Justicia y Literatura -Jacques Verges

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  • PVP:21,90 976-34-9942-176-6

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  • JACQUES VERGES

    Justicia y literaturaTRADUCCiN DE LOLES OLlVN

    19EDICIONES PENNSULA

    BARCELONA

  • Trulo original: Justue et Iittmture@ Presses Universitaires de France, }ustice el T.. ittratu1'e, 20Il

    Queda rigurosamente prohibida sin autorizacin por escritOdel editor cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacinpblica o rnmsfonnacin de esrn obm, que ser sometida a las sanciones

    establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Espaolde Derechos Reprogrficos, wwv:.cedro.org) si necesit::m fotoropi:uo escanear algn fragmento de esta obra (www.conlicencia.coIll;9172 1970 193 272447)' Todos los derechos reservados.

    P,-imenl edidn: noviemm'e de 2013@ de la traduccin: Loles Olivn Hijos, 2013

    @de esta edicin: Grup Editori:ll 62, S.L.U., 2013Ediciones Pennsula,

    Pedro iPons 9, I Ja Pt:1 oS034-B:[email protected]\\'W.edicionespcninsula.com

    vfCTOR IGUAl, . fotocomposicinBOOKPRIl'.l - impresin

    DEPSITO 1,EGAL:B. 24.997-213ISBN' 978-84-9942-176-6

    P01-a J\.le17em, tiernamente

  • E1

    NDICE

    lo DE LA OBRAJUDIClAL A LA OBRA LITERARIA: UN PARENTESCO

    ~oORMAL. o o o o o o o o o o o o o o o o o o .. o o o 13Antgona, una tragedia en forma de proceso . . . . . . . . 13

    Un ideal pervertido ... o o o . o o 27Juana de Arco, un proceso en forma de tragedia o o 33

    Acto I: Las audiencias pblicas .. o o" o o o... 36Acto Il: Las audiencias secretas o o o o 41Acto IIl: Amenazas y seducciones o o 48Acto IV: La abjuracin y la recada .. o,......... 51Acto V: La hoguera ... o o o o o 56La estela o o . o o o o 59

    n. UNA SIMILITUD DE FONDO: EL EJEMPLO DE JACKEL DESTRIPADOR o o o o o o o o o 61

    Cinco muertes rituales o o 65Los doce rostros de lo desconocido o 71

    El carnicero judo ..... o o o 72El cocinero malayo o o 72El barbero polaco ... o o o o o o o 73El mdico demente o o o 73El mdico demente n.o 2 o o o 74En busca de una mujer o. o" o o' 75La secta satnica. o . o o 76El abogado fracasado o o o 76La venganza de un padre o o o, o.... 77El duque de Clarence o o 78El mdico de la familia real o o o 79La polica real .... o o o o o o o o o 80

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  • JUSTICIAYLITERATURA

    1Il. LOSESCRITORES,JUECESDE INSTRUCCIN...........85 IX.

    Dostoievski dirige la investigacin ................ 85 ~Una vida excepcional ........................ 85Crimen y castigo .............................. 87 l

    Voltaire dirige la contrainvestigacin ............. 103~La lgica del error judicial ................... 104

    El proceso Calas ............................. 107

    IV. CONTRALAVENGANZADELAPARTECIVIL:LAS EUMNIDES DE ESQUILO....................... 121El retorno del talin ............................ 122El arte nos ensea la justicia ..................... 122

    Las Eumnides de Esquilo ..................... 125

    v. LAACUSACIN:CONFORMISMOCAMBIO?.......... 151Pinard, centinela del conformismo ............... 151

    Requisitoria contra Charles Baudelaire ........ 152Requisitoria contra Gustave Flaubert ......... 161

    Saint-Just, fiscal fuera de la ley ................... 165

    VI. LADEFENSA,ENTREPENSAMIENTONICOy REVOLUCIN.175Von Salomon, el juicio de Los proscritos ' 175Los abogados del FLN o la risa del espadachn , 182Speer, estratega judicial: la increble cOllIvencia ., 191

    La felicidad es ciega , 196El pacto con el diablo , 200Tierra quemada , 206Bagatelas para una masacre 29

    VII. BALZAC,JUEZ-COMISARIO:EL SUMARIOBIROTTEAU.. .. 215

    VIII. ELACUSADO,ESEDESCONOCIDO 237Andr Gide, Recuerdos de la Audiencia Provincial. . .. 237Antoine-Julien, entre suceso y mitificacin. . . . . . .. 245El misterio de Violette Noziere . . . . . . . . . . . . . . . . .. 258

    10

    NDICE

    BELLEZADELCRIMEN .El error de Thomas De Quincey .De Gilles de Rais a Barba Azul " .Lady Ana y Jimena .Belleza del crimen .Quin fue Pauline Dubuisson? .

    Il

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    1

    DE LA OBRA]UDIClAL A LA OBRA LITERARIA:UN PARENTESCO FORMAL

    Un expediente judicial es siempre el resumen de una novela, elargumento de una tragedia, la sinopsis de una pelcula. Peroesa tragedia, esa novela y esa pelcula permanecen inconclusas:a unas y a otras les falta un quinto acto, un eplogo o un de-senlace -en definitiva, una coronacin, aunque sea de espi-nas, para que e! drama sea completo.

    Solo los abogados tienen el privilegio de ser a la vez espec-tadores de tal drama, confidentes de! hroe y coautores, yaque acompaan al acusado" lo largo de todo e! proceso y leayudan a hacer frente al quinto acto de su tragedia, al eplogode su novela, al desenlace de su pelcula. Corresponde a lsjueces encamar al ciego destino.

    Puede que a algunos, este parentesco formal entre la obrajudicial y la obra literaria les parezca un sacrilegio y, sin em-bargo, resulta evidente al comparar la tragedia de Antgona,concebida como proceso, y e! proceso a] uana de Arco, que sedesarrolla como una tragedia.

    ANTfGONA, UNA TRAGEDIA EN FORMA DE PROCESO

    El juicio de Antgona es e! ms antiguo de la historia, puestoque se desarrolla en una poca inmemorial, la de los dioses ylos mitos. El registro de una audiencia tiene forma de trage-dia. En cuanto al desarrollo de la tragedia que Sfocles nos halegado, se parece tanto a un juicio que llegan a confundirse.

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  • -- -~-------------;r,. ,..;;===-------------JUSTICIA Y LITERATURA

    El prlogo teatral equivale al debate sobre el procedimien-to que precede a todo debate de fondo. Se u'ata de saber si laley invocada por la acusacin es de aplicacin al caso. Creonte,rey de Tebas, ha ordenado que se rindan honores al cadver deEteocles, muerto defendiendo su patria, pero que se le nie-guen a Polinices, cado cuando la combaa:

    [...] Ha sido anunciado a esta ciudad que ninguno de sus miem-bros lo honre dndole sepultura ni lo llore, sino que lo deje sinenterrar, de suerte que se pueda ver su cadverdevorado y mal-tratado por avesrapacesy por perros.'

    y el coro de aprobacin, en eso parecido a la opinin pblica,siruada siempre al frente de la acusacin, al menos al inicio detodo juicio: (. ..] en ti est poner en prctica cualquier norn~atanto en relacin con los muertos como con todos los que V1-vimos. polinices, como tantos otros despus de l, ser juzga-do indefendible. Salvo para Angona, que plantea la cuestinde la jerarqua del deber.

    Sin embargo, no le compete en absoluto [a Creonte] separarmede lo que es mo. [...] Se trata de mi hermano, y tambin deltuyo aunque no quieras. Pues, al enterrarlo, no resultar convic.ta de haber cometido una traicin.'

    El debate sobre el procedimiento acaba sin resolverse. Hoy enda, diramos que se tratar en la vista previa. A continua-cin se da lectura de la manera ms clsica del mundo al pro-,ceso verbal, el de la custodia y la detencin de los acusados poruna pareja de guardias, engredos y torpes a la vez, representa-dos aqu por los soldados de Tebas.

    l. Sfocles,Alltigonf, en Tragdies, t. 1, Pars, Les BeHes Lenres, CUFIGuillaume Bud, 2002. La traduccin al t:astel1ano de la ohra original quese sigue en adelante corresponde a: Esquilo, Sfocles, Eudpides. Obras cample-

    tI/J, Ctedf:l, Madrid, 2004.2. dem.

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    11I

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    Cuando los guardias descubren el cuerpo de Polinices cu-bierto de polvo seco, como corresponde a los antiguos ritosfunerarios, se quedan perplejos al no hallar indicio alguno,ningn rastro de laya o de rastrillo, ni la menor huella de unanimal. Estn absolutamente intrigados y asustados porquesaben que la sospecha puede recaer tambin sobre uno deellos. Finalmente, deciden informar de los hechos ante el rey:

    GUARDIN. [...] y aqu me encuentro con vosotros, sin que yolo deseara ni vosotros tampoco, evidentemente!, pues nadiegusta de un Jnensajero que anuncia malas noticias.

    l...]CREONTE. No sobesque tombin ahora me estsmolestandocon rus palabras?

    GUARDIN. Temolcstas por su simple sonido o por su conte-nido?

    CREONTE. Qu tienes que determinar t dndc est mi ailic-cin?

    [...]

    Aydem, se ve que 10 eres ya de nacimiento, qu cosams char-latana'

    GUARDIN. -S, pero lo que es esa accin jomsla hice yo.

    CREONTE. Cmo! Ylo que es ms:vendiste tu almapor unossimplesmonedas"

    Para e\~tar que recaiga sobre ellos toda sospecha, a los guar-dias no les queda ms remedio que buscar a los culpables; yque la suerte les sonra o, mejor dicho, Angona, que ni si-quiera se molesta en ocultarse. Escondidos tras una colina alabrigo del viento para alejarse del hedor del cadver y sor-

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  • JUSTICIA Y LITERATURA

    prender a quien vaya a rendir honores a Polinices, los guardias. ven aparecer a Antgona. Uno de ellos le dice a Creonte:

    [...] aparece la muchacha, que lanza agudos tonos como un aveentristecidacuando ve elnido con el lechovacoy privado de lospolluelos.Exactamente as, tambin esamuchacha, al ver limpioel cad:ver,prorrumpi en lamentos [...).4

    Maldice a quienes han retirado el polvo del cadver y lo recu-bre otra vez con tien;a, despus vierte en tres veces la libacinpor todo el cuerpo. Al ser interpelada, no muestra temor niniega nada. El interrogatorio, por lo tanto, puede comenzar. Esel propio rey quien lo conduce:

    CREONTE. Eh t' T, la que inclinas la cabezaal sucio, afir-mas o niegashaber hecho esto?

    ANTGONA. S, afirmo haberlo hecho y no reniego de ello.'

    No. Antgona no se esconde. Al contrario, proclama su jus-to derecho ante un rey estupefacto de que su autoridad puedadesafiarse de tal modo. Nos encontramos ante un proceso deruptura en el que no hay dilogo posible porque cada una de laspartes alega valores rignrosanlente antagonistas. Privada de de-fensor, Antgona se representa a s misma. Creonte es un mor-tal, su leyes la de un mortal que no puede prevalecer frente ala ley de dioses que viven en la eternidad. La eleccin de Ant-gana, pues, est hecha. Obedecer las leyes divinas aun a costade su vida: (. .. ] si mantienes la idea de que ahora me estoycomportando estpidamente, casi puede afirmarse que es unestpido aqul ante quien he incurrido en estupidez.

    Frente a esta actitud cuando menos inusual, Creonte sien-te a la vez sorpresa e indignacin. All donde habitualmente

    4. dem.5. dem.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    el juez tiene que intentar que un acusado coopere sin dificul-tad y trate de justificarse en funcin de los valores de la acu-sacin, se enfrenta a una acusada que no demuesu"a remordi-miento alguno, que se vanagloria de lo que ha hecho y que, amodo de excusa, le lanza a la cara su acto como un desafo. Esde una audacia imperdonable. Por lo tanto, como cualquierjuez que se enfrente a este tipo de situacin, ser implacable:(. .. ] no dejo de odiar tambin a aqul que, sorprendido enun acto prfido, osa luego dignificar ese proceder.6

    La defensa de ruptura, cuando la opinin de la ciudad estsometida a control, y el hecho de que an no exista una opi-nin pblica internacional que ejerza presin ante el tribunal,resulta fatal para la acusada. Antgona lo sabe:

    ANTGONA. [...] con qu otra accin habra obtenido yo unafamaque hablara bien de m,mejor que depositando ami propiohermano en la tumba? ']dos esos hombres que estn junto a tidiran que mi accin les agrada si el miedo no les cerrara la boca,Sin embargo la tirana, entre otra infinidad de satisfaccionesquetiene, goza de la facultad de hacer y de justificar lo que le vieneen gana.

    CREONTE. T eres la nica entre los cadmeos [tebanos] aqupresentes que tienes ese punto de vista.

    ANTGONA. Este mismo punto de vista lo tienen tambin ellos,solo que por miedo a ti cierran la boca.'

    A Creonte, que evoca crudamente su odio al enemigo -ftilposicin- Antgona opone el amor:

    Al\'TGONA, Tienes que saber que nac no para compartir conotros odio, sino para compartir amor.

    La empata es siempre el objetivo de la defensa.

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  • JUSTICIA Y LITERATURA

    Los hechos, a pesar de todo, estn claros. La sentencia se

    dictar sin dilacin.

    CREONTE. Entonces ve all abajoy, si tienes que amar, malosa ellos, que, mientras viva, en lu no ha de mandar una mujer.

    [...]CORIFEO. Al.parecer,est decidido que esta tiene que morir.

    -CREONTE. S, por m y supongo que tambin por ti. No mscharlas ya! [...]'

    Lo que confiere fuerza dramtica a este proceso es que la sen-tencia se ejecuta de inmediato. No se trata aqu de una licencia

    potica.Ese es el resultado habitual de los procesos en periodos

    turbulentos. Juana de Arco, Luis XVI, los condenados de lostribunales revolucionarios cuyas sentencias eran inapelables,fueron ejecutados en el acto.

    Es entonces cuando aparece Remn. En todo gran procesointerviene siempre, una vez se ha emitido la condena, un media-dor, en general prximo al poder, para exhortar que no se ejecu-te lo irreparahle. En el caso de Antgona, ese seor de los bue-nos oficios lo interpreta Remn, prometido de la condenada ehijo de Creonte. l sostiene que sus Iaros familiares con,~ertenen un deber expresar lo que la opinin indignada, aunque teme-rosa, piensa secretamente sin atreverse a hacerlo pblico:

    HEMN. [...] cmo se lamenta la ciudad, cmo, a juicio de laciudad, acaba de la manera ms desastrosa por hechos muy in-signes lamujer que menos se lo merece de todas, quien no con-sinti que su henoano, cado en vengativa lucha, quedara inse-pulto y que as desapareciera a manos de crucles perros ni deave rapaz alguna. No es ella merecedora de ohtener urea es-

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    tima? Tales son los extremos que alcanza en secreto el oscurorUInar.

    Pero Creonte se mantiene inflexible.

    CREONTE. Uno de esos tus hechos es tener consideracin conlos sediciosos?

    I.IEMN. l1nnpoco sera yo quien mandara tener consideracincon los perversos.

    CREONTE. Esque no est tocada esta mujer de la enfemledadde la perversin?

    HEMN. La gente toda de esta ciudad de Tebas afinna alunso-no que DOY

    Como todo hombre con poder, Creonte apela intencionada-n:ente a la opi~n pblica cuando esta lo aprueba, pero lemega t~da capaCIdad cuando disiente de l. Vaa ser la ciudadq~en dIcte sus decisiones? Es que acaso l rige la ciudad parasaosfacer los ,:,aprichos de unos y de otros? A quin le corres-po~de en la CIUdadel derecho sino a quien la domina? Es undehto salvaguardarla? y advierte a Remn:

    N~ hay fonna .alguna de que contraigas matrimonio nunca ja-mas con ella vIva. l...] La llevar a un lugar donde no existanhuell~~humanas, y all la encerrar viva en una gruta rocosa,o~eclendoJe tan solo la mnima cantidad de comida que la reli-glOneXIJapara que la ciudad entera se suhstraiga a una mculapecammosa. All, si se lo pide a Hades, que es el nico de losdIOsesa quien rinde veneracin, a lo mejor consigue de l evitarla muerte, 0, lo que es ms de espcrnf, comprender entonces alfin, ya que no antes, que rendir veneracin a las fuerzas del Ha-des es empeo baldo.'o

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  • -JUSTICIA Y LITERATURA

    La dignidad de Angona, como la de todos los acusados deruptura, acaba, sin embargo, sacudiendo las conciencias; losms prudentes, al fin, se atreven a hablar, como el corifeo:

    CORIFEO. [...] Pero abara ya, hasta yo mismo hago casoomisode las susodichasleyes,al comprobar lo queestocurriendo aqu,y yano soycapazde contener torrentes de lgrimas,cuandocom-pruebo que esta, Antgona, va a dar con sus huesos en la cmaradonde todos duemlen."

    De siempre, el hombre o la mujer que se dirige al supliciodignamente, con el entusiasmo de los mrtires, canta o suscitael canto. El da en que fueron guillotinados los condenados dela prisin de Barberousse, en Argel, se elev primero un cantode mujeres, luego de hombres, dolorosamente parecido a alcanto de los partisanos Descends des montagnes. Del mismomodo, en el poema de Louis Aragon, Gabriel Pri canta en elmartirio. As, Angona y el coro salmodian:

    ANTCONA. Aqume veis,conciudadanos de la tierra paterna,rcorriendo ya el ltinlo viaje,y eontempla~do por ltima vez el fulgor del sol,que nunca ms volver a ver, sino que Hades,que infunde en todos el sueo eterno, me empujaan con vida a la.ribera del Aqueronte, sinhaber sido agraciadacon dedicatoria algunade cantos nupciales,y sin que hasta ahora loa algunase me haya entonado al pie de la cmara nupcial,sino que es el Aqueronte con quien me voy a desposar.CORO. No se puede negar que marchas ilustre y merecedora

    de toda alaball7.:la esta celda de los difuntossin haber sufrido el azote de una enfennedad agotadoray sin haber obtenido el pago que dan los puales,

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    sino que eres la nica de vcrdad entre todos losmonalesque por decisin propia

    vas a bajar al Hades."

    Pero en la vida, no hay hombre de hierro ni mujer de cristal.Los hroes ms valerosos tambin tienen un corazn, conocenla duda y el remordimiento. En cso se parecen a nosotros. Unhroe de una pieza no despertara ms que inctedulidad.

    Angona, en su crcel de piedra, tema sufrir el destino deNobe, a quien la piedra oprime como la hiedra abrazada a unrbol: Completamente igual a ella, me va a someter a m eldestino al sueo eterno. La soledad le abruma:

    Sin consuelo de las lgrimas de nadie, sin amigos, sin haberrnecasado, voy a recorrer, yo que tanto he sufrido!, este camino queme espera.

    Pero se sobrepone rpidamente a esos momentos de debili-dad:

    Oh tmulo, oh cmara nupcial, oh excavadohabitculo que meaguard por sicmpre, a donde avanzo junto a los mos, infinitonmero de los cuales, acabados de mala manera, ha recibido enel mundo de los muertos Persfone, la ltima de los cualesyo, yde la peor manera con mucho, bajo all antes de que se me hayaagotado mi plazo de vida' Sin embargo, me recreo vivamente enla esperanza de que, cuando llegue all, mi presencia ser grata ami padre, y lns que grata para ti, nadre, y grata a ti, hermano.13

    Si el ritual de un juicio es invariablemente el mismo, el resul-tado siempre sorprende. Porque un juicio, cualquiera que seasu naturaleza, no es algo mecnico sino un verdadero mons-truo, Minotauro o de Frankenstein, engendrado de un sacrile-

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIAJUSTICIA Y LITERATURA

    gio: el derecho -increble, ahora que lo pienso- que ciertoShombres se arrogan para juzgar a otros.

    As, mientras Antigona se dirige hacia su muerte, todos ad-vierten a Creonte. El coro no duda en comparar a la condenadacon Dnae, princesa de Argos encerrada en una torre de broncepor su padre Acrisio, amenazado segn un orculo de ser asesi-nado por su nieto. Pero Zeus, que ama a Dnae, entra en laprisin convertido en lluvia de oro. Aqu, Trresias, e! adivinociego que ha recibido seales profticas, anuncia a Creonte queest cerca de! abismo. Gimen las aves y se desgarran, los anima-les ofrecidos en sacrificio no se consumen, sus grasas se fundeny se derriten sobre las cenizas desprendiendo envenenados flui-dos. El mal que aflige a la ciudad proviene del rechazo de Creon-te a dar sepultura a polinices. Los perros Ylos cuervos han es-parcido por todas partes pedazos de su carne. Las entraas de lasaves, atiborradas de grasa humana, colmadas de sangre, ya novaticinan augurio alguno. Hay que ceder ante el muerto, no en-saarse con su cadver. Pero Creonte no quiere escuchar; acabaacusando a Tiresias de haberse vendido al ene11lgo:

    CREONTE. No quiero responder con reproches a los reprochesdel adivino.TIRESIAS. La verdad es que 10haces al decir que vaticino false-

    dades.CREONTE. Es que la raza de los adivinos est toda ella encari-ada con el dinero.TRESIAS. y la de los monarcas lo est con las ganancias ver-gonzosas.14

    Pero cuando Tiresias le anuncia que su hijo va a morir a cam-bio de una vida que l precipita a la muerte y de un muerto aquien niega la paz de una tumba, que pronto resonar en su

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    palaci~ un llanto horrible, que todas las ciudades a las que haagredIdo se levantarn en su contra por los hijos muertos encombate y privados de sepultura, Creonte finalmente cede.Interpela al coro, es decir, a la opinin pblica, el ltimo re-curso del acusado en los procesos de ruptura:

    CREONTE. (...] el ceder es cosa espantosay,a su vez, enfrentar-me y lastllnar as mi coraje con un desastre entra tambin en lacategora de lo espantoso.

    [...]

    Entonces, qu conviene hacer? Dmelo que yo te har caso.

    CORIFEO. Veall y saca a la lIluchacha del cobertizo subterr-neo y dispn sepultura para el cadver que yacea la vista de to-dos.'j .

    As que al final, aunque demasiado tarde, la acusacin encar-nada en ,Creonte s~ suma a la tesis de la defensa representadapor Anugona. Sena CIertamente anacrnico traer a colacinaqu el sndrome de Estocolmo pero, no obstante, el hecho noes tan raro. Al pie de la pira donde se acababa de quemar elcuerpo de Juana de Arco, uno de los jueces que 1a haba con-denado confiesa que, despus de todo, preferira hallarse don-de reposa desde ahora esa mujer. Y el verdugo, con ms fran-queza, exclama: Hemos matado a una santa.

    La opinin simbolizada por el coro hace que Creonte cedaantes de que se produzcan las maldiciones aminciadas por Ti-reSIas.Un mensajero le trae la fatal noticia:

    EL MENSAJERO. [...] ahora todo se ha perdido. Pues cuando unhombre destruye los objetos motivo de su satisfaccin,yo apues-to a que ese no VlVe smo que lo considero un muerto que con-serva la respiracin. [...]

    CORIFEO. Pero culesesanueva cargaque traes a los reyes' [...]

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  • JUSTICIA Y LITERATURA

    MENSAJERO. Hemn ha perecido y sc desangr a instanciaspropias'

    CORIFEO. Por cul de lasdos ha perecido, por mano paterna opropia?

    MENSAJERO. Por s solo, colrico con su padre a causadel ase-sinato.,t

    La reina, al enterarse de la desgracia acaecida en su casa, su-plica al mensajero que le confiese todo, lo que este hace. lbshaber honrado el cuerpo de Polinices y haberlo incineradosobre un lecho de ramas recin cortadas, los guardias han es-parcido sobre l tierra de su pas. La tropa, acompaada porel rey, se dirige despus a la prisin de piedra donde est An-tgona.

    A lo lejos, se escuchaban lamentos, entre los que Creontereconoci la voz de su hijo. Habiendo entrado en la tumba,descubrieron ante el cuerpo colgado de Antgona a Hemnabrazndolo mientras lloraba. El rey le suplic que abandona- .se el lugar, pero su hijo, por toda respuesta, le escupi en lacara y tom su espada para atacarle. Su padre esquiv el golpe.,Entonces Hemn volvi el arma contra s mismo y muri es-trechando entre sus brazos el cuerpo sin vida de Antgona.

    Despus de haber escuchado anonadada esta historia atroz,la reina se retira sin decir una palabra. Creonte entra entoncesen escena sosteniendo en sus brazos el cuerpo de su hijo y, almismo tiempo que se lamenta, el corifeo le responde: Ay dem, qu tarde parece que has visto lo acertado.

    Finalmente, interrumpe al coro un mensajero que portauna nueva desgracia. La reina se ha suicidado en el altar, losojos cargados de tiIeblas, llorando a su hijo Megareo, muertomientras ganaba la gloria sacrificndose para salvar al ejrcito,y a Hemn. En fin, maldice a Creonte por acabar con la vida

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    de sus hijos. Creonte implora entonces que se lo lleven lejos deTebas:

    Si aceptaraismis splicasllevaraislejosde aqu a un hombre estpido[...] pues todo lo que cae en mis manos se desmoronay, por otro lado, se abati sobre mi cabezauna desgraciainsoportable.' 7

    La desgracia que abate su casa le vuelve humano.En cuanto a Antgona, no parece un personaje de cour

    d'am~l"cs,de la Audiencia Provincial? Elemental, casi normal; Imoralista ni militante; hwnana, nada ms que humana al si-tuar su deber fraterno por encima de sus responsabilidadescomo ciudadana.

    Qu le importa que PoliIces haya cometido traicin y sehaya aliado al enelIgo Argos para luchar cono'a su patria, 1",-bas? Contra viento y marea sigue siendo su hermano. Uncomportamiento as no tiene nada de excepcional. Se apreciaen Francia, tanto bajo la Ocupacin, primero, como frente alos tribunales de la depuracin. Viviendo su drama hasta elfinal, aunque como un drama privado, como uno de esos dra-mas en los que uno acaba sintindose solo y aislado del mun-do, Antgona llega a dudar tanto del apoyo de su pueblo comode la aquiescencia de los dioses, fuerte y dbil a la vez, resueltaaunque sin esperanza; cercana a nosotros, como si dijramos.Est, por tanto, preparada para todas las transformaciones.

    Se sabe que el propio Nern compuso una Antgo71a? She-lley, cautivado por su destino, buscar en vano por todo la Tie-rra una mujer que la iguale; Hegel la juzgar superior a Cristoporque, a diferencia de l, ella no cuenta con la seguridad desu salvacin. Al contrario, duda de la legitimidad de su acto enel instante mismo de ejecutarlo. Holderlin pondr de relieve,

    17. dem.

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    JUSTICIA Y L1TERATIlRA

    por su parte, el conflicto amante entre Angona y los dio-ses, ese deseo de intimidad que la destruir. S, el destino deAngona se ha perseguido durante siglos.

    Pero es la Segunda Guerra Mundial la que le otorgar unanueva juventud, cuando Antgona se encarne a la vez en dospersonajes contrapuestos, en la obra de Jean Anouilh, en Fran-cia, yen la de Bertolt Brecht, en Alemania.

    La obra que Anouilh compusO en Pars en abril de '944durante la ocupacin alemana es un extrao y paradjico him-no a la cobarda. Por primera vez, el tirano y la vctima apare-cen en pie de igualdad desempeando cada uno un papel com-plementario al otro. Luego, en el transcurso, la resistenteaparece como una peligrosa vctima de ideales falaces, mien-tras que el tirano -a pesar de todo lo atroz, cruel y embusteroque sea- acta nicamente por el bien de la comunidad, conlos pies en el suelo y no con la cabeza en las nubes. La resis-tente ya no combate en nombre del amor, como en el juiciooriginal relatado por Sfocles, sino porque le atrae la muertedebido a oscuros motivos relacionados con un pasado trgico.En cuanto a la leccin que se desprende de este texto petai-nista sin complejos, se refiere a que, pase lo que pase, la vidasigue siendo el valor supremo que hay que salvar a toda costa.

    Para ello, Anouilli no escatima efectos. Angona aparececomo una retrasada al cuidado todava de una niera que la llamapaloma y que le prepara leche en polvo cuando regresa delpaseo. Una nia con retraso que se siente, por motivos que en-tran denu'o del psicoanlisis, fascinada por la miseria y la muerte:

    Papno sevolvibueno hastams tarde, cuando estuvobien seb'1l-ro finalmentede que habamatado a su padre, que era realmentecon su madre eon la que se haba aeostado,y que nada, nadamspoda salvarla."

    18. Jean Anouilh, Alltigone, Pars, La .Table Ronde, 2005.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    Es por ello por lo que Creonte no duda en afirmar que Polini-ces no era ms que un pretexto para ella. Lo que importabapor encima de todo era despedirse sutilmente de la vida.

    Al T has elegido el odio, yo elijo el amor de Sfocles,la Angona de Anouilh responde por boca de Ismene: Thas elegido la vida y yo la muerte. Magnnimo, Creonte estdispuesto a salvarla: Si te callas ahora, si renuncias a esta lo-cura, tengo la posibilidad de salvarte. Pero Angona declinala oferta. Qu fcil es decir que no, segn Anouilh. Sin lapequea Angona, concluye finalmente el coro, todos hubie-ran estado muy tranquilos.

    Un ideal perve>'tido

    Su hermano, a qui~n quera honrar al precio de su propia vida,no era en definitiva ms que un idiota juerguista, embrutecidoy sin alma, quien no duda en herir a su padre insultndole~dems por haberle negado el dinero para saldar una deuda deJuego.

    En cuanto a Eteocles, el hroe, el santo, el hijo fiel, verda-dero arquetipo de la virtud, no era mucho mejor, al menos nomejor que su hermano. Polinices traicion abiertamente a Te-bas, su patria, por Argos. Eteocles se estaba preparando parahacer lo mismo. Sus muertes no tienen nada de heroicas. Ca-yeron el uno frente el otrO como dos vulgares matones en unajuste de cuentas sin gloria. La caballera de Argos les pas porencima de tal manera que al final quedaron hechos papilla ytotalmente irreconocibles. Uno de los cadveres recibi lashonras fnebres y al otro se le dej que se pudriera, pero nadiesabe realmente quin era Polinices y quin Eteocles.

    Los honores rendidos al supuesto cadver de Eteoclescuando tal vez no era el suyo resultan simplemente grotescos.Por qu arriesgar una muerte intil por mI fantasma? SiCreonte rechaz, como l mismo reconoce, un documento ri-

  • - - --- ----------------;;;;;;;;:;;;:=-----------------

    JUSTICIA Y LITERATURA

    dculo, un revoltijo de restos en serie que tal vez no sean los dePolinices, qu necesidad tiene Antgona de honrarle? Porconsiguiente, su ideal pervertido se reduce a una pantomimaridcula.

    De todos los protagonistas de! drama, Creonte se muestracomo e! ms coherente y, en definitiva, como e! ms humano.Como rey, ha resuelto dedicarse a que el orden de! mundo seaun poco menos absurdo. Ante esta tarea no se deja desalentary se siente como un obrero que no hace una montaa de! o.a-bajo que ha de realizar. Cuando se le ofreci la corona, laacept sin remilgos. Alguien tiene que llevar el timn aunqueest sobrecargado de crmenes y desgracias. El oficio no essiempre placentero pero ya que fue elegido para ejercerlo, lohace sin quejas ni lloriqueos.

    -Te crees que esto no me disgusta tanto como a ti, esa carnepudrindose bajo el sol? Es innoble, y te lo puedo decir a ti, esbrutal, monstruosamente brutal, pero es necesario que todo Te-bas lo sienta durante algn tiempo. [...]

    -Eres odioso.-S, mi pequea. Va con el oficio.'9

    Por qu razn este hombre se sentira con e! alma de un tirano?

    Si fuera un autntico tirano bruto y ordinario, hace muchotiempo que te habra arrancado la lengua, Antgona.W

    Al contrario, se toma la molestia de escuchar y hace todo lo po-sible para evitar que muera, incluso hasta e! punto de suplicarle:

    Tenpiedaddem,vive.El cadverde tu hennano pudrindosebajomisventanases pagosuficientepara que el orden reine enTebas."

    '9. dem.20. dem.21. dem.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    Sus argumenros, al final, terminan por sacudir a Antgona:

    A cada uno su propio papel. l tiene que hacernos morir, y no-sotras, nosotras tenemos que ir a enterrar a nuestro hermano.Ases como se ha decidido."

    La nica moral consiste cn vivir, en sobrevivir incluso al pre-cio ms vil. Nada ms importa. La vida, nadams que la vidacotidiana, gris, familiar. Un libro que nos gusta, un nio quejuega a nuestros pies, una herramienta bien sujeta en la mano,un banco para descansar por la noche fuera de casa... Sin em-bargo, lo ms curioso es que Antgona acaba por sumarse a esaincreble leccin de cobarda administrada durante la guerra,ella que solloza ante Hemn: Solo ahora comprendo lo fcilque era vivir.

    Representada por primera vez en Berln en febrero de1948, la Antgona de Brecht se sita en las antpodas de la ima-gen timorata y vacilante que nos dej Anouilh. Antgona setransforma aqu en una resuelta militante comunista, y Creon-te, en un nazi convencido. El prlogo de la representacin eselocuente:

    Bn.Hn, abril de 1945Al alba.

    Tro.'i abandol1m- el 1-efugio antiareo, dos hermanas regresau a .fU casa.

    PRIMERA HERMANANuestro hermano est enfrente de casa,no est eximido de culpa, y es queest colgado de un gancho de carnicero.Pero mi hermana sali fueramirando a s misma, ella grit.

    22. dem.

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    SEGUNDA HERMANAHennana, lo han ahorcadoy era l el que nos gritaba.Dame el cuchillo,dame el cuchilloque vaya desatarle,vaya descolgarle,voy a recuperar su cuerpo, hacerle entrar en calor,y que vuelvaa lavida.

    PRIMERA HERMANAHermana, deja el cuchillo,no conseguirs que nuestro hemlano vuelva a la vlda.Si nos ven junto a l,nos harn correr su miSI113 suerte.

    SEGUNDA HERMANADjame, todavano l11ehe movidodesde que nos lo colgaron..

    (Entra un SS)

    EL SSFuera, es l, quin es usted?Lo atrap en su puerta.Llego a pensar,a fin de cuentas,que conoce usted al traidor que est fuera"

    Militante v combatiente, Antg~na est dispuesta a enfrentar-se a la mu~rte sin miedo y sin que le tiemble el pulso. Morirantes de tiempo? Y qu? Yo ganara, dice, y rechaza el tratoque le ofrece Creonte: la vida por su arrepentimiento pblico.Su muerte debe servir como un ejemplo que se propague.

    A partir de este momento, Creonte no puede contra ella.Si muere, no es, sin embargo, por alguna extraa fascina-

    cin por la muerte, sino para denunciar la guerra imperialista

    23- Bertolt Brecht,Alltigo1Je, Pars, L'Arehe tditeur, 2000.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    que Creonte libra contra Argos, de cuyas minas de hierro que-rr a apoderarse.

    Por esa razn cayeron los dos hermanos y no por otra cosa.Como Hitler frente a una Unin Sovitica de la que ambicio-na el trigo de Ucrania y el hierro de Donets, Creonte puedeganar una victoria tTaSotra; la ltima batalla, la que sellar sudestino para siempre, lo engullir por completo. En lugar decargados con el botn, los tanques regresarn repletos de cad-veres tambin sin enterrar. A Antgona se le hace un nudo enla garganta cuando piensa en el destino de 1ebas, muy prontoreducido a polvo. Que nadie venga a decirle que esta guerra selibra en nombre de la razn de Estado o de dioses corruptos:en adelante rechazar el antiguo orden divino y sus ciegos de-eretos, ella que ha abandonado el Olimpo de los dioses por elmundo de los hombres.

    Creonte, que con solo su nombre hace temblar al pueblo,ni siquiera se molest en ocultar los verdaderos objetivos de laguerra con Argos. Ante los ancianos que se lamentan por la par-tida hacia el frente de todos los hombres sanos, l se comparabastante ignominiosamente con un cocinero que viste delantalcubierto de sangrc, repugnante, sin duda, pero que no por ellodeja de actuar. Habra solo madera de sndalo en las casas sino fuese por l? Sin l, habran conservado las bandejas debronce tradas de Argos? No oculta que el objetivo final de eSaguerra es un genocidio en toda regla. Que los tebanos vuelvansolo la cabeza hacia el lugar donde una vez estuvo Argos: novern ms que perros gordos alimentados de Carne de cadve-res y buitres que se han dado un festn tan abundante que ape-nas pueden volar. Argos ya no es una ciudad y no hay bastantestumbas para enterrar a sus muertos. De eso se jacta Crean te.Pero la realidad, como la describe Tiresias, es muy diferente.

    Tebas, ebria de victoria antes de tiempo, ensordecida porlos gritos que vienen con la ronda de Baca, no se da cuenta deque los altares que se iluminan a toda prisa no proporcionanuna llama agradable y limpia, solo un humo venenoso que se

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    levanta y que exhala un hedor pestilente; las patas de los ani-males ofrecidos en sacrificio no arden. La ciudad est enfer-ma; los altares y las hogueras han sido corrompidos por perrosy pjaros saciados de la carne de Polinices.

    Finalmente, un mensajero viene a anunciar la derrota anteArgos y la muerte de Megareo, hijo de Crean te, de modo quese deciden a coser pieles para el ejrcito y a ahumar pescadopara la temporada de invierno. Nada puede detener la furia de.la soldadesca, el saqueo llama al saqueo; Tiresias advierte, sinembargo: El saqueo llama al saqueo V la dureza llama a ladureza y siempre se quiere ms. Creon~e protesta por su bue-na fe; la victoria, cuando la anunci prematuramente, estaba alalcance, no faltaba nada. Esa nada fue la traicin de Polinices ,como una pualada por la espalda. En adelante, el pueblo deArgos conduce contra Tebas una guerra de guerrillas que mo-viliza incluso a mujeres y nios. Desde los tejados se viertenollas de agua hirviendo a los invasores. La ciudad se convierteen un mar de llamas. Los habitantes queman sus propias casas.El ejrcito de Tebas es aniquilado y por todos los caminos dis-curren los carros victoriosos de Argos.

    A los ancianos que le ruegan que rena a sus tropas, Creon-te, impotente, lcs responde: Qu? Recoger la nada con uncolador?. Se ha perdido todo el sueo de un imperio de Tebasdestinado a durar mil aos, as que Creonte decide morir en lacapital y arrastrar a su pueblo con l. Su pueblo ha fracasado yno ha sido capaz de apoderarse de una victoria al alcance de lamano. Tebas debe morir. Esta es mi voluntad. Morir por m,aniquilada, abandonada a los buitres. Como en Berln en 1945.

    As, desde Sfocles a Brecht, la huella de un gran juicio loprecipita todo, altera todas las morales y se presta a todas lasmetamorfosis.

    Creonte, rey clsico, se convierte por momentos en untipo hipcrita, viejo mariscal sin gloria, loco y cruel dictador.Antgona, la princesa que eligi el amor contra el odio y lamuerte gloriosa contra la vida sin honor, hace triunfar una

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    moral humana frente a la ley de hierro de los dioses; francesaen 1944, alemana en 1948.

    JUANA DE ARCO, UN PROCESO EN FORMA DE TRAGEDIA

    Cuando Juana de Arco, herida, fue hecha prisionera en losmuros de Compiegne antes de que la vendieran a los inglesesy la juzgaran en un tribunal eclesistico que se entreg porcompleto a ellos, era entonces un joven adalid en plena gloria.Es a este adalid de la guerra, a esta leyenda viva, la libertadorade Orleans, obrera de la esperanza en el calnino hacia la con-sagracin, a quien los ingleses quieren ver condenada pero sinadmitirlo jams, porque cmo demandar a esta Juana sin ha-cer al mismo tiempo una confesin de sus victorias y de suderrota?

    As que se reuni un tri bunal para condenarla pero, porrazones bien distintas de las avanzadas. No se trata aqu de unprocedimiento excepcional, ni siquiera en nuestra poca ac-tual: cuando el poder quiere destruir prefiere esconderse trasun delito fiscal, un abuso comercial o un escndalo. As, elhermanoJean Le Maltre, en representacin del hermanoJeanGraverent, inquisidor de la perversin hertica, delegado de laSanta Sede en todo el reino de Francia, el venerable cabildo deRun; Jos obispos de Coutances, de Lisieux, de Throuanne,de Noyon; los abades de Jumieges, Fecamp, Cormeilles, ade-ms de cincuenta doctores de la Universidad de Pars, se limi-tan a echarle en cara el lujo de sus vestidos:

    Adems, te has vestido con ropas suntuosas, con telas y pielespreciosas.Has llevado trajes largos y vestidos rasgados.Y es no-torio que cuando se te detuvo llevabas encima de la camisa demalla una casacade pao de oro.'4

    24- Georges Bemanos, .7eallue relopse et saime, Pars, Plon, 1934.

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  • JUSTICIA Y LITERATURA

    Segn las voces que escuch, sobre las cuales proclama queestas apariciones fueron san Miguel, santa Catalina y santaMargarita, y que sus dichos y hechos son buenos, y a pesar delo firmemente que ree en la fe cristiana, se debe considerar ala sealada mujer como sospechosa de errar en la fe, ya que sipretende que los artculos de la fe no son ms firmes que sucreencia en ellos, ella yerra. Los jueces de Juana escribieron deeste modo al Papa:

    Si llegamosa este punto ~nque las adivinasque profetizan falsa-mente en nombre de Dios, como cierta hembra detenida en loslmites de la dicesisde Beauvais,son mejor recibidaspor la in-conscienciapopular que los pastores y losdoctores, no hay dudade que la religin se perder, la fe se derrumbar, la Iglesiaserpisoteaday lamaldad de Satansgobernar el mundo.'S

    Los jueces comenzarn a proclamar el ardor de su fe. Eso es almenos lo que invocan solemnemente.

    Segn el alma de sus instigadores, el juicio de Juana tenaque parecer una obra maestra escrita de antemano, ya que con-ciliaba los intereses de los ingleses, los de la Iglesia y, por lti-mo, los suyos propios. El provecho de los ingleses es transpa-rente: al declararla culpable de hereja, o al menos de impostura,el rey de Francia perdera la confianza celestial de la que ella eramensajera. El inters de la Iglesia, porque en la medida en quesus doctores, omitiendo el papel determinante de los inglesesen su juicio, no queran ver en su ropa fastuosa y en sus vocessino la prueba de su hereja y una amenaza contra la autoridadde la Iglesia. Tal es la extraordinaria habilidad de los poJiticospara utilizar a los jueces con fines inconfesables atribuyndolesmotivaciones nobles. Su propio inters, por ltimo, habra con-sistido en renegar para evitar la hoguera. Pero para que la ope-racin saliera bien ella tendra que consentir en ello.

    25. dem.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    Sin embargo, ella rechaza todos los enunciados con unainsolencia juvenil; sin renegar de nada, se niega a responder aciertas preguntas Yreconoce que Dios es su nico juez:

    Yoespero a mi]uez, el rey del cielo y de la tierra. S,me esperoa mi Creador absoluto. Le a1110con todo mi corazn."

    YeI secretario registra escrupulosamente:

    El sbado, 24 de febrero, afinn que vena de parte de Dios yque no tena nada que hacer aqu, en este juicio, requiriendo quesela enviaraa Dios, de donde proceda.Adems,el sbado, '7 demarzo, dijo que Dios la envi para socorrer al reino de Francia.17

    Antgono es una tragedia construida como un juicio. A la inver-sa, el juicio de Juana de Arco se desarrolla como una tragediaen cinco actos y otras tantas fases. Las audiencias pblicasconstituyen el acto 1. Los jueces sienten la resistencia de laacusada como un ejrcito que asedia una ciudad sitiada. Alconstatar que esa resistencia es ms fuerte de lo que habanasumido inicialmente, la interrogan en secreto para evitar elescndalo pblico.

    De ahora en adelante, surge un conflicto con los ingleses,quienes desearan acabar cuanto antes y entregar su cuerpo alas llamas de la hoguera; es el segundo acto. En el tercer acto,los jueces intentarn quebrarla recurriendo a las armas de latortura y de la seduccin. En vano. En el cuarto acto, en elcementerio de Saint-Ouen, usarn la amenaza de la hogueraen un escenario escogido a propsito para impresionarle. De-bido a las confusas condiciones, ella ceder pero para reco-brarse de nuevo enseguida. Rebelde, sufrir la pena de la ho-guera.

    26. Joseph Fabre, te Proce..fde cOlldamuatio1J de Jemme d'Arc, Pars, Dc-lagrave, 1884-

    27. dem.

    35

  • ,, .

    JUSTICIA Y LITERATURA

    Asignar de antemano un resultado a un juicio es un asuntoarriesgado, ya que el desenlace no solo depende de la obstina-cin de los jueces sino de la resistencia que muestren los acu-sados. Obligar a Juana a renegar no era tarea fcil porque es-taba convencida de su Dsin. Era imposible, asimismo, elrecurso a la tortura: habra provocado la indignacin generalconsiderando que Juana siempre podra desdecirse de las con-fesiones as arrancadas; de all que se llevaran a cabo esos lar-gos y tediosos interrogatorios en los que las argucias, los u'u-cos y las amenazas de los jueces se enfrentaron con la calma ycon la firme determinacin de Juana.

    Acto 1: Las audiencias pblicas

    Todas ellas tienen lugar entre el 21 de febrero y el 14 de mar-zo de 1431. No cabe reproducir aqu todos los interrogatorios.Baste con retener algunos en el estilo entrecortado que les espropio y que no pueden enmascarar la fuerza dramtica quecontienen. 8

    EL OBISPO. Jura usted decir la verdad sobre lo que se le pregun-te concerniente a asuntos de fe que usted sabr.

    JUANA. Sobre mi padre y mi madre y sobre las cosas que hicedesde que tom el camino de Francia, jurara con mucho gusto.Pero en cuanto a las revelaciones que me hizo Dios, no se las hecontado ni revelado a nadie salvo a Carlos, mi Rey. Y no las re-velar aunque me tengan que cortar la cabeza. Ya que esta ordende no revelar nada a nadie la tuve por medio de una visin, quie-ro decir, por mi consejo secreto. Y en ocho das sabr si las tengoque revelar.

    EL OBISPO. De acuerdo, yo, obispo, prohbo a Juana que sal-ga de la prisin que le ha sido asignada en el castillo de Run,

    28. Segn ]oseph Fabre, Le Proces de C071Clmllotioll de }eOTl1le d'Arc, op. cit.

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    sin nuestro permiso, so pena de ser condenada por delito de he-reja.

    JUANA. No acepto esa prohibicin. Si me escapase nadie podravolver a detenerme por haber dado falso testimonio o haber viola-do n fe, pues no he abierto mi fe a nadie. Adems, tengo quequejarme por haber sido retenida con cadenas y grilletes de hierro.

    EL OBISPO. En muchas ocasiones ha intentado usted escapar dela crcel. Se dio la orden de maniatarla con cadenas de hierro afin de vigilarla con mayor seguridad y con ms precisin.

    JUANA. Es cierto que alguna vez quise y que an querra esca-panne como es lcito a cualquier persona encarcelada o presa.

    Jue:ve.l', 22 de febrero

    .lEAN BEAUPEI

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    JUANA. S, a mi propio sacerdote. y cuando el sacerdote nopoda asistir, me confesaba con otro cura, con el penniso debi-do de ese sacerdote. A veces, dos o tfes veces, creo, tambin meconfes con los frailes mendicantes. Fue en la ciudad de Neuf-chateau. Y reciba el sacramento de la Eucarista en la fiesta dePascua.

    UN ASESOR. Recibi usted el sacramento de la Eucarista enotras fiestas que no fueran Pascua?

    JUANA. Otra pregunta.

    .lEAN BEAUPRE. Cundo empez a escuchar lo que usted lla-ma sus voces?

    JUANA. Cuando tena trece aos recib la voz de Dios para ayu-darme a controlarme. La primera vez tuve mucho miedo. La vozvino al medioda, en verano, en el jardn de mi padre. No habaayunado la vspera. O la voz desde la derecha hacia la iglesia, yextraamente la o sin claridad. La verdad es que donde se oye lavoz hay luz, normalmente all suele haber bastante luz. Cuandollegu a Francia oa a menudo esa voz.

    .lEAN BEAUPRE. Cmo ve la luz de la que habla cuando esaluz est de lado?

    JUANA (sin re.\pOnMr). Si estaba en un bosque oa claramente lavoz que vena hacia m.

    .lEAN BEAUPERE. Cmo era esa voz?

    JUANA. Me pareci una voz digna, y creo que la envi Dios.Cuando hube escuchado la voz tres veces supe que era de unngel. Esa voz ha cuidado siempre de m y la comprenda bien.

    .lEAN BEAUPRE. Qu instrucciones le dio esa voz para la sal-vacin de su alma?

    JUANA. Me ense a obrar correctamente, a frecuentar la igle-sia. Me dijo que era necesario que viniese a Francia.

    UN ASESOR. En qu forma se le aparece esa voz?

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    JUANA. No les dar esa informacin esta vez. Esa voz me decados o tres veces por semana que tena que partir y que viniese aFrancia, y que mi padre no se enterase de mi partida. La voz medeca que viniera a Francia y que no poda quedarme donde es-taba. Esa voz me dijo tambin que levantara el asedio de la ciu-dad de Orleans. Me dijo, adems, que me dirigiera a Robert deBaudricourt, de la ciudad de Vaucouleurs, y que l me propor-cionara gente que me acompaara. Entonces le dije que yo erauna muchacha pobre que no saba montar a caballo ni combatiren la guerta. Fui a casa de un to mo y le dije que quera pasarun tiempo en su casa. Me qued all unos ocho das. Y entoncesle dije a mi to que tena que ir a esa ciudad de Vaucouleurs. timismo fue quien me llev. Cuando llegu a dicha ciudad deVaucouleurs, reconoc a Robert de Baudricourt, aunque no lobaba visto nunca antes. Gracias a la voz reconoc al susodichoRobert, pues fue la voz la que me dijo 'Iue era l. Y le dije a Ro-bert que era necesario que yo viniera a Francia. Durante dosveces Robert me rechaz y me empuj hacia atrs, y a la tercera,me recibi y me proporcion hombres. La voz me haba dicholo que iba a suceder .

    .lEANBEAUPRE. Qu propsito tena usted cuando parti deVaucouleurs? A dnde se dirigi?

    JUANA. Cuando me fui de la ciudad de Vaucouleurs vestidade hombre y portando una espada que me haba dado Robert deBaudricourt, sin ms anna que esa, acompaada de un caballero,de un escudero y de cuatrO sirvientes, llegu a la ciudad de Saint-Urbain y pas la noche en la abada. En ese viaje, pas por laciudad de Auxerre y o misa en la iglesia grande. Para entoncesya oa con frecuencia las voces, junto con la que he mencionado .

    .lEAN BEAUPERE. Quin le aconsej que se vistiera de hom-

    bre?

    JUANA. Otra pregunta.

    JEAN BEAUPRE. Cmo lleg usted a aproximarse a ese al quellama su Rey?

    39

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  • JUSTICIA Y LI'TERATURA

    JUANA. Llegu hasta mi Rey sin ohstculos. Tal y corno llegu aSainte-Catherine-de-Fierbois, mand primero a mi Rey. Luegome fui a la ciudad de Chateau-Chinon, donde estaba mi Rey.Llegu al medioda y me aloj en una posada. Despus de cenarme fui a ver a mi Rey, que estaba en el castillo. Coando entr enla habitacin del Rey le reconoc entre los otrOSpor indicacinde la voz, que me revel quin era. Le dije que quera ir a la gue-rra contra los ingleses.

    JEAN BEAUPERE. Su Rey tena tambin revelaciones?

    JUANA. Antcs de que mi Rey me pusiera manos a la obra tuvOvarias apariciones y hermosas revelaciones.

    JEAN BEAUPERE. Qu apariciones y revelaciones tuvOsu Rey?

    JUANA. No se lo vaya decir. No obtendrn ninguna respuesta.Pregntenle al Rey y l les dir.

    Sbado, 24 tk elmero

    EL OBISPO. Le ordenarnos que jure con precisin y absoluta-

    mente.

    JUANA. Dira con mucho gusto lo que s, aunque no todo. Ven-go de parte de Dios; no tengo nada que hacer aqu y pido que seme devuelva a Dios, de donde procedo.

    EL OBISPO. Le requerirnos y le exhortamos a que jure bajo penade ser condenada de lo que se le acusa.

    JUANA. Otra pregunta.

    EL OBISPO. Que el ilustre doctor Jean Beaupcre interrogue a

    Juana.

    JEA..t"lBEAUPERE. Cundo ha escuchado la voz que se dirige a

    usted?

    JUANA. La escuch ayer y hoy.

    JEAN BEAUI'~~RE.A qu hora de ayer oy esa voz?

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    JUANA. La escuch tres vcces en todo el da: una por la maana,otra en las vsperas y la tercera cuando son el avemara, por lanoche. Y la oigo con ms frecuencia de lo que digo.

    JEAN BAUPERE. Ayer por la maana, qu estaba haciendocuando le lleg esa voz?

    JUANA. Dorma, y la voz me dcspert.

    .lEAN BAUPERE. Le despert tocndole el brazo?

    JUANA. Me despert la voz, sin toc.nne.

    JEAN BEAUP'~RE.La voz estaba dentro de su habitacin'

    JUANA. No, que yo sepa, pero estaba en el castillo.

    Acto 11: Las audiencias secretas

    Conociendo ya su estado de nimo, los jueces intentan, a tra-vs de preguntas cada vez ms precisas, establecer contra ellael acta de acusacin definjtiva.'9

    Sbado, 1o tk 1nm-zo

    LAFONTAINE. Cuando lleg a Compicgne, pennaneci ustedall varios das antes de hacer alguna salida?

    JUANA. Llegu en secreto de madrugada y entr en la ciudad sinque mis enemigos pudieran saber nada, segn creo; y ese mismoda por la tarde sal y fui detenida.

    LA FONTAINF...Cuando sali, sonaban las campanas?

    .1UANA. Si sonaron no tuvO nada que ver ni con mi mando niconmigo. No lo creo en absoluto. Y l no puede recordarme sile haba dicho que las tocara.

    LA FOl\'TAINE. Sali usted por mandato de su voz?

    '9. dem.

    41

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    JUANA. En la semana de Pascua, recientemente pasada, estandoen el foso de Melun, me fue dicho a travs de mis voces, a saber,las de santa Catalina y santa Margarita, que sera detenida antesde que fuera San juan, que as tena que ser, y que no me sor-prendiera, y que me dejara detener, que Dios me ayudara.

    LA FONTAl1\TE. Despus de ese sitio de Melun, le dijeron lasvoces a las que se refiere que sera detenida?

    JUANA. S, varias veces, y como todos los das. Yo rogaba a misvoces que cuando fuese detenida muriera pronto sin pasar mu-cho tiempo en prisin. Y nle decan que lo hiciera de buen gra-do, que as haba que hacerlo. Pero no me dijeron la hora; si lahubiera sabido no habra ido. Haba solicitado muchas veces sa-her la hora, pero no me la dijeron.

    LA FONTAINE. Si sus voces le hubieran ordenado que salicra yello huhiese significado que sera detenida, habra salido?

    JUANA. Si hubiera sabido la hora y que me iban a detener nohabra ido de buen grado, sin embargo, al final hubiese cumpli-do sus rdenes, cualesquiera que fuesen. .

    LA FOI\JTAlNE. En el estandarte que usted porta, aparece pin-tado el mundo y los ngeles, etc.?

    JUANA. S. En algn momento solo hubo uno.

    LA FONTAINE. Qu significado tena pintar a Dios sostenien-do al mundo y dos ngeles?

    JUANA. Santa Catalina y santa Margarita me dijeron que tomaravalerosamente ese estandarte, que lo llevara con valena y quehiciera pintar al Rey del Cielo. Se lo dije a mi Rey ms bien encontra de mi voluntad. Y no s qu otro significado pueda tener.

    LA FONTAlNE. Cul fue el signo que le dio usted a su Reycuando lleg hasta l?

    JUANA. Es hermoso, y honrado, y creble, y es bueno, yelmsrico que exista.

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    LA FOI\JTAINE. Cuando el signo lleg a su Rey, qu reverenciale bizo usted? Vena l de parte de Dios?

    JUANA. Di gracias a Nuestro Seor por libranne de la pena queme producan los clrigos de mi partido que argan contra m,y me arrodill en varias ocasiones. Un ngel de Dios y de nadiems present el signo a mi Rey, y le di muchas gracias a NuestroSeor. Los clrigos de mi partido dejaron de argir contra mcuando supieron lo del signo.

    LA FONTAINE. Los clrigos de ese partido vieron el signomencionado?

    JUANA. Cuando mi Rey y los que estaban con l vicron el signo,e incluso el ogel que lo portaba, le pregunt a mi Rey si estabacontento, y rcspondi que s. As que me fui y me dirig a uoapequea capilla bastantc prxima, y entonces o quc tras mi par-tida, ms de trcscientas pcrsonas vieron el referido signo. Por mibien, y para que cesaran de interrogarme, Dios quiso permitirque aquellos de mi partido que vieron el signo lo vieran.

    LA FONTAJNE. Su Rey y usted no hicieron ninguna revereociaal ngel cuando trajo el signo?

    JUANA. Yo, s. Mc arrodill y me quit el sombrero.

    Lunes, 1 2 de lJU11"ZO

    LA FONTAINE. Cuando prometi usted a Nuestro Seor salva-guardar su virginidad, le habl usted?

    JUANA. Fue suficiente coo prometerlo a las que l envi, o sea,a santa Catalina y santa Margarita.

    LA FOI\JTAJNE. Qu le movi a citar a un hombre en Toul conel pretexto de un casamiento?

    JUANA. Yo no le hice llamar sino que fue l el que me cit. Ysobre esto jurara ante el juez que digo la verdad. Yo no le hiceninguna promesa. La primera vez que escuch mi voz me C0111-

    43

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    promet a mantener mi virginidad tanto tiempo como Dios qui-siera. Yo tena la edad de trece aos o menos. Mis voces measeguraron que ganara mi juicio.

    LAFONTAINE. Ha hablado usted con su cura o con algn otroclrigo sobre esas visiones?

    JUANA. No, nicamente con Robert de Baudricourt V con miRey. No estaha obligada por mis voces a guardar secr~to sohreelles pero me daba mucho miedo revelarlas por temor a que loshorgoones impidieran mi viaje; y, sobre todo, tema que mipadre no me dejara emprender mi viaje.

    LA FONTAINE. Le parece correcto partir sin el penniso de!padre o de la madre, siendo que se debe honrar al padre y a lamadre?

    JUANA. Les he obedecido en todo lo dems, menos en lo de esasalida. Pero despus les escrib y ellos me han perdonado.

    LA FONTAINE. Cuando se fue de la casa de sus padres~ no lepareci que estaba pecando?

    JUANA. Puesto que Dios lo mand, deba hacerlo. Puesto queDios lo mand, aunque hubiera tenido cien madres y cien pa-dres, y aunque hubiera sido la hija del Rev, me hubiera ido.

    El mismo da por la tarde

    LA FONTAINE. Fue a peticin de Robert o por usted mismapor lo que se visti de hombre?

    JUANA. Fue por m, no a peticin de ningn hombre.

    LA FONTAIJ\'E. Le orden la voz vestirse de hombre?

    JUANA. Todo lo que he hecho de bien, lo he hecho por manda-to de las voces. En cuanto a esta ropa, ya responder en otromomento. Por ahora, no se me ha indicado. Pero maana res-ponder.

    44

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    LA FONTAINE. Cree que ha ohrado mal al vestirse de hom-bre?

    JUANA. No. E incluso ahora, si yo estuviera en el otrO partido ycon esta ropa de hombre, creo que sera de gran valor para Fran-cia, tal y corno lo fui antcs de ser detenida.

    E/martes 13 de 111arzo, el obispo fue a la en.-"elf01l cinco aseS01"eSy cone! hermano Jea" Le Malln, "icm?o de! h'qu"ilJr, que en lo sucesivodirigira eljuicio con l.

    LAFONTAINE. Cul fue e! signo portado a su Rey?

    JUANA. Les gustara que cometiera perjurio?

    JEAN LE MATRE. Ha jurado y prometido usted a santa Cata-lina no decir ese signo?

    JUANA. Jur y promet que no hahlara de este signo, y por nmisma, porque ue apremiaron exce.c;;ivamente a que lo hiciera.Y, por consiguiente, me dije a m misma: prometo que no habla-r nunca de ello a ningn hombre. No obstante, dir que el sig-no fue que el ngel dio confianza a mi Rey al llevarle la corona yal decirle que dominara todo e! reino de Francia por completo,con la ayuda de Dios y con su esfuerzo, y que me pusiera a mmanos a la obra, es decir, que me entregase soldados; de no serpor eso se habra puesto en marcha de inmediato.

    LA FONTAINE. De qu modo llev e! ngel la corona y la co-loc sobre la cabeza de su Rey?

    JUANA. "Fuellevada a un arzobispo, el de Reims, segn creo, enpresencia de! Rey. Y dicho arzobispo la recibi y la port al Rey.Yo misma estaba presente. Se coloc en e! tesoro del rey.

    LA FONTAINE. A qu lugar se llev?

    JUANA. A la Cmara del Rey en el castillo de Chinon.

    LA FOI\'TAlNE. Qu da y a qu hora?

    45

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    JUANA. El da, no lo s, y la hora, era tarde. Si no fue as, norecuerdo la hora. Y e! mes era abril o marzo, creo. El prximomes de abril, o este mes, har dos aos. Fue despus de Pascua.

    LA FOI\'TAINE. El primer da que usted vio el signo, lo vio suRey?

    JUANA: S, l mismo lo vio.

    LA FONTAINE. De qu material era la corona?

    JUANA. Hay que saber 'lue era de oro puro y de tal riqueza queno sabra describirla ni apreciarla. La corona significaba que ob-tendra el reino de Francia.

    LA FONTA1NE. Tena piedras?

    JUANA. Yale dije todo lo que s!

    LA FONTAINE. La ha tocado o besado?

    JUANA.No.

    LA FOI\'TAlNE. El ngel que la trajo vena de lo alto o portierra?

    JUANA. Vena de arriba. Creo que vena por mandato de Nues-tro Seor. Entr por la puerta de la habitacin.

    LA FONTAiNE. Vino por tierra y camin hasta la puerta de lahabitacin?

    JUANA. Cuando lleg ante el Rey, le hizo una reverencia incli-nndose ante l y pronunci las palabras a las que me he referi-do sobre el signo. Con ello, el ngel record al Rey la hermosapaciencia que haba tenido ante la gran adversidad por la queestaba atravesando. Desde la puerta, e! ngel camin por el suc-Io dirigindose al Rey.

    LA FONTAINE. Qu espaeio haba entre la puerta yel Rey?

    JUANA. Segn ereo, haba mucho espacio; la longitud de unalanza. Y se fue por donde haba venido. Cuando vino, le acom-pa y fui con l por las escaleras hasta la cmara del Rey; el

    T DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIAngel entr primero, y luego yo misma le dije al Rey: "Seor, heaqu vuestro signo, tomad 10.

    LAFONTAINE. En qu lugar se le apareei a usted el ngel?

    JUANA. Yo estaba casi siempre rezando para que Dios enviara e!signo al Rey; cuando lleg, yo estaba en mi aposento, en casa deuna buena mujer cerea del castillo de Chinon. Luego nos fuimosjunto al Rey. Iba bien acompaado de otros ngeles que nadiepoda ver. Si no llega a ser por este amor hacia m y por evitanneproblemas con la gente que arga contra ID, creo que muchosde los que vieron al ngel no lo habran visto.

    LA FONTAINE. lDdos los que se encontraban all con el Reyvieron al ngel?

    JUANA. Creo que el arzobispo de Reims, los seores de Alcn~on y-de laTremoille y Carlos de Barbn le vieron. En cuanto a la coro-na, muchos edesistims y otros que la vieron no vieron al ngel.

    LA FONTAINE. Qu figura y tamao tena dicho ngel?

    JUANA. No pienso decirlo. Responder maana.

    LA FONTAINE.. Fue por mrito de usted por lo que Dios envi

    a su ngel?

    JUANA. Vino para algo muy importante. Y fue con la esperanzade que el Rey creera en ese signo, y que dejaran de ponermepretextos, y para dar alivio a las buenas gentes de Orleans, ytambin por el mrito del Rey y de! buen duque de Orleans.

    LA FONTAINE. Por qu usted y no otro?

    JUANA. Dios quiso que los adversarios del rey se unieran conuna simple doncella.

    LA FON'T"AINE. Le ha sido dicho de dnde sac e! ngel la

    corona?

    JUANA. Fue creada por Dios. No hay orfebre en el mundo quela supiera hacer tan bella ni tan rica. No s de dnde la tom elngel, pero yo confo en Dios.

    47

    i1IjiI

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    Acto III: Amenazas y seducciones

    El mircoles, 9 de mayo, Juana es trasladada a la gran'torre delcastillo de Run, ante los dos jueces y nueve asesores]"

    EL OBISPO, Requerimos y exhortamos a Juana para que res-ponda la verdad sobre los numerosos y diversos puntos conteni-dos en el juicio que eIJaha negado o sobre los que ha respondidofalsamente, dado que nosotros disponamos de ciertas infonna-ciones sobre eIJos, determinadas pruebas y presunciones inquie-tantes. \

    (Se dio lectura a v""os de eso.rpuntos)

    Si usted no confiesa la verdad al respecto, ser sometida a tor-tura,

    (Se moJtraron a }uana, smafa el secret""o, Jsi1Lrtrumentos ya prepa-radas, Yse pusieron en pie Jshmnbn, nrpo1L,ables de aplicarle fa tor-tura para hacerle volver al recto camino y al conocimienw de fa'ver-dad, y qu

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    la ha creado como parte de su gloria; no quiera elegir el caminode la condena eterna, con los enemigos de Dios que, cada da,intentan inquietar a los hombres adoptando a veces la figura deCristo, del ngel y de los santos, diciendo y ainnando que sonellos, tal y como est recogido plenamente en las Vidas de losPadres y de las Escrituras. .

    En consecuencia, si le han sucedido esas apariciones, noquiera creerlas; ms an, rechace tal credulidad y tales figuracio-nes; acepte los dietados y las opiniones de la Universidad de Pa-rs y de otros doctores que interpretan correctamente la ley deDios y las Sagradas Escrituras.

    En primer lugar, Juana, debe considerar si, en el seorode su Rey, cuando estuvo usted all, algn caballero o alguiennacido en sus dominios o bajo su obediencia, se hubiera le-vantado diciendo: "No vaya obedecer al rey ni me sometera ninguno de sus oficiales, no hubiera dicho usted que ha-bra que condenarlo? Qu dira pues de usted misma, engen-drada como fue en la fe de Cristo, si usted no obedeciese a losoficiales de Cristo, es decir, a los prelados de la Iglesia? Cmose juzgara a s misma? Desista, por favor, de sus palabras, si esque ama a Dios, su Creador, su hermoso esposo y su salva-cin; y obedezca a la Iglesia sometindose a su juicio. Sepaque si no lo hace y persevera en ese error, su alma ser conde-nada al suplico eterno y atormentada a perpetuidad; y en loque respecta al cuerpo, no dudo en absoluto de que lo acabeperdiendo.

    Seis siglos despus, todava seguimos fascinados por la fuerzade esta amonestacin, por cmo destaca la sinceridad de laacusada. Pero qu es la sinceridad? Jouvet quera que Tartufofuera sincero en su amor por Elvira; pero qu es el amor deun hipcrita?

    Bemanos, con ms profundidad, compara este discursocon la picadura que hacen algunos insectos en el corazn desus presas todava vivas para depositar en ellas un gusano quelas devorar. El gusano aqu es la duda, la ansiedad, el miedo a

    50II

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    la hoguera. Morir en la hoguera no es como morir, arma enmano, frente a un enemigo que no se presenta bajo la aparien-cia cautelosa de un prelado que quiere salvar tu alma.

    Acto IV: La abjuracin y la recada

    El jueves despus de Pentecosts, el 24 de mayo por la maa-na, los jueces fueron el cementerio de la abada de Saint-Ouende Run. Les asisti en su tarea el cardenal de \Vinchester, elantiguo cardenal de Inglaterra, tres obispos, diez abades ypriores, y una serie de jueces. Haba presente una multitud degente. Juana estaba en el patbulo erguida ante el tribuna!. Nolejos de all, con el fin de intimidada, se situ el verdugo, an- .torcha en mano, como dispuesto a encender la hoguera.J'

    EL OBISPO. El seor Guillaume rard, persona insigne, docroren Teologa Sagrada, pronUllciar en primer lugar UIl solemncsermn por la saludable admonicin de Juana y de todo el pueblo.

    GUILLAUME F:RARD. Abordar el tema de la palabra de Diosreferido en el captulo XV de san Juan: "El sarmiento no pucdepor s solo dar sus frutos si no permanece UIlidoa la vid. De cllodebe deducirse que todo catlico debe peunanecer en la verdadc-ra via de nuestra Santa Madre Iglesia que Cristo plant con sumano derecha. Juana se ha separado, mediante numerosos crroresy delitos graves, de nuestra Santa Madre Iglesia, ha escandalizadocon frecuencia al pueblo cristiano. Yo, as como todo el pueblo, laamonestamos y la exhortamos a seguir la doctrina de la salvacin ..

    NUIlca en Francia se haba producido UIl escndalo comoeste de Juana, que ha sido hechizada, hertica y cismtica; y elRey que la ha amado lo es tambin, por haber querido recuperarsu reino con una mujer hertica.

    Le hablo a usted, .Iuana, y le digo que su Reyes un herejecismtico.

    3 I. dem.

    iIIII1,

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    JUANA. Por mi fe, seor, con todos mis respetos, me atrevo adecirle y a jurarle, bajo pena de mi vida, que soy la ms noblecristiana entre todos los cristianos y quien mejor ama la fe de laIglesia, y que lo que usted afirma no es correcto.

    GUlLLAUME RARO. Usted ha actuado en contra de la majes-tad real, ha actuado en contra de Dios y de la fe catlica. Ustedse ha desviado varias veces de la fe, y si no se enmienda por com-pleto ser quemada. Usted se visti con ropa de hombre ...

    JUAl'\IA.Me vest como un hombre porque tena que estar entregentes de armas, con quienes era ms seguro y ms cmodo es-tar vestido de hombre que de mujer, y lo que hice fue correcto.

    EL OBISPO. Quiere usted revocar las palabras y los hechos queha declarado?

    JUANA. Me encomiendo a Dios y a nuestro Santo Padre, elPapa.

    EL OBISPO. No es suficiente. No se puede requerir al SantoPadre estando tan lejos. Cada ordinario [obispo] es el juez de ladicesis que le corresponde. Por ello, es preciso que usted sesometa a nuestra Santa Madre Iglesia y que acepte lo que losclrigos y la gente, conocindose, opinan y han detenninado so-.bre sus dichos y hechos.

    LOYSELEUR. Haga lo que le dice, y vstase con ropa de mujer.

    GUlLLAUME [cRARO.Juana, sentimos una gran compasin porusted. Debe retractarse de lo que dijo, o la entregaremos a lajusticia civil.

    JUANA. Yo no he hecho nada malo. Creo en los doce artculosde fe y en los diez mandamientos del Declogo. Me encomiendoal concilio de Roma, y quiero creer todo lo que la Santa Iglesiacrec.

    GUlLLAUME ~:RARO.Retrctese de lo que dijo.

    JUANA. Se le da muy mal a usted intentar sedueinne.

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    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERAR lA

    GUlLLAUME RARO. Retrctese de lo que dijo.

    JUANA. Har todo .10que deseen.

    (Al obispo que interrumpe .I1llectura)

    Quiero cumplir todo lo que la Iglesia y los jueces quieran deciry sentenciar, y obedecer absolutamente sus rdenes y su voluntad

    GUILLAUME RARD. Abjurar usted y firmar esta cdula. Siusted hace lo que se le aconseja, ser liberada de la prisin.

    JUANA. No s finnar. Someto a la Iglesia universal si debo re-tractarme o no. Que esta cdula sea vista por el clero y por laIglesia en cuyas manos debo ser puesta. Si me aconsejan quedebo firmarla y que debo hacer lo que me digan, lo har encan-tada. Segn esta cdula yo no debo abjurar. Solicito que se meponga bajo custodia de la Iglesia y que no sea puesta a disposi-cin de Jos ingleses.

    GUILLAUME RARO. Usted no se va a demorar por ms tiempo.Si no finna esta cdula ser quemada de inmediato. Se prolube alSr. .lean Massier que hable ms con Juana y que le d consejos.

    JUANA. Prefiero Iinnar que ser quemada. Si los eclesisticos melo aconsejaran y si les parece correctO:1 sus conciencias, con mu-cho gusto hara lo que me aconsejan.

    OBISPO (al cardenal). Hay que pennitir la penitencia aJuana.

    JUANA. Apelo a la conciencia de los jueces para saber si deboretractarme o no. N o acepto retractarme de nada si no es por-que le complazca a Nuestro Seor.

    JEAN MASSIER. Finne la cdula.

    JUANA. No s leer ni escribir.

    (lean Massier ti~Jldea Juana la pluma y e.\ta trazo un drm/o. Mas-.fer luego le lleva la ma1lOy le hace firmar su nombre.)

    . LOYSELEUR. Juana, ha hecho usted un largo camino, si Diosquiere, y ha salvado su alma.

    53

    , I

    : :I

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    JUANA. Ea, pues, ustedes, eclesisticos, lIvenme a sus prisionesy que no quede yo ms a manos de los ingleses.

    EL OBISPO. Llvenla al mismo sitio de donde la sacaron.

    JEAN D'ESTIVET. Que sea devuelta al castillo de Run, y que sele d ropa de mujer.

    WARWICK. El Rey sale mal parado: Juana se ha escapado!

    EL OBISPO. Monseor, no se preocupe: la capturaremos denuevo.

    Al da siguiente se visti otra vez de hombre. Dos das despus,el 28 de mayo, los jueces la habran de encontrar en su crcely le preguntaran por qu se haba vuelto a poner esa ropa.

    JUANA. Me la he puesto por propia voluntad, sin ningn tipo decoaccin. Prefiero la ropa de hombre que la de mujer.

    EL OBISPO. Usted prometi y jur no volver a vestir dicha ropade hombre.

    JUANA. Nunca interpret que hubiese hecho juramento de novestirla. .

    EL OBISPO. Por qu razn se ha vestido as?

    JUANA. Porque me era ms lcito vestirla de nuevo y llevar ropade bombre estando entre hombres, que ir vestida de mujer. Mela he puesto porque no se me ha concedido lo que se me prome-ti, es decir, que ira a misa y recibira a mi Salvador, y que seraexcarcelada. Los ingleses en la crcel me causaron o hicieronque se me causara mucho dao y mucha violencia cuando ves-ta de mujer. (Llora.) Lo he hecllO para defender mi vergenza,porque vestida de mujer no estaba segura con mis guardias, quequeran apropiarse de mi vergenza. Me quejo mucho de ello.Despus de mi abjuracin y de mi renuncia, he sido violenta-mente torturada en la crcel, molestada, golpeada y pisoteada. Yun gran seor de Inglaterra trat de forzarme. Por eso me hevuelto a vestir de hombre.

    54

    DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIA

    EL OBISPO. No ha abjurado y prometido muy expresamenteno volver a vestir esa ropa?

    JUANA. Yo preferira morir antes que volver a estar entre rejas.Pero si me permiten ir a misa y salir fuera de la crcel, y si meingresaran en una prisin agradable y tuviera una mujer, serabuena y hara lo que la Iglesia quisicra.

    EL OBISPO. Desde el jueves, no ha escuchado sus voces?

    JUANA. S.

    EL OBISPO. Qu le han dicho?

    JUANA. Me dijeron que Dios me ha enviado, a travs de santaCatalina v santa Margarita, la gran piedad por la traicin en quehe conse~tido al abjurar y retractanne para salvar mi vida. Antesdel jueves, mis voces me dijeron lo que hara y lo que hice eseda. Mis voces me dijeron en el cadalso, ante la gente, que res-pondiese a este predicador audazmente; era un falso predicador,y me dijo varias cosas que yo no he hecho. Si dijera que Dios nome ha enviado me condenara. Es cierto que me ha enviadoDios. Mis voces me dijeron, tras haber hecho un gran mal alconfesar, que no haba obrado bien. Por miedo al fuego, dijc yme retract de 10que dije.

    EL OBISPO. Cree usted que sus voces son santa Catalina y san-ta Margarita?

    JUANA. S, YDios.

    EL OBISPO. Y la corona de la que habl usted hace tiempo?

    JUANA. Les he dicho toda la verdad en el juicio, lo mejor quesaba. No dije ni interpret que me retractaba de mis apariciones,es decir, que fueran santa Margarita y santa Catalina. Todo lo quehice fue por temor a la hoguera, y no me he retractado de nadaque est contra la verdad. Prefiero hacer mi penitencia de una vez,es decir, morir, antes que soportar ms condena en la crcel. Nohice nunca nada contra Dios ni contra la fe, nada de lo que metenga que retractar. Lo que aparece en la cdula de abjuracin no

    55

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    lo entiendo en absoluto. Dije en ese momento que no pretendaretractanne de nada que le placiera a Nuestro Seor. Si los juecesquieren, volver a vestinne de mujer, de lo dems no har nada.

    EL OBJSPO: Es usted, pues, hertica, obstinada y reincidente.

    JUANA. Si ustedes, seores de la Iglesia, me hubieran llevado yprotegido en sus crceles, por venmra las cosas no hubieran ocu-rrido de esa manera.

    EL OBlSPO. Entendido esto, no tenemos ms que proceder deacuerdo con la ley Y la razn.

    Cua1Jtk; los jueces hubiero1J abandonado la prisin, el obispo dijo a lo.'ingleses que esperase1Jfuera:

    I,L OBISPO. Famvel/! Farewell' Yaest' La bemos cogido.

    El juego ha acabado. La fiera ha cado en la trampa. Los ingle-ses pueden celebrarlo; al menos eso creen ellos.

    Qu parecen significar las palabras de Juana? Que, sinduda en un momento de debilidad, firm la abjuracin sincomprender lo que significaba, sobre todo si, como sugierenalgunos testigos, el texto que firm no es el que se le ley. Sinembargo, estos detalles carecen de sentido cuando toma con-ciencia de que, por haber procedido mal sin darse cuenta,acepta su destino sin vacilar.

    Acto V: La hog;uera

    Michelet describe as" el decorado brbaro y perverso de unsuplicio destinado a arrancar de ella una ltima negacin desus acciones pasadas:

    32. Jules Michelet, Histoire de Fraue, Pars, Marpon et Flamm:uion, r879.

    T DE LA OBRA JUDICIAL A LA OBRA LITERARIAEl final de este triste viaje fue el Vieux-March, el mercado depescado. Se haban preparado tres cadalsos. En uno se simaba elplpito episcopal y real, y el trono del cardenal de Inglaterraentre los asientos de sus prelados. En el otro deban hacer defigurantes los personajes del lgubre drama: el predicador, losjueccs y el alguacil, y en el ltimo, finalmente, la condenada. Sepoda ver aparte un gran cadalso de yeso sobrecargado de made-ra que asustaba por su almra. No era solo para dar ala ejecucinun carcter ms solemne; tena una intencin: se trataba de que,al estar la hoguera tan elevada en el cadalso, el verdugo solola alcanzara por debajo, nicamente para encenderla y no pudie-ra as acortar el suplicio, ni librar a la sacrificada, como haca conotros, indultndoles de las llamas. En este caso, no se trataba dedefraudar a la justicia, de dar al fuego un cuerpo muerto; se laquera quemar viva por completo; que situado en esa montaade madera y dominando el crculo de lanzas y espadas, pudiera'ser observada por toda la plaza. Lenta y dilatadamente quemadaa la vista de una multimd curiosa, haba razn para creer que alfinal dejara descubrir alguna debilidad y que se le escapara algoque pudiera tomarse por una negacin, al menos palabras con-fusas que pudieran interpretarse, quizs una oracin en voz baja,un gemido humillante de gracia, como una mujer angustiada ...

    Un cronista amigo de los ingleses carga contra ellos aqucruelmente. Segn l, queran que la ropa fuese quemadaen pri-mer lugar, que la sacrificada se quedase desnuda "p:ira eliminarlas dudas del pueblo; que al retirarse el fuego todo el mundoviniera a verla a ella y "3 todos los secretos que puede o debetener una muje!'; y que despus de esta impdica y feroz exhi-bicin, el verdugo volviera a prender un gran fuego sobre supobre cadver ....

    El Sr. Nicolas Midy, una de las lumbreras de la Universidadde Pars, dijo al concluir su homila:

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    Sin embargo, tan pronto como el obispo se recobr, ley lasentencia y concluy con estas palabras sorprendentes:

    As pues, fallamos que usted es un miembro podrido, ycomo tal, que sea eliminada de la Iglesia. La entregamos al po-der secular,rogndole no obstante que modere su decisin, evi-tndole la muerte y la mutilacin de los miembros.

    Pero Juana, sin escucharle, pide una cruz. Un ingls hizouna con dos palos y se la ofreci; despus, tras su solicitud, elalguacilMassier y el hermano Isambart le llevaron la cruz de lapasin.

    Sin embargo, los ingleses se impacientaban. Arrandndolade los sacerdotes, la arrastraron al verdugo:

    Fue atada bajouna infame cartel coronado con una mitra enla que se lea:Hereje, relapsa, apstata, idlatra [...]. Yenton-ces el verdugo encendi el fuego [...]. Ella lo vio desde arriba ygrit [...). Entonces, como el hennano que le suplicabano pres-taba atencin a la llama, temi por l olvidndose de s mismay le hizo descender.

    Cauchon trata de arrancarle una ltima refutacin y no en-cuentra ms que este reproche: Obispo, muero por usted.

    Por ltimo, como la llamaascenda, dijo: Mis voceseran deDios,mis voces no me han fallado.

    Finalmente, dejando caer la cabeza grit: Jess!.Un inglsvio una paloma que volaba desde la boca dc]uana

    con su ltimo suspiro. Variaspersonas vieron la palabra

  • JUSTICIA Y LITERATURA

    yard. En el Siglo de las Luces, Beaumarchais y Voltaire ejerci-tarn contra su fe su elocuencia anticlerical describindolacomo una idiota o como una lasciva pastora manipulada porrufianes. Pero llega la Revolucin -que ellos anuncian en se-creto- y all est, sbitamente jacobina. Si hubiera vivido ennuestros das, exclama incluso un convencional, habra subidocon nosotros a la toma de la Bastilla. Para Napolen, la ilus-tre Juana demostr que no hay milagro que el genio francs nopueda producir cuando la independencia nacional se ve ame-nazada. Por su parte, Pguy se niega a escindir sus dos natu-ralezas, santa y jefe guerrera, al ser la guerra indispensable parasalvar a Francia y Francia indispensable para salvar al mW1do.

    Pero Juana no es solo un mito franco-francs; ha adquiridouna dimensin universal. ScIilller, el primero, en Alemania,descubre en ella su doble condicin de santa y de mujer. ParaGeorge Bernard Shaw, en cambio, ella solo ama la guerra ypresagia ya el destino de Napolen. No hay nada en su vidaque la convierta en mstica. No es ms que una soldado llenade desafios contra los eclesisticos. Salvar su vida, si es necesa-rio por una retractacin arrancada bajo amenazas, no es msque una estratagema militar. Cuando entiende que ha escapa-do a la muerte por la cadena perpetua elige a sangre fra lamuerte. y es ella, siempre, quien interroga al poeta en las ho-ras de infortunio:

    Hubo un tiempo para el sufrimientoCuando Juana lleg a VaucouleursAh!Cortis en pedazos FnmciaEl cielo tena esa palidezSigo siendo el rey de mi dolor."

    As cantaba el bardo comunista en tiempos de la Ocupacin.

    33. Louis Aragon, Richard II quarante, Le Creve-Cceur, Pars, Galli-mard, 1941.

    60

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    ::>NDO:r---- ~~ .'J.2STRIPADOR

    La similitud entre la obra judicial y la obra literaria no sologuarda una relacin formal, sino tambin tina relacin de fon-do. Recuerden la ltima novela que les ha conmovido, la lti-ma pieza teatral que les ha emocionado. De qu se trata? Sinduda, del relato de una transgresin.

    La grandeza de Jess, de Anngona, de Scrates y de Juanade Arco radica precisamente en que desafian las leyes de laciudad. No les privemos de esa grandeza. Qu le importa aCsar que Jess quiera darle lo que le pertenece cuandotiene la audacia de situar por encin13 de l a un Dios ms po-deroso que el jefe de Roma. Qu rey tolerara que una Ann-gana estableciera por encima de las leyes de la ciudad otrasms secretas de las que ella y solo ella sera depositaria e intr-prete? Y la Iglesia, en W1momento en que haCa y deshaCapapas y reyes, poda aceptar que una cristiana pretendiera es-tar en relacin directa con Dios y con sus santos sin que tuvie-ra que rendir cuentas a nadie? Por supuesto que no.

    No hay imagen que ilustre mejor el matrimonio del Cieloyel Infierno que la visin de Juana de Arco en la hoguera im-plorando a Cristo y cubierta con el tocado de las brujas. Su cor-ta vida -desde su nacimiento en Domrmy a su muerte enVieux March, en Run, donde fue quemada como hereje-se emplaza bajo el doble signo de Dios y del diablo. No esnecesario citar las obras de Shakespeare ni las novelas de Dos-toievski para ilustrar la ambivalencia del bien y del mal. Estah, omnipresente, como en la vida, en Stendhal y en Lacios,en Gide y en Thomas Mann, en KW1deray Truman Capote, o

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