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Iwa Augmatmau Relatos del Iwa (Ogro)

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Iwa Augmatmau

Relatos del Iwa (Ogro)

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Iwa augmatmau / Relatos de Iwa; Lima-Iquitos, noviembre del 2006

Ministerio de Educación - Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI)Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (FORMABIAP)Proyecto de Educación Bilingüe Intercultural de la región Loreto (PEBIL)

Los presentes relatos están basados en la versión publicada por MINEDU y el Instituto Lingüístico de Ve-rano ILV (Historia Aguaruna Primera Parte Tomo I, CCP 15; Yarinacocha, 1977, pp. 79-132 y 170-176),la cual ha sido revisada y ampliada.

Créditos edición 1977:Recopiladores: Timías Akuts, Antún Kuji y Jeanne GroverColaboradores en la redacción: Gerardo Wipio Deicat, Rogelio NanantaiTraductor y co-tradutores: Evaristo Nugkuag, Raúl Timias, Miguel Ukuncham, Eduardo Weepiu, JaimeCuñachi.Narradores: Tumig Ukuncham, Ramírez Pijuchkun, Jum Weepiu, Paukai, Maduig Jaamanch, Nugkuag, Nujinua,Ptsayit, Tsakim, Yamás, Chumap, Arzubialde Shawit, Nugkai, Shajup, Maanch y Puwainch de las comunida-des de Urakuza, Napuruk, Numpatkaim, Ajuntai, Puntun, Pupuntas, Mashuim y Tutinum.

Para el conjunto de la presente edición:Equipo de edición awajún: Hugo Wipio, Abel Uwarai, Julián TaishRevisión de traducción castellana: Andrés Chirinos, Hugo WipioIlustraciones: Jaime ChocloteCo-directores del PEBIL y coordinadores de edición: Modesto Gálvez, Andrés ChirinosImpresión:

Iwa augmatmau / Relatos de Iwa; Lima-Iquitos, noviembre del 2006

Ministerio de Educación - Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI)Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (FORMABIAP)Proyecto de Educación Bilingüe Intercultural de la región Loreto (PEBIL)

Los presentes relatos están basados en la versión publicada por MINEDU y el Instituto Lingüístico de Verano ILV (HistoriaAguaruna Primera Parte Tomo I, CCP 15; Yarinacocha, 1977, pp. 79-132 y 170-176), la cual ha sido revisada y amplia-da.

Créditos edición 1977:Recopiladores: Timías Akuts, Antún Kuji y Jeanne GroverColaboradores en la redacción: Gerardo Wipio Deicat, Rogelio NanantaiTraductor y co-tradutores: Evaristo Nugkuag, Raúl Timias, Miguel Ukuncham, Eduardo Weepiu, Jaime Cuñachi.Narradores: Tumig Ukuncham, Ramírez Pijuchkun, Jum Weepiu, Paukai, Maduig Jaamanch, Nugkuag, Nujinua, Ptsayit,Tsakim, Yamás, Chumap, Arzubialde Shawit, Nugkai, Shajup, Maanch y Puwainch de las comunidades de Urakuza, Napuruk,Numpatkaim, Ajuntai, Puntun, Pupuntas, Mashuim y Tutinum.

Para el conjunto de la presente edición:Equipo de edición awajún: Hugo Wipio, Abel Uwarai, Julián TaishRevisión de traducción castellana: Andrés Chirinos, Hugo WipioIlustraciones: Jaime ChocloteCo-directores del PEBIL y coordinadores de edición: Modesto Gálvez, Andrés ChirinosImpresión:

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Índice de la versión awajún

Iwa pachisa augmatmau ............................................................................... 13

Ujik Iwa maamu ............................................................................................ 17

Iwa Numpiji Utuku ........................................................................................ 29

Tigkishap yugkunmama Iwa maamu ............................................................. 36

Sumpa Iwa maamu ........................................................................................ 43

Tseje inia muuntan ayamjukmau .................................................................... 49

Tseje yaas usuktua Iwa amukmau ................................................................. 66

Etsa painkamu ............................................................................................... 77

Una leyenda del Ogro y Sol .......................................................................... 77

El Exterminio de los Ogros con la explosión de la olla ................................ 80

Buwits pati Iwa amukmau ............................................................................. 81

Índice de la versión castellana

Cuentos del Ogro .......................................................................................... 13

Cómo el Cangrejo mató al Ogro ................................................................... 17

Isula Amarilla y Ogro .................................................................................... 29

Los Grillos y Ogro ........................................................................................ 36

El Camaleón mata al Ogro ............................................................................ 43

Mono Martín defiende a los Antiguos .......................................................... 49

El Mono Martín engaña al Ogro ................................................................... 66

Una leyenda del Ogro y Sol .......................................................................... 77

El Exterminio de los Ogros con la explosión de la olla ................................ 80

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El ejemplo de nuestros ancestros

Los “Relatos de Iwa” presentados en este libro tienen como principal objetivo mejorar las habili-

dades de lectura tanto en castellano como en awajún. Muchos docentes del pueblo awajún, tanto

a nivel de especialistas como de docentes de aula tienen hasta ahora poca fluidez en la lectura en

su lengua. Es necesario superar esta situación a fin de que el maestro demuestre a los niños que la

lectura no es un deletreo aburrido de palabras sino que puede ser un instrumento para entretener

y recrear la cultura. Para ello es necesario que la lectura sea fluida y que se realice dando la

entonación adecuada. En castellano, si bien el nivel de fluidez suele ser algo mejor, hay también

problemas en darle la entonación y sobre todo hacer una lectura comprensiva.

Aparte de este primer objetivo también aspiramos a que estos relatos sirvan como objeto mismo

de estudio. Una forma de dicho estudio puede ser para fomentar la interculturalidad. Es decir,

pensamos en que estos relatos también serán útiles para la lectura de niños que no son awajún

pero que comparten con los awajún muchos elementos culturales, nos referimos a otros pueblos

Usemos nuestros recursos pedagógicos

En los relatos indígenas hay muchos recursos comunes en distintas lenguas y pueblos. Estos

recursos pueden ser metáforas, comprobaciones, analogías, oposiciones, juegos de palabras, fórmu-

las, palabras clave, recursos gramaticales, recursos de entonación, saberes científicos, tipos de tex-

tos (diálogos, negociaciones, conjuros) o también podemos a prtir de los relatos practicar la

interculturalidad. Daremos algunos ejemplos para cada uno de los temas mencionados, muchos de

los cuales parecen en estos “Relatos del Iwa”.

1. Metáfora. La metáfora es una comparación, por ejemplo cuando el Ogro (Iwa) dice en el

párrafo 2: «¡Qué buena carne de mono he mitayado (cazado)!» En awajún: «¡Chah! Pegke chupan

maajai». La palabra ‘chupa’ podemos traducirla por ‘mitayo’, ‘una carne preciada cazada, espe-

cialmente de mono’. En este caso sirve de metáfora para designar la caza de un hombre que hacía

el Ogro.

2. Comprobación. Las formas de comprobar la verdad de un relato son diferentes a la compro-

bación que establece los procedimientos llamados científicos. Los relatos sabemos que son ciertos

no mediante documentos, restos arqueológicos u otro tipo de pruebas. Sabemos que son ciertos

porque vienen de generación en generación y por ciertas marcas o comportamientos que permane-

cen hasta hoy en día. Eso no significa que dicha comprobación no tenga valor. La ciencia tiene su

valor y los relatos tienen su valor. Los relatos muchas veces nos hablan de verdades de tipo social,

ético o moral y por tanto no tenemos por qué compararlas con las verdades que se llaman científicas.

Son de otro tipo. Las pruebas que se establecen son por ejemplo el color con que quedó la Isula

Amarilla tras pasar por los intestinos, el gusto por la carne de ciertos Grillos, o la cadera delgadita del

Mono Martín tras el ‘abrazo’ del Ogro.

3. Analogía. La analogía no es más que una relación de semejanza o parecido entre dos cosas.

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El comportamiento vivaz y hábil del Mono Martín cuando fue persona es analógico al comportamien-

to actual del Mono Martín. El comportamiento del Ogro con los hombres es analógico al comporta-

miento del hombre con los animales que caza. Pero hay también diferencias ya que es costumbre

“pedir permiso” y ser respetuoso con los animales que se caza, lo que el Ogro no hace. También hay

una analogía entre el color blanco que adquirían los grillos después de ‘cocinarse’ con el color blanco

que adquieren en la actualidad (en determinados períodos).

4. Oposición. En los relatos indígenas se suelen establecer oposiciones que corresponden por

ejemplo a un personaje trabajador como el Picaflor y otro ocioso como el Tatatao, entre animales

relacionados al agua como los peces y otros relacionados a tierra como los animales que cavan

huecos (publicado en la “Guerra entre las aves y el Cangrejo”), entre la vida de los hombres cuando

no tenían fuego y después que el Picaflor consiguió el fuego (publicado en “Nuestros viejos contaban

estos relatos”). Estas oposiciones pueden resumirse en muchos casos como oposiciones entre la

Naturaleza y la Cultura. La ausencia del fuego sería un estado “natural” y la aparición del fuego un

estado producto de un avance “cultural”. De manera parecida, en los relatos de Iwa, se da una

situación en un tiempo primordial, muy antiguo donde los hombres no tenían ni casas ni tampoco eran

muy “despiertos”, y eran cazados como animales por los Ogro. Esta situación está en oposición a

una situación posterior donde los hombres aprendieron a ser hábiles, se liberaron del exterminio del

que eran objeto por parte de los Ogro y en lugar de ser cazados se convirtieron en cazadores. Los

personajes mediadores en este tránsito son el Mono Martín, los Grillos, los Camaleón, el Sol.

5. Juegos de palabras. Los juegos de palabras en awajún muchas veces residen en el mismo

nombre actual del animal. Así es por ejemplo con la Isula Amarilla cuyo nombre en awajún quiere

decir Iwa-numpijin-utuku es decir “El que se metió al ano del Ogro”. Los juegos de palabras

comportan dos significados. En el ejemplo anterior tenemos que la palabra awajún significa por un

lado un tipo de isula (hormiga que tiene una picadura dolorosa) y por otro hace alusión al papel que

jugó en el relato correspondiente.

indígenas amazónicos, andinos y también a los llamados mestizos. ¿Cómo promover la

interculturalidad mediante la lectura de estos relatos? Hay muchas formas de hacerlo, una de ellas

es comparar estos relatos con otros parecidos en una cultura distinta. Entre awajún y wampis hay

una gran afinidad cultural. Los episodios de la lucha contra Iwa (Ogro o Caníbal) son muy simila-

res en los relatos wampis o achuar, sin embargo hay diferencias en cuanto a lugares, acciones del

personaje, uso de instrumentos… por ejemplo:

En el relato awajún de este libro (párrafo 27) el Camaleón (Sumpa) seduce al Ogro (Iwa) para

que se resbale por el bambú a manera de juego de tobogán, mientras tanto los Camaleón afilaron

el bambú que partió el vientre del Ogro. Sin embargo en el relato wampis el Camaleón se está

frotando la barriga con un bambú para calmar un supuesto dolor y de esa manera seducir al Ogro

(Uya) para que haga lo mismo (publicado en “Yaunchuk” tomo I p. 333-336). El final del Ogro es

el mismo en ambos relatos. Ambos relatos tienen el mismo valor, sin embargo si los analizamos

históricamente parece ser que el relato awajún es una modificación del relato wampis ya que es

más lógico cortarse la barriga frotándosela directamente con un bambú (wampis) que resbalándose

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6. Fórmulas. Llamamos fórmulas a determinadas frases que se emplean frecuentemente en los

relatos indígenas. Ejemplos en awajún de las fórmulas de inicio son: ‘duwikik’, ‘yaunchuk’,

‘yaunchkek’ ‘duwik muuntak’ (en castellano “antiguamente’); ‘yama najanetnumag’ (al princi-

pio del mundo o de la creación).

Como fórmulas de cierre es frecuente que como consecuencia del relato narrado hallemos una

explicación del presente: «hasta ahora» «yamaikik», «por eso» «duwi», «haciéndolo así», «dutikamu

asa».

7. Palabras claves. Palabras clave de los relatos son palabras especialmente significativas

sobre las cuales podemos hacer fijar la atención de los alumnos ya que se repiten en muchos relatos.

Por ejemplo: «antiguamente», «viejos», «convertir», «cuentan», « escupir (conjurando) », «conjurar

(maldecir, bendecir)», «Sol». En awajun yaunchuk, muun, najaneat, usukiu, yumigmat , Etsa.

8. Recursos gramaticales. En awajun, al igual que en quechua, aymara, shawi y otras lenguas

indígenas después de que se habla un diálogo debe decirse el verbo «decir» («tuta») en la forma que

corresponda. Es importante fijarnos en estos recursos gramaticales puesto que el niño aprenderá

mejor de aquello que encuentra repetido. Lo mismo ocurrirá con el uso de los conectores como

«entonces, después», («dutika, nunikmatai, nunitai, nunik»), «por eso» («nunin asamtai,

dutikamu asa»), «así» («nuni»).

9. Recursos de entonación. El narrador o lector debe dar el tono adecuado tanto en la lectura

como en la narración oral especialmente a los diálogos y las onomatopeyas ya que de ello dependerá

la emoción, la gracia, el humor o el dramatismo contenido en cada relato. Para llamar la atención de

ello hemos puesto los diálogos y las onomatopeyas en letra cursiva. Asimismo en castellano debemos

esforzarnos por darle el tono más apropiado que corresponda al espíritu del relato.

10. Saberes científicos. En los relatos que presentamos llama la atención el aspecto de la planifica-

ción. El Mono Martín, al igual que el Grillo, el Camaleón, la Isula o el Sol, planifican meticulosamente

todos los detalles que conducirán a la derrota del Ogro. Podemos decir que realizan una planificación

por un tobogán hecho de bambú (awajún). Sin duda no es una respuesta definitiva y se puede

argumentar en sentido contrario. Lo importante es apreciar que muchos relatos están relacionados

y se producen transformaciones de un pueblo a otro.

Otra comparación posible es de tipo “simétrico” e “inverso”. El Maquisapa mete sus largos bra-

zos para, supuestamente, atrapar al Cangrejo. Sin embargo lo que en realidad ocurre es que

Maquisapa y Cangrejo idean una estrategia para engañar mejor al Ogro. El Cangrejo se arranca

un brazo que se lo entrega a Maquisapa para que el Maquisapa le haga ver al Ogro que Cangrejo

está casi derrotado. Ogro cae en la trampa y finalmente es atrapado y muerto por el Cangrejo que

lo ahoga. Existe un relato wampis donde el Cangrejo (Urik) le corta un dedo al Maquisapa, por lo

que ahora el Maquisapa tiene solo cuatro dedos. Es decir tenemos que en el relato awajún el

Cangrejo se arranca un brazo para darle al Maquisapa, mientras que en otro relato wampis el

Cangrejo le corta un dedo al Maquisapa. En este caso son dos cuentos diferentes donde hay una

inversión simétrica (cortar-arrancar brazo-dedo).

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científica conducente a un objetivo. Dicha planificación tiene en cuenta el conocimiento previo de las

características, gustos, debilidades de los Ogro. Saber planificar una acción es parte de un conoci-

miento científico que tienen y han tenido los pueblos indígenas y que pueden ser aprovechados para

nuevos saberes que son requeridos en las sociedades modernas.

11. Tipos de texto. En los relatos hay diálogos simples, diálogos con alternativas (por ejemplo: “enton-

ces, ¿qué te hago?” le pregunta alternativamente el Ogro), diálogos para hacer un pedido (como los

que sostienen las aves con el dueño de los chanchos en “Tsayag, el pájaro que consiguió los chan-

chos”), sentencias, conjuros. En la lengua awajún cada uno de estos tipos de textos debe ser narrado

(o leído) con una entonación apropiada. Los maestros bilingües estamos llamados a ser el ejemplo de

cómo deben ser leídos los textos para que mediante dicho ejemplo los alumnos se sientan estimulados

a seguirlo. Para llegar a alcanzar la habilidad necesaria en dicha lectura la primera condición es una

práctica intensa.

Podemos entender la lectura como un proceso similar a como si estuviéramos “conversando” con un

viejo que conoce la historia, las normas…. Entonces nos daremos cuenta que necesitamos mucha

práctica en la habilidad de reconocer las palabras rápidamente para que la lectura de dichas palabras

la podemos hacer de forma “automática” y podamos concentrarnos en los significados y en nuestra

entonación. De esa manera recién podremos hacer como si estuviéramos conversando.

Un tipo de texto especial es aquel donde el diálogo consiste en una negociación. En los relatos

también se dan negociaciones. El Cangrejo y la Isula negocian con Iwa sobre donde serán arrojados,

el mono Martín negocia con Ogro para liberar del exterminio a los humanos quitándole instrumentos

o armas (kanam) en procura de paz y justicia social. Consideramos que en momentos donde se dan

movimientos que generan el respeto por los derechos de los pueblos indígenas es especialmente

Por otro lado el papel que juegan los distintos animales en los relatos es un papel que está cuida-

dosamente estudiado a través de generaciones de narradores. Así tenemos que el Mono Martín,

el Coto Mono y el Maquisapa están en el orden que corresponde al largo de sus brazos. Al

estudiar las relaciones lógicas de ‘mayor que’ o ‘menor que’ tenemos la oportunidad de aprove-

char los recursos culturales propios para enseñarlas a nuestros alumnos.

Una de las principales características de estos cuentos o relatos del Ogro responden a estrategias

cuidadosamente elaboradas donde un aliado del hombre (mono, otro animal o el Sol) hábil e

inteligente se las ingenia para vencer a un Ogro poderoso y exterminador. Aprovechan para ello

los recursos que la naturaleza les ha dotado. El Cangrejo por ejemplo tiene la capacidad de

desprenderse de su caparazón, puede cambiar de brazo, tiene unas tenazas fuertes y permanece

bajo el agua. Los Grillos comedores de carne tiene la propiedad de cambiar de color y así parecer

que están tostados en “patarashca” (blanquitos). Los camaleones cambian de color, los Monos

Martín son muy juguetones. El Sol puede calentarse tanto como para hacer estallar una gran olla.

Todas estas características de los distintos personajes, unidas al conocimiento que tienen de las

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importante la práctica de estrategias negociadoras.

12. Interculturalidad. Cada pueblo indígena tiene sus propias particularidades, al tiempo que muchas

semejanzas con otros pueblos indígenas con quienes comparten una historia milenaria. La llegada de

los pueblos europeos a América el siglo XVI ha marcado la historia de los pueblos indígenas en los

siglos recientes. Algunos pueblos indígenas sufrieron desde un primer momento los efectos, en mu-

chos casos devastadores, de dicho encuentro y se vieron obligados a reestructurar sus creencias,

religión, costumbres y modos de pensar… producto de ello son las culturas indígenas modernas

donde los elementos cristianos y prehispánicos se encuentran fusionados en muchos casos. Otros

pueblos consiguieron mantener una relativa independencia respecto al dominio europeo, en algunos

casos hasta inicios del siglo XX. Una de las singularidades del pueblo awajun consiste en ser uno de

estos pueblos. La importancia política y cultural de este hecho merece resaltarse puesto que en la

cultura de pueblos como el awajun (también wampis, achuar, kandozi, asháninka…) se mantienen

probablemente muchos rasgos que caracterizaron a los pueblos indígenas de todo el continente antes

de la llegada de los europeos. Por tanto dichas culturas, en su presente estado, son esenciales para

reconstruir la historia de los pueblos indígenas.

Lo dicho anteriormente no desmerece la historia de otros pueblos indígenas que por distintos factores

se encontraron más accesibles para los europeos y por tanto fueron pueblos que tuvieron la necesi-

dad de adaptarse a la nueva situación impuesta. Tal es el caso por ejemplo de los pueblos andinos de

habla quechua, aymara o castellana. Otros pueblos amazónicos vivieron situaciones intermedias

donde se alternaron periodos de dominación europea con periodos de relativa independencia como

los shawi y los kukama. Cada una de estas experiencias tiene un gran valor para el futuro de los

pueblos indígenas ya que todas ellas nos indican como los pueblos indígenas han sabido sobrevivir,

recrear su cultura, y ser capaces, incluso en las circunstancias más duras, de recomponerse y man-

debilidades de los Ogro, hicieron posible que poco a poco los fueran venciendo.

De la misma manera ahora los pueblos indígenas tienen la oportunidad de mejorar sus condiciones

de vida en base al estudio y fortalecimiento de sus capacidades para derrotar a sus principales

enemigos actuales, la marginación, la pobreza. El ejemplo que nos dan nuestros antepasados está

en que debemos conocer nuestras fortalezas y así las podremos usar para superar las situaciones

que enfrentamos. Caso contrario, pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla.

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tenerse vivos como pueblos.

Creemos que uno de los grandes retos de los pueblos indígenas consiste en que reconozcamos que

nuestra identidad no solo en lo que fue el pasado prehispánico sino también en los elementos mestizos

que forman parte de nuestra cultura actual. Eso quiere decir al mismo tiempo que los no indígenas

aprendamos a entender que el término indígena, no debe estar asociado a conceptos como ‘pureza’,

‘ausencia de elementos occidentales’, ‘cultura pura’, ‘apellido’, ‘religión no cristiana’, ‘lengua pura’.

Sino que el término ‘indígena’ corresponde en la actualidad a pueblos con una historia y cultura

propias donde –como en todas las culturas del mundo, aunque de distintas maneras– se han dado

múltiples influencias. Así se ha creado un nuevo escenario cultural que responde a las necesidades

actuales de los pueblos indígenas.

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Iwa

pachisa

augmatmau

1. Duwikik, inia muuntak

tuke kuntin anentu

wajakmauwai, ikam jeenchau

yujau asag. Imanis jintias

anentaimchau, kakakchau

waigka yujajakui. Nunin

Cuentos del Ogro

1. Antiguamente nuestros ancestros

eran considerados como animales.

Vivían en el monte, sin casa, no

eran ni muy hábiles ni muy des-

piertos y tampoco tenían mucha

fuerza. Además paraban caminando

sin rumbo por el monte, como

deambulando. Por eso los Ogros los

atrapaban fácilmente con sus redes

de chambira y así los acababan.

Cuando se iban a cazar los encon-

traban colgados entre sus redes y

llevándoselos los mataban. Los ma-

taban como a animales, los mataban

tanto que se acababan. Por eso

nuestros ancestros paraban huyen-

do de los Ogros. Los Ogros prepa-

raban las trampas bien lejos, en el

monte y las dejaban bien escondi-

das.

2. Cuando nuestros abuelos salían al

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asagmatai Iwa muuntan

yajagken eti amú awaju.

Wekaegak weesh yajagnum

nemak pujuttaman juki máu.

Kuntin mautiama dutika

amuam duik muuntak pisa

wajakui, Iwak yajagnak ikam

atushat muun wainkachmin

emaya tuwame.

2. Dutikamunum nuní muun

wekama, nuwi áagku

nenagmauwa imannum

egkemu, nunik nuna maatug

jinkitakama tujig pimpiki

pujaun, Iwa, “yajagken

díistajai” tusa wee. Díikma,

monte a buscar sus alimentos, mu-

chos caían en esas trampas, invisibles

como tela de araña, quedaban atra-

pados y aunque intentaban salir, sólo

conseguían agotarse en el intento. El

Ogro venía a revisar sus trampas y

cuando encontraba a alguien atrapa-

do agarraba su hacha de piedra y le

daba unos golpes fuertes en la nuca,

hasta dejarlo medio muerto. Después

le sacaba las sogas, y aunque todavía

estuviera respirando, lo tumbaba y se

lo colgaba de su gran mochila. Enton-

ces se lo llevaba a su casa cargándolo

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en su hombro. “¡Qué buena carne de

mono he mitayado!”, se decía. Al lle-

gar a su casa, los sacaba de la mochila,

los chamuscaba sobre las llamas y los

pelaba para que quede sólo la carnecita

blanca. Una vez hecho eso preparaban

la carne en presas y la cocinaban en cal-

do. Así se los comían.

3. Así, muertos, comidos y acabados

por los Ogros, nuestros abuelos para-

ban huyendo. Algunos lograban es-

capar. Esos que escapaban lo hacían

golpeando con su hacha de piedra las

muun nemak pujaun jegaji,

kanamjín kuntujega awi awa-

awatkauwa tunatu maa,

yajagken dakuetug juki

iwakunak tikima

kajinchaunak japiki ajuan,

chiikji muun

awagkeakmauwai. ¡Chaat!

egkea entsaki juwakug: –

¡Chaah! pegke chupan maajai

–tusa, jeen ejega, wegkag,

shiig seekejin pakapakajus

chunuk ema akaag painak

yuwaya tuwajame.

3. Dutika Iwa maa yuwaku

amuamu asa muuntak

redes de chambira. Mientras estaban

colgados, veían bien la trampa, suje-

taban la red en un árbol y la corta-

ban con su hacha. Así quedaban li-

bres y escapaban.

Tanto exterminaban los Ogros a los

abuelos antiguos que el Mono Martín

les ayudó. El Mono Martín

antiguamente fue persona. Otros que

también defendieron a la gente

fueron el Cangrejo, Isula Amarilla, el

Grillo Nocturno y el Camaleón. Todos

ellos, junto con el Mono Martín, los

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pisainau. Níi uwemjatnuk

uwemu. Kanampan takakuk

yajagnum nemakash shiig

díisa, ijumag emetua,

numinum anug kanampai

tsupik tsujiag agkan weenau.

Imatika Iwa muuntan

amutai, yaunchkek Tseje

aents asa, inian ayamjau.

Tikishchakam juu ainawai

inia muuntan ayamjuku

aidauk: Ujik, Iwa numpiji

utuku, Tigkishap, Sumpa,

Tseje aatus dita ayamju jaku

ainawai. Juka aents augmash

eke najanenachu asajag

chichá ajaku ainawai.

defendieron. Todos eran gente en ese

tiempo, aún no se habían convertido

en animales, por eso conversaban y

hablaban.

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Ujik Iwa

maamu

4. Se cuenta que muy temprano, el

Cangrejo había ido al camino del Ogro

y lo había esperado a la orilla de una

quebrada. Se había metido debajo de

unas piedritas y, escondido desde allí,

vio venir al Ogro. El Ogro había pen-

sado: “Como ir a mitayar, voy a ver

mis trampas”. Así, cargando al hombro

su gran mochila de chambira siguió el

camino por donde ponía sus trampas

para la gente. El Cangrejo estuvo mi-

4. Iwa jintin Ujik, namaka

uwet dakak pujus,

kayauchinum akuumas,

uumas pujus, Iwa minittaman

wainak, Iwak, “kashikmasan

wekaekun wegajai” tusa jíinki,

rándole mientras el Ogro cruzaba el río

y entraba un poco al monte. Entonces

el Cangrejo le dijo:

– ¡Ahí está el Ogro llevando su mo-

chila grande al hombro para meter

gente! –y se escondía entre la hojaras-

ca. Escuchándolo el Ogro dijo:

– ¿Quién es ese niñito que está

Cómo el Cangrejo mató al Ogro

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malográndome mi suerte? –y se dio

media vuelta para buscarlo.

5. El Ogro buscó y buscó a Cangrejo

y no lo encontraba. Dejó de buscar y

mientras caminaba perdiéndose de

vista hacia el monte, otra vez gritó el

Cangrejo:

–¡Ahí está el Ogro llevando su gran

mochila al hombro para cargar gen-

te! –y se escondía entre la hojarasca.

Al escucharlo el Ogro dijo:

5. Nunik ega-egakua

wainkacha ukuki wegak

machik ikaman amauchinak

ataktush untsuau:

–Aanuu Iwa weganu aents

egketpataichiji teateantakun

entsa au, ¡shau, shau, shau,

shau! Tama: “¡Waah! ¿Tuwi

pujusaya ima ishimtawa?

¿Yaa uchuchia ima

antugtatsua?” tusa, waketjuki

ataktushkam egau.

6. Dutika egaa egaa, “¿tuwi

pujusas tawa?” tusa ukuki

wegau. Nunik pempenki

chiikji muuntan, wampachin

tsukapeaku minitai díi

pujuju.

Nunik diya-diyakua namaka

katig, machik ikaman amatai:

–Anuu Iwa chiikjin aents

egketpataichiji teateantakun

awagkeas weganu, ¡shau,

shau, shau, shau! –tau. Tama:

–¿Yaa uchuchia ima

ishimtawa? –takug waketjuki,

“¿tuwi pujusag tujutua?, ¿yaki

tujutua?” tusa egau.

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ikaman amaun

ataktuushkam:

–Anuu Iwa weganu aents

egketpataichiji teateantakun

entsa au ¡shau, shau, shau,

shau! –tau. Tama:

–¡Tsuwa! ¿Tuwi pujusaya ima

ishimtawa? ¿Tuwi pujauna

ukukja? Yamaik shiig

egaktajai, ¿utug uumtumak

pujaunak ukuaja? –tusa

waketjuki kaya ujas díi

wekaekama kayanum uumas

pujuttaman wainkauwai.

– ¡Caramba! ¿Dónde está ese que me

malogra mi suerte? ¿Por dónde está

ese niñito tan malcriado? –diciendo

así regresó y comenzó a buscar de

nuevo.

6. Buscó y buscó, “¿de dónde me esta-

rá hablando?” pensaba. Al no encon-

trar nada, dejó de buscar, dio media

vuelta y se volvió a meter al monte.

Pero otra vez dijo la voz:

– ¡Ahí está el Ogro llevando su gran

mochila al hombro para cargar gen-

te! –y se escondía entre la hojarasca.

El Ogro dijo: –¡Caramba! ¿Dónde está

el que malogra mi suerte? ¿Dónde se

esconde? Ahora sí lo voy a buscar bien.

¿Dónde se esconderá este que no lo

encuentro? Regresó, alzó las piedras

y, debajo de la piedra donde estaba

escondido, por fin vio al Cangrejo.

7. Al verlo le preguntó: –Nieto, ¿eres

tú el que malogras mi suerte para la

caza?

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– ¡Abuelito, si tú me haces eso, voy a

reventar, puedo cortar todos tus ner-

vios y bloqueando tu aliento podría

ahogarte y matarte!

–Entonces, ¿qué te hago? Como a algo

que no sirve voy a botarte al río para

que te ahogues.

–Si me haces eso, voy a hacer el agua

turbia y podría morirme. Entonces el

Ogro, muy contento, tiró al Cangrejo

al río.

– ¡Sí abuelito, yo soy el que malogra

tu suerte! Entonces el Ogro le agarró:

– ¡Nieto, como si nada te voy a lanzar

con todas mis fuerzas y te voy a dejar

botado!

– ¡Abuelito, si tú me haces así, voy a

saltar, cortando todos tus nervios y

bloqueando tu aliento podría matar-

te! Entonces, muy fastidiado, el Ogro

dijo:

–Entonces, ¿qué te hago? ¡Como si fue-

ras nada voy a meterte en mi ano!

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7. Wainak: –¿Amek tijagki

ima ishimtam? –tusa iniau.

Tama:

–Ehe apachi, wi ima

ishimjame –tutai ujikin

jukiuwai. Dutika chichajak:

–Tijagki wainkanus ¡paat!

ajiajan ajapatjamtai. Tama:

–Apachi, dutijakminig, wi

tsakiankun yaapchigmin betet

tsupigkan mayaichigmin

¡kuweeg! jigmainaitjame –tau.

–Tujash, ¿utugkatjamki?

Untsu wainkanus numpijui

juwaknuk ¡kaet! eteatjamtai.

Tama: –Apachi, au

dutijakminish, wi tsakiankun

yapchigmin betet tsupigkan

mayaichigmin ¡kuweeg!

jigmainaitjame awajam.

–Tujash, ¿utugkainjamki?

¡Wainkanus juwaknuk

namaka ¡peet! nagkiman

ajugtajamtai –tau. Tama Ujik

chichak:

–Apachi dutijakminig,

8. Al caer al agua el Cangrejo comen-

zó a hundirse muy despacito, poco a

poco hasta caer al fondo. A medida

que se hundía se hacía cada vez más

grande. Mientras, el Ogro miraba

cómo cambiaba de tamaño y se pre-

guntaba: “¿Cómo hará para agran-

darse?” Al llegar a la arena el Can-

grejo se había agrandado, entonces

avanzó rápidamente y se escondió en

una roca grande. El Cangrejo se ha-

bía agrandado para que al Ogro le

dieran más ganas de comérselo, de

esa manera el Cangrejo le haría caer

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ukusmaa, ukusmaa

jamainaitjai.

Tutai juwakug ¡peet! nagkima

namaká ¡pujut! ajugku.

8. Dutikam ¡shajau! akaegak

muun najaneau. Nunitai

Iwashkam wajas díi wajatu,

“¿wajukattakug aniawa?”

tusa. Nunik díi wajátai tikima

kaamatak jegak Ujik muun

najaneau. Nuniakug

¡shantash!, ¡tash, tash, tash!

tupikau kaya muun

pujamunum waigtatus.

Nunak, “imauwapi” tusa

en el engaño que le estaba preparan-

do. El Ogro estaba parado, mirándo-

lo. De pronto saltó al agua para in-

tentar agarrar al Cangrejo. Pero en

vez de agarrarlo, lo metió más aden-

tro. Persiguiendo lo único que logró

es hacer que el Cangrejo se metiera

tras una roca más grande. Entonces

el Ogro metió la mano queriendo

jalarlo pero como era una roca muy

grande no podía alcanzarlo.

9. Como no podía dijo:

–Tráigame a mi cuñado Mono Mar-

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tín. Le trajeron al Mono Martín que

apenas llegando preguntó:

– ¿Dónde está el Cangrejo? –le dijo:

–Se metió por allí –en esa roca gran-

de dijo el Ogro.

–¡Ah ya! –dijo el Mono Martín, se me-

tió al agua y se puso a bucear. Al

ratito salió diciendo:

–No lo alcanzo, traiganle al cuñado

Coto Mono, que también intente por-

“wakejutkati” taku tsanuak

nunikui. Iwashkam wajas díi

wajatu asa, tseke ¡pujut!

iyantuk achiktakama,

achiktakama initak emauwai.

Nunik ai-ainkauwa kaya

muun pujaunum ¡chaat!

awaigkau. Nuwi

awaimauwaik ¡kupet! inuka

jukitakama waa muun

asamtai tagatjaya tuwajame.

9. Tujintuk: –Saig Bachig

utugtitajum. Tutai:

–Ayu –tusa utujiaju. Dutikam

Bachigshakam tajakug:

que él tiene los brazos más largos. Se

fueron y lo trajeron.

10. Cuando llegó el Coto Mono el

Ogro le dijo:

–Cuñado, tu también intenta sacar el

Cangrejo.

–¡Ya pues! –respondió el Coto Mono –

¿dónde está?

–Allá está, se ha metido detrás de esa

roca grande.

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–¡Tuwimpaita! Tutai: –¡juwi

waigme! –takug kaya

muuntan inaktau:

–¡Chii! –takug ¡pujuut!

akaetukiuwai. Dutika: –

Tagatjajai –tusa jiini Bachig

chichak:

–Saig Yakum utugtajum,

níish dekapsati, auku ima

esasan ikasmauwame. Tutai:

–Ayu –tusa nunashkam wejí

itajuawajui.

10. Yakum taamtai Iwa

chichak: –Saiju, amesh, amesh

–¡Ah ya! –dijo el Coto Mono y se metió

al agua. Al ratito también salió y dijo:

–No puedo, no lo alcanzo al Cangrejo.

Hay que llamar al cuñado Maquisapa,

él es el que tiene los brazos más lar-

gos.

–¡Ya! –dijeron y le trajeron al

Maquisapa.

11. Cuando llegó Maquisapa el Ogro

le dijo:

–Cuñado, tú también pues sácamelo

al Cangrejo. Y Maquisapa dijo:

–Bueno pues, ¡caramba!, ¡lo haré yo

también! – se tiró y se sumergió al

agua, metió su mano y llegó a tocar

al Cangrejo. En ese momento

Maquisapa aprovechó para dejar

aconsejándole bien al Cangrejo, para

así poder vencer al Ogro:

–Tú quédate aquí parado en la entra-

da de la roca. Yo voy a decirle al Ogro

que ya te estaba sacando del agua pero

que al acabárseme el aire he tenido

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dekapjutsakia –tau. Tama:

–¡Ayu! –takug: –

¿Tuwimpaiya? –Tutai:

–Aanu kaya muun puja imau

waigme –tiuwai.

Tutai: –¡Chii! –takug

¡pukuut! akaetuki: –

Dekapjachjai, tagatjajai –tusa

jíiniu. Nunik jíinki wajan:

–Saig Washi ima esajam

ikasmauchia, au utugtajum –

tau. Tutai: –Ayu –tusa

Washin wajuk ujaka

que salir a respirar. Le voy a decir

para que él tome mi lugar, cuando el

Ogro baje tú conviértete en gente y lo

agarras bien del brazo. No lo dejes

salir. Cuando ya esté muerto lo lan-

zas hacia arriba.

–¡Ya pues! –dijo el Cangrejo quedán-

dose bien pegadito a la entrada de la

roca esperando al Ogro. Entonces

Maquisapa también le dijo:

–Dame una de tus tenazas para ha-

cerle provocar al Ogro.

–¡Ya pues! –dijo el Cangrejo, se sacó

uno de sus tenazas y se la dio a

Maquisapa.

12. Una vez que le dio las instruccio-

nes Maquisapa salió del agua aga-

rrando la tenaza de Cangrejo. El

Ogro le comenzó a preguntar:

–Dime ¿Qué hiciste? –y Maquisapa le

dijo:

–¡Cuñado!, ya está casi listo, lo esta-

ba sacando pero se me acabó el aire y

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ukukjai” tusa titajai, “ame

akiintuam dekapsata” tusan

tama minau. Ame juwi

aentsmaetuam uwegnun

achikam emetuam, puju-

pujugkauwam shiig maam

kajinkamtai shitakim ajapata

–taya tuwame. Tima: –Ayu –

tusa nuwi waitainum dakak

atumsau. Nuniai

Washishkam:

–Wawakchijum makichik

akasam sujusta. Nuna ajum

anagkuatjai. Tama: –Ayu –

tusa tsajam uwejin akas

susau.

itawajui.

11. Dutika itajuam: –Saiju

amesh dekapjutsakia. Tama:

–Ayuta –takug: –¡Chuu!

¡Wisha dekapsatja! –takug

¡pukuut! akaetuki, ¡kupet!

inua takakma egketu

dekapjaya tuwajame.

Dekapeg shiig akateg ukukiu:

–Ame, waitiya juwi wajasam

díi wajata. Wi, “ashi itakan

jákun mayaijui ashinkun

lo he tenido que dejar al Cangrejo.

Cuñado, anda tú, anda en mi lugar;

mira le he trozado una tenaza, dicien-

do eso le entregó la tenaza más gran-

de. El Ogro se puso muy contento y

sin más comió la tenaza haciendo bas-

tante ruido ¡cronch, cronch, cronch!

Terminando de comer, le dijo a

Maquisapa: –Ahora yo voy a meterme,

cuñado tú descansa un poco. Dicien-

do así el Ogro muy contentó saltó y

se metió rápidamente al agua.

13. Se sumergió y allí nomás empezó

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12. Dutikam nuna takaku

jiiniu, jiinkakug:

–¿Utugkaupa? –tusa iniam:

–¡Saiju tiki tikijuch itakan

jaakun apukijai. Saiju ame

akíntuam dekapsata. ¡Juna,

juna wawakchijin akakan

jujukjai! –tusa ujiki wawake

muuntan susauwai. Nunú

susam juwakug shiig anentus

¡kiu, kiu, kiu, kiu! yuwau.

Nunik yuwa pempenkug:

–¡Chuu wi dekapsatjai, saiju

amek machik ayamsata –

takug shiig aneas tseke

¡pujut! iyagkui.

13. Nuniakug ¡pukuut!

akaetuki takagkuta duke

inugkuta wegau. Nunik

waanum jegantak ¡kupet!

inuka achiam kuntuwa awi

dakak díi wajatu asa ¡tapit!

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achikia tuwame.

Iwak, “pegkee

chichamnats

tujutatai” tusa

wetatman dutika

nuwig emetua

¡pujupju! Ipa-

ipamitkakua maam

ijanak wampu

emakui. Nuní Ujik

Iwan maya

tuwajame.

que le dijo Maquisapa. Allí estaba

ahora el Ogro, bien sujetado, se agi-

taba y revolvía toda el agua, hasta

que se murió y su excremento salió a

flote. Así se cuenta de cómo el Can-

grejo mató a uno de los Ogros.

a meter su mano tanteando en el hue-

co. Cuando el Ogro alcanzó el hueco

entonces ¡zas! el Cangrejo lo atrapó.

El Cangrejo había estado allí quieto,

esperándole y con un movimiento rá-

pido lo atrapó del brazo. El Ogro ha-

bía creído inocentemente en todo lo

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Iwa Numpiji

Utuku

14. Iwa kashikmas wekaegak

wegak, “yajag emamun

díistajai” tusa, ajagtajin

aintug wegau. Nunik

entsanum jega, katig machik

ikaman amaun nuwi tiship,

Isula Amarilla y Ogro

Antiguamente existió una persona que

después se convirtió en una hormiga

del tipo de las isulas, hormigas que pi-

can muy fuerte. En castellano la vamos

a llamar Isula Amarilla, por el color con

que se quedó después de transformar-

se en hormiga. Su nombre en lengua

awajun es Iwa-Numpiji-Utuku “El que

se metió al ano de Ogro”.

14. El Ogro había salido muy tempra-

no para revisar sus trampas siguien-

do el camino que iba a sus chacras.

Entonces, al llegar a una quebrada,

la cruzó y cuando comenzaba a per-

derse de vista entrando en el monte,

Isula Amarilla, el que después iba a

matar al Cangrejo, que estaba escon-

dido al costado del camino, lo maldi-

jo: –¡Ahí está el Ogro llevando su gran

mochila al hombro para cargar gen-

te! Al decirle así el Ogro dijo: –¿Quién

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níina maatin dakak uwet

pujus íshimnau:

–¡Anu Iwa aents

egketpataichiji teateantakun

tsukapes weganu! Tama:

–¿Yaa uchuchia minash ima

ishimtawa? –takug wakitki

wampachnak tsukapeaku

“Juwimpap time” tusa, dukan

ujas diyá diyákua wainkacha

ukukiu wegak.

Machik ikaman amaig

ataktushkam:

es ese niñito que me está malogrando

mi suerte? –diciendo eso retrocedió un

poco con su mochila al hombro: “¿Es

por aquí?” se dijo, alzando las hojas,

buscando y remirando entre las ho-

jarascas... pero como no veía nada

dejó de buscar y siguió su camino.

Estaba otra vez por meterse al mon-

te cuando escuchó de nuevo: –¡Ahí

está el Ogro llevando su gran mochi-

la para cargar gente! –decía. El Ogro

se preguntó: –¿Quién es ese niñito que

me está dando mala suerte? Molesto

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–¡Aanu Iwa aents

egketpataichiji teateantakun

tsukapes weganu! –tau. Tutai

Iwa:

–¿Yaa uchuchia ima

ishimtawa? –takug kajesag

ataktu waketjusag diyáu,

ashi díini wainkacha ukuki

ataktuush wegau.

15. Nunik ikaman

amáchunak:

–¡Aanu Iwa aents

egketpataichiji teateantakun

tsukapes weganu! Tama:

–¿Yaa uchuchia waamak

wechamnush ima ishimtawa?

–tusa, ataktu tanta ashi egau.

Wichi jaipis díi wekaekama

wichinum yunuumas ejamas

peetuchin inankiya tuwame.

16. Nunik wainak:

–¡Wah!, tijagki ¿amek ima

ishimtam? Tama:

–Ehe apachi, wi ima

ishimjame. Tutai:

–Tujash, ¿utugkatjamki?

regresó de nuevo a buscar a Isula

Amarilla, miró por todos lados y al no

encontrar a nadie nuevamente siguió

su camino.

15. Entonces antes de meterse al mon-

te escuchó otra vez:

–¡Ahí está ese Ogro llevando su gran

mochila para cargar gente! –le dijo.

– ¿Quién es ese niñito que no me deja

ir y me maldice tanto mi suerte? –dijo

y regresó otra vez. El Ogro buscaba

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Wainkanus yakaja

ajapatjamtai. Tama:

–Atsa apachi, nunú

dutijakminig wi tsakiankun

yaapchigmin ¡betet! tsupigkan

mayaichigmin

ashigmainaitjame. Tutai:

–Tujash tijagki

¿utugkatjamki? Untsu

wainkanus juwaknuk

numpijui ¡kaet! etegtajamtai –

tau. Tama níi ayak:

–Apachi, nunú dutijakminig

¡tsaim, tsaim, tsaim! apachi

–No abuelito, si tú me haces así, pue-

do saltar y cortar todos tus nervios,

entonces puedo cortar tu respiración.

–Entonces nieto, ¿qué te hago? ¡Como

si fueras nada voy a meterte en mi ano!

–Abuelito, si me haces eso voy a enro-

llarme y apagándome poco a poco, me

puedo morir.

Escuchando eso el Ogro lo agarró y

se lo metió al ano. Al hacer así, de in-

mediato Isula Amarilla comenzó a

por todas partes limpiando los palitos

y le halló finalmente arrimado a uno

de esos palitos.

16. Viéndolo por fin dijo: –¡Ah nieto!

¿Eres tú el que quiere mi mala suer-

te?

–¡Sí abuelito, yo soy el que te deseo

mala suerte!

–Entonces, ¿qué hago contigo?, como

si nada voy a restregarte entre mis

manos y te voy a botar.

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jamainaitjai –taya tuwame.

Tutai juwakug numpijin

¡kaet! eteau. Dutika etegkam

¡shitam, shitam, shitam!

numpignum waigkia tuwame.

Nunitai achiktakama tikima

akaetai, chichí jukitakama

ayatak amankiu.

17. Dutikam machik eketun

ikishchijia awi wajak ¡pusut!

ijuau. Nuwishkam machik

ekaetusag ¡pusut! ijuau.

Nunik akapnum wajak panan

wegakui, awentsag panan

wegaka nuwi tikima maak

subir jalándose con sus manos y pier-

nas penetrando hacia adentro del

Ogro. El Ogro pellizcaba queriendo

agarrarlo, pero lo metió más adentro

todavía.

17. Después de un rato, mientras es-

taba sentado, Isula Amarilla le picó

muy fuerte adentro, en la parte de la

ingle. Metiéndose un poco más le picó

otra vez, esa vez en el hígado y des-

pués otra vez, ya para matarlo. Al

sentir eso el Ogro saltaba y saltaba

revolcándose, se agarraba y abraza-

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ba en la pendiente... hasta que se que-

dó muerto con la boca abierta dejan-

do a la vista sus dientes afilados.

18. Isula Amarilla pensó en salir por

la boca del Ogro pero cuando llegó a

su garganta y vio la boca abierta con

sus dientes afilados, pensó que le po-

dría morder y matar si salía por ahí,

“mejor me regreso por donde entré”

dijo. Regresó por donde había entra-

do. Mientras salía se embarró con el

excremento del Ogro, por eso se fue a

bañar a la quebrada. Pero aunque

ashi ijan jaipig tuntupenian

ajapachu. Dutikamu asa jujuak

saijam pushujin jujug

nujamtuku tuke nunisag

najaneatin asa.

19. Nunikmatai nuwi Etsa

wekaegu.

–Iwan-Numpijin-Utuk, ijin

maatug jíinki nunisag

sakapatsuk najaneaya tutai

aamai –tuu usukiauwai.

Atakea duwish “Iwa-

Numpijin-Utuku” tutai atin

asamtai.

panan anentainum wegaku.

Imaatikam Iwashkam tseke,

tseke iya iyakua wakénak

pagku, pagku jai jaipi, tanae

tanaega jaka tsajamtinun

waag tepesui.

18. Nunikmatai, “wenunúm

jíinkitjai” tusa suwén wajuka

díikma, waag tepetai, jíinai:

“esati tsupijuk mantuawai

wakamunmag wakitkitjai”

tusa íkuaki duke wakitkiya

tuwame. Jíinak Iwa ijin

maatug jíinki entsanum jegá

mainu. Tujash shig mayatain

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Isula se lavó bien no pudo sacarse toda

la mugre de su espalda. Entonces, cuan-

do su espalda se secó, se le quedó pe-

gado un color amarillento. Así ocurrió

porque así habría de quedarse para

siempre, una vez que se convirtió en

Isula Amarilla.

19. Después de eso Etsa, el Sol, que

andaba por allí dijo: “Al meterse por el

ano del Ogro, salió embarrándose

con el excremento y no logró hacer-

la desaparecer, en ese momento se

convirtió en Isula, le llamarán la hor-

miga que se metió al ano de Ogro”

así le conjuró. Por eso hasta ahora se

ha quedado con ese nombre: “El que

se metió al ano de Ogro”.

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Los Grillos y Ogro

20. Se cuenta que los grillos se habían

colocado en el camino del Ogro. Mien-

tras estaban esperando, juntaban unas

hojas grandes, en esas hojas se envol-

vían como patarashca y luego se me-

tían al fuego. Encima de ese fuego co-

locaban unos cuantos palos, les ha-

cían arder y los grillos decían: ¡me

quemo, me quemo, me quemo! Cuan-

do terminaban de arder las llamas,

removían y botaban los tizones,

jalándolos los sacaban del fuego y lue-

go de desatarlos salían los grillos

cambiados a un color blanquito, muy

bonito.

21. Mientras los grillos hacían así, el

Ogro había estado pensando: “Como

yendo a montear voy a ir a ver las

trampas que puse”. Salió muy tem-

pranito y encontró a los grillos que

estaban por su camino. Al verlos el

Tigkishap

yugkunmama

Iwa maamu

20. Tigkishapik Iwa jintin

dakamak batsamas, tukumpen

juki yugkunmama jima,

¡esashki, esashki, esashki,

esashki! wajau. Tigkishap

jimá, chigkimi ujumak patatug

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ekemaya tuwame. ¡Nuu tupu!,

¡tupu tupu! keeka amuetai,

nuna kaijin wekeag utsantuk,

japiki jiyau. Dutika atijam

pegkejan pujun ukuiniau.

21. Nuní batsatun Iwashkam,

“yajag emamun wekaekun

díistajai” tusa, kashik

wekama wainkauwai, níi

jintin dutiká batsamtaun.

Wainak waamak jegantun

wajas díi wajatu. Nunik

díiyai paan wakejumainun

takagtai níish wakejuk:

–Wisha tijagki ankatjaita –

tau wetatamaunak sakapag

idaiyak:

22. –¿Utugkamea aikame? –

tusa iniau Tigkishapin. Tusa

tama:

–Apachi juniakun juniajai,

wajasa díiju wajata ataktush

yugkunmaman jimatjai –

takug ataktush yugkunmama

jimaú.

Nunikmatai machik

chigkimin patatug ekemakui.

Nunik keetai yugkunam jitau

“esashki, esashki, esashki,

Ogro se acercó rápido y se paró un rato

para mirarlos. Le llamó la atención lo

que hacían y él quiso hacer lo mismo

que los grillos –Yo también nieto, ¿po-

dría hacerme así como ustedes?, dijo

el Ogro que ya se había olvidado de las

trampas que estaba yendo a ver:–

¿Cómo haces eso? –le preguntó al gri-

llo.

22. El grillo le contestó: –¡Abuelito,

haciendo así, lo hacemos! Quédate ahí

paradito y míranos, me voy a envol-

ver otra vez y me meto al fuego. Dicien-

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esashki” wajatai, duka

esachunak wekemi jíiki

aepsam, tepes pegkeg chunug

puju jíinkiu.

23. Nunikmatai Iwashkam

wainak:

–¿Wisha ankachainjash?,

tijagki wisha ankatjaita –tau.

Tutai Tigkishapchakam:

–Ayu –tiuwai. Tigkishapik,

“¿utusanuk wakemitkakan

jiyan apea maawag?” tusa

jintin dakak dutiká wekaetau

asag, yupichuch wakekamtai

–Ayu –tiajui.

24. Tusag:

–Apachi, jasta yugkunatjame

tusa –nigka nayau asamtai

tukum muuntan jujuki

yugkunawajui.

Yugkuna jiyawajui.

Dutikawag:

–Apachi jii kegakui

apegmaattak wajakui

“¡esashki, esashki!” tita. Tama:

–Ayu.

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do eso, se envolvió nuevamente y se

metió al fuego. Al hacerse patarashca

le pusieron encima un poco de leña

haciéndola arder. Cuando el fuego

empezó a arder el que estaba envuel-

to en la hoja, decía: ¡Me quemo, me

quemo, me quemo! Sin dejar que las

hojas lleguen a quemarse lo sacaron

del fuego dejándolo tendido, salió con

un color blanquito, bien bonito.

23. Viendo lo que hacían, el Ogro dijo:

–Ya pues, yo también, ¿podría hacer-

me igual?, nieto, yo también quiero

hacerme así. El grillo le contestó: –Ya

pues. Los grillos habían estado pensan-

do: “A ver cómo haríamos para ani-

marlo a que se meta al fuego, ahí lo

quemaríamos y así lo matamos”, así

que eso era justo lo que los grillos es-

peraban, haciendo esas patarashcas

en el camino, y cuando el mismo Ogro

quiso que le hicieran patarashca le

aceptaron rápidamente.

24. Los grillos le dijeron: –Espera un

ratito abuelo, te vamos a hacer

patarashca. Entonces trajeron una

hoja grande y envolvieron al Ogro

haciéndole patarashca. Después le me-

Timatai, jii ikapatug keetai

chigkimi juki, juki

patatuinau, imaatikam

jiishkam ¡tuputututu! wajau.

Imaaniak apeattaku awajam:

¡esashki, esashki, esashki,

esashki! wajau. Imatunak

chigkimi juki, juki ¡pajapja!

patatuinau. Imatika

tupumitkaya tuwajame. Ima-

imatikakua tikima apeam: –

¡¡¡Esajai taja!!! –wajakui,

tikima jaak.

25. Imati jakamtai ¡tuukaja!

apea shiig najuamtai: –Jíiki

díismi –tusa, japiki

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wekemiaju, dutika wekemi

atig díinau. Dutikkama

pegkeja najuaun wainkajui,

wainkag tikichik dekas

wekemiuk ukukiu.

Dutikamtai tikich juwatki

pujujus achis, chichis mejeas

ashi dekapenau, nuniak:

–Yajau kugkuatsui, yumainai

–awaju, imattai tikich

chichajak:

–Atsa yuawaipa, tuu yujatsuk

ukuktajum –tamaitak imatju

batsamtus ichias meje awa

tieron a la fogata,diciéndole al Ogro:

–Abuelito, cuando el fuego empiece a

arder y sientas que te quema un poco

tendrás que decir estas palabras: “¡me

quemo, me quemo, me quemo!”.

–Ya pues –dijo el Ogro. Entonces los

grillos encendieron el fuego y cuan-

do comenzó a arder, pusieron más y

más leña. El fuego comenzó a arder

bastante levantando llamas que ha-

cían ruido. El fuego ardía y el Ogro

comenzó a sentir que ya se quemaba:

“¡Me quemo, me quemo, me quemo!”

gritaba. Aunque el Ogro gritaba los

grillos le echaban más y más leña al

fuego. Las llamas hacían más ruido y

cuando ya le quemaban demasiado: –

¡¡¡Digo que me estoy quemando!!! –

dijo el Ogro, casi moribundo.

25. Gritando desesperadamente mu-

rió. Los grillos lo quemaron con bas-

tante fuego dejándole el cuerpo bien

cocinado. –Vamos a verlo, saquémos-

lo –dijeron. Diciendo así retiraron al

Ogro sacándolo del fuego, desataron

la patarashca y vieron que la carne

se había cocinado y estaba bien rica.

El grillo que retiró la patarashca del

fuego se fue, mientras que los demás

se quedaron y empezaron a agarrarlo

y a pellizcar y a oler los trozos del cuer-

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po del Ogro, sentían que tenía un buen

sabor y les estaba provocando

comérselo: – ¡Qué rico huele, esto se

puede comer! –decían, pero otro gri-

llo les dijo: – ¡No! no deben comerlo,

déjenlo, no piensen en eso. Aunque así

les decía, ellos comenzaron a arran-

car y trozar a la carne, la olían y

olían, hasta que les provocaba comer-

la. Después lo dejaron, pero regresa-

ron de nuevo por la noche y comen-

zaron a comer todo el cuerpo, pelliz-

cando, trozando y comiendo de cual-

quier parte, hasta dejar solo los hue-

awajainakua yaigkiag

yuwawajui.

Dutika ukukiag, ajuma duwi

kashi waketjukiag yuwa

chichi-chichi ina-inachi amuk

ayatak ukunchnak ikatjinnun

ajuan aipkiaju, aan ushun

unuimakui.

26. Nuna yuwa tigkishap

sos. Así aprendieron los grillos a tener

gusto por la carne.

26. Mientras comían al Ogro se con-

virtieron en grillos. De día no comie-

ron, fue después, ya de noche que re-

gresaron y comieron hasta acabar con

el cuerpo del Ogro, ya que así se acos-

tumbraron a comer sólo por las no-

ches. Fue así que los grillos aprendie-

ron a tener gusto por la carne. En

tiempos antiguos los grillos fueron

personas, por eso cuentan que defen-

dieron a nuestros abuelos.

najaneakui. Kashi yuu atin asa,

tsawaig yutsuk ukuki, ajum

kashi waketjuki yuwau

ainawai. Nuna imanun Iwa

iyashin amuku asag,

Tigkishap ushu unuimajajui.

Duwikik Tigkishap aents asa,

inia muuntan nuní

ayamjukui timauwai.

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Sumpa Iwa

maamu

27. Yama najanetnumag,

Sumpak aents pegkeja

nugkuaju aaya tuwame.

Nunú chichama jintinak

tuwaka ijunas: –¿Utug

tsanujaik yupichu yajuaka

27. Cuentan que cuando recién se for-

maba el mundo el Camaleón fue un

ser humano que se vestía muy elegan-

te. Cierta vez los camaleones se re-

unieron para tomar un acuerdo, se

dijeron: “¿Cómo podríamos engañar a

los Ogros y hacerles caer fácil en al-

gún engaño para acabar con ellos?”.

Se preguntaban así porque los Ogros

estaban acabando a nuestros antepa-

sados: “¿Cómo podríamos exterminar

a los Ogros” pensaban.

28. Pensando así, un día, todos los ca-

maleones se reunieron y se pusie-

ron de acuerdo para jugar juntos al

tobogán. Cortaron un bambú muy

largo, lo recortaron en ambos extre-

mos, lo partieron, limpiaron bien los

bordes y pulieron las capas duras que

tienen adentro. Luego colocaron el

bambú sobre una pendiente y empe-

El Camaleón mata al Ogro

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–¡Saigkum, saigkum, saigkum

saigkum!– nugka jegak

¡tupuj! iyau, ataktu wakish

nunisag akaegak: –¡Saigkum,

saigkum, saigkum, saigkum! –

¡tupuj! waja batsatia

tuwajame.

29. Nunitai Iwashkam wajas

díini:

–Tijagki, ¿utugsamea imashi

aniame? –tusa iniau. Tama

Sumpa chichak:

–Apachi juniakun imashi

juniajai –tau. Sumpa iyak

zaron a resbalarse por él. Los camaleo-

nes se metían en el bambú y cuando se

bajaban decían: ¡resbala, resbala, res-

bala! Llegando al suelo caían ¡plop!

bien paraditos. Después nuevamente

volvían a bajar: ¡resbala, resbala, res-

bala! y llegando al suelo caían ¡plop!

Los camaleones hicieron así varias ve-

ces.

29. Entonces, cuando el Ogro pasaba

por allí, se paró a mirarlos y de tanto

verlos les preguntó:

amukag? –tusa, inia muuntan

amutai: –Utusaik Iwa kajegka

utsagkag –tuwinau.

28. Tau asag Sumpa aidau

chigkana tsupik shaugkama

batsatun Iwa wainkauwai.

Sumpak, chigkan esagman

tsupik atui awajus, shiig

wajautin, nujinchin yuchak

tsupijuk, tsupijatmainchau

ema, tikishi tsutsukug jiija,

nuwi egkemak, saaigkuminau

yaki atui idaiyas, nuwi

chigkannum egkema

akaegak:

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pegkeg wigka tuntupeen

japigkamu, suwe

yamakaitkau wee iyau

imanitai wakejukui.

30. Nunik Iwashkam:

–¿Wisha ankachainjash? –

tuki: –Tijagki, wisha ankatjai,

wisha shaugkamatjai, wisha,

tijagki, ame wajukeam

aankan shig iwa iwagnasan

ima-imagnisan, chupa egak

weme, tama wainchamu

jegan, ekeemsatjai –wajaya

tuwe.

–Nieto, ¿cómo así hacen ustedes este

juego tan bonito? El Camaleón con-

testó:

–Abuelito, mire, haciendo así y así

hacemos este juego. El Camaleón, al

resbalarse, cambiaba el color de su

ropa en diferentes colores, se le ha-

cían unas rayas azules en la espalda,

o se le ponía el cuello de color guinda.

Al ver eso el Ogro también quiso que

al resbalarse se le hiciera lo mismo a

él.

30. Entonces el Ogro dijo: – ¿Yo tam-

bién podría hacerlo? –y repetía insis-

tentemente. –Nieto, yo también quie-

ro hacerme igual, yo también quiero

hacerme así, así como tú te haces, así

quiero estar, bien cambiadito, relu-

ciente, irreconocible. Mejor estaría res-

balándome que no ir a cazar aunque

sea la mejor carne como había pensa-

do –decía con mucha insistencia.

31. Hablaba así al ver lo que hacían

los camaleones a pesar de que su in-

tención había sido salir a cazar. Cuan-

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31. Nigka wekaguweak wekama

nunú batsatunum jega tu

wekaeya tuwe. Tutai: –Ayu

tusag, Sumpashkam akaiki díis

ukuwe:

–Apachi suyuje, jasta

etsakatjai –tau. Tutai Iwash,

“pegkee chichamnats tujutua”

tusa: –Ayu –tiuwai.

Sumpashkam chigkanan juki

shiig etsa-etsakes empe

emau. Tujash nigka Sumpak

chigkanan shig akateg

ukukiu:

do dijo eso le aceptaron. El Camaleón

se resbaló por el bambú y regresó des-

pués a inspeccionarlo: –¡Abuelito, el

bambú ha perdido su filo! Voy a afi-

larlo –dijo. Entonces el Ogro, pensan-

do que le hablaban la verdad, creía

en todo lo que le decían. El Camaleón

entonces agarró el bambú y lo afiló

bien, pero mientras lo afilaba el Ca-

maleón aprovechó de instruir bien al

bambú conjurándole:

–Cuando el Ogro se meta y baje dicien-

do “¡resbala, resbala, resbala!” te vas

a girar, así le vas a cortar la barriga

y por último le matas cortándole por

la columna. Así lo dejó al bambú ase-

gurándose bien de dejar todo listo.

32. El Camaleón le dijo al Ogro:

– ¡Ya abuelo!, ya lo afilé bien, había

perdido su filo. Abuelito, cuando es-

tés adentro y comiences a resbalarte,

tienes que decir, “¡resbala, resbala,

resbala!”

– ¡Ya, está bien! –dijo el Ogro. Dicien-

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–Ame egkemak akaegak,

¡saigkum, saigkum, saigkum!

takui, ayanteakum ampuja

awi ¡jawat! ejapem, tagkija

awi ¡betet! tsupikam maata –

tusa umik ukuak.

32. –¡Pai! apachi, etsakajai,

suyugma nunak –taya

tuajame. Tutai:

–¡Chih! Wisha ankatjai –tusa

wáaya tuwe. Nunik watai:

–Apachi, egkemkam akaekum,

“¡saigkum, saigkum!” tita.

Tama: –Ayu –tusa, waka

do eso se subió y cuando se resbala-

ba, comenzó a decir: ¡resbala, resba-

la, resbala, resbala!

Cuando iba por la mitad, el bambú se

volteó cortándole la barriga, un poco

más allá le cortó la parte de la cade-

ra, y cuando ya llegaba al extremo de

abajo le cortó la columna. Ya muerto

lo dejó tendido. Cuando el Ogro mu-

rió los camaleones lo recogieron y

arrastrándole lo botaron.

33. ¿Cómo habrán sido antiguamen-

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te? ¿Hablarían con los bambúes? Por

eso quizá los camaleones le habían

dicho así. El Ogro andaba como un

tonto, por eso murió. Eso ocurrió por-

que el Ogro tendía las trampas y

cuando alguien caía en ellas se iba,

los mataba y regresaba siempre por

el mismo camino. Por eso los cama-

leones lo esperaron en el camino en

donde le hicieron caer en el engaño

que significó su muerte.

33. ¿Wajukuts ajamia

initikish?, chigkanjaish

chichatsiatai nunin asants,

tiamiatai. Iwak anentainchau

wekagas nunik jaya tuwe.

Nunak Iwa muuntan

yajagken eti yajagnum nemak

pujuttaman weji maa, maa

waketu pujutai, jintin dakak

pujujus nuna nuní anagkua

maaya tuwajame.

egkemak akagak: ¡saigkum,

saigkum saigkum! tusa

ejapean akaegak titatman

chigkan akatjamu asa

ayanteak ampuja awi

¡papaját! ejape, duke emasag

bijaja awi ¡jawat! ejape,

tikima ejegak tagkija awi

betet tsupik, maa jusa

ajuantia tuwajame. Nunik

jakamtai egkeki juki ajapaya

tuwe.

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34. Se cuenta que el Mono Martín era

una persona muy hábil y ágil. Con su

gran habilidad defendió a las perso-

nas de los Ogros. Por eso ahora va-

mos a conocer cómo hizo, cómo mató

a los Ogros y qué hizo para defender-

los, eso vamos a saberlo ahora.

35. El Mono Martín era una persona

Tseje inia

muuntan

ayamjukmau

34. Tsejek makichik aents,

paan wajiupatin tseketskentu

aya tuajame. Paan

emetmainchau aya tuwe.

Iman asa inia muuntan Iwa

amuttaman, níi ayamjaya

muy inteligente, buen orador y hábil en

todo. Por eso él defendió mucho a la

gente. Antiguamente nuestros antepa-

sados eran débiles. Por eso el Mono

Martín los defendía.

36. El Mono Martín era veloz tenía

gran habilidad en caminar, por eso

había llegado rápidamente a una que-

Mono Martín defiende

a los Antiguos

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tuajame. Tujash nuna inia

maamun ayamjuktatkush

wajukkiyi, itugkag mauyi

Iwanash nu yamai dekami.

35. Tsejek makichik aents

jintiag anentaimin aa

wajakui, paan chichamaish

utugkachminua Iman asa, níi

kuashat inia muuntan

ayamjaya tuwe. Duwikik inia

muuntak, imanik kakakchau

aa wajaku ainawai. Nuniau

asamtai, níi Tseje ayamjaya

tuajame.

36. Tsejek paan emetjachmin

roca, por eso estoy cortando para tum-

barlos. Al escucharle el Mono le con-

testó:

–¡Uy, abuelito! creo que está cansadi-

to y sudoroso, puede ir a la quebrada

para que se dé un buen baño. Yo he

dejado allí una raíz de sekemu. Mien-

tras usted se baña yo puedo seguir

cortando la piedra para que tenga su

mitayo, puede ir; además la quebra-

da está cerquita.

37. El Ogro aceptó. Mientras el Ogro

brada. Se estaba bañando chancando

una raíz (sekemu). Después de bañar-

se siguió caminando. En su camino

vio al Ogro que tenía subidos a nues-

tros antepasados encima de una gran

roca para matarlos. Viendo que el

Ogro estaba partiendo la roca sobre

la cual estaba la gente le dijo:

–Abuelito, ¿qué cosa está haciendo? El

Ogro le respondió:

–¡Encima hay unas personas! ¡Uy nie-

to! he subido el mejor mitayo a esta

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wekagu asa entsanum jegá,

nuwi sekemjun dekeg mai

jiinki wekama, inian matatus

utsai Iwa jete pujujun

wainak:

–Apachi, ¿Waji imatiká

pujugme? –taya tuwe Tseje

Iwan. Tama Iwa ayak:

–¡Chah! Tijagki, chupan juwi

utsain ajaktasan jeteakun

imatikan pujugjai –taya tuwe.

Tutai:

–¡Chah! apachi,

setjumjaumestaih, amesh

maatjuta. Wi entsanum,

sekemjun maakun patakig nu,

jukim maita. Wi jetematjai

chupanak. Entsashkam

tikijuchi –taya tuwe.

37. Tama níishkam: –Ayu–

takug weu. Nunik wematai

níi minitai ayatak “ékemjiti”

tusa usuktua ukukiu.

Sekemjunashkam aikasag

maak “jiin egkéti” tusa tu

usuktua ukukia tuajame.

Tuja aaja tama, Iwashkam:

–Ayu –tusa wegak, “pegke

chichamnats tujutua” tusa

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se iba a bañar el Mono Martín hizo un

conjuro para que el camino del Ogro

fuera cada vez más largo y para que el

líquido de la raíz de sekemu le entre

en los ojos. Con eso le iba a hacer de-

morar. El Ogro, confiando en la pala-

bra del Mono, se fue a bañar:

–Bueno nieto, está bien, ayúdame a

cortar la roca –le dijo. Apenas el Ogro

se metió al monte, el Mono Martín

subió a la roca donde se encontraba

la gente y les instruyó:

–Voy a quitarle el hacha al Ogro,

cuando lo haga ustedes aprovechen

para escaparse –les dijo.

El Mono Martín agarra el hacha

38. Dicho eso se bajó de la roca y re-

cogió todas las astillas de piedra que

estaban en el suelo para pegarlas de

nuevo. Además fabricó un hacha fal-

sa y le sacó su mango a la verdadera

hacha de piedra, para ponérselo en la

falsa. Luego dejó el hacha verdadera

bien escondida por el camino por don-

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weya tuajame maitatus:

–¡Tijagki, jetetjumata! –tusa,

ukuak. Nunik machik ikam

amamaig, níishkam yakí

wakaya muun pekagmaunum

tuajame, nunik wajuk

akateak tau:

–Wi kanampan jujuktatjai,

nunikmatai atumek ukuunum

pisagtaajum –tiya tuwe.

Tseje Iwa kanam atankimu

38. Tusa ukuak akaiki, nunú

kaya jeteaku ujagmau

atatman yajuak anujug

ataktu iwai, tikichin

kanampan najana, dekas Iwa

kanamjinak ukuinak juki,

ajum níi wetinumanini uuk

ukuak, nuna níi najanamun

wegak tiki díipataik ¡piisu

kuwa!, ¡piisu kuwa! jetee

wajatia tuwajame.

39. Nuní wajai, níishkam

maitatukama, sekemjun egke

jiin, jaipiak pujak

megkaekaya tuwe. Yama

wegakushkam entsanum

waamak jegatakama, entsa

¡saaj! akaetai jegatakama,

de él pensaba escapar. Mono Martín

armó el hacha falsa que fabricó y

empezó a cortar despacito: ¡Trac, pis,

pun!,¡ trac, pis, pun!, ¡trac, pis, pun!

cortaba la piedra.

39. Mientras el Mono estaba cortan-

do la roca, el Ogro demoró porque se

quedó limpiándose los ojos porque le

había entrado el líquido de la raíz

sekemu. De igual modo no llegaba

rápido de la quebrada porque el ca-

mino también se le distanciaba, a

medida que caminaba se le hacía más

y más largo. Por todo eso se había

demorado. Por fin llegó de su baño,

después de muchos padecimientos.

40. Cuando llegó el Ogro, el Mono

Martín estaba cortando las astillas

que había pegado a la roca. El Ogro

llegó y le dijo: –Nieto, ¿cómo va? –y el

Mono le contestó:

–Abuelito, la roca está sonando como

que ya está por caer.

–¡Ah ya, qué bien nieto! Yo también

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dekapsatjai. Tutai:

–Ayu –tusa, –apachi, juju –

tusa susau kanam Tseje níi

tsanuaku usukia najanamun.

41. Dutika susam, juwakug,

¡chah! níish dutiksag díipas

awatah, nuniau asa, juwakug

¡pisu, kuwa!, ¡túpu, pisu,

kuwa!, ¡túpu!, ajuaya tuwe.

Imatikkama dekas níi jeteaku

ampigbaunum éjegak, nu

anujamun ashi tekai utsag,

tikima ejegak ¡pisu, tíiih!

awajkaya tuajame. Awentsag

pisu awatkama kanampan

cortaré ahora.

–Abuelito tome esto –y el Mono le en-

tregó el hacha falsa que había fabri-

cado para engañarle.

41. Cogiendo el hacha y diciendo

“¡Uf!” el Ogro empezó a cortar. ¿Aca-

so él cortaba despacito?: ¡Trac- pis-

pun!, ¡trac-pis-pun!, ¡trac-pis-pun!”

cortaba rápido y rápidamente termi-

nó de botar todas las astillas de pie-

dra que el Mono Martín había pega-

do. Al llegar a la parte donde el mis-

jegatakama wajak wau

jegachu. Nuna nuni wajak

ima megkaekau.

Nunik maai waitus wakau.

40. Tsejesh nuna dutika

pujai, Iwashkam waakug: –

Tijagki, ¿wajukeawa? Tama:

–Apachi, tsatsu-tsatsutkae.

Tutai:

–¡Chii! –takug:

–Tijagki, jasta wisha

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tushaat ishiakia tuwajame.

42. Nunik:

–¡Jeh!, tijagkih, ¿kanam aja

ajapjutuachumek? –taya

tuwame. Tama:

–Atsa, apachi –tusa wajas,

diyau. Nuniai Iwa chichak:

–Tuja-tujash dusha kana-

kanampash, ¿wajukae?

Tijagki, ¿kana-kanam aja-

ajapjutuachumek? ¡Kana-

kanam au-aukeuchinush! –

takug, machik ayampai,

kanampa níi wetinnumanini

aepsau, nuwi ayaumas wajas

tu wajau asa, Tseje

pempenak juwakug tupikaya

tuwajame.

43. Nunittaman wainkakug

Iwashkam:

–¡Au-aukeuchi, tija-tijagki,

kana-kanam aja-

ajapjutuawaipa! –takug,

pataetukia tuajame.

Imatjam Tsejeshkam ¡nan,

nan, nan!, kanamnak ¡yan,

mo Ogro lo había dejado, hizo sonar

el hacha ¡tíííín! y al volver a cortar

nuevamente la hizo pedacitos.

42. Entonces el Ogro dijo: –¡Ay nieto!,

¿no habrás botado mi hacha de pie-

dra? –No abuelito –dijo el Mono que

estaba parado mirándole. El Ogro

dijo: –Entonces, ¿dónde está mi ha-

cha?, mira que es la única que tengo,

¿ah? Mientras hablaba el Ogro mira-

ba a un costado, y como a ese mismo

costado el Mono había dejado el ha-

cha, entonces el Mono Martín la aga-

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–Apachi, jasta janjuatjai –

Tutai:

–Tijagki, untsu janjuata –

Tama:

–¡Ayu! tusa ¡jan, jan, jan, jan,

jan! –tata-tatag shig Kanusa

ajuntaijin ukuyua ikankau.

Dutika ukuyua:

–Apachi, takasmí –Tama:

–Ayu –tau níishkam, nunik

mai iyantuk takainau.

45. Tujash nigka Tsejek

yan, yan!, tupikaya tuwe.

Kanusa ajuntaijin ajugtatak.

Nunik jegakug, níiya eemak

tupikau asa ajuntainum

jegankug, ¡peet! nagkima

¡tugkeuj! ajugkia tuajame.

44. Dutika ajug wajai,

Iwashkam ukuunum tupi-

tupikakua taú. Nunik taakug:

–¿Tijagki, kanam

ajapjutuachumek? –taya

tuwe, –kana-kanam aja-

ajapjutuaumnush, ¿Itu-

itugkana juki-jukittaja? –

Tutai:

rró rápidamente y se escapó corrien-

do.

43. Al verlo hacer eso el Ogro le dijo:

–¡Es la única que tengo nieto!, ¡no me

la vayas a botar!, ¡mi hacha de piedra!

El Mono Martín corría saltando, sal-

tando y llevándose el hacha de pie-

dra para tirarla en una de las islas

del río Santiago. Como iba adelante

apenas llegó a la orilla lanzó el ha-

cha y ¡ploc! cayó al agua.

44. Cuando ya la había tirado al

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dekas níi ajugbaujin mamikis

iyantuk takak. Iwan,

tsumunmanini inaktus aanui

aatus iyagme tama, nuní Iwa

iyag takak wekaegai. Nigka

níiya dekapeg, takak machik

ekes, ekes ae-aepeakua

ajuittak ukuak, kunta

asamtai, nuwi shig

wainmnainchau yutus

aepeak, jiinki: –Dekapjachjai

–tusa wajantia tuwe.

Nunik waja-waja, iniaya tuwe

Iwan: –¿Apachi,

wainkachumek? –tusa, tama

níi chichak: –Atsa, tijagki,

agua, el Ogro recién llegaba corrien-

do y le preguntó: –Nieto, ¿no habrás

botado mi hacha? ¡Ya has botado mi

hacha! ¿Y ahora qué?, ya la has bota-

do, ¿ahora cómo hago para recogerla?

Cuando dijo así el Mono le contestó:

–Espere abuelito, yo voy a hacer mer-

mar el río. – ¡Bueno, entonces hazlo!

–le dijo el Ogro. El Mono Martín hizo

una represa de piedras más arriba del

río. Mientras que hacía mermar iba

diciendo: ¡Mermando, mermando,

mermando! ¡tra, tra, tra!, y llegó has-

ta el otro lado de la isla del río San-

tiago, bajando el caudal: – ¡Abuelito,

ya hice mermar el río! Venga, vamos

a buscarla. El Ogro fue y los dos en-

traron al agua para tantear con sus

manos por el fondo del agua.

45. El Mono se puso a bucear en el

agua justo en el lugar por donde ha-

bía botado el hacha, y al Ogro le se-

ñaló otro lugar, río abajo, para que

buscara: –Usted busque por allá, por

ese lado ha caído –le dijo. Mientras

que el Ogro estaba buscando por el

lado que le señaló, el Mono sintió el

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–Tijagki, ¿Wagka, wagka ai-

aikagme? –takug, nishkam

jiinkug aintu. –Tija-tijagki,

kana-kanam ajapjutuawaipa,

kana-kanam au-auke – tuki

pataetau.

48. Imatjam níishkam,

kanamnak ¡yan, yan, yan,

yan!, tupikaya tuwe. Ima-

imaniakua Kanusa tsumpijin

jegak, sau-saugmatas aunum

peet nagkima ¡tugkeauj!

ajugkia tuajame. Dutika

ajugmatai Iwa chichak:

–Tijagki, kana-kanam

dekapjachjai –tusa.

46. Nigka nuwi takak

wekaeya tuwe. Nigka auts

tsanujua tawak duwi, tujash

nigka imaní wekaetai, dushik

anentus wajas diyaya tuwe.

Nuni-nuni, ataktu iyantuk

takaya tuwe, nuwi

aipkimunum. Nunik taka-

takakua, tikima jiinak,

kanampan juwakug tseke

jiinkug tupikau.

47. Nunitai Iwashkam:

hacha y cada vez que se movía un

poco, la movía más lejos. En vez de

buscar, el Mono estaba moviendo el

hacha hacia la orilla donde había

mucho barro y era imposible verla.

Saliendo de ese sitio con su sonrisa

muy burlona dijo: –No la encuentro –

y se detuvo. Después de estar parado

un rato le preguntó al Ogro: –Y usted

abuelo, ¿la ha encontrado? –No, ¡no he

encontrado nada! –le dijo Ogro.

46. El Ogro seguía tanteando, no sos-

pechó que el Mono le estuviera enga-

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ajapjutuaumnush –tusa tama

níi chichak:

–Apachi, jasta janjuami –tau.

49. Níishkam:

–Ayu –tusa, yamaikik “jan,

jan, jan, jan, jan, jan, jan,

jan”, ¡tataag! ikatiau tujash

kaya patagbau asamtai

machik asa, Kanus teenak

supuj yumpuaya, tuwe.

Muunjinash wajuk ukuyuatki

duwi dutikau. Duka ¡tatag!

wajau kaya ekenjamu asa,

nujag kuyuaku ukuam

kakegak. Ima-imatika,

ukuyuatatus wai-waitka,

tujintuk ukuak:

–Apachi ukuyumaitsui,

tujinkaji, ukukmi. Tama: –

Ayu –tutai ukukia tuajame.

50. Nunik nuwigtu nuna

dutika ukuki minis:

–Apachi, yakí wakamtai kayai

tukugta –tama Iwashkam: –

Ayu –tau. Nunash duti-

dutikakua an sakapitkag

idaimitkastatus dutikaya

tuwame.

ñando. Mientras el Ogro continuaba

con la búsqueda, el Mono parado des-

de afuera le miraba burlonamente.

El Mono comenzó a buscar nueva-

mente por el sitio donde él había es-

condido el hacha, cerca a la orilla. Se

metió nuevamente a buscar el hacha

en la parte por donde la dejó. Mien-

tras buscaba cerquita de la orilla aga-

rró el hacha de piedra, dio un salto

hacia tierra, y se echó a correr.

47. Entonces el Ogro gritó: – ¡Nieto!,

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tukutakama sayat uweteaya

tuajame.

Dutika tukutakama sayasia

uweteau. Nigka

emetmainchau

tukumainchau, tsekeau

asamtai dutikau. Nigka tuke

aan wekaeyin atinush duwi

imaniau. Ima imatikakua,

tukutsuk kaya

ijumjamunjinak ashimjuk –

Tijagki, kaya ashimkajai,

akaikita –tutai: –Ayu –tusa

akaikiya tuwajame.

52. Nunik níinaktú íikuak: –

¡por qué me estás haciendo esto! –di-

ciendo eso el Ogro le perseguía gritan-

do: – ¡Nieto!, nieto, no botes mi hacha

de piedra, esa es la única –diciéndole

así perseguía al Mono Martín.

48. El Mono, aunque escuchaba los

gritos del Ogro seguía corriendo sal-

tando, saltando y lleva que te lleva el

hacha al hombro. El Mono llegó a otra

parte del río que era muy profunda,

donde las burbujas espumeaban.

Cuando vio que el Mono arrojaba el

hacha a la parte profunda el Ogro

gritó muy molesto: –¡Mi hacha! ¡Mi

hacha!, ¡ya me la has botado! –Espe-

ra abuelo, vamos a hacer mermar el

caudal –dijo el Mono.

49. El Mono también comenzó a po-

ner piedras, “mermando, mermando,

mermando, ¡tratraaa!” Pero el río las

atravesaba. Retenía un poco el agua,

pero como el caudal del río era gran-

de, la presión hacía caer las piedras y

se desbordaba el agua. Aunque tan-

teaban con ganas no podían recupe-

–¿Apachi waanuk ima

yajauchish aayaja? Aanui

wajasam wi yakí wakamtai

ame tukugta –tama níishkam:

–Ayu –taya tuwe.

51. Tutai kaya juujuk ijutug:

–Pai– tusa ukuak numinum

tseke peemak tsegkennum

waka wajan tsekettak uminas

wajas –¡Pai, tukugta!– tama:

–Ayu –takug níishkam kaya

jujakug ¡peet!, nagkia ¡wejut!

tukutakama tsekeaun wainak

numin ¡taket! tukujia

tuajame. –¡Chu! –takug,

awentsag jujakug,

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Amesh, wakata, Apachi, wisha

tukutjame –tama: –Ayu –tusa

kayan Tsejejai jimajuk juuk

ijumia tuwajame.

Iwashkam ijutug utuatuk

ukuak yakí wakau: –¡Pai

tijagki! –tama: –Ayu –akug,

tsekeaun ¡peeh weetu!, ¡peeh

weetu!, ¡peeh weetu! awaju.

Nigka paan uyumantiatak

tsekeau asamtai. Imatikam:

–¡Tijagki, maake! ¡Mantame!,

¡Mantame!, ¡Maake, maake! –

awaju. Imatunak wetutu

tukuau. Imatjam: –¡Tikima

rar el hacha. Además era imposible

mermar el agua en la parte profun-

da. –¡Abuelito, no es posible recuperar

el hacha, yo lo veo imposible. Vamos a

dejarlo. Y el Ogro abandonó su hacha

muy triste.

50. Después el Mono le hizo una pro-

puesta: – ¡Bueno Abuelito, yo voy a

subir a este árbol y usted me va a cas-

tigar tirándome piedras! –y el Ogro

aceptó la idea. De ese modo el Mono

Martín quería calmar la cólera del

Ogro y hacerle olvidar el hacha: –

¡Abuelito! ¿Por qué fui tan malo? Qué-

dese allí, yo subo y usted me va a arro-

jar las piedras hasta que logre gol-

pearme –le dijo.

51. Entonces el Mono Martín juntó

muchas piedras. Después subió al ár-

bol hasta ciertas ramas y se paró lis-

to para saltar: –Arrójeme las piedras

–le dijo. El Ogro tiró una piedra y el

Mono saltaba de un lugar a otro. –

¡Uuf qué!, nuevamente comenzó a ti-

rarle muchas piedras pero el Mono

siempre saltaba y las piedras golpea-

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mantame, mantame! wajatai,

tikima maak kaya ashimjak –

¡Pai! Apachi akaikita –tima: –

Ayu –tusa akaikimtai: –

Apachi, ¿Waanuk ima

tunaush aayaja?

¿Itugtukamek? –taya tuwe.

53. Kanusa anunjuk duke

wesa tau. Iwash, ¿wagkants

ima anentainchaush aaya?

“¡Mantame! ¡Mantame!”

wajastasash, Tsejek inia

muuntan ayamjak dutikau.

Nunik:

–Apachi ¿Waanuk ima

yajauchish aayaja? Katauchig

dekenjusta –tutai, –Ayu –tiya

tuwe.

Tusa Tsejeeshkam kaya

pegkegnum ekemsau. Nunik

ajikchijin jiiki patasmatai.

Iwa, kaya jujakug teetet

dekentu imatikam

Tsejeshkam tsuwis etses

eketu, jachayi ajikchijin díi

ekemtaya tuwame. Imatika

teekaja dekentuk jipituch

seempich ema ajapjuaya

tuwajame. Dutikamu asa

Bachigki katiuchiji jipituch

seempich wajaknama duka

ban el tronco y caían sin hacerle nin-

gún daño. El Mono saltaba y brinca-

ba tan rápidamente que era imposi-

ble alcanzarlo. Terminó sin poder

acertar, ni una sola piedra le alcanzó

hasta que terminó las piedras: – ¡Nie-

to, he terminado mis piedras, bájate!

52. Entonces el Mono le hizo recordar

que era su turno:

–¡Abuelito sube, yo también voy a al-

canzarte con piedras! –y los dos reco-

gieron piedras.

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annai. Imátika akupkam

Tsejeshkam duke wegau.

54. Nunik machik wesag: –

Apachi ¿Waanuk ima

yajauchish aayaja? Numinum

nemamtai japigkim

tsujinkata takug, tseke

samiknum wegat neman: –

¡Pai! –tutai, Iwashkam ¡tapit!

tsukapea awi ijus achik japia

japia awaju.

55. Imatikam: –Apachi,

tsujinme, tsujinme –wajau.

Imattai, –¡Chiih! –tusa shitas

akupkau. Níishkam

El Ogro después de juntarle piedras

subió al árbol: –¡Ya estoy listo nieto!

–le dijo.

Al momento que saltaba le arrojó la

piedra y ¡pun!, le cayó al Ogro que

saltaba despacito. Rápidamente el

Ogro se puso a gritar: –¡Nieto, me

matas, me matas, para, para! –pero

el Mono sin hacerle caso le seguía ti-

rando piedras: –¡Ya suficiente! me es-

tás matando –el Ogro se agitaba mu-

cho pero el Mono siguió tirándole has-

ta terminar todas las piedras: –Ya,

abuelito, bájese. Como excusa decía:

– ¡Abuelito! ¿Por qué fui tan malo?

¿Qué va a hacerme?

53. Siguieron avanzando por la ori-

lla del río Santiago. ¿Por qué el Ogro

era tan tonto? Solo gritaba ¡me ma-

tas, me matas!, cuando el Mono casi

lo mata en defensa de nuestros

ancestros.

Entonces el Mono le dijo: – ¡Bueno

abuelito, por haber sido tan malo aho-

ra puede golpearme el pene. Diciendo

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eso, el Mono se sentó en una piedra y

se sacó el pene. El Ogro agarró una

piedra y comenzó a golpearlo. El

Mono parpadeaba y gesticulaba de

dolor mientras miraba su pene. El

Ogro lo golpeó tanto que le dio la for-

ma aplanada que tiene hasta ahora.

Por eso el pene del mono es como una

palana (lampa). Después, mientras

avanzaban, un poco más adelante le

dijo otra vez: –Abuelito, ¿por qué seré

tan malo?

54. –¡Abuelito, voy a colgarme en esta

rama para que me castigue

jaloneándome el cuerpo hasta que

casi me troce la cadera. – ¡Muy bien

nieto! –contestó el Ogro. El Mono se

agarró en el árbol y se colgó de una

rama con sus brazos. El Ogro le abra-

zó fuertemente debajo de sus axilas

y comenzó a jalarlo. El Mono gritaba

del dolor y jalando, jalando hizo que

su cuerpo sea de la forma que tiene

ahora, casi le arranca una parte su

cuerpo.

55. Tanto que le jaloneaba el Mono

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decía: – ¡Abuelito, me rompes, me rom-

pes, así no más ya! –gritaba. Enton-

ces el Ogro lo dejó. Lo empujó y el

Mono ¡pun! se bajó al suelo. –No me

rompiste abuelito, te ha sido difícil –

le dijo al Ogro: – ¡Es suficiente vamos

a regresar! Usted vaya a su casa y yo

a mi casa. Entonces el Mono Martín

dejó al Ogro.

56. Por eso la cadera del Mono Mar-

tín se ha quedado delgadita como es

hasta ahora. Mientras todo eso ocu-

rría, las personas que estaban prisio-

neras en la roca escaparon y se fue-

ron a sus casas. Así se salvaron nues-

tros ancestros, con la ayuda del Mono

Martín.

akupmamak, ¡tupuj! iyajia

tuwajame.

Nunik: –Apachi,

tsujinkachume, tujinjukume,

junik ati, wakitkimi, amesh

jeemin wetá –tusa awagki

ukukia tuwajame.

56. Nunú dutikamu asa

Bachig ikitchijin ananchiama

nunak aanin weya tuwajame.

Neje majugka suwijiya aan

pajantukbau asa.

Nuna dutiká wekagai inia

muuntak ukunum akagag

pisajaju. Aatus uwemtikaya

Tseje inia muuntan

tuwajame.

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Tseje yaas

usuktua Iwa

amukmau

57. Tseje, Bachig tutai, ditak

kuashat ayaya tuajame.

Bachig makichkikama duwi,

imaan asag inia muuntan

ayamjuinau. Ditak wajiu

chikuptin aidau. Iman asag,

El Mono Martín

engaña al Ogro

57. Había bastante de los monos lla-

mados Mono Martín o también

machín. De ellos, muchos defendían

a nuestros antepasados en aquellos

tiempos. Eran muy hábiles, valientes

y difíciles de detener.

58. Mientras caminaban, los monos

pensaban: “¿En qué forma podríamos

acabar a los Ogros? ¿Qué se les puede

ofrecer para atraerlos?” Se pregunta-

ban así, y de tanto ingeniar, uno de

ellos dijo: – ¡Voy a crear mediante un

conjuro un árbol de caimitos que esté

cargado de frutos bien maduros! ¡Son

las únicas frutas que les gustan mu-

cho! Dijo así porque a los Ogros les

gustaba mucho el caimito.

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paan emetjachmin yujaya

tuwajame.

58. Nunik yujas: “¿Itugkaik

amuka, utsagkag Iwa?

¿Wajuk tsanujajik? ¿Wajig

anagkuawag?” tusa ane-

anentaimkawa, “yáasu

usuktuatjai” tusa usuktuau,

“aunaku imashi yuu

agmakua” tuinaya tuwe. Iwa

yáasu imashi yuu asagmatai.

59. Dutika nuna tusa idayak

yáasu usuktuaya tuajame,

entsa amain. Ishamain kaya

patagmau buchig wegajunum

59. Después de planear eso, median-

te un conjuro, creó un árbol de

caimito, lo hizo en el otro lado de la

quebrada, cruzando la parte

peñascosa, donde las rocas son muy

filudas. ¿Por qué hacía eso? Porque

la intención del Mono era matar a to-

dos los Ogros cuando al cruzar el ba-

rranco se cayeran; él no quería que

ningún Ogro quedara vivo.

60. Luego de haber conjurado el ár-

bol al otro lado del barranco, el

caimito se llenó de frutas maduras. El

Mono Martín amarró un bejuco lar-

go desde la rama del caimito hasta el

otro lado de la quebrada mediante

una oroya.

61. Lo hizo así como los niños awajún

acostumbran a hacer en sus juegos.

El Mono preparó los asientos. Funcio-

naba perfectamente por medio de un

bejuco. Se fijó en todo para detectar

alguna falla, al terminar probó la

oroya y pasando al otro lado se bajó

al suelo.

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62. Después otra vez se sentó en la

oroya y regresó al caimito. De nuevo

volvió a sentarse para comprobar,

pasando por el barranco al árbol del

caimito. Cada vez que iba al otro lado

decía: “¡kampu, kampu, kampu!” y lle-

gando justo a la rama del árbol, dejó

el bejuco amarrado a la rama y subió

para ver si las frutas estaban madu-

ras.

63. Así cumplió con todo lo que había

planeado. Juntó algunas frutas para

recogerlas cuando regresara donde

esagma tsupik nuwi shig

jigkaja nuwi ekeemsagtin

asamtai. Dutika ashi shig

umik, deka dekapes

junimainapi tusa shig díi díis

umik idayas, nuwi ekemi, au

amain katig nuwi achimak

nugka iyajia tuajame.

62. Nunik ataktushkam

ekémi katigka dekapes,

yáasnum katiakug tuke, –

¡Kaampu kaampu! –tusagkee

aau, yáasu katitkatatus

wegak. Nunik yáasnum

katiak tapi achimak nuwi

numiuchinum anug jigká

imannum tsuwatnum díis

usuktua najanau. ¿Waagki?

Nuwi iyak ashi jinati,

makichkish iwaaku iyag

jugakai tau asa, dutikauwai.

60. Dutika yáasu amain

usukia kapan ema awajus

nuwi daek kampugma,

esagma atsugtua, yáasu

kanawen jigka nenantia

tuajame.

61. Uchiti esegmatin,

itugtayama aikas. Dutika

shig umik ukuki,

Pekamtinashkam numi

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ukuak, yáasu uti diyáu

tsamakeash tusa.

63. Dutika ashi níi

anentaimaun umik, Iwa

batsatmaunum wegaku,

takutnun wajumchik akak

juwak.

64. Nuwi ijigkuin shig etsaka

ayautus jigka akateg, nuwi

daek jigka nenamunum

mamikis aapek ukuak.

–Juwi ame pujusam, tsupikta

daek. Wi Iwan pekaamtajum

tusan utsaittajai –tima, dita

los Ogros.

64. Después puso una Cuña bien afi-

lada al lado del bejuco, embocándola

y dejándole un encargo:

– ¡Tú te vas a quedar aquí para cor-

tar el bejuco! Yo los voy a hacer subir

y todos los Ogros se van a sentar,

cuando estén cruzando por el medio

van a decir: “¡Kampu, kampu,

kampu!” Cuando los escuches vas a

cortar el bejuco, así los Ogros se cae-

rán y los matarás destrozándolos. Así

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utsaniag minínak ejapean,

¡kaampu, kaampu!, takui: –

Ame juwi betet tsupikta,

dutikam tsajugkasuam ijinata

–tusa, ashi ima imatjus

ukuak.

65. Wajumchik juus sukuch

pipíchinum aimas juwakug,

Iwa batsatbaunum weya

tuajame. Iwa tsanug

yajuaktatus. Dutika Iwa

jegajia tuwame.

66. Dutika susam, tiya takug

juwakug kakut ipujuk

kugkuas dekapes: –¡Chah!.

el Mono Martín le dejó bien encarga-

do a la Cuña.

65. Después se fue donde estaban los

Ogros llevando un poco de frutas en

una cesta pequeña, para animarlos y

atraerlos y así tuvieran más ganas de

comer las frutas de caimito.

66. Así llegó donde el Ogro. Recibien-

do la fruta el Ogro dijo: –A ver, ¡prac!,

la partió y comenzó a oler su aroma y

probando decía: –¡Qué rico huele!

¡Qué bueno! –así expresando con mu-

chas ganas su gusto, cortaban en pe-

dacitos el caimito y se lo repartían

entre sus hijos y nietos. Tras

comérselo todo, se lamían las manos

con mucho gusto.

67. –¿Dónde hay más? Yo también

quiero recoger para mis hijos, ¡qué rico

es! –decían ansiosos. –¡Abuelito, allá

está el árbol de caimito, he dejado un

bejuco colgado listo, lo he dejado todo

bien preparado. Si quieren comérselo

traigan a sus hijos y repártanse las

canastas para que los recojan –le dijo

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Yajau kugkuatsui, pegkejai –

tusa puus ashi tina

tinamnaega amuk dukaimam

dukaimam wajainau shig

anentus yuwinak.

67. –¿Tuwi wajame? Wisha

uchin

juugtumkatjai¡yajautsui! –

wajainau imatiagtai:

–Apachi, nuwi wajame ashi

shig umigkan, daeka detu

detusan ukukmajai, yajau

umikchamjai,

yuwatatakugmek, uchi

saagmaktajum, chagkin

el Mono.

68. Al escuchar eso el Ogro dijo: –Ya

pues nieto, entonces, ¡así lo vamos a

hacer! Diciendo eso todos se fueron,

no quedó ni un adulto, ni un niño. Se

fueron todos juntos a comer las fru-

tas de caimito. Hasta los niños lleva-

ban las cestas pequeñas porque el

caimito era su fruta preferida. Así

fueron invitando a todos para ir don-

de estaba el caimito bien maduro.

69. Al llegar al lugar el Mono les dijo:

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tinamdaekajum

juugmaktajum –tiya tuajame.

68. Tama: –Tijagki, untsu,

ayu, nuniktajai –tusa ashi

uchijijai shiyaku. Makichik

muunkesh, uchikesh,

juwakchau ashi ¡pujut!

yumpunak ashinkaju yáas

yuwami tusa. Uchi piipich

aidaush suku uchuchijinak

tinamdaesawa saekaju

yáasun ima yain asag.

Imanik ipaamatua jegawaju

yáas tsamak pauj we

wajamunum.

–¡Allá está abuelito! –y les señaló. –

¡Ah, ya! Vamos a cruzar para comer –

decían mientras caminaban nervio-

sos de un lado para otro. Pensaban

que el Mono les decía de verdad, no

se daban cuenta que el Mono los es-

taba engañando.

70. Después también les dijo: –¡Espé-

renme abuelo, voy a revisar. Puede que

el bejuco esté destemplado y gastado.

Diciendo eso se subió a mirar la ins-

talación. Después de mirar detenida-

mente subió nuevamente a avisar a

69. Nunik jegan

wajasagmatai: –Apachi,

auwai yaasuk –tusa inaktau.

Tama, –¡Chii! tusa, –katigka,

yuwami –tuinau wakegas

chichainak. Ditak “pegke

chichamnats tujutua” tusa,

shig anenau auts “tsanujak

tujutua” tawak nunin asa.

70. Nuna tii idayak:

–Jasta Apachi, díisan

ukutajai. ¿Daek

yuwenacheash? –tusa ekeemi

wee katig diyáu. Nunik díini

ataktu wajuk ujaya

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la Cuña: –Ya he traído a los Ogros.

Dentro de un ratito les haré sentar en

la oroya, tú debes estar atento, ape-

nas escuches “kampu, kampu,

kampu”, cortas el bejuco y los botas a

todos al abismo.

71. Así le volvió a dar las instruccio-

nes a la cuña. Al retornar recogió

unas cuantas frutas y se las llevó: –

¡Abuelito, las frutas están maduritas!

La oroya también está bien, no está

destemplada ni desgastada. ¡Ya abue-

lo, suban! –les dijo.

72. Los Ogros dijeron –¡Ya pues! –su-

bieron a los niños adelante y los adul-

tos se subieron atrás. Todos iban con

las canastas y llenaban el vagón don-

de estaban sentados. Había un mon-

tón de canastas colgadas en bultos.

73. Después de que todos los Ogros su-

bieron al vagón el Mono los mante-

nía sujetándolos, listo para soltarlos,

entonces les dijo: –¡Cuando lleguen al

medio, tienen que decir, “¡kampu,

kampu, kampu!”, así sabré que uste-

des ya están a mitad de camino! –¡Sí,

tuwajame.

–Ashi yajuakan ikaunmajai

Iwanak –tusa, –pekain

akupkattajai dutikamtai, ame

juwi pujusam, “¡kaampu,

kaampu!” takui, tsupika,

utsata –tusa.

71. Atak patak aka akates

ukukiu. Tusa waketak

ataktush wajumchik akas

ikaantuk:

–Apachi, tuntukme

yuwenmaichame daekash –

tusa ¡Katigkia! tuwajame.

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Nunik katig:

–¡Paih! apachi, utsaantajum –

taya tuwe.

72. Tama: –Ayu– tusa,

uchinak pekai nuwi ukunum

muun aidau pekamiag

chagkinnak uu we sasa ema

nunúnas nemasia tuwajame.

Daeknum pinik jigkaja

umikbaunum.

73. Nunik ashi wakamtai

shitaki akupkattak achis

wajas ejapeankum:

sí, vamos a decir, sí, vamos a decir! –

contestaron contentos.

Entonces el Mono Martín dio un em-

pujón al vagón y se fueron todos jun-

tos, como un gran bulto. Al llegar al

medio dijeron: “¡kampu, kampu,

kampu!” eso esperaba la Cuña y de

inmediato cortó el bejuco. Al cortarlo

cayeron todos juntos en medio de la

quebrada, justo encima de las piedras

filudas. Los huesos que se destroza-

ban sonaron ¡crraaas! al golpearse

con las piedras.

74. Tras caer la oroya con todos los

Ogros, el Mono Martín bajó para ver

si alguno quedaba vivo. Se fue al abis-

mo haciéndose el que lloraba. Se aga-

rraba de las piedras, bajaba disimu-

lando, por si acaso hubiera algún

sobreviviente y le fuera a matar: –

¡Pobrecito mi abuelito, qué pena que

se muriera así, me pidió que le ayude

a juntar los caimitos para comer, qué

pena, mi abuelo –decía y ¡snifff! se

sonaba la nariz.

75. Fingiendo que estaba llorando,

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75

–“¡Kaampu kaampu!” tita

takumin, wisha “ejapeanteapi”

titajai –tusa tama ditashkam:

–Ayu, titajai –tuwinau.

Tseje tusa shitaki akupkam

nunúmeau juakiag

ejapeantak.

–¡Kaampu kaampu! –tutai

nuwi ijigkui akatjamu betet

tsupigkam ¡putit! tsujinkam

nunúmeau akaikiya

tuwajame, kaya buchig

patagmaunum. Nuniakug

tsaajuh wajakia tuajame,

buchignum ukunch tsainak.

74. Nunik iyamtai

Bachigshakam: “Ashi

jinaegash díistajai”, kayanum

peemas achimas akagak

“buutki” akaegu, “iwaaku

pujauwap mantuattawa” tusa

–¡Waa-waa!, apa-apachjua, a-

aanik, jaka-jakattakpa, ya-

yaschin, ju-jugmakan, yuwa-

yuwatjai, tuju-tujutma, ¡see

see!, apa-apachjua –¡shujaa!

shikmaya tuwajame.

mojaba sus ojos con saliva, y hacía

como quien iba llorando. Los encon-

tró completamente destrozados con

sus sesos regados por las piedras.

Viendo eso, haciendo como que llora-

ba, el Mono Martín recogía los sesos

de los Ogros y se frotaba la cabeza con

ellos.

76. Después los dejó viendo que no

había ninguno vivo: – ¡Qué bueno que

ya estén muertos! –dijo y se regresó.

Así es como el Mono Martín acabó a

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76

una familia entera de Ogros, defen-

diendo a los ancestros que el Ogro

tanto los acababa. Por eso el Mono

Martín tiene los sesos más grandes,

porque se frotó la cabeza con los se-

sos de los Ogros.

75. Wainak butchayatak. Tusa

usukchijin juki jiuchijin

uchupis tusa “bu-buutkauwa”

wegau. Nuna ima-imatkauwa,

jiná batsatun jegajua diyáu

ashi jiná butsukenak

buchignumag peetpet emak,

tepetpet waig atatman,

jegajua buutkamaikia, nuna

butsuken juwaakug, buuken

weusega aan paapat anuju.

76. Imatjumag waketak

makichkish iwaaku atsutai

ukuak.

–¡Aatjusmea aajaya

jinutpawamtaya! –tusa,

waketak ukukia tuwajame.

Dutik Iwa amukia, inia

muuntan amu pujugtatman

ayamjak tuwe. Duwi

Bachigkik Iwa butsuke

anujá jukiu asa butsuk

wajasuwame tusaag inia

tuwajame.

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77

77. Se cuenta que el sol fue una perso-

na, un creador, a través de sus pala-

bras y de sus conjuros. Por eso los

abuelos también cuentan que con sus

poderes milagrosos defendía a los an-

tepasados. De igual modo lo hacía el

Mono Martín. Pero sobresalía Sol.

Sus palabras eran estrictamente obe-

decidas y todos guardaban

honrosamente sus palabras, porque él

con el poder de su palabra creaba y

transformaba.

78. Al ver que los Ogros acababan a

nuestros antepasados Sol se pregun-

taba: “¿De qué manera podría exter-

minar a los Ogros y así defender a la

gente”. De tanto preguntarse, pensó

Etsa

painkamu

77. Etsa makichik aents

aajakui, tuja nigka usukagtin

nuna muuntak yumigkagtin

tuwajame. Nunú yumigkagtin

asa, níishkam inia muuntan

ayamjau, Tsejeshkam

Una leyenda del Ogro y Sol

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dutiksag ayamkagtau, nigka

dekas makichik aents

chichame antugtai níi

chichamenig usukia najanin

wajakin aaya tuwajame.

78. Iwa inia muuntan amutai

Etsa: “¿Wajuk Iwa amuknuk

utsagkan, aentsu

ayamjukag?” tusa, ané

anentaima, “untsu wi

painmamtuktajai” tusa,

Bachigjai chichas chichama

jintiag idayas:

–Bachigki amek

painmamkata –tima

Bachigshakam:

–Ayu –tusa, buits muunnum

Bachigkia painmamkau.

Nunik kuntuk wakejumain

wee pujusu. Kuntin

painkamu kuntuwama aanik

epeg pujusu.

79. Dutika apujus, Iwa ipau:

–Uchi saagmakim taajum.

Wíya dukaitajum aentsu

maan, painkag nunú –tama,

Iwashkam:

–Ayu –tusa, ashi ipaamu asa

–¡Chaah! Uchita, eestajum

de la siguiente manera: “Ya sé, yo me

voy a cocinar en un caldo”. Entonces

hizo planes con el Mono Martín: –

Mono Martín, primero tú te vas a co-

cinar en caldo. –Ya pues, –dijo el Mono

Martín y se preparó en caldo en una

tinaja grande. Luego de cocinarse

quedó el caldo cubierto, bien lleno de

una capa de grasa, muy provocativo,

tan igual que el caldo del monte, con

un sabor apetitoso.

79. Después el Sol invitó a todos los

Ogros: –Vengan con todos sus hijos,

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wíya dukámi –tusa, uchi-

uchima ¡pujut! yumpuunak

ashinkaju, Etsa pujamunum

jegatatus.

80. Nunik nuwi kaunkamtai

Etsa chichajak:

–¡Chaah! Apachi juu

yuwatajum aentsu maan

painkajai– tusa, ujatuk

apujtusu kuntuk pujuttaman.

Dutikam ditashkam: –Ayu –

tusag uchi batsatug buitsa

tentea apak ijuntus,

ujushchin tinamnagak uchu

uchutus dukainau.

para que puedan saborear la grasa del

caldo de gente que he preparado. El

Ogro aceptó irse entre niños y adul-

tos donde el Sol.

80. Una vez que todos llegaron, Sol

les dijo: – ¡Uuy! Abuelo, miren, sírvan-

se, coman esto, he preparado un cal-

do de carne de gente –diciendo así

destapó la olla que tenía una gran

capa de grasa. –Muy bien –dijeron y

a todos sus hijos los ubicaron rodean-

do la tinaja y repartiéndose un algo-

dón con el que remojaban y lamían

la grasa. De tanto lamer los niños se

manchaban la barriga con gotas de la

grasa. Entonces la barriga de los ni-

ños, allí donde se manchaban de gra-

sa, se perforaba y así se morían. A

pesar de que se morían así, los otros

Ogros seguían comiendo sin impor-

tarles lo que pasara. Seguían lamien-

do incansablemente y todavía se-

guían llegando más y más Ogros. Vi-

nieron hasta repletar la casa que era

bien grande. Había también otra olla

grande, en donde Sol se estaba coci-

nando y hervía, los Ogros la rodearon

y comenzaron a lamer la grasa.

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Imaanik dukainak uchi aidau

ampujchijin maatuinau,

wiyan. Nunik nuwiyaik

chigkaga uchik jinuinau.

Nunik jainakush antugtsaya

tuwajame. Tujash tuke kautu

aidau nunik jinakushkam.

Makichik jega muunnum

tuntugkasua tuwakia

tuwajame.

Nuniai dushakam Etsa

painmamka ekenkamushkam

kuwa eketun tuwajuk

dukainaya tuwajame.

El Exterminio de los Ogros con

la explosión de la olla

81. Mientras se hallaban lamiendo la

grasa, Sol le dijo al Mono Martín: –

Tú, tienes que salir calladito, sin de-

cir nada a nadie a dónde vas. Tienes

que pasar ese cerro y recién cuando

llegues al otro cerro vas a decir

¡Jeyyyyy! Tras darle el encargo al

Mono Martín, Sol tenía la intención

de hacer explotar la olla, lo hacía así

porque quería acabar a los Ogros, pero

al mismo tiempo no quería que las

esquirlas de la olla de barro y el agua

hervida pudieran quemar y matar al

Mono Martín. El Mono Martín dijo: –

Ya pues, asi lo haré –y salió de la casa

hacia el cerro para cumplir lo que Sol

le había encargado. Pero al llegar al

primer cerro sin haber alcanzado to-

davía al segundo cerro gritó: ¡Jeyyyyy!

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Buwits pati Iwa amukmau

81. Imani ijunai Etsa Bachigki

chichajak:

–Amek takamtak jinki weta,

“wegajai”, tutsuk. Nunikam

au muja wajaka au

nagkaikim, tikich muja

wajaka awi waakum,

“¡Aeeeh!” tita– tusa Bachignak

awema. Nuna Iwan ashi pati

ijinatatau asa, ijukan sukuan

maawaig tusa.

Tima –Ayu –tusa,

Bachigshakam weu. Nunik

82. Sol escuchó el grito que fue la señal

que le indicaba que ya podía explosio-

nar. Sol, que estaba hirviendo en la olla

de barro, ¡¡¡pruuuuummm!!! explotó

de inmediato. Las esquirlas de la olla

de barro y el agua caliente mataron a

todos los Ogros, niños y adultos.

83. Las esquirlas de la olla de barro que

cayeron por todos lados, pasaron por

donde se encontraba el Mono Martín,

en el cerro, y lo hirieron en la cabeza

por la parte del cerebro dejándole una

mancha negra. En vez de gritar

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wega-wegakua makichik

muja dekatkau wajakunmag

waka tikich mujanum wakata

timau ayatak, nuwig waka

wajas –¡Aeeeh!– taya

tuwajame.

82. Tutai Etsashkam

takumin: –¡Patitjai! –tiu asa,

kuwa eketu ¡pujut! páti, nunú

jakach tsainak shimak

yumishkam kuwaku asa

aents ijunun ukatuk ijinau.

Uchijai betek amuku Iwanak.

83. Nuniak nu jakach pati

tsainak, shimak,

Bachigshakam untsumak

ukuak, wakeen akaetatman

buusea awi, paat tukú

buuseuchiji bukuseauchiama

anin atin asamtai. Dutikam: –

¡Aeeeh! –titakamá –¡Chiyai! –

wajaku. Nunik nuwi Bachig,

túke najanea weu, wegak.

Bachigkik untsuji aya

tuwajame. Nunin asa inia

muuntan ayamjak nuní

yujainau.

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83

84. Tuja Etsashkam,

nunik pai

painmamkawa, jiin

wainmamainchau

bushapag pujau,

amicha jii juki, shiig

jiijug yakí weya

tuwajame.

¡Ayauuu! Mono Martín dijo: ¡Chiyai! De

esa manera y en ese momento se con-

virtió en Mono Martín. Dicen que exis-

tieron bastantes de los Mono Martín

que hicieron muchas cosas en defensa

de nuestros ancestros.

140. Después de tanto hervirse, los ojos

del Sol quedaron nublados y recién

cuando le quitó los ojos al zorro manco

recobró su vista. Dicen que luego Sol

se fue al cielo.