Juanes Trágico Filosófico

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  • FILOSOFIVAkih

    librero

    El nacimiento de la tragediaJorge Juanes

    onsideracin sobre la anligedati.Scraies \ el iiasnio. IA -ctt nav los espritus libres. La v-'. -'.'dad griego. Origen y :ne: .ir .a

    tragedia. stos son loi ttulos u>r .o. qveSietsche pensaba titular la que icr^ :Aprimera obra en que diera a con jcet :u ,*sarment intempestivo y carga,1o h ;. mita: / nacimitmo de a trag-~.t.. ,'or :?.parte, como consta en la cana .;ue le ?- -de escribir a Nietzsche al infraini.:u'">, .. .-sugiero un nuevo uiulo que me pA~._ : r^i-acertado todava: i nacimiento t/f .':,- u ; '-(/T > e7 nawtnienio de a fi!o~ ''fia. r.i.K tibbro se ocupa en realidad de .ubos -i*;.mientos. Digamo* que Nietzs' ne uos pe*?cara a cara ante las dos figuras qu :y.a .^-ei destino de la cultura de Occid n ,. ; ;- *-fctcidad y la filosofa, o M. ia vivencia r-r.-otgico anistica y la reflexin ltio' con-ceptual,

    De qu traa / nacimiento % /s,tragedia"! Tal vez estemos ante una ; cj: -la que ha sido respondida un sinnKvt- > d--veces, por tanto ans an pregunta m-",-'Aunque dir qvie rto esoy con venc A., -::' que dicen que e texto dice. Hay, uc - e^.:,pi, quien afirma que se tratara &-A fuizaconstructiva de Apolo abandor.a el tetadode caos, exuberancia savaj 7 ;rco;.- ola-da, y emerge de su ocuhajsienio cors -i-vo presentndose no ot>$';uue, -.>T~J loinescrutable u oculto que se res- a !OPJ,so ingresa o se establece CP V> prm^H>: *lo que todo K le debe finalmente; y Aban-donando su autosuficiencia ps-he*p% .? i*b embriaguez dkmisiaca. Tendiaj^.o; co-tonees con lo trgico, bi con; uncir de ctf-gotabiiidad y lmite, de excedo y mcdi-ii. di-fibertad y rigor; todo n h-bKt lenguaje de Apolo, en lana Ai .ii-Tio i Dioniso. Una como expre-srfi c-.te -\ y-\:. ?i instinio queda forma,v ':- - ,f- - - i -.1 imgcTies o aparier-ciasq^c re ; tena -: por su parte la voluntad dear >, 'vvc -te c -a msica considerada ene*'3--lf - r - : io . Mientras aqu la palabra y elcuerj/o - '-f !,n,.~r.ados al frenes dla m-s:ca e: i, ,{ ^ ir a onerge en su poderosay placen??':. -r'.J-iiructibilidad, la msicaror '. ix-'; "ia incitada a cargarse deir- -ieen.rs ;oi dioses o hroes o mitos queatenuaran su destructividad. Pero no, nose piense que estamos ante consuelo meiaf-?ro alguno.

    Hf juego est en juego. La tragedia seO'ijere como un laberinto atravesado porsuros que b=n??.n sonidos al aire, graos,p.''Abras mr.ifiU^iblcs, en un viaje sin cen-!o ; upiwode - - Jras rotas. Esd instan-ic t^i o'j? *f livfK 'i presencia de Dioni-&o, un qi-'- tos c-itipos se estremecen, es eliiianfe -,-- ^"e :i coro cumpkla funcin deragui.! - es.ueUs del acoso despiada-tw df So va lo- - poltico utiliiarios y cient-Hcc picj'*si.is.

    L.-. ;'iirtchifciB fiel coro es el paso decisi-va ^ ., v' qyf ;; telara abierta la guerraa iodu j.ijVi-ir.'io en el arte.

    Ab. -"-;- : V;i &cn fiaos, el coro no es'*>.* :.-,^';.v;n del pueblo", o "d es-PCI&--.O d-v-af '. Estamos ms bien ante elcuerro-'^-r'-af'.o por el que Dioniso segre-g cr>Tif; c ..-: > ;xcita. En la tragedia nohabia pror " 'nenie espectadores, tampocoexista una t'fVencia entre pblico y acto-res. Todo ?sto ocu're en el tiempo. Los quecantan y &tnzan c tacen msica "o msi-co, '-oea, 'ualSii'fi, \isionark} en una solap*r:or.4 \ *odo *?P!O ocurre en el tiempo.Tfenbep I? paite dramtica, apolnea pues,qy* i_ ;-/';;y.:- la; reglas dd ritual donde?' ptota^;j;-5tt es siempre uno y el isa.

    El rj..u t:i"--msO verdaderamente rea!apaijcv con c,_ puadad de figura, " Lain4viduadn, t dssptdaramiento, te foi-na lim^aiiifi uchanoo en buena Bd coneJ desborda rusento ncesatite de la msica.Es ei Cjifc dr macho cabro. Todo estoccm i ^ fmpft,

    Resltvi notable que la eleccin de las pa-labras que enunoan la^ bodas de Dtomso yApolo se sc'Stcr.gan en la imprecisi" y Taanbigedal dlo indecible, al meno hi:a^c \\c v^rates y pone orden. Si rusta s!*,-rudo diez de su escrito, que ccrstj Jvtniicir.:D, Niessche se haba ocup^^o j=.n.K-imiento de la iragedia, a partir dti arar-Uxio once comienza a ocupare de la n:ut:;tde la tragcJia en manos de F.urpidei, > aM.'ir d! ipartaco doce en manos Jc^ v-cr.JLsmo en persona, o sea, de Ui fi'c$o::aEI :>c;o, e,", le apartados doce a dieor-.;e-\c. j i i M J r d a u n?ycre de ia !ragc4.'.j> ennombis Je! n.icr.^fiuo de la filoso'-ii. >fa.

    Cor u':pJ^, por segn el .'idc- ?^'a-blcc'.Jo por Sietzsche, !a uaedia co-'r :a-r.*j a sul'nr el lastre de !a cxpc.iCior. - ; . ._-miia! ievanjii al plano de :3 j'r>. . ' con Ui cor.vigjir.ics consecuenc .u r ; ,M-jarTiiti'.'.o de a mi:ca a i tu i t raJora - 'c\-tos {"rnuiica imialiva"), de! ~ M O J . "arc,::iin pi,;va de especiado;e?, ;jr' j^n-?j-ion Je DioTiiiO. 1.a ms'a* p.'i.i ,-- ,v~c .. ;- car.-ier amv-:al, dejar;!--- ,., i - j^rJiade ?er ei ni- ja sagrado ^iif era n^ i .- / r e -v i v i r ahora como un mero vacu-jio 3 sospequeos dramas de k'-s hombre, r^vc^'-cvE que Eurpides buscaba o q-^ '?. .^ra:dscorocer el evceso y ia ambii-u-xlts.: de;mundo, medame la substiiuon de U' o. ^ iper un principio translcido y opi;rr..-;j

    TrJLd; de la jovialidad del clavo, VK- nosabe Ii3-:crse responsable de r.tt;.ir.a 054grave, ni aspirar a nada fronde.

    La varianie introducida pC' EL,r*'c Jesconsiste er, piodsr.af que e! ot;ftc 0"i.vde "U tralla" st reduce a p'ot-o- ".-.runa toma P conder.cia de lo -... ci, r ?ea,a un problema dr lgica narrai^a ^y^-japo: la vo'unta t represen la cion socr.iden U >o!i.'rad di conocinijento ;*'FKO ;on-ccp'.ia. C^a 6., Euhpideb --^aUa "eielemento dionis--aco originario - ornr-po-tente". Con Eurpides cesa ei Tair*:' deicuerpo. E signe d! nuevo tcair 3z ia pala-bra queda concr^.'rado en la injiibititd.Primera medida: ei control del exceso Se-gunda medida: & clausura de vxasis. T?r-cera medida: ia hipstasis de la rvi-na.Cuarta medida: U resolucin aruicipaa tio escenifi'cado. Eurpides sostetidr, s"nNieizsche, que la uagicidad defina e~>tarsometida a la condep.cia cojnosc-^c ? ws-itneric wbre argumentos merxmer.ie Jytlecticos. Por boca de Eurpides, en fin. seexpresa el saber filosfico concebido cernouna nueva divinidad.

    La di-, mi dad que hablaba or s\-, "va noera Dioniso, r,i umpoco AjX^lc. -.- andemonio que acababa de u?'x;. iis"udoScmies. Es a e-s la nueva ^11..'. - IK>-n;:.iaco y k) socrtico, y U -'--A ^ dre dela cragcdia petado ;--.r ci --' ',J.

    St'".-i'*i;cs ccn'a I-Ji-U!;:-..-. ?! i"---do se puede y defce decir y corregir. La pnstensin cognoscitiva qoeda s firmada en 1creencia dequeaoedst* nada, por ctsivaqa parezca, qut cape al S*5ef. Es pjr f>

  • eiio c.. . vi.'...--enca coincide con ju limiteex1,:-" \ "- :v.t-ie i macroscpico y a lo mi*:O*^Y-- -.-:. ;.- de! alma y lo dei ;uerpo. cu-b1"?.1 :' . i "i - escabroidaJes con e maniJ- !, ..3. La filoso fa duievSsca quiere,cr. .-:' . -. ;odo tan a'aJo como '.as bous deu n . ,_;' cl carrera.

    (,' . ;io vera el eieTieruo cp!im:>!a pu:r.,.:, .,. ^eizsehe que ha> en la CTI-ca J: . '..iieciica. cirneme que ce,erra sjfitf-..'.' -.-.osa en cada reductor > s'-e aoft,-V-- ,-_^; ' irar mas que cr. la :LiriJd \ !j.o;-, . ,,5 fr as: elcnicnto of^n- ia q^e,.~2 - . . : -filtrado en U tragedia, er.e quer:- ,. -x.joo a poco las rc^or.es icniMa-v j i -. . : ..jaiai neceiariamry.e a '.j ju'.oa-:; ;- . . ;>n

    ' - .1 .'^icciica, fio*f;.'arr.en:e ccvr'si-Jcfj.:..; ---oo ocurre en c piano Je ovi- j - ' r ' a 'cn-aiiva e> un bo^a ^ue norj - :;-rar,u/ar el triunfo defin^o de loM> : ; i_ f'-inJanenlo no dea !upr al en-gj'-: J^Kriocuofonti^ p^rtf de lo co-r.,,_-._ --;Vaya frn-.uh! les relava del;,-,-- . leneo pueden iiu:..?r con ei do-l e r . '- --.o Que si bien el d)JiO-o fnosf-co;e .r ...ye en e! dolor, y la locura y eirru nene causa. Todo en eso: eneon-ir,i- - . . - . i Razn que justif ique ta vida. Elsc'.'i ' i sentido. El sentido.

    I..-, rconcusa creficia de que , siguiendo elhi-- 'J* la causalidad, c! pensar llega hastaO j::ijifios profundos doi ser, y que elpe .i ej capaz no slo de conocer, sino:;;,< ivi de corregir el ser.

    Lo e que salga de madre ser considera-do ir.- 'ior, algo sobre lo que no ^ale la pe-na de; - -rse. Y en el supues:o deque la len-gua c;--v-sptual equivale a la forma de laJey, q:,n le puede negar el derecho de re-ciarr..^ para ii d lugar de lengua universal.

    t\ U\ l*-

    J I

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    Gracias a esa universalidad se ha exisndidopor primera vez una red comn de pensa-miento (obre :odo el globo terrqueo, e in-cluso se tienen perspectivas de extenderlasobre las leyes de un sistema solar entero:quien tenga presente todo eso, jur.ia con lapirmide asombrosamente alta del saberen nuestro tiempo, no podr deiir de veren Scrates un punto de infiex>5c y unvrtice de la denominada Historia Univer-sal.

    SECENCIflREVISTA AMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

    14Pablo A. Pozzi: Reindustrializacin y recomposicin

    del movimiento obrero norteamericano,1960-1988 / Sofa Gallardo: El estigma liberal en las

    elecciones presidenciales de Estados Unidos en988 / Osear Handlin: Temas centrales de la historianorteamericana / Deni Trejo Barajas: El liberalismo y

    el proceso de organizacin nacional en"rosil / Consuelo Naranjo Orovio: La vida cotidiana

    del inmigrante espaol en Cuba, 1920-1940.

    InstitutoMura

    Suscripciones e informes: Instituto de InvestigacionesDr. Jos Ma. Luis Mora. Telfono: 598-3777 exL 125.

    Direccin: Plaza Vatemin Gmez Parias 12 / Colonia San Juan /03730 Mxico, O.F.

    Ya no trata de perderse, ds tar en eiah del Ser, sino de dominar mediante argu-mentos seguros de s y por tanto imperati-vos. Cuerpo? Baile? Fiesta? Pensar conia cabeza fra. La apuesta dialctica debeasumir, adems, una especie de paradoja.Como discurso programado, sin secreto ysin afuera, nuestra dialctica cuenta con unesmago tan descomunal que digiere cual-quier cosa. Pero, en tanto que abriga la pre-tensin de ocupar d lugar del Ser. no puedeevitar k confrontacin con mrgenes queDO se dejan digerir y que perpetuamente le-vantan un desafo. Nos referimo* a Ja vidaque se atreve a per manecer afuera.Nietz&chc habla desde afuera. Convencidode que "el problema de la ciencia no puedeser conocido en d terreno de U ciencia", seremonta de la ciencia hacia la iragicidad pa-ra reconocer en sta los presupuestos y lmi-tes de aqulla; as "la ciencia se revela co-mo problemtica, como discutible". Algoes algo.

    Todo ha sido preparado minuciosamen-te por Nietzsche, con esto concluir El naci-miento de la tragedia, para exahar la obrade arte total forjada por Wagner. Nietzschese ha propuesto, en efecto, demostrar quelo de Wagner vendra siendo la actualiza-cin creativa de la tragedia griega, con loque de paso se muestra fiel a un principioque no ha dejado de estar presente en elpensamiento alemn: d presupuesto de quela cuhura alemana sera la legma conti-nuadora de U cultura griega. En este senti-do, la apera italiana, digamos la recepcinla lina de la cultura griega, equivaldra a lacorrupcin de la cultura griega. ParaNietzsche d presente y el futuro de la trage-dia encamara apotcricaraenie, en 1a con-juncin de msica, poesa, actuacin, cor-poreidad y dramaturgia, integradas en laobra total wagneriana, Y es que mientras enla obra de Wagner la msica totaliza coa sudesmesura dionistaca a los dems elementosde la tragedia, en la pera italiana la msicadepende de la dramaturgia encontrndo-nos, en su caso, ante 1a suplantacin de 1amsica por d recitado canudo y la repre-sentacin argumenta!, o mejor, en la perad socratismo suplantara a la tragedia, me-diante d desdn hacia ta desmesura y sen-sualidad dionisiacas.

    La tragicidad wagneriana asume y res-taura, segn vemos, ese arte de la tempes-tad liberado en Grecia eo las bodas souua-Ics de Dioniso y Apolo. Pero no le durarmucho tiempo a NtetzscHe b creencia cu Jogreco-germnico como d mejor de los mun-dos posibles, menos an 1a klenficacin dela obra de Wagner con U tragedia. Ptns*-dor dd todo y dd ruula, paskia en gradosumo, qu ama y odi siempre terminalabwluto. Nietche considerar OB obtMposteriores a Wagner como ve fiErteo, y *te ota de ane total como un poro gesto ar-tificial apto pr kJad >o, sinola Verdad misma, lo que equivald.-j a con-fundir la filosofa con una represenaansupi. estimen te neutral y objetj^ ParaNicusche, en cambio, la fosofia ts:i ap.--ic. En ella aparece la vida en So que 'jene j;irrep; esentable, como sucede en la irags:^Toma de posicin fundamenta!, pj an\n-cia d Tm de la fiiosofa como reprp^er' i-ctri. con todo y que Et nacimiento ce ,;tragedia participa todava "penosaricn'^ 'de eo.

    / niKnititto de la tragedia fue SL puriv.ra traoswalorackin de codos los

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    !

    Jorge Juanes

    -n -j_ to- f 6 /C. T.f. C f - C . U*P)

    Grecia, el-nacimientode la filosofa*

    emotamente, en la etapa oral del hombre,1 segn se nos advierte en los textos dedicadosal asunto, las "concepciones" que se tenan sc-

    Lbre la existencia y el cosmos se caracterizabanpor la identificacin del "Ser" con lo que es invisi-ble y se esconde, propiamente el misterio y lo sa-grado. Identificacin que persisti inclusive despusde que la oralidad fuera superada en el acto de la es-critura, en los primeros textos poticos o sagradosde los que se tenga memoria. Retengamos enton-ces que lo enigmtico y oculto, lo invisible y prohi-bido acompa el nacimiento de la escritura. Perocon el tiempo la cosa cambi. El Ser comienza a sa-lir del ocultamieno hacia el plano de la luz. Elloocurri a consecuencia de un cierto giro s'stemticoconceptual tomado por la escritura, que dio lugar ala escritura filosfica. Por la filosofa el Ser rompecon el misterio. Por la filosofa el Ser re-aparece enel ropaje de un sistema cognoscitivo. Ruptura im-pensable sin la substitucin de la escritura potico-laberntica, cuya caracterstica estriba en el mante-nimiento de la tensin irresoluble entre presencia yenigma, por la escritura abstracto conceptual, cuyoempeo queda concentrado en la disolucin defini-tiva de todo enigma.

    Dado que la transparencia de! Ser surgi por obrade la escritura filosfica constructiva, lo que a suvez supone la consolidacin lgico-conceptual de la

    * Fragmento de un libro de prxima aparicin.

    escritura, podemos decir que estamos ante un tipopeculiar de escritura y no ante la escritura misma.Pero el caso es que sin el nacimiento de la escrituramisma no hubiera habido filosofa (identificacinentre Ser y pensar). Examinemos el asunto ms ck:cerca.

    Cualquier cultura oral participa de valores cir-cunstanciales, pues lo propio de la oralidad consisu.en circular las ideas de boca o odo al infinito, hecho que propicia la alteracin perpetua de lo di-cho. Nunca lo que se trasmite coincide con lo an-teriormente escuchado. Bajo el rgimen de la orali-dad predomina lo equvoco y arbitrario. Cada quintrasmite slo lo que le impresiona, sobreponiendoen consecuencia sus vivencias o puntos de vista almaterial recibido. Tal era el caso del pensamientomtico-oral, en que la repeticin termina por darlugar a la diferencia. Pero llega la escritura, y lasideas, los mitos incluidos, comienzan a fijarse o es-tablecerse definitivamente. Lo cual si bien no eviala interpretacin, la reduce al lmite de un texto con-cluido. Lo establecido en un texto, entonces, co-mienza a sobreponerse a lo arbitrario. Pero hay es-crituras y escrituras.

    Observemos que la escritura potico-labernticahace permanecer lo innombrable cargando las pa-labras de silencio, que por ella lo abierto queda aldescubierto sin dejar de permanecer en el miste-rio. Observemos que la escritura filosfica descubre-por el contrario- lo innombrable y pone todo envoz alta, que por ella lo abierto termina por coincidircon la organizacin sistemtica'de un conjunto de

  • iDescubierta la esencialidad del alma y sus atributos:orden, pureza, inmortalidad, el cuerpo quedararebajado al plano de la apariencia: caos, mortalidad,deseo. Tras la apoteosis del alma subyace, pues,el rechazo de la idea de cuerpo y, por tanto, elrechazo de la muerte. La apelacin al alma, en talcircunstancia, equivale a un exorcismo levantadocontra la putrefaccin de la carne. Hablamos delascetismo: meditacin, abstinencia, frugalidad.

    QUIEN SEA: Y el alma implica el ascetismo?SCRATES: Lo implica radicalmente hablando.QUIEN SEA: No es esto una violencia a la

    corporeidad?SCRATES: Aparentemente.QUIEN SEA: Cmo aparentemente? No, S-

    crates, y los placeres?SCRATES: No es por medio del razonamiento

    como el alma descubre la verdad?QUIEN SEA: S.Lo que falta del dilogo lo averiguaremos ahora

    mismo. El alma como algo autnomo del cuerpo ysuperior al cuerpo? Cmo pudo llegarse a tal idea?Qu tuvo ello que ver con el origen de la filosofa?

    Fueron muchas las causas que propiciaron la cre-encia en la inmortalidad del alma. Sabemos, porejemplo, de la preocupacin de los griegos por ave-rigurar la causa del sueo. De la simple observacinsurgan va ciertas conclusiones: que en el sueoel alma acta plenamente y para s misma; que elsueo ocurre justamente cuando el cuerpo se en-cuentra adormecido. El relegamiento del cuerpo,en consecuencia, propicia la potenciacin del sueo(alma). Metidos en lo del sueo, los griegos comen-zaron a creer en la posible autonoma del alma enrelacin al cuerpo, terminando por concebirla comouna realidad especfica e irreductible al cuerpo.Otro camino hacia el alma provino de la experienciade los videntes, identificados como hombres excep-cionales que gozaran del atributo de intuir y.pen-sar lo invisible, mutable y permanente. Los viden-tes, pues, vendran siendo como una especie de ele-gidos del alma. Pinsese sobre todo en la experien-cia chamnica griega, en que el chamn era consi-derado una persona dotada de poderes supranor-males, concretamente de la capacidad de bilocacinque, potenciada mediante ciertos ritos, le permitaa nuestro elegido separar el alma del cuerpo. Se-paracin que, por su parte, conduca a que el almase encontrase consigo misma, sa sera su recom-pensa por haberse logrado liberar del cuerpo. Y msque ante un encuentro con el alma que acompaaal cuerpo a lo largo de su vida, finalmente impuray finita, la experiencia chamnica termina por po-nernos ante el alma purificada que existe antes y

    despus de cualquier cuerpo y sobrevive a todamuerte.

    Lo que dicen es esto; t vers si piensas que dicen la verdad.Afirman que el alma del hombre es inmortal.- Scrates aMcnn. " . . . . - - .

    Puesto que cuenta con un mundo propio, tendra-mos que el alma pura dependera de la purificacindel cuerpo, ponindose en ello de manifiesto el ho-rror al cuerpo. Un investigador tan serio como ER. Dobbs (Cf; Los griegos y lo irracional) reconoce

    -en lo del alma el surgimiento de la voluntad puri-tana. Tiene razn. Est comprobado que la causadel alma conlleva la culpabilidad del cuerpo. El im-pacto de las creencias chamnicas, pues, propici enGrecia la culpabilidad del cuerpo; al menos en losracionalistas griegos, que reinterprearon el chama-nismo en trminos morales con la consiguiente iden-tificacin del cuerpo con la obscuridad y la peniten-cia, la putrefaccin y la impureza de las que seriaurgente liberarse en caso de querer comprender elviaje hacia el "ms all" del alma. Para Louis Gernet(Cf: Antropologa de la Grecia antigua), la creenciaen los viajes del alma queda complementada, ya enlos pitagricos, con la creencia en la transmigracindel alma:

    Se puede afirmar que la doctrina de la deacminada me-tempsicosis, en la edad que precedi y prepar la filosofa,constituy el cuadro principal, y sin duda histricamentenecesario, en que se origin la nocin del alma como algodistinto e independiente del cuerpo.

    La liberacin del cuerpo terminar por ser re-compensada -ste es el asunto-, con el logro dela inmortalidad. Quien consiga sacudirse la mise-ria de la encarnacin se convertir casi en un dios:"de mortal, te has convertido en Dios". La doctrinarfica, por su parte, de acuerdo en todo con so-meterse a la pureza del alma, refuerza el llamadoa la abstinencia. En sus textos el cuerpo apare-cer representado como la prisin del alma, literal-mente como el lugar donde los dioses la tienen ence-rrada hasta que pague la culpa de haber encarnado(recurdese que los rneos distinguen enire "la ba-jada del alma a los infiernos" y "el viaje del alma alcielo"). Platn nos ofrecer todava una imagen enque el cuerpo aparece identificado con una tumbaen que el alma yace moribunda y a la espera de lavida verdadera; precisamente la vida distanciada delcuerpo. Tambin para Platn "el alma es inmortal"(Cf: E. Rohde, Psique. La idea del alma y la inmor-talidad entre los griegos}.

    Aspirar al estado de purificacin e inmortalidad,segn entendemos, resulta una aspiracin dcma-

  • siado elevada para poder ser confiada a los capri-chos pulsionales y al desvaro del cuerpo. A ma-yor descorporeizacin del cuerpo, ms cercana del

    "alma a la regin del Hades; a mayor pureza del-cuerpo, mayor pureza del alma. Excluido el cuerpodel rgimen de la pureza, la alternativa espiritualistacobra carcter tajante: alma versas cuerpo, inmorta-lidad versas mortalidad. Tenemos a Pitgoras soste-niendo que el alma pertenece a la estirpe de lo in-mortal. Tenemos a Platn empeado en liberar elalma de "la locura del cuerpo" en nombre de lo im-poluto; que el cuerpo pertenece "a la clase mortal,donde imperan terribles e inevitables pasiones". Laidea del cuerpo como prisin, la creencia en la li-beracin del alma por va de la purificacin, todoello da cuenta del ascetismo griego (chamanes, adi-vinos, rneos, pitagricos...) y de alguna manera seconvierte en el punto de origen de la filosofa estric-tamente entendida.

    Pero no adelantemos lo que todava tiene que serexpuesto. Ms all de su deuda con las doctrinasdel alma, ms all inclusive de todo antecedente,debemos considerar a la filosofa como una figurade pensamiento radicalmente original. Frente a lasdoctrinas esotricas, por ejemplo, la filosofa defen-der la necesidad" de construir un saber generali-zable y enseable, sistemtico y coherente, vlidopara todos y al alcance de cualquier pblico de serposible. Potencialmente al menos, ya que la com-prensin de la filosofa exige un esfuerzo arduo. Ybuscando sistematicidad, la filosofa encontrar enalianza con el alma inmortal una fuente de ins-piracin en la estructura de pensamiento ms sis-temtica que encuentra a la mano; el mito conver-tido en acto de escritura (Cf: J. P. Vernant, Mlo ypensamiento en la Grecia antigua).

    IV

    Los mitos originales, basados en la oralidad, tenan ala imprecisin y a la ambigedad por caractersticas.Quien los reciba los transfiguraba de inmediato.Repetir el mito significaba alterarlo. El mito oralno era por la maana y bajo el sol, lo que habasido por la noche y bajo la luna. Cada mitoreaparece en un mismo mito, pero no de la mismamanera. Hay en los mitos orales mucho de precario.Cada quien selecciona lo que impresiona a sumemoria y sensibilidad. No por ello los mitospierden importancia, ya que de alguna manerarepresentan e! sentido totalizador dentro de unaformacin social dada. Los mitos producen temory respeto. Su simblica, adems, se encontrabaatravesada por una promiscuidad que reuna enuna misma unidad dioses y hroes, inmortales y

    mortales, que a Eros y Thanatos. Pero conforme losmitos se codifican en el acto de la escritura, comoya lo dije lneas atrs, tienden a dogmatizarse. Loque era metamorfosis cobra la consistencia de unbloque de smbolos irrevocables. El mito, en fin,deviene doctrina. Progresivamente lo equvoco vacediendo ante lo unvoco, lo abierto ante la voluntadde sistema. El mito, en consecuencia, termina porse explicado mediante construcciones argumntalesque buscan fijarlo de una buena vez. Repetir el mito,en tal caso, significaba repetir y no ya diferir. (Cf:Marcel Detienne, La invencin de la mitologa).

    Si se me preguntara sobre la causa que influy de-cisivamente en la construccin de mitos unvocos,no dudara en sealar al antropocentrismo, el cualterminar por convertirse a su vez en la justificacinde la filosofa. Con el antropocentrismo, la con-cepcin del Ser como algo ms originario que elhombre mismo, ser substituida por la concepcinque identifica al Ser con determinada frmula racio-nal. Iluminados y descargados de corporeidad por lalucidez del concepto, reducidos a simples momen-tos orgnicos de un texto terminado, los smbolosmticos terminan hacindose cmplices de la causadel hombre racional quedando identificada la cor-poreidad con la dispersin y la irracionalidad. Setratara pues de otorgarle al cuerpo la forma de laracionalidad. Justificndose todo ello en la previaconsideracin del cuerpo -en el caso griego=a lanaturaleza- como portador del engaoso principiode placer y del doloroso principio de muerte. Placery muerte vendran siendo, a los ojos de la Razn,la parte maldita de la vida. Mientras, para frenar aEros, bastara con sublimarlo, refrenando la sensua-lidad e impidiendo sus extravos (moderacin, con-trol, sobrevivencia); para evitar la muerte bastaracon asumir la causa de la autonoma e inmortali-dad del alma (moderacin, control, sobrevivencia),o sea, lo mismo de lo mismo.

    Pero lo anterior es slo una parte del problema,puesto que filosficamente hablanao, la estrategiade dominio del cuerpo propio implicar, a suvez, la estrategia de dominio de la naturalezacomo garanta del principio de sobrevivencia "delcuerpo"! Propsito que requerira de la creacin deun orden poltico y tcnico que garantice la eficaciay el control requeridos para que la especie humanano sucumba. Algo de esto se encuentra en ciertosmitos.

    Ya Adorno y Horkheimer, en la Dialctica de laIlustracin, apoyndose en una lectura de La Odisea,demostraron la relacin entre Razn, sobreviven-cia y dominio de la naturaleza. Segn los de Frank-furt, La Odisea narra, al menos en una de sus posi-bles lecturas, la aventura emprendida por la subje-

  • tividad racionalista para encontrarse consigo mismaprevia distincin del conjunto de las potencias mti-cas que oprimen a la subjetividad. Por estar prisio-nero dla mitologa, segn esto, el Yo estara conde-nado a configurar su destino dentro del horizonte delo inapresable. Tendramos as a Ulises valindosede mltiples astucias para sobreponerse al cuerpocatico de la naturaleza, identificado ste en cual-quier caso con lo inhumano y destructivo. La hazaade Ulises, aceptmoslo, encarnara la voluntad deruptura con las fuerzas mticas encarnadas en la na-turaleza, fuerzas enigmticas y disgregadoras del Yoy del principio de Razn. Hazaa que, adems, exi-gira de Ulises la sublimacin de su propio cuerpo;ya que dominar a lo otro, o naturaleza, implica do-minar la parte maldita del YO, el cuerpo. Huyendode lo arcaico y obscuro, liquidando mito tras mito, acosta siempre de un astuto o premeditado proyectode autoconservacin, que implica el sometimientodel principio de placer al principio de eficacia, Uli-ses vendra a personificar el arquetipo del sujeto ra-cional que no mucho despus ser hipostasiado porla filosofa.

    Bien. Para que la Razn supere al mito, se re-quiere tanto del control de las pulsiones por partedel Yo como del desdn hacia el canto de las sirenasproveniente de la naturaleza. De la dominacin dela naturaleza exterior e interior depender, pues, lacondicin de posibilidad del racionalismo. La pos-posicin de los instintos, de lo abierto e insondable,y el desconocimiento de la otredad sern los tribu-tos que el proyecto racionalista tendr que pagarpara alcanzarse del todo. Ya ajustadas las cuentascon el mito por parte de la astuta racionalidad, yadesencantado el mundo y vencidos los poderes mti-cos, conseguida la autoidentidad del Yo, resulta quela filosofa conserva el mito en lo que tiene de vo-luntad de sistema y coherencia. Voluntad que, ad-vertimos, convertir el Sistema de la Razn, a pe-sar suyo, en un nuevo mito. Un mito, que basadoen la identidad conceptual desdeara lo no idntico.Hay-qae sealarlo: el paso de lo mtico a la filosofa,en cuanto incluye la substitucin progresiva de una-lgica simblica basada en la representacin poruna lgica cientfico abstracta", implica como pasoprevio la depuracin del lenguaje mtico. Pinseseque en La Odisea la razn se encarna en Ulises, osea, en una persona (hroe) determinada, no en unconcepto como ocurrir en la filosofa. Ulises repre-senta la identidad (el hombre), y sabe reconocer lano identidad (lo otro del hombre). Pero en La Odi-sea, como en casos similares, la identidad (orden ra-cional) lejos de presentarse en s misma se cubre to-dava dentro del manto de personajes tipo: hroes,dioses, etctera.

    Avancemos un paso ms. La hazaa del perso-naje mtico luminoso, aqul que con su ejemploarroja luz donde haba obscuridad, contrasta posi-tivamente y a tal grado con las fuerzas malignas quesu sola presencia justifica la destruccin de stas.Pero si aceptamos que nuestro personaje carece decuerpo, al ejercer sobre s un autodominio tal quetermina por identificar el cuerpo con el logos, porqu seguirle ponindole a la Razn nombre mticoo propio e identificndola con persona alguna? Porqu no presentar a la Razn a cuerpo desnudo, enfrmulas racionales y abstractas? Y la Razn, enefecto, conforme la filosofa va constituyndose, co-mienza a desprenderse de los nombres mticos en

    ' favor de conceptos lgicos. Ya Platn cuestionar latensin de la escritura mtica, dado que oscila siem-pre entre el misterio y la luz sin dejar las cosas enclaro de un modo definido; y cuestionar tambin la

    ^simblica de los nombres mticos. Recurdese queScrates o cualesquiera de los dialogantes incluidosen los Dilogos, deben ser considerados hombresque se valen del pensamiento racional para dirimirsus querellas e interpretar el mundo, o sea, filsofos.Modo de concebir que nos advierte de la especifici-dad de la filosofa. Y es toda una historia.

    Deshacerse de la letra negra y prohibida no fue fcil.Ya en los textos de los primeros convencidos de queel Ser concuerda con la Razn, nos damos cuentaque la Razn tuvo que irse despojando progresiva-mente de sus mscaras. Los sofistas perpetraron laprimera reduccin del Ser al saber racional, peroa costa de confundir a la Razn con la opinin decualquiera, con la consecuencia de rebajar el Ser alplano de la doxa. Ms que ante el Ser, nos encon-traramos aqu ante formas de ser desvanecidas ysingulares. En lugar de un Ser vlido para todo ypara todos, los sofistas nos entregaran un "Ser" re-lativo a cada uno, y por tanto circunstancial. Con lafilosofa estricta se trata, por el contrario, de algoms serio: la Idea. El nombre de la Idea corres-ponde al nombre de la filosofa rigurosamente es-tablecida. Platn, como Padre de la Idea. Aristte-les, como Hijo legtimo. La Metafsica de Occidentecomo Espritu Santo.

    Advertimos que al pueblo griego no le con-venci eso llamado filosofa. Entregado a las viejascreencias y a los saberes esotricos, la cosa no le apa-sion. Pero el rigor y la potencia cognoscitiva de lafilosofa se apoya en principios tan slidamente es-tructurados que le garantizan la sobreviencia msall de cualquier coyuntura desfavorable. Con la fi-losofa, lo repetimos, surge Occidente mismo. Digna

  • de admirar resulta, en efecto, la metodologa fi-losfica; y en la identificacin entre Ser y Pensarle va la vida. Pero qu hay detrs de esta identifi-cacin? Qu significa aqu Pensar? Qu significaaqu Ser? Qu es lo que aqu se reconoce?, peroan ms que eso, qu es lo que aqu se desconoce?

    Desde que muri la esfinge -cito a Marguerite Yourcenar-,la innoble ciudad (de Tebas) no tiene secretos. Todo acaecede da. La sombra baja a ras de las casas, al pie de losrboles, (como el agua inspida al fondo de las cisternas)las habitaciones ya no son pozos de oscuridad, almacenesde frescor. Los transentes parecen sonmbulos de unainterminable noche blanca.

    Saquemos a la luz la metamorfosis de las pala-bras sagradas en palabras filosficas. Junto al ante-cedente del alma y del mito ya examinados, el surgi-miento de la filosofa se apoya tambin en el antece-dente de !a sabidura empeada en la resolucin deenigmas; nos referimos a la dialctica y a la retrica(Cf: G. Colli, El nacimiento de la filosofa}. Vaya-mos por partes. Insistamos, antes que nada, en elcarcter mistrico de la sabidura prefilosfica. Ensu caso, el enigma representa el desafo de lo ocultoa ia capacidad intelectual de! hombre, conforme ala creencia de que aquel sabio que se mostrara inca-paz de descifrar ios enigmas dejaba de serlo; Collii expresa con concisin:

    Pero para ;1 sabio el enigma es un desafo mona!. Quiensobresale por el intelecto debe demostrarse invencible en lascosas del intelecto.

    La consideracin griega sobre el enigma varacon d tiempo. Originalmente dar a conocer el sig-nificado de un enigma no implicaba dar a cono-cer el fondo ltimo del enigma, reconocido de an-temano como incognoscible. Con la desconside-racin progresiva de la experiencia mistrica, todocambia, en tanto el enigma tiende a convertirseen un problema que puede ser resuelto por com-pleto mediante determinada explicacin racional.Del enigma basado en la consideracin de que lo co-nocido forma parte de lo desconocido, tendramosai d enigma como algo desconocido que formaparte de lo conocido. Identificado aqu lo conocidocon los procedimientos sistemtico-metodolgico'sliberados por el pensamiento abstracto-racional.Concepcin que, a su vez, fue propiciada por ladialctica. Hasta cierto punto al menos, ya que ladialctica sufrir tambin una transformacin con-forme el pensamiento potico cede ante el pensa-miento filosfico. As fue. La dialctica, entendidacomo la discusin viva entre un interrogado y un in-torogador empeados en dilucidar ciertos proble-

    mas, cumpli en sus orgenes y antes de ser desvir-tuada la tarea de demoler cualquier verdad segurao definitiva. . ; . ' ' ' " "''vv~-; ; -" ' ; _ ~ " . - ' . ' . ' . . ~:

    Las consecuencias de ese mecanismo -cto.a Colli- son de-vastadoras. Cualquier juicio, en cuya verdad crea e! hom"-bre, puede refutarse. No slo eso, sino que, adems, todala dialctica considera indiscutible el principio del tercioexcluso, o sea, que considera que, si una presuposicin sedemuestra como verdadera, eso significa que la contrapo-sicin que la contradice es falsa, y viceversa: as que, en elcaso en que primero se demuestre como verdadera la pro-posicin que la contradice, resultar que ambas proposicio-nes son verdaderas y falsas al mismo tiempo, lo que es im-posible. Tal imposibilidad significa que ni una ni otra propo-sicin indican algo real, ni, siquiera, un objeto pensable. Y,dado que ningn juicio y ningn objeto escapan a la esferadialctica, de ello se sigue que cualquier doctrina, cualquierproposicin cientfica, perteneciente a una ciencia pura o auna ciencia espiritual, estar igualmente expuesta a la des-truccin.

    Estamos. La dialctica construye para demolercualquier verdad definitiva, siempre y cuando ladialctica se funde en el principio de incognoscibili-dad. Y aunque en este caso la dialctica se valga deargumentos constructivos, no deja nunca de remitir-los al horizonte ontolgico presidido por lo oculto.Del puro rigor constructivo de la dialctica, enton-ces, no puede desprenderse automticamente el ra-cionalismo a ultranza. Para que la dialctica pasea convertirse en un dilogo demostrativo y posi-tivo, tendr que producirse el invento de la retrica.Cuando la dialctica queda fundada en la retrica,entendida como una tcnica de expresin utilizadapor un maestro pensador con el propsito de con-vencer con argumentos supuestamente irrefutables,podemos decir que la dialctica ha pasado a formarfilas dentro de la logofilia. ste es ya el momento dela filosofa. Aqu se traa de convencer, de argumen-tar con el propsito de conducir al interlocutor a unlugar seguro y cierto. Lugar que, finalmente, coinci-dir con la constitucin de la vida poltica. Para ma-yores aclaraciones remito al libro de Colli, del cualentresaco la siguiente cita:

    (La conversin de la dialctica en literatura) fue un granacontecimiento, y no solo en el mbito de pensamientogriego. Platn invent el dilogo como literatura, comoun tipo particular de dialctica escrita, de retrica escrita,que presenta en un cuadro narrativo los contenidos dediscusiones imaginarias a un pblico ndiferenciado. Elpropio Platn llama a ese gnero literario con e! nombrede "filosofa". Despus de Pistn, esa forma escrita ibaa seguir vigente y, aunque el gnero del dilogo se iba a

    - transformar en el gnero del tratado, en cualquier caso iba aseguir llamndose "filosofa" a la exposicin escrita de temasabstractos y racionales, e incluso ampliados, despus de laconfluencia de la retrica, a contenidos morales y polticos.Y as hasta nuestros das.