La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

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Una entretenida lectura que te anima a practicar el arte de correr descalzo y que te invita a mejorar tu estado de animo.

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La aventura de correr descalzorelata una experiencia de liberaciónde un corredor atenazado duranteaños por las lesiones. Un buen día,Emilio –el autor– decide «colgar» laszapatillas de correr y embarcarse enel aprendizaje enriquecedor sobretodo lo que rodea al mundo deldescalcismo o barefoot.Sorprendentemente, los dolores delas viejas lesiones desaparecen ysus pies desnudos le permitenrecuperar de nuevo la pasión porcorrer.

Correr descalzo supone entrar en un

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terreno desconocido pero a la vezlleno de enormes posibilidades y denuevas sensaciones. El autor, nostransmite toda su experiencia, y así,desde la introducción alminimalismo, con el uso de calzadono amortiguado, hasta la transiciónal descalcismo, se narran todos lospros y contras que el propio autorencontró y compartió con otroscorredores en las mismascircunstancias.

Este libro es un viaje en el que lospies se convierten en los auténticosprotagonistas para abrirnos los ojosa una realidad tan natural como

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fascinante… ¡El mundo a tus pies!

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Emilio Sáez Soro

La aventura decorrer descalzo

ePub r1.0betatron 14.08.14

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Título original: La aventura de correrdescalzoEmilio Sáez Soro, 2014Fotografías: Rosario Raro y Emilio Sáez,salvo indicación expresa

Editor digital: betatronePub base r1.1

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A Ro, domadora de palabrasy jardinera de espíritus.

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Índice comentado

IntroducciónReflexiones iniciales sobre correr

como actitud vital ante los desajustesvinculados a las lesiones y a susmotivos.

Capítulo 1. (Mi) Iniciación alminimalismo

Primera parte historiada de latransición, desde la etapa amortiguada-lesionada al descubrimiento delminimalismo y la adopción del mismo.

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Capítulo 2. Corriendo como vine almundo. La transición descalza

Enlaza con la historia de la primeratransición desde el momento en quedecido correr descalzo como forma casiúnica de entrenar y competir hasta laconsolidación.

Capítulo 3. Minimalista odescalcista. ¿O lo mejor de ambosmundos?

Las ideas que sustentan estas dosmodalidades de correr en una visióncombinada. Una visión más teórica, deconceptos, y cómo se plasman en suadopción por los corredores que lo

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practican.

Capítulo 4. La transición. Uncamino y una aventura

La parte más importante. Las ideasmotor, los métodos, las experiencias, losproblemas y las soluciones, los terrenosy los resultados.

Capítulo 5. Las competiciones.Correr, volar o bailar

Las competiciones son lasceremonias rituales de los corredores,allí se concentra lo mejor y lo menosbueno de esta actividad. Correr descalzose convierte en otra forma deafrontarlas.

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Capítulo 6. Recursos deinformación y comunicación. Apoyo ycompañía

Correr descalzo es más fácil graciasa la gran cantidad de información ygrupos de conversación que existen enInternet. Además, algunos libros sonclave para entender el auge del tema.

Capítulo 7. Equipos y alternativas.Correr descalzo no es correr desnudo,¿o sí?

Pocas cosas son necesarias paracorrer descalzo pero algunas son unabuena ayuda.

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Capítulo 8. Epílogo sin fin. Unmaratón inolvidable

Una pequeña historia para el finalque es el inicio de muchas otras futurasperipecias.

Capítulo 9. Bonus tracks.Anecdotario de corredores

La salsa de la vida

Algunos libros sobre el tema

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AGRADECIMIENTOS

Este libro no sería posible si todas lasconversaciones, impresionescompartidas, experiencias relatadas yencuentros virtuales y presenciales nohubiesen tenido lugar. Todo ello entremuchas personas que por diferentesmotivos se incorporaron al minimalismoy al descalcismo como estrategia vitalpara correr más y mejor. Estos grandesespíritus que fluyen con armoníapoderosa sobre la tierra me hanenseñado e inspirado, siendo guía ycompañía al tiempo. Así, no podía

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escribir el resultado de esta experienciasin pedirles el regalo de sus palabraspara acompañarme.

Tengo que agradecer a Alvaro L. M.,Antonio Carrillo, Fina González, PacoRomero, Paco Muñoz, Gustavo (LaGazza Ladra), Joaquín Catalán, Juanan,Manuel Muñoz, Luis León, MarianoPascual, Miquel Ibars, Pepe Roldán,Pilar Raro, Santiago Ruiz, RafaelConejo y Juan José Pacomio, todas lasconversaciones que tuvimos y el regaloque me hacen con su participación eneste libro.

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INTRODUCCIÓN

Llegué aquí porque era lo más natural.En un sentido profundo, fue lo másnatural de mi vida. El animal que somosal moverse sobre la tierra fue el que metrajo. El sedentarismo que se nosimpone tiene su reverso en el deportecomo actividad que compensa laevidente degradación de nuestro cuerpo.Con la evolución de nuestra culturallegamos a sublimar la actividad físicacomo el sostén lógico de la espiritual.Algo que se ha corroborado con losestudios que comprueban que nuestra

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inteligencia se desarrolla con elejercicio. Esto es algo que vengocomprobando al tener siempre mismejores ideas mientras voy corriendo. Yllegamos aquí, a la certeza de que esnecesario mover el culo para que elcerebro no se quede como el primero. Yahí comienza otro tipo de problemas.

En un momento en el que para lasociedad nada es ajeno a la miradacomercial, mover el cuerpo para queeste no deje de serlo se convierte enambición. Lo peor es que se canalizannobles metas particulares para conseguirotras menos interesantes y acabamoshaciendo cosas extrañas. Sin embargo,

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al final de todo somos muy animales ytendemos a movernos como tales, haciadelante, en busca del sustento, por elcelo, para ser líderes o sobrevivir. Soncosas que no se pueden perder porque lollevamos en la mirada interior queconecta con atavismos de una lejaníaabisal. Entre esos gestos primarios quenos permiten poblar y dominar el mundoestá correr. Correr para perseguir, cazar,huir, jugar, explorar y competir. No soymuy mayor, o sí, cerca de los cincuenta,y sin embargo aún recuerdo cuando depequeño cazaba persiguiendo piezaspara llevarlas a los tiradores al otrolado de la montaña. Somos imitaciones

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en movimiento de lo que hemos sidosiempre y nos juntamos como manadaslos fines de semana para sublimar lo quefuimos y somos en potencia, corredoresy corredoras, depredadores que entrenanpara que, aunque sea solo en sueños,sigamos llevando un trozo de carne a lamesa de nuestra familia.

Por eso no somos auténticosdeportistas, sino supervivientes de estetiempo extraño por si volviesen losantiguos. Qué sentido tendría si no quedecenas, cientos de miles de personassalgan a participar en carreras popularestodos los fines de semana con el únicoafán de estar en forma. No hay correlato

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alguno de tal magnitud en ningún otrodeporte. Veinte mil personas en unmedio maratón, diez mil en un maratón,cincuenta mil en un 10K, son cifrasextrañas en la práctica de cualquier otrodeporte, le demos las vueltas que ledemos. Esos millones de personas queen todo el mundo salen a correr muchosdías a la semana hacen de esta actividadel pilar con el que refuerzan su vidacotidiana. Muchos han interiorizado estapráctica como un recurso natural paraenergizar su vida y se esfuerzan enmantenerse como tales. Y lo hacenporque merece la pena. Sentir que encualquier momento puedes desplazarte

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por la tierra con energía y hacercualquier cosa por el camino genera unagran seguridad. Y es real, un corredorentrenado es una persona física ymentalmente muy capaz.

Así se aúnan dos sensaciones que serefuerzan, la física y la mental. El poderde la fuerza física y la fuerza del podermental unidos son dos factoresirresistibles, tanto hacia dentro comohacia fuera. Y ahí, así, de forma tansencilla, tan natural, directa, corriendo,dominando el paisaje físico y civilizado,el corredor es feliz.

Pero, como en todo cuento, lahistoria no funciona sin el ogro, la bruja

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o el poder oscuro que doblegan lasbuenas intenciones, los mejores caminosy la luz de la energía más virtuosa. Y alos corredores y corredoras que soloquerían seguir corriendo durante toda laeternidad hasta perderse en la extinciónde la fuerza nos dijeron que haciendodeterminadas cosas y de determinadamanera no solo seguiríamos corriendo,sino que correríamos más y mejor.Citius, altius, fortius, cuando nosotroslo que queríamos era seguir explorando,compartiendo, participando, estarpreparados para la futura caza. Y asíllegamos a la amortiguación.

Aún recuerdo cuando me puse mis

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primeras zapatillas amortiguadas. Yallevaba unos tres años corriendo y usabacalzado deportivo pero con suelabastante rígida. Aquellas primeraszapatillas «con muelles» me hicieronsentir como si estuviese en unacolchoneta hinchable. Y ese era elsupuesto camino para seguir siendo unexplorador de la tierra bajo mis pies.Así que inicié el camino amortiguadocon entusiasmo porque una gran marcadeportiva me lo sugería y yo eracrédulo, aún lo sigo siendo, al menos delo que veo.

Nos remontamos a 1983, seis añosdespués comencé a tener problemas en

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mis pies para poder seguir corriendo.Desde 1990 hasta 2012 estuve luchandocontra mis pies y mis piernas para queme permitiesen seguir corriendo,disfrutando de la exploración, de lafuerza del cuerpo y de la mente y decazar la vida todos los días. Luchéarrojando contra ellos todos losmodelos de zapatillas avanzadas queofrecía el mercado, toda la medicina yfarmacopea que la traumatologíaconcebía, todas las prótesis que laortopedia diseñaba. Hasta que micuerpo dijo basta y quedó impedido,imposibilitado, neutralizado para correr.Salía con la ilusión de ver el horizonte y

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tras correr ciento cincuenta metros teníaque volver cabizbajo apretando losdientes de impotencia a casa. Desde lafrustración de esa sensación lo tiré todo,arrojé las plantillas, arrojé lasmedicinas, me desprendí de armatostesforrados de mecanismos y escudos ycomencé a correr con dos planchas decuatro milímetros de caucho duro atadascon unos cordones. Volví a correr eincluso a volar. Hasta que al final lo tirétodo y comencé no solo a recorrer loscaminos sino a bailar con ellos.

Estamos a finales de 2013 y hevuelto a correr. Vuelvo a correrdisfrutando, fortaleciéndome con ello

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sin hacerme daño, conociendo mejor quenunca mis límites y mis capacidades.Mis piernas han vuelto a funcionar sinatascarse como mis pies. Y ahí dondecontactamos con el mundo ha estado laclave. He restablecido la comunicacióncon la tierra y mis pies se adaptan a ellade forma directa. Y así corro encomunicación con lo que piso,ejerciendo un dinamismo equilibrado encada paso, de tal manera que todo elmovimiento de correr busca la armonía.

Correr se ha convertido en algo másde lo que era para mí, que ya era mucho.Al aprender a correr de una forma másanimal, más adaptada al terreno, cada

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salida es diferente, una aventura. Eldinamismo del cuerpo es mucho mássofisticado, pues el ritmo, la zancada, lamirada se integran en un nivel superioren el que lo importante no es lavelocidad, es tu capacidad paradesplazarte con armonía sobre la tierra.

Á LVA R O L . M . ,4 1 A Ñ O S .G R A N A D A .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Para mí, correr descalzosupone otra forma de

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sentir la carrera a pie, essentir cómo te alejascorriendo de lomundanal, de loestablecido… Esdespojarte de todo lo quevoy viendo e irreinterpretando todo loconocido, personas,coches, animales,paisajes… Desde unprisma diferente, paramí, correr descalzo es odebe ser lo más parecidoa correrextracorpóreamente, es

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como correr en estemundo pero desde otromundo.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Las ventajas más clarasde correr descalzo sontres: no me lesiono(siempre que no haga elburro), corro másdeprisa y encima no mecanso o me cansomuuuucho menos.

Página web o blog en el

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que seguir tus pasos.Bueno, en realidad nosuelo hacer mucho usode las redes sociales, sísoy miembro de un grupode Facebook llamado«Qualquiera puedehacerlo», que a su veztiene una web con elmismo nombre, ya que enese mismo foro fuedonde descubrí el mundobarefoot y desde el cualhe ido conociendo a másgente con esta saludableforma de correr.

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Hoy corro descalzo. Después demuchos años corriendo aprendo ahacerlo de nuevo, mejor, con todo micuerpo y por todas partes. La sensaciónes diferente, pues de forma directa elmundo está a mis pies, eso constituyetodos los días una apasionante aventuraen la que siempre me siento mejorconmigo y con mi entorno.

En las siguientes páginas pretendocontar mi experiencia. Sin ánimo dealeccionar a nadie, pero sí de compartirla ilusión redescubierta tras muchosaños intentando correr a duras penas.Por ello, no es apropiado pensar queeste libro es un manual o un método para

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correr descalzo. Pretendo contar cómolo hice yo y cómo lo hicieron otroscorredores descalzos mucho más hábilesy experimentados. Por suerte, esta formade correr también me ha proporcionadola experiencia de conocer a personasmagníficas que ya se iniciaron en estearte corredor hace más tiempo. Ellosnos regalan en este libro sus valiosasideas y testimonios. Por mi parte, loúnico que pretendo es hablar de miexperiencia como liberadora de todoslos problemas que me aquejaron yaquejan a muchos corredores y mostrarque hay caminos diferentes einteresantes para seguir explorando en

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movimiento.

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CAPITULO 1: (MI)INICIACIÓN ALMINIMALISMO

Sobre el minimalismo para corredoresse está escribiendo mucho. Tanto se estáescribiendo que parece que los quecorremos en esta modalidad somosmuchos más de los que somos. No esasí. Aún somos muy pocos encomparación con el número total decorredores. Sin embargo, hay unacualidad que creo que aúna a muchos delos corredores que han emprendido ese

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camino: su gran curiosidad porexperimentar y su necesidad exhaustivade comprender qué es lo que sucede.Esto está generando un gran dinamismoen el intercambio de informaciónproducida en todo el mundo, así como elde experiencias de los mismoscorredores. Ya hay varios librospublicados explicando qué es elminimalismo, correr descalzo, sus basescientíficas, así como su evolución yformas de aplicación. Por ello no tienemucho sentido que yo abunde y mereitere en aspectos fáciles de encontrarpor cualquiera que busque un poco.

Sin embargo, creo que sí puedo

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aportar ideas útiles desde el punto devista de las experiencias físicas ymentales del corredor amortiguadotransformado en minimalista primero ydescalzo después. Las formas en las quelas personas que practican elminimalismo o el descalcismo tienenpor lo general puntos comunes aunqueno hay dos casos iguales. En la mayoríade los que conozco la iniciación a correrno amortiguado viene de aquellos queestán teniendo problemas físicos de todaíndole y buscan una solución. Tambiénexiste un número significativo decorredores que se introducen por unacuriosidad sana y una intención continua

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de aprendizaje. Lo que está claro es quela inmensa mayoría de corredoresminimalistas han sido amortiguados deforma previa.

Un punto de inflexión claro paramuchas personas en este asunto fue lalectura del libro Nacidos para correr deChristopher MacDougall. Esta obra seadapta a la curiosidad del corredorcomo un guante porque mezclaexperiencias personales, competicionesépicas, teorías científicas y un referentecasi mitológico focalizado en los indiostarahumara como supercorredoresnaturales. Este libro, como la caja dePandora, abrió un revulsivo de truenos y

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centellas en la mirada de muchoscorredores hacia la ortodoxiatecnológica del calzado deportivo. Y araíz de esta publicación de 2011podemos pensar en el nacimiento enEspaña de un movimiento minimalistaque se agrupa a través de Internet envarios foros de los que luego hablaré.

Lo mejor de todo esto fue lacombinación de un componentelegendario, vinculado a un romanticismonaturalista casi decimonónico, con uningrediente tecnológico avanzado. Elpapel de los tarahumara aportaba laleyenda y el espíritu a la historia, losinvestigadores de Harvard y otras

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universidades un elemento científico conun aspecto muy interesante: considerabaal ser humano mucho más perfecto quecualquier tecnología creada hasta elmomento para correr. Lo que el libronos contaba y nos sugería es quepodíamos llegar a ser superhéroes decarreras como los indios mexicanos yeso podía ser porque en nuestraconstrucción natural éramos mucho másperfectos que todo lo que la industriadel material deportivo nos ofrecía.Demasiado tentador para no probarlo,sobre todo si no encontrabas solución atus problemas en las piernas con losproductos que te ofrecían hasta ese

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momento.Correr es algo que en principio

puede parecer una actividad muy puerilpor directa y sencilla, pero ofrecemucho a los que la practican y dejar deser corredor es algo que a nadie le vienebien. Si valoramos el hecho de que loscorredores de fondo, por la naturalezade la actividad, suelen ser personasperseverantes, podemos tener claro queen caso de tener problemas para seguircorriendo van a buscar soluciones, lasposibles y razonables. Y así, de repente,los lugares de encuentro para hablar ycontar experiencias sobre el correr sellenaron de miles de personas que

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querían probar, experimentar con unaforma de correr que, al menos contada,parecía muy sensata. Cada uno con suhistoria, con sus problemas, con susexpectativas y ambiciones, se acercabaal minimalismo como una vía paraseguir explorando el mundo corriendo.

Esa voluntad comentada se palpabaen cada una de las líneas escritas enesas conversaciones por el esfuerzo areaprender a hacer algo que llevabanaños practicando y por superardificultades incontables. Mi historia esuna más entre todas estas.

Soy corredor desde que tengoconocimiento de mí mismo. Entiendo la

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vida a través de correr en ella y por ellay eso ha hecho que siempre hayabuscado la forma de seguir adelante. Porotra parte, salir a correr ha sido más omenos una moda con sus altibajos. A losque corremos porque sí desde niños sinobtener mucho más ni mucho menos quela recompensa de sentirnos mejor nos hadado lo mismo. Tampoco pretendoestablecer clases mejores o peores decorredores. Correr está bien pero sihaciéndolo trasciendes las modas, mejorque mejor. Así, moverse sin perseguir nihuir sino como una forma de estar en elmundo hace que al cabo de los años, lasdécadas, siempre busques y por fortuna

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encuentres la manera de no parar.Algo tan natural para nuestra parte

animal, si es que tenemos otra parte,como es movernos acaba convirtiéndoseen un problema. Lo más extraño era quepor lo que decían correr era algo muyagresivo para las piernas, para los pies.Era como si me hubiesen dicho quemirar era malo para los ojos, o quesaborear era perjudicial para la lengua orespirar negativo para los pulmones.Correr se estaba convirtiendo en unproblema porque cada vez encontrabamás dificultades para seguir haciéndolo.Y así el obstáculo era que usaba mispiernas y mis pies para lo que estaban

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hechos.

* * *

Hace muchos años, en 1990, mimédico de cabecera, ante mi ingenuaconsulta de por qué me dolía la plantade los pies cuando corría, me soltó contoda naturalidad que porque yo abusabade mi cuerpo. Era una extrañaaproximación al problema, porque si micuerpo formaba parte de mí era difícilque mi yo abusase de mí mismo. Y si miyo quería correr, ¿no sería un abuso queyo mismo decidiese dejar de correr porno abusar de lo que necesitaba?

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Más allá de esta locuraautorreflexiva, lo que pude constatar enaquel momento es que mi médico no eracorredor y no tenía ni idea de lo quesuponía correr para mí.

Ante la perplejidad con la que salíde la consulta médica no pude pormenos que comenzar a buscar otrasrespuestas más acordes con misnecesidades. Mi necesidad era correrporque a la vez era mi liberación demuchas otras cosas peores que misdolores en los pies. Y eso busqué. En unprimer intento, hablando con otroscolegas, llegué a las manos de unveterano fisioterapeuta quien,

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palpándome con energía las plantas,pudo detectar a través de mis aullidos unproblema de fascia plantar. No sabíaque tenía semejante cosa rondándomelos pies y su nombre obedecía a algunaconjura universal para hacernos ver lasestrellas a los atrevidos corredores queabusábamos de nuestros cuerpos sinpudor. Por los consejos de mi primerfisioterapeuta acudí a una ortopedia paraque me hiciesen unas plantillasadaptadas para que me resolviesen elproblema. Así, me las hicieron de algoparecido al cartón piedra con unrecubrimiento de piel sintética. Losprimeros días que salí a correr con

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aquello me produjeron unas ampollas dela misma dimensión que la planta de mispies. Como muchos otros semejantes demi generación tenemos muy interiorizadaesa bendita frase de que si nos duele (sinos pegan) es por nuestro bien, aguanté ylo superé. En ese tránsito pude seguircorriendo y la fascia plantar pasó a lagalería particular de los monstruos demi memoria.

Con mi confianza restaurada en losremedios ortodoxos para los males delos corredores, continué unos pocosaños corriendo sin excesivos problemas.Pero los monstruos siempre vuelven apoblar nuestros sueños y esta vez

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atenazaban mis rodillas para que no sepudieran mover. Y como en los mejorescuentos de terror la amenaza comienzacuándo y dónde menos te lo esperashasta que ya está en todas partes. Lacuestión fue que, a diferencia de otrasmolestias puntuales anteriores, estas seconvertían en un problema paraactividades tan necesarias y corrientescomo conducir, bajar escaleras, estarsentado en el cine y muchos gestoscotidianos. Correr mal y andar peor, unamala síntesis para lo que supone que esuna práctica saludable para el cuerpo yla mente.

Cuando la situación comenzaba a

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hacerse insostenible, es decir, ya nopodía correr bien y si lo intentaba lassensaciones eran pésimas tantocorriendo como después, busqué denuevo ayuda. Resulta como pocointeresante esta tendencia que tenemoslos humanos en los últimos tiempos debuscar ayuda en actividades que solonos conciernen en lo individual y loanimal.

Esta vez fui a la consulta de unreputado traumatólogo. Me sentía algoextraño en la sala de espera rodeado deancianitos con aparente movilidadreducida. Este especialista, después decontarle lo que me sucedía y una

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observación superficial, me prescribióque tomase unas cápsulas para laregeneración del cartílago y que ademásaliviaban la inflamación. Como enprincipio soy obediente, las tomédurante muchos meses, años incluso. Elefecto sí que se notaba pues los síntomasde molestias en las rodillas, sindesaparecer del todo, se hacíantolerables. Y seguí corriendo, aunquecon la incómoda sensación de que paraestar bien tendría que estarmedicándome de forma indefinida.

Con el paso del tiempo se unierondos fuerzas, mi propia tendencia a noseguir consumiendo sustancias extrañas

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durante tanto tiempo y la de mis rodillasa seguir su curso de degradaciónimparable cuando corría. En ese puntode colapso estuve algún tiempo sinpoder correr apenas hasta que merecomendaron una clínica podológica,esta vez especializada en tratar adeportistas. La diferencia estaba en laespecialización y, bueno, en losmateriales de las plantillas, así es comosu forma de elaboración. Esta vez lasampollas no fueron tan aparatosas comoen la ocasión anterior, aunque tambiénresultaron molestas.

Resultó evidente que la tecnologíaortopédica había mejorado porque

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enseguida se redujeron de nuevo lasmolestias de forma clara. Aunque, esosí, nunca llegaron a desaparecer. Alapoyo ortopédico añadí una selecciónmás precisa en el muy amplio mundo delas zapatillas para corredores. No citarémarcas pero he llegado a probarmodelos de las cinco marcas máspunteras en lo referente a las carreras deasfalto. En los últimos tiempos llevabapuestas unas zapatillas de granamortiguación y precio que, combinadascon mis plantillas personalizadas,hacían de mis pies la parte más cara condiferencia de todas las que equipabapara cualquier cosa. Me gustaban mucho

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las zapatillas, con esos diseños deguerrero estelar que parecía que iban aechar fuego por los talones y a generarcampos antigravitatorios que meproyectarían a la estratosfera atlética.Sin embargo, el que tenía que trabajarera yo y seguía con muchas molestias.

Durante otros cuatro años volví acorrer, e incluso concentré el mayornúmero de maratones que había corridohasta el momento. Mi vida en lo laboralhabía cambiado mucho, había pasado detener un trabajo físico a uno sedentario ynecesitaba más que nunca salir amoverme, pues notaba esa falta y loimportante que era para sentirme

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equilibrado.Llegamos a 2011 y la vieja historia

de la acumulación progresiva demolestias volvió a las andadas. En esasfechas ya llevaba algunos años en losque el objetivo principal paraconsiderarme satisfecho era poderterminar al menos un maratón por año.Si lograba ese objetivo, podía sentirmefeliz. Ese año lo hice a principio y afinal de año. El maratón de Valencia loconseguí terminar medio lesionado, a unritmo que para mi estado de forma erasuave, y en el maratón de Castellónconseguí aproximarme a mi mejor marca(3:09) con tres horas y diez minutos.

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Sin embargo, ese año fue el últimoque pude seguir corriendo tal cual, puesya llegué muy al borde de misposibilidades. Y me bloqueé. Cada vezque salía me hacía daño y tenía quevolver andando a casa. Lo intentédecenas de veces. Descansaba semanassin salir a correr para que todo volviesea su sitio. Conseguía hacer pequeñassalidas de muy pocos kilómetros, dos,tres, muy despacio y volvía a recaer. Enel mes de julio de 2011 ni siquierapodía correr un kilómetro sin que mesaltasen los músculos como si fueran lascuerdas de una guitarra cuando serompen. Había renovado mis plantillas

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personalizadas solo uno meses antes,había visitado a un fisioterapeutabuscando consejo, pero no salía delhoyo.

Caí en una especie de rabiosaresignación que me duró lo que quedabade verano. Me dediqué a hacer bicicletay a nadar para no deformarme, pero niuna cosa ni la otra eran lo mío yanhelaba poder volver a correr. Mispensamientos entonces se dirigían a mispies, pero no tanto a ellos como a lo queusaba. Leía foros de corredores paraconocer su opinión respecto al mundo delas diferentes zapatillas para lo que erayo: un hiperpronador. Me sentía como un

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ser deformado. Cuando me dijeron queera hiperpronador, es como si mehubiesen dicho: estás mal hecho.Después de tantos años corriendoparecía que el problema es que yo noservía para correr. Y algo crujía, algoresultaba muy extraño en todo elconglomerado de ideas que me daban yyo desarrollaba al respecto.

Después de leer muchos testimoniossobre el uso de zapatillas parapronadores, pensé que si otroscorredores hiperpronadores podíancorrer con esas zapatillas, a lo mejor meiban bien a mí. Yo usaba zapatillasneutras con plantillas, así que decidí

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simplificar el conjunto eliminando lasplantillas y usando unas zapatillas parami defecto. Mirando y mirando di conunas especiales para pronadores queestaban muy rebajadas en un outlet deuna muy conocida marca. Pensé que porel precio que me suponían, unos setentaeuros, merecía la pena probar, ya quelas zapatillas que compraba todos losaños costaban más del doble.

Comencé a correr de nuevo conaquellas zapatillas sin plantillas y lomejor de todo es que pude volver acorrer. En aquel momento sentí que algono estaba bien pensado en aquellasplantillas. Aunque tampoco sentí que eso

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fuese justo del todo porque durantebastante tiempo me ayudaron a seguircorriendo. Pero dejé de lado todas esasdisquisiciones y me dediqué a prepararel siguiente maratón.

Entrené con firmeza y a la vez conmucha precaución durante ese invierno.

Me sentía muy frágil pero podíacorrer y avanzaba semana a semanaentre molestias soportables hacia elmaratón de La Coruña de 2012.

A pesar de que podía seguircorriendo algo había cambiado en mí yera la constatación de que lo que sabíasobre correr era poco o nada fiable yque los recursos que había utilizado

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hasta el momento para mantenerme eranun bluf.

Entonces fue cuando de formaazarosa me encontré con el libroNacidos para correr. Yo ya tenía unapequeña colección de una docena delibros sobre la temática de loscorredores de fondo. Textos queresultaban inspiradores, como el librosobre Emil Zatopek o el de Murakami,De qué hablo cuando hablo de correr.En su momento disfruté mucho con losentusiastas libros del doctor Sheenan,que mezclaban su visión médica con lalúdica. Otros muchos me resultaronestimulantes, pero en general todo lo que

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había leído hasta el momento, conalguna pequeña variación, no chocabacon el paradigma ortodoxo de cómo sedebía correr.

Sin embargo, este otro planteabacuestiones que rompían con la corrientedominante de cómo se debía correr ymostraba otras posibilidades parapersonas que, como yo, se habían vistoestancadas por las lesiones.

La distinción se encontraba en elhecho de que, de serie, ya teníamos todolo necesario para correr y el calzadoutilizado por la mayoría de loscorredores basado en la amortiguación yel aterrizaje sobre el talón resultaba a

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medio plazo perjudicial.En el libro se contaban muchas más

cosas, pero lo que yo necesitaba paraobtener alguna respuesta sensata a loque me sucedía de momento laencontraba en aquellas ideas.

Busqué más información acerca dellibro, sobre correr descalzo y concalzado minimalista, y encontré yaalgunas tiendas on line y foros enEspaña sobre el tema. Fueron unos díasintensos a la búsqueda de información yme resultó sorprendente no haber vistonada hasta ese momento. Documentostécnicos, médicos, testimonios, vídeos,etcétera, la red hervía con la

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información sobre este tema y a mí mehabía pasado desapercibida. Tomé ladecisión de que, una vez que corriese elmaratón de La Coruña, experimentaríacon esta forma de correr.

A N T O N I O A .C A R R I L L O ,4 2 A Ñ O S .A L C A N T A R I L L A( M U R C I A ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Pues para mí ha supuestopoder correr. Ni más, ni

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menos. No tengo muyclaro aún por quéexactamente, pero conzapatillas«tradicionales» eraincapaz de correr bien.Literalmente, medestrozaba las piernas.Así que, cuando llevabaunos meses corriendo, loabandonaba y pasaba ahacer otra cosa,sedentarismo la mayoríade las veces. Así variasveces. Sin embargo,desde que comencé a

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correr descalzo no hetenido que parar porningún motivo, y ademáscada vez lo disfrutomás… y ya vamos para 5años.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Aparte de la consabidamejora en la técnica, consu correspondientedisminución de lesionesy molestias (algunospodríamos decir hasta

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eliminación), laprincipal ventaja esdescubrir lo poco quenecesitas para correr ydisfrutar moviéndote porahí. Antes, para salir acorrer un rato, necesitabamis zapatillas con laamortiguación en buenestado y planificar lasalida para no pillarterrenos duros, evitandolas aceras todo loposible. Tambiénnecesitaba uncalentamiento adecuado

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con unos estiramientossuaves y un enfriamientocon una buena sesión deestiramientos. Ahoratodo eso no me importa,prácticamente soloplanifico según el tiempoque hace, para saber sime tengo que llevarabrigo, protector solar obotella de agua.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.Hace un tiempo, junto aAntonio Caballo,

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creamoscorrerdescalzos.es con laidea de divulgar estatécnica y crear un puntode encuentro para todoslos interesados. Por allípululo normalmente.También aparezco porTwitter como©PelukoDescalzo.Mi mujer me vio tanentusiasmado a labúsqueda de informaciónque ella misma se meadelantó en la decisiónde compra y me encargó

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un kit para hacerme unoshuaraches. Desdeentonces este Upo decalzado ha sido el únicoque he usado para correr.

Antes del maratón acudí a un medioen el periodo de preparación; así, enmarzo corrí en Dénia, Alicante. Lomejor de esta prueba es que vi a unchico corriendo con zapatillasminimalistas Five Fingers, que a la vistaasemejaban unos guantes para los pies, yme pegué a él para preguntarle por eltema. Resultó una conversación muy

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Interesante porque pude ver por primeravez a un minimalista en acción. Estecorredor era Ángel Abella, con quienluego compartiría numerosas carreras enlas que fuimos o los únicos o de lospocos corredores minimalistas.

Tenía ganas de ir a La Coruña porvolver a correr un maratón. Después dehaber terminado quince maratones aúnse me hace un nudo en el estómagocuando veo uno y se me aflojan los ojosde la emoción cuando van llegando loscorredores. Para mí, un año sin correr elmaratón lo siento perdido por lo queello implica. En este sentido, por laslesiones ha habido muchos años

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perdidos en mi vida. Por otro lado,intuía que a la vuelta iba a comenzaralgo nuevo y bueno que no tendría nadaque ver con lo anterior.

Corrí ese maratón como mejor pude.Tomé muchas precauciones porque,aunque había podido finalizar losúltimos entrenamientos largos parallegar con garantías, las molestias en laspiernas no terminaban de desaparecer.Así que salí con tranquilidad a un ritmosuave para poder terminar sin problema.Sin embargo, por el kilómetro 30apareció el dolor muscular y terminé losúltimos 10 kilómetros cojo, teniendo queparar a menudo para masajearme la

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pierna derecha. Llegué con unasensación de profunda destrucción físicaa la meta, pero mi ánimo no habíadecaído. Estaba convencido de que esono volvería a suceder. En realidad, loque sucedió en el siguiente maratón fuepeor, pero por otras razones.

Al día siguiente de llegar a casa meaté los huaraches tal como indicaba lahoja de instrucciones, aunque labúsqueda del mejor atado se convirtióen toda una habilidad que iríadesarrollando durante esas primerassemanas. Me fui a un camino próximo ami casa andando antes unos cientos demetros. Mi primera impresión era la de

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ser un corredor vestido, o mejorcalzado, como un marciano. Aunque nome afectan las miradas de los demás,estaba pendiente de las mismas porqueno era solo la sensación de extrañezaque te provoca llevar algo llamativo,también era la de estar alterando unorden establecido que luego semanifestaría de múltiples formas.

Así que, una vez que llegué a uncamino llano, mal asfaltado y con muchagravilla, inicié un ligero trote y losprimeros doscientos metros minimalistasde mi vida. No tuve mucho tiempo parasentir nada en particular. Hice cienmetros de ida, cien de vuelta y me volví

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caminando a casa. Por todo lo que habíaleído en libros, foros y documentacióndiversa, era fundamental hacer unatransición suave, y yo la iba a hacer mássuave que nadie porque, total, estabalesionado del maratón. Esa suaveprogresividad sería una pauta quemantendría durante los primeros meses yque luego abandonaría con penosasconsecuencias.

Mantendría una progresión muylenta, incrementando todos los días encien metros mi recorrido habitual. Tardéalrededor de tres meses en llegar acorrer cinco kilómetros seguidos, perofue lo mejor que pude hacer. Mis

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sensaciones con mis primeros huarachesde suela Vibram de 4 milímetros deespesor atados con cordones fueron poruna parte liberadoras y por otra meintrodujeron en una práctica de lacarrera mucho más consciente. En esaconsciencia tuve sensaciones novedosasen mis pies, las de estartransformándose por dentro. Esto semanifestaba sobre todo por las mañanascon unos dolores mezcla de agujetas yde un extraño descolocamiento interno.Estas molestias que al cabo de unosminutos desaparecían me acompañarondurante muchos, muchos meses.

Salir a correr y volver a los pocos

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minutos en aquella lenta y largaprogresión podría parecer algo tedioso.En mi caso lo viví con gran ilusiónporque en cada salida sentía queavanzaba en esa nueva forma de correr.Me sentía ligero y podía correr bastanterápido. De alguna forma, intentéaprovechar las cortas salidas corriendocon mayor celeridad. Al poco tiempo, undolor que comenzó a manifestarse en losmetatarsos me indicó con claridad quela transición no solo era para ladistancia, sino que también lo era parala velocidad. Reduje de formaimportante el ritmo en mis salidas y losdolores remitieron de forma inmediata.

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Lo bueno de esta situación es que losproblemas se identificaban con claridady se podían corregir de forma natural.

Aunque me adapté bastante bien amis primeros huaraches recortables,tenía problemas con los nudos, pues nosupe ubicarlos bien bajo la suela paraque no se destrozasen. Así que mecompré unos manufacturados con unprecioso aspecto neolítico y con unoscordones do cuero muy peculiares[1].Aunque me costó hacerme con ellos, alfinal lo» dominé y las sensacionescorriendo resultaban maravillosas.

Ya casi al final de la primera fase demi transición minimalista, §n la que

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tenía que alcanzar los cinco kilómetros,me animé a participar en unacompetición corta. Era una milla enpista que organizaba mi club deatletismo, el Club Saltamontes deSegorbe. Como ya •ataba cerca de loscinco kilómetros, aunque corriese unaprueba más deprisa, al ser más cortapensaba que no tenía peligro delesionarme los metatarsos. Así fue. Fueuna prueba corta y no muy populosa,pero, aun así, quedar en la primeraposición de mi categoría de veteranosme hizo sentir genial, no tanto porconseguir ese puesto como porcomprobar que podía correr muy bien,

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tan bien como mis compañeros decarreras.

El efecto de este buen resultadosería ambivalente. Por un lado, supusoun refuerzo estimulante para seguir latransición, además de la constatación deque correr con calzado minimalistapodía ser incluso mejor que con elamortiguado. Por otro lado, me sacó ellado ambicioso de competir en máscarreras y digo competir, no participar.Esto me costaría un precio bastante altocon posterioridad.

Cuando pasé a la segunda fase de latransición en la que incrementaría ladistancia de doscientos a doscientos

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metros hasta los diez kilómetros, todocomenzó a ir más deprisa. Seguíacorriendo casi todos los días, el ritmoera vivo aunque no demasiado ycomencé a asistir a competiciones depocos kilómetros con asiduidad.Empleaba esas competiciones paramotivarme corriendo bastante deprisacomo una forma de entrenamiento decalidad. En realidad, me resultaban muyestimulantes porque estaba corriendocasi tan rápido como en los tiempos enlos que las lesiones no me teníanatenazado, consiguiendo posiciones muydignas en mi categoría de veteranos, aveces A, a veces B, C e incluso D. En la

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Vuelta a Pie a Almussafes correría miprimer diez mil minimalista y ademáscoincidiría por primera vez en esafaceta con el amigo Ángel Abella, aquien conocí en el medio maratón deDénia, y Jordi Maldonado, también unode los pioneros del minimalismo en laComunidad Valenciana. Con ellos doscoincidiría en muchas más ocasiones enlas que compartimos competiciones,entrenamientos y buenos ratos deconversación.

En ese momento de la transición, yainiciado el verano, hacía mucho calor ymis pies sudaban de lo lindo, creandouna situación muy incómoda al resbalar

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sobre la superficie de la sandalia. Eseefecto producía una pérdida de traccióny de control sobre mis pasos muydesagradable. Así que, tras laspertinentes consultas en el foro decorrerdescalzos[2], adquirí otrassandalias de la empresa de TedDescalzo, famoso por el libro Nacidospara correr. Me llegaron algún mesdespués, por lo que para evitar elproblema del sudor en los huarachesintentaba todo tipo de trucos con escasoéxito. Cuando llegaron las nuevas pudecompensar algo el tema del sudor, perotampoco del todo, ya que lo que bajabapor mis piernas eran auténticos

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riachuelos.En el capítulo del equipo hablaré

con más detalle sobre estos temas perocomo idea principal digo ahora que alprobar los huaraches que me permitíanllevar los pies completamente al aire nome apeteció cubrirlos de nuevo. Así quehice lo contrario: descubrirlos más aún.

La transición seguía su curso yprogresé de los diez kilómetros hacialos quince. Ya no corría todos los días,aunque sí unos cuatro o cinco a lasemana. La progresión era más rápida,ya que sumaba trescientos metros más acada sesión larga e intercalaba algunasmás cortas entremedias. Asistía a todas

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las carreras que podía y las habíaconvertido en mi entrenamiento decalidad semanal. Me esforzaba muchoen esas carreras, con tiempos que tansolo un año antes ya no podía ni soñar.

Al final del verano estaba ya cercade alcanzar corriendo el medio maratón.Llegué a ese punto de progresión en unacompetición, el medio maratón deAlaquás. Como había convertido lascompeticiones en mis sesionesintensivas de entrenamiento, hice otrotanto con este mi primer medio maratónminimalista. No me fue mal en elinsultado porque quedé primero en lacategoría de veteranos B, aunque llegué

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con los pies destrozados de ampollas.Me di cuenta de que no había hecho bienforzándome tanto, pero la adrenalina y la«moción de la competición anularon losefectos negativos y cualquier reflexiónen pos de la cautela.

De alguna forma, todo lo quevendría después sería unencadenamiento de repercusiones de loque fue romper con el factor velocidaden la transición. Había mantenido deforma bastante equilibrada miprogresión en distancia, pero no así lavelocidad. En los últimos meses, en losque había pasado de los diez kilómetroshasta llegar a los veinte, no me había

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contenido lo más mínimo y había dadotodo lo que podía dar en lascompeticiones. La cuestión es que aúnno estaba fuerte y comenzaron aaparecer los problemas.

En una carrera de media distanciaque corrí en el puerto de Valencia un parde semanas después tuve un tirón en labase de una nalga. Otras dos semanasdespués, en el medio maratón deCastellón se me produjo una sobrecargaen el sóleo de la pierna derecha y tuveque llegar medio cojeando a la meta.Reduje de forma radical la Intensidadalocada de mi progresión porque teníaclaro que todo lo que me pasaba era

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fruto de la desmesurada tensión a la queme estaba sometiendo en plenatransición. La conclusión fue que nopodía competir durante la transición.

En aquellas fechas mi objetivoprincipal era poder correr un maratónminimalista y por fechas y fuerzasprogramé el que me resultaba máscercano: el de Castellón, que se celebraen diciembre y tiene un perfil muysuave, por lo que lo veía adecuado paraestrenarme en esta modalidad. Sinembargo, no fui capaz de superar deltodo la sobrecarga que me produje mesy medio antes en el medio de esa mismaciudad y no pude mantener un nivel de

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entrenamiento suficiente para acudir congarantías. Al final, acudí a la carrera auna sabiendas de que tenía mínimasposibilidades de terminar. Y así fue,quizá no corrí todo lo despacio quedebía o en realidad daba igual: en elkilómetro dieciséis se me reprodujo lasobrecarga del sóleo y por primera vezen mi vida me tuve que retirar en unmaratón.

La sensación que me quedó deaquello fue muy amarga. Se suponía queese maratón iba a ser el de mi redencióncomo corredor sin lesiones y en plenaforma. No fue ni lo uno ni lo otro,aunque en ese fondo de amargura había

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algo distinto que no me quitaba laesperanza. Los problemas que habíasufrido habían sido por mi culpa, pormis ganas desmesuradas de avanzar y nopor ningún problema vinculado a cómo ycon qué corría. Era un cambioimportante, aunque tenía mucho trabajo ymuchas cosas que cambiar para salir deesa situación. Resulta difícil renunciar alos objetivos que uno se marca en unaactividad tan a largo plazo como escorrer fondo. En muchos días conmuchos entrenamientos se va forjando eldeseo de llegar a lugares que supondránilusión y mejora. Este es un deportemuchas veces solitario que concentra la

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concreción de un esfuerzo en el largoplazo, y cuando llega ese momentoresulta complicado renunciar porquealgo no salió bien. Entonces se echamano de lo que queda, que en ocasionesno es suficiente, aunque como alguna vezlo fue nunca se pierde la esperanza. Estefue caso cerrado, mi pierna dijo que yano seguía y paré. Lo demás esirrelevante.

Después de esto vinieron unos mesesen los que intenté desandar lo andadopara comenzar de nuevo e inicié unatransición dentro de la transición. Dosmeses y medio después llegó elencuentro minimalista de Montilla,

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Córdoba, y, aunque no estaba del todorecuperado, acudí a correr. Una vez más,no sentía que estuviese haciendo lo másapropiado, pero me decidí a correr contranquilidad y aprovechar laoportunidad de encontrarme con otroscorredores minimalistas que ya conocíapor los foros, además de otros quepudiesen acudir.

Una vez más, corrí como si mepersiguiera el diablo. Quizá tuvo quever la salida de casi un kilómetro cuestaabajo a la que costaba resistirse. El casoes que fui bastante fuerte y en elkilómetro ocho la pierna me avisó deque ese no era mi día. Me contuve unos

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pocos kilómetros y por el kilómetrocatorce sentí que me había recuperado yvolví a apretar el acelerador. Recuperéalgunas posiciones y llegué bastantebien, pero con la sensación de que notenía remedio y que no podía volver airauna competición hasta que no estuvieserecuperado. De todas formas, laexperiencia de ese encuentro fue un granrefuerzo porque conocí de primera manoa personas estupendas con las quemantuve conversaciones que meenseñaron mucho. También asistí a lahazaña de Santi Ruiz, quien terminódescalzo la distancia del maratón enmenos de tres horas. Además, me llevé

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la enorme alegría de ver como mi primay amiga Pilar Raro triunfaba en lacategoría general femenina y en laminimalista. Pilar se inició en elminimalismo unos meses antes conexcelentes resultados que seconfirmarían en muchos triunfosposteriores, como en el MAMOVA(Maratón de Montaña de Valencia) y laMiM (Marató i Mitja del Penyagolosa)en su categoría minimalista, corriendocon estos medios más naturales.

Y desde luego me fui con lasensación de que en esta aventura estabae iba a seguir muy bien acompañado. Eneste sentido, una cosa estaba clara: que

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yo corriese hasta ese momento en lavertiente minimalista y que despuéscorriese descalzo era un producto de laera de Internet. Solo con la granfacilidad de acceso a la información quedescribía los argumentos del interés decorrer con calzado minimalista odescalzo, así como la intensacomunicación con las personas que seinvolucraban en dicha práctica, habíasido posible la expansión de estamodalidad. Por otra parte, muchos delos que estábamos allí participandocomo corredores minimalistas éramosbastante activos como difusores deinformación sobre la experiencia. Esa

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conjunción en la elección de una formade correr como esta junto a una actitudactiva en la comunicación de la mismacreaba un claro ambiente decomplicidad. Esta acumulación decircunstancias resultó definitiva en mitránsito hacia el minimalismo porque enlos momentos de dudas y de problemasmás complicados supuso un apoyo claropara salir adelante. En este sentido,muchas de las transiciones de laamortiguación al minimalismo y a correrdescalzo han sido posibles gracias alapoyo mutuo que se han proporcionadolos corredores en las redes.

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F I N AG O N Z Á L E ZR I C H A R D ,4 3 A Ñ O S . G AV À( B A R C E L O N A ) .

Me llamo Fina GonzálezRichard, aunque enInternet y redes socialesuso el nombre de Pesque.

¿Qué supone para ticorrer descalza?Correr descalza es paramí CORRER, así, enmayúsculas, porque

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estoy segura de queahora no sería capaz dehacerlo si no hubiesesido por ese día en queme atreví a hacer algotan sencillo y a la vezcomplicado comodescalzarme, salir a lacalle y comenzar a corrersin reparar en si alguienme miraba o no. Hastaque llegó ese momento lohabía probado todo sinconseguir librarme demis lesiones; la última,una totalmente

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invalidante periostitistibial crónica.Correr descalza es paramí algo que va más alláde correr con zapatillasminimalistas. Explicar alcuerpo cómo correr, quéhacer paraaumentar la cadencia,cómo conseguir que elimpacto se produzcabajo el centro degravedad y lograr quetodo eso se haga de unmodo fluido esprácticamente imposible.

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Después de años deinercia corriendo de unmodo no-natural, para míresultaba una misióndemasiado complicadamodificar mi técnicasolo calzándome unaszapatillas minimalistas.Cuando di el siguientepaso y me descalcé, todala teoría cobró sentido:aumentar la cadencia yano era un esfuerzo, micuerpo se recolocó soloy por primera vez enmuchos años correr se

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convirtió en unaexperiencia sin dolor.Pasado un tiempo volví acalzarme zapatillasminimalistas y tambiénhuaraches (lo másparecido a correrdescalza), pero no hedejado de correrdescalza porque es algoque necesito paraconectarme con el sueloque piso y conmigomisma.Correr descalza tambiénse ha convertido para mí

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en una parte importantede mi opción de vida, enla que trato de adoptaruna perspectivaevolutiva tanto en cuantoal ejercicio como en laalimentación. Elbarefoot me llevó aadoptar una dietaevolutiva y esta opcióndietética me remitió denuevo a correr, saltar,lanzar… Descalza, porsupuesto.

¿Cuál es la ventaja más

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clara de correrdescalzo?Correr descalzo tienemúltiples ventajas ymuchas de ellas solo hesido capaz de verlasdespués de pasadomucho tiempohaciéndolo. Sin embargo,hay una ventaja que creoque es fundamental paraempezar porque su efectoes inmediato: correr asíes menos traumático paralas articulaciones.Parece algo difícil de

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creer, la lógica mássimple nos dice quecorrer sin amortiguacióntiene que ser por fuerzamás lesivo y traumáticoque correr descalzo.Pero es necesarioprobarlo, descalzarse yponerse a correr paradarse cuenta de que esasí. Como a la gente lecuesta muchodescalzarse, yo propongoa quien quiera probarloque haga un experimentosencillo y sin riesgo. Se

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trata de, calzado conzapatillas tradicionales,subir y bajar un tramo deescaleras tratando deponer atención en lospies, articulaciones ypiernas, sobre todo en labajada. ¿Cómo caen?¿Qué fuerza tiene elimpacto? ¿Cuánto ruidohacemos en cada paso?A continuación, haremoslo mismo, pero sincalzado (y sincalcetines). Otra vez hayque subir y bajar las

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escaleras y centrar laatención en lasdiferencias entre unaexperiencia y otra.¿Hay diferencia entre lafuerza de impactopercibida?Probablementenotaremos como toda lamusculatura del pie ytobillo trabaja de maneracoordinada para reducirel impacto, cómo seflexionan las rodillas ycómo, en definitiva, elgolpeo con el suelo en

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cada escalón que se bajaes menos violento.Después de esto, ¿porqué no ponerse a correr yver qué pasa?En definitiva, estoyconvencida de que correrdescalza es menos lesivoque hacerlo conzapatillas clásicas. Sieso se traduce enmejores tiempos o no,dependerá de múltiplesfactores individuales.

Página web o blog en el

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que seguir tus pasos.Tengo dos blogspersonales en los queescribo sobre miexperiencia corriendodescalza y sobre dietaevolutiva, aunque ambostemas acabanentrelazándose:•http://corriendobarefoot.blogspot.com.es•http://corrersingluten.blogspot.com.esTambién colaborohabitualmente con la webCualquiera puede

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hacerlo:•www.cualquierapuedehacerlo.es/author/pesqueEn Twitter soy©correrbarefoot

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CAPÍTULO 2:CORRIENDO

COMO VINE ALMUNDO. LA

TRANSICIÓNDESCALZA

El cambio del minimalismo aldescalcismo puede parecer una cuestiónprogresiva, un paso más; sin embargo,es un cambio radical, a la vez brutal yhermoso. La introducción en estamodalidad de carrera es un salto a una

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dimensión desconocida de nuestrapercepción del mundo, a la relación connuestro cuerpo y con todo aquello quenos rodea. Correr descalzo no es en sí lomás difícil, hacerlo en cualquier lugar ymomento es lo que se constituye como elreto principal. Sin embargo, estadificultad, conforme se va superando,supone un estímulo extremo para seguiravanzando en esa dirección.

No me lesioné en la carrera deMontilla pero las molestias no seterminaban de ir. Fue un periodobastante accidentado porque tuve variasrecaídas con el tema del sóleo y losgemelos, que se me cargaban de forma

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intermitente. La verdad es que estabamuy confuso porque no entendía qué mesucedía. Tenía muchas dudas al respectosobre qué hacer. Las semanas pasaban ycuanto más confiado estaba en queestaba superando las molestias de losgemelos, estos se me disparaban en elmomento más inesperado. Hasta que afinales de marzo, un mes y mediodespués de la carrera minimalista, Ro,mi mujer, me sugirió que probase acorrer descalzo. Al principio mesorprendió la propuesta, pero pensé quetenía sentido. Si corría descalzo tendríaque empezar de cero, y como eso era lohabitual en mi vida de corredor,

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tampoco me preocupaba, pero no tendríamás remedio que contenerme y al tenerque realizar un técnica más depuradasuperaría mis problemas.

Así que, una vez más, me puse enmarcha y el uno de abril corrí misprimeros trescientos metros descalzo.Un año después de iniciarme en elminimalismo comenzaba la facetadescalza. Y después de un añoaprendiendo y experimentando meenfrentaba a una situación que mesituaba de nuevo en un punto de inicio.

Se hace muy extraño dar losprimeros trotes con los pies desnudos.Las sensaciones son agradables, sobre

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todo si tenemos en cuenta que este iniciofue en una zona protegida, sin coches,con el firme muy liso y limpio. Además,comenzar de nuevo solo con unoscientos de metros como meta suponíamuy poca tensión. En esos primerospasos descalzo fue cuando me di cuentade verdad de que el pie tiene un diseñoperfecto para hacer todo el trabajo.

No comenzaba de cero porque trasun año trabajando la musculatura concalzado sin amortiguación ya estabaacostumbrado a absorber las cargassobre mis metatarsos. El trabajo quetenía por delante se centraba más enfortalecer la planta del pie para soportar

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las irregularidades del terreno. Estaparte es sin duda mucho más ardua quela primera. Desarrollar la capacidad demis pies para desenvolverse encualquier tipo de terreno ha sido y siguesiendo la actividad más compleja, duray a la vez satisfactoria que hayarealizado jamás.

En aquellos primeros metroscorriendo descalzo comprobé que podíahacerlo y disfruté de una sensación muyplena, pero aún no era consciente de locomplicado que resultaría después.Correr descalzo en un recinto protegidoes fácil, salir al mundo sin pararte apensar qué tipo de caminos te

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encontrarás es lo que se convirtió en unreto.

Lo pude comprobar en algunas delas primeras salidas que hice de aquelespacio reservado, que era unaurbanización fantasma víctima de laburbuja inmobiliaria, sin tráfico y con elasfalto intacto. Cuando ya sobrepasé losdos kilómetros y pico se me hacía muyaburrido dar vueltas y decidí salir aexplorar. Enseguida noté lo diferenteque era correr por asfalto agrietado,sucio, con piedras y recalentado por elsol.

Los estímulos que recibes en losprimeros momentos en los que corres

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descalzo resultan tan motivadores comopeligrosos. Las sensaciones son muybuenas porque notas que estás inmersoen un proceso de redescubrimiento,sientes que sí estás preparado paraasumir esa forma de correr. Esasituación por sí misma ya resultaexcitante, pero a la vez estás sometido alestrés de temer cualquier daño quepueda producirte pisar algo duro ocortante. En esos primeros momentos lospies son hipersensibles y somos muyconscientes de ese hecho. Cualquierirregularidad del terreno la notamos ymucho. En esas circunstancias estamossometidos a una hiperactividad sensorial

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que puede resultar abrumadora. Por otrolado, y esto va según personalidades, elhecho de correr descalzo puede resultarcomplicado para aquellas personas mástímidas. Cuando te quitas las zapatillas ycomienzas a corretear con los piesdesnudos sientes como si estuviesesgritando a los demás que te mirenporque estás haciendo cosas extrañas. Sisumamos todas estas sensacionesinteriores y exteriores podemos alcanzarun nivel de tensión insoportable. Es unasituación que puede resultar mucho másextenuante que el ejercicio físicorealizado. Y, de hecho, esascircunstancias favorecen que cualquier

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pequeño percance se vea amplificado.En la medida en que en esos momentosestamos más tensos nos hacemos mássensibles al dolor. El miedo al ridículonos puede bloquear ante la expectativade que alguien nos vea quejarnos si noshacemos daño pisando algunapiedrecilla. En conjunto, puede resultardemasiado para asumirlo de formatemprana. Por todo ello es interesanteque los primeros días se practique enalgún lugar poco frecuentado y queademás tenga un firme duro lo máslimpio y en buen estado posible. Esimportante comenzar a sentir ciertafamiliaridad con el hecho de correr

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descalzo, tanto en lo relacionado con lamecánica de la carrera como en lopsicológico.

Tras unos pocos días saliendo acorrer descalzo distancias cortas, lasensación de excepcionalidad se vaperdiendo y comenzamos a asumir connormalidad que los demás nos miren concuriosidad sin sentirnos presionados porello. El hecho de darnos cuenta quesortear las piedrecillas y obstáculosdiversos del terreno no solo es fácil,sino que incluso resulta divertido. Estocontribuirá a quitarnos esa tensión quepuede malograr la iniciativa decomenzar a correr descalzo.

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Las experiencias en este tránsitodesde los recorridos balsámicos a loque podríamos llamar la cruda realidadde los caminos del mundo fue bastantedura. Por ello me tuve que plantear labúsqueda activa de recorridos algo másfavorables sin llegar a ser el recintoprotegido de los primeros pasos. Estofue muy complicado porque lahomogeneidad no existe y además no esrecomendable buscarla. Lo que fuiasumiendo poco a poco es que no podíapensar en que me barriesen el mundo ytenía que ser yo el que se fueseadaptando poco a poco a todo tipo deterrenos. A diferencia de otras

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progresiones anteriores, en este caso yano contaba solo con los factores dedistancia y tiempo para su combinaciónen progresiones razonables. A estos seunían otros, como la rugosidad delterreno, la cantidad de suciedad dediverso tipo que pudiese haber —conespecial atención a la dichosa gravilla—, la temperatura de la superficie y eltráfico, que siempre había tenidoimportancia pero que entonces seincrementaba.

La dependencia de la combinaciónde estos factores podía hacer imposibleun entrenamiento. Así, muchatemperatura en un asfalto muy rugoso

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con mucha suciedad y tráfico podíasuponer una pesadilla terrorífica,especialmente en esos primeros días deiniciación. En mis primeras semanascorriendo descalzo empleé muchotiempo buscando recorridos yreflexionando sobre cómo podríainiciarme con más control sobre lasituación. Una de las primeras medidasque tomé fue salir con mis sandaliasatadas en el cinto portabotellas para noverme en la situación que ya viví detener que terminar un recorrido andandoy dolorido por la elevada temperaturadel asfalto.

Asumir que mi adaptación al terreno

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sería lenta pero segura y el hecho de noasumir saturaciones innecesarias alpoder ponerme siempre que lorequiriese las sandalias que portaba meayudaron a relajarme y continuar día adía. La superación de los límites en estecaso se centraba más que en nada en laadaptación del pie a todo tipo desuperficies. Y así pasé de eludir loscaminos pedregosos y las malascarreteras a incorporar en progresióntramos más largos en misentrenamientos.

A medida en que los pies se vanfortaleciendo, asumen lasirregularidades del terreno de una forma

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asombrosa. Sin embargo, cuando llegana un punto de saturación en el que ya hantrabajado mucho en condiciones durasse tornan hipersensibles al dolor. Me dicuenta de que, conforme trabajaba laadaptación, ese punto dehipersensibilidad tardaba más en llegar.Ese se convirtió en mi objetivo, avanzarel límite en el que el dolor me dejababloqueado y evitar que este seprodujese. Trabajar con esa frontera fueuna lucha cotidiana que a veces suponíados pasos hacia delante y uno haciaatrás. En todo caso, un intensoaprendizaje sobre uno mismo que seconcretaba en la necesidad de no

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saltarse los tiempos necesarios.La relación de los corredores con el

tiempo está muy viciada porque su luchacontra el crono es su referente habitual.Esto no es malo de por sí, pero al finalse suele convertir en numerosasocasiones en un protagonista exagerado.En la medida en que muchos de loscorredores populares practican estaactividad como una forma saludable deejercicio y relajación, debería perderpeso el tema de las marcas. Estas son unreferente lógico de superación y mejora,pero a determinados nivelesobsesionarse con ellas resulta algoanómalo. De hecho, muchas de las

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lesiones que los corredores se producenderivan de sobrecargas en elentrenamiento por exceso de intensidad,falta de descanso y otros abusosdesproporcionados. La cuestión es quepasarse corriendo descalzo es tambiénposible, pero los topes que te ponen lospies son más claros y contundentes. O laprogresión es lenta, o las señales de quete estás pasando son inequívocas yradicales. Sin llegar a la lesión, los pieste dejan en tu sitio y nunca mejor dicho.Te avisan con tiempo si te estássaturando para que puedas reaccionar ycambiar lo necesario, y llegado elmomento, te impiden seguir corriendo

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antes de que te hagas daño. Al principio,estas sensaciones resultan un tantoirritantes y de alguna forma te sientesfrustrado de no poder llevar esacapacidad masoquista que desarrollanlos deportistas de fondo hasta más alládel límite. Pero, conforme va pasando eltiempo, te das cuenta de que en realidades mejor así. Los progresos son por unaparte claros, aunque no tan rápidoscomo la ambición personal desearía, yel tener ese tope hace más difícillesionarse y tener que parar.

En esa fase de experimentacióninicial me preocupaba un poco laralentización que mi ritmo de carrera

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estaba sufriendo. Correr descalzo ysobre todo al principio es muyentretenido porque vas analizando elcamino y en ocasiones tienes que hacerrodeos y esquivar obstáculos que al ircalzado ni mirarías. Por ello me planteécomenzar a acudir a alguna competiciónpara ver si en ese contexto podía correrun poco más rápido. Algo parecido a loque me sucedía cuando corría conhuaraches, que en los entrenamientos merelajaba mucho y en las competicionesme aceleraba demasiado. Competirtesitúa en un momento en el que tienes quedar lo mejor de ti mismo, sea cual sea laposición en la que llegues. Acudir a una

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carrera en la que no vas a darlo todohace que pierda sentido. Para entrenarno hacer falta gastar dinero mi movilizartoda la actividad de la familia. Por ello,al menos desde mi punto de vista, ir auna carrera suponía la necesariahonestidad de llegar al máximo quepodías hacerlo en ese momento. Esopodría suponer abusar de uno mismo,pero es que en esa idea de abuso estabael esfuerzo extra. Si no te tensionas nosale nada bueno ni en las actividadesfísicas ni en las mentales. El problemaviene cuando la tensión es mayor de loque el cuerpo está preparado pararecibir y acaba rompiéndose. Conocer

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ese límite es algo difícil, incluso nopodemos estar nunca seguros de tenerlocontrolado.

F R A N C I S C OJ AV I E RR O M E R OG U E D E ,4 4 A Ñ O S . J E R E ZD E L AF R O N T E R A( C Á D I Z ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?En los comienzos, era

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una mezcla entre elconvencimiento de estarhaciendo lo correcto y laamarga sensación deestar corriendo pocoskilómetros: las ampollas,las tan dolorosaspiedrecillas, etcétera.Ahora que llevo casi dosaños corriendo descalzoy soy capaz de hacertiradas de 30 kilómetrossin problemas para lospies, correr descalzo mesupone estar concentradoen correr, además de

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sentir todas lassensaciones que recibenmis pies durante lacarrera; a la vez, todoello me lleva a corrercon una relajación ydisfrute que no habíaexperimentado nunca conlas zapatillas. Comencé acorrer descalzo comomedio para depurar mitécnica, pero te puedoasegurar que corriendodescalzo es como másdisfruto, por lo quesiempre que puedo voy

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descalzo, solo corro concalzado si esimprescindible (si es denoche, el terreno es muyagresivo para mí demomento, etcétera).

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Para mí, la principalventaja fue cambiar mitécnica de talonadorbrusco por la de pisadaplana siempre enpositivo y fluida.

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Gracias a la nuevatécnica de carrera yfluidez de la misma, cadavez corro más kilómetrosy más rápido, por otraparte, he mejorado lasmarcas que tenía con lasamortiguadas (tan solosalgo a correr 5 días a lasemana, no hagoentrenamientosespecíficos, ni series, nicuestas, ni entreno decalidad, solo salgo acorrer lo que me apetecey para casa). La

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recuperación trascualquier carreraexigente es asombrosa.La suavidad con la queaterriza el pie también esextraordinaria, ya que,cuanto más agresivo elterreno, más suaveaterrizamos (por lacuenta que nos trae).A día de hoy, el 90% detodo lo que corro esdescalzo, por lo que loshuaraches y Five Fingersque tengo me duran años,el ahorro en zapatillas es

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importante (solíacomprar de dos a trespares de amortiguadas alaño).

Página web o blog en elque seguir tus pasos.La verdad es que haypoco que seguir, tan solotengo el Facebook,abierto para todo el quequiera visitarlo ycomentar o preguntar loque sea, suelo poner unapincelada de cadacarrera.

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En estas circunstancias, me preparéuna competición especial en la que elriesgo fuese mínimo y las condicionesóptimas. Ese evento se presentó deforma casual, porque me dio laoportunidad de correr en mi lugar detrabajo, el campus de la universidad deCastellón. Era una carrera popular decinco kilómetros en un recinto cerradocon el asfalto nuevo, comenzando yterminando en una pista de atletismo. Mesentía muy cómodo ante la expectativade correr allí pues no había lugar a laexistencia de sorpresas desagradables.

Llegó el día de la competición y mesentía muy observado. Para mí lo

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importante es que esa primera carrerasaliese bien y estaba muy concentrado.El suelo, algo antes despreciado en suscualidades y características, ahora loanalizaba de forma minuciosa. Así, larugosidad, la homogeneidad oalternancia de diferentes tipos desuperficie, la suciedad, temperatura yotras menudencias eran para mí de granimportancia. Las cualidades de la gomade la pista contra mis pies, la limpieza,la distribución en olas concéntricas dela gravilla a la salida de las curvas, seconvirtieron en información sobre uncircuito tan importante como el perfil dealtitud.

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Tras calentar por la pista entremiraditas extrañadas, me situé en elpelotón de salida en su parte trasera. Notenía prisa aunque fuese una carrera.Siempre me ha animado más iradelantando corredores que salir muyadelantado y ser rebasado a lo largo detodo el circuito. Y si el tiempo no esdemasiado importante, te sientes muchomejor si en esa medición de fuerzas untanto involuntaria con los corredoresque te acompañan eres tú el que vamejor. En carreras cortas es un pocoabsurdo porque se pierde demasiadotiempo al principio, pero en aquel casopara mí esos cinco kilómetros se me

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antojaban un tanto alargados.Sin embargo todo resultó muy

rápido. Como la carrera era corta elpelotón salió con mucha vivacidad ycomencé a llevar un trote muy animado.Como me sentía bien y muy estimuladopor las sensaciones de mi estreno comocorredor descalzo comencé a acelerar elritmo y así pasé a más de dos tercios delpelotón inicial en el primer kilómetro.El resto de la carrera evolucioné conmás suavidad y no dejé de adelantarcorredores, pero ya de forma más lenta.A veces me planteo qué sentirá uncorredor calzado que no concibe que sepueda correr descalzo cuando le paso.

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Supongo que se planteará muchas dudaso pensará que estoy chalado. O un pocode todo. Muchos se sorprenden y nodejan de expresarlo soltando el primerexabrupto que les viene a la cabeza.

Llegar a la meta en mi primeracarrera descalzo fue una pequeña granvictoria pues rompí cualquier tipo detemor al respecto. Además, pude vivir lagrata sensación de que la excitación delas competiciones me hacía sentir mejorcorriendo descalzo, igual que siempreme había hecho sentir muy bien. Laexcitación de las pruebas, tanto por lacantidad de corredores, la música, latensión física del reto, como en

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ocasiones por lo imprevisible delcircuito, siempre ha sido un dopingpsicológico muy efectivo. Fueron cincokilómetros muy rápidos, muy fáciles ymuy animados. Así, nada más cruzar lalínea de meta, ya estaba deseandoinscribirme en otra competición.

Aún corrí otra prueba con sandaliascomo intermedio en la transición que mehabía marcado. Una semana después deesta primera competición descalzaparticipé en el Gran Fondo de 15kilómetros en Massamagrell enValencia. Por cuestiones azarosas estabainscrito en esta competición desde hacíaalgún tiempo, pero la distancia que

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suponía hubiese sido un salto demasiadogrande. Aunque estaba en mi inicio en lode competir descalzo, me molestó unpoco tener que abandonarla. Laconcentración que me suponía correrdescalzo junto a la excepcionalidad quesuponía en mi vida era un estado mentalmucho más intenso que volver a corrercalzado. Así que corrí sin pena ni gloriaesta competición y me dispuse a volvera mis ocupaciones con los piesdesnudos.

Mis sensaciones esos días eranexcelentes. Habían desaparecido todaslas molestias que llegué a tener por misabusos corriendo con sandalias. Mis

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gemelos y sóleos estaban impecables,cuando los meses anteriores habíatenido que estar negociando con ellospara que no me dejasen tirado. Sinembargo, estaba triturándome un tantolos pies en una progresión de distanciasimplacable en un tiempo en el que latemperatura ya comenzaba a ser alta y elsuelo estaba bastante caliente. Enaquellos días comencé a experimentarcorriendo en caminos rústicos llenos depiedras y con terreno muy irregular.Había visto vídeos de Nano PiesNegros[3] y Karim El Hayani[4]

corriendo por auténticos pedregales quedemostraban con claridad que se podía

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hacer.Esas intentonas iniciales me

sirvieron, por una parte, para constatarlo novato que era en la habilidad decorrer descalzo, y por otra, para irperdiéndole el miedo a las piedras. Medi cuenta de que pisar piedras no teníaque significar tener que hacerse dañopues había muchas formas de afrontarlo,además de muchos tipos de piedras. Asíque perseveré en correr por terrenosirregulares, aunque en alguna ocasiónme tuve que dar por vencido porque ladificultad llegaba a extremos que aún noestaba preparado para afrontar. Estosexperimentos iniciales pateando tierras

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y pedregales me fueron de gran utilidadcuando en los circuitos de las carrerasaparecían tramos complicados por sudureza, suciedad, etcétera. Al final,tienes que asumir que ni te van a barrerni te van a planchar los caminos paraque corras a gusto. Y con esa ideaintenté seguir progresando y a menudome la tengo que repetir para aceptar loque se me viene encima y no quedarmecolgado de las circunstancias.

La siguiente carrera en la queparticipé descalzo, la segunda, tambiénresultó ser un circuito óptimo en suscaracterísticas para correr descalzo.Además, se daba la circunstancia de que

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fue la misma prueba popular que corrítreinta y cuatro años atrás cuando eraapenas un adolescente. La Volta a Peu deValencia de ocho kilómetros es unacarrera que ya no solía correr porque noofrecía ningún reto en especial para mí.Solía ir con mis hijos cuando ellos laquerían correr y si podía lesacompañaba para animarlos, pero enaquella ocasión sí suponía un escalónmás en el reto de avanzar en mitrayectoria de corredor descalzo.

En esta prueba salí muy atrás y conlos más de veinte mil corredores queparticipaban supuso una lógicaralentización inicial del ritmo. Poco a

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poco, me fui situando en posiciones másadelantadas pues me sentía ligero, elasfalto era agradable y me permitíacorrer a muy buen ritmo. En los cuatroúltimos kilómetros de la carrera ibalanzado, rebasando con rapidez amuchos corredores. Y así, cuando mefaltaban dos kilómetros para terminar,mis gemelos me avisaron de que aún noestaban recuperados de mis abusosanteriores y tuve que reducir la marchaante la certeza de que si no se mecolapsarían.

Terminé a un ritmo lento y losdolores incipientes habíandesaparecido. Otra vez la prisa y otra

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vez la necesidad de tener querecapacitar sobre cómo estaba haciendolas cosas. Así, aunque llegué a la metaen un buen tiempo y con los piesintactos, mis sensaciones al respecto sevieron un tanto enturbiadas por el avisode los gemelos. Pensaba que estabablindado contra ese tipo de molestias,pero la realidad tenía otras muestrassobre la situación. Y esta era que si enlas carreras mi ritmo eradesproporcionado y muy superior al demis entrenamientos, mi cuerpo ya noaguantaba eso. De todas formas, mequedé con la idea de que había superadola prueba y había contenido la lesión

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que se asomaba, por lo que de algunaforma el resultado conjunto había sidobueno.

Con esta competición se acabaronlas pruebas protegidas y ya abrí midisposición a enfrentarme a una mayorvariedad de terrenos. Y en esa coyunturamental me inscribí a una carrera quediscurría en la población de Quartellcerca de Sagunto y que tenía un circuitoque, tanto en desnivel como en terrenos,podía ser bastante irregular. Allí meesperaba además uno de los amigos delforo Correrdescalzos, Lloreng, quiencomenzaba a dar sus primeros pasos enesta modalidad. Encontrar compañeros

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minimalistas o descalcistas siempreresultaba estimulante ya que podíamoscontrastar nuestras experiencias en unamodalidad en la que aún estábamosbastante solos.

Esta carrera tenía el agradableambiente de las pruebas pequeñas en lasque los corredores se sienten en familia,más que como un gran pelotóndespersonalizado. Y eso también se notaen un ambiente más cordial, tanto entrelos participantes como desde losvecinos hacia los corredores. Como entodas las carreras, me acompañaban mimujer Ro y mi hijo pequeño Emilito, queparticipaba siempre que había

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modalidad infantil. Estoy seguro de quenada hubiese sido igual sin su compañíay apoyo. Rosario, mi mujer, siempre meempuja a que lleve a cabo mis ideas pormuy descabelladas que puedan parecer,y de hecho fue así tanto en elminimalismo como para que medecidiese a dar los primeros pasoscorriendo descalzo.

Como no me terminaba de fiar de losdolores que tuve en los gemelos en laúltima carrera popular en Valencia, salíde los últimos en el pelotón inicial. Sinembargo, al no ser un número muygrande de participantes el grupocompacto se fue aclarando enseguida y

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pude comenzar a correr más rápido. Eneste caso, las molestias en los gemelosme aparecieron enseguida, por lo quetuve que mantener un ritmo muy cauto. Y,sin embargo, a diferencia de otrasdolencias que pude haber tenido encualquier otro momento de mi vidacomo corredor, me di cuenta de quepodía controlar la situación. Así fue y enla parte final de la carrera las molestiasmusculares habían desaparecido. Lomejor de todo es que a partir de aquellacarrera nunca volví a tener molestiasmusculares de ningún tipo ni en ningunacircunstancia. Casi medio año después,tras mucho entrenamiento en todo tipo de

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superficies, tras haber corrido pruebascortas rápidas y mucho más largas, mispiernas están limpias de molestias y nohe vuelto a sentir la proximidad deningún tipo de amenaza.

En aquella carrera la suerte fue quepude controlar los dolores muscularesporque al final de la misma existía unmuro compuesto por una enorme cuesta.Lo peor fue bajar con esa pendiente quete tiraba y tener que ir impactando conun asfalto destrozado que me machacabalos pies. Pero al final bajé, bajé másdespacio que los demás, pero allí estabaa pesar de todo, entero e ilusionado unavez más por la siguiente carrera. Cada

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dificultad novedosa en mi nueva formade correr me producía una gransatisfacción al poder superarla y, lo másimportante, aprender de la experienciapara seguir progresando.

Tras esta carrera vendría otro retoimportante: pasar a una distancia mayorcon una dificultad elevada. Mi primeracarrera de montaña en carretera, lasubida a la Cueva Santa, se meplanteaba como un reto importante: másdistancia, un día de calor, con undesnivel acumulado de más de 500metros concentrados en los últimoscuatro kilómetros y un asfaltodestrozado e hiriente en la parte más

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dura de la carrera por sus rampas.Como no tenía excesiva confianza en

mis posibilidades, la misma semana dela carrera hice un entrenamiento previoen el que recorrí todo el circuito. Losúltimos cuatro kilómetros, que yaconocía por haber participado cuandocorría calzado, en aquel momento se meantojaron un auténtico martirio. Terminéy eso me dio confianza, pero me dejóuna sensación extraña pues tenía claroque el día de la competición seríadiferente. Eran doce kilómetros, pero silo comparaba con el tipo decompeticiones de las semanas anteriorespodrían ser muchos más. De todas

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formas, verme así, avanzando sindemasiados problemas, me animabamucho y seguía agrandando mi hambrepor correr más y más.

Aunque ya no tenía ningún tipo demolestias musculares, el recuerdoreciente de las mismas me hacía serprudente en lo referente a intensidad deentrenamientos y ritmo. Esta carrerasuponía para mí una especie de broma,ya que la Cueva Santa en la localidad deAltura es un lugar típico deperegrinación de la zona. Que yocorriese descalzo podía parecer unaofrenda religiosa. Aunque no lo era nipor casualidad, me hacía gracia

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confundir tanto a muchas personas queno entendían por qué corría descalzo yque querían encontrar en este tipo derazones una explicación. En este sentido,aunque nunca he hecho apología deldescalcismo motu proprio, a quien meha preguntado nunca he tenido ningúnproblema en contarle todo lo quepensaba al respecto. Ha sido la mía unaespecie de rebelión tranquila ante lasalida de dos décadas de doloresarticulares y musculares que al menos yoahora tengo bastante claro que los puedoachacar al uso de zapatillasamortiguadas. Quizá lo que más aplacala sensación de haber sido engañado, no

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sé si a propósito o no todos estos añospor la industria deportiva, es que cuandoya creía estar perdido encontré lasolución. Una solución radical para unproblema esencial, correr o no correr.

En este ambiente deportivo concontexto religioso se inició la carrera dela subida al santuario un sábado dejunio. Como me temía, algo cambiaría eldía de la carrera y era que hizo máscalor que durante mi entrenamiento, porlo que el asfalto estaba bastante máscaliente. Así que hice una cata trotandoun poco por el asfalto del principio dela prueba y me animé a seguir adelante.Eso sí, me puse el cinto para llevar mis

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sandalias, que en aquellas circunstanciasera el seguro que más tranquilidad meaportaba. No llegué a utilizarlo, pero nopor falta de ganas. El suelo estabacaliente pero no tanto como para quemary no tanto como para dejar de correrdescalzo a las primeras de cambio. Esto,de alguna forma, es casi peor que elsuelo queme desde el primer momentoporque si no estás muy fuerte, como erami caso, te vas calentando poco a pocohasta que te saturas. Lo peor en estecaso es que el punto de saturación llegócuando peor se puso el terreno. Así,cuando comencé a subir el puerto queconducía al santuario, esos cuatro

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kilómetros últimos de asfalto desgastadoy destrozado a trozos multiplicaron susefectos sobre mis plantas recalentadas.

Sin embargo, estaba aprendiendoalgo que me ayudó a entender por qué noera necesario tener que ponerme lassandalias. Estaba comprobando que nihay caminos buenos ni caminos malos yque siempre había una forma mejor deavanzar. Eso era lo que hacía que correrdescalzo fuese tan divertido, no solo tedesplazabas por el terreno, sino queademás siempre encontrabas la mejorforma de hacerlo. Lo que pierdes envelocidad lo ganas en disfrute porque teconcentras mucho más en lo que estás

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haciendo y el dolor pierde relevanciaporque comienzas a hacer mejor lascosas y tampoco sufres tanto comocorriendo a lo loco.

Así que con estas ideas afronté elque ha sido para mí hasta ahora uno delos tramos más duros en una carreradescalza. Iba corriendo por mínimasislas de superficie menos agresiva,pequeños trozos de asfalto aún nodescompuestos del todo. Iba avanzandolento más dolido por el recalentamientoque por el hecho de estar pisando unterreno desfavorable. Metro a metro ibaganando la cumbre y aunque perdíbastantes posiciones aún quedé en la

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mitad de la clasificación general. A lameta llegué bastante cansado, pues elesfuerzo de ir subiendo y sorteando untramo tan desfavorable fue muy duro.Pero ya estaba arriba, había llegadoíntegro de pies y piernas y tenía claroque la recuperación no iba a suponerningún problema.

F R A N C I S C OM U Ñ O Z O R T I Z ,4 6 A Ñ O S .C A B E Z O D ET O R R E S( M U R C I A ) .

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¿Qué supone para ticorrer descalzo?Es otra forma de correr,igual que hay muchosmodelos de coches omotos, esto es otraalternativa, yoparticularmente no suelorecomendársela a nadie,más que nada porque temiran raro, en esto hayque autoconvencerse.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?

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Sobre todo la pasta quete ahorras, jeje. Ya enserio, no es que le vea ono ventajas, empecé porcuriosidad y ahora le hetomado el gusto, y no esque vaya siempredescalzo, tampoco vanlos boxeadores dandomamporros a todashoras, pero lo utilizosobre todo en los últimosmetros de los entrenos yde momento me va muybien.

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Página web o blog en elque seguir tus pasos.El blog eshttp://arrierosky.blogspot.com.esUn saludico.

Haber superado sin incidenciasaquella prueba me aportó una seguridadmuy grande respecto a misposibilidades. Esto, a medio plazo, meperjudicaría porque, aunque estabaprogresando muy bien, me movía enunos rangos bastante prudentes que nodebía abandonar. Así, a medio caminoentre el entusiasmo y cierta necesidad de

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contención, afronté una nueva carrera.Hacía mucho tiempo que tenía

deseos de correr una competición enAlbacete, pues a pesar de ser de allínunca había tenido la oportunidad. Asíque nos fuimos el siguiente fin desemana a mi tierra de origen. Como lamayor distancia que había corridodescalzo hasta el momento habían sidolos doce kilómetros de la subida alsantuario, no me planteaba correrdescalzo en esta ocasión. Así que mellevé un par de juegos de sandalias paraelegir la mejor según la climatología. Eldía de la carrera me encaminé solo a laavenida donde estaba ubicada la salida.

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Me encontraría con mi mujer y mi hijoen la meta. Así que allí estaba entre másde tres mil corredores en la parte traseradel pelotón calentando. Observaba elsuelo y lo veía tan liso y suave, lamañana era fresca y el circuito llano, yno pude contenerme.

Me quité las sandalias y me lassujete con fuerza en la espalda con elcordón del pantalón corto. Allí no memolestaban y no se caerían. En caso denecesidad me las podría poner sinmayor problema. Así que aproveché lascircunstancias favorables y me puse acalentar descalzo. Llegaría hasta dondellegase y me serviría como mínimo

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como un buen entrenamiento descalzo.Algunos corredores me preguntaron

si pensaba hacer toda la prueba descalzoy yo les dije con toda franqueza que nolo sabía porque era la primera queafrontaba esa distancia. Les comenté laexistencia de mi seguro con missandalias a la espalda. Me sentíaemocionado ante la expectativa deiniciar mi primer medio maratóndescalzo y que quizá incluso pudieseterminarlo. Esta situación de excepciónme llevó a ser aún más precavido de loque estaba siéndolo hasta el momento.Por ello, cuando se inició la carreracomencé con un ritmo muy suave. No me

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preocupé de ir casi parado en losprimeros dos kilómetros e inicié unatímida remontada en los siguienteskilómetros.

La superficie era muy buena en casitodo el recorrido, con algunos tramos unpoco más picantes, pero en general meestaba desenvolviendo muy a gusto. Misfuerzas estaban a pleno rendimiento yme sentía sobrado de energía, por lo queeste conjunto de impresiones ysensaciones me fue llevando haciaadelante en el pelotón. Desde la salidahasta la llegada a meta rebasé de formaprogresiva a más de mil quinientoscorredores, llegando a ritmos que hacía

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muchos años que no podía permitirme enuna prueba de larga distancia. Mis piesno mostraron ningún síntoma de abrasiónni cansancio y mis piernas no me dieronningún aviso problemático. Después demuchos años de problemas físicos paracorrer, poder terminar un medio maratóncon esas sensaciones parecía unafantasía. Lo bueno es que era real.

El salto que en mi progresión supusocorrer de una vez casi el doble me diomucho ánimo, incluso demasiado.Estaba conculcando los principios deuna buena transición basados en dejar delado las prisas. La suerte es que demomento no había tenido problemas.

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Así, la guinda para acelerar aún más mimotivación vino con la participación lasemana siguiente en una carrera muchomás corta, una competición de una millaen mi localidad. No es que hiciese unagran carrera, el año anterior habíacorrido algo mejor, pero me dio paraquedar segundo en mi categoría y subiral podio descalzo me daba la sensaciónde que estaba muy bien.

En realidad, todo iba a pedir deboca porque en poco más de dos mesescorriendo descalzo había conseguidomuchas cosas. Objetivos que antes deiniciar ese tránsito hubiese pensado queno habrían sido posibles. Estaba claro

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que haber trabajado la musculatura en elprimer periodo minimalista me habíaayudado a que correr descalzo nosupusiese un gran cambio en sumecánica. La parte más afectada era lapiel de las plantas. En ese aspecto,aguantaba bastante bien, pero despuésde cada entrenamiento o competicióntenía una sensación de ardor intensa queaplacaba con los masajes que meproporcionaba con todo cariño mimujer. Con el paso del tiempo esasensación de ardor desapareció, aunquepor supuesto no renuncié a los masajes.

A pesar de esas sensaciones deardor iniciales que con claridad me

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mostraban que las plantas de mis piesaún no estaban adaptadas, por lasexperiencias en las pruebas anterioresmi ambición había crecido mucho. Y conesas sensaciones me embarqué en lasiguiente competición, una pruebapopular de diez kilómetros enAlmussafes. Esa carrera era especialpara mí porque fue la primeracompetición de fondo que hice en lamodalidad minimalista. Como me sentíamuy capaz, me planteé mejorar el tiempoque hice con huaraches el año anterior.Tenía que mejorar los cuarenta minutosde la anterior edición y ademásrealizarlo en las mismas condiciones,

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saliendo desde atrás del pelotón desalida.

Salí muy animado, pues tanto elambiente como el circuito me resultabanmuy favorables. El suelo estaba caliente,aunque no demasiado, por lo que meconfié. Sería la carrera larga más rápidaque correría con gran diferencia. Correrpor debajo de cuatro minutos porkilómetro en aquellas circunstanciassuponía en cierto modo algo similar alsalto de distancia que hice de los doce alos veintiún. No logré mi objetivo porun minuto de diferencia. Estabacontento, excepto por algo importante,en la planta, a la altura de la almohadilla

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bajo los metatarsos, apareció una granampolla sanguinolenta que casi ocupabaun tercio de la zona.

En principio, no dolió más de lo queme preocupó. Todo indicaba que habíarebasado una línea roja bajo la planta demis pies. Mis piernas estaban máspreparadas por la fase minimalistaprevia que mis pies, que acababan desalir del cascarón. Los días siguientes,cuando se redujo la inflamación, volví acorrer con cuidado, sin grandesproblemas. La sangre se fue secandopoco a poco y parecía que aquello nosupondría un gran problema. Aunque nome sentía muy seguro, como ya estaba

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inscrito para otra prueba de diezkilómetros a la semana siguiente mepresenté para correrla. La impresión queme producía la gran ampolla negra bajomi pie derecho me bajó las ambicionesen competición a la mera supervivencia.En aquella prueba corrí muy tranquilopero el suelo estaba muy caliente y mipie empeoró. La ampolla negra casidobló su tamaño y el ardor que sentíaera insoportable. Llegué a meta y mimujer me recogió casi como si fuese unherido de guerra, cancelando los planespara esa noche y llevándome a casa adescansar.

Al día siguiente, sentía mis pies

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desequilibrados, el izquierdo como si nohubiese pasado nada y el derecho muymaltrecho. Ya venía notando que todaslas posibles penurias acababanconsolidándose por la diestra y eraevidente que era más fuerte en esapierna y así mismo el mayor desgasteera ahí donde lo tenía. Pero eso no habíasupuesto ningún problema hasta queacumulé los abusos que me llevaron aesa situación. Así que permanecí unoscuantos días sin correr hasta quedesapareció la inflamación y se fuereabsorbiendo la ampolla gigante.

Pasaría bastante tiempo hasta quevolviese a participar en una

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competición. La piel muerta de laampolla se fue cayendo poco a poco,dejando a la vista otra nueva. Eseproceso regenerativo no tardódemasiado, unas dos semanas. Hasta quese completó, la piel muerta protegía lazona y con calma volvía a poderentrenar descalzo. Cuando fuedesapareciendo entre los trozos que serompían por sí mismos y los que yo mearrancaba de forma compulsiva, correrdescalzo se convirtió en un suplicio. Eracomo si llevase dos pies diferentes, unoel izquierdo, bien entrenado para correren cualquier superficie, y el derechohipersensible a cualquier irregularidad.

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Tuve que hacer otro periodo dereadaptación dado lo indefenso que mesentía con una zona tan delicada en esepie. No fue un reinicio completo, pero síun gran paso atrás.

Estuve tres meses, julio, agosto yseptiembre, alejado de lascompeticiones y madurando contranquilidad, esta vez sí, elfortalecimiento de mis pies y laadquisición de fondo y resistencia en losmismos. Me había planteado comoobjetivo correr el maratón, en concretoel de Bilbao, que en ese año era el 19 deoctubre. Al final no podría ser, pero aunasí fue una buena idea tener un objetivo

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a largo plazo.Una vez que pasó la etapa de

desequilibrio sensitivo entre mis pies,vino un tiempo de puro disfrute en losentrenamientos. Cada vez sentía máspoderosos mis pies sobre terrenos de lomás diverso. Salía a correr cada vezmás confiado sin temer encontrarmetramos dificultosos. En realidad,buscaba que los hubiese y llegué a trazarentrenamientos que discurrían porauténticos pedregales[5].

Aunque luego vendría laconsecución de objetivos estimulantesvinculados a la participación encompeticiones, esta fue una fase de

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crecimiento única por la enormesatisfacción que tuve al sentir cómomejoraba día a día. Notaba que los piesse iban adaptando cada vez a un mayornúmero de terrenos y que no solo notenía dolor por atravesar superficiesagresivas, sino que además mivelocidad de paso por los mismos se ibaincrementando de forma natural. Lasplantas de los pies se estabantransformando en una superficie que merecordaba a los neumáticos de loscoches, resistente y a la vez flexible.Aunque con alguna incidencia, en pocosmeses mi cuerpo estaba incorporandocon bastante rapidez las pautas y

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características de un corredor descalzobien adaptado. Que el correr descalzo esun rasgo natural humano se demuestracon la facilidad con la que nosadaptamos en pocos meses a pesar dehaber tenido los pies enlatados yaislados durante muchas décadas.

G U S T AV O ( L AG A Z Z A L A D R A ) ,4 0 A Ñ O S .T E N E R I F E( C A N A R I A S ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?

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Soy un humildeaficionado que solo llevatres años en esto delrunning popular, y quedespués de muchísimosaños de sedentarismo medecidí a salir a correrpersiguiendo la sanaintención de llegar a los40 años con un mínimode forma física. Lasprimeras sesiones fueronbastante nefastas por misusuales dolores derodilla, producto de losaños de baloncesto de mi

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juventud, así queaproveché ese momentode sacrificio inicial porel que todo corredorpopular pasa en suscomienzos parareaprender a correr,esperando que así se mealiviaran aquellasmolestias. Durante losprimeros meses corrídescalzo a menudo, peroya hace bastante tiempoque solo lo hago deforma puntual,dependiendo de las

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ganas, la superficie o elmomento; normalmentecorro en sandalias o enzapatillas minimalistaspuras.Como suelo decir, elcorrer descalzo para míno es el fin, sino elmedio, y gracias a esosprimeros meses deaprendizaje y adaptaciónfísica (y psíquica) nuncamás supe de aquellasmolestias en las rodillas.Hoy por hoy, después deestos tres años

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barefoot/minimalista,soy un corredorprácticamente igual demediocre que alprincipio, peroinfinitamente más feliz.Correr descalzo significó«el principio de todo»…

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Creo que a priori, noexiste una ventaja clarade correr descalzo frentea hacerlo calzado. Mi

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opinión es que no se tratade lo que llevemos (o nollevemos) en los pies,sino de cómo corramos,es decir, nuestra técnicade carrera.Por supuesto, soy de losque opino que cuantomenos interfiera ennuestra carrera(entendiéndose como talcualquier tipo decorrector de pisada osoportes de arcoplantar), mejor podremosdesarrollar la natural

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capacidad humana decorrer, pero tambiénpienso que haysuperficies que requierende algún tipo deprotección (por mínimaque sea) que nos libre deabrasiones excesivas enlas plantas de los pies.Por otro lado, yobviando losinnumerables estudioscientíficos que avalanlos beneficios de correrdescalzo, simplementeme quedo con las

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sensaciones que producehacerlo. Solo basta condescalzarse y correr unosmetros para que todorecobre sentido, para quetodo vuelvaa su sitio y para que nosdemos cuenta conextrema claridad de quenuestros pies estánhechos para correr sininterferencias entre ellosy la superficie. Es másuna cuestión casiespiritual que deportiva,y solo los que lo han

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probado serán capacesde entender estacuestión.

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A pesar de esta adaptación, quepodríamos llamar virtuosa por lasexcelentes sensaciones que meproporcionaba, la prolongación de ladistancia que podía correr descalzo fuemucho más lenta de lo que imaginé. Esta

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adaptación a la distancia estaba muycondicionada por los factores externos,dureza del terreno y temperatura.Durante bastante tiempo me costórebasar los quince kilómetros cuandoestas circunstancias eran desfavorables.Aunque no quería tener que establecermuchas excepciones, para poderentrenar en ocasiones me veía tentado abuscar un circuito más favorable parapoder seguir sumando kilómetros a mispiernas. Pero terminé comprendiendoque no habría atajos, que era más unacuestión de tiempo acumulado bajo mispies y luego sería más fácil sumarkilómetros.

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Con esa tranquilidad y gracias a lasvacaciones pude disfrutar deentrenamientos en lugares muy hermososque aún me lo parecieron más al poderestar en contacto de una forma másdirecta con ellos. De lo que me he dadocuenta es que la memoria de losentrenamientos y las competiciones latengo muy presente y detallada. Laconcentración precisa para poder correrbien descalzo hace que te fijes enmuchos detalles. En cada paso absorbesel terreno por la vista y al mismo tiempoestás pendiente de cada movimiento decada elemento que pueda afectar a tudesplazamiento. Esa tensión de los

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sentidos solidifica toda esa informaciónque se asocia a un sensor increíble antescegado bajo capas y capas de plásticosy cauchos.

Con la llegada del otoño y tras habercomprobado que la progresión en midistancia de fondo no era suficiente paraacometer el maratón en octubre medediqué a objetivos más humildes,aunque no menos interesantes. Así, lasegunda semana de octubre volví acompetir después de bastante tiempo yparticipé en el Gran Fondo de Paternade quince kilómetros de distancia. Mesentía sólido y fuerte, aunque no muyrápido. Era la primera vez que corría

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allí por lo que no tenía ni idea de quétipo de circuito me encontraría, así queinicié la carrera con prudencia para ircalentando los pies poco a poco.Participaban unos dos mil corredores,por lo que al seguir mi costumbre desalir al final del pelotón fui muyacompañado durante la duración de todala prueba. El trazado era algo sinuosotanto en pequeñas cuestas, como en lasdiferentes calidades del terreno. Esto seconvirtió en una situación sorprendentecuando a mitad de prueba apareció untramo de unos quinientos metros decamino pedregoso. Lo gracioso en aquelmomento es que los corredores que me

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acompañaban esperaban que measustase y me detuviese, y lo quesucedió es que comencé a correr aúnmás deprisa. Mi entrenamiento porcaminos no había sido en balde y de esaforma aún pude disfrutar más de laprueba al superar una dificultadimprevista. Algunos corredores sesorprendieron de que pudiese atravesaraquel tramo. A mí eso no me sorprendió,lo que lo hizo fue que pudiese hacerlo aun buen ritmo. La tensión de lacompetición y la concentración sesumaron para que pudiese dar lo mejorde las habilidades que había estadodesarrollando.

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Terminé aquellos quince kilómetroscon mucha soltura y, lo mejor de todo,intacto. La mejor sensación que hetenido en todo este tiempo es que alcorrer descalzo todo estaba bien y poreso mismo al terminar losentrenamientos no había problema. Lassensaciones de cansancio y pesadez sedisolvían antes y los agarrotamientos ocualquier tensión muscular no existían.Llegar al final de una carrera y volverrelajado a casa sin la sensación de quehas machacado tu cuerpo, sino que lehas dado un momento intenso peronatural, es algo fantástico en contrastecon las sensaciones anteriores.

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Ya me había embarcado en la ola decarreras de otoño y puse en marcha elcalendario con las que me resultabanmás interesantes. Por lo general,prefería carreras de perfil urbano demedia a larga distancia. Así comencé adisfrutar de nuevo las carreras sin máspretensión que tener una buenaexperiencia. Hice una lista de lospróximos medios maratones que habíaen un radio de unos cien kilómetros.

Entre tanto, introduje una novedad enmis entrenamientos. Se puede decir quenunca había hecho otra cosa que correrde una forma bastante espontánea ynatural. Esta forma de entrenar me había

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permitido hacerlo por lo general abuenos ritmos, incluso a muy buenasvelocidades cuando era más joven. Peroentonces notaba que me estabaralentizando mucho. Correr sorteandoobstáculos puede ser divertido pero nodeja de ser un freno y yo me estabaacostumbrando a correr despacio,demasiado para mi gusto. Así que,aprovechando mi facilidad de acceso alas pistas de atletismo de miuniversidad, comencé a realizar algunasseries para romper esa tendenciaralentizadora. Para mí satisfacción, pudecomprobar que podía progresar biencuando no tenía que estar demasiado

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pendiente del terreno y que ni mis piesni mis piernas se resentían por ello.Esos entrenamientos lentos perodinámicos, con movimientos sinuosos alo largo del terreno, habían fortalecidobien mis piernas y en una carreracontinua y rápida respondían a laperfección.

La siguiente carrera que supuso unreto importante en mi progresión fue elmedio maratón de Valencia. Estaba muymotivado y me agradaba la idea de queel firme pudiese ser muy bueno por laexperiencia anterior en la Volta a Peu dela misma ciudad. Pero resultó que lamayoría de las calles por las que

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circulaba esta prueba tenían un asfaltobastante áspero y deteriorado por elabundante tráfico. Mi suerte fue queestaba ya muy adaptado a firmesdifíciles, ya que en otras circunstanciasesta prueba hubiese sido muycomplicada de finalizar. Pero era unacompetición muy animada con más dediez mil corredores, con una energíacontagiosa que recorría todas las callesy con el aliciente de que era mi ciudad,en la que me había criado, y eso siempreresultaba una motivación añadida.

Yo me deslizaba por las calles deValencia con zancadas cortas y ligeras,impactando con ligereza contra el

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asfalto tormentoso. Pero eran muchosmiles de impactos y a partir delkilómetro quince comencé a sentirmemuy cansado del gran esfuerzo queestaba realizando para asimilar ladureza del terreno. Tuve la suerte deencontrar a corredores conocidos a lolargo del trayecto. Con lasconversaciones que mantuve pude pasarmuchos minutos abstraído del martirioque estaba suponiendo para mis piescorrer por aquel aglomeradoestropeado. En algún trayecto me sentíacomo una rana en una sartén al rojo vivodando saltos alocados para dejar atrásun trayecto machacador.

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Llegué. Calculé antes de empezarque haría un tiempo mejor que el quetuve en mi primer medio en Albacetepero por la dureza del terreno fue ochominutos mayor. Aun así, acabé feliz.Intacto una vez más a pesar de lo quepara mí fue un recorrido muycomplicado. Esta vez me sentía algo másmachacado, pero unas pocas horasdespués ya no quedaba la más mínimamolestia ni un cansancio especial. Teníaconciencia de lo difícil que era y sobretodo de que mis pies podían ya con esoy seguro que con más. Mis expectativassonreían, pues estaba comprobando quecon la cabeza fría y con el entrenamiento

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de endurecimiento que llevaba a cabopodía afrontar obstáculos muycomplejos.

A esa carrera ya acudieron muchosmás corredores minimalistas que enotras ocasiones. En cosa de un año elminimalismo se estaba extendiendomucho como una práctica de salud paracorrer. Resultaba muy atractivo corrercon poco para correr más y mejor.Aunque no resultaba muy sencillo paracomenzar, al final resultaba una claraventaja. Todos los corredores que habíaconocido en el transcurso de estos casidos años que se habían pasado alminimalismo habían mejorado tanto su

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forma como sus resultados. Lo mejoralrededor del mundo del minimalismoera la sensación de alegría quetransmitían esos corredores que habíanabandonado sus problemas de lesiones.

La siguiente prueba sería el mediomaratón de Gandía como penúltimo pasohipotético antes del maratón deCastellón en diciembre. Mis buenassensaciones me hacían considerar estaposibilidad como un entorno adecuadoen fechas posibles. Serían Gandía y elmismo medio maratón de Castellón dosmomentos adecuados para testarmeantes de iniciar unos entrenamientosestratégicos que me predispusiesen para

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abordar mi prueba favorita.En las dos semanas que dispuse

hasta la prueba de Gandía practiqué porprimera vez una rueda de entrenamientoen la que combinaba fondo en carretera,fondo en caminos rústicos y series enpista. Esa variedad se me hacía muchomás amena y notaba cómo me fortalecíay mejoraba con claridad como corredor.Siempre había sido muy apáticorespecto a introducir en misentrenamientos algo que fuese salir acorrer sin más. Mi simpleza en esteaspecto solo se veía alterada por miinterés en ir cambiando recorridos quepor sus diferentes características sí que

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suponían un desempeño físico distinto.Todo esto introdujo una vivencia másrica en mi autopercepción comocorredor. Ya no solo era el corredor defondo tragamillas, también era uncorredor más rápido y uno todoterreno.Todo esto germinaba como algo que enesas diferentes vertientes se combinabaen el camino para ser un corredor máscompleto. Tantos años sometido al frenoriguroso de las lesiones me habíanllevado a evitar aspectos más intensosdel correr y veía lo abrupto y lo velozcomo algo que traería problemas en misituación. En mi evolución descalzaestas posibilidades se abrieron con toda

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naturalidad y supe que en la variedad nosolo no había peligro, sino que meaportaba la posibilidad de fortalecermey mejorarme.

Llegó el fin de semana para correrGandía y me lo tomé como unas mínimasvacaciones acudiendo con Ro un díaantes para disfrutar del veranoprolongado que estábamos viviendo enel otoño de 2013. Nunca había corridoen esa población y eso siempreresultaba ilusionante. La temperaturaanómala que estábamos viviendo megeneraba cierta preocupación porque lacarrera salía un tanto tarde, a las diez ymedia de la mañana. Con ese horario era

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fácil imaginar que terminaría después demediodía por lo que al asfalto le habríadado tiempo de sobra de calentarse. Misexpectativas sin embargo eran buenas,porque los últimos entrenamientoshabían sido excelentes en sensaciones yme sentía alegre de poder ir a carrerassin las viejas preocupaciones de sipodría lesionarme o no.

La mañana de la carrera, aunquehacía calor, no resultó tan ardiente comopodía temer. Los cerca de dos milquinientos corredores se arremolinabananimados trotando para calentaralrededor del estadio de atletismo de lalocalidad. Como siempre, hubo muchas

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miradas y comentarios acerca de lasituación de mis pies. En esascircunstancias se nota que algunaspersonas me querrían preguntar pero portimidez no se terminaban de animar y losque lo hacían muchas veces erarecurriendo a motivos chistosos comovía de introducción. Pero en estaocasión la sorpresa que descubriría mástarde es que no estaba solo en esasituación.

Como de costumbre, salí desde laparte de atrás del pelotón para iravanzando posiciones de forma lenta.De esta manera me servía como doblecalentamiento, ya que así mis pies

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también se iban acostumbrando mejorque si salía más rápido desde un primermomento. La novedad se hizo presentepronto porque en los numerososcomentarios que escuchaba del públicoescuché muchas veces «mira, otrocorredor descalzo». Fue una sorpresa.Aún no había conocido a otro corredorque compitiese descalzo por las carrerasa las que solía acudir. Mientras corríaintentaba otear más adelante los pies delos corredores para ver si podía verlo,pero resultó que iba mucho másadelantado.

La carrera fue muy atractiva porquetuvo una gran variedad de escenarios,

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con especial predilección por mi partedel recorrido por el paseo marítimo. Miritmo fue más vivo que en el pasadomedio de Valencia e iba pasando por laszonas de control con mejores tiempos.Al llegar al último control que había enel kilómetro diecisiete me di cuenta deque el cordón que había usado para fijarel chip de control de paso a mi tobillose había soltado y lo había perdido, porlo que me detuve para hablar con unapersona de la organización. Me indicóque siguiese, tomando nota de mi dorsal,y que le contase al personal en meta loque había sucedido.

Parecía todo arreglado, pero el

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incidente y el parón me dejó un pocodescompuesto. Perdí el ritmo y al mismotiempo se me comenzaron a saturar lasplantas de los pies. Ya se notaba más latemperatura y en los últimos kilómetrosíbamos por calles céntricas con unosadoquines nuevos con bordes muyafilados. En esos cuatro últimoskilómetros perdí muchos minutos. Aunasí llegué por debajo de la hora cuarentaminutos en tiempo real, lo que suponíauna reducción de unos ocho minutosrespecto a la última media y la mejorade la marca que había hecho enAlbacete. A pesar de las sensaciones untanto desagradables de los últimos

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kilómetros, estaba claro que mejoraba yeso me levantó el ánimo.

En la zona de descanso me encontrécon mi amigo Ángel, quien habíaterminado con sus huaraches en untiempazo de una hora veintidós minutos.Su progresión en los últimos años habíasido increíble y me alegré mucho por él.No pude ver al otro corredor descalzo,pero sí quería averiguar quién era y aser posible ponerme en contacto con él.Comprobé que había terminado laprueba en unos estupendos noventa y unminutos, que para ir descalzo suponía yauna clara adaptación.

Como había perdido el chip, al

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llegar a meta fui a hablar con losresponsables de la organización sobre losucedido; me comprometí a pagar sucoste de tal forma que cuando merecuperase volvería a arreglar ese tema.Cuando me acerqué después, buscando ala persona con la que había hablado,esta no estaba presente y un señor queparecía el responsable de todo meatendió. Le expliqué lo sucedido,dispuesto a entregarle los doce eurosque me habían dicho que valía la pieza.Estaba buscando dónde cambiarmecuando me miró los pies y me preguntósi había corrido así. Le dije que sí y quepor ese motivo había perdido el chip, al

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soltarse el cordón que llevaba en eltobillo. Se negó a que le pagase nada,pero me dijo que esperaba verme denuevo el año siguiente y que si veía a lapersona que buscaba que le dijese queya había hablado con el presidente delclub. Por una parte me supo mal perderel chip, pero por otra me alegró esepequeño privilegio otorgado por correrdescalzo. Volveré en la próxima ediciónporque todo mereció la pena.

Mi siguiente prueba marcó unainflexión muy favorable y tuvo lugarademás en el lugar que más meinteresaba. El diez de noviembreparticipé en el medio maratón de

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Castellón en su trigésima edición.Corría en casa con muchos amigos, enun terreno que conocía y que formaríaparte de la prueba que ansiaba correr unmes después: el maratón de esa mismaciudad. El cambio vino porque misresultados mejoraron de forma sensibleen todos los órdenes.

En esta prueba decidí dejar decorrer por sensaciones y me propuseestablecer una horquilla de ritmos entrelos que debía moverme a lo largo de laprueba. La enorme suerte de podercontar con un reloj cronógrafo con GPSaporta una posibilidad de control delritmo en carrera continua que al menos

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para mí resulta casi milagroso. Siemprehe sido un corredor muy impulsivo,hasta el punto de que en la mayoría delas competiciones siempre encontrabami tope de fuerzas unos cuantoskilómetros antes de llegar a la meta, porlo que mi estilo de competir solía ser eldel penitente sufridor. Lejos de tenerningún tipo de querencias hacia elmasoquismo, esa forma de correr mealejaba de la saludable sensación decontrol que el deportista de fondosiempre necesita. Pero con la aparicióny popularización de precios de losdispositivos GPS para hacer deportepude ir ordenando poco a poco mi

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rendimiento en las competiciones. Eneste medio maratón fui muy disciplinadoy eso me ayudó por una parte a dosificarmuy bien mis fuerzas y a conseguir unbuen objetivo en tiempo final, bajandomás de siete minutos el tiempo de laanterior y llegando muy entero.

Esa entereza tenía toda la dimensiónque un corredor puede desear, llegar confuerza y llegar intacto. Mis piernas y mispies estaban perfectos. No había tenidola saturación de las pruebas anteriores yeso me ilusionó mucho, pues memostraba que el límite ya era claro másallá del medio maratón, por lo queplantearme correr el maratón a un ritmo

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suave era cada vez más factible.En ese momento estaba ante la duda

de si seguir las siguientes semanasentrenando haciendo largos, con elproblema que suponía poder correrlosdescalzo en terrenos poco favorables, ola de terminar de entrenar corriendo deforma intensiva medios maratones encondiciones favorables aunque conmenos distancia y tiempo. Opté por lavía de tomar el medio maratón comobase sobre la que construir unentrenamiento de calidad para el entero.Así que apoyé esas últimas semanas enalguna salida de veintiún kilómetros y enel medio maratón de Benidorm y el de

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Algemesí justo una semana antes.En Benidorm seguí mejorando

tiempos y sensaciones en un entornoideal para ello. Además, pude conocer aÓscar, otro corredor descalzo con quiencompartí un buen rato de conversación.Encontramos también a colegas del forode Correrdescalzos por lo que aquelloparecía una pequeña concentración deminimalismo. Cada vez encontraba máscorredores que habían abrazado estaforma de correr y esa percepción crecíasemana a semana.

Para la última carrera antes delmaratón, en Algemesí, estaba expectantesobre cómo me encontraría, ya que no

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quería tensar tanto como para arriesgarde cara a mi objetivo, pero sí quería quesupusiese un esfuerzo suficiente comopara fortalecerme un poco más. Y lo fue,demasiado, la verdad.

En Algemesí, en el medio maratóndel Samaruc estuve al borde deinhabilitarme para correr el maratón. Enun día de bastante frío y viento se meincrustaron en los pies esos veintiúnkilómetros. El asfalto ni era el más maloni el mejor, suficiente para pasar bien.Pero, ya fuese por el frío o por la fuerzaque tuve que hacer contra el viento,cuando llegué a la meta me sentí muymaltrecho. Intenté dar un buen

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rendimiento y no conté que con lascondiciones de mayor dureza del día esosuponía un sobreesfuerzo. Durante todoese día apenas pude andar bien y metemía lo peor, aunque el dolor fuecediendo poco a poco y tras dos días dedescanso pude hacer un entrenamientosuave sin mayor problema.

Como al día siguiente de la carreraya notaba que los efectos dolorosos ibana menos, di el temido paso de pagar lossesenta y cinco euros de la inscripciónal maratón de Castellón para el domingosiguiente. Había pagado demasiadasveces la inscripción al maratón para que

una lesión de último momento

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echase todo a perder, toda lapreparación y planes de viaje. Ese temores algo que ya no te puedes quitar enadelante y ahí seguía. Pero en estaocasión todo parecía indicar que estavez sí la correría. Incluso me atrevía apensar que esta la iba a disfrutar comonunca. Solo faltaban unos días paracomprobarlo.

J O A Q U Í NC A T A L Á NB E R G A ,5 9 A Ñ O S .B E N I C Á S S I M

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( C A S T E L L Ó N ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Haber conseguido unameta que inicialmente fuede pura y simplecuriosidad por saber sisería capaz, y que poco apoco se fue convirtiendoen el encuentro con unamanera de correr, en lacual disfrutas corriendocomo nunca antes lohabía hecho.

¿Cuál es la ventaja más

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clara de correrdescalzo?Para mí, la satisfaccióndel agradable y sensorialcontacto con el suelo delas plantas de los pies; almismo tiempo, lasorpresa de no habertenido ninguna lesión nimolestias de rodilla, nide fascitis plantar —molestias que eranbastante habituales en míen los años anteriores—desde que corro descalzoo minimalista (primero,

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unos 2 años minimalista,y desde hace casi un añodescalzo).

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CAPÍTULO 3:MINIMALISTA O

DESCALCISTA. ¿OLO MEJOR DE

AMBOS MUNDOS?

Podría dar la sensación de que, alabordar la modalidad descalza comoforma de correr, de alguna manera leresto interés al minimalismo. Enprincipio, solo por mi introducción alminimalismo correr descalzo seconvirtió en una opción. Aunque hay

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diferencias importantes, sobre todo en loque supone respecto a la protección porcorrer con calzado o no, losfundamentos son similares. Creo queademás lo más interesante es aprovecharlas ventajas que en cada circunstancia teofrece una modalidad u otra. Pero en elfondo lo importante es la pisada, elhecho de que, tanto en la vía minimalistacomo descalzo, el que trabaja laamortiguación es el pie y ningúnelemento interfiere de forma relevanteen este hecho.

No me corresponde a mí entrar avalorar los aspectos biomecánicos ymédicos de correr sin amortiguación y

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de lo negativo de correr con esta. Por laparte científica, los estudios del doctorLieberman y sus colaboradores en laUniversidad de Harvard[6] ya son másque reveladores. Y por otra parte mihumilde pero intensa experiencia es aúnmás esclarecedora para lo que yonecesito. Dos años después deabandonar el calzado amortiguado ytodos los elementos auxiliares, comoplantillas personalizadas, mis piernasestán como recién estrenadas. Mis piestienen una fortaleza inimaginable en otrotiempo. Ahora, tras duras competicioneslas secuelas de sobrecargas, etcétera,son mínimas. Con anterioridad me sentía

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como un corredor con piernas de cristal,siempre a punto de romperse en milpedazos, algo que a menudo sucedía,incluso comenzaba a suceder de formacontinua.

Se supone que el calzadoconvencional para correr te compensalos impactos (amortiguación), conducetu pie para que la forma de incidir sobreel suelo sea la más equilibrada,corrigiendo supuestos defectos desupinación o pronación (control), y teprotege de los elementos agresivos de lasuperficie. La realidad es que para laabsorción de esos impactos el pie yaestá preparado de forma óptima. La

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pisada se equilibra con naturalidad porsí misma en la estructura conjunta delpie y la pierna. La protección yaislamiento del calzado amortiguado estan grande que al final pierdes una formarica e intensa de sentir el mundo.

Cuando comienzas a correr sinamortiguación y son tus pies los quesoportan el grueso del trabajo te dascuenta de lo bien diseñado que está eseórgano para cumplir su función. No soloeso, todos los aditamentos artificialesutilizados para cubrirlo comienzan aparecerte cada vez más toscos eimperfectos. Sin embargo, la adaptacióninicial puede ser complicada porque al

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haber tenido tantos años los piesenclaustrados entre algodones, estos sonincapaces de resistir la más mínimaagresividad del exterior. En ese sentido,iniciar la transición protegiendo el pie,en concreto la planta, tiene una granutilidad. Fueron en mi caso loshuaraches y las sandalias los que meproporcionaron la protección necesariaen la planta y una buena sensación delibertad por la parte superior.Acostumbrarme a esa posición tanabierta del pie supuso que ya no meapeteciese volver a cubrírmelo conzapatillas, aunque fuesen minimalistas.Sin embargo, tengo muy claro que

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existen modelos de zapatillas quepermiten una gran libertad en elmovimiento y trabajo del pie y que porlos testimonios de otros corredores séque son muy cómodas de llevar.

Para mí, la protección es lo másimportante que un calzado minimalistatiene que ofrecer a un corredor. Eldiseño natural supone facilitar que el pietrabaje sin obstáculos o con los mínimosposibles. Así, el corredor minimalista,cuando comienza a serlo, vaincorporando una nueva dimensiónsensorial a través de sus pies. Eso setrasladará en ocasiones de forma algodolorosa, porque se comenzarán a

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mover músculos y tendones atrofiadospor la falta de uso, en otras por el placerde sentir que nos movemos mejor: hayuna armonía que comienza con másclaridad a ras de suelo y que procede dela liberación de lo que podríamospensar como un punto ciego en elcuerpo. Corremos sobre nuestros pies,pero con el calzado convencional pareceque lo hacemos sobre nuestraszapatillas, que han ido alcanzando unenorme protagonismo. Las sucesivascapas de tecnología que secomplementaban, superponían y que searrogaban el papel salvador e impulsorde nuestras piernas ocultaban al pie. Si

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lo pensamos, cuando visualizamos a loscorredores siempre pensamos en laszapatillas como un elementoinsustituible, pegado al cuerpo, como sifuese una prótesis que nuestros genesolvidaron incorporar a nuestro bagaje.Por tanto, acabamos considerando anuestros pies como una parteincompleta, imperfecta y un tantoabsurda por su aparente inutilidad ennuestro cuerpo. Aunque en el fondo tequeda la sensación de que parecementira que el ser humano haya pasadotantos milenios sin poder correr ante laausencia de tanta tecnología de soporte.Y, la verdad, da un poco de miedo

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pensar que uno se autoengaña o se dejaengañar con tanta facilidad.

Sin embargo, cuando te inicias en elminimalismo y, como en mi caso, através de los huaraches, los piescomienzan a recuperar un lógicoprotagonismo. Ver cómo los piestrabajan en todo tipo de superficies,cómo los dedos, esos gordezuelos einútiles apéndices, se expanden pararecoger el aterrizaje y ayudar aequilibrar la pisada, te permite entendermejor muchas cosas. Con posterioridad,conforme se van fortaleciendo, tienes lavivencia de su protagonismo real ydisfrutas al constatar lo bien que

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funcionan en su cometido. En muchasocasiones le comentaba a mi mujer queme sentía como si me estuviesetransformando en un animal porquenotaba cómo bullían, en ocasiones deforma dolorosa, los músculos y lostendones, como queriendotransformarse. Estas sensaciones semultiplican en intensidad cuandocomienzas a correr descalzo.

¿QUÉ ES ELMINIMALISMO?

Si tenemos que aportar una definición deminimalismo y nos basamos en el origen

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de la expresión, nos centraríamos en laidea de conseguir un fin con los mínimosmedios. Esta expresión, trasladada almundo de los corredores, podríamosplantearla en el uso de un calzado queinterfiriese lo mínimo posible en elmovimiento natural del pie. Por logeneral se plantean esas característicasen un calzado que no tenga inclinaciónentre el talón y la puntera, lo que sesuele llamar 0% de drop. También seplantea que el grosor de la suela no seasuperior a los diez o doce milímetros,aunque existen de cuatro o menos.Además se da por hecho que no hayningún mecanismo interno de control de

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la pisada o de amortiguación añadida. Síse aceptan elementos de agarre, comodibujo o tacos en la suela.

Resulta razonable pensar que cuantomás delgada sea la suela y menos detodo tenga dicho calzado másminimalista será. Desde ese punto devista, el calzado extremo en elminimalismo serían los huaraches conuna suela muy fina lo que más seaproximaría a esa máxima libertad delpie. El resto de composiciones decalzado cubierto, con otros grosores desuela, suele recomendarse a laspersonas que están empezando o correnpor terrenos muy exigentes, como en el

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caso de carreras de montaña.En esa búsqueda de una mayor

naturalidad en la pisada comoaproximación a la sensación y mecánicade correr descalzo podemos encontrarprocedimientos y actitudes muydistintas. Estas suelen estar ligadas a lasituación desde la que se acerca elcorredor a este planteamiento. Es muydiferente hacerlo desde una situaciónproblemática en la que se padecenlesiones o dolencias en las piernas y sebusca una solución para las mismas, quehacerlo como una forma de experimentarpara mejorar sus marcas.

Los que comienzan desde una

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situación de penuria por las lesiones nosuelen darle mucha importancia al hechode tener que usar calzados minimalistaspara comenzar poco a poco. Estos, entrelos que me incluyo, ya partimos de ceroy todo avance es mejora. El tener que irdespacio, incluso muy despacio alprincipio, está asumido y cualquiersigno favorable en el estado general nosolo es bienvenido sino que escelebrado.

Los corredores que parten de unasituación sin problemas especiales yquieren experimentar con elminimalismo suelen ser reacios ante elhecho de tener que reducir la intensidad

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de sus entrenamientos. En la medida enque esta búsqueda obedece a unaintención de mejorar la transición, seplantea sin renunciar a mejorar susresultados en competición. En estoscasos, la adopción del minimalismopuede resultar más complicada porquepuede llevar aparejados problemasmusculares por el cambio de sistema singraduar la intensidad de introduccióndel mismo.

En esta segunda situación se suelerecurrir a menudo a las llamadaszapatillas de transición, que, si bien notienen las acusadas características deamortiguación, inclinación o control en

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su caso, no son minimalistas. En muchoscasos también se practica una transiciónhíbrida que lleva a la alternancia entrecalzado amortiguado y minimalista, deforma que se va abandonando el primeroen la medida que se va incorporando elsegundo. Dependiendo de lascaracterísticas de cada corredor, estosprocedimientos resultan más o menosefectivos. Lo que siempre es inevitablees una cierta progresividad paraincorporar el minimalismo sin quesuponga el padecimiento de nuevosproblemas musculares.

Como se puede constatar, lavivencia y la práctica del minimalismo

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corriendo es algo muy personal, y laforma de incorporarlo no tiene un patrónúnico, aunque existen recomendacionesmuy bien planteadas y sistematizadas.Los corredores tienen a su disposiciónmucha información en la red, que,aunque a veces es algo confusa al leerlas experiencias de los corredores enlos foros, también ofrece contenidos degran calidad, como el libro digitaleditado por correrdescalzos.es sobreiniciación en el minimalismo[7].

Así, de una forma u otra, labúsqueda del minimalismo se concretaen una mayor naturalidad al correr através de una gran diversidad de

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opciones, aunque con puntos comunes.Las nuevas sensaciones que conlleva seviven de forma diferente y están muyvinculadas a la protección inicial de laque se parte. A menos protección mayorlibertad y naturalidad, pero másnecesidad de que la progresión sea máslenta. Llegados a este punto, laprotección es la piedra angular sobre laque pivota el calzado minimalista. Lospies blanditos de los corredores quellevábamos toda la vida embutidos encapas impenetrables no tienen enprincipio una buena relación con laspiedras. Esto será algo que marcará laevolución de muchos corredores

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minimalistas y descalcistas: el cambiode concepto de cómo se corre. Cuandocorres con un escudo de gomas mullidas,corres como un elefante porque nada teafecta; sin embargo, cuando corresminimalista o descalzo te ves obligado acorrer como un humano. ¿Y eso cómoes? Pues usando la inteligencia que nospermite distinguir lo que nos puedehacer daño si lo pisamos. La mejorprotección por tanto nos la otorganuestra mente, aunque con unos límitesque están en la piel.

J U A N A N ,

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3 7 A Ñ O S .B A R R I O D E S A NM A R C E L I N O ,VA L E N C I A .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Ha sido una liberaciónen todos los sentidos.Primero mental,liberarme de la presiónde tener que saber quétipo de pisada tengo, quétipo de corredor soy.Contar los kilómetrospara saber la fecha de

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expiración de laszapatillas (aunqueaparentemente esténnuevas). El dolor decabeza a la hora de laelección del mejorcalzado, por pesocorporal, por volumen dekilómetros, por terreno,pisada, etcétera.Una liberaciónideológica, porque micondición políticaentraba en conflicto conla política multinacional,imperialista, cruel y

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capitalista de las grandesmarcas.Liberación económica.Nunca entendí por quécorrer resultaba tan carosi, aparentemente, nonecesitas más que tuspies y poco más. Y, porúltimo, una liberaciónfísica, difícil dedescribir; ante lapregunta «¿y así corresbien?», siemprerespondo: «mira, heprobado las dos cosas(calzado/descalzo,

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señalando sus pies y losmíos) y me quedo conesta».

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?La economía, sin duda.Correr más (más lejos,más deprisa) con elmenor esfuerzo:economía de carrera ydel bolsillo, economíamonetaria.Economía de carrera.Tus zancadas se vuelven

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más eficientes, losmúsculos,aparentemente, trabajanmenos y puedes alargarel tiempo de trote osprint, según se dé elcaso. El tiempo derecuperación es menor,es asombroso acabar decorrer y no sentirteagarrotado,acalambrado, fatigado.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.No suelo actualizarla

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mucho:http://evolucionalorigen.blogspot.com.es

Se puede correr con diferentesniveles de protección o con las queotorga la piel, dependiendo de lascircunstancias y la actitud en la carrera.Lo que parece bastante claro es quetodos los corredores que inician elcamino del minimalismo tambiéncomienzan un tiempo deexperimentación muy abierto respecto alas diferentes elecciones de calzado porsituación, etcétera. Y es que conformevas liberando a los pies del escudo

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amortiguante te ves obligado a tenermuchas cosas en cuenta que hasta esemomento no habías valorado. Eso puedeconllevar un cierto estrés en la medidaen que se incrementa la presión enaspectos que antes no eran un problema,aunque por otro lado abre nuevassensaciones y posibilidades. En eseaspecto, el correr minimalista no es másfácil, pero si es más rico, tanto en susimplicaciones como en lo que suponepara el cuerpo. Así, cuanta másprotección exterior, menos proteccióninterior, pues correr minimalista ydescalcista desarrolla la habilidad defluir por el mundo sin hacerte daño. Por

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ello, el corredor minimalista vive en eseequilibrio inestable de buscar por unlado una mayor sensación de libertad ypor otro la protección justa para noperderla y que sus posibilidades dedesenvolverse en el terreno no se veanmermadas.

DESCALCISMODEFINITIVOO RELAJACIÓNLIBERADORA

Todas las elucubraciones acerca delequilibrio entre protección y libertad demovimientos del pie saltan por los aires

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si la opción es correr descalzo. Es algoevidente, pues ya no hay interferencias yla opción se establece de forma radicalentre toda la persona y el mundo, porqueal fin y al cabo el contacto más directo ycotidiano que tenemos con este es conlos pies.

En principio, el corredor que quierecomenzar a hacerlo descalzo lo sueletener todo en contra: la familia sepreocupa, muchas personas de distintosámbitos de relación suelen verlo comouna excentricidad, el propio entornourbano no está pensado para ir descalzo,más bien lo contrario, y al final está elpropio corredor con sus dudas y

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debilidades. Lo que puede empujar aalguien a correr descalzo será unapoderosa razón; la cuestión es siprevalecerá ante muchas pequeñas perointensas oposiciones.

En ese salto radical una de lascuestiones para seguir adelante es laaceptación de que correr descalzo es tandistinto a hacerlo calzado que es mejorolvidar lo que hacíamos antes. Eso no esfácil y el contraste inicial es muy fuertepor lo limitado que te puedes llegar aver los primeros días. Aunque tambiénen esa situación que te constriñe existemucha fuerza, porque en todo momentose comprende que es una posición que

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evolucionará hacia mejor. También seasume de forma muy rápida que correrdescalzo no es una panacea y que sepuede correr pero se hará peor o mejorsegún el trabajo y la condición física delcorredor. Además, otra idea clara es quepara competir siempre se van a tenermás condicionantes con el terreno quelos corredores calzados, que son casiinmunes a él, al menos a corto plazo.Por todo ello, lo más práctico es tenerclaro que se está en el mundo de loscorredores, pero en un plano con otrasventajas e inconvenientes, y aun con esose puede disfrutar todavía más.

Si hay algo que supone un elemento

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de atracción en la transición descalcistaes la masiva invasión de nuevassensaciones que inunda al corredor. Esextraño, sobre todo porque la atencióntiene que cambiar y eso de entrada no esfácil. El corredor calzado mira alhorizonte, pero por lo general no prestagran atención a nada en particular. Elcorredor descalzo desarrolla un escánerde gran precisión que ubica cadaminúsculo obstáculo en el espacio quecentésimas de segundo despuésocuparán sus pies. Son miradasdistintas, para el corredor calzado lamirada es necesaria, el corredordescalzo analiza con minuciosidad

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automática. La tensión de esta dinámica,que resulta algo obsesiva, se vincula aotras sensaciones que son las que alfinal tiran de la mirada como un apoyoinvisible. Y es que el contacto de lospies desnudos con la tierra, la piedra, elasfalto o cualquier otro tipo desuperficie posible despierta unainvasión de sensaciones que estánpidiendo reacciones no acostumbradas anuestro cerebro calzado. Ese órganonecesita acostumbrarse tanto como lospies al hecho de estar ante el mundo deforma directa. Es así como de repentenos obligamos a procesar una cantidadenorme de información que hasta ese

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momento era innecesaria porque noexistía. El problema es que esainformación se vincula a algo tanprimario como nuestra seguridad, y antela falta de acomodo de dos órganos quehan permanecido ciegos ante el mundodurante muchos años e incluso décadasse genera mucha confusión. El final felizde la historia está en que nuestracapacidad de adaptación al medio esenorme y resulta mayor aún si de lo quese trata es de recuperar las funcionesque de forma natural poseemos.

El tiempo necesario para integrar laasimilación de esas sensaciones tanintensas que nos proporcionan nuestros

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pies tiene mucho que ver con lacapacidad de estos para resistir la nuevafricción. Así, ese roce continuo, laopresión de las piedras, la incidencia delos ángulos agudos del dibujo debaldosas decorativas de aceras y milelementos más que inciden conagresividad en la piel de nuestros pies,constituye el frente sobre el que se iránendureciendo y fortaleciendo. Y no serárápido, más bien será muy lento. Por loque asumir que no puede haber prisa enese tránsito es lo mejor para seguiradelante. Cualquier otra actitudsupondrá un estrés insoportable que deforma segura desembocará en el

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abandono de la adaptación a correrdescalzo. Porque correr puede llegar aser cansado, pero correr además con elestrés achacable a una problemáticaasunción de la gran cantidad desensaciones a veces duras, puederesultar devastador.

Por todo ello, la única soluciónfactible es la de relajarse en un sentidoprofundo. Relajarse respecto aexpectativas de progreso en distancias ytiempos, con el entorno y olvidarse almenos al principio de lo que puedenllegar a ser las competiciones. Todo estoes más fácil decirlo, como en tantasotras ocasiones, aunque en mi caso hasta

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que no asumí del todo esas tres ideas mequedé estancado porque chocaba contramí mismo. No es necesario en ningúncaso pensar que por este motivo correrdescalzo va a resultar un aburrimientopor falta de motivación. Todo locontrario. El problema es que lasexpectativas habituales de un corredorson difíciles de incorporar cuandoestamos volviendo a los orígenes yredescubriéndonos como corredores.Sin embargo, sí existe un elemento degran fuerza motivadora más allá de lomencionado: la transformación del actode correr como aventura y reto en cadaoportunidad. El corredor que comienza a

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correr descalzo tiene en cada ocasión laoportunidad de vivir la aventura deafrontar recorridos en los que se tendráque desenvolver de forma distinta parasalvarlos con segura rapidez. El reto deser capaz de ir adaptando cada vez mástipos de territorios y terrenos al paso delos pies insufla una gran sensación depoder y seguridad en el corredor. Este,cuando recorre un lugar nuevo, loconquista, pues ha superado una luchacontra la incertidumbre y los posiblesobstáculos que haya podido encontrar.

LO LÓGICO ESCOMBINAR

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Las opciones entre correr descalzo ocorrer con calzado minimalista no tienenpor qué ser incompatibles, más bien soncomplementarias y en ocasiones esnecesario que vayan juntas. En la mayorparte de los entrenamientos que he hechodescalzo he llevado encima mishuaraches porque era una especie desalvavidas ante complicacionesinesperadas. Así, desde el hipotéticocorte, que nunca se produjo, alrecalentamiento excesivo del asfalto ypor tanto de los pies, que sucedió ennumerosas ocasiones, puede ser salvadosin mayores complicaciones.

Tampoco se trata de plantearse el

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uso de calzado minimalista como vía deemergencias para salvar al corredordescalzo. En otro momento comenté quepara mí hacer primero la transición conhuaraches me preparó mucho mejor paradar el paso a correr descalzo. Y de esamisma forma, cuando comencé a correrdescalzo y llegué a participar en algunaspruebas que por longitud o dureza delterreno no me sentía preparado aún paracorrer descalzo, las corrí con lassandalias sin mayor problema.

Por ello, al principio de latransición a correr descalzo no es queresulte obligatorio combinar concalzado minimalista, pero sí es muy

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adecuado para que sea más llevadero.En ocasiones, salía a correr y meapetecía hacer un circuito que teníazonas para las que aún no estabapreparado para atravesar descalzo; lasolución era tan sencilla como ponermemis sandalias al llegar a dichas partes ysuperarlas sin más. Cuando estaba alotro lado volvía a descalzarme y seguíami recorrido. Combinar, y sobre todo laidea de hacerlo cuando es más lógico,supone una importante relajación en lamente en ese deseado progreso a podercorrer descalzo todo el tiempo y portodas partes.

Del mismo modo, en las primeras

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competiciones me producía ciertaansiedad encontrar algún impedimentodesconocido y que me impidieseterminar la carrera corriendo. Deninguna manera me quería ver obligadoa llegar a la meta andando. No resultaigual llegar a meta andando si pasasdesapercibido que si eres el únicocorredor descalzo de varios miles, y esoera algo que no me iba a permitir. Poresa razón psicológica y por la mássimple de sentirme más seguro, engeneral me llevaba mis huaraches por sise daba una situación anómala, algo quepor suerte nunca sucedió, y llegar enbuenas condiciones a meta.

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Otro aspecto interesante que suponehacer la transición al descalcismoapoyándose en el uso de calzadominimalista es usar este para alprincipio correr más deprisa. De formanecesaria al principio y durante muchosmeses, al correr descalzo se corre por logeneral más despacio, sobre todo alentrenar. Al ir salvando obstáculos,analizando el terreno, teniendo queadaptarte con más complejidad altránsito y al espacio adecuado que tedejan, acabas reduciendo la velocidad ynecesitas detenerte en numerosasocasiones. Esto es algo que vamejorando, pero en los primeros

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tiempos resulta algo irritante comprobarcómo te has vuelto mucho más lento. Enesas circunstancias, salir a correr díasintercalados con calzado minimalistacon el que ya no estás tan condicionadoresulta un respiro y una liberación físicapara poder ir a un mayor ritmo.

Resulta claro que de esta manera eluso de calzado minimalista puedeconstituir una herramienta de granutilidad para la transición aldescalcismo, como apoyo en momentoscríticos y como vía de progreso endiferentes dimensiones. Además, en síes una opción muy interesante, enocasiones la única válida. Disfrutar de

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una buena carrera tiene elementos quevan mucho más allá de lo que tengas ono en los pies, la cuestión es que laopción elegida te ayude a correr y no locontrario. Por esa razón, lo que sí queno tiene vuelta atrás es el uso de calzadoamortiguado. Solo hicieron falta unospocos meses de uso de calzado sinamortiguación para que al calzarme unaszapatillas amortiguadas sintiera algoanómalo en el momento de moverme. Noes un avance, es un retroceso porque nonos ayuda, sino que destruye, al menos amí así lo hizo.

Por todo ello, creo que la opcióndescalzo-minimalista es un binomio

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coherente que combinado permite quehagamos en cada momento lo que nosresulte más interesante. Correr bajo lalluvia es en ocasiones una experienciafantástica, pero hacerlo mucho tiempodescalzo puede suponer un problemapara la piel en esas circunstancias. Missandalias han funcionado muy bien enesos momentos y seguirán haciéndoloporque no he perdido disfrute corriendocon ellas. Y creo que aún seguiréllevando durante muchos años en micinto unas sandalias cuando tenga antemí un recorrido largo y desconocido.Cierta seguridad contribuye a larelajación y facilita así el disfrute de la

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aventura de correr descalzo.

¿ADIÓS A LASLESIONES?NO TE HAGAS DAÑO TÚMISMO

Como he indicado en otro momento, larazón fundamental por la que comencé apracticar el minimalismo con suposterior deriva a correr descalzo fueevitar las lesiones que me impedíancorrer. De alguna forma he conseguidodecir adiós a las lesiones. Pero ni hasido sencillo ni desde luego tengo lasensación de que no pueda volver a

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tenerlas. Para mí ha resultado claro queliberarme de todo lo que se interponíaentre mis pies y la tierra ha repercutidoen la salud de estos y de mis piernas.Sin embargo, el dolor ha sido algo conlo que he tenido que convivir en todoeste proceso. Abandonar el dolordegenerativo e incapacitador al que meestaba llevando correr conamortiguación supuso aceptar el dolorde la readaptación.

Correr descalzo no es una garantíacontra las lesiones. Incluso podríaparecer que estás más expuesto. Una delas preguntas más frecuentes que mehacen cuando me ven es si no me hago

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daño o de forma directa presagian conrotundidad que me voy a hacer daño yque me voy a hacer polvo los pies. Másallá de esa engañosa sensación defragilidad, al correr descalzos estamosexpuestos a amenazas para las que loscalzados no lo están. Tiene una sencillasolución: evitarlas mirando bien y noperdiendo la concentración de lacarrera. Los otros riesgos de la pielrelacionados con la abrasión por el tipode superficie son también sencillos deevitar, si el terreno es muy agresivo sereduce el ritmo todo lo que seanecesario para que el daño se minimiceo no exista.

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En cierto modo, es una cuestión deconcepto: no podemos pretender corrercomo si estuviésemos calzados. Correrdescalzo es más complicado, pero a lavez es más rico, fortalecedor ydivertido. Pero aun así no podemosdejar de lado que podemos tener otrosproblemas musculares si no se realizanlos entrenamientos de forma equilibraday las competiciones se hacen consensatez.

Tengo claro que en estos momentosmi cuerpo absorbe mucho mejor loskilómetros que cuando corría conamortiguación. Antes, cuando corría conamortiguación, cuando íbamos a una

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carrera, al terminar o llegando a casa mimujer hacía bromas conmigo porque albajar del coche me decía: «ya estásrobot». Mis músculos estaban tansobrecargados, tan atorados, que memovía como el más torpe de losartefactos mecánicos. Ahora, acabolargos entrenamientos o competicionesy, más allá de una ligerísima pesadez enlas primeras horas, no sufro de ningúntipo de dificultad de movimientos niotras secuelas. Esa ausencia demolestias tras una larga carrera es unamuy buena noticia. A pesar de todo, elriesgo está ahí y quizá lo mejor decorrer descalzo es que los avisos de que

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puedes estar pasándote son más clarosporque no hay señales confusas. En estascircunstancias el dolor es un síntomalimpio. Si estás pisando demasiadaspiedras que te dañan, es una muestra deque no estás concentrado. Si notas unasaturación de dolor en las plantas de lospies, es que las condiciones del terrenoson demasiado duras para el ritmo o eltiempo que estás corriendo. Sicomienzas a notar tensos los gemelostras un largo trayecto, es tan simplecomo que no estás lo bastante entrenadopara lo que te estás exigiendo en esepreciso momento. Si te duele la partesuperior del pie, tus metatarsos te están

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comunicando que no estás siendoconsecuente y que tu transición no estásiendo tal, por lo que te paralizará lospies para que la hagas como es debido.

Hasta ahora, al correr descalzo nohe encontrado ninguna señal de dolorambigua. Todos los síntomas, y los hetenido todos, me indicaban la necesariacorrección para que desapareciesen. Yasí fue, siguiendo la lógica correcciónque me indicaban todos desaparecieron.Hay muchas diferencias con los doloresque sentía en la fase amortiguada.Aparte de la naturaleza degenerativa delos dolores relacionados con laamortiguación, también estaba su

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confusa ambigüedad. Según lo queleyeses o con quien hablases, losdolores podían tener relación con variascausas independientes o combinadas, ocualquiera de ellas sin identificarlasbien. A lo que lleva esa circunstancia esa ir dando palos de ciego, a ver si enalguno cae la causa. Después de más dequince años con la condromalaciarotuliana, la degeneración de lasuperficie del cartílago de la rótula, yano había más palos que dar, lamagnánima respuesta era que ya llevabamuchos años corriendo y que ese era elprecio que tenía que pagar. Es curiosoque todo a lo que estuve que estar

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sometido para buscar la solución sea tanabsurdo. Esa confusión entre dolores sinmotivos claros y remedios confusos parasolucionar intangibles es la que rodea elcorrer amortiguado, un mal sin salida.

No tengo ningún interés en abordarreferencias de estudios médicos de unsigno u otro, ya hay mucha informaciónen todas partes sobre ese debate. Deespecial interés es el trabajo derecopilación de estos informes, con susricas reflexiones al respecto, hechos porel compañero La Gazza Ladra en su blogcogiendoforma[8]. Hablo desde lopersonal, desde mi dolor de décadas,desde la lesión incapacitadora del

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pasado, y me siento estafado. No digoque con mala intención, pero eso no meconsuela. Por todo ello creo que loscorredores que no encuentran solución asus problemas de lesiones se tienen queplantear que si hace falta gastarse tantodinero para hacer algo que su cuerpoestá capacitado de forma genética paraello, es que algo está fallando. Enmuchos casos, la mejor solución es lamás sencilla, la más natural y por tantola más barata. Es cuestión de probar.Pero por esa misma razón, por la que nohay que hacerse daño uno mismo, no hayque perseverar en una situación de dolorsin salida, y en caso de abordar nuevos

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caminos hacerlo con calma.

M A N U E LM U Ñ O ZM E G Í A S ,3 7 A Ñ O S .C E N E S D E L AV E G A( G R A N A D A ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Cuando empecé a correrdescalzo haceaproximadamente un añoy medio lo único que

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buscaba era aprender acorrer para poder dejaratrás las molestias quevenía sufriendo.Acababa de leer Nacidospara correr y quedéconvencido de que laszapatillas amortiguadaseran la causa de mi malatécnica de carrera y porconsiguiente de miperiostitis, y que correrdescalzo era la mejorforma de aprender acorrer bien. Pero nuncapensé que llegaría a ser

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mucho más que eso paramí. Sin embargo, poco apoco me fui enamorandode las sensaciones y miszapatillas minimalistasrecién compradasquedaron olvidadas enun cajón con tan solo 200kilómetros. Después deeso, mis salidas fueronalternando huaraches lamayor parte del tiempo ydescalzo el resto. Peropoco a poco loshuaraches han idocorriendo la misma

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suerte, aunque meencantan, siempreprefiero salir descalzo.En los últimos 2 o 3meses aproximadamenteel 90% de miskilómetros han sidodescalzos y el 10%restante con huaraches. Ycreo que así seguirásiendo.Para mí, correr descalzose ha convertido en unfin en sí mismo, quieropoder correr con lalibertad y las

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sensaciones que meproporciona por distintostipos de terrenos,explorar lasposibilidades y loslímites de nuestros pies ynuestro cuerpo. Sé quepoder correr con ciertaautonomía y a unavelocidad razonable porciertos terrenos puedellevarme mucho tiempo,seguramente años, perome siento totalmentemotivado e ilusionadopara conseguirlo.

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Para el próximo año meplanteo como retoparticipar descalzo enalgunas carreras fuera deasfalto (Batalla deMunda y algún trailasequible para mis pies)y correr mi primermaratón. Por supuesto,descalzo.Si tuviese que definircon solo dos palabras loque supone correrdescalzo para mí elegiríaestas dos: AVENTURA ySENSACIONES.

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¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Correr descalzo te obligaa correr bien, pone ensintonía tu cuerpo con elterreno por el que temueves. Esto significaque puedes correr de unaforma más sana y muchomenos lesiva, puedescorrer largas distancias yacabar con tus piernasperfectas, listas paraseguir corriendo al díasiguiente sin ninguna

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molestia. Por supuesto,para que estosea posible, es necesariohaber completado unacorrecta transición paracorregir defectos yfortalecer los músculos,huesos y tendonesnecesarios, Pero hay otraventaja secundaria quepara mí no es menosimportante: correrdescalzo es tan adictivoy divertido que nonecesitas ningunamotivación adicional,

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estás deseando salir abuscar esas sensacionestan placenteras una y otravez.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.En el blog y en el grupode Facebook deCualquiera puedehacerlo. En twitter minickname es ©ireilly.

Todos los corredores que conozcoque han abordado el minimalismo odescalcismo con tranquilidad han dejado

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de lado los problemas físicos quepodían tener y han mejorado en supráctica. También conozco a través delos foros muchos casos que quisieroncomenzar a correr sin amortiguación odescalzos sin ningún tipo de transición yagravaron su situación anterior. Hemosestado escayolados durante décadas, nopodemos salir a competir el primer díaal quitarnos el yeso.

Una buena transición es la clavepara iniciar una nueva vida de corredorsin lesiones, otra cosa es hacerse daño auno mismo. Una vez más.

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CAPÍTULO 4: LATRANSICIÓN. UNCAMINO Y UNA

AVENTURA

Cuando comienzas a informarte acercadel tema de correr descalzo existe unapalabra con un gran protagonismo: latransición. Con el tiempo me di cuentade que es la clave, sin lugar a dudas.Pero, ¿por qué es tan importante estetérmino? Lo es porque por lo generaltodos los que comenzamos a correr enesta modalidad hemos acostumbrado a

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nuestras piernas, nuestro cuerpo, acorrer de una forma antinatural hasta elpunto de deformarlo. La introducción deuna cuña de caucho bajo nuestro talónque permite talonar al aterrizar encarrera y desplazar nuestro centro haciadelante rompe con los equilibriosdinámicos internos de nuestro cuerpo.Lo que a cada uno le pase con estamodificación artificial en la forma decorrer ya depende de muchas otrascuestiones. En mi caso fue un desastre.Durante muchos años, décadas, correrpor un lado era una liberación y unplacer, pero por otro era dolor. Dolorcorriendo en las rodillas y algunos

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músculos que se iban turnando paramortificarme, dolor después de correrque me obligaba en un sinfín de días acojear, a desplazarme despacio, a rabiarcon las rodillas atravesadas cuandoestaba sentado de forma prolongadaconduciendo o en el cine. Mucho dolor.

Abandonar aquello era sencilloporque al fin y al cabo era lo que estababuscando. Dejar de lado todo ese dolor,asumido después de tantos años, se hizonecesario cuando su intensidad meestaba apartando de correr. Cada vez mecostaba más salir porque los efectos decorrer los días que no corría se hacíanpesados y además tenía que tener un

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cuidado especial con las distancias y losritmos. Así, año tras año con estasdificultades, fui corriendo menos,engordando más y en generalempeorando en mi salud, lo que se veíareflejado en unos análisis como mínimopreocupantes.

Resultó difícil porque parecía quetenía que incrementar los cuidados parapoder seguir corriendo, pues más alládel uso de ortopedia personalizada paradeportistas, las zapatillas más avanzadasy caras para compensar «mis defectos»,las visitas reparadoras y preventivas aconsultas de fisioterapia, hasta mellegaron a recomendar el uso de plantas

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medicinales. Sentirte un corredorenfermo por ser corredor y saber queenfermarás de verdad si dejas de correry te das a la vida sedentaria es unasituación extraña. Para evitar estasituación tan desagradable renové mivieja bicicleta urbana por una avanzadatodoterreno y me dediqué a hacermuchos kilómetros todas las semanas.Al menos eso mantenía el cuerpo vivo.

Pero yo quería correr. Llevaba todala vida corriendo y no era porque nohubiese podido hacer otra cosa, era loque me gustaba, lo que iba conmigo y enprincipio me sentaba bien. Así que mimente elaboraba todas las estrategias

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posibles para poder seguir corriendo.En esa medida el recurso a la tecnologíasiempre había parecido el más sencillo,porque por lo general tenemos asumidoque el desarrollo tecnológico nos ayudaa estar mejor en el mundo. Aunquetenemos innumerables casos en los quese han producido errores de bulto congraves perjuicios, nuestra fe en latecnología es algo lógico. Por elloconfiaba en que sería la tecnología laque me ayudaría a salvar una situaciónque no parecía encontrar un punto deinflexión hacia la mejora. Mirar lasnuevas zapatillas que iban apareciendocon su publicidad de relumbrón

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prometiendo resultados fantásticos eraun ejercicio de frustración reiterativo.

Hasta que todo se paró y comenzó lafase del despojamiento progresivo. Ahícomenzó la transición. Ir quitando losuperfluo para que el cuerpo tomase suspropias posiciones. Pero no es sencilloir contra lo que has asumido, creído,durante décadas. En primer lugar, no esfácil pensar que puedes correr de otramanera cuando lo haces de formainstintiva. Luego, cuesta mucho asumirque tu cuerpo, tus pies, van a poderabsorber toda esa fuerza, toda esadureza cuando te han estado machacandodurante años que correr es una actividad

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agresiva para las piernas y que hacefalta protegerlas. Y tú piensas que notienes nada que perder y por esopruebas, pero miras incrédulo unasplanchas de caucho finísimo concordones con lo que supone que tienesque empezar a correr de nuevo. En mícaso lo único que pudo superar eseestado de incertidumbre y deincredulidad después de tantos años erala imposibilidad de seguir como antes.

El libro Nacidos para correr hasido para muchos el elementodeterminante para pensar que las cosassí podían ser de otra manera. La idea defondo de que todo lo necesario está ya

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en nuestro equipaje genético para ser losmejores corredores posibles se vadesgranando a lo largo de toda la obrade forma apasionante. Resultaba muyestimulante esa visión de los humanoscazadores dotados de los recursos másadecuados para seguir una pieza hasta suextenuación para luego abatirla. Loshumanos cazadores de fondo ahoraéramos en el mejor de los casoscorredores que buscaban no acabar en elfondo. En esa búsqueda nos habíamosdotado de amplias posibilidadestecnológicas: ropa transpirable otérmica según la ocasión, electrónicapara organizar nuestros ritmos y

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caminos, así como para seguir elfuncionamiento de nuestro corazón,dispositivos que nos amenizaban loslargos trayectos y muchos otros gadgetsde distinto pelaje. Aunque la piezaestrella del cazador actual eran y siguensiendo sus zapatillas. En estas se hapasado de una funcionalidad protectoraen su aspecto más simple de separar lapiel de elementos cortantes o abrasivosa otra de modificación de la pisada.

En ese punto, las zapatillas quemodifican la pisada se introducen, trascuatro décadas de bombardeocomercial, como una parte definitiva delideario sagrado del corredor de fondo.

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Por eso, romper con ello se llega ahacer difícil, no porque sea dejar algo alo que estás acostumbrado, sino porquese ha constituido como una firmecreencia compartida con la comunidadde corredores. Esa fe ha sido abrazadapor gran parte del colectivo que sirve alos corredores en sus necesidades, algoque la refuerza. Por todo ello, cuandoempiezas a correr sin amortiguación ysobre todo descalzo, no solo sientes queestás haciendo algo extraño, sino queademás estás subvirtiendo el paradigmaestablecido. La sorpresa que muestranmuchos corredores cuando te ven corrercon sandalias (los otros calzados

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minimalistas cubiertos pasan másdesapercibidos) o descalzo no es soloporque sea peculiar o diferente, esporque vas contra el paradigma y estáshaciendo justo lo contrario de lo queellos creen con firmeza. Esto en algunoscasos supone un replanteamiento de esasideas pero en muchos otros estánesperando e incluso deseando que tepase algo malo para reafirmarse en lacreencia por la que tanto tiempo llevanapostando. Eso es algo que heconstatado en numerosas competicionescuando he escuchado algunoscomentarios, los menos la verdad, queanuncian toda la gama de desgracias que

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me ocurrirán si sigo corriendo así.Y sí, hay dolor en la transición, pero

es el de la reconstrucción, no el de ladegeneración. Desde los primeros díasque comencé a correr con mis huarachesrecortables comencé a sentir un nuevodolor y a abandonar otro. Abandoné deforma rápida y casi sin darme cuenta eldolor que me causaba la desintegraciónde mis rodillas y comencé a sentirlo enla estructura de mis pies. Sin embargo,lo que notaba en mis pies era algoparecido a las agujetas que padeces asabiendas de que es un paso necesariopara la adaptación de los músculos alejercicio. Así, me levantaba por las

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mañanas como si me hubiesenreorganizado todos los músculos por lanoche y andaba con la torpeza de quiénestrena pies. Sin embargo, al salir acorrer por la tarde todo estaba en susitio y no quedaba atisbo de molestiaalguna.

El dolor cambió su sentido y susignificado en mi vida. Había pasado deuna situación en la que todas missensaciones tenían que ver con laintensidad de la transformación. Lainterpretación de esos síntomas esimportante porque podría parecer quehemos salido de un fuego para meternosen otro. Es una situación muy diferente

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porque los pies, hasta el momentocegados, de repente cobran un papelmucho más receptivo al correrdescalzos. En esa marea de estímulos esdifícil estar relajado y no perder lapaciencia. La cuestión es que nuestrospies no son de goma, y aunque lavelocidad de adaptación a las nuevascircunstancias es increíble, necesitanese tránsito físico y sobre todo mental.La buena noticia es que al estartrabajando para que hagan lo que mejorsaben hacer, los resultados finales sonestupendos. La impresión que planea alo largo de este tiempo de adaptación esla de un proceso regenerativo duro. Un

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tiempo en el que a veces imaginaba através de esas punzadas que los pies seme transformaban como si de un hombrelobo se tratase, desde dentro hacia fuera,con la brutal vitalidad de lo que emergereivindicando lo que le pertenece desdelos orígenes. Esa vertiente fantasiosa enla mirada de lo que me estabasucediendo estaba relacionada con lanovedad que suponía sufrir un procesode dolor virtuoso. El hecho de que ya,rondando la cincuentena, asistiese a unmomento profundo de reconstrucción demi cuerpo y de replanteamiento de misparadigmas en muchas cuestionesresultaba como poco rejuvenecedor.

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L U I G I S L U R P( L U I S L E Ó N ) ,4 2 A Ñ O S .A L M E R Í A .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?He de matizar que meconsidero más corredorminimalista que corredordescalzo. ¿Por qué? puesporque conocí estacorriente, movimiento oforma de correr allá pormarzo de 2011 a travésde un artículo del

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periódico El Mundo y nome atreví —aunque mefascinó desde el primermomento— a llevarlo acabo hasta que mecompré mis primeraszapatillas minimalistas:Merrell Trail Glove. Esosucedió a últimos denoviembre y me resfriéen mis primeras salidas.Luego, poco a poco y amedida que ibaavanzando el invierno,dejé el barefoot, lopracticaba generalmente

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al final de las sesionesde entreno paraadaptarme, fortalecer ypracticar la técnica y medediqué por completo alas zapas pues teníaalgunas carreras comoobjetivo y no queríaperder forma, pues elbarefoot requierepaciencia, ritmostranquilos y pocadistancia para unacorrecta adaptación. Asíhasta la actualidad,aunque ando siempre

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descalzo en casa y hastapor la calle.A pesar de eso, alucinocon lo que hacen otroscompañeros y amigos alos que sigo al dedillo entodas sus andanzasdescalzas.Por tanto, correrminimalista es para míuna ruptura con todo loque llevaba conocido enel mundo del atletismopopular. Mi bagaje eshumilde, sin marcas ninada de eso pero con el

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correr minimalista herecuperado la ilusión quepensaba perdida, extintadespués de tantos añosdándole a los kilómetros.Para un adicto como yo alas revistas de atletismo,a zapatillas «supercompletas», a foros deatletismo popular… hasido un revulsivo. No esque ese mundillo meestuviera hartando, sinoque estaba metido en unbucle que gracias alminimalismo he

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abandonado. Me gusta lafrescura, la simplicidadque acarrea ponerte estaszapatillas, lo que implicaahondar más enconocerte a ti mismo yno solo en el planofísico. El concepto deFluir lo experimentocada vez que me calzomis zapas, sea cual seami estado de forma;estoy pendiente de micadencia, de mi pisada,de mi braceo, de si llevotensión en la espalda o

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cuello… En estascavilaciones me pierdomientras me quedo conganas de más kilómetrospues como no eche elfreno me lesiono. Paramí correr ya era esapastillita que te receta ungaleno para los restos; unauténtico placer, unRitual de lo Habitual enel que siempre pasa algonuevo, destacable,diferente, un anecdotarioen toda regla.He conocido gente

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extraordinaria de la queaprendo, aunque sea adistancia, todos los días,me motivan y que son,cómo no, barefooters,minimalistas o ambascosas. Noto que somosuna pequeña tribu unidospor algo que aunque sehaga más popularsiempre tendrá ese sabora marginal, a raro, acontracorriente (todo enel buen sentido), apersonalidad propia.

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¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?En el plano físico,destaco: mejorar latécnica de carrera, algoque llevamos de serie.Ese algo ocurre de formaespontánea, si tedescalzas no impactascon el talón porque teharías daño,simplemente. Todo aquelque se quita el calzado loexperimenta y si

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grabáramos este primerinstante en todas lapersonas que lo hicieranveríamos que de formanatural aterrizaría deforma idéntica. Otrocantar, a mi parecer, ymás complicado de pulir,sería el uso de los demáscomponentes del cuerpoimplicados en la carrera:alineación de espalda,cuello y cabeza, braceo,posición de la pelvis…La musculaturaimplicada también

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cambia: se tira deglúteos e isquiotibialespara flexionar la pierna yno como con el calzadotradicional, que seactivan los cuádriceps,músculos intrínsecos delpie, gemelos, sóleos,tibiales y peroneos. En elbarefoot estos últimosmúsculos se encargan deabsorber y estabilizar lazancada. Por eso son losprimeros en dar la vozde alarma cuando nospasamos a esta

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modalidad de carrera.Antes te ponías las zapasamortiguadas y a corrersin importar la técnica,pues no sabías que eraimportante, con elañadido de que esaszapatillas falsean lo queya llevamos de serie.Actualmente se estándesarrollando clinicspara formar coaches queenseñen esta técnica quenos es otra que la quellevamos, ahora sí, deserie, pero solo aparece

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al descalzarte, no loolvidemos.Se evitan lesiones,consecuencia de mejorarla técnica de carrera,pero no es una panacea,pues si adoptamos condemasiado fervor estaforma de correr puedellevarnos a caer en lasmismas o peoreslesiones de las quehuimos cuandocorríamos con zapasamortiguadas. Fascitis,tendinitis, bursitis,

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espolones calcáneos yuna muy característica:fractura por estrés ofisuras óseas. Por lotanto, mucha precaucióny paciencia en el caminode la adaptación.Si se lleva a cabo unprograma de adaptaciónpaulatino coherente y conmucha atención a todaslas señales que nos envíenuestro cuerpo, soloobtendremos ventajas,como la mejora en lapropiocepción

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(aplicables a otrosplanos de nuestra vida) yfortalecimiento dearticulaciones, tendonesy huesos.A todas estas ventajasañadiría las que hetratado anteriormente: enlo emocional (desdesentirte mejor contigomismo, amistad,socializar…) hasta enplanos psicológicos másprofundos como resolverproblemas cuandocorres, eliminar el

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estrés, dormir mejor,etcétera.No tengo blog, ni webpropia. Tengo una cuentaen Facebook ypertenezco a un grupodonde losbarefooters/minimalistasestán muy presentes:Cualquiera puedehacerlo.

Hoy, casi dos años después, ya notengo dolor más allá del que yo puedahacerme por descuido o por abuso, pero

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mi vivencia sensorial está dominada porla plenitud y la satisfacción de que todoestá en su sitio y funciona a laperfección. Pero llegar a esa situaciónde armonía ha sido un proceso conmuchas incidencias, algunas de ellasachacables a mi propio carácter y otrasa los viejos malos hábitos difíciles deexpulsar.

TOO MUCH TOO SOON

Esta transición que resultó por un ladotan reveladora, excitante, placentera ydolorosa se convirtió en una experienciaacelerada. Es un sentimiento común en

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los foros y en los entornos dondecompartimos experiencias loscorredores minimalistas queempezamos: nos empujan las prisas pordisfrutar de este nuevo estado de gracia.Y es que, aun viviendo esatransformación en el funcionamiento denuestro cuerpo y en nuestras creencias,seguimos guiándonos por los viejoscriterios de progresión y por una malainterpretación de la vivencia delcorredor popular en una lógicacompetitiva extraña y desproporcionada.

El síndrome too much to soon no estanto un fenómeno médico como losresultados negativos de no respetar el

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ritmo adecuado para una transición. Unode los problemas principales es quenadie sabe cuál es el ritmo que lecorresponde adoptar para abordar dichoproceso. La crisis comienza cuandocomenzamos a descubrir con ciertarapidez los efectos beneficiosos delcorrer natural, tanto en lo referente aliberación del dolor degenerativo comoa una mejora del rendimiento en carrera.En esas circunstancias la expresión«subidón» es la que se adapta a laemoción que comienza a embargar alcorredor. Es difícil parar en esascircunstancias. Lo fácil es dejarse llevary querer más y más todos los días. A los

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corredores que abordamos elminimalismo tras muchos problemasfísicos y con periodos de carencia sinpoder entrenar apenas, abandonandoproyectos de participación en carrerasimportantes, esto nos pilla con hambre.El minimalismo es banquete y bacanal altiempo para el sufrido que acaba deatravesar el desierto. Y bueno, lo mejores que muchos estábamos avisados deque eso pasaría y así vamos dandovueltas alrededor de las mesas con lasviandas y los deliciosos caldos,cogiendo un poquito de aquí y de allá,nutriéndonos con precaución hasta queal final muchos caemos en la gula.

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Así, comenzar a sentir los primerosdolores en la parte superior de losmetatarsos o en los gemelos nos da lanoticia de que comenzamos a tenerindigestión. No es irreversible ni es ungran problema si se corrige a tiempo,depende del hambre y de la falsaambición. El hambre de correr es másfácil de satisfacer porque no esnecesario dejar de correr para no caeren la ruptura de la transición y laaparición de problemas. La ambiciónfalsa es más difícil de corregir porquecoincide con las expectativas mentalesde lo que supone para cada uno correr, ycuando esta actividad se proyecta en las

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fantasías personales puede alcanzardimensiones inconmensurables. En todocaso, para el 99,99% de los corredoresalcanzar mejores o peores tiempos enlas carreras, mejores o peoresposiciones, resulta irrelevante en losaspectos prácticos de su vida. Sinembargo, para esos mismos corredorespasarse unos meses postrados sin correrpor una lesión sí que tiene efectosfísicos y psicológicos negativos.

La cuestión de fondo es que no hayremedio, la transición es la ley paracomenzar a correr con calzadominimalista o descalzo si venimos deuna prolongada experiencia

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amortiguada. Dicho periodo variará ensu duración, dependiendo de muchosfactores, pero será imprescindible pasarpor él para poder volver a correr enbuenas condiciones. De lo contrario, eldolor regenerativo del que hablaba antesse convertirá en un bloqueo que nosdejará tiesos y parados como untempano de hielo. Los foros, grupos deFacebook, blogs y demás entornossociales en Internet donde loscorredores cuentan sus experiencias aliniciarse en el minimalismo están llenosde descripciones de estas penosasexperiencias. A veces por falta deinformación, en ocasiones por

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impaciencia, en otras por soberbia,salen a correr una decena de kilómetrosun primer día con sus flamanteszapatillas sin amortiguación y en elmejor de los casos tienen sobrecargasmusculares, en los peores ni quieromencionarlo.

M A R I A N OP A S C U A L( N A N OP I E S N E G R O S ) ,3 9 A Ñ O S .R I B A T E J A D A( M A D R I D ) .

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¿Qué supone para ticorrer descalzo?Correr descalzo esDISFRUTAR corriendo.Yo comencé a correrdescalzo por merodisfrute: no me gusta elcalzado, y siempre me hedescalzado en cuanto hepodido. Así he acabadohaciendo todo tipo dedeportes y actividadesdescalzo y me iba dandocuenta que se puedehacer casi todo descalzo.

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Luego llegó correr.Es imposible describirtodas las sensacionesque percibo con los pies,pero sin ellas, correr seme hace aburrido…

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?No sé si realmente tienealguna ventaja comotal… Quizá lo quenotamos enseguida aldescalzarnos es quepisamos más suave y el

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impacto con el suelo esmenor. Creo que eslógico pensar que unmenor impacto es menosagresivo y deberíareducir muchas molestiasy lesiones característicasy comunes entre loscorredores.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.•www.correrdescalzo.comFacebook: Correrdescalzo y Nano

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Piesnegros

No es necesario decir que si unoestá lesionado es absurdo salir a correro en todo caso hacerlo de forma normal.El problema es que, aun sin una lesiónaparente que nos perjudique en esemomento cuando abandonamos laamortiguación tras muchos añoscorriendo con ella, partimos de unasituación de lesión integral. En ciertomodo, los músculos, ligamentos ytendones de nuestro aparato locomotorse han ido deformando hasta adoptar unadisposición anómala. Devolver el

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equilibrio genuino a todo ese sistema noes algo que se pueda hacer en un día nien dos, si es que en algunos casosdespués de muchas décadas dedeformación puede recuperarse deltodo.

Yo no pretendo decir cuál es elmejor método de transición, primeroporque hay mucho escrito por personasmucho más competentes que yo en estamateria y por otra porque lo que me haido bien a mí no tiene por qué ser lo quesea mejor para los demás. Sí voy acontar cómo lo hice yo con la únicaintención de aportar ideas, pero sinningún afán prescriptivo. Que cada cual

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saque sus conclusiones, pues al finaltodos aprendemos de las experienciasde los demás.

¿CÓMO EMPEZAR?TIEMPO Y DISFRUTE

Iniciar mi transición estando mediolesionado dos días después de acabar miúltimo maratón amortiguado casi a lapata coja me daba la tranquilidad deafrontar el tema sin ninguna prisa. Porello, el primer día que inicié mitransición bajé desde la montaña en laque vivo al llano al borde del río con lailusión y la incertidumbre de quien va a

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probar una nueva vida. Ya había leídomucho acerca del minimalismo lassemanas anteriores y me había bebidoNacidos para correr como la revelaciónmás extraordinaria de los últimos años.También había comenzado a participar ya leer los diarios de otros corredoresminimalistas en el foro de Correrdescalzos que sería fundamental en mitrayectoria de corredor minimalista porel gran aprendizaje que me aportócompartir las experiencias de otroscorredores. Entre muchas de esasexperiencias me estimulaba y animabaen particular las que relataban cómo através del minimalismo podían seguir

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corriendo tras haber abandonado unprolongado periplo de lesionesparecidas a las mías sin haberencontrado otra solución. Por ellobajaba al río como si fuese en busca deuna tierra prometida anunciada porprofetas verdaderos. Al ser alguienbastante incrédulo y acostumbrado pordeformación profesional a someter aanálisis crítico todo lo que se movía mesentía un tanto confuso. Quería creer quelo que iba a hacer me iba a servir y queme ayudaría, pero no podía abandonarcierta sensación de escepticismo.Después de muchos años ensayandotodo tipo de soluciones para luchar

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contra las lesiones, siempre queda lasensación de que puede ser otro parchepara tirar hacia adelante y nada más.Pero en mi cabezonería voluntariosa nome quise quedar con la duda y meplanteé un sistema concienzudo deprogresión que respetaría de forma casisiempre rigurosa.

Diseñé cuatro bloques deprogresión. Un primer bloque en el queavanzaría desde los doscientos metroshasta los cinco kilómetros en tramos decien metros. De esta manera corrícuarenta y ocho días seguidosincrementando cada día cien metrosrespecto a la distancia anterior. Algunos

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corredores me comentaron que lesparecía un gran esfuerzo hacer unaprogresión tan lenta. Pasar de habercorrido el maratón a estar mes y mediosin correr más que unos poquitoskilómetros puede parecer un grancontraste. Sí lo era, pero la diferencia esque salía todos los días y que al irprogresando en todos los sentidosalimentaba mi sensación de que estabahaciendo lo correcto. Era un plan lentopero con una retroalimentación muyintensa y positiva, algo que facilitó quepudiese terminar.

Este fue el tramo más lento enprogresión, pero a día de hoy estoy

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seguro de que fue la parte más acertadade la transición. Aún recuerdo loextraño que me sentí el primer díacuando, tras esos doscientos metros,cien de ida y cien de vuelta, iniciéandando la subida a casa. Pero losmetros fueron acumulándose día a día ylas sensaciones eran estupendas.

Como en esa primera fase corríapoca distancia, me estaba permitiendociertos lujos con los ritmos e ibacorriendo cada vez más deprisa. Mehabía planteado una transición basada enla distancia pero no en la velocidad.Pronto me di cuenta de que también eraimportante respetar la velocidad. Estaba

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corriendo como unos dos kilómetros aritmos bastante rápidos, 3' 45'' ycomencé a notar un dolor en la partesuperior del empeine. Me amenazaba unprincipio de la temida metatarsalgia,dolor en los metatarsos, y tuve que echarel freno. Descansé un par de días yreinicié la progresión bajando de formarotunda los ritmos y desaparecieron lasmolestias. Tan claro como el agua clara.Aparte de estas precauciones añadidas,el resto de sesiones hasta cumplimentarlos cinco kilómetros transcurrieron sinmás incidencias. Los efectos benignos sehicieron presentes con rapidez y lasmolestias de las rodillas y las de

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isquiotibiales que me habían hecho caeren el maratón de La Coruña no dabanseñales de vida. Lo que sí sentía eranunos dolores internos en los pies cuandome levantaba por las mañanas. Tenía lasensación de que me los habíandesmontado y montado de nuevo a lolargo de la noche. Lo bueno es que unospocos minutos después, cuando ya sehabían calentado, las molestiasdesaparecían. Estas molestiasmañaneras permanecerían durantemuchos meses aunque fueron reduciendosu intensidad.

El segundo tramo de transiciónsupondría pasar de los cinco a los diez

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kilómetros en tramos de doscientosmetros. Como estaba llevando bien lo decorrer todos los días pequeñasdistancias me planteé mantenerlomientras no tuviese molestias. Nunca enmi vida había corrido varios díasseguidos. Las sobrecargas muscularesque se me generaban y la sensación deagotamiento me obligaban a incluir unoo varios días de descanso entre losentrenamientos. Fue una sorpresa quepudiese terminar este segundo periodosaliendo todos los días sin mayorproblema.

Incrementar la distancia doscientosmetros al día no parece gran cosa, pero

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el contraste con los casi dos mesesanteriores incrementando cien metros lonoté muchísimo. Como corredor defondo agradecí poder correr losuficiente para sudar la camiseta.Mantuve las precauciones anterioresrespecto al ritmo, pero con un matizimportante. En este segundo periodo detransición que duraría un mes comencé aintroducir la participación encompeticiones. Busqué carreras en lasque la distancia se ajustase lo másposible a la distancia por la que ibaprogresando y me las tomaba comosesiones de calidad. Dicha calidad seconvertía en la coartada para

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desahogarme y salir pitando con las queya sentía como reestrenadas piernas.Pensaba que ya podía correr más ymejor e intentaba demostrarme a mímismo que así era. Así que en aquellasprimeras oportunidades de competir enmi vertiente minimalista me lo tomécomo un refuerzo divertido en miprogresión con ilusionantes resultados.

Cuando superé esta segunda fase dela transición ya me sentía mucho mássólido. Los dolores mañaneros en lareorganización de mis pies ya no erantan intensos y con claridad mis piernasse estaban fortaleciendo. Acercarme alas distancias a las que yo había estado

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siempre acostumbrado me hacíasentirme mucho más cómodo y feliz. Mifuncionamiento con los huaraches y otrasrecién adquiridas sandalias para evitarel deslizamiento por la humedad erafantástico. Aunque es necesario decirque al mismo tiempo que te acostumbrasa la nueva forma de correr tambiéntienes que hacerlo a ajustarte de formacorrecta este tipo de calzado. Al final lologré con algunos criterios depersonalización de su uso y acople. Nome planteaba volver a cubrir mis piespara correr, más bien hice lo contrario.

La tercera fase suponía pasar de losdiez a los quince kilómetros con

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incrementos de trescientos metros. Estosuponía unas dieciséis sesiones con ladiferencia de que en esta ocasión yacomenzaba a espaciar losentrenamientos de vez en cuando por undía de descanso. Estas distancias yasuponían entrenamientos de suficientedimensión como para explorar misposibilidades como corredor. Comencéa buscar recorridos alternativos con losque adaptarme a más variedad con lanueva técnica. Estábamos en verano yeso me llegó a suponer un problemaimportante con mi sudoración exageradaporque llegaba a inundar mis sandalias yen alguna ocasión tuve que parar a

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secármelas pues perdía tracción. Apartede estos problemas técnicos, laevolución siguió siendo buena,combinando entrenamientos másrelajados con la participación encompeticiones en las que tensaba másmis fuerzas. En estas ocasiones mesentía muy entusiasmado por los tiemposque estaba llegando a alcanzar encompetición pues hacía muchos añosque no conseguía hacer esos registros.

Con el final del verano inicié elúltimo tramo de mi particular transición.Pasé de quince a veinte kilómetrosincrementando cuatrocientos metros encada sesión. Esto suponía unas doce

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sesiones. Me planteé hacerlas de formaseguida, aunque con varios días dedescanso sin introducir sesiones máscortas de forma intermedia para llegarlo antes posible a dicha distancia. Miobjetivo era poder correr un mediomaratón y ese era el camino que mehabía marcado.

Estaba acumulando muchoskilómetros en poco tiempo y aunque notenía apenas ningún tipo de las molestiasanteriores, sentía de otras formas quehabía subido mucho la carga. Empezabaa notar los pies muy saturados con elincremento de kilómetros, sobre todo sitranscurrían por zonas en las que la

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superficie tuviese muchas piedras. Medaba cuenta de que la transición teníavarias capas que evolucionaban adistintos ritmos, algo que al comenzar acorrer descalzo confirmaría. Las plantasde los pies, al faltar la amortiguaciónque las aislaba, tenían que absorbermuchas irregularidades que de otramanera no sentían. La estructura dehuesos, músculos, piel, ligamentos queformaba el pie no estaba acostumbrada aese trabajo extra y el incremento dekilómetros llegaba a bloquearme. Unavez más, no era un dolor degenerativopero incluso en esa vertiente benigna deser síntoma de un proceso de

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reconstrucción y fortalecimiento podíadejarme fuera de juego. Tuve que soltarun poco el ritmo de progresión porque,hablando claro, no tenía más remedio.Pero sin demasiados esfuerzos llegué ala distancia de veintiún kilómetros conel primer medio maratón que corrí enmodalidad minimalista. La culminaciónde esta última fase de la transición condicha prueba fue un éxito, aunque mispies quedaron un poco maltrechos convarias ampollas provocadas por elsobreesfuerzo.

M I Q U E L I VA R S

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E S P Í ,4 2 A Ñ O S . D É N I A( A L I C A N T E ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Una manera más deautoconocimiento,contacto y comunión conel entorno.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Eficacia.

Página web o blog en el

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que seguir tus pasos.•http://5dedos.es/thebarefooter/author/miquel-ivars

Llegados a este punto, considerabaque ya estaba adaptado a correr casicualquier distancia con mis huaraches osandalias. De hecho, mi siguienteobjetivo era la distancia que más meestimulaba. Los cuarenta y doskilómetros del maratón siempre me hanpuesto en mi sitio. En estos momentosque hay tantas macropruebas dedistancia de cien kilómetros y más, no

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tengo la sensación de que el maratónhaya perdido un ápice de poderío.Terminar un maratón e incluso dos en unaño siempre ha supuesto para mí lasensación de haber hecho mis deberes.

Con esas convicciones comencé apreparar la programación paraacercarme a la distancia que mepermitiese competir en esa prueba conconfianza. En ese punto fue cuando mitransición al minimalismo paró de formadefinitiva porque ya no pude progresar.La tensión a la que me estabasometiendo en las competicionesprodujo que mis sóleos y gemelossaltasen por los aires y me fuese muy

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complicado recuperarme. Estuve unatemporada tanteando estas molestias,volviendo a correr, pero con lasensación de que había hecho algo queme costaría arreglar.

LA TRANSICIÓN ALDESCALCISMO

Desde la perspectiva que te da ladistancia, tengo claro que la primeratransición que hice para correr concalzado minimalista acabé degradándolatras un proceso inicial bastante bueno.Las ganas de correr más rápidoaceleradas si cabe por algunos buenos

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puestos en carreras populares me dieronla falsa idea de que ya estaba maduro. Yde maduro me caí del árbol y tuve quereplantearme todo lo que había hecho.Los resultados del cambio tras laeliminación de la amortiguación ycualquier otro mecanismo de control dela pisada, además de la lógica variaciónde la forma de correr, habían supuestouna liberación. El problema es que, aligual que alguien a quien le quitan trasvarios meses una escayola no puedeutilizar de forma plena sus miembrosantes atrapados, yo no debía pretenderusar los míos a pleno rendimiento contanta premura. Me pasé de rosca y lo

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pagué, y lo peor es que no terminaba deencontrarme bien.

Era el momento de empezar otra vez,una vez más desde cero, pero esta vezdescalzo. Mi mujer, testigo constante demis evoluciones en el mundo de lascarreras desde muchos años antes mesugirió esta posibilidad y yo, que confíoen su perspicacia, le hice caso. No eraalgo que me plantease porque, aunque yaconocía algunos corredores como NanoPiesnegros o Santi Ruiz que habíanconseguido metas para mí asombrosascomo terminar el maratón en menos detres horas o la Marató i Mitja delPenyagolosa descalzos, yo no me veía

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capaz. Es algo que está dentro y no teplanteas, te dices a ti mismo que nopuedes y desde ese mismo momento esasí. Pero, una vez más, en el momento enel que te colocas en esa posición en laque ves que no tienes nada que perderpues nada tienes, te preguntas por qué noy entonces te pones a ello.

En esta ocasión comencé de formaparecida a como lo hice en la primerafase, aunque el tema acabóevolucionando de otra forma. Laprogresión de la distancia la planteéalgo más rápida pues entendía que alllevar ya un año de práctica minimalistamis piernas estarían más acostumbradas.

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Así comencé con trescientos metrossubiendo de doscientos en doscientoshasta llegar a los cinco kilómetros. Estaprogresión saltaría en pedazos pormotivos muy diferentes de los queimaginaba.

Para comenzar, elegí una de esasmalogradas e inacabadas urbanizacionessin casas fruto de la burbujainmobiliaria. Era un buen lugar porqueel asfalto estaba muy bien conservadopor la falta de uso y además eratranquilo por razones obvias. Estuvecorriendo en ese espacio protegido ycuidado durante un par de semanas.Como no era muy grande, me tocaba dar

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varias vueltas para hacer poca distancia.Así que, tras una exploración por losalrededores, busqué una carreteratranquila sin demasiada pendiente paraseguir progresando. De tal forma quecuando llevaba algo más de treskilómetros me desplacé hasta allí. Esosprimeros kilómetros en la urbanizaciónfueron para sorpresa mía muyfavorables. Mis pies descalzosrespondían muy bien a la carrera y lasensación al pisar aquel asfalto pulidoera muy agradable. Algo habíaaprendido y en ningún momento tuve latentación de ir muy rápido, así que esosentrenamientos transcurrieron de forma

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muy relajada. La piel quedaba un pocorasposa al final de cada cortoentrenamiento, pero nada que no pudiesearreglar un poco de crema para pielessecas. Luego vendrían muchas decenasde esas botellas como un regalo paradespués de las carreras. Esas dosprimeras semanas me sentí muy enarmonía con todo lo que estaba haciendoy como lo estaba haciendo. Tanto fue asíque pensé que la evolución para correruna mayor distancia no sería demasiadodifícil.

Con estas impresiones me puse acorrer en aquella carretera de tercer oincluso de cuarto orden. En ese momento

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noté la gran diferencia que suponíacambiar de una superficie pulida ylimpia a otra rugosa y llena de piedras yotro tipo de porquerías.

En los primeros días corriendo en laurbanización fantasma ya constaté quemi vista tendría que trabajar el triple decuando corría con sandalias. Necesitabaescudriñar con detalle el terreno paraguiar lo mejor posible mis pasosevitando obstáculos ya que incluso en unlugar tan privilegiado como aquel nodejaba de haber alguna piedrecita u otrotipo de objetos. Pero en aquellacarretera que no tenía nada deextraordinario la cantidad de elementos

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que debería evitar se multiplicaba encomparación a lo que estabaacostumbrado. Una sensación de estrésplaneaba en mi cogote mientrasdeambulaba dando saltos entre laschinas y aterrizando en un asfalto muypoco amigable. Pensé que a lo mejor eraun salto demasiado grande en lascondiciones del terreno para el pocotiempo que llevaba, pero una vez allí notenía ganas de echarme atrás.

Mi bautismo de realidad cotidianafue al final demasiado duro. Tuve latorpeza de salir a mediodía, con lo que alas condiciones más duras de la propiasuperficie se le añadió una temperatura

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bastante alta del asfalto. Apenas habíacorrido un kilómetro y ochocientosmetros y me saturé por completo. Mispies ya no podían admitir seguir en esascondiciones y tuve que parar de correr.Lo peor es que andar una distancia tancorta para volver al coche se convirtióen un suplicio. Llegué a casa con elánimo por los suelos y la sensación detener los pies cocidos. Resultaba claroque tenía que contar con muchos másfactores que con los que lo había hechohasta ahora. Algún tiempo despuésaquellas condiciones me habríanresultado más que normales, pero enaquel momento supuso toda una crisis en

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la valoración de si podía seguircorriendo así.

Después de aquella amargaexperiencia estuve buscando recorridosmás amables para seguir progresando.Como me desplazaba a diario paratrabajar a Castellón, me acercaba alpaseo marítimo para correr por el carrilbici, que se prolongaba hasta las playasvecinas de Benicássim por más de sietekilómetros. Resultaba algo menossencillo que correr por mi primeraburbuja ya que habían algunos cambiosde superficie y algunas de ellas eran delija, imagino que para evitar que losciclistas resbalasen. En aquel terreno tan

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turístico, entre patinadores y abuelitospaseando, pude salir de la incubadora eir fortaleciendo poco a poco mis pies.En alguna ocasión volví a intentar correrpor las carreteras terciarias de montañacercanas a mi pueblo y aún recuerdo undía que acabé dando saltos, sin saber sipisar cagadas de oveja o piedras. Asíque volví al paseo marítimo, algo queprolongué durante un par de meses.

Lo bueno es que en aquel terreno detransición suave pude ir mejorando latécnica y sobre todo adaptarme en verlos obstáculos pequeños que, al fin y alcabo, eran los que más molestaban si telos tragabas. A diferencia de lo que

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mucha gente, cree el peligro de hacertedaño corriendo descalzo no está tantorelacionado con clavos, vidrios y otrosobjetos cortantes comunes que se puedenver sin dificultad como con aquello quese camufla. Las veces que más daño mehe hecho pisando algo que no debía hasido en terrenos que parecían másinofensivos porque te relajas y mirasmenos. Algo que en otras circunstanciasverías con facilidad se puede llegar adisimular mejor si prestas menosatención. Por otra parte, está el efectoyunque. En un camino de tierra y piedrascuando pisas vas apartando y sobre loblando lo duro lo es menos. Cuando

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pisas una piedrecilla puntiaguda sobreasfalto u otra superficie dura, es el pieel que recoge todo el impacto con lasdolorosas consecuencias.

Sin embargo, no todo es tan terrible.Por suerte, los pies se van adaptando deuna forma increíble a todo esto. Por unaparte, la piel se va haciendo progresivay rápidamente más resistente. Lacapacidad de absorción de lasirregularidades del terreno sin quesuponga dolor se desarrolla despaciopero de forma clara y contundente. Deigual forma, la tolerancia al impacto deelementos incisivos como piedras uotros objetos se va incrementando.

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Ahora piso corriendo de forma relajadazonas de gravilla que al principio eraincapaz por el bajo umbral deresistencia al dolor que tenía. Por otrolado, y este resulta uno de los efectosmás sorprendentes y maravillosos de laadaptación, se desarrolla la capacidadde reflejos. La combinación de lapropiocepción del pie para pisar de laforma más adecuada al terreno queencuentra unida a una rapidísimacapacidad de pisar en el mejor lugarposible en terrenos difíciles permite aun corredor descalzo ir progresando enla adaptación a todo tipo de terrenos. Aesto hay que añadir un tercer reflejo de

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rápido escape a elementos que puedenresultar muy agresivos para la piel. Enlos últimos tiempos, noto que mis piespivotan sin llegar a pisar del todo algúnobjeto más puntiagudo que el resto. Esome permite correr poco a poco másdeprisa por terrenos más accidentadossin el miedo a hacerme daño, aunque meexige una concentración total en micarrera.

En este último aspecto había leídoen varias ocasiones la relación entrecorrer fondo y la meditación zen. Másallá de cuestiones espirituales que novienen al caso, correr descalzo puederesultar lo más parecido que yo he

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conocido a un estado de concentración yconsciencia total de tu desempeño físicoy psíquico en tu entorno. Me resultó muyestimulante comprobar que unaactividad tan común para mí como eracorrer me abría dimensiones personalespoco exploradas.

En este camino iniciado deexploración interna a través del correteoexterno seguí pensando en lascompeticiones como una vía de progresoy aprendizaje. Para ello busqué unaprimera carrera que se pareciese lo másposible a mi primer circuito protegidode entrenamiento. Fue la del campus demi universidad, lo que no solo me

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aportaba un recorrido adecuado, sinoque me daba la tranquilidad de loconocido. Me generaba un poco deansiedad la posibilidad de colapsarmeen mitad de una competición. No queríaser objeto de miradas y comentarios yme guardé bien las espaldas. Todo fue apedir de boca y eso me animó a seguirprogresando en la incorporación de másdistancia y a intentar variar los tipos derecorridos.

P E P E R O L D Á NC A S T A Ñ O ,4 3 A Ñ O S .

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M O N T I L L A( C Ó R D O B A ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Realmente, mirando en ladistancia de estos dosúltimos años, laexperiencia de lo quesupone para mí correrdescalzo ha ido variandoconforme pasaba eltiempo, aunque creo que,fundamentalmente, paramí correr descalzo hasupuesto una manera de

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aprender a correr. Dehacerlo, además, con unaconsciencia del hechofísico que suponedesplazarse corriendodistinta a toda miexperiencia anterior. Elpensar sobre la forma decorrer, el hacerlo deforma conscientemientras corres,pendiente de dónde pisantus pies y recibiendotodas esas cosas quetienen que decirtecorriendo descalzo.

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Sentir la temperatura delasfalto, húmedo y tibioen zonas de umbría desubida a la sierra deMontilla, bajar tandeprisa como puedesmientras el asfalto secalienta de vuelta a casa.Y siempre pensando encómo lo estás haciendo ycómo puedes hacerlomejor. Solo descalzo sepuede sentir tanto y tanbonito de una carreracualquiera.Pero, a pesar de todo el

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tiempo y los kilómetrosen las plantas, elrecuerdo de miinolvidable primer díacorriendo descalzo es unregalo que me repito amenudo como fuente deplacer. He tenido otrosmuchos días, con muchosmás kilómetros, conretos íntimos superadoscorriendo descalzo, peroninguno logra parecersea ese primer día en elque comprendes que sí,que se puede correr

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descalzo, que lo estáshaciendo y que piensasseguir haciéndolo pormuy loco que te diganque pareces haciéndolo.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?La más evidente es notener que preocupartepor el calzado. Y no essolo una perogrullada.Para mí, handesaparecido losproblemas de modelos

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de zapatillas, compras entemporada, con rebajas,del modelo del añoanterior, del gel, deladiprene y de los 120euros de cada vez quecaías en la trampa, queera a menudo.Si puedes correrdescalzo, puedes corrercon cualquier cosa que teparezca cómoda y eso,para un corredor, es unaargumento demoledor :-)

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que seguir tus pasos.Lo más cómodo es miperfil de Twitter. Es unagregador depersonalidades :-)http://twitter.com/peperoldan

Eran mis pies los que marcaban elritmo de la progresión. Si me pasaba, sesaturaban y me ordenaban que parase, yno tenía más remedio que hacerlo. Esono suponía ni lesión, ni daño alguno,pero el dolor se hacía tan intenso quetenía que dejarlo. Ese dolor sordo ybloqueante cada vez aparecía más tarde,

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pero el tope que siempre tenía en menteen la medida de lo posible intentabaevitarlo. Las progresiones en papel deincrementos medidos en tiempo ydistancia perdieron su sentido porque alfinal fueron mis pies los que dictaron elritmo. Me limité a seguir susindicaciones a través de sensaciones ycon paciencia fui mejorando y alargandolas posibilidades que tenía de corrermás y en más sitios. Durante muchasocasiones llevaba mis sandalias paramás tranquilidad pues si llegaba, quellegaba a menudo, un momento debloqueo, me las ponía y seguía conellas. Durante un periodo sentí que no

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las necesitaba y las dejé una temporadaen casa, pero cuando quise progresar adistancias mayores que me alejabanmucho volví a cogerlas por seguridad.

PASOS PEDREGOSOS

La apertura a más superficies y circuitosfue irregular en resultados. Correr porlas carreteras de montaña era agradablepor la tranquilidad. Me podía permitir ircorriendo por el medio buscando laszonas más adecuadas. Es difícil correrdescalzo en línea recta, lo que puederesultar sorprendente, pero es que notiene sentido correr por una zona mala si

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al lado hay una mejor. Pero por logeneral son zonas de relieve bastanteduro y suele haber tramos muydeteriorados. El asfalto en mejorescondiciones está en carreteras mástransitadas, pero al final te ves estresadoy empujado a correr por los arcenesdonde se acumula toda la basura.Comencé a tantear caminos rústicos y,aunque los primeros intentos estuvieronlejos de algo que se pudiese llamarcorrer, las sensaciones fueron muyagradables.

Los intentos de correr en este tipo decaminos no asfaltados se repitieron enlas sucesivas semanas. Algo que me

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preocupaba al inscribirme encompeticiones en las que no conocía elrecorrido es que apareciese algún tramomuy duro y me dejase parado o no fuesecapaz de superarlo. Por ello tomé ladecisión de ir acostumbrándome acorrer en caminos rústicos y muypedregosos. En estos, la superficiedependía mucho de la naturaleza delterreno, ya fuese con más arcilla,piedras de rodeno, piedras de río,arenoso, etcétera, siempre ibacambiando. En un primer momento medediqué a andar, acostumbrándome altacto y la presión de las piedras. Trasunas cuantas sesiones andando, comencé

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a intentar practicar algún ligero trote conpenosos resultados. Tenía la sensaciónde que no iba a poder hiciese lo quehiciese, aunque más que una sensaciónera una creencia. La cuestión eraencontrar mi forma.

El problema que tenía en este tipo desuperficies es que nada más comenzarme bloqueaba al pisar las primeraspiedras, seguía y me volvía a parar. Noera tanto por el dolor como por latensión que me generaba esa situación.Se me ocurrió que lo importante era noparar del todo, mantener el movimientoaunque fuese muy despacio. Me puse atrotar sobre el mismo terreno sin

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avanzar y me di cuenta de que al tratarde no impactar sobre todas las piedrasiba desplazando lateralmente los pies ylas caderas como si bailase samba. Meiluminó la idea de que la mejor forma decorrer sobre las piedras era bailandoentre las mismas. Así que reproduje enmi mente el sonido potente de unabatucada y comencé a mover los pies,avanzaba sorteando las piedras a eseritmo. Resultó mágico, tenía armonía.Los pies buscaban los mejores sitios sinperder ritmo y, aunque con unavelocidad bastante lenta, el avance eraimparable. Luego me enteré que mehabían visto en esa situación y habían

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comentado que parecía Chiquito de laCalzada dando saltitos. En cierto modoes para sentirse orgulloso de que a unolo comparen con tan grato personaje.Pero esa técnica en principio tímida fuemejorando y, sin perder ese ritmo mentalde los imponentes tambores brasileños,fui mejorando la velocidad y laseguridad. A día de hoy he introducidoen mi rutina semanal un día para correrpor caminos pedregosos porque tengoclaro que resulta una forma excelente defortalecer mis pies y mejorar misreflejos. Por otro lado, logré mi objetivode estar tranquilo respecto a lasposibles sorpresas de tramos malos que

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pudiesen aparecer en las competiciones.Lejos de asumir las capacidades de loscorredores que mencioné, incrementar lacapacidad para correr cada vez mejorpor todo tipo de terrenos se vaconvirtiendo en un aliciente y formaparte de esta aventura que es correrdescalzo.

CATÁLOGO DESUPERFICIES

En esa nueva apertura de la conscienciaque te da la oportunidad de correrdescalzo está el descubrimiento de lainmensa variedad de suelos o

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pavimentos que recorremos todos losdías. Se puede correr en casi todos, perono de igual forma ni con los mismosresultados. Resulta un lugar común queel mejor lugar para correr descalzo es laarena húmeda de la playa o un campo decésped. Al final, resulta que puedenresultar mucho más problemáticos; poruna parte, al ser más blandos no seejercitan bien las capacidades de lospies, y por otra, debajo de esa blandurapueden haber muchos peligros ocultos.La primera y única vez que corrí en unhermoso y extenso campo de césped, deesos que en España casi solo vemos enlas películas, acabé clavándome una

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pequeña rama con agudos pinchos queestaba oculta.

Lo blando no es el camino para elcorredor descalzo. Lo mejor es lo duro,suave y poroso. Hay algunos asfaltos ograndes losas de hormigón que serían lomás agradable que puedo imaginar. Lomás corriente que podemos encontrar esel asfalto. Esta sustancia puede sermagnífica o un suplicio. Es magníficacuando está en buen estado, es pocogranuloso y la superficie está bastantecompactada, por lo que al caer con elpie sientes un tacto homogéneo. Escomplicado cuando está deteriorado,dejando zonas muy granulosas, con

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piedras con cantos agudos al aire ogrietas de diferentes tipos. En estoscasos se puede salvar la situación si haybastantes islas en buen estado, aunquetoca ir evolucionando de forma irregularpara buscarlas. Si además hay tráfico,todo se complica, por lo que es mejorque las carreteras sean solitarias yapartarse al escuchar la llegada devehículos. Cuando el asfalto es muynuevo, pero han ahorrado en alquitrándejando una superficie muy granulosa,no hay escapatoria, hay que apretar losdientes, bajar el ritmo y aguantar hastaque cambie. Por suerte, los asfaltados decalles y carreteras no dejan de cambiar

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para bien o para mal, y no hay mal quedure demasiado tiempo. Algunos deestos materiales son auténticospelapatatas horizontales, pero a pesar detodo resulta fascinante comprobar cómolos pies cada vez son más capaces desuperarlos sin mayor problema. Esaadaptación, ajustando el ritmo,concentrado y relajado, es el caminopara que los obstáculos ya no estén en elsuelo, sino en las fuerzas que uno tieneen esa carrera.

El asfalto ya sea de buena o malacalidad tiene un problema: si hacemucho calor se calienta una barbaridad.Cuanto más oscuro, más temperatura

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alcanza. Si uno piensa que sus pies estána la brasa, es mejor buscar antes laslíneas de pintura que marcan la calle ocarretera que siempre están a unatemperatura muy inferior. Y desde luego,si aún no se está muy acostumbrado asalir los días de calor, es mejor llevaralgún calzado protector para no llegar asituaciones desagradables. Se trata decorrer, no de mortificarse.

En estos recorridos asfaltados seproducen algunos fenómenos curiososque hay que tener en cuenta. En lamedida de lo posible, es mejor ir de lalínea pintada hacía dentro de la calzada.El arcén es lo más parecido a un

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vertedero de basura que podamosimaginar. Esto, por lógica, no seráposible hacerlo en algunas carreteras.En las curvas cerradas, cruces decaminos, zonas de paso de muchoscamiones por entradas a fábricas,etcétera, nos vamos a encontrarsuperficies muy castigadas y bastanteduras. Todo esto resulta muy estresantesolo de pensarlo. Deja de generartensión cuando asumes que es importanteadaptarte y más aguantar el tipo paraseguir adelante. Y si lo tienes clarotambién te convences de que todo serámucho más interesante en la medida enque llegue un momento en que todo ese

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tipo de inconvenientes no lo sean tanto ono lo sean en absoluto. Se trata de unacuestión de adaptación progresiva, y esadureza inicial, en la medida en que laaceptas y la asumes, va perdiendo filo.

Respecto a otras superficies típicas,podemos hablar de las aceras.Podríamos pensar que siempre es másrecomendable correr por una acera antesque bajar al asfalto de la calle. A vecessí y a veces no. Cuando las losas son deun material liso o con dibujos de relievecon cantos redondeados es muyagradable. Este verano disfrutémuchísimo corriendo por el inmenso yhermoso paseo marítimo de Benidorm

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donde cerca de cuatro kilómetros estánpavimentados con enormes losas depulido mármol. El resto del paseo tienediferente tipo de pavimentos, pero todosson amables con un corredor descalzo.Sin embargo, existen de forma frecuenteaceras con baldosas de dibujosgeométricos de fantasía con unos cantosagudos como cuchillas. No hace faltaque valore el interés por correr sobreese tipo de superficies.

La creciente red de carriles bici demuchas ciudades es un recurso muyutilizado por los corredores descalzoscomo recorrido más cómodo. Yo tengomis reservas sobre lo adecuado de estos

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circuitos para correr descalzo. Cuandoson nuevos se pavimentan con unamezcla muy adherente que me recuerda ala lija, es obvio que es muy útil paraevitar resbalones de las bicicletas. Alestar corriendo un trayecto largo sobreesta superficie uno se siente como unfósforo a punto de incendiarse. Esaaspereza llega a ser muy corrosiva eincómoda.

Hay carriles que ya son viejos y seha desgastado esa capa, por lo que esmás fácil correr. Pero hay otros peligrospeores que rasparte un poco la piel.Cuando he corrido en carriles bici lo hehecho siempre por la orilla, lo más

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pegado al borde para no molestar a losciclistas. Sin embargo y en alguna granciudad han sido muchas las ocasiones enlas que me han empujado metiéndomelos codos, han hecho amago deembestirme para que me apartase o, elcolmo, me han bloqueado el paso paraque no pudiese continuar. En fin,supongo que la vida del ciclista urbanoes muy dura, pero un inofensivocorredor descalzo está lejos de ser elmayor de sus problemas. Por esta razónno me acerco a los carriles bici, se hanconvertido en terreno aún más peligrosoque las mismas carreteras.

Una variante más pacífica de los

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carriles bici son las Vías Verdes de losantiguos trazados ferroviarios quefueron abandonados. Como en estoscasos nadie tiene la exclusiva, laconvivencia se hace necesaria. Sontramos bastante tranquilos, sobre todolos días de diario, pero sus cualidadesson muchas veces muy duras para elcorredor descalzo. Las que han sidoasfaltadas tienen un asfalto flojo muygranulado que se desmenuza enseguida,por lo que constituye una auténticaalfombra de clavos. Además, en lostrazados donde no hay asfalto suelehaber muchísima piedra, mucho más delo que suele haber en cualquier camino

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rústico. Esto es irregular, ya que estoscaminos tienen muchas decenas eincluso cientos de kilómetros, pero almenos para mí son de momentoinaccesibles para largos recorridos.

Por último, creo que merece la penaconsiderar, sobre todo para loscorredores que empiezan en estamodalidad, las pistas de atletismo. Haytambién muchos tipos de tartán, algunosmás ásperos, otros más suaves, algoblandos pero no del todo. Para comenzarpuede estar bien porque da tranquilidadno tener que controlar ni tráfico nielementos que puedan resultardolorosos. Después de muchos años de

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renegar de la posibilidad de correr enestos espacios he comenzado a entrenarallí para desarrollar la velocidad que nopuedo en espacios más accidentados.

Al final de este recorrido tanvariado creo que lo mejor de todo es lariqueza del aprendizaje al que uncorredor descalzo se somete y de sercapaz de adaptarse, si no a todos, a casitodos ellos. Es algo que te hace sentirmejor porque observas cómo progresasy cómo los límites en las posibilidadesde correr descalzo cada vez son másdifusos. Sin embargo, hay que serrealista y valorar determinadassuperficies como mucho más

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interesantes para correr descalzo queotras, así como las que son peligrosas olesivas. Creo que para un corredordescalzo es fundamental salir sin miedoa correr a cualquier sitio pero estamoscondicionados por algo que los calzadosno lo están. La clave está en saberdesenvolverse con inteligencia y buscarsiempre el mejor trayecto de todos losposibles, ya que en una misma carretera,calle o camino hay infinitasposibilidades de sortearlo. En el extrañocaso de que no hubiese alternativasaludable, lo mejor siempre es sacarselas sandalias de repuesto del cinto yseguir corriendo como si tal cosa.

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P I L A R R A R O ,3 5 A Ñ O S .S E G O R B E( C A S T E L L Ó N ) .

¿Qué supone para ticorrer descalza?Correr descalza es sentircada paso que doy másintensamente. Sientes eltiempo, sientes muchomás tus pies, y a medidaque avanzo, el cuerpoentero sabe que estoycorriendo, que estoydisfrutando.

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Por ejemplo, ahora quees otoño es genial sentirlas hojas secas de losárboles bajo mis pies, enprimavera el asfaltoempieza a estar máscalentito y en verano,cuando cae la tarde, esmaravilloso quitarse laszapatillas y refrescarseun poco corriendo juntoa la orilla de la playa ysintiendo la arena… esasensación se traslada atodo el cuerpo, sintiendola libertad de no

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necesitar nada paradisfrutar de mi deportefavorito.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Correr descalzo tambiénme ayuda a corregir latécnica, son los piesquienes me orientan encómo correr mejor, cómoapoyar, cómo avanzar,me indican la posturaóptima para correrrelajada, sin tensiones,

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en armonía.En resumidas cuentas,correr descalza me ayudaa mejorar, a ser másrápida y más eficiente. Ycomo he comentado en lapregunta anterior, no esque sea una ventaja, esun privilegio lasensibilidad que te dacorrer descalza. ¡Esmaravilloso!

Página web o blog en elque seguir tus pasos.No hay forma de

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seguirme. Pienso quecada uno debe seguirse así mismo…:)Aunque hay algo de mitransición minimalista enhttp://www.correrdescalzos.es/foro/viewtopic.php?f=9&t=1832

La otra cuestión es ser consciente delas enormes ventajas y disfrute quesupone correr descalzo encontraposición con los pequeñosinconvenientes. Así, siempre será mássencillo entender por qué no debedesanimarnos encontrar dificultades en

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el periodo de adaptación o tener algúndía en el que todo fue muy difícil. Hayuna idea que marca la diferencia, antesde correr descalzo sientes que no erescapaz de hacer muchas cosas queconsideras imposibles, pero cuando yallevas un tiempo haciéndolo esasensación comienza a resultar ridicula ylas buenas vibraciones se trasladan amuchos más ámbitos de la vida.

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CAPÍTULO 5: LASCOMPETICIONES.CORRER, VOLAR

O BAILAR

Las carreras populares son una fiesta,el momento en el que los corredoressalen a las calles para celebrar sudisfrute y medirse a sí mismos junto alos demás. Es esa celebración dondecientos, miles, en ocasiones decenas demiles de personas invaden las calles elmomento de mayor motivación, en el quetodo lo que puede funcionar lo hace

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mejor alentado por la mecánica delentusiasmo. Para mí, que estuve a puntode abandonar las competiciones por mispasados problemas físicos en laspiernas, volver y volver descalzo tienealgo de rito y sacrificio festivo. Esa ideade aventura cobra un enormeprotagonismo ante ese acontecimientoemocionante en el que todo se hadispuesto para que des lo mejor de timismo sin esperar nada más que lasatisfacción de sentirte capaz dehacerlo.

SORPRESAS YPREPARACIÓN

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Los momentos culminantes en la vida delos corredores se producen en lascarreras. Las competiciones son lapimienta que anima a seguir entrenandomás y mejor. En estos eventos nosmedimos a nosotros mismos, lo hacemos(aunque sea de forma involuntaria) conotros y compartimos nuestra experienciacon los seres queridos que tengan a bienacompañarnos.

Si a estos elementos comunes atodos los participantes añadimos elfactor de correr descalzo, todo se poneaún más interesante.

Para el corredor descalzo el circuitode una competición, sobre todo si es su

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primera vez o este ha sufridomodificaciones, es una incógnita. Elritmo en el que se desarrollará la pruebaestá muy condicionado por la dificultaddel terreno. Una prueba que discurra porasfalto dista mucho de tener que serhomogénea. Si existen tramos conasfalto desgastado, con gravilla,etcétera, puede resultar mucho más duroy dificultoso que un camino rústico llenode piedras. Sin embargo, estaincertidumbre, lejos de resultar unproblema, se convierte en un alicientepara aquellos corredores que lo quepersiguen es explorar sus posibilidadesen la superación de obstáculos y retos

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imprevistos. Asumir con alegría lo quenos pondrán por delante supone, claroestá, una importante dosis de seguridadpersonal en las posibilidades de lospies. Eso será algo que proporcionaráde forma natural el tiempo deentrenamiento.

Un aspecto positivo en la transicióna correr descalzo es la claridad con laque constatamos nuestros avances en laadaptación de nuestros pies a losterrenos más diversos. Comprobar queal cabo de unos meses podemos trotarrelajados por un camino pedregosocuando en nuestros inicios éramosincapaces aporta una limpia tranquilidad

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a la hora de abordar un trayectodesconocido.

Encontrarse en una carrera conocidapara abordarla descalzo por primera vezes como encontrarse con un viejoadversario contra el que no compitesdesde hace mucho tiempo, conoces suesencia, pero tienes claro que te puedesalir con alguna sorpresa. Los aspectosque te pueden sorprender son lascaracterísticas de la superficie delcircuito, que te puede ayudar más omenos a cumplir tus objetivos. La clavees que estos poco tienen que ver con losde un corredor calzado.

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LA ACTITUDCOMPETITIVA DELCORREDOR DESCALZO

En principio, somos muchos loscorredores descalzos que defendemos laidea de que descalzo se puede correr tandeprisa como calzado. Pero eso deentrada no es así e intentarlo puederesultar catastrófico. Por ello, alprincipio es importante incorporar lascompeticiones a la lógica de latransición. Podría parecer contradictoriocompetir en una transición, pero esta eslarga y la motivación que supone ir a

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carreras y participar en ellas lo hacetodo mucho más ameno.

Sin embargo, al acudir a una carrerala actitud cambia y aunque estésadaptándote vas a ir un paso más allá.Eso puede suponer un avance o unretroceso si en vez de uno son dospasos.

Tras conseguir terminar descalzo eintacto de fuerzas el medio maratón deAlbacete con mis pies en perfectoestado, consideré que esto me convertíaen apto para competir a buen nivel encompeticiones más cortas. No valoré elhecho de que ese medio lo corrí con unaextrema precaución pues la distancia

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más larga que había corrido descalzoantes había sido una competición dedoce kilómetros, aunque bastante duros.Así me lancé a correr la Volta a Peu deAlmussafes, prueba de 10 kilómetros,para intentar mejorar la marca del añoanterior que hice con huaraches. Casiconsigo igualar la marca por un minutode diferencia. El precio fue la granampolla sanguinolenta en la almohadillabajo los metatarsos que supondríaincorporar una dosis de dolorinnecesaria en mi progresión y unretraso claro de la misma.

La fricción que supuso ir a un ritmomuy superior al que estaba

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acostumbrado fue mucho más dura paramis pies que una acumulación mayor dekilómetros.

De aquella experiencia me quedó almenos la agradable sensación quesupuso, en gran parte del trayecto, lasensación de volar sobre el terreno. Mispies se deslizaban de forma rápida yarmónica entre los aparatosos zapatazosdel resto de corredores. La capacidadde evolucionar de forma rápida entreaglomeraciones de participantes meresultaba sorprendente. Mis piesvolaban y bailaban a la vez y todoresultaba perfecto.

La lección de la fricción en caliente

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fue dura pero clara, en ningún casopodía suponer que por poder cubrir unadistancia lo podría hacer como yoquisiera. Mis pies eran mucho másduros, pero aún no podían absorber laaspereza del terreno como una suela decaucho de tres centímetros. Eso llevaríasu tiempo, aunque a la vez se convertíaen uno de los objetivos más interesantesde la progresión. Como motivaciónfundamental, esa clara impresión de quecon el tiempo podría llegar a tocar elcielo con los pies. No había tenido unasensación de libertad y poderío másintensa que en esos pocos kilómetros enlos que me dejé llevar descargando toda

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la potencia que mi cuerpo me permitíasobre mis pies.

Después de esta experiencia vino lacalma. La tranquilidad de que miobjetivo era otro. De que la competiciónera un estimulante escenario en el queprogresar, pero a mi ritmo. En este casoel escenario era el que imponía el estiloque debía adoptar para superar su retoparticular. Los otros corredores eran,son, compañía pero ya no sonadversarios, competidores, no puedenserlo pues sus circunstancias son otras.Puedes quedar por delante o por detrásde otros pero la sensación final resultaráirrelevante. El diálogo se establece de

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forma interna entre el corredor descalzoy el terreno que este va descubriendometro a metro avanzando por el circuito.Esa conversación íntima se convierte enel dinamismo que el corredor puedepermitirse según su condición físicageneral, el estado de sus pies y la durezadel terreno. Esa convergencia de fuerzasacaba siendo un vórtice para concentrarcada una de las zancadas.

Participar en una competición seconvertía en una decisión más meditada,pues algunos factores podían resultardefinitivos según el momento de latransición en el que me encontrase. Ladistancia ha sido de entrada el factor

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más determinante. Aunque luego pudecomprobar que hay kilómetros que a lavista son inofensivos y que valen pordos y por tres. Un kilómetro de asfaltoviejo calentado por el sol de mediodíade un mes de julio puede resultarinsalvable en los primeros meses de latransición. Con mucho menos que esome tocó volver rabiando de dolor alcoche en un trayecto fallido en lasprimeras semanas de mi transición. Elfactor superficie se convierte en algomuy relevante en los primeros momentosy el cómo será en un circuito, en lasprimeras competiciones, fue algo que enprincipio me preocupó muchísimo.

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En la medida en que tus pies sefortalecen e interiorizas tu condición decorredor que participa en unacompetición muy personal asumes quellegado el momento te adaptarás a lo quesea. Sería ridículo decir que me puedopermitir correr en cualquier superficie,pero en condiciones normales de lo quesuele ser el mundo de las carreraspopulares tampoco es lógico esperarsituaciones anómalas.

Al final, lo importante es manteneruna actitud relajada en la competiciónsobre todo al principio. Esto es ademásfundamental para superar las situacionesmás complicadas que se le pueden

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plantear a un corredor descalzo.En este sentido, y en especial con la

competición, la mente es el 51% porqueva a determinar la adaptación y elresultado de nuestros pies. Nosmovemos con ligereza o con miedo ytorpeza por lo que decidamos y por nadamás. Si fundimos nuestros pies contra elasfalto de forma absurda (mea culpa)por competir contra todos sin unobjetivo claro ni una estrategia lógica,no podemos quejarnos de que correrdescalzo sea complicado o nos produzcadaño. El corredor descalzo ha vuelto anacer como tal y también para lacompetición. Por ello, la relación con el

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correr, con el terreno, con la gente,puede replantearse desde presupuestosrenovados. Correr no es algo uniforme,es algo dinámico, una conversación conel terreno, y en la medida que este esdistinto el movimiento tiene queevolucionar de forma consecuente. Laactitud física se flexibiliza con la mentey así la zancada, el ritmo, el movimientode caderas se adapta al camino sinresistencia. Cada carrera se convierte enla partitura de una música improvisadacomo un buen concierto de jazz. Por eso,en muchas ocasiones tengo la sensaciónde estar bailando más que corriendo.Bailar alrededor de los compañeros de

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carrera, con las piedras para que ruedenen vez de clavarse, con la superficiebuscando la mejor sintonía entre sudibujo y el de mis huellas, todo seconvierte en un acorde equilibrado quehay que mantener hasta llegar a la meta.

En la medida en que iniciar estecamino supone una renovación personal,no tiene sentido acudir a unacompetición con cientos o miles depersonas como si nada hubiesecambiado. Y cambiar es la clave,siempre a mejor. Cuando integras tucuerpo con el entorno no puedes perderla sonrisa por muy agresivo que seaeste.

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Sin embargo, en la participación encompeticiones tienen que existirreferentes de progreso pues ello es loque les aporta más sentido. Ese progresose planteará en diferentes cuestionesconforme se avance. En un primermomento, el hecho de finalizar es másque suficiente. Sobre todo hablando dehacerlo en buenas condiciones y sindaños. Forzar para acabar en mal estadopodríamos considerarlo inútil. En otrafase más avanzada abordar circuitos másdifíciles por su longitud y/ocaracterísticas ayudará a seguiraprendiendo y fortaleciéndose. Y en unaúltima fase, a mejorar tiempos en

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general. Es demasiado simple porquelas motivaciones pueden llegar a serinfinitas, pero aun así agrupan losgrandes capítulos sobre los que seentrelazan las ilusiones de loscorredores: terminar, mejorar ycompetir. La cuestión final es cómoqueremos terminar, mejorar y competir.Si finalizamos intactos y con fuerzassuficientes para volver a casa enteros, sila mejora ha supuesto unas sensacionesmás plenas respecto a cómo nos hemosdesenvuelto por el circuito, con todo esoes previsible que en la competición sealcance una buena posición, ¿pero eseso lo más importante?

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LA RELACIÓN CON LOSOTROS CORREDORES

De momento parece claro que ver a uncorredor descalzo en una competiciónsupone una sorpresa para la mayoría delos participantes. Una sorpresa doblepor la forma y por el fondo. Que laspiernas no acaben en unas zapatillasúltimo modelo, ni viejas ni malas nibuenas, que no acaben en nada que nosea el vacío de la desnudez es a la vezsorpresa y provocación. Sorpresaporque en el fuero interno de casi todoslos corredores (como lo fue para mímismo) eso no era posible. Provocación

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porque contraviene la religión de quecuanto más y mejor amortiguación mejory cuanto más avanzada y sofisticadatecnología aún mejor. Para un runner,ver por primera vez a un semejantedescalzo es un shocken toda regla.

Después de esa primera toma decontacto visual, las reacciones externasestán condicionadas por muchascircunstancias, aunque lo más habituales escuchar comentarios de todo tipo, engeneral graciosos. Lo más interesante escuando algunos corredores, ya sea deforma introspectiva o planteándolo deforma abierta, se cuestionan y replanteanalgunos prejuicios muy asentados sobre

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cómo y con qué hay que correr.En principio, las personas que

manifiestan curiosidad sobre esta formade correr suelen hacerlo porque intuyenuna oportunidad en la misma paramejorar su práctica. Aquelloscorredores que ven problemático correrdescalzo no preguntan, sino quesentencian sobre los males y problemasque me acechan y que seguro que segúnellos tendré. A mí todo esto me hapillado de sorpresa porque no soy dadoa hablar mucho y menos después de unacarrera. Sin embargo, tanto en mi primeraño minimalista como en el segundocorriendo descalzo, he hablado con

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numerosos corredores que se haninteresado por cómo corría. En todocaso, esa difusión espontánea generadapor la curiosidad desde la demostraciónpráctica es lo que parece calar más yempuja a algunas personas a dar susprimeros trotes por esta vía.

Por otra parte, más allá de estavisión como consultor ambulante sobreel descalcismo y minimalismo, hay otravía de relación en el escenario de lacarrera que puede resultar problemáticapara el corredor descalzo. Algunoscompañeros que entrenan descalzos enmuchas ocasiones sienten, sin embargo,una gran aprensión ante la idea de correr

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así en una competición. Ser objeto demiradas y comentarios de formaconstante no es algo cómodo y algunaspersonas no están dispuestas a pasar porello.

Además, en plena carrera esaatención se convierte en tensión y nocontribuye a conseguir la necesariarelajación para que los pies fluyan porel terreno. Si necesitas parar o hacescualquier gesto por pisar sientes comociertos corredores te miran con malicia.En el maratón de Castellón de 2012 mepresenté en malas condiciones porquehabía abusado en competicionesanteriores y tenía una sobrecarga

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muscular en uno de los sóleos. No ibadescalzo pues corrí con sandalias. Meretiré en el kilómetro 16 y por primeravez en 32 años de asistir acompeticiones sentí el bochorno y lavergüenza ajena de escuchar a uncorredor que se burlaba de mí por serminimalista y estar lesionado. Eso eraun tabú que alguien sin ética rompió esedía. No es aceptable que un corredor seburle de otro de forma pública porningún motivo, pero lo es menos que lohaga por sus desgracias. Aquel día mefui dando cuenta de que el mundo de lascarreras populares había cambiadomucho en los últimos años y en algunas

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cosas de forma muy poco interesante.En las competiciones evolucionas

entre el río de corredores. Unos teadelantan y adelantas a otros. Que tepase un corredor descalzo imagino quepuede generar cierta inquietud y comomínimo algún pensamiento al respecto.Lo mismo sucede cuando es al revés yserá la psicología concreta de cadacorredor en su vivencia de lacompetición la que genere actitudesconcretas en ese momento a veces tanpeculiar. Pero volvamos al principio delcapítulo: no es lo mismo que te pase oque pases a un corredor que sediferencia de ti porque lleva un modelo

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de pantalones diferentes, o unaszapatillas de colores chillones o con unasuela con un perfil diferente. Elmomento relevante es si te pasa o pasasa un corredor que contraviene todos losprincipios establecidos de la ortodoxiaamortiguada. En ese caso es algo más,pues te está superando o lo estáshaciendo a alguien que hace lo que sesupone que es la antinorma, lo que vacontra la lógica, lo perjudicial e inclusolo peligroso. No podemos plantearnosque no exista cierta reacción mayor omenor ante este hecho.

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S A N T I A G OR U I Z ,4 0 A Ñ O S .A L M E R Í A .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Correr descalzo es unamanera de mejorar comocorredor. Correrdescalzo equilibra todoel cuerpo, pone lasarticulaciones en laposición correcta y latensión adecuada enmúsculos y tensiones.

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Hace que te vuelvas másfuerte y elástico y que elacto de correr sea algomás instintivo, algo queconecta tu cuerpo con elsuelo y con la mente.Correr, al igual que elsexo y el comer, es unacto primitivo que muchagente tiene olvidado,aunque sea corredorhabitual. El tipo decalzado usado, el ircorriendo luchandocontra el cuerpo, hacerlocomo un acto de

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sacrificio para perderpeso, ganar forma físicao mejorar tiempos en unacarrera hace queolvidemos la verdaderaesencia del acto decorrer. Todo esto serecupera inmediatamenteen cuanto uno sedescalza y pisa el suelo.Se adquiere un nivel deconcentración y unestado mental que seasemeja mucho a lo quese describe en lameditación. Correr

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descalzo es comomeditar en movimiento,es comunicarte con tumente.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Tiene muchas ventajas,pero para entenderlobien y de manera sencillaes como cuando llevasun coche o una bicicletaque lleva tiempo sinusarse a revisión o ahacerle una puesta a

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punto al taller. Correrdescalzo supone eso parael cuerpo. Es comocambiarte los filtros, laspastillas de frenos, losamortiguadores, elcableado eléctrico, etc.Es como si teactualizaran el software.A parte de eso, mejorassensiblemente tu técnica,tu eficiencia corriendo ypor lo tanto los procesosde recuperación postcarrera o entrenamientoslargos son mucho más

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rápidos.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.Me podéis seguir lospasos en la webwww.cualquierapuedehacerlo.es.Es un blog sobre deporteen general cuya finalidades animar a la gente apracticarlo y a plantearseretos que pueden soñar,pero piensan que nopueden llevarlos a cabo.Día a día tenemosmuestras de que esto no

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es así.

De todas formas, no corremos por loque otros piensen o quieran de nosotros,si fuese así casi nadie lo haría. En estesentido, aunque con diferencias, todoesto me recuerda cuando comencé acorrer a principios de los ochenta,cuando esta actividad resultaba un tantoextravagante para la mayoría. Estasensación de extrañamiento ante elhecho de correr se fue diluyendo por dosvías: con la incorporación de más y másgente a las calles, con la invasión decorredores en el espacio público, y la

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más importante, con la generalización dela actividad física como uno de losnegocios más boyantes de nuestracivilización. Correr pasó de ser eldeporte más barato de todos a poder serbastante caro. Si sumamos el coste delequipo de un corredor bien pertrechadodel siglo XXI (este tema se amplía en elcapítulo nueve), podemos llegar sindemasiados problemas a los quinientoseuros. Desde hace algunos años,además, muchas carreras se hanconvertido en auténticos negocios; algocontrovertido, teniendo en cuenta elorigen voluntarista en la organización delas competiciones más clásicas. Correr

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descalzo rompe con muchas cosas yentre ellas con una parte del león delnegocio del running. Eso es algo que nocae en saco roto, aunque la intención, almenos la mía, nunca haya sido la deahorrar en material.

Al final, lo mejor de todo, es quecada vez son más las competiciones enlas que nos encontramos algunoscorredores de esta modalidad y, sinningún afán sectario, el apoyo mutuo y lacompañía se agradecen.

No creo que los corredoresdescalzos lleguemos a ser mayoritariosen la participación en competiciones,pero estoy convencido de que dentro de

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no mucho tiempo será tan frecuente queya nadie le dará más importancia. Al finy al cabo se trata de correr bien ydisfrutarlo, lo demás es relativo.

LA ACTITUD DELPÚBLICO

Hay otro tipo de participantes menosactivos en las carreras que son los quelas miran desde fuera, lo que solemosllamar el público. Estoy convencido deque el 95% del público de las carreraspopulares son familiares y amigos de loscorredores, el 5% restante, personal dela organización y algún despistado que

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pasaba por allí. Eso significa dos cosas:que en principio existe una simpatía debase hacia los corredores en general yhacia sus allegados que corren enparticular. También se presupone ciertoconocimiento de la práctica tanto mayorcuanto más tiempo lleven corriendo loscorredores a los que siguen. De ello sederiva un posicionamiento más o menosentusiasta sobre cómo se debe correr ytodo lo que esto supone. En resumen,podemos pensar en el público de lascarreras como bastante entendido einteresado.

El público es importante tanto máscuanto más dura es la prueba en la que

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estamos participando. Un aplauso y unaspalabras de ánimo se convierten enenergía para seguir con ánimo o salir deun bajón que podamos estar sufriendo.En principio no corremos para elpúblico pero este le da un sentido máscompleto a una competición. De algunaforma nos reflejamos en los demás,aunque en nuestro movimiento todo seaparte de un conjunto dinámico que puederesultar más o menos interesante.

Como las reacciones del públicoante la visión de un corredor descalzono suelen ser de indiferencia a veces hetenido la sensación de que estabagenerando un espectáculo. Quién pueda

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pensar algo parecido no sabe bien loalejado que está de la realidad. Si hayalgo que es fundamental para podercorrer descalzo, o mejor dicho, si hayalgo que se produce cuando corres asíes una profunda concentración en lo queestás haciendo. Siempre que nosconcentramos en lo que estamoshaciendo se produce una disolución delos bordes de nuestro entorno. Correr ensí puede ser bastante profundo comopara requerir en determinados momentosdel gran esfuerzo de una línea depensamiento y de fuerza unida paraseguir avanzando. Si a ello le añades lanecesaria revisión rápida y concienzuda

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del terreno de forma instantánea paraevaluar las zonas óptimas para apoyar eimpulsar, puedes salir de este mundo,algo que puede resultar peligroso enentrenamientos entre tráfico. Sinembargo, en una competición protegidade la circulación el corredor se puedepermitir el lujo de apartar una parte desu atención del entorno y concentrarseen su camino. En estas condiciones seríaextraño preocuparse de lo que estásuponiendo tu evolución para los quemiran, porque en muchos casos dejan deexistir. Puedes escuchar, quizá, pero yano ves porque miras otras cosas.

El corredor descalzo tiene el reto de

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afrontar los obstáculos inesperados quele ofrecerá un circuito en el que seráextraño que conozca toda su superficie,junto el esfuerzo común de superar ladistancia a buen ritmo. Ya es bastante yen todo caso cierta presión inicial porlas miradas te la sacudes en el intento decalentar lo adecuado para que la salidasea lo más armónica posible. En todocaso la idea de fondo es que no te puedeinteresar la reacción del público cuandoya tienes bastante con concentrarte en tucarrera ya que en caso contrario elresultado sería un fracaso.

Las personas que ven las carreras seforman una opinión sobre lo que ven en

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cada una de ellas y sería difícil que lespasase por alto la presencia de loscorredores descalzos. Aunque aúnsomos una pequeñísima minoría lospracticantes de esta modalidad, eso sí,en rápido crecimiento, es algo quecomienza a ser posible ver en muchascompeticiones. La creación de un estadode opinión al respecto es algo inevitablee incluso deseable en la medida en quese comience a valorar la posibilidad decorrer descalzo como una opción válidamás. La cuestión de fondo es que loscorredores descalzos como mejorpodemos contribuir a ese estado deopinión es corriendo y haciéndolo bien.

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Es nuestro mejor argumento para que sevea como algo serio y no como unaexcentricidad debida a motivosperegrinos.

El público es un colectivoheterogéneo en su composición y aunquecompuesto como decía por allegados, surelación con el deporte y con el hechode correr puede ser muy variada. Parececlaro que en el público de unacompetición puede haber bastantescorredores y, lo que es mejor, futuroscorredores. Quizá sean estos los menosdados a la expresión asombrada, pero sía la mayor reflexión de lo que puedesuponer lo que ven. Cuando termina una

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carrera es este tipo de público el quetiene más ánimo de querer hablarconmigo y preguntarme por laexperiencia. En estos casos, es una sanacuriosidad la que se plantea y la verdades que da gusto hablar con algunaspersonas que así se te dirigen. Otrasactitudes no resultan tan interesantesaunque no sean negativas. Por ejemplo,en algunos casos algunas personas teexpresan su admiración como siestuvieses logrando una gran hazaña.Pero esto no es bueno porque es irreal.Dar la impresión de que un corredordescalzo es un superhéroe es lo máslejano de la realidad que podría

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plantearse. Dar esa impresión además escontraproducente porque generaexpectativas como mínimo extrañas. Porotra parte, no me parece bien que denmás valor al esfuerzo de un corredordescalzo que al de uno calzado pues esel mismo. Lo segundo es una opción quetiene que ver más con la salud y lasensibilidad que con el esfuerzo. Si mepongo a recordar mi etapa de corredorcalzado eternamente lesionado tengoclaro que me resultaba mucho mássacrificado y duro salir a correr ycompetir de esa manera que en estanueva modalidad.

Por ello creo que esas visiones tanto

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cómicas, con la susodicha pregunta de sime he olvidado las zapatillas o no tengodinero, o las de rechazo, admiración,etcétera, son incongruentes con larealidad. Entiendo que tiene sentidomanifestar curiosidad por una nuevaforma de correr (aunque es más viejaque andar con zapatillas de tecnologíade control y amortiguación), pero lodemás sobra. Aunque claro está quehasta que esto no sea más habitual, todaslas manifestaciones descritas seguiránestando al orden del día.

CARRERASMINIMALISTAS

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A día de hoy no podemos decir queexistan carreras completamentededicadas a corredores con calzadominimalista o descalzos. Sí haycompeticiones que prestan atención aesta modalidad, incorporando unaclasificación específica para este tipode corredores. Incluso las hay que le danun mayor protagonismo programandoactividades relacionadas con estamodalidad. En España han sido muyrelevantes a estos efectos La Marató iMitja (MIM) del Penyagolosa, que fue laprimera carrera que incorporó unaclasificación minimalista y el Cross dela Batalla de Munda en Montilla, donde

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se celebró el primer encuentro nacionalde corredores minimalistas[9].

A partir del año 2013 son ya muchasmás las competiciones que se hansumado a esta vía y es previsible quesigan creciendo, al igual que lo hace elnúmero de personas interesadas en eltema.

Existe cierta controversia respecto asi es necesario que existanclasificaciones aparte para loscorredores minimalistas o descalzos. Enel ámbito de las carreras de asfalto loveo innecesario para los corredoresminimalistas, que pueden ser mucho másrápidos que cuando eran amortiguados.

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En el caso de las carreras de montaña,un calzado muy ligero o ir descalzosuponen casi siempre una ralentizaciónpara no castigar los pies en un terrenomuy abrupto. De todas formas, estoyseguro de que con el paso del tiempo yen la medida en que haya muchos máspracticantes en esta modalidadaparecerán magníficos corredores demontaña minimalistas y descalzos. Estoya es una realidad en el caso de lacorredora Pilar Raro, que en menos deun año de transición minimalista pasó deno haber corrido nunca un maratón aganar el Maratón de Montaña deValencia en su clasificación absoluta

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femenina, así como otros seis mediosmaratones de montaña.

De momento creo que la mayorutilidad de las carreras que prestanatención de distintas formas a estamodalidad de carrera es que consiguendifundirla y despertar interés por ella.Muchos de estos eventos se combinanademás con conferencias y seminariossobre cuestiones técnicas de correr, asícomo demostraciones de diferenteíndole sobre las posibilidades demejorar la carrera.

También es necesario comentar quehan surgido un pequeño número deempresas de material deportivo

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especializadas en crear calzadominimalista que suelen apoyareconómicamente estos eventos. De todasformas estamos hablando de una gota enel océano de las actividades que seorganizan alrededor de las carreraspopulares, ya sean de asfalto, ya sean demontaña o de cualquier índole.

No tengo un interés especial en estetipo de competiciones en lo referente ala competición en sí. Pero me haninteresado y siguen interesando comolugar de encuentro para conocer a otroscorredores que han elegido este camino.Después de muchas carreras en las queéramos uno o dos corredores

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minimalistas y luego en la facetadescalza siendo en numerosas ocasionesel único participante en esascondiciones, encontrarme de repente convarias decenas de compañeros en lamisma modalidad era muy satisfactorio.

De todas formas, incluso en estosencuentros somos minoría. Por ejemplo,en Montilla, de unos doscientoscincuenta participantes una quinta parteeran minimalistas y solo dos descalzos.

La sensación real que he tenido enesos momentos era la de estar asistiendoa una escuela de corredores donde todoséramos alumnos y aprendíamoscompartiendo experiencias. Imagino que

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con la progresiva extensión de lapráctica de la carrera minimalista porsus evidentes ventajas llegará unmomento en el que la existencia declasificaciones aparte o encuentros desus practicantes perderá sentido, peroeso será el tiempo el que lo diga.

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CAPÍTULO 6:RECURSOS DE

INFORMACIÓN YCOMUNICACIÓN.

APOYO YCOMPAÑÍA

Como he dicho antes, la situación físicatan penosa en la que me encontrabacomo corredor fue la plataforma de milanzamiento hacia el correr descalzo, laespoleta fue el libro de Nacidos paracorrer. Ese libro ha sido la razón para

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iniciarse para muchos otros corredoresminimalistas y descalzos tanto enEspaña como en el resto del mundo. Laobra te lanza a seguir los pasos de susprotagonistas reales y a investigar eltrabajo más amplio de algunosprofesores, entrenadores y corredores.Es un libro lanzador y por ello algunasde las personas que lo leyeron siguieronese ejemplo y crearon sus propios nodosde difusión del tema. Por ello resultaincluso sorprendente que un tema tannuevo y minoritario en el mundo de loscorredores emerja con tanta fuerza ydinamismo. Yo no podría entender mitransición sin la ayuda de algunos de

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estos foros y sitios de Internet en los quese han concentrado buenos corredores ymejores personas. Como digo, son sitiosde Internet porque algo así es fruto denuestro tiempo en el que personas coninquietudes similares pueden permitirseel lujo de concentrar sus esfuerzos paraseguir adelante ofreciéndose apoyo.

Mi primer lugar de referencia y quefue durante más de un año el espaciovirtual donde nutrirme del conocimientode los demás y donde pude compartir miexperiencia fue el foro de la web Correrdescalzos[10]. Allí, en la sección Diariosde Transición, fui describiendo de formaminuciosa mis primeros pasos en el

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minimalismo y descalcismo. En esediálogo con otros integrantes del forocontrastábamos las buenas sensaciones,los problemas, las dificultades,constituyendo una fuente de informaciónmuy valiosa. Lo que estábamos haciendoera nuevo para casi todos y cadaexperiencia podía sen/ir y servía a losdemás sin ninguna duda. A través de eseforo también pude conocer más a buenoscolegas con los que compartiría carrerasy entrenamientos, como Ángel Abellá,Jordi Maldonado, Ramón Auñón y otrosmuchos que aún me quedan por conoceren persona. Con casi diez mil usuariosen diciembre de 2013, puede que sea el

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foco de mayor concentración depersonas interesadas por este tema.

La web de referencia del forocomentado es a su vez de gran interéspara las personas que quieren correrminimalista o descalzo o que ya lopractican. Tiene gran cantidad deartículos propios que revisan tanto losaspectos fisiológicos, revisión dematerial adecuado, experiencias,etcétera. De especial interés es la guíapara iniciarse en el correr minimalista odescalzo.

En el primer encuentro minimalistaque se celebró en Montilla en febrero de2013 tuve la oportunidad de conocer a

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las personas vinculadas al proyecto deCorrer descalzos, así como otrosmuchos colegas corredores, y sacarlosde lo virtual. En aquel encuentroconstaté que la ilusión que se habíagenerado desde los foros y las páginasweb no era algo pasajero, ya que nosdimos cita decenas de personas quehabíamos iniciado esa aventura decorrer de una forma natural.

Otro entorno de información ycomunicación sobre corredoresdescalzos y minimalistas de enormeinterés y que transmite vitalidad yentusiasmo con lo que hacen es el deCualquiera puede hacerlo[11]. Esta

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iniciativa tiene la virtud de alentar a laaventura de correr descalzo desde elplanteamiento más simple y directo. Handifundido desde el principioinformación de gran calidad yentrevistas a muchas personaspracticantes del correr minimalista ydescalzo.

Es de especial interés la vertiente enFacebook de esta página, donde a modode foro se produce un intercambiointensivo de aportaciones entre sususuarios. La orientación hacia Facebookde este tipo de actividad se vincula conla facilidad de concentrar en un mismolugar la comunicación, las referencias

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más extensas, así como un ajustadoreporte de la actividad atlética de todossus miembros. En todo caso, resultanámbitos que se complementan a laperfección.

En Facebook se han organizado,además de los comentados, otros grupossobre este tema que en muchos casoscomparten suscriptores y cuyasdiferencias, en ocasiones, se orientan adescribir la actividad de sus miembrosen una zona geográfica más concreta.Además, es muy interesante conocer losgrupos internacionales de esta temática,como por ejemplo Barefoot beginner.

Otro referente de gran interés más

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orientado a correr descalzo es la web deMariano Pascual (Nano Piesnegros)correrdescalzo.com[12]. En este sitio haymucha información sobre lasexperiencias de este corredor pionerodel descalcismo en España. Susexperiencias con los indios tarahumarano tienen desperdicio, así como otrosartículos de fondo en los que describecon detalle muchas de las implicacionesque supone correr descalzo.

En el último año ha crecido muchoel número de fuentes de informaciónsobre este. Existen numerosos blogspersonales de corredores que relatan susexperiencias, como un servidor en el

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blog Correvivir[13], en el que comencé arelatar de manera más gráfica miexperiencia. En cierto modo, este libroes una continuación en profundidad dedicho blog, ya que ha sido fruto deldeseo de compartir vivencias tanintensas como reveladoras. Resultaclaro que la rápida expansión delminimalismo y el descalcismo seexplica gracias a Internet, ya que al igualque en otras actividades minoritariasgenera una acumulación crítica deusuarios. En este caso, además, la granimplicación de los practicantes con suactividad y las ganas de compartir losresultados de un cambio tan radical, así

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como los importantes efectos quesupone, han hecho el resto.

Existen muchos blogs de corredoresen los que se relata su paso al corrernatural. Solo hace falta buscar un pocopara encontrar decenas de experienciasy poder contrastar y compartirlas consus autores. Lo mejor de la lectura deestos diarios de experienciastransformadoras es la ilusión quetransmiten. Esa noción de aventuraligada a la transformación comocorredores es compartida de una formabastante clara.

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R A FA E LC O N E J OG O N Z Á L E Z ,5 1 A Ñ O S .R O Q U E T A S D EM A R( A L M E R Í A ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Naturalidad, sensacionesnuevas en diferentessuperficies, sentidos queno sabías que existían,trabajar en cada pisadadescifrando las

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superficies del suelopara que tus pies seadapten a él, un mar desensaciones que con laszapatillas amortiguadasno tienes el gustazo depercibir.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Diversión, es todo másdivertido, además es muydifícil lesionarte ya quetodos tus sentidos estánpuestos en tus pies y

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cuando algo no va bienlo percibes al momento;no llevas los piesanestesiados comocuando corres conamortiguadas, lasrecuperaciones sonmucho más rápidas.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.De momento no tengopágina web ni blog quehaga referencia a misvivenciasBarefoot/minimalismo.

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A día de hoy (finales de 2013),todos los libros publicados sobre correrdescalzos están solo en inglés. Aun así,resultan referencias muy interesantes apoco que se domine dicha lengua.Existen ya algunas obras de referenciamuy conocidas en Estados Unidos comoThe Barefoot Running Book, de JasonRobillard; Barefoot Running. StepbyStep, de Ken Barefoot; BarefootRunning: How to Run Light and Free,de Michael Sandler; The CompleteIdiot’s Guide to Barefoot, del dr. CraigRichards. Resulta claro que el fenómenode correr descalzo viene con fuerza deEstados Unidos, lo que resulta muy

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interesante tanto por el número decorredores que lo practican como por lacantidad de fuentes de información queproceden de allí.

Lo que está claro es que día a díason muchos más los medios generalistaso especializados que tratan este tema.No es que sea muy elogioso dichotratamiento, porque en muchas ocasionesse hace para criticarlo, pero aun asíestán incrementando su visibilidad.

Lo que espero es que el interés poreste tema en un futuro cercano se centreen el proceso de adaptación y no en unavisión polémica del mismo. Conformecrezca el número de corredores

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minimalistas y descalzos y se vayanequiparando en sus resultados a losamortiguados no quedará espacio paramuchas discusiones. Creo que despuésde tantos años corriendo con tantosimpedimentos queda mucho por contar,estudiar, muchas cosas útiles que sepodrán usar sin que sean un estorbo ynuevos avances que ayuden a corrermejor en esta nueva pero antigua lógica.

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CAPÍTULO 7:EQUIPOS Y

ALTERNATIVAS.CORRER

DESCALZO NO ESCORRER

DESNUDO, ¿O Sí?

Da la sensación de que todo estosupone una renuncia a cualquier tipo deequipo para salir a correr. En realidad,para correr podemos salir a la calle

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como vinimos al mundo o, comovulgarmente se dice, en pelotas, y conbuen tiempo disfrutar por los caminos.Por diferentes razones, no resultarecomendable y muchas de ellas pocotienen que ver con el deporte. Todo elequipo que un corredor puede llevar porsu utilidad lo mantiene desde lostobillos hacia arriba. Sin embargo, estasituación implica que algunos útileshabituales para correr cobren másimportancia.

En mi caso no he prescindido delcalzado para correr, sino que lo heconvertido en mi solucióncomplementaria. Necesito seguir

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calzándome para correr si tengo algunaherida en el pie, si el suelo está muycaliente o si el tipo de superficie es muyagresiva para la piel, lo necesito si hallovido demasiado o si la zona por laque voy a correr está llena de suciedadproblemática por la razón que sea. Ya hecontado que una de las cosas que másseguridad me ha dado en la transición hasido poder llevar unas sandalias en elcinto.

El hecho de que hiciese la transicióndesde el uso del calzado minimalista meproporcionó un estupendo parque deligeras sandalias que luego he seguidoutilizando en menor medida al correr

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descalzo.Si alguien quiere realizar su

transición a correr descalzo desde el usode calzado amortiguado, creo que sumejor decisión sería hacerse con un parde sandalias para que le sirvan de apoyoen este proceso. Existe una granvariedad de calzado minimalistaestupendo en sus resultados, peroninguno se aproxima más al correrdescalzo que unas ligeras sandalias desuela no demasiado gruesa. La cuestiónes que este viaje supone que luego vasevitando no solo las zapatillasamortiguadas, sino también el calzadocon tacón de siempre y acabas andando

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con calzado minimalista aunque no seadeportivo.

Una vez ya centrados en lo quepuede necesitar un corredor descalzo,aparte de unas sandalias de apoyo, voy adescribir al menos todo lo que a mí meha sido y me es útil. Según la distanciaque vayamos a recorrer, llevarnos unminibotiquín de emergencia a veces nospuede dar más tranquilidad que otracosa. Por todo ello, hacernos con algúncinturón portabotellas con bolsillos esperfecto para llevar estas mínimas cosasque nos aportan mucha confianza, sobretodo al principio.

Algo que nunca pensé que fuese tan

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necesario y estratégico para correr esuna buena vista o ayudar a la quetenemos. La inspección minuciosa yrápida del terreno que pisamos es lamejor forma de evitar pisar todo lo queno interesa. Correr se convierte en ungran ejercicio para la vista pero en lamedida en que esa actividad seconvierte en intensiva y estratégicacualquier interferencia puede alterarlotodo. El problema viene cuando con elsudor, el polvo, o cualquier insecto uobjeto que pueda flotar en el aire seintroduce en los ojos. En esascircunstancias dejamos de ver bien loque pisamos y es muy sencillo que

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comencemos a tener fallos condolorosas consecuencias. Por ello, tantolas gafas de sol no muy oscuras, comodiademas para retener el sudor de lafrente, gorras ligeras y cualquier otromedio que nos sirva para estos efectosserá de gran utilidad. Nunca me gustóllevar casi nada corriendo, pero haycosas que no puedes evitar por muchoque quieras y entre ellas está el sudorque inunda y escuece los ojos. Así queahora, sobre todo cuando hace calor, metoca ir un tanto disfrazado. Todo sea porla vista.

Algo muy simple que resulta muyútil en las competiciones es llevar algún

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apaño de cordones, cintas de velero osimilares para atarse el cada día másfrecuente chip. Casi siempre estánpensados para atarlos a las zapatillascon lo que un cordón suele ser lo quemejor se adapta a estos para luego atarloal tobillo. Pero, cuidado, hay que atarlofuerte para que no se suelte, pero notanto como para que moleste. Yacomenté el medio maratón en el que seme soltó y al darme cuenta en losúltimos kilómetros me dio un bajón deánimo ante los problemillas logísticosque me iba a suponer.

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J U A N J O S ÉP A C O M I OP O Z O ,4 9 A Ñ O S .G E T A F E( M A D R I D ) .

¿Qué supone para ticorrer descalzo?Lo probé intentandoalejarme de las lesionesque me impedíandisfrutar de la carrera.Me gusta correr descalzoy además es la maneraapropiada para coger

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buena técnica de carrera.

¿Cuál es la ventaja másclara de correrdescalzo?Descubres tu modonatural de correr y tepermite corregir latécnica que siempre sedesvirtúa con el uso delcalzado, aunque seaminimalista.

Página web o blog en elque seguir tus pasos.www.correrdescalzos.com,buscar comentarios de

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«elbichodepende»

Todo lo que hemos revisado tieneque ver con apoyos para la prácticaactiva, pero existen también artículosque nos ayudan a correr cuando no loestamos haciendo. Me refiero a losrelacionados con el cuidado de la piel.Sí, más allá de esa idea que tiene muchagente de que los que corremos descalzostenemos una plancha de acero a base decallosidades incrustada en la planta, lapiel es mejor tenerla bien flexible ysaludable. Para ello, además de lalógica higiene tras terminar las salidas,

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creo que es imprescindible utilizar lascremas regenerativas que hay a docenasy a precios asequibles. Yo suelo usar lasindicadas para pieles muy castigadaspor razones obvias. Seguro que habrácorredores que no usen nada pero en miexperiencia he notado mucha mejoríaentre el antes y el después de este tipode productos. Además, que te hagan unmasaje en los pies con crema hidratantedespués de un medio maratón hace queuno se sienta muy agradecido con lavida.

Imagino que puede llegar un día enque todo lo que he referido seainnecesario. No son muchas cosas, ni

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muy caras ni difíciles de conseguir, perome da la sensación de que con el tiempolos pies de alguna forma buscarán sucamino sin necesidad de dejarse losojos. Pienso que tras varios años la pielde las plantas puede alcanzar otradimensión en su relación con el exterior.Pero ahora, a mis años, siento que tengounos pies nuevos que tengo que ayudar aque ya no sean tan blanditos y todaayuda para eso es bienvenida.

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CAPÍTULO 8:EPÍLOGO SIN FIN.

UN MARATÓNINOLVIDABLE

Maratón es una palabra mágica,encierra tanta emoción que cuandopienso en todo lo que supone siempreme invade un profundo sentimiento y medan unas enormes ganas de llorar. Desdehace muchos años que todo lo que giraen mi vida alrededor de correr estáorientado a correr la prueba de ese año.Siempre me ha costado mucho esfuerzo

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llegara la línea de salida. Losentrenamientos prolongados durantemeses para acumular kilómetros en laspiernas solo se soportan por la ilusiónde la llegada de ese día especial. Enmuchas ocasiones no pude llegar yentrenamientos, inscripciones eilusiones quedaron en el camino con laesperanza de que la próxima sería labuena.

Nunca he sido un corredor bueno,pero sí un corredor honesto que hatrabajado su preparación para luego darlo mejor de sí en el circuito que fuese. Yasí durante años, hasta que llegó miprimer maratón sin amortiguación y sin

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calzado. Afronté el que sería midecimosexto maratón con los recursosque me dio la naturaleza, mis piesdesnudos con todo mi cuerpo. Me costóllegar aquí porque en el anterior, por losabusos que cometí en la transición y yaconté en capítulos anteriores, me vi en lasituación de tener que abandonar. Y así,también con incertidumbres perosintiéndome muy fuerte, afronté lo queen todo momento consideré que era elpunto de inflexión más importante en mitransición al descalcismo.

Por una serie de casualidades acabéen la misma carrera en la que tuve elintento fallido de hacerla con sandalias.

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Sin embargo, mis vibraciones con elmaratón de Castellón siempre habíansido y eran excelentes. No tenía tantoque ver el hecho de que fuese el maratónde la capital de mi provincia como elbuen ambiente que siempre había y lomucho que se cuida en el mismo a loscorredores. Así, aunque quedé un pocotocado del duro medio maratón que vivíen Algemesí el domingo anterior, comome pude dedicar a descansar casi todala semana, todo aquello había quedadocasi en el olvido. Lo que no tenía muyclaro es hasta qué punto funcionaría elmétodo de entrenar en medios maratonespara correr el entero. Nunca he sido

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ortodoxo en mis entrenamientos porqueme parecía muy aburrido seguir losplanes de entrenamiento que aparecíanen libros y revistas. Nunca diré que yoactúo bien, pero es que me parece tododemasiado engorroso para un corredorpopular como yo. De todas formas, parano generar polémica lo dejaremos enque soy un heteredoxo y poco fiablecorredor de maratón que disfruta muchocorriéndolos.

Al final llegué a la línea de salidacon cinco medios maratones y un granfondo de quince kilómetros en dosmeses. En todas esas competiciones dilo mejor de mí, por lo que de alguna

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manera podía considerarlosentrenamientos de calidad. Además,salía dos o tres veces más por semanacon salidas cortas de diez a quincekilómetros por trazados bastante durosde cuestas y algún que otro pedregal.Con eso, mis sensaciones mentales yfísicas eran de fortaleza, aunque nopodía quitarme las dudas que megeneraba que el entrenamiento más largofue un único día de veintiséiskilómetros, que por eso mismo mis piesno estaban acostumbrados a correrdescalzos más que los veintiúnkilómetros de los medios y no sabíacómo responderían al doblar la

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distancia, y luego la duda común a todaslas maratones: no sabes qué pasará.

Con esa ¿maravillosa? confusión desensaciones y pensamientos nospresentamos en la fresca mañana delocho de diciembre al lado del puentenuevo del barranco del río Seco, dedonde partía la salida del maratón deCastellón. Como había dos carreras a lavez, la de los diez kilómetros y la decuarenta y dos, tres mil corredores y susacompañantes se arremolinabanalrededor de la imponente obra. Esosmomentos antes de la salida soneléctricos. Los corredores estiran,corretean, conversan animados, la

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música ambiente despierta los oídos deforma atronadora, los maestros deceremonias espolean la participaciónhasta que en un momento de formaordenada todo el mundo ocupa su sitio.

Ya había participado en esos dosmeses en tres carreras en las que habíaencontrado o había sabido que habíancorrido otros corredores descalzos.Resulta curioso cómo en una multitud demiles de personas a veces buscas aalguien y te resulta imposibleencontrarlo y en otras ocasiones seproducen encuentros tan afortunadoscomo improbables. Así, antes de quesaliese la carrera conocí a otro corredor

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descalzo que se estrenaba en el maratónen todos los sentidos, José Saurí. Fueuna suerte porque fuimos corriendojuntos la mayor parte de la prueba. Josées un corredor descalzo de los queasumen su posición de forma completa,ya que no solo corre sino que ademásvive descalzo allá en India dondegestiona la ONG Mundos Unidos.Pasamos muchos kilómetros hablandosobre la maravilla de correr descalzo,sobre lo intenso del maratón y dedisfrutar de una ciudad volcada enfacilitar la vida a los corredores.Hablamos con muchos otros corredores,como con Joana del Roj, que afrontaba

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el maratón con la ilusión de quien sabeque estar allí es vivir la vida conprofundidad. Con muchos máscorredores tuve la oportunidad deintercambiar unas palabras de ánimo yde mutua felicitación ese día tanespecial para todos.

Los primeros veintiún kilómetroscasi fueron anecdóticos, excepto por unode esos tramos que yo llamo pelapatatasque te dejan tenso y que pasó rápido.Entre la conversación y los saludos agrupos de corredores y al público, esoskilómetros iniciales resultaron muyfestivos. Así llegué al kilómetroveintiuno en un par de horas, por lo que

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la planificación que llevaba en mente seestaba cumpliendo sin tensiones deningún tipo. El suelo estaba siendobueno conmigo, incluso en las zonas quedesconocía, y mis pies no daban ningunaseñal de agotamiento. Si algo habíaaprendido en tantos años corriendo era adosificarme si así lo quería y ese díaestaba usando esa habilidad con rigor.

La segunda mitad se inició bien ycon optimismo, pues tanto yo como miacompañante teníamos la mejordisposición para terminar. Excepto lacarretera que une la ciudad de Castellóncon el puerto, la mayor parte deltrayecto estaba poblada de público que

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se mostraba muy cariñoso con todos loscorredores. Eso lo aprecias mucho másen la cola del pelotón cuando tan soloeres un corredor anónimo más de losmuchos que pasan. Como en otrascarreras, el paso de José y mío generabamuchos comentarios. Si un corredordescalzo suele ser llamativo, dos juntosconstituíamos un auténtico espectáculo.Esto se intensificaba por el hecho de serla prueba que era. Para muchas personasresulta incomprensible poder correrdescalzo o incluso poder correr cuarentay dos kilómetros, si juntas esos dosaspectos no entienden cómo eso esposible.

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Tras doce competiciones descalzoya estaba más que acostumbrado a todotipo de comentarios, pero en estaocasión la intensidad era creciente ymás entusiasta. En este tiempo deadaptación en los que los pies secomportan de forma tan maravillosa quevan permitiéndote correr descalzo más ymás tiempo te das cuenta de que es algonatural y nada extraordinario. Pero lamayoría de las personas lo ven comoalgo, valga la paradoja, contranatura.Al final esta forma de levantarexpectación se vuelve incómoda, porqueal fin y al cabo, calzados o descalzos, elesfuerzo en un maratón es el mismo.

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Creo que todos los corredores mereceniguales felicitaciones, corran descalzos,con las zapatillas con la últimatecnología o con unas alpargatas depeluche con cabeza de mono. Al fin y alcabo, todos queremos lo mismo,terminar bien nuestra carrera, mejorar ydisfrutar de un tiempo compartido dedeporte.

El maratón continuaba a su ritmoimplacable y en el kilómetro veintiséisiba marcando posiciones en mi cuerpopues nunca había superado dichadistancia descalzo. Llegué bien a esepunto estratégico, tanto en las fuerzascomo en el estado de los pies todo

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estaba en orden y dispuesto a seguiravanzando kilómetros. José tambiénestaba en esa situación de haber podidollegar solo hasta los veintiséiskilómetros entrenando descalzo y seencontraba ante el mismo dilema. Todoiba bien para ambos y seguimossuperando kilómetros sin problema. Unsíntoma del buen estado en el que nosencontrábamos era que no parábamos deconversar y por el kilómetro veintinueveeso nos llevó a confundirnos en undesvío y seguir adelante. La policía queestaba controlando el tráfico nos vio tandecididos a apartarnos del camino queluego nos comentó que tenía claro que

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nos salíamos voluntariamente de lacarrera. Pero no, nos dimos cuenta unostrescientos metros más allá y tuvimosque volver atrás. Parece claro que noqueríamos dejar de hacer ningún metro.De hecho, mi reloj con GPS al final memarcó cuarenta y tres kilómetros contrescientos metros. Y con la de zigzagsque hacía buscando las mejoressuperficies por donde transcurría lacarrera, además del trozo extra deldespiste, estoy convencido de que mecargué ese kilómetro y pico de más pormis propios méritos.

En esa parte del trayecto ya eranvarios y serían muchos más los

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corredores que comenzaban a caminarpor diversos problemas. Dar ánimos aun corredor con problemas es lo mínimoque puedes hacer si lo rebasas. Cuandoestás muy mal te puedes permitir esafalta de cortesía pero si tienes fuerzaspara hablar hay que hacerlo porquefunciona. Unas palabras de apoyocuando te han abandonado las fuerzaspueden ser suficiente para que levanteslos pies del suelo y sigas adelante, unoscuantos metros más, unos kilómetros oya hasta la meta. Por suerte para mí, ygracias a la prudencia con la que estabaabordando esta carrera, me sentíabastante entero sobre todo en

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comparación a como había llegado a esadistancia en otras ocasiones. Así quehasta el final pude permitirme el lujo deintentar ayudar dando ánimo a muchoscompañeros corredores. No sé cómo sesentirían cuando les animaba uncorredor que les sobrepasaba yendodescalzo, pero eso era lo de menos ysupongo que a nadie le sentaría mal ungesto de apoyo.

Entre los kilómetros veinticinco ytreinta y cinco, más o menos, se nosaproximaron hasta tres motos concámaras para hacernos tomas en primerplano de nuestros pies desnudos. Detodas las carreras en las que he

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participado así, la atención mediáticaque ha despertado el hecho de correrdescalzo fue en esta ocasión muchomayor. Resulta claro que es un temanovedoso, que es lo que buscan siemprelos medios. Creo que en muy pocosaños, a lo sumo dos o tres, pasaráporque ya seremos no solo decenas sinocientos de corredores descalzos en lasgrandes carreras. Es algo que caerá porsu propio peso, si corres bien, sinlesiones, tienes nuevas e interesantessensaciones, es más divertido y másbarato que correr calzado, la elecciónva a ser clara para muchas personas.Supongo que en esta hipotética línea de

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progresión los medios acabaránprestando atención a los temerarioscorredores que dentro de unos añossigan usando la amortiguación.

Los kilómetros seguían pasando y yome sentía muy bien, pero los maratonesson carreras literarias y por ellosiempre tienen que suceder cosas. Así, ala altura del kilómetro treinta y siete, deforma inopinada y sin haber sentidoninguna molestia previa antes, el gemeloderecho comenzó a vibrar como situviese un pequeño alien remoloneandoen su interior. Era la sensación de quepasaban cosas dentro de mí que llevabansu propio curso y así ese músculo se

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declaró en huelga de forma repentina. Elcalambre fue tan rápido como definitivo,me dejó tieso y parado en el sitio. Ledije a José que se fuese. Él me habíadicho que comenzaba a sentirse con laspiernas bastante tocadas y no eracuestión de romperle el ritmo. Mireacción inmediata, necesaria einstintiva fue la de apoyarme en unafarola y estirar la pierna para laminar elcalambre. Estaba perplejo porque todohabía ido a la perfección hasta elmomento. Además, para compensar lapérdida de electrolitos bebí un litro debebida isotónica de dos botellas quedieron en los avituallamientos. Sin

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soltarlas estuve bebiendo traguito atraguito durante más de veintekilómetros. Sin embargo, resultaba claroque eso no había sido suficiente. La faltade tiradas largas parecía un motivoclaro de ese repentino colapso muscular.

Pero la suerte no me habíaabandonado del todo y, tras esosestiramientos y automasaje, el músculoparecía volver a la normalidad. Así queinicié un tímido trote para tantear sihabía posibilidad de seguir adelante y elmúsculo volvió a realizar sus funcionessin protestar. Suspiré con alivio, aunqueera claro que el peligro no habíapasado: si los calambres volvían de

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forma recurrente quedaría fuera de juegode forma definitiva. Durante muchoscientos de metros corrí muy despaciohasta que tuve claro que todo habíavuelto a su sitio. Así que volví arecuperar el ritmo que llevaba de algomenos de seis minutos por kilómetro.

Siempre que he corrido un maratónlos últimos paneles de los puntoskilométricos han sido esos ansiadosobjetos que querías que apareciesen encualquier momento. Esta vez no era lafalta de fuerzas, sino el miedo a que loscalambres reapareciesen lo que mesumía en un temor tremendo cuando yaestaba a menos de tres kilómetros de mi

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objetivo. Llegado a ese punto, teníaclaro que si reaparecían los calambresllegaría a la meta aunque fuese a cuatropatas. Pero mi objetivo no era ese, eraterminar un buen maratón con buenassensaciones e intacto y no quería otracosa. Por suerte para mí, se disipócualquier señal de recaída y me ibaacercando con rapidez al últimokilómetro.

El número de corredoresdesfallecidos se multiplicó en ese tramo.Corredores dolidos o sin fuerzas quemiraban el horizonte porque aunsufriendo llegarían pues era lo que másdeseaban. Todos ansiábamos lo mismo y

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en eso la empatia es brutal, ahí éramosiguales, igual de buenos porque es unmomento en el que estás solo en elmundo con lo que tienes para llegar adonde más deseas. Ese sufrimiento másallá de cualquier sospecha demasoquismo es tan solo un precio en elque basar la superación para sentirsemás vivo que nunca. Y como en esossueños en los que parece que nuncallegas pero todo está en la punta de losdedos apareció el cartel de cuarenta y unkilómetros. La sensación de que eseúltimo kilómetro y pico que queda estuyo y pase lo que pase has conseguidotu objetivo es el mejor bálsamo ante

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cualquier temor previo. Como meanticipó Santi Ruíz a través de nuestrosmensajes en Facebook, los piesquedarían como en un estadoanestesiado en el cual eran ajenos a casitodo. Tenía mucha confianza en que apesar de no haber hecho esa distancia niaproximada corriendo descalzo mis piesaguantarían porque los sentía muyfuertes. Pero no imaginaba que llegaríade forma tan entera, creía que en losúltimos kilómetros sentiría ese dolor desaturación que te deja casi bloqueado ypensaba que si llegaba era posible queme viese obligado a llegar andando.Pero no, aguantaron y la sensación que

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me transmitían al final de la carrera erade fortaleza, de estar allí donde quería.Y así, sin dolor y sin temor, llegué a lameta.

Significaba mucho ese momento paramí. Por eso llegué con el pechoencogido al borde del llanto. Volví a serun maratoniano sin pagar el alto preciode las lesiones. De nuevo estaba en lafiesta de los corredores en activo.Constataba que no tenía que dejar decorrer por ser ya o demasiado viejo ollevar demasiados años corriendo, queno era un caso perdido y que podíaseguir siendo tan buen corredor comosiempre había sido. Recuperaba la

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ilusión de hacer planes en los que correrera el hilo conductor de variadasaventuras. Me quitaba el miedo deperder la valiosa inscripción al maratónpor dolores inoportunos. Y sobre todome rescataba a mí mismo afianzándomeen mi identidad de corredor de fondovitalicio y vitalista.

En la meta, unos segundos antesllegó José, quien me contó que esaúltima parte se le hizo muy pesada. Nopuedo más que sorprenderme ante estejoven que acomete su primeracompetición con un maratón y descalzode una forma impecable. El animador dela meta nos anunció tanto a él como a mí

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de forma muy festiva. Mi hijo pequeñose coló entre las rendijas de las vallas ysalió a abrazarme como si volviese deun largo viaje. Me reencontré con micompañero de aventura y nos dimos unabrazo, felices de haber terminado bien.La atención mediática continuó y nosentrevistaron en la televisión y los deprensa. El interés se centraba ennuestros pies, pero a mí ya se me habíanolvidado, y lo mejor es que estaba allícon la pancarta de meta a mis espaldas ycon todo el regocijo que se puede sentirdando vueltas a mi cabeza.

La fiesta continuó en un plano muchomás relajado con conversaciones con

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otros corredores, al final con elencuentro con los familiares y amigosque me estaban esperando. Y sobre todoestaba Ro, quien había pulsado losresortes estratégicos para que yo meanimase a dar los grandes pasos que mehabían llevado a ese momento, más derenacimiento que de superación. Haypersonas en esta vida que sabenidentificar aquello que te conviene másen cada momento, ella siempre supoderivar mi impulso y entusiasmo haciael ángulo correcto para que todo saliesemejor.

La celebración tuvo la formaclásica, a mi parecer la mejor:

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comiendo y brindando por lo logrado ypor lo que se ha de lograr. Tras finalizarun maratón uno se siente premiado ycelebrarlo es necesario. Toda la cargade fuerza e ilusión puesta en ese actoextraño de recorrer cuarenta y doskilómetros lo más rápido posible hayque dejarlo caer poco a poco tras lacatarsis de la llegada. Para que muchoscorredores pasen algunos meses oincluso años hasta que se planteen denuevo afrontar el reto. Todo esto asabiendas de que querer volver ahacerlo no significa poder. Muchosamigos míos del Club de AtletismoSaltamontes de Segorbe tuvieron que

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conformarse y esperar mejoroportunidad. Amigos como Luis,Alberto, Jorge, se trabajaron mucho susentrenamientos pero, aunque no pudieronllegar a este, saben, todos sabemos, quevolverán, volveremos a intentarlo tantasveces como podamos, porque mientraslo intentas estás vivo y en eso consisteeste invento de correr.

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CAPÍTULO 9:BONUS TRACKS.

ANECDOTARIO DECORREDORES

No cabe duda de que durante algúntiempo correr descalzo va a seguirsiendo muy llamativo para mucha gente.Parece claro que llamar la atención noes para nada el objetivo de aquellos quecorremos descalzos, aunque de momentono podamos evitarlo. Un síntoma claroes que la reacción de los demás anteesta forma de correr se convierte en

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muchos casos en un elemento dediversión y curiosidad bien entendida.Una vez superados los primeros días oel primer día cuando nos cruzamos conalgún conocido o desconocido que nosmira como si estuviese teniendo algunaalucinación, se pasa a la fase de «yatengo bastante con mirar lo que pisocomo para preocuparme por los demás».

Pero que uno quiera quedar almargen de lo que los demás miren opiensen no implica que no escuches o note interpelen. Además, cuando esaatención se intensifica por distintascircunstancias pueden pasar cosascuriosas. Y la variedad resulta muy

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sorprendente: desde un vecino que meamenazó con denunciarme si me hacíadaño en los pies hasta el barrendero demi barrio, otro experto en analizar elsuelo con quien tuve una exhaustivaconversación sobre el tipo de objetosque podrían ser problemáticos y cómoevitarlos, pasando por los desinhibidosniños que con todo su desparpajoquieren que les expliques el cómo, elporqué y el fondo de las razones dehacer algo contrario a lo que les indicansus mamás. Se me ha llegado a utilizarpolíticamente en un medio maratón, en elque un corredor que iba detrás de mí ibagritando a todo el mundo que la

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mandataria de la región era la que mehabía quitado las zapatillas. Tambiénresultan graciosas las reflexionesespontáneas de los padres que, ante lapregunta exigente de sus hijos de porqué iba descalzo, buscan razones tanperegrinas como que estaría protestandopor algo o que sería alguna promesareligiosa.

En este capítulo quedan reflejadaslas curiosidades que nos cuentancorredores descalzos de toda España,porque aunque esta forma de correr seextiende y crece por todas partes, aúnsigue resultando exótica para muchagente. ¿Qué hubiesen pensado nuestros

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ancestros si nos hubiesen visto con unaszapatillas de colorines? Supongo quecosas parecidas a las que ahora piensannuestros convecinos: ¿cómo puedecorrer así?

A LVA R O L . M .Anécdotas como tales no tengo, todo

lo que en ese aspecto me ha idoocurriendo durante estos ocho meses quellevo corriendo descalzo ha sidoescuchar todo tipo de comentarios a mipaso por diferentes lugares; me hanllamado de todo, la gente no se cortanada y opinan y comentan gratuitamentecomo si de un jugador de fútbol se

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tratase… Me he llegado a sentir comoun futbolista (a veces árbitro) en unpartido de fútbol… He recibido desdeánimos ensalzando mis partes nobles,hasta desprecio por el simple hecho depasar por un lugar en un momentodeterminado corriendo descalzo.

A N T O N I O A .C A R R I L L O

Las anécdotas más comunes son loscomentarios de la gente al verte correrdescalzo o con huaraches. Miscompañeros me han comentado que, enlas salidas de las carreras, la gente quetengo enfrente está callada, pero que en

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cuanto me doy la vuelta me señalan lospies y comienzan a murmurar.

Como sabrás, hay comentarios detodo tipo (que si es que estoy haciendouna promesa, que si llevo las AdidasJesucristo, etcétera…). En un mediomaratón, con huaraches, al adelantar aun tipo, este me gritó algo así como«¡vaya amortiguación llevas! ¡por elkilómetro 10 seguiremos el rastro desangre de tus muñones!». Mi respuestafue más o menos: «No te veo con carade pillarme en el kilómetro 10». Creoque no le hizo ninguna gracia que leadelantara un tipo con chanclas, aunquesi yo le adelanté, él tampoco sería

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ninguna máquina.Un patrón que he observado en las

carreras es que la gente a la queadelanto hace comentarios jocosos, noen tono despectivo y algunos bastantesimpáticos, pero sí en plan de guasa. Sinembargo, los que me adelantan suelenhacer algún comentario dando ánimos ointeresándose por el tema.

También he notado que hace unosaños nadie sabía de qué iba la cosa; sinembargo, ahora casi todo el mundoconoce el tema.

F I N A G O N Z Á L E ZR I C H A R D

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Cuando corro suelo ir muy centradaen lo mío y trato de no estar pendientede los comentarios. Al principio esa erami manera de «protegerme». Cuandocorres descalza la gente mira y comentacosas que habitualmente no sondesagradables, pero, sobre todo alprincipio, molesta ser el centro deatención de todas las miradas. Cuandocomencé solo corría descalza unosminutos y los comentarios eran del tipo:«¡Esa chica está loca!». Ahora que corrodurante más rato y un poco (no mucho)más rápido, los comentarios son deadmiración. De modo que he pasado deser una loca a poco menos que una

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heroína capaz de hacer la gran proeza decorrer descalza.

Como he dicho, aunque al principiooyese comentarios mientras corría, nosolía parar. Últimamente me resulta másdifícil hacerlo porque la gente meaborda y es rara la vez en que no tengoque pararme para explicarle a alguienpor qué corro descalza. Quizá lo másraro me pasó una vez mientras corríapor la acera de un paseo y un vehículoque iba por la calle aflojó mucho lamarcha para ponerse en paralelo a mí.Después el conductor bajó la ventanilla,dio un grito y paró el coche en mitad dela calle. Yo me acerqué porque pensé

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que tenía un problema o que queríapreguntarme por una dirección, pero noera nada de eso. ¡El conductor queríasaber por qué corría descalza! Su caramostraba curiosidad real y sus maneraseran amables, pero estaba formando unauténtico atasco allí detenido mientrasyo no salía de mi asombro. Le respondímuy rápido que buscara información enInternet sobre el barefoot running y quevolviera a poner en marcha el coche,que se estaba formando un tapón.

F R A N C I S C O J AV I E RR O M E R O G U E D E

En esta última carrera del Cuervo,

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estando esperando la salida, meencontraba en último lugar del pelotón(lugar desde donde siempre salgo entodas las carreras ya que corro pordisfrute), un señor del público (de unos60 años, calculo) me llamó en voz alta yme pregunto a gritos: «¿Tú qué? ¿vas acorrer así?». Mi compañero, con susamortiguadas de x euros, le contestó «lacrisis, que es muy mala». Este hombrese descalzó con toda rapidez y se dirigióhacia a mí diciéndome «toma, hombre,ponte estos mismos», me acerqué a éldándole las gracias y le expliqué que yocorría así.

En otra carrera, ya recuperando, se

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me acercaron dos chavales diciéndomeque por favor les enseñara las plantas delos pies, ya que uno de ellos le porfiabaal otro que yo tenía que llevar algopegado en las plantas para poder corrersin zapatillas, se las enseñé y este chicome las tocaba y retocaba totalmentealucinado.

Los típicos comentarios: que si vasde promesa, te vas a resfriar, queadelanta como Kung Fu, sin hacer ruido,¡con lo bien que yo creía que iba, vaeste y nos adelanta descalzo, picha!etcétera…

F R A N C I S C O M U Ñ O Z

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O R T I ZBueno, varias, sobre todo los que

somos de pueblos pequeños, elcuchicheo que hay entre los vecinos y lode siempre: que te vas a clavar algo, quesi las chinchetas, que cuidado con losvidrios… Pero bueno, de eso yasabemos todos. Una en particular es queal finalizar un entreno me quité loshuaraches e iba descalzo, y un amigo vay me dice: «ya sabía yo que correr conlas chanclas esas no era bueno, pero¿para qué vas corriendo y descalzooooo,quieres que te lleve?».

J O A Q U Í N C A T A L Á N

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B E R G AEl día del medio maratón de

Castellón asistí a una comida en la quehabía varias personas a las que noconocía, y estábamos en un grupotomando el aperitivo y alguien comentóque un amigo que estaba allí y yohabíamos corrido el medio. Uno delgrupo nos dijo que él había asistidocomo espectador y había visto a un locoque corría descalzo. Le pregunté por quécreía que debía de correr descalzo y nosdio una disertación sobre variasposibilidades, entre ellas una en la que,según él, posiblemente tenía los dedosmal y no se podía calzar según qué

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zapatillas para correr y otra en la quequizá era una promesa como se hace enalgunos lugares en Semana Santa. Lomás interesante de todo fue la cara quepuso cuando le dijeron que yo habíacorrido descalzo.

En una ocasión, en un recorrido deentreno, me junté con dos corredores yhasta que llevábamos corriendo cerca deuna hora no se dieron cuenta de que ibadescalzo.

Y en la mayoría de las carrerasbastante gente te pregunta si te duele o sitienes la planta de los pies como uncallo, la cuestión es que seguramente(por lo menos yo) pierdo bastante

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tiempo en responder preguntas y hago untiempo algo peor de lo que haría, lo cualme da absolutamente igual, ya que corropara disfrutar de las sensaciones y lasatisfacción de hacerlo libremente.

J U A N A NTengo unas cuantas que me han

hecho mucha gracia.Los sustos. Corriendo descalzo eres

un corredor silencioso, nadie te oyevenir. Ha sido mucha la gente que se haasustado cuando los he adelantado(nunca queriendo), pero el mejor sustofue el de un hombre de unos 60 años quenotó una presencia acercándose por su

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espalda (serían las 6:30/7:00 am, nochecerrada y paseo semidesierto) y al pasarpor su lado, dio un salto alejándose demí y en posición, literal, de karateka dioun grito de guerra (o susto) que incluso amí (que no me lo esperaba) me asustó.Solté un: «Joder, ¡qué susto!», a lo querespondió: «¡y tú a mí!», ydisculpándome me alejé a carcajadalimpia, no lo pude evitar y cada vez queme acordaba me entraba la flojera y noparaba de reír.

Otra anécdota, pero esta vez consandalias, fue cuando me paró la policíasecreta. Siempre salgo a correr aprimera hora de la mañana (6:00 am) y

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un día se paró un coche a mi lado y salióla conductora, dirigiéndose hacia mí.Pensé que iría a preguntarme por unacalle y me extrañó que fuese laconductora y no el acompañante el quepreguntara. Total, que espero a que seacerque y me enseña la placa y me pidela documentación. Como era previsible,no la llevaba y, después de explicarleque había salido a correr, entonces mepregunta por el calzado. Al final, acabóconfesándome que ella había sidocorredora en un buen equipo, pero unalesión de rodilla la apartó del tartánpara siempre y que le gustaría volver acorrer y le había llamado la atención mi

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calzado. Le hice un taller avanzado deminimalismo y, la verdad, vi cómo lachica se fue contenta y con bastanteinformación.

Y, para acabar, mi estreno encompetición popular con sandalias nofue el esperado. En una carrera de 5kilómetros y habiendo salido muy rápido(3:20 min/km), sobre el kilómetro 2,5una sandalia saltó por los aires. Sehabía rajado uno de los agujeroslaterales. Paré a ver si podía arreglarloy hacer un apaño, pero era imposible. Alver que no paraban de pasar corredores,dudé sobre qué hacer, si retirarme de lacarrera o… acabarla descalzo.

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Rápidamente me descalcé la otrasandalia y salí escopeteado, adelantandocorredores como si estos estuviesenparados. Hubo zonas de los últimos doskilómetros y medio donde el asfaltoestaba verdaderamente roto y aquelloera una auténtica lija y un pedregal.Logré acabar la carrera satisfecho, perodolorido, con una media, habiendoparado y todo, de 3:45 min/km. Lospercances en las plantas de los pies tansolo fueron de dos dedos abrasados ensu yema en cada pie. Sinceramente,pensé que el balance iba a ser muchopeor.

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L U I G I S L U R P ( L U I SL E Ó N )

Ya he hablado del anecdotario sinfínque sufro en mis carnes. Una de ellas meocurrió un día que me descalcé por elFerial de Almería (ideal para barefoot);me paró un señor y me dijo que corríacomo los indios que él había conocidoen Sudamérica cuando era emigrante, nose si serían los tarahumaras, porque selo pregunté y no supo decírmelo.

Otra ocurrió al finalizar el mediomaratón de Almería 2012, que corrí conmi primo. Muchos corredores sesintieron atraídos y nos preguntaban si

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funcionaban «esas zapatillas ocalcetines tan raros», claro, mi primollevaba unas Vibram y son de todomenos discretas.

M A N U E L M U Ñ O ZM E G Í A S

En este tiempo me ha pasado detodo, desde las típicas bromas ycomentarios de gente que te cruzascaminando, corriendo o en bici, a caraso expresiones de asombro, y tambiénque te piten o griten desde los coches…Incluso que te regañen como si fueses unniño pequeño.

En las carreras te puedes encontrar

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de todo, desde gente que te felicita o quete dedica expresiones de ánimo oasombro a gente que se queda atráscuando la adelantas, comentando con loscolegas que adónde irá ese loco,asegurando que no llegarás muy lejos asío que seguro que te has quitado laszapatillas un minuto antes, que no puedeser que estés corriendo así desde lasalida.

La anécdota más divertida hasta lafecha ha sido cruzarme con un grupobastante numeroso de turistas japonesesmientras corría por los bosques de laAlhambra. El guía japonés queencabezaba el grupo me vio y empezó a

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decirme cosas que no entendí mientrasme hacía gestos con el pulgar levantado.Toda la gente que iba detrás en el grupoempezó a apartarse con exclamacionesde asombro echando mano a las cámarasde fotos mientras se iban haciendo a unlado para dejarme pasar. Os aseguro quealgo así te deja la sonrisa en la caradurante un buen rato.

M A R I A N O P A S C U A LLa que recuerdo con más cariño fue

en México, corriendo el Ultramaratón delos Cañones. En la línea de salida tuvela oportunidad de saludar al campeóntarahumara Arnulfo Quimare, quien, al

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verme descalzo, me preguntó con carade incredulidad si iba a correr así. Yo lerespondí que iba a intentarlo, a ver quétal era el terreno. Me dijo que era «muychingón»: lo era.

Al día siguiente, lo comentamos conunas risas. El quedó segundo en lacarrera de 100 km, pero alucinaba conel buen estado de mis pies.

Otra anécdota fue al llegar a la metatras los 63 km de montaña de la MIM(Marató i Mitja) en Castellón. Allí, unjuez de la Federación Española deMontaña no dejaba de repetirme que nose lo podía creer y quiso fotografiar ytocar la planta de mis pies.

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La que más me sorprendió fue tenerel privilegio de salir a correr un ratocon dos grandes campeones de lascarreras de montaña como Iván Ortiz yPablo Criado, y que me comentaran queleían mi página web, y me preguntaranellos a mí acerca de correr descalzo y latransición. Nos hicimos una foto todosdescalzos. Más tarde, ese mismo día mepresentaron a Eduard Jornet, el padre deKilian, y cuando me dijo que tambiénhabía oído hablar de mí me quedé sinpalabras.

M I Q U E L I VA R S E S P ÍCada jueves vamos a correr

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descalzos por las calles de Dénia y a lagente en general le parecemos unosbichos raros y se aparta… pero cada vezsomos más.

Soy profesor de Educación Física enun centro de educación especial y estoyen pleno desarrollo de un proyecto deintercambio de experiencias a niveleuropeo: Barefoot School Experience.

P E P E R O L D Á NC A S T A Ñ O

La mayor anécdota personal es la dever en mi pueblo gente corriendodescalza después del I EncuentroNacional de corredores descalzos, en

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Montilla, en febrero de 2013. Ladifusión del barefoot fue tanta en redessociales como en el pueblo, donde yaexiste una asociación de corredoresdescalzos y se pretende batir el récordde corredores descalzos en febrero de2014. De empezar a correr descalzo porcuriosidad a crear afición en Montilla albarefoot running :-)

P I L A R R A R ORealmente, suelo correr descalza en

los entrenamientos y solo al final deellos, no suelo correr por lugaresconcurridos, no por ir descalza, ¡porsupuesto!, sino porque soy bastante

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solitaria, así que tampoco tengo muchasanécdotas que contar, únicamente la carade estupefacción que pone la gentecuando te ve pasar corriendo sinzapatillas y además viendo que no vasnecesariamente lenta… la verdad que esdivertido :))) Muchos murmuran en alto:«¿dónde vas descalza?», otrossimplemente miran…

R A FA E L C O N E J OG O N Z Á L E Z

La gente se extraña, te mira ymurmuran: «Ahí va un loco corriendodescalzo». A veces me han parado parapreguntarme por qué corro descalzo y

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siempre me han incitado para que no lohaga, todavía la gran mayoría no asimilaque pueda haber corredores quedisfrutemos corriendo descalzos.

S A N T I A G O R U I ZMe han pasado muchas cosas. Se han

parado conductores a preguntarme si mepasaba algo mientras entrenaba y encarreras oficiales me han dicho de todo.Quizá la frase que más me impactó fuehace dos años en el maratón de Málaga,cuando otro corredor me preguntó quequé habría hecho para tener que pagartanto (en alusión a alguna promesa,penitencia o sacrificio, supongo). Aparte

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de esas cosas, un día escondí laszapatillas mientras corría descalzo(salía y volvía con ellas puestas de casapor las miradas de los vecinos) y luegono las encontraba. Estuve un buen ratobuscándolas.

J U A N J O S É P A C O M I OP O Z O ( E L B I C H OD E P E N D E )

Comentarios varios. Uno que dijo:«Así no gastas de lo tuyo» respondí: «Nide lo tuyo tampoco».

Algún niño que decía «papá, eseseñor corre descalzo». Una chica quedijo «vaya huevos»; otra: «Debe de ser

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una promesa». Y alguna otra que abría laboca de manera exagerada (se podíaaprovechar como nueva estación demetro)

En un par de ocasiones mepreguntaron, y hay que decir que conrespeto, por qué corría descalzo.Después quedaron agradecidos de misexplicaciones.

G U S T AV O ( L A G A Z Z AL A D R A )

Me quedo con las constantesmiradas de los transeúntes (auncorriendo con sandalias), con loscomentarios por lo bajini (y preguntas

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directas) de los corredores con los queme cruzo, y con el estupor familiar antela imagen de unos pies totalmente llenosde suciedad que contrastan con miamplia sonrisa.

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ALGUNOS LIBROSSOBRE EL TEMA

BAREFOOT, Ken, Barefoot Running.Step by Step, Fair Winds Press, 2011.

MCDOUGALL, Christopher, Nacidospara correr, Debate, Barcelona, 2011.

RICHARDS, Craig, The CompleteIdiot’s Guide to Barefoot, CompleteIdiot’s Guides, Nueva York, 2011.Robillard, Jason, The Barefoot RunningBook, Plume, Nueva York, 2012.

SANDLER, Michael, BarefootRunning: How to Run Lightand Free,Three Rivers Press, Nueva York, 2011.

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Imagenes

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1. Uno de los primeros corredoresminimalistas que conocí fue mi amigoJordi Maldonado.

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2. Después de muchos años missandalias me permitieron volver a hacerun pódium. Volta a Peu a Godelleta,2012

3. En la época minimalista meacostumbré a correr con huaraches. Aquími colección al completo

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4. Muchos buenos minimalistas enMontilla; Antonio Carrillo, FinaGonzález, Francisco Javier Romero,Antonio Caballo, «Globero», PilarRaro, Ángel Abella, …

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5. En Montilla, Batalla de Munda,2013, con Pilar Raro y Ángel Abella

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6. Mi primera media minimalista fuemi primer pódium en primera posición.Alaquas, 2012

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7. El primer día de entrenamientodescalzo me llevé a los pequeñajos parahacerlo más divertido

8. Correr por paseos marítimos esbuena forma de comenzar a correrdescalzo

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9. Primeros entrenamientos porcarreteras montañosas intentandoendurecer

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10. El paseo marítimo de castellónme sirvió para hacer fondo en unasuperficie amable

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11. Mi club de atletismo desde hace28 años, El Saltamontes

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12. Subida a la Cueva Santa,primera carrera descalza «dura»

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13. Salida de la milla de Segorbe,2013

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14. Segunda posición de veteranosen la milla de Segorbe

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15. Caminar por caminospedregosos me ayudó a hacer másflexibles mis pies

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16. Con los colegas del club en lasalida de la Volta a Peu a Valencia, 2013

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17. Llegada en la Volta a Peu aAlmussafes, 2013. Alguna cara deasombro

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18. Escena habitual de charla conotros corredores sobre mis piesdescalzos

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19. Mis estiramientos se han vistosustituidos por flexiones para fortalecer

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el pubis y la cintura

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20. El cuidado de los pies tras losentrenamientos y las carreras seconvirtió en hábito

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21. Mi equipo habitual de apoyo yánimo, Ro y Emi

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22. Llegada en la Media Maratón deValencia, 2013

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23. Con Miguel Ángel, tan buendeportista como artista

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24. Recoger el dorsal yendodescalzo resulta más divertido que ircalzado

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25. Encuentro casual conminimalistas y descalcistas en la MediaMaratón de Benidorm, 2013

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26. En el recorrido en la MediaMaratón de Benidorm, 2013

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27. Llegada en la Media Maratón deBenidorm

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28. Llegada en la Media Maratón de

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Castellón, 2013

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29. Refrescándome los pies en unentrenamiento veraniego en Zaragoza

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30. Corriendo descalzo se haceturismo con más sensibilidad

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31. La Maratón de Castellóndiscurrió de forma amena y jovial

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32. Un encuentro estupendo con JoséSauri en la Maratón de Castellón, 2013

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33. Correr por estos pradosescoceses fue una tentación con no muybuenos resultados

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34. Corriendo maratones se hacenmuchos amigos

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35. En los últimos kilómetros de laMaratón de Castellón

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36. Salida de corredores descalzosen el Cross de la Batalla de Munda,Montilla, 2014

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37. Acercamiento a los corredorescalzados en la Media Maratón dePicaña, 2014

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38. Por fin, llegada a mi primeramaratón descalzo en Castellón.

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39. El pelotón descalzista decidiócompartir más que competir y se divirtió

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de lo lindo

40. Celebraciones en el final delCross Batalla de Munda

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Solapa trasera

«Lo más extraño era que por lo quedecían correr era algo muy agresivopara las piernas, para los pies. Eracomo si me hubiesen dicho que mirarera malo para los ojos, o que saborearera perjudicial para la lengua o respirarnegativo para los pulmones».

«Antes de correr descalzo sientesque no eres capaz de hacer muchascosas que consideras imposibles, perocuando ya llevas un tiempo haciéndoloesa sensación comienza a resultarridícula y las buenas vibraciones se

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trasladan a muchos más ámbitos de lavida».

«Cuando corres con un escudo degomas mullidas, corres como un elefanteporque nada te afecta; sin embargo,cuando corres minimalista o descalzo teves obligado a correr como un humano».

«La concentración precisa parapoder correr bien descalzo hace que tefijes en muchos detalles. En cada pasoabsorbes el terreno por la vista y almismo tiempo estás pendiente de cadamovimiento de cada elemento que puedaafectar a tu desplazamiento. Esa tensiónde los sentidos solidifica toda esainformación que se asocia a un sensor

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increíble antes cegado bajo capas ycapas de plásticos y cauchos».

«Las sensaciones de cansancio ypesadez se disolvían antes y losagarrotamientos o cualquier tensiónmuscular no existían. Llegar al final deuna carrera y volver relajado a casa sinla sensación de que has machacado tucuerpo, sino que le has dado unmomento intenso pero natural, es algofantástico en contraste con lassensaciones anteriores».

«Ver cómo los pies trabajan en todotipo de superficies, cómo los dedos,esos gordezuelos e inútiles apéndices,se expanden para recoger el aterrizaje y

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ayudar a equilibrar la pisada, te permiteentender mejor muchas cosas».

«Una buena transición es la clavepara iniciar una nueva vida de corredorsin lesiones, otra cosa es hacerse daño auno mismo. Una vez más».

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EMILIO SAEZ SORO (Tiriez, Albacete,1965). Toda su vida ha estado marcadapor el movimiento incesante, tanto porsus lugares de residencia (Albacete,Madrid, San Sebastián, Valencia,Alicante, Lérida, Barcelona, Tampere,Segorbe) como por sus ocupaciones(obrero de vía y obras, sociólogo,

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empresario de turismo rural, vendedorde servicios de Internet, webmaster,profesor universitario …). En armoníacon todo esto siempre fue corredor. Pasóde gatear a correr, de dar vueltas comoun loco a los parques de Albacete, afortalecerse compitiendo con zapadoresferroviarios en lo que hoy es un cuartelfantasma en Cuatro Vientos. La maratónse convirtió en su obsesión para sentirsevivo, y anotarse una al año era la señalde que las cosas marchaban. Laslesiones casi interrumpen esa evoluciónpero no se resignó. Desnudar sus piesfue la solución para poder seguircorriendo más y mejor.

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Notas

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[1] http://youtu.be/tYmiSxFp0gE <<

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[2] http://www.correrdescalzos.es/foro<<

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[3] http://youtu.be/CoCUY4ZzhFA <<

Page 625: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[4] http://youtu.be/bfX7RWAPkZg <<

Page 626: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[5] http://youtu.be/SNs37ql87ms <<

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[6]

http://www.barefootrunning.fas.harvard.edu<<

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[7] http://www.correrdescalzos.es/guia-para-correr-minimalista-y-plan-de-transicion-para-correr-natural-version-completa-ilustrada <<

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[8] http://cogiendoforma.blogspot.com.es<<

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[9]

http://crossbatallademunda.blogspot.com.es<<

Page 631: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[10] http://www.correrdescalzos.es <<

Page 632: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[11]

http://www.cualquierapuedehacerlo.es<<

Page 633: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[12] http://www.correrdescalzo.com <<

Page 634: La Aventura de Correr Descalzo - Emilio Saez Soro

[13] http://correvivir.blogspot.com <<