la formulacin de una nueva manera de relacionarnos entre los hombres, una manera horizontal. Kant crea, lo que Wittgenstein denomina un nuevo juego de lenguaje, alrededor de la palabra dignidad, un juego en que sta pasa a ser el pivote fundante de una tica entre iguales. De desaparecer la valoracin de cada ser humano en cuanto tal como el mximo valor por parte de sus iguales, deberamos buscar el mximo valor en algo diferente de lo humano y por consiguiente condicionar la dignidad a ese valor.

Muchos lo hacen de hecho valorando ms a la razn, a la ciencia que a la humanidad, o a la ley, o al poder y la riqueza. Desde otra perspectiva otros pretenden hoy valorar ms lo animal que lo humano en cuanto la animalidad que mora en lo ms recndito del hombre es lo nico que permite pensar la igualdad sostenida por lo instintivo, lo no racional, por lo quepermite anular la diferencia entre naturaleza y cultura Por otra parte, la afirmacin de la inutilidad de la palabra dignidad revela un desconocimiento del carcter pragmtico del lenguaje trabajado por Austin . El acto del habla, para Austin, es la unidad ms pequea del lenguaje que realiza en la palabra una accin: una promesa, una orden, un pedido, una asercin, destinada a modificar la situacin de los interlocutores.La palabra encierra un carcter intencional que se cumple cuando dos interlocutoresla usan en el mismo sentido. Cuando los documentos internacionales, las constituciones de las naciones, las declaraciones, los pactos, las leyes ponen como fundamento delderecho a la dignidad, tienen implcita una intencin realizada (alocuciones en la clasificacin de Austin) que busca al mismo tiempo, sin duda, algn tipo de efecto de las palabras (perlocuciones),es decir, establecen una relacin de compromiso entre el contenido del acto de habla y la realidad, buscando crear una situacin nueva . El uso insistente de la palabradignidad no es gratuito sin que remita a una intencin sostenida por una referencia comn allugar que ocupa el hombre en la sociedad y en la historia. Esta ltima observacin, as como la referencia a Austin y Searle, es para mostrar los vnculos incuestionable e ineludibles entrelenguaje y accin, relacin negada al pensar como intil una palabra. La dignidad no es simplemente un atributo ms del ser humano sino el que confiere el estado tico relacional de reconocimiento en la igualdad, que unos agentes ticos asignan a otros o el mismo agente se asigna a s mismo como a un otro. En efecto, si el reconocimiento de un ser como libre seala a un humano, su reconocimiento de igual en dignidad lo hace merecedor y deudor de respeto, lo hace valioso, lo transforma, dira Kant, en fin. La dignidad humana es un indicador de la condicin limitada del humano al confrontarlo con otros iguales en valor, pero al mismo tiempo indica el carcter de valioso de lo humano. El valor, constitutivo de la dignidad, es un concepto relacional: en efecto, algo vale para otro que s mismo. El trmino dignidad por consiguiente, es relacional y supone la libertad y la igualdad, no basta con una de ellas. Por ello el liberalismo que reconoce slo a la libertad como atributo de la humanidad olvida o ignora la dignidad cuando no le suma a sta la igualdady, podemos agregar, la solidaridad. El hombre libre del liberalismo vale ante s mismo en su autoconciencia de la libertad. No importa qu hace con ella, no importa el otro, es una concepcin del atributo desde la propiedad, algo que poseo, no algo que me es reconocido por otro en el ejercicio de la responsabilidad. As slo puede comprender la dignidad como rango, es decir como lugar a ocupar en un espacio social jerrquico por haberlo ganado u obtenido como propiedad, un espacio donde hay arribas y abajos, el que est arriba domina, es el que tiene mayor rango el ms digno, es decir el que merece ms riqueza y honor. Cuando concibo la dignidad como una propiedad, como algo que pertenece al humano como un valor adquirido por l mismo, termino por concluir que no es igual para todos los hombres, sino que algunos son ms dignos que otros. Tambin aqu funciona el reconocimiento pero en relacin al poder, o al saber, o a la riqueza, o a la santidad, el ms poderoso, rico, santo, sabio, es ms digno, el menos poderoso, el sometido, el dominado, el marginal, el miserable, el traidor, el asesino, ha perdido su dignidad, solo la recuperar cuando escale la pirmide social y se ubique en los puestos superiores. Falta aqu un ingrediente fundamental para pensar la dignidad que es la igualdad. Ingrediente que se incorpora al significado de la palabra cuando todos los seres humanos son considerados iguales por haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, por la influencia en la filosofa del judeo-cristianismo. Ya no hay hombre ni mujer, esclavo ni dueo, nio ni adulto, todos son hijos de Dios, todos han sido redimidos por Cristo. Parece que esto es lo que hoy queremos perder cuando reemplazamos igualdad por equidad, recuperando el significado de dignidad como rango y ms especialmente como rango ganado. Pensar la dignidad como fundante de la cultura que intentamos construir, significa que el humano es libre y valioso en s mismo lo cual no significa por s mismo, por ello ninguna accin que realice l mismo u otro le puede quitar ni su libertad ni su dignidad, aunque puede s opacar la conciencia de esa dignidad,la conciencia de su derecho a ser reconocido y tratado como igual, la conciencia de la justiciaque es el ejercicio de esa igualdad. Negar la dignidad como concepto, ignorarla, es sacar la piedra que cimenta todo derecho porque impide pensar como legtimo cualquier reclamo dereconocimiento a otro igual, y fundamentalmente a la comunidad como a los otros iguales que deben derecho. La ausencia de un criterio universalista de igualdad en dignidad de todoser humano, mina las bases de cualquier sociedad democrtica. De modo que los argumentos de Macklin son claramente deudores de una concepcin del hombre y del mundoproveniente del individualismo liberal. Har una breve referencia a los otros dos.En Kant y Hegel vemos desarrollados los dos componentes del concepto de dignidad que nos permiten ponerlos como sustento de los derechos humanos: el que la hace intrnseca al ser humano como tal y el que asocia este carcter con el del reconocimiento del otro. Es en las declaraciones de derechos humanos cuya operatividad Gracia cuestiona, donde vemos operando a este concepto cuando se reconocen los derechos del ser humano, en razn de su dignidad. Que estas declaraciones hayan alcanzado nivel cuasiuniversal en este momento de la historia no es un dato menor y menos an que sean el lugar donde abrevan las palabras que van constituyendo la trama de intencionalidades de respetoal otro que pretendemos que tenga vigencia entre nosotros. Que sigamos discutiendo problemas en biotica alrededor de la vida y la muerte, quen busquemos acercarnos a la ley que pueda convertirse en universal, que busquemos la formulacin de los derechos en que todos los hombres encuentren cumplido el imperativo de respetars la vida y de considerar al hombre como fin y no como medio, es una muestra deque an no hemos alcanzado la formulacin deontolgica deseada, de que somos hombres llenos de pasiones, afectos, sentimientos, raciocinios que nos hacen limitados y pobres en nuestros logros. La proclamacin de la dignidad como fundamento de todo derecho, el reconocimiento de que los derechos humanos tienen carcter absoluto en cuanto estn sostenidos sobre el valor del ser humano como tal, nos permite entablar un dilogo respetuoso con otras culturas, con otras filosofas, con otras ticas y polticas. La cultura occidental ha recorrido un derrotero en que hay palabras que son fundamento mal que les pese a algunos intereses, esas palabras son dignidad, igualdad, libertad, solidaridad. Sacar estas piedras fundamentales, ignorarlas sobre todo apelando al argumento de que todo el edificio construido sobre ellas no cumple con su nivel de exigencia, significa tirar abajo la construccin de una cultura que, con dificultades y traspis, va tratando de crecer en el reconocimiento del otro y en su respeto.

La actualidad del concepto kantiano de Dignidad An estn vigentes muchas de las ideas kantianas. Todava hoy nos resulta til hacer uso de la distincin entre lo que se debe y lo conveniente (para dar slo un ejemplo). A su vez, han ocurrido muchas cosas que nos distancian de su pensamiento. Los totalitarismosy los genocidios del siglo XX, as como las guerras del XXI han colaborado en destruir la limitada ilusin de Kant acerca de las posibilidades abiertas a la humanidad por la RevolucinFrancesa. La creencia en el progreso se muestra hoy como una total ilusin Por su parte, las crticas a presupuestos y supuestos de su sistema filosfico han desgarradoy agujerado su trama de significaciones. No obstante, en este recin iniciado siglo XXI, pese a todo, seguimos no debera ser olvidado siendo modernos en cierto sentido bsico y, por ende, tambin kantianos. Continuamos entonces usando muchos de los conceptos kantianos, aunque muchas veces con una distorsin que no slo los aleja de la filosofa de Kant, sino que adems los desfiguran hasta vaciarlos de sentido. Un efecto de ese vaciamiento es que habilita darles funcin de comodn, pudiendo aparecer equvocos y confusos en discursos contrarios e irreconciliables, adjudicndoseles significados acordes con cada circunstancia. Tal es el caso del concepto de dignidad en algunas discusiones actuales en torno a la biotica (por ejemplo,Macklin: 2003; Gracia: 2008; Pinker: 2008). Pero este vaciamiento y acomodamiento de los conceptos parece olvidar que se trata de conceptos filosficos y que, en consecuencia, responden a un horizonte de sentido, o mejor a un plano de inmanencia (Deleuze: 1995), a partir del cual se construyen y articulan con otros conceptos constituyndose como tales.Pero adems en Kant, sus conceptos filosficos cruciales son conceptos trascendentales. Por lo tanto, no son principios que operan cual axiomas de los que se derivan algortmicamente(es decir, mecnicamente en un nmero finito de pasos sucesivos, bajo pretexto de deduccin) conclusiones taxativas e incuestionables. Tampoco son atributos, propiedadeso cualidades inherentes a cosas o sustancias. Son condiciones de posibilidad: hacen factible. Y adopto la palabra factible, porque precisamente refiere a factum, hecho, y a facere, hacer. Permite recordar la paradjica pero consistente y elocuente frase de Gastn Bachelard(1978): los hechos son hechos; entonces se hacen, no estn dados. Pero adems agrega la idea de proceso tan cara a poskantianos como Hegel o Marx, pero ya presente en Kant.Ms an puede tambin incluirse la connotacin de un hacer o de un quehacer en el queen el momento anterior no est contenida la novedad del momento posterior, sino que haga factible lo excedente y tambin el excedente 2008). En el caso de la tica kantiana, sus conceptos hacen factible lo humano de y en los individuos, as como la humanidad, y de esta manera el proceso de la moralidad y la legalidad.El concepto de dignidad, por ejemplo, define una diferencia con el precio (Kant:1980). Una diferencia que nos habla del incipiente capitalismo de la poca de Kant (enespecial en su pas) y de su tendencia actual a subsumir todas las actividades sociales bajo la forma mercanca. Pero tambin hace pensar en que es factible realizar esa dignidad, abre la posibilidad de que ella acontezca en nuestra vida social. Queda as delimitado un mbito en el que se da el intercambio capitalista donde todo puede ser equivalente, sustituible,siendo medios para otra cosa el dinero el capital. Aunque al mismo tiempo, indica la posibilidad de una existencia otra: aquella en que los seres humanos se hacen fines en s mismos, hacindose libres, decidiendo por s mismos. Por un lado, el precio genera la posibilidad de ejercer el libre arbitrio (una capacidad natural, por ende, resultado de las series causales que conforman el organismo) y as optar entre las alternativas dadas por la naturaleza, con el agregado hoy imposible de desconocer de las ofrecidas por el mercado. Los medios masivos de comunicacin interpelan a nuestra libertad cuando slo quieren que pongamos en juego nuestro libre arbitrio, en todas las cuestiones que se someten a la decisin de los ciudadanos, desde los objetos de consumo hasta las leyes del pas. Pero para elegir entre lo que hay, entre las opciones viables, sustentables que no son otras que las que el orden social impone (la legalidad histricamente concretada). Un libre arbitrio que se define deberamos decir, se inclina por los beneficios resultantes, en un clculo costo-beneficio,que remite al precio al excedente y, por tanto, a medios, con la gua de normas ajenas de comportamiento (heteronoma). Por otro lado, se halla la otra posibilidad, la posibilidad propiamente humana y que define la dignidad: desprendernos de las series causales naturales en las que estamos inmersos y que nos determinan. Ejercer la capacidad de autoderminarnos: de no responder mecnicamente a las presiones de las fuerzas naturales tanto internas (la naturaleza en nosotros: la pasin; hoy podramos decir tanto el temperamento como el carcter de los individuos, y por tanto incluir as las determinaciones o al menos condicionamientos sociales de nuestra socializacin) como externas (en tanto fuerzas naturales, a travs de las cosas con las que nos relacionamos directa o indirectamente, y tambinlas relaciones sociales, afectan nuestros cuerpos, induciendo nuestras convenienciasy preferencias). Esta otra posibilidad consiste en no dejarnos determinar entonces por la ley natural, sino en darnos nuestra propia ley, un deber que nosotros mismos decidimos como obligacin. Lograr entonces ser autnomos. Pero podemos serlo en tanto podemos pensarnos fuera de la red de la causalidad mecnica de la naturaleza, gracias, dice Kant, a la raznprctica. Ella es la que nos extrae de esa red, hacindonos libres, pero no slo libres en el pensar, sino tambin libres en el actuar. Se trata de una razn que en su uso prctico debe ser practicada, actuada. Sabemos cmo desde Kant, y con l, la razn se ha hipostasiado y adquirido rasgos cuasi divinos. Pero para los odos del presente (luego de las crticas a los intelectualismos an presentes en ltima instancia de los esfuerzos por dejar de separar cuerpo y alma, intelecto y sensibilidad) puede resonar todava una idea de razn de nivel humano, una razn que convierte al hombre en ser humano, que lo integre a la humanidad, como ser capaz de logos. Entonces en su sentido ms originario capaz de reunir, de poner juntos aquello que el hombre se impone como su obligacin con las ciegas fuerzas que pueden ordenarse como naturaleza (es decir, como un conjunto de leyes). Y puede entenderse hoy que es en esta capacidad de reunir y de hacer trabajar juntos estos elementos tan dispares y opuestos que consiste la dignidad del ser humano y dela humanidad. Por eso es que para lograr la autonoma no alcanza decidir conforme a la buena voluntad, por respeto al deber (no alcanza la intencionalidad,aunque determine nuestra moralidad, aunque sea su condicin necesaria en Kant). Ladecisin por deber, ms all de las consecuencias (sin confundir el utilitarismo de la regla con la tica deontolgica kantiana), hace factible una accin sin antecedente en el mundo natural y social, una accin no inscripta en lasseries causales usuales y acostumbradas. No obstante, tal accin inicia una serie causal que s tiene que enfrentar al determinismo de nuestro mundo natural y social. En este enfrentamiento se juega la realizacin del Reino de los Cielos en este mundo, la concrecin histrica,en el tiempo, del Reino de la Libertad. Y si ya no podemos confiar en ese utpico progreso,al menos podemos creer en el desafo de apostar por reunir, por medio de nuestro accionar, una mayor igualdad y libertad en un mundo que deriva hacia la desigualdad y la opresin.Si volvemos a esta lnea de interpretacin de la filosofa prctica de Kant, la libertad no puede ni debe confundirse con la libertad (libre arbitrio) de consumo (Heler: 2009a). Por el contrario, es una libertad que remite a una obligacin y a ningn querer arbitrario que flucte entre las posibilidades que el mercado ofrece. Una obligacin de libertad, que no sereduce a encontrar los medios (humanos o nohumanos)para fines egostas, sino que requiere que todos sean igualmente libres, por tanto fines en s mismos, que todos puedan reunir su accionar con esos fines en s mismo, ejerciendo la propia dignidad y favoreciendo el ejercicio de la ajena; una obligacin de promover ypotenciar la autonoma para la humanidad y para sus representantes: los individuos. La reunin de ambos elementos, humanidad e individuo, es quiz lo ms diluido en la posteridad de Kant en nuestros das. El primer trmino se presenta como un hueco vaco en laactualidad, dejando slo, y en soledad, al individuo frente a las determinaciones del mundode los precios. Si bien hay en Kant cierta oscilacin que reducira la libertad del individuo como fin en s mismo a la libertad e igualdad que el mercado permite(Heler: 2007: 143 y ss.), pero tambin es cierto que an el individuo aisladoencuentra el criterio de su moralidad en la consideracin de s mismo y de losotros como representantes de la humanidad. Los conceptos kantianosde dignidad, libertad, fin en s mismo, deber, autonoma se muestran as en sus articulaciones, sobre un plano de inmanencia que apuntala condiciones de posibilidad que hoy podemos interpretarlas en el sentido de que se orientan a hacer factible la emancipacin de un orden social que nos sujeta casi hasta la asfixia (Heler: 2009).Sin pretender adjudicar a Alan Badiou y Jacques Rancire ninguna filiacin kantiana que ellos podran no querer asumir, cabe sealar el aire de familia que se presenta en ambos autores con esta interpretacin de la tica de Kant, dado el papel en sus concepciones delacontecimiento que perfora lo dado abriendo posibilidades de apostar a ser consecuente (Badiou: 2004) con el principio de la igualdad, y concretndose en una desidentificacin subjetiva (tica) a la par de una lucha poltica por la instauracin de una mayor igualdad y libertad para todos (Badiou: 2000; Rancire: 1996; Heler: 2009) Resulta entonces que la dignidad es el concepto pivote en donde las posibilidades de la libertad e igualdad de todos pueden llegar a concretarse (tal vez siempre deficitariamente), por la capacidad de reunir (racionalmente) a seres capaces a su vez de ser dignos con sus prximos, trabajando juntos por una libertad e igualdad en aumento. Y hoy otorgando tambin un lugar de respeto a esa naturaleza que soporta la dignidad humana, para que pueda seguir siendo el soporte de nuestra dignidad Hegel, la dignidad del sujetoHegel es el filsofo de la modernidad y, en consecuencia, el primer filsofo universal, enla medida en que la modernidad desarrolla el primer sistema econmico, social y poltico universal. Por lo tanto es tambin el filsofo de la creacin poltica peculiar de la modernidad, el Estado. Es, pues, el filsofo del Estado moderno. Por otra parte, con la modernidad surge la filosofa del sujeto, siendo su motor las grandes transformaciones producidas por el sujeto burgus que al decir de Marx, crea un mundo a su imagen y semejanza. En todas las etapas anteriores el sujeto individual, la persona humana, se encontraba complemente inmersa en totalidades orgnicas como la etnia, la tribu, el feudo, la familia extensa, el gremio, la iglesia.La modernidad produce la ruptura de dichas totalidades, dividiendo al todo social en dos mbitos, el de las particularidades, o sea, la sociedad civil, como la denominar Hegel y el del universal, o sea, el Estado. En la relacin dialctica entre el particular y el universal, el individuo particular, la persona, reivindica determinados derechos que se plasmarn en la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.Los derechos del hombre apuntan al ser humano como persona particular, cuyo mbito es la sociedad civil, y los del ciudadano apuntan al ser humano como momento del universal, expresado por el Estado. El individuo particular de la sociedad civil slo puede realizarse en un mbito de universalidad, es decir, como ciudadano, es decir, como partcipe del Estado.

1.- La dignidad del sujeto como universalTomando en cuenta esta nueva realidad creada por la modernidad, Hegel expresa quetodo depende de que lo verdadero no se aprehenda y se exprese como sustancia, sino tambin y en la misma medida como sujeto (Hegel, 1973, p. 15). Hasta entonces la categora con la que se denominaba al ser humano era la categora de sustancia, creada por Aristteles.Hegel no elimina ninguna de las categoras que fueron elaboradas por los filsofos alo largo de la historia, sino que las reubica en el proceso dialctico del sujeto, con lo cual adquieren un nuevo sentido. El sujeto es definido como el movimiento del ponerse a s mismo(Id. pp. 15-16). El sujeto no es, el objeto es. El sujeto deviene, es movimiento, es proceso, perono cualquier proceso, sino el de ponerse a s mismo. En lugar de ponerse podemos decircrearse, como el mismo Hegel, con la aprobacin de Marx, lo dice en otro momento. El movimiento en que consiste el sujeto es, naturalmente dialctico y, en consecuencia, transita por los momentos del universal abstracto o en-s, el particular o para-s y el universal concreto o en-s-para-s. El sujeto es universal y lo es esencialmente, pues el sujeto aparece cuando se abre la razn rompiendo los lmites en los que se encuentra encerrada la animalidad. El animal guarda una plena identificacin con la naturaleza sensible. sa es su fuerza, pero tambin su debilidad. El ser humano o sujeto ha roto con esa plena identificacin, al irrumpir la razn que lo abre a la universalidad. sta es su debilidad, pierde fuerza en el mbito puramente sensible, pero es tambin su fuerza,pues la razn le permite crear los instrumentos de dominacin sobre la animalidad.Ahora bien, el primer momento de la dialctica es el universal no realizado, pobre y por ello, abstracto. Es este primer momento el que corresponde a la sustancia. Por lo tanto essujeto pero slo en-s, abstracto, no realizado, o no puesto, segn la terminologa hegeliana. En ese primer momento, pues, el sujeto tiene toda la dignidad, todos los derechos del sujeto, pero no es propiamente sujeto porque todava no se ha puesto, no se ha creado a s mismo. La dignidad de ser sujeto no le viene a ste desde fuera. En realidad, nada de lo que estesujeto devendr viene de fuera. Todo est en l desde siempre, lo que l pone lo pre-supone.Poner-presuponer son dos momentos de la dialctica. En este presuponer que el sujeto pone se encuentra todo lo que el sujeto puede ser, o mejor lo que el sujeto es slo virtualmentey que ser traducido al acto en el poner. La dignidad pertenece, pues al sujeto, como presupuesto que el sujeto va a poner. Esto debe ser pensado ms detenidamente. La realidad del sujeto es un proceso. En lugar del sustantivo sujeto debiramos utilizar el verbo subjetualizarse. El problema es que no tenemos la capacidad de comprender el procesosi de alguna manera no lo abstraemos yfijamos, tarea, nos dice Hegel que le corresponde hacer al entendimiento Verstand. ste abstrae y fija los momentos del proceso dialctico para que los podamos analizar. De esa manera, por ejemplo, podemos dividir la historia biogrfica de cualquier sujeto individual en los tres momentos de la psicologa clsica, infancia adolescencia madurez. En ningn momento el sujeto ha dejadode moverse, de transformarse, subjetualizarse. Nosotros tenemos la necesidad de frenar eseproceso para estudiarlo. Una vez hecho ese trabajo, entra la razn Vernunft que vuelve a poner en movimiento lo que el entendimiento haba fijado. El sujeto es el desdoblamiento de lo simple o la duplicacin que contrapone, que es de nuevo la negacin de esta indiferente diversidad y de su contraposicin: lo verdadero es slo esta igualdad que se restaura o la reflexin en el ser otro en s mismo (Hegel, 1973, p. 56). Los tres momentos de esta dialctica son designados como: Simple - Duplicacin o contraposicin - Negacin de sta. Lo simple es el universal en su momento de abstraccin o, en otras palabras, el universal no puesto, no realizado, inmediato. Este universal debe pasar de la abstraccin a la concrecin. Paraello debe desdoblarse, escindirse, escisin que presente este momento como contraposicin al primer momento, el de la universalidad. Este segundo momento aparece en primera instancia como indiferente diversidad. Si el movimiento terminase all, el sujeto se estacionara en un momento esquizofrnico o de conciencia desgraciada segn la categorizacin hegeliana. La segunda negacin la primera es la escisin saca a la indiferente diversidad de su letargo y la vuelve al universal que ahora no es abstracto sino concreto. En realidad nunca hemos salido del sujeto o sea, del universal. Primera y segunda negacin son momentos de la realizacin o concrecin del universal. El sujeto es el movimiento en que el universal que pasando por la particularizacin se realiza como universal concreto. Por ello en el mbito de la eticidad, al referirse a la administracin de la justicia Hegel expresa que el hombre vale porque es hombre, no por ser judo, catlico, protestante, alemn, italiano, etc. (Hegel, 1993, # 209).La Bildung o educacin formativa debe sacar al hombre de su existencia inmediata en la que es en s mismo un ser natural, exterior a su concepto y llevarlo a que por el cultivo de su propio cuerpo y espritu se tome a s mismo en posesin y llegue a ser propiedad en s mismo y frente a otros. De esa manera pone en la realidad lo que el hombre es suconcepto. La pretendida justificacin de la esclavitud [] as como la justificacin de una dominacin como simple derecho de seoro en general se basa en la consideracin del ser humano como puro ser natural. Por el contrario, dice Hegel, la afirmacin de la absoluta injusticia de la esclavitud se basa en el concepto del ser humano como espritu, como libre en s (Hegel, 1993, & 57). El hombre como espritu libre posee determinados derechos inalienables referentes atodos aquellos que de una u otra manera implican la posibilidad de la enajenacin de la personalidad y de su ser sustancial. Ello implica derecho a ser absolutamente libre de la esclavitud, de la servidumbre y de todo aquello que lleva a perder la libertad (Id. 66). Por ello, los padres deben tener en cuenta que los hijos no pertenecen como cosas ni a otros ni a suspadres El hombre es, pues, universal, no una particularidad que sea simple momento de un universal.Pero ese universal no es algo esttico, sino que deviene dialcticamente. Primero es un universal abstracto, es decir, vaco, no puesto, no realizado. Se expresa en Los fundamentos de la filosofa del derecho como el momento del derecho abstracto. En ese nivel es imposible solucionar el problema de la injusticia, porque los contratos se rompen por mltiples motivos. Es el mbito de la contingencia. Para realizarse el universal en que consiste el sujeto debe tomar decisiones que constituyen otras tantas particularizaciones del universal. Es el mbito de la moralidad, en la cual comienza a superarse el mbito de la pura contingencia, pero como se trata del particular, el deber moral carece de fundamento. El imperativo categrico es abstracto y en consecuencia, queda al arbitrio del sujeto colocarle el contenido. Esto se supera finalmente en el mbito de la eticidad que radica en la intersubjetividad, all donde los sujetos se reconocen plenamente como sujetos. mbito que es supuesto, que est desde siempre, que condiciona al sujeto, pero que ste con su accionar, a su vez transforma. All el universal sale de la abstraccin, se concretiza. Como universal concreto no es parte de nadie. En l radica la dignidad.2.- La dignidad del sujeto en el reconocimiento y la auto-creacinDesde Aristteles por lo menos sabemos que no hay un ser humano aislado. Las robinsonadas con las que comienzan Smith y Ricardo ya fueron, constituyen, en realidad una anticipacin de la sociedad civil que se preparaba desde el siglo XVI y que en el siglo XVIII marchaba a pasos de gigante hacia su madurez (. El sujeto es esencialmente intersubjetivo, es un inter-sujeto, un co-jeto, o, empleando una terminologa ms sociolgica, un ensamble de relaciones sociales como dice Marx en la tesis sobre Feuerbach. En este entrelazamiento de relaciones intersubjetivas las relaciones no son de entrada horizontales sino ms bien verticales. El beb no nace en el nivel del sujeto, en condiciones de igualdad con su madre o con su padre. Nace en condicin de absoluta inferioridad, condicin que lo hace aparecer ms bien como un objeto que como un sujeto y, de hecho, en dicha relacin siempre est presente la tentacin objetualizadora.El sujeto es sujeto slo y en la medida enque es reconocido como tal por el otro, al mismotiempo que l lo reconoce. Esta lucha lacomienza el beb no bien sale del vientre materno,si es que no la comienza antes, para locual necesitaramos la ayuda de conocimientosque tal vez todava no tengamos. El bebllora y patalea no slo cuando tiene hambre,sino tambin cuando lo dejan solo o no le danartculo, es decir, cuando no lo reconocen.En esa lucha por el reconocimiento parece,a primera vista que quien ocupa el lugardel seoro es el vencedor, lo cual constituyeun error de apreciacin muy comn. Efectivamenteel seor ha dominado al siervo, no loreconoce, lo ha reducido a un objeto, lo cualcierra el camino para que l, el seor, puedaser reconocido por otro sujeto. El camino del seoro es un callejn sin salida, reduce los sujetosa objetos.El camino se abre por el lado de la servidumbreo del dominado en la medida en queel siervo se ve obligado a trabajar y al hacerlose ve a s mismo en el producto que crea.Esto merece un desarrollo, pues entramos enla relacin esencial que guarda el sujeto conla dignidad.El sujeto es una totalidad sujeto-objetocuya comprensin no se obtiene a primeravista, sino tras un proceso de experiencia yreflexin. El sujeto como tal es la autoconcienciao implica esencialmente el momento de laautoconciencia. Ahora bien, hay una dificultadespecial para captar la autoconciencia, porqueno es representable y nuestro conocimientofunciona con la representacin. Slo los objetosson representables. Hagamos la pruebade tratar de representarnos nuestra subjetualidado autoconciencia y veremos que ello esimposible. Lo que se representa siempre es unobjeto Por ello, dice Hegel que para llegar a ellanecesitamos de la profunda experiencia quees la angustia. En la angustia se mueve elpiso en el que nos afirmamos, perdemos pie,no sabemos dnde estamos parados porque enrealidad ya no estamos parados. El suelo se hadesfondado. Ese suelo no es otro que el momentoobjetual del sujeto que ha desaparecido.El sujeto como es la totalidad sujeto-objetonecesita la recuperacin del objeto, pero estarecuperacin slo puede ser una recreacin omejor, una creacin, pues lo otro sera un retrocesoy, en consecuencia, un quedar atrapadoen el objeto. El movimiento del reconocimiento, que esmovimiento del reconocimiento de la dignidad,implica la muerte por ello Hegel dicelucha a muerte del objeto en ambos extremos,es decir, en ambos sujetos que luchanpor reconocerse. Ello significa que el otro dejade ser un objeto para ser sujeto, relacin desujeto a sujeto.