juneida

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I Vístete de hermosas flores y primaveras pequeña lejana de hermosos ojos brillantes mientras la nieve adorna este misterioso sueño al que nos hemos acostumbrado llamar vida. Hay una lejana colina verde, debajo de tus tiernos pasos, que no puedes ver, amada mía, porque no quieres ver el vacío en que se van convirtiendo nuestras existencias que se alejan cada vez más. Una colina verde, aunque los colores, en este lugar tan lejano, parecen confundirse con la infinita oscuridad que llena este infernal espacio en el que estoy condenado eternamente. Hay una extraña mirada que te mira sin ojos y que trata de escucharte cada vez que dices algo. Al final de puente, aquel puente desconocido, estarán los años que te quedan por vivir.

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I

Vístete de hermosas flores y primaveras pequeña lejana de hermosos ojos brillantesmientras la nieve adorna este misterioso sueñoal que nos hemos acostumbrado llamar vida.

Hay una lejana colina verde, debajo de tus tiernos pasos,que no puedes ver, amada mía,porque no quieres ver el vacío en que se van convirtiendo nuestras existencias que se alejan cada vez más. Una colina verde, aunque los colores, en este lugar tan lejano, parecen confundirse con la infinita oscuridad que llena este infernal espacio en el que estoy condenado eternamente.

Hay una extraña mirada que te mira sin ojos y que trata de escucharte cada vez que dices algo.

Al final de puente, aquel puente desconocido, estarán los años que te quedan por vivir.Cada alegre rosa que te regalará la infinita fragancia de la vida.

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Baila, amada mía, entre las estrellas que brillan en el infinito espacio libre de aquel malvado tiempo que nos recuera que nuestros ojos se apagaran algún día y se perderán en tristes recuerdos para no perderse en las infernales garras del olvido.

II

Escribo algunas palabras tristes en medio de las sombras de mis recuerdos más felices.

Apareces luminosa cuando despiertas del sueño de alguna palabra que me olvide decirte, alguna palabra que sueña con permanecer contigo y convertirse, sólo porque tú existes, en rosa pan o vino.

Eres tú el arquetipo de la palabra felicidad, la palabra divina que iluminó el mundo al principio.

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Eres tú la palabra de los sueños lejanos que no se pueden olvidar por que la vida misma no se puede olvidar.

III

Nada más terriblemente vivido que lo que vive nuevamente en esta interminable repetición de sucesos sin poder hacer nada para cambiar lo que ya hemos hecho.

La delicada rosa nacerá buscando la claridad solar de una vida que terminará pronto. Y nuevamente, en el algún punto del tiempo, si es que existe algo que podamos llamar así, volverá a nacer sólo para ser parte de una infinita repetición que nunca acaba.

Algún día, esto que llamamos el eterno retorno, nos encontrará de nuevo únicamente para que pasen las cosas que ya pasaron.

Y volverán todos, sin tener conciencia de esto, a nacer y se repetirá, una y otra vez, este trágico teatro que llamamos vida.

IV

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He soñado algún corazón rojizo, dibujado en alguna triste pared, con un nombre lejano que el tiempo esconde en algún socavón del recuerdo.

Manos blancas que abrigaron alguna oscura soledad, mi oscura soledad que no se sintió tan sola porque alumbraron tus dulces ojos en medio del camino tan vacio.

No, no debió caer la noche, no debí soltar tu mano helada y no debí ocultar este amor que se quedo encerrado y que llora todas las tardes tu ausencia.

He soñado un corazón roto en algún viejo cementerio oscuro que no ha de estar tan lejos de este destino gris que hemos escogido vivir.

Pero ahora que no estás en mis sueños ¿dónde estás? Ahora que no eres la música de las antiguas palabras que compartimos he soñado un corazón solitario pues tu dulce nombre ya no está hecho de lo que tú fuiste.

Ahora, pequeña de los ojos hermosos, despiértame de este cruel sueño que ya se convirtió en pesadilla.

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V

Duelen los días lejanos y el eterno vaivén que navega en mis ojos.

Estás lejos, me dicen los días que amanecen despacio.

Hoy al mirar al cielo, oscuro y sin presurosas aves, recuerdo que hace algunas vidas, si a esta sucesión de desdichas se le puede llamar vida, has estado tan cerca mirando cómo se pierden las esperanzas en el infinito cielo minero.

Has estado aquí, Lucida, feliz, cuidando los extraños sueños que me hacían llorar.

La infinita soledad de volver a cada vida y que aparezcas vestida de amaneceres llorosos, para de nuevo hacernos tanto daño.

Quizá en el eterno sueño profundo que separa cada nuevo encuentro de nuestras almas tú también estés pensando

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que ya hemos sufrido mucho y que hemos perdido muchas primaveras a la orilla de un inmenso agujero.

Ahora en que estás tan muda y que te despides de este mundo de las apariencias permíteme recordarte como fuiste en este último encuentro en el que nos hicimos infelices.