Kant y Hegel Una Historia Progresista

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KANT Y LA HISTORIA PROGRESISTA ABSOLUTA. Rodríguez Domínguez Cristian Abraham UNAM FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS Filosofía de la historia

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KANT Y LA HISTORIA PROGRESISTA ABSOLUTA.

Rodríguez Domínguez Cristian Abraham

UNAM FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

Filosofía de la historia

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Kant y la historia progresista absoluta.

El propósito del siguiente trabajo es tomar como referencia las concepciones de Emmanuel

Kant sobre la historia, la cual según él, se basa en nueve principios los cuales concibió bajo

una premisa: la base de la historia es la naturaleza humana; esta naturaleza humana es

inherente a los hombres y es lo que permite la realización de una historia. Al tomar como

punto de partida las concepciones de Kant y compararlas con variadas concepciones

psicoanalíticas, el propósito es revisar conceptos clave y evaluar la validez de sus

concepciones de la historia.

Para Kant todo descansa en los designios de la naturaleza, concepto que si observamos bien

tiene tintes similares al de “Dios” pues todo cuanto hay en el mundo deviene de él: “Las

acciones humanas, se hallan determinadas, lo mismo que los demás fenómenos naturales, por

las leyes generales de la Naturaleza”1 Y para él la historia es aquello “que se ocupa de la

narración de estos fenómenos, […] si ella contempla el juego de la libertad humana en

grande, podrá descubrir en él un curso regular, a la manera como eso que, en los sujetos

singulares, se presenta confuso e irregular a nuestra mirada, considerado en el conjunto de la

especie puede ser conocido como un desarrollo continuo, aunque lento de sus disposiciones

originales”2. Por ello podemos ya observar que el desarrollo de la historia es un producto de

las leyes de la naturaleza, por lo tanto inalcanzable a los hombres de manera individual.

Para expresar de una mejor manera esto expondremos brevemente los principios de Kant

sobre la historia, los cuales marcan las directrices de este “plan de la naturaleza” y sus

implicaciones con las dinámicas sociales actuales y algunas concepciones psicoanalíticas:

1 Kant, Emmanuel, Filosofía de la historia, México: FCE, 1979, 15ª reimp. 2013. Pág. 39. 2 Ibíd. Págs. 39-40.

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Primer principio. “Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a

desarrollarse alguna vez de manera completa y adecuada”3. Las disposiciones naturales

tienden a un desarrollo por medio de un canon, que Kant define como Naturaleza. Estas

disposiciones naturales tienen una razón de ser pues, nos dice Kant, de no tener una razón no

existirían. Además de esto tienen que tener una razón de ser puesto que son producto de la

Naturaleza, la cual debe tener un orden pues de ella se sustenta todo. Este principio es

aplicable tanto en la sociedad como en la biología pues en la dinámica de la materia orgánica,

una célula tiene determinada forma en relación a su función, pues es la forma de la célula la

que le permite desarrollar sus capacidades, y tal forma es brindada por la Naturaleza para que

se desarrolle adecuadamente. Siguiendo éste hilo conductor, podríamos también pensar que

las estructuras encefálicas, devenidas de las dinámicas proteínicas en el ADN y éste a su vez

deviene en los cromosomas y los genes, los cuales tienen determinada su función de acuerdo

a su forma y su forma está determinada en relación a su estructura, determina la conducta y

la realización de las potencialidades del hombre (Carlson, 2005).

Segundo principio. “En los hombres (como únicas creaturas pensantes sobre la tierra)

aquellas disposiciones naturales que apuntan al uso de su razón, se deben desarrollar

completamente en la especie y no en los individuos”4. Kant nos dice que la razón se desarrolla

en la especie ya que la vida individual es extremadamente corta, entonces el desarrollo de la

razón progresa conforme el pasar de las generaciones de hombres ya que estos tienen una

vida en extremo corta y como la Naturaleza lo ha dispuesto así, entonces debe ser por una

razón: el desarrollo de la historia es inconsciente para el hombre de forma individual. Este

3 Ibíd. Pág. 42. 4 Ibíd. Pág. 42.

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principio explica el fenómeno de las costumbres sociales y el folklore, pues dichas

tradiciones son el legado de muchas generaciones de razón expuestas en la dinámica de una

sociedad.

Tercer principio. “La naturaleza ha querido que el hombre logre completamente de sí

mismo todo aquello que sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que

no participe de ninguna otra felicidad o perfección que la que él mismo, libre del instinto, se

procure por la propia razón”5 Para Kant las disposiciones que ha dispuesto la naturaleza para

el hombre, su capacidad de razonamiento, debe ser desarrollada por él mismo; pues si bien

la naturaleza lo ha privado de otros instrumentos como garras, la razón le permite desarrollar

el mismo todo tipo de herramientas cuando las necesite y recordando que la Naturaleza tiene

un plan, y nada en ella es fortuito, las disposiciones racionales del hombre son su “piedra de

toque” de interacción con el mundo. Si seguimos la concepción aristotélica de que todo

hombre tiene la inclinación por saber, por hacer uso de su razón, dicho principio resultaría

tan liso y limpio como la seda, pero, a primera vista, se nos podría presenta un problema:

Kant nos dice que el hombre también tiende hacia la economía (y evidentemente podemos

observar tal inclinación en la dinámica social de México, cuando se presenta el nada común

fenómeno de la preferencia por observar un partido de fútbol en lugar de leer un libro) pero

en cuanto observamos detenidamente el siguiente principio kantiano, éste nos habla de que

la sociedad hace que abandone su pereza y se desarrolle en relación a su razón.

Cuarto principio. “El medio de que se sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de todas

sus disposiciones es el ANTAGONISMO de las mismas en sociedad, en la medida en que ese

5 Ibíd. Pág. 44.

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antagonismo se convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquellas”6. El

“antagonismo” al que se refiere Kant es traducido por él mismo como la insociable

sociabilidad que nos dice que las disposiciones naturaleza hacen que el hombre se incline a

socializarse para satisfacer las necesidades del individuo que no puede satisfacer por sí

mismo y, al mismo tiempo, a mantener su Yo individual el cual es enteramente egoísta,

hermético y megalómano, que impone sus creencias, las cuales creen verdaderas. Es esta

pugna ambivalente la que le impulsa a salir de su inclinación natural hacia la pereza, su

tendencia a la economía por medio de la codicia, la envidia, el deseo, etc. Esta pugna es

finalmente ganada por el egoísmo, el cual hace que la insensibilidad sea la piedra de toque

de los individuos y las. Finalmente, para Kant, esto representa la principal virtud del hombre

ya que si se viera privado de esta dinámica el hombre estaría dormido, inactivo, y no habría

ningún progreso. Entonces la tendencia de la sociabilidad, con toda su tendencia a la

competencia hace que la tendencia a saber sea más grande que la tendencia a la economía en

el hombre.

Esta dinámica ambivalente, entre la pasividad y la actividad, es quizá evidente en la dinámica

psíquica individual del sujeto pues en relación a su padre, los individuos tienen emociones

ambivalentes respecto a éste. Freud nos dice que en las culturas primitivas los sujetos

“odiaban al padre que tan violentamente se oponía a su necesidad de poderío y a sus

exigencias sexuales, pero al mismo tiempo, le amaban y admiraban”7, lo cual podemos

observar en la dinámica de los sujetos con sus semejantes en sociedad, pues los odian por

6 Ibíd. Pág. 46. 7 Freud, Sigmund, Tótem y tabú, Madrid: Ed. Alianza, 1967, 4ª ed., 2011. Pág. 185.

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estar en competencia con ellos, pero al mismo tiempo, sin ellos caerían en la inactividad, lo

cual, nos dice Kant, no es el plan de la naturaleza.

Quinto principio. “El problema mayor del género humano, a cuya solución le constriñe la

naturaleza, consiste en llegar a una SOCIEDAD CIVIL que administre el derecho en

general”8 Para Kant el establecer una sociedad civil otorga a los hombres la posibilidad de

abandonar el estado de barbarie y adoptar el desarrollo de todas disposiciones ya que por sí

solos son perezosos y en sociedad, debido a la competencia contextual la cual impulsa al

individuo, éste se ve obligado a desarrollar todas sus capacidades. La sociedad civil impone

un orden hegemónico que fuerza a los hombres a realizarse de la mejor manera posible. Este

principio que se complementa con el siguiente expone la necesidad de una ley superior a los

deseos individuales y como veremos en seguida es inherente a una cuestión psicología de

dominación por parte de una figura de autoridad superior a la del propio individuo.

Sexto principio. “Este problema es también el más difícil y el que más tardíamente resolverá

la especie humana […] [:] el hombre es un animal que, cuando vive entre sus congéneres,

necesita de un señor”9 Nos dice Kant que cuando un hombre se encuentra en sociedad con

muchos individuos iguales a él, éste necesita un señor, el cual le dicta sus limitaciones que

implican que los terceros también las tienen, dado que se someten a una voluntad universal

que lo resguarda de los peligros que implicaría que todos realizaran sus deseos en libertad.

Entonces este señor debe de tener una voluntad justa por sí misma dado que todos la aceptan.

Este concepto es realmente importante pues el psicoanálisis, a través de sus estudios de la

psicodinamia del sujeto, ha reafirmado esta premisa kantiana. Freud, en su análisis sobre las

8 Ibíd. Pág. 48. 9 Ibíd. Pág. 50. Corchetes propios.

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sociedades primitivas, observó que el sujeto inherentemente tiene un modelo a seguir el cual

en la infancia es el padre; posteriormente, cuando el padre ha perdido ya todas sus cualidades

ideales para él (puede ser con la muerte del padre o con fenómenos que le muestran la

humanidad del padre, con todos los defectos que ella conlleva), este traslada tales cualidades

a un ser común: Dios. “la investigación psicoanalítica del individuo nos ha evidenciado que

el mismo concibe a Dios a imagen y semejanza de su padre carnal, que su actitud personal

con respecto a Dios depende de la que abriga con relación a dicha persona terrenal y que, en

el fondo, no es Dios, sino una sublimación del padre”10.

La noción de Freud (más que plausible) está dirigida hacia una concepción de Dios del

cristianismo, donde el "Dios padre" se esclarece por sí mismo. Resulta lícito exponer que las

concepciones similares a las de Dios como son naturaleza, evolución, inconsciente, motor

inmóvil, etcétera, no son del todo aplicables a la presente cita.

Así se ve plasmado admirablemente el principio kantiano: la idealización del padre es lo que

hace necesario el hecho de que cada persona necesite un señor, pues al estar en sociedad el

individuo necesita seguir patrones de conducta y adoptar costumbres morales que después el

habrá de repetir y sus hijos después de él y así infinitamente. Cuando estos patrones de

conducta y tradiciones morales se van expandiendo por la misma relación de los individuos

se genera lo que llamamos comúnmente como folklore.

Séptimo principio. “El problema de la institución de una constitución civil perfecta

depende, a su vez, del problema de una legal RELACIÓN EXTERIOR ENTRE LOS

ESTADOS, y no puede ser resuelto sin este último”11. Para Kant las relaciones entre los

10 Freud, Sigmund, Tótem y tabú, Madrid: Ed. Alianza, 1967, 4ª ed., 2011. Pág. 190. 11 Kant, Emmanuel, Filosofía de la historia, México: FCE, 1979, 15ª reimp. 2013. Pág. 52

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estados suponen la correcta dinámica de las sociedades civiles, pues los estados se comportan

como un hombre individual: existen codicias, envidias, egoísmos e incompatibilidades que

los inclinan hacia la disputa y la guerra y es esta “relación legal exterior entre estados” la que

hace que la sociedad individual renuncie a una libertad brutal y que va dirigida a la paz y la

seguridad. Para Kant las guerras son una forma en la que los estados establecen relaciones o

nuevas modificaciones, ya que no pueden vivir individualmente ni en vecindad con otros.

Esta concepción de la guerra resulta extremadamente interesante, pues si, como dice Kant,

se la observa en pequeña escala es evidente que la misma no implica ninguna tendencia al

progreso pues es un genocidio; pero si se la observa a mayor escala, observando las relaciones

posteriores que se precedieron de la guerra, es posible ya observar que el principio de Kant

es congruente. Y como tal podemos observarlo con la historia de la Organización de las

Naciones Unidas, la cual es una organización internacional fundada tras el término de la

Segunda Guerra Mundial por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la

seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el

progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos.

Octavo principio. “Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto

como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza, para la realización de una

constitución estatal interiormente perfecta, y, CON ESTE FIN, también exteriormente, como

el único estado en que aquella puede desenvolver plenamente todas las disposiciones de la

humanidad”12. La historia del desarrollo de la humanidad es, para Kant, parte del desarrollo

canónico que es debido a la naturaleza, y como tal supone el desarrollo de las potencialidades

del estado de una forma intra y extra estatal, pues como es parte de este plan cosmopolita de

12 Ibíd. Pág. 57.

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la historia humana, este tiende hacia la perfección. De nuevo existe un paralelismo con

concepciones católicas pues tal definición parece igual a la del plan de la providencia (alusión

que el mismo Kant hace en el décimo principio); el desarrollo de una sociedad absoluta13, la

cual es el plan de la Naturaleza, pues tiene como fin el desarrollo máximo de la humanidad

en su conjunto.

Noveno principio. “Un ensayo filosófico que trate de construir la historia universal con

arreglo a un plan de la Naturaleza que tiende a la asociación ciudadana completa de la

especie humana, no solo debeos considerarlo como posible, sino que es menester también

que lo pensemos en su efecto propulsor”14. Referente al principio anterior Kant considera

que esta idea pragmatista evolutiva debe ser considera plausible dado que es ventajosa para

el desarrollo del hombre: la libertad humana es producto del plan de la naturaleza el cual

como ya mencionamos tiene el fin de una realización perfecta. Y según Kant, este desarrollo

es posible bajo un estudio empírico en el desarrollo de las sociedades bárbaras, griega y

romana, donde el desarrollo se ve reflejado en la progresiva creación de constituciones cada

vez más eficientes.

Habiendo ya expuesto los nueve conceptos que Kant expone como la base de la realización

de la sociedad humana bajo el manto de la Naturaleza y además habiendo expuesto los

paralelismos de las concepciones kantianas con conceptos psicológicos, sociales y hasta

biológicos, se hace evidente que las concepciones de Kant, en principio, son altamente

plausibles. Sin embargo los dos últimos principios tienden más hacia una predicción del

desarrollo y camino de las sociedades a partir de su estado actual. Dicho desarrollo no está

13 Llamado así por nosotros en honor a el “gran genio” Hegel; evidentemente se “basó” en este principio para la elaboración de su “original” Espíritu Absoluto. 14 Kant, Emmanuel, Filosofía de la historia, México: FCE, 1979, 15ª reimp. 2013. Pág. 61.

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cimentado en la nada, pues tales pretensiones son el producto de una observación de la

historia a lo largo del tiempo. Y es muy importante que tal observación de la historia formó

como base para la misma muchos elementos básicos de la naturaleza humana, es decir,

elementos a priori del hombre, elementos inherentes a cada ser humano que fue, que es, y

que será, lo cual permite realizar de una forma sólida la pretensión que Kant tiene de la

historia.

Tales elementos a priori del hombre son asombrosamente válidos incluso con los recientes

descubrimientos de las neurociencias y del psicoanálisis y los resultados del trabajo de Kant

pueden dejar con un agradable sabor de boca para quien se preocupe por el desarrollo de la

humanidad, pues evidentemente en la sociedad mundial actual hay más problemas que

elementos moralmente positivos, pero nos inclinamos a apoyar las concepciones kantianas,

pues a pesar de que sus concepciones recaen en conceptos metafísicos como los de la

providencia y del “plan de la Naturaleza”, no le quita su responsabilidad al sujeto de ejercer

sus propias capacidades racionales, y es su responsabilidad la que realizará el plan de la

Naturaleza.

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Bibliografía:

Freud, Sigmund, Tótem y tabú, Madrid: Ed. Alianza, 1967, 4ª ed., 2011. Kant, Emmanuel, Filosofía de la historia, México: FCE, 1979, 15ª reimp. 2013. Neil, Carlson, Fisiología de la conducta, Ed Pearson, México, Pearson 2005.