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cuento escrito por lele guerchu

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  • Justicias

  • Ah andaba el barrio de siempre. Como todos los otoos, las hojas alfombraban el suelo. Una

    quema aromitaziba el aire seco. Era una maana silenciosa, tranquila. No se escuchaba ni se haba

    escuchado un solo ladrido, ruido que le impeda al Gusti dormir hasta el medioda los fines de

    semana. Vestido de visera y una chomba del Madrid, sali a la calle a saludar al sol. Haba

    caminado un buen rato la noche anterior y se durmi algo temprano. Andaba sin un sope, si no, se

    hubiera mandado para el baile a levantar algunas pibas y agarrarse un buen escabio. Haba querido

    tomar unas cervezas pero el quiosco no quiso abrirle a las dos de la maana. Enojado, el Gusti le

    tir una piedra al cartel. Mand algunos textos; alguna guacha iba a picar, solo era cuestin de tirar

    la caa. Escribi unos mensajes pero no hubo respuesta. Al tercer mensaje, la piba le respondi que

    al otro da laburaba temprano.

    Estaba algo fresco. Las nubes tapaban el sol y soplaba viento fro. La camiseta del Real Madrid no

    abrigaba lo suficiente. Adentro, en el patio, florecan las plantas. El fro les va a venir bien, pens

    el Gusti. Emanaban ese olor fuerte y dulce de la savia. Unos pasos a la calle y el paisaje de siempre:

    el valdo de enfrente lleno de basura; el Falcon a la izquierda. No estaba el Escort. El viejo se fue a

    la obra, pens. La calle con sus crteres, las quintas de la otra cuadra. Si bien amenazaba un

    chaparrn, no era un da feo: solo algo nublado y fresco, cosa buena porque floreceran mejor las

    plantas. Volte la cabeza y vio a su primo caminando hacia la esquina.

    -Eh, Gusti, Qu onda amigo? Todo piola?

    -Todo piola guachn, vos, perro, todo tranquilo?

    -Me despert recin; se arm alto bondi en el barrio guacho.

    -Posta? Dnde? Vamos a ver qu pasa.

    -No s. No entend bien. Creo que fue en la casa del Tony.

    -Del Tony? Qu Tony?

    -El Tony Ayala, ese viejo que jugaba al truco con mi viejo en la cantina Ese que decan que era

    violn, te acords? Me parece que quiso violar a una piba y le fueron a cascotear el rancho.

    -Posta, guacho? Vamos a ver. Sabs dnde queda?

    El barrio se estaba poniendo picante. Gente nueva se mudaba a cada rato y se haca difcil

  • conocer a los que llegaban. Saber en qu andaban, si tenan trabajo, si daban vueltas buscando

    changas en la construccin o dar golpes con alguna mala junta. Camino a lo del Tony Ayala, Gusti y

    su primo, se cruzaron con algunas de las chicas que volvan del lugar. Pasaba la Tati seguida de los

    guachitos, uno a upa, los dems pelendose y revolotendole. Gusti vio y salud a los nenes de cara

    sucia por comer algn chupetn y jugar en la tierra. Ella lo salud, le dijo que vena de lo del viejo

    Tony. Volva a su casa a darle algo de comer a los nenes.

    Gusti y su primo siguieron caminando. El Gusti pensaba en la noche anterior. No haba pasado

    absolutamente nada. Haba pateado el barrio. Decidi no visitar al Fede y a lops pibes, reuniones

    que siempre terminaban tomando merca, dando vueltas por la ruta, molestando a algn travesti,

    robando autos o motos. Decidi dar una vuelta solo, respirar un poco del aire fro de la noche.

    -No, boludo! A la Naty se quiso violar el viejo? Est re loco ese, ya haba querido violarse a

    una chica, te acords? Qu onda, qu le estn haciendo?

    -Para m que hasta que no le queman la casa, no paran, y bien merecido se lo tiene el atrevido. Ya

    lo juna todo el barrio al violn. Estuvo en cana nada ms que una semana cuando quiso violar a la

    Gigi Una semana noms! Me voy que estos pendejos de mierda ya se estn poniendo inquietos.

    Ven para ac Luis! Solt esa piedra! Dej de pegarle a tu hermano infeliz! Pendejos de mierda,

    todo el da peleando.

    Nublado y seco, el invierno se acercaba. Gusti y Santi siguieron camino a la turba. Qu bronca

    que la noche anterior no haba conseguido una cerveza. Haba caminado unas cuadras vacas y

    pscuras, a ver si encontraba al menos, alguna chica. Las casas estaban cerradas. Las ventanas

    oscuras. A la cuadra se cruz con el Pipa.

    -Qu onda Pipa, todo tranqui?

    -Gusti, Santi... todo piola amigo?

    -Perro, vos sabs algo de lo que est pasando?

    -S, guachn, el viejo ese... el Tony, est re zarpado en atrevido. A mi hermanita le mostr la pija

    cuando caminaba a casa del colectivo; ya hace un par de meses esto que te digo. Cuando me enter,

    lo fui a cagar a manos. Le ca en la casa y sali con una 22 el gato. Le dije que iba a volver. Ahora

    parece que est todo el barri cascotendole el rancho. El tipo parece que est metido en la casa.

    Vamos que le quemamos todo.

    -Qu viejo violn. No pueden pasar estas cosas en el barrio. Tenemos que hacer algo. Tiene que

    haber algn tipo de justicia.

  • -Encima es amigo de los cobanis el viejo, por eso no le hacen nada.

    -Y qu le van a hacer esos logis? Si vienen al barrio, solo para cobrarle la coima a los tranzas.

    La Tati nos deca que son amigos del viejo, en vez de meterlo lo protegen.

    -Mat a la jermu el loco ese, te acords? La cag matando a golpes y hasta dicen que la enterr

    en el jardn. Fue hace como tres aos. Lo saba todo el barrio. No le hicieron nada.

    -Y ahora est re atrevido el viejo. Parece que quiso violar a la Naty.

    -S, nos enteramos.

    -As no va. Ac no pods hacer lo quers, amigo!, algo tenemos que hacer. Ni los cobanis, ni las

    tortugas hacen nada. Nos cagan a palos todos los das a los pibitos como nosotros, cada tanto nos

    matan a uno para llenar planillas y a este viejo que se quiso violar a medio barrio y mat a la jermu

    lo dejs libre? No, amigo, vamos a hacer justicia. Nos tenemos que proteger entre los vecinos.

    El Gusti, Santi y Pipa llegaban al rancho del viejo Tony. A una cuadra ya se vea la gente

    acumulada. Gusti pensaba que le haba hecho bien la caminata la noche anteiror. Haba tomado aire

    y se estaba relajado, cosa que no lograba haca mucho. Ahora, sabiendo que tena que actuar, estaba

    tranquilo, no arda de bronca como otras veces que lo haban probado y lo haban conocido. Ya se

    vean las hermanas Chamorro, los Villagra, los Aquino, los Almirn. Los pibes, junto a alguna que

    otra seora, tiraban pierdas. Sal, viejo atrevido, le gritaban las hermanas de la Naty. Una de ellas

    escriba con aerosol la pared del frente: Aca bive un violador.

    Entre otras conversaciones, La Rochi (qu linda estaba con el rodete y el buso rosa!) le

    explicaba a alguien: La agarr ah, a la vuelta de la escuela, dice que le meti un par de trompadas

    y la tir contra la pared. Ella gritaba pero no apareci nadie. Ah noms la viol el linyera,

    Fantoche de mierda! Lo van a terminar matando al viejo, y bien merecido que se lo tiene. Alguien

    peg un grito: vamos a comprar nafta. Varios lo siguieron y a los cinco minutos volvan con un

    bidn y se ponan a fabricar molotov. El Gusti no se meti en esa. Estaba nublado el clima y

    amenazaba una lluvia. El fuego no prosperara, adems, no se tena seguridad de que el viejo

    estuviera adentro. Apareci la Juli, la otra hermana de la Naty.

    -Para m que se lo busc el viejo este. Ya era hora de que alguien hiciera algo. Vena haciendo lo

    que se le cantaba el gato este. Se crea impune, viste? No me parece que le quieran quemar la casa.

    A ver si aprende a dejar de violar pendejas y deja de ser tan degenerado.

    -No creo que pase de hoy el viejo. Todos se la tienen jurada.

    -Che, Gusti, si quers comer algo, pasate por casa. Cebate un mate si quers. Tambin hay

    bizcochitos. Fijate que en la tele estn dando no s qu noticia. Est pasando algo en Estados

  • Unidos. No entend bien qu deca porque me vine para ac. A ver si hacemos un poco de justicia.

    Gusti se mand para la casa de la Juli. Justicia, pensaba, justicia popular, justicia por mano

    propia. Ya en la glorieta lo esperaba el mate, el azucar, los Don Satur salados. Miraba la pueblada.

    Y si se escapa por atrs?, pens. Los pibes ya tiraban las primeras bombas. Una logr romper el

    vidrio. Sal viejo hijo de puta!, gritaba alguien. Se ceb otro mate y estirando un poco la cabeza,

    miraba el televisor. La pantalla estaba dividida en seis cuadrados. Levantamientos en las

    principales ciudades de Estados Unidos, deca el epgrafe. Se vean imgenes de lugares

    destrozados. Manifestaciones multitudinarias. Carteles en alto. Policas conteniendo enormes masas

    de personas.

    Afuera, al da le faltaba poco para explotar en chaparrones. Con el viento, las nuebas se fueron

    espesando y el medioda pareca ocaso. Caa alguna que otra gota suelta. La electricidad

    contaminaba el aire, se mezclaba al humo de las molotov que haban entrado en la casa, que

    devoraban las cortinas y los muebles. La tormenta amenazaba. Gusti volvi a la pantalla. Lo que

    mostraba la televisin era similar a lo que vea enfrente. La misma fuerza. La misma destruccin.

    Igual violencia, igual irrealidad. Washington, Nueva York, Los Angeles, Chicago, Philadelphia,

    decan los epgrafes de aquellas imgenes que parecan de pelcula. La gente se haba cansado;

    combata contra la polica que de a poco se una en protesta. En otra ciudad era el ejrcito el que

    haca frente a las multitudes.

    Gusti entr a la casa para escuchar mejor. Una de las imgenes mostraba una crcel tomada. Otra,

    una fbrica que sucumba frente al fuego. Otra, un hipermercado con cristales rotos, siendo

    saqueado. La gente se llevaba los alimentos. Gusti subi el volumen para escuchar mejor:

    Reivindicamos: la situacin en Estados Unidos es crtica. Segn informan los noticieros locales, en

    ms de treinta estados hay protestas, marchas y levantamientos; son quince ya las crceles tomadas;

    se habla de organizaciones obreras, estudiantiles e inmigrantes. Nos informan que no hay relacin

    entre los sucesos y los grupos terroristas musulmanes. 'Nos cansamos de tener miedo', dice uno de

    los carteles; ah podemos ver otro en la pantalla: 'con la excusa de la guerra nos dejan sin arroz'.

    'Abajo la burguesa industrial', dice otro. Parecer ser que una gran marcha devino en estos

    incidentes cuando la polica quiso reprimir. Esto es lo que informan desde distintas ciudades. Con

    las redes sociales, la gente empez a llamar a salir y tomar las calles. Estamos con nuestro

    corresponsal en Nueva York, qu podemos decir de lo hechos aterradores que se estn desatando

    en el gran imperio del Norte?.

  • Evidentemente, Cesar, -contestaba el reportero- esto tiene que ver con la intensa situacin de

    maltrato que ha vivido la sociedad norteamericana en los ltimos aos. Podemos ver que varios

    gremios se levantan contra la patronales, los empleados pblicos contra el estado, los ciudadanos

    comunes contra los polticos. Estamos viendo imgenes nicas que no se han dado nunca en la

    historia con esta magnitud. Asistimos a la cada del statu quo de la nacin que, podemos atinar,

    maneja el orden mundial. Un hecho totalmente sorpresivo y que algunos medios titulan como golpe

    terrorista, pero no podemos negar, segn las imgenes que vemos, que est sucedidendo en todo el

    pas y es la gente, s, las personas comunes, el pueblo que se levantan contra el poder de las

    corporaciones y el estado que las apaa. Podemos asegurar que en momento peligra el orden

    mundial y se esperan repercusiones en todos los pases, ya vemos que mucha gente se empieza a

    juntar en las embajadas de Estados Unidos en apoyo a la protesta que estamos viendo.

    El Gusti apag el televisor. Ceb y tom un ltimo mate. Mir el rancho de Tony Ayala. La lluvia

    creca; el fuego no durara mucho. Un trueno grave retumb el medioda. Vea la puerta de atrs de

    la casa. En eso, un tipo en camisa rosa sali nervioso y torpe por el patio, resbalndose en la

    baldosa, tropezndose con las macetas. Se meti en un agujero del alambrado de la casa vecina,

    tena una 22 en la mano. El Gusti acarici la 38 bajo el pantaln. Justicia, pens para s. Sali a

    buscarlo.