Keynes.pdf

16

Click here to load reader

Transcript of Keynes.pdf

Page 1: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

TEMA 28

JOHN MAYNARD KEYNES

Page 2: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 446

1.- RESEÑA BIOGRÁFICA

John Maynard Keynes (1883-1946) nació y

estudió en Cambridge, de cuya Universidad su padre,

también economista, fue profesor de filosofía y lógica,

administrador y, más tarde, secretario general de la

Universidad. Keynes estudió inicialmente matemáticas,

filosofía y lógica, en el King’s College donde ingresó en

1902; posteriormente se orientó hacia la economía bajo

el influjo de su maestro Alfred Marshall.

Al terminar la universidad, en 1906, hizo

oposiciones para la administración pública; obtuvo plaza

en la India Office. En 1909 aceptó el cargo de profesor

ayudante a sueldo del peculio personal del profesor

Marshall y, luego, de Pigou. Desde entonces hasta su

muerte seguiría vinculado al King’s College de

Cambridge, del que fue tesorero.

De 1911 a 1945 fue director de The Economic

Journal, órgano de expresión de la Royal Economic

Society, de la que fue secretario. En 1913 se le nombró

miembro de la Real Comisión sobre la Moneda y la

Hacienda de la India; allí tuvo la oportunidad de aplicar

sus conocimientos teóricos a la resolución de problemas

prácticos, como sus recomendaciones sobre la elección

del patrón oro.

Durante la I Guerra Mundial, en 1915, el

Tesoro reclamó a Keynes sus servicios, prestándolos en

el negociado de exteriores del Consejo Financiero del

Ministerio de Hacienda y del Tesoro1. En 1917 se le

recompensó confiriéndole el título de caballero de la

Orden del Baño. Al acabar la guerra se le nombró

representante financiero en la Conferencia de la Paz de

París; sin embargo, por discrepancias de pareceres

económico-financieros con sus jefes en la Comisión de

Reparaciones, dimitió de su cargo.

Su dimisión le apartó casi definitivamente de la

1 Se cuenta que fue reuniendo gran cantidad de pesetas, que vendió rápida y especulativamente consiguiendo un descenso en la cotización de la divisa española, muy favorable a los intereses económicos británicos, ya que se mantenía un intenso tráfico comercial con España por ser un país no beligerante (Lekachman, 1966, p. 34).

administración pública. Únicamente al declararse la II

Guerra Mundial el gobierno requirió nuevamente sus

servicios como asesor del ministro de Hacienda y del

Tesoro. También en esta ocasión se le recompensó por

los servicios prestados con el título de barón Keynes de

Tilton en 1942. Antes de finalizar la II Guerra Mundial

se le nombró representante británico en la conferencia

de Bretton Woods para el restablecimiento de un orden

monetario internacional. Keynes presentó el denominado

«Plan Keynes», por parte del gobierno británico, y los

americanos el «Plan White»2 con su propuesta del Fondo

Monetario Internacional y la oferta a Lord Keynes de ser

su primer gobernador. Evidentemente, cada plan

defendía más los intereses de su nación y el peso

específico de Estados Unidos inclinó la balanza hacia la

aceptación básica del Plan White, con las pertinentes

concesiones propias de una negociación.

Las dificultades financieras del Reino Unido

obligaron a Keynes a viajar varias veces a Estados

Unidos para negociar un préstamo3. Un último viaje a

ese país tuvo que hacer poco después de la finalización

de la II Guerra Mundial para asistir, como gobernador

del Fondo Monetario Internacional, a las inauguraciones

de las instituciones acordadas en las conferencias de

Bretton Woods. Unos meses más tarde, en abril de 1946,

moría Keynes de un ataque al corazón en su casa de

Tilton (Sussex).

2.- EL PLAN KEYNES

Según declaración del propio Keynes sobre los

objetivos de su plan: "Necesitamos un quantum de

moneda internacional, que ni esté determinado de una

forma imprevisible e inconsecuente, como, por ejemplo,

por el progreso técnico de la industria del oro, ni sujeto

a grandes variaciones debidas a la política de reservas

en oro de cada país, sino gobernado por los requisitos

2 Harry Dexter White, secretario del Tesoro de los Estados Unidos. 3 3.750 millones de dólares, según dice Lekachman (1966, p. 200).

Page 3: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 447

efectivos y actuales del comercio mundial, y que sea

también susceptible de expansión y contracción

deliberadas para compensar las tendencias

deflacionista e inflacionista de la demanda efectiva

mundial" (citado por Lekachaman, 1966, p. 192).

Como se aprecia en este objetivo, el Plan

Keynes, al pretender instaurar en el ámbito internacional

un sistema monetario fiduciario sujeto a un patrón

dirigido y flexible, se asemeja al sistema Law (Tema 9).

El Plan Keynes comprendía la fundación de una

Unión Internacional de Compensación (o sea, un banco

internacional que, además de conceder créditos, actuara

como cámara de compensación) y la creación de un

dinero contable, el «bancor», en el que se expresarían

los créditos concedidos a los países según la cuota de

giro asignada en función del volumen de su comercio

internacional. En principio, se fijaría en el 75% de la

media de sus exportaciones en los tres últimos años

(Olarra, 1965, p. 271).

Los países miembros se comprometían a

aceptar sin límite los pagos en esta moneda mediante los

asientos contables de acreditación en su cuenta; también

podían solicitar créditos en bancor a la Unión, o a los

paises superavitarios, y entregar oro a la Unión a cambio

de la acreditación en bancor. Sin embargo, la Unión no

pagaría en oro, sólo en la moneda contable; de la misma

forma, los pagos de cada país se realizarían por adeudos

en cuenta (ibídem, p. 272).

El bancor se definiría según un peso de oro,

pero mediante una relación variable para darle

estabilidad y preservarlo de las fluctuaciones de valor

del oro. Si la cotización de éste subía en el mercado

internacional, el bancor (según un cálculo complejo)

disminuiría la definición de su contenido en oro y

viceversa. Se trataba, en el fondo, de conseguir una

unidad de medida del valor invariable (ibídem, p. 272).

A su vez, cada país definiría una paridad fija,

pero ajustable, de su moneda nacional con el bancor,

especialmente durante los primeros cinco años, para que

los países pudieran variar la paridad en caso de

persistentes desequilibrios de sus respectivas balanzas

de pagos (ibídem, p. 272).

La idea de Keynes era que con este sistema

monetario internacional las ganancias del comercio sólo

pudieran usarse para comprar productos a otros países o

conceder créditos; de esta forma se eliminaría la falta de

liquidez mundial causada por el atesoramiento del oro

llevada a cabo por los países con superávit en su balanza

de pagos y que mermaba las posibilidades de aumentar

el comercio mundial y el desarrollo económico (ibídem,

p. 273).

3.- LAS OBRAS MÁS REPRESENTATIVAS

DE KEYNES

Moneda India y Hacienda (1913).

Fue el primer libro de Keynes (anteriormente

sólo había publicado artículos). En él trató el «patrón

divisa convertible» (gold exchange standard), al que

consideró el patrón monetario del futuro. Efectivamente,

fue adoptado por muchos países a partir de 1920

(Spiegel, p. 699). Este patrón consistía en mantener

como reservas del Banco Central una divisa fuerte (por

ejemplo, el dólar) cuyo país tuviera declarada su

convertibilidad en oro; así, en caso necesario se podría

acudir a ese país para convertir en oro su divisa.

Haber trabajado en la India Office y llegar a ser

un experto en finanzas indias le sirvió para su

designación en el ministerio de Hacienda y del Tesoro.

Las consecuencias económicas de la paz

(1919).

Al terminar la I Guerra Mundial Keynes

participó, como representante financiero, en la comisión

inglesa de la Conferencia de la Paz de París. En este

foro, los países aliados negociaron las compensaciones

de guerra que se debían imponer a Alemania para

resarcirse de los ingentes gastos y destrucciones sufridos

durante la guerra.

Page 4: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 448

A punto de concluirse las negociaciones que

culminaron en la firma del Tratado de Versalles (el 28

de Junio de 1919), Keynes dimitió de su cargo por no

estar de acuerdo con las exigencias y los términos en que

debían cumplirse esas compensaciones, llamadas

reparaciones de guerra. Keynes había reiterado en vano

que estaban calculadas por exceso y que su exigencia

provocaría una inflación (Lekachman, 1966, p. 36).

No siendo ya funcionario público se dedicó a

escribir este libro durante el verano y lo editó a finales

de diciembre. En él expone sus opiniones sobre esa "paz

cartaginesa" injusta e imposible de cumplir en la

práctica que establecía el Tratado de Versalles (citado

por Lekachaman, 1966, p. 36). En el Tratado se

acordaba el reparto entre los aliados de las colonias

alemanas; la cesión a Francia de Alsacia y Lorena, la

margen izquierda del Rin y la cuenca del Sarre; la cesión

a Polonia de la Alta Silesia y otros territorios; también

perdía Alemania algunas zonas del norte, pero quedaba

pendiente de plebiscitos su adjudicación a Bélgica,

Dinamarca y Polonia. Una comisión fijaría el reparto de

casi toda la flota mercante y pesquera alemana y la

deuda a largo plazo que Alemania amortizaría

anualmente tanto en especie como en metálico.

Keynes suponía que estas draconianas

condiciones destruirían los pilares de la economía de

Alemania y, si bien podrían impedir su resurgimiento

bélico, sobre todo, le imposibilitarían atender las

reparaciones de guerra. Keynes las había calculado

razonablemente en la cuarta parte de lo que figuraba en

el Tratado de Versalles (Lekachman, 1966, p. 42). Las

estimaciones keynesianas eran que Alemania a lo sumo

podría pagar anualmente el 5% de la deuda, es decir, que

sólo cubriría los intereses. Y ello, a costa de una

reducción de la importación de alimentos y materias

primas cuya escasez sería causa de un incremento

general de los precios. A su vez la producción se

reduciría y, además, Alemania tendría dificultades para

exportar parte de su producción por ser competitiva con

la británica. La consecuencia de todo esto sería una

depreciación de la divisa alemana y una inflación

(ibídem, pp. 42 y 43).

La polémica que el libro de Keynes suscitó le

otorgó gran fama, aunque no exenta de serias

controversias, ataques personales y acusaciones de ser

proalemán (ibídem, p. 36).

La realidad posterior confirmó la tesis de

Keynes cuando, en la década de los 20, Alemania no

pagó las reparaciones y, a causa de una monstruosa

inflación, el marco alemán llegó a valer cero y el sistema

económico alemán llegó a derrumbarse (ibídem, p. 43).

En 1923 el presidente americano, Calvin

Coolidge, designó a Charles Gates Dawes (Premio

Nobel de la paz de 1925) para que, con una comisión de

expertos, formulara una propuesta viable sobre el pago

de las reparaciones sin provocar la quiebra alemana

(ibídem, p. 44).

El Plan Dawes pretendía estabilizar la moneda

alemana poniendo bajo control aliado al Banco Central

alemán (Reichsbank), rebajando drásticamente el pago

anual de las reparaciones y concediendo a Alemania un

cuantioso préstamo, del cual más de la mitad era de

financiación americana (ibídem, p. 44).

El Plan Young de 1929 revisó a la baja la

deuda alemana dejándola en la cifra estimada por

Keynes en su libro; se ampliaba a 58 años el plazo de la

devolución y se fijaba el interés en el 5,5% (ibídem, p.

44). A la vez, este plan exigía la devolución de los

préstamos que Estados Unidos había concedido a los

aliados durante la contienda. Como Alemania apenas

podía vender en el exterior sus productos (por la

animadversión hacia los productos alemanes que los

americanos y británicos fomentaban) no obtenía divisas,

por lo que pagó la deuda con el importe de los créditos

oro concedidos por Estados Unidos; los aliados con ese

mismo dinero recibido de Alemania saldaban la deuda

con los Estados Unidos (ibídem, p. 44). Esta grotesca

situación sólo podía mantenerse con la aquiescencia

americana, pero la situación se hizo insostenible,

Page 5: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 449

después del crac del 29, durante la Gran Depresión. La

extensión por todo el mundo de la crisis económica

trajo, como una de sus consecuencias, el cese de los

pagos de las deudas (ibídem, p. 45).

Alemania, para remontar la depresión y ante la

imposibilidad de exportar, llevó a cabo una política de

pleno empleo incentivando la producción de material

bélico. Esto llevó al rearme que culminó con el estallido

de la II Guerra Mundial.

La vasta polémica que originó el libro de

Keynes contribuyó en gran medida al cambio de actitud

de los aliados, de la intolerancia a la permisividad de los

sucesos económicos y políticos en Alemania. Por ello el

economista belga Etiènne Mantoux (que en 1945 murió

en combate en la II Guerra Mundial) culpó a Keynes del

fatal desarrollo de los acontecimientos en su libro, que

se publicó póstumamente, La paz cartaginesa, o las

consecuencias económicas de Mr. Keynes (1946)

(Spiegel, p. 702).

Tratado sobre la reforma monetaria (1923)4.

Inglaterra estaba dispuesta a restablecer el

patrón oro para remediar los desórdenes monetarios

internacionales acaecidos por las dificultades

económicas de la I Guerra Mundial y su postguerra.

Keynes no era partidario de la adopción de esa

medida porque “el valor del oro ha dejado de ser el

resultado de los regalos fortuitos de la Naturaleza y del

juicio de numerosas autoridades e individuos actuando

de forma independiente”, ahora depende del Consejo de

la Reserva Federal de los Estados Unidos (en cuyas

arcas existía una cantidad ingente de oro) y, a lo sumo,

de los tres o cuatro bancos centrales más poderosos, que

pueden mantener artificialmente cualquier tipo de valor

del oro (cita según la transcripción de Lekachman, 1966,

pp. 72 y 73).

4 En este libro se encuentra su famosa frase "A la larga, todos muertos" (Lekachman, 1966, p. 72), que muchos idiomas la han adoptado, como frase hecha, para hacer hincapié en la necesidad de soluciones eficaces a corto plazo

La rigidez de un patrón oro, para mantener la

paridad de la moneda nacional, exigiría sacrificar la

estabilidad interna de los precios. Para Keynes, uno de

los principales objetivos de la política monetaria era

conseguir dicha estabilidad, aunque con matizaciones:

prefería una ligera inflación a una deflación, porque, de

entre los males que ambas pueden acarrear, es peor el

paro, propio de la deflación, que la injusta redistribución

en contra de los rentistas, propia de la inflación (ibídem,

p. 72). Por eso, Keynes argumentaba que era adecuado

un expreso patrón monetario dirigido y sometido a un

inteligente control estatal. No obstante, en esto Keynes

pasó por alto que la inflación también causa un ahorro

forzoso sufragado por los asalariados en su perjuicio.

Pese a esas razones, poco después, ministro de

Hacienda del gobierno conservador, Winston Churchill,

asesorado por economistas partidarios de la teoría

económica ortodoxa, restablecía el patrón oro con la

paridad de la libra de la anteguerra (ibídem, p. 54).

Las consecuencias económicas de Mr. Chur-

chill (1925).

Es el libro que contiene el análisis de Keynes

sobre las repercusiones de la decisión de Churchill de

restablecer el patrón oro.

Keynes estimaba muy alta la paridad de la libra

por lo que pronosticó dificultades de compensación en la

balanza de pagos ya que los productos británicos

resultarían encarecidos en los mercados exteriores. Este

hecho a su vez arrastraría a la economía británica a

funestos resultados (Lekachman, 1966, p. 54). La

realidad de los acaecimientos futuros se impuso dando la

razón a Keynes: la disminución de las ventas en el

extranjero provocó en Gran Bretaña la acumulación de

excedentes sin vender. Para superar la coyuntura estaba

claro que los productos ingleses debían ser más baratos,

pero el Gobierno, poco innovador, y con el mismo tipo

de asesores que en otras ocasiones, adoptó la medida

clásica de forzar los salarios a la baja para lograr por esa

vía la competitividad de las exportaciones (ibídem, p.

54).

Page 6: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 450

Como reacción contra esta política económica

se desencadenó una huelga general en 1926, a causa de

la cual sobrevino una crisis económica con elevado paro

y gran decaimiento del comercio exterior.

Tratado sobre el dinero (2 vols. 1930).

En esta obra Keynes analiza una amplia gama

de temas relacionados con el dinero: moneda; banca; el

Banco de Inglaterra y sus funciones; números índice;

cambio de divisas; inflación (incluso la de beneficios);

inversiones en el extranjero; efectos del oro español

proveniente de América y otras cuestiones históricas

(Lekachman, 1966, pp. 77 y 78).

El tratamiento de algunos temas, como el

ahorro y la inversión, sus relaciones con el tipo de

interés y sus efectos sobre la actividad económica y el

empleo, ya constituye un anticipo de las posteriores

ideas más elaboradas de su Teoría general. En concreto,

discrepaba absolutamente de la opinión generalizada

sobre la necesaria igualdad entre el ahorro y la

inversión, que, aunque se expresaba en dinero,

pertenecía al campo de la economía real. Sus razones

eran obvias: quienes ahorran son individuos distintos de

los que invierten y no hay ningún elemento económico

que garantice la coincidencia de los resultados de

decisiones totalmente descoordinadas. Keynes no

aceptaba que el tipo de interés fuera ese elemento

económico (como aseguraban los economistas clásicos)

ya que para él el interés era un fenómeno puramente

monetario (ibídem, pp. 78 y 79).

Para Keynes, la inversión es el motor del

desarrollo económico. El ahorro es importante pero por

sí sólo no incrementa la riqueza, ya que puede servir a

este fin o a aumentar el consumo de otras personas.

Cuando la empresa se adelanta tirando del ahorro se

consigue una mejora en la acumulación de la riqueza. En

caso contrario, cuando el ahorro se adelanta a la

inversión, la riqueza languidece (ibídem, p. 80).

Keynes se muestra partidario de una economía

dirigida y controlada por los poderes públicos en

algunos asuntos que el liberalismo económico había

excluido de la actuación gubernamental. Según Keynes,

la libre decisión de la iniciativa privada no lograba

reconducir la economía adecuadamente. Además del

control monetario por los poderes públicos (asumido por

la doctrina liberal), propone la inclusión del tipo de

cambio y la balanza comercial. Esta idea la amplia al

ámbito mundial mediante la institución de una Autoridad

Monetaria internacional (Spiegel, p. 704). Justifica el

intervencionismo público por la necesidad de evitar la

depresión económica, la ociosidad de los recursos y,

sobre todo, el paro.

4.- LA TEORÍA GENERAL

La crisis económica de la posguerra y, sobre

todo, la «Gran Depresión» de 1929, que desde Estados

Unidos se propagó por todo el mundo desarrollado,

supuso una dura prueba para la supervivencia del

capitalismo liberal. Las revueltas sociales, las huelgas y

el desencanto por el sistema económico se generalizaron

dando pábulo a la difusión de las tesis marxistas.

El sistema capitalista, que buscaba una salida

para superar la crisis, encontró su tabla de salvación en

La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

(1936) de Keynes que consiguió no sólo apuntalarlo,

sino revitalizarlo.

La intervención estatal para dirigir la política

económica, que, en realidad, nunca había dejado de

existir dentro de un marco cada vez más liberal y acorde

con los postulados del laissez faire, se había ido

intensificado tanteando soluciones que remediaran las

dramáticas consecuencias del paro creciente. La acción

política, eco de las necesidades sociales, casi siempre

precede a las construcciones teóricas. La Teoría general

de Keynes llegaba en el momento más adecuado para

dar el espaldarazo de nobleza al intervencionismo del

estado en la economía, elevándolo a un alto rango desde

la vileza en que había sido sumido desde los tiempos de

Smith y sin necesidad de romper con el liberalismo

Page 7: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 451

económico. Principalmente, Keynes ofrecía un modelo

que servía de guía para orientarse y salir del tenebroso

abismo de las grandes depresiones económicas por el

que se iba a tientas: los remedios proporcionados por la

teoría neoclásica agravaban más los problemas, antes

que solucionarlos5.

Casi todos los instrumentos analíticos usados

por Keynes habían sido expuestos con anterioridad. Su

genialidad consistió en construir, en el momento

oportuno, un sólido conjunto entrelazando hábilmente

todos esos elementos.

Uno de los pilares del modelo keynesiano,

simple por lo demás, es el multiplicador del empleo de

Kahn (de 1931), sobre cuyos efectos ya había escrito

Keynes en Medios para la prosperidad (1933).

El principio del multiplicador consiste en que

un nuevo gasto del Gobierno (no un gasto sustitutivo)

que promueva empleo adicional genera más empleo

multiplicativamente, induciéndolo por la cadena de

gastos que los nuevos salarios originan. Los gastos y el

empleo no pueden crecer ilimitadamente debido a las

filtraciones que se desvían, en cada eslabón de la cadena

de gastos, hacia el ahorro, el aumento de precios, los

beneficios, las importaciones, la recaudación fiscal, etc.

Keynes estimó el multiplicador entre 1,5 y 2, de suerte

que un nuevo gasto del gobierno que diera empleo

directo a 2 hombres podría inducir empleo indirecto, al

menos, para otro hombre más, así el aumento total del

empleo sería 3= 1,5x2 (Lekachman, 1966, pp. 81 y 82).

La peculiaridad de promover el empleo por este

procedimiento tiene adicionalmente sus ventajas, ya que

gran parte de su financiación se recuperaría a través del

5 Keynes (1925-1926) había publicado El fin del laissez faire (1926), donde evidencia la incompetencia de la iniciativa privada para solucionar los grandes problemas económicos nacionales, como el paro, la adecuación del ahorro y la inversión, el tipo de cambio, la balanza de pagos y la oferta monetaria, y pronostica la intensificación de la intervención del Estado. No obstante, con anterioridad había pronunciado la conferencia ¿Soy liberal? (1925) manifestando sus preferencias por el liberalismo y en Breve visión de Rusia (1925) atacaba la práctica del socialismo adoptada por la U.R.S.S.

ahorro en los subsidios de paro y la mayor recaudación

fiscal sobre el incremento de las rentas. Obviamente, la

promoción del empleo mediante los gastos públicos

moviliza los recursos ociosos y logra un mayor nivel de

utilidad social (ibídem, p. 83).

Los otros pilares de su construcción teórica

fueron las siguientes consideraciones:

Los salarios nominales son rígidos a la baja.

Por consiguiente, a corto plazo: W = Wo

En esta expresión W es la variable que denota

el nivel macroeconómico del salario nominal y

Wo una cantidad concreta. No obstante, esta

hipótesis sólo es fundamental para Keynes en

el corto plazo, y de hecho, al analizar en

profundidad la cuestión de los salarios a largo

plazo, la suprimió

El consumo es una función estable de la

renta real (Y). Generalmente, toda la renta no

suele ser consumida: una parte se ahorra. Así, a

corto plazo, la renta, que se identifica con la

oferta, o producción, global, se gasta según una

determinada propensión al consumo (cuya

relación de funcionalidad se designa por χ). Es

decir, si C representa el consumo: C = χ(Y).

La inversión (I) depende de las expectativas

de los empresarios a través de la eficiencia

marginal del capital (e). O sea, la inversión es

una función de e: I = i (e).

La demanda de dinero (M), o preferencia

por la liquidez, depende de la renta

monetaria (y = PY) y del tipo de interés (i).

Siendo Y la renta real y P el índice general de

precios, el producto PY es el valor monetario

de la renta real. Por tanto: M = µ (PY, i).

Keynes parte de una situación económica con

desempleo, pero no supone que ello necesariamente

implique un desequilibrio económico. Para él, a nivel

macroeconómico, era totalmente posible la igualación de

Page 8: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 452

la oferta global con la demanda global, o sea, estar en

situación de equilibrio, sin que se alcanzara el pleno

empleo de los factores: cualquier nivel de empleo podría

ser compatible con el equilibrio (Keynes, 1936, p. 36).

Podemos interpretar que para Keynes si existía

desempleo la causa era, a corto plazo, la insuficiencia de

la demanda global (consumo más inversión). O sea, las

previsiones de consumo e inversión no retiraban toda la

producción proyectada. Sin embargo, al final del

período las mercancías sin vender constituyen un

incremento de existencias, partida perteneciente a la

rúbrica de la inversión. Se trata de una inversión no

deseada, pero a efectos contables este hecho es

irrelevante; el resultado ex post es que contablemente el

ahorro y la inversión son iguales; sin embargo, hay paro

y, aparentemente, el sistema económico está en

equilibrio.

En la explicación de su sistema económico,

Keynes distinguió dos partes: la real y la monetaria.

La parte real sirve para determinar el volumen

de la ocupación. En ella se trata lo siguiente:

Keynes supuso, a corto plazo, dados la técnica,

los recursos y el costo de los factores (por consiguiente,

el salario es fijo: W = Wo (Keynes, 1936, p. 35)6.

Definió la oferta global [o renta, Y] como “la

producción resultante del empleo de N hombres”, por lo

tanto, Y = Φ(N) (ibídem, p. 33). La demanda global

[D] es el importe de lo que "los empresarios esperan

recibir con el empleo de N hombres": D = f(N) (ibídem,

p. 33). Ambas funciones, O y D, se ilustran en la Figura

didáctica del sistema keynesiano de la página siguiente.

Los empresarios maximizan sus ganancias

cuando la oferta global y la demanda global son iguales,

porque si para un determinado empleo N, “el importe

que se espera recibir [...] D, es mayor que el valor de la

6 La siguiente exposición se hace a base de citas del libro de Keynes, porque se expresa tan bien que difícilmente se puede encontrar una forma más fiel y sencilla de explicar su pensamiento.

oferta global [Y...] los empresarios tendrán un estímulo

para aumentar la ocupación por encima de N [...]. Así,

el volumen de ocupación está determinado por la

intersección de la función de la demanda global y la

función de la oferta global, porque es en este punto

donde las expectativas de ganancia del empresario

alcanzan el máximo” (ibídem, p. 33). Es decir, Y = D,

igualdad que representa la condición del equilibrio.

“Cuando aumenta la ocupación también

aumenta el ingreso global de la comunidad; la

psicología de ésta es tal, que cuando el ingreso real

aumenta, el consumo total crece, pero no tanto como el

ingreso” (ibídem, p. 35). "El consumo dependerá del

nivel del ingreso global y, por tanto, del nivel de

ocupación N” (ibídem, p. 36). O sea, C = χ(N). Además,

el ahorro es el exceso del ingreso sobre los gastos de

consumo (ibídem, pp. 62 y 75); o sea: S = Y – C: Esta

función del ahorro está representada en la Figura.

“Para justificar cualquier cantidad dada de

ocupación, debe existir cierto volumen de inversión que

baste para absorber el excedente de la producción total

sobre lo que la comunidad decide consumir cuando la

ocupación se encuentra en dicho nivel; porque a menos

de que exista este volumen de inversión, los ingresos de

los empresarios serán menores que los requeridos para

inducirles a ofrecer la cantidad de ocupación de que se

trate" (ibídem, p. 35). Esto significa que D = C + I, y,

por lo tanto, que S = I, en el equilibrio.

“Así, dada la propensión a consumir y la tasa

de nueva inversión [que] depende de la relación entre la

curva de eficiencia marginal del capital (e) y el

complejo de las tasas de interés para préstamos de

diversos plazos y riegos” [esto equivale a que I=i(e),

cuya función se ha representado en la Figura] “sólo

puede existir un nivel de ocupación compatible con el

equilibrio, ya que cualquier otro produciría una

desigualdad entre el [valor] de la oferta global de la

producción en conjunto y el [valor] de su demanda

global. Este nivel no puede ser mayor que el de la

ocupación plena, es decir, el salario real no puede ser

Page 9: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 453

menor que la desutilidad marginal del trabajo; pero no

existe razón, en lo general, para esperar que sea igual a

la ocupación plena” (ib, pp. 35 y 36). “Para cada valor

de N hay una productividad marginal correspondiente

de la mano de obra [...] que determina el salario real”

(ibídem, p. 37). Es decir (siendo el salario real el

cociente entre el salario nominal, W, y el índice general

de precios P, y la productividad marginal de la mano de

obra la derivada de la renta respecto del empleo en la

función de oferta global): W/P = dY/dN. Esta función se

encuentra en la Figura didáctica del sistema keynesiano,

bajo la representación de la función de oferta global.

A este sistema descrito por Keynes podemos

añadirle una nueva función implícita en su modelo. Se

trata de la definición del salario nominal en función del

real: (W/P)·P= W0, cuya representación gráfica es una

hipérbola rectangular que permite hallar el nivel de

precios P. Esta función también está en la Figura.

Hasta aquí el modelo macroeconómico de

Keynes consta del siguiente sistema de ecuaciones:

W = W0 (1)

Y = φ (N) (2)

D = F(N) (3)

Y = D (4)

C = χ(N) (5)

D = C + I (6)

I = i(e) (7)

W/P = dY/dN = dφ(N)/dN (8)

Si se despeja I de la (6) y se sustituyen los

valores de D, C e Y, según las ecuaciones (4), (5) y (2)

respectivamente, se obtiene:

I = Y - C = φ(N) - χ(N) (6a)

Figura Didáctica del Sistema Keynesiano

NE N

YE

0

E D

O Y

S SE

YE

0

S Y

e11 eo

e2

e

0

eE

I IE

y0

y2 y1

TL

O€

M

D€

iE

ME 0

i

W0

W1

W2

P

W

PE 0

P

W

E

P

P

W

E

N NE 0

Page 10: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 454

De esta última ecuación se desprende que el

volumen de la ocupación, N, depende de la función de

oferta global φ, de la propensión a consumir χ, y del

volumen de inversión I; o sea:

N = v (Y, χ, I) (6b)

Ésta es la ecuación que determina el empleo en

la situación de equilibrio, ya que se ha obtenido

mediante la (4) que es la condición de equilibrio.

Teniendo en cuenta que, sustituyendo los

valores de la (5) y la (7), la (6) se puede transformar en:

D = χ(N) + i(e) (6c)

y que en el equilibrio Y = D, Keynes afirma (ib., p. 38):

“la propensión a consumir, y el coeficiente de inversión

nueva determinan, entre ambos, el volumen de

ocupación [puesto que por la (2) Y = φ (N)] , y éste está

ligado únicamente a un nivel determinado de salarios

reales -no al revés-” [pues por la (8) W/P = dY/dN].

El anterior sistema de ocho ecuaciones contiene

ocho incógnitas (W, Y, N, D, C, I, e, P), por lo que el

sistema se puede resolver, y constituye lo que Keynes

denomina (ib., p. 36) “la esencia de la teoría general de

la ocupación”. Pero este sistema solo contempla la parte

real de la economía, totalmente desvinculada de la parte

monetaria (que más adelante examinaremos). La Figura

didáctica muestra en línea de puntos rojos la conexión

entre los gráficos correspondientes a la parte real.

Keynes analiza a continuación cómo son las

funciones de consumo e inversión y luego la ilación

entre la parte real y monetaria de la economía.

La función de consumo keynesiana es creciente

y se fundamenta en la propensión marginal a consumir,

que se define como la derivada del consumo respecto a

la renta c = dC/dY ≤ 1 (ibídem, p. 93); c se corresponde

con la propensión marginal al ahorro (s), ya que la suma

de ambas es la unidad: c + s = 1; s = 1 - c.

El multiplicador (m) se deduce de estas

propensiones, de forma que sólo en el supuesto de ser la

función de consumo de primer grado su valor es

constante: m = 1/(1 - c) = 1/s, siendo así que m ≥ 1 (ib,

p. 108)7. La influencia del multiplicador en la renta es tal

que el incremento de la renta Y inducido por otro de la

inversión I es: ∆Y = m ⋅ ∆I (ib., p. 108). El incremento

de la inversión puede estimularse con medidas fiscales

para que lo lleve a cabo la iniciativa privada o, en su

defecto, puede ser realizado directamente por el estado.

Keynes establece el margen de valores entre los

que debe estar la propensión marginal a consumir: tiene

que ser positiva, pero no mayor que la unidad, ya que,

relativamente, de cualquier incremento de renta, el

aumento del consumo no puede ser superior a dicho

incremento, a lo sumo sería igual: ∆C ≤ ∆Y; y por tanto

c = ∆C / ∆Y ≤ 1. Esto, que lo considera muy lógico y

estable a corto plazo, lo matiza a más largo plazo, cuan-

do existe una serie consecutiva de variaciones de la

renta; entonces la propensión marginal a consumir irá

disminuyendo con los sucesivos incrementos de la renta.

O sea: d2C/dY2 < 0 (ib., p. 113); y, por eso, en estas

funciones de consumo de grado superior al primero, el

multiplicador no es constante, por no serlo dC/dY.

Este comportamiento del consumo, atribuido a

una "regla psicológica fundamental de cualquier

sociedad actual", es el que causa un vacío, una brecha,

entre el valor de la producción y la demanda que

provoca un desequilibrio económico, excepto si es

rellenado por la inversión; pero, en consecuencia, ésta

tiene que ir aumentando a medida que crece la renta y el

consumo marginal va decreciendo (ib., p. 94). Por este

motivo, añade Keynes (ib., p. 119) que “si es correcto

nuestro supuesto de que la propensión marginal a

consumir disminuye constantemente según nos vamos

aproximando a la ocupación total, se deduce que cada

vez irá siendo más difícil alcanzar un nuevo aumento en

la ocupación por medio de otro en la inversión”.

7 El multiplicador del empleo de Kahn (m') difiere del multiplicador de Keynes, pero éste demuestra que difiere poco del suyo, incluso en un caso particular llegan a ser iguales (ibídem, p. 109).

Page 11: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 455

Podemos interpretar que para Keynes la

variable estratégica de su modelo es la inversión, que

además se puede manipular y, por tanto, es una variable

exógena (ibídem, pp. 120 a 122). La inversión juega un

papel muy destacado, “ya que cuando el ingreso sube,

el consumo lo hará también, pero menos, [debido] a

esta ley psicológica [...] de aquí se sigue que cuanto

mayor sea el volumen de la ocupación, más grande será

la diferencia entre el valor de la oferta global [Y] de la

producción correspondiente y la suma [C] que los

empresarios esperan recuperar con los gastos de los

consumidores. Por tanto, si no ocurren cambios en la

propensión a consumir, la ocupación no puede

aumentar a menos que al mismo tiempo la inversión I

crezca en tal forma que llene la diferencia creciente

entre Y y C. Por consiguiente, el sistema económico

puede encontrar en sí mismo un equilibrio estable con N

a un nivel inferior a la ocupación completa, es decir, al

nivel dado por la intersección de la función de demanda

global y la función de oferta global" (ibídem, p. 37).

En el estudio de los incentivos a invertir

adquiere una especial relevancia el concepto de

eficiencia marginal del capital (e.m.c.), que define

“como si fuera igual a la tasa de descuento que

lograría igualar el valor presente de la serie de

anualidades dada por los rendimientos esperados del

bien de capital, en todo el tiempo que dure, a su precio

de oferta” (ibídem, p. 125). La e.m.c. (e) se relaciona

con la demanda de inversión (I) mediante una relación

funcional, cuya curva sería decreciente, de forma que

cuanto mayor es I, ceteris paribus, menor será la e.m.c.

Aunque Keynes no lo hizo, nosotros podemos

traducir sus palabras al lenguaje matemático, en el que

llamamos «e» a la e.m.c., «A1, A2, etc.» a las anualidades

de los rendimientos esperados del bien de capital y «PC»

a su precio de oferta:

n

nC

e

A

e

A

e

AP

)1(...

)1(1 221

+++

++

+=

El precio de oferta de un bien es, para Keynes,

“el precio que bastaría exactamente para inducir a un

fabricante a producir una nueva unidad del mismo”

(ibídem, p. 125).

“La tasa de inversión sería empujada hasta

aquel punto de la curva de demanda de inversión en que

la eficiencia marginal del capital en general sea igual a

la tasa de interés del mercado” (ib., p. 126). En forma

de ecuación, esto es:

i = e (9)

Esta igualdad representa una nueva condición

de equilibrio y constituye la conexión entre la parte real

y la monetaria del modelo keynesiano, ya que la curva

de e.m.c. determina la inversión en términos reales y el

tipo de interés es determinado en la parte monetaria. El

nexo entre ambas partes se refleja en la Figura mediante

la línea de trazos azules.

Ahora bien, si las expectativas empresariales

sobre el comportamiento de los precios, u otros factores,

son favorables, la curva de e.m.c. se desplaza en sentido

aumentativo (pasaría de e0 a e2 en la figura), de modo

que se incentivan los deseos de inversión. Sin embargo,

“el efecto estimulante de la expectativa de unos precios

mayores no se debe a que eleven la tasa de interés [...]

sino a que eleva la eficiencia marginal de un volumen

dado de capital” (ib., p. 131). Así es que “El incentivo

para la producción depende de que la eficiencia

marginal de un volumen dado de capital aumente

relativamente a la tasa de interés” (ib., p. 131). La

razón de ello es que el valor actual de la corriente de

rendimientos anuales del bien de capital aumenta cuando

el tipo de interés en el mercado baja respecto a una

e.m.c. dada. Este hecho constituye un incentivo para

invertir mientras siga inalterada (o suba) la e.m.c.,

porque, entonces, el coste de la inversión pasaría a ser

inferior al valor actual de ese flujo de rendimientos. Por

tanto, la relación funcional entre la inversión y el tipo de

interés es decreciente, dI/di < 0.

La parte monetaria del modelo de Keynes

sirve para determinar el tipo de interés.

Page 12: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 456

Para Keynes, el tipo de interés es un elemento

puramente monetario: “es la recompensa por privarse

de liquidez” (ibídem, p. 151) y se obtiene mediante la

interacción de la demanda y la oferta de dinero. Además,

cumple la importante misión de ser el vínculo de unión

entre las partes monetaria y real de la economía.

La concepción de Keynes sobre el tipo de

interés es radicalmente distinta de la concepción clásica

y neoclásica (si se exceptúa a Thornton). A partir de la

consolidación del pensamiento clásico, el tipo de interés

pasó a considerarse como un fenómeno perteneciente a

la economía real y que se determinaba en el mercado de

capitales (o de fondos prestables) obtenidos mediante el

ahorro para con ellos satisfacer los deseos de realizar la

inversión en términos reales. Por tanto, el tipo de interés

se establecía por la oferta de fondos procedentes del

ahorro y la demanda de los mismos proveniente de los

deseos de invertir. La oferta se suponía que era una

función creciente del tipo de interés porque cuanto más

alto fuera éste mayores serían los deseos de ahorrar. En

cambio, la demanda era una función decreciente del tipo

de interés, ya que los deseos de invertir aumentarían si

éste, o sea, el precio de los fondos, descendía.

Esta teoría es criticada por Keynes (ibídem, pp.

158 a 166) quien se basaba en una sencilla razón

(debido a la más pura coherencia lógica de su sistema de

ecuaciones): si existe a corto plazo una propensión

estable a consumir (y, por consiguiente, a ahorrar), de

modo que el consumo (y, en consecuencia, el ahorro) es

una función de la renta global, sólo puede haber un nivel

de ahorro para cada nivel de renta, ceteris paribus. La

teoría clásica presuponía, por el contrario, que para un

nivel de renta existían muchos niveles de ahorro, uno

por cada variación del tipo de interés. Es decir, según

Keynes, si el ahorro es una función de la renta y del tipo

de interés [o sea, S = s(Y,i)], no se puede fijar una curva

que relacione el ahorro y el interés sin haber fijado antes

el nivel de la renta al que se refiere dicha relación.

Gráficamente, esto implica que a cada cambio de la

renta la curva del ahorro (pero ahora como función sólo

del tipo de interés) se desplaza. Y esto es precisamente

lo que ocurre cuando se varía el monto de la inversión,

que varía el nivel de la renta global. Todo el mundo

reconoce, incluso los clásicos y neoclásicos, que un

aumento de la inversión origina un aumento de la renta,

ceteris paribus, pero este hecho se olvida cuando se

traza una curva de ahorro que sólo depende del tipo de

interés y es inamovible ante las variaciones de la renta.

Por estos motivos, concluye Keynes que el tipo de

interés no puede estar determinado por la interacción del

ahorro y la inversión. El tipo de interés se debe a otras

causas: por un lado, depende de la renta, pero ahora se

trata de la renta monetaria en lugar de la renta real que,

hasta aquí, había venido considerando Keynes; y por

otro lado, depende de la oferta y demanda de dinero.

En el análisis monetario el papel dominante

recae en la demanda de dinero, o preferencia por la

liquidez. La oferta de dinero se considera fija a corto

plazo (M0), y, de todas formas, no es una variable

endógena del modelo, ya que “la cantidad de dinero no

está determinada por el público” (ibídem, p. 157). Es el

gobierno quien la determina exógenamente.

En la teoría keynesiana de la preferencia por

la liquidez, las personas demandan dinero por tres

razones (ib., pp. 154, 175 y 176): El motivo transacción.

El motivo precaución. El motivo especulación.

El monto de la demanda de dinero por los dos

primeros motivos depende de la renta monetaria [y=YP],

pero “no es muy sensible a los cambios de la tasa de

interés” (ibídem, p. 154). Estas demandas de dinero se

relacionan con la renta de forma positiva o directa, ya

que cuanta más alta sea la renta de los sujetos tanto

mayor serán las sumas de dinero líquido que necesiten

tener para asegurar su mayor volumen de transacciones y

para guardar en previsión de contingencias inesperadas.

También dependen algo, pero poco, del tipo de interés,

porque si este fuera alto una parte de ese dinero se

dejaría de demandar y se mantendría invertido a muy

corto plazo en inversiones seguras para lucrarse del

rendimiento de esa inversión.

Page 13: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 457

La demanda de dinero por el tercer motivo

(especulación) depende de la renta monetaria y de las

expectativas sobre las variaciones del tipo de interés (ib.,

p. 179). Difiere la ganancia especulativa de la inversora

en Bolsa en que en ésta la ganancia se obtiene por el

rendimiento que proporciona el tipo de interés y en la

especulativa por la diferencia del valor de venta y de

compra de los valores bursátiles propiciada por las

variaciones del tipo de interés. Por especulación el

dinero se demanda para tenerlo disponible en espera del

momento oportuno, según varíen los tipos de interés,

para invertir en bonos, obligaciones, u otros activos

financieros y ganar dinero especulando con ellos en

Bolsa, o sea, comprando y vendiendo valores (ib., pp.

177 y 178). Así es que si el especulador prevé que el

tipo de interés va a bajar se desprenderá de su dinero

comprando títulos bursátiles, porque para él ahora están

baratos respecto a su valor en un futuro inmediato

cuando los venda, tras bajar el tipo de interés y haya

subido su cotización.

La demanda de dinero, por el conjunto de todos

los motivos, depende de la renta monetaria y del tipo de

interés: M = µ(PY,i), siendo esta función decreciente

respecto al tipo de interés y creciente respecto a la renta

monetaria. En su representación gráfica bidimensional,

considerando sólo la relación funcional entre el tipo de

interés y la demanda de dinero, se identifica una curva

decreciente de demanda de dinero por cada nivel de

renta monetaria, de modo que si ésta crece la curva de

demanda de dinero se desplaza en sentido aumentativo

(pasaría de y0 a y2 en la Figura). No obstante, existe un

límite, el marcado por lo que posteriormente Robertson

denominaría la trampa de liquidez [TL en la Figura].

Corresponde este límite a un tipo de interés muy bajo, al

cual la demanda de dinero se convierte en infinitamente

elástica (ib., p. 182). Es decir, si el tipo de interés fuera

muy bajo, el rendimiento de las inversiones dinerarias

sería tan exiguo que, al no compensar, los individuos

preferirían mantener líquido el dinero, y, así acapararían

todo el dinero posible (dicho de otra forma, aumentarían

infinitamente la preferencia por la liquidez) sin que

hubiera ningún deseo de desprenderse del dinero porque

se consideraría ridícula la rentabilidad del mismo en una

inversión a un tipo de interés tan bajo que no merece la

pena (ibídem, p. 185).

La demanda de dinero (M) se encuentra en

equilibrio cuando se iguala a su oferta que, como se dijo,

puede ser considerada fija a corto plazo (Mo). No

obstante, este supuesto no es estrictamente necesario; de

hecho, Keynes (ibídem, pp. 179 y 188) tuvo en cuenta

sus posibles variaciones, ya fuera por la actividad en las

minas de oro (en el caso de un dinero de pleno

contenido metálico), ya fuera por la decisión del

Gobierno de imprimir billetes de banco (en el caso del

dinero fiduciario). El tipo de interés se determina como

resultado de la igualación entre la demanda y esa oferta.

M = µ(PY,i) = Mo (10)

En lo referente a los salarios nominales y

reales, Keynes critica la teoría clásica por sostener la

necesidad de mantener unos salarios flexibles a la baja

en época de crisis porque se creía que, al disminuir los

costes, el precio de las mercancías descendería, las

ventas aumentarían y con ellas el empleo (ibídem, pp.

227 a 229).

Keynes opina que este razonamiento presupone

una neutralidad de los salarios en la determinación de la

demanda efectiva global; o sea, que esta última seguiría

estando en el mismo nivel que antes de la reducción

salarial. Sin embargo, él piensa que la disminución de

los salarios comprometería seriamente el mantenimiento

de la misma cuantía total de la demanda efectiva global.

Como lo más probable sería que esta última descendiera,

debido a la merma de los salarios, se imposibilitaría, o al

menos se dificultaría, la absorción de la oferta, la que,

además, se reduciría al disminuir las ventas (ibídem, p.

229), ya que, por lo general, no se fabrica si no se vende.

Por otra parte, según la experiencia, los salarios

nominales no bajaban a corto plazo, ni tampoco era

deseable que bajaran para dar así estabilidad al nivel de

precios (ib., p. 238). Ahora bien, a corto plazo, como el

Page 14: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 458

aumento de la producción implica una disminución de su

rendimiento marginal, al igual que baja la productividad

marginal del trabajo, el empleo no puede aumentar a

menos que los trabajadores perciban menos salario real

(ib., p. 37). Esto significa que, mientras los sindicatos

procuran mantener los salarios nominales, no habrá más

gente empleada hasta que los salarios reales no hayan

bajado hasta el nivel correspondiente a la productividad

marginal de cada volumen de empleo (ibídem, p. 37).

Estos razonamientos de Keynes avalan la igualdad (8),

anteriormente expresada.

En el modelo keynesiano de la Teoría General

está implícito el nivel general de precios y éste puede

obtenerse tal como se ha visto; pero en otro contexto

distinto, concretamente en su Tratado sobre el dinero

(1930), expuso una fórmula para hallar el nivel general

de precios según nos glosa Harrod (1969, p. 204):

Y

SI

e

WP

−+=

En esta expresión P es el nivel general de

precios; W es la tasa de ingresos por unidad de esfuerzo

humano; e es el coeficiente de eficiencia del trabajo, o

producto por unidad de esfuerzo humano; I es la

inversión nueva en términos monetarios; S es el ahorro

en términos monetarios; e Y es la renta, o producción

nacional, en términos reales. Como I - S equivale a D - P

Y, siendo esta última expresión el exceso de la demanda

global monetaria (D = C + I) sobre la renta monetaria (P

Y) de la producción real (Y), el cociente (I - S) / Y

resulta ser equivalente a la razón existente entre lo que

excede la demanda global en términos monetarios sobre

la renta monetaria y la renta real. El cociente W/e indica

la relación existente entre el incremento de los salarios

monetarios y la productividad del trabajo. Por lo tanto,

habrá inflación o bien porque la demanda global

monetaria sea superior a la renta real, o bien porque el

incremento salarial monetario exceda a la productividad

del trabajo, sin que la subida de uno de estos dos

sumandos sea contrarrestada por el descenso del otro.

Verdaderamente, esta compleja fórmula es una

expresión para determinar un precio; pero no es sencillo

apreciarlo a simple vista. Si nos ayudáramos del análisis

dimensional propuesto por Jevons, deduciríamos que, en

efecto, todas las variables se acaban reduciendo a las

dimensiones de la magnitud que tiene el precio, que es

dinero por unidad de producto.

Volviendo al modelo keynesiano, desde que se

hizo el recuento anterior, con los análisis de los

incentivos a invertir y la preferencia por la liquidez se

han introducido dos nuevas incógnitas (i y M) y dos

nuevas ecuaciones, la (10) que contempla el equilibrio

de la parte monetaria de la economía y la (9) que sirve

de vínculo de unión entre las partes real y monetaria.

El modelo de Keynes, formado por un sistema

de ecuaciones, que tiene el mismo número de ecuaciones

que el de incógnitas, permite resolverse simultáneamente

determinando un equilibrio general. Así, este modelo es

a la macroeconomía lo mismo que a la microeconomía

es el sistema de equilibrio general de Walras.

5.- LA MACROECONOMÍA DESPUÉS DE

KEYNES

Después de publicada la Teoría General, y tras

las críticas iniciales con que fue recibida y las

reticencias para asumirla, el mundo occidental se hizo

keynesiano, no sólo en la práctica de las políticas

macroeconómicas, sino en la teoría: los economistas se

lanzaron a investigar y desarrollar los conceptos de

Keynes y, así mismo, a perfeccionar y ampliar la teoría

keynesiana.

En lo referente a la investigación conceptual,

la conducta del consumidor y la función de consumo

fueron analizadas; se atendió al consumo de los servicios

prestados por un bien antes que al consumo del propio

bien, porque muchos bienes, cuando son duraderos, no

desaparecen en un único uso y siguen satisfaciendo

necesidades utilizándolos reiteradamente. Bajo esta

perspectiva, había que tener en cuenta una estimación

Page 15: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 459

del flujo de servicios consumido, en lugar del flujo

consumido de los bienes; aunque en el caso de los bienes

no duraderos ambos flujos coincidían.

También se prestó atención al consumo

inducido por la renta del año corriente y el consumo del

año motivado por rentas generadas en el pasado o

previstas en el futuro. A este respecto se desarrollaron:

las teoría del consumo según el ciclo vital de Franco

Modigliani (1918), economista norteamericano de

origen italiano, Premio Nobel de economía en 1985 por

sus investigaciones sobre el ahorro y los mercados

financieros; la teoría de la renta relativa de James S.

Duesemberry (1918)8, norteamericano y profesor del

Instituto Tecnológico de Massachusetts y de las

universidades de Michigan y Hardvard; y la teoría de la

renta permanente de Milton Friedman (1912)9 (Tema

29), economista contemporáneo, catedrático de la

Universidad de Chicago y Premio Nobel de economía en

1976 por sus contribuciones a la teoría monetaria.

Se completó el estudio del multiplicador

extendiéndolo al comercio internacional, contemplando

tanto un multiplicador de las exportaciones como otro de

las importaciones.

Paul A. Samuelson (1915), economista

norteamericano contemporáneo, que se tratará con más

detalle en el Tema 29, fue catedrático de la Universidad

de Harvard y Premio Nobel de economía de 1970 por

sus teorías sobre la dinámica económica. Estudió el ciclo

y combinó el principio del multiplicador y el principio

8 Quien en su libro Renta, ahorro y teoría del comportamiento del

consumidor (1949) analiza las relaciones entre el ahorro y el consumo, de modo que el ahorro a largo plazo depende más del nivel social en cuanto a la situación del consumidor en la escala de distribución de la renta que de la renta corriente de periodo; y a corto plazo el ahorro depende principalmente de la renta más alta alcanzada por el consumidor en un pasado relativamente próximo en comparación con la renta actual, existiendo así una tendencia a mantener un mismo nivel de consumo y de nivel de vida con cierta independencia de la renta actual. 9 Quien en su libro Una teoría de la función de consumo (1957) atribuye el consumo a una renta permanente (especie de media de todas las rentas que espera recibir el consumidor a lo largo de su vida) en la que se tiene en cuenta la incertidumbre sobre los ingresos, la riqueza del individuo independientemente de su renta y el número de miembros de la unidad familiar y las expectativas sobre el tipo de interés,.

de aceleración que relaciona las variaciones de la renta

nacional con los cambios del stock de capital (o sea, la

inversión neta), inducidos por un aumento del consumo.

John R. Hicks (véase el Tema 26, epígrafe 7),

aprovechando la idea de la tendencia explosiva que se

deducía de los modelos de Harrod y Domar, desarrolló

una teoría del ciclo económico también basada en los

principios del multiplicador y del acelerador en su libro

Una aportación a la teoría del ciclo económico (1950).

Según este autor, el movimiento explosivo del

auge económico se detiene al alcanzar la producción el

techo impuesto por la máxima capacidad de las

instalaciones productivas que hace detener la inversión.

Y cuando por falta de inversión suficiente surge el

movimiento explosivo en sentido descendente, éste

termina al llegar al suelo impuesto por la necesidad de

efectuar un mínimo de inversión que reponga el capital

destruido o desgastado durante el periodo de recesión.

En lo referente a los perfeccionamientos,

Nicholas Kaldor (Tema 26, epígrafe 4) completó la

macroeconomía keynesiana con una teoría de la

distribución entre beneficios y salarios sobre la que

Keynes nada había tratado.

Harrod y Domar (Tema 27, epígrafe 4)

aprovecharon el concepto de multiplicador para elaborar

una teoría del crecimiento sostenido.

Por otra parte, la teoría estática de Keynes se

desarrolló bajo la perspectiva de modelos dinámicos,

puesto que se prestaba fácilmente a la consideración de

desfases temporales entre el consumo y la renta.

En cuanto a la práctica política de la teoría

keynesiana se postularon teorías para la aplicación de

políticas fiscales y monetarias, con el objeto de alcanzar

el pleno empleo mediante presupuestos deficitarios, con

aumentos o reducciones de impuestos, con gastos

selectivos del gobierno para atender a la calidad de vida

y el bienestar social; estas teorías dieron origen al

denominado «Nuevo Estado del Bienestar».

Page 16: Keynes.pdf

TEMA 28: JOHN MAYNARD KEYNES Prof. Dr. Eduardo Escartín González

ΤΤΤΤ22228888 −−−− 460

BIBLIOGRAFÍA

DUESENBERRY, James S. (1949): Renta, ahorro y teoría del comportamiento del

consumidor; versión en español de Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1967.

FRIEDMAN, Milton (1957):Una teoría de la función de consumo; versión en español de

Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1973.

HARROD, Roy Forbes (1969): El dinero; versión en español de Ediciones Ariel S. A.,

Barcelona, 1972.

HICKS, John Richard (1950): Una aportación a la teoría del ciclo económico; versión en

español de Aguilar, S.A.de Ediciones, Valencia, 1963.

KEYNES, John Maynard (1925-1926): Ensayos de persuasión; en este libro se incluyen,

entre otros, tres artículos de Keynes: «Soy un liberal» (1925; fue una conferencia pronunciada en la

Escuela de Verano del Partido Liberal en agosto de ese año); «Breve panorama de Rusia» (1925); y

«El fin del Laissez Faire» (1926; se basó este ensayo en unas conferencias pronunciadas en Oxford

en noviembre de 1924 y en la Universidad de Berlín en junio de 1926). La versión española se

encuentra editada por Editorial Crítica, S.A., y por Ediciones Folio, S.A., Barcelona, 1997.

KEYNES, John Maynard (1936): Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero;

versión en español del Fondo de Cultura Económica, México, 1970.

LEKACHMAN, Robert (1966): La era de Keynes; versión en español de Alianza Editorial,

S.A., Madrid, 1970.

OLARRA JIMÉNEZ, Rafael (1965): El dinero y las estructuras monetarias; M. Aguilar,

Editor, Buenos Aires, 1965.

SPIEGEL, Henry W.: El desarrollo del pensamiento económico; versión en español de

Ediciones Omega, S.A., Barcelona, 1987.