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La Biblioteca Nacional de España en su historia 21 I E l 29 de diciembre de 1711 el rey Felipe V daba el visto bueno para la creación de una Librería Pública, según el plan presentado por su confesor, el jesuita Pierre Robinet. Una biblioteca en la que se reu- nieran los fondos existentes en la Torre Alta del Alcázar con los del propio rey traídos de Francia, a los que se deberían sumar algunas magníficas bibliotecas incautadas durante la guerra de Sucesión, como las del marqués de Mondéjar o el duque de Uceda. En marzo de 1712 abre las puertas la Librería Pública en la Casa del Tesoro, en el pasadizo que unía el alcázar con el convento de la Encarnación, en el centro de Madrid. Este es el comienzo de la historia de una de las instituciones culturales españolas más antiguas y, a la vez, más vitales y modernas, la primera de las que se desarrollaron con la llegada de los Borbones con la intención de devolver a las Letras y Ciencias en España su pres- tigio. La historia de la Biblioteca Nacional (que dejará de ser patrimonio de la corona en 1836) es también la historia de nuestra cultura, de nuestra sociedad, de las luces y las sombras de la historia de España en los últimos trescientos años. Cap. 1a p.1-73:Maquetación 1 22/12/11 14:03 Página 21

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La Biblioteca Nacional de España en su historia

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IEl 29 de diciembre de 1711 el rey Felipe V daba el visto bueno para

la creación de una Librería Pública, según el plan presentado porsu confesor, el jesuita Pierre Robinet. Una biblioteca en la que se reu-nieran los fondos existentes en la Torre Alta del Alcázar con los delpropio rey traídos de Francia, a los que se deberían sumar algunasmagníficas bibliotecas incautadas durante la guerra de Sucesión, comolas del marqués de Mondéjar o el duque de Uceda. En marzo de 1712abre las puertas la Librería Pública en la Casa del Tesoro, en el pasadizoque unía el alcázar con el convento de la Encarnación, en el centro deMadrid. Este es el comienzo de la historia de una de las institucionesculturales españolas más antiguas y, a la vez, más vitales y modernas,la primera de las que se desarrollaron con la llegada de los Borbonescon la intención de devolver a las Letras y Ciencias en España su pres-tigio. La historia de la Biblioteca Nacional (que dejará de ser patrimoniode la corona en 1836) es también la historia de nuestra cultura, denuestra sociedad, de las luces y las sombras de la historia de Españaen los últimos trescientos años.

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La Real Biblioteca Pública:1711-1836

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Miguel Jacinto Meléndez (1679-1734) es uno de los mejoresrepresentantes de la pintura madrileña del primer tercio

del siglo XVIII, un periodo de transición en el que perdura la tra-dición barroca del Siglo de Oro –encarnada en grandes artistascomo Carreño, Claudio Coello y Cerezo, en cuyos modelos seinspiró para sus composiciones religiosas, y en la gran tradiciónbarroca europea, sobre todo flamenca y francesa representadapor Van Dyck y Ranc, para los retratos–, pero en el que ya se atis-ban las nuevas corrientes estéticas que desembocarán en elrococó.

Cuando en 1726 la Real Biblioteca Pública decidió deco rarlujosamente su sala de lectura, encargó a Meléndez, pintor del rey,los retratos de la familia real. Según consta en su archivo, el 20 dediciembre de ese año le pagaron 360 reales de vellón y el 7 de abrilde 1727 otros 1.800 «por su ocupazion y trabajo de los seis retratosque hizo del rey y la reyna Nos Sres y del principe de Asturias y losrestantes de Dn Phelipe Infante de Castilla y las Sras Infantas pra

colocarlos en la Rl Bibliotheca en la nueva obra de estantes». Sonlos retratos de Felipe V, su segunda esposa Isabel de Farnesio ycuatro de sus hijos: los futuros reyes Fernando VI y Carlos III,Felipe, duque de Parma, y la infanta María Ana Victoria. Es curiosala confusión entre una infanta y don Carlos.

En el de Felipe V, fundador y protector de la Real Biblioteca,este aparece apoyando su mano izquierda sobre un libro en elque figurarían sus estatutos mientras que, siguiendo el modelode los retratos franceses, viste media armadura y ciñe la banda

roja de general, en un cuadro que iba a presidir una ins-titución tan poco belicosa como esta. Es uno de los

retratos más bellos del rey pintado por un artistaespañol; en él se ha unido la elegancia de los

retratos flamencos a lo Van Dyck con el cá -lido colorido de la pintura del Siglo de Oro

madrileño.Por su parte, Isabel de Farnesio,

segunda esposa de Felipe V, era unapersona culta que hablaba italiano,francés, alemán y español; gran lec-tora como su marido, le gustaba es -tar al corriente no solo de las últi masnovedades literarias que se publica-ban en Francia y en Italia, sino tam-bién de política, ciencias, filoso fía,artes, etc.

Probablemente, a partir de 1733se empieza a formar y organizar unasegunda biblioteca, esta particularde los reyes, que llegó a tener ochomil volúmenes y que contaba conbibliotecarios y financiación propia.

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MIGUEL JACINTO MELÉNDEZ

Felipe V e Isabel de Farnesio

Óleos sobre lienzo. Circular; 100 cm de diámetro cada uno

Felipe V

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Isabel de Farnesio

BIBLIOGRAFÍA

Santiago Páez, Elena M.ª. «El pintor MiguelJacinto Meléndez. A propósito de unos retratosde la Biblioteca Nacional». Revista de Archivos,Bibliotecas y Museos. 1966, pp. 209-210 ¶ Ídem.Miguel Jacinto Meléndez: pintor de Felipe V.Oviedo: Museo de Bellas Artes de Asturias, 1989, pp. 80-83 ¶ Ídem. «Retratos de reyes en la Real Biblioteca Pública». En: Ídem (dir.). La Real Biblioteca Pública, 1711-1760: de Felipe V a Fernando VI. Madrid: Biblioteca Nacional,2004, pp. 156-158.

Afortunadamente, a la muerte de su madre, Carlos III mandóque estos libros, que se encontraban en el palacio de La Granja,pasaran a engrosar los fondos de la Real Biblioteca Pública y sepueden localizar en la Biblioteca Nacional gracias a sus encua-dernaciones con el escudo de la reina.

En este retrato, el único de la serie firmado y fechado porMiguel Jacinto Meléndez en 1727, la reina sostiene en la manoderecha un libro abierto que apoya sobre una mesa, y con laizquierda señala la página en que figura un retrato grabado deFelipe V, que copia a su vez una pintura de Rigaud. Este retratode la reina, rodeada de libros y estampas, es uno de los más be -llos de la pintura española de este periodo; la elegante compo-sición circular del cuadro, la mano, perfilada con ocre para darlemás relieve, los encajes de la manga cuya textura espumosa con-trasta con la dureza del brocado dorado del traje y el graciosocaracoleo de la cinta azul que le sujeta el pelo, muestran la madu-rez y perfección técnica de Meléndez, que en ese momento yagozaba de una sólida reputación como pintor del rey con gajes.

Elena M.ª Santiago Páez

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BARTOLO DE SASSOFERRATO

In primam et secundam partem infortiati comentaria

Este códice, al que Jesús Domínguez Bordona en «Miniaturasboloñesas del siglo XIV. Tres obras desconocidas de Niccolò

da Bologna» se refiere como «Bartolus», por tratarse del comen-tario de Bartolo de Sassoferrato sobre el Digestum y el DigestumNovum (Mss/196-197), procede de la biblioteca de Felipe V, taly como figura en una anotación manuscrita en la primera hojade guarda. Bartolo de Sassoferrato, a pesar de su corta existencia(1311-1357), es reconocido como el jurista más influyente detodos los tiempos y el máximo especialista en Derecho Civil.

En esta exposición se muestra únicamente el segundo volu-men, que posee las miniaturas de Niccolò di Giacomo, el maestromás representativo y fecundo del arte boloñés de la segunda mi -tad del siglo XIV. Se abre el manuscrito con la Apoteosis de SanAgustín en una composición de gran complejidad iconográfica,

seguramente influida por una pintura muralde un convento agustino sin identificar. En elcentro aparece la figura de san Agustín, conmitra episcopal, dictando una lección con unlibro abierto sobre el pupitre y filacterias dondese recogen sus sentencias filosóficas, en ambasmanos. A su derecha le acompaña una imagensimbólica de la Escolástica, con Moisés, sanPablo, san Juan Evangelista y san Jeró nimo.Frente a ellos se encuentra representada la filo-sofía clásica con Aristóteles, Pla tón, Sócratesy Séneca. En un plano inferior las Virtudes ylos Vicios, el Trivio y el Cuadrivio, figurandoa sus pies los máximos representantes de cadadisciplina. Encuadra toda la representación unmarco de treinta y cinco historias referidas alos escritos de san Agustín. Al pie de la com-posición, en una estantería que sirve de basa-mento a la escena, aparece la firma del autory los escudos de las armas de los poseedores,hoy bo rradas por haberse reutilizado al menosen dos ocasiones. No es la única ilustración re -señable, pues en el folio 128 otra gran minia-tura, no firmada por el maestro, representa aJustiniano dictando leyes rodeado de persona-jes que aguardan las sentencias.

Paloma Fernández Palomeque

S. XIV

2 v. (260, 304 h.) (2 col., 80 lin.): perg.; 46 × 28 cmMss/196-197

BIBLIOGRAFÍA

Domínguez Bordona, Jesús. «Miniaturasboloñesas del siglo XIV. Tres obras desconocidasde Niccolò da Bologna». Archivo Español de Arte y Arqueología. 1925, n.º II, pp. 177-188 ¶ YarzaLuaces, Joaquín. «Manuscritos iluminadosboloñeses en España, siglos XIII y XIV». En:Colomer, José Luis, y Amadeo Serra Desfilis(dirs.). España y Bolonia: Siete siglos de relacionesartísticas y culturales. Madrid: Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos, [2006].

Mss/196-197, fol. 128r

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Mss/196-197, fol. 4r

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GIUSEPPE VASI

Delle magnificenze di Roma antica e moderna

Giuseppe Vasi (Corleone, 1710-Roma, 1782) se define en lasportadas de sus obras como «pittore, incisore, scultore e pas -

tore arcade». Tuvo una sólida formación humanística que empezóen el Collegio Carolino de Palermo y completó en Roma con lospintores Sebastiano Conca y Pier Leone Ghezzi y con el arqui-tecto Filippo Juvarra. Como grabador, supo aprovechar la opor-tunidad de estudiar las obras de Stefano della Bella, GiovanniBattista Falda y Alessandro Specchi conservadas en la magníficabiblioteca de su protector, el cardenal Neri Corsini. Su dominiode la técnica del aguafuerte utilizando sucesivas mordidas haceque sus imágenes estén llenas de viveza y luminosidad y, al mismotiempo, su rigurosa y fidedigna manera de representar la arqui-tectura y arqueología convierten sus estampas en un documentoimprescindible para visualizar una Roma aún espléndida, el mayorteatro del mundo.

Súbdito de Carlos III, cuya coronación como soberano deNápoles y Sicilia había grabado en 1735, al año siguiente Vasi seestableció en Roma donde montó un taller muy importante enel que estuvo brevemente el joven Piranesi. En 1748 el rey le auto-riza a instalarse en el palacio Farnese de Roma, y como lógicamuestra de agradecimiento, el grabador dedica este volumen Dellemagnificenze di Roma antica e moderna a Isabel de Farnesio. Es elcuarto de una serie de diez álbumes grabados a lo largo de catorce

ER/1974, tapa delantera

In Roma: nella Stamperia di Nicolò e MarcoPagliarini, 1754LII p. [21] h. de grabado calcográfico; folioapaisadoEncuadernación italiana rococó en becerrillohabana con hierros dorados; escudo de Carlos III como Carlos VII, rey de Nápoles.ER/1974

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ER/1974, lám. 1

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años (1747-1761), que constituyen uno de los mayores proyectoseditoriales del momento, doscientas cuarenta estampas agrupadastemáticamente que representan puertas y muros, plazas, basílicase iglesias, palacios y villas de las grandes familias, calles, puentes,iglesias parroquiales, colegios, monasterios, etc., de la CiudadEterna, acompañadas de textos divulgativos pero rigurosos paralograr una síntesis que documentara el esplendor de Roma.

Elena M.ª Santiago Páez

BIBLIOGRAFÍA

Petrucci, Alfredo. Le magnificenze di Roma diGiuseppeVasi. Roma: Palombi, 1946 ¶ Scalabroni,Luisa. GiuseppeVasi (1710-1782). Roma:Multigrafica, 1981 ¶ Tice, James T., y James G.Harper (eds.). GiuseppeVasi’s Rome: LastingImpressions from the Age of the Grand Tour. Eugene,Oregon: University of Oregon Press, 2010.

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ER/1243, lám. 96

CHARLES PERRAULT

Courses de testes et de bague faites par le Roy et par les Princes et Seigneurs de sa Coeur en l’année 1662

À Paris: de l’Imprimerie Royale, 1670,curante. Sebastiano Mabre-Cramoisy…[8], 8 p., [9-16], 17-62 h., 63-67, [1], 65-104 p. + 105 Estampas: aguafuerte y buril; 56 cmER/1243

BIBLIOGRAFÍA

Santiago Páez, Elena M.ª (dir.). La Real BibliotecaPública, 1711-1760: de FelipeV a FernandoVI.Madrid: Biblioteca Nacional, 2004.

Luis XIV, aficionado a montar a caballo, reunió a la cortefrente al palacio de las Tullerías para celebrar una fiesta o

divertimento hípico: el carrousel, nombre por el que desde enton-ces se conoce la plaza parisina. Se habían celebrado desde 1605,pero este de 1662 se hizo con motivo del nacimiento del delfínde Francia, el futuro Luis XV.

Perrault publicó este texto por primera vez en la Gazette deFrance en junio de 1662. La edición de lujo de 1670 incluye cientocinco grabados. La portada calcográfica con busto de Luis XIV,un desfile de caballería en la plaza y Versalles al fondo está firmadapor Gilles Rousselet. Otros grabadores como François Chauveaue Israel Silvestre firmaron estampas que representan en gran for-mato la marcha de los mariscales y de las cinco cuadrillas, la com-parsa y su disposición cada día del desfile. Intercalados en el textose incluyen además pequeños emblemas de personajes de la corte,motivos alegóricos, iniciales y remates.

La Biblioteca Nacional de España conserva una importantecolección de libros procedentes del Cabinet du Roi, concebidapor Colbert para Luis XIV. Son libros editados en Francia, en losque trabajaron los más ilustres grabadores de su tiempo, encua-dernados en tafilete rojo con el escudo y la cifra de Luis XIV.

Ana Sanjurjo de la Fuente

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LEONARDO DA VINCI

Códices Madrid I y II

Entre los tesoros que posee la Biblioteca Nacional de España,se encuentran dos manuscritos autógrafos de Leonardo da

Vinci, los cuales han sido designados por los especialistas bajo elnombre de Códices Madrid I y II, denominación no muy feliz,pero que ha hecho fortuna a partir de 1967.

El examen de ambos ejemplares permite al lector reconstruirel proceso creativo de una mente prodigiosa, con sus hallazgos ypentimenti. A pesar de la autoría y temática común, son obras quepresentan características codicológicas propias y, por tanto,requieren un tratamiento independiente.

El Códice I (Tratado de estática y mecánica, Mss/8937) abordacuestiones múltiples relacionadas, en particular, con la mecánicay la estática, lo cual no impide al autor tratar otros asuntos tan-gencialmente. El método expositivo seguido por Leonardo pri-vilegia el concepto de páginas dinámicas. En este manuscrito cadaplana constituye una unidad artística e intelectual. Los dibujosrepresentan el núcleo central del pensamiento especulativo delautor, quien busca denodadamente soluciones técnicas. Por ejem-plo, entre sus múltiples logros se encuentra un dispositivo queperfeccionó el mecanismo de los relojes, objetos en alta estimaen su época. En función de la parte icónica se articula el lenguajeverbal, el cual desempeña un papel secundario. Por lo general,las distintas cuestiones son tratadas en un solo espacio rectangularo carilla, salvo en raras ocasiones en las que se sirve de una páginacontigua. Esta limitación le obliga en casos concretos a desplazarel texto a columnas marginales o, incluso, a distorsionar su empla-

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Mss/8937, fol. 1v Mss/8937, fol. 128r

Tratado de estática y mecánica

S. XV-XVI

184 h. (antes 191): papel; 22 × 15 cmMss/8937

Tratados varios de fortificación estática y geometría

S. XV-XVI

158 h.: papel; 22 × 15 cmMss/8936

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Mss/8937, fol. 127v

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zamiento en función de los huecos disponibles en el folio anterioro en el siguiente.

La naturaleza del segundo testimonio, Códice II (Tratadosvarios de fortificación estática y geometría, Mss/8936), es muy dis-tinta del anterior. Se trata de un manuscrito facticio. El sector Apodría ser denominado un zibaldone, de acuerdo con la tipologíaitaliana, esto es, un cartapacio o libro de notas misceláneo encuanto al contenido y descuidado en lo que respecta a la forma.Basta con examinar el primer folio recto para captar cuál fue lafunción que Leonardo otorgó a este objeto. Como se puede apre-ciar, hay una superposición de elementos gráficos, tanto verbalescomo icónicos. El mismo fenómeno se encuentra también enalgunas otras páginas. A veces, el estrato inferior ha sido trazadocon sanguina. El empleo de este pigmento ha obligado al autora entintar posteriormente algunos pasajes de escritura ya queresultaba dificultosa su intelección por haberse desvanecido lasustancia colorante a causa de la fijación utilizada. El manuscritofue un contenedor de datos de muy distinto tipo, que abarcan elámbito de lo personal y lo científico indiscriminadamente. Lasanotaciones fueron registradas de manera desordenada y enmomentos sucesivos, incluso dentro de una misma página. Cierta -mente, algunas hojas producen la impresión de haber sido ela-boradas al ritmo de las ideas que fluían a la mente de Leonardo.En cambio, el sector B es de contenido monográfico. Todo él estádedicado a describir la técnica de reproducción de medallas yobras plásticas en bronce. El núcleo central del escrito gira entorno a la fundición del caballo proyectado en homenaje a lafigura de Francesco Sforza, magna empresa que Leonardo nopudo ver coronada, como tantas otras suyas. Este texto es tansolo una recopilación parcial.

En lo que atañe a la datación de ambos ejemplares, es posibleestablecer algunas precisiones. El Mss/8937 (Códice I ) propor-ciona de pasada dos indicaciones cronológicas: 28 de septiembrede 1497 y 1 de enero de 1493. Ahora bien, dado que los escri -tos de Leonardo son una acabada muestra de work in progress,resulta arriesgado atribuir las fechas mencionadas a la elaboraciónmaterial del manuscrito en su totalidad. En definitiva, es precisoextremar la cautela a este respecto y examinar el desarrollo delproceso creativo de Leonardo en sus planteamientos recurrentes,que son la mayoría. En cuanto al Mss/8936 (Códice II), si tenemosen cuenta la naturaleza de algunos de los temas tratados por elautor (por ejemplo, los proyectos de la desviación del río Arno,la fortificación de Piombino, el estudio sobre la cuadratura de laslíneas curvilíneas, etc.), asuntos cuya fecha es indubitable, sepuede afirmar que Leonardo comenzó a escribir el sector A enel verano de 1503 y que sus últimas notas no son posteriores amediados del año 1505. Por otra parte, las dos únicas fechas men-cionadas en el sector B de dicho manuscrito, el 17 de mayo de1491 y el 20 de diciembre de 1493, están relacionadas claramente

Mss/8936, fol. 57r

Mss/8936, fol. 145r

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con los procedimientos ideados por Leonardo pararealizar la estatua ecuestre encargada por Ludovicoil Moro. Ambas dataciones se ajustan a los aconte-cimientos históricos vinculados a esta obra, luegofallida. Tal vez el escrito fue continuado a lo largo delaño 1494.

Como es sabido, Leonardo practicó un tipo deescritura peculiar por su trazado de derecha a iz -quierda. Creo que en el fondo de este uso hay quever una manifestación más de su afán por solucionarproblemas. Para un zurdo resulta más práctica estaorientación de la cadena gráfica. Ciertamente, la des-codificación de los signos es muy incómoda para unlector habituado a una disposición levógira, pero esteinconveniente no debe ser interpretado en clave deun afán de ocultamiento por parte del autor, quienfue hermético, pero en otros niveles. De hecho, eltexto del Códice I presupone la existencia de un lectorexplícito, a quien va dirigido todo el discurso cien-tífico. A la postre, la escritura especular fue un armade doble filo en lo que respecta a la difusión de susobras.

A la muerte de Leonardo, su producción escritaquedó en poder de su discípulo Francesco Melzi(1519). Posteriormente, una parte importante de lamisma la adquirió el escultor Pompeo Leoni, quienla trasladó a Madrid. A lo que parece, los Códices Iy II formaron parte de los bienes legados por Juande Espina en 1642 al rey Felipe IV.1 Por este con-

ducto ambos manuscritos habrían pasado a formar parte de losfondos de la Biblioteca de la Torre Alta del Álcazar.

Leonardo quizá padeció el síndrome de la obra inacabada acausa de su perfeccionismo y por ello no difundió debidamentesus logros. El autor confiesa que «ogni arte dimanda il suo ins-trumento» (Mss/8936, fol. 16r). Probablemente dudaba de quela pluma fuese el utensilio ideal para transmitir su mensaje a losdemás. En cualquier caso, es de lamentar que no llegase a términolo que habría debido ser el fin último de toda su escritura.

Elisa Ruiz García

1. La manda de este extravagante clérigo es de carácter genérico y, por tanto, no men-ciona explícitamente las dos piezas expuestas. Véase Madrid: Archivo Histórico deProtocolos, notario Diego de Orozco, n.º 6444. El testamento ha sido editado porMaría Luisa Caturla en «Documentos en torno a Don Juan de Espina, raro coleccio-nista madrileño». Arte Español. 1963, 6/1, pp. 1-10.

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Mss/8936, fol. 156v

BIBLIOGRAFÍA

Los códices de Leonardo daVinci de la BibliotecaNacional de España. Madrid: Egeria, ClubInternacional del Libro, 2009, 5 vols.: vols. I-II:Edición facsímil; vols. III-IV: Edición y traducciónde Elisa Ruiz; vol. V: Estudios.

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Mss/8936, fol. 157r

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BERNHARD VON BREIDENBACH

Viaje de la Tierra Santa

Zaragoza: Pablo Hurus, 16-I-1498Fol., il.ISTC ib01196000; IBE 1178; CIBNES B-226.Inc/2078

BIBLIOGRAFÍA

Cabeza Sánchez-Albornoz, María, y Silvia Cruz-Abad Lluch. «El Viaje de la Tierra Sancta deBernardo de Breidenbach». En: Bibliofilia Antigua III. Valencia: 1999, pp. 195-235 ¶Escolar, Hipólito (dir.). Historia ilustrada del libroespañol: de los incunables al siglo XVII. Madrid:Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1993-1996 ¶ Lyell, James P. R. La ilustración del libroantiguo en España. Madrid: Ollero y Ramos, 1997 ¶ Martín Abad, Julián. Los primeros tiemposde la imprenta en España (c. 1471-1520). Madrid:Ediciones del Laberinto, 2003 ¶ Ídem. Catálogobibliográfico de la colección de incunables de laBiblioteca Nacional de España. Madrid: BibliotecaNacional de España, 2010.

En el Índice de los libros que tiene su Magestad en la Torre Altadeste Alcázar de Madrid (BNE, Mss/18791), redactado en

1637 por el bibliotecario de Felipe IV Francisco de Rioja, el Viajede la Tierra Santa de Breidenbach se incluye entre los «Librosvarios de diversas lenguas», una de las cuarenta materias en queestá ordenado el aludido índice. Este inventario, único instru-mento de descripción conservado de la Biblioteca de la Torrelevantada en la esquina suroeste del palacio, ofrece, en el margenizquierdo de cada obra, dos referencias topográficas: una de«estante» y otra de «número», acompañadas de una breve anota-ción del título; y, por último, el número de volúmenes de los quese componía la obra. Siguiendo esta estructura, la obra deBreidenbach se localizaría en el estante «MM», en la posición «12»,próximo a un Espejo del principe christiano («MM-11») y a unasObras de Ludouico Blosio («MM-13»), por lo que se podría deducirque no se siguió una organización temática, ni cronológica, sinoposiblemente solo se tuvo en cuenta el formato (folio). De loscuatro ejemplares que se conservan en la Biblioteca Nacional dela obra de Breidenbach, se sabe con certeza que el incunable quese expone formó parte de la biblioteca de Felipe IV por la ano-tación de la signatura en la parte superior del lomo y porque con-serva la encuadernación original en vitela sobre cartón, con unsencillo doble filete dorado en ambas tapas.

La obra recoge el viaje que emprende a Tierra Santa Bernhardvon Breidenbach, canónigo de Maguncia, en compañía de Johan -nes von Solms y Philipp von Bicken, a los que se unirán a lo largodel camino otros compañeros. Aunque Breidenbach se presentacomo autor principal del libro al escribir el primer borrador delviaje, es el dominico Martin Roth, rector de la escuela de Heidel -berg, quien enriquecerá la obra con contenidos históricos y teo-lógicos, y le dará la forma definitiva. Uno de los compañeros deesta peregrinación será el pintor de Utrecht Erhard Reuwich, quedibujará del natural panorámicas de las ciudades visitadas. Deestos dibujos se abrieron los grabados, ochenta y dos xilografíasintercaladas en el texto, que aparecen en la primera impresión yen las posteriores.

Impresa en Maguncia por primera vez en 1486 en latín y enalemán, la proliferación de ediciones hasta 1490 nos habla deléxito de una obra que posiblemente sorprendiera a su propioautor. No es de extrañar, por tanto, que el maestro de ConstanzaPablo Hurus, un rico impresor afincado en Zaragoza desde1476 –donde también ejercerá de librero–, decidiera publicarla,ampliada y traducida al castellano, en 1498. Precisamente entre1485 y 1499 tiene lugar la época más floreciente de sus impre-siones en el taller zaragozano, incorporando abundantes grabadosde calidad, traídos muchos de ellos de Alemania. En el Viaje dela Tierra Santa de Breidenbach sobresalen las vistas de las ciu-dades en ocho láminas plegables, reproducciones de la ediciónlatina impresa en Maguncia en 1486, excepto la de Roma, que

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Inc / 2078, portada

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fue co piada del Liber Chronicarum de Schedel de la edición deNúrem berg de 1493, a las que agrega nuevas estampas de esce-nas evangélicas, que ya había utilizado en otras impresionessuyas. El 16 de enero de 1498 Pablo Hurus dará por acabada laedición del Viaje de la Tierra Santa, gracias a la contribución deuno de sus principales colaboradores, el humanista aragonésMartín Martínez de Ampiés, que no se limitó solo a la traduc-ción, sino que redactó también el Tratado de Roma. Este texto,que precede a la obra, está dirigido a los peregrinos que debíanir primero a Roma para solicitar licencia al papa antes de dirigirsea Jerusalén. Además añadirá amplios comentarios propios pre-cedidos de su nombre para distinguirlos del texto traducido, loque hace que esta edición sea esencialmente distinta a cualquierade las anteriores.

El ejemplar que se expone está mútilo de todas las estampasplegadas y del cuaderno con signatura «g». Por otra parte, el títuloy el grabado del verso de la primera hoja han sido recortados ypegados a una hoja.

María José Rucio Zamorano

Inc / 2078, lomo Inc / 2078, fols. 120v-121r

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Biblia Políglota Regia

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[Antuerpiae: Christoph. Plantinus excud.,entre 1569 y 1573]8 v.U/2

Ya en 1565, Christophe Plantin había planeado una reediciónde la Biblia Políglota Complutense. Así lo expresa en carta

al orientalista Andreas Masius. En la feria del libro de Fráncfortdel año 1566 presentó una página de muestra. El problema quefrenaba la realización era económico: encontrar la adecuada finan-ciación. Recibió varias ofertas de Alemania, pero le exigen tras-ladar allí su taller. Plantin no quiere irse de Amberes y prefieretantear las posibilidades de ayuda de su rey natural, Felipe II, pre-cisamente en el momento en que los calvinistas de Amberes alte-raban la obediencia al poder real. Del 19 de diciembre de 1566es la primera carta conservada –de la que se deducen contactosanteriores– de las que Plantin escribió a su antiguo amigo Gabrielde Zayas, en aquel momento secretario del rey, en la que le dadetalles de su proyecto, principalmente sobre las letrerías quetiene de las distintas lenguas. Las gestiones dan su fruto y el 11 demarzo de 1568 Felipe II firma las órdenes necesarias para el iniciode la realización del proyecto. La imprenta de Plantin dispone delas letrerías necesarias –latinas, griegas y hebreas– para comenzarinmediatamente la obra. Solo le faltan las letrerías siríacas, quehace grabar al célebre Robert Granjon, siguiendo las orientacionesdel orientalista G. Postel.

Benito Arias Montano llegaba a Amberes el 18 de mayo de1568, enviado por Felipe II para dirigir y coordinar el desarrollode la Biblia Regia. Dos meses después aprobaba la primera pruebay en la semana del 2 al 7 de agosto se imprimían los primerospliegos del tomo I. Bajo la atenta mirada de Plantin y de AriasMontano, en el aspecto material el primero y en la calidad de lostextos el segundo, se van imprimiendo los ocho tomos de la BibliaRegia. En abril de 1572, Arias Montano va a Roma para lograrla aprobación papal, concedida el 16 de junio.

Ocho tomos forman la edición, impresos desde 1569 a 1573.Los cuatro primeros contienen las versiones del Antiguo Testa -mento y otros textos adyacentes. El tomo V incluye el NuevoTestamento, mientras que los tres tomos últimos ofrecen el apa-rato científico, elementos y versiones complementarias, diccio-narios y gramáticas. Lo que inicialmente solo tenía que ser unareedición de la Biblia Políglota Complutense, adquiere una perso-nalidad propia, aprovechando los avances de la escriturística.Desde el punto de vista tipográfico, la Biblia Regia se distinguepor la calidad de sus distintas letrerías y la perfección de la impre-sión, cuidada en todos los detalles, lo que la convierte en una delas joyas de la imprenta de mediados del siglo XVI.

Jaime MollBIBLIOGRAFÍA

Moll, Jaime. «Una imprenta para la Biblia Regia».En: Thomas, Werner, y Robert A. Verdonk (eds.).Encuentros en Flandes: relaciones e intercambioshispano flamencos a inicios de la Edad Moderna.Lovaina: Universitaire Pers Leuven; Soria:Fundación Duques de Soria, 2000, pp. 319-325.

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U/2, pp. 232-233

U/2, p. 215, detalle

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LUCAS JANSZ WAGHENAER

Spiegel der Zeevaerdt

Leyden: Inde Plantiinsche druckerye by Françoys van Ravelengien voor CornelisClaess. Boeckvercooper tot Amstelredam,15882 ptes. en 1 v.: 47 mapas, grab. calc., col.; 42 cm. Encuadernación en pergamino. Sello de la Real BibliotecaGMG/1025

Magnífico atlas náutico publicado por Lucas Jansz Waghenaeren 1588, que reúne los derroteros, puertos y perfiles de

todas las costas atlánticas europeas, desde el mar Báltico hastaCádiz. Las cartas náuticas están adornadas con grandes cartelas,diversas naves de la época, monstruos marinos y bellas rosas delos vientos, heredadas de las cartas portulanas, que prolongansus rumbos por los mares.

Waghenaer fue un experimentado marino y piloto holandés,nacido en Enkhuizen, que realizó numerosos viajes recorriendolas costas del norte de Europa y el mar Báltico. Fue uno de losfundadores de la famosa escuela de cartógrafos del norte deHolanda, que desempeñó un papel muy importante en el desa -rrollo temprano de la cartografía náutica.

Su obra Spiegel der Zeevaerdt (Espejo de navegantes) se publicópor primera vez en 1584. Esta obra combina un atlas de cartasnáuticas y un derrotero con las instrucciones para la navegaciónen las aguas costeras del oeste y noroeste de Europa. Fue manual

de navegación y el primer atlas náuticoque utilizó el grabado calcográfico parasus cartas, abriendo un nuevo periodoen la historia de la cartografía marina.Tuvo un éxito inmediato, traduciéndo -se a varios idiomas: latín, francés e in -glés. La edición que conserva la Biblio - teca Nacional de España está impresaen Leiden en 1588 y tiene el texto enholandés.

Carmen Líter Mayayo y

Francisca Sanchis Ballester

BIBLIOGRAFÍA

Koeman, C. Atlantes Neerlandici. Ámsterdam:Theatrum Orbis Terrarum Ltd., 1967-1971, vol. IV, pp. 465-516 ¶ Santiago Páez, Elena M.ª (dir.). La Real Biblioteca Pública, 1711-1760: de FelipeV a FernandoVI. Madrid: BibliotecaNacional, 2004, p. 185.

GMG/1025

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JUAN DEL VADO

Libro de cánones enigmáticos y misas

BIBLIOGRAFÍA

Anglés, Higinio, y José Subirá. Catálogo musical de la Biblioteca Nacional de Madrid. 1946-1951,vol. I, n.º 113 ¶ Revista Poesía. Madrid. Otoño de 1980, 9, pp. 92-104 ¶ Robledo, Luis. Los emblemas musicales de Juan del Vado. Madrid:Fundación Caja Madrid, 2009 ¶ Robledo, Luis, y Gerardo Arriaga. «The Enigmatic Canons ofJuan del Vado (c. 1625-1691)». En: Early Music.Oxford University Press, noviembre de 1987, vol. 15, n.º 4, pp. 514-519 ¶ Saldoni, Baltasar.Diccionario biográfico-bibliográfico de efemérides de músicos españoles. Valencia: Librerías París-Valencia, 1995.

J uan del Vado (ca. 1625-1691), compositor de fama recono-cida, fue organista de la Real Capilla de Palacio y maestro de

clave de Carlos II. Compuso y prologó este Libro de cánones enig-máticos y misas como método didáctico para el rey, dedicado a lareina y entregado a Juan José de Austria para su utilización en la capilla real.

El canon enigmático consistía en una pequeña leyenda en latín,al principio de la composición, para indicar la norma que debíaseguirse para su resolución. Las entradas, señaladas con «unenigma» acompañando al propio canon, dan la clave para intuirdónde se esconden y cómo se deben cantar. A veces el autoraporta ayudas para la solución, dando indicaciones de interpre-tación en una clave oculta.

Este manuscrito autógrafo contiene seis enigmas, las misasy, al final, la definición de los enigmas resueltos, con las posiblessoluciones a los cánones y con anotaciones hechas por el propiocompositor.

María del Carmen Velázquez Domínguez

M / 1323

[Ca. 1667][VI], 166, [1] h.; 42 cmEncuadernación en pasta de color verde con hierros dorados en las tapas y en el lomo.M/1323

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BEATO DE LIÉBANA

Commentarius in Apocalypsin Códice de Fernando I y Dña. Sancha

S. XI [ca. 1047]312 h.: perg.; 36 × 28 cmVitr/14/2

La vida de Fernando I (ca. 1010-1065) estuvo marcada pordistintos hechos sangrientos que le condujeron al poder polí-

tico. Convertido en conde de Castilla en 1028, llegó a ser rey deLeón por derecho de consorte, ya que su esposa doña Sanchaera hermana de Vermudo III, soberano fallecido sin descendencia,y a quien aquel había vencido en la batalla de Tamarón (1037).En este marco histórico hay que situar la producción de unos ins-trumentos subsidiarios –entre otros, libros–, orientados hacia elfortalecimiento de la idea de legitimidad y la creación de una ima-gen modélica del soberano.

La conservación de cuatro manuscritos vinculados a estosmonarcas constituye un hecho notable en fecha tan temprana. A causa de su número y función resulta excesivo considerarloscomo prueba de la existencia de una biblioteca palatina. Sonunas piezas de aparato que se caracterizan por presentar ciertoselementos verbales y/o icónicos que se añaden al texto principalcon la finalidad de situar el libro en un plano de interpretacióndado. Denomino paratextuales a dichos elementos, ya que actúana modo de arma regis.

El manuscrito expuesto, un Commentarius in Apocalypsin, seinicia con unas tablas genealógicas referidas a Cristo, aditamentoexistente en algunas versiones del tratado atribuido a Beato. El ac -ceso al texto propiamente dicho se efectúa a través de una antesalamajestuosa y cargada de simbolismo. Se trata de tres páginassituadas tras el esquema bíblico sobre la filiación del Mesías. Lanovedad del ejemplar reside en el tratamiento recibido por la pri-mera imagen que antecede al texto principal. La superficie estáocupada por una elaborada letra alfa de gran tamaño (asuntoreproducido en otros cuatro Beatos). En el campo interior de lamisma se ha dibujado una Maiestas domini en pie y portando unaomega sobre un fondo de bandas (que es un recuerdo cromáticointroducido por el iluminador Magio en el siglo X) en las que pre-domina una tonalidad purpúrea. El iluminador reproduce unmodelo tradicional, pero el canon de la figura y el tratamientopictórico indican que, al tiempo, es capaz de absorber nuevascorrientes artísticas foráneas. El miniaturista ha sido capaz deencontrar un equilibrio entre el pasado y el futuro. Esta páginaes pues una introducción al románico. Su polo de atracción esdistinto del que ha inspirado a los artesanos del siglo X que handesarrollado el mismo motivo. En el verso del mismo folio se hareproducido un asunto autóctono, esto es, una cruz de Oviedopatada, de brazos iguales. El motivo principal se encuentra enmar-cado por las cuatro palabras que constituyen un mensaje cargadode simbolismo monárquico: PAX / LUX / REX / LEX. El tercer ele-mento liminar es un laberinto a modo de exlibris. La factura delejemplar en tiempos de don Fernando y doña Sancha se confirmaal final del manuscrito. Ciertamente, la pieza tiene un colofónmuy interesante:

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Vitr/14/2, fol. 6v

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Vitr/14/2, fol. 6r

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Explicit explanatio Danielis prophete. Deo gra-tias. Facundus scripsit. Memoria eius sit semper.Sub era bis quadragies et V post millesima, reg-nante domino nostro et glorioso principe domnoFredenando, prolis domni Sanctioni, et coniugesua gloriosa domna Sanctia, regina prolis Ade -fonsi principis. Anno [IX] regni sui fuit scriptumhoc liber (fol. 316r).

La mención de ambos cónyuges con su fi -liación respectiva indica un comportamientoque se observará a lo largo de todo el reinado:la unión de la pareja a efectos intitulativos entodas las actividades que denotan el otorga-miento de una merced o el ejercicio de un pa -trocinio. En la forma de redactar los textosformularios se aprecia un afán de subrayar laestirpe leonesa transmitida por la vía de doñaSancha.

El pasaje citado nos ofrece otros datos deinterés, tales como la fecha de ejecución expre-sada en términos cabalísticos (h.1047) y el nom-bre del copista, Facundo, al menos en lo querespecta a la última parte de la obra, esto es, el«Comentario de san Jerónimo» al texto bíblicode Daniel. Conviene precisar que el colofónindica que el manuscrito fue elaborado durante

el reinado de Fernando I y su esposa, pero hay un matiz lingüís-tico que hasta aquí no se ha señalado. A mi juicio, la expresiónlatina Anno regni sui fuit scriptum hoc liber resulta incompleta. Trasel sustantivo anno cabría esperar la mención de un numeral queindicase de manera precisa el periodo cronológico dentro del ciclodel reinado. Si tenemos en cuenta que el año mencionado es 1047,una vez adaptado al cómputo cristiano, y que don Fernando fue ungido rey en 1038, se podría conjeturar que el manuscrito fueter minado en el noveno año de su reinado (como no se indica elmes y el día, el número de orden dentro del ciclo es aproxima-tivo). Este dato debería ir tras la palabra anno que cierra el penúl-timo renglón del colofón. En la página hay un espacio en dondehabría podido figurar tal numeral, en el caso de que no se tratede una omisión del copista. El mal estado de conservación de estefolio, que fue en su día utilizado a modo de guarda, impide ave-riguar a simple vista este particular. En consecuencia, el manus-crito fue terminado durante el IX o X año del reinado, según sededuce del colofón. Los años transcurridos tras la muerte deVermudo III eran ya un plazo de tiempo suficiente para que sehubiesen serenado los ánimos de los oponentes al acceso de donFernando al trono leonés. En tales circunstancias, el encargo deun libro carismático y susceptible de ser interpretado en claveprofética como un mensaje de esperanza y de victoria sobre el

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Vitr/14/2, fol. 316r

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Vitr/14/2, fol. 7r

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Vitr/14/2, fol. 253v

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Maligno, encarnado de manera genérica en el poder musulmán,tenía razón de ser. Máxime si el ejemplar se adornaba con unoselementos parlantes, tales como unas tablas genealógicas siemprealusivas al concepto de linaje y legitimidad, el tema de la letraalfa, prefigurativo de un poder vicario, y la cruz de Oviedo, detransparente significado. El mensaje contenido en el laberinto oexlibris, al igual que en el colofón, testimonia una voluntad deaunar los nombres de los dos monarcas que son los sujetos agen-tes de la acción de gobierno.

El programa iconográfico de este Commentarius in Apocalypsinno ofrece otros rasgos dignos de comentario en esta ocasión yaque respeta la tradición establecida. Se ignora el nombre del ilu-minador; ahora bien, como notas de modernidad propias, cabeindicar el nuevo planteamiento artístico en la composición de lasfiguras y la técnica de aplicar oro y púrpura, pigmentos ausenteshasta entonces en la tradición de los Beatos.

En definitiva, el manuscrito fue una crea -ción elaborada siguiendo las pautas inno -vadoras de signo cluniacense, se realizódurante el reinado de Fernando I y Sancha,quienes ejercieron de comitentes, y, proba-blemente, algunas de sus páginas fueron uti-lizadas para transmitir ciertos mensajes enclave política.

Procede de la biblioteca del marqués deMondéjar; a finales del siglo XVII fue re -quisado por Felipe V durante la guerra deSucesión.

Elisa Ruiz García

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Vitr/14/2, fol. 254r

BIBLIOGRAFÍA

Beato de Fernando I y Sancha. Edición facsimilar y volumen de estudios. Dirección y edición deMónica Miró Blanchard. Barcelona: Moleiro,2006. ¶ Ruiz, Elisa. «Arma regis: los libros deFernando I y doña Sancha». En: Actas del I Congreso Internacional sobre Bibliotecas Reales.Madrid: Facultad de Ciencias de laDocumentación de la UCM, 2009 (en prensa) ¶Williams, John. The Illustrated Beatus. A Corpus of the Illustrations of the Commentary on theApocalypse. Londres y Turnhout (Bélgica): Harvey Miller Publishers, 2003, vol. III.

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RABANUS MAURUS

De laudibus Sanctae Crucis

S. XI

120 h.: perg.; 33 × 26 cmEnc. moderna en pasta con cortes jaspeados Procedencia: Duque de Uceda. Real Biblioteca de Felipe VVitr/20/5

Rabanus Maurus (784?-856), abad de Fulda, arzobispo deMaguncia y discípulo de Alcuino, fue uno de los más impor-

tantes intelectuales del Imperio carolingio y gran conocedor de laliteratura cristiana. Entre sus escritos, que gozaron de bastante difu-sión durante la Edad Media, destaca De laudibus Sanctae Crucis.

De extrema complejidad, la obra se compone de dos partes,la primera con veintiocho poemas acrósticos en laberintos deletras con alabanzas a la Cruz y figuras insertas, con textos expli-cativos en la página contigua, y la segunda, con un texto que desa -rrolla el contenido anterior.

Entre las pocas copias conservadas en el mundo, las de laBiblioteca Vaticana y la Biblioteca Nacional de Viena son con-temporáneas al autor y originarias, al parecer, de la propia abadíade Fulda. En España existen dos, el Mss 307 de la Biblioteca dela Universidad Complutense de Madrid, de mediados del siglo IX,y el Vitr/20/5 de la Biblioteca Nacional, del siglo XI, que formabaparte de la colección que el duque de Uceda trajo de Sicilia y que,incautada por Felipe V durante la guerra de Sucesión, acabó enla Real Biblioteca. De la comparación entre ambos se deduce quea pesar de las lógicas diferencias estilísticas –por ejemplo las capi-tales del Vitr/20/5, de entrelazo vegetal, son ya típicas del romá-nico–, la serie iconográfica estaba claramente fijada desde losprimeros ejemplares y permaneció casi inalterable durante siglos.

En cuanto a la intención del autor, apunta Sánchez Mariana:«Tan compleja composición formal y abundante desarrollo expo-sitivo pretendía, sin duda, dar una idea de la elevación de la materiatratada. A la vez que poeta y teólogo, Rabano se nos muestra artistaal diseñar los dibujos del poema y asignar a cada zona del dibujolos textos que configuran su programa didáctico».

Desde el punto de vista artístico, lo que convierte en excep-cional al manuscrito es esa serie de impactantes ilustraciones atoda página, de cruces en múltiples variantes o figuras de Cristo,sobre laberintos herederos de los carmina figurata de la antigüedadromana, que nunca habían dejado de utilizarse. En su origenescondían poesías, advocaciones varias, o los nombres de copistasy miniaturistas, colocados de modo que había que realizar unesfuerzo para descubrirlos.

En el Vitr/20/5, el propio autor está representado de rodillascon su hábito y la capucha cubriéndole, mientras adora la Cruzen el último laberinto. Sobre el primero aparece la majestuosafigura de su protector, Ludovico Pío, con la Cruz. La fusión deletras e imágenes se realiza con gran sutileza, y así, para las letrascoincidentes con sombras de los cuerpos se emplea la tinta roja,mientras que las demás son negras.

Es imposible no sucumbir al encantamiento óptico de estasilustraciones de extraña modernidad, a pesar del hieratismo bizan-tinizante de las figuras, que parecen unas veces surgir hacia fueray otras, hundirse bajo las letras.

Teresa Mezquita Mesa

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Vitr/20/5, fol. 84v

BIBLIOGRAFÍA

Sánchez Mariana, Manuel. «Un códice carolingioen la Universidad Complutense. De LaudibusCrucis de Rabano Mauro». En: Patrimonioartístico de Galicia y otros estudios: homenaje al prof. Dr. Serafín Moralejo Álvarez. [Santiago de Compostela]: Dirección Xeral de PatrimonioCultural, [2004], pp. 253-259.

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Vitr/20/5, fol. 2v

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El Decretum Gratiani o Concordia discordantium canonum, titu-lado también en nuestro manuscrito Bartholomeus Brixensis

in decretum, al contener la Glosa Ordinaria de Brescia, constituyeuna obra emblemática de la Biblioteca Nacional de España porpertenecer al fondo Duque de Uceda, por la relevancia de lamisma para la historia del derecho canónico y, por último, por elvalor artístico de la obra.

La biblioteca del IV duque de Uceda refleja su personalidadbibliófila, que le lleva a ubicarla en un lugar adecuado, a designara un bibliotecario, Ioannes Sylvester –que la organiza y elaboraun inventario–, y a enriquecerla con una encuadernación en per-gamino verde, en la que estampa su cifra con hierros dorados. Seconocen dos testimonios de dicho inventario, uno en la RealAcademia Española, procedente del fondo de A. RodríguezMoñino, y otro en el Archivo de la Nobleza (Toledo), estudiadosdesde 1953, fecha en que G. Fink-Errera da noticia de su exis-tencia. Organizada según el criterio racionalista bibliotecario impe-rante en la época, se caracteriza por el uso sistemático de unmétodo científico, su carácter multidisciplinar y su multilin güis -mo. Originariamente, se compuso de veintinueve cuerpos (librosadquiridos hasta 1692); y a estos se añadió otro, el treinta (ingresoshasta 1694). En los estantes (plúteos) se organizaron los librossegún tamaño ABCD (de mayor a menor y de abajo arriba). Enesta estructura, los manuscritos ocuparon los cinco primeros cuer-pos, con libros de tres tamaños (ABC). El Decretum Gratianiexpuesto, según los estudios sobre el inventario de Sylvester, sehallaba en la sección denominada «Manuscripti Latini et HispaniPluteus III A. 212».

En segundo lugar, hay que destacar la relevancia del Decretumpara la historia del derecho canónico. Graciano, monje italianodel siglo XII, lleva a cabo el primer proyecto científico de reuni-ficación de doctrina de la Iglesia en materia de Derecho. Esta granlabor da lugar a la base del Corpus iuris canonici. La gran difusiónde la obra y su complejidad conducen a que pronto surjan comen-taristas, glosadores y postglosadores; así, Bartolomeo da Bresciaserá el autor de la glosa ordinaria del Decretum que contiene nues-tro manuscrito.

Por último, el Decretum que se muestra es una magnífica mani-festación del arte boloñés y de la iluminación italiana del siglo XIV.Contiene numerosas miniaturas, atribuidas a Niccolò di Giacomoda Bologna por algunos autores, debido a la semejanza de estilo;sin embargo, algunas diferencias, para otros, sitúan la autoría enel entorno de su estudio (Pseudo-Niccolò y otros).

Las miniaturas son de diversos tamaños, las más grandes ocu-pan las dos columnas de texto y llevan un «friso» horizontal a lospies, entre la glosa y el texto. En este espacio se representan figurastumbadas o sentadas, y a veces también animales, todo ante unpaisaje en el que predominan tonos oscuros, verdes y marrones.Los fondos son de oro bruñido y azul cobalto en las miniaturas

[Decretum Gratiani]

S. XIV

[I], 323 [i.e. 327] h. (2 col.), il: perg.; 47 × 29 cmVITR/21/2

BIBLIOGRAFÍAAndrés, Gregorio de. «Catálogo de los manuscritosde la Biblioteca del duque de Uceda». Revista deArchivos, Bibliotecas y Museos. 1975, vol. LXXVIII,pp. 5-40 ¶ Domínguez Bordona, Jesús.Manuscritos con pinturas: notas para un inventariode los conservados en bibliotecas públicas yparticulares de España. Madrid: Centro deEstudios Históricos, 1933, p. 383, n.º 936 ¶Fernández Pomar, José M.ª. «La colección deUceda de la Biblioteca Nacional. Nueva edicióndel catálogo de manuscritos». Helmantica. 1976, vol. XXVII, pp. 475-518 ¶ García y García,Antonio, y Andrea Romano. «Manuscritosjurídicos medievales de la catedral de Mesina enMadrid». Separata de Scuole diritto e società nelmezzogiorno medievale d’Italia. Catania: Universitàdi Catania, 1986, vol. I, pp. 205-236 ¶ Martín de Velasco, Margarita. La colección de librosimpresos del IV Duque de Uceda en la BibliotecaNacional de España. Madrid: Calambur, 2009 ¶Melnikas, Anthony. The Corpus of the Miniatures in the Manuscripts of Decretum Gratiani. Roma:Studia Gratiana, 1975 ¶ Ruiz, Elisa, y M.ª IsabelGarcía Monge. «Las bibliotecas del IV Duque de Uceda». Torre de los Lujanes. 2002, n.º 43, pp. 219-235.

I BIBLIOTECAS INCAUTADAS, BIBLIOTECAS COMPRADAS Y PERMUTA DE LIBROS

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de iniciales, y rosáceos o morados en las de gran tamaño, siendodecorados con hilos de oro que forman rombos adornados conmotivos geométricos o florales. Las composiciones de las minia-turas grandes recuerdan el estilo pictórico de Giotto. Alrededorde un personaje principal, generalmente entronizado e inserto enun espacio arquitectónico, se escenifica el pasaje a ilustrar (causas,distinciones). Esta relación historiada continúa en las inicialesque siguen, indicando el argumento textual. Con frecuencia suspersonajes han sido extraídos de la escena superior, y aparecenrepresentados dentro y fuera de la inicial, bien dialogando, si sondos, o indicando el texto. Destacan «Cristo imponiendo poderesal Papa y Rey» (fol. 5v), «Adoración de los Magos» (fol. 6), «JesúsNiño entre los Doctores» (fol. 263) y por último «Crucifixión ale-górica», representando el nacimiento de la nueva Iglesia (fol. 298).

M.ª Victoria Salinas Cano de Santayana

61I BIBLIOTECAS INCAUTADAS, BIBLIOTECAS COMPRADAS Y PERMUTA DE LIBROS

Vitr/21/2, fols. 5v-6r

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JUSTUS LIPSIUS

De amphitheatro liber

Amberes: ex Officina Plantiniana, apudBalthasarem Moretum & viduam IoannisMoreti & Io. Meursium, 1621 77, [6] p., [2] h. de grab. pleg.: il.; 4ºR/19463(1)

Filólogo, humanista y gran conocedor del mundo antiguo, elerudito flamenco Justo Lipsio (1547-1606) formó parte del

movimiento llamado neoestoicismo, que, en base a los estudiosde Séneca y Epicteto, trataba de armonizar la antigua corrientefilosófica con el cristianismo. Tres de sus obras: De amphitheatroliber, De vesta et vestalibus syntagma y De bibliothecis syntagma, seencuentran reunidas en este ejemplar facticio, y en ellas podemosapreciar su rigor científico y sus continuas referencias a las fuen-tes arqueológicas, epigráficas y numismáticas. De amphitheatroserviría de base para estudios posteriores, como nos cuenta elpadre Juan de Mariana en su obra Tratado contra los juegos públi-cos. De bibliothecis syntagma es un estudio acerca de las bibliotecasdel mundo antiguo basado en los textos de los historiadores grie-gos y romanos. La amplia correspondencia conservada de JustoLipsio muestra el contacto que tuvo con los humanistas españoles,entre los que se encuentran Benito Arias Montano, que tantoinfluyó en él, y Quevedo, al que en una de sus cartas agradece quehubiese leído su obra De vesta; en otra Quevedo le ruega que le

envíe su nueva y aumentada edición.Las tres obras que el ejemplar reúne

fueron editadas en Amberes en la OfficinaPlantiniana, cuya imprenta-editorial per-manecerá operativa durante tres siglosgracias a la política familiar por la que laempresa pasaría sucesivamente a manosdel hijo más competente y no el mayor,siendo compensados los demás. Tras lamuerte de Plantino, Jan Moretus, a su ser-vicio desde los catorce años y su manoderecha, casado con su segunda hija, here -daría la imprenta y la librería de Amberes.A él se debe el trabajo de edición de lasobras de Justo Lipsio, realizado íntegra-mente por la Officina. Sin embargo, en elmomento del trabajo de estas posterioresediciones, Jan I ya había fa llecido, y sehabían hecho cargo de la empre sa su viu -da y su hijo Balthasar, hemipléjico de re -cho de nacimiento, y de cuya formaciónhumanística se había encargado el propioJusto Lipsio, amigo de la familia, hastaconvertirlo en un brillante intelectual rela-cionado con los más importantes artistasy científicos del momento, como Rubens,con los que creó los «libros barrocos» im -presos con ilustraciones y frontispicioscoloreados. A su hijo y su viuda se uniríacomo socio el humanista y anticuarioJohannes Meursius.

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R/19463(1), portada

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Este ejemplar bellamente encuadernado en pergamino verdecon finos hierros dorados y monograma en la corona ducal per-teneció a Juan Francisco Gómez de Sandoval, IV duque deUceda. Noble con importantes cargos políticos y diplomáticosque reunió una de las mejores bibliotecas de su tiempo, cuyacalidad y cantidad es bien conocida por los investigadores, enespecial el fondo Mascareñas o el fondo Láscaris de códicesgriegos procedentes de la catedral de Mesina, y cuya bibliotecaingresó por incautación en 1711 en la recién fundada RealBiblioteca, pues al final de la guerra de Sucesión el duque sehabía pasado al bando del archiduque austriaco.

Pilar Mezquita Mesa

R/19463(1), encuadernación

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Breviario de Isabel la Católica

S. XV (después de 1492)358 h. (2 col., 25 lín.): perg.; 27 × 19 cmProcedencia: sustraído de la Biblioteca y recuperado en el s. XIX por su directorCayetano Rosell, fue devuelto sin su primitivaencuadernación, con las cubiertas totalmenteraspadas. El revestimiento que ofrece en laactualidad fue confeccionado por A. Ménard,quien se inspiró en el estilo mudéjar pararealizar este trabajo ligatorio.Vitr/18/8

En el inventario del patrimonio bibliográfico de la ReinaCatólica figura la descripción de veinte breviarios manus-

critos (véase Elisa Ruiz García, 2004). Por otra parte, se conser-van seis ejemplares que quizá le pertenecieron. La identificaciónde estos realia, en función de las noticias proporcionadas por lasfuentes, es problemática ya que los asientos son muy poco pre-cisos. La cifra es muy elevada habida cuenta de la naturaleza deestas obras y la condición seglar de su poseedora. En principio,lo más habitual era que una persona laica, máxime si era mujery pertenecía a una clase privilegiada, practicase sus devocionescon la ayuda de un libro de horas, producto muy tipificado y con-notado socialmente. En verdad, los fieles partidarios del breviariodebieron de ser contados y, en cualquier caso, la pervivencia deesta moda apenas fue más allá de la primera mitad del Quinientos.

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Vitr/18/8, fols. 271v-272r

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En sus orígenes estos manuscritos solían pre-sentar una ornamentación sobria a causa de sucarácter funcional. El cambio se produjo cuandopersonas no consagradas a Dios empezaron a uti-lizar estas obras para sus prácticas piadosas. A par-tir de ese momento se inició un proceso evolutivodel modelo primigenio, tendente a enriquecer lapresentación material. La innovación se apreciasobre todo en el plano de la iluminación. Un casoexcepcional es el magnífico breviario de la BritishLibrary (Ms. 18851), ofrecido por el embajadorFrancisco de Rojas a la reina. Idéntico fenómenose advierte en el ejemplar de la Biblioteca Nacio -nal de España. Se trata de una pieza que ha sidocompuesta siguiendo los cánones del estilo ganto-brujense con sus típicas orlas de trampantojos,pero su lugar de origen es hispano. El manuscritopresenta un escudo de armas reales con la granadaen la primera página. En el folio reproducido hayuna deliciosa inicial historiada con la escena de laSantísima Trinidad y la divisa de las flechas en lascenefas de los márgenes. Joaquín Yarza (1993)atribuye con cierta cautela la autoría a RobertoAlexandre, artista parisino que trabajó en nuestrageografía. Personalmente me inclino por algún iluminador del círculo toledano que estuviese alservicio de la reina. Desde el punto de vista pale-ográfico el manuscrito ha sido elaborado por uncopista castellano a juzgar por la gótica redondade tipo litúrgico que exhibe.

Elisa Ruiz García

Vitr/18/8, fol. 1r, detalle

BIBLIOGRAFÍA

Ruiz García, Elisa. Los libros de Isabel la Católica:arqueología de un patrimonio escrito. Salamanca:Instituto de Historia del Libro y de la Lectura,2004 ¶ Yarza Luaces, Joaquín. «Los ReyesCatólicos y la miniatura». En: Las artes en Aragóndurante el reinado de Fernando I el Católico (1479-1516). Zaragoza: Instituto «Fernando el Católico», 1993, pp. 69-72.

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GUIDO DE MONTE ROCHEN

Manipulus Curatorum

Esta obra forma parte de los trescientos quince incunablesque se incorporan a la Real Biblioteca en 1736, dentro del

conjunto de ochocientos cuarenta y cinco vo lúmenes que se per-mutan con el convento dominico de Santo Tomás el Real de Ávilaa cambio de duplicados y libros de re ciente publicación. Juan deIriarte será la persona responsable de llevar a cabo con gran efi-cacia estas gestiones, gracias al apoyo del bibliotecario mayor,Blas Antonio de Nasarre. El convento de Santo Tomás, fundado

en 1478 bajo la supervisión del inquisidorgeneral fray Tomás de Torquemada, fuedesde 1504 Estudio General de Teolo gía yArtes, únicamente para religiosos de laorden; en 1638 logra el reconocimientocomo universidad y hasta 1807 fun cionarácomo convento-universidad. José MaríaFernández Pomar da cuenta en un artículode la importante colección de manuscritose incunables jurídicos que ingresan coneste fondo, a los que no hay duda acom-pañaría un número importan te de obrasde temática religiosa, con el fin de formara miembros de la orden. El propio Torque -mada se preocupará de incrementar lacolección, donando incluso su propia bi -blioteca. No extraña, por ese motivo, la in -clusión en este fondo de la obra ManipulusCuratorum, escrita en 1313 por Guido deMonte Rochen, al estar destinada a lospárrocos noveles con el fin de enseñarlesa través de pastorales los sacramentos,especialmente la confesión, la eucaristía yel matrimonio. La relación completa de lasobras pro cedentes de santo Tomás figuraen el apar tado de «Libros traídos de Ávila»,del Libro en que se sientan los libros que secompran para la Real Biblioteca de S. Mages -tad, S. XVIII (BNE, Mss/18841), en el quese recogen las incorporaciones de los años1716 a 1738.

De esta obra litúrgica, Manipulus Cura -torum, se conservan numerosos ejem plares,posiblemente porque es el arzobispo deZaragoza, Juan de Aragón, quien se ocu-pará personalmente de la difusión y dis-tribución del libro, y el que llegará a unacuerdo con Mateo Flando para que seocupe de su impresión. Mateo Flando esuno de los impresores más desconocidosdel periodo incunable. Se ignora su pro-

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Zaragoza: Mateo Flando, 15-X-1475Fol.ISTC ig00569000; IBE 2772; CIBNES G-91. Inc/621

BIBLIOGRAFÍA

Castañeda, Vicente. Ensayo de un diccionariobiográfico de encuadernadores españoles. Madrid:Maestre, 1958 ¶ Fernández Pomar, José M.ª.«Manuscritos e incunables jurídicos de SantoTomás de Ávila en la Biblioteca Nacional».Anuario de Historia del Derecho Español. 1986, t. LVI, pp. 863-887 ¶ Martín Abad, Julián.Manuscritos de interés bibliográfico de la BibliotecaNacional de España. Madrid: Arco/Libros, 2004 ¶Ídem. Catálogo bibliográfico de la colección deincunables de la Biblioteca Nacional de España.Madrid: Biblioteca Nacional de España, 2010 ¶Pallarés Jiménez, Miguel Ángel. La imprenta de los incunables de Zaragoza y el comerciointernacional del libro a finales del siglo XV.Zaragoza: Institución «Fernando el Católico»,2003 ¶ Sánchez, Juan M.ª Bibliografíazaragozana del siglo XV. Mairena de Aljarafe(Sevilla): Extramuros, [2008].

Inc/621, lomo

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cedencia (si bien algunos autores deducen de su apellido, Flando,un origen de Flandes), de cómo llega a Zaragoza y de por quéimprime una sola obra, Manipulus Curatorum. A pesar de estevacío, el producto tipográfico que saldrá de su taller enarbolarálos títulos de ser el primer impreso de Zaragoza y el primer libroespañol en el que figura un colofón completo, al aparecer tantoel nombre del impresor como el lu gar de impresión. Algunosautores han considerado que la brevedad de su trabajo se debe auna muerte prematura; otros opinan que al fallecer su mecenas,

el arzobispo de Zaragoza, el tipó-grafo se marchó de la ciudad.

El ejemplar que se conservaen la Biblio teca Nacional deEspaña está mutilo de la últimahoja en blan co; presenta inicia-les y calde rones en tinta roja oazul, alternando irregularmente,y toques también de color enrojo en las letras mayúsculas. Enalgunas hojas aparecen anota-ciones marginales en letra de laépoca. La encuadernación enpasta con lomo cuajado y cortesjaspeados se debe a Juan Gómez,encuadernador toledano de laReal Biblioteca desde 1726 has -ta su fallecimiento en 1750, que,entre otros trabajos, abordó lare en cua dernación del fondoprocedente del convento domi-nico de Santo Tomás de Ávila.

María José Rucio Zamorano

Inc/621, fol. 1r

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I MUSEO DE MEDALLAS Y DE ANTIGÜEDADES DE LA REAL BIBLIOTECA68

El Museo de Medallas y AntigüedadesMuseo Arqueológico Nacional

Entre todas las personas que diariamente visitan la BibliotecaNacional y el Museo Arqueológico Nacional, muy pocas son

conscientes de que la convivencia de ambas instituciones en elmismo edificio es algo más que una ubicación geográfica. Biblio -teca y museo han vivido ciento cincuenta años de historia común,pues antes de renacer en 1867 con el nombre de Museo Arqueo -lógico Nacional, este era el Museo de Medallas y Antigüedadesde la Biblioteca Nacional y, aún más atrás en el tiempo, ambosnacieron con el nombre de Real Librería.

En diciembre de 1711, cuando Felipe V aceptó la idea pre-sentada por su confesor el jesuita Pierre Robinet de crear unalibrería pública que reuniera las colecciones de libros y objetosdel Palacio Real con el fin de crear un centro de estudio, el con-cepto de «biblioteca», o librería como se decía en la época, eramucho más amplio que el actual. Las bibliotecas del siglo XVIII

no estaban compuestas solo por libros, sino por colecciones demonedas, antigüedades y productos del mundo natural: los objetoseran contemplados como la plasmación física del saber contenidoen los libros, la constatación y la prueba de que lo narrado era real,y a su vez se convertían en objetos de estudio. Dentro de las anti-güedades, o antiguallas, como se decía entonces, las monedas ocu-paban, des de el siglo XV, un lugar de honor, tanto por cantidadcomo por apre cio. Eran las piezas más fáciles de conseguir, alalcance tanto de reyes y aristócratas como de clases acomodadas yeruditos; y eran objetos parlantes, que habla ban por sí mismos, mos-trando los rostros de los emperadores, las lenguas antiguas, losacontecimientos del pasado. Para los gobernantes, además, ilus-traban las vidas de los emperadores, los ejemplos morales quedebían imitar. De las grandes bibliotecas de la época de laIlustración han nacido los grandes museos europeos, pues suscolecciones acabaron constituyendo los fondos primarios de loscentros que hoy conocemos.

Imitaciones de sestercios romanosdiseñadas por Giovanni di Bartolomeo da Cavino (1500-1570), pertenecientes a la colección del Abad Charles d’Orléans de Rothelin

Acuñación en plata, realizada con los cuñosoriginales en la primera mitad del s. XVIII

Museo Arqueológico Nacional, Inventario XIX-177-1-8, XIX-177-1-9, XIX-177-1-25, XIX-177-2-1, XIX-177-2-2,XIX-177-2-3, XIX-177-2-5, XIX-177-2-8

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Un manuscrito de estos primeros años permite hacerse unaidea de cómo era en su época inicial el Museo de la Real Biblio -teca. Constaba de un monetario grande y doce más pequeños,que albergaban la mayoría de las monedas y medallas, un armariodedicado a las piedras grabadas, y otros ocho armarios, llamados«escaparates», en los que se guardaban, aparentemente sin dema-siado orden, el resto de los objetos, tanto antigüedades egipcias,griegas y romanas como obras de arte y objetos naturales de todotipo. Los altos de los armarios y de los monetarios se adornabancon bustos, estatuas ecuestres y otras esculturas. El aspecto dellugar debía de ser muy parecido al de los gabinetes de curiosida-des característicos del siglo XVIII que conocemos a través de des-cripciones y de pinturas.

En 1715, la Biblioteca poseía ya más de veinte mil monedasy medallas, un millar de piedras grabadas y un pequeño conjuntode instrumentos científicos y piezas arqueológicas, artísticas ygeológicas, procedentes tanto de las colecciones de los Austriascomo de las bibliotecas incautadas a los nobles partidarios deCarlos de Austria. Con el tiempo y el continuo crecimiento, gra-cias a compras, regalos de los monarcas y envíos de hallazgos ytesorillos procedentes de distintos lugares, el monetario originalse convirtió en el Museo de Medallas, entendiendo por «medallas»las monedas antiguas objeto de colección, y no solo la acepciónactual del término; la palabra «monedas» se reservaba para laspiezas de curso legal, el dinero en circulación.

Mientras la Biblioteca ocupó la Casa del Tesoro, las coleccionesdel museo tuvieron que compaginar, como los libros y manus-critos, las condiciones de seguridad con el estudio y el servicio alpúblico, si bien, obviamente, el concepto de público no era elmismo que el actual. En 1826, con el traslado a la casa del mar-qués de Alcañices, pudieron por fin gozar de una instalación dignade lo que hoy consideramos un museo. Para esa época, los fondoshabían crecido hasta el punto de poder hablar ya de un Museode Medallas y Antigüedades, que incluso es mencionado por losviajeros extranjeros en Madrid. El Museo de Antigüedades ocu-paba la sala XV del edificio, con la mayoría de las piezas expues -tas en anaquelerías de cristal. Desde allí se entraba al Museo de

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Recreación del Tesoro de Priego(Córdoba), hallado en 1725

Cuatro medios dinares de oro y 65 dírhamsde plata almohades [Ca 1121-1269]Museo Arqueológico Nacional, Inventario104.330, 1955/21/18, 1973/24/16962,1973/24/16965, 2004/121/969 a 1022,2004/121/1025 a 1027, 2004/121/1035,2004/121/1036, 2004/121/1047 a 1049,2004/121/1060 a 1062

Astrolabio

Latón. Gualterus Arsenius, Lovaina, 1566Museo Arqueológico Nacional, Inventario 52069

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Monetario del Infante donGabriel de Borbón (1752-1788) y bandejas para monedas delantiguo Museo

S. XVIII (monetario), [ca. 1800] (bandejas)Museo Arqueológico Nacional, Inventario 1984/130/37, 2007/65/234,2007/65/236, 2007/65/237, 2007/65/343

Tondo o medallón

Madera. Miguel Irazusta, 1727Museo Arqueológico Nacional, Inventario 1871/21/7

BIBLIOGRAFÍA

Alfaro Asins, Carmen. Catálogo de las monedasantiguas de oro del Museo Arqueológico Nacional.Madrid: Ministerio de Cultura, 1993 ¶ Ídem. «El Gabinete Numismático del M.A.N.». En:Sylloge Nummorum Graecorum. España. MuseoArqueológico Nacional, Madrid. Vol. I. Hispania.Ciudades feno-púnicas. Parte 1: Gadir y Ebusus.Madrid, 1993, pp. 15-41 ¶ Alfaro Asins, Carmen;Carmen Marcos Alonso y Paloma Otero Morán.«El Gabinete Numismático: 1711-1999». En:Tesoros del Gabinete Numismático: las 100 mejorespiezas del monetario del Museo ArqueológicoNacional. Madrid: Ministerio de Educación,Cultura y Deporte, 1999 [1.ª reed.: 2003], pp. 13-49 ¶ Castellanos de Losada, BasilioSebastián. Apuntes para un catálogo de los objetosque comprende la colección del Museo deAntigüedades de la Biblioteca Nacional de Madrid,con exclusión de los numismáticos: acompañado de una ligera reseña del Museo de Medallas y de los demás departamentos de la misma Biblioteca, de cuyo origen, historia y literatos que han servido en ella, se da una sucinta noticia. Madrid: Imprentade Sanchiz, 1847 ¶ De Gabinete a Museo: tres siglosde historia. Madrid: Ministerio de Cultura, 1993 ¶García Ejarque, Luis. La Real Biblioteca de S. M. y su personal. Madrid: Tabapress, 1997 ¶Mañueco Santurtún, Carmen. «El Gabinete deAntigüedades y el Museo de Monedas de la RealLibrería (1711-1759)». En: Santiago Páez, ElenaM.ª (dir.). La Real Biblioteca Pública, 1711-1760:de Felipe V a Fernando VI. Madrid: BibliotecaNacional, 2004 ¶ Rivero, C. M. de. «El GabineteNumismático del Museo Arqueológico deMadrid. 1715-1950». En: Actas del CongresoInternacional de Numismática (París, 1953). París: 1956, pp. 611-619.

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I MUSEO DE MEDALLAS Y DE ANTIGÜEDADES DE LA REAL BIBLIOTECA 71

Tesoro de la catedral de Málaga,hallado en 1722

Estuche (original) y áureos romanos de losemperadores Nerón a Cómodo (recreación).1722 (estuche), 54-192 d.C. (monedas)Museo Arqueológico Nacional, Inventario 53076, 1973/24/5356,1973/24/5367, 1973/24/5376,1973/24/5379, 1973/24/5404,1973/24/5413, 1973/24/5431,1973/24/5435, 1973/24/5455,1943/51/76, 1973/24/5482, 1992/80/143, 1973/24/5499,1973/24/5545, 1973/24/5548, 2008/58/1

Medallas, un gran salón con vistas al jardín en el que se dispu-sieron grandes monetarios para acomodar los fondos –los anti-guos armarios de la botica de Carlos III, hoy conservados en lassalas nobles del Museo Arqueológico Nacional– y vitrinas parala exhibición de las piezas destacadas.

En la década de 1860, el crecimiento de la Biblioteca y delpropio museo, que ya contaba con unas cien mil monedas, meda-llas y entalles y un millar de piezas arqueológicas y artísticas, des-bordaba el edificio. Eran ya otros tiempos. El desarrollo de laarqueología como disciplina científica, unido a las tendenciaseuropeas en pro de grandes museos históricos que exaltaran elpatrimonio de la nación, acabó desembocando en la separacióndel museo. El 20 de marzo de 1867, Isabel II promulgó el decretoque daba vida al Museo Arqueológico Nacional.

Paloma Otero Morán

Estatuilla de Meheturet/Methyer

Bronce. Egipto, s. VI-III a.C.Museo Arqueológico Nacional, Inventario 2803

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I GLOBO CELESTE DE GODOY72

Globo celeste

Proyección externaS. XVIII

Globo: madera, estuco y metal; 75 cm de diám., alt. 150 cm

Globo celeste, dibujado sobre la esfera, con un fondo azuloscuro imitando el firmamento en la noche, con las cons-

telaciones y estrellas trazadas en color dorado. La representaciónde las constelaciones está simbolizada mediante imágenes alegó-ricas y mitológicas, que le proporcionan un valor artístico y unabelleza indudable. Carece de firma, de fecha de realización y decualquier indicación científica. El círculo del horizonte, grabadosobre una franja de papel de 10 cm de ancho, contiene informa-ción relativa a las constelaciones del zodiaco, los meses del año yel santoral cristiano. El círculo del meridiano es de metal y estágraduado con divisiones de 10 grados. La peana que sustenta elglobo es de madera, con tres patas de metal que descansan sobretres patas de madera provistas de ruedas.

Los globos son modelos reducidos de cuerpos celestes. Tienenun reconocido valor pedagógico y se utilizaron como elementoeducativo desde el siglo XVI al XIX, aunque también han sidoconsiderados a lo largo de la historia como símbolo del poderpolítico o como elementos decorativos destinados a personasrelevantes o con alto poder adquisitivo.

El globo celeste es una esfera en cuya superficie están repre-sentadas las constelaciones con su situación relativa; es una esferaideal, concéntrica con el globo terrestre, en la cual aparentementese mueven los astros. En los globos construidos según el sistemade Copérnico, la representación del firmamento está vista desdefuera, lo que se llama proyección externa o convexa, como es elcaso de este globo. En contraposición existe la representacióncóncava en la que el firmamento se representa como si se vieradesde la Tierra.

Globo celeste, detalle

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I GLOBO CELESTE DE GODOY 73

La historia de los globos celestes está unida a la de la astro-nomía. En la Antigüedad su uso estaba más extendido que elterrestre ya que los movimientos de las estrellas eran más fácilesde explicar con esferas móviles. Se conoce la existencia de esferascelestes desde el siglo III a.C., aunque no ha pervivido ninguna.Ptolomeo sintetizó el saber astronómico y geográfico de su épocay marcó las directrices para la construcción de globos celestes yterrestres, práctica que continuó durante el Imperio romano. Latradición griega fue continuada también por los astrónomos

musulmanes, aunque la mayor transforma-ción de los globos tuvo lugar con la llegadadel Renacimiento y la ampliación de los hori-zontes geográficos, lo que motivó la realiza-ción de nuevos globos con información másactualizada.

Este magnífico globo celeste procede dela biblioteca del primer ministro ManuelGodoy. La peana que lo sustenta tiene el mis -mo estilo que la librería que formaba parte desu despacho y que también se conserva en laBiblioteca Nacional. Se desconoce su origen,pero debido a la influencia francesa en todoel mundo intelectual du rante el siglo XVIII,probablemente fuera adquirido en Francia.

Carmen Líter Mayayo y

Francisca Sanchis Ballester

Globo celeste

BIBLIOGRAFÍA

Martín Merás, Luisa. En: Tesoros de la cartografíaespañola. Madrid: Biblioteca Nacional, 2001, pp. 263-264.

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