Klimovsky Las Desventuras Del Conocimiento Cientifico Libro Entero OCR

210
Gregorio K1imovsky o.. 8 o ~ N Las desventuras del conocimiento científico Una introducción a la epistemología

Transcript of Klimovsky Las Desventuras Del Conocimiento Cientifico Libro Entero OCR

  • Gregorio K1imovsky

    o..8o~N

    Las desventurasdel conocimiento cientfico

    Una introduccin a la epistemologa

  • 1a. edicin: agosto de 19942a. edicin: julio de 19953a. edicin: marzo de 1997

    A mis padres,Liuba Vischevsky y Felipe KJimovsky

    Hecho el depsito de Ley 11.723. Derechos reservados.Libro de edicin argentina. Impreso en Argentina. A-Z editora S.A.Paraguay 2351 (1121) Buenos Aires, Argentina.Telfonos: 961-4036 y lneas rotativas. Fax: 961-0089I.S.B.N. 950-534-275-6

  • ,Indice general

    Prlogo. 15.

    1. EL MfODO CIENTFICO. 171. El concepto de ciencia - 19.

    Ciencia, conocimiento y mtodo cientfico (21), Disciplinas y teoras cientficas (22), Lenguajc y verd,(23), Verificacin y refutacin (26), Filosofia de la ciencia, epistemologa, metodologa (27), Contextos (2~

    2. La base empirica de la ciencia 31.Base emprica y zona terica (33), La base emprica filosfica (36), La base emprica epistemolgica (3La base emprica metodolgica (39), La observacin en sentido amplio (42), Requisitos de la observacircientfica (47), Efectividad (47), Repetibilidad (48), Intersubjetividad (50), Controversias (51).

    3. El vocabulario de la ciencia - 53.Trminos (55), Trminos presupuestos (55), Trminos presupuestos lgcos (57), Trminos presupucst(designativos (58), Trminos especficos (61), Trminos empricos y tericos (62).

    4. Los enunciados cientficos 65.Enunciados e informacin cientfica (67), Enunciados empricos bsicos (67), Generalizaciones y leyes erpricas (69), Generalizaciones universales (70), Generalizadones existenciales (72), Generalizaciones mixG(73), Generalizaciones estadsticas o probabilsticas (74), Los enunciados tericos (76), Cmo acceder a kenunciados de segundo y tercer nivel? (79).

    5. Lgica y ciencia - 81.La lgca (83), Los orgenes de la lgica (84), Razonamiento y deduccin (85), Correccin de un razonmiento y valores de verdad (.87), Algunas aclaraciones (93), La lgica formal (94), l.a lgica inductiva (95Qu es una inferencia? (96).

    6. El problema de la verificacin Primera parte: Platn, Kant, Aristteles 97.La verificacin (99), El intuicionismo platnico (100), El intuicionismo kantiano (105), El mtodo demostrtivo aristtelico (106).

    7. El problema de la uerificacin Segunda parte.' la metodologa inductivista - 117.El mtodo inductivo (119), Las crticas a la induccin (120), El mtodo inductivo en la historia (125), hduccin y estadstica (126).

    8. Hiptesis 129.La concepcin hipottica de la ciencia (131), Qu hacer con las hiptesis? (134), Consecuencias observcionales y contrastacin (137), Vida y muerte de una hiptesis (139).

    9. El mtodo hipottico deductivo e1l ver,in simple - 143.Las dos versiones del mtodo (145), Ciencia y metafsica (146), Las etapas de una investigacin cientfic(149), Ciencia y tecnologa (151), Mundos posibles, conocimiento y progreso (152), Verdad, probabilidadhiptesis segn Popper (155).

    10. Teoras. Primera parte: estructura y justificacin de las teoras 157.Dos acepciones de la palabra "teora" (159), La nocin campbelliana de teora (161), Explicacin y prediccitericas (163), La estructura de una teora (164), Corroboracin y refutacin de teorias (165), Requisitos mItodolgcos de las teoras (167), Una observacin adicional acerca de las teoras cientficas (169), La teorala prctica (170).

    11. Tevras. Segunda parte: la teoria de Darwn - 173.Antecedentes (175), Darwin (177), La estructura de la teora de Darwin (178), Contrastaciones de la teorde Darwin (182), Hay trminos tericos en la teora de Darwin? (185), Despus de Dando (186).

    12. Las experiencias cruciales 189.Las experiencias cruciales (191), 1. Quin descubre al culpable? (193), 2. Es la Tierra convexa? (195),3Bacterias y bacterifagos: I.amarck o Darwin? (199), 4. Cmo reconocen los salmones el camino a casa

  • 13. El mtodo hipottico deductivo en versin comPleja. Primera parte: redes de hiptesis y observaciones sospechosas. 209.Las complejidades de la contrastadn (211), Hiptesis y teoras presupuestas (211), Hiptesis colaterales:subsidiarias y auxiliares (212), Los datos observacionales (213), Qu hiptesis corrobora o refuta una con-secuencia observacional? (214), Conservadores y revolucionaros ante la refutacin (216), Datos y perturba-ciones (218), La experiencia de Michelson (218), Agua contaminada (219), Los canales de Marte (219), Losenunciados de primer nivel como hiptesis (220), Popper, Kuhn y el consenso (223).

    14. El mtodo hipottico deductivo en versin comPleja. Segunda parte: a la bsqueda de otros culPables 225.Refutacin e hiptesis auxiliares (227), Las hiptesis factoriales y existenciales (227), Las hiptesis ad hoc(230), Refutacin e hiptesis subsidiaras (234), Refutacin y teoras presupuestas (234), Refutacin a laPopper y refutacin por cansancio (237).

    1. PROBLEMAS EPISTEMOLGICOS. 241.15. La explicacin cientfica. Primera parte: el modelo nomolgico deductivo 243.

    El problema de la explicacin (245), La explicacin cientfica (246), La explicacin nomolgica deductiva(247), La explicacin de leyes (248), La explicacin de hechos (249), Notas sobre el modelo nomolgicodeductivo (254), Prediccin y profeca (255), Pseudoexplicaciones (256), La explicacin potencial (257).

    16. La explicacin cientfica. Segunda parte: otros mode/os de explicacin - 261.El modelo estadstico de explicacin (263) La explicacin parcial (266), La explicacin gentica (267), Lasexplicaciones teIeolgicas (269).

    17. El problema de la reduccin - 273.El reduccionismo (275), Reduccionismo y psicoanlisis (278), Reduccionisrno ontolgico (280), Reducconis-mo semntico (281), Reduccionismo metodolgico (283).

    18. La matemtica y el mtodo axiomtico 287.El discurso de la matemtica (289), Sintaxis y semntica: los ssternas axiomticos (290), La nocin de ver-dad en matemtica (292), El caso de la geomtra (293), Los modelos matemticos (296).

    19. Alcances y limitaciones del mtodo hipottico deductivo: las ciencias sociales y el psicoanlisis - 299.Los alcances del mtodo hipottico deductivo (301), El mtodo hipottico inferencial (:101), El problema dela matematizacin (303), El caso de las ciencias sociales (305), La cuestin del libre albedro (305), La exis-tencia de invariantes en la historia (306), La cuestin de los cdigos semiticos (308), La tesis de la incon-mensurabilidad (312), El caso del psicoanlisis (313).

    20. El problema de los trminos tericos - 319.Trminos tericos y discurso cientfico (321), Constructivismo o empirismo radical (322), Operacionalismo(323), Instrumentalisrno y realismo (327), Estructnralismo (332), Controversias: la distincin terico-obser-vacional (333), Sobre el holismo (336).

    21. Epistemologas alternativas. Primera parte: la epistemologa de Kuhn - 339.Kuhn y los nuevos epistemlogos (341), Preciencia (342), Ciencia normal y paradigmas (344), Interludio: Kuhncomo estructuralista y holista (347), La metodologa en Kuhn (349), Crisis y revolucin cientfica (350).

    22. Epistemologas alternativas. Segunda parte: controversias acerca de Kuhn - 355.Kuhn y Popper (357), Kuhn versus Popper (:161), La inconmensurabilidad de los paradigmas (362), Kuhny el racionalismo (363), Kuhn y el realismo (364), Kuhn y el progreso cientfico (366), Kuhn luego de 1962(368).

    23. Epistemologas alternativas. Tercera parte: las epistemologas de Lakatos y Feyerabend - 371.Iakatos (373), La metodologa de los programas de investigacin (374), Lakatos entre Kuhn y Popper(376), El racionalismo lakatosiano (377), Historia interna e historia externa (378), Feyerabend (380), Feye-rabend 1: el popperiano disidente (380), Feyerabend 2: el anarquista metodolgico (383).

    24. Epistemologas alternativas. Cuarta parte: consideraciones sobre Bacheraid, Althusser y Fiaget . 387.Bachelard (389), Althusser (391), Piaget (394).

    Eplogo: la ciencia en el banquillo de los acusados. 399.Bblografa seleccionada. 407.ndice temtico. 409.

    Agr

  • dadero responsable de la existencia de una autntica matemtica cientfica argentina)dict en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En unaocasin nos manifest a varios discpulos su deseo de que alguna vez furamos cono-cidos como "el crculo de Buenos Aires" -por analoga con el Crculo de Viena-. Encierto modo, SADAF (la Sociedad Argentina de Anlisis Filosfico) vino a concretaresa esperanza. En cuanto a Vicente Fatone, con quien -y con Rolando Garca- dicta-mos en el Colegio Libre de Estudios Superiores uno de los primeros cursos de Lgi-ca y Filosofa de la Ciencia desarrollados en nuestro pas, cabe recordar su bonhoma,su penetracin, su generosidad y su paciencia. Mischa Cotlar, quien fue nuestro Di-rector en el Instituto de Matemticas de Mendoza y luego un gran amigo, nos revel[as bellezas de la matemtica moderna, pero tambin las responsabilidades ticas delhombre de ciencia.

    Rolando V. Garca fue el gran compaero de aventuras acadmicas y universita-ras. Nuestros seminarios sobre Russell, Camap y Reichenbach constituyen an aho-ra uno de los recuerdos ms importantes de nuestra vida. Thomas Moro Simpson[lOS permiti asistir a algunos de los ms penetrantes anlisis acerca de la semnt-ca lgica y de la filosofa del lenguaje, especialmente en relacin con Church,Carnap y Tarski. A Eduardo Rabossi debemos nuestro conocimiento del anlisis fi-losfico y tambin nuestra entrada en la Facultad de Filosofa y Letras de la Univer-sidad de Buenos Aires. "

    Agradecemos a Mario Bunge el habemos introducido en la filosofa de Karl Pop-oer. Recordamos con complacencia haber asumido la vicepresidencia de ARLYF (Aso-ciacin Rioplatense de Filosofa Cientfica) cuando l era el Presidente; y tambin laenorme cantidad de informaciones sobre fsica moderna y su epistemologa que nosorind entonces. Nuestra memoria alcanza tambin con respeto y cario a la notableoersonalidad de Carlos Prlat, de quien tanto aprendimos acerca de la epistemologa:le la qumica y de la historia de la ciencia. Heberto Puente tambin contribuy a lasIiscusiones epistemolgicas en estas reas.

    Nuestro agradecimiento se extiende asimismo a los colegas y amigos del Instituto~auss. A Jorge Eduardo Bosch, con el que introdujimos en nuestro medio la teoraixiomtica de conjuntos. A Jorge Alberto Sabato, con el que tanto discutimos sobreepistemologa de la fsica y de la tecnologa. Y tambin a' Antonio Frumento, con el:ue analizamos problemas de epistemologa de la biologa.

    Nuestra relacin con destacados psicoanalistas nos fuerza a recordar y agradecer1 notables personalidades. En primer lugar, a Horacio Etchegoyen, del que tanto he-mos aprendido sobre la epistemologa y la metodologa del psicoanlisis. La relacincon Eduardo Issaharoff fue muy importante. Grupos de estudio como el constituidooor Ianine Puget, Elizabeth Tabak, Isabel Siquier, Delia Faign, Marcelo Bianchedi (y'colados" como los ingenieros Enrique Aisiks y Gregorio Faign) constituyen anahora aC0l!tecimientos inolvidables, A Antonio Barrutia, Benzin Winograd, ErnestoLiendo, Susana Du Petit, Samuel Zysman, Aiban Hagelin, Ioel Zac y David LibermanIebemos valiosas informaciones y reflexiones.

    La relacin con Alberto Lederman fue importante en conexin con la epistemolo-~a de la ciencia de las organizaciones. A Gino Germani debemos nuestra iniciacinen la sociologa.

    Muchas personalidades de primera lnea han influido fuertemente en nuestras ac-tividades y conocimientos. Queremos recordar en ese sentido a Jos Babini, a JosLuis Romero, a Risieri Frondizi, a Manuel Sadosky, a Ricardo Musso, a Osvaldo Reig,a Hans Lindemann y a Ernesto Sabato.

    Agradecemos muy especialmente a Torcuato Di Tella y a Guido Di Tella por ha-bernos invitado a participar tan estrechamente de las actividades del InstitutoTorcuato Di Tella. En forma similar, a Getulio Steinbach y a Osear Cornblit en rela-cin con el Instituto de Desarrollo Econmico y Social. Igual decimos de AvelinoPorto, Aldo Jorge Prez y Nilda V. de Brigante por haber provocado y sostenido nues-tra colaboracin con la Universidad de Belgrano.

    Deseamos recordar tambin aqu a Genaro Carri, Antonio Monteiro, Alfredo la-nari, Luis Santal, Beppo Levi (cuya ctedra en el Profesorado de Matemtica de Ro-sario tuvimos el honor de ocupar), Alberto Gonzlez Dominguez, Norberto RodrguezBustamante, Zenn Lugones, Len Dujovne, Gilda Romero Brest, Oscar Dodera Lus-cher, Eugenio Pucciarelli, Julio H. Olivera, Hilario Fernndez Long, Jorge Glusberg,Sergio Leonardo Satanovsky, Ren Favaloro y Ricardo Pichel (con el cual organizamosun inolvidable seminario de lgica matemtica que dur cinco aos).

    No podemos agradecer suficientemente la colaboracin y amistad de nuestros dis-cpulos, entre ellos Mara Cristina Gonzlez, Gladys Palau, Ricardo Gaeta, Alberto Mo-retti, Eduardo Flichman, Alicia Gianella, Diana Maffa, Ana Kunz, Cecilia Hidalgo, RalOrayen, Mara Lores Arnaiz, Antonio Castorina y Flix Schuster.

    Un recuerdo y agradecimiento especial a Alberto Cofta. Un abrazo a Carlos Al-chourrn, a Juan R. Larreta y a Eugenio Bulygin. Otro para los amigos que adquiri-mos en la Fundacin Bariloche: Osear Nudler, Ral Hemndez y Carlos Mallmann.Tambin para Mario Marzana, Julio Beltrn Menndez, Miguel de Asa y Guido Ya-gupsky, Y para los esforzados cordobeses Vctor Rodrguez y Horacio Faas,

    Nada hubiera sido posible sin el constante apoyo de la esposa e hijo del autor, Ta-tiana y Sergio Leonardo,

    Gregario KlimovskyBuenos Aires, marzo de 1994

    l2 13

  • ~rlogo

    La significacin y el impacto de la ciencia en el mundo moderno ha desperta-do un inters generalizado por conocer su naturaleza, sus procedimientos, sualcance y sus limitaciones, inters que, creemos, justifica la redaccin de untexto destinado a ofrecer un cuadro introductorio de la estructura y de los mtodosdel pensamiento cientfico. Por otra parte, ocurre a menudo que se tiene un concep-to equivocado con respecto a las caractersticas de la ciencia, pues se la identificaexclusivamente con sus resultados y aplicaciones, y se la respeta (si es que se larespeta) de un modo un tanto abstracto en virtud del prestigio que posee la inves-tigacin cientfica en ciertas latitudes. Sin embargo, como trataremos de poner enevidencia en las pginas que siguen, la ciencia es esencialmente una metodologacognoscitiva y una peculiar manera de pensar acerca de la realidad.

    Por tratarse de un libro de epistemologa, ste es a la vez un texto cientfico queanaliza, como objeto de investigacin, a la ciencia misma, y por ello el lector encon-trar aqu no slo una descripcin de algunos de los procedimientos que empleanlos cientficos para acceder al conocimiento sino tambin diversas controversias en-tre distintas tendencias epistemolgicas actuales que debaten, a veces furiosamente,la naturaleza de la ciencia, de sus mtodos y de sus posibilidades. Hemos tratadode redactar nuestro libro sin adoptar de manera excesivamente unilateral ningunaactitud que contemple los intereses particulares de determinado sector o escuela y,a la vez, sin suponer del lector una formacin cientfica o filosfica especfica. Estaltima afirmacin no lo exime, sin embargo, de realizar el esfuerzo necesario paraasimilar una temtica que, si bien se desarrolla "desde cero", termina por abordarcuestiones de un nivel algo ms elevado y que, por consiguiente, exigen una aten-cin ms detenida.

    Es curioso que la ciencia, pese a sus manifiestos xitos cognoscitivos y prcti-cos, haya despertado una actitud de repudio en muchos pensadores e idelogosactuales, quienes la consideran fuente de amenazas para el bienestar material y es-piritual de la sociedad o niegan que su prestigio tenga fundamento alguno. Adelan-tamos desde ya que no compartimos esta opinin. Por ello y pese a que en estelibro se expondrn distintos puntos de vista al respecto, quedar manifiesto que elautor simpatiza con aquellas tendencias que, si bien desde pticas a veces franca-mente encontradas, admiten que la ciencia es una aventura cognoscitiva meritoria,cuyas caractersticas conviene explorar y analizar. Creemos que la ciencia tiene unperfil menos ambiguo de lo que ciertos autores de moda quisieran hacemos creer,y por ello nos parece pertinente exponerlo a la consideracin de los lectores, dele-gando a la vez en sus declarados opositores la tarea de probar lo contrario.

    Nuestro texto asigna una particular importancia alanlisis del mtodo cientfico,entendido ste como la reunin de una gran cantidad de tcticas y estrategias em-pleadas por los investigadores para llevar a cabo su actividad. Sin embargo, aunque

    15

  • la lgica, la matemtica y quiz las ciencias sociales utilicen metodologas un tantosui generis, las ciencias de la naturaleza suelen recurrir a una estrategia standard, elmtodo hipottico deductivo, en el que parece radicar, pese a las acerbas criticasque le han dirigido ciertos epistemlogos contemporneos, el xito de disciplinas ta-les como la fsica, la qumica y la biologa a partir del siglo XVII. De all que la pri-mera parte de este libro, destinada a exponer las caractersticas y peculiaridades detal mtodo (y a la vez ejemplos de su utilizacin en la prctica cientfica), presenteuna arquitectura ms sistemtica, orgnica e incluso accesible que la segunda, en lacual abordamos temas epistemolgicos ms especficos. Se vinculan stos a tcticasde naturaleza singular (la explicacin cientfica, el problema de la reduccin, el m-todo axiomtico de la matemtica, la validez del mtodo hipottico deductivo enciencias sociales y en psicoanlisis, la cuestin de los trminos tericos) como astambin aspectos de la polmica epistemolgica desencadenada a mediados del pre-sente siglo por autores como Kuhn, Lakatos y Feyerabend, a lo cual agregamos tam-bin algunas someras reflexiones sobre las epistemologas de Bachelard, Althussery Piaget. Semejante espectro de temas, cuyo tratamiento sistemtico exigira la re-daccin de un libro mucho ms extenso, nos obliga a presentarlos de un modo untanto informativo y disperso. Debemos adems advertir al lector, especialmente enrelacin con esta segunda parte, que ciertos tpicos que all se tratan, tales comolos vinculados con procedimientos inductivo-probabilsticos y la cuestin del realismocientfico, tienen una naturaleza algo intrincada, que exigirn de l una dedicacin yun esfuerzo adicionales.

    Con cierta nostalgia, y en virtud de la limitada extensin que nos impusimos alredactar este libro, hemos debido eliminar la consideracin de temas epistemolgi-cos que, de hecho, tienen particular trascendencia. Entre tales ilustres ignorados secuentan las cuestiones vinculadas con la fundamentacin de la matemtica, de la l-gica (en particular los problemas de la definicin y de la construccin de los con-ceptos, cruciales para la metodologa cientfica), de la psicologa, del psicoanlisis yde las ciencias sociales. Asimismo nos hemos visto obligados a excluir el tratamien-to de la obra de importantes epistemlogos, mientras que a la de otros slo hemospodido destinarle una somera reflexin (tal el caso de Piaget). Tal deuda para contpicos y contribuciones ser saldada quizs, en el futuro, con la publicacin de unsegundo volumen.

    Se comprende que en modo alguno, debido a la naturaleza introductoria de estelibro, pretendemos haber agotado el tratamiento de los problemas epistemolgicosque se discuten en la actualidad, para cada uno de los cuales existe un universo deliteratura especializada muy extenso y complejo. El lector que se sienta atrado porellos tendr que acudir a textos ms especficos, centrados en determinadas temti-cas, para lo cual ofrecemos al final del libro la orientacin de una bibliografa selec-cionada. Que recurra a ella y se interne en anlisis ms sutiles y elaborados de lasdesventuras del conocimiento cientfico constituira, para nosotros, motivo de la ma-yor satisfaccin.

    16

    El mtodo cientfico

    17

  • Aristteles (384-322 a.C)fue el iniciador de muchas

    de las reflexionesepistemolgicas y

    metodolgicas que el lectorhallar en este libro.Pgina de la primera

    edicin griega de su obra(1495-1498), publicada

    en Venecia.

    El concepto de ciencia

    --~ ~--~'------------,

    ~/', ~~~_ ~,A;I~~I:::"";o;;'J"'2:_'_'(

    llPQTON

    I'PEP' T~J;~NE~':~::~:nvoru~;

    +,~lliv.hlmP) rl..iJ'4fv, ~'"ZJlI ~p.~rd.'11'Jl'lI..7l(.ir.;mlloeJ~,.n;I I ,\J I \I >J "!f'0mllir'f!SU7 of0O-fISU '1lInlMol1I "l-';~.I;\'1l"IoJ.

    , ..a.~ I 1Al ~" jII11IMCrl>JltN I""t' "!f.mlli~,or.~r ~m'1''''~'~ cc,'lPtf;or.l1'7".~{,_IJt"''TIVOC;.U~ ~v '!'if"g'rD' 'fl1l"J .d.'lPNII.'1llt;~.f~J.M~ri.r;..IJd,T1rlf~r ,j'IP':7qf.

  • Ciencia, conocimiento y mtodo cientfico

    E s indudable el importante papel que desempea la ciencia en la sociedad con-tempornea, no slo en lo que respecta a sus aplicaciones tecnolgicas sinotambin por el cambio conceptual que ha inducido en nuestra comprensindel universo y de las comunidades humanas. La tarea de comprender qu es la cien-cia importa porque a la vez es comprender nuestra poca, nuestro destino y, en cier-to modo, comprendemos a nosotros mismos. Desde un punto de vista estrecho, quedeja de lado la actividad de los hombres de ciencia y los medios de produccin delconocimiento cientfico, podemos decir que la ciencia es fundamentalmente un acopiode conocimiento, que utilizamos para comprender el mundo y modificarlo.

    Tratemos entonces de poner en claro qu entendemos por conocimiento. Cuandose formula una afirmacin y se piensa que ella expresa conocimiento, qu condicio-nes debe cumplir? Segn lo expone Platn en su dilogo Teetetos, tres son los requi-sitos que se le deben exigir para que se pueda hablar de conocimiento: creencia, ver-dad y prueba", En primer lugar, quien formula la afirmacin debe creer en ella. Se-gundo, el conocimiento expresado debe ser verdadero. Tercero, deber haber prue-bas de este conocimiento. Si no hay creencia, aunque por casualidad haya verdad yexista la prueba, pero sta no se halle en poder de quien formula la afirmacin, nopodremos hablar de conocimiento. Tampoco podremos hacerlo si no hay verdad, por-que no asociamos el conocimiento a sostener lo que no corresponde a la realidad oa los estados de cosas en estudio. Y aunque hubiese creencia y verdad, mientras noexista la prueba se estar en estado de opinin mas no de conocimiento. Claro que,en esta concepcin platnica, el establecimiento de la prueba ya impone la satisfac-cion de la segunda condicin, la verdad del presunto conocimiento, de lo cual resul-ta que las tres condiciones no son enteramente independientes.

    En la actualidad, como hemos de analizar a 10 largo de este libro, ninguno de lostres requisitos se considera apropiado para definir el conocimiento cientfico. La con-cepcin moderna de ste es ms modesta y menos tajante que la platnica, y el tr-mino "prueba" se utiliza para designar elementos de juicio destinados a garantizarque una hiptesis o una teora cientficas son adecuadas o satisfactorias de acuerdocon ciertos criterios que discutiremos ms adelante. Ya no exigimos del conocimien-to una dependencia estricta entre prueba y verdad. Sera posible que hubisemos"probado suficientemente" una teora cientfica sin haber establecido su verdad demanera concluyente, y por tanto no debe extraar que una teora aceptada en ciertomomento histrico sea desechada ms adelante. En el mismo sentido debemos sea-lar que hoy en da la nocin de prueba no est indisolublemente ligada al tipo de con-viccin o adhesin llamada "creencia". En 1900, el fsico alemn Max Planck formuluna hiptesis revolucionaria para el desarrollo siguiente de la teora cuntica, pero de-j claramente sentado que no "crea" en ella y la consideraba provisional, a la esperade que otros investigadores hallasen una solucin ms satisfactoria al problema en es-tudio. (Lo cual, dicho sea de paso, no aconteci, y Planck acab por recibir el premio

    * En realidad, Platn propone esas exigencias como tentativa para caracterizar el "conocimiento",pero no se muestra convencido de haberlo logrado.

    ------~ ..._--- 21

  • Nobel por la trascendencia de su trabajo.) Por otra parte, muchos fsicos actuales em-plean la teora llamada mecnica cuntica por su eficacia explicativa y predictiva, pe-ro la entienden a la manera de un instrumento de clculo y no creen que ella ofrez-ca conocimiento alguno de la realidad. Cabe sealar, finalmente, que las hiptesis yteoras cientficas se formulan en principio de modo tentativo, por lo cual la indaga-cin en bsqueda de pruebas no supone una creencia intrnseca en aqullas.

    Sin embargo, la caracterizacin platnica ser para nosotros un buen punto departida, aunque provisional, para indicar de qu se habla cuando se alude al conoci-miento. Supondremos por el momento que si un cientfico pretende ofrecer cono-cimiento, se refiere a algo credo, acertado y probado. Adems, puesto que no todoconocimiento es conocimiento cientfico, un problema que tendremos que encararms adelante es en qu consiste la caracterstica esencial que permite distinguir al co-nocimiento cientfico de otros tipos de conocimiento, por ejemplo al que aludimos ennuestra vida cotidiana cuando hablamos de conocer el camino a casa o el estado deltiempo.

    Segn algunos episternlogos, lo que resulta caracterstico del conocimiento quebrinda la ciencia es el llamado mtodo cientfico, un procedimiento que permite obtener-lo y tambin, a la vez, justificarlo. Pero cabe una digresin. Tenemos derecho a hablarde un mtodo cientfico? El famoso historiador de la ciencia y educador James B.Conant, de la Universidad de Harvard, se burlaba de quienes suponen que existe algosemejante a el mtodo cientfico y, en principio, parece tener razn. Pues entre los m-todos que utiliza el cientfico se pueden sealar mtodos definitorios, mtodos clasifi-catorios, mtodos estadsticos, mtodos hipottico deductivos, procedimientos de me-dicin y muchos otros, por lo cual hablar de el mtodo cientfico es referirse en rea-lidad a un vasto conjunto de tcticas empleadas para constituir el conocimiento. Talvez este conjunto de tcticas se modifique con la historia de la ciencia, ya que con lasnuevas teoras e instrumentos materiales y conceptuales que se incorporan con el co-rrer del tiempo se alteran no slo los mtodos sino tambin la nocin misma de cien-cia. Sin embargo, entre tantas tcticas existen algunas estrategias fundamentales. Porejemplo, si excluimos las ciencias formales como la matemtica y en cierto modo tam-bin las ciencias sociales, y nos referimos exclusivamente a las ciencias naturales co-mo la fsica, la qumica y la biologa, resulta claro que el mtodo hipottico deducti-vo y la estadstica son esenciales para la investigacin en estos mbitos. Aqu hablarde mtodo cientfico sera referirse a mtodos para inferir estadsticamente, construirhiptesis y ponerlas a prueba. Si es as, el conocimiento cientfico podra caracterizar-se como aquel que se obtiene siguiendo los procedimientos que describen estas es-trategias bsicas.

    Disciplinas y teoras cientficas

    Cuando se habla de ciencia, por otra parte, conviene hacer ciertas distinciones. Parainiciar y llevar adelante una discusin es necesario adoptar determinada unidad deanlisis (entre las que se destacar la nocin de teora) y por ello debemos pregun-tarnos qu alternativas se nos ofrecen en este sentido. Conviene pensar en la cien-

    22

    cia en estrecha vinculacin con el mtodo y con los resultados que se obtienen apartir de l, sin necesidad de entrar por el momento en polmicas acerca de la na-turaleza de ste. Ello permite distinguir a la ciencia de la filosofa, el arte y otroscampos de la cultura humana. Sin embargo, hay una unidad de anlisis ms tradicio-nal, la disciplina cientfica, que pone el nfasis en los objetos en estudio y a partirde la cual podramos hablar de ciencias particulares: la fsica, la qumica, la sociolo-ga. Aristteles, por ejemplo, habla de disciplinas demostrativas (las que usan el m-todo demostrativo, que luego comentaremos) y caracteriza cada una de ellas segnel gnero de objetos que se propone investigar. La fsica, por ejemplo, debera sercaracterizada indicando de qu objetos se ocupa, lo cual no es del todo fcil. Tenta-tivamente podramos afirmar que se trata de cuerpos o entidades que se hallan enel espacio y el tiempo reales. La geometra se ocupara de figuras, la biologa de se-res vivos y la psicologa de cuerpos que manifiestan conducta o psiquismo.

    Pero hay buenas razones para creer que este enfoque disciplinar no es realista niconveniente. Los objetos de estudio de una disciplina cambian a medida que lo hacenlas teoras cientficas; ciertos puntos de vista son abandonados o bien, en otro mo-mento de la historia de la ciencia, pueden ser readmitidos. No es lo mismo hablar dela ptica en un sentido tradicional, es decir, como una disciplina que estudia la luz,que hablar de una teora ondulatoria que unifica en una sola disciplina lo que fuerondos: la ptica y el electromagnetismo. Por ello en lugar de pensar en disciplinas pre-ferimos pensar en problemas bsicos que orientan distintas lneas de investigacin. Locual nos lleva a considerar una nueva unidad de anlisis, la teora cientfica.

    Una teora cientfica, en principio, es un conjunto de conjeturas, simples o com-plejas, acerca del modo en que se comporta algn sector de la realidad. Las teorasno se construyen por capricho, sino para explicar aquello que nos intriga, para resol-ver algn problema o para responder preguntas acerca de la naturaleza o la socie-dad. En ciencia, problemas y teoras van de la mano. Por todo ello la teora es la uni-dad de anlisis fundamental del pensamiento cientfico contemporneo. Gran partede este libro estar destinado a aclarar esta nocin, establecer sus propiedades, acla-rar las estrategias que involucran su empleo en la prctica cientfica y en materiatecnolgica.

    Lenguaje y verdad

    Al comienzo de esta introduccin, y a propsito del conocimiento, hemos dicho queste se expresa por medio de afirmaciones, con lo cual tomamos partido en favor deuna aproximacin lingstica a la cuestin. No es la nica. En su anlisis de la cien-cia, ciertos filsofos ponen el nfasis en lo que conciben como un determinado mo-do de pensamiento, especialmente privilegiado: el pensamiento cientfico. Pero elpensamiento es privativo de quien lo crea, y slo se transforma en propiedad socialsi se lo comunica a travs del lenguaje. Sin textos, artculos, papers o clases la cien-cia no sera posible. El lector no se sorprender por tanto de que en este libro adop-temos un enfoque lingstico del fenmeno cientfico, sobre todo en relacin con elexamen de sus productos, por cuanto socialmente la ciencia como cuerpo de cono-

    ~~~------------------- --~_._-- 23

  • cimientos se ofrece bajo la forma de sistemas de afirmaciones. Ello se correspondecon una tendencia caracterstica de este momento de la histora de la cultura, comoes la de privilegiar el papel del lenguaje en el anlisis del arte, de las sociedades odel hombre, y tambin en los campos de la lgica, la matemtica o la teora del co-nocimiento. Por tanto cuando tratemos acerca de conjeturas o teoras cientficas de-bemos entenderlas como propuestas, creencias u opiniones previamente expresadaspor medio del lenguaje.

    Cuando nos referamos a la concepcin platnica del conocimiento empleamos lapalabra "verdad". En ciencia la verdad y la falsedad se aplican a las afirmaciones oenunciados, y no, por ejemplo, a los trminos. Tiene sentido decir que "El cielo esazul" es verdadero o falso, mas no 10 tiene decir que cielo o azul lo sean. Platn exi-ga, como ya sealamos, que para que un enunciado exprese conocimiento debe serverdadero. Intuitivamente esta pretensin parece razonable, ya que nadie admitiraque se pueda ofrecer conocimiento a travs de afirmaciones falsas. Pero la cuestines mucho ms dificil de 10 que aparenta. Como veremos ms adelante, una teoracientfica puede expresar conocimiento y su verdad no estar suficientemente proba-da. Dado que el problema radica en la esquiva significacin de la palabra "verdad",tendremos que aclarar en qu sentido la utilizaremos. No hay obligacin, legal omoral, de emplear la palabra de uno u otro modo. Para la significacin de las pala-bras hay usos impuestos, generalmente ms de uno, pero no hay razn para adhe-rir a la tesis esencialista (y autoritaria) segn la cul cada palabra tiene un signifi-cado privilegiado y autntico en tanto que los dems son espurios.

    En el lenguaje ordinario la palabra "verdad" se emplea con sentidos diversos. Porun lado parece indicar un tipo de correspondencia o isomorfismo entre nuestrascreencias y lo que ocurre en la realidad. Dicho con mayor precisin: entre la estruc-tura que atribuimos a la realidad en nuestro pensamiento y la que realmente existeen el universo. Pero a veces parece estar estrechamente ligada a la idea de conoci-miento, 10 cual podra transformar la definicin platnica en una tautologa: decimos,en medio de una discusin, "esto es verdad" o "esto es verdadero" para significarque algo est probado. En otras ocasiones, curiosamente, "verdad" se utiliza no enrelacin a la prueba sino a la creencia. Decimos: "sta es tu verdad, pero no la ma",con lo cual estamos cotejando nuestras opiniones con las del interlocutor.

    La primera acepcin es en principio la que resulta de mayor utilidad. Provienede Aristteles, quien la presenta en su libro Metafsica, y por ello se la llama "con-cepto aristotlico de verdad". Se funda en el vnculo que existe entre nuestro pensa-miento, expresado a travs del lenguaje, y lo que ocurre fuera del lenguaje, en larealidad. Aristteles se refiere a esta relacin como "adecuacin" o "corresponden-cia" entre pensamiento y realidad. De all que a la nocin aristotlica se la denomi-ne tambin "concepcin semntica" de la verdad, pues la semntica, como es sabi-do, se ocupa de las relaciones del lenguaje con la realidad, que est ms all dellenguaje. La acepcin aristotlica nos resultar muy conveniente para comprenderqu es 10 que hay detrs de ciertas formulaciones del mtodo cientfico y en parti-cular del llamado mtodo hipottico deductivo. Sin embargo, no todos los filsofos,epistemlogos o cientficos estaran de acuerdo en utilizar la palabra "verdad" con lasignificacin aristotlica. En el mbito de las ciencias formales, como la matemtica,

    24

    hay un cuarto y muy importante sentido de la .palabra "verdad": decir, por ejemplo,que una proposicin matemtica es verdadera significa decir que es deductible apartir de ciertos enunciados de partida, fijados arbitrariamente per razones que lue-go examinaremos.

    En 10 que sigue centraremos nuestra discusin en el papel de la ciencia enten-dida como conocimiento de hechos, y en tal sentido la matemtica, aunque tambinser analizada, al igual que la lgica, ser considerada como una herramienta cola-teral que sirve a los propsito de las ciencias fcticas, cuyo objetivo es, precisamen-te, el conocimiento de los hechos. Sin embargo, sta es una palabra que se empleacon muchos significados, y ser necesario aclarar cul de ellos adoptaremos noso-tros. Diremos que un hecho es la manera en que las cosas o entidades se configu-ran en la realidad, en instantes y lugares determinados, Ser un hecho, por tanto, elque un objeto tenga un color o una forma dadas, que dos o tres objetos posean de-terminado vnculo entre s o que exista una regularidad en acontecimientos de cier-ta naturaleza. En los dos primeros casos hablaremos de hechos singulares, pero altercero 10 consideraremos un hecho general. Cuando una afirmacin que se refierea la realidad resulta verdadera, es porque describe un posible estado de cosas quees en efecto un hecho. No utilizaremos la palabra "hecho", por tanto, para la mate-mtica, la lgica y las ciencias formales en general. De acuerdo con esta manera deentender la palabra, una ciencia fctica estudia hechos, y por ende son ciencias fc-ticas tanto la fsica o la biologa como la psicologa, la sociologa o la economa, por-que stas pretenden dar cuenta de hechos que se manifiestan, en cada caso, en undeterminado sector de la realidad. Esto no impide que se puedan distinguir entre sdistintas ciencias fcticas por diferencias metodolgicas o procedimientos particula-res para detectar y caracterizar los hechos. Es posible sostener el punto de vista(que el autor no comparte) de que el conocimiento de los hechos sociales es de na-turaleza muy distinta al de los hechos fsicos o biolgicos, pero ello no quita a la so-ciologa o a la economa su carcter de ciencias fcticas. La denominacin "cienciasdel hombre" alude a que se trata de disciplinas que tratan problemas diferentes delos que abordan las ciencias naturales, pero, en cuanto a los problemas metodolgi-cos que presentan, tambin interviene la cuestin de si el ser humano o su compor-tamiento social son objetos susceptibles de observacin y experimentacin.

    En el mbito de las ciencias fcticas, el concepto aristotlico de verdad pareceindispensable. De manera no rigurosa podemos presentarlo de este modo: se supo-ne que, por las reglas gramaticales, semnticas y lgicas del lenguaje, quien realizael acto pragmtico de afirmar un enunciado pretende describir un posible estado decosas y al mismo tiempo persuadirnos de que ello es 10 que acontece en la realidad.Si dicho estado de cosas realmente acaece, si la descripcin coincide con 10 que su-cede en la realidad, diremos que el enunciado es verdadero. La afirmacin "En eltejado hay un gato" es verdadera si, y slo si, en el tejado hay un gato. Ms ade-lante aclararemos con mayor rigor el uso de trminos tales como proposicin, enun-ciado o afirmacin, pero por el momento los asimilaremos a 10 que los gramticosllaman oraciones declarativas, utilizadas precisamente con el propsito de comunicarque las cosas tienen ciertas cualidades, guardan entre s ciertas relaciones o presen-tan ciertas configuraciones. Es interesante sealar que estas ideas de Aristteles han

  • sido rescatadas en nuestro siglo por el lgico polaco-norteamericano Alfred Tarski,quien logr establecer una definicin formal y rigurosa de lo que el filsofo griegohaba introducido de una manera un tanto vaga. Pero la presentacion de Tarski, aun-que novedosa y precisa, no es ms que una reelaboracin de la concepcin semn-tica de Aristteles, segn la cual la verdad consiste en una relacin positiva e nti-ma entre lenguaje y realidad.

    La nocin aristotlica de verdad no tiene ingrediente alguno vinculado con el co-nocimiento. Una afirmacin puede ser verdadera sin que nosotros lo sepamos, esdecir, sin que tengamos evidencia de que hay correspondencia entre lo que descri-be la afirmacin y lo que realmente ocurre. Tambin podra ser falsa, y nosotros nosaberlo. "Hay otros planetas habitados en el universo" es un enunciado o bien ver-dadero o bien falso, pero en el estado actual de nuestro conocimiento no podemosdecidir acerca de su verdad o falsedad. Esta aclaracin importa pues en el lenguajeordinario hay cierta inclinacin a suponer que si hay verdad hay tambin conoci-miento y prueba, lo cual podra generar graves malentendidos. Por ejemplo, no nospermitira comprender correctamente la fundamental nocin de afirmacin hipotticao hiptesis. Como veremos luego, quien formula una hiptesis no sabe si lo que elladescribe se corresponde o no con los hechos. La hiptesis es una conjetura, unaafirmacin cuyo carcter hipottico radica en que se la propone sin conocimientoprevio de su verdad o falsedad. Uno de los problemas que plantea la investigacincientfica es el de decidir con qu procedimientos, 'si es que los hay, podemos esta-blecer la verdad o la falsedad de una hiptesis. Y conviene aqu recalcar que, des-de el punto de vista del avance del conocimiento cientfico, puede ser tan impor-tante establecer una verdad como una falsedad, es decir, la ausencia de corres-pondencia entre lo que se describe y 10 que realmente acontece. En la historia dela ciencia hay muchos ejemplos de hiptesis falsas que sobrevivieron durante largotiempo hasta que se logr probar su falsedad. Son casos ilustres las que afirman lainmovilidad de la Tierra y el fijismo de las especies.

    En sntesis: es necesario discriminar entre la verdad y el conocimiento de la ver-dad, entre la falsedad y el conocimiento de la falsedad. La operacin de establecersi una afirmacin es verdadera o falsa pertenece al mbito del conocimiento y esposterior a la comprensin del significado atribuido a los trminos "verdad" y "false-dad". Quien toma una fotografa no sabe de inmediato si se corresponde o no conel objeto fotografiado, es decir, si es ntida o est distorsionada. Lo sabr luego deque sea revelada. Pero la fotografa ya ser ntida o distorsionada antes de que elfotgrafo conozca el resultado de esa operacin y pueda asegurar que ha tomadouna buena o una mala fotografa.

    Verificacin y refutacin

    La palabra "verdad" utilizada a la manera aristotlica no debe suponer entonces cues-tiones relativas al conocimiento. Pero ya hemos dicho que hay un uso cotidiano se-gn el cual "verdadero" sera equivalente a "conocido como verdadero" o "probado

    que las cosas son tal como se afirma". Para evitar el riesgo de malentendidos ten-dremos que recurrir a palabras ms adecuadas para sealar que se ha probado laverdad o la falsedad de un enunciado. Son verificado y refutado. Un enunciado veri-ficado es aquel cuya verdad ha sido probada. Si queremos decir que se ha estable-cido su falsedad diremos que el enunciado est refutado. Algunos traductores hanimpuesto los neologismos falsado e incluso falsificado, pero no es necesario recurrira ellos, pues las palabras castellanas "refutar" y "refutado" son suficientemente expl-citas. Lo importante es advertir que los trminos "verificado" y "refutado" se refierena nuestro conocimiento de la verdad o falsedad de una afirmacin. Si una afirmacinest verificada, entonces necesariamente es verdadera, aunque otra afirmacin puedeser verdadera sin estar verificada. Asimismo, una afirmacin refutada necesariamen-te es falsa, pero otra puede ser falsa sin que haya sido refutada.

    Hablar de verificacin o refutacin de un enunciado les resulta un tanto excesivoa ciertos autores, y por ello prefieren emplear otras palabras que reflejan, a su en-tender, una actitud ms prudente con relacin a nuestro conocimiento de la verdado la falsedad. Los partidarios de la lgica inductiva y los estadsticos, de quienes ha-blaremos luego, suelen emplear la palabra confirmacin. Hablan de afirmaciones,creencias, hiptesis o teoras confirmadas. Generalmente, lo que se quiere decir conesto es que podemos depositar en ellas un elevado grado de confianza (por ejemplo,debido a que, luego de ser sometidas a ciertos procedimientos inductivos o estads-ticos, evidencian una alta probabilidad). En caso contrario se hablar de disconfirma-cn. Pero algunos eplstemlogos, entre ellos Karl Popper, no tienen mucha simpa-ta por el inductivismo y los mtodos estadsticos, y entonces utilizan otra palabra,"corroboracin", para indicar que una creencia o una teora han resistido con xitodeterminados intentos de derribarlas y por consiguiente "han mostrado su temple".La corroboracin no supone asignar probabilidades a la creencia o la teora, ni depo-sitar en ellas tales o cuales grados de confianza, sino tan slo haber fracasado al tra-tar de descartarlas. Como veremos luego en detalle, la palabra se adecua a la con-cepcin del mtodo hipottico deductivo que ha propuesto Popper. Por el momento,basta con sealar que el trmino "corroboracin" tiene un sentido mucho ms dbilque "confirmacin". Sera adems necesario disponer de otra palabra cuyo sentidofuese opuesto al de corroboracin, tal como "discorroboracin", pero afortunadamen-te no existe y el autor promete que no utilizar palabra alguna con el significadomencionado.

    Filosofa de la ciencia,epistemologa, metodologa

    A propsito de nomenclaturas, corresponde aclarar el significado de la palabra epis-temologa. Muchos autores franceses e ingleses la utilizan para designar lo que ennuestro medio se llama "teora del conocimiento" o "gnoseologa", es decir, un sec-tor de la filosofa que examina el problema del conocimiento en general: el ordina-rio, el filosfico, el cientfico, etc. Pero en este libro el trmino "epistemologa" serempleado en un sentido ms restringido, referido exclusivamente a los problemas

    27

  • !l conocimiento cientfico, tales como las circunstancias histricas, psicolgicas y.ciolgicas que llevan a su obtencin, y los criterios con los cuales se 16 justificainvalida. La epistemologa sera, entonces, el estudio de las condiciones de produc-n y de validacin del conocimiento cientfico.El epistemlogo se formula una pregunta de crucial importancia para compren-

    sr y analizar la significacin cultural de la ciencia en la actualidad: por qu debe-lOS creer en aquello que afirman los cientficos. No acepta sin crtica el conocimien-, cientfico sino que lo examina del modo ms objetivo posible: para l es igual-lente de inters una teora nueva, contempornea, que las teoras tradicionales que1 su momento tuvieron gran prestancia (como la mecnica newtoniana). Al igualue un filsofo, frente a cualquier teora y con, independencia de que est apoyadaor la tradicin o sea muy reciente, se preguntar por su aparicin como fen6menoistrico, social o psicolgico, por qu hay que considerarla como buena o mala, orles son los criterios para decidir si una teora es mejor o peor que otra. La epis-.mologta es por ello una actividad crtica que se dirige hacia todo el campo de laiencia. La orientacin que le hemos dado a este libro es, precisamente, la de unaiscusin fundamentalmente epistemolgica.Estrechamente vinculada a la epistemologa se halla la filosofa de la ciencia, que

    lgunos autores identifican con aqulla. Sin embargo, no es conveniente hacerlo as,orque la filosofa de la ciencia, como la filosofa en general, abarca muchos proble-ias que no son estrictamente epistemolgicos. Unproblema filosfico sera, por[emplo, tratar de decidir si la realidad objetiva existe o es una ilusin de los sent-os; en este mbito, el filsofo de la ciencia puede interesarse por la cuestin de si1 fsica, por ejemplo, presupone una metafsica peculiar que afirme la existencia dena realidad externa a la subjetiva. Pero ste no es un problema central para la epis-emologa. Se puede sostener que los criterios de validacin de una teora no soniecesariamente dependientes de criterios metafsicos. Es asunto de controversia.Iay quienes admiten que los cnones del mtodo hipottico deductivo son totalmen-e independientes de las opiniones que se sustenten acerca de la realidad objetiva ole las sustancias primarias que constituyen el universo. Para otros no es as. Losnesupuestos filosficos que existen en la ciencia influiran de un modo esencial ena adopcin de ste o aquel criterio epistemolgico. De manera que el trmino "filo-sofa de la ciencia" es ms amplio que el trmino "epistemologa", y sta sera talTez una disciplina independiente de aqulla, si bien las conexiones entre ambas y.as presuposiciones epistemolgicas constituyen de por s asunto del mayor inters510sfico. En ste texto no evitaremos en algunas ocasiones mencionar algunas de:aJes cuestiones filosficas, pero al solo efecto de exponer los criterios epistemolgi-cos utilizados para juzgar a favor o en contra de las teoras cientficas.

    Una tercera palabra que suele compartir un mismo discurso con el trmino"epistemologa" es "metodologa". En general, y a diferencia de lo que sucede conel epistemlogo, el metodlogo no pone en tela de juicio el conocimiento ya obteni-do y aceptado por la comunidad cientfica. Su problema es la bsqueda de estrate-gias para incrementar el conocimiento. Por ejemplo, est fuera de discusin para lmetodlogo la importancia de la estadstica, pues sta constituye un camino posiblepara obtener, a partir de datos y muestras, nuevas hiptesis. En cambio el epistem-

    28

    logo podra formularse, a modo de problema, la pregunta por el pretendido valoratribuido a los datos y muestras.

    El uso de la palabra "metodologa" para referirse al abordaje de problemas epis-temolgicos es sin embargo frecuente. En su famoso libro La lgica de la investiga-cin cientfica, cuya primera edicin data de 1935, Popper se ocupa esencialmentede cuestiones vinculadas con la justificacin de las teoras cientficas y muy poco delos modos de hacer progresar el conocimiento, por lo cual debera ser consideradoautor de un tratado de epistemologa. Pese a ello ciertos lectores, tales como el re-cordado filsofo argentino Vicente Fatone, lo conciben corno un libro cuya temticaes metodolgica. En la acepcin que adoptaremos, epistemologa y metodologaabordan distintos mbitos de problemas, aunque es obvio que el metodlogo debeutilizar recursos epistemolgicos pues, si su inters radica en la. obtencin de nue-vos conocimientos, debe poseer criterios para evaluar si lo obtenido es genuino o nolo es, ya que no podra ser adepto a una tctica que lo llevara a tener por vlido un"conocimiento equivocado". La metodologa; en cierto modo, es posterior a la epis-temologa. Sin embargo, y tal corno sucede con la relacin entre ciencia y tecnolo-ga, a veces un procedimiento metodolgico se descubre casualmente, se emplea porrazones de heurstica y entonces el epistemlogo se ve en la necesidad de justificar-lo en trminos de su propio mbito de estudio.

    Contextos

    Aludiremos finalmente a una importante distincin, muy puesta en tela de juicio enla actualidad, acerca de los diferentes sectores y temticas en los que transcurren ladiscusin y el anlisis de carcter epistemolgico. Hans Reichenbach, en su libro Ex-periencia y prediccin, discrimina entre lo que llama contexto de descubrimiento y con-texto de justificacin. En el contexto de descubrimiento importa la. produccin de unahiptesis o de una teora, el hallazgo y la formulacin de una idea, la invencin deun concepto, todo ello relacionado con circunstancias personales, psicolgicas, socio-lgicas, polticas y hasta econmicas o tecnolgicas que pudiesen haber gravitado enla gestacin del descubrimiento o influido en su aparicin. A ello se opondra porcontraste el contexto de justificacin, que aborda cuestiones de validacin: cmo sa-ber si el descubrimiento realizado es autntico o no, si la creencia es verdadera ofalsa, si una teora es justificable, si las evidencias apoyan nuestras afirmaciones o sirealmente se ha incrementado el conocimiento disponible.

    En primera instancia ambos contextos parecen referirse a problemas indepen-dientes y Reichenbach aboga para que no se los confunda. El contexto de descubr-lTliento estaria relacionado con el campo de la psicologa y de la sociologa, en tan-to que el de justificacin se vincularla con la teora del conocimiento y en particularcon la lgica. Sin embargo, en la actualidad son muchos los filsofos de la cienciaque afirman que la frontera entre los dos contextos no es ntida ni legtima, pues ha-bra estrechas conexiones entre el problema de la justificacin de una teora (y desus cualidades lgicas) y la manera en que se la ha construido en la .oportunidad enque ella surgi. En particular, tal es la opinin de Thornas Kuhn. Si bien este epis-

    29

  • logo reconoce que la distincin an podra ser til, convenientemente reformu-, a su entender los criterios de aceptacin de una teora deben basarse en tacto-tales como el consenso de una comunidad cientfica, de lo cual resultara que loscedimlentos mediante los cuales se obtiene, se discute y se acepta el conocimien-'esultan de una intrincada mezcla de aspectos no slo lgicos y empricos sinobin ideolgicos, psicolgicos y sociolgicos. En tal sentido, Kuhn interpreta que1 separacin entre contextos seria artificial y dara una visin unilateral y distor-lada de la investigacin cientfica. Se trata, sin duda, de una de las polmicas msusas a las que se asiste hoy en da en materia epistemolgica y que comentare-, ms adelante. Anticipamos sin embargo que, pese a que hay argumentos muyidibles por parte de ambos bandos en disputa, en este libro trataremos de mos-o que la distincin de Reichenbach es an vlida y til, y por ello la emplearemoscierta frecuencia.A los dos contextos que menciona Reichenbach se agrega un tercero, el contex-te aplicacin, en el que se discuten las aplicaciones del conocimiento cientfico,utilidad, su beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humanas. Se tra-:le un conjunto de cuestiones que incluso tienen pertinencia para comprender los.blemas propios de los contextos de descubrimiento y de justificacin. El usoctico de una teora, en tecnologa o en otras aplicaciones, tiene alguna conexin1 los criterios para decidir si ella es adecuada o no desde el punto de vista del co-:imiento. En general, las discusiones epistemolgicas' (y en ciertos casos tambinmetodolgicas) pueden llevarse a cabo en cualquiera de los tres contextos, lotI motiva el problema de analizar la eventual relacin entre ellos. Del tema nosiparernos cuando tengamos ocasin de considerar en detalle las caractersticas deltodo cientfico.Aunque los problemas del contexto de descubrimiento y de aplicacin son deorme importancia, tanto terica como prctica, en este texto daremos preferenciasi exclusiva a las cuestiones que ataen al contexto de justificacin. Nuestra preo-pacin principal ser la de indagar acerca de los elementos de juicio por los cua-I una determinada teora cientfica merece ser considerada como conocimiento le-.imo, de los criterios que permiten decidir por una teora en favor de otras y, enneral, de justificar la racionalidad del cambio cientfico. Los contextos de descubri-lento y de aplicacin no sern ignorados, pero su tratamiento en detalle nos obli-ra a la redaccin de otro libro.

    Con el microscopioelectrnico se comprueba ladistribucin regular de lostomos en un cristal de

    platino. Pero, observamosrealmente los tomos

    o simples manchas en unaplaca fotogrfica?

    .L

  • Base emprica y zona terica

    Si bien en este libro discutiremos la problemtica de la ciencia desde un pun-to de vista lingstico, analizando la validez y el significado de los enunciadoscientficos, comenzaremos mencionando un problema de otra naturaleza quetendr notable influencia en ciertos anlisis posteriores. Se refiere a la distincin en-tre objetos y entidades empricas, por una parte, y objetos y entidades tericas, porotra. Esta distincin no es considerada conveniente ni legtima por todos los epste-mlogos contemporneos, algunos de los cuales niegan terminantemente su legitimi-dad. Sin embargo, pese a las controversias que ha originado este tpico, considera-mos que la distincin entre lo emprico y lo terico es muy til, y la discutiremostanto por lo que podemos llamar las aplicaciones positivas de la misma como parapoder entender mejor en qu sentido se dirigen las crticas.

    El origen de la distincin se funda en lo siguiente: la ciencia no es un mero dis-curso sino que, debido a las propiedades semnticas del lenguaje ordinario y aun dellenguaje cientfico, intenta ocuparse de objetos, de cosas, de entidades, de justificarnuestras creencias acerca de ellos y de encontrar incluso regularidades (leyes natura-les) que las involucran. Cuando las disciplinas o las teoras cientficas se ocupan deobjetos, hay que formular una primera distincin. Nuestro conocimiento de algunosde estos objetos es directo, en el sentido de que no exige ninguna mediatizacin deinstrumentos o teoras para que podamos tener conocimiento de ellos. Se ofrecen di-rectamente a la experiencia y por tanto podran denominarse provisoriamente objetosdirectos. Para tornar un ejemplo caracterstico, si al contemplar un instrumento queposee un dial observamos que la aguja coincide con una marca de la escala, entoncesel dial, la aguja, la marca y la relacin de coincidencia pueden considerarse como en-tidades directas, por cuanto se ofrecen sin mediacin a nuestra captacin, a nuestroconocimiento.

    Claro' que no todo objeto del cual se ocupa la ciencia se halla en estas condicio-nes. Ni los tomos, ni el inconsciente, ni la estructura del lenguaje ni los genes po-seen esta cualidad. Para acceder al conocimiento de estas entidades es necesarioproceder indirectamente y justificar nuestra creencia en ellas y en nuestro modo deconocerlas. Podramos decir, provisionalmente tambin, que estamos tratando conobjetos indirectos. Esta distincin entre objetos directos e indirectos tendr conse-cuencias tanto epistemolgicas como metodolgicas, porque se comprende que laedificacin y justificacin del conocimiento no sern anlogas en uno u otro caso. Dehecho, la captacin de entidades no es un fenmeno de nuestra conducta que seofrezca a nuestro conocimiento sin el auxilio de algunos dispositivos, entre los cua-les el principal con que contamos es el lenguaje ordinario. Los trminos y vocabula-rios de ste nos permiten una primera conceptuacin de la realidad.

    La experiencia se nos ofrece como una red muy compleja de elementos, un con-tinuo que hay que dividir y articular para poder concebirlo y operar con l. Esto sehace con auxilio del lenguaje y en general con todo nuestro aparato de pensamien-to. Si stos no fueran los que nosotros poseemos, la divisin y articulacin de la rea-lidad tal como se nos aparece resultara de un modo diferente. Cuando hablamos deobjetos directos hay que entender que su captacin acontece con el auxilio de un

    33

  • arato semntico sin el cual no siempre los objetos que captamos seran los mis-os, Es probable que siglos antes del presente, en que las comunicaciones han in-rconectado estrechamente al mundo, un esquimal trasplantado de pronto a unaan ciudad e instalado en una casa moderna no percibira como objeto directola biblioteca, como s lo hacemos nosotros. Por tanto, hay cierto relativismo y un.mponente cultural en lo que denominamos un objeto directo, pero la actividadentfica se origina en una sociedad, en un momento histrico, en un determinado.ntexto, y al hacerlo de esta manera dispone de un marco lingstico y conceptual-termlnado. aunque ste no sea absoluto e independiente del momento histricode las circunstancias sociales particulares.De cualquier manera, en la historia de la ciencia, el lenguaje ordinario y las des-

    ipciones culturalizadas del mundo que nos rodea son lo suficientemente invariantesuno para que, en la actualidad, lo que se discute acerca del valor del conocimientoentfico en los medios acadmicos o educativos de Europa, Estados Unidos o Lat-iamrica tenga una dimensin comn. Supondremos, entonces, con fundamento,le los objetos directos constituyen un conjunto potencialmente anlogo para todoss centros culturales que puedan plantearse problemas epistemolgicos, y llamare-os base emprica, adoptando una nomenclatura muy en boga en los paises anglosa-nes, al conjunto de los objetos que potencialmente pueden ser conocidos directa-lente. Los dems objetos, acerca de los cuales no negamos que podemos adquirirmocimiento pero que exigen estrategias indirectas yrnediatizadoras para su capta-n, constituirn lo que llamaremos zona terica de las disciplinas o de las teorasentficas, segn la unidad de anlisis que adoptemos.Cuando un objeto, entidad o situacin en la base emprica es conocida, suele de-

    .rse que contamos con un dato. En otro sentido, la captacin de un objeto directouede tambin denominarse una observacin. Como seala el epistemlogo Ernestlagel, lo que puede captarse directamente y que genricamente llamamos observa-in puede corresponder a tres tipos de situaciones. Hay observaciones espontneasue pueden interesar mucho al cientfico, pero que no han sido provocadas por l, yue se ofrecen porque de pronto, quizs inesperadamente, los sucesos ocurren en laealidad de cierta manera. Cuando aparece una nova en el cielo" lo directo es su' as-ecto fulgurante; la atencin se dirige hacia el fenmeno por su intrnseco inters,ero aqul no ha sido provocado por nosotros. En otros casos los datos no han si-o provocados pero ha habido una bsqueda de ellos, y en aquellas disciplinas enas que hay un nmero superabundante de datos es necesario realizar una serie denaniobras epistemolgicas y metodolgicas de control y sistematizacin de acuerdoon ciertas normas que impone el mtodo cientfico. Aqu tambin podemos recurrir, la astronona en busca de ejemplos: no se toman los datos astronmicos como re-ultados de experimentos, pero se dispone de una cantidad suficiente, por ejemplo,le estrellas visibles a ojo desnudo o a travs de instrumentos, como para efectuar-studios estadsticos. De cualquier manera, los datos constituyen en este caso partele la base emprica. Finalmente, cuando la observacin puede ser provocada, y ha-ilamos de experimento, la situacin en cuanto a control y sistematizacin se hace por:ierto mucho mejor, pero ste no es un requisito indispensable ni una condicin ne-:esaria para la aplicacin del mtodo cientfico. Sea como fuere, observacin espon-

    tnea, observacin controlada y experimento son todos aspectos de nuestro conoci-miento de la base emprica Como veremos enseguida, algunos de estos conceptospueden extenderse tambin a la zona terica, pero previamente debemos hacer algu-nas advertencias preliminares.

    Ciertos ejemplos pueden ilustrar lo que estamos diciendo a propsito de la baseemprica y la zona terica. Consideremos el caso de la fsica. Sin duda, cuando ana-lizamos los temas de los que se ocupa un fsico advertimos que se mencionan co-sa~ tales c~l1_l0balanzas, el fiel de la balanza, la aguja, el dial, y se habla de pesas,objetos cotidianos en reposo o movimiento, etctera, los que en determinadas con-diciones corresponden sin duda a la base emprica. Pero se habla tambin de cam-pos elctricos o de partculas elementales, entidades que no se conocan hasta po-cas muy recientes en la historia de la ciencia, es decir, hasta la aparicin de ciertasteoras cientficas o de instrumentos apropiados. No cabe duda de que los camposelctricos y las particulas elementales no son observables, es decir accesibles a lainspeccln directa, y por lo tanto corresponden a la zona terica de la ciencia. Unasituacin totalmente anloga se presenta en qumica: los tubos de ensayo, los me-cheros o el papel de tornasol son directamente observables y corresponderan a labase emprica, pero no ocurre lo mismo cuando se habla de tomos, de valencias,de pesos atmicos o de estructura atmico-molecular. En el caso de la biologa unadistincin anloga es la que existe entre fenotipo y genotipo: en la mayora de loscasos el fenotipo se refiere a una caracterstica observable de los seres vivos (plu-maje de un pjaro, color de una fruta, textura de una semilla); pero el genotipohace referencia a los genes, a los alelos, a los cromosomas, y cuando hablamos deellos sin presuponer el auxilio de instrumentos estamos tratando con entidadesde la zona terica. En el mbito de la lingstica, la distincin que formula de Sau-ssure entre la lengua y el habla corresponde tambin a un enfoque semejante. Lalengua es un aspecto terico y conjeturado del fenmeno lingstico, en tanto que elhabla, en relacin con los fenmenos acsticos, auditivos y la presencia de imge-nes, se halla ms directamente vinculada a la base emprica. Tambin en socio logiapodemos establecer la distincin. Las planillas con que la gente ha respondido a unaencuesta seran sin duda elementos de la base emprica para la investigacin que seha emprendido, pero hablar acerca de la anemia, el conflicto o el estado de violen-cia en el que se encuentra una sociedad sera mencionar entidades de la zona te-rica. En psicoanlisis, incluimos en la base emprica a las actitudes corporales, a losgestos y a las expresiones verbales, mientras que pertenecen a la zona terica el su- .pery, el inconsciente o las fantasas. Claro que no siempre la distincin es clara.Sera interesante discutir, por ejemplo, si la inflacin es un fenmeno vinculado a labase emprica o a la zona terica de la economa. Pero por el momento dejaremosla cuestin de lado.

    Qu importancia tiene, realmente, la distincin entre objetos directos e indirec-tos, ,e~tre observacin directa y objeto inobservable? Desde el punto d vista episte-rnolgico, tendremos que preguntarnos ms adelante por qu creemos que una teo-ra es adecuada o inadecuada, mejor o peor que otra. Y parecera que el elemento~e control es la concordancia o no de la teora con observaciones de .Ia base ernp-nca. Esta es una de sus funciones principales para el conocimiento. Pero la base

    35

  • .nprica se modifica a medida que transcurre la historia, debido al surgimiento deuevos procedimientos tcnicos que nos permiten observar de distinta manera; pormto, los elementos de control para la ciencia se modifican consecuentemente y laistoria de la base emprica repercute tambin en la historia de las teoras cientfi-1S. Otra cuestin que debemos sealar es el distinto grado de nfasis que se pue-e poner en los aspectos empricos y tericos de la ciencia. Desde un punto de vis-1 prctico o tecnolgico, no cabe duda de que la base emprica es primordial y la.ma terica circunstancial. Los problemas tcnicos de la vida diaria estn relaciona-os con la base emprica, con los objetos que nos rodean y las situaciones cotidia-as que ellos nos presentan. Si algn inters depositamos en los objetos tericos,3 porque se relacionan con teoras que, a su vez, nos permiten disponer de nuevos-cursos tecnolgicos para actuar y resolver problemas cotidianos. Pero cuando no'atarnos acerca de problemas prcticos sino del conocimiento y contemplarnos la-alidad desde un ngulo ms filosfico, los objetos tericos adquieren mucha ma-or relevancia. Los grandes fenmenos que dan razn a las leyes bsicas explicati-15 de todo 10 que ocurre en la realidad estn ligados, sin duda, a objetos tericosdes como partculas elementales, campos, etctera. En este sentido, el conocimien-) profundo se vincula con el aspecto terico de la ciencia, y la observacin resulta.ibsidiaria, como elemento de control.

    .a base emprica filosfica

    e comprende que las argumentaciones para justificar un conocimiento relativo a laona terica sern ms intrincadas que las que corresponden a la base emprica. Pe-o para abordar la cuestin necesitaremos distinguir entre tres tipos de base empri-a: filosfica, epistemolgica y metodolgica. Supongamos que una discusin acercael conocimiento tuviera lugar en el mbito de la filosofa. Qu estara en juego?.in duda todo el conocimiento humano. En tal caso deberamos debatir cuestionesales corno la justificacin de nuestra creencia en un mundo exterior a la psiquis on la existencia de otras mentes. En una palabra, si en lugar de discutir temas epis-emolgicos discutiramos temas de teora del conocimiento o gnoseologa, como sea denomina en algunos crculos, nuestra distincin se establecera entre aquello cu-'o conocimiento no deja la menor duda y aquello que, pese a que intuitivamente pa-'ece estar frente a nosotros, merecera una justificacin filosfica. Deberamos funda-nentar, por ejemplo, como exigen muchos filsofos, nuestra creencia en que existenos objetos fsicos. Si se denomina base emprica filosfica al conjunto de todos loslatos indubitables aun para los filsofos, se comprende que esta reunin de objetos'{ entidades sera mucho ms restringida que la que corresponde a la base empricade la ciencia. Los filsofos dudan de muchas ms cosas que aquellas de las que du-dan los epistemlogos. Si se quiere comprender mejor la diferencia, permtasenosimaginar una situacin en la que un psicoanalista amigo quiere convencemos de quede la teora psicoanaltica deriva un procedimiento teraputico muy eficaz para la cu-ra de determinada neurosis. Para ello nuestro amigo comienza a describir la situa-cin en el proceso analtico:

    36 --- ..-.------- .... ~~~~ ...._--._~~_._-~----_._------

    -El paciente es invitado a recostarse en un divn, a relajarse y hacer asociacio-nes libres, un vagar de tema en tema sin ningn tipo de coercin ...

    Pero en este punto 10 interrumpimos:

    -Un momento. Cmo sabe usted que existen cosas tales como el divn y el pa-ciente? Cmo sabe que existen otras mentes, en particular la del paciente?

    De tratarse de un desconocido, sin duda le causaramos una gran sorpresa al ha-cerle estas preguntas. Pero se trata de un amigo, conocedor de nuestras inquietudesfilosficas, y entonces dir:

    -Entiendo perfectamente 10 que usted quiere significar. Pero debemos poner enclaro lo siguiente: para decidir si una teora, en este caso la psicoanaltica, esbuena o mala, no tengo por qu retroceder hasta tales preguntas filosficas bsi-cas y cuestionar todo el conocimiento acerca de la realidad de los objetos inme-diatos. Yo doy por existentes el divn, el paciente y otras mentes. Lo que deboconsiderar es si las hiptesis psicoanalticas explican o no ciertos datos un tantoobvios de la vida cotidiana. Si cuestiono la existencia del divn o del paciente, es-toy retrocediendo a un plano tan anterior de la discusin que ya el problema pe-culiar del psicoanlisis queda fuera de ella. Estara poniendo en tela de juicio to-do el conocimiento, para todas las disciplinas, y entonces debera ocuparme tam-bin de cuestiones tales como por qu creo en la existencia de las montaas ode la Luna.

    Esta respuesta de nuestro contertulio es totalmente adecuada. Ya sealamos quelos problemas que se plantea la filosofa no son exactamente los que se plantea laepistemologa, pues los episternlogos no pretenden criticar y fundamentar todo elconocimiento. Para ellos el tema es por qu tenemos que admitir una teora cientfi-ca desde el punto de vista ms o menos sensato del sentido comn de nuestra acti-vidad cotidiana y del lenguaje ordinario. Por ello, el problema de la base emprica fi-losfica, como hemos llamado al conjunto de datos que para un filosfo estn fuerade discusin, no es un tema que importe especialmente a los propsitos de la epis-temologa y por tanto de este libro.

    Es interesante sealar que no todos los filsofos comparten la conviccin de queexiste una base emprica filosfica, pues, en general, tal tesitura es considerada fun-damentalista. Si bien en algunas etapas de la historia de la filosofa, especialmenteen la poca de auge del empirismo. y del idealismo, se tomaban entidades tales co-mo la sensacin y la percepcin a modo de ejemplos de lo que constituira una ba-se emprica filosfica, muchos filsofos pensaban que en realidad no hay datos segu-ros en parte alguna del conocimiento. De acuerdo con estos crticos, el resultado dela actividad filosfica se parece ms a una descripcin de las interacciones entre lasdistintas partes de la realidad y de nuestros tipos de conocimiento, que a un edificioconstruido desde ciertos cimientos hacia las alturas.

    ---- -------- 37

  • La base emprica epistemolgica

    En determinado momento de la historia, ciertas comunidades humanas comenzarona constituir la ciencia, a efectuar descubrimientos y a construir teoras. Indudable-mente este proceso se origina, como cualquier otro tipo de proceso de conocimien-to, en el anlisis de fenmenos de la vida cotidiana y del comportamiento de losgrupos sociales. En cierto sentido, puede afirmarse que la ciencia es' un fenmenosocilogico vinculado al desarrollo de la historia. Pero cuando el proceso de consti-tucin de la ciencia adquiere un carcter sistemtico, y ello acontece con singularenerga a partir del siglo XVII, se advierte que el punto de partida de los cientficosson datos obtenidos de la experiencia cotidiana, a los que se trata de reinterpretary extender en trminos que van ms all del conocimiento vulgar. Desde esta pers-pectiva, los datos de la base emprica son aquellos que cualquier persona puede ob-tener de la vida cotidiana con el auxilio del lenguaje ordinario, y que estn por tan-to provistos ya de un suficiente poder de conceptuacin bsica. A partir de ellos, elcientfico tratar de formular suposiciones que involucran entidades de la zona te-rica y que permitan justificar nuestras creencias y explicar las regularidades que ha-llamos en la vida cotidiana.

    Estamos, pues, en presencia de un tipo de base emprica que ya no tiene un ca-rcter filosfico como la anterior y a la que llamaremos base empirica epistemolgica.En ella se incluyen los datos obtenidos en la vida cbtidiana de la manera antes indi-cada, y la zona terica ser, en este caso, todo aquello que la discusin cientfica de-ber justificar a travs de inferencias o tambin usando las propiedades de instru-mentos y teoras de las que se vale para obtener conocimiento. El lector reconocerque nuestra distincin entre objetos directos e indirectos, presentada al comienzo deeste captulo, presupone la adopcin de una base emprica epistemolgica y no filo-sfica. Conviene insistir, adems, en que esta base emprica antecede al uso de cual-quier teora cientffica.. porque un epistemlogo, como sealamos en el captulo ante-rior, pone en duda todas las teoras cientficas y analiza crticamente los procedi-mientos de validacin o justificacin de las mismas.

    Desde ya, el lector debe quedar advertido de que las palabras terico y teora seutilizan con distintos significados, que luego analizaremos. Nosotros hablaremos demarcos y presupuestos tericos para referimos a las teoras ya admitidas por el in-vestigador y que son tcitamente utilizadas como auxiliares de la investigacin quese est llevando a cabo. Cuando se aplica a un objeto, terico implica que no perte-nece a la base emprica epistemolgica y que su conocimiento es indirecto, segura-mente facilitado por teoras e instrumentos. Esta nomenclatura es razonable porqu,en cierto modo, los datos de la base emprica epistemolgica son independientes delos marcos tericos. Tambin es verdad que el desarrollo cultural y la experienciafctica ensanchan y aun alteran nuestra base emprica ordinaria. Tal vez por razonesculturales no admitiramos como datos muchas cosas que se admitan como tales enla antigedad. Por otra parte, en la vida cotidiana aparecen datos que un cientficono estara dispuesto a tomar en cuenta y registrar en el curso de una investigacin.la cuestin es del mayor inters y la discutiremos ms adelante. Habr que estable-cer ciertos requisitos adicionales para discriminar entre aquello que se admite en ca-

    38

    lidad de dato y lo que simplemente se considera el resultado de una experiencia co-tidiana sin inters para la ciencia.

    La base emprica metodolgica

    A medida que se desarrolla la ciencia, se incorporan al conocimiento cientfico nu-merosas teoras e instrumentos de observacin. Unas y otros estn estrechamentevinculados. Aceptar los datos que nos proporciona un instrumento implica a la vezaceptar una teora acerca del mismo -,En estas circunstancias ocurre que, cuando uti-. lizamos el instrumento, o a veces meramente una teora, hablamos de observacinen un sentido ms amplio que el que hemos descrito a propsito de la base emp-rica epistemolgica. Quiz sea conveniente ilustrarlo nuevamente con un ejemploimaginario. Ahora no es un psicoanalista sino un bilogo quien conversa con noso-tros. Nos invita a mirar a travs del microscopio y nos dice:

    -Ha llegado oportunamente. Fjese qu interesante clula se puede observar eneste momento.

    Acercamos el ojo al ocular del microscopio y luego de una cuidadosa inspeccinreplicamos:

    -Disculpe usted, pero yo no creo estar observando ninguna clula. Lo que veoes una mancha luminosa, de forma ms o. menos circular, ligeramente hexago-nal, en la que se advierten algunas rayitas grises que parten de los vrtices dela figura.

    Como en el caso del psicoanalista, nuestro comentario causara a un desconoci-do cierta perplejidad. Pero el bilogo est informado acerca de nuestras obsesionesy por ello responde:

    -Lo que usted describe, la mancha luminosa percibida a travs del ocular del mi-croscopio, es un dato epistemolgico, es decir, un elemento de la base empricaepistemolgica. Pero la clula de la que hablo no es un dato sino que est inferi-da. la inferencia se debe a que yo, como bilogo, acepto sin discusin la teoraque legitima el uso del microscopio, y que ha sido justificada y aceptada por ladisciplina llamada ptica. Presupongo la ptica y en particular la denominada "teo-ra de los sistemas pticos centrados". Segn esta teora, la mancha luminosa esuna imagen que se corresponde con un objeto, isomrfico a la mancha, de tama-o muchsimo menor y que se halla en el objetivo. A ese objeto inferido lo llamoclula. Reconozco que estoy haciendo una inferencia con el recurso a una teora,pero yo no cuestiono la fsica. Por tanto, acepto que la clula est presente, quela estoy observando y que estoy hablando acerca de ella.

    ------ ----------------_._------ 39

  • Es evidente que la respuesta del bilogo es totalmente sensata y que se aplica aaciones que se presentan continuamente en el transcurso de una investigacinitica. Si inspeccionamos los textos de fsica elemental comprobamos que, enzhos de ellos, los datos a partir de los cuales se considera que la fsica comien-1 constituirse son presentados como obtenidos a travs de instrumentos tales co-balanzas, densmetros, reglas de medir, cronmetros, etctera. A veces, para in-ir o justificar leyes como la de Boyle-Mariotte, que rige el comportamiento degases en ciertas condiciones, se miden presiones, volmenes y temperaturas, ys resultados de las mediciones tambin en este caso se los llama datos. Pero~no de ellos es un dato emprico en sentido epistemolgico, pues se presuponel su obtencin el uso de algn instrumento y la teora que lo justifica. En este, seran datos epistemolgicos el instrumento en s mismo, como objeto, el lugar.oincidencia entre el nivel de un lquido y una raya en el densmetro o la coin-ncia entre una marca de una regla y el extremo de una barra. Pero si no dispo-os de una teora que legitime el funcionamiento del instrumento de medicin,-llo de lo que se est hablando no es directamente observable, y un ignorante oniembro de una cultura diferente a la nuestra no estara en condiciones de cap-iemejante tipo de datos en condicin de tales.Qu ocurre en esta circunstancia? Estamos ante una situacin ms ligada a laidologa que a la epistemologa, pues el cientifico acepta sin discusin una sereeoras presupuestas que emplear para su investigacin. Su propsito es obtener'os conocimientos a partir de aquellos de los que dispone. Las teoras aceptadas-rmiten inferir conocimientos que nuestro cientifico considera datos, en un sen-que ya no es epistemolgico sino metodolgico. Por eso dichos datos, obten-con el recurso a ciertas teoras que no se cuestionan, forman parte de la llama-ase emprica metodolgica.:s interesante analizar la estructura lgica de la estrategia empleada por el cien-en situaciones como las que estamos analizando. En el caso del microscopio,

    logo conoce una ley: "Percibo una mancha a travs del ocular si y slo si haybjeto mucho ms pequeo pero isomrfico en el objetivo". Su forma lgica eszuiente:

    A si y slo si B

    .qu A resume una descripcin hecha en trminos que aluden a la base ernpri-iistemolgica. Se refiere a la mancha en el ocular y, en general, a cualquier da-iistemolgico obtenible por observacin directa a travs de la experiencia. Enlo B describe lo que sucede en la zona terica, e involucra entidades tales co-~n el caso del microscopio, el objeto pequeo en el objetivo, que no puede ver-simple vista. En general B tratar acerca de magnitudes tales como la presin:iensidad, cuyos valores son obtenidos por medio de instrumentos y pertenecen,anto, a la zona terica. Desde el punto de vista lgico, el enunciado "A si y s-B" es una equivalencia que garantiza la verdad de B si A es verdadero y laid de A si B es verdadero. En este caso, el enunciado vincula la descripcingo que se conoce en la base emprica con algo relativo a la zona terica. Co-eremos ms adelante, los enunciados que establecen una relacin entre el m-

    -----_._--_. __-----------------

    bito de lo emprico y el mbito de lo terico tienen una importancia crucial, y en lajerga epistemolgica se los llama reglas de correspondencia _o bien, si se quiere ?o-ner el nfasis en su carcter hipottico, hiptesis puente. Ouien ha aceptado ya CIer-tas teoras como la teora ptica que fundamenta el uso del microscopio en el casode nuestro bilogo y, en general, quien ha aceptado ya cierto tipo de leyes cientfi-cas, presupone que existen reglas de correspondencia de la fo~a "A si y slo si B",donde A es el componente emprico y B es el componente teonco. Con ello no que-remos decir que A y B tengan igual signficado. El enuncia?o ''A si y slo si B" ,e~. la admisin de que cuando est presente aquello que descnbe A en la base ernpm-ca tambin est presente lo que describe B en la zona terica y viceversa.

    En el caso del microscopio, el bilogo que afirma estar observando una clulahace en realidad un razonamiento que tiene dos premisas y una conclusin. La pri-mera premisa es la regla de correspondencia "A si y slo si B". La segunda es unapremisa emprica que puede denominarse premisa dato: afirma A, es de~ir, en nues-tro ejemplo, la presencia de la mancha vista a travs del ocular. Ahora bien, hay unaregla de razonamiento correcta, conocida desde la antigedad con el nombre de mo-dus ponens, una de cuyas variantes tiene la siguiente forma:

    A si y slo si BA

    por consiguiente: B

    regla que se justifica porque, si se admite la equivalencia entre A y B, cuand~ Asea verdadera, B, la conclusin, tendr necesariamente que ser verdadera tambin.En el caso del microscopio, "A si y slo si B" es la regla de correspondencia quevincula la mancha con el objeto microscpico en virtud de una teora ptica acepta-da, mientras que la segunda premisa A expresa el dato de que est presente la man-cha en el ocular; entonces, por la sola existencia de la regla llamada modus ponens,B, la presencia en el objetivo' del objeto llamado clula, tiene que ser .adm~tida.

    No queremos decir de modo alguno que un cientifico procede en situaciones co-mo sta haciendo conscientemente el razonamiento. Hemos puesto en evidencia loque en realidad acontece en forma totalmente automtica: el razonamiento est im-plcito y lo que se tiene es B como una suerte de resultado instantneo de contarcon la regla de correspondencia y la premisa dato. De manera epistemolgicamenteincorrecta pero muy adecuada desde el punto de vista prctico, conviene, y as lo ha-cen los cientficos, extender el sentido del trmino observacin y admitir que se es-t observando lo que se describe en B: observamos la clula. Cuando nos refiramosa la base emprica metodolgica diremos que hemos hecho una observacin en sen-tido amplio o extenso, para distinguirla de la que describimos a propsito de la baseemprica epistemolgica y que de aqu en ms denominaremos observacin en sen-tido estrecho.

    41

  • .a observacin en sentido amplio

    .n la inmensa mayoria de los casos, la observacin cientfica es observacin en sen-da amplio, 10 cual indica que la labor emprica de los cientficos siempre presupo-e implcitamente un marco terico constituido por todas aquellas teorias ya acepta-as por la comunidad cientfica y que en el momento de la investigacin se consi-eran fuera de discusin. Pero algo similar ocurre en nuestra vida cotidiana. Deci-lOS que observamos un libro, pero, sin embargo, en una teoria rigurosa de la per-epcin deberiamos admitir que lo que vemos en realidad son tres cuadrilteros deistinta textura que convergen en un vrtice. Nadie duda sin embargo que estamosbservando un libro. Porque en toda nuestra experiencia anterior, cotidiana, en laue hemos incorporado un notable conocimiento geomtrico de la realidad y tarn-in leyes acerca del aspecto de ciertos objetos, hemos aprendido que, toda vez questn presentes esos tres cuadrilteros, estamos ante un paraleleppedo y que si,dems, la cara de mayor superficie tiene ciertas inscripciones y las otras dos estnurcadas por finas .rayas, entonces nos hallamos en presencia de un libro. Esta se-'a la regla de correspondencia "A si y slo si B". Y ella, junto con el dato Ade questamos ante esas caras con esas particularidades, nos permite inferir B, es decir,ue tenemos delante un libro. Se trata de una experiencia tan comn que resulta al-o ridculo preguntar ante qu estamos o qu observamos. La respuesta ser nva-iablemente "un libro", porque damos por sentada esa inferencia que nos lleva des-e el dato emprico perceptual hacia el objeto fsico. La cual, desde luego, no podriaer realizada por alguien que no est habituado a tratar con libros.Todo esto muestra que, desde un punto de vista filosfico o epistemolgico, el

    onocimiento de lo que llamamos objetos fsicos en nuestra experiencia cotidiana seifiere a partir de datos perceptuales. En el mismo sentido, en ciencia, los datos de1 base emprica metodolgica son inferidos a partir de los datos de la base ernpri-a epistemolgica. Es muy justficable, por tanto, que se emplee la palabra observa-in en sentido amplio: en trminos metodolgicos; el cientfico habla de observacio-es y datos aunque no formule las distinciones correspondientes, pues lo hace en el.iismo sentido en que 10 hacemos nosotros cuando afirmamos observar libros, obc-seos, filsofos u otros objetos fsicos.

    Como consecuencia de la distincin entre una base emprica epistemolgica ytra metodolgica, se origina una situacin que afecta al modo de conocimiento de)s objetos, y en particular a su observacin. Consideremos en primer lugar la basemprica epistemolgica, en la cual situamos los datos que no hacen uso de teoriasinstrumentos, y que serian, en principio, accesibles a la inspeccin directa. Debi-

    .0 a los problemas que se plantean en esta primera base emprica, en algn mo-lento del desarrollo del conocimiento surgieron las primeras teorias cientficas b-icas con fines explicativos de esta peculiar realidad. Estas teorias proponan leyesel comportamiento de la realidad en esa base emprica y, aceptadas que fueron, ori-'inaron reglas de correspondencia del tipo "A si y slo si B", donde A corresponde1 aspecto emprico y B al aspecto terico. A partir de ellas fue posible extender lasbservaciones y constituir una primera base emprica metodolgica. Ea observacinn sentido amplio permiti por tanto disponer de ms objetos que los que se tena

    2

    antes, es decir, nuevos datos que se entienden como tales a condicin de no cues-tionar las leyes en las que nos hemos basado para inferirlos desde la base empricaepistemolgica. Pero entonces surgen nuevos problemas en la base emprica meto-dolgica, y aparecen nuevas teorias para solucionarlos y nuevas reglas de correspon-dencia del tipo "A si y slo si B", donde A atae a lo emprico u observacional ensentido amplio, y B a nuevos tipos de observacin ampliada, dando lugar a una se-gunda base emprica metodolgica, y as sucesivamente. El resultado semejara unaestructura de "capas de cebolla", cuyo ncleo estara constituido por la base empri-ca epistemolgica BEE y cuyas. capas representaran las sucesivas bases empricasmetodolgicas, BEM]> BEM2, BEM3 .. , que se proponen a medida que evoluciona lainvestigacin cientfica. (Vase la figura.)

    BEMz

    A propsito de esta concepcin, caben dos comentarios. Algunos epistemlogosse oponen a la visin fundamentalista de la ciencia, segn la cual sta se desarrollapor etapas y cada etapa funda las anteriores, y por tanto objetaran la pretensin deencontrar en la historia de una ciencia los pasos de crecimiento que sealamos an-teriormente. Ellos dirian que las ideas cientficas se entrecruzan entre s constante-mente de una forma tal que, en lugar de una estructura estratificada como la quehemos propuesto, corresponderia hablar ms bien de un entretejido algo confuso dehiptesis, teorias y distintos puntos de vista coexistentes. Nuestra creencia, sin em-bargo, es que tal estratificacin es posible, y que ello se pondria en evidencia a tra-vs de una interesante labor de la historia de la ciencia, no entendida en trminosde lo que exactamente ha pasado sino de lo que habitualmente se llama una "re-construccin racional" del desarrollo cientfico. Una investigacin de esta naturalezadaria cuenta efectivamente de cmo se ha constituido la observacin cientfica a lolargo de la historia y permitiria mostrar la pertinencia de la estructura en "capas decebolla" que hemos presentado. Una segunda acotacin que corresponde sealar esque las teorias cientficas no son inamovibles. A veces tienen corta vida y son reem-plazadas en su momento por otras, ya se trate de un simple perfeccionamiento delas existentes o bien de sustituciones revolucionarias, constituidas a partir de ideas

    43

  • otalmente novedosas y hasta incompatibles con las anteriores. Siendo as, la estruc-ura de "capas de cebolla" puede de pronto corromperse, por ejemplo cuando en eliivel de una de las capas se descubre la inadecuacin de alguna teoria. Todo estonuestra lo cual no siempre es evidente, que los cambios tericos en la historia deta ciencia pueden no ser meramente tales, sino que pueden incidir tambin en laprdida de todo aquello que se admiti como observaci? hasta ese momento. Elcampo del psicoanlisis es particularmente adecuado para ilustrar este punto, puestoque en l las teorias son ms cuestionables y coexisten muchas te~~as ~v.ales. Pue-de ocurrir entonces que aquello que se consideraba como observaclOn clnica en de-terminado momento deba dejar de serlo simplemente porque la teoria involucrada enla observacin ha sido descartada. Sin embargo, episodios de esta naturaleza tam-bin se han presentado en el campo de las ciencias ms rigurosas. En los aos in-mediatamente posteriores a la formulacin de la teoria electromagntica por JamesClerk Maxwell, muchos fsicos pensaban que la observacin de fenmenos electro-magnticos era en rigor observacin de las propiedades de un medio material llama-do ter. Pero Juego las teorias clsicas del electromagnetismo fueron descartadas, elconcepto de ter desapareci de la fsica y por tanto ya no se pudo afirmar que selo observaba o que se observaban algunas de sus manifestaciones. Ocurre que la no-cin de observacin en sentido ex