Krishnamurti, Jiddu - El Reino de La Felicidad

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    J. Krishnamurti

    EL REINO DE LA FELICIDAD

    Editorial Sirio, s.a. - mlaga

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    Libro publicado con subvencin de la Junta de Andaluca

    Nuestro agradecimiento a D. Roberto Pla Sales, quien generosamente facilit un ejemplar de El Reino de la Felicidadpara que sirviera debase a la presente edicin.

    Los editores

    EDITORIAL SIRIO, S.A.

    C/. Panaderos, 929005 MALAGA

    ISBN: 84-7808-144-5Depsito legal: B. 17.320 - 1992Printed in Spain - Impreso en Espaa

    Impreso en Espaa en los talleres grficos de Romany/Valls, S. A.Verdaguer, 1- 08786 Capellades (Barcelona)

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    PREFACIO

    Se me inst a que escribiera un prefacio de las siguientes pginas. Francamente no lo necesitaban, aunque talvez convenga explicar el motivo de su publicacin. Son conversaciones sostenidas con algunos de mis amigos en elcastillo de Eerde, en Ommen (Holanda).

    El castillo es de estilo arquitectnico usado en las primeras edificaciones de principios del siglo XVIII y se leconsidera como uno de los ms hermosos ejemplares de aquel perodo. Seguramente es uno de los ms belloslugares que conozco. Todo lo del castillo pertenece a dicho perodo y est en perfecta condicin. Hay admirables

    tapices Gobelinos que dan un ambiente de antigua dignidad y belleza.Corpulentos rboles dos o tres veces centenarios, rodean el castillo; sus potentes copas desaparecen en lasnubes, y se escuchan all extraos murmullos.

    El lugar est henchido de encanto y dicha, y mis conversaciones versaron naturalmente sobre este eterno tema.

    J. KRISHNAMURTI

    Nota

    Puedo aadir a lo precedente que las descritas condiciones eran posiblemente las ms favorables para que semanifestara la influencia del Instructor del Mundo. Krishnaji estaba rodeado de un pequeo grupo de fervorososestudiantes, creyentes en su inspiracin y que gozosamente acogan la presencia del Seor. Los lectores reconocernla profunda sabidura, la sorprendente originalidad y la exquisita diccin de este admirable libro. Los prudentes loestimarn; los que no lo sean harn lo que les parezca.

    ANNIE BESANT

    ILA VOZ DE LA INTUICIN

    Deseo, en cuanto se me alcance, exponeros ciertas ideas que debis estudiar y que os daran un definido einteligible concepto de la verdadera vida espiritual. Me parece que todos vosotros entendis que para crear, comohabis de crear si queris vivir, se necesita lucha y descontento; y para convertirlos en fruicin, debis cultivarvuestro propio punto de vista, vuestras propias tendencias, vuestras propias capacidades, y por esto deseo despertaren cada uno de vosotros, aquella Voz, aquel Tirano, el nico gua capaz de ayudaros a crear. La mayor parte devosotros prefiere, por ser ms fcil camino, copiar. A la mayora de vosotros, les gusta imitar. Para muchos devosotros es mucho ms cmodo no cultivar vuestras propias tendencias, vuestras propias cualidades, vuestra propianaturaleza, sino ms bien imitar ciegamente. Y creo que convendris conmigo en que esto es fatal para eldesenvolvimiento de la Voz. La ms noble gua de cada uno de vosotros es esta Voz, este Tirano, esta Intuicin; ycultivndola, ennoblecindola y perfeccionndola llegaremos a la meta; nuestra propia meta.

    Cultivando esta voz hasta que llegue a ser el nico Tirano, la nica Voz a que obedezcamos, debemos descubrirnuestra meta y trabajar incesantemente para alcanzarla. Ahora bien, qu meta es esta? Para m, consiste en conocer

    la Verdad final. Anhelo llegar a un estado en que por m mismo conozca lo que he conseguido, que yo soy lapersonificacin de dicha Verdad. Y al lograr esta Verdad, logro al propio tiempo mi anhelo: la paz, la perfectatranquilidad de mente y emociones. Tal es la meta para m. Ante todo lo esencial es fortalecer en cada uno devosotros esta Voz que se asevera por s misma de cuando en cuando. Y cultivar y ennoblecer la Intuicin; debemosaprender a pensar y obrar por nosotros mismos. El cultivo de esta Voz de la intuicin requiere una conducta acordecon sus dictados.

    La imitacin nada tiene que ver con la belleza. El Arte no consiste en copiar la Naturaleza tal como es, sino enla dignidad del smbolo que la representa. As, cada uno de nosotros ha de ser un artista; un artista que cree por smismo porque le ha conmovido un vislumbre de la Visin. Observaris que los verdaderos e insignes artistas, losgenuinos y eximios instructores no tienen el sentimiento de la exclusividad, sino que encarnan todas las cosas, sonparte de todas las cosas. Debemos tener varios aspectos a fin de producir lo perfecto. Un jardn lleno de rosas, podrhaber en l las ms perfectas rosas de toda variedad y color, pero si todo son rosas, carecer de belleza el jardn.

    Todos propendemos a ser como los dems. Deseamos acomodarnos a determinado tipo y adaptarnos a moldesque no son de nuestra hechura. Esto es fatal para el desenvolvimiento de la perfecta intuicin. Sin embargo, nodebemos olvidar que todos nos encontraremos en el Reino de la Felicidad.

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    Por nuestro nacionalismo o nuestra modalidad de culto religioso propendemos a pensar que somos diferentesde otras personas; tratamos al mundo como si estuviese independiente de nosotros y llegamos a ser exclusivos ennuestras perspectivas. Destruiremos en vez de crear si tenemos tan limitada visin y tan restringidas ideas. Yodeseo, en cuanto se me alcance, despertar en cada uno de vosotros esta Voz, que os guiara por el camino que querisseguir, que es vuestra propia vida, el sendero por vosotros mismos trazado. Y mientras obedezcis a esta Voz, a estaIntuicin, no podris errar; pero erraris si tratis de obedecer y seguir las rdenes, las ideas, las visiones de losdems.

    Yo puedo exponeros mi ideal de Verdad, de perfecta paz y amorosa ternura, pero debis esforzaros en

    alcanzarlo por vosotros mismos. Yo puedo exponer los principios de Verdad, pero vosotros, por medio de vuestrapropia Voz y obedientes a esta Voz, debis desenvolver vuestra propia Intuicin, vuestras propias ideas, y asalcanzaris la meta donde todos nos hemos de encontrar.

    Esto es para m lo ms importante de la vida. Yo no quiero obedecer a nadie, sea quien sea, mientras no est yoconvencido de que tiene razn. No quiero ocultarme tras la pantalla que vela la Verdad. No quiero tener creencias alas cuales no pueda responder ni darles mi alma, mi corazn y todo mi ser. En vez de ser vulgares y mediocres,debis escuchar esta Voz, cultivar esta Intuicin, y descubrir as nuevas sendas de vida, en vez de ir a la aventurapor ajenos senderos.

    Segn ya dije, para realizar este ideal debis desenvolver vuestra Intuicin, esencial es la perfecta armona deemociones y de mente para que se manifieste la Intuicin, la Voz de vuestro verdadero ser.

    La Intuicin es el susurro del alma. Es Intuicin la palabra guiadora de vuestra vida. Cuanto ms armonicemospor el perfeccionamiento y la purificacin nuestras intensas emociones y agudos pensamientos, ms aptos seremos

    para or esta Voz, la Intuicin, que es comn a todos, la Intuicin, que pertenece colectivamente a la humanidad yno a un particular individuo. Debis tener vivos sentimientos de amor, de intensa dicha o de sincera bondad. Quiencarece de emociones no sirve para nada, mientras que quien intensas las tiene, aunque de siniestra ndole, puedesiempre tratar de refinarlas y perfeccionarlas. La persona insensible e indiferente no puede crear, destruir ni edificar.Observaris que un gran destructor nunca es persona mezquina sino que algo admirable hay en l. Tampoco esmediocre ni endeble un gran amador. Cuantos ms sentimientos y emociones tengis, tanto mejor; pero al propiotiempo habis de aprender a dominarlas, porque las emociones son como las malas hierbas, que si no las escardisinfectarn el jardn. Si tenis dbiles emociones, pero las vais alimentando da tras da, acabarn por crecer yvigorizarse. La idea de que no debemos tener sentimientos ni emociones es absurda y contraria a la espiritualidad.Cuanto ms fervorosos sean vuestros sentimientos, mejor; pero habris de dominarlos so pena de sufrimiento. Si nolos dominis os apartaris de vuestra Intuicin y os extraviaris por vericuetos en vez de seguir el camino rectohacia vuestro ideal.

    Tened formidables sentimientos y disfrutad de ellos. No seis negativos, sino intrpidamente emprendedores.Digo esto con tanta vehemencia, porque todos tenemos propensin a ser de un mismo tipo, a pensar de una mismamanera, a congregarnos en torno a la misma persona, y tememos no poder adelantar si no pertenecemos a tal o cualactividad. Pero, qu es el adelanto? Es vuestra propia felicidad. El adelanto es tan solo una palabra. Yo preferiraser feliz a cuantas mezquinas satisfacciones pueda el mundo dar. Qu importa la religin a que pertenezcis ni lafama de que gocis mientras os sintis verdaderamente felices y podis mantener absolutamente claro y distintovuestro ideal?

    Imaginaos por un momento al seor Buda y Sus discpulos. Fueron las grandes excepciones de su poca. Todostenan un solo Maestro, una sola meta un solo ideal: l. Y sin embargo, cada uno de ellos tena la chispa del genio.No eran mediocres porque seguan a Quien era la excepcin, la flor de la humanidad, y todos deben llegar a ser untal ejemplo.

    IIINTERS Y ENTUSIASMO

    Convenceros quisiera de la importancia de interesarse por las cosas de la vida, pues sin inters no podris hacernada. Debis estar intensamente interesados, yo me intereso por todas las cosas porque toda la vida que me rodeame da comprensin. No hay para m en la vida otra cosa que hallar la Verdad, la dicha, la paz y la tranquilidad.

    Para estar verdaderamente interesado debis tener la mente y las emociones vivas durante todo el da,despiertas y no dormidas. Quisiera poderos infundir algo del inters que yo siento, para despertar el inters envosotros. Porque si no tenis inters, el deseo de hallar, el anhelo de obtener, la inclinacin de prescindir de todopara alcanzar lo ultrrimo, no seris capaces de aprender a sacrificaros.

    Este inters slo sobrevendr si estis verdaderamente civilizados. El salvaje que entra en la primera etapa de lavida, para quien son nuevas todas las cosas, que est acumulando Karma, que aprende a sufrir y empieza a crear,slo puede tener muy dbil inters en la vida.

    Necesita adquirir, experimentar y probar todas las cosas fsicas, mientras que la persona culta y civilizada, ensu evolucin por muchas vidas, y mediante su pasado Karma, ha almacenado conocimiento, experiencia, intuicin y

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    Podris engalanar el cuerpo tan hermosamente como os plazca, pero mientras vuestra mente y vuestras emocionesestn incultas no seris capaces de or aquella Voz. No quiero decir que no hayis de vestiros con pulcra elegancia ybelleza, sino que es muchsimo ms importante el perfecto refinamiento y sentido de cultura emocional y mental.Nada hay en el mundo ms agradable, ms satisfactorio y deleitoso que este sentimiento de nobleza; y quisierapoder comunicaros el inters de adquirir esta nobleza, esta insistente demanda de vuestra alma. Doquiera estis, enla escuela, en la tribuna o en la vida ordinaria, si mantenis esta actitud mental y vuestro odo anhela or la Voz,poco importa lo que seis, la clase, tipo, el temperamento a que pertenezcis o la religin que profesis. Despus detodo, estas visiones y diferencias no son ms que seales del transitorio mundo. No necesito que nadie me diga lo

    que soy, mientras yo sepa que soy libre, dichoso y honrado. No necesito ajena autoridad. Los que de entre vosotrosestn todava inseguros y se afanan por las mezquinas cosas de la vida, necesitan la autoridad y el favor de otros; deah el establecimiento de una nueva ortodoxia.

    Mientras caminis con clara visin y oigis esta Voz universal y la obedezcis, no ha de importaros cuantopuedan decir las gentes, porque justos sois al obedecer al Supremo. Cada vez ms anhelo y deseo despertar envosotros el inters por ver por vosotros mismos lo que est oculto a vuestros ojos, de suerte que luego de haberlovisto y sentido, podis ir a rasgar los velos de los ajenos ojos.

    No basta con darles menudas satisfacciones. Cada uno de vosotros ha de convertirse en mensajero y enejemplo. Es importantsimo que os convenzis de que debis tener el anhelo de ver y or por vosotros mismos y nocontentaros con lo que declaren los dems. Primeramente debis tener el noble anhelo y despus satisfacerlo, con loque explayaris y ampliaris vuestra alma. Cada uno de nosotros es el centro de su propio crculo, y de continuopiensa en s mismo; pero debiera pensar en s mismo creadoramente. Deberamos olvidarnos, en cuanto posible nos

    fuera, de nuestro yo inferior y sentir que todos somos uno. Aunque yo tenga la tez morena y el pelo negro, soy partede vosotros y vosotros lo sois de m. Porque la nica manera de vivir es entregarnos a los dems, y sin embargoretener nuestra propia Visin.

    IIIPERSONALIDAD

    Al tratar de conocer la Verdad, la suprema felicidad, debemos tener presente que no ha de ser el motivo lasatisfaccin personal, sino el deseo de servir y ayudar. No habis de creer que el servicio y auxilio sean peculiaresde las gentes humildes, apocadas y ordinarias, ni que para servir hayis de convertiros en mquinas y obedecerajenos mandatos. Al lograr la perfecta Verdad, lograris tambin la perfecta Felicidad, y servs porque no podis

    menos de servir.Yo he visto la Visin por m mismo, y ahora nadie puede arrebatrmela ni quebrantarla, porque es parte de mialma, parte de mi cuerpo, parte de mi verdadero ser. Es inalterable y cuanto ms yo cambio, es ms permanente.Pero tan slo podris verla, tan solo podris asimilaros a la Verdad y llegar a ser parte de la Verdad si aprendis aser impersonales, en el sentido de que perdis vuestro yo inferior, vuestro personal y mezquino punto de vista y osidentifiquis con la eterna Verdad. Desde luego que todos hemos de tener personalidad, y aunque nadie ha dedesechar su personalidad, no ha de ser personal. Cuanto ms evolucionis y ms cerca de la Verdad lleguis, mayorser vuestra personalidad y ms semejante a una flor ser vuestra alma; pero tanto ms personales seris cuanto mslejos estis de la Verdad.

    Mientras os esforzis en lograr esta Verdad, desenvolveris vuestra personalidad y manifestaris vuestrasinclinaciones.

    Para alcanzar la actitud impersonal, lo primero que hemos de combatir es la satisfaccin egosta. Debisrebelaros contra la propia satisfaccin. Si tenis xito en el mundo o conquistis alguna distincin espiritual,experimentaris al propio tiempo la tendencia a satisfaceros con lo hecho y con gloriaros de ello. Si persists ensometeros a esta satisfaccin no adelantaris ni marcharis hacia la meta. No podris acercaros a la Verdad hastaque hayis aprendido a sobreponeros a las tristezas y alegras. Sufriris si sois personales, si os satisfacisegostamente, si os contentis con vuestro yo inferior.

    Pero mientras mantengis constantemente la Visin ante vosotros, mientras hayis rasgando el velo con quevosotros mismos la cubristeis, nunca ser egosta vuestra satisfaccin. Bien sabis que a la gente se le conoce en lacara el contento de haber tenido xito en cosas menudas, como si hubieran realizado alguna formidable hazaa; ygradualmente esta fsica satisfaccin se extiende al alma, y el individuo se estanca. Si queris llegar a la meta yconocer la Verdad, no debis deteneros a adorar en pequeos santuarios ni inquirir pequeas verdades. No necesitisen vuestra vida ir a adorar ante altarcitos cuando ah est el gran templo de adoracin. Os demoris y perdis tiempoen los pequeos santuarios, en vez de ir a adorar incesantemente ante el nico Altar de la Verdad, a fin decorresponder a las demandas de la evolucin. Y si creis en el Instructor de la Humanidad, tambin estaris allendetodos los altares, dogmas y doctrinas, y veris la Verdad a travs de todas las pantallas que ocultan la Visin.

    IV

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    precisamente copindolas sino comunicando a los dems lo que vio en ellas. Esto es exactamente lo que debishacer. Debis destruir todo cuanto os ata, y trepar las alturas en donde lleguis a ser parte de l, y desde all oscontemplaris a vosotros mismos y al mundo. No conviene que estis rodeados siempre de vuestros particularesdeleites. Debis escalar aquella altura, y desde all regir vuestros pensamientos y emociones y vuestro cuerpo fsico,porque de este nico modo seris con toda fidelidad capaces de seguirle.

    Yo me pregunto: Cuntos de vosotros tendris la verdadera comprensin y realmente seguiris cuando llegueel preciso momento de or la Voz que reconozcis como absoluta autoridad y cuyo mandato sea definitivo? Yo mepregunto: Cuantos de vosotros, aunque obedezcis seris capaces de identificaros con l como gota de agua que

    desaparece en el mar o como ro que desagua en el vasto ocano?Todos sois demasiado estrechamente individualistas, tenis vuestro Dios particular, vuestro particular deleite,vuestro particular modo de pensar, hablar, y expresaros. Seguir no significa que hayis de aceptar ciegamente, sinoque habis de mantener los ojos abiertos y limpio vuestro corazn, libres de todo prejuicio y de toda ideapreconcebida para ser as capaces de sumergiros en lo Eterno. Este es el nico modo en que podis seguir, la nicamanera en que podis crear. Si vivs en la Eternidad, en esta estupenda altura, llegaris a ser genios, llegaris a serlo que cada cual anhele ser, y entonces seris felices.

    Hallaris la felicidad al olvidaros del separado yo, al destruir este yo e identificaros con el Universo; perocuando hacis distinciones al hablar de particulares grupos, particulares temperamentos y tipos, os apartis de larealidad sin advertir que estas diferencias no son ms que seales distintivas, meras indicaciones de vuestro especialambiente, y no resuelven el problema, cuya nica solucin est en el olvido del separado yo para llegar a ser loEterno.

    Seguid lo Eterno, que es perpetuo e inmutable, y no lo transitorio y momentneo. Obtendris una fielperspectiva de vuestro propsito si tenis en cuenta que debis dar convenientes oportunidades a lo fsico para laeducacin del alma. Siempre hablamos de la educacin de lo fsico, pero olvidamos la educacin de lo sper fsico.El ego anhela desenvolverse y lograr la perfeccin; y aqu toma en cuerpo fsico, si adverts los anhelos del alma,vuestra mente concreta os dir cundo y cmo debis ceder a los anhelos del Yo superior.

    Deberais contraer el hbito de vivir en el Reino de la Felicidad, porque me parece que no echis de versuficientemente cun vasto es este Reino, cmo se dilata milla tras milla una vez entrados en l. Me parece que nocomprendis que la Felicidad, la verdadera Felicidad supera todas las cosas fsicas y espirituales del mundo. Es elnico estado en el que vale la pena entrar, el nico Reino merecedor de conquistarlo y poseerlo. Quisiera llevaros atodos a este Reino para que por vosotros mismos, vierais su hermosura, pues una vez vista no la abandonarais ni yaapetecerais las cosas transitorias y mudables. Seguro estoy de que segn pase el tiempo os convenceris ms y msde que esta es la nica Verdad digna de recibir y poseer, la nica Verdad digna de comunicar.

    Tambin debis tener cultura, la cultura fsica ordinaria, la cultura de consideracin, de prosperidad, de laintensa y jubilosa seriedad. Si tenis todas estas modalidades de cultura y os las asimilis y en ellas os embebishasta que formen parte de vuestra naturaleza, llegaris a ser Sus verdaderos discpulos.

    Sin cultura, sin refinamiento, no podris formar parte de l, que es el sumo refinamiento y la suma cultura; nopodris permanecer con l ni cooperar entusiasta e inteligentemente con l.

    El artista creador que sufre y tropieza estar ms cerca de l que quien se satisfaga simplemente con rendirculto ante su propio altar.

    Debis ser como los artistas creadores y cooperar con l para dar al mundo lo que cada uno de vosotrosrealmente comprenda. Y cuando os hallis en semejante estado, no tenis idea de cmo desaparecer el sentimientode soledad, de depresin, todo cuanto nos entorpece y mata el espritu y debilita nuestro sentimiento de bienestar.Cuando seis parte del nico Reino que tiene importancia en la vida, cuando estis con aquella Luz que perdura atravs de edades y eones, olvidaris la soledad, la depresin, la grandeza y el xito. Lo que la mayor parte devosotros teme es la soledad, la falta de amor y personal amistad de unos con otros. Estas cosas, aunque placenterasde momento, aunque tienen su valor, no la echaris de menos, porque estaris en compaa de lo Eterno. Cada rbol,cada ave, cada brizna de hierba, cada sombra os dar algo ms valioso que las fugaces satisfacciones fsicas porqueson parte de lo Eterno. Por eso debis tener concentrada all vuestra vida para mirar todas las cosas desde el puntode vista de lo Eterno.

    VIEL VALOR DE LA EXPERIENCIA

    Quiero hablaros de aquella Voz, de aquel Tirano que debis adiestrar y cuya autoridad es el nico mandato aque debis obedecer.

    Segn empecis a desenvolveros, encontraris, naturalmente problemas, tropezaris con dificultades quehabris de solventar por vosotros mismos. Habris de ser semejantes a un rbol que resiste innumerablestempestades y conoce su propia fuerza. Su propio placer en la proteccin que otorga, y al que nada en el mundo, niel viento terrestre o celeste puede descuajar. Es firme como una roca. Tal como veis una roca que permaneci

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    convencionalismos, frmulas externas y altares de supuesta grandeza, pues de lo contrario la evolucin resulta unprolongado sufrimiento. Si veis en lontananza el templo de vuestra propia creacin, la imagen de vuestra propiacreacin, la imagen de vuestra propia hechura, forjada a costa de sufrimiento, de la dicha y de la belleza de la vida,caminaris perpetuamente por el Reino de la Felicidad. Habis de ser una cosa u otra. O bien habis de ser un genio,un creador, un destructor, o bien un hierbajo en mitad de la corriente, zarandeado de uno a otro margen. Debis serla principal corriente de la vida, la principal fuerza de la vida, porque en l vivs y en l tenis vuestro ser. LaBelleza es la Verdad y la Verdad es por Quien suspiris, a quien adoris, cuya imagen formis en vuestro corazn, yque llega a ser parte de vosotros porque a El os inclinasteis y le hallasteis. Este concepto estimula la inspiracin de

    existir, de alentar, de pensar y de sentir.Pero si os contentis y satisfacis egostamente perderis el venturoso estremecimiento de la espiritualidad, yen vez de ayudar seris vulgares secuaces, y en vez de creadores seris desechos, escombros y escoria fsica ymental en todo el transcurso de vuestra vida.

    Quisiera que vierais (y estoy seguro de que veris, pues todos vemos en los momentos de xtasis y dicha) laimportancia de mantener esta pauta, esta cultura, y de vivir en el Reino de la Felicidad. Si en l estis y seguroresids en este Reino podris salir de l y crear ms vitalmente, ms gravemente, ms noblemente que otrocualquiera porque a toda hora podris restituiros a aquel Reino. Ello os dar una viva conmocin, un sentimiento devitalidad, de ser grandes no slo para vosotros mismos sino para ayudar al prjimo, destruir las cosas sinimportancia y crear las eternas. En vez de ser gigantes de ignorancia, debis de ser colosos creadores. Hoy da todosvamos buscando, tanteando, preguntando, mientras que la solucin de todas estas cosas est bajo cualquier piedra,en todo cuanto se mueve y vive, en todas las cosas animadas e inanimadas. Si estis verdaderamente iluminados

    podris salir a ser mensajeros de aquel Reino. Yo he bebido en esta fuente y anhelo llevar a ella a cada uno devosotros. Y cuando os hayis deleitado y recreado en el albergue de la Eternidad, tambin anhelaris llevar a otros ala misma fuente de donde emana la perenne Sabidura.

    VIIEN COMPAA DE GRANDES HOMBRES

    Deseo convenceros de la suma importancia de interesarse en la excelencia del Reino de la Felicidad. Es posibleconocer por vuestras palabras, por la manera de hablar si vivs o no en aquel Reino. Os he examinado, y meexamin a m mismo para ver si vivimos continuamente en este Reino. De nuestra actitud, de nuestra conducta y denuestros deseos podemos juzgar y descubrir cun lejos estamos de esta morada de realidad o cun muy adentro de

    ella vivimos.Si os esforzis en vivir en este Reino, fcilmente dominaris vuestras tribulaciones, olvidaris vuestraspesadumbres, vuestras singularidades y sobrellevaris las aflicciones y sufrimientos del mundo. Cuando vivs eneste Reino no podis separaros de vuestras diarias acciones; en vuestros pensamientos, en vuestras obras, en todocuanto hacis estis viviendo en este Reino; y por tanto trasladis este Reino a vuestras acciones.

    Podis observar cun diferentes son los que han percibido un vislumbre, siquiera pasajero, de este Reino; cundichosos, cun bien equilibrados estn, ni demasiado emotivos ni demasiado intelectuales. Podis inferir de suactitud, de su ambiente, que saben lo que significa vivir en este Reino. Fuera mil veces lastimoso que sloviviramos all raros momentos, slo cuando meditamos y estamos solos. Unicamente podris vivir en este Reino sitodo vuestro ser palpita de felicidad. Debis manifestar esta felicidad en todos vuestros sentimientos, en todo cuantohagis diariamente. No habis de vivir en este Reino breves momentos como efmero insecto y desvaneceros de alldurante el resto del da para restituiros a l a la maana siguiente. Esto es lo que hacis la mayor parte de vosotros.Una palabra traicionar vuestra mente y todo el rumbo de vuestra perspectiva. Me parece importantsimo que seisverdaderamente formales y estis gozosos, en vez de luchar en vano, malgastando intiles esfuerzos. No vayis afiguraros que solamente unos cuantos privilegiados estn en el Reino y los dems no pueden estar, pues mientrasuno haya que se esfuerce, que tenga nobles pensamientos y emociones, cabe asegurar de l que vive en este Reino.

    Debemos transformar este centro de Eerde y el mundo todo en un verdadero Reino de Felicidad y debis ayudarporque vivs en l y lo estis creando con vuestras aptitudes, vuestros sufrimientos, vuestras dichas, placeres y gocescomo materiales de construccin; pero debis ayudar todos y no uno solo. Por esto debis ser grandes, por estodebis vivir y alentar nicamente en el Reino de la Felicidad. Habis de destruir toda barrera, toda mezquindad envuestra perspectiva. No podis figuraros cun deleitoso, cun conmovedor y placentero es ello. Lo es mucho msque un espectculo de cine o cualquier otra diversin mundana.

    Imaginad por un momento que todos nosotros somos dioses, por lo tanto, podramos sentarnos a la mesa conl. Pensad en lo que podramos hacer y lo que podra significar si furamos como Buda y Sus discpulos. Buda eraun superhombre genial, el mayor de los seres humanos, y sus discpulos eran tambin genios, los grandes hombresde su poca. Y podis imaginar el delicioso ambiente, la atmsfera que aquellos hombres, aquellos dioses debieroncrear. Despus trasladaos al otro extremo y pensad en todas las personificaciones del mal en el mundo y pensad enlo que haran. Intentaran aniquilar la obra de los dioses.

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    Pero entre ambos extremos estn quienes como nosotros forman la mayor parte del mundo. Cuando tenis unprecioso vaso o joyel, debis buscar un arca donde con toda seguridad guardarlo. Y cuando l venga, como ha devenir; cuando est con nosotros como ha de estar con nosotros, deberemos ser ya los grandes hombres y cada uno denosotros ha de esforzarse en alcanzar las cumbres de la perfeccin.

    Y entonces, si nos reunimos todos, imaginad el vivo deleite de semejante asociacin, porque seremoscompaeros de la nobleza, de los grandes artistas, de los insignes creadores, de la divinidad equiponderada enperfectos cuerpos fsicos.

    Nada hay tan admirable en el mundo como vivir con grandes hombres, con grandes ideas, con hombres que por

    s mismo sean los principios y no tan slo la externa cscara de alguna realidad.Quien no ha gustado de la felicidad, quien no ha sufrido, quien no ha pasado por muchas experiencias, nopuede ser compaero de grandes hombres ni aun de grandes pecadores, porque no son capaces de ayudar ni puedendifundir ni gozar de duradera felicidad. No puede conocer la diferencia entre lo hermoso y refinado, y lo grosero yvulgar, por lo que no tienen valor sus juicios, pues no es creador ni destructor, sino que va empujando por loscaprichos y fantasas del mundo de la mediocridad.

    Por lo mismo que no deseis pertenecer a este mundo de mediocridad debis tener en cuenta la vitalimportancia de cuantos pensis y sents. Por esta razn debis desenvolver un exquisito cuerpo fsico con refinadasemociones y cultivada mente. Porque si no son perfectos vuestros cuerpos, mente y emociones, desfiguraris labelleza y perturbaris la armona del conjunto de los grandes hombres; y aunque sean prudentes vuestras palabras,vuestra expresin externa, vuestra personalidad delatar la imperfeccin de vuestro interno desenvolvimiento.

    Tambin debis tener perfecta limpieza, perfecta salud; y podis ver la importancia de ello, podis ver por qu

    debis tener cuerpos limpios y sanos y cuidar de ellos con la misma solicitud con que cuidarais una preciossimajoya. Lo mismo cabe decir de vuestras emociones y pensamientos. Aunque no manifestis a los amigos y conocidosvuestros perversos pensamientos y emociones, os traicionarn en vuestra mirada, en vuestras frases, en vuestrasactitudes y en vuestra perspectiva de la vida. Muy a menudo me intereso en mirar el rostro de la gente, su gesto y suporte general; y comnmente distingo el tipo a que cada uno pertenece. S que estos superficiales indicios puedenser engaosos y ocasionar errneos juicios, pero casi siempre delatan el interno carcter. Por lo tanto, debisperfeccionar el cuerpo, las emociones y la mente antes de que podis alcanzar y vivir eternamente en el Reino de laFelicidad. No debis dar vuestro asentimiento sin razn y sin comprensin, para adaptaros a un molde. Podisfiguraros que el mar, esa masa de animacin y estruendo, se adapte a determinada forma? Romper todas las formasy nada ser capaz de restringirlo ni sujetarlo. Todos deseamos adaptarnos a formas, porque ello es mucho ms fcil,mucho ms cmodo y significa mucho menos lucha. Para quienes no se esclavizan a las formas y viven en estaFelicidad, en este Reino sin lmites, lo valioso y bello es esta ilimitada expansin sin trmino. Debis tener en

    cuenta que si realmente queris vivir en presencia de los grandes hombres debis desenvolver una perspectiva sinlmites ni trmino. Os daris cuenta de en qu gran xtasis, en qu equilibrado xtasis podris vivir siconstantemente imaginis que vivs siempre en este Reino y que estis con los grandes hombres. Cuntos devosotros sois capaces de estar con un gran hombre, con un gran genio, con L, que es la personificacin del Reinode la Felicidad? Verdaderamente pocos, muy pocos. Y podis ver la angustia, la pena que ha de causarle a quinslo tenga dos o tres compaeros, en vez de al mundo entero con l, trabajando con l, gozndose con l.

    Tambin quiero hablar sobre el afecto, porque me parece que no sabis cunta fuerza, cunta vitalidad infundeel verdadero y equiponderado afecto. Digo equiponderado, porque generalmente observaris que las personas deintensos sentimientos de afecto, carecen de fortaleza, de gobierno y de equilibrio. Sus sentimientos son como elagua que si desconsideradamente se vierte, inunda y anega sin duradera eficacia. Por esto habis de tener equilibrio.Si vuestros afectos estn bien equilibrados, sin sentimentalismo ni extremada efusin, sino con el eterno amor,entonces empezaris a perder el separado yo. Cada uno de vosotros debe haber sentido aquel afecto expansivo ysiempre creciente, y cada vez ms y ms amplio, de suerte que no slo amis a unos cuantos de vuestra especialpredileccin sino a todos cuantos con vosotros se relacionen. Este afecto pone en olvido, aniquila el yo inferior quees la raz de toda la afliccin. Por esto, quien no siente este inmenso amor es egosta, parlanchn, entremetido,chismoso y hace todas estas ruindades que ni soara un gran hombre, un verdadero dios. Desde el momento en queos olvidis de vosotros mismos e identifiquis vuestro verdadero Yo con el gran Yo del mundo, entonces viviris eneste Reino y desearis que el mundo entero vaya a vivir con vosotros.

    Actualmente puede decirse respecto de cada uno de vosotros que estis haciendo una febril tentativa y no quehayis realizado una hazaa. Estis todava luchando y luchando, pero no habis triunfado.

    No os arriesgis, no os abrevis y no os sumergs en el ocano, sino que sois como chiquillos en el mar quevacilantemente meten un pie en el agua y lo retiran inmediatamente que notan la frialdad. Si resbalis, no importa,ya os levantaris de nuevo; y si nadis llegaris all. Pero no habis de estar vacilando respecto de si alcanzaris lalejana orilla. Sino que debis lanzaros al agua porque vuestra Voz os incita.

    Y si no escuchis la Voz estaris metafricamente llegando de continuo; y no tendris un momento de paz, desosiego, de felicidad, si esta Voz no os incita a seguir adelante. Debis ir hacia la fuente de las cosas, y cuandoalcancis esa fuente seris el dios, el superhombre, el dueo.

    Buda, Cristo y otros grandes Instructores del Mundo fueron a la fuente de la vida. Llegaron a ser Maestrosartistas. Mas una vez conocida la naturaleza y suprema grandiosidad de la Fuente, se convirtieron en la Fuente, el

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    Sendero, y la Personificacin de la Sabidura y el Amor. Tal debe ser nuestro propsito. No podis ser el Buda o elCristo, pero podis tener los mismos sueos, anhelos, deseos y aspiraciones.

    Una vez hayis percibido la gloria de Su reino, podris actuar por vosotros mismos en la particular lnea decreacin con que expresis vuestra vista de aquella eterna gloria. Entonces, seris el escritor ms insigne, el artistams preciado, el cineasta ms profundo. Tendris la lengua del sabio. All subyace el estremecimiento deespiritualidad, la nica ambicin merecedora de lograr en el mundo. Debis ser independientes, no slo emocional eintelectualmente sino tambin de todas las cortapisas fsicas. Este es el nico medio de lograr suma felicidad, deadquirir completa libertad de pensamiento, emociones y en todas las cosas fsicas. Este es el nico medio de vivir en

    el Reino de la Felicidad.

    VIIILA MENTE, EL CREADOR

    La mente es la esencia de la divinidad; pero es de todo punto notorio que la mente lo mismo puede crear quedestruir; que rige y gua las emociones y es el mpetu que nos empuja hacia nuestra meta.

    La mente puede y debe hallar por s misma la Verdad, y por s misma debe aprender a vivir en el Reino de laFelicidad. Sin una mente disciplinada y una congnita inteligencia no podris acercaros a vuestra meta.

    Tambin notaris que la mente empequeece las cosas, ansa formas y desea ocuparlas. La mente propendesiempre a ser concreta, y habis de precaveros contra esta caracterstica de la mente.

    Muy a menudo nos figuramos que todo cuanto hacemos est bien hecho, que nuestro particular sendero es elnico, y que slo pueden ser verdaderos nuestros particular templo, nuestro particular altar, nuestra particularceremonia, nuestra forma de adoracin y nuestro particular modelo de forma exterior; y que por este nico canalpuede expresarse lo Divino en manifestada vida. En efecto decimos: T ests en error, pero si me sigues y haces loque yo hago y piensas como yo pienso, estars en lo justo. Esto es lo que todos vosotros pensis. Esta es laverdadera piedra de escndalo para cuantos intentan entrar en el Reino. Porque aqu no hay semejante estrechauniformidad; aqu todo el que se esfuerza y vive noblemente y por naturaleza es en realidad bello en pensamientos yemociones, puede ser y es uno con todos. El sentimiento de unidad es lo ms importante en la vida; es el nico panque podis dar al hambriento, la nica solucin de todos los problemas de la vida. La intolerable idea de queprecisamente habis de estar equivocados si obris independientemente, y de que acertaris si me segus, si segus ami especial intuicin, a mi especial Maestro, a mi especial Deidad, es contraria al progreso espiritual. Mientras hayaentusiasmo, la chispa del divino descontento, el anhelo de felicidad, el ansia de escapar del Maya de la vida, no

    importa que pertenezcis a determinada religin o a ninguna, a alguna secta, clase, color o creencia, porqueentonces estaris en el verdadero camino que conduce al Reino. Esta es la sola idea que siempre habis de manteneren la mente.

    Tan slo podris entrar en este Reino si vivs noblemente; slo podris llegar a ser ciudadanos de este Reino siluchis contra la mezquindad, contra el espritu de exclusin. Por lo mismo habis de tener la mente limpia y clarade modo que abarque todas las cosas, porque si tenis limpia y clara la mente, tambin tendris nobles y dichosasemociones, mientras que si sois exclusivistas y deseis cerrar la puerta a los dems porque os figuris que sondiferentes (lo cual no es ms que la afirmacin del yo inferior) entonces no entraris en el Reino de la Felicidad.

    Si conocis a alguien que sufra, que pase por una angustiosa vicisitud y que est en lucha, la nica sombra quepuede descansar, el nico consuelo que le podis dar es la Felicidad que vosotros habis gustado, el deleite quehabis fluido al hallar las cosas eternas.

    Yo deseara poder daros esta Felicidad de modo que vosotros a vuestra vez, pudierais darla a otros y hacerlessentir su inmensa realidad. Yo deseara poder conduciros al Reino de la Felicidad porque slo cuando en l entris yvivis en sus dominios podris dar de comer al hambriento, aliviar al dolorido y derramar blsamo consolador en elalma herida.

    All debis vivir vuestra propia vida, obedecer a vuestra propia Voz, hallar a vuestro Maestro y vuestro propioaliento de vida. Esta es la nica ambicin valedera. Entonces podris ser del mundo y entregaros al mundo, porquevuestra alma y vuestro cuerpo, vuestra mente y emociones estarn henchidos de Eternidad, y podris entregaros sinvacilacin, sin restriccin alguna. Cuanto ms adelantis, mayormente habris de cultivar este espritu. No podrisser felices hasta que hagis a otros felices, y slo podris hacer felices a otros si entris en este Reino, si habisobedecido, si habis escuchado el susurro de la Voz de lo Eterno. Slo as podris guiar a la gente, slo as podrisdarle felicidad y alentarla en la lucha por la nobleza, estimularla para que escuchen sus propios murmullos deDivinidad. Al luchar sufrirn, pero todo sufrimiento y toda lucha son parte del proceso hacia la cumplida hazaa, yesta hazaa es el hallazgo de la Felicidad. Esta es la verdadera brisa de las montaas que os embriaga de Eternidad yos infunde la inmensa fortaleza para estar solos.

    El rbol de la cima de la montaa debe naturalmente ser mucho ms robusto que el de la llanura, porque recibetodos los aires del mundo; sus races son ms hondas porque ha de resistir a impetuosos vientos: Debe ser muchoms digno y noble porque est ms cerca del cielo; recibe los primeros rayos de la aurora y est ms cercano a lasestrellas.

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    Exactamente lo mismo debe sucederos si queris entrar en aquella regin de absolutividad; debis tener hondasraces porque estis ms cerca de los Dioses, y ms profundas angustias de crecimiento, porque veis los primerosrayos del sol. Y cuando os hallis en aquella altura, os daris cuenta de la ilusin, del Maya, de la inutilidad de lascosas transitorias y perecederas. Me fortalece la idea de semejante rbol solitario, que siempre vive en el puro airede las montaas y que, de da en da, acrecienta su fortaleza, y que slo puede abatirse cuando la montaa deje desubsistir.

    Este es el espritu que l nos da; este es el espritu que debemos poseer para comprenderle; esta es la nicaFelicidad, la nica conviccin valedera, el nico medio de mantenerle a l en nuestro corazn, el nico medio de

    seguirle, pues no pensamos ni sentimos que somos diferentes porque no pertenecemos a estrechas sectas, porquehemos bebido en la fuente de la realidad, porque hemos estado all y somos capaces de llegar a los cielos, ydeseamos que otros vengan y gusten la misma duradera felicidad.

    Esta es la nica verdad que cualquiera que sea inteligente, dichoso o desventurado, puede y debe aceptar. Sitenis este personal conocimiento, llegaris a ser como el rbol que subsiste eternamente, bajo cuya sombra puedenlos hombres descansar, un rbol que slo medra en el Reino de la Felicidad.

    Debis echar alas, nuevas alas cada da, para volar a aquella altura; y slo os podrn crecer las alas siconstantemente os remontis, os explayis, acrecentis y luchis; esto significa que debis mejorar cada da, quedebis desprenderos de todo cuanto os entorpezca, ate y restrinja, de todo cuanto no os d absoluta libertad y que osligue a las ilusiones de la vida.

    Este es el nico medio de adelantar, de tener renovadas energas, nuevos deleites. Y solamente con nuevas alaspodris remontaros a las alturas.

    Siempre debis sentir amor. Todo cuanto vive, todo cuanto se mueve o no se mueve, ha de impulsaros aintensificar vuestro amor. As como deseis que todos moren en el Reino, as tambin habis de querer congregar entorno vuestro todas las cosas de dicho Reino. Y cuando cada uno de vosotros pueda dilatar el Reino de la Felicidad,echaris de ver que las formas externas carecen de importancia intrnseca, y que vuestro verdadero valor consiste enllevar a otros a este Reino. Por esto deseara poder daros una parte o toda la Felicidad que yo hall. Habindolagustado una vez puedo gustarla de nuevo; habindola realizado una vez, puedo siempre realizarla de nuevo; peroquien no la haya gustado, quien no conozca su opulencia y hermosura, no podr darse cuenta de la plenitud y gloriade la vida. Pero cuando una vez la haya gustado, nunca jams le satisfarn las cosas transitorias. Por esto quisierayo daros y haceros gustar y respirar mi Felicidad, llevaros a vivir en mi Reino.

    Por esta razn debis despertaros y abrir todas las puertas y ventanas de vuestra alma y salir en busca de lanica realidad de la vida. No debis disiparos en febriles y vanos intentos ni andar por tenebrosos pasadizos ycallejuelas, sino buscar los parajes luminosos, la mansin de la Verdad, el Reino de la Felicidad, donde debe residir

    cada uno de vosotros.En aquel estado de xtasis, de intenssimo gozo, habiendo perdido lo nico que os mantena sujetos, el yoinferior, hallaris la nica fuente de inspiracin, la nica belleza que necesitis, la nica verdad digna de adhesin,merecedora de que la poseis, de que por ella luchis y de que por lograrla sacrifiquis todo lo dems. Debis teneresta ambicin (no encuentro palabra mejor apropiada), debis tener el intenso deseo de entrar en el Reino; yentonces, cualesquiera que sean vuestras acciones, llevarn el sello de la Eternidad y doquiera estis seris elemblema de este Reino.

    IXEL ALTAR DEL MUNDO

    Debis tener claramente entendido que nuestro nico fin ha de ser el logro del ntimo convencimiento de unaverdad incapaz de duda ni quebranto. No es posible infundiros esta Verdad; habis de alcanzarla por vosotrosmismos, y slo la alcanzaris si despertis y escuchis la interna Voz. Toda accin, todo pensamiento, toda idea hade dimanar de la Verdad que por vosotros mismos descubris y comprendis. Esta verdad no puede ser comunicadani transmitida de uno a otro. Todos los grandes Instructores han insistido en este punto, en que habis de hallar laVerdad por vosotros mismos, y que despus de hallarla y comprenderla habis de vivir de acuerdo con ella.Entonces seris la personificacin de esta Verdad y al propio tiempo el predicador, el signo indicador en el caminode la Eterna Felicidad.

    Para comprender esta idea, debis vivir de acuerdo con los dictados de la Verdad y dignos de ella han de servuestros deseos. Debis tener el impulso para crecer en vuestro natural ambiente como hermosa y naturalmentecrece una flor, que mientras est en capullo seguramente conoce cul ha de ser su plenitud, que un da ver el fulgordel sol y que perfumar al mundo. As cada uno de vosotros, durante el periodo de crecimiento ha de pensar ymeditar en la luz y verdad que os sobrevendr en el momento de vuestra plena floracin.

    Slo podris gozar de aquel fulgor, de aquella energa, de aquella delectacin si escuchis la Voz y no aceptisciegamente la autoridad y la tradicin ajenas, de las cuales habis de prescindir. Dicho de otro modo, habis de servuestro propio legislador y vivir de conformidad con vuestras ideas e intuiciones que son el resultado de laexperiencia de sta y otras vidas. Slo hay una ley, slo un Nirvana, slo un Reino de la Felicidad, slo una

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    Esencia; y si comprendis esto cumplidamente actuaris de conformidad con esta comprensin. Cuanto msadelantis y ms pensis y ms sufris, ms cerca llegaris de esta Esencia, de esta Unidad, de esta eterna Verdad.

    Estaris propensos a dudar, a discutir, a una gran agitacin interior hasta que por vosotros mismos escuchis yadquiris esta verdad.

    Mientras procuramos comprender, debemos tener la conciencia del sabio y no del loco; debemos tener laconciencia de quienes percibieron la Visin del ms noble aspecto de la vida y no la conciencia de las gentes ruinese ignorantes con sus ideas y conceptos.

    Y si queris evitar esta ruin coincidencia, este dbil susurro de la voz, debis comprender enteramente lo que

    significa el Reino de la Felicidad, lo que significa la ley, lo que significa la verdad.As como la lluvia cae en la tierra y alimenta toda clase de rboles, toda especie de plantas y todas las flores,as esta nica Esencia fluye por todas las cosas sin distincin. Las manos del alfarero moldean la arcilla y danforma a hermosas y tiles vasijas, algunas de las cuales servirn de florero, otras para contener arroz o requesones,mientras que otras sern vasos de impureza. Pero todas salen de las mismas manos y son de la misma arcilla, elproducto del mismo torno que incesantemente gira. Todos somos los mismos en esencia, pero diferentes en elmundo de las formas, y segn esta diferencia vara nuestra comprensin de la Verdad. Cuanto ms grandes seis yms hayis sufrido y ms hayis gozado, ms cerca estaris de la unidad de esta Esencia. Esta es la nica Ley, lanica aspiracin que puede guiaros al Reino de la Felicidad. Unicamente podr proporcionarnos duradera felicidadel reconocimiento de una misma Esencia en todas las cosas, diferentes en su externa forma, y de la vida a la luz deeste conocimiento.

    Algn tiempo se tarda en llegar a esta comprensin; y para comprender la verdad debis disciplinar la voluntad

    y ejercitar la mente, porque la mente y la voluntad son vuestros guas. Pero pueden guiaros por el recto o por eltortuoso sendero; pueden guiaros alejndoos de la personalidad, de los prejuicios, de todas las futesas deseparatividad, o bien pueden guiaros hacia el pensamiento de que sois diferentes de los dems. Si tenis la mentediscernidora, que a costa de muchas experiencias y sacrificios aprendi a distinguir entre lo real y lo irreal, entre lopermanente y lo transitorio, entonces os guiar la nica Ley, entonces podris caminar por el solitario sendero.Entonces daris de mano a intiles experimentos porque habris aprendido a sacrificarlo todo por esta nicaFelicidad. Habis de aprender a sacrificaros, a sacrificar vuestras predilecciones, vuestros prejuicios, vuestrosmezquinos afectos egostas, vuestros lazos mundanos a fin de caminar por el sendero de la felicidad.

    No hallis este sendero porque yo os lo diga ni por marbetes que pueda yo ofreceros ni porque os amparis enla autoridad ajena. Habis de hallarlo porque as lo deseis, lo anhelis y queris espontneamente buscar la Verdad.Habis de crecer como crece la flor, hermosa y naturalmente, porque de su propia ndole es desenvolverse y serdichosa.

    Slo podris hallar la Verdad ejercitando vuestra voluntad, la voluntad que hayis disciplinado ycuidadosamente vigilado y dirigido y alimentado con manjar a propsito; y hasta que tengis tal voluntad, notarisque en vez de triunfar, en vez de cumplir hazaas, no estis haciendo ms que febriles intentos; que en vez de vencerobstculos lo estis interponiendo; que en vez de gritar desde las cumbres de las montaas estis todava gimiendoen los valles.

    Todos debemos reconocer que no hay ms que una Ley, una Aspiracin, una Verdad, un Reino de la Felicidad;y que slo podris entrar en este Reino si vivs de acuerdo con aquella Ley, equivalente al reconocimiento de launidad de la vida, de la unidad esencial de todas las cosas. Este concepto (al menos respecto a m) me infunde elintenso sentimiento de que nada tiene real importancia; me da la sensacin de absoluta certeza que seguramenteinfunde el sentimiento de absoluta paz interna, imposible de quebrantar, que nadie puede sustraer ni puedentrastornar mis transitorios infortunios, mis transitorios sufrimientos, ni puede cesar aunque pierda el afecto ajeno ola estimacin de las muchedumbres; porque es mi propia flor, mi propia creacin, mi tesoro que nadie en el mundome puede arrebatar.

    Cuando tengis esta paz, tendris poder y obraris a vuestro albedro. Podris permanecer en la cumbre de lamontaa, solos o rodeados del mundo entero, porque habris pasado por experiencias, sufrimientos, placeres yalegras; y cuando tengis esta paz, este poder, seris reales, y doquiera estis, estaris siempre viviendo en esteReino.

    Habis visto alguna vez en una central elctrica las gigantescas dinamos que generan electricidad, y lasenormes ruedas de transmisin? Estn relativamente silenciosas; y sin embargo, sabis que sin cesar generanenerga, inmensa fuerza. Debis ser una tal dinamo de energa, dignificada y equilibrada; pero slo llegaris a serlosi comprendis la nica esencia de vida, la unidad, y escapis de Maya, de la irrealidad. As obtendris plenitud depropsito sin el cual ninguno de nosotros puede ser feliz, ninguno de nosotros puede evolucionar. Debis tener unpropsito de vida e inters en la vida. La mayora de nosotros vivimos en una casa de muchas barreras, indiferentesrespecto de si saldremos a ver la fuente de luz, o permaneceremos satisfechos con un mero reflejo. Si tenis estepropsito os infundir determinacin, os dar voluntad y llegaris a vuestra meta. Una vez os hayis hallado avosotros mismos nadie podr deprimiros ni nadie desdearos ni interponer barreras; y llegados por vuestro propioesfuerzo a vuestro destino, a vuestro altar, a vuestro templo, haya all o no otros adoradores, podris adorar conmayor entusiasmo y esplendor.

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    Una vez hayis cultivado estas capacidades, hallaris que se afirman otras cualidades igualmente importantespara la comprensin de la vida. La paciencia que os dar un sentimiento de mental bienestar; la restriccin y elequilibrio, tan necesario para expresar externamente vuestra comprensin de la Verdad y la cooperadoraindependencia. Debis ser independientes; debis ser libres mental, emocional y fsicamente; y sin embargo, habisde aprender a cooperar. Porque todos caminamos por el mismo sendero hacia el mismo fin y obedecemos a lamisma Ley y a la misma Voz. Una vez hayis reconocido la universal Ley de la nica vida en todas las cosas,entonces viviris con verdadera amistad y afecto hacia todos los seres.

    Solamente entonces podris daros cuenta de la dicha o del infortunio de los dems.

    Quienes de nosotros buscamos este Reino no debemos esclavizarnos a tradiciones antiguas o recientes sino quedebemos vivir una nueva vida porque hemos comprendido el propsito o finalidad de la vida. Quienes aqu vengansi vienen a vivir y trabajar, si vienen a aprender a sufrir, porque no han sufrido antes, si vienen en busca de placeresy dichas de la Divinidad, han de estar inspirados por esta nica Ley y deben entrar en este nico Reino de laFelicidad. Todos debemos estar animados de la misma esperanza, de la misma vivacidad, aunque nos envuelvan lasnubes y quedemos un momento sin sol. Este lugar debe producir nueva energa creadora, nuevas ideas de vida,antiguas y olvidadas soluciones de nuestros modernos problemas, un ms puro aliento de vida cuya fraganciaembriague al mundo.

    Todos debis entrar en el Reino de la Felicidad y beber en la misma fuente y adorar en el mismo altar porqueAquel a Quien adoramos es nuestro altar, porque l es la Fuente de todas las cosas. l est ms all de losargumentos, de las disputas, de las ambiciones y luchas personales. l es nuestro ser. Mientras reconozcis esta Ley,mientras luchis noblemente, comunicaris un nuevo conocimiento de la vida, infundiris un nuevo impulso de

    felicidad a los afligidos. Para esto debis venir aqu; para adquirir fuerza para edificar; para calmar las heridas devuestra vida; y en cuanto estn calmadas, en cuanto estis apaciguados, en cuanto tengis esta paz, podriscompartirla con los dems.

    Este no es un lugar a propsito para buscar nuevos marbetes ni satisfacer vanidades personales; este debe ser ellugar donde cada cual viva tan gravemente como pueda, tan vigorosamente como pueda, tan eventualmente comopueda, de conformidad con esta eterna Ley. No debis hacer de este lugar un pramo de falsos ideales ni habis deconvertiros en seres domesticados; no debis crear pequeos dioses ni adorar en pequeos santuarios; esto lopodris hacer en cualquier otra parte, pero no es lo que aqu necesitamos; esta es la siniestra clase de adoracin, lasiniestra clase de actitud, la devocin de siniestra ndole. Una vez hayis bebido en esta fuente no necesitarisadorar en ningn lugar del mundo. Quin deseara adorar a la luz de una vela, cuando tiene a su disposicin el sol?Pues precisamente esto es lo que estis haciendo de continuo: Defender la pequea adoracin en pequeas casas, enpequeas celdas. Aqu procuramos erigir el altar mayor en donde toda la humanidad pueda adorar.

    De ms en ms me convenzo de que todo esto lo debis hallar por vosotros mismos. Ha de ser parte devosotros.Yo puedo exhortar, puedo conversar, clamar, sentir por m mismo el estremecimiento de felicidad de este

    Reino, y acaso logre encender en vosotros un poco de entusiasmo; pero a vosotros toca hacer el esfuerzo. Vosotrosdebis tener la verdadera y persistente ambicin, la ambicin de llegar a vuestra meta, de entrar en el Reino de laFelicidad donde est la belleza que da positivo gozo, donde est la nica Verdad digna de indagacin, donde est laley por slo la cual podis vivir.

    Debis ser libres para prosperar, libres para sentir, libres para luchar. Mi comida y mi bebida no sirven paramanteneros sanos. Si as fuese, maana mismo quedara salvado el mundo.

    Yo podra proveerme de los mejores manjares del mundo; pero vosotros debis nutrir vuestra alma y darle lasapropiadas condiciones, el adecuado ambiente, las convenientes eventualidades para capacitarla, para progresar yvivir magnamente. Cada uno de vosotros debe hallar, si ya no la ha hallado, su propia Voz, su propio rayo de sol;debis tener esta agitacin, esta ansiedad, esta aspiracin. Cuando hayis hallado la Voz, os aseguro que tanto osimportar residir en un castillo como andar desnudos con el cuenco del mendicante, porque habris hallado lo nicopor lo cual podris vivir eternamente. Slo entonces seris capaces de lograr que otros sientan y vivandichosamente.

    XSACRIFICIO EN EL ALTAR

    Si me habis escuchado con verdadero inters, creo que debe haber alboreado en vosotros y os debis haberdado cuenta de que para entrar en esta mansin de Felicidad debis estar libres de todo cuanto aprisiona y que osmantiene apegados a la tierra, a las tristezas, a los placeres y a las diversas agitaciones; y que evitar todo ello yquedar libres significa alcanzar la iluminacin, el Nirvana, obedecer la nica Ley, y entrar en el nico y absolutoReino de la Felicidad. Tambin significa que habis de estar libres de karma; significa que en el pasado, sobre elque ya no tenis dominio alguno, habis cometido errores y lo que se llaman pecados y habis hecho juiciosequivocados, que trajeron en consecuencia los entorpecimientos y aflicciones que siempre entraa el karma. Perosobre el presente y el futuro tenis dominio; podis regir el futuro por el presente y eliminar as la ilusin de tiempo

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    y espacio. Los que tratis de comprender y os esforzis en llegar a esta mansin y en ser parte de este Reino dondemora la eterna Felicidad. Debis saber que ni en el presente ni en el porvenir debis acumular ms karma ni levantarnuevas barreras entre vosotros y vuestra meta. Esto significa que debis vigilar, que debis tener plenitud derecordacin propia, que os habis de examinar solemne y gozosamente de modo que cualesquiera que sean vuestrasemociones, pensamientos y obras no puedan en modo alguno impediros entrar en este Reino. Las puertas de esteReino no estn cerradas, porque no tiene en realidad puertas ni barreras; vosotros fabricis las barreras, las puertas yel portero. Unicamente podis regular el karma por cuidadoso pensamiento, por introversin, por examen de lasmenudencias de la vida, de todos vuestros pensamientos, de las dichas y placeres de vuestra vida cotidiana.

    La introversin no significa la morbosa concentracin en s mismo con exclusin de los dems.Por el contrario, la introversin o examen propio ha de ayudaros a cultivar y estimular el crecimiento devuestros cuerpos mental, emocional y fsico de acuerdo con vuestro nico y supremo deseo. Como enredadera cuyoinstinto es medrar en todas direcciones en vez de seguir un solo camino, as vosotros propendis ms y ms aextraviaros, a menos que un prudente jardinero gobierne vuestra mente y vuestro corazn como gobernara laenredadera.

    La introversin, segn he dicho, no debe propender a la morbosidad ni al abatimiento, sino que debe emplearsecon un sentimiento absolutamente impersonal, como el estudiante que va diariamente por su camino a cumplir consu deber.

    Sin la introversin, sin esta solemne inquisitoria y reiterado examen no construiris vuestro carcter; y sincarcter, sin cualidades lgica y sistemticamente desenvueltas en toda su amplitud, seris como leo muerto, sinvida, sin las inherentes cualidades necesarias a quienes desean obedecer, crear y vivir noblemente.

    Cada uno de vosotros debe ser capaz de ofrecer algo en el altar; cada uno de vosotros ha de traer flores en lacanastilla cuando venga al templo; flores plenamente abiertas que den su deliciosa fragancia, hermosa ydignificada. Cuando lleguis con estas flores al altar, entonces seris aceptables; pero si llegis con la canastillavaca y slo deseis adorar sentimentalmente, sin divinas capacidades bien desarrolladas, seris intiles.

    Debis tener algo que dar. No podis decir simplemente: Me he entregado yo mismo. Cada uno de nosotrospuede decirlo as porque tenemos muy poco que dar. Es como si un hombre que nada poseyera dijese: Yo entregoel mundo. Pero si un varn de experiencia, si el que ha comprendido y vencido al mundo entrega sus riquezas y susglorias, entonces es valiosa su renunciacin, porque tiene experiencia, porque ha sufrido y su renuncia es unejemplo para todos. Cuando quien no tiene rosas en su jardn dice: Doy todo cuanto poseo es de poco valor suofrenda, porque su devocin y su inteligencia son cortas, y cuando algo ofrece no hay belleza en su actitud, mientrasque ser aceptable un hombre inteligente, devoto, enrgico y vigoroso que renuncie a todo y vaya en pos de su ideal.

    Aunque no tengis grandes aptitudes ni mucha inteligencia ni seis muy devotos y enrgicos, podris al menos

    ofrecer un carcter formado, una definida accin, una flor cultivada en vuestro jardn y que hayis mantenido vivaentre las tribulaciones.Cuando al altar vengis con semejante don, por pequeo que sea, ser valioso, porque significar que habis

    aprendido a dar cosas aceptables, valiosas y dignas. Y como antes dije, ha de llegar y llegar un da en que aquellaVoz, aquel Tirano, os diga que renunciis a todo y que sigis; y debis estar preparados para entonces. Habis detener vuestro jardn bien escardado y cultivado con las flores dispuestas para ser cortadas. Entonces podris darvuestra devocin, vuestra inteligencia con mayor conocimiento y certidumbre de que sern utilizadas porque lasdisciplinasteis, las cultivasteis, y sabis cules son sus capacidades, y que sois los dueos de ellas. Y cuando hagisun sacrificio (si a esto se le puede llamar sacrificio, pues segus vuestro gusto, vuestra dicha, y en esto no haysacrificio), cuando vengis con las flores al templo, el Sumo Sacerdote de este templo, que es vuestra Voz interna,vuestro Gobernador y Legislador, las tomar y utilizar, las nutrir y har ms hermosas, y alentar en ellas y lesinfundir Divinidad.

    Mientras andis errantes y a tientas es indispensable que no cesis de formar este carcter, que maduris estefruto, a fin de cosecharlo oportunamente y alimente y deleite a otros. Por esta razn es tan necesario vigilar, estardespiertos, y hacer el propio inventario. No hemos de dormir aunque podamos soar. Hemos de mantenernosdespiertos, pero podemos tener nuestras tranquilas visiones. Cuanto ms vigilantes y alerta estis, mejor podrisluchar contra las pequeeces engendradoras de Karma, que os atan a esta rueda de nacimientos y muertes, a estetorbellino, a este perpetuo foco de afliccin. Si desechis todas estas cosas viviris en este Reino; y slo podrisdesecharlas si tenis la mente bien disciplinada y cultivada, las emociones bien nutridas y refinadas y un cuerpocompletamente sojuzgado. Este inventario, esta introversin, este examen de todas las cosas grandes o pequeas hade hacerse diariamente; y as debis meditar, pensar y reflexionar a fin de que de da en da vayan desapareciendoaquellos leves impedimentos y menudas flaquezas. De esta suerte podris crear por meditacin.

    Lo mismo sucede con las emociones. Debis purificarlas, hacerlas impersonales, vigorizarlas y eliminar deellas todo tinte de mezquindad, egosmo, envidia, leves enojos y todas las menudas inquietudes que acaban porconvertirse en formidables obstculos. Vuestra mente y emociones deben funcionar con perfecta facilidad. Ycuando tengis tal mente y tales emociones os ser fcil dominar el cuerpo; ser fcil apartaros de los deseos,necesidades y sufrimientos del cuerpo, y tratarlo como tratarais un magnfico vestido. Si me permits que os hablede un asunto personal, recuerdo que cuando yo estaba en Ooty, en las Nlgiris de India hice experimentos conmigomismo, no muy fructferos al principio, para tratar de descubrir cmo podra yo desprenderme del cuerpo y verlo tal

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    como es. Despus de dos o tres das o acaso una semana de experimentacin, not que durante algn tiempo pudesepararme fcilmente del cuerpo y contemplarlo objetivamente. Estaba yo junto a mi cama, donde yaca mi cuerpo,y experiment una extraordinaria sensacin. Y desde entonces he experimentado un distinto sentimiento de despegoo divisin entre gobernante y gobernado, de modo que aunque el cuerpo tiene sus ansias, sus deseos de ir de aqupara all y vivir y gozar separadamente por s mismo, no estorba en modo alguno al verdadero yo.

    Por esto debis disciplinar todos vuestros cuerpos, el mental, el emocional y el fsico, de modo que cada cualtenga existencia independiente y sin embargo cooperen mutuamente. As la mente podr decir a las emociones:sentiris tal y tal cosa y no pasaris de ah. Y la misma demanda pueden hacerle al cuerpo las emociones. As sois

    tres diferentes seres, y en este conocimiento tenis motivo de diversin y aventura. En vez de ser una persona soistres separados seres, de suerte que tenis el punto de vista de tres, el karma de tres, los intereses de tres y los placeresde tres. As aprenderis a ser parte del mundo, parte de todo el sistema, en vez de ser un individuo particular, demodo que os entrefundis con vuestros tres seres en los innumerables millones de seres. Todos luchan en las mismasfilas aunque se expresen de diversos modos. Y si podis experimentar este placer, si podis disciplinar estos tresseres, os libertaris de muchos grilletes de vuestro karma; os veris libres y podris alejaros de todas las cosas yentrar y morar en este Reino. Ello os dar diferente comprensin, diferentes placeres y diferentes alientos de vida.Necesitis probar las tristezas de la experiencia; necesitis absorber, aprender, observar y hacer todas las cosas, ysin embargo libraros de los grilletes que entraan. Sois el extremo observador que discierne, pesa, pondera y juzga;y si sois capaces de esto cada da, a cada hora y a cada instante, pero no con demasiada seriedad ni falta dehumorismo, veris abiertas las puertas de esta morada y podris entrar, salir, sentaros y adorar en donde y cuando osplazca.

    Este es el nico placer de la vida, el nico deleite de que un hombre inteligente puede disfrutar, pues al fin y alcabo un hombre inteligente nunca estar durante mucho tiempo satisfecho del mundo; ha de vislumbrar algo msall, ha de tener sueos y visiones y vivos anhelos. Y aunque muy pocos de nosotros hay verdaderamenteinteligentes, aunque muy pocos de nosotros tienen este sentimiento de aventura, el anhelo de descubrir algo nuevo,siempre podemos suscitarlo, siempre podemos derribar las barreras y abrir los postigos que interceptan la luz, queoculta la Verdad.

    Y entonces podremos complacernos y de veras deleitarnos en soar, en ver potentes visiones, porque, estossueos y estas visiones son la Verdad, son realidades, son nuestro espiritual alimento, y por esto slo podemos vivir,por esto slo podemos sobrevivir. Debemos tener sueos, debemos tener visiones. Por muy prcticos y positivos queseamos, debemos tener este misticismo, esta vida de todos recatada. Hemos de tener nuestro peculiar caamazo,nuestra tela en la que pintemos un cuadro que vamos mejorando y alternando en el transcurso de la Eternidad quesiempre nos da la satisfaccin de crear, de renovar, de hacer lo que realmente queremos hacer, y que nos precave de

    la terrible satisfaccin egosta, de aquella sensacin de permanecer siempre en el mismo crculo, en el mismo redil.Esta es la nica Verdad que cada uno de nosotros necesita poseer. Una vez hayamos entrado, visto, soado,podremos siempre volver y vivir en nuestro Reino.

    XIEL JARDN ENCANTADO

    Quisiera haceros entrar en el Reino de la Felicidad, vivir en aquella realidad, respirar aquel aire de inmensapureza y que os gozarais y deleitarais en este Reino.

    Quisiera poder haceros entrar en mi corazn y mi mente y que vierais las cosas tal como son y percibierais elmundo tal como es y vivierais conmigo en todo cuanto de veras es duradero y permanente. No quiero, ni os pido, nios incito, ni en modo alguno os fuerzo a vagar por ignotos campos, a gozaros en cosas desconocidas y noexperimentadas ni recordadas. Porque conocis esta Eterna Morada, esta Verdad, estas realidades, porque habisvisitado este Reino, vivido en l, gozndoos en l y deleitndoos en l, deseo que permanezcis, en aquel Reino, enaquel mundo real, para andar por l y despus volver a este otro mundo irreal, transitorio, para vivir aquconstantemente en lo Real. La mayor parte de nosotros consideramos el verdadero Reino, la Realidad, como si fueseuna cosa extraa, como si hubisemos de entrar en algn lugar desconocido, siendo as que este mundo de sensacines el desconocido, el transitorio, el trivial, el que no tiene la ms mnima importancia.

    Una vez hayis entrado en este Reino, una vez respiris su frescura, quietud y sosiego, ya no os ser posibleolvidar las cosas reales, las cosas que son el aliento de vida, las cosas importantes. Ya nunca ms dudaris nivolveris a sufrir. Slo entonces conoceris que no segus ciegamente ajenos pasos, pues slo entonces seguiris alo Absoluto, a lo Eterno. Solamente entonces seris uno con l que tiene Su ser en todas las cosas. Slo entoncespodris persuadir y tener la lengua de erudito, el corazn de sabio y el compasivo. Slo entonces seris capaces deensear realmente a las gentes lo que significa librarse de la tristeza, de todas las menudencias que los perturban yabaten en su vida diaria.

    Por esto habis de hallaros a vosotros mismos; por esto debis escuchar aquella Voz y sufrir y aprender por laspequeeces de la vida diaria.

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    Porque cuando os hallis le hallaris a l y llegar l a ser parte de vosotros y estar l donde estis y no seruna separada entidad, un separado ser que viva en esplndido aislamiento.

    Donde estis all est l, y donde yo estoy, all est l, y cuando alguien ha vivido y gozado en este Reino, estcon l. Por haberos hallado a vosotros mismos habis hallado el verdadero Ser; y una vez hallado, podis volver a laFuente. Tenis entonces la clave de todo conocimiento, podis ser parte de la Eterna compasin, de la Eterna fuentede todas las cosas. Quisiera poder haceros mirar y percibir todas las cosas por vosotras mismos.

    Ayer estaba yo sentado en la avenida frontera a este castillo. Sabis cmo crecen aqu los rboles, unos bajos,otros altos, y cmo en conjunto forman una glorieta alrededor de los troncos; all vi yo mi Gloria, mi Felicidad, todo

    cuanto para m es real, la fuente, la vida de todos los rboles, de todas las cosas vivientes. Cuando una vez le hayisvisto a l, vivis en l y tengis vuestro ser en l, estaris entonces eternamente en aquel jardn, y no como unextrao que desde afuera slo mira unos cuantos troncos de rbol, unas cuantas rosas, unas cuantas flores.

    Hay dos tipos de personas: Los que estn en este delicioso, fresco, bello y tranquilo jardn donde se oye elsuave murmullo de millares de voces, donde el ambiente todo est vivificado por el sentimiento de eterna Belleza yse experimenta la sensacin de poder, la sensacin de paz y de asombrosa energa y realidad; el otro tipo son los queestn fuera de este jardn y miran solamente las copas de los rboles, unas cuantas diseminadas flores, donde apenashay sombra, donde slo hay tenue follaje y unas cuantas ramas muertas de la ltima estacin. Una vez hayisentrado en este jardn podris dar a otros la llave y persuadirles a que entren por sus propios pasos.

    Podis convencerles de que este jardn, este Reino no tiene barreras, aunque pueda haber una superficial vallaconstruida por los humanos pensamientos y emociones. Una vez entris dentro, ya no miraris el mundo interiordesde el exterior, sino que miraris el mundo exterior desde la Verdad, desde la fuente de todas las cosas, desde el

    verdadero ser.Una vez tengis esta llave, podris siempre salir, mirar el tenue follaje, ver las ramas muertas, los residuos delas marchitas flores de la ltima estacin; podris entonces salir en busca de experiencias, porque habis entrado enel jardn y encontrado all el verdadero conocimiento, la verdadera Felicidad.

    Por esto si yo pudiera os arrastrara hasta el jardn por fuerza o por cualesquiera otros medios, porque una vezhubieseis echado una mirada al interior del jardn y percibido tan slo una pasajera visin, nunca ya os satisfara elexterno efecto de las cosas; siempre querrais volver para gozar de aquella visin, ampliada, glorificada, yextendida; y mil terrores os acosaran si estuvieseis fuera. En el momento en que entris en esta morada de loEterno, ya no tendrn importancia aquellos terrores ni las ftiles cosas y se desvanecern las dudas, las inquietudesy los pasajeros sufrimientos; porque entonces viviris en el oculto mundo donde slo viven unos pocos, nicamentelos que en realidad sufren, los que buscan conocimiento, los verdaderos creyentes e investigadores. Debis ir a dichomundo porque es el nico mundo duradero, el nico mundo donde podis hallar la Verdad. En otros mundos estis

    sujetos a crear afliccin, supersticiones, dogmas y todas las irrealidades que crea cada uno de nosotros. En aquelmundo cesis de existir individualmente. Sois entonces parte de todas las cosas, parte de la ms diminuta hoja y elms alto y corpulento rbol, porque sois parte de El y el mundo aquel es Su jardn, Su morada, Su Reino, el eternoReino de la perenne Felicidad.

    All es donde todos vivimos, donde vivo yo. A todos nos ha de conmover la misma Voz. Podis ver cuanmucho ms inspirador, apetecible y venturoso es aquel mundo en comparacin de ste. Ms para alcanzarlo habisde disciplinaros, habis de escuchar aquella Voz tan armnica, tan pura, tan solcita que os excita a seguir siempreadelante hasta que entris en este Reino, en este jardn, el ms hermoso paraje del mundo y de todos los mundos.

    Porque es mi morada, porque es mi fuente, quisiera que vivierais conmigo, quisiera compartir con cada uno devosotros lo que yo he hallado. Cuando lo gustis por vosotros mismos como lo gust por m mismo, nunca podrisperderlo completamente, sino siempre lo hallaris de nuevo. Si no lo buscasteis, si no luchasteis por alcanzarlo, nopodris saber lo que significa ni conoceris su poder, las estimulantes ambiciones, el xtasis, la embriaguez. No esmero sentimiento ni emocin, sino la genuina Verdad, la esencia de todas las cosas, y por esto es tan vital, tan real;por esto si queris hacer grandes cosas, si queris crear magnamente y vivir con nobleza, debis entrar en esteReino, vivir en este jardn, gozar de la sombra de este jardn y del aroma de variadas flores y del zumbido de lasabejas.

    Vivir en este jardn significa que vivs dignamente, que vivs noblemente, en el pinculo de vuestra perfeccin;y todo lo grande y duradero ha de hacerse en esta morada, ha de dimanar de esta fuente, ha de tener su origen en esteReino. Todas las pruebas, todos los intentos y acciones fracasan cuando no son duraderos, cuando son transitorios ymudables, mientras que si todo cuanto hacis lleva el sello de este Reino, ser aceptable a todos los hombres, atodos los dioses, a todos los reinos de la Naturaleza, porque este Reino es el Reino de los dioses, el Reino de losideales, la fuente de todos los sentimientos, de todas las acciones.

    Debis saber por vosotros mismos que buscis este jardn, esta morada, y una vez lo sepis, ya no habrnecesidad de que os esforcis en adheriros a l, pues jams os dejar. No habis de temer que se os escape, que sedesvanezca a causa de vuestras insensatas acciones, menudos deseos y leves inquietudes. Como una bella imagen oamable visin, siempre vuelve en momentos de tranquilidad o de gran incertidumbre. Siempre lo tenis en vuestrotrasfondo; siempre podris retiraros a este jardn, siempre podris escaparos de este mundo ilusorio.

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    Debis hallaros vosotros mismos y hacer que truene esta Voz. Habis de tener mil terrores e innumerablescontroversias hasta que hallis esta Voz. Hasta entonces no gozaris de paz ni de sosiego ni de contento ni defelicidad. Todas las otras cosas son ilusorias. Este es el supremo ideal, la esencia de la inteligencia.

    Habris observado como los estanques y las aguas tranquilas, bajo un cielo completamente despejado reflejantoda leve sombra, cada ave que por all pasa, cada nube impedida por la suave brisa? De repente llega un menudoinsecto, perturba la tranquilidad del agua y se desvanece la visin. El menudo insecto en la superficie del aguaperturba toda la belleza del mundo; pero cuando se marcha el insecto vuelve una vez ms la tranquilidad, la calma,la perfecta pureza del reflejo. Debis apartar este menudo insecto; lo habis de matar sin compasin; es el separado

    yo. Mientras podis reflejar con certidumbre, con el conocimiento de que vuestro reflejo es tan perfecto como elmismo Reino, mientras vosotros mismos seis este reflejo, ningn insecto ni viento pasajero agitar las tranquilasaguas de vuestra vida. Slo podris reflejar la pureza de este Reino cuando hallis vuestro verdadero Yo, cuandovivis eternamente en vuestro Reino y sea l vuestro eterno Compaero.

    Entonces disfrutaris de aquella absoluta paz, de la paz que infunde enorme fortaleza y poder, porque oshallasteis a vosotros mismos, porque habis vivido con las cosas permanentes, eternas, y dignas de posesin.Deseara poder incitaros a la accin y al modo como debis crear, soar, percibir y vivir.

    Pero vosotros mismos debis incitaros, aplicaros el ltigo; y slo sentiris el escozor de este ltigo cuandooigis aquella Voz. Siempre llama, siempre insiste esta Voz; y cuando ms truene, mayor ser la nobleza devuestras acciones, mayor ser vuestra fortaleza y ms vivo vuestro deseo, ms vehementes vuestros anhelos y msnoble vuestra aspiracin de entrar en el jardn, en el eterno Reino de la perenne Felicidad.

    XIIEL ETERNO COMPAERO

    As como el trueno nace a la fuerza, la amenaza y el misterio, as es la Voz de la Verdad en un varn fuerte.As como el estampido del trueno se extiende de montaa a montaa, y as como cada montaa lo recoge y lotransmite a la otra, as es la Voz de l, de nuestro Gobernante, nuestro Legislador, nuestro Gua y Amigo en quienessiguen la absoluta Verdad, la Verdad de su propia creacin. Como la montaa tan llena de dignidad, de majestuososentimiento, as es el hombre que se hall a s mismo, que cre su propio ideal, que a largos pasos se encamina a sumeta. Un hombre as es valioso, un hombre as es aceptable, un hombre as debe ser caudillo de hombres, debecrear, debe renovar y fortalecer a lo dbiles, a los que estn en el valle, a los que estn en la llanura, donde el trueno

    no es tan potente como en la montaa, donde slo el varn fuerte es capaz de gozar y realmente apreciar elsentimiento de profundo pavor. Mas para el hombre dbil, para el hombre de la llanura, no tiene el mismosignificado y el sentimiento de belleza, la voz del trueno. El varn fuerte ha de ser el caudillo, ha de ser el jubiloso,porque para l esta Voz, esta belleza, este poder y esta fortaleza significan el fin de la indagacin y el comienzo deuna nueva vida. Tal varn fuerte debe ser tan jubiloso como aquellas copas de los rboles, aquellas delicadas ramas,aquellas pocas hojas juguete de los mudables vientos, aquellas hojas que son la delicia del sol, y que estticasrefulgen en aquella brillantez porque estn ms cerca del cielo. No luchan ni se fatigan; aunque llenas de vitalpoder, ceden y no saben lo que significa resistir. Son inconscientes de las races que les dan fuerza y las mantienenvivas, que crecen hacia abajo profundamente en el suelo, que luchan y crecen continuamente y que mucho sufrenporque han de nutrir tan grandes alturas.

    Tal fortaleza, tal poder para luchar, tal poder para infundir energa creadora es el Reino de la Felicidad. Si unhombre hallara tal fortaleza y al mismo tiempo tal jbilo, tal lucha y a la par tal xtasis en la vida, tal crecimiento ya la vez la perfecta forma, hallara semejante hombre que tiene en su interior un eterno Compaero; tal hombrehallara que doquiera est, doquiera vive, doquiera respira, no est solo, que la soledad no lo conoce, ni haceextremo alguno, sino que l recorre gozosamente el intermedio sendero que conduce al Reino de los Cielos.Entonces hallar como hallaron tantos industas amantes de Shri Krishna; que porque deseaban que l fuese sucompaero, porque anhelaban perpetuamente en su corazn estar con l, se les apareci a cada uno de ellos y fue sucompaero, su delicia, su arrobamiento, y l se apareci diversamente segn el grado de evolucin de cada cual,segn la evolucin de la mente y del corazn de cada uno de ellos. l era lo que ellos queran que fuese; l era loque ellos necesitaban que fuese; un Dios o un simple amigo; el magno Actor o un perezoso compaero; el grancreador o un dbil destructor. Su forma externa dependa de la mente de quien anhelaba y del corazn de quieneshaban sufrido y hallaban un nuevo aliento de vida.

    Tal debe ser el caso de cada uno de nosotros que buscamos a Quien es la personificacin del Reino de laFelicidad. Se nos aparece como deseamos que se nos aparezca. Es como nosotros somos. Es como nos loimaginamos. Tal es la razn de que nada importe la etapa evolutiva en que nos hallemos con tal que tengamos esteanhelo, este deseo de conocerle, de gozarnos en l. Esta es la nica verdad vital en la vida. Porque l es laencarnacin de todas las cosas; y mientras comprendamos en nuestro corazn la esencia de esta sencilla Verdad,estaremos con l eternamente. Pero antes debemos tener este deseo, este vehemente anhelo, este intenso ardor, hastaque hallemos el jardn donde podamos crear nuestra propia imagen del Eterno.

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    Durante los pasados meses le busqu a l en todas las cosas y siempre he deseado ver las cosas a travs de l.Mis ojos deben ser Sus ojos y yo debo ver a travs de l todas las cosas, pequeas o grandes, vivas o muertas.

    Este deseo ha crecido en intensidad, este deseo ha llegado a ser mi aliento; y como tantos antiguos indios, comotantos msticos del mundo entero que realmente anhelaban la Verdad, que realmente indagaron y sufrieron por l,como ellos, yo le hall a l.

    Y desde entonces he vivido en este jardn de variadas rosas y diversos aromas; y en xtasis respir el perfumadoaire, el nico aire que me hace prosperar, que me infunde poder, fortaleza y vitalidad a mi mente, a mi corazn, a miverdadero ser.

    Y como tal fortaleza, slo puedo dar y no retener.Pocos das hace, sal a dar un paseo, y mientras caminaba, iba con l, con mi Eterno Compaero. Anduve unrato y me sent sobre un rbol, sin pensar en nada ms que en esta cosa; y mir, y l estaba sentado frente a m, yentonces vi cmo la Naturaleza le adoraba. Los rboles y las briznas de hierba y el viento que soplaba, todos leadoraban.

    Y mientras miraba, mi alma reuna fortaleza en el xtasis y mi cuerpo se estremeca, comprendi que porsiempre era yo semejante a l; que no haba diferencia, que era yo parte de l; no poda yo distinguir una diferenteentidad; no poda yo disociarme del Eterno. Y al respirar el mismo aire que l, comprend y supe lo que significabavivir en el Reino de la Felicidad, vivir y solazarse bajo la sombra del jardn; supe lo que significa mirar a las flores ya los dems pasajeros por el camino. Todo era parte de l porque cuantos buscan, cuantos sufren, cuantos sondichosos son eternamente suyos; y estando en l, yo comprend. Y por esto, todos los que tenemos el intensosentimiento de anhelar la Verdad, debemos entender que sin l, sin la personificacin de la Verdad, nada

    comprenderemos, que sin l no venceremos el yo inferior; y as debemos tener a l en el centro de nuestro ser,porque entonces podremos irradiar del centro como chispas que brotan de la hoguera.Mientras estaba yo en aquel estado (nada extraordinario, nada anormal ni sobrenatural), mientras estaba en

    aquel supremo xtasis not que no haba barreras entre el Reino de la Felicidad y yo; haba yo descorrido todos losvelos que ocultan el Santo de los Santos; haba entrado yo en el jardn y levantado los velos que ocultan, desfigurany cubren aquella imagen, aquella perfeccin. Y si queris seguir, comprendiendo que el seguimiento no significaceguedad, caminemos todos juntos y seamos todos campaneros. Yo os mostrar aquella hermosa Visin de aquelencantado jardn, aquel Reino de la Felicidad, aquella morada de lo Eterno, aquel templo donde est el Santo de losSantos. Pero debis tener ojos para ver, debis tener la mente bien cultivada, refinada y capaz de mucho juicio; elcorazn ha de estar lleno de aquel vasto amor, de aquel impersonal amor que no conoce barreras ni distinciones niprejuicios; y debis tener fuerzas para trabajar, para subir o bajar; para escalar las tremendas alturas o caminar porlos ardorosos valles; y debis tener el alma preparada para la tentacin, debis tener muchos terrores; no habis de

    tener contento; y sobre todo debis tener aquella grandeza resultante de dilatada experiencia para apreciar la bellezade la vida en aquel jardn. Y si me segus a este jardn, si en este jardn buscis la Verdad, hallaris el dulcsimo,pursimo y nobilsimo nctar de los Dioses. Esta es la nica Verdad, el nico altar en que debis adorar; y en esto seresume toda la cuestin.

    La sencillsima Verdad slo puede alcanzarse despus del xtasis de amor, por inmensa devocin, y hallarisen ella el nico refugio donde guareceros de los das lluviosos y clidos, de todas las luchas, aflicciones y dolores. Yuna vez la hayis hallado, ya no ser cuestin de dudar ni de vacilar, porque entonces seris el Maestro, serisentonces el ideal de millares de gentes, el auxiliador de gran nmero, el indicador de los que andan a tientas, de losque no ven o estn todava luchando en las tinieblas. Y cuando podamos caminar juntos por el sendero de eterna pazque conduce al Reino de la Felicidad, ya no ser posible la separacin ni el aislamiento ni dudas sobre el logro de laperfeccin, de la iluminacin, porque entonces seris la encarnacin de todas las cosas que busca cada uno devosotros. Y cuando caminis por aquel sendero y os solacis en aquel eterno jardn, cuando podis guareceros delsol bajo la sombra, entonces seremos todos amigos, entonces seremos todos eternos compaeros, entonces todoscrearemos a imagen de Quien es el Santo de los Santos. Y una vez hayis bebido este nctar, este elixir de vida, osmantendr eternamente jvenes; y aunque podis haber tenido dilatadas experiencias y derramado abundanteslgrimas y sufrido intensamente, est en vuestro interior el manantial que os mantiene en eterna plenitud,eternamente jvenes y jubilosos como rutilante estrella en tenebrosa noche; porque lo conocis todo y estaniquilado el yo, el destructor y pervertidor de la Verdad.

    Y as debis todos, si queris seguirme, caminar hacia aquella puerta que os separa del eterno jardn, y allencontraris muchas llaves, y cada uno de vosotros podr tomar una llave y entrar. Pero antes de entrar en esteReino de la Felicidad debis sentir inmenso deleite, inmenso placer; y despus comprenderis que sois el Maestro yque ha cesado de girar la rueda de nacimientos y muertes. Hallaris all el Eterno Refugio, la Eterna Verdad; y allperderis la identidad de vuestro separado yo; crearis nuevos mundos, nuevos reinos, nuevas moradas para otros.

    NDICE

    Prefacio 7I La voz de la intuicin 11

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    II Inters y entusiasmo 17III Personalidad 25IV El templo del corazn 29V El ro y el ocano 35VI El valor de la experiencia 41VII En compaa de grandes hombres 47VIII La mente, el creador 55IX El altar del mundo 61

    X Sacrificio en el altar 69XI El jardn encantado 77XII El eterno compaero 85

    Contraportada

    ...Yo puedo exponeros mi ideal de la Verdad, del paz perfecta y amorosa ternura, pero debis esforzaros enalcanzarla por vosotros mismos. Puedo exponeros los principios de la verdad, pero vosotros, por medio de vuestrapropia Voz, y obedientes a esa Voz, debis desarrollar vuestra Intuicin, vuestras propias ideas, y as alcanzaris lameta donde todos nos hemos de encontrar.

    Esto es para m lo ms importante en la vida. No quiero obedecer a nadie, sea quien sea, mientras no est yo

    convencido de que tiene razn. No quiero tener creencias a las que no pueda responder ni darles mi alma, micorazn, y todo mi ser. Debis escuchar vuestra Voz, cultivar la Intuicin, y descubriris nuevas sendas de vida, enlugar de ir a la aventura por senderos ajenos...