La Biocolonialidad Del Poder

46
LA BIOCOLONIALIDAD DEL PODER Amazonía, biodiversidad y ecocapitalismo Juan Camilo Cajigas-Rotundo Recientemente, Arturo Escobar propone un balance del proyecto latinoamericano modernidad/colonialidad, destacando sus líneas de argumentación generales, basadas en una crítica a la modernidad que evidencia su inherente carácter colonial (Escobar, 2003, p. 77). Escobar propone ampliar los horizontes de este proyecto a partir de la inclusión de tres terrenos fértiles de discusión: la perspectiva de género, las economías alternativas y la perspectiva de la ecología política. Según Escobar, el programa de investigación modernidad/colonialidad necesitaría una nueva arena de discusión: el patrón de poder colonial sobre la naturaleza. Avanzando en esta dirección, quiero mostrar que los discursos moderno/coloniales no solamente producen subjetividades y territorialidades, sino también “naturalezas”, es decir, es posible evidenciar una “colonialidad de las naturalezas”. Propongo, entonces, una lectura de la naturaleza que, por un lado, evidencia los dispositivos poscoloniales presentes en las actuales luchas por la defi nición de la biodiversidad, y que, por el otro, escapa a las posturas que reifi can y esencializan a las poblaciones locales implicadas en este confl icto. Por ello considero importante ampliar la noción propuesta por Aníbal Quijano de “colonialidad del poder”, basada sólo en la articulación de las poblaciones indias y africanas, a las jerarquías laborales del sistema-mundo. Utilizaré la noción de biocolonialidad

description

Ensayo de la Biocolonialidad Del Poder

Transcript of La Biocolonialidad Del Poder

LA BIOCOLONIALIDAD DEL PODERAmazona, biodiversidad y ecocapitalismoJuan Camilo Cajigas-RotundoRecientemente, Arturo Escobar propone un balance del proyecto latinoamericanomodernidad/colonialidad, destacando sus lneas de argumentacingenerales, basadas en una crtica a la modernidad que evidencia su inherentecarcter colonial (Escobar, 2003, p. 77). Escobar propone ampliar loshorizontes de este proyecto a partir de la inclusin de tres terrenos frtilesde discusin: la perspectiva de gnero, las economas alternativas y la perspectivade la ecologa poltica. Segn Escobar, el programa de investigacinmodernidad/colonialidad necesitara una nueva arena de discusin: el patrnde poder colonial sobre la naturaleza. Avanzando en esta direccin, quieromostrar que los discursos moderno/coloniales no solamente producen subjetividadesy territorialidades, sino tambin naturalezas, es decir, es posibleevidenciar una colonialidad de las naturalezas. Propongo, entonces, unalectura de la naturaleza que, por un lado, evidencia los dispositivos poscolonialespresentes en las actuales luchas por la defi nicin de la biodiversidad,y que, por el otro, escapa a las posturas que reifi can y esencializan a las poblacioneslocales implicadas en este confl icto. Por ello considero importanteampliar la nocin propuesta por Anbal Quijano de colonialidad del poder,basada slo en la articulacin de las poblaciones indias y africanas, a lasjerarquas laborales del sistema-mundo. Utilizar la nocin de biocolonialidaddel poder, para referirme a la actual produccin de la naturaleza en el marcodel capitalismo posfordista.En este trabajo abordar el problema de la biodiversidad en el contextode la globalizacin hegemnica, entendida como la fase actual de una colonialidadde larga duracin. Para esto delinear una cartografa cognitiva,utilizando como eje dos relatos que sintetizan las posiciones occidentales ylas amaznicas (organizaciones indgenas/bosquesinas1) en torno a la bio-1 En la zona del sur del trapecio amaznico, en donde se centra el presente estudio, sepresentan cada vez ms asentamientos constituidos por varias etnias: ticunas, cocamas,170diversidad como campo de confl icto. Con respecto a la primera, me referiral relato de la escasez y, en relacin con la segunda, al relato de la abundancia.Ambos relatos surgen de epistemologas diferentes, que establecenentre s relaciones de subordinacin y resistencia, y articulan polticas de biodiversidad.LA VISIN GLOTONA Y EL RELATO DE LA ESCASEZLa modernidad trae consigo una particular construccin de naturalezadeterminada por el auge y consolidacin del capitalismo como una formaespecfi ca de las relaciones sociedad-naturaleza. Esta construccin tienesus comienzos en la formacin del sistema-mundo en el siglo XVI, cuandoEuropa se constituye en centro de una red planetaria de saber/poder. Ensta, y a partir de la Ilustracin, la naturaleza se encuentra escrita en unlenguaje matemtico que es vlido para todo lugar y tiempo, es universaly necesario, perdiendo as cualquier atributo y valor que pueda tener en smisma ms all de los intereses humanos; ya no hay telos fi n ltimo enla naturaleza, sino solamente en la accin humana. Newton consolida elparadigma de la fsica como estudio de las leyes universales que rigen losfenmenos mediante el determinismo (causalidad simple) y la reversibilidad(retroceso del movimiento). El humano, en esta dimensin, es sujeto de unconocimiento objetivo, se encuentra despojado de cualquier carga afectiva ytiene total control sobre su racionalidad. La realidad es reducida a lo uniforme,descolorido y simple, es objeto, algo que se contrapone al sujeto, y quepuede ser observado de manera neutral por ste; lo real es una mquina,es un reloj puesto en funcionamiento por un relojero trascendental. De otrolado, siguiendo a Bacon, el conocimiento es poder, sirve para algo, tiene un fi nespecfi co. De ah que exista una estrecha ligazn entre la ciencia y la tcnicay, de manera directa, entre la ciencia y el mercado capitalista.Esta particular construccin de naturaleza, justifi cada por la fi losofamoderna desde Descartes hasta Kant, lleva inscrita una antropologa dela mirada, es decir, un particular desarrollo de los sistemas de ubicacinvisual en el espacio; sistemas que posibilitaron el predominio socioculturaldel rgano de la visin y determinaron la articulacin del conocimiento. Elmaterialismo y el realismo proveyeron, con su ocucentrismo, otro matiz deyaguas, ocainas, yukunas, makuna, uitoto, adems de colonos; lo cual est produciendoun tipo particular de relaciones intertnicas e interraciales, categorizadas con la nocin desociedades bosquesinas; nocin que privilegia el modo de subsistencia (vivir de la selvay el ro) sobre el origen tnico (Echeverri y Gasch, 2004). Las sociedades bosquesinas secaracterizan por la existencia de grupos de solidaridad (mingas, fi estas, ceremonias), unacultura local (donde coexisten formas tradicionales y objetos del mercado), un lenguaje(espaol loretano en Per, amaznico en Colombia), una economa de carcter pluriactivoy anrquico (se alternan actividades de subsistencia, relacionadas con el mercado laboraly el consumo mercantil), lo que constituye, a nuestro parecer, una articulacin disidentede las economas regionales, nacionales y transnacionales.171la importancia de la visin en la mstica cristiana. Esta mirada fue secularizaday pragmatizada para los fi nes de expansin capitalista, y se ve refl ejadaen el desarrollo de la cartografa, como mecanismo de control colonial sobrelas tierras de ultramar (Mignolo, 1995). La matematizacin de la perspectivapermiti, as, el control sobre los espacios geogrfi cos coloniales y sus gentes.Lo cual supone la ubicacin intensifi cada de un punto de observacinatemporal, universalizable. Segn Castro-Gmez, esta hybris del punto ceroposibilita el establecimiento de criterios jerrquicos sobre los sistemas de conocimientoendgenos de los grupos dominados.Me refi ero a una forma de conocimiento humano que eleva pretensiones de objetividady cientifi cidad, partiendo del presupuesto de que el observador no forma partede lo observado. Esta pretensin puede ser comparada con el pecado de la hybris,del cual hablaban los griegos, cuando los hombres queran, con arrogancia, elevarseal estatuto de dioses. Ubicarse en el punto cero equivale a tener el poder de un Deusabsconditus que puede ver sin ser visto, es decir, que puede observar el mundo sintener que dar cuenta a nadie, ni siquiera a s mismo, de la legitimidad de tal observacin.Equivale, por tanto, a instituir una visin del mundo reconocida como vlida,universal, legtima y avalada por el Estado. Por ello, el punto cero es el del comienzoepistemolgico absoluto, pero tambin el del control econmico y social sobre el mundo.Obedece a la necesidad que tena el Estado espaol (y luego todas las dems potenciashegemnicas del sistema mundo) de erradicar cualquier otro sistema de creenciasque no favoreciera la visin capitalista del homo oeconomicus. Ya no podan coexistirdiferentes formas de ver el mundo, sino que haba que taxonomizarlas, conforme auna jerarquizacin del tiempo y el espacio. Todas las dems formas de conocer sondeclaradas como pertenecientes al pasado de la ciencia moderna; como doxa queengaa los sentidos; como supersticin que obstaculiza el trnsito hacia la mayorade edad (Castro-Gmez, 2005b, p. 63).Pero ahora, con el advenimiento del capitalismo global, esta estrategia de lamirada moderno/colonial puede ser complementada con su transformacinen los discursos posmodernos del desarrollo sostenible, que toman como unhecho natural la escasez. A la hybris del punto cero, propia de la sociedadcapitalista/industrial, se le aade ahora la gula de la visin, como forma deobservacin poscolonial.La acumulacin de capital, posibilitada por el saqueo y explotacin delas colonias, gener y contina generando, en los centros del sistema-mundo,una sociedad del confort basada en el consumo de bienes suntuarios.Este confort supone la produccin de cuerpos articulados a partir de unirrefrenable estado de sobre-excitacin, que se encuentra en la base de lareproduccin del capital a partir del circuito de produccin y consumo (Virilio,1996). Ahora bien, el confort y la sobreexcitacin producen la gula dela mirada, es decir, la bsqueda insaciable de nuevas fuentes de consumo.La gula de la mirada se hace evidente en los discursos del desarrollo sostenibley, en general, en el proceso de ambientalizacin y conservacin de lanaturaleza (Escobar, 1996). El desarrollo sostenible surge en el contextode incertidumbre que a partir de los aos setenta produce, por una parte,el incumplimiento de las promesas del desarrollo en los pases perifricos y,172por otra, las contradicciones propias de la economa capitalista en relacincon el medio biofsico, la justicia social y la realizacin personal. As las cosas,comienza a construirse, ya no una naturaleza, sino el ambiente enrelacin directa con las exigencias de la sociedad post-industrial.A partir de los aos setenta se presenta un giro en la idea de desarrollo,que busca conciliar la dinmica de crecimiento del capital con los lmitesde los sistemas biofsicos, emergiendo as la idea del desarrollo sostenible.Acuerdos internacionales (lase, imperiales), como el de Estocolmo 72 y LaComisin Bruntland, entre otros, establecen regulaciones globales para elcontrol y manejo adecuado de la naturaleza, que se concretan en una gestiny planifi cacin ambiental. Sin embargo, aqu el ambiente es construido apartir de una representacin propia de los contextos sociales de la opulenciay de su particular visin glotona. Esta gula de la mirada genera, por tanto, larepresentacin de la escasez, es decir, el discurso segn el cual el progresomaterial se defi ne como una superacin de aquellas cosas que nos faltanpara alcanzar un determinado nivel de vida. Desde este punto de vista, lanaturaleza es mirada como fuente inagotable de recursos para saciar la glotoneray garantizar el aumento constante de los niveles de consumo.A fi nales de los aos ochenta, la comisin Brundtland propone la estrategiadel desarrollo sostenible, enunciada como la conservacin de los recursosnaturales para el bienestar de las generaciones futuras. Sin embargo, el documentode la comisin deja un amplio margen de ambigedad sobre el tipode bienestar que se persigue, y sobre quines son y en dnde vivirn esasgeneraciones futuras. La situacin del mundo en aquella poca ya empezabaa marcar el progresivo aumento de situaciones de riesgo latente para las sociedadesopulentas del norte: inmigraciones, contaminacin ambiental, prdidadel Estado proteccionista y de bienestar, entre otras. Estos fenmenos sonconsecuencia de las acciones colonialistas que el mismo desarrollo expansivodel capitalismo implic: la cara oscura de la modernidad. Por eso se habla hoydel efecto boomerang (Beck, 2002), que anuncia la prdida de la era de laseguridad, la confi anza y la certeza del desarrollismo, tan caracterstica delos discursos de la posguerra. De esta seguridad se pasa en los aos setentaal abismo de la incertidumbre, en sintona con la denominada condicinposmoderna (Lyotard, 2004). El crecimiento econmico enfrenta, ahora, unacrisis de naturaleza, dada la degradacin de varios sistemas biofsicos en elmundo por la sobreexplotacin productiva, y una crisis de justicia, dadaslas asimetras de poder e inequidades que implica la cara colonial (endgenay exgena) de las relaciones mundiales capitalistas.Frente a la situacin de los lmites del desarrollo emerge, entonces, laperspectiva fortaleza del norte (Sachs, 1999, p. 25), que garantiza la seguridaddel modo de vida de los pases ricos frente a la incompetencia, la ignorancia,la sobrepoblacin y la insostenibilidad que caracterizan a los pasesdel sur. Se buscaba con ello mantener la era de la seguridad y la opulencia,a travs de la reconfi guracin del lugar de la naturaleza en la maquinaria173del capital. Contrario a lo que perseguan y persiguen los movimientos socialesambientalistas centrados en la reformulacin radical del capitalismo,con tal de conservar la naturaleza, esta perspectiva, agenciada por las elitescorporativas del primer mundo, reformula la naturaleza con tal de conservarel capitalismo. La naturaleza, ahora ambientalizada, queda resignifi cada,reaxiomatizada y recapturada por la lgica del capital global.2 A partir deldesarrollo de tecnologa verde sera posible mantener niveles altos de productividady crecimiento econmico, aunque con menos contaminacin yconsumo de recursos naturales. En esta perspectiva jams se ponen en dudalos fundamentos de la productividad y el economicismo, que constituyen ela priori de la sustentabilidad. La naturaleza es capital natural, al igual queel trabajo es capital humano.De otro lado, la mirada glotona que genera escasez, dados sus niveles deconsumo, ve un agotamiento de las fuentes biofsicas en el sur, agravadapor el problema de la sobrepoblacin. Las imgenes satelitales registranprogresivamente cmo las poblaciones pobres del sur destruyen los bosquestropicales por el uso de tcnicas de agricultura tradicional, particularmentela tumba y quema. Desde esta mirada colonial, la falta de crecimiento econmico,de educacin tecnolgica y la ausencia de planifi cacin social sonlos factores que llevan a la degradacin ambiental del sur. Por eso, slo latransferencia de ciencia y tecnologa y, en general, de los dispositivos del desarrollo,solucionarn realmente esta problemtica. El norte es representado,entonces, como el lugar de la razn, la estabilidad, la limpieza, la opulenciay la excelencia, en contraste con un triste sur, lugar de atraso, insalubridad,violencia, tecnologas obsoletas y capital insufi ciente. Frente a este sur, cadavez ms peligroso y acechador de las fronteras de la prosperidad materialy cultural, propias de la verdadera civilizacin, se hace necesario controlarla inmigracin y plantear una poltica de la distribucin de los riesgos ambientales.Mantener a las poblaciones del sur encerradas en sus propiasfronteras, y convertir sus territorios en un botadero de la contaminacinindustrial producida por el norte, al mismo tiempo que los recursos naturalesy los conocimientos tradicionales all presentes se elevan a la categorade patrimonio inmaterial de la humanidad, se convierte en un imperativobiopoltico del imperio (Hardt y Negri, 2004). En los discursos hegemnicosdel desarrollo sostenible, la degradacin ambiental es causada por la pobrezade las poblaciones del sur, pero nunca cuestionan realmente los altos nivelesde consumo del norte: el glotn slo ve su hambre, es esclavo de su ansiedad;ha perdido la nocin de sus propios lmites (la hybris).2 En este sentido, aparecen estrategias como la ecoefi ciencia, que perpetan el reduccionismopropio de la visin economicista hegemnica, segn la cual, todo se soluciona contecnologa, ya que mediante el auge de las ciencias y tcnicas ingenieriles ambientalessera posible producir ms con menos.174ECOCAPITALISMO Y SOCIEDAD DE CONTROLEn este punto ubicamos la biotecnologa como aquella subdisciplina queproduce la recombinacin de informacin gentica. En este sentido, puededecirse que la biotecnologa tambin pertenece al campo de las nuevas tecnologasde la informacin, y forma parte de aquello que Hardt y Negri handenominado la lgica del capitalismo posfordista. Desde los aos cincuenta,campos como la biotecnologa y la ingeniera gentica inauguran una erapostnatural (Escobar, 2002), generando hipercuerpos e hipernaturalezas3que median en la lgica misma de lo orgnico de lo vivo, produciendoartifi cios que terminan estrechamente ligados a la lgica del capital global.Estos desarrollos cientfi cos plantean la posibilidad de construir entidadeshbridas, producto de la recombinacin de su constitucin gentica. Grandesproyectos, como el del genoma humano, la clonacin reproductiva de animalesy de tejidos, operan a partir de la posibilidad de manipular las secuenciasgenticas. Segn estas tecnologas, es posible hacer cortes transversales enlas secuencias de informacin del ADN, para luego, mediante un proceso decut and paste intracelular, incrustar en redes celulares madre cdigos genticoshalgenos (Capra, 2003).La naturaleza histrica que construye la modernidad, al ser matematiza day desencantada, perdi cualquier fuente de valor intrnseco: ya no era physis,fl ujo de vida que anima los seres (mundo greco-romano), pero tampoco eraens creatum, creacin divina que refl eja los atributos de Dios (mundo cristiano-feudal). Al ser objetivizada en el mundo burgus-mercantil, la naturalezaes convertida en una instancia externa, susceptible de ser instrumentalizada,manipulada segn imperativos tcnicos, y degradada, en ltimas, a lacategora de recurso. Adems de ser objeto de intervencin cientfi co-tcnica,la naturaleza moderna queda inscrita en el proceso de constitucin yconsolidacin de los Estados nacionales que, tanto en Europa como en lasperiferias, orientaban la produccin industrial, guiados por una economa detipo fordista (Coronil, 1997).A partir de los aos sesenta, esta naturaleza moderna comienza a sertransformada con otros discursos que la ambientalizan, de acuerdo con losimperativos del ecocapitalismo, como nuevo axioma del aparato de captura3 Las biotecnologas plantean la constitucin de hipercuerpos, en el sentido de que es posiblemodelar sus caractersticas y potencialidades; hablamos del fi n de la naturalezaorgnica del cuerpo animal humano, ya que lo orgnico pareciera ser trascendido porlo artifi cial. Igualmente, hablamos de hipernaturalezas, ya que la biotecnologa tambinpresenta aplicaciones en el campo de la industria agrcola. La pretensin, en este caso, esla de construir alimentos modifi cados genticamente, que respondan a ciertos vectoresde produccin biopoltica: alimentos ms resistentes a las plagas, que tengan un tiempomayor de durabilidad, y que provean de ms elementos a los hombres sobreexcitados.Las grandes industrias de la alimentacin, como Monsanto, pretenden el control sobretoda la cadena de produccin alimenticia, desde las semillas, que son transgnicas, hastala circulacin en los centros de abastecimiento urbanos, impidiendo la independencia yautonoma de las poblaciones rurales.175capitalista/colonial. En su primera fase (aos sesenta y setenta) se hacenevidentes las contradicciones inherentes del ecocapitalismo, es decir, el crecimientoeconmico desbocado; y el circuito de produccin supone el agotamientode estas mismas condiciones materiales de productividad: la fuerzade trabajo y la naturaleza. Entre ms se esfuerza por aumentar sus nivelesde productividad y efi ciencia, rediseando el espacio urbano, transformandolos mecanismos de contratacin laboral y las tecnologas agroindustriales, elcapital destruye cada vez ms y agota sus propias condiciones de posibilidad(O Connor, 2004).Pero con la emergencia, en los aos ochenta, de la sociedad del conocimientoy de la economa de tipo posfordista, basada en la produccin inmaterial,el ecocapitalismo entra en una fase posmoderna (Escobar, 2002; OConnor,1994). En efecto, con el auge de la biotecnologa y la ingeniera gentica,asociadas a las llamadas industrias de la vida, la naturaleza deja de ser unrecurso natural, en la medida en que ya no es una instancia externa, sinoque comienza a estar situada en un plano de inmanencia, articulado a partirde la lgica misma de reproduccin del capital. El nuevo giro consiste en queel capital axiomatiza (Deleuze y Guattari, 2000) la constitucin interna de lovivo, a travs del modelamiento y el diseo gentico. Si a la forma modernadel capital le corresponde una colonizacin molar de la naturaleza, a la formaposmoderna le corresponde una colonizacin molecular, que constituyehipernaturalezas o tecnonaturalezas.Es necesario resaltar que el ecocapitalismo se desenvuelve en el mbito delos regmenes biopolticos posmodernos, propios de la sociedad de control,que aspira a intensifi car la manipulacin de las diferentes dimensiones dela vida, tanto humana como no humana. La naturaleza moderno-capitalistaestaba vinculada con la sociedad disciplinaria y sus particulares aparatosbiopolticos, que de manera trascendente homogeneizaba los cuerpos humanosy su cuerpo inorgnico la naturaleza. En la sociedad de control,en cambio, el poder acta de manera inmanente y reticular, redimensionandola axiomtica del capital y su particular produccin de subjetividady naturaleza. El poder se expande, se minimaliza, alisando el estriaje quecaracterizaba a la sociedad disciplinaria (Hardt y Negri, 2002). En este plano,la naturaleza es reaxiomatizada a travs de una maquinaria, ya no industrialsino posindustrial y ciberntica, productora de tecnologas biopolticas(observacin satelital, ciberespacio, biotecnologa) que actan de manerarizomtica, molecular. De ah la emergencia de naturalezas hbridas, dondelo artifi cial y lo orgnico se confunden. Sintetizando, a partir de los aosochenta, el ecocapitalismo entra en una fase posmoderna que, en el contextode la sociedad de control, transforma y construye la naturaleza a travs de tecnologasbiopolticas de carcter rizomtico.Ahora bien, estas caractersticas del ecocapitalismo se manifi estan demanera particular en el contexto del sistema-mundo posmoderno/poscolonial(Mignolo, 2002), a travs de los proyectos globales de conservacin de la176biodiversidad y uso del conocimiento tradicional. Esto nos lleva a refl exionarsobre el modo como las polticas del conocimiento y de la biodiversidad conllevannuevas formas de colonialismo. En este sentido nos referiremos a la biocolonialidaddel poder.LA BIOCOLONIALIDAD DEL PODER: ECOLOGAS POLTICAS DEL CONOCIMIENTOY LA BIODIVERSIDAD CULTURALEl ecocapitalismo es una manifestacin de la emergencia de un nuevo sistemade relaciones econmicas, culturales, jurdicas, polticas y sociales, quealgunos autores denominan el Imperio o la sociedad-red (Hardt y Negri, 2002,Castells, 2000). La cibercultura, la produccin de subjetividades centradasen el consumo, el paso de una economa fordista, basada en la produccinde objetos, a una economa posfordista, centrada en la produccin inmaterial(conocimiento e informacin), el auge de las nuevas tecnologas, sonalgunas caractersticas de este tipo de sociedad, que ha sido identifi cada conla globalizacin hegemnica, es decir, con la expansin fi nal y abismal de lalgica del capitalismo en el espacio-tiempo mundial.De otro lado, los estudios denominados poscoloniales, subalternos y posoccidentales,realizados desde Asia, frica y Latinoamrica entendidos noslo como espacios geogrfi cos sino como lugares que activan el pensamientocrtico-emancipador, han venido articulando una perspectiva que haceevidente la cara colonial de la expansin capitalista y de su proyecto cultural.Particularmente, desde Latinoamrica se realiza una crtica a la modernidad,comprendindola como un proceso histrico de carcter colonial y de largaduracin, que adquiere forma a partir del descubrimiento de Amrica.La modernidad y la colonialidad son vistas como dos caras de una mismamoneda, es decir, como parte integral de un sistema, caracterizado por laheterogeneidad estructural, que posibilita una distribucin asimtrica delpoder y se concreta en el saqueo y la sobreexplotacin de las colonias. Comolo ha mostrado Quijano, la modernidad lleva consigo una serie de patronescoloniales de produccin de subjetividad, articulados a partir de la idea de raza(pureza de sangre), que posibilitaban la subordinacin tnica y epistmica delas poblaciones subyugadas. En efecto, la colonialidad del poder operaba enel contexto del sistema-mundo moderno/colonial a travs de la colonizacindel imaginario de las formaciones epistmicas negras y amerindias, basadasen los sistemas ancestrales y holistas de conocimiento.Ahora bien, al hablar de la emergencia del Imperio o la consolidacin deuna sociedad-red que le da forma, la pregunta por la colonialidad del poderadquiere una nueva dimensin que podra denominarse bio-colonial. Despusde hacer un seguimiento a la formacin del ecocapitalismo que potencia lavisin glotona y voraz, a travs de los discursos del desarrollo sostenible,abordaremos ahora la cuestin de la naturaleza y, en particular, el proyectode la biodiversidad, para comprender las nuevas articulaciones de la di177ferencia colonial en el sistema mundo posmoderno/poscolonial (Mignolo,2002; Castro-Gmez, 2005b). Para el caso que nos compete, la biodiversidad,es necesario identifi car los actores sociales que, desde sus intereses particulares,constituyen mecanismos para producirla y controlarla. Estos actoressociales se encuentran ubicados en puntos estratgicos del sistema-mundoposmoderno/poscolonial, y a partir de ah generan mltiples construccionesdiscursivas de la biodiversidad. Hablaremos, entonces, de una biodiversidadhegemnica, construida por los actores dominantes del Imperio, y de unabiodiversidad contrahegemnica, construida por actores como las organizacionesamaznicas, a las cuales me referir ms adelante.En este sentido, la produccin hegemnica de la biodiversidad, actualizadapor las elites corporativas y las empresas transnacionales dominantes, seconcretiza mediante los regmenes jurdicos globales del Imperio. Acuerdosinternacionales, como los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionadoscon el Comercio y el Convenio Internacional de la Diversidad Biolgica, entreotros, hacen especial nfasis en la nocin de escasez, de prdida de los recursosnaturales, o disminucin de la biodiversidad, y proponen solucionesde tipo tecnocientfi co, potenciadas por el auge de las ciencias de la vida. Apartir de este discurso, las poblaciones y ecosistemas propios de los pasesen desarrollo del sur comienzan a cobrar un nuevo signifi cado. De ser vistoscomo obstculos para el desarrollo, dadas sus peculiaridades biolgicasy culturales, ahora pasan a ser vistos como guardianes de la biodiversidad,debido al potencial de sus conocimientos ancestrales ( Castro-Gmez,2005b; Ulloa, 2004). Es en este sentido que hablamos de la biocolonialidad delpoder.La biocolonialidad del poder se hace evidente, de manera particular, enla serie de acuerdos internacionales que desde los aos noventa propendenpor la normativizacin global que protege las producciones e innovacionescientfi cas y la propiedad intelectual. Instrumentos jurdicos imperiales, comolos denominados TRIPS (Trated Related Aspects of Intellectual Property),protegen el conocimiento cientfi co/empresarial como mecanismo que permitesacar provecho econmico del trabajo creativo, ligado a la produccin de lasindustrias de la vida y al manejo cientfi co de la biodiversidad; sin embargo,a la vez generan nuevos mecanismos de subordinacin de los sistemas deconocimiento no-occidentales, y de su particular construccin de naturaleza(Lander, 2002).Los TRIPS regulan los derechos de propiedad industrial referidos a marcasde fbrica, indicaciones geogrfi cas, dibujos o modelos empresariales,patentes, secretos industriales y derechos de obtentores vegetales. Estosderechos permiten patentar material biolgico modifi cado, posibilitando laprivatizacin de la vida. Las patentes son otorgadas si la solicitud cumplelos requisitos de novedad, altura inventiva y aplicabilidad industrial. Para elcaso de la biotecnologa, es posible conceder patentes si se aslan genes o selos modifi ca, ya que esto otorgara un valor agregado al producto del trabajo178creativo. En la dcada de los ochenta fue concedida una patente, por partede la corte suprema de los Estados Unidos, a Ananda Chakravarty, quientrabaj sobre una variedad de bacteria del gnero pseudomonas, capaz deanalizar el petrleo crudo (Shiva, 2001). Si bien, el tema de las patentes seremite al siglo XIX, cuando fue otorgada una patente a Louis Pasteur sobreun tipo de levadura, a partir de este momento el campo de lo patentable hacrecido: plantas nuevas con reproduccin asexual (1939), nuevas plantascon reproduccin sexual (1970), mamferos transgnicos no humanos (1988),compuestos naturales purifi cados, incluso del cuerpo humano (2000) (Lander,2002, p. 76).Sin embargo, los TRIPS no respetan aspectos como la identifi cacin yterritorializacin del acceso a los conocimientos tradicionales y al materialbiolgico, entrando en contradiccin directa con el margen de defensa queabren otros acuerdos internacionales, como el CDB (artculo 8J, que propendepor el reconocimiento y respeto de los conocimientos e innovaciones locales),y con las disposiciones que pretenden garantizar la soberana nacional sobrela biodiversidad, presentes en acuerdos andinos, como las decisiones 391y 486 de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), as como la distribucinequitativa de los benefi cios producto del uso de la biodiversidad (Gmez-Lee,2004). Partiendo de estos acuerdos legales (TRIPS en relacin directa conmegaproyectos jurdicos como el ALCA y el TLC), se concreta un marco parala comercializacin de los componentes de la biodiversidad a travs de losttulos de propiedad intelectual. De acuerdo con estos, las industrias de lavida (farmacuticas, empresas cosmticas, de alimentos, agroindustrialesy de energa) entran a controlar la base biolgica y ecosistmica de la reproduccinsocial. Hasta el momento, el 93% de las patentes ha sido otorgado aEstados Unidos, la Unin Europea o Japn, y tan slo el 3% ha sido concedidoa pases en desarrollo (Hernndez, 1999). Es evidente la tendencia hacia laconcentracin global del poder y del conocimiento, y hacia el establecimientode nuevas formas (posmodernas) de colonialidad.Los tratados imperiales sobre biodiversidad y propiedad intelectual privilegianuna nocin cientifi cista/empresarial del saber, esto es, individual,fragmentaria, compartimentalizada, ciberntico-mecanicista y patriarcal.Esta formacin del saber proyecta sobre la naturaleza un conjunto de camposanalticos sobre los cuales se levantan ciertos objetos de conocimiento, queaparecen como entidades aisladas entre s, desconociendo sus interrelaciones(Capra, 2003). As, la tecnociencia biopoltica constituye la vida orgnica comouna mquina ciberntica. Con todo, en estos tratados no se tiene en cuenta, demanera integral, el carcter colectivo de las formaciones de saber y sistemasde conocimiento propios de los pueblos no occidentales. Este tipo de saberesslo son tenidos en cuenta en la medida en que sirven como catalizadoresen las empresas de bioprospeccin y biopiratera, es decir, en la medida enque proveen de informacin sobre el uso y la ubicacin de material biolgicosusceptible de comercializacin. De ah que en estos tratados se d un lugar179a los conocimientos tradicionales y folclricos (Comit Intergubernamentalsobre Propiedad Intelectual y Recursos Genticos, Conocimientos Tradicionalesy Folclor, 2000). Se privilegia entonces el conocimiento individualizadoy masculino, posedo por sujetos particulares dentro de las comunidades,los chamanes, obviando que este conocimiento es producto de una tradicincognitiva local, articulada a partir de interacciones complejas con los ecosistemas,donde las mujeres juegan un papel de suma relevancia a travs de lasdiversas prcticas agro-silvo-pastoriles (Van der Hammen, 1992).A pesar de los esfuerzos realizados por actores estatales y no estatales,representantes de la sociedad civil de los pases mega-biodiversos, para consolidarun sistema de proteccin sui generis de los conocimientos tradicionales,4 en la actualidad no son defi nitivos, ni los mecanismos jurdicos quegarantizan la proteccin para los conocimientos tradicionales, ni la mejora enlas condiciones materiales de existencia de las poblaciones locales, a partirde la reglamentacin autnoma y sufi ciente de sus territorios ancestrales.Este tipo de conocimiento y sus territorios fi guran en el imaginario imperialcomo reservas de biodiversidad, que son patrimonio inmaterial de lahumanidad. De nuevo, es ambiguo el uso del trmino humanidad. Dequin y para quin es la biodiversidad? Quines son la humanidad? Estasasimetras de poder/conocimiento generan nuevas formas de subordinacindentro del Imperio, lo que nos lleva a explorar las nuevas articulaciones dela diferencia colonial. En los apartados que siguen haremos un seguimientode esta discusin, tomando como locus de enunciacin la Amazona colombiana,que dentro de la cartografa epistmica trazada, proyecta el relato de laabundancia.AMAZONAS IMAGINADAS: NUEVOS DORADOS Y OTROS INFIERNOS VERDESLa regin amaznica tiene 7,8 millones de Km2, que equivalen al 60% delterritorio de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Per, Surinam yVenezuela. Representa el 44% de la superfi cie de Amrica del Sur y es igualal 73% del territorio de Europa. Su superfi cie equivale al 70% de todos losbosques tropicales del mundo, concentrando aproximadamente el 60% de labiodiversidad del planeta. Alberga el 20% del agua potable del planeta y el 10%de la biota universal: tiene ms de 60.000 especies vegetales, 300 mamferos4 La Decisin 391 de la CAN (entr en vigencia el 17 de julio de 1996) desarrolla un rgimencomn sobre acceso a los recursos genticos con vigencia en Bolivia, Colombia, Ecuador,Per y Venezuela. Cabe destacar que es la primera norma comunitaria que regula estostemas a nivel mundial. Reconoce el derecho de autonoma de los pueblos indgenas alsealar, en el cap. II, que los pases miembros deben reconocer y valorar la facultad paradecidir de las comunidades indgenas, afroamericanas y campesinas sobre sus conocimientos,innovaciones y prcticas tradicionales, asociados a los recursos genticos y a susproductos derivados. Consagra, adems, el derecho a obtener benefi cio a favor del proveedordel componente intangible, en el artculo 35, y en el artculo 2 obliga a prever condicionespara una participacin justa y equitativa en los benefi cios derivados del acceso (GmezLee, 2004, p. 189).180y 2.000 peces. La amazona colombiana constituye el 35% de su extensintotal, y all viven 52 grupos tnicos que han habitado la selva milenariamente(aprox. 10.000 aos antes del presente) (Franco, 2002; Meggers, 1989).Debido a su importancia ecolgica, cultural y geopoltica, la amazonaha sido y ser el lugar de origen de mltiples imaginarios, articulados a losdiscursos que justifi caban la colonizacin. Aqu se evidencia cmo los imaginariosy smbolos tienen una efi cacia prctica (Palacio, 2003, p. 8): desde elsiglo XVI, con los conquistadores que buscaban oro para la naciente potenciahispano-lusitana (primer centro del sistema-mundo moderno/colonial), ycon los misioneros que perseguan la conversin de las almas salvajes parael catolicismo (en lucha contra el avance del protestantismo en Europa),siguiendo en el siglo XIX, con los comerciantes de quina y caucho,5 hastallegar al siglo XX, con los cocaleros y mineros, que concretan el anclaje delas materias primas del Amazonas con el modo de produccin propio delcapitalismo fordista/colonial, basado en la sobreexplotacin de la mano deobra indgena y campesina. A lo largo de este periplo extractivista, el imaginariopredominante ha sido el de El Dorado, y su contracara, el infi ernoverde. Pero, comenzando el siglo XXI, la biodiversidad cultural del Amazonasemerge como el ltimo Dorado o paraso ecolgico para las fuerzas imperiales,y como un nuevo infi erno verde para las poblaciones tradicionales,que enfrentan el proceso de reapropiacin de la regin en el contexto de unnuevo capitalismo, basado en la produccin inmaterial y en la colonizacinmolecular de lo orgnico.En el marco de la biocolonialidad del poder, el ltimo Dorado son losconocimientos ancestrales de los bosquesinos amaznicos sobre el manejode los ecosistemas selvticos y su diversidad de especies y lneas genticas.El acceso a estas nuevas fuentes de reproduccin del capital global en laamazona colombiana comienza a estar garantizado a travs de dispositivosposmodernos globales y estatales de control, como son las polticas ambientalesde orden nacional y regional,6 las polticas militares-econmicas, como5 Desde el siglo XIX, el proceso civilizatorio (que se estructura en la metfora de la civilizacin)adelantado en Colombia tena por objeto la civilizacin de la tierra caliente; proyecto queimplicaba, bsicamente, la colonizacin de reas baldas, a partir de la consolidacin deactividades extractivas (Palacio, 2004, p. 9). Primero con la extraccin de la Quina, uno delos remedios para el imperio (Nieto, 2000), y luego con el caucho para la industria inglesa,se adelanta esta campaa, en la que la ideologa liberal del progreso convierte al territorioamaznico en el verdadero Dorado. En nombre de este progreso se cometi uno de losms grandes etnocidios de la amazona colombiana: aproximadamente 30.000 indgenasfueron exterminados en los seringales controlados por la Casa Arana, asociada al capitalingls, en la empresa Peruvian Amazon Company (Pineda, 1985).6 La Poltica Nacional de Biodiversidad contempla tres ejes de accin: conocer, conservar yutilizar. Utiliza como presupuestos la soberana nacional sobre la biodiversidad, la existenciade componentes tangibles (molculas, genes, ecosistemas, poblaciones) e intangibles(conocimientos e innovaciones), la distribucin equitativa de los benefi cios obtenidos porla comercializacin de la biodiversidad, la necesidad de preservar la biodiversidad dado sucarcter dinmico, la importancia de la proteccin a los derechos de propiedad intelectual,tanto individuales como colectivos, y la necesidad de generar un enfoque intersectorial y181el Plan Colombia, y el Tratado de Libre Comercio (TLC). Estos diseos globalesbuscan despejar el territorio amaznico de actores sociales indeseados(lderes comunitarios, guerrillas, indgenas organizados polticamente), parapoder disponer libremente de los recursos genticos all presentes.Sin embargo, la otra cara colonial del ltimo Dorado es el infi erno verde,es decir, nuevas formas de esclavizacin y destruccin de los pueblosindgenas. Esta metfora presenta la amazona, ya no como un lugar idlico,pleno de riquezas naturales, sino como el lugar del asesinato, la barbarie y lamuerte, tanto para los colonizadores como para los colonizados.7 Mi tesis esque la biocolonialidad del poder confi gura en la amazona nuevos infi ernosverdes, acordes con la actual fase del capitalismo global. Citar tres ejemplosinfernales: el patentamiento del yag, el relato del cortacabezas y la toma demuestras de sangre, realizada por la Pontifi cia Universidad Javeriana en suproyecto Expedicin Humana.El ya famoso caso de la patente otorgada por el Departamento de Patentesy Registro de Marcas de los Estados Unidos (USPTO) al ciudadano norteamericano,Loren Miller, otorgndole derechos sobre una supuesta nuevavariedad del yag descubierta por l, ser nuestro primer ejemplo infernal.La Organizacin Indgena de la Cuenca Amaznica (COICA) solicit la suspensinde la patente en marzo de 1999, y esta solicitud fue inicialmenteaceptada, pero no porque se reconociese el yag como herencia cultural delos pueblos indgenas o el derecho colectivo de los pueblos amaznicos sobresus conocimientos tradicionales. El argumento fue que la planta presentadacomo nueva variedad de yag ya haba sido registrada por el departamentode botnica de la Universidad de Michigan.8 Ante la suspensin temporal,el seor Miller interpuso una apelacin, argumentando haber cumplido conlos requisitos exigidos por la ofi cina para registrar su descubrimiento comonovedad. La ofi cina devolvi la patente al solicitante el 17 de abril de 2001,un plan de accin global. Este plan da continuidad a los lineamientos generales del CDB,pero no toma en cuenta mecanismos como la Decisin 391 de la CAN (Convenio Andinode Naciones) y sus proyectos de generar mecanismos sui generis de proteccin del conocimientotradicional.7 La metfora del infi erno verde fue popularizada por el escritor colombiano Jos EustasioRivera, en su obra, La Vorgine. Esta metfora se encuentra asociada con fenmenosparticulares de la historia amaznica colombiana, como son la derrota de los empresarioscolombianos por la casa Arana en los confl ictos caucheros de comienzos del siglo XX, laperuanizacin de las regiones amaznicas y, particularmente, la esclavizacin y destruccinde los pueblos indgenas (Palacio, 2003, p. 96). Tanto el imaginario del Dorado como lametfora del infi erno verde parecieran tener una secuencia histrica: el Dorado hacesu aparicin con las economas mineras del siglo XVII, mientras que el infi erno verdeaparece con las economas caucheras de comienzos del siglo XX. Sin embargo, aqu sloquiero evidenciar cmo estos dos imaginarios coexisten y se inscriben en prcticas poscolonialescontemporneas, emergentes en la amazona colombiana.8 Segn la legislacin sobre propiedad intelectual de los Estados Unidos, un invento o descubrimientono puede ser patentado si ha sido previamente publicado en un medio cientfi coen cualquier pas, mnimo un ao antes de la fecha en que se haya hecho la aplicacin parala patente.182argumentando que un tercero, en este caso la COICA, no poda cuestionar ladecisin fi nal de la ofi cina de patentes porque, segn la legislacin americana,este derecho solamente lo tiene el titular (Gmez Lee, 2004, p. 34).Este hecho posee graves implicaciones, dada la importancia que esta plantasagrada tiene para las culturas del yag9 y la prdida del control sobre lasformas de uso de la planta y sobre sus formas tradicionales de conocimiento.10En la sociedad del conocimiento, el yag no es visto como herencia culturalde los pueblos indgenas, sino como informacin gentica susceptible deser patentada y comercializada. La investigacin cientfi ca fomentada porempresas multinacionales encuentra gran inters en componentes qumicosdel yag, como la harmalina que, dados sus efectos inhibidores de enzimas,resulta un potencial anti-depresivo para uso en psiquiatra (Zuluaga, 1999,p. 15). Adems de esto, fenmenos nacionales y transnacionales, como elneo-chamanismo, el curanderismo y algunas tendencias new age, han constituidoun enorme mercado espiritual que le da nuevos usos al yag, graciasa los efectos teraputicos que esta planta tiene para consumidores vidos deexperiencias psicodlicas, o para personas en busca de prcticas alternativasde salud.11El segundo infi erno verde al que queremos hacer referencia son los testimoniosy relatos que algunos bosquesinos del sur del trapecio amaznicocolombiano narran sobre las agresiones de que vienen siendo objeto por partede un ser extrao, que ellos denominan el cortacabezas. Segn cuentanlos pescadores, en las noches se observan unas luces de colores que sonproducidas por un aparato volador, una especie de murcilago o guilaque los ataca y los hipnotiza para sacarles los rganos. A las vctimas se lessaca la cabeza completa: una cabeza que incluye corazn, hgado, riones,vsceras y rganos sexuales. Las cabezas, segn el relato, son conservadasen aparatos que las mantienen con vida. Este relato ha trascendido, incluso9 Dentro de las culturas del yag, tambin denominado ayahuasca, natema o ambiwaska,se encuentran los Kams (Valle del Sibundoy), los Siona (ro Putumayo), los Cofanes (rosPutumayo, San Miguel y Guamuez), los Coreguaje (ro Orteguaza), los murui-muina (roCaquet), los Inganos (valle del Sibundoy) y los siona, los secoya y los ashuar (piedemonteecuatoriano).10 Estudios de caso sobre esta comercializacin de la biodiversidad amaznica, particularmentesobre el Yoco, planta de alto poder estimulante, en Bolvar (2005) y Echeverri (2004).11 Frente a las consecuencias negativas de la inscripcin del yag en circuitos comercialesnacionales y globales de medicina alternativa, prcticas de sincretismo religioso y actividadesbiotecnolgicas, los taitas yageceros decidieron organizarse el 7 de junio de 1999,en Yurayaco, Caquet, como la Unin de Mdicos Indgenas Yageceros de la AmazonaColombiana (UMIYAC), a partir de la siguiente agenda poltica: evidenciar la continuidadde la cultura del yag entre sus etnias y la importancia que el yag puede tener para losno-indgenas como una alternativa real de salud, si se aplica dentro de los parmetros tradicionalesde uso; exigir la inmediata suspensin de la patente otorgada en Estados Unidosy el reconocimiento de la autonoma legal de sus formas de salud; promover mecanismosde certifi cacin de la prctica de medicina tradicional y un cdigo de tica propio; adelantarla construccin de hospitales de medicina indgena, al servicio de personas interesadas(Daz, 2000, p. 7).183a esferas ofi ciales. Segn Rosendo Ahu, presidente de la Asociacin de CabildosIndgenas del Trapecio Amaznico (ACITAM), en carta dirigida al presidentede Colombia, lvaro Uribe, el 18 de enero de 2005:En esta zona el pueblo indgena viene sufriendo violaciones de varias ndoles; aqu noes la violencia y la guerra, quiero anotar que mis compaeros indgenas pescadoresdesde hace aproximadamente tres aos atrs se han sentido perseguidos por alguien,y ese alguien la gente lo ha denominado cortacabezas, y ms de un pescador en estesector se ha escapado de esa persecucin, y por eso en estos momentos los pescadoresandan armados por seguridad y defensa personal y en grupos; mas sin embargo no hahabido desaparecido hasta el momento; solicitamos al Estado y al gobierno nacionalpara que asuma responsabilidad de hacer investigacin pertinente sobre este caso atravs de las instancias competentes. (Cure, 2005, p. 74)12En la tipologa elaborada por los bosquesinos, existen tres categoras decortacabezas: los gringos, que se caracterizan por los rasgos fsicos de laraza blanca (ojos claros, rubios, altos), por ser los jefes y agresores supremos,y por estar vinculados a actividades de turismo ecolgico e investigacincientfi ca; los blancos no gringos, mestizos que tambin son turistas o investigadores,no viven permanentemente en la zona y estn aliados con losgringos; y, por ltimo, los paisanos, bosquesinos que comienzan a tenerun comportamiento extrao, trabajan como obreros, adquieren cosas suntuariasy han sido engaados por los gringos (Cure, 2005, p. 122). Segn losbosquesinos, quienes pilotean los aparatos voladores no son los paisanosni los mestizos, sino los gringos, que venden rganos humanos indgenas apersonas enfermas o viejas de los pases ricos, pues aunque stos tengan ungran desarrollo tecnolgico, son seres dbiles y enfermizos que necesitan delos rganos saludables posedos por los indgenas, dada su buena alimentacin.Los gringos cortacabezas son vistos por los indgenas como sujetossocialmente inferiores, ya que no respetan las reglas de reciprocidad en elintercambio social, presentan un comportamiento extrao (no se relacionancon los paisanos, usan aparatos, no hablan espaol ni comen los mismosalimentos) y establecen una relacin unilateral donde persiguen exclusivamenteel benefi cio de la sociedad que representan. Segn los testimonios, losrganos extrados son empleados para hacer robots, robar conocimiento opara transplantes (Cure, 2005, p. 83). Para los indgenas, la accin del cortacabezasobedece a una forma de intercambio entre naciones ricas y pobres:se salda la deuda externa con los rganos humanos indgenas.El relato del cortacabezas, que se ha convertido en una preocupacinpara los pobladores locales, nos remite a la construccin de discursos contrahegemnicosen el contexto de la biocolonialidad del poder. A travs de esterelato los bosquesinos, en especial los Ticunas, articulan una comprensinautnoma de su posicin en relacin con la presencia de actores ligados a12 En el trabajo de campo que realic, durante los aos 2002, 2004 y 2005, en la zona, recojovarios testimonios acerca del cortacabezas.184la globalizacin (investigadores, turistas) y, en particular a lo que ellos mismosdenominan una segunda mafi a, es decir, en relacin con fenmenosvisibles en la zona, como el ALCA y el TLC13 (Cure, 2005, p. 105). A partirde estos anlisis, y de mis investigaciones en la zona, quiero resaltar unainterpretacin del relato del cortacabezas, que lo sita en el contexto de lasactividades de biopiratera14 que se adelantan en la pan-amazona, centradasen el trfi co ilegal de pieles y fauna viva, plantas y, quizs tambin, rganoshumanos. No es descabellado interpretar este relato como una crtica a losadelantos de la biomedicina en el primer mundo, centrada en la clonacinde tejidos, transplantes de rganos y reproduccin in vitro, que posibilitanla constitucin de lo que anteriormente se denomin hipercuerpos, as comode la presencia militar de los Estados Unidos en la zona, a travs de la ubicacinde radares de la DEA en las inmediaciones de Leticia. El cortacabezasactualiza, en el contexto de la biocolonialidad del poder, un nuevo infi ernoverde en la amazona colombiana.Por ltimo, dentro de este espectro de prcticas infernales cabra citar elcaso de la toma no consentida de muestras de sangre en varias comunidadesindgenas del pas, incluida la amazona, realizadas dentro del proyecto ExpedicinHumana, llevado a cabo por el instituto de gentica vinculado a lafacultad de medicina de la Pontifi cia Universidad Javeriana. Los indgenasno fueron informados sobre los verdaderos objetivos de tales muestras, puesslo se les dijo que investigaban para ayudar con programas de salud (Reichel,1999). El ex-senador, Lorenzo Muelas, denunci este hecho y lo vinculcon la posible exportacin de muestras de genes humanos hacia centros deinvestigacin internacionales, lo cual recuerda el ya mencionado relato delcortacabezas. En palabras de Lorenzo Muelas:13 Segn uno de los testimonios: [...] se rene una serie de miedo alrededor de esas amenazas,entonces uno dice, eso de aqu, por ah dice ya est iniciando; porque si es un tratadoque es un contrato de libre comercio, pienso de que todos nosotros somos riqueza parael pas, por qu? porque en estos momentos cuando dicen que los indgenas son los queprotegen la naturaleza, pues lgico, nosotros estamos cuidndole al Estado una riquezaque es la biodiversidad... y si el Estado piensa disolver los resguardos, dnde van a quedaresos recursos naturales. Lo mismo nosotros ya no tendramos un valor, el Estado haralo que quiera con nosotros... Si no fuera as, yo te pregunto Salima, por qu el crimen seorganiza con rganos de indgenas y no del mismo blanco?, por qu? Entonces muchasveces por lo que uno recibe, dice oiga, verdad, es cierto entonces que el gobierno no nostiene una norma, una proteccin como humanos sino solamente una medio proteccinporque nosotros formamos parte del Estado como riqueza, y los pases europeos, los pasesmultimillonarios o capitalistas, pues ellos tambin estn mirando en nosotros.... y comoahorita se est creando tanta ciencia, qu cosas no hay... en los forum nos dicen que elsentido del TLC va dirigido a exterminarnos a nosotros... TLC es el mismo ALCA y el ALCAes una asociacin que crean algunos pases capitalistas, especialmente Estados Unidos,para el libre comercio de Las Amricas. Pero qu pasa, el ALCA se debilita ante la oposicinde los pases panamaznicos, o sea nosotros... el TLC es sobre todo favorecindole a lospases capitalistas, ms que todo a las multinacionales (Cure, 2005, p. 79).14 Entiendo por biopiratera, la extraccin ilegal de muestras de material biolgico (plantas,muestras genticas), y de conocimientos tradicionales, a travs de dibujos, diseos, grabaciones,mapas, etc. (Shiva, 2001).185Sentimos que las comunidades indgenas han sido engaadas, que hubo una violacin anuestros derechos, al obtener nuestra sangre para unos propsitos que nunca nos fueroncomunicados y al hacer uso de ella en asuntos que nunca nos fueron consultados,y para los cuales, por lo tanto, nunca otorgamos nuestro consentimiento [...] Ustedesinsisten en que no hay nada incorrecto en su proceder, que estos son procedimientoscientfi cos normales, pero nosotros leemos su comportamiento en otra perspectivay sentimos que ha habido un irrespeto por nuestra integridad como pueblos y unaviolacin de nuestros derechos como seres humanos. Pensamos que ustedes le siguendando continuidad a esa vieja prctica de utilizar a los indgenas como conejillos deindias, como ratas de laboratorio. (Citado por Reichel, 1999, p. 184)Frente a todos estos abusos, varios sectores de indgenas colombianoshan decidido poner en moratoria cualquier clase de proyecto de investigacindentro de sus territorios, hasta tanto no se den las condiciones legales quegaranticen la proteccin a sus derechos colectivos fundamentales. Estossectores argumentan que, en virtud de la Constitucin colombiana de 1991,las organizaciones locales estn en capacidad de decidir qu tipo de investigacines pertinente para sus objetivos de proteccin y fortalecimiento culturaly territorial.LA ECOSOFA DE LA MULTIPLICACIN DE LA VIDA Y EL BIOPODERDE LA ABUNDANCIAEn contraste con la visin glotona propia del ecocapitalismo voraz y su relatode la escasez, la episteme de los bosquesinos amaznicos15 nos remite alrelato de la abundancia. Este relato surge del conocimiento situado y encarnado,agenciado por los bosquesinos en su singular interaccin con losecosistemas selvticos. Conocimiento en el que no se establecen relacionesdualistas entre mente/cuerpo, pensamiento/accin y sociedad/naturaleza.Hablamos, entonces, de un pensamiento corporal, es decir, de un pensamientoactivado en la consustancializacin con plantas-conocimiento (el tabaco queenfra y la coca que endulza), y que concreta una ecosofa de la multiplicacinde la vida.16 El relato de la abundancia emerge como una idea-fuerza quesustenta la defi nicin de biodiversidad movilizada por las organizacionesindgenas bosquesinas amaznicas, para quienes biodiversidad signifi ca reproducir.15 Aqu asumo una visin general, que me permite hacer relevante en un pensamientoamaznico bosquesino el relato de la abundancia. El cual sobresale en las interaccionescon los agentes que movilizan los discursos conservacionistas, basados en el relato de laescasez.16 El trmino ecosofa es empleado por Kaj Arhem (Arhem, 2004) para referirse a los saberesque estructuran el manejo humanizado de la selva por parte de los pueblos makuna delnoroeste amaznico. El trmino fi losofa de la multiplicacin de la vida lo tomo de Juanlvaro Echeverri (Echeverri, 1993, p. 98; 1997, p. 280), y se refi ere a la relacin entre palabray reproduccin de la vida social y ecolgica de los pueblos uitoto. Luego, ecosofa de lamultiplicacin de la vida pretende ser una categora hbrida que da razn del pensamientoamaznico.186A contrapelo del discurso hegemnico de las ONG ambientalistas y de lasinstituciones estatales y globales, los bosquesinos amaznicos sostienen lanocin de inagotabilidad de las fuentes naturales. Las personas con las queconvers (en su mayora uitotos, ticunas y ocainas) tenan claro que la madredel agua (la boa) hace que siempre haya peces y que los animales no seacaban sino que se van adentro de la selva, alejndose del olor humano.Tales enunciados forman parte de lo que aqu asumo como una singularecosofa de la multiplicacin de la vida,17 que articula el relato de la abundancia.Esta forma de hacer-conocer mundo, de enactuar mundo,18 nove la escasez como un hecho aislado, particular, susceptible de planifi caciny predeterminacin, sino como parte de los ciclos vitales de destruccin-regeneracinpropios del territorio.La ecosofa de la multiplicacin de la vida es una topo-loga inscritaen las prcticas de manejo del territorio. Est centrada en el cuidado de lavida a travs del carcter soteriolgico, medicinal, efi caz de la Palabra. Elconocimiento ancestral (sciencia mtica de los orgenes, palabras del padrecreadorbuinaima) se cristaliza en las palabras que operan como unatechn en los diferentes mbitos de re-produccin en la vida social: palabrade comida, palabra de canastos, palabra de curacin, palabra de cuentos,palabra de baile, palabra de cacera, palabra de cosecha. Estas palabrassurgen en espacios rituales donde la gente se consustancializa o connaturalizacon las plantas de poder/conocimiento: palabra de coca-dulce ytabaco-fro, agenciada por el padre-cosechador, y palabra de yuca, palabrade man, propias de la madre-cosechadora. Adems, territorio no es sloel espacio fsico, los recursos naturales o la naturaleza (estas son construccionesculturales occidentales basadas en la dicotoma sociedad/naturalezay civilizado/salvaje); en este caso, territorio es el cuerpo del sabedor, elcuerpo de la mujer, la fuerza de danueo, madre-tierra-dadora-de-vida (enel pensamiento uitoto). Por ende, la reproduccin de la vida en el territoriodepende de la diplomacia csmica agenciada por el sabedor19 en relacin con17 Esta fi losofa tiene su contexto especfi co en la cosmologa y prcticas uitoto. Sin embargo,aqu extiendo esta nocin a las sociedades bosquesinas de la zona, y particularmente ala agenda ecopoltica de las organizaciones amaznicas (AZCAITA, ACITAM, entre otras),dado que tambin la encuentro presente entre los bosquesinos, si bien, con las variantesespecfi cas de cada etnia; tambin porque la considero una herramienta conceptual quepuede dar razn y apoyar la diferencia cultural, econmica y ecolgica de estas organizaciones,en el campo de lucha por la biodiversidad.18 La expresin enactuar mundo es de Francisco Varela, y hace referencia a una comprensincontextual, situacional y encarnada del acto de conocer. En este sentido, la realidad noes una representacin de una instancia exterior pre-dada, sino que es una pre-sentacin,una co-produccin posibilitada por la interaccin entre las estructuras biolgicas de losorganismos y las fl uctuaciones del entorno. Ms que representar un mundo, los seres vivosalumbramos un entorno; y para el caso humano, este alumbramiento, este despertar,se realiza inscrito en una particular membresa lingstica y cultural que nos permiteconstruir, de cierta forma, una sintaxis del mundo enactuado (Varela, 2001).19 Esta fi gura tiene diferentes denominaciones en las etnias amaznicas: taita, pay, nmarama,entre otros, pero en trminos generales cumple una funcin semejante en estos187subjetividades-otras que co-habitan en el territorio.20 Los bailes rituales y elacontecimiento nocturno del poder de la palabra-obra en el mambeadero,21posibilitan el agenciamiento de la funcin csmica, de la cosmopoltica de lagente. A travs de esta cosmopoltica colectiva, los sabedores controlan elterritorio mediante una articulacin chamanista (Van der Hammen, 1992),en la que es posible activar potencia de vida, soplar los multiversos22 y,por tanto, reproducir, medrar a plenitud y generar abundancia que se cristalizaen las cosechas, en la fertilidad de las mujeres, en la salud de la gente(Urbina, 1986). El relato de la abundancia tiene, entonces, como contexto,esta ecosofa de la multiplicacin, que garantiza la reproduccin de la vidahumana y no humana en el territorio; por eso nos referimos al biopoder dela abundancia23 como la autoproduccin de las condiciones y signifi cados dela existencia humana, inscritas en una localidad especfi ca.Lo que aqu llamo una ecosofa de la multiplicacin de la vida articula laposicin poltica de las organizaciones amaznicas colombianas, que para laAgenda Regional de Biodiversidad,24 propusieron el eje de accin reproducir,modelos de naturaleza: establece puentes de comunicacin entre los mbitos humanos yno humanos.20 En la ontologa amerindia amaznica cada entidad es una subjetividad, ya que la humanidades un trasfondo inmanente a todos los seres: la gente-pez y la gente-tapir mambean,hacen bailes rituales, cosechan, practican sus costumbres. Lo que vara es el punto devista que se asume activando una cierta corporalidad: devenir-jaguar, devenir-boa, devenir-espritu. La ontologa es constante, mientras que el conocimiento encarnado es variable.Los acontecimientos dependen del punto de vista que se active, de la corporalidad que seasuma. La cualidad subjetiva no est monopolizada por ninguna entidad en particular;hay mltiples subjetividades, mltiples naturalezas, pero una misma condicin culturalhumanizada (Viveiros de Castro, 2002, p. 345).21 El mambeadero es un espacio ritual ubicado en el centro de la Maloca (casa tradicionalamaznica), en el que se establece una refl exin nocturna sobre las actividades transcurridasen el da, guiada por el sabedor, quien relaciona esos hechos con el corpus mticodel grupo, mientras se consumen de manera ritual la coca y el ambil. Al estar situadosen el centro de la Maloca, los mambeadores se ubican simblicamente en el vientre de lamadre mtica.22 Soplar es uno de los actos chamanistas por excelencia. Consiste en la exhalacin fuertede sustancias como el tabaco y el aguardiente sobre el cuerpo de una persona enferma odel objeto necesitado de curacin (alimentos, herramientas, etc.). En esta accin, el chamnconcentra la potencia de vida y la transmite a travs de la sustancia exhalada paraneutralizar las enfermedades o las cargas negativas presentes en el objeto.23 Tomo aqu la distincin que hacen Hardt y Negri entre biopoltica y biopoder. La biopolticahace referencia al poder sobre la vida escenifi cado por el Imperio, mientras que el biopoderes la capacidad de autoproduccin vital de la multitud (Hardt y Negri, 2002). En el contextoactual y futuro de lucha por la naturaleza (agua, diversidad ecosistmica, territorios desubsistencia) considero a las organizaciones bosquesinas amaznicas como multitud.24 La agenda regional de biodiversidad es parte de un conjunto de actividades inscritas dentrode la poltica nacional de biodiversidad. La fase de diagnstico de la agenda se realiz enLeticia, en el mes de junio de 2005, con el apoyo de Corpoamazona y el Instituto Humboldt.Busca comenzar a movilizar un diagnstico sobre el estado de la biodiversidad enla zona, desde las actividades cientfi cas (modifi cacin gentica, bancos de germoplasma),actividades comerciales (ecoturismo, etnoturismo, productos no maderables), hasta la188como parte fundamental de la poltica y defi nicin misma de la biodiversidad;para ellos:Biodiversidad es la armona entre el hombre y la naturaleza de manera espiritual.[Es] el manejo que se da por el pensamiento, la palabra y la obra. El pensamientoes el anciano que es la fuerza espiritual de la palabra. La palabra es autoridad. [Loque] obra es la fuerza que es la juventud. Hay que conservar lo que no se puede tocar.Hay que preservar lo que se puede tocar. Conceptos que se deben profundizar con losmayores en los mambeaderos y malocas del yag. Conocer encierra conservar paragenerar vida [el resaltado es mo].25En la agenda poltica de este biopoder de la abundancia que las organizacionesamaznicas denominan reproducir, se sitan los siguientes aspectosy objetivos:26 la necesidad de emplear lenguajes comprensibles para losactores locales, es decir, traducir y socializar el lenguaje especializado de laspolticas nacionales y globales de biodiversidad, rompiendo con la hegemonade lo escrito frente a lo oral; fortalecer mecanismos como el autogobierno y laautogestin ambiental, a travs de la fi gura jurdica de los resguardos, paraejercer un control territorial autnomo frente a los actores armados y otrosactores regionales, nacionales y globales; mejorar la organizacin internadefi niendo responsabilidades, funciones y perspectivas; promover la investigacinpropia para fi nes propios, es decir, apropiarse y establecer un dilogocrtico con los discursos y actividades cientfi cas ligadas a la conservacin dela biodiversidad, para fortalecer prcticas de manejo tradicional de los ecosistemas;apoyar la educacin propia, como mecanismo de defensa contra eldiscurso dominante que promueve la homogeneizacin cultural; respetar ladiferenciacin cultural y espiritual interna de las etnias amaznicas, a travsde la consolidacin de los planes de vida; y, por ltimo, aumentar de maneracontrolada la poblacin indgena. No se trata, entonces, slo de conservar labiodiversidad, sino tambin la cosmovisin de los pueblos amaznicos.Otro aspecto apremiante de esta agenda es el de las polticas de protecciny recuperacin del conocimiento tradicional.27 Como se ha dicho, paraagenda poltica de las organizaciones indgenas, y la poblacin minoritaria en la zona, esdecir, campesinos y afrodescendientes.25 Testimonio de Claudino Prez, vocero de la mesa indgena en la Agenda Regional de Biodiversidadllevada a cabo en Leticia, junio de 2005 (grabacin magnetofnica).26 Para hacer estas afi rmaciones me baso en mi trabajo como activista en un proyecto deeducacin ambiental, adelantado en el ao 2002 en el municipio de Puerto Nario, Amazonas,con la Fundacin Omacha (centrada en la conservacin de mamferos acuticos).Sobre esta fundacin ver: www.omacha.org. Tambin me baso en el trabajo de campo querealic, durante los aos 2004 y 2005, en Leticia, en algunas comunidades cercanas (Km.6 y 11) y en Puerto Nario. En su fase de campo, esta investigacin fue fi nanciada por lafundacin colombo-holandesa, Tropenbos.27 En este apartado recojo algunas propuestas del seminario Propuestas de Polticas deProteccin y Recuperacin del Conocimiento Tradicional, organizado en Leticia, Amazonas,por la Fundacin Tropenbos y el Instituto de Investigacin de Recursos BiolgicosAlexander von Humboldt, en el mes de noviembre de 2004.189estas culturas conocer encierra conservar para generar vida, vida humanay no-humana. El conocimiento, la palabra y las prcticas de manejo delentorno forman parte de esta ecosofa de la multiplicacin de la vida; losconocimientos tienen una palabra-comn, transmiten un saber heredadodesde lo ancestral, desde la organizacin que el padre-creador dej inscritaen el territorio y que ha sido actualizada por las prcticas milenariasde las culturas amaznicas. Por eso, en el contexto de la biocolonialidad delpoder, las organizaciones bosquesinas reclaman una valoracin complejade la naturaleza y el conocimiento, es decir, una valoracin que no reduceestas instancias a la lgica exclusiva del capital, sino que obedece a unavisin holista y compleja del mundo, donde territorio y conocimiento soninstancias de una multivocalidad que abarca lo humano y lo no-humano,en busca de concretar el sueo de la abundancia. Por otra parte, las organizacionescritican el individualismo de la visin economicista occidental,particularmente la fi gura de los derechos de propiedad intelectual. Criticanque el conocimiento sea propiedad privada; lo que est en direccin opuestaa su cosmovisin. Para ellos el conocimiento es colectivo, palabra-comninscrita en el territorio. De ah que uno de los medios de proteccin de estasformaciones de saber sean los derechos colectivos de propiedad intelectual,aunque emplear esta nocin implique aceptar, hasta cierto punto, la lgicajurdica del Imperio que se critica. Sin embargo, tienen la esperanza de quelas luchas generadas por la interaccin global de fuerzas puedan llegar adecolonizar al Imperio, en particular en lo referente a la biodiversidad y el conocimientotradicional.EPLOGO: GNOSIS DE FRONTERA, DIVERSIDAD EPISTMICAY CIENCIA POST-OCCIDENTAL TRANSMODERNALos voceros de las organizaciones bosquesinas amaznicas son claros aldelimitar qu es lo negociable y lo innegociable en el tema de la conservacinde la biodiversidad: hay que conservar lo que no se puede tocar; hay quepreservar lo que se puede tocar. Es decir, nos remiten al proceso de la mediacinintercultural, en el que se respetan los lmites y se profundiza en lasposibilidades, manteniendo sagrado lo sagrado, secreto lo secreto y cientfi colo cientfi co, pero sin descuidar los espacios comunes que concreten un dilogoepistmico transmoderno y post-occidental. Para el caso amaznico vieneemergiendo una propuesta de ciencia post-occidental (Reichel-Dolmatoff,1999, p. 188), a partir de las experiencias de las ONG integracionistas,28 queproyectan, entre otras cosas, una poltica basada en los siguientes aspectos:28 Aqu me refi ero, en trminos generales, al trabajo que vienen realizando, desde la dcadadel noventa del siglo XX, organizaciones como la fundacin Tropenbos, la fundacin Omacha-Centro de Interpretacin Nanutama (fondo del ro), y la fundacin Gaia. Las denominoONG integracionistas, porque manejan una poltica de integracin y compromiso real conlos bosquesinos amaznicos.190participacin real y efectiva, no simulada ni consultiva, de los actores locales;generacin de estrategias conjuntas de largo plazo, que tienen en cuentala nocin cclica del espacio-tiempo; potenciamiento de una perspectivaecofeminista, que privilegia lo afectivo, generando compromisos puntuales;empleo de lenguajes claros y articulados a las prcticas cotidianas. Todasestas propuestas se centran en el establecimiento de un dilogo entre el conocimientolocal (ecosofas) y el conocimiento cientfi co occidental, para elbenefi cio y la continuidad del primero, aceptando las transformaciones delsegundo. Dilogo que, siguiendo a Reichel-Dolmatoff y a Mignolo, denominopost-occidental, y que hace contrapeso a la hegemona del conocimientocientfi co/empresarial presente en las polticas globales y estatales de biodiversidad.Explorar en la prctica concreta estos espacios liminares, trasegandoumbrales, obliga a cuestionarse por lo que es y pueda llegar a ser el conocimientoen un mundo donde sean posibles la democracia y la diversidadepistmica. Pienso concretamente en una ciencia transmoderna29 y postoccidentalamaznica, centrada en lo comn, en la reproduccin de la vidaen el planeta Tierra, a partir del biopoder de la abundancia. La necesidadde superar la crisis ambiental actual nos coloca en un espacio interculturalprivilegiado, que actualiza una gnosis de frontera (Mignolo, 2000) en la cuales posible atender a otros modelos de naturaleza y su visin multidimensionaldel conocimiento y la mente (afectivo, corporal, espiritual, mtico, concretorazonable).La ciencia post-occidental transmoderna est en construccin ycontina tejiendo defi niciones no eurocentradas de saber, dando continuidadal proyecto descolonizador; esta ciencia renuncia, tanto al atomismo yal fundamentalismo culturales como al universalismo abstracto occidental,cruzando umbrales ms all de los dualismos fundamentalistas, y articulandoestrategias nmadas.En este sentido, por ejemplo, la ecosofa de la multiplicacin de la vida ylas ciencias de la complejidad (como desarrollo cientfi co occidental, mas noeurocntrico)30 pueden co-devenir a travs de una episteme post-occidentalbasada en lo catico, en lo relacional, en lo holista, en la conectividad querepercute para nosotros en nuevas estrategias tecnocientfi cas y culturalesque concretan una conciencia ecolgica global. En la era actual y por venirse hace cada vez ms relevante pensar/imaginar mundos socio-culturalesambientalesemergentes; mundos donde hay espacio para todos/as; mundosdonde la potencia de vida triunfe sobre el poder de corrupcin; mundos quede nuevo concreten el ensueo de la abundancia.