Juntos contra el cáncer · impaciencia, irritabilidad, alteración de memoria, altos niveles de...

1
Viernes 13 de enero de 2016 Esta es una iniciativa de la Fundación Arturo López Pérez y El Mercurio para profundizar el conocimiento de la enfermedad, su prevención, diagnóstico y tratamiento a través de la publicación de artículos quincenales. Más información sobre el tema en www.educacion.emol.com Juntos contra el cáncer DIOMEDIA La edad no es obstáculo para tratar el cáncer El envejecimiento es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer y es que durante la vida se va acumulando daño por la exposición a factores del medio ambiente (la radiación ultravioleta, por ejemplo) y a químicos (pesticidas, derivados de ciertos plásticos, el cigarrillo, la dieta y muchos otros factores) que, entre otras cosas, aumentan el riesgo de adquirir las mutaciones que causan la enfermedad. Se estima que al alcanzar las seis décadas y en adelante, la probabilidad de desarrollar cáncer se incrementa significativamente. Y en el rango de edad de 65 a 79 años, la mortalidad por tumores malignos supera a las enfermedades del sistema circulatorio, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud. Los cánceres de mayor incidencia y mortalidad sobre los 60 años en Chile son los de estómago, pulmón, colon y vesícula en ambos sexos, y mama y próstata, en mujeres y hombres respectivamente. “Hace unas décadas había resistencia a realizar tratamiento a una persona de 80 o 90 años. Los adultos mayores eran vistos como demasiado frágiles para someterse a una terapia y se creía que sus cánceres crecían tan lento que tenía poco sentido hacerles frente. Hoy, la realidad es muy distinta” , explica el doctor Gerardo Fasce, geriatra del Instituto Oncológico FALP. Y es que hoy en Chile viven más de dos millones de personas con más de 60 años, según el Censo 2012, lo que equivale al 14% de la población. Para la próxima década, en nuestro país la población adulta mayor alcanzaría los 3,2 millones de habitantes, lo que implicaría un aumento del 45% de la población adulta mayor. Visto de otra forma, podríamos decir que habrá 86 adultos mayores por cada 100 menores de 15, indicador que aumentaría en 47% al final de la próxima década. Se estima que en el año 2025, se alcanzaría la igualdad de un adulto mayor por cada menor de 15 años. “Comprender las diferencias de cómo se desarrolla y se comporta el cáncer en los adultos mayores y determinar qué pacientes de mayor edad pueden beneficiarse de un tratamiento —y quiénes carecen de la capacidad para tolerarlo—, son temas cada vez más urgentes. Afortunadamente, la investigación está comenzando a responder esas preguntas y a proporcionar herramientas muy necesarias tanto para los médicos como para los pacientes y las familias” , explica el doctor Fasce. Con el aumento de la expectativa de vida, la población es más propensa a desarrollar una patología oncológica. Hoy, los avances de la medicina permiten decidir un tratamiento de acuerdo a la salud general del paciente, más que sus años. Atender a un ser querido con cáncer puede ser una labor estresante debido a que además de seguir encargándose de las tareas cotidianas, quien lo atiende debe también administrar medicamentos, gestionar licencias médicas, mantener contacto con el equipo médico, entre otras tantas obligaciones. Paola San Martín, psicóloga del Instituto Oncológico FALP, indica que el cuidador es una persona clave en el proceso del paciente, quien debe resguardar también su propia salud. Si bien no existe una solución única para iniciar un plan de autocuidado, la especialista indica las siguientes pautas: • Reconocer signos de estrés. Estos pueden incluir una frecuente sensación de agotamiento, salud física más vulnerable que lo habitual, dificultad en conciliar el sueño, sensación de impaciencia, irritabilidad, alteración de memoria, altos niveles de ansiedad y continua presencia de sentimientos depresivos y/o desesperanza. Si nota que constantemente está estresado, busque nuevas formas de brindar cuidados y solicite ayuda a otras personas. • Programar descansos o “respiros” . El cuidador principal El cuidador es una persona clave en el proceso del paciente Una mirada crítica sobre la obesidad H oy en día, la relación con nuestro cuerpo y su alimentación se encuentra condicionada por una serie de variables: entre ellas, los discursos médicos, los poderes económicos y políticos y los mensajes de los medios de comunicación, todos ellos imbricados en una trama compleja que nos habla de una profunda mediación y mediatización de la corporalidad. En este contexto, una de las proclamas quizás más extendida (y más problemática) sea la asociación de la obesidad con la de una epidemia mundial, aspecto que si bien obedece a una puesta en alerta de la OMS frente al aumento progresivo de los índices de esta enfermedad, también debiera preocuparnos desde el arista crítica y cultural: el cuerpo en extremo gordo no sólo se encuentra sancionado a nivel social a través de estigmatizaciones violentas (la asociación gordo- feo, gordo-enfermo, gordo-flojo está ampliamente extendida), sino que ahora es objeto de escarnio público a través del diagnóstico colectivo que se hace de ciertos volúmenes corporales. Esta amplia generalización de los peligros de la obesidad, invisibiliza su carácter de enfermedad compleja y multifactorial, cuyos orígenes particulares y rasgos subjetivos deben siempre analizarse caso a caso. En efecto, el obeso no es aquel que “ha perdido el control” o quien “no sabe cerrar la boca” , tampoco ese que “ha cedido al placer de la glotonería” (una persona con sobrepeso puede comer incluso menos calorías que una persona delgada), sino que es un sujeto en el que intervienen elementos genéticos, metabólicos, celulares, ambientales, sicológicos o, incluso, dificultades económicas para acceder a alimentos de buena calidad. Del mismo modo, la vinculación de la obesidad con otras enfermedades (como diabetes o cáncer) debe ser entendida justamente como una asociación y no determinantemente como una causal: mucha gente en su peso normal es propensa a males que pensamos son culpa de la obesidad. Una persona con sobrepeso puede tener una vida física, sexual y socialmente activa y una alimentación balanceada y sana, al contrario de lo que nos muestran los medios de comunicación. Desde esta perspectiva, la patologización del peso y la perturbación del concepto de lo saludable, también serían resultados de una cultura de la dieta altamente internalizada. Frente a estas y otras problemáticas, junto a la Dra. Tania Orellana, hemos escrito el libro “Extremos del volumen: poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia” , texto recientemente publicado por Editorial Cuarto Propio y producto un proyecto de investigación FONDART 2016 del área de Nuevos Medios. En él, convocamos a reflexionar críticamente sobre cómo determinados poderes y medialidades son determinantes en las asociaciones que hacemos sobre los volúmenes corporales. Los invitamos a leerlo y continuar debatiendo sobre estos temas: resulta fundamental atender a las complejidades de los diagnósticos dentro del ámbito de la salud y, con mayor razón, de los juicios sociales y estereotipos que muy fácilmente establecemos en relación a las corporalidades que escapan de la norma. POR VALERIA RADRIGÁN, PHD en Filosofía y co-autora del libro Extremos del volumen: poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia (www.extremosdelvolumen.cl). Programar descansos o “respiros” es una buena forma de autocuidado. SALUD: MÁS AÑOS… MÁS RIESGO Las posibilidades para la mayoría de los tipos de cáncer aumentan a medida que se envejece por al menos dos razones. En primer lugar, hay una mayor exposición acumulativa a los factores que afectan el ADN de una manera que pueden conducir a un crecimiento maligno: la exposición solar del sol, la radiación, las toxinas ambientales y los subproductos nocivos del metabolismo. Los distintos sistemas de mantenimiento —como el sistema inmune—, que ayudan a los tejidos a estar sanos, empiezan a deteriorarse con la edad. En segundo lugar, las células más viejas son más vulnerables a ese daño o menos capaces de repararse a sí mismas. La mayoría de las células envejecidas desarrollan cambios genómicos que las hacen más susceptibles a los carcinógenos en el ambiente. Un organismo mayor también proporciona un medio interno diferente para el crecimiento de células cancerosas en comparación con un cuerpo más joven. Mientras que la disminución de estrógeno y de otras hormonas sexuales que ocurre con la edad puede demorar el desarrollo de algunos tumores de mama y de próstata, al menos uno de los cambios endocrinos comunes —niveles crecientes de insulina— produce lo contrario: estimula el crecimiento de tumores. Además, los tejidos más envejecidos tienden a mostrar mayor inflamación crónica, una baja infiltración de células y sustancias inmunológicas. “La antigua idea de que el cáncer es menos agresivo en los mayores no es del todo infundada: los cánceres de mama y de próstata tienden a crecer más lentamente en pacientes de mayor edad. Pero otros tipos de cáncer —el de colon y vejiga, y ciertos tipos de leucemias, por ejemplo— son usualmente más agresivos y difíciles de tratar. Esto puede ser en parte debido a ciertas mutaciones genéticas relacionadas con la edad” , indica el especialista. Cuando el cáncer se detecta en las fases iniciales de su desarrollo es mejor la respuesta al tratamiento. Se recomienda un control de salud anual que contemple: Mamografías periódicas para el diagnóstico del cáncer de mama. • Papanicolau. Exploración de próstata y detección del Antígeno Prostático Específico (PSA) para el diagnóstico del cáncer de próstata. Ecografía abdominal para detectar cálculos biliares y prevenir el cáncer de vesícula. En el caso de antecedentes en familiares de primer grado de cáncer de colon o personales de pólipos intestinales, se recomienda la realización de colonoscopías de control. Se recomienda consultar a un médico si aparece algún bulto, herida que no cicatriza (incluida en la boca), lunar que cambia de forma, tamaño o color u otros problemas persistentes como tos, ronquera permanente, alteraciones intestinales o urinarias, pérdida de peso, etc. EL CHEQUEO DE SALUD ES PRIMORDIAL Para la próxima década, en nuestro país la población adulta mayor alcanzaría los 3,2 millones de habitantes. DIOMEDIA APOYO: Quien está a cargo de un paciente oncológico debe cuidarse a sí mismo ya que es la mejor manera de mantener la energía necesaria para velar por su ser querido. debe atenderse a sí mismo sin sentirse culpable ni egoísta de dedicarse tiempo, ya que es la mejor manera de mantener la energía necesaria para cuidar a su ser querido. Identificar a alguna persona de relevo una vez a la semana, al menos por unas horas, es una buena opción. • Buscar apoyo. Hablar con otras personas que estén cumpliendo el mismo rol hará que no se sienta único en la realidad que le tocó vivir. • Velar por la propia salud. Es importante tener presente que no hay que dejar de lado los controles médicos periódicos, mantener una alimentación saludable, dormir lo suficiente y realizar alguna rutina de ejercicio.

Transcript of Juntos contra el cáncer · impaciencia, irritabilidad, alteración de memoria, altos niveles de...

Viernes 13 de enero de 2016

Esta es una iniciativa de la Fundación Arturo López Pérez y El Mercurio para profundizar el conocimiento de la enfermedad, su prevención, diagnóstico y tratamiento a través de la publicación de artículos quincenales. Más información sobre el tema en www.educacion.emol.com

Juntos contra el cáncer

dio

med

ia

La edad no es obstáculo para tratar el cáncer

El envejecimiento es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer y es que durante la vida se va acumulando daño por la exposición a factores del medio ambiente (la radiación ultravioleta, por ejemplo) y a químicos (pesticidas, derivados de ciertos plásticos, el cigarrillo, la dieta y muchos otros factores) que, entre otras cosas, aumentan el riesgo de adquirir las mutaciones que causan la enfermedad.

Se estima que al alcanzar las seis décadas y en adelante, la probabilidad de desarrollar cáncer se incrementa significativamente. Y en el rango de edad de 65 a 79 años, la mortalidad por tumores malignos supera a las enfermedades del sistema circulatorio, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud.

Los cánceres de mayor incidencia y mortalidad sobre los 60 años en Chile son los de estómago, pulmón, colon y vesícula en ambos sexos, y mama y próstata, en mujeres y hombres respectivamente.

“Hace unas décadas había resistencia a realizar tratamiento a una persona de 80 o 90 años. Los adultos mayores eran vistos como demasiado frágiles para someterse a una terapia y se creía que sus cánceres crecían tan lento que tenía poco sentido hacerles frente. Hoy, la realidad es muy distinta”, explica el doctor Gerardo Fasce, geriatra del Instituto Oncológico FALP.

Y es que hoy en Chile viven más de dos millones de personas con más de 60 años, según el Censo 2012, lo que equivale al 14% de la población. Para la próxima década, en nuestro país la población adulta mayor alcanzaría los 3,2 millones de habitantes, lo que implicaría un aumento del 45% de la población adulta mayor. Visto de otra forma, podríamos decir que habrá 86 adultos mayores por cada 100 menores de 15, indicador que aumentaría en 47% al final de la próxima década. Se estima que en el año 2025, se alcanzaría la igualdad de un adulto mayor por cada menor de 15 años.

“Comprender las diferencias de cómo se desarrolla y se comporta el cáncer en los adultos mayores y determinar qué pacientes de mayor edad pueden beneficiarse de un tratamiento —y quiénes carecen de la capacidad para tolerarlo—, son temas cada vez más urgentes. Afortunadamente, la investigación está comenzando a responder esas preguntas y a proporcionar herramientas muy necesarias tanto para los médicos como para los pacientes y las familias”, explica el doctor Fasce.

Con el aumento de la expectativa de vida, la población es más propensa a desarrollar una patología oncológica. Hoy, los avances de la medicina permiten decidir un tratamiento de acuerdo a la salud general del paciente, más que sus años.

Atender a un ser querido con cáncer puede ser una labor estresante debido a que además de seguir encargándose de las tareas cotidianas, quien lo atiende debe también administrar medicamentos, gestionar licencias médicas, mantener contacto con el equipo médico, entre otras tantas obligaciones.

Paola San Martín, psicóloga del Instituto Oncológico FALP, indica

que el cuidador es una persona clave en el proceso del paciente, quien debe resguardar también su propia salud. Si bien no existe una solución única para iniciar un plan de autocuidado, la especialista indica las siguientes pautas:

• Reconocer signos de estrés. Estos pueden incluir una frecuente sensación de agotamiento, salud física más vulnerable que lo habitual, dificultad en

conciliar el sueño, sensación de impaciencia, irritabilidad, alteración de memoria, altos niveles de ansiedad y continua presencia de sentimientos depresivos y/o desesperanza. Si nota que constantemente está estresado, busque nuevas formas de brindar cuidados y solicite ayuda a otras personas.

• Programar descansos o “respiros”. El cuidador principal

El cuidador es una persona clave en el proceso del paciente

Una mirada crítica sobre la obesidad

Hoy en día, la relación con nuestro cuerpo y su alimentación se encuentra condicionada por una serie de variables: entre ellas,

los discursos médicos, los poderes económicos y políticos y los mensajes de los medios de comunicación, todos ellos imbricados en una trama compleja que nos habla de una profunda mediación y mediatización de la corporalidad.

En este contexto, una de las proclamas quizás más extendida (y más problemática) sea la asociación de la obesidad con la de una epidemia mundial, aspecto que si bien obedece a una puesta en alerta de la OMS frente al aumento progresivo de los índices de esta enfermedad, también debiera preocuparnos desde el arista crítica y cultural: el cuerpo en extremo gordo no sólo se encuentra sancionado a nivel social a través de estigmatizaciones violentas (la asociación gordo-feo, gordo-enfermo, gordo-flojo está ampliamente extendida), sino que ahora es objeto de escarnio público a través del diagnóstico colectivo que se hace de ciertos volúmenes corporales. Esta amplia generalización de los peligros de la obesidad, invisibiliza su carácter de enfermedad compleja y multifactorial, cuyos orígenes particulares y rasgos subjetivos deben siempre analizarse caso a caso.

En efecto, el obeso no es aquel que “ha perdido el control” o quien “no sabe cerrar la boca”, tampoco ese que “ha cedido al placer de la glotonería” (una persona con sobrepeso puede comer incluso menos calorías que una persona delgada), sino que es un sujeto en el que intervienen elementos genéticos, metabólicos, celulares, ambientales, sicológicos o, incluso, dificultades económicas para acceder a alimentos de buena calidad.

Del mismo modo, la vinculación de la obesidad con otras enfermedades (como diabetes o cáncer) debe ser entendida justamente como una asociación y no determinantemente como una causal: mucha gente en su peso normal es propensa a males que pensamos son culpa de la obesidad. Una persona con sobrepeso puede tener una vida física, sexual y socialmente activa y una alimentación balanceada y sana, al contrario de lo que nos muestran los medios de comunicación. Desde esta perspectiva, la patologización del peso y la perturbación del concepto de lo saludable, también serían resultados de una cultura de la dieta altamente internalizada.

Frente a estas y otras problemáticas, junto a la Dra. Tania Orellana, hemos escrito el libro “Extremos del volumen: poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia”, texto recientemente publicado por Editorial Cuarto Propio y producto un proyecto de investigación FONDART 2016 del área de Nuevos Medios. En él, convocamos a reflexionar críticamente sobre cómo determinados poderes y medialidades son determinantes en las asociaciones que hacemos sobre los volúmenes corporales. Los invitamos a leerlo y continuar debatiendo sobre estos temas: resulta fundamental atender a las complejidades de los diagnósticos dentro del ámbito de la salud y, con mayor razón, de los juicios sociales y estereotipos que muy fácilmente establecemos en relación a las corporalidades que escapan de la norma.

Por Valeria radrigán, PHD en Filosofía y co-autora del libro Extremos del volumen: poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia (www.extremosdelvolumen.cl).

Programar descansos o “respiros” es una buena forma de autocuidado.

salud:

Más años… Más riesgo

Las posibilidades para la mayoría de los tipos de cáncer aumentan a medida que se envejece por al menos dos razones. En primer lugar, hay una mayor exposición

acumulativa a los factores que afectan el ADN de una manera que pueden conducir a un crecimiento maligno: la exposición solar del sol, la radiación, las toxinas ambientales y los subproductos nocivos del metabolismo.

Los distintos sistemas de mantenimiento —como el sistema inmune—, que ayudan a los tejidos a estar sanos, empiezan a deteriorarse con la edad.

En segundo lugar, las células más viejas son más vulnerables a ese daño o menos capaces de repararse

a sí mismas. La mayoría de las células envejecidas desarrollan cambios genómicos que las hacen más susceptibles a los carcinógenos en el ambiente.

Un organismo mayor también proporciona un medio interno diferente para el crecimiento de células cancerosas en comparación con un cuerpo más joven. Mientras que la disminución de estrógeno y de otras hormonas sexuales que ocurre con la edad puede demorar el desarrollo de algunos tumores de mama y de próstata, al menos uno de los cambios endocrinos comunes —niveles crecientes de insulina— produce lo contrario: estimula el crecimiento de tumores. Además, los tejidos más envejecidos tienden a mostrar mayor inflamación crónica, una baja infiltración de células y sustancias inmunológicas.

“La antigua idea de que el cáncer es menos agresivo en los mayores no es del todo infundada: los cánceres de mama y de próstata tienden a crecer más lentamente en pacientes de mayor edad. Pero otros tipos de cáncer —el de colon y vejiga, y ciertos tipos de leucemias, por ejemplo— son usualmente más agresivos y difíciles de tratar. Esto puede ser en parte debido a ciertas mutaciones genéticas relacionadas con la edad”, indica el especialista.

Cuando el cáncer se detecta en las fases iniciales de su desarrollo es mejor la respuesta al tratamiento. Se recomienda un control de salud anual que contemple:

• Mamografías periódicas para el diagnóstico del cáncer de mama.• Papanicolau.• Exploración de próstata y detección del Antígeno Prostático Específico (PSA)

para el diagnóstico del cáncer de próstata.• Ecografía abdominal para detectar cálculos biliares y prevenir el cáncer de

vesícula.• En el caso de antecedentes en familiares de primer grado de cáncer de

colon o personales de pólipos intestinales, se recomienda la realización de colonoscopías de control.

• Se recomienda consultar a un médico si aparece algún bulto, herida que no cicatriza (incluida en la boca), lunar que cambia de forma, tamaño o color u otros problemas persistentes como tos, ronquera permanente, alteraciones intestinales o urinarias, pérdida de peso, etc.

el CHeQUeo de SalUd eS PriMordial

Para la próxima década, en nuestro país la población adulta mayor alcanzaría los 3,2 millones de habitantes.

dio

med

ia

apoyo:

Quien está a cargo de un paciente oncológico debe cuidarse a sí mismo ya que es la mejor manera de mantener la energía necesaria para velar por su ser querido.

debe atenderse a sí mismo sin sentirse culpable ni egoísta de dedicarse tiempo, ya que es la mejor manera de mantener la energía necesaria para cuidar a su ser querido. Identificar a alguna persona de relevo una vez a la

semana, al menos por unas horas, es una buena opción.

• Buscar apoyo. Hablar con otras personas que estén cumpliendo el mismo rol hará que no se sienta único en la realidad que le tocó vivir.

• Velar por la propia salud. Es importante tener presente que no hay que dejar de lado los controles médicos periódicos, mantener una alimentación saludable, dormir lo suficiente y realizar alguna rutina de ejercicio.