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    Al margen de la ficción: Autobiografía y literatura mexicana

    Author(s): Jorge RuffinelliSource: Hispania, Vol. 69, No. 3 (Sep., 1986), pp. 512-520Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/342731

    Accessed: 30/12/2009 04:29

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    Jorge

    Ruffinelli,

    Universidad

    eracruzana,alapa,

    Mexico

    Al

    margen

    de la ficci6n:

    Autobiografia y

    literatura mexicana

    I. s

    probable

    ue

    la literatura e

    fa-

    tigue,

    omo

    los

    metales,

    a consecuencia

    e

    un

    esfuerzo

    maximo,

    o

    que

    liamariamos

    l

    trabajo

    ostenido

    e intensode la tradicion

    o-

    bre el texto.

    Acasoen ese

    momento l conti-

    nuo iterario

    ntraen

    conflicto

    onsigo

    mismo

    anhelando

    a

    ruptura;

    a

    composicion

    molecu-

    lar cede

    y

    se

    produce

    asi un cambioen

    la

    permanencia,

    s decir en

    la

    tradicion.

    Con

    esto

    no

    pretendo

    undar

    una teoria

    fisica

    de

    la literatura

    ino sencillamente

    omarme

    a

    licenciapoeticade aludir on una metafora

    esos

    frecuentes

    cambiosen

    las

    formas,

    que

    en

    la

    historia

    de nuestra

    iteratura

    articipan

    de

    la tradicion

    yudando

    que

    esta

    se

    con-

    forme

    y

    se

    transforme.

    No

    se

    trata

    de

    ruptu-

    ras

    absolutas on

    todo

    aquello

    ue

    es ha dado

    origen,

    al

    contrario,

    sa

    ansiade

    transforma-

    ci6n

    lega

    a convertirse

    n un

    gozoso

    recono-

    cimiento

    de

    que

    la literatura

    n si

    misma

    m-

    plica

    cambios

    constantes

    relacionados-con

    todas las

    mediaciones

    ue

    se

    quiera-a

    los

    cambiossociales, politicose hist6ricosde

    nuestro

    continente.

    En

    los

    margenes

    de

    la

    ficcion,

    pero

    volunta-

    riamentedentro

    de la

    literatura,

    e ha venido

    produciendo

    n

    Mexico

    durante a

    ultima

    de-

    cada,

    mas

    que

    nunca

    antes,

    una

    escritura

    autobiografica

    lgunos

    de

    cuyos rasgos po-

    drian

    ayudar,

    ntre otras

    cosas,

    a

    modificar

    nuestra

    visi6n

    de la

    culturamexicana.

    Dejo

    de

    lado

    as

    memorias

    ist6ricas

    e

    corte

    mili-

    tar

    o

    politico,

    que

    proliferaron

    esde

    los

    antos

    veinte

    cuando la

    Revoluci6n

    Mexicana

    co-

    menzoa

    institucionalizarse

    na

    vez

    que

    dismi-

    nuy6

    a

    beligerancia

    muchos

    mplicados

    in-

    tieron

    la necesidad

    de

    justificarse

    antes

    de

    que

    vinieranotros dictamenes

    hist6ricos

    o-

    bre su

    participaci6n.

    unto

    con la

    miriada

    e

    textos

    oportunistas

    menores,

    es

    preciso

    in

    embargo

    estacaras memorias

    el

    propio

    ic-

    tador

    Porfirio

    Diaz

    (1923),

    os

    Ocho

    mil kil6-

    metros

    n

    campana

    e Alvaro

    Obregon

    1917)

    o

    las

    mas

    tardias

    Memorias e PanchoVilla

    (1936)

    debidas

    a la

    pluma

    bien

    dispuesta

    de

    Martin

    Luis

    Guzman.Por

    lo

    generaly

    salvo

    estas

    excepciones,

    as

    memorias

    el

    periodo

    en vez de auxiliar esclarecer

    a historia o-

    laboraron n

    distorsionarla

    grados

    farses-

    cos. Tuvo

    que Ilegar

    un escritor

    de mirada

    satirica,

    alsa eriedad

    l estilode Buster

    Kea-

    tonen laprosa,y profundo scepticismo nte

    los

    discursos

    nacionalistas,

    omo

    Jorge

    Ibar-

    giiengoitia,para

    incendiar odo

    ese

    genero

    ilegitimoy

    desolemnizarlo

    n una farsa

    tea-

    tral,

    El atentado

    1963)

    y

    en una

    delgada

    novela

    que gan6

    el

    premio

    Casade las

    Ame-

    ricas en 1964:Los

    reldmpagos

    e

    agosto.

    No

    me

    refiero

    tampoco

    a las

    extraordinarias

    memorias

    de

    Jose

    Vasconcelos

    publicadas

    entre

    1935,

    Ulisescriollo

    1939,

    El

    desastre,'

    que

    pueden

    considerarse

    n

    inigualable

    jer-

    ciciode autocontemplacionist6rica,marca-

    damente

    egocentrica,

    merced

    al

    cual a vida

    mexicanade varias

    decadas

    gir6

    en torno a

    una

    concienciandividual

    ue

    la

    contemplaba

    y

    le

    otorgaba

    u razonde

    ser.

    Aunque

    sta

    literatura

    ist6rica

    s de

    por

    si fascinante

    y

    merece el estudio

    que

    aun

    no

    ha

    logrado,

    mi

    prop6sito

    s

    otro:

    quisiera

    e-

    cortar,

    dentro

    de este

    genero,

    la

    mirada

    e-

    trospectiva

    y

    reflexivade

    los

    escritores;

    e

    tratariade una

    escritura olocada

    rima

    acie

    al

    margen

    de la ficci6n

    pero

    haciendode

    ese

    margen

    una

    superficie

    a veces tan

    delgada,

    tan

    frigil

    e

    impalpable

    omo

    las

    alas de

    una

    mariposa.

    II.

    EElscritor

    que

    se

    contempla

    si

    mismo?

    NNo

    s acaso

    unaredundancia

    ronica

    i recor-

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    JORGERUFFINELLI

    UTOBIOGRAFIA

    Y

    LITERATURA

    MEXICANA

    513

    damosel narcicismo

    tribuido los artistas?

    En 1972

    scribiaSalvador

    lizondo:

    Escribo.

    Escribo

    que

    escribo.

    Mentalmente

    me

    veo

    escribirqueescriboy tambienpuedoverme

    ver

    que

    escribo.Me recuerdo

    scribiendo

    a

    y

    tambien

    iendome

    que

    escribia.Y me veo

    re-

    cordando

    ue

    me

    veo escribir me

    recuerdo

    viendome recordar

    que

    escribia

    y

    escribo

    viendome

    escribir

    que

    recuerdo

    haberme

    visto

    escribir

    que

    escribia

    y

    que

    escribia

    que

    escribo

    que

    escribia. Tambien

    puedo imagi-

    narme

    escribiendo

    que

    ya

    habiaescrito

    que

    me

    imaginaba

    scribiendo

    ue

    me veo

    escribir

    que

    escribo.

    Esta,

    que podria

    er la

    quintae-

    senciaautobiograficae laescritura,nolo es

    si

    entendemos a

    escritura n un

    sentido

    orga-

    nico;

    Elizondo

    itulo este texto

    El

    grafo-

    grafo

    orque xpresa

    el

    proceso

    primario

    el

    grafismo

    extual,

    que

    es

    origenpero

    no

    meta

    o

    resultadode la

    escritura

    iteraria.

    En

    cambio,

    podemos

    encontrar

    diversos

    antecedentesde

    autobiografia

    ntre 1964

    y

    1970 en

    los

    volumenesde

    memoras de

    Ma-

    nuel

    Maples

    Arce

    y

    Jaime

    Torres

    Bodet,

    y

    acaso

    mas

    pluralmente

    n

    laserie

    de conferen-

    cias

    organizadas

    or

    el

    Instituto

    Nacional e

    BellasArtes en 1966y publicadasuegocon

    el

    titulo

    Los

    escritores

    nte

    el

    pzublico,

    en

    las

    Autobiografias

    e

    escritores

    ovenes

    que

    Emmanuel

    Carballo

    romovi6

    edito en

    una

    colecci6n,

    Nuevos

    escritores

    mexicanos del si-

    gloXXpresentadosporsi

    ismos

    1965-1966).

    Estos

    escritores,

    entonces

    en

    sus

    comienzos,

    hoy

    son

    conocidos:

    Gustavo

    aiinz,

    ose

    Agus-

    tin,

    Carlos

    Monsivais,

    Sergio

    Pitol,

    Salvador

    Elizondo,

    entre

    otros.

    De

    estos

    anteceden-

    tes,

    sin

    embargo,

    as

    referidas

    onferencias

    deBellasArtesnoayudaroncrear ealmente

    un

    espacio

    autobiografico

    a

    que

    consistieron

    ante

    todo en

    actos

    de

    strip

    ease

    ntelectual:

    el

    escritor

    puede

    desnudar

    ante

    el

    publico

    de

    una

    conferencia,

    lgunos

    secretos

    de

    su

    personalidad,

    e

    su

    experiencia,

    e la

    practica

    de

    su

    oficio.

    A su

    vez,

    las

    autobiografias

    re-

    coces

    fueron

    extos

    provocados

    provocado-

    res:

    provocados

    or

    el

    encargo

    expreso

    de

    Carballo,

    provocadores

    porque

    en

    general

    constituyen,

    mas

    que

    rendiciones e

    cuenta

    del

    pasado,afirmacionesuvenilesy estriden-

    tes de

    cada

    personalidad

    rtistica n

    gestacion

    ante

    una

    obra

    ambien n

    gestacion.

    Hoy

    seria

    un

    ejercicio

    nteresante

    eer

    aquellas

    utobio-

    grafias

    comparando

    os

    proyectos

    personales

    con

    la

    evoluci6n

    eal

    de

    los

    escritores

    y

    su

    obra

    en

    la

    medida n

    que

    el

    tiempo

    ranscu-

    rrio

    y

    el

    futuro

    ue

    parecia

    an

    lejano

    se

    convirti6

    apidamente

    n

    pasado

    en

    historia.

    Cuando

    onsidero

    las

    autobiografias

    las

    memorias omo articulaciones e un mismo

    ademain

    enerico,

    pienso

    en

    una

    reflexion,

    a

    veces

    profunda

    otras

    superficial,

    menudo

    radical

    ero

    tambien

    necdotica,

    el

    escritor

    que

    ante

    la

    invocaci6n

    mplicita

    e

    Dante,

    se

    pone

    a

    revisar

    el

    pasado

    n

    mezzo l

    cammin

    di

    nostra

    vita.

    0

    para

    decirlo

    en

    terminosde

    un

    personaje

    icticiode

    Onetti,

    Eladio

    Lina-

    cero

    en

    Elpozo

    (1939),

    Esto

    que

    escribo

    on

    mis

    memorias.

    Porque

    un

    hombre

    ebe

    escri-

    bir a

    historia

    esu

    vidaal

    llegar

    los

    cuarenta

    afios,sobretodosi le sucedieron osas inte-

    resantes.

    Peroni a

    los

    cuarenta

    i a los

    sesenta ni a

    otraedad

    el

    escritor

    hispanoamericano

    or

    o

    general

    acomete

    esta

    aventura,

    el

    genero

    se

    convierte

    en un

    hueco

    dentrode

    las

    prac-

    ticas

    de

    escritura i

    comparamos

    uestra ra-

    dici6n

    con

    otras,

    la

    anglosajona

    or

    ejemplo.

    Nos

    preguntamos

    que simples

    o

    complejas

    razones

    puede

    obedecer

    esta

    ausencia,

    que

    nervios

    del

    coraz6n

    oca o

    deja

    de tocar

    el

    ademan

    autobiografico

    ara

    que

    nuestroses-

    critores e cierrenante a sola

    perspectiva

    e

    contar

    u vida.

    Talvez

    por

    el

    estigma

    de

    una

    actitud

    recuentemente

    achada

    or

    a

    suposi-

    cionde

    inmodestia

    vanidad.

    robablemente

    tambien

    or

    a

    azarosa

    ormacion

    e las

    cultu-

    ras

    nacionales

    ispanoamericanas,

    por

    ende

    la

    carencia

    e una

    tradicion

    mplia

    dentro

    de

    la cual

    insertar

    a

    experiencia

    personal;

    in

    duda

    gravita

    aimbricacion

    e la

    escritura on

    la

    historia

    ocial

    y

    politica

    de

    America

    Latina,

    quedeja

    de ladoal

    ndividuo

    nte

    as

    urgencias

    colectivas.Es precisopensarasimismo n la

    muy

    enta

    y

    tardia

    profesionalizaci6n

    el

    escri-

    tor,

    que

    se inicia

    en el

    Modernismo

    ero

    no

    alcanza

    asta

    hoy

    niveles

    aceptables,

    conse-

    cuentecon

    esto,

    en

    la

    faltade

    prestigio

    ocial

    de

    la

    literatura-o

    del

    arte,

    en

    terminos

    ge-

    nerales-debido

    a su

    improductividad

    ate-

    rial,

    a

    la

    espera

    aun

    de

    una

    sancion

    ocial

    que

    la

    pequefia

    urguesia,

    menos

    aun as

    dicta-

    duras

    militares

    de

    las

    ultimas

    decadas,

    se

    avendrian

    icilmente

    a

    concedero

    a

    recono-

    cerle.A faltade unaculturamilenaria, a la

    vez borrados

    o

    negados

    los

    remanentesde

    una

    dentidad

    utoctona

    salvo

    asos

    de

    excep-

    cion

    como el

    de

    Josei

    Maria

    Arguedas),

    e

    queda

    al escritor

    un

    presente

    y

    un

    pasado

    inmediato

    omo

    escualidas

    oordenadas

    en-

    trode

    las cuales

    hacer

    gravitar

    u

    experiencia.

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    514

    HISPANIA

    69

    SEPTEMBER 986

    De ahi

    anecesidad e vincularacultura la

    que

    se

    pertenece

    con

    otras,

    ajenas,

    en

    una

    vasta

    gama

    de

    registros

    que

    vandesde el cos-

    mopolitismoe Borgesa la reflexion ultura-

    listade Carlos

    Fuentesen Terra ostra

    1975).

    De los escritores

    ontemporaineos

    uentes

    es

    probablemente

    uien

    mas se

    aproxima

    esta

    necesidad e

    explorar

    l

    yo

    en

    su

    relacion

    on

    la cultura.

    Es lo

    que

    hace

    Unafamilia

    ejana

    (1980)

    al buscar

    os vinculos

    hispanoamerica-

    nos con

    la cultura

    rancesa,

    y

    declarar

    pole-

    micamente)

    ue

    la azon rancesa s

    un buen

    correctivo

    del delirio atinoamericano

    163),

    mientras,

    en

    terminos mais

    personales

    res-

    pecto

    a su

    autor,

    habla

    de sus ciudades

    erdi-

    das,

    Montevideo,

    Buenos

    Aires,

    Santiago.

    Unafamilia ejana

    es

    una icci6n

    antasmag6-

    rica

    que

    reitera

    aquel

    rissongotico

    tan

    mag-

    nificamente

    ogrado

    nAura

    1962),

    pero

    esta

    vez mezclandolo

    on

    os fantasmas

    ersonales

    de

    una

    vidatranscurrida

    unto

    a la literatura.

    Aunque

    n la novela

    e nombrea

    un 'Carlos

    Fuentes,'

    supuesto

    depositario

    de

    un relato

    que

    se

    trasladade una

    a otra

    persona

    como

    una

    maldici6n

    ntigua,

    no

    nos encontramos

    realmente

    ante

    una

    autobiografia

    ino

    ante

    una novelaque llevaun paso mas adelante,

    hacemas

    explicita,

    aconocida

    ecurrencia

    e

    los escritores

    a materiales

    de su

    vida

    en

    el

    proceso

    de fabulaci6n.

    olo

    que

    aqui

    empieza

    a

    ser dificildecidir

    i

    la

    ficcion

    equiere

    ago-

    citar

    ragmentos

    e la

    vidade su

    autor,

    o bien

    esa

    vidarecurre

    a la

    ficci6n

    para

    mejor

    ncon-

    trarse

    y explicarse.

    De todos

    modos,

    no se da

    alli

    lo

    que

    Phi-

    lippe

    Lejeune

    ha denominado

    l

    pacto

    uto-

    biografico,

    merced

    al cual

    narrador,

    erso-

    najecentraly autorson, comola santisima

    trinidad,

    res

    y

    a la vez

    una

    sola

    persona.

    Ni

    calza

    esta

    novela

    en

    la definicion

    e autobio-

    grafia

    en

    la medida

    n

    que

    no es

    unrelato

    retrospectivo

    n

    prosa

    que

    una

    persona

    real

    hace de

    su

    propia

    existencia,

    dado

    que

    ella

    pone

    el

    acento

    en su vida

    ndividual,

    n

    parti-

    cular sobre la

    historiade

    su

    personalidad

    (14).

    Descripcion rolija

    e

    un

    genero,

    que

    a

    nuestros

    efectos habremos

    e

    complementar

    con la

    variedad el

    ademain

    memorioso

    para

    denominar si

    aquelespacioautobiografico

    en

    que

    memorias

    y

    autobiografia

    oinciden,

    entendiendolo

    omo

    a actitud

    omuin e enfo-

    car

    desde una

    perspectiva

    personal

    o

    mas

    inmediato la

    experiencia

    el

    narrador,

    para

    decirlo

    on

    expresion

    mas

    sofisticada,

    el

    su-

    jeto

    del enunciado

    ue

    de

    pronto

    e identifica

    con el

    sujeto

    de la enunciacion.

    Porque

    si como

    no

    se

    hanescritoen

    Ame-

    ricaLatina

    utobiografias

    n

    un

    sentido stric-

    to, es tambienprobable uenuncase escri-

    ban.

    Nuestromodo

    de

    producci6n

    ntelectual

    a veces difiere

    y

    no

    siempre

    se

    acomodaa

    las

    definiciones

    uropeas or

    mas

    que

    a

    veces

    hagamos

    as

    gestiones

    requeridas

    ara

    disci-

    plinarnos

    ellas.

    Por

    eso,

    ahora

    me

    quedo

    con ese 'ademan

    utobiografico'

    e la reciente

    narrativa

    mexicana,

    aceptandoque

    de

    la fic-

    ci6n

    a

    la

    historia

    o de la historia

    a la ficci6n

    el

    camino s

    dificil

    y

    tortuoso

    pero

    de

    todos

    modos transitable.

    III. En 1977Hector

    Azar,

    unode los

    principa-

    les

    dramaturgos

    exicanos,

    publica

    Las tres

    primeraspersonas.

    resentada ditorialmente

    como una

    novela

    ( primera

    e

    una

    trilogia

    que prepara

    l

    autor )

    s en

    rigor

    un

    librode

    rescate

    memorioso

    autobiografico

    n el cual

    el autor

    reconstruye

    a

    llegada

    de

    sus

    antepa-

    sados ibaneses-

    abuelo,

    ia

    y

    madre

    a tie-

    rras veracruzanas

    n los comienzos

    de

    este

    siglo.

    Cuatro fnosmas

    tarde,

    en

    1981,

    Margo

    Glantz

    presenta

    en

    Las

    genealogias

    una de-

    talladay entraiablerecapitulacione la in-

    sersionde

    sus

    propios

    antepasados-judios

    rusos

    de las

    estepas

    ucranianas-en

    suelo

    mexicano.

    Ambos

    ejemplos

    bren a

    perspec-

    tiva

    hacia

    una diversidad

    ultural

    ue

    si

    bien

    saltaa lavista

    en

    la

    vida

    otidiana el

    pais-

    en

    el comercio omo

    en

    la

    ensefianza,

    n

    la

    cien-

    cia

    como

    en el arte

    (aunque

    nunca n la

    poli-

    tica)-aun

    no

    se habia

    hecho

    caminoen

    la

    literatura.

    Me refiero a la

    presencia

    de

    las

    inmigraciones uropeas,

    multiples

    y

    ricas,

    que hanconformadoa culturade Mexicoa

    grados

    insospechados,

    mas

    alia

    del obvio

    aporte hispanico.

    Los libros

    de Azar

    y

    de

    Glantz

    se identifican

    l

    pulsar

    a

    historia

    de

    sus ancestros

    recogiendo

    elatos

    familiares,

    recreando

    os

    periplosque

    tanto escucharon

    referir

    n

    la

    infancia

    registrando

    os

    habitos

    de

    sus

    culturas,

    ndudables

    unque

    no

    tan

    evidentes

    comoel

    equipaje,

    que

    en la

    trans-

    culturaci6n

    e

    perdieron,

    onservaron

    trans-

    formaron. todo

    esto

    no

    por

    un

    prurito

    isto-

    riografico,

    i

    para

    hacer

    a

    cartografia

    ocial

    de los movimientos

    migratorios,

    ino ante

    todo

    porque

    esa

    recuperacion

    ignifica

    una

    vuelta

    a las

    raices,

    una

    explicacion

    del

    yo

    cultural,

    na

    verdadera

    nvestigacion

    utobio-

    grafica.

    Como

    dice

    Azaral inicio

    de

    Las

    tres

    primeras

    ersonas ara

    eferirse

    l

    viaje

    de

    sus

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    5/10

    JORGE

    RUFFINELLI

    UTOBIOGRAFIA Y

    LITERATURA

    MEXICANA

    515

    familiares:

    Este

    viaje

    habla

    mucho

    de

    ustedes

    y

    de

    nosotros. Este

    viaje

    habla

    mucho

    de

    mi

    (13).

    Y

    acaso

    aqui

    radique

    una

    peculiaridad

    de la autobiografia atinoamericana:no es ne-

    cesario

    convocar

    permanentemente

    al

    yo para

    hablar sobre

    si

    mismo. Somos ante

    todo

    lo

    que

    nos hizo

    ser,

    y

    en

    el

    ejemplo

    de los

    sirio-

    libaneses o en

    el

    de los

    judios

    rusos,

    como

    se

    desprende

    de

    estos

    libros,

    se es no

    sola-

    mente la

    persona

    actual sino

    tambidn os

    he-

    rederos de una

    cultura

    milenaria

    rasladada

    a

    la

    tierra

    americana.

    Las

    tres

    primeras personas

    que

    inician

    el

    universo de Azar

    llegaron

    a

    Mexico

    en

    1907;

    partieron

    de

    Beirut con

    el

    prop6sito

    de

    desem-

    barcaren

    Nueva

    York

    para

    reunirse

    con

    ante-

    riores

    inmigrantes,

    pasaron

    por

    Marsella,

    fue-

    ron

    rechazados en

    el

    puerto

    neoyorquino y

    eligieron,

    entre las

    escasas

    opciones

    ofreci-

    das,

    a

    Veracruzcomo

    destino. El

    libro

    de

    Azar

    es

    multiple y

    abierto,

    y

    no

    tiene

    ni

    la

    forma

    tradicionalde la

    novela ni

    la

    forma

    tradicional

    de la

    autobiografia;

    es

    un

    texto

    que

    va

    bus-

    cando

    sus

    variantes de

    formas

    en la

    practica

    misma

    y que

    pasa

    de

    la

    cronica

    literal

    a la

    evocaci6n

    lirica,

    de

    los

    mon6logos

    a

    las

    invo-

    caciones. Entre esos materiales que Azar va

    modelando,

    ajustando

    y

    empleando

    sin con-

    cierto

    especifico

    ni

    orden

    cronologico,

    esta

    la

    historia,

    que

    el

    cita en

    frances

    y

    yo

    traduzco

    al

    castellano,

    en

    fragmentos

    como

    dste:

    Se-

    gun

    nuestro

    eminente

    colega

    Alphonse

    Aued

    que

    ha

    hecho

    investigaciones

    personales,

    las

    verdaderas

    corrientes

    migratorias'

    de los

    liba-

    neses

    hacia

    M6xico

    comenzaron

    a

    ser

    sensi-

    blemente

    importantes

    a

    comienzos

    del

    siglo

    XX.

    Con

    anterioridad

    hay

    casos

    que permane-

    cen aislados. El primerciudadanode nuestro

    pais

    que

    piso

    la

    tierra

    mexicana ha

    sido

    el

    reverendo

    padre

    Boutros

    Raffoul

    que

    desem-

    barc6

    en

    Veracruz

    el afo

    de

    1878

    (.

    .

    .).

    A

    su

    l1egada

    a

    M6xico,

    el

    padre

    Raffoul

    recorri6

    largamente

    el

    pals,

    principalmente

    a

    regi6n

    de

    Jalisco.

    Hasta

    1887 sus

    parientes

    del

    Liba-

    no

    tuvieron

    noticias

    suyas

    pero

    a

    partir

    de

    esa

    fecha se

    perdieron

    todas

    sus

    huellas.

    Na-

    die

    volvi6

    nuncaa

    saber

    nadade

    el

    (138-39).

    Historias

    como

    la

    de

    Raffoul,

    el

    pionero

    perdido,que

    se

    refieren

    a

    los

    comienzos

    mis-

    mos

    de

    la

    inmigraci6n

    ibanesa

    en

    Mexico,

    o

    la

    historia

    familiar

    del

    abuelo

    y

    sus

    dos

    hijas

    que

    fundarian

    la

    familia

    Azar

    en

    suelo

    mexi-

    cano,

    se van

    trenzando

    a lo

    largo

    del

    libro

    con

    la

    historia

    del

    pais

    y

    la

    descripci6n

    de

    sus

    perfiles:

    la

    economia

    minera

    (entonces

    mas

    importante

    que

    la del

    petroleo)

    en

    la

    zona de

    Hidalgo,

    los

    trabajos

    humildes

    de

    lavanderia

    luego

    superados

    por

    el

    comercio

    de

    iniciativa

    (El Puerto Libanes, Boneteria fina), la inmi-

    nencia

    de la

    Revoluci6n,

    los

    problemas

    de

    adaptaci6ny

    de

    lenguaje,

    la

    nostalgia

    por

    el

    solar

    nativo

    y

    por

    los

    miembros

    de la

    familia

    que quedaron

    atras,

    todo

    esto

    forma

    parte

    de

    este

    ejercicio

    autobiografico

    que

    Azar

    inici6

    en

    1977

    prometiendo

    una

    continuaci6n

    que

    hasta

    hoy

    no

    ha

    sido

    cumplida.

    Uno

    de los

    aspectos

    mas

    interesantes

    de

    este

    recuento

    es

    que

    se

    basa,

    en

    alguna

    medida,

    en el

    sin-

    cretismo

    de los

    sentidos.

    Por

    una

    parte,

    la

    nueva tierra

    y

    sus

    sabores, por ejemplo ese

    bulque

    pulque)que

    no

    agrada

    a

    sus

    palada-

    res;

    por

    otro,

    y

    al

    modo

    de

    aquella

    memoria

    involuntaria

    de la

    magdalena

    sumergida

    en el

    te

    o

    la

    visi6n

    de las

    agujas

    de

    Vinteuil,

    el

    recuerdo

    se

    despliega

    proustianamente

    a

    par-

    tir

    de

    los

    sabores

    que

    vienen

    de ese

    pasado

    familiar

    y

    se

    mezclan

    con

    otros

    de la

    infancia.

    Bolsas

    de

    jocoque,

    aceitunas,

    ajonjoli,

    kabis

    y

    pepinos;

    ajos,

    batenzen,

    zaattar,

    lmendras

    y

    garbanza

    molida,

    pierna

    de

    carnero,

    miel

    y

    datiles

    (24-5);

    el

    texto

    se

    nutre

    con

    estas

    enumeraciones

    que

    son como

    palabras

    magi-

    cas:

    abren las

    puertas

    de

    la

    memoria

    y

    convo-

    can un

    mundo

    perdido

    que

    solo

    sobrevive

    en

    el

    recuerdo

    familiar

    y

    personal.

    No

    son

    otros

    los

    principios

    de

    la

    poetica

    autobiografica.

    Las

    genealogias

    de

    Glantz

    tambien

    recupe-

    ran

    los

    sabores

    propios

    de

    la

    infancia

    como

    invocadores

    de la

    cultura

    antigua.

    Las

    ollas

    de

    tcholnt,

    guisado

    de

    tripas,

    carne,

    papas

    y frijoles,

    as

    galletitas

    de

    alma de

    membri-

    llo,

    as

    crepas

    con

    crema

    o

    blintzes,

    cuerni-

    tos, pasteles de moka, napoleones, pasteles

    de

    datil,

    de

    chocolate,

    beigel

    con

    lox

    y

    crema,

    polvorones

    de

    mermelada

    y

    fresa,

    os

    strudls

    caseros

    (79).

    Y,

    sin

    embargo,

    mucho

    mas

    defi-

    nitivamente

    que

    en

    Azar,

    se

    destaca

    en

    Glantz

    un

    motivo

    fundamental

    de

    su

    relato,

    que

    con-

    siste

    (oh,

    Edipo,

    oh,

    Electra)

    en

    recuperar

    a

    figura

    paterna,

    la

    figura

    de

    Jacobo

    Glantz,

    escritor

    y artista,

    quien

    conociera

    a

    muchos

    escritores

    rusos

    famosos

    en

    su

    tiempo,

    de

    Isaac

    Babel

    ( ese

    amigo

    de

    mi

    padre

    [69])

    a Osip Osipovich, Boris Pilniak, Maiakovski

    (y

    tambien a

    Lenin

    y

    a

    Trotski),

    asi

    como

    a

    muchos

    pintores

    mexicanos

    (como

    Diego

    Ri-

    vera

    y

    Frida

    Kahlo)

    de su

    segunda

    vida.

    El

    texto

    de

    Las

    genealogias

    es

    plenamente

    comunicativo:

    hay

    una

    inmediatez

    de

    dialogo

    con el

    lector,

    propio

    de

    quien

    quiere

    compartir

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    6/10

    516

    HISPANIA 9

    SEPTEMBER986

    un

    mundo

    y

    no

    solo

    presentarlo

    la

    conside-

    racion

    ajena.

    Margo

    Glantz rae

    a

    la

    mesa

    todos sus

    recuerdos

    amiliares

    personales,

    objetos udioscomoel shofar,atrompeta e

    cuerno

    de

    carnero,

    hasta

    viejos

    candalabros

    de

    Jerusalen,

    rae fotos del albumde

    familia,

    y

    evoca

    as

    multiples

    onversaciones

    on

    sus

    padres,

    desplegandolo

    odocomo

    si

    fuese

    una

    larga

    conversaci6n,

    na velada

    nterminable

    de recuerdos

    que

    no

    s6lo

    comunican

    echos

    sino

    especialmente

    a

    emoci6n

    que

    esos

    he-

    chos

    ain traen

    prendida.

    A lo

    largo

    de

    Las

    genealogias

    Margo

    Glantz

    reconstruye

    se mundo

    paterno

    que

    es tam-

    bien,porherencia ultural,

    l

    suyopropio,y

    la

    primera

    mitad

    del

    siglo

    XX

    pasa por

    1e

    ya

    que

    se

    trataba

    de

    seres

    despiertos

    a sus cir-

    cunstancias,

    tentos

    a

    vivir

    al ritmode

    la his-

    toria.

    Es una

    cronica

    amiliar

    menos

    ntimista

    que

    la de

    Pratolini,

    donde

    se

    mezclan,

    sin

    confundir,

    os sucesos

    multiples

    on os senti-

    mientos

    presentes

    ante a

    invocaci6n.

    acon-

    ciencia

    de

    culpa

    del

    judio

    sobreviviente

    es-

    pecto

    a los exterminados

    n

    los

    pogroms,

    as

    variadas

    multiplicadas

    eferencias

    l

    mundo

    intelectual

    uso,

    momentos

    dramaticos e

    la

    historiaomoBabiYar, eferencias laemigra-

    ci6n,

    el

    exilio,

    la

    diaspora,

    n todo

    este

    re-

    cuento

    Margo

    Glantz

    nuncase

    coloca

    fuera

    del

    cuadro,

    ante

    todo

    por

    el

    empleo

    de

    un

    tono

    personal

    de

    humor,

    a

    veces

    sard6nico,

    con el

    que

    narra

    y

    elabora

    etratos

    de

    perso-

    najes

    celebres:

    de un

    Nabokov

    mal

    poeta,

    quien

    hablaba

    de

    repente

    se

    le

    salia

    la

    lengua

    omo

    un

    perro

    71-2),

    o

    de un

    Marx

    ansioso

    por

    la

    frustrada

    rogenie

    masculina,

    quien

    mantuvo

    sus

    hijas

    reprimidas

    en las

    laborespropias e susexo (83).Otrasveces

    vuelca

    a emocion

    de

    la

    memoria

    n

    episodios

    como

    el

    proceso

    de

    Sacco

    y

    Vanzetti.

    Pero

    siempre

    sta

    ella

    presente,

    sefialando

    xplici-

    tamente

    o

    por

    su

    tono

    humoristico,

    impatias

    y

    diferencias.

    Y cuando

    e trata

    de

    hablar

    irectamente

    e

    si

    misma,

    no olvida

    ampoco

    l

    humor

    magi-

    nativo,

    omo

    cuando

    e

    pronto

    e

    piensa

    en

    la

    eventualidad

    e

    otras

    circunstancias

    iografi-

    cas,

    exhibiendo

    on

    esa

    reflexion

    a

    deuda

    contraida

    on sus

    antepasados. Barajo

    as

    posibilidades,

    bstractas

    y

    concretas,

    como

    decia

    el bueno

    y

    sectario

    de

    Georg

    Lukacs.

    iCual

    hubiera

    ido

    mi

    genealogia

    de

    haberse

    quedado

    mi

    madre

    en

    Rusia?,

    o

    nmi

    adre?

    iQue

    hubiera

    asado

    i

    Lucia

    e

    hubiese

    asa-

    do con

    el

    bueno

    de

    Mari,

    un

    hombre

    que

    si

    la

    hubiese sostenido?

    Quizas

    hubiese sido

    una

    cirujana

    dentista

    o

    una secretaria

    de actas

    con a cabeza ubierta on

    un

    pafiuelo

    e

    luna-

    res y con los muisculos epletos de quien

    solocome

    mantequilla

    mermelada

    e fresas.

    Quiza

    hubiesemos

    muerto

    en un bombardeo

    de los alemanes

    nos hubiesemos

    mpachado

    por

    comermuchas

    apasdespues

    de las

    gran-

    des

    hambrunas e

    la

    segunda

    uerra

    mundial

    (86).

    En otro

    momento,

    e refiere

    a su mar-

    cado interes

    por

    el

    tema

    del

    ninio

    xposito,

    que

    ellahaestudiado

    n autores

    omoManuel

    Payno pero que

    no duda

    en relacionar

    on

    secretos

    miedos

    personales.

    El

    miedo,

    por

    ejemplo,

    no

    pertenecer eneticamente

    una

    tradici6n

    ultural

    ue

    le

    ofrece

    proteccion,

    l

    calor

    ntimo e lo

    colectivo,

    rentea lasoledad

    individual.

    IV.

    La de

    Azar

    y

    la

    de

    Glantz

    on familias

    lejanas.

    uando

    uentes

    dedicauna

    novelaa

    recuperar

    l

    iambito

    miticode

    las culturas

    n

    las

    que

    se

    inserto

    e1

    como

    ndividuo

    ejemplo

    latinoamericano,

    o sabe tal

    vez

    que

    esta

    to-

    cando

    un

    punto

    crucial

    particularmente

    o-

    loroso

    para

    a memoria

    e

    los

    emigrados

    de

    los descendientesde los emigrados.Aquise

    trata

    de

    afiadir

    la

    buisqueda

    e

    los

    origenes

    o de la

    dentidad,

    a conciencia

    e una

    perdida,

    de una

    ejania,

    n

    torno

    a una

    cultura

    iferente

    trasladada

    inserta en

    la

    que

    viven

    en el

    presente.

    No

    es

    por

    meracasualidad

    ue

    am-

    bos libros

    sten

    ilustrados

    on

    antiguas

    des-

    teiiidas

    fotografias

    de

    familia.

    La

    fotografia

    es

    signo

    de

    un deseo de

    permanencia

    e

    lo

    fugaz,

    signo

    del

    ilusorio

    prop6sito

    de

    fijar

    el

    movimiento

    ara

    no

    perderlo,

    pero

    tambien

    seniala,como dice RolandBarthes en La

    Chambre

    laire,

    a

    la muerte:

    a

    magen

    epro-

    duce

    lo

    que

    ya

    no existe

    en

    el instante

    de

    contemplarla;

    e

    ahi la

    privacidad

    e

    contem-

    plar

    otos

    familiares,

    e

    ahi el

    extraordinario

    acto

    autobiografico

    e

    publicarlas

    150).

    Y

    la

    autobiografia

    s,

    a

    su

    modo,

    como

    a

    fotogra-

    fia,

    un

    ademan

    de

    detener

    al

    tiempoque

    ya

    ha

    muerto,

    que

    ya

    ha

    pasado,

    convirtiendolo

    en

    espacio,

    en

    figura,

    en

    pagina,

    en

    texto.

    Pocos

    lo

    han

    expresado

    con

    tantabelleza

    como

    L. P.

    Hartley:

    The

    past

    is a

    foreign

    country.They

    do

    things

    differently

    here.

    Esta

    linea de

    su

    novela

    TheGo-Between

    bre

    en

    funci6n

    e

    epigrafe

    a

    novela

    utobiografica

    de

    Jos6

    Emilio

    Pacheco,

    Las

    batallas

    en el

    desierto

    1981).

    No era

    nuevo

    en

    la obra

    de

    Pacheco-en

    su

    poesia

    especialmente-

    el

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    7/10

    JORGE

    UFFINELLIUTOBIOGRAFIA

    LITERATURA EXICANA

    517

    motivoobsesivo del

    tiempo y

    la correlativa

    melancolia el

    testigo que

    lo

    observa

    pasar,

    transcurrir

    perderse.

    Pacheco bica l

    relato

    en lainfancia elnarrador, la nfancia s por

    cierto,

    metaf6ricamente,

    l

    pals

    mais

    ejano

    del cual todo adulto

    ha

    sido desterrado

    y

    al

    cualafioraun

    regreso

    mposible.

    La

    perspec-

    tiva

    autobiografica

    e la

    novela

    de

    Pacheco

    es sensiblemente

    diferente

    a las

    de Azar

    y

    Glantz: e trata

    de

    recapturar

    n

    tiempo

    do

    y

    una

    ciudad

    perdida

    or

    el devenir

    hist6rico

    ante

    as

    dudosas

    ventajas

    el

    progreso

    once-

    bidocon

    el modelo

    de

    la

    norteamericaniza-

    cion de

    Mexico

    y

    bajo

    el

    auge

    de

    las clases

    medias

    ( purititomediopelo,

    e

    caracteriza

    uno de

    sus

    personajes

    48]).

    Por

    eso la

    epoca

    esta

    precisada

    con

    prolijidad:

    on los

    afnos

    de

    gobierno

    de

    Miguel

    Aleman,

    quien

    abrio

    el

    pals

    a la

    iniciativa

    rivada,

    quien

    inco la

    industrializacionn los

    emprestitos

    extran-

    jeros

    y

    quien

    comenzoa

    alimentar,

    on bene-

    ficios

    excedidos,

    a una

    burguesia

    poderosa

    y

    elitista

    que

    desde entonces

    hasta

    hoy

    es

    la

    clase

    dominante.El

    proyecto

    burgues

    de

    promover

    un

    Mexico fuerte

    y

    prospero

    se

    convirtio

    paulatinamente

    n el de

    crear una

    empresaprivadauertey prosperaon ntere-

    ses

    econ6micos l

    margen

    e

    las

    mayorias

    el

    pals.

    Las

    referencias

    la

    polltica

    lemanista

    on

    tan

    violentas

    que

    el

    lenguaje,

    por

    lo

    general

    medido

    y

    sobrio,

    estallaen

    expresiones

    sca-

    tologicas

    argadas

    e

    rencor

    usticiero,

    on

    la

    conviccion

    e

    que

    el

    pais

    fue

    traicionado

    esde

    adentro,

    y

    con un

    inequivoco

    entimiento a-

    cionalista.

    Por

    eso,

    en

    este

    contexto a inmi-

    gracion

    no

    tiene-no

    podria

    tener-aquel

    aire nostalgicoy familiar ue poseia en los

    textos

    de Azar

    y

    de

    Glantz;

    al

    contrario,

    d-

    quiere

    ribetes

    duros,

    comoa la

    defensiva,

    n

    fragmentos

    lustrativos omo

    el

    siguiente:

    Antes de

    la

    guerra

    en

    el

    Medioriente el

    principaldeporte

    de

    nuestra

    clase

    consistia en

    molestar

    a

    Toru.

    Chino

    chino

    japones:

    come

    caca

    y

    no me

    des.

    Aja,

    Toru,

    embis-

    te:

    voy

    a

    clavarte un

    par

    de

    banderillas.

    Nunca me sum6

    a

    las

    burlas.

    Pensabaen

    lo

    que

    sentiria

    yo,

    unicomexicano

    en

    una

    escuela de

    Tokio;

    y

    lo

    que

    sufriria Toru con

    aquellas peliculas

    en

    que

    los

    japoneses

    eran

    representa-

    dos como

    simios

    gesticulantes

    y

    morian

    por

    millares.

    Toru,

    el

    mejor

    del

    grupo,

    sobresaliente en

    todas las

    materias. Siempre estudiando con su libro en la mano.

    Sabia

    jiu-jit-su.

    Una

    vez se

    cans6

    y por

    poco

    hace

    pedazos

    a

    Dominguez.

    Lo

    oblig6

    a

    pedirle

    perd6n

    de

    rodillas.

    Nadie volvi6

    a

    meterse

    con Toru.

    Hoy

    dirige

    una

    industria

    japonesa

    con

    cuatro mil

    esclavos

    mexicanos

    (14-15).

    Algunos

    han

    querido

    eer

    Las

    batallasen

    el

    desierto

    omo

    una

    verdadera

    utobiografia

    bajoespecie

    literaria.Sin

    embargo,

    Pacheco

    es

    cuidadoso n

    distinguir

    l

    personaje

    e

    si

    mismoa

    partir

    de una

    sencilla

    diferencia

    e

    nombres.Noes, pues,unaautobiografiaon-

    fesa

    pero

    en

    cambio

    puede

    entenderse-y

    asi

    se

    presenta

    l libro-

    comoun

    implacable

    y

    lucido

    ajuste

    de

    cuentascon la

    realidad

    ue

    le toco

    vivir

    a

    todauna

    generacion.

    a

    anec-

    dota

    misma

    es

    menorsi se

    considera

    l

    pro-

    yecto

    organico

    el

    ibro: s

    lahistoria

    el

    amor

    infantil

    que

    el

    narrador

    iente

    por

    la

    madre

    de un

    compafiero

    e

    escuela.Pero

    este

    hecho

    tan comun

    y

    recurrente-

    ia

    quien

    no

    le

    ha

    sucedido n

    la

    nifiez

    enamorarse

    e

    sus

    maes-

    tras

    o

    de

    las

    madresde sus

    amigos? parece

    en dltima

    nstancia

    ervir de

    pretexto

    para

    reconstruir

    na

    epoca

    y

    un

    ugar

    que

    si

    fueron

    los de la

    adolescencia

    e

    Jose

    Emilio

    Pacheco.

    Como

    queria

    Lukaics,

    o

    universal

    asa

    por

    a

    singularidad.

    el

    autorrecrea

    esos

    afnos

    on

    los

    expedientes

    variadosde

    la narrativa

    o-

    menzando

    esde las

    primeras

    ineas

    en

    lo

    que

    Spitzer

    denominaria

    na

    variantede

    la

    enu-

    meracion

    aotica :

    Me

    acuerdo,

    no

    me acuerdo:

    que

    afio era

    aquel?

    Ya

    habia

    upermercados

    ero

    no

    televisi6n,

    adio

    an

    s6lo:

    Lasaventuras eCarlosLacroix, arzan,ElLlanero o-

    litario,

    La

    Legion

    de los

    Madrugadores,

    os

    Nifios

    Cate-

    draticos,

    Leyendas

    e las

    calles

    de

    Mexico,

    Panseco,

    El

    Doctor

    I.Q.,

    La

    DoctoraCoraz6n

    esde su

    Clinica

    de

    Almas.Paco

    Malgesto

    arrabaas

    corridas

    e

    toros,

    Car-

    los Albert

    era el

    cronistade

    fitbol,

    el

    MagoSeptien

    transmitia

    l

    b6isbol.Circulabanos

    primeros

    oches

    pro-

    ducidos

    despues

    de la

    guerra:

    Packard,

    Cadillac,

    uick,

    Chrysler,Mercury,Hudson,

    Pontiac,

    Dodge,

    Plymouth,

    De

    Soto.

    Ibamos ver

    peliculas

    e Errol

    Flynn

    Tyrone

    Power,

    a

    matinescon

    una de

    episodios

    completa:

    La

    invasi6n e

    Mongo

    era mi

    predilecta.

    Estaban e

    moda

    Sin

    ti,

    La

    rondalla,

    a

    burrita,

    La

    mdcura,

    Amorcito

    Co-

    raz6n.

    Volvia

    sonaren

    todas

    partes

    un

    antiguo

    olero

    puertorriquefio:oraltoeste el cieloen el mundo,por

    hondo

    que

    sea el mar

    profundo,

    o habra

    na

    barrera n

    el

    mundo

    ue

    mi

    amor

    rofundo

    o

    rompa

    or

    i

    (9-10).

    El

    recurso

    stilistico

    no

    era

    novedoso,

    pro-

    venia

    del

    periodismo,

    e Dos

    Passos,

    de las

    listas

    cronologicas

    ue

    han

    nutrido

    los ma-

    nuales

    mexicanos

    como un

    intento

    de

    con-

    servar su

    historia.

    Doctorow

    o

    lleva

    a

    una

    culminacion

    ovelistica n

    su

    tan

    leida

    como

    admirada

    agtime,

    Pacheco

    o utiliza

    ficaz-

    mente

    como

    un

    recordatorio

    ompartido

    on

    quienes

    vivieron

    a

    epocay formanpartede

    su

    generaci6n.

    Pero

    por

    encima

    de

    esta re-

    construccion

    i se

    quiere

    paleografica

    e

    un

    pasado

    popular

    nmediato

    y ya

    lejano,

    por

    encima

    ambiende

    su

    anecdota

    entimental,

    creo

    que

    Las

    batallas en

    el

    desierto es

    un

    canto

    fidnebre,

    un

    homenaje

    n

    extremis,

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    8/10

    518

    HISPANIA 9

    SEPTEMBER986

    la ciudad

    ue

    en

    poco

    tiempo

    dej6

    de

    ser ella

    mismaante

    el avancedel monstruo

    megalo-

    p6licoque

    la sucedi6.Podriamos ecir

    que

    si

    los conquistadoresspafiolesedificaron us

    ciudades

    obre las ciudades

    ndigenas

    como

    un intento

    de borrar

    odo

    vestigio

    de las civi-

    lizaciones

    nteriores,

    a

    nuevaciudadde Me-

    xico-la

    que

    surge

    con

    el

    gobierno

    de Ale-

    man- acabo

    con

    aquel

    Mexico

    que

    desde los

    cincuenta

    omenzara

    u terrible

    ransforma-

    cion.

    Datos

    demograficos

    ue

    son

    a la

    vez

    sintomas

    peligrosos:

    a comienzosde

    siglo

    la

    ciudad

    de Mexico

    enia

    medio

    mill6n

    de

    habi-

    tantes,

    hacia

    1950

    res

    millones,

    y

    en

    los

    anios

    quevivimos upera

    os oncemillones

    de

    capi-

    talinos.

    La

    ciudad

    s el verdadero

    ersonaje,

    y

    el

    ademan

    autobiogrffico

    rata

    de

    fijar

    o

    que

    aun

    queda

    de

    ella

    en la retina

    de la mente.

    Por eso el narrador

    ice

    en un

    pasaje:

    Mire

    la Avenida

    Alvaro

    Obreg6n

    me

    dije:

    Voy

    a

    guardar

    ntacto

    el recuerdode

    este instante

    porque

    odo

    o

    que

    existe ahoramismo

    nunca

    volvera

    a ser

    igual.

    Un

    dia lo vere como

    la

    mas

    remota

    prehistoria

    31).

    Y

    por

    eso acaba

    el

    libro on estas

    expresiones

    apidarias:

    De-

    molieronaescuela,demolieronl edificiode

    Mariana,

    emolieron

    mi

    casa,

    demolieron

    a

    Colonia

    Roma.Se acab6

    esa ciudad.

    Termino

    aquelpais.

    No

    hay

    memoria

    del

    Mexico de

    aquellos

    anios.

    Y a nadie e

    importa:

    de

    ese

    horror

    quien

    puede

    tener

    nostalgia

    68).

    Ese

    Mexicoera

    otro

    para

    a mirada

    e una

    generacion

    nterior.

    Ricardo

    Garibay,

    l

    publi-

    car

    en

    1982

    Fiera

    infanciay

    otros

    anos,

    se

    propone

    ecordar

    na

    epoca

    mais

    ntigua

    ue

    la de Pacheco

    y

    testimoniar

    simismo,

    con

    mayorobjetividad sin particular ostalgia,

    los cambios

    ustanciales.

    Por

    ejemplo:

    Lo

    que

    es

    hoy

    Avenida

    an

    Antonio,

    que

    pasa

    debajo

    el

    Periferico

    sube como

    cuesta

    al

    occidente,

    y

    al

    oriente

    cruza

    a

    Avenida evoluci6n

    la Patriotismo

    sigue

    hacia

    Insurgentes,

    ra un

    rio de no

    s6 d6ndea

    no s6

    d6nde,

    de

    aguas

    sonoras

    y

    bajasy

    rocas

    enormes

    y

    lavanderas

    gritadoras

    cantadoras.

    ocas

    blancas,

    spumosas

    guas

    color

    de chocolate.

    Yo imulaba

    uscar

    jolotes ara

    irlas

    y

    mirarles

    os

    pechos

    (24).

    El

    librode

    Garibay

    e

    exhibe

    como

    un

    ejer-

    cicio

    de escritura

    rofesional

    unque

    ste

    de-

    finido

    genericamente

    on

    el rotulo

    Memo-

    rias

    n la

    propia

    aratula.

    Alli

    cuenta

    Garibay

    que

    ese libro

    ue

    idea

    y

    encargo

    de un

    editor,

    lo

    cual

    parece

    colocarlo

    n las

    antipodas

    de

    quien

    escribe

    tradicionalmente

    us

    memorias

    por

    motivaciones

    mas

    apegadas

    l

    examen

    n-

    terior

    o

    a

    la

    buisqueda

    e raices

    culturales

    que

    a un

    especifico proyecto

    editorial.Pero

    incluso esa

    advertencia obre el

    origen

    de

    Fiera

    nfancia

    ice

    mucho

    e su autor

    resulta

    coherentecon la imagende escritor rudo

    que Garibay

    promueve

    o

    acepta

    promover

    para

    i

    mismodentro

    de

    las letrasmexicanas.

    En

    el

    estatuto

    de un

    escritor

    de su

    estilo

    la

    autobiografia

    onstituiria na

    confesi6n

    e de-

    bilidad

    ado

    que

    es un

    genero

    narcisista.De

    todos

    modos

    Garibay

    cometeel

    encargo

    on

    brio

    y

    narra

    una

    experiencia

    nfantil

    aspera,

    casi

    s6rdida,

    con

    multiples

    peleas

    de barrio

    entre

    muchachos anecdotas

    que

    abordan e

    uno u otro

    modo

    a

    violencia

    la muerte.

    En

    ese

    conjunto

    e destaca a relacion ruelcon

    el

    padre.

    Mientras n

    Las

    genealogias

    Glantz

    recrea a

    imagenpaterna

    on afecto

    y

    admira-

    ci6n,

    as lanzaderas e

    Garibay

    on otras:son

    las

    del

    rencor,

    el miedo

    y

    hasta las de los

    sueiios

    parricidas.

    o

    pueden

    darsedos situa-

    ciones mas

    opuestas

    y

    sin

    embargo

    coinci-

    dentes

    en

    la

    importancia

    ue

    esa

    presencia

    paterna,

    utelar

    agresiva, iempre

    mayuscu-

    la,

    tiene en los afnos

    nfantiles.

    Improba

    area resulta

    decidir hasta

    que

    punto

    unas memorias

    omolas de

    Fiera in-

    fanciaalcanzan rescataral ninio erdadero

    a

    partir

    el

    recuerdo

    del

    enguaje

    elhombre

    en

    que

    ese

    niiio

    se transform6.

    Tal vez

    ni

    siquiera

    so sea

    lo

    importante

    n

    esta

    variante

    del

    genero, pues

    no se

    tratade una

    infancia

    en si

    misma

    xtraordinaria,

    ino en

    todocaso

    de la actitud

    del adulto

    nte su

    propia

    magen

    y

    en su

    presente

    voluntad

    utobiografica.

    l

    fenomenoes

    curiosoen

    Garibay

    orque

    n-

    vierte el

    proceso.

    Mientras

    por

    lo comun

    el

    ademain

    utobiografico

    rocede

    de

    necesida-

    des intimas,en su ejemploanecesidadque

    le da

    origen

    se

    confiesacircunstancial

    en

    cambio

    a

    propia

    scritura

    utobiografica

    s la

    que

    provoca

    n el

    la

    desazon,

    el

    desconcierto,

    la necesidad

    melancolica e

    plantearse

    lgu-

    nas

    preguntas

    adicales

    anto

    mas

    angustiosas

    cuantomenos

    respuestas

    ienen.

    Al venirescribiendo

    ste

    cernido-alacena

    de

    minucias

    que

    dejaran

    eral

    trav6s l

    paso

    y

    sentido

    e la

    vida- me

    he

    preguntado

    on

    frecuencia

    tan breve

    ha sido

    el

    paso?

    Ya

    voy

    hacia l tranco

    inal

    y

    tan breve

    ha

    sido

    el

    paso?

    jtan pocascosashan sucedido?y quesentido ienen,

    tuvieron?

    Salvo este mont6n

    de

    paginas

    que

    tambien

    morirrn

    qu6

    sentido uvo

    aquella

    arahfinda

    e

    dolores,

    locuras

    y

    entusiasmo?

    tan

    corto es

    el

    camino,

    que

    de

    aqui

    a

    poco

    andar

    e

    habra

    acabado?

    y luego?

    (...)

    iNada

    ui,

    s6lo

    sere

    un montoncillo

    e ceniza

    y luego

    nadaser6?

    iNada

    de

    nada?

    Una

    mota

    de

    negruraque

    ni

    siquiera

    abra

    ue

    es unamota

    de

    negrura?

    114-15).

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    9/10

    JORGERUFFINELLI

    UTOBIOGRAFIA Y

    LITERATURAMEXICANA

    519

    Diria

    que

    esta es

    una

    reflexi6n

    'hamletiana'

    y

    la entiendo como la eterna

    inquisicion

    de

    un

    ser vivo enfrentado

    a

    la

    certeza

    de la

    mor-

    talidad mientras ejerce concientemente una

    forma de arte

    que

    tampoco posee

    un

    sentido

    cierto.

    Contemplada

    a infancia desde

    los

    se-

    senta

    afos,

    como lo

    hace

    Garibay

    e en

    Fiera

    infancia,

    el

    lapso

    transcurrido e

    antoja

    meta-

    foricamente como un

    largo viaje

    sin

    objetivo

    preciso.

    El

    viaje

    desde

    un

    pais extranjero

    don-

    de

    las cosas se

    hacian de

    manera diferente.

    V.

    Otras

    voces,

    otros

    ambitos,

    y

    similares

    ademanes. En

    1983

    Sergio

    Fernandez

    publico

    Los

    desfiguros

    de

    mi corazon

    y

    en 1984

    Jose

    Luis

    Gonzalez

    dio

    a conocer

    Las

    caricias del

    tigre.

    El

    primero

    se define en

    el

    subtitulo

    como

    Un

    anecdotario

    y

    justifica

    el

    ademan

    autobiografico

    en

    relaci6n

    a su

    obra literaria

    desde el

    centro

    mismo

    de

    la

    paradoja.

    Si

    en

    su

    narrativael

    proyecto

    de

    Sergio

    Fernandez

    ha

    sido

    confesamente

    despojarse

    de

    la

    anec-

    dota,

    bordar

    sobre el

    orillo mismo de

    los

    sig-

    nificados

    lo mas

    prescindentemente

    posible

    de

    los

    hechos,

    en

    Los

    desfiguros

    de

    mi

    coraz6n

    se

    reivindica a

    anecdota

    en

    raz6n

    de

    la

    auto-

    biografia, dado que su propiavida, dice, se

    establece en

    lo

    anecd6tico,

    es

    decir,

    como

    si

    no

    tuviera

    continuidad.

    a

    anecdota es lo

    frag-

    mentario,

    la vida

    breve,

    lo

    parcial,

    el

    pequefio

    resumen

    epis6dico

    del

    flujo

    indetenible del

    tiempo.

    Matando a

    andcdotaen

    su

    literatura,

    explica

    Sergio

    Fernandez,

    ha

    intentado des-

    truir

    o

    pasajero,

    es

    decir,

    al

    hombre

    metido en

    el

    tiempo,

    de tal

    modo

    que

    unavez

    muerto

    el

    hombre

    temporal,

    de

    el,

    incolume,

    saldria

    el

    mitico,

    por

    ello

    mismo

    indestructible

    15).

    Pero la historia, que es la manifestaci6nhu-

    mana

    del

    tiempo,

    consuma su

    venganza,

    y

    en

    Los

    desfiguros

    de

    mi

    corazon

    a

    anecdota

    l1ega

    reclamando

    por

    sus

    fueros.

    Victoria

    pirrica,

    hay

    que

    decir

    de

    todos

    modos,

    porque

    el len-

    guaje

    de

    estas

    memorias es tan

    barroco

    que

    oculta los

    hechos

    en el

    mismo

    instante

    de

    mostrarlos;

    su

    historicidad e

    empasta

    con la

    escritura,

    que

    es

    ante

    todo

    culta

    y

    erudita

    y

    que

    emplea

    el

    lenguaje

    no

    s6lo

    por

    sus inme-

    diatas

    virtudes

    comunicativas

    sino

    especial-

    mente

    por

    su

    ambiguedad,por

    su

    polisemia,

    por

    su

    capacidad

    irica.

    Por

    su

    lado, Jose

    Luis

    Gonzalez

    trasmite su

    directa

    eficacia

    narrativa

    probada

    en

    muchos

    cuentos

    que

    hoy

    son

    clasicos

    de

    nuestra lite-

    ratura,

    a

    un

    volumen de

    memorias

    contadas

    como si

    fueranun

    relato

    narrativo.Pero

    recor-

    dando el

    dictum

    cervantino

    (Don

    Quijote,

    II)

    de

    que

    las

    verdades

    tanto son

    mejores

    cuanto

    son

    mas

    verdaderas,

    se

    aleja

    tempo-

    rariamente de la ficcion y narra su vida de

    periodista

    en una

    agencia

    de

    noticias

    en

    Praga,

    mas

    episodios

    de

    estudiante

    en

    Paris,

    mas

    una

    larga

    experiencia

    en

    Nueva

    York.

    Puerto-

    rriquefio

    nacido en la

    Repdblica

    Dominicana

    y

    residente en

    Mexico

    durante

    varias

    deca-

    das, Jos6

    Luis

    Gonzalez

    ha

    escrito

    un

    libro

    sorpresivo

    que

    es a

    la vez

    ejemplo legitimo,

    a

    su

    manera,

    de

    este

    nuevo

    cauce de

    la

    narra-

    tiva

    mexicana

    que

    de

    pronto

    ha

    comenzado a

    ejercer

    modos

    reflexivos, testimoniales,

    recu-

    peradores.

    uelvoa

    sefialar

    concluyo:unto

    a mu-

    chos

    ejemplos

    narrativos

    en

    que

    el

    au-

    tor

    utiliza

    elementos o

    episodios

    de

    su

    propia

    cosecha

    sin

    que

    dicha

    actitud

    entrafie

    real-

    mente un

    ademain

    autobiografico,

    la

    litera-

    tura

    mexicana

    estai

    explorando

    una

    inflexi6n

    nueva

    y

    especial

    de

    rescate

    personal, familiar,

    generacional

    y

    de

    culturas

    aportadas

    por

    las

    inmigraciones.

    Son formas

    de

    participaci6n

    personal

    del

    escritor,

    de

    igual

    manera

    que

    la

    narrativaescrita en torno almovimientoestu-

    diantil

    y

    la

    represi6n

    gubernamental

    del

    68,2

    surge

    como

    una

    extension

    reflexiva

    y partici-

    patoria

    del

    escritor

    en su

    epoca.

    Actualmente

    el

    impulso

    autobiografico

    dopta

    ormas

    diver-

    sas

    aunque

    coherentes,

    como

    he tratado

    de

    demostrar

    en

    este

    recorrido

    por algunas

    de

    sus

    muestras mas

    significativas

    e

    interesan-

    tes.

    Contindan

    en

    pie

    las

    hip6tesis

    sobre

    el

    motivo-

    probablemente

    un haz

    de

    motivos

    y

    de

    imperativos

    morales

    y

    esteticos-que

    las

    hahecho coincidirhist6ricamente.Peroa esta

    altura

    pienso

    que

    no se

    trata

    simplemente

    de

    un

    cambiodebido

    a

    la

    fatiga

    de

    las

    formas

    literarias,

    como

    suele

    suceder

    con las

    modas;

    me

    inclino mas

    a

    pensar

    que

    nos

    encontramos

    ante

    una madurez

    mayor

    de

    la

    instituci6n

    lla-

    mada

    literatura.

    Esa

    mayor

    madurez

    implica-

    ria

    no s6lo

    la

    capacidad

    de

    escribir

    y

    producir

    textos

    literarios

    sino

    tambien a

    de

    reflexionar

    sobre

    ellos,

    sobre la

    experiencia

    que

    les

    da

    origen

    y

    sobre

    las

    coordenadas

    sociales,

    poli-

    ticas,

    en suma

    historicas,queen ultima nstan-

    cia son

    sus

    raices.

    *

    NOTAS

    'Veinte

    afos

    despu6s

    de

    publicar

    la

    cuarta

    y

    dltima

    parte

    de

    Ulises

    criollo

    Vasconcelos

    intent6

    continuar

    sus

    memorias con

    La

    flama

    (1959)

    pero

    es

    definitivamente

  • 8/16/2019 Jorge Ruffinelli - Al margen de la ficción Autobiografía y literatura mexicana.pdf

    10/10

    520

    HISPANIA

    9

    SEPTEMBER

    986

    otro asconcelos

    uien

    a

    escribe,

    mucho

    menos

    digno

    y

    muy amargado

    or

    la

    preterici6n

    olitica

    de

    que

    se

    sentia victima.

    2Una ovela

    utobiografica

    nteresante

    ue

    acaba

    eco-

    giendoel motivodel 68 y c6mounageneraci6no vivi6

    (o

    no

    o

    vivi6)

    s

    Compadre

    obo e

    Gustavoainz

    1977).

    Cf.

    Jorge

    Ruffinelli

    3-13).

    *

    OBRAS

    CITADAS

    Azar,

    Hector.Las

    tres

    primeras

    ersonas.

    Mexico:Gri-

    jalbo,

    1977.

    Arce,

    Maples.

    A la

    orillade

    esterio. Madrid:

    lenitud,

    1964.

    . Soberana

    uventud.

    Madrid:Pleni-

    tud,

    1969.

    Mi

    vida

    por

    el mundo.

    Mexico:Uni-

    versidad

    Veracruzana,

    984.

    Barthes,

    Roland.La chambrelaire. Paris:Gallimard

    Seuil,

    1980.

    Elizondo,

    alvador.

    l

    grafografo.

    Mexico:

    oaquin

    Mor-

    tiz,

    1972.

    Fernandez,

    Sergio.

    Los

    desfiguros

    e

    mi

    coraz6n.Un

    anecdotario.Mexico:

    Nueva

    magen,

    1983.

    Fuentes,

    Carlos.

    Unafamilia

    ejana.

    Mexico:

    Era,

    1980.

    Garibay,

    icardo.

    iera

    nfancia

    otros

    tos.

    Memorias.

    Mexico:Oceano,1982.

    Glantz,

    Margo.

    Las

    genealogias.

    Mexico:

    MartinCasi-

    las,

    1981.

    Gonzalez, os6

    Luis.Las caricias

    del

    tigre.

    Mexico:

    oa-

    quin

    Mortiz,

    1984.

    Lejeune,

    Philippe.

    Le

    pacte

    autobiographique.

    aris:

    Du

    Seuil,

    1975.

    Onetti,Juan

    Carlos.

    El Pozo.

    En

    Obras

    ompletas.

    Ma-

    drid:

    Aguilar,

    975.

    Pacheco, ose

    Emilio.Lasbatallas

    n

    el

    desierto.

    Mexico:

    Era,

    1981.

    Ruffinelli,

    orge. Compadre

    obo:un

    ejercicio

    e auto-

    biografia.

    ispamerica

    0,

    no.

    29

    (1981):

    5-13.

    Torres

    Bodet,Jaime.

    Memorias

    : Aios contra l

    tiempo.

    Mexico:Porriia,1969.

    .

    Memorias

    I: La victoria

    in alas.

    Mexico:

    Porrua,

    1970.