La Batalla Del Estrecho Cien Años de Éxito y Fracaso

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    EN EL CONTEXTO

    DE LA

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    E

    STRECHO

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    OSEPH

    F. OC

    ALLAGHAN

    Resumen

    La cruzada de 1309 fue una etapa en la Batalla del Estrecho, que se extiende desde el reinado de Al-fonso X hasta el de Alfonso XI, cuyo objetivo fue aislar el reino de Granada cortando el acceso a laPennsula a los marroques. Se necesitaban ejrcitos, barcos y dinero para hacer cabalgadas, asedios,y batallas campales como la del Salado en 1340. Las Cortes hicieron contribuciones financieras y elPapado, adems de conceder la indulgencia de la cruzada, autoriz el uso de las rentas eclesisticas.Entre los xitos de esta Batalla se encuentran las conquistas de Tarifa, Gibraltar y Algeciras. Sinembargo, los nasres recobraron Gibraltar y Algeciras. As, al final del siglo XIV slo Tarifa perma-neca en manos castellanas.

    Palabras clave

    Castilla, merines, Cruzada, Estrecho de Gibraltar, recursos financieros.

    Abstract

    The crusade of 1309 was a stage in the Battle for the Strait of Gibraltar, waged from the reign of Al-

    fonso X through that of Alfonso XI. Their intent was to isolate the kingdom of Granada by denyingthe Moroccans access to the Peninsula. Armies, fleets and money were required to carry out plun-dering expeditions, sieges, and pitched battles such as Salado in 1340. The Cortes made regular fi-nancial contributions and the papacy, in addition to granting the crusading indulgence, authorized theuse of ecclesiastical revenues. Notable successes included the conquests of Tarifa, Gibraltar, and Al-geciras. However, the Nasrids recovered both Gibraltar and Algeciras, so that in the late fourteenthcentury only Tarifa remained in Castilian hands.

    Keywords

    Castile, Marinids, Crusade, Strait of Gibraltar, Financial Resources.

    Rsum

    La croisade de 1309 tait une tape dans le Bataille pour lEtroit de Gibraltar, men du rgne dAl-fonso X par cela dAlfonso XI. Leur intention tait disoler le royaume de Grenade en niant les Ma-

    rocains daccs la Pninsule. Les armes, les flottes et largent ont t exigs excuter desexpeditions de pillage, les siges, et les combats lancs comme Salado. Las Cortes a fait des contri-

    butions financires rgulires et la papaut, en plus daccordant lindulgence de la croisade, autorislusage de revenus ecclsiastiques. Les succs notables ont inclus les conqutes de Tarifa, Gibraltar,et Algeciras. Cependant, les Nasrids a repris Gibraltar et Algeciras, pour que dans le dernier quator-zime sicle seulement Tarifa est rest dans les mains castillanes.

    Mots-cls

    Castille, Merines, Croisade, Etroit de Gibraltar, Ressources financieres.

    * Fordham University, New York, USA.

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    La cruzada de 1309 fue una etapa en la Batalla del Estrecho, librada a lo largo decien aos desde el reinado de Don Alfonso X el Sabio hasta el de Don Alfonso XI1.

    No fue el Estrecho una barrera entre Europa y frica, sino un puente que facilitla comunicacin entre los dos continentes. Desde la llegada de Tarik en el sigloVIII, entraron en la Pennsula Ibrica los musulmanes, rabes o bereberes, sin en-contrar una oposicin importante y, de hecho, durante los siglos XI, XII y XIII, laEspaa musulmana form parte de un imperio con un pie en ambos lados del Es-trecho. Sin embargo, despus de la conquista de Sevilla por don Fernando III en1248, los reyes de Castilla pudieron contemplar por primera vez la posibilidad deestablecer bases en la costa del frica del Norte.

    La pica batalla por el dominio del Estrecho de Gibraltar entre Castilla, Marrue-cos y Granada en el ltimo cuarto del siglo XIII y la primera mitad del XIV es uncaptulo de gran importancia en la historia de la reconquista cristiana de Espaa.Los largos siglos de la reconquista llegaron a su culminacin con la cada de Se-villa en 1248 y la sumisin del reino nasr de Granada como un estado vasallticode Castilla. En estos momentos los moros no representaban una amenaza realpara la Espaa cristiana y la reconquista, aparentemente, pareca terminada. Aveces se considera a los posteriores intentos castellanos por ganar el control delEstrecho como un episodio secundario o menor en el largo conflicto entre la Cris-

    tiandad y el Islam. Para algunos, la reconquista nicamente recupera de nuevo susignificacin a finales del siglo XV, cuando los Reyes Catlicos, don Fernando ydoa Isabel, tomaron la decisin de conquistar Granada, el ltimo bastin delIslam en Espaa. Sin embargo, los castellanos del siglo XIV, al cerrar los puertosdel Estrecho a los marroques y prohibirles el acceso a la Pennsula, hicieron po-sible la conquista final de Granada.

    Despus de mediados del siglo XIII, Castilla, con la ayuda intermitente de Portu-gal y Aragn, empez la batalla del Estrecho de Gibraltar en el extremo occidental

    del Mediterrneo. En el extremo opuesto, bajo la presin de los mongoles en el Estey los Mamelucos de Egipto, se derrumbaban gradualmente los estados establecidospor los cruzados en la Tierra Santa. Con la cada de Antioqua en 1268, Tripoli en1287 y Acre en 1291, los estados cruzados de Siria y Palestina desparecan. Expul-sados de tierra firme, los cruzados sobrevivientes buscaron refugio en la isla de Chi-pre. No obstante esa prdida aplastante, el papado trataba persistentemente, an enel siglo XIV, de convencer a los reyes de Europa de su obligacin de liberar Tierra

    1 Trato este tema en mi estudio The Gibraltar Crusade: Castille and the Battle for the Strait, enpreparacin.

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    Santa. Convocados a apoyar ese proyecto, los reyes castellanos reconocan la signi-ficacin de Tierra Santa para la Cristiandad, pero arguan que la presencia islmica

    en la Pennsula constitua un peligro ms inmediato para Europa occidental. Para elpapado y para el resto de los monarcas occidentales, la guerra en Espaa fue siem-pre una consideracin secundaria que careca de la significacin de Tierra Santa.Sin embargo, los reyes castellanos sugirieron que, despus de conquistar el Islam enla Pennsula y de ganar una base en Marruecos, ellos podran unirse a una cruzadageneral europea para rescatar Tierra Santa. Eso no lleg a occurrir.

    Desde los orgenes de las cruzadas, a finales del siglo XI, una sucesin de papasreconocieron la importancia de la reconquista para la Cristiandad y frecuentemente

    concedieron los privilegios de la cruzada a los que tomasen parte en ella. En un mo-mento en el que el entusiasmo por la cruzada en Tierra Santa estaba en declive, elempeo por dominar el Estrecho de Gibraltar, como continuacin de la reconquista,recibi el carcter de cruzada, como atestiguan muchas bulas pontificias que conce-dan la indulgencia y la remisin de pecados y otros beneficios auxiliares. Duranteel siglo XIV algunos caballeros de la Europa nortea, deseando ganar los mritosde la cruzada, vinieron a participar en la guerra peninsular contra el Islam.

    1. Ideologa y estrategia

    A mediados del siglo XIII, nicamente Castilla, entre todos los estados cristianosde Espaa, tena una frontera contigua con la del Reino de Granada. As, sloCastilla dispona de una posibilidad de expansin a expensas de los musulmanes.Durante el siglo posterior a la conquista de Sevilla, los descendientes de Fer-nando III, inspirados por una determinada ideologa y por consideraciones estra-tgicas, trataron de extender sus dominios tanto hacia el Sur, dentro del valle delro Guadalquivir, como hacia Algeciras, Gibraltar y Tarifa, desafiando as el do-

    minio musulmn del Estrecho.

    Tan pronto como el siglo IX, surgi la idea de que los reyes cristianos de Astu-rias-Len-Castilla eran los herederos de los visigodos y, como tales, tenan laobligacin de recuperar todas las tierras que una vez haban estado sujetas almando visigodo. Se consideraba a los musulmanes que ocupaban la mayor partede la Pennsula Ibrica como intrusos que usurpaban tierras que pertenecan porderecho a los cristianos. Las palabras mauri y moros, empleadas por los cristianosmedievales para referirse a los musulmanes, originalmente designaban a los nati-

    vos de Mauritania. Los autores cristianos repetidamente expresaron el ideal deexpulsar a los moros y de restablecer el gobierno godo sobre la Pennsula entera.

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    Tambin los reyes de Castilla y Len aspiraban a conquistar a Marruecos, cre-yendo que en los siglos pasados haba formado parte del reino visigodo2.

    Se expresaron las ambiciones castellanas sobre Marruecos en 1291 cuando DonSancho IV y Don Jaime II de Aragn firmaron el tratado de Monteagudo y secomprometieron a defender a sus reinos y a conquistar otros daquen mar. El roMulawiya, entre Marruecos y Argelia, delimit las zonas reservadas a cada unopara su explotacin comercial y posible conquista: Marruecos para Castilla y Ar-gelia y Tnez para Aragn3. Una generacin ms tarde, cuando se debata la po-sesin de las Islas Canarias, lvaro Pelayo record a Alfonso XI, que, comoheredero de los visigodos, frica le perteneca y deba tomarla4.

    En la esfera de la realidad, los reyes castellanos reconocan la necesidad de cerrarpara siempre la ruta utilizada por los marroques para entrar en la Pennsula. Sipudiesen conseguir este objetivo, esperaban aislar a los reyes de Granada y cortarla posibilidad de ayuda por parte de sus correligionarios de Marruecos. Desde subase en Sevilla, los reyes de Castilla avanzaron hacia el Sur a lo largo del ro Gua-dalquivir, hasta su desembocadura en Sanlcar de Barrameda, y tomaron pose-sin de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa Mara y Cdiz en el Golfo deCdiz. Despus de asegurar esa regin, el siguiente paso era penetrar ms al Sur,

    siguiendo la costa hasta Tarifa, Algeciras y Gibraltar.

    2. La Batalla del Estrecho: cien aos de xito y fracaso

    Alfonso X empez, en la segunda mitad del siglo XIII, la batalla para dominar elEstrecho de Gibraltar. Sus acciones provocaron, no obstante, una nueva invasinmarroqu, aparentemente en ayuda de los nasres. Con la decadencia de la dinas-ta almohade en los aos finales del siglo XIII, los Ban Marn o Benimerines so-

    juzgaron a Marruecos. Soando con la creacin de un imperio islmico sobreambos lados del Estrecho, en 1275 el emir marin, Ab Ysuf Yaqb, invadi laPennsula y durante los siguientes setenta y cinco aos los reyes castellanos y losemires marines sostuvieron un combate casi sin interrupcin para dominar al Es-

    2 Ver mi libro Reconquest and Crusade in Medieval Spain (Philadelphia: Universidad de Pennsylva-nia, 2003), cap. 1.3

    Memorial Histrico Espaol, vol. 3, pp. 453, 462-463, nm. 5.4 LVARO PELAYO: Speculum Regum (Espelho dos Reis), ed. y tr. por Miguel PINTO DE MENESES(Lisboa: Instituto de Alta Cultura, 1955), vol. 1, p. 12.

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    5 MANZANO RODRGUEZ, M. .: La Intervencin de los Benimerines en la Pennsula Ibrica (Madrid:CSIC, 1992).

    trecho. De vez en cuando, los reyes de Granada, valorando la importancia de unaalianza con Marruecos, pero tambin temerosos de sufrir el destino de los reyes

    de taifas destitudos por los almorvides y los almohades en los siglos XI y XII,colaboraron con los marines.

    La cruzada de Gibraltar opuso a cuatro reyes castellanos contra siete reyes deGranada y seis sultanes de Marruecos. Todos los monarcas castellanos tuvieronque enfrentarse con conflictos dinsticos y rebeliones que les distraan de la luchapor el control del Estrecho. Cada uno de ellos alcanz xitos notables, sin em-bargo contrapesados por derrotas penosas. Los reyes nasres, a lo largo de su his-toria, haban conservado su autonoma manteniendo la dependencia feudal

    respecto a Castilla, pero cuando se sentan amenazados por la agresin castellanainvitaban a sus compaeros musulmanes de Marruecos a pasar a la Pennsula.Empero, estaban siempre alerta ante la posibilidad que los marroques absorbie-ran a su reino. A la larga, los nasres afrontaron con xito los peligros de vivirentre su ms poderoso vecino cristiano al Norte y su vecino musulmn del Sur.Aunque los marines se hicieron con el control de Algeciras y Gibraltar, frecuen-tes rebeliones y el deseo de extender su domino africano hacia el Este, por elreino de Tremecn, les distraan frecuentemente de la prosecucin de las conquis-tas en la Pennsula Ibrica. Al repasar las intervenciones marines en Espaa, de-

    bemos concluir que, aunque extendan la destruccin por todas partes, finalmentefallaban a la hora de hacer adquisiciones territoriales permanentes5.

    El impulso hacia el Estrecho de Gibraltar se inici durante el reinado de Alfonso X,un hombre maduro en el momento de subir al trono y con bastante experiencia mi-litar contra los moros. Hered de su padre, Fernando III, la idea de implantar lapresencia castellana en Marruecos. Saba que el control del Estrecho facilitarala actividad comercial castellana en el Mediterrneo. La posibilidad de xito pare-ca factible, dado que la dinasta almohade estaba en declive y los marines todava

    no haban consolidado su dominacin. No obstante, con el asalto castellano contrael puerto marroqu de Sal en 1260 termin abruptamente la primera etapa de suproyectada cruzada en frica. A pesar de eso, el rey continu con sus preparativosestableciendo una guarnicin castellana en Jerez en 1261, sojuzgando el reino deNiebla en 1262 y empezando el asentamiento castellano en El Puerto de SantaMara y Cdiz. Esperaba lanzar su cruzada en frica desde estos puertos. Esosavances garantizaban la seguridad del reino de Sevilla e impulsaban la expansin

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    castellana a lo largo del ro Guadalquivir. Con todo, cuando el rey le pidi a Ibnal-Ahmar, el fundador de la dinasta nasr, que le cediera Tarifa y Algeciras, el rey

    de Granada, percibiendo dicha peticin como una amenaza grave para su reino,provoc la revuelta de los mudjares en 1264. Se frustraron as sus ambicionesafricanas y se termin la Cruzada Africana. Mientras que Alfonso X sofocaba larebelin en Andaluca, su suegro, Jaime I de Aragn, someta a los rebeldes enMurcia. Aunque Ibn al-Ahmar tuvo que renovar su vasallaje y el pago de pariasen 1267, de all en adelante sus relaciones con Alfonso X fueron incmodas. Con-tra el apoyo dado por Alfonso X a los Ban Ashqll, el rey nasr di la bienve-nida a los ricos hombres castellanos que rompieron sus lazos con su rey ybuscaron refugio en el reino de Granada. No obstante, bajo el continuo apremio

    castellano, Muhammad II, como su padre, uno de los ms competentes reyes nas-res, pidi ayuda a los marines6.

    Ab Ysuf Yaqb hizo su primera incursin en la Peninsula en 1275 durante laida al imperio de Alfonso X. La muerte inesperada del hijo mayor del rey, don Fer-nando de la Cerda, y la derrota y muerte de don Nuo Gonzlez de Lara y del Ar-zobispo Sancho II de Toledo en las batallas de cija y Martos dejaron al reino, enla ausencia del rey, sin lder, sin direccin. En ese momento, el infante don Sancho,entonces de diecisiete aos de edad, organiz la defensa, bloque el Estrecho y de-

    tuvo esta primera invasin. Despus de una segunda ofensiva de los marines en1277, Alfonso X, con la esperanza de vedar a los marines una entrada fcil a laPennsula, empez el desafortunado asedio de Algeciras de 1278-79. Otro desastreoccuri en 1280, cuando las fuerzas del rey de Granada aniquilaron a los caballe-ros de la Orden Militar de Santiago en la batalla de Mocln. Estos problemas semultiplicaron cuando el infante Sancho, a la vista del malestar general causado porla enfermedad de su padre y por su conducta errtica, se rebel en 1282. En un actode desperacin, el rey enfermo apel a su viejo nmesis, Ab Ysuf, que lanz unanueva invasin, esta vez como aliado del rey Sabio. Cuando muri Alfonso X en

    1284, tanto sus proyectos para la dominacin del Estrecho como para la expulsinde los moros de Espaa haban fracasado7.

    6 Ver mis libros El Rey Sabio: El Reinado de Alfonso X de Castilla (Sevilla: Universidad de Sevilla,1996), caps. 11-12, y Alfonso X and the Cantigas de Santa Maria: A Poetic Biography (Leiden: Brill1998), caps. 5-10; GONZLEZ JIMNEZ, M.: Alfonso X el Sabio (Barcelona: Ariel, 2004), caps. 4-6;ARI, R.: LEspagne musulmane au temps des Nasrides (1232-1492)(Paris: Boccard, 1973), pp. 61-68;TORRES DELGADO, C.: El antiguo reino nazar de Granada (1232-1340)(Granada: Anel, 1974), pp.

    145-182.7 OCALLAGHAN: El Rey Sabio, caps. 13-17; GONZLEZ JIMNEZ: Alfonso X el Sabio, caps. 8-12; ARI:LEspagne musulmane, pp. 68-75; TORRES DELGADO, Granada, pp. 183-204;

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    MANZANO RODRGUEZ: Intervencin, pp. 3-82; GARCA FITZ, F.: Alfonso X, el Reino de Granaday los Ban Aqlla. Estrategias polticas de disolucin durante la segunda mitad del siglo XIII,Anuario de Estudios Medievales 27 (1997), pp. 216-237, y Alfonso X y sus relaciones con el Emi-rato granadino: Poltica y Guerra, Alcanate 4 (2004-2005), pp. 35-77, y La defensa de la fronteradel bajo Guadalquivir ante las invasiones benimerines del siglo XIII, Las relaciones de la Pennsulaibrica con el Magreb (siglos XIII-XIV), M. GARCA ARENAL y M. J. VIGUERA, eds. (Madrid: CSIC,1988), pp. 275-323, y La frontera castellano-granadina a fines del siglo XIII, Relaciones Exterio-res del Reino de Granada: IV Coloquio de Historia Medieval Andaluz, C. SEGURA GRAIO, ed. (Al-mera: Anel, 1988), pp. 23-35.8 GAIBROIS DE BALLESTEROS, M.: Historia del reinado de Sancho IV, 3 vols. (Madrid: RABM, 1922-1928), y Tarifa y la poltica de Sancho IV de Castilla, Boletn de la Real Academa de la Historia 74(1919), pp. 418-436, 521-529; 75 (1919), pp. 349-355; 76 (1920), pp. 53-77, 123-160, 420-448; 77(1920), pp. 192-215; NIETO SORIA, J. M.: Sancho IV, 1284-1295 (Palencia: Diputacin Provincial,1994), pp. 71-73, 115-130; GARCA FITZ, F.: La conquista de Tarifa en la estrategia de expansin cas-

    tellano-leonesa del siglo XIII, Tarifa en la Edad Media, M. GONZLEZ JIMNEZ, ed. (Tarifa: Ayunta-miento de Tarifa, 2005), pp. 103-125; ARI, R.: LEspagne musulmane, pp. 75-80; TORRES DELGADO:Granada, pp. 204-210; MANZANO RODRGUEZ: Intervencin, pp. 82-157.

    Llegado al trono a los veintiseis aos de edad, el rebelde Sancho IV desafi a losmarines, desplegando un valor que le hizo ganar el apodo de el Bravo. Con

    todo, su vida y su reinado fueron breves. Los partidarios de los infantes de laCerda desafiaron su derecho al trono y los marines entraron en la Pennsula otravez con intenciones hostiles. Durante la primavera y el verano de 1285, AbYsuf asedi Jerez y devast al pas. El rey, enfrentando intrpidamente al ene-migo, mand a su flota a bloquear el Estrecho, convoc a sus tropas, y se preparpara ofrecer una batalla. Abandonando el asedio de Jerez, el emir se retir yacept una tregua. Aunque su muerte en 1286 apart a un adversario formidable,su hijo, Ab Yaqb Ysuf, a su tiempo, prob ser igualmente agresivo. Sin em-bargo, este intervalo de paz permita a Sancho IV restaurar las relaciones pacfi-

    cas con sus vecinos cristianos y preparar la defensa de la frontera contra unataque futuro marin. En 1292, con la ayuda de naves catalanas, el rey siti ycaptur Tarifa. Dos aos ms tarde el infante don Juan, to del rey, y los marinestrataron de recobrar Tarifa, pero don Alfonso Prez de Guzmn se les opuso conuna esforzada defensa. En ese momento, Ab Yaqb Ysuf, atrado por la posi-bilidad de expansin en el norte de frica, se retir de la Pennsula, cediendo Al-geciras a Muhammad II de Granada. La intencin de Sancho IV era atacar esebastin, pero su muerte y la sucesin de su hijo, todava menor de edad, pospusocualquier accin. La conquista de Tarifa, la gran hazaa de Sancho IV, propor-

    cion por fn a Castilla un valioso puerto en el extremo sur de la Pennsula, di-rectamente opuesto a Marruecos. Fue Tarifa la nica conquista castellana de estapoca que no sera anulada por los musulmanes8.

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    Durante la difcil minora de don Fernando IV, los seguidores de los infantes de laCerda, ayudados por Don Jaime II de Aragn, hasta entonces aliado de Castilla,

    continuaron defendiendo sus derechos al trono. Durante estos aos turbios ope-raba en beneficio del reino la retirada de Ab Yaqb de los asuntos peninsulares.No obstante, el infante Don Enrique, el to abuelo del rey, despus de su retornode aos largos de exilio, exigi tomar parte en la tutora. Don Enrique trat deaplacar a Muhammad II de Granada proponindole, ms de una vez, la venta deTarifa, en contra las protestas de doa Mara de Molina, madre del rey. La fuerteresistencia de don Alfonso Prez de Guzmn a la rendicin de Tarifa acab efec-tivamente con esa idea. Este perodo turbulento termin cuando Fernando IVlleg a su mayora en 1301 y los que se oponan a su derecho al trono hicieron la

    paz y le reconocieron como rey. En 1308 se una el rey con Jaime II en unaalianza contra Granada, asignndole al aragons una sexta parte del reino nasr.Sin embargo, la cruzada aragonesa contra Almera fracas. Al mismo tiempo, loscruzados castellanos tomaron a Gibraltar en 1309, pero Fernando IV tuvo queabandonar al asedio de Algeciras, debido en gran parte a las deserciones del in-fante don Juan y de don Juan Manuel. Tomando ventaja de la guerra civil en Gra-nada entre los hermanos, Muhammad III y Nasr, el rey castellano cerc Algecirasuna vez ms en 1312, pero su muerte puso fin al asedio. Aunque fue la conquistade Gibraltar la ms notable de las realizaciones de Fernando IV, los marines re-

    cobraron su posesin veinticuatro aos ms tarde9.

    En otras circunstancias, la subida al trono del rey-nio, Alfonso XI, podra habersupuesto la prdida de territorios a manos de los moros, pero ni los marines ni losnasres estaban listos para obtener provecho de la situacin10. Al entregar Algeciras

    9 GONZLEZ MNGUEZ, C.: Fernando IV de Castilla (1295-1312). La guerra civil y el predominio dela nobleza (Valladolid: Universidad de Valladolid, 1976), pp. 273-326; GIMNEZ SOLER, A.: DonJuan Manuel. Biografa y Estudio critco (Zaragoza: F. Martnez, 1932), y El sitio de Almera de1309(Barcelona: Imprenta de la Casa Provincial de Caridad, 1904), y Expedicin de Jaime II a laciudad de Almera, Boletn de la Real Academia de Buenas Letras 2 (1903-1904), pp. 290-335;ARI: LEspagne musulmane, pp. 80-93; TORRES DELGADO: Granada, pp. 210-246; MANZANO RO-DRGUEZ: Intervencin, 158-195.10 GARCA FERNNDEZ, M.: El reino de Sevilla en tiempos de Alfonso XI (1312-1350)(Sevilla: Dipu-tacin Provincial, 1989), y Fortificaciones fronterizas andaluzas en tiempos de Alfonso XI de Castilla(1312-1350), Castillos de Espaa 95 (1988), pp. 51-58, y Jaime II y la minora de Alfonso XI (1312-1325): Sus relaciones con la sociedad poltica castellana, Historia, Instituciones, Documentos 18(1991), pp. 143-181, y La defensa de la frontera de Granada en el reinado de Alfonso XI de Casti-lla, 1312-1350, Relaciones exteriores del Reino de Granada, Segura Graio, ed., pp. 37-54, y La

    frontera de Granada a mediados del siglo XIV, Revista de Estudios Andaluces 9 (1987), pp. 69-86,y La Hermandad General de Andaluca durante la minora de Alfonso XI de Castilla, 1312-1325,Historia, Instituciones, Documentos12 (1985), pp. 311-370, y Las relaciones castellano-marines

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    en Andaluca en tiempo de Alfonso XI. La participacin norteafricana en la guerra por el control delEstrecho, 1312-1350, Las relaciones de la Pennsula ibrica con el Magreb, GARCA ARENAL y VI-GUERA, eds., pp. 249-273, y Las relaciones internacionales de Alfonso IV de Portugal y Alfonso XIde Castilla en Andaluca. (La participacin portuguesa en la Gran Batalla del Estrecho, 1325-1350),Revista da Faculdade de Letras. Histria 3 (1986), pp. 201-216.11 GIMNEZ SOLER, A.: La expedicin a Granada de los infantes don Juan y don Pedro en 1319, Re-vista de Archivos, Bibliotecas y Museos 11 (1904), pp. 353-360; 12 (1905), pp. 24-36.12 ARI: LEspagne musulmane, pp. 93-98; TORRES DELGADO: Granada, pp. 242-264; MANZANO RO-DRGUEZ: Intervencin, pp. 196-213.13 AGRAIT, N.: Monarchy and Military Practice during the Reign of Alfonso XI of Castile (1312-1350)(Tesis doctoral. Nueva York: Fordham University, 2003); y Castilian Military Reform underthe Reign of Alfonso XI (1312-1350), Journal of Medieval Military History 3 (2005), pp. 88-126,

    y The Reconquest during the Reign of Alfonso XI (1312-1350), On the Social Origins of MedievalInstitutions: Essays in Honor of Joseph F. OCallaghan, Donald J. KAGAY y Theresa VANN, eds. (Lei-den: Brill, 1998), pp. 149-166, y The Experience of War in Fourteenth-Century Spain: Alfonso XI

    a Nasr, rey de Granada, el emir marin, Ab Sad, ces de participar efectivamenteen los asuntos peninsulares. Incitados por la guerra civil entre los nasres, Nasr y

    Isml I, los infantes don Pedro y don Juan avanzaron arrojadamente contra la ciu-dad de Granada, pero cada uno de ellos se muri repentinamente en batalla con losmoros en 131911. Mientras los pretendientes a la tutora esparcan confusin por elreino de Castilla, Isml I, que haba expulsado a Nasr del trono, haca algunas ga-nancias territoriales, pero el cuchillo de un asesino cort su vida y su reinado12.

    Alfonso XI, despus de llegar a su mayora de edad, se hizo con el control de sureino y comenz una ofensiva contra Granada. Alarmado por este ataque, Muham-mad IV llam a Ab l-Hasan, sultn de los marines, que invado Espaa, se apo-

    der de Gibraltar en 1333 y rechaz el tardo esfuerzo de Alfonso XI por recobrarla.Despus de hacer la paz con Castilla, Muhammad IV, como su padre, sufri la cala-midad de ser asesinado por sus correligionarios muslimes, que le condenaron porhaber adoptado las costumbres cristianas. Determinado a recuperar Tarifa, Abl-Hasan organiz otra vez una invasin en 1340 y su flota derrot a la flota caste-llana. Alfonso XI, acompaado por su aliado, Afonso IV de Portugal, se encontren octubre 1340 cerca del ro Salado, con los ejrcitos combinados de Ab l-Hasany Ysuf I de Granada. El choque de armas, una de las grandes batallas campales dela Edad Media, termin con una aplastante victoria cristiana. En los aos sucesivos,

    Ab l-Hasan y sus herederos abandonaron cualquier intento serio de extender su au-toridad en la Pennsula. Animado por su triunfo, Alfonso XI asediaba a Algecirasen 1342, tomndola dos aos ms tarde. En 1349 comenzaba el sitio de Gibraltar,pero el rey cay vctima de la Peste Negra y se levant el sitio. Con todo, su victo-ria en Salado di un fuerte impulso al declive de los marines, que nunca ms ha-ran una ofensiva importante contra Castilla13.

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    Los esfuerzos castellanos por dominar el Estrecho mediante la conquista de losprincipales puertos produjeron consecuencias positivas y negativas. Aunque Al-

    fonso X no pudo establecer una base permanente en Marruecos y no pudo captu-rar Algeciras, consolid el reino de Sevilla, conquist el reino de Niebla,estableci una presencia cristiana en Jerez, El Puerto de Santa Mara y Cdiz, ycontrol el ro Guadalquivir, preparando con todo ello la dominacin permanentede la Baja Andaluca. Sancho IV captur a Tarifa en 1291; Fernando IV tom aGibraltar en 1309; y Alfonso XI, despus de aplastar a los marines y el rey deGranada en el ro Salado en 1340, se apoder de Algeciras en 1344. Los marines,a pesar de todo, recobraron a Gibraltar en 1333 y Alfonso XI muri en 1350 tra-tando de recuperarla. Muhammad V de Granada recuper Algeciras en 1369.

    Para retomar Gibraltar los castellanos tuvieron que esperar hasta 1462. As, de lostres puertos conquistados a finales del siglo XIII y en la primera mitad del XIV,slo Tarifa permaneci en manos castellanas.

    3. Los recursos de la Cruzada

    Durante casi un siglo los reyes de Castilla, resueltos a controlar los principalespuertos del Estrecho y a reducir el territorio musulmn en la Pennsula, hicieron

    una amarga guerra contra los marines de Marruecos y los nasres de Granada.Esa tarea requiri la organizacin y sostenimiento de ejrcitos y armadas y cuan-tidades inmensas de dinero. Para dominar el Estrecho de Gibraltar, el rey tenaque organizar a una fuerza militar efectiva. En las Siete Partidas(2,2-30) los ju-ristas de Alfonso X, utilizando la sabidura de los ancianos y la experiencia mili-tar contempornea, explicaban los fundamentos de la organizacin militar y lasmaneras diversas de hacer la guerra por tierra o por mar14. Juan Manuel, que par-ticip activamente en la cruzada contra los moros, tambin habl de la guerra enel Libro de los estados(1,70-71, 75-78), escrito hacia 133015.

    and the Capture of Algeciras (1342-1344), Crusaders, Condottieri, and Cannon: Medieval Warfarein Societies Around the Mediterranean, Donald J. KAGAY y L. J. A. VILLALON, eds. (Leiden: Brill,2003), pp. 213-238; ARI: LEspagne musulmane, pp. 98-105; TORRES DELGADO: Granada, 265-303;MANZANO RODRGUEZ: Intervencin, pp. 213-317.14 OCALLAGHAN, J. F.: War (And Peace) in the Law Codes of Alfonso X, Crusaders, Condottieri,and Cannon, KAGAY y VILLALON, eds., pp. 3-18; PASCUAL SARRA, F. L.: Las obligaciones militares

    establecidas en los ordenamientos de las Cortes castellano-leonesas durante los siglos XIII y XIV,Revista de Estudios histrico-jurdicos25 (2003), pp. 147-185.15 JUAN MANUEL: Libro de los estados, R. B. TATE y I. R. MACPHERSON, eds. (Oxford: Clarendon, 1974).

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    LA CRUZADA DE1309 EN EL CONTEXTO DE LABATALLA DELESTRECHO

    253MEDIEVALISMO, 19, 2009, 243-257

    16 GARCA FITZ, F.: La composicin de los ejrcitos medievales, La Guerra en la Edad Media: XVIISemana de Estudios Medievales, J. I. de la IGLESIA DUARTE, ed. (Logroo: Instituto de Estudios Rioja-nos, 2007), pp. 85-146; DE AYALA MARTNEZ, C.: Las rdenes militares hispnicas en la Edad Media(siglos XII-XV) (Madrid: Marcial Pons, 2007), pp. 405-610; GONZLEZ JIMNEZ, M.: La caballera

    popular en Andaluca (siglos XIII al; XV), Anuario de Estudios Medievales 15 (1985), pp. 315-329;PREZ PRENDES, J. M.: El origen de los caballeros de cuanta y los cuantiosos de Jan en el siglo XV,Revista Espaola de Derecho Militar 9 (1968), pp. 31-86.17 GARCA FITZ, F.: Castilla y Len Frente al Islam: Estrategas de espansin y tcticas militares (Si-glos XI-XIII)(Sevilla: Universidad de Sevilla, 1998).18 CALDERN ORTEGA, J. M. y DAZ GONZLEZ, F. J.: Los almirantes y la poltica naval de los reyesde Castilla en el siglo XIII, Anuario de la Facultad de Derecho de Alcal de Henares 8 (1998-

    1999), pp. 103-25, y Los almirantes del siglo de oro de la marina castellana medieval, En la Es-paa Medieval 24 (2001), pp. 311-364; LPEZ FERNNDEZ, M.: La actuacin de las flotas deCastilla y de Aragn durante el cerco merin a Tarifa en el ao 1340, Aljaranda64 (2007), pp. 3-10;

    La hueste real estaba compuesta por la mesnada del rey, los infantes, los caballerosde las rdenes militares, los vasallos reales, incluyendo ricos hombres y prelados,

    cada uno con su compaa de caballeros, y las milicias municipales16. Las opera-ciones militares fueron de tres tipos: la cabalgada, cuyo objetivo era saquear elcampo enemigo y quemar la cosecha. Aunque los costes de tales expediciones fue-ran mnimos, el botn poda enriquecer a muchos. Sin embargo, como consecuen-cia de una cabalgada no se ganaba un territorio. Eran ms prolongados y mscostosos los asedios de fortalezas y ciudades. Meses o aos poda durar un asedio.Entre los ejemplos de asedios que fracasaban se puede mencionar el sitio de Alge-ciras por Alfonso X. Por otro lado, podemos citar el sitio del mismo puerto por Al-fonso XI que, despus de casi dos aos, termin con xito. Eran raras las batallas

    campales en las cuales los combatientes arriesgaban reinos, vida, fama y fortuna.Las batallas de cija y Martos (1275), Mocln (1280) y la vega de Granada (1319)fueron desastrosas. Empero, el ms importante de todos estos encuentros militaresfue la batalla del Salado en 1340, un triunfo extraordinario para las armas cristia-nas. Bajo el mando de los reyes de Castilla, Portugal, Granada y Marruecos, parti-ciparon miles de hombres y el espolio fue inmenso. Salado fue un acontecimientodecisivo porque en efecto termin con la amenaza marin a Espaa17.

    Al tiempo que los ejrcitos combatan al enemigo en tierra, flotas compuestas de

    galeras castellanas, catalanes, portuguesas y genovesas guardaban al Estrecho,trataban de impedir el envo de provisiones a Tarifa, Algeciras o Gibraltar, yde interceptar a los invasores enemigos. En la guerra martima, adems de la faltade provisiones, comida, agua y armas, se encontraban los peligros del tiempo. Lasgrandes lluvias del otoo y del invierno o los vientos fuertes del Atlntico y delEstrecho causaban muchas penalidades a los tripulantes18.

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    La guerra por tierra o por mar fue brutal. Se devastaban las cosechas, los edificios yotros tipos de propiedades y se destruan los barcos. Los soldados y los no-comba-

    tientes podran ser heridos o muertos o capturados y vendidos en como esclavos19.

    Antes de empezar alguna operacin militar, el rey tena que acumular recursosmonetarios suficientes. Dada la falta de documentacin detallada, no se puede de-terminar los costes de la guerra. El rey tena algunas rentas ordinarias, pero parahacer la guerra necesitaba ingresos extraordinarios, como monedas y servicios,autorizados normalmente por las Cortes. Alfonso XI, en vista de la insuficienciade tales rditos, impuso la alcabala. Irnicamente, los reyes de Granada, pormedio de las parias pagadas a los reyes castellanos, contribuan a su propia des-

    truccin. Adems, de vez en cuando, los reyes de Castilla pedan emprstitos a losjudos y ciudadanos de Sevilla, a los genoveses, a Felipe VI de Francia y al pa-pado. Tenan gran importancia los rditos eclesisticos, especialmente las terciasy la dcima. Los papas trataban de imponer lmites temporales a la concesin delas tercias, pero los reyes las tomaban regularmente, irritando as a los prelados ya los papas. Al fin y al cabo el gasto de hacer la guerra contra los moros de Gra-nada y Marruecos por casi un siglo entero fue enorme e impona una tensin casiinsoportable para tesoro real y sus recursos financieros20.

    4. La Reconquista como Cruzada

    Desde principios del siglo XII el papado reconoca que la guerra cristiana contralos moros en Espaa era en servicio de la Cristiandad y que los participantes po-dan ganar la misma remisin de pecados dada a los cruzados de Tierra Santa. Noobstante, la cruzada espaola siempre tuvo que competir con la cruzada oriental.Los reyes y los obispos tenan que insistir en que la guerra contra los moros enEspaa era tan importante como la guerra en Tierra Santa. Al pedir la bendicin

    PREZ EMBID, F.: La marina real castellana en el siglo XIII, Anuario de Estudios Medievales 6(1969), pp. 158-165.19 GONZLEZ JIMNEZ, M.: Esclavos andaluces en el reino de Granada, Actas del III Coloquio deHistoria Medieval Andaluza: La Sociedad Medieval Andaluza: Grupos No Privilegiados (Jan: Di-

    putacin Provincial, 1984), pp. 327-338.20 LPEZ DAPENA, A.: Cuentas y Gastos (1292-1294) del Rey D. Sancho IV el Bravo (1284-1295)(Crdoba: Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1984); LADERO QUESADA, M. .: Fiscalidad y poder

    real en Castilla (1252-1369) (Madrid: Editorial Complutense, 1993); OCALLAGHAN, J. F.: Las Cortesde Castilla y Len, 1188-1350 (Valladolid: Ambito, 1989), pp. 145-168; DE MOX, S.: La alcabala:sobre sus orgenes, concepto y naturaleza (Madrid: CSIC, 1963).

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    255MEDIEVALISMO, 19, 2009, 243-257

    21 GOI GAZTAMBIDE, J.: Historia de la bula de la cruzada en Espaa(Vitoria: Editorial del Semina-rio, 1955).22 QUINTANA PRIETO, A.: La documentacin pontificia de Inocencio IV (1243-1254), 2 vols. (Rome:Instituto Espaol de Historia Ecclesistica, 1987), vol. 2, p. 711, nm. 833; RODRGUEZ DE LAMA, I.:La documentacin pontificia de Alejandro IV (1254-1261) (Rome: Instituto Espaol de Historia Ec-clesistica, 1981), pp. 74-77, 83-84, nms. 53, 62.23 GONZLEZ JIMNEZ, M.: Diplomatario Andaluz de Alfonso X(Sevilla: El Monte Caja de Huelva ySevilla, 1991), pp. 313-316, nm. 286; DOMNGUEZ SNCHEZ, S.: Documentos de Clemente IV(1265-1268) referentes a Espaa (Len: Universidad de Len, 1996), pp. 111-115, 118-119, 127-131,260-263, nms. 4-5, 10, 20, 140.24 DOMNGUEZ SNCHEZ, S.: Documentos de Gregorio X (1272-1276) referentes a Espaa (Len:Universidad de Len, 1997), pp. 343-345, nm. 195; GOI GAZTAMBIDE: Historia, p. 202.25 BENAVIDES, A.: Memorias de Fernando IV de Castilla, 2 vols. (Madrid: Jos Rodrguez, 1869), vol. 2,

    pp. 353-354, 515, nms. 235, 348; GOI GAZTAMBIDE: Historia, pp. 263-264.26

    BENAVIDES: Memorias, vol. 2, pp. 644, 650-651, 657-659, nms. 436, 439-440, 443; RegestumClementis Papae V, 8 vols. (Roma: Typographia Vaticana, 1884-1892), vol. 3, pp. 96-100, 117-123,nms. 3989-3990, 4046-4051; 8459-8464; GOI GAZTAMBIDE: Historia, p. 282.

    de la Iglesia para su guerra contra los muslimes, los reyes proclamaban que laamenaza del Islam a la Cristiandad del Oeste era especialmente grave. Aunque

    los papas tuviesen sus ojos puestos principalmente en la liberacin de TierraSanta, a pesar de la mnima posibilidad de xito, concedieron el carcter de unacruzada a la batalla del Estrecho. Los cruzados podran ganar la indulgencia y laremisin de sus pecados, y los reyes podran utilizar una porcin de las rentaseclesisticas para la cruzada21.

    Durante este siglo cada uno de los reyes castellanos, salvo Sancho IV, recibibulas de cruzada emitidas por los papas. En 1253 Inocencio IV y en 1259-1260Alejandro IV publicaron bulas de cruzada en apoyo de la cruzada africana de Al-

    fonso X22. Al principio de la revuelta mudjar el rey utiliz las bulas de 1246 y1259, pero Clemente IV despach una nueva bula en 1265 autorizando la cruzadaen Castilla y en Aragn. Dos aos ms tarde, extendi la cruzada al arzobispo DonSancho II de Toledo23. Despus de la invasin marin de 1275 Gregorio X dirigiotra bula al arzobispo y en 1276, tras la muerte trgica de Don Sancho en Martos,Inocencio V proclam otra vez la cruzada24. En vista de la excomunin de Sancho IVy de la actitud hostil del papado, ninguno de los papas le ofreci la indulgencia de lacruzada. Durante el interregno papal de 1292-1294, el rey public una vez ms lasbulas de Inocencio IV y de Clemente IV para la defensa de Tarifa. En 1303 Fer-

    nando IV di su apoyo a una cruzada planeada por el maestre de Santiago25. Cle-mente V autoriz la cruzada proyectada por Fernando IV y Jaime II en 1309 y tresaos despus reiter los privilegios de la cruzada cuando el rey castellano asedi aAlgeciras26. El papa Juan XXII public bulas de cruzada a favor de los infantes

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    Pedro y Juan en 1317-1318, y en apoyo de la primera cruzada de Alfonso XI en132927. En 1340 Benedicto XII proclam la cruzada del Salado y al ao siguiente

    di la bula de cruzada a Don Afonso IV de Portugal28. Finalmente, Clemente VI en1343 promulg la cruzada para el sitio de Algeciras29. As, tenemos por lo menoscatorce bulas de cruzada dirigidas a Espaa durante este perodo. Adems hubo mu-chas otras bulas que concedan ayuda financiera y otras expedidas a favor de los ca-balleros de la Europa nortea que quisieran participar en la cruzada en Espaa30.

    Como se ha dicho, las bulas de cruzada concedan la remisin de pecados a todoslos que, habiendo confesado sus pecados, participasen en persona o contribuye-sen con dinero a la cruzada. Los cruzados tambin gozaran de otros privilegios,

    incluyendo la proteccin para s mismos y sus familias, inmunidad frente a acu-saciones judiciales y exencin del pago de inters durante la cruzada. La conce-sin de la bula de cruzada era una muestra de que el Papa estaba al lado de losreyes y tambin pareca decir que Dios sancionaba a sus esfuerzos.

    Los cruzados confirmaban sus intenciones por medio del voto de cruzada y lleva-ban en su ropa el signo de la cruz. Como seal de sus propsitos, entraban en bata-lla con pendones religiosos, como, por ejemplo, el pendn de Baeza, llevado porJuan Manuel durante su cruzada del ro Guadalhorce en 1326. Benedicto XII envi

    una bandera especial a Alfonso XI antes de la cruzada del Salado. Cuando Jaime IIempez su cruzada en 1309, tena un relicario de San Indalecio, un supuesto disc-pulo del Apstol Santiago y Obispo de Urci, la antigua sede de Almera31. Durantela cruzada del Salado, el prior del Hospital en Portugal llevaba el Santo Lenho o re-liqua de la Verdadera Cruz. En la misma batalla Ab l-Hasan, en cuyas banderas

    27 MANSILLA, D.: La documentacin espaola del Archivo del Castel S. Angelo (395-1498)(Roma:Iglesia Nacional Espaola, 1958), pp. 66-67, nm. 126; GOI GAZTAMBIDE: Historia, pp. 284-286,299-300.28 VIDAL, J. M.: Benoit XII. Lettres communes, 3 vols. (Paris: A. Fontemoing, 1902-1911), nms.8103-8104; GOI GAZTAMBIDE, Historia, p. 323; Monumenta Henricina, 15 vols. (Coimbra: Comis-sao executivo das comemoraes do V centenrio da morte do Infante D. Henrique, 1960-1974),vol. 1, pp. 178-194, 199-201, nms. 84-87.29 SERRANO, L.: Alfonso XI y el Papa Clemente VI durante el Cerco de Algeciras, Cuadernos deTrabajos de la Escuela Espaola de Arqueologa e historia en Roma(Madrid: Junta para amplicacinde estudios e investigaciones cientficas 1915), vol. 3, p. 33, nm. 7; GOI GAZTAMBIDE, Historia,332-333.30 GOI GAZTAMBIDE: Historia, pp. 298-302, 324, 333.31 OCALLAGHAN: Reconquest and Crusade, pp. 191-192; Crnica de Alfonso XI, Biblioteca de Au-

    tores Espaoles, vol. 66, p. 318, cap. 242; Gran Crnica de Alfonso XI, Diego CATALN, ed., 2 vols.(Madrid: Gredos, 1977), vol. 2, p. 343, cap. 293; ZURITA, J.: Anales de la Corona de Aragn, ngelCANELLAS LPEZ, ed., 9 vols. (Zaragoza: CSIC, 1970-1985), vol. 2, pp. 713-714.

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    257MEDIEVALISMO, 19, 2009, 243-257

    32 RUI DE PINA: Chronica de El Rey Dom Afonso O Quarto (Lisboa: Paulo Craesbeeck, 1653),pp. 166-171, cap. 59; MEDEIROS, J.: O Santo Lenho da S de vora, A Cidade de vora10 (1953),pp. 259-298; IBN MARZQ: El Musnad. Hechos memorables de Ab l-Hasan, Sultn de los Benimeri-nes, Mara Jess VIGUERA, tr. (Madrid: Instituto Hispano-Arabe de Cultura, 1977), p. 381, cap. 52.33 Gran Crnica de Alfonso XI, vol. 2, pp. 418-421, caps. 326-327; Crnica de Alfonso XI, p. 325,cap. 251; RUI DE PINA: Chronica de El Rey Dom Afonso O Quarto, pp. 166-169, cap. 59.34

    IBN AB ZAR: Rawd al-Qirtas, Ambrosio HUICI, tr., 2 vols. (Valencia: Anubar, 1964), vol. 2,pp. 598-600, 609-612. Gran Crnica de Alfonso XI, vol. 2, pp. 422-425, caps. 328-329; Crnica deAlfonso XI, pp. 325-326, cap. 251.

    fueron escritas versos del Corn, y que llevaba un trozo de tela que haba pertene-cido al Profeta Mahoma, tambin traa una copia especial del Corn, que perdi 32.

    Antes de entrar en combate, los cruzados se preparaban temporal y espiritual-mente. Confesaban sus pecados, asistan a la misa, escuchaban el sermn de unpredicador, exhortndoles a confiar en Dios, y reciban la eucarista33. Los musul-manes practicaban rituales semejantes. Pidiendo la ayuda de Dios, exclamaban laprofesin de la fe: No hay ms Dios que Dios y Mahoma es su Profeta34. Enmedio del combate los cristianos gritaban Santiago o Santa Mara y Santiago,o Castilla, o Castilla y el Rey Don Alfonso. Del mismo modo los muslimes in-vocaban a Allh y Muhammad, proclamando Allh Akhbar Dios es grande,

    o Benamarin. Ambos, cristianos y muslimes, crean que los que muriesen en ba-talla seran mrtires por la fe y gozaran de la vida eterna en el Paraso. El resultadode una batalla era el juicio de Dios, un signo del favor divino o una pena impuestaa los que ofendan al Creador. Los estandartes reales se ponan sobre las murallasde una fortaleza conquistada y los clrigos purificaban la mezquita principal con-vertindola en una iglesia cristiana. Al hacer su entrada ceremonial, el rey iba enprocesin a la iglesia nuevamente sancitificada para dar las gracias a Dios.

    5. Conclusin

    Al principio he dicho que tenemos que entender la cruzada de 1309 como una fasede una guerra ms prolongada para dominar al Estrecho de Gibraltar. Al evaluar estacruzada debemos concluir que, a pesar de la conquista de Gibraltar por Fernando IV,fue un fracaso. Los cristianos no pudieron tomar ni Algeciras ni Almera, y cay Gi-braltar en manos marines al cabo de unos aos. Sin embargo, tanto los infantesPedro y Juan como Alfonso XI heredaron la determinacin de sus predecesores decontinuar la guerra para expulsar a los moros de la Pennsula. En ese sentido, la im-

    portancia de la cruzada de 1309, tal vez, es ms psicolgica que militar.