Krampus (Enigmas)
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OCULTISMO
LA NAVIDAD NO ES SÓLO PROPIEDAD DE PAPÁ NOEL. EN MUCHOS PAÍSES, LA TRADICIÓN DICTA QUE JUNTO AL
GENEROSO PERSONAJE VIAJA UN DEMONIO PARA CASTIGAR A QUIENES NO SE HAN COMPORTADO CORRECTAMENTE
DURANTE EL AÑO. SU NOMBRE: KRAMPUS. TEXTO Ivan Mourin
Noche de Navidad. Tras
una copiosa cena y largas
conversaciones, regadas con
alcohol, la familia duerme plácidamen-
te. En mitad de la madrugada, uno de
los niños se despierta. Ha escuchado un
fuerte golpe en el tejado y lo que pare-
cen pasos sobre éste que no consigue
amortiguar la nieve. Entre la emoción
y la curiosidad, decide levantarse de la
cama y bajar hasta el salón. Mientras se
va acercando, escucha cómo algo se ha
deslizado por la chimenea, emitiendo
un sonido de cadenas y campanas que
le ha puesto la carne de gallina, y sabe
bien porqué. Sus temores quedan con-
firmados al ver proyectada en el suelo,
desde lo alto de la escalera, una gran
sombra con largos cuernos de carnero.
LA PESADILLA DE LOS NIÑOS MALOSEl Krampus ha pasado a convertirse en
el demonio oficial de la Navidad, lla-
mado también Krampusknown o “el
Diablo Cornudo”. Una bestia corpulenta
cubierta por completo por pelaje oscuro,
con grandes cuernos de carnero y pe-
zuñas por pies –en algunas versiones,
uno de éstos es en realidad una zarpa.
Precisamente, el nombre proviene del
alemán antiguo Krampen, que significa
garra–, y una lengua roja muy larga que
no duda en lucir con orgullo. Gruesas ca-
denas oxidadas, campanas y cascabeles
cuelgan de su cuerpo, mientras que en la
espalda porta un gran cesto de mimbre
con ramas de abedul con el que azotar
a los niños que se han portado mal a
lo largo del año, siempre y cuando no
decida comérselos, llevárselos al infra-
mundo con él, donde reside, o acercarse
hasta un río helado para ahogarlos
lentamente.
En otras descripciones, al Krampus se
le dota de un aspecto más humanizado,
conservando rasgos animales, como el
vello, o se le da el de un hombre hara-
piento, con un saco a la espalda para
secuestrar a los críos.
Con tal personaje, no es extraño que
innumerables chiquillos europeos, a lo
El demonio llega en Navidad
OCULTISMO
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EN
IGM
AS
largo de siglos de tradición, traten
de portarse bien de cara a las fiestas
navideñas, pues la amenaza va más
allá de quedarse sin regalos. La visión
de ese monstruo apareciendo en el
dormitorio es suficiente para robarles
un estremecimiento.
Típico de zonas como Austria, el
norte de Italia, Alemania, Suiza o
Francia, la leyenda narra que San
Nicolás –el popular Santa Claus o
Papá Noel–, ante la alta tasa de niños
malos, invocó a un poderoso demonio
para que impartiera castigos sobre
éstos. Desde entonces, ambos viajan
juntos y, mientras el primero agasaja
con regalos y dulces, el segundo es la
pesadilla de los más traviesos.
LOS ORÍGENES DE LA BESTIAManteniéndonos en la condición
del Krampus como hombre-bestia,
habría que remitirse a los primeros
textos en donde se menciona a criatu-
ras de rasgos similares.
En la obra sumeria Epopeya de Gil-
gamesh, fechada entre los años 2.500
y 2.000 a.C, se habla de Enkidu,
un hombre con pezuñas y cuernos,
creado por la diosa Aruru a partir de
un pedazo de arcilla.
“Hirsuto de pelo es todo su cuerpo.
Posee cabello de cabeza como una
mujer. Los rizos de su pelo brotan
como Nisabal. No conoce gentes ni
tierra: vestido va como Sumuqan.
Con las gacelas pasta en las hierbas,
con las bestias salvajes se apretuja
en las aguadas, con las criaturas
pululantes su corazón se deleita en
el agua”. Pero su personalidad es
benévola, entablando amistad con el
protagonista, a pesar de haber sido
enviado para acabar con éste.
Casi dos milenios más tarde, en el
Libro de Daniel del Antiguo Testa-
mento, aparece otra criatura como
consecuencia a un castigo divino. Por
culpa de su orgullo, el rey Nabucodo-
nosor de Babilonia es convertido por
Dios en una bestia:
“fue echado de entre los hombres,
comía hierba como el ganado y su
cuerpo se empapó con el rocío del
Arriba, Santa Claus,
acompañante
bondadoso del
Krampus, a quien
vemos representado
en diversas postales
y fotografías muy de
moda en el siglo XIX.
cielo hasta que sus cabellos crecieron
como las plumas de las águilas y sus
uñas como las de las aves”.
Dentro la mitología griega también
son frecuentes los faunos, con el dios
Pan como máximo exponente, cuyas
piernas son las de un carnero, como
los cuernos, e incluso algunos rasgos
faciales, con conductas ligadas a las
fiestas, el sexo y el alcohol.
En 1250 aparece un texto noruego,
el Konungs Skuggsjá –Espejo del rey–,
con funciones educativas para el rey
Magnus Lagabøte, y en el que se deta-
lla al hombre-bestia así:
“Ocurrió una vez en ese país –y esto
parece extraño– que una criatura viva
fue capturada en el bosque. Ni uno
pudo decir definitivamente si se trata-
ba de un hombre o de algún otro ani-
mal, porque nadie podía sacarle una
palabra o asegurarse de que entendía
el lenguaje humano. Tenía forma hu-
mana, sin embargo, en cada detalle,
tanto en la cara y en las manos y en
los pies, todo el cuerpo estaba cubierto
de pelo tal como en los animales, y
en la espalda tenía una larga melena
gruesa como la de un caballo, que caía
a ambos lados y se arrastraba por el
suelo cuando la criatura se agachaba
para caminar”.
Una descripción así recuerda a los
casos de hombres salvajes, como Víc-
tor de Aveyron, hallado en los bosques
de Caune en 1799; el de Lyokha, un
niño ruso descubierto en 2007 con
una manada de lobos; o el del ni-
ño-lobo de Añora, Marcos Rodríguez
Pantoja, quien vivió doce años con
lobos de Sierra Morena a mediados
del siglo pasado. Aunque podría estar
más relacionado con la hipertricosis,
o síndrome del hombre lobo, una
enfermedad que se caracteriza por el
nacimiento excesivo de vello por todo
el cuerpo, siendo sólo unas decenas de
casos los documentados.
Con la llegada de la Santa Inqui-
sición, estos personajes pasaron a ser
demonios, castigando a los autores de
obras que no los mostrase como tales,
así como a todos aquellos que practi-
casen ritos. en donde aparecieran.
tener conexión con la red de ríos que
circulan por este infierno, otro modo
de transporte de las almas a las que
tortura. Lo mismo sucede con el uso
de cadenas, que serían herramientas
de tortura heredadas de su madre
en el siglo XVII, la atribución de las
cadenas fue otra: la iglesia católica las
adjudicó como un modo de contener
y someter al demonio, dando así el
control absoluto a San Nicolás–.
Más de estos símbolos, y que se
conservaron tras la cristianización de
los pueblos germanos, son las varas
de abedul. Además de su significado
fálico, este tipo de ramas eran usadas
como útiles de flagelación en los ritos
de iniciación en los aquelarres.
Continuando con las costumbres
germánicas, hay cierto parecido entre
el monstruo y la diosa Perchta. La
primera comparación surge en la ana-
tomía de los pies: si el demonio–hom-
bre–bestia tiene una pezuña y una
garra, la diosa posee un pie de mujer
y otro desmesurado, llamado “pie de
cisne”. A diferencia de San Nicolás
se especula que su origen navideño
puede venir del dios nórdico Odín– y
el Krampus, que representan la perso-
nalidad bondadosa uno y la malvada
el otro, ella conserva ambas. Ante los
niños buenos, muestra la imagen de
una mujer hermosa y los premia con
bienes de todo tipo; con los malos, es
una bruja que los destripa y llena sus
cuerpos de paja. El aspecto del demo-
nio sería similar al de los Perchten,
seguidores de esta diosa.
Odín el Errante, dios de la mitología nórdica, era uno de los miembros que lideraban elÅsgårdsreia –la Gran Cacería Salvaje–, donde otros dioses y espectros surcaban loscielos en sus monturas, en una brutal persecución acompañada por tormentas. En los des-cansos de los días de solsticio invernal, aquellos niños que daban alimento a Sleipnir, elcaballo de ocho patas del dios, eran premiados por este último, mientras los que ignorabanla presencia del animal eran severamente castigados.De ahí la creencia de que la versión navideña de San Nicolás sea una derivación de Odín,así como la adquisición de la costumbre de dejar alimento para los animales que transpor-tan al santo, como sucede también con los camellos de los Reyes Magos.
ODÍN¿EL PAPÁ NOEL ORIGINAL?
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El Krampus es todavía hoy protagonista de numerosos
desfiles tradicionales, como el que se celebra en la localidad
austriaca de Thumersbach todos los años durante el mes
de diciembre.
Pero la cuna del Krampus parece
formarse en las tradiciones paganas
nórdicas y germanas que lograron
mantenerse tras la cristianización de
estos pueblos, modificándolo para
adaptarlo a las nuevas costumbres.
Es en la festividad del Júl –co-
nocido también como Yuletide y
Yule– donde puede tener sus primeras
representaciones. Ésta, como parte
del solsticio de invierno, y cuya dura-
ción era de trece días, era una fiesta de
veneración familiar, entre los que se
incluían aquellos que habían fallecido,
con copiosos banquetes ante las
tumbas de éstos. La “Rueda Anual” se
encontraba en los días más oscuros,
y se preparaba para recibir a la luz.
Y era en esta penumbra en donde se
ocultaban los seres ancestrales malva-
dos, listos para arrastrar el mal para
preparar el inicio del nuevo año.
De esta oscuridad es de donde
proviene el Diablo Cornudo. Viejas
narraciones que lo atan con estos
orígenes del norte de Europa narran
un lazo familiar, como hijo, con la
diosa Hela, cuyo aspecto era el de
una mujer en la mitad superior de su
cuerpo, y el de un cadáver putrefacto
en la inferior. Hija de la hechicera
Angrboda, una gigante, y del dios
Loki, se encargaba del Helheim, el
inframundo, situado bajo las raíces
del Yggdrasil, el árbol de la vida donde
se encuentran los nueve mundos
de la mitología nórdica. Una de
las costumbres del demonio, la de
ahogar a los niños en el agua, podría
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OCULTISMO
OTROS AYUDANTES
SINIESTROS
Pero también hay otras criaturas
navideñas diseñadas para dar miedo
en diversas regiones de Europa.
En Islandia rondan los Jólasveinar,
trece trolls –uno por cada día de sols-
ticio– diferentes entre sí, que se han
convertido en los famosos elfos que
ayudan a Papá Noel, aunque antes
eran criaturas traviesas y maliciosas.
También de este país es el Jólaköttu-
rinn, un gato feroz capaz de comerse
a quienes no cuidan o renuevan sus
prendas. Y la más peligrosa de todos
es la ogresa Grýla, ama del Jólaköt-
turin y madre de los Jólasveinar. Aso-
ciada con la Navidad desde el siglo
XVII, era célebre por comerse a los
niños malos, además de otorgársele el
don de la mala suerte, hasta el punto
de que la llegaron a culpar, en 2010,
de ser la responsable de la erupción
del volcán Eyja�allajökull.
En el caso de los Países Bajos, el
camarada de San Nicolás es Zwarte
Piet –Pedro el Negro–, que era, en sus
orígenes, un esclavo de color. Al consi-
derarse, con los años, un acto racista,
se cambió por un deshollinador para
así justificar la negrura de su rostro.
Pero si nos referimos a macabros,
Francia tiene a los individuos más
siniestros, en especial por basarse en
personas reales. Uno de éstos es Père
Fouettard, un carnicero que mató a
tres críos, los descuartizó, picó y pre-
paró la carne para ser cocinada. Aquí
es cuando entra en juego San Nicolás,
resucitando a los niños y sometiendo
a Père, quien lo sigue desde entonces
para repartir castigos. De la zona de
Lorena y Alsacia surge Hans Trapp,
un burgués satánico excomulgado por
la iglesia católica. Tras esto, fue exi-
liado al bosque, donde secuestraba a
los niños para comérselos. Cuando iba
a devorar a uno, un rayo lo fulminó,
castigo de Dios. En las procesiones,
pasea con ropajes harapientos, larga
barba oscura y cadenas.
Un par de representaciones del
hombre del saco, introducidas en una
festividad familiar.
LA POPULARIDAD
DEL MONSTRUO
Con la desaparición de la Inquisición,
el Krampus recuperó poder, superior
a cuando fue introducido en las tradi-
ciones navideñas en el siglo XI y XII,
no sólo en las procesiones, sino en la
literatura. Una muestra es su apa-
rición, en 1835, en la obra Deutsche
Mythologie, de Jacob Grimm.
El diablo fue tomado como un
elemento importante en la Navidad,
a la altura de San Nicolás, y así se
mostró en los desfiles que se llevaban
a cabo como si tratasen de fiestas de
Halloween, con personas disfrazas
de Krampus –o de la personificación
tomada en cada ciudad o país– y
caramelos para los pequeños.
Los ciudadanos se felicitaban las
fiestas con Krampuskarten, postales
navideñas en donde se ilustraba al
Krampus, pero aun así no lograban
ocultar parte de ese temor atávico
hacia las fuerzas de la oscuridad. En
los hogares se utilizaban –y aún se
hace– para ahuyentar a los malos es-
Este peculiar demonio
tenía la costumbre de
felicitar las fiestas mediante postales
además de
protagonizar foto-
montajes con los más
pequeños de la casa.
Fascistas contra el KrampusEl Krampus sufrió el ataque del fascismo. En 1934, el Vater-ländische Front –Frente Patriótico– austríaco, así como el Partido Social Cristiano, vedaron la celebración del Krampus por con-siderarlo elemento de malignidad socialista. La represión continuó durante la Segunda Guerra Mundial y los años cincuenta, en donde se repartían octavillas para perpe-tuar la prohibición.
píritus abetos decorados y coronas de
pino o acebo en las puertas, quedando
como único punto desprotegido la
chimenea. Como opción a esto, se
dejaba una pequeña vianda para
satisfacer al visitante nocturno. En
Estiria, Austria, la superstición iba
más allá y se conservaban las varas
de abedul dejadas por el Krampus el
año anterior, pintadas de oro, como
recordatorio para los niños.
Con la inmigración de holandeses
y alemanes en el siglo XIX a los Esta-
dos Unidos, la figura de San Nicolás
se transformó y suavizó, convirtién-
dolo en Santa Claus. Se mantuvo la
barba blanca, y los ropajes de obispo
se cambiaron por los que todos cono-
cemos, conservándose fieles a los co-
lores rojo y blanco. El Krampus pasó
a llamarse Belsnickel o Pelznickel ,
establecido en Indiana y Pennsylva-
nia, siendo un hombre andrajoso que
advierte a los más pequeños para que
se porten bien, dándoles caramelos.
La llegada de la Segunda Guerra
Mundial, y los partidos fascistas de
Alemania, Austria e Italia, volvieron a
prohibir esta práctica.
LA NOCHE DEL KRAMPUS
Desde finales del siglo pasado, la
festividad del Krampus ha vuelto a
renacer, celebrándose la víspera de
San Nicolás, el cinco de diciembre. En
esta fiesta, la Krampusnacht Noche
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KRAMPUSKARTENA principios del siglo XIX, en Austria y Alemania se adquirió la costumbre de regalar postalesnavideñas cuyo protagonista era el Krampus, encargado de felicitar las fiestas firmándolas conun Gruß vom Krampus –”Saludos del Krampus”–. Existían de varios tipos: humorísticas, endonde el diablo podía aparecer bailando o compartiendo vehículo con San Nicolás; picantes, conmujeres en enaguas, subidas en escobas o secuestradas; y las amenazantes, con el Krampusempujando a niños al interior del cesto de mimbre o cocinándolos. Los padres más “graciosos”hacían fotomontajes de sus hijos junto a la criatura.
> PARA SABER MÁSSi quieres conocer las leyendas que sustentan la festividad más familiar, puedes profundizar en ellas con el libro Mitos y tradiciones de la Navidad, de Pepe Rodríguez, editado por Ediciones B.
del Krampus–, en municipios como
Tarvisio, en Italia, o en Salzburgo,
Austria, se hacen pasacalles donde
cientos de jóvenes se disfrazan de
demonios peludos, chasqueando
cadenas y agitando campanas para
asustar a los niños, mientras a los
adultos se les sirve cerveza y
aguardiente.
En los hogares, las familias con
niños invitan a actores disfrazados de
San Nicolás para que les entreguen
los regalos, y de Krampus para que los
amedrente, mientras padres, abuelos
y tíos graban y fotografían la escena.
La aparición más reciente del
Diablo Cornudo ha sido, desde hace
pocos días, en las salas de cine.
Michael Dougherty, director de Truco
o traco –otra película centrada en
una fiesta, pero en este caso en la de
Halloween– es el encargado de llevar
a la gran pantalla Krampus: Maldita
Navidad, que aún ensalzará más a
este ser mitológico, tal vez popula-
rizando la fiesta en países donde se
desconoce, como en el nuestro.
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Con la desaparición de la Inquisición, el Krampus recuperó poder tanto en las procesiones como en la literatura