Jerarquía Iglesia Católica

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18 | EDICIÓN ESPECIAL | Jueves 14 de marzo de 2013 Perdió terreno en la Iglesia argentina la vieja distinción entre conservadores y progresistas; en sintonía con Bergoglio, Arancedo encarna posiciones dialoguistas A medida que en el Episcopado ar- gentino se consolidó una conduc- ción de estilo moderado, abierto al diálogo y distante de posiciones estridentes, en los últimos años fue perdiendo terreno en la Iglesia la clásica distinción entre conserva- dores y progresistas. Jorge Bergoglio, que sucedió en 1998 al cardenal Antonio Quarraci- no como arzobispo de Buenos Aires, presidió el Episcopado entre 2005 y 2011. Encarna posiciones considera- das ortodoxas en lo doctrinario –en sintonía con Juan Pablo II y Benedic- to XVI–, pero se distingue claramente por un marcado acento pastoral que lo acerca a quienes enfrentan urgen- cias sociales. Otro sector, que indudablemente comparte la alegría por el papa ar- gentino, no suele ver con buenos ojos la exposición de la Iglesia en temas que tienen resonancia política y, más allá de la proyección de la Conferen- cia Episcopal, prioriza la relación di- recta del titular de cada diócesis con el obispo de Roma. En ese grupo se encuentra, por ejemplo, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, que man- tiene buena relación con sectores de la curia romana, como el cardenal Leonardo Sandri. Este sector impul- sa una Iglesia con una mirada “puer- tas adentro” y no tanta exposición. En el Episcopado, la línea mayori- taria se identifica con el liderazgo de Bergoglio, aunque presenta matices y diferencias que responden más a cuestiones de estilo que a posicio- nes doctrinarias o ideológicas. En ese sentido, a todos los enhebra una fuerte sensibilidad por la cuestión so- cial y por la concepción de la política como un servicio que tiene en miras al bien común. Esas posiciones, en la última década de gobierno kirchne- rista, han llevado a la Iglesia a mante- ner reiterados enfrentamientos con el poder, a partir de los reclamos por la pobreza, la cuestión social y la co- rrupción. En esa misma frecuencia, aunque con una postura decididamente más dialoguista y conciliadora hacia los sectores políticos, se mueve el arzo- bispo de Santa Fe y sucesor de Ber- goglio en el Episcopado, monseñor José María Arancedo, votado por los propios obispos a fines de 2011 para conducir el organismo. Con una fuerte vocación por la convivencia política y la institucio- nalidad, Arancedo promueve una relación de autonomía y cooperación entre la Iglesia y el Estado. Lo secundan como vicepresiden- tes primero y segundo del Episco- pado el obispo de Neuquén, Virgi- nio Bressanelli, que ha expresado reiteradamente la preocupación de las diócesis de la Patagonia por la si- tuación social, y el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello. Además, el secretario general del Episcopado. Enrique Eguía Seguí, es uno de los obispos auxiliares de Bergoglio. La influencia directa del flaman- te papa en la conducción episcopal se refleja también en la inclusión de otros dos obispos que fueron auxilia- res de él en la arquidiócesis porteña y hoy conducen dos organismos es- tratégicos, que atienden problemá- ticas sensibles: Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión de Pastoral Social, y Oscar Oea, obispo de San Isidro y titular de Cáritas. Con estilos y carismas diferentes, Un Episcopado alineado con el estilo pastoral de Francisco bergoglio, papa | divisiones en la iglesia La elección del cardenal Jorge Ber- goglio, sacerdote jesuita (SJ), como nuevo líder espiritual de 1200 mi- llones de católicos produjo ayer un cimbronazo institucional sin ante- cedentes en la Iglesia: la llegada al papado de un hombre de la Compa- ñía de Jesús, una de las órdenes reli- giosas más influyentes del mundo. Fundada por el noble y militar vasco Ignacio de Loyola en 1536, la Compañía fue creada como res- puesta no institucional a la reforma protestante que en su veloz avance por Europa en el siglo XVI no para- ba de cooptar católicos a su causa. En tan sólo cuatro años, un está- tico Vaticano advirtió entonces las virtudes de San Ignacio y la confir- mó como orden religiosa el 27 de septiembre de 1540, previa presen- tación de las constituciones. La obediencia ciega al papa y la disciplina militar –la mayoría de sus integrantes entonces eran hombres de armas– fueron su sello fundacio- nal “para seguir y cargar la cruz de Jesús” como “soldados” de la Iglesia. Un lema que aún se transmite a dia- rio tanto en sus seminarios como en los colegios que tiene en más de 120 países del mundo. Pocos meses después de adopta- do su denominación formal (Socie- tas Iesu, Sociedad de Jesús), Loyola recibe la autorización de Pablo III para que comience sus misiones en el mundo entonces conocido. El ariete utilizado por la Com- pañía para contener a los rebeldes protestantes no fueron las armas, sino la palabra y la educación: con la fundación de colegios, universida- des, seminarios y bibliotecas, forjan su reputación de brillantes educa- dores, prestigio que en la actualidad se mantiene inalterable. En América, la educación estuvo acompañada de innovadores siste- mas de explotación agraria que aso- ciaba a los pueblos originarios. Formadora de las elites europeas y cada más cercana a los centros de decisión, la Compañía comenzó a experimentar en el siglo XVII el re- chazo de algunos círculos y gobier- nos europeos, que los combatían con expulsiones dosificadas. La supresión papal llegó en 1773 y se prolongó durante 40 años. Durante los siglos XIX y XX res- tauraron su influencia al punto de que al general de la Compañía (su superior) se lo conoce como el “pa- pa negro” debido a su poder dentro de la Iglesia y al color de su traje. Sin embargo, tras el Concilio Va- ticano II, la orden viviría otra prue- ba de fuego cuando algunos de sus integrantes, particularmente en América latina, simpatizaron con algunos postulados de la Teología de la Liberación, luego bandera de algunos grupos radicales de iz- quierda. En los últimos 40 años, la obe- diencia al Papa y el silencioso tra- bajo de sus líderes –entre ellos el de Bergoglio como director del semi- nario jesuita en la Argentina– pro- tegieron a la orden de posibles des- víos dogmáticos y les devolvieron una renovada influencia en el Vati- cano. O, como dicen sus miembros, “ser jesuita es reconocer que uno es pecador y, sin embargo, llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue Ignacio”. Por su sede central en Roma, a pocas cuadras de los palacios pon- tificios, siempre pasaron teólogos, profesores y científicos jesuitas, la mayoría fuentes de consulta del pa- pado. Pero pocos de ellos pasaron a ocupar cargos de poder en el Vati- cano. Incluso el nombramiento de obispos o cardenales jesuitas, hasta hace poco, era excepcional. Desde ayer, las palabras del car- denal Jean-Lous Tauran anuncia- ron lo impensado. La llegada de un jesuita al trono de San Pedro.ß Los jesuitas, soldados y maestros del Papa La Compañía de Jesús es una de las órdenes religiosas más influyentes en la Iglesia 30.097 (Diáconos permanentes) Secretario de Asuntos Generales Secretario de Relaciones con los Estados Cardenal Secretario de Estado (nº 2 del Vaticano) AMÉRICA PORCENTAJE DE MIEMBROS DE LA IGLESIA POR CONTINENTE: EUROPA ÁFRICA ASIA / OCEANÍA La Iglesia de la que se hará cargo el nuevo papa 183 4695 30.097 950.959 2.939.962 405.058 Diáconos permanentes Religiosos Jorge Mario Bergoglio hereda una macroestructura bajo la que se organizan en estratos más de cuatro millones de personas El primer papa americano se hace cargo de una Iglesia Católica donde la proporción de fieles del continente es cada vez mayor Desempeña todas las funciones políticas y diplomáticas de la Santa Sede. El actual secretario de Estado es el cardenal italiano Tarcisio Bertone El Sumo Pontífice tiene los plenos poderes legislativo, ejecutivo y judicial. La Secretaría de Estado depende de él El sacro colegio de cardenales provee al Papa los consejeros y los jefes de su administración Son los responsables del gobierno de las diócesis Son colaboradores del obispo y santifican y gobiernan a la comunidad cristiana que le confía el obispo Son colaboradores de los sacerdotes en la administración de algunos sacramentos y en las actividades de caridad y de asistencia social Cristianos que se comprometen a vivir en comunidad y a seguir el dictado de la Iglesia Misioneros y catequistas Desarrollan su actividad religiosa en su vida familiar, política y social. Están incluidos los catequistas, misioneros y otros JERÁRQUÍA ECLESIÁSTICA JEFE DEL ESTADO VATICANO ESTRUCTURA QUE DEPENDEN DE LA SECRETARÍA SECRETARÍA DE ESTADO 9 congregaciones dirigidas cada una por un prefecto 12 consejos pontificales 3 servicios administrativos 3 tribunales 1 banco LA CURIA (26,8%) (51,9%) (8,8%) (9,8%/2,7%) 49 95 16 18/5 (37,5%) (32,2%) (13,1%) (14,5%/2,7%) 1762 1511 617 679/126 (30%) (50,3%) (7,2%) (11,3%/1,2%) 121.394 203.751 29.274 45.790/4849 (65,3%) (32,4%) (1,2%) (0,5%/0,6) 19.651 9772 336 143/195 (29,4%) (41,4%) (8,8%) (19%/1,4%) 280.220 394.011 83.329 180.173/13.226 (50%) (26,1%) (12,8%) (10,3%0,8%) 1.469.981 767.330 376.315 302.816/23.519 Cardenales Papa Obispos Sacerdotes Fuente: Anuario del Pontificio 2012, Celam, Atlas de las religiones (Le Monde Diplomatique).Vaticano, BBC / LA NACION Entre 2009 y 2010, por región NUEVOS OBISPOS EN EL MUNDO Variación mundial entre 2009 y 2010 Variación de religiosos entre 2000 y 2008 0% Monjas -1% Sacerdotes 0,4% MÁS SACERDOTES Y MENOS MONJAS LA IGLESIA EN LA ARGENTINA DIÁCONOS POR REGIÓN América 15 África 16 Asia 12 Europa -1 Oceanía -3 +0,77% 2,5% Otros 64,3% América del Norte 33,2% Europa -4% Frailes y hermanos -9% Religiosas -10% Sacerdotes de congregaciones -13% Seminaristas ambos comparten una peculiari- dad, ya que sucedieron, cada uno en su respectiva función, al obispo Jorge Casaretto, una figura de fuerte pre- dicamento en los últimos 30 años de vida de la Iglesia y uno de los princi- pales referentes en el diálogo con el mundo político y social. “En el conjunto del Episcopado no hay tal vez figuras descollantes, co- mo en otras épocas, ni referentes que expresen posiciones ideológicas ex- tremas, como podían ser los obispos Jaime de Nevares y Miguel Hesayne en los años 70. Hay posiciones más homogéneas, con estilos distintos”, resumió ayer una fuente episcopal consultada por la nacion. Mensaje y alineamiento Con sus primeras palabras como pontífice y la elección de su nombre, Francisco se alineó con la tradición de la Iglesia de América latina y dejó en claro su opción por los pobres y por la búsqueda del diálogo, del acer- camiento entre los hombres y la her- mandad entre los pueblos. Más allá de las coincidencias natu- rales con el nuevo jefe de la Iglesia, se descuenta que habrá entre los obis- pos argentinos un alineamiento sus- tantivo a la prédica del nuevo papa. Y se apuesta a que el impacto que pro- dujo la elección de Bergoglio al frente de los 1200 millones de fieles católicos en el mundo se traduzca en una reno- vada inyección de fe que revitalice a la Iglesia en el país y en la región. Los obispos insistirán, así, en la ne- cesidad de extender la presencia de la Iglesia en lo que Bergoglio llama con frecuencia “la periferia”, para salir en busca de quienes viven en situacio- nes que los alejan de la vida de la fe y evitar “la enfermedad espiritual de una Iglesia autorreferencial”.ß Mariano de Vedia LA NACION La primera visita a la Argentina Ya se especula con la b^b^ ^ primera visita al país que hará el papa Francisco. Las fechas tentativas podrían ser en julio, tras su paso por Brasil, cuando viaje por la Jornada de la Juventud. O, quizá, sería en septiembre, cuando está prevista la bea- tificación del cura cordobés José Gabriel Brochero. Am- bos compromisos ya habían sido asumidos por el papa Benedicto XVI. El único pa- pa que visitó el país durante su pontificado fue Juan Pa- blo II, que lo hizo en 1982 y en 1987. Como arzobispo de b^b^ ^ Buenos Aires, Jorge Bergo- glio siempre defendió la causa de Brochero, cuya beatificación fue aprobada el 20 de diciembre del año pasado. “Sería lindo que un papa jesuita beatificara a una figura que promovió los ejercicios espirituales de San Ignacio”, dijo a la nacion Santiago Olivera, obispo de la localidad cordobesa de Cruz del Eje. En Córdoba, Brochero fue adoptado co- mo un símbolo por su obra social y religiosa.

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Estructura piramidal que rige la Iglesia católica.

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18 | EDICIÓN ESPECIAL | Jueves 14 de marzo de 2013

Perdió terreno en la Iglesia argentina la vieja distinción entre conservadores y progresistas; en sintonía con Bergoglio, Arancedo encarna posiciones dialoguistas

A medida que en el Episcopado ar-gentino se consolidó una conduc-ción de estilo moderado, abierto al diálogo y distante de posiciones estridentes, en los últimos años fue perdiendo terreno en la Iglesia la clásica distinción entre conserva-dores y progresistas.

Jorge Bergoglio, que sucedió en 1998 al cardenal Antonio Quarraci-no como arzobispo de Buenos Aires, presidió el Episcopado entre 2005 y 2011. Encarna posiciones considera-das ortodoxas en lo doctrinario –en sintonía con Juan Pablo II y Benedic-to XVI–, pero se distingue claramente por un marcado acento pastoral que lo acerca a quienes enfrentan urgen-cias sociales.

Otro sector, que indudablemente comparte la alegría por el papa ar-gentino, no suele ver con buenos ojos la exposición de la Iglesia en temas que tienen resonancia política y, más allá de la proyección de la Conferen-cia Episcopal, prioriza la relación di-recta del titular de cada diócesis con el obispo de Roma.

En ese grupo se encuentra, por ejemplo, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, que man-tiene buena relación con sectores de la curia romana, como el cardenal Leonardo Sandri. Este sector impul-sa una Iglesia con una mirada “puer-tas adentro” y no tanta exposición.

En el Episcopado, la línea mayori-taria se identifica con el liderazgo de Bergoglio, aunque presenta matices y diferencias que responden más a cuestiones de estilo que a posicio-nes doctrinarias o ideológicas. En ese sentido, a todos los enhebra una fuerte sensibilidad por la cuestión so-

cial y por la concepción de la política como un servicio que tiene en miras al bien común. Esas posiciones, en la última década de gobierno kirchne-rista, han llevado a la Iglesia a mante-ner reiterados enfrentamientos con el poder, a partir de los reclamos por la pobreza, la cuestión social y la co-rrupción.

En esa misma frecuencia, aunque con una postura decididamente más dialoguista y conciliadora hacia los sectores políticos, se mueve el arzo-bispo de Santa Fe y sucesor de Ber-goglio en el Episcopado, monseñor José María Arancedo, votado por los propios obispos a fines de 2011 para conducir el organismo.

Con una fuerte vocación por la convivencia política y la institucio-nalidad, Arancedo promueve una relación de autonomía y cooperación entre la Iglesia y el Estado.

Lo secundan como vicepresiden-tes primero y segundo del Episco-pado el obispo de Neuquén, Virgi-nio Bressanelli, que ha expresado reiteradamente la preocupación de las diócesis de la Patagonia por la si-tuación social, y el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello. Además, el secretario general del Episcopado. Enrique Eguía Seguí, es uno de los obispos auxiliares de Bergoglio.

La influencia directa del flaman-te papa en la conducción episcopal se refleja también en la inclusión de otros dos obispos que fueron auxilia-res de él en la arquidiócesis porteña y hoy conducen dos organismos es-tratégicos, que atienden problemá-ticas sensibles: Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión de Pastoral Social, y Oscar Oea, obispo de San Isidro y titular de Cáritas.

Con estilos y carismas diferentes,

Un Episcopado alineado conel estilo pastoral de Francisco

bergoglio, papa | divisiones en la iglesia

La elección del cardenal Jorge Ber-goglio, sacerdote jesuita (SJ), como nuevo líder espiritual de 1200 mi-llones de católicos produjo ayer un cimbronazo institucional sin ante-cedentes en la Iglesia: la llegada al papado de un hombre de la Compa-ñía de Jesús, una de las órdenes reli-giosas más influyentes del mundo.

Fundada por el noble y militar vasco Ignacio de Loyola en 1536, la Compañía fue creada como res-puesta no institucional a la reforma protestante que en su veloz avance por Europa en el siglo XVI no para-ba de cooptar católicos a su causa.

En tan sólo cuatro años, un está-tico Vaticano advirtió entonces las virtudes de San Ignacio y la confir-mó como orden religiosa el 27 de septiembre de 1540, previa presen-tación de las constituciones.

La obediencia ciega al papa y la disciplina militar –la mayoría de sus integrantes entonces eran hombres de armas– fueron su sello fundacio-nal “para seguir y cargar la cruz de Jesús” como “soldados” de la Iglesia. Un lema que aún se transmite a dia-rio tanto en sus seminarios como en los colegios que tiene en más de 120 países del mundo.

Pocos meses después de adopta-do su denominación formal (Socie-tas Iesu, Sociedad de Jesús), Loyola recibe la autorización de Pablo III para que comience sus misiones en el mundo entonces conocido.

El ariete utilizado por la Com-pañía para contener a los rebeldes protestantes no fueron las armas, sino la palabra y la educación: con la fundación de colegios, universida-des, seminarios y bibliotecas, forjan su reputación de brillantes educa-dores, prestigio que en la actualidad se mantiene inalterable.

En América, la educación estuvo acompañada de innovadores siste-mas de explotación agraria que aso-ciaba a los pueblos originarios.

Formadora de las elites europeas y cada más cercana a los centros de decisión, la Compañía comenzó a experimentar en el siglo XVII el re-chazo de algunos círculos y gobier-nos europeos, que los combatían con expulsiones dosificadas. La supresión papal llegó en 1773 y se prolongó durante 40 años.

Durante los siglos XIX y XX res-tauraron su influencia al punto de que al general de la Compañía (su superior) se lo conoce como el “pa-pa negro” debido a su poder dentro de la Iglesia y al color de su traje.

Sin embargo, tras el Concilio Va-ticano II, la orden viviría otra prue-ba de fuego cuando algunos de sus integrantes, particularmente en América latina, simpatizaron con algunos postulados de la Teología de la Liberación, luego bandera de algunos grupos radicales de iz-quierda.

En los últimos 40 años, la obe-diencia al Papa y el silencioso tra-bajo de sus líderes –entre ellos el de Bergoglio como director del semi-nario jesuita en la Argentina– pro-tegieron a la orden de posibles des-víos dogmáticos y les devolvieron una renovada influencia en el Vati-cano. O, como dicen sus miembros, “ser jesuita es reconocer que uno es pecador y, sin embargo, llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue Ignacio”.

Por su sede central en Roma, a pocas cuadras de los palacios pon-tificios, siempre pasaron teólogos, profesores y científicos jesuitas, la mayoría fuentes de consulta del pa-pado. Pero pocos de ellos pasaron a ocupar cargos de poder en el Vati-cano. Incluso el nombramiento de obispos o cardenales jesuitas, hasta hace poco, era excepcional.

Desde ayer, las palabras del car-denal Jean-Lous Tauran anuncia-ron lo impensado. La llegada de un jesuita al trono de San Pedro.ß

Los jesuitas, soldados y maestros del PapaLa Compañía de Jesús es una de las órdenes religiosas más influyentes en la Iglesia

30.097 (Diáconos permanentes)

Secretariode Asuntos Generales

Secretariode Relaciones

con los Estados

Cardenal Secretario de Estado

(nº 2 del Vaticano)

AMÉRICAPORCENTAJE DE MIEMBROS DE LA IGLESIA POR CONTINENTE: EUROPA ÁFRICA ASIA / OCEANÍA

La Iglesia de la que se hará cargo el nuevo papa

183

4695

30.097

950.959

2.939.962

405.058

Diáconos permanentes

Religiosos

Jorge Mario Bergoglio hereda una macroestructura bajo la que se organizan en estratos más de cuatro millones de personas

El primer papa americano se hace cargo de una Iglesia Católica donde la proporción de fieles del continente es cada vez mayor

Desempeña todas las funciones políticas y

diplomáticas de la Santa Sede. El actual secretario de Estado es el cardenal italiano Tarcisio

Bertone

El Sumo Pontífice tiene los plenos poderes

legislativo, ejecutivo y judicial. La Secretaría

de Estado depende de él El sacro colegio de cardenales provee al Papa los consejeros y los jefes de su administración

Son los responsables del gobierno de las diócesis

Son colaboradores del obispo y santifican y gobiernan a la comunidad cristiana que le confía el obispo

Son colaboradores de los sacerdotes en la administración de algunos sacramentos y en las actividades de caridad y de asistencia social

Cristianos que se comprometen a vivir en comunidad y a seguir el dictado de la Iglesia

Misioneros y catequistasDesarrollan su actividad religiosa en su vida familiar, política y social. Están incluidos los catequistas, misioneros y otros

JERÁRQUÍA ECLESIÁSTICA

JEFE DEL ESTADO VATICANO

ESTRUCTURA QUE DEPENDEN DE LA SECRETARÍA

SECRETARÍA DE ESTADO

9 congregacionesdirigidas cada una

por un prefecto

12 consejos pontificales

3 servicios administrativos

3 tribunales

1 banco

LA CURIA

(26,8%) (51,9%) (8,8%) (9,8%/2,7%)49 95 16 18/5

(37,5%) (32,2%) (13,1%) (14,5%/2,7%)1762 1511 617 679/126

(30%) (50,3%) (7,2%) (11,3%/1,2%)121.394 203.751 29.274 45.790/4849

(65,3%) (32,4%) (1,2%) (0,5%/0,6)19.651 9772 336 143/195

(29,4%) (41,4%) (8,8%) (19%/1,4%)280.220 394.011 83.329 180.173/13.226

(50%) (26,1%) (12,8%) (10,3%0,8%)1.469.981 767.330 376.315 302.816/23.519

Cardenales

Papa

Obispos

Sacerdotes

Fuente: Anuario del Pontificio 2012, Celam, Atlas de las religiones (Le Monde Diplomatique).Vaticano, BBC / LA NACION

Entre 2009 y 2010, por regiónNUEVOS OBISPOS EN EL MUNDO

Variación mundial entre 2009 y 2010 Variación de religiosos entre 2000 y 2008

0%

Monjas-1%

Sacerdotes0,4%

MÁS SACERDOTES Y MENOS MONJAS LA IGLESIA EN LA ARGENTINADIÁCONOS POR REGIÓN

América 15 África 16

Asia 12Europa -1

Oceanía -3

+0,77%

2,5%Otros

64,3%América del Norte

33,2%Europa

-4% Frailes y hermanos

-9% Religiosas-10% Sacerdotes de congregaciones

-13% Seminaristas

ambos comparten una peculiari-dad, ya que sucedieron, cada uno en su respectiva función, al obispo Jorge Casaretto, una figura de fuerte pre-dicamento en los últimos 30 años de vida de la Iglesia y uno de los princi-pales referentes en el diálogo con el mundo político y social.

“En el conjunto del Episcopado no hay tal vez figuras descollantes, co-mo en otras épocas, ni referentes que expresen posiciones ideológicas ex-tremas, como podían ser los obispos Jaime de Nevares y Miguel Hesayne en los años 70. Hay posiciones más homogéneas, con estilos distintos”, resumió ayer una fuente episcopal consultada por la nacion.

Mensaje y alineamientoCon sus primeras palabras como

pontífice y la elección de su nombre, Francisco se alineó con la tradición de la Iglesia de América latina y dejó en claro su opción por los pobres y por la búsqueda del diálogo, del acer-camiento entre los hombres y la her-mandad entre los pueblos.

Más allá de las coincidencias natu-rales con el nuevo jefe de la Iglesia, se descuenta que habrá entre los obis-pos argentinos un alineamiento sus-tantivo a la prédica del nuevo papa. Y se apuesta a que el impacto que pro-dujo la elección de Bergoglio al frente de los 1200 millones de fieles católicos en el mundo se traduzca en una reno-vada inyección de fe que revitalice a la Iglesia en el país y en la región.

Los obispos insistirán, así, en la ne-cesidad de extender la presencia de la Iglesia en lo que Bergoglio llama con frecuencia “la periferia”, para salir en busca de quienes viven en situacio-nes que los alejan de la vida de la fe y evitar “la enfermedad espiritual de una Iglesia autorreferencial”.ß

Mariano de VediaLA NACION

La primera visita a la Argentina

Ya se especula con la b^b^^

primera visita al país que hará el papa Francisco. Las fechas tentativas podrían ser en julio, tras su paso por Brasil, cuando viaje por la Jornada de la Juventud. O, quizá, sería en septiembre, cuando está prevista la bea-tificación del cura cordobés José Gabriel Brochero. Am-bos compromisos ya habían sido asumidos por el papa Benedicto XVI. El único pa-pa que visitó el país durante su pontificado fue Juan Pa-blo II, que lo hizo en 1982 y en 1987.

Como arzobispo de b^b^^

Buenos Aires, Jorge Bergo-glio siempre defendió la causa de Brochero, cuya beatificación fue aprobada el 20 de diciembre del año pasado. “Sería lindo que un papa jesuita beatificara a una figura que promovió los ejercicios espirituales de San Ignacio”, dijo a la nacion Santiago Olivera, obispo de la localidad cordobesa de Cruz del Eje. En Córdoba, Brochero fue adoptado co-mo un símbolo por su obra social y religiosa.