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Hacia un nuevo urbanismo
Julio Hernández Blanco Universidad de Extremadura
1.1. Introducción al paisaje
El término paisaje ha sido empleado a lo largo de la historia con muy diversos
significados. El gran poeta Virgilio reflexiona sobre el paisaje y su naturaleza:
"Afortunadamente, también, es el hombre quien ha venido a conocer los dioses del
paisaje" (Virgilio, 30 dC, citado por Bromley, 1990).
No existe una única definición para este concepto, pero por paisaje se puede entender
naturaleza, territorio, área geográfica, medio ambiente, sistema de sistemas, recurso
natural, hábitat, escenario, ambiente cotidiano, entorno de un punto, pero ante todo y
en todos los casos el paisaje es manifestación externa, imagen, indicador y clave de
los procesos que tienen lugar en la biosfera.
El profesor González Bernáldez define el paisaje como “la percepción multisensorial
de un sistema de relaciones ecológicas”. Constituye, pues, un desciframiento de los
complicados procesos físicos, biológicos y humanos que tienen lugar en la biosfera.
Esta lectura interpretativa dependerá de los distintos mecanismos de percepción
sensorial que tiene cada organismo. Así pues, hay “paisajes sonoros” de murciélagos
y delfines, “paisajes eléctricos” de anguilas eléctricas y “paisajes térmicos” de
serpientes de cascabel que son distintos del paisaje percibido por el ojo de un insecto
o del paisaje percibido por el hombre (Benayas et al., 1994).
El paisaje es la memoria de un territorio dado. Muestra a quien esté preparado para
leerla todos los acontecimientos geológicos y climáticos que han sucedido, la variación
de la flora y de la fauna, así como la evolución de la acción del hombre en esa zona
geográfica. Por la lectura interpretativa del paisaje hoy día, se puede aprender qué
concatenación de sucesos ha configurado un área determinada.
El paisaje tal y como lo percibimos los humanos, constituye uno de los modos más
completos de acercarnos a la biosfera. Nos proporciona muy distintos tipos
información sobre el origen, formación y evolución de la biosfera en el tiempo. El
paisaje actual es el resultado final de un largo proceso de cambios que se han
producido en la corteza terrestre, desde su formación a partir de una masa informe de
materia y energía cósmica, que dio lugar al planeta Tierra hace varios cientos de
millones de años, hasta nuestros días, ya en pleno siglo XXI.
Después de infinidad de procesos geológicos producidos por la acción conjugada de
las fuerzas termodinámicas, éstas han llegado a un sistema en complejo equilibrio
donde el motor energético fundamental viene dado por la energía solar y la geotérmica
producida en las capas inferiores de la corteza terrestre.
La acción de estas fuerzas termodinámicas ha originado una serie de procesos que
han dado lugar al paisaje terrestre tal y como lo conocemos en la actualidad. Algunos
de estos procesos son: la formación y distribución de los mares y masas continentales;
la deriva continental en el mecanismo de tectónica de placas; el ciclo del agua; el
equilibrio de gases en la atmósfera; el ciclo de erosión y sedimentación; los ciclos
geoquímicos; la circulación atmosférica y marina como mecanismos que distribuyen la
energía solar desde las latitudes más cálidas a los polos; el clima y el tiempo
atmosférico...
Hace aproximadamente 3.000 millones de años los seres vivos surgieron del medio
físico y empezaron a modificarlo. Se inició entonces un largo proceso evolutivo donde
las mutaciones genéticas y la selección natural iban a desempeñar un papel
fundamental. Los seres vivos no sólo entraban a formar parte de ese paisaje basado
en el medio físico, sino que empezaron a cambiarlo y a modificarlo. Bacterias,
organismos unicelulares, vegetales y animales dieron lugar a bosques, arrecifes
coralinos, selvas, tundras y sabanas, que hoy día constituyen paisajes característicos.
La vida se incorporó a los paisajes y los configuró a escala global y local. Durante
miles de millones de años flora y fauna se fueron sucediendo dando lugar a
ecosistemas complejos y cambiantes donde crisis puntuales, como las glaciaciones o
la caída de un asteroide en Yucatán, pudieron constituir hitos importantes para la
desaparición de una especie dominante o de un paisaje característico (Benayas et al.,
1994).
En una tercera fase evolutiva aparecen dentro de los mamíferos los primates, y dentro
de los primates los homínidos y el hombre. El hombre se erige como un tercer
elemento más de los que constituyen el paisaje.
Figura 1. Evolución tecnológica de la humanidad
1.2. Acciones antrópicas en el paisaje
Una de las agresiones a las que puede ser sometido el medio natural y su percepción
cognoscitiva, que es realmente lo que constituye el paisaje, es la acción indiscriminada
del hombre dentro del conjunto de actividades propias del sector primario. La
roturación de nuevas tierras para el cultivo, el abandono de otras, las explotaciones
ganaderas y avícolas, la explotación forestal, las reforestaciones, los silos y
almacenes, las viviendas rurales, las industrias agroalimentarias, las infraestructuras
(carreteras y caminos, redes eléctricas, de agua y saneamiento, etc.), las
explotaciones mineras, son algunas de las transformaciones del hombre que pueden
constituir una amenaza para el medio natural y el paisaje (Ayuga y García, 2001).
Antaño, la menor capacidad tecnológica hacía que esta alteración del entorno natural
se prolongara en el tiempo y que su acción fuese mucho menos agresiva que con los
medios de que se dispone en la realidad. Por eso se deben caracterizar y limitar esas
actuaciones, que suponen impactos que se deben regular y, en la medida de lo
posible, paliar.
Figura 2. Explotación ganadera en Bariones de la Vega (León)
1.3. Construcciones y paisaje
Los paisajes se encuentran salpicados de numerosas edificaciones que influyen en la
visualización que se tiene de ellos. Las construcciones rurales son un tipo de edificio
que por sus dimensiones y localización influyen notablemente en la apreciación
estética. Es notorio la creciente importancia en nuestro país del paisaje como recurso
natural y, por tanto, las construcciones como factor que influye en la belleza
paisajística. Son elementos que intervienen en la conservación de los ecosistemas y
en el disfrute de los mismos, una de las principales vías económicas en muchas
regiones españolas.
La necesidad de conservación y mejora del paisaje radica en la apreciación que de él
hace el ser humano. Esta apreciación de valor del entorno, se está incorporando como
un factor ambiental condicionante para la localización y diseño de las edificaciones.
Los problemas del medio rural son, básicamente, problemas de desarrollo, pero no
sólo económico, sino también en términos de calidad de vida. El reto social se plantea
en la búsqueda de soluciones para mejorarla e indicadores adecuados para medirla.
Las construcciones son uno de los principales factores modificadores del entorno rural
y paisajístico. Son agentes que afectan al estado natural del ecosistema; son nuevos
elementos que influirán en la valoración del mismo.
Para analizar modificaciones en la valoración del paisaje, es necesario considerar el
paisaje como una realidad amplia, que necesita estudios de muy diversos tipos. Por
esto, es preciso aceptar la polivalencia del término (Aguiló et al., 1986) y tratarlo con
flexibilidad. Hay dos grandes aspectos en el estudio del paisaje: uno es el que podría
denominarse paisaje total, que identificaría el paisaje con el medio, y el otro es el
paisaje visual cuya consideración corresponde más al enfoque de la estética y de la
percepción.
Este estudio está enfocado para analizar esta última delimitación de paisaje,
abarcando sólo la superficie observada al situarse dentro del territorio y no el conjunto
del territorio, como ocurre en el paisaje total.
El espacio estudiado está definido por la percepción del observador y, aunque
intervienen todos los sentidos, fundamentalmente por la visión. Se ha elegido esta
delimitación porque el análisis visual del entorno de un punto concreto del territorio, o
de un número reducido de ellos, es un sistema muy adecuado para examinar una
actuación proyectada sobre el territorio y sirve, por tanto, para ayudar al ajuste de su
emplazamiento y diseño (García et al, 1996).
Las construcciones pueden suponer una supresión de superficies de su estado natural
introduciendo elementos extraños al lugar. Esta incorporación de “elementos extraños”
obliga a una planificación de su ejecución y a un estudio de criterios de diseño de las
construcciones en el paisaje.
Es necesaria, por tanto, una adecuada planificación que se anticipe a los problemas
medioambientales y evite la incompatibilidad entre conservación y desarrollo; cuando
ambos conceptos se integran, la resultante es un beneficio a plazo indefinido para la
comunidad humana.
El paisaje debe ser uno de los principales recursos a proteger de contaminaciones
estéticas negativas. Las nuevas tecnologías de información y de simulación gráfica
ofrecen herramientas para el estudio del impacto paisajístico.
1.4. La planificación del paisaje
La planificación del territorio constituye, quizás, el principal medio existente para
asegurar la defensa y protección del medio natural. A la hora de definir aquellas zonas
que deben ser objeto de una atención peculiar por su riqueza medio-ambiental, no se
hace de manera arbitraria, sino de acuerdo con una serie de criterios expuestos en el
plan de ordenación de cada territorio. Por tanto, el paisaje, que puede ser considerado
como el más importante recurso natural de muchas regiones, debe ser protegido por
las leyes y ordenanzas que configuran los planes territoriales y urbanísticos.
Figura 3. La planificación del paisaje como medio para la protección del mismo
1.5. Referencias
Aguiló, M; Alonso, S.G. y Ramos, A. 1986. Visual impact assesment methodology for
industrial development site review in Spain”. Foundations for visual project analysis.
WileyInterscience Publication. Nueva York.
Ayuga Téllez, F. y García García, A.I. 2001. Los paisajes rurales: problemas y
soluciones, Gestión Sostenible de los Paisajes Rurales. Técnicas e Ingeniería,
Fundación Alfonso Martín Escudero, Ed. Mundi-Prensa, Madrid.
Benayas del Álamo, J. 1994. Viviendo el Paisaje. Fundación NatWest. Madrid.
Bernáldez, F.G. 1996. Visual landscape exploration as revealed by eye movement
tracking. Landscape and Urban Planning 34: 135-142.
Bromley, P. 1990. Countryside Management. E. & F.N. SPON. Chapman and Hall.
Londres.
García Moruno, L.; Hernández Blanco, J.; García Navarro, J.; Cañas Guerrero, I. 1996.
Estudio del impacto ambiental de las construcciones: Simulación de texturas. Actas del
III Congreso Internacional de Ingeniería de Proyectos: 819-826