Jueves Santo 28 de marzo de 2013

Hora Santa

Hora Santa

¡Velad y orad!

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Monición de entrada:

El amor de Dios no cabe explicarse con palabras, sólo el testimonio que hemos recibido puede hacernos sentir la cercanía de Dios, que se hizo uno de nosotros para vivir nuestra vida y morir nuestra muerte. Nos dejó su testimonio pero también nos dejó una misión, la de multiplicar su amor y su entrega hasta llenar este humilde rincón de su palabra y de su VIDA

Cristo se entregó a unos hombres que, al igual que nosotros, son capaces de traicionar una promesa; de no ser fieles a un amigo ni a una palabra dada. A hombres que son débiles y temerosos a la hora de la entrega; a hombres que aman de palabra más que de corazón. Él mismo experimentó la amargura de sentirse sólo, de no tener amigos entre los que se llamaban amigos; de verse abocado a la muerte sin nadie que diera la vida por él.

Rezar con humildad como Jesús significa centrarse más en Dios que en uno mismo. La humildad está ligada con la adoración, que es el deseo de que Dios sea Dios. Se caracteriza por la paz y la fidelidad y su sello de autenticidad es la confianza y el abandono. La humildad también está dispuesta al sufrimiento si forma parte de la misión.

2

Canto:

Padre, padre, padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más Padre, no deseo nada más. Yo te ofrezco mi alma y te la doy con todo el amor de que soy capaz porque deseo darme, ponerme en tus manos sin medida. con infinita confianza porque tú eres mi Padre.

3

Oración sálmica:

Te bendigo, Señor, con el corazón agradecido, en todo tiempo; Día y noche, cuando trabajo o descanso, te busco y quiero encontrar tu rostro; Mi corazón sólo en ti busca la vida, el amor y la lealtad; Y me alegro, Señor, con todos los hombres que te buscan. Mis ojos te miran y tu presencia me llena de alegría y da luz a mi horizonte; Me siento feliz, me siento tranquilo cuando te siento tu presencia. Yo soy pobre de corazón, débil en mi inquietud; Por eso grito para que me respondas; Danos la luz para saberte cerca, a pesar de todos los mensajes en contra Dame la inquietud para buscarte a pesar de que mis amigos caminen en otra dirección que tu nombre sea como un puerto seguro en el ancho mar de nuestras ambiciones ¡Oh Dios, yo he buscado y he sentido lo bueno que eres tú! Me siento dichoso al haberte escogido como el centro de mi vida. Ante ti, Señor, siento respeto y libertad; A tu lado experimento que todo lo demás es secundario y relativo. que mi vida no se queda pobre ni vacía por haber pasado de largo por perdido la ocasión de conocerte y de recibirte en mi casa. Tú eres grande, y eres cercano; Te pido que lo seas también en mi vida diaria. Danos la seguridad de saber hacia dónde caminamos a pesar de las noches oscuras, de los momentos difíciles, de los días sin sentido, a pesar de los amigos que no lo son, de las metas que son ilusiones, a pesar de lo efímero de nuestras palabras y de nuestras promesas. Tú estás cerca, Señor, de quien tiene roto el corazón, Y estás pronto a salvar a los que se sienten hundidos. Yo confío en ti, lo espero todo de tu palabra; Confío porque me amas y defiendes siempre mi vida. Te alabo, Señor, con el corazón lleno de gozo.

4

Eucaristía: Cor 11-23,26

“Tomó el pan, pronunció la bendición y se lo dio a sus discípulos diciendo: Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros. E hizo lo mismo con la Copa, pronunció la bendición y se la pasó a los discípulos diciendo: Esta es mi sangre, sangre de la Alianza Nueva y Eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”

Palabra del Dios.

Reflexión:

Contemplar la entrega de Jesús; es entrega total y amor hasta el extremo. Le miro a Él, me miro a mí y pienso en mi entrega… ¿hasta dónde llega la verdad de mi entrega? (música de fondo)

No es sangre ajena, es la propia. No es sangre derramada sobre piedra sino sobre mi corazón: ALIANZA NUEVA ETERNA y pecados perdonados. En lo más íntimo de mí ser la Sangre de Cristo me ofrece amistad eterna y definitiva con Dios, queda borrado todo pecado, toda culpa, toda enemistad…

Ya no soy esclavo sino hijo. Ya soy amigo de Dios, pienso ahora como soy amigo de los hermanos, como borro toda enemistad, como perdono y olvido, como dejo que brote el don de la amistad…

Me introducen en el corazón de Dios… DOY GRACIAS… Y aprovecho este manjar que el Señor me ofrece para introducir a los hermanos en mi corazón… ¿Cómo quieres que lo haga Señor?

5

Canto:

Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar; tu grande eterno amor quiero gozar. Llena mi pobre ser, limpia mi corazón; hazme tu rostro ver en la aflicción. Mi pobre corazón inquieto está, por esta vida voy buscando paz. Mas sólo Tú, Señor, la paz me puedes dar, cerca de Ti, Señor, yo quiero estar.

El sacerdocio: Mc 3,13-19

“Jesús, subió a un monte, y llamando a los que quiso, vinieron a Él, y designó a doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar a los demonios”

Palabra del Señor

Reflexión: Al igual que en el relato de San Marcos que acabamos de escuchar, el Señor

sigue llamando a sus hijos aquí en la tierra, para que le sigamos. Él elige libremente, pero nosotros tenemos que estar atentos. La fe, “que es un DON de Dios”, es una respuesta a su llamada, nuestro corazón tiene que estar puesto en Él, y solo en Él, para así, darnos a los demás con mas plenitud y más amor. Juntos formamos un cuerpo, cuya cabeza es Cristo.

El sacerdote, no hay que olvidar que es un Puente entre Dios y los Hombres, que representa a Cristo el Buen Pastor, que guía y cuida a sus ovejas.

Es necesario, orar por las vocaciones al ministerio sacerdotal, “la mies es mucha, y los obreros pocos”. Necesitamos sacerdotes, que imiten a Cristo Jesús. Pedimos por los jóvenes, para que a imitación de la Virgen María, aprendan a decir SI.

6

Canto: TÚ, SEÑOR, ME LLAMAS. TÚ, SEÑOR, ME DICES: VEN Y SÍGUEME, VEN Y SÍGUEME. SEÑOR, CONTIGO IRÉ. SEÑOR CONTIGO IRÉ. Dejaré en la orilla mis redes, cogeré el arado contigo, Señor; guardaré mi puesto en Tu senda, sembraré Tu palabra en mi pueblo, y brotará y crecerá. Señor, contigo iré. Señor, contigo iré. TÚ, SEÑOR, ME LLAMAS.... Dejaré mi hacienda y mis bienes, donaré a mis hermanos mi tiempo y mi afán. Por mis obras sabrán que Tú vives; con mi esfuerzo abriré nuevas sendas de unidad y fraternidad. Señor, contigo iré. Señor, contigo iré.

El Amor fraterno: Jn 13,2-11

“Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ciñó la toalla y tomando la jofaina se puso a lavar los pies a los discípulos”

Palabra del Señor

Reflexión:

Mirar a Jesús y con qué decisión se quita el manto y se dispone a lavar los pies, incluso a quien le va a entregar… El amor cristiano comienza por el prójimo, el próximo pero no acaba nunca porque Cristo no se agota y llega hasta “el enemigo” pasando por los más necesitados. La Eucaristía vivida a fondo me capacita para lavar los pies. ¿Quiero lavar los pies como Jesús?

7

Canto:

Amar es darse a todos los hermanos uniendo en nuestras manos el gozo y el dolor; y al amarnos el mundo se renueva, la vida siempre es nueva: siempre es nuevo el amor.

Yo sé, Señor, que aunque hablara las lenguas del mundo, aunque todos me llamen profeta, si no puedo amar, soy solo un rumor. Yo sé que sabiendo las ciencias extrañas, conociendo secretos ocultos, seré poca cosa si no tengo amor.

Yo sé, Señor, que aunque tenga una fe tan intensa que traslade montañas y rocas de nada me sirve si no tengo amor. Yo sé que aunque queme mi cuerpo en las llamas, aunque todo lo entregue a los pobres, si no puedo amar es todo ilusión.

Getsemaní: Mt 26,38-42

“Entonces Jesús fue con ellos a un huerto llamado Getsemaní. Y llevándose a Pedro y a los hijos del Zebedeo empezó a entristecerse y angustiarse. Y decía Padre mío, que pase y se aleje de mí éste cáliz, pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que Tu quieras”

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Reflexión:

Frecuentemente olvidamos que Jesús, verdadero Dios, es también verdadero hombre. Él es el Hijo de Dios que sufre ese miedo tan humano.

Por tanto esta experiencia de Jesús debe servirnos para animarnos a aceptar que es normal que tengamos miedo y que seamos débiles. No sabemos cómo vamos a reaccionar ante el sufrimiento, la enfermedad, la tortura o cualquier tipo de dolor.

No hemos nacido para el dolor y la muerte, hemos nacido para la vida y el gozo. En la agonía de Cristo no se daba la angustia sólo por el dolor físico de la muerte que se avecinaba; se daba por el mundo y sus pecados: EL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD PESA MUCHO, DUELE MUCHO: El egoísmo, la injusticia, la guerra… pecados que Él sabía que seguirían existiendo a pesar de su sacrificio.

Canto:

QUÉDATE CON NOSOTROS QUÉDATE CON NOSOTROS, LA TARDE ESTÁ CAYENDO. QUÉDATE. ¿Cómo te encontraremos al declinar el día si tu camino no es nuestro camino? Detente con nosotros la mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino.

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Preces:

Adoremos a nuestro Redentor que por nosotros y por todos los hombres aceptó voluntariamente la muerte que nos había de salvar.

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Tú que te humillaste haciéndote obediente hasta la muerte, enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Haz que tus fieles participen en tu Pasión mediante los sufrimientos de la vida, para que manifiesten a los hombres los frutos de la salvación. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Tú, que siendo nuestra vida quisiste morir en la Cruz para destruir la muerte y todo su poder, haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitar así contigo a una nueva vida. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Rey nuestro, que como un gusano aceptaste ser el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que como tú proclame en toda circunstancia el honor del Padre. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos, enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo. (OREMOS)

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Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

- Oh Señor, que aceptaste en Getsemaní el consuelo de un ángel, concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú consuelas. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

-Otorga, Señor, a tus fieles difuntos el consuelo eterno. (OREMOS)

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Fieles a la recomendación del Salvador, que en Getsemaní nos mandó orar para no caer en tentación, y siguiendo su divina enseñanza sobre cómo debemos hacerlo, cantamos la oración que él mismo nos enseñó:

Padre nuestro…

Acción de gracias:

Nuestra plegaria de esta noche de Jueves Santo, tiene que ser de profundo agradecimiento. Demos gracias a Dios por todo lo que hoy nos regala. Responderemos: “Gracias, Señor, por tu entrega generosa”

Porque nos enseñas cómo debe ser nuestro amor.

Porque, siendo el Señor y el Maestro, te haces siervo por amor.

Porque te quedas con nosotros, para ser confidente de nuestras penas en cada Sagrario de nuestros templos.

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Porque tus palabras y tus gestos son respuesta a nuestra necesidad de amor.

Porque llegas hasta el testimonio de la sangre para que te creamos.

Porque obedeces con prontitud a la voluntad del Padre.

Porque firmas con sangre la promesa que nos haces.

Porque quieres ser compañero de camino hasta el final de los tiempos.

Porque no tenemos palabras para agradecer tu generosidad.

Gracias, Señor, por tu entrega generosa. Concédenos que nuestra vida sea siempre sincera acción de gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Y que el ejemplo de tu amor nos lleve a amar de verdad a los que nos necesitan. Por Jesucristo…

Canto final: Arraigado en Ti, Señor, con mis raíces en Ti, como el árbol junto a las aguas quiero vivir. Arraigado en Ti, Señor, entregado a Ti, como sal y luz en la tierra unido siempre a Ti. Tú, mi raíz, mi fuente de amor. Tú, mi cimiento, mi roca, mi Dios, Tú, mi Señor

Edificado en Ti, Señor, yo confiaré. Cada día Tú me sostienes firme en la fe. Edificado en Ti, Señor, en las tormentas nada temeré. Los fracasos y los problemas no harán temblar mis pies. Tú, mi raíz, mi fuente de amor. Tú, mi cimiento, mi roca, mi Dios, Tú, mi Señor

Oración final: Derrama, Señor, tu gracia y tu consuelo sobre todas las personas que sufren.

Ayúdanos a amarnos como tú nos amaste, y a ser testigos de tu amor. Que el día del amor fraterno entre todos los pueblos y todas las razas no tenga fin. Te lo pedimos por NSJC, que contigo vive y reina… Amén

El Señor, nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Amén

Parroquia de San Juan Bautista

Cabezas del Villar