Juliet Marillier - Trilogia Sieteaguas 03 - El Hijo de La Profecia

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    JULIET MARILLIEREl Hijo de la Profeca

    3 de la Serie Sieteaguas

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    JULIET MARILLIEREEll HHiijjoo ddee llaa PPrrooffeeccaa

    3 de la Serie Sieteaguas

    Child of the Prophecy (2002)

    AAARRRGGGUUUMMMEEENNNTTTOOO:::

    Hija de un amor prohibido entre Niamh y el druida Ciarn, la tmida y solitaria Fainne ha crecido

    en el exilio, lejos de Sieteaguas.Tras la desaparicin de su madre, ha sido educada por su padre, que le transmite todos sus

    conocimientos de magia. La tranquila vida de Fainne cambiar de rumbo cuando su abuela, lamalvada y retorcida Lady Oonagh, la obligue a llevar a cabo una terrible misin.

    La enviar a la fortaleza de Sieteaguas, de donde proceda Niamh, a vengarse de la familia a laque nunca ha conocido y a destruir a Johnny, el hijo de la Profeca.

    Podr Fainne sobrevivir a sta batalla de odios tan antiguos y salvar a quienes ama?

    SSSOOOBBBRRREEE LLLAAA AAAUUUTTTOOORRRAAA:::

    Juliet Marillier, nacida en Dunedin, Nueva Zelanda, estudi arte ymsica en la Universidad de Otago antes de dedicarse a la enseanza y lainterpretacin musical y a trabajar para agencias gubernamentalesneozelandesas. Cuando decidi empezar a escribir, el xito fue inmediatogracias a novelas como Wolfskin y la triloga Sieteaguas.

    Juliet salt a la fama en el mbito de la narrativa con La hija delbosque, que fue finalista de los premios Aurealis a la mejor novela de

    fantasy y del Romantic Book of the Year Award, y obtuvo el premio a lamejor novela de fantasy de los lectores del Romantic Times Magazine y el Alex de la AmericanLibrary Association. Pronto se tradujo a varias lenguas, y lo mismo sucedi con el resto de latriloga Sieteaguas. Ha publicado tambin Wolfskin, Fox Mask y The Dark Mirror. Su ciudad natalcuenta con una importantsima colonia de personas de origen escocs, lo cual explica el graninters de la autora por los pueblos ancestrales de Gran Bretaa. Poco se sabe del pueblo de lospictos, que vivi en lo que ahora es Escocia, y la autora tuvo que hacer conjeturas fundadas en lospocos documentos que se tienen sobre ese misterioso pueblo para escribir Las Crnicas de Bridei.

    Miembro de la orden druida OBOD y del Partido Verde de Australia, Juliet Marillier viveactualmente en una cabaa centenaria a orillas de un ro, entregada por completo a la escritura.

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    CCCAAAPPPTTTUUULLLOOO 000111

    Volvan cada verano. Contaba los das interpretando la tierra y el cielo, el sol y las rocas. Subahasta el crculo de piedras y me quedaba all sentada, inmvil, con la espalda contra el calor delmonolito que haba bautizado como Centinela, observando a los conejos que asomaban de susmadrigueras bajo la luz tenue para comer lo poco de vegetacin que pudieran encontrar sobre laladera yerma de la colina. El sol se pona al oeste, una esfera de fuego naranja que desaparecatras las colinas para hundirse en las insondables profundidades del ocano. Sus rayos moribundosinundaban los perfiles de los dlmenes, proyectando sus sombras extravagantes sobre el terrenopedregoso frente a m. Iba all cada verano, desde que vi a los nmadas por primera vez y aprenda leer las seales de su llegada. Al anochecer el sol dibujaba sobre la cumbre de la colinaoscuridades de perfiles afilados que con los das se alargaban hacia el norte cada vez ms. Cuandola sombra mayor empezaba a rozarme la punta de los pies, justo donde me encontraba, en el

    centro exacto del crculo, llegaba el momento. Al da siguiente ira a buscarlos al lado de la pista, yall estaran.

    Haba una pauta precisa. Todas las cosas tenan una pauta, si se saba encontrar. Me lo habaenseado mi padre. La dificultad consista en lograr quedarse fuera, en no dejarse implicar. Habrasido un error creer que se poda formar parte de ello. Aquellos como nosotros nunca formaranparte de nada. Tambin eso lo aprend de l.

    Esperaba cerca del camino, tras una mata de enebro. Una nia inmvil como la piedra. Oa eltraqueteo de los zuecos y el chirrido de las ruedas en movimiento. Despus divisaba a uno o doschicos sobre ponis, a la vanguardia, que escudriaban con los ojos atentos en busca de eventuales

    peligros. Sin embargo, una vez iniciado el camino que llevaba a la colina, superado el punto dondeme esconda, generalmente bajaban ya la guardia; bromeaban y rean, saboreando las alegras delcampamento que montaran en breve, un verano de pesca abundante y de relativa tranquilidad,un perodo dedicado a arreglar y a construir. La estacin que pasaran all en la baha era lo msparecido al sedentarismo que nunca alcanzaran.

    Les seguan despus un carro o dos, con los hombres y las mujeres ms ancianos sentadossobre la artesa, los nios ms pequeos a horcajadas sobre la carga, y los dems corriendo a loslados. Dan Walker conduca una pareja de caballos, su mujer Peg la otra. El resto del grupo lossegua a pie, con las bufandas, los chales y los pauelos al cuello mostrando vividas manchas decolores contra el marrn grisceo de un paisaje casi desnudo hasta que llegara la calidez de

    principios de verano. Observaba y esperaba en mi escondrijo, sin mover un msculo. Al finalllegaba la fila de ponis, con los chicos ms jvenes portndolos de las riendas o cabalgando a suslomos. Aqul era el mejor momento del verano: la primera aparicin de Darragh, que, flaco yorgulloso, se elevaba sobre la silla de su robusto poni gris. Tras el invierno en el norte, el color desu piel era plido y su expresin ceuda, por haber estado vigilando a los animales, siempre alertapor si alguno daba un salto repentino para ganarse la libertad. Hasta que estuvierancompletamente domados, aquellos ponis de la colina intentaran con terquedad moverse a suantojo. Aquel grupo sera amaestrado durante la estacin clida, y vendido cuando el pueblonmada volviera a partir hacia el norte.

    Estaba muy atenta, para no revelar mi presencia ni siquiera con el movimiento de un dedo o un

    pestaeo. Pero Darragh saba que yo estara all. Me miraba de reojo con sus ojos castaos,parpadeando en mi direccin, y haca relampaguear una rpida sonrisa que no vea nadie ms que

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    yo, escondida en el margen del camino. Luego los nmadas me superaban para dirigirse haciaabajo, a la baha y a su campamento veraniego, y yo me iba a casa, andando colina arriba y luegode nuevo hacia abajo hasta la lengua de tierra llamada Honeycomb, el lugar donde viva con mi

    padre.l no vea con buenos ojos mis salidas, pero no me impona limitaciones. Sostena que para m

    sera mejor establecer yo sola mis propias reglas. El arte de la magia supona un pesado tributo.No haba necesitado mucho tiempo para descubrir que no dejaba tiempo para los amigos, los

    juegos, nadar, pescar o zambullirme en el agua desde las rocas como hacan los dems nios.Haba demasiado que aprender. Y cuando mi padre no encontraba tiempo para ensearme,pasaba las horas ejercitndome. Las nicas reglas eran aquellas no expresadas. Y, en todo caso, nohabra podido andar muy lejos, no con mi pie as.

    Comprenda que para aqullos como nosotros la magia estaba antes que cualquier otra cosa.Darragh, sin embargo, se haba ganado un lugar en mi vida sin ser invitado, y una vez all se

    convirti en mi compaero de aventuras veraniegas y mi mejor amigo; mi nico amigo de verdad.Los dems nios me daban miedo, y no consegua siquiera imaginar que pudiera unirme a ellos ensus alborotados juegos. A su vez, ellos tambin me evitaban. Quiz se trataba de miedo, o quiz decualquier otra cosa. Saba que era ms inteligente que ellos. Saba que podra hacerles cualquiercosa con slo desearlo. Sin embargo, cuando me vea reflejada en el agua y pensaba en los niosque vea perseguirse por la playa gritndose los unos a los otros, pescando entre las rocas yreparando las redes junto a sus padres o a sus madres, deseaba de todo corazn poder ser uno deellos y no quin era. Habra querido ser una de aquellas chiquillas nmadas, con un pauelo rojo yun chal de flecos, y poder subirme tambin a un carro y partir hacia las remotas tierras del norte alllegar el otoo.

    Mi padre y yo tenamos nuestro lugar, un lugar secreto, situado a media ladera de la colina,oculto por enormes peascos y encarado al sudoeste. Debajo de nosotros, el empinadopromontorio de rocas de Honeycomb se asomaba sobre el mar. En su interior haba una complejared de grutas, cavidades y pasos ocultos, morada ideal para un hombre como mi padre. Detrs denosotros, la ladera de la colina trepaba hasta alcanzar la plana cumbre sobre la que se elevaba elcrculo de megalitos, para luego descender de nuevo sobre la otra ladera hasta alcanzar la sendade los carros. Ms all se extenda el territorio de Kerry, y a partir de sus lindes, lugares cuyosnombres me eran desconocidos.

    Darragh, sin embargo, los conoca, y a menudo, mientras haca una pila ordenada con la leatransportada por la corriente para encender el fuego, o paseando en busca de slex y matojos

    mientras yo lie naba un cuenco de hierbas secas para el t, me los enumeraba. Me hablaba delagos y bosques, de barrancos escarpados y dulces valles umbros Me contaba cmo los vikingos,cuyas incursiones en la costa fueron muy temidas, se establecieron y se casaron con chicasirlandesas, engendrando hijos que no pertenecieron ni a una ni otra raza. Con un relmpago deexcitacin en sus ojos marrones me hablaba de la gran feria de caballos que se celebraba en elnorte. Se implicaba tanto en el argumento, gesticulando con sus manos delgadas, con la vozencendida por el entusiasmo, que acababa olvidndose de encender el fuego. Por tanto lo hacayo, apuntando el dedo ndice en direccin a las ramitas y dejando que brotara la llama. Las ramitasse encendan enseguida, y el agua contenida en la pequea jarra empezaba a calentarse. Darraghenmudeca.

    Contina le deca. Al final, el viejo ha comprado el poni o no? Pero Darragh me mirabaceudo, con las cejas castaas arrugadas por la desaprobacin.

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    No deberas hacer eso me reprochaba.

    El qu?

    Encender el fuego de esa manera. Recurriendo a magia de hechicera. Sobre todo cuando no

    hay necesidad de hacerlo. Es que no sirven el slex y los matojos? Lo habra hecho yo.

    Por qu te preocupas? As es ms rpido.

    Echaba un puado de hojas secas en el jarro para la infusin. El perfume de las hierbas sedifunda en el aire fresco de la colina.

    No deberas hacer eso. Sobre todo cuando no hay necesidad de hacerlo. No lograbaexplicarse mejor, y el flujo de palabras se detena bruscamente, as que hacamos la infusin y nosla bebamos sentados en silencio uno al lado del otro, mientras las gaviotas volaban chillando enlas alturas.

    Los veranos estaban llenos de das as. Cuando no le necesitaban para trabajar con los caballos

    o ayudar en el campamento, Darragh vena a buscarme e bamos juntos a explorar las laderasrocosas de la colina, las sendas sobre las cumbres de los barrancos, las calas escondidas y lasgrutas ocultas. Me enseaba a pescar recurriendo solamente a un sedal y a la mano firme. Yo leenseaba a comprender cmo era el da segn las sombras proyectadas por el sol sobre la cima dela colina. Cuando llova, un hecho comn a pesar de ser verano, solamos sentarnos al abrigo deuna pequea cueva, abajo, al principio de la lengua de tierra que una Honeycomb con la costa, unlugar que emerga del suelo slo a medias, donde la luz consegua filtrarse desde lo alto einundaba la pequea superficie de arena fina, colorendola de un delicado gris azulado. En aquellugar siempre me senta segura. All, el cielo, la tierra y el mar se encontraban para separarse denuevo, y el sonido de las pequeas olas que rompan en la playa subterrnea era parecido a un

    suspiro, una bienvenida y un adis al mismo tiempo. Darragh nunca me deca si le gustaba micueva o no. Simplemente me acompaaba, se sentaba a mi lado, y cuando cesaba la lluvia sedeslizaba afuera sin una palabra.

    En la ladera de la colina creca una hierba salvaje, una planta flexible con tallos verde plido querelucan como la seda. La llambamos cola de ratn, aunque con toda probabilidad suverdadero nombre fuera cualquier otro. Peg y sus hijas eran hbiles canasteras, y utilizaban estahierba para confeccionar sus artculos ms bonitos y refinados, ese tipo de cosas que podan usarlas grandes damas para recoger flores, por ejemplo, muy distintos de los otros cestos usados paratransportar la verdura o un pesado fardo de lea. Tambin Darragh saba trenzar cestos, con suslargos dedos, giles y finos. Un verano, al atardecer, estbamos sentados cerca del menhir de

    piedra con la espalda apoyada en la roca llamada Centinela, y observbamos la baha, laextremidad del promontorio y ms all, hacia el mar de occidente. El cielo estaba nublando, y elaire empezaba a enfriarse. Aquel da no consegua interpretar las nubes, pero saba que el final delverano estaba cerca, y con l un nuevo adis. Estaba triste y contrariada conmigo misma por eso,e intentaba no pensar en la llegada del invierno, hecho de trabajo duro y de das fros y solitarios.Miraba las piedras del suelo y pensaba en el ao, en cmo se plegaba en s mismo como unaserpiente que se tragara la propia cola, en cmo giraba imitando el movimiento incesante de unarueda. Volveran los tiempos felices, pero para seguir de nuevo a los difciles.

    Darragh apretaba un puado de cola de ratn, que entrelazaba con habilidad, silbando en vozbaja. Darragh nunca estaba triste. No tena tiempo; para l la vida era una aventura, siempre con

    nuevas maravillas por descubrir. Y despus poda irse, si quera. A diferencia de m, no tenalecciones que aprender o capacidades que mejorar.

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    Miraba con hasto las piedras del suelo. Mi existencia giraba en redondo, siempre en redondo,repitindose hasta el infinito, un cielo que no dejaba va alguna para la huida. Esttica e inmutable.Observaba los guijarros vibrar y rodar, desplazarse obedientes sobre el terreno frente a m.

    Qu? mi concentracin se haba interrumpido. Las piedras se haban detenido, quedandoen un crculo perfecto.

    Ven dijo. Dame la mano.

    Hice lo que me peda, perpleja, y l me desliz en el dedo un pequeo anillo de cola de ratntrenzada; estaba hecho con tanta destreza que pareca privada de nudos o puntos de unin.

    Para qu es esto? le pregunt, haciendo rodar el circulito de hierba sedosa, elstica.Ahora su mirada haba vuelto a la baha y se haba detenido sobre las pequeas embarcaciones demimbre que regresaban de pescar.

    Para que no te olvides de mexplic en tono descuidado.

    No seas tonto respond. Por qu tendra que olvidarme de ti?Nunca se sabe dijo Darragh volvindose hacia m. Seal el ordenado crculo de

    piedrecitas. Podras tener la mente repleta de otras cosas.

    Aquella respuesta me ofendi.

    Sabes que no sera posible. Nunca.

    Darragh dio un suspiro y se encogi de hombros.

    Eres joven. No puedes saberlo. El invierno es largo, Fainne. Y... sera mejor que alguien seocupara de ti.

    No es cierto! rebat enfadada levantndome de un salto. Quin se crea que era, cmo se

    permita hablarme con aquel tono de hermano mayor?Soy perfectamente capaz de cuidar de m misma, gracias. Y ahora tengo que irme a casa.

    Te acompao.

    No ests obligado a hacerlo, si no quieres.

    Quiero acompaarte. Es ms, hagamos una carrera. A ver quin llega primero a aquellosenebros de all abajo. Vamos.

    Permanec impasible, mirndolo ceuda.

    Te dar ventaja me provoc Darragh. Contar hasta diez.

    No me mov.

    Entonces hasta veinte. Vamos, corre me dedic una de sus sonrisas amplias, irresistibles.

    Me puse a correr, suponiendo que mi andar torpe y cojo pudiera llamarse correr. Me levant lafalda con una mano y logr ganar cierta velocidad, aunque la superficie empinada y pedregosarequiriese un poco de cautela. Slo haba llegado a medio camino cuando o su paso rpido y gildetrs de m. Ninguna carrera podra ser tan desequilibrada, y ambos lo sabamos. El poda cubriruna determinada distancia en un cuarto del tiempo que yo necesitaba. Sin embargo, las cosassucedieron de otra manera, ya que ambos alcanzamos los matorrales en el mismo instante.

    De acuerdo, hija de un mago exclam Darragh sonriendo. Ahora caminemos,recuperemos el aliento. Maana ir mejor.

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    Cuntos aos tena entonces? Seis, quiz, y l uno o dos ms que yo? El da en que losnmadas levantaron las tiendas para marcharse, yo llevaba el pequeo anillo en el dedo; aquel dame tocara despedirme de l y empezar la espera. Ah, pero para l todo estaba bien, en todo caso.

    Haba lugares donde le esperaban y cosas por hacer, y estaba impaciente por subirse al poni yponerse en camino. Sin embargo, encontr el tiempo para despedirse de m, y vino hasta la colinaque estaba ms all del campamento, sabiendo que yo no me acercara al punto en que su gentese reuna para cargar los carros y hacer los preparativos para el viaje. Yo me senta abrumada porla timidez, incapaz de sostenerles la mirada a los chicos y a las chicas, o de responder a laspreguntas amables y prudentes de Peg. All abajo estaba mi padre, una figura alta envuelta en unacapa que hablaba con Danny Walker, dndole mensajes que deba entregar, encargos quedespachar. A su alrededor, la gente haba dejado un amplio crculo vaco.

    De acuerdo, entonces dijo Darragh.

    De acuerdo, entonces repet como un eco, intentando adoptar el mismo tono descuidado,

    pero fracasando mseramente.Hasta luego, ricitos dijo, alargando una mano para tirar amablemente de un mechn de mi

    largo pelo rizado, igual que el de mi padre, de un intenso color rojizo. Nos veremos el prximoverano. Trata de mantenerte lejos de los problemas hasta mi vuelta. Me repeta aquella frasecada vez que parta, siempre la misma. En cuanto a m, me quedaba siempre sin palabras.

    Los das se hicieron ms breves, y empez el perodo ms oscuro del ao. Sin la compaa deDarragh no tena ningn motivo para salir al exterior, por eso me volcaba en el trabajo, tratando

    de no hacer demasiado caso al fro que haca dentro de Honeycomb, y que senta casi ms que elhelado viento otoal que azotaba la cima de la colina. Era un dolor punzante que calaba hasta loshuesos y que me pesaba como un fardo. Pero nunca me lamentaba de ello. Mi padre me habaenseado cmo enfrentarme a l, y eso se esperaba de m. Porque tambin un mago senta elcalor del fuego o el mordisco del viento del norte. Despus de todo, un mago era un ser humano,no una criatura del Otro Mundo. Lo que haca falta era ensearle al propio cuerpo cmo pactarcon el fro, para no ceder al malestar volvindose lento o ineficiente. Era una habilidad ligada a larespiracin, ms que a otra cosa. No sabra decir ms. Durante un tiempo mi padre fue un druida.Pero me dijo que una vez abandonada la hermandad lo haba dejado todo atrs. No obstante, unhombre no puede olvidarse en un da de tantos aos de adiestramiento y disciplina. Comprenda

    que muchas de las cosas que aprenda eran secretas, y slo podan ser compartidas con otrosmiembros de nuestra misma especie. No es posible depositar ese gnero de conocimientos a lospies del ignorante, o de quien cuya mente est cerrada. Incluso ahora hay algunos secretos que nopuedo revelar y que no revelar nunca.

    En el interior de Honeycomb haba numerosas cmaras. Tenamos que encender las lmparasdurante todo el ao, y en la gran habitacin donde trabajaba mi padre ardan muchas velas,porque all era donde guardaba pergaminos y libros, objetos grotescos y fantsticos dentro derecipientes, y pequeos saquitos llenos de polvos de olores punzantes. Haba un basiliscomomificado, una copa labrada en un cuerno ondulado cuya base estaba incrustada de piedrasrojas. Haba una pequea calavera, parecida a la de un gnomo, con cavidades vacas en lugar de

    ojos. All haba un grueso manual de magia cuya cubierta de piel se haba oscurecido por la edad yel uso continuo. En esa habitacin mi padre pasaba los das y las noches en soledad,

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    perfeccionando su arte, aprendiendo, sin parar.

    Yo saba leer en ms de una lengua y escribir usando distintos tipos de alfabeto. Saba recitarinnumerables historias, y ms hechizos todava. Y me haba hecho falta muy poco para aprender

    que la magia ms grande no estaba escrita en ningn libro, ni reproducida sobre pergaminoalguno. Los hechizos ms poderosos no se hacen moviendo las manos, mezclando pociones yfiltros mgicos o repitiendo antiguas frmulas. Lo comprend cuando vi a mi padre trabajar con elmximo empeo, pero quedndose sencillamente inmvil en el centro de un espacio vaco, con losojos negros como moras y fijos en el vaco. Porque la magia ms grande es la de la mente, y sustradiciones no se escriben sobre pergamino o sobre piel de oveja, ni se graban en corteza, o enpiedra o en cualquier otro lugar. Mi padre aprendi sus primeros rudimentos de los grandessabios: los druidas del bosque. Luego los desarroll con dedicacin a travs del estudio. Pero eltalento para la magia corra por nuestras venas. Mi padre era hijo de una gran bruja, de la queaprendi ciertas habilidades que us con parquedad, ya que eran tan poderosas como peligrosas.

    Deca que era necesario tener cuidado, evitar llegar demasiado lejos y despertar a las fuerzasoscuras que era mucho mejor que permaneciesen dormidas. No tengo un recuerdo ntido de miabuela. Me viene a la mente una criatura elegante, vestida con una tnica azul, que me habamirado a los ojos y me haba provocado dolor de cabeza. Creo que me hizo preguntas a las quecontest irritada, molesta por su intrusin en nuestro reino ordenado. Pero aquello ocurri hacemucho tiempo, cuando todava era poco ms que un beb. Mi padre raramente hablaba de ella, sino era para decir que nuestra sangre haba sido contaminada por su lnea de descendencia, unaestirpe de magos que no aceptaba que ciertos confines no debieran ser cruzados. Sin embargo,me deca mi padre, era poderosa, astuta e inteligente, y siempre sera mi abuela; una parte de ellaestaba en nosotros, y no podamos olvidarlo. Por su culpa nunca podramos vivir nuestra vida

    como personas normales, con amigos, una familia, un trabajo honesto. Aquella herencia nos habadado poderes extraordinarios, pero encamin nuestros pasos hacia una senda de tinieblas.

    Tena ocho aos. Era Men Geimhridh, y el viento del norte azotaba los rboles sin piedad.Mandaba las olas a estrellarse contra las rocas, empujando la helada espuma hacia lasconcavidades subterrneas de

    Honeycomb. La orilla pedregosa estaba salpicada de algas enredadas y fragmentos de conchas.Los pescadores sacaban sus redes vacas, y la gente pasaba hambre.

    Concntrate, Fainne me exhort mi padre mientras mis helados dedos atrapaban y perdanla presa. Usa la mente, no las manos.

    Entonces apret los dientes, agudic la vista y empec de nuevo. Un juego, eso era. No tenaque ser difcil. Alarga los brazos, fjate en la esfera de vidrio brillante colocada sobre el estante dela pared ms lejana, que refleja el resplandor de las velas sobre su superficie tramposa. Supera ladistancia con la mente. Imagina el salto. Qudate quieta. Deja que sea la esfera la que soporte elesfuerzo. Imponte a la esfera que sea ella la que llegue a tus manos. Imponle a la esfera que serena contigo. Ven. Ven aqu. Ven a m, frgil y delicada, redonda y encantadora, ven a mismanos. Haca fro, me dolan los dedos, oh, qu fro. Sent las olas estrellarse en el exterior. Sentla esfera de cristal romperse contra el suelo de piedra. Los brazos me cayeron a los lados del

    cuerpo.Muy bien dijo mi padre con dulzura. Coge una escoba, brrelo todo afuera. Despus

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    explcame por qu no lo has conseguido.

    Su voz no expres juicio alguno. Como siempre, quera que fuera yo misma quien me juzgara.As aprendera con mayor rapidez.

    Yo... me he distrado, he pensado en otra cosa expliqu, inclinndome para recoger lasafiladas esquirlas. He dejado que se interrumpiera el contacto. Lo siento, padre. S que lolograremos. La prxima vez lo conseguir.

    Lo s me respondi, volvindose para retomar su trabajo. Ejerctate cien veces con algoirrompible. Despus, ven a donde est yo y me lo enseas.

    S, padre.

    De todos modos haca demasiado fro para poder dormir. As que podra pasar la nochehaciendo algo til.

    Tena diez aos. Estaba inmvil en el centro de la habitacin de trabajo de mi padre, con losojos fijos en el vaco. La frgil esfera se balanceaba sobre mi cabeza, suspendida por fuerzasinvisibles. Respir lentamente, muy lentamente. A cada espiracin un pequeo ajuste. Arriba,abajo, a la izquierda, a la derecha. Rueda sobre ti misma, le orden a la esfera, y empez arodar, resplandeciente a la luz de las velas. Detente. Ahora rueda alrededor de mi cabeza. Misojos no seguan su movimiento fluido. No necesitaba mirarla para ver cmo obedeca a misrdenes. Detente. Ahora desciende. Una pausa infinitesimal, despus el descenso; frente a muna estela de brillo, la cada hacia la destruccin. Detente. La esfera se detuvo a un palmo delsuelo. Se mantuvo suspendida en el aire, expectante. Parpade, y me inclin para recogerla en mi

    mano.

    Mi padre asinti con gravedad.

    Tus poderes estn aumentando. Naturalmente se trata de trucos demasiado simples, aunquepara hacerlos bien se requiere disciplina. Me alegro de tus progresos, Fainne.

    Gracias.

    Estas alabanzas eran, cuanto menos, raras. Habitualmente lo que haca era reconocer que habaalcanzado el propsito de mi intento, y me exhortaba a dar el siguiente paso.

    No te duermas en los laureles.

    No, padre.

    Es hora de que te apliques a una rama del arte mucho ms estimulante. Para hacerlo, sinembargo, debers buscar dentro de ti nuevos recursos. Puede ser extenuante. Tmate algunosdas de descanso. Empezaremos en Imbolc. Qu mejor momento? Su tono era spero.

    S, padre.

    Pero no le pregunt de qu se trataba. Saba que fue en la fiesta de santa Brighid donde l vio ami madre por primera vez; no es que hablara demasiado de ello, por lo menos nodeliberadamente. Ocultaba aquella historia en su interior, y mantener secretos era una habilidaden la que sobresala. Haba recogido aqu y all lo poco que saba, jirones de informacin de vez encuando, en el curso de los aos. Hubo un comentario de Peg que o por casualidad mientras

    esperaba a Darragh bajo los rboles de detrs del campamento, escondida de las miradas ajenas.Era muy bella le haba dicho Peg a su amiga Molly. Estaban sentadas a la luz de la maana,

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    y trenzaban sus complicados cestos haciendo volar los dedos rpidamente. Alta, esbelta, conuna mata de pelo cobrizo que le caa sobre la espalda. Pareca un hada. Pero se comportabasiempre... se comportaba siempre como si estuviera un poco ida, sabes a lo que me refiero? El la

    vigilaba como una loba a su cachorro, pero no pudo evitar lo que sucedi. Podas verlo en sus ojos,desde el principio.

    Mmm haba sido la respuesta de Molly. Entonces la nia ha salido a su padre. Unaextraa criaturita.

    No tiene la culpa de lo que es respondi Peg.

    Recuerdo, tambin, un verano particularmente caluroso en el que Darragh no logr dominar suimpaciencia frente a mi rechazo categrico de acercarme al agua.

    Por qu no quieres que te ensee a nadar? me haba preguntado. Es por ella? Poraquello que le sucedi?

    El qu? Qu quieres decir?Ya lo sabes. Hablo de tu madre. Es por culpa de... bueno, a causa de lo que hizo. Eso es lo que

    dice la gente. Que t tienes miedo del agua porque ella se lanz desde Honeycomb y se ahog.

    Claro que no respond, sin poder tragar saliva. Es slo que no quiero, eso es todo.

    Cmo poda saber que hasta aquel momento nadie me haba dicho cmo haba muerto?

    Revolv en los recuerdos en busca de uno que concerniera a mi madre, tratando de traer a lamente la bella figura que Peg haba descrito, pero no me vino nada. En todos mis recuerdos sloaparecan mi padre y Honeycomb. Algo haba ocurrido mucho tiempo atrs y en algn lugar lejano,algo que haba daado a mi madre y herido en el nimo a mi padre, y lastrado el camino de todosnosotros de un modo inevitable. Mi padre nunca me haba hablado de ello. Sin embargo, en todolo que me enseaba se esconda una leccin tcita.

    Es hora de empezar anunci mi padre mirndome severamente. Este ser un trabajoserio, Fainne. Quiz sea necesario limitar tu tiempo libre este verano.

    S-s, padre.

    Bien coment asintiendo. Permanece a mi lado. Mira el espejo. Observa mi rostro.

    La superficie era de bronce, pulido hasta ser capaz de brillar y reflejar las imgenes. Nuestras

    caras se reflejaron una junto a la otra; eran parecidas, exceptuando leves diferencias. Los rizosrojo oscuro; los ojos intensos, oscuros como moras silvestres maduras, la piel plida y falta depecas. Pens que la cara de mi padre era bastante bonita, aunque algo amenazadora en suexpresin. El mo era un rostro de nia: informe, insignificante y algo gordinfln. Mir mi reflejofrunciendo el ceo, luego encontr la mirada de mi padre en el espejo. La respiracin se medetuvo en la garganta.

    La cara de mi padre estaba cambiando. La nariz se estaba haciendo aguilea, el pelo se fuecubriendo de un blanco velo de escarcha, la piel se arrug y manch como una manzana dejadademasiado tiempo en la despensa. Lo mir, estupefacta. Levant una mano, la mano de un viejo,nudosa y retorcida, que acababa en unas uas parecidas a las garras de una fiera. No lograba

    separar los ojos de aquella imagen reflejada.Ahora mrame me dijo con voz sosegada, su voz habitual.

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    Obligu a mis ojos a mirar de lado velozmente, pero el corazn se me encoga al pensar queaquel que tena a mi lado poda no ser el hombre recto y gallardo que haba sido mi padre sinoslo su envoltura vieja y encorvada. En cambio, all estaba, igual que siempre, con su mirada

    segura fija en la ma, con sus cabellos brillantes que se le rizaban en las sienes. Mir de nuevo elespejo.

    Ahora su rostro estaba cambiando de nuevo. La imagen vacil durante un instante, despus sedetuvo. Esta vez la diferencia era ms imperceptible. Los cabellos eran un poco ms claros, yapenas ms lisos. Los ojos de un azul intenso, no la caracterstica tonalidad que cambiaba alvioleta oscuro que compartamos ambos. La espalda un poco ms ancha, la altura aumentada unpalmo, la nariz y el mentn con un toque de grosera que no tena antes. Era mi padre, perotambin un hombre distinto.

    Esta vez dijo, cuando apartes los ojos del espejo vers lo que yo quiero que veas. Notengas miedo, Fainne. Seguir siendo yo. Este es el Sortilegio que nosotros utilizamos para

    volvernos irreconocibles cuando tenemos la necesidad. Si se utiliza con pericia, es un instrumentopoderoso. No se trata tanto de un cambio en el aspecto de uno mismo, como de una modificacinen la percepcin del otro. Es una tcnica que debe ser practicada con extrema atencin.

    Esta vez, cuando lo mir, el hombre que tena a mi lado era el hombre del espejo: mi padre,pero no exactamente l. Parpade, pero l mantuvo su semejanza. El corazn me golpeaba en elpecho, y me sudaban las palmas de las manos.

    Bien dijo mi padre con calma. Respira lentamente, como te he enseado. Enfrntate a tumiedo y djalo a un lado. Esta habilidad no puede aprenderse en un solo da, en una estacin o enun ao. Tendrs que trabajar muy duramente.

    Entonces, por qu no has empezado a ensermela antes? consegu rebatir, anprofundamente turbada por aquella mutacin. Quizs hubiera sido ms fcil si se hubieratransformado en un perro, un caballo o incluso en un pequeo dragn, en vez de en aquella...aquella versin inquietante de s mismo.

    Antes eras demasiado joven. Ahora tienes la edad justa. Ahora ven. De repente, en eltiempo de chasquear los dedos, era de nuevo l mismo. Un paso cada vez. Usa el espejo.Empezaremos con los ojos. Concntrate, Fainne. Respira con la tripa. Mira el espejo. Fija el puntoexacto entre las cejas. Bien. Imponle a tu cuerpo la inmovilidad absoluta... Olvdate del fluir deltiempo... Para las primeras veces te dar algunas palabras que debers pronunciar, pero con eltiempo tendrs que aprender a trabajar sin espejo, y sin frmula mgica.

    Al anochecer estaba exhausta, con la cabeza vaca como una calabaza seca, el cuerpo fro yempapado de sudor. Descansamos sentados el uno frente al otro en el suelo de piedra.

    Cmo s pregunt, cmo puedo distinguir lo que es real de lo que es imaginario?Cmo consigo saber que el modo en el que te veo es el real? Podras ser un viejo feo y arrugadocamuflado de mago gracias al Sortilegio.

    Mi padre asinti; su plido semblante se oscureci:

    No puedes saberlo.

    Pero...

    Una persona muy hbil en este arte sera capaz de hacer durar ese camuflaje durante aos y

    aos, si fuera necesario. Podra engaar a todo el mundo. O a casi todos. Como ya te he dicho, esun instrumento muy poderoso.

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    A casi todos?

    Permaneci en silencio durante un instante, despus me hizo una sea.

    Con este tipo de magia no conseguiras engaar a un alto practicante de nuestro arte. Creo

    que slo tres tipos de persona pueden ser siempre capaces de saber cul es tu verdaderaidentidad: un mago, un adivino y un inocente. Pareces cansada, Fainne. Ser mejor que descanses,y que empecemos maana desde el principio.

    Estoy bien, padre respond, ansiosa por no desilusionarlo. Puedo continuar, de verdad.Soy ms fuerte de lo que parezco.

    Mi padre sonri: extraa visin. Aqulla me pareci una trasformacin ms profunda quecualquier otra que el Sortilegio hubiera podido producir nunca; tena la impresin de estarmirando a un hombre distinto, el hombre que podra haber sido si el destino hubiera sido msgeneroso con l.

    A veces me olvido de lo joven que eres, hija ma dijo dulcemente. Y yo soy un maestromuy exigente, no es cierto?

    No, padre respond. Los ojos me escocan de un modo extrao, como si las lgrimaspugnaran por salir.

    Oh, s, seguro rebati, con una nueva expresin severa en la boca. No tengo la msmnima duda. Ven, entonces, comenzamos des de el principio.

    Tena doce aos, y por un tiempo breve mi altura super a la de Darragh. Aquel verano mi

    padre no me dej salir demasiado. Las pocas veces que me conceda un poco de diversin, yo salade Honeycomb y me suba a la colina, sin saber si eso me estaba permitido pero titubeante ante laperspectiva de pedirle permiso, por miedo a que me fuera negado. All encontraba a Darraghesperndome, a veces practicando con la gaita, pues Dan le haba enseado bien y aquel ejercicioera para l ms un placer que un deber. Ahora ya no explorbamos las grutas, ni pasebamos porla playa en busca de conchas, ni encendamos pequeas hogueras. La mayora de las veces nossentbamos a la sombra de los grandes monolitos de piedra, o bien en alguna oquedad en el lmitedel arrecife, y hablbamos, tras lo cual volva a casa con el sonido melodioso de la gaita que se ibapropagando por el aire, a mis espaldas. He dicho que hablbamos, pero lo que ocurra en realidadera que Darragh hablaba y yo escuchaba, feliz de estar tranquilamente sentada en su compaa. Es

    ms, de qu podra haber hablado yo? Las actividades que me ocupaban eran secretas, no podanexplicarse. Adems, el mundo de Darragh se me antojaba cada vez ms desconocido, ajeno, untipo de sueo excitante que nunca se realizara.

    Por qu nunca te ha devuelto a Sieteaguas? pregunt un da, de un modo bastanteingenuo. Nosotros hemos estado una vez o dos. Hay una vieja ta de mi padre que an vive all. Yall reside toda tu familia: tienes tos, tas e infinidad de primos. Estoy seguro de que te acogerancon los brazos abiertos

    Y por qu tendra que llevarme? pregunt parndole los pies, puesto que encontrabadifcil digerir cualquier crtica a mi padre, por mucho que fuera expresada indirectamente.

    Porque... Darragh pareca no encontrar las palabras. Bueno, porque en las familias suele

    hacerse as. Se crece juntos, se hacen las cosas juntos, se aprende unos de otros, se cuidan unosde otros, y... y...

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    Yo tengo a mi padre. El me tiene a m. No necesitamos a nadie ms.

    Esto no es vida para ti murmur Darragh. No es vida para una chica.

    Yo no soy una chica. Soy la hija de un mago dije desafindolo mientras levantaba las cejas.No tengo ninguna necesidad de irme a Sieteaguas. Mi casa est aqu.

    Lo ests haciendo de nuevo dijo Darragh al cabo de un instante.

    El qu?

    Eso que haces siempre que ests enfadada. Los ojos te empiezan a brillar, y en tus cabelloscrepitan pequeos destellos de luz, como llamitas. No me digas que no lo sabes.

    Mejor respond, pensando que debera haberme ejercitado ms en mantener bajo controlmis sentimientos.

    Mejor qu?

    Mejor que se vea. Que no soy una simple chica. As quiz dejes de planificar el futuro por m.Ya s hacerlo sola.

    Uy, uy.

    No me pregunt, no quiso saber ms detalles. Continuamos sentados en silencio, observandolas gaviotas revoloteando sobre las barcas que regresaban de pescar. El mar estaba oscuro comola pizarra; antes del ocaso habra borrasca. Pasado un rato empez a contarme cosas sobre unayegua de poni blanco que haba bajado de las colinas, de cmo su padre quera sacar un buenprecio en la feria de ganado, y de cmo l no estaba seguro de lograr quitrselo de la cabeza,puesto que entre l y el animal se haba establecido una relacin extraordinaria. Su relato meabsorbi tanto que cuando acab me haba olvidado completamente de que estaba enfadada con

    Darragh.

    Tena catorce aos y el verano llegaba a su fin. Mi padre estaba orgulloso de m, se lo lea en losojos. El Sortilegio era insidioso, pero permita obtener resultados sorprendentes. Mi padreconsegua transformarse en una gran cantidad de sujetos distintos: una zorra leonada de ojosbrillantes o bien una extraa criatura, un tipo de espectro parecido a una borrosa voluta de humo.Para esta ltima me dio la frmula, pero no me permiti intentar la transformacin. Si se usaba demanera inexperta era peligrosa. El riesgo consista en no tener poder suficiente para anular elhechizo. Haba por tanto la posibilidad de que uno no lograra volver a la misma forma original. Mi

    padre me dijo tambin que una transformacin de ese tipo agotaba notablemente los poderes deun mago. Cuanto ms se alejaba de la propia imagen, ms intenso era el empobrecimiento de supoder. Si, por ejemplo, uno se transformaba en un feroz monstruo marino, o en un guila deafiladas garras, y luego recobraba el propio aspecto, durante algn tiempo despus de aquelejercicio no podra llevar a cabo magia alguna. La transformacin poda durar un da y una noche, yen esa situacin el mago era extremadamente vulnerable.

    Esa era la razn por la que no me permiti probar las variantes ms elaboradas del hechizo, queincluan aspectos no humanos. Sin embargo descubr que tena un talento innato para otrasmutaciones ms sutiles. Al principio era un trabajo muy duro, y me dejaba exhausta y alterada.Pero me apliqu con voluntad, y con el tiempo logr hacer y deshacer el Sortilegio en un abrir y

    cerrar de ojos. Tambin aprend a esconder mi agotamiento.Debes comprender me explic mi padre en tono serio que aquello que creas es slo una

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    ilusin a los ojos de los dems. Si tu transformacin es leve, nada ms que un modesto cambio detu aspecto, la gente no ser consciente de que algo ha cambiado. Se preguntarn sencillamentepor qu nunca antes han notado lo fascinante que eras, o qu digna de confianza era tu expresin.

    Ni siquiera sabrn que estn siendo manipulados. Y cuando vuelvas a ser t misma ni siquiera sedarn cuenta de que te han visto diferente. Una transformacin completa, en cambio, es algo muydistinto. Hay que ser extremadamente cauteloso, porque puede generar dificultades notables.Siempre es mejor crear un aspecto lo ms cercano posible al propio. As ser ms fcil retomar lapropia imagen y recobrar las fuerzas con mayor rapidez. Perdname un momento y volvi elrostro, reprimiendo un violento acceso de tos.

    Te encuentras mal? pregunt. Generalmente nunca se resfriaba, ni siquiera en plenoinvierno.

    Estoy bien, Fainne respondi. No te preocupes. Procura recordar lo que te he dichoacerca del Sortilegio. Si usaras las formas ms extremas correras un grave riesgo personal.

    Pero podra hacerlo protest. Transformarme en un pjaro o en una serpiente. Estoysegura de que lo conseguira. No podra probarlo al menos una vez?

    Mi padre me mir.

    Algrate de no tener la necesidad de hacerlo. Es peligroso, creme. Un hechizo para usar slocomo ltimo recurso.

    No poda restarle tiempo a mis estudios. Durante todo el verano apenas haba visto la luz delsol, ya que mi padre se haba ocupado de que una muchacha del lugar nos trajera a Honeycomblas modestas provisiones de pan, pescado y hortalizas que necesitbamos. Haba un manantial deagua en una de las profundas gargantas, y ahora era mi padre el que iba a buscarla con un cubo.

    Yo me quedaba dentro, trabajando. Estaba intentando habituarme a que eso no me importara. Alprincipio sufra mucho, porque saba que Darragh estara por all fuera, buscndome,esperndome. Ms tarde, cuando dej de esperarme, sufr an ms. Me escapaba durante un ratoa la roca sobre el mar, un lugar oculto, slo accesible desde los subterrneos de Honeycomb.Desde aquel punto de observacin se divisaba la baha en toda su extensin, a partir del extremooccidental donde nosotros estbamos, con sus arrecifes cortados a cuchillo y los gigantescosrompeolas, donde el largo promontorio ofreca amparo a las chozas dispersas y al campamentomulticolor y desordenado del pueblo nmada. Vea a los chicos correr por la orilla y oa sus risas,que el viento del oeste me traa junto a los gritos de las gaviotas. Darragh estaba all, entre ellos,ahora ms alto, ya que durante el invierno haba dado un buen estirn. El viento le apartaba el

    oscuro pelo del rostro, y su sonrisa era tan torcida como de costumbre. Ahora siempre ibaacompaado de al menos una chica, y a veces de dos o tres. Haba una en particular a la que vea amenudo, una menudita con la piel morena del sol y una larga trenza a lo largo de la espalda. Fueradonde fuera Darragh, ella nunca estaba demasiado lejos, los dientes blancos brillando en unasonrisa, la mano en la cadera, los ojos fijos sobre l. Incluso sin tener motivo para ello, la odiaba.

    Los chicos solan zambullirse desde las rocas del promontorio, sin siquiera sospechar mipresencia sobre la roca de ms arriba. Estaban atravesando aquella edad en la que se creeninvencibles, en la que se cree poder ahuyentar a cualquier monstruo que se cruce en el camino.Las rocas que elegan eran angostas y resbaladizas, y el mar de debajo, oscuro, fro y peligroso. Ellanzamiento deba ser calculado en el ltimo instante, para evitar ser alcanzado por una ola y

    arrastrado contra los escollos que formaban la base de Honeycomb. Se lanzaban una y otra vez,tres o cuatro chicos, esperando el momento justo, los pies prensiles que se agarraban a la roca, los

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    cuerpos bronceados como nueces expuestas al sol, mientras las chicas y los nios ms pequeoslos miraban desde la playa en silencio y gran expectacin. Entonces, de un modo repentino yarriesgado, aunque ya lo hubieran hecho otras veces, se zambullan en las amenazadoras aguas.

    Aquel verano los vi en dos o tres ocasiones. La ltima vez que estuve all vi a Darragh dejar atrslos riscos, trepar gil como un cangrejo por las grietas del arrecife desnudo y encaramarse hastadetenerse por fin sobre el ms exiguo asidero, el punto de lanzamiento. El miedo me cort larespiracin. No ira a...? Seguro que no era capaz de...? Me mord los labios y not el saborsalado de la sangre; apret los puos tan fuerte que las uas me cortaron las palmas de las manos.Qu idiota. Por qu intentar una empresa como aqulla? Cmo poda pensar qu...?

    Por un instante se qued en equilibrio, mientras su pblico permaneca mudo y petrificado,seguramente presas de la misma horrorizada fascinacin que tambin me invadi a m. Muchoms abajo las olas rompan produciendo un sonido de remolino, mientras desde arriba las gaviotasgritaban sus advertencias. Darragh no levant los brazos al zambullirse. Sencillamente, se dobl

    hacia adelante y cay en el agua cabeza abajo, recto como una flecha, los brazos extendidos a lolargo de las caderas, abajo, cada vez ms abajo, hasta que su cuerpo se desliz en el agua con unmovimiento preciso, parecido a un alcatraz volando en picado hacia un pez. Me qued a mirarmientras una gran ola se abata sobre el punto donde se haba hundido, y luego otra y una tercera.El corazn me golpeaba enloquecido en el pecho. Pero de pronto, mucho ms cerca de la orilla,una cabeza oscura y brillante emergi del agua. Darragh empez a nadar. Los chicos de los riscos ylas chicas de la playa elevaron una ovacin, y cuando l sali del agua, goteando, ella estaba allpara acogerlo y ofrecerle el chal que llevaba sobre los hombros para que se secara.

    Aquel da no logr concentrarme; mi padre me ech una mirada siniestra, pero no dijo nada.Despus de aquel episodio, eleg no volver a presenciar aquellos saltos. Lo que mi padre me haba

    enseado era cierto. Un mago, o la hija de un mago, no lograran desarrollar las tareas requeridasni practicar correctamente su arte si se distraan con cualquier otra cosa.

    Faltaba poco para Lugnasad, hacia finales del verano, cuando por fin mi padre me cont suhistoria. Estbamos sentados frente al fuego despus de un largo da de trabajo, y bebamosnuestra cerveza. Generalmente, en aquellos momentos nos mantenamos en silencio, cada unoabsorto en sus propios pensamientos. En aquella ocasin estaba mirando a mi padre que, a su vez,miraba fijamente el fuego, y pens en que haba perdido peso, los huesos de la cara le aflorabanagudos contra la piel. Estaba incluso ms plido de lo normal. Ensearme las artes de la magia nosiempre era fcil; no haba que asombrarse de que estuviera agotado. Debera esforzarme ms.

    Sabes que descendemos de una estirpe de magos, Fainne? empez de repente, comosiguiendo el curso de sus pensamientos.

    S, padre.

    Y comprendes lo que significa?

    Aquella pregunta me pareci extraa.

    Que somos distintos de los dems, y que siempre lo seremos. Que somos un grupo aparte, yno pertenecemos ni a unos ni a otros. Que podemos practicar este arte, para el que hemos sidoelegidos. Pero algunos elementos de la magia van ms all de nosotros. Podemos llegar a rozar elOtro Mundo, pero en realidad no formamos parte de l. Vivimos en este mundo, pero nuncaformamos parte de l.

    Excelente, Fainne. Veo que en teora lo comprendes muy bien. Pero no es lo mismo movertepor el mundo real y descubrir lo que significa todo esto. No puedes ni imaginar cules son las

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    penas causadas por una existencia vivida a medias. Dime, te acuerdas de tu abuela? Ha pasadomucho tiempo desde que vino aqu; ms de diez aos. Quiz la has olvidado.

    Arrugu la frente, concentrndome.

    Creo que puedo recordarla. Tena los ojos como nosotros, y me mir hasta que me doli lacabeza. Me pregunt cunto haba aprendido y cuando se lo dije se ech a rer. Quera que sefuera.

    Mi padre asinti y sonri con amargura.

    Mi madre ha elegido no salir al mundo exterior. No por ahora. Se esconde en lugarestenebrosos. No podemos librarnos de ella, ni tampoco de sus artes mgicas. Nos guste o no,nosotros dos llevamos dentro su herencia, y a causa de ella tenemos algo ms y algo menos quelas personas normales. No quera hablarte de esto, pero ha llegado el momento en que debohacerlo. Escuchars mi historia?

    S, padre susurr abrumada.Muy bien. Debes saber, entonces, que pas dieciocho aos de mi existencia en los templos

    arbreos, bajo la proteccin de los Grandes Sabios. Lo que ocurri antes de aquello no sabradecirlo, ya que cuando era muy pequeo habitaba en el corazn del gran bosque, en Sieteaguas.Mis compaeros de juego eran las encinas y los fresnos; dorma sobre caizos de serbal, la mejormadera para escuchar la voz del espritu, y vesta las tnicas sencillas de los iniciados. Fue unainfancia de orden y disciplina; frugal en la satisfaccin de las necesidades del cuerpo, pero rica enalimentos para la mente y el espritu, del todo privada de los elementos ms bajos de la vida de unhombre, rodeada de la belleza de los rboles y de los torrentes de agua, del lago y de las piedrasrecubiertas de musgo. Crec con el amor por el conocimiento, Fainne, un amor que he tratado de

    transmitirte desde que eras pequea.Debo gran parte de mi adiestramiento de druida a un hombre llamado Conor, que durante mi

    permanencia all se convirti en el jefe de los Grandes Sabios. El se tom mi instruccin conparticular inters. Conor era un maestro muy exigente. Nunca daba una respuesta directa a unapregunta. Me orientaba siempre en la direccin justa, pero me dejaba a m buscar la respuesta.Aprend con rapidez, pero siempre quera saber ms. Hice progresos; crec y me convert en unhombre. Conor no era persona de elogio fcil, pero estaba satisfecho de aquello en lo que yo mehaba convertido, y justo antes de que completara mi adiestramiento y pudiese llamarme por fincon el nombre de druida con plenos derechos, me permiti acompaarlo a la gran casa deSieteaguas como su ayudante en la celebracin de los ritos de Imbolc.

    Era la primera vez que sala de los templos arbreos y del bosque profundo. Era la primera vezque vea a personas diferentes de mis hermanos, los Grandes Sabios. Conor celebr el ritual yencendi el fuego sagrado, y yo sujet la antorcha por l. Era el momento culminante de tantos ytan largos aos de adiestramiento. Despus de la cena me permiti contar una historia a lacompaa reunida. Estaba orgulloso de m: se lo lea en la mirada, por mucho que fuera muy hbilen esconder sus verdaderos sentimientos. Aquella noche senta una extraa serenidad espiritualen el corazn, como si la mano de la diosa hubiera tocado mi espritu y estuviera dirigiendo mispies por un camino de felicidad que durara el resto de mis das. Desde aquel momento enadelante, me promet a m mismo que me dedicara a caminar al encuentro de la luz.

    Sieteaguas es una gran casa, una gran tath. El jefe del clan se llamaba Liam, y era hermano de

    Conor. Tenan una hermana, Sorcha, de la que se contaban empresas prodigiosas. Ella misma erauna hbil narradora y una renombrada sanadora, y su historia era la ms extraa de todas. Sus

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    hermanos haban sido transformados en cisnes por una bruja malvada, y Sorcha logr retornarlessus semblantes humanos por actos de increble valenta y sacrificio. Al mirarla, era difcil creer quefuera cierto, ya que pareca una mujer frgil y diminuta. Pero yo saba que era verdad. Me lo haba

    dicho Conor, porque tambin l haba quedado atrapado en el cuerpo de un cisne durante treslargos aos. Se trata de una familia de considerable poder e influencia, y en posesin dehabilidades que trascienden lo ordinario.

    Aquella noche todo era nuevo para m. Una gran casa, una fiesta con tanta comida comonunca haba visto antes, platos de exquisiteces y cerveza que corra como ros, adems de lasluces, la msica y la danza. Me pareca todo... extrao. Ajeno. Pero aguard y observ. Vi a una

    joven bellsima, con sus largos cabellos cobrizos sueltos sobre los hombros y la tez reluciente ydorada bajo el resplandor de las antorchas, que bailaba dando vueltas y riendo. Ms tarde, en elsaln, fue a ella a quien dediqu mi historia. Aquella noche no so con la diosa o con mis bellosideales, sino con Niamh, hija de Sieteaguas, que giraba y giraba en su vestido azul, lanzndome

    miradas y sonrindome. No era eso lo que Conor crey que ocurrira cuando decidi llevarme a lafiesta. Pero una vez empezado, no hubo modo de volver atrs. Yo la amaba; ella me amaba. Nosencontrbamos en el bosque, en secreto. No haba duda de que tendramos dificultades si nuestrarelacin se conoca. Un druida puede desposarse, si quiere, pero es una eleccin muy inslita. Yadems, Conor ya haba hecho proyectos para m, y saba que no se tomara bien aquella idea.Niamh no estaba prometida, pero me dijo que su familia no vera con buenos ojos la perspectivade darla como mujer a un joven de origen desconocido. Despus de todo era la sobrina de lordLiam. Sin embargo, para nosotros no haba otra eleccin: no podamos imaginar un futuro en elque estuviramos separados. Por eso nos encontrbamos bajo las encinas, lejos de los ojosindiscretos, y cuando estbamos juntos se desvanecan todos los problemas. ramos jvenes.

    Entonces nos pareca que tenamos todo el tiempo del mundo.Se detuvo para toser y beber un trago de cerveza. Comprenda que contarme aquella historia lo

    cansaba mucho, por lo que permanec callada.

    Un tiempo despus fuimos descubiertos. Cmo, no tiene importancia. El sobrino de Conorlleg al galope a los templos arbreos y habl con su to, y yo o lo suficiente como para saber queNiamh estaba en un apuro. Cuando llegu a Sieteaguas fui introducido en una pequea estancia,donde me encontr a Conor al lado de su hermano, el jefe de la tath, y al padre de Niamh, elbretn. Esperaba tener que enfrascarme en una discusin, y deseaba poder tener la oportunidadde convencerlos para que me concedieran la mano de Niamh. Por lo menos habra tenido laocasin de presentar mis escasas credenciales y de exponer mis razones. Pero las cosas fueron de

    un modo diferente. El matrimonio no se celebrara. Ni siquiera se dignaron escuchar lo que tenaque decirles. Fue un golpe dursimo para m. Pero hubo otro. La razn que impeda nuestra uninno era la que me esperaba. No se trataba de la carencia de un nombre o de riquezas, sino de unacuestin de uniones de sangre, ya que yo no era, como crea, un chico de oscura descendencia,adoptado por los Grandes Sabios. Haba una larga mentira; una verdad fundamental mantenidaoculta. Yo era descendiente de una bruja enemiga de Sieteaguas. Al mismo tiempo, yo eratambin el sptimo hijo de lord Colum, jefe de la tath tiempo atrs.

    Lo mir. El hijo del jefe de un clan, de noble descendencia, y ellos no se lo haban dicho. Quinjusticia. El hijo de lord Colum; pero... pero eso significaba...

    Sdijo mi padre, estudindome la mirada con expresin grave. Yo era hermanastro de

    Conor, de lord Liam, el jefe del clan, y de Sorcha. Por mis venas corra sangre maldita, y el grado deconsanguinidad entre Niamh y yo era demasiado estrecho. Era hermanastro de su madre. Nuestra

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    unin estaba prohibida por la ley. As, de una sola vez, perd a mi amada y mi futuro. Cmo podael hijo de una bruja del mal aspirar a un camino de luz? Cmo poda el descendiente directo deuna criatura como aqulla convertirse en un druida? Mi resplandeciente visin se oscureci, la

    pura llama de la esperanza se apag. En cuanto a Niamh, su futuro ya haba sido planificado. Sedesposara con otro, un poderoso jefe de clan que se la llevara oportunamente lejos, para noobligarla a recordar cmo haba estado a un paso de ensuciar el honor de la familia.

    Su tono estaba lleno de amargo resentimiento. Dej su cerveza al lado del fuego y empez afrotarse las manos.

    Pero es terrible susurr. Terrible y triste. Y fue eso lo que ocurri? La mandaron lejos?

    Niamh se cas, y se fue a vivir al norte, a Tirconnell. Su marido la trataba con crueldad. Nosupe nada durante mucho tiempo, porque me haba alejado en busca de mi pasado. Pero sa esotra historia. Finalmente, ella huy. Su hermana haba comprendido la situacin y la habaayudado a escapar. Yo recib un mensaje y fui a buscarla. Pero el dao ya estaba hecho, Fainne.Nunca se recuper del todo.

    Padre?

    Dime, Fainne su voz sonaba terriblemente cansada, una voz dbil y spera.

    Mi madre no era feliz aqu en Kerry?

    Por un instante pens que no me respondera. Tena la impresin de que para encontrar laspalabras deba alcanzar lo ms profundo de su interior.

    La felicidad es algo relativo. Haba momentos de alegra, y tu nacimiento fue uno de ellos. Porfin pensaba que haba hecho algo bueno. En aquella poca cre que se haba recuperado, por esome cogi completamente desprevenido lo que ocurri al final. Pero, evidentemente, no logr

    restablecerse de lo que haba perdido, y quiz su respuesta final fuera la nica que poda dejar.

    Es una historia muy triste dije. Pero estoy contenta de que me la hayas explicado.

    No poda hacer menos, Fainne dijo mi padre con dulzura. Desde hace poco pienso en tufuturo, y creo que para ti ya ha llegado el momento de cambiar.

    Qu quieres decir con cambiar? Estaba alarmada, y el corazn me golpeaba el pecho. Es hora de que empiece a estudiar alguna otra rama de la magia? Estoy impaciente por aprenderms, padre. Trabajar con empeo, te lo prometo.

    No, Fainne, no es eso a lo que me refiero. Es el momento de que te alejes un poco, de queconozcas a la familia de la que te he hablado, pues ya habrn olvidado completamente la

    existencia de Niamh y lo que les ha causado tanta incomodidad y molestias. Es tiempo de que tevayas a Sieteaguas.

    Cmo? Palidec. Dejar Kerry, abandonar la baha, recorrer todo aquel camino para acabarjusto en medio de quienes haban tratado a mis padres de aquel modo tan abominable que no leshaban permitido volver nunca ms a su propia casa? Cmo poda sugerirme algo como eso?

    Ahora, Fainne, calla y escchame. Mi padre adopt una expresin grave; el resplandor delfuego le resaltaba los surcos y las arrugas de la cara, una anticipacin del viejo que sera dentro dealgn tiempo. Yo detuve en la garganta un ro de ansiosas preguntas. Ests creciendo afirm.Eres la sobrina del jefe de un clan del Ulster, y la otra mitad de sangre que corre por tus venasno cambia ese hecho. Tu madre nunca habra querido que t crecieras aqu sola conmigo, sin

    conocer otra cosa que este crculo estrecho de pescadores y nmadas, pasndote la vida enterapracticando la magia. Existe un mundo ms amplio, hijita; debes ir a tomar el lugar que te

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    corresponde. La familia de Sieteaguas me debe un favor, y honrar esa deuda.

    Pero, padre... Para m, aquellas palabras no tenan sentido alguno; slo experimentaba elterror de ser enviada lejos, de tener que dejar el nico sitio seguro que conoca en el mundo. El

    arte de la magia, eso que t me ests enseando... eso es lo nico importante. He trabajadomucho para aprender, ahora soy hbil, muy hbil, t mismo lo has dicho.

    Calla, Fainne. Respira lentamente. Clmate. No es necesario alterarse tanto. No debes temerperder tus capacidades o no tener la ocasin de utilizarlas una vez que te hayas alejado de aqu. Tehe adiestrado demasiado bien para que pueda suceder eso.

    Pero... Sieteaguas? Una casa tan grande, llena de extraos... Padre, yo... yo... No fui capazde decirle cunto me aterrorizaba aquella idea.

    No tienes que agitarte tanto. Es verdad, Sieteaguas ha sido un lugar de dolor y prdida tantopara m como para tu madre. Pero los miembros de aquella familia no son todos malos. No guardo

    ningn rencor hacia la hermana de tu madre. Una vez Liadan me hizo un gran favor. Si no hubierasido por ella, Niamh nunca habra podido escaparse de aquella farsa de matrimonio. Y yo no lo heolvidado. Eligiendo casarse con un bretn, Liadan ha seguido el ejemplo de su madre. Ha idocontra la voluntad de Conor: se ha unido a un proscrito y se ha llevado a su hijo lejos del bosque.Tanto Liadan como su marido son buenas personas, aunque podr pasar mucho tiempo antes deque los veas, pues ahora habitan en Harrowfield, en ultramar. Pero sera apropiado que teencontraras con Conor. Quiero que lo conozcas. Cuando ests lista. Digamos el prximo verano,as que tienes un ao entero para prepararte. Lo que no consiga ensearte yo, te lo ensear mimadre. Sus labios se torcieron en una sonrisa sin alegra.

    Oh dije con un hilillo de voz. Va a venir aqu mi abuela?

    Ms adelante respondi mi padre framente. Puede que no nos guste ni a ti ni a m, peromi madre tiene un papel en todo esto, e indudablemente posee muchos dones que podrn sertetiles. En un lugar como Sieteaguas tendrs que ser capaz de comportarte como si fueras la hijadel jefe de un clan. Y todo eso no podrs aprenderlo de m. He aprendido mucho en los templosarbreos, pero nunca he descubierto cmo comportarme asumiendo el papel de hijo de lordColum.

    Lo siento, padre afirm a sabiendas de que mi pena no era nada comparada con la suya. Crea... crea que un da podra ser como t, una erudita y una gran maga. Todas las lecciones queme has enseado, las largas sesiones de prctica y estudio, todo eso no acabar en nada si mealejo para convertirme en una especie de... gran dama?

    Los labios de mi padre se curvaron.Creo que en Sieteaguas tendrs bastantes oportunidades de usar tus habilidades declar.

    Te he enseado el arte de la magia como mi madre me lo ense a m... Oh, saadi, viendocmo mis ojos se abran por la sorpresa, en algunas ramas de la magia ella es una experta sinigual. Y los que son como ella no deben, necesariamente, estar presentes para ensear.

    Pens en su habitacin cerrada, en las largas horas de silencio. Haba mantenido muy bien elsecreto.

    No la invito a venir aqu a la ligera, Fainne. Mi madre es una mujer peligrosa. Te hemantenido lejos de ella el mayor tiempo posible, pero ahora la necesitamos. Es la hora. No te

    preocupes demasiado. Eres mi hija, y yo estoy orgulloso de tus capacidades, de aquello en lo quete has convertido. El hecho de que te haga partir es una seal de la gran confianza que he puesto

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    en ti, Fainne; confianza en tu talento, en tu capacidad de ponerte al servicio de una buena causa.Espero que un da comprendas mis intenciones. Y ahora ya es tarde, maana por la maanatenemos trabajo que hacer. Ser mejor que nos vayamos a dormir, hija ma.

    La explicacin de mi padre me haba afectado profundamente y senta un gran desasosiegointerior. De todos modos an faltaba un ao, un perodo largo. Podran ocurrir muchas cosas.Quiz ni siquiera tuviera que partir. Quiz cambiara de idea. Mientras, no me quedaba otra cosaque hacer que continuar estudiando las artes mgicas, porque si ocurra lo peor y mi padre meenviaba a Sieteaguas sola, deseaba aprender lo mximo posible para fortalecerme. Dej a un ladomis malos presentimientos y me puse a trabajar.

    El tiempo era decididamente ms caluroso, pero mi padre todava sufra una tos persistente ymucha dificultad para respirar. Intentaba escondrmelo, pero cuando ya era noche cerrada,mientras yo an estaba despierta en la oscuridad de la cama, lo oa toser.

    Estaba ejercitndome en prescindir del espejo. Gradualmente, logr reducir la frmula a un parde palabras. Cambiaba el color de mis ojos al azul, al verde o al gris del cielo de invierno, ocambiaba su forma: alargados y almendrados, redondos como los de un gato, saltones, hundidos olegaosos. A medida que avanz la estacin arriesgu con los dems rasgos: la nariz, la boca, loshuesos de la cara. Los cabellos. Los vestidos. Una venerable anciana cubierta de harapos, quizs elaspecto que tendra de vieja. Una seductora de hombres con las manos enjarras, con sonrisaseductora de dientes blanqusimos. Una Fainne parecida a m, casi una gemela, pero ligeramentediferente. Los labios ms dulces, las cejas ms arqueadas, las pestaas ms largas. El fsico msdelgado y curvilneo. La piel lisa y plida como una perla translcida. Una Fainne peligrosa.

    Bien dijo mi padre observndome mientras pasaba de un aspecto ficticio al otro. Estshecha para esto, no hay duda. Todas las apariencias son convincentes. Sin embargo, me preguntosi logrars mantenerlas.

    Claro que lo conseguir repliqu al instante. Ponme a prueba, si quieres.

    Slo har lo siguiente. Y dicho esto cogi un envoltorio que contena pergaminos y cartas yuna bolsa cerrada de piel de cabra, que poda contener cualquier cosa. Toma, coge esto. Lacaminata te har bien.

    En un instante se adentr en el pasillo que conduca al exterior, los pies calzados con lassandalias, silenciosas sobre el suelo de piedra.

    Dnde vamos? Me haba pillado por sorpresa, y me apresur a seguirlo todava con miaspecto ficticio.

    Dan partir hacia el norte por la maana. Tiene asuntos que despachar por m y mensajesque entregar. Mantente as como ests. Mantn este aspecto hasta que volvamos. Quiero ver dequ eres capaz.

    Pero... no notar que soy... distinta?

    No te ve desde hace un ao. Las chicas crecen rpido. No hay motivo para preocuparse.

    Pero...

    Mientras descendamos de Honeycomb y nos encaminbamos por el sendero del desfiladero,mi padre me ech un vistazo por encima del hombro. Su expresin era neutra.

    Tienes algn problema? pregunt.

    No, padre.

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    No tena problemas; aparte de Dan y Peg, y de todos los dems hombres y mujeres, con susmiradas inquisidoras y sus comentarios. Aparte de las chicas, con sus risitas ahogadas, y los chicoscon sus bromas. Aparte del hecho de que nunca haba estado en el campamento sin Darragh a mi

    lado, ni una sola vez en todos los aos en que la gente de Dan Walker vena a pasar el verano en labaha. Aparte del terror que me invada estando entre la gente a pesar de ser la hija de un mago,dado que mis trucos de magia no conseguan compensar ni remotamente mi desgraciada manerade andar cojeando y mi desastrosa timidez.

    Sin embargo, siguiendo a aquella figura envuelta en la oscura capa mientras caminaba a lo largode la senda hacia abajo por la ladera de la colina hasta la pequea baha, pens que aquel da noera la misma chica, la Fainne de siempre. Era en cambio aquello que quera ser: otra Fainne,envuelta en el Sortilegio como en una suave indumentaria que le confera una cierta gracia, loscabellos, habitualmente rizados, ahora en una brillante cascada sedosa, el paso recto y regular, losojos enmarcados por las largas pestaas curvadas, la bonita sonrisa reservada. Dan, Peg y todos

    los dems me veran, me admiraran, y no notaran ninguna diferencia.Lista? me pregunt mi padre en voz baja, mientras nos adentrbamos en el camino y

    apareca el grupo de personas ocupadas en preparar a los animales y en reunir las vituallas para lapartida del da siguiente bien temprano. Los perros corrieron por el campo ladrando, los nios seperseguan entre los carros, entre los ponis y entre las piernas de los hombres y las mujeres que seocupaban de sus tareas. Cuando nos acercamos y nos vieron se apartaron como por costumbre,dejando un espacio vaco alrededor de mi padre y de m. El continu caminando impertrrito, conlargos pasos, hasta que localiz a Dan Walker, ocupado en un trabajo de precisin con unosarreos. Un par de chicos que tiraban de las riendas de los ponis cerca de la orilla miraron en midireccin. Con un movimiento natural me puse una mano en el costado, y entorn las pestaas,

    como le haba visto hacer a aquella muchacha, aquella con la sonrisa radiante. Uno de los dos bajlos ojos, como si se sintiera incmodo, y pas de largo. El otro, en cambio, solt un silbido deadmiracin.

    Y deja esto en Saint Ronan le estaba diciendo mi padre a Dan Walker. Te estoy muyagradecido, como siempre.

    No hay de qu. De todos modos tengo que pasar por all este ao. Y est cerca de Sieteaguas.No puedo pasar por aquellos parajes sin visitar a mi vieja ta, no me lo perdonara nunca. Tiene yamuchos aos, pero an est lcida, como siempre. No tienes mensajes para nadie del lugar? Lapregunta fue formulada en tono descuidado.

    Los rasgos de mi padre se contrajeron de un modo casi imperceptible.

    Esta vez no.

    Di un paso adelante, luego otro, y fui consciente que desde el punto donde se encontraban,junto a los arbustos donde tendan la colada a secar, Peg y las otras mujeres me observaban.Tambin los ojos de Dan me miraban, y tenan un aire de admiracin. Yo apart la mirada y mirhacia el mar.

    La nia est creciendo de una manera que te honra, Ciarn dijo Dan. Haba bajado la voz,pero lo o de todos modos. Quin lo hubiera dicho? Est convirtindose en una verdaderabelleza, como su madre. Ser mejor que le encuentres un marido pronto.

    Se hizo el silencio.

    Con todo el respeto aadi Dan sin nfasis.

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    Tu sugerencia est fuera de lugar le respondi mi padre. Mi hija an es una nia.

    Dan no hizo comentario alguno, pero sent sus ojos siguindome mientras me diriga hacia lafila de ponis cansados, inmviles a la sombra de los rboles, pastando hierba. Me senta observada

    por muchos ojos: esta vez no eran divertidos, compasivos o desdeosos, sino curiosos, admirados,hechizados. Notaba una extraa sensacin.

    Levant una mano para acariciar el largo morro de un tranquilo poni gris, y un chico silbmientras se pona a mi lado. Era un tipo desgarbado y lleno de pecas, algunos aos mayor que yo.Lo haba visto muchas veces al lado de los dems, pero nunca habamos cruzado una palabra. Trasl, esperando, haba otro par de chicos.

    Se llama Silver.

    Esa informacin se me ofreci con un poco de desconfianza, como si el que la diera noestuviese seguro de cmo sera recibida. Hubo una silenciosa pausa. Estaba claro que esperaban

    una respuesta. No me era difcil mantener el Sortilegio, continuar personificando a aquella extraayo misma que todos parecan querer mirar e interrogar. Mi tcnica estaba a la altura. Sin embargo,tambin deba estarlo mi capacidad de actuacin: encontrar las palabras, ostentar la sonrisa, llevara la prctica los pequeos gestos. Encontrar el coraje. Met una mano en el bolsillo de la falda,repet una vieja frmula para mis adentros, en silencio, y extraje una manzana arrugada que no seencontraba all cuando salimos de casa.

    Puedo ofrecrsela? pregunt en tono persuasivo, arqueando las cejas y dibujando apenasuna tmida sonrisa.

    El chico asinti y sonri. Ahora tena cinco a mi alrededor, apoyndose en la pared consimulada despreocupacin, o que se escondan a medias unos detrs de otros y echaban miradas

    curiosas en mi direccin intentando disimular. Mantuve la manzana en la palma de la mano, y elcaballo se la comi. Tena las orejas gachas. Estaba incmodo, y yo saba por qu.

    Es verdad que sabes encender el fuego con las manos? pregunt de repente uno de loschicos.

    Cierra el pico, Paddy le reproch el primero con un gesto severo. Cmo te permitespreguntarle algo as a la seorita?

    No es asunto nuestro intervino otro, aunque tanto l como los dems hubieranchismorreado de lo lindo conjeturando sobre lo que hacamos durante aquellos largos mesesdentro de Honeycomb.

    El mago es mi padre, no yo declar sumisamente sin dejar de acariciar el morro del caballocon dedos delicados. Yo soy una chica como todas las dems.

    No te he visto salir en todo el verano fue el comentario del chico pecoso. Te tiene muyocupada, verdad?

    Asent y adopt una expresin abatida.

    Slo somos nosotros dos. Me imagin en el papel de hija devota, absorta en cocinarsuculentos almuerzos, en zurcir, barrer y cuidar a mi padre, y le la misma imagen en sus ojos.

    Es una verdadera pena dijo uno de los chicos. Deberas bajar aqu de vez en cuando. Aquen el campamento bailamos, jugamos y nos divertimos. Es una pena perderse todo eso.

    Quiz... empez el otro chico, pero nunca supe qu iba a decir porque en aquel momentome llam mi padre, cosa que tuvo el efecto de dispersar a los chicos como la nieve al sol,dejndome sola con el caballo. Y cuando me volv para seguir obediente a mi padre hacia casa, en

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    la lejana, ms all de las filas de los caballos, vi a Darragh cepillando a su yegua poni. La haballamado Aoife, y el permiso para tenerla se lo haba arrancado a Dan tras largas y extenuantesdiscusiones. Pero, finalmente, lo haba conseguido. Darragh me ech una mirada y apart los ojos,

    pero dio seal de haberme reconocido: ni siquiera levant la ceja o me hizo una sea con la mano.Muy bien declar mi padre mientras nos dirigamos hacia casa, caminando contra el viento

    fro que se levantaba de occidente. Muy bien, de verdad. Te ests convirtiendo en unaverdadera experta. Aun con todo, esto es slo el principio. Querra que te especializaras en latransformacin. La necesitars en Sieteaguas. Los que habitan all son muy diferentes de estospescadores y nmadas de nimo simple. Tenemos que empezar a trabajar.

    S, padre.

    Creo que podramos empezar antes de lo previsto. En cuanto se haya ido la gente de Dan,pasaremos a la siguiente fase. Puedes tomarte un da de descanso. Te lo has ganado, pero nopodremos permitirnos ms. salo con sabidura.

    No tena eleccin; nunca la haba tenido.

    S, padre respond, y mientras trepbamos por la empinada senda y recorramos lasoscuras galeras de Honeycomb me deshice del Sortilegio y volv a ser una vez ms la Fainne desiempre, torpe y coja. Haba hecho lo que me haba pedido mi padre. Por qu, entonces, mesenta tan infeliz? No haba demostrado, acaso, que poda convertirme en lo que ms megustaba? No haba demostrado, acaso, que poda obligar a la gente a que me admirara, quepoda doblegarla bajo mi poder? No obstante, ms tarde, tendida sobre la cama, mir la oscuridady me sent invadida por un vaco que nada tena que ver con sortilegios, hechizos o con la maestrade las artes mgicas.

    Fue una noche de sueo inquieto. Me despert antes del alba, temblando bajo la manta delana. Escuch el ulular del viento y el fragor del mar azotando los riscos de Honeycomb. Un dapoco adecuado para salir por ah. Quiz Dan Walker y su gente decidieran quedarse un pocotodava. Pero eso no haba sucedido nunca antes. Seguan su ritmo con la misma puntualidad conla que los pjaros emigraban en invierno, las llegadas y las partidas eran precisas como losmovimientos de las sombras dentro de un crculo sagrado. Tan precisos que basndose en ellos sepoda conocer la poca del ao. Los das luminosos, los das grises. Me pareca como si hablara elviento. Soplar hasta arrancar todas las cosas... todas las cosas. Me lo llevar todo... todo.Y elmar que le responda de igual modo. Estoy hambriento... dame... dame...

    Me tap las orejas con las manos y me acurruqu. Despus de todo, era un da de fiesta. Por

    qu no dormir en paz, al menos hasta que saliera el sol? Las voces, sin embargo, no me dejaron,as que me levant y me vest, insegura de lo que me traera el da pero decidida a mantenermeocupada para intentar ignorar la sensacin de malestar, de vaco que tena en el estmago. Fuemientras me pona las botas cuando o otro ruido, muy dbil porque lo amortiguaba el aullar delviento. Una nota o dos, algn fragmento de una meloda que emerga del incesante ruido defondo. Un sonido de gaitas. An no se haban ido, entonces. Sin detenerme a pensar agarr el chaly sal afuera, remont la colina y me dirig hacia los monolitos, mientras el viento me azotaba elpelo hacindolo revolotear en todas direcciones y la espuma del mar trataba de alcanzarme desdelos riscos, alargando sus dedos helados.

    Cuando me vio, Darragh dej de tocar. Haba encontrado un rincn resguardado entre las rocas

    y estaba sentado con las piernas estiradas y la espalda contra el imponente dolmen quellambamos el Centinela, en una posicin no irrespetuosa, casi como si l perteneciera a aquel

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    lugar, como si fuera uno de los conejos salvajes que lo habitaba. Lo alcanc tropezando yquitndome los cabellos de los ojos y me sent a su lado. Me puse el chal sobre el pecho. An nohaba amanecido, y en el aire se notaban las tmidas seales de un invierno todava lejano.

    Necesit un momento para retomar aliento.Bueno dijo por fin Darragh, un principio no exactamente cordial.

    Bueno repet yo.

    Has salido de buena hora.

    Te he odo tocar.

    He tocado aqu arriba muchas otras veces este verano. Pero t nunca has salido. Partimosesta maana. Pero presumo que t ya lo sabas.

    Asent, sintiendo la infelicidad extenderse por todo mi ser.

    Lo siento murmur. He estado ocupada. Demasiado ocupada para salir. Yo...

    No te excuses. No tienes que excusarte a la fuerza me interrumpi en tono ligero.

    Pero yo deseaba salir... pero no tena eleccin le dije.

    Los ojos castaos y serios de Darragh se fijaron directamente en los mos, y una ligera arruga leencresp la frente.

    Siempre hay que elegir, Fainne afirm controlando la voz.

    Estuvimos sentados en silencio durante un rato, hasta que volvi a coger la gaita y empez atocar; no reconoc la meloda, pero era tan triste que hara aflorar las lgrimas a los ojos. Pero yonunca habra llorado por un motivo tan insignificante. Ni siquiera aunque hubiera podido.

    Hay palabras que acompaan a esta msica aventur Darragh. Podra ensertelas. Esmuy bonito or la gaita y la voz juntas.

    Y yo cantar? Aquel pensamiento me despert de mi infelicidad. No, no es una buenaidea.

    Nunca lo has intentado, verdad? replic Darragh. Qu extrao. Nunca he conocido anadie que no tuviera dentro el sentido de la msica. Sospecho que sabras cantar tan bien quehasta las focas del ocano saldran para escucharte con slo probarlo. Su tono era persuasivo.

    No me va eso respond sin inters. S hacer otras cosas. Cosas ms importantes.

    Como por ejemplo?

    Cosas. Sabes que no debo explicadas.

    Fainne.

    S?

    No me gusta verte hacer aquello que... que... verte hacer eso que hiciste ayer. No me gustanada.

    Hacer el qu? Arque las cejas con la expresin ms altanera que pude lograr, y lo mirdirecto a los ojos. El me sostuvo la mirada.

    Coquetear con los chicos. Flirtear. Comportarte como... como una nia estpida. No es justo.

    No s de qu me hablas! rebat en tono desdeoso, aunque aquella crtica me hubiesegolpeado directo en el corazn. Y, en todo caso, t ni siquiera me miraste.

    Darragh dibuj en su boca una de sus sonrisas torcidas, pero sin alegra.

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    Al contrario. Te miraba, y cmo. Hiciste de todo para que todos te miraran.

    No le respond.

    Mi padre tena razn, sabes prosigui al cabo de un rato. Deberas casarte, tener una

    carnada de cros, asentarte. Necesitas a alguien que cuide de ti.

    Tonteras me defend. Soy perfectamente capaz de cuidar de m misma.

    Necesitas a alguien que eche un ojo insisti Darragh. Quiz no te des cuenta, y tu padretampoco, pero t eres un peligro para ti misma.

    Qu absurdo repliqu, amargamente resentida porque me encontrara tan impropia. Yadems, con quin podra casarme aqu en la baha? Con un pescador? El hijo de un caldereroambulante? Difcil.

    Tienes razn, naturalmente convino Darragh tras unos instantes. Sera del todoinapropiado. Lo comprendo. Dicho esto se puso de pie, cargndose la gaita al hombro con gesto

    preciso. En el ao recin transcurrido haba crecido mucho, y el mentn empezaba a mostrar unatmida seal de barba oscura. Y al igual que su padre, ahora el lbulo de una oreja exhiba unpequeo aro de oro.

    Ahora ser mejor que me vaya. Me mir sin sonrer. De buena gana te metera en elbolsillo y te llevara conmigo, si slo fueses un poco ms pequea. Yo te mantendra alejada de losproblemas.

    En todo caso estara demasiado ocupada contest, mientras la desolacin de la separacinse abata de nuevo sobre m como una ola. Alejarme de l nunca haba sido fcil, ao tras ao, ysaber que yo misma partira el siguiente otoo volva la situacin an ms penosa. Tengotrabajo que hacer, Darragh. Un trabajo muy difcil.

    Mmm. Pareca que no me escuchara, que slo me mirara. Entonces alarg una mano paradarme un tirn de pelo, no demasiado fuerte, y repiti la habitual despedida. Hasta luego,ricitos. Nos vemos el prximo verano. Intenta mantenerte alejada de los problemas hasta miretorno.

    Asent, las palabras ahogadas en la garganta. De algn modo, a pesar de las muchas cosasaprendidas durante la estacin, a pesar de haber alcanzado el dominio de las artes mgicas, derepente me pareca haber desperdiciado el verano de una manera terrible, me pareca haberdespilfarrado algo muy preciado e insustituible. Me qued a observar a mi amigo mientrasatravesaba el crculo de piedras. El viento le tironeaba la ropa desgastada y le azotaba el pelooscuro, ondeando en su nuca. Descendi siguiendo la otra ladera de la colina y desapareci. Hacafro, un fro que penetraba hasta los huesos, un fro que ningn fuego crepitante o piel de ovejahabra logrado mitigar. Me dirig hacia casa, mientras el sol todava no haba hecho todo surecorrido por el cielo de oriente, una roja presencia que se entrevea tras cmulos de nubestormentosas. Al entrar en Honeycomb, sujetando un candil encendido para abrirme paso a lo largode los oscuros subterrneos, le impuse a mi respiracin un ritmo regular. Inspirar a fondo ylargamente, con la barriga. Espirar a bocanadas consecutivas como una gran catarata que bajara asaltos. Control, a eso se reduca todo. Necesitaba mantener el control. Sin aquello, el ejercicio dela magia no tena sentido. Era la hija de un mago. Y la hija de un mago no tena ni amigos nisentimientos; no poda permitrselo. Bastaba con ver a mi padre. Haba intentado llevar una vidadistinta, y todo lo que haba conseguido haba sido amargura y dolor. No, era mucho ms sabioconcentrarse en la magia, y olvidarse del resto.

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    Una vez en mi habitacin me obligu a imaginar al pueblo nmada cargando los carros,ponindoles los arreos a los caballos, encaminndose hacia la senda del norte, con los perroscorriendo al lado y los chicos cerrando la procesin. Me obligu a pensar en Darragh montado en

    la silla de su poni blanco, y traje al recuerdo sus palabras. No me gusta verte hacer aquello...Hiciste de todo para que todos te miraran... Eres un peligro para ti misma... Si era as como mevea, tanto mejor que nuestros caminos se separaran. Lo haba esperado ao tras ao, estacintras estacin, recobrando mi esperanza y felicidad en su retorno. Y a veces me haba parecido noestar viva de verdad si no lo tena cerca. Ahora, en cambio, estaba a punto de llegar mi abuela, yyo estaba a punto de ser enviada lejos; todo estaba cambiando. Hara bien quitndome a Darraghde la cabeza y continuando con mis cosas. Tendra que aprender a prescindir de l. Y adems,qu poda saber un muchacho nmada de brujera, de transformaciones, o de las artes de lamente? Todo aquello era un mundo diferente, un mundo que l no poda ni siquiera imaginar. Eraun mundo donde era necesario ser fuerte, para poder avanzar solo.

  • 7/28/2019 Juliet Marillier - Trilogia Sieteaguas 03 - El Hijo de La Profecia

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    JULIET MARILLIEREl Hijo de la Profeca

    3 de la Serie Sieteaguas

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    Aquel da puse en orden todas mis cosas. Me hice el camastro y dobl la manta. Barr el suelode piedra de mi dormitorio, una de las muchas cavidades que se sucedan en la intrincada red degrutas y subterrneos de Honeycomb. Guard el chal y las pesadas botas en el pequeo bal demadera que contena mis pocos efectos personales. La nuestra era una vida simple: trabajo,descanso, comida cuando era estrictamente necesario. No necesitamos gran cosa. En el fondo delbal, cubierta a medias bajo las prendas invernales, estaba Riona. Riona era una mueca. Cuandola gente hablaba de mi madre contaba que era bonita y flexible como un joven abedul, y cunto laquera mi padre. Tambin dijeron que estaba un poco loca, y que todos quedaron conmocionadoscuando cumpli aquel gesto terrible. Pero nadie hablaba nunca de su talento, del mismo modo enque por ejemplo se deca que Dan era insuperable con la gaita o Molly tejiendo cestos o que Pegera la mejor cocinera de todo Kerry preparando el pastel de manzana.

    Daban a entender que mi madre no haba tenido talento alguno, aparte de belleza y locura.Pero las cosas no eran as. Bastaba con echar un vistazo a Riona para comprender que mi madreera una hbil cosedora. Despus de todos aquellos aos, Riona estaba desmadejada y rada, conlos rasgos ya irreconocibles y el vestido zurcido. Pero al principio era compacta y estaba muy biencosida, con puntos regulares, casi invisibles. Tena dedos en las manos y en lo