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ISMAEL PUERTA fLORES Abogado y Doctor en Ciencias Políticas (UCV, 1937). Profesor Titular de Universidad Central de Venezuela. Secretario de la Universidad Central de Venezuela (1948). Vice- rector de la Universidad Central de Venezuela (1950). Decano de la facultad de Econo- mía, Universidad Central de Venezuela (1952). Secretario de la Comisión Universitaria (1958). Individuo de Número Fundador de la Academia Nacional de Ciencias Económi- cas. Suobra económica fue publicada en tres volúmenes por la Academia Nacional de Ciencias Económicas.

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ISMAEL PUERTA fLORES

Abogado y Doctor en Ciencias Políticas (UCV, 1937). Profesor Titular de UniversidadCentral de Venezuela. Secretario de la Universidad Central de Venezuela (1948). Vice­rector de la Universidad Central de Venezuela (1950). Decano de la facultad de Econo­mía, Universidad Central de Venezuela (1952). Secretario de la Comisión Universitaria(1958). Individuo de Número Fundador de la Academia Nacional de Ciencias Económi­cas. Su obra económica fue publicada en tres volúmenes por la Academia Nacional deCiencias Económicas.

•BASES Y DESARROLLO DE LA ECONOMíA RENTíSTICA DE LA COLONIA

Ismael Puerta Flores

...y en muchas partes en que se veíacrecer el oro arrimado a los árboles

y trepando por ellos.Solórzano, Política Indiana,libro VI, capítulo 10, parágrafo 50, 1776.

Pisan las bestias oro y es pancuanto se toca con las manos.

Cecilia Acosta, Discurso.

Se admiraba José Ortega y Gasset, leyendo la Historia de Roma deMommsen, que fuera Roma el único pueblo del mundo que pudiera presen­tar a los ojos del historiador y del sociólogo, las etapas definitivas por lascuales atraviesan los cuerpos vivientes: niñez, juventud y muerte; o en unsentido biológico: períodos de integración y desintegración.

Siguiendo con mirada consoladora a los pueblos americanos en susetapas de desarrollo, podemos encontrar también esos períodos evolutivos,sobre todo en pueblos como el azteca o el inca.

Bien comprendemos que la rica extensión que se conoció con elnombre de Tierra Firme, no tenía en su seno sino poblados campesinos enun estado primero de evolución. Pero, por encima de todo, está la naturale­za, la tierra, cuya intuición y papel en el curso de la historia venezolana, serádecisivo. Imagina mejor ser colonista ahondando en el conocimiento decómo se extendieron y especificaron las fronteras de la patria, que hacerhistoria de guazábaras. Siempre admiramos ese perfil geográfico que consti-

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tuye la arqueología del espíritu. Igual conciencia tenían los políticos españo­les que iban a explotar el continente. Admira la complejidad de las Leyes deIndias, que por lo variado, suponía el gran esfuerzo de limitar, al unificar sucodificación dispersa, todo el programa social que requería el inmenso im­perio colonial: fijan el nacimiento saludable de las poblaciones; crean su ré­gimen administrativo -que implica vida y desenvolvimiento económico­fiscal-; saturan a los personajes de aquende del espíritu de autoridad que dael reconocimiento y práctica del derecho; y que van a ejercerse sobre unsuelo rico y sobre un mundo que nace.

Siguiendo estos pensamientos, es de bastante interés para el conoci­miento de nuestra geografía política y física, el estudio y descripción detalla­da de los límites nacionales: la Goajira, Paraguaná, las islas del Caribe y delDelta del Orinoco, los lugares arcífiníos: puntos éstos de gran trascendenciaen la formación de una ideología política nacional.

Desde aquella península, la más al noreste de la República, que for­ma el vértice limitativo de dos naciones, hasta el yunque de los EstadosNueva Esparta y Sucre; con islas al frente, poseídas por extraños, desde lascuales el comercio estira sus garras tentaculares desde los albores de nuestraconformación, hasta las grandes montañas del sur, donde los ríos limitan lastierras al dividirlas en parcelas infinitas para el esfuerzo, se encierra la na­ción venezolana.

Ante la pregunta: ¿Qué era la patria venezolana antes de aquel día,e18 de setiembre de 1777, en que se crea la gran Capitanía General?, contes­tamos: de aquella fecha se inicia la conciencia ante el gobierno español de laimportancia agrícola y minera de las antes disgregadas provincias, y que elínclito Carlos III, anunciaba como "mayor utilidad de su real servicio", y queDepons precisaba con estas palabras: "En 1777 las rentas de estas provinciasrecibieron una organización que prueba la importancia que ya había adqui­rido". (1)

Ya que tenemos Venezuela unificada, desde 1777 comienza verdade­ramente la vida económico-fiscal de la Capitanía General. Estas medidasfiscales no nacen espontáneamente, y es nuestro fin desenvolver su creación,para buscar en su origen y desenvolvimiento, el germen de las rivalidadesque tuvieron. una generosa influencia en los destinos políticos.

Desde 1590, en Venezuela se tenía la clara comprensión de los pro­blemas económicos por los que atravesaba la Provincia, a los que se buscópaliativo con la representación de congresos "para enviar a la Corte un pro­curador que obtuviera algunas ventajas para la naciente colonia...". El se­gundo congreso se reunió ya en el último cuarto del siglo XVII, para la reso­lución de un asunto fiscal y administrativo de la mayor importancia. En elaño de 1777, quiso el gobierno establecer un impuesto sobre el tabaco, cuyo

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cultivo y comercio había sido hasta esa fecha completamente libre, y que, sinembargo, desde hacía largos años estaba monopolizado en México y en elPerú. El autor citado, Depons, encuentra muy singular el hecho de que laCorte dejara al arbitrio de los cabildos venezolanos que representaban laspoblaciones, elegir entre el monopolio y una contribución equivalente, des­conociendo el espíritu de las instituciones españolas y el derecho consuetu­dinario, que atribuía a los Concejos primero, y luego a las Cortes, la facultadde votar los impuestos que se llamaban de servicio ordinario y que todanueva contribución que el gobierno tratara de introducir, no pudiendo co­brar legalmente estos tributos sin su consentimiento. (2)

Para ese año se nombra el primer intendente en Venezuela que fuedon José de Ábalos, quien implantó interesantísimas medidas en materiaeconómica. La creación de la Intendencia, como organismo económico-fis­cal tiene una trascendente importancia en cuanto a nosotros se refiere. Elintendente era un puesto creado con el fin "de restablecer a su antiguo es­plendor el gobierno económico, la administración de justicia y la causa pública,confundido todo con el ruidoso estrépito de las armas y la serie desgraciadade 48 años de sangrientas y continuas luchas". (3)

Tenía la Intendencia papel principal en lo administrativo y judicial,pero con una finalidad más completa en lo social, como era la del "aumentode los pueblos, procurando formar mapa y descripción de la provincia, yvisitándola puntualmente para conocer su verdadero estado económico".

Es de su incumbencia "fomentar las fábricas, artes y oficios mecáni­cos; promover el adelantamiento de la cría y trato de ganado; el uso de riegospara fertilidad de los campos, aumentando y fomentando los labradores; y fi­nalmente, deben dar cuenta a S.M. del estado de su Provincia en frutos y co­sechas. De donde es visto, que según el sabio espíritu de nuestra legislación, elnoble oficio de los intendentes, los constituye en tutelares de los pueblos quese les confíen a su cuidado, al mismo tiempo que os hace escrupulosos inspec­tores de la legítima y recta exacción e inversión de los fondos del erario". (4)

Esta real cédula de 1777 marca nuestra entrada oficial en la econo­mía del reino, en el sentido práctico de explotación comercial y fiscal. Perono sólo en nuestra patria es fausta la fecha, fue general para la mayoría de lascolonias. Fue paliativo a una gran crisis de economía continental. Oigamoscómo expresa este mismo pensamiento un argentino:

"El pretexto de la revolución se vincula siempre a una cuestión de

finanzas. Como Necker y Calonne en Francia se inclinaban por lasolución menos difícil para el gobierno -un empréstito o nuevos im­puestos- también en el Plata, el Virrey, los miembros del Consulado

y Cabildo, pensaron en esos recursos de última hora. Yallí como acá

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hubo quienes se oponían a esos simples paliativos, que al término delos ensayos agravaba la situación del enfermo y pedían solucioneseconómicas profundas: Turgot abogó por la distribución proporcio­nal del impuesto entre todas las clases y Moreno sintetizaba, en elpetitorio de los hacendados, el pensamiento y necesidad de abrir elpuerto al comercio, en forma amplia y sin trabas, para provocar la

reconstrucción económica del virreinato". (4)

Prolegómenos de Levene para estudiar la gran crisis del Plata para lamisma época, y que siguiendo la teoría de los círculos de órbita en que siem­pre se lleva a cabo, puede decirse sin temor a pecar, que pudo haberse repetidopara los momentos iniciales de la independencia, siendo ella el grave fermen­to que exaltó todas las aspiraciones de autonomía, legisladores de sí mismo,según el espíritu de la letra.

En esta crisis de 1777, que con precisión los gobernantes españolesquisieron atajar dictando leyes económico-fiscales, se verificó, no obstante,el empeño de aquellos políticos.

Todas estas manifestaciones vitales de los pueblos anuncian que elespíritu vibra por agrupar tantos elementos aislados para la orquestacióntotal de la obra. La política previsiva de dividir para gobernar, se une a estasdescomposiciones naturales para la política futura de España, impotente yapara gobernar con un centralismo sistematizado todo el imperio colonial.En esta misma fecha se crea el Virreinato del Plata, y así como para nosotrosnace desde ese mismo día el concepto de nacionalidad en el sentido precur­sor de límites soñados en la inconsciencia de los primeros sueños; de organi­zación efectiva en lo económico y fiscal; de comprensión en saber que nosabastecemos a nosotros mismos, de que estamos contorneados en una pleni­tud geográfica y que se nos tiene en cuenta en la conciencia peninsular; todoesto indica ya que estamos separados de otros centros robustos al arrancár­senos el cordón umbilical que sostenía nuestra infancia gestativa; que esta­mos solos en los límites de la libertad kantiana; esta misma sentimentalidadaviva las corrientes vitales del sur, lo que indica la similitud en el tiempo yen el espacio de aquel grito al encontrarnos a nosotros mismos.

Grande es la pujanza conquistadora del español, su carácter férreopara la colonización. A veces un hombre de aquellas huestes inflexibles,como dice el Licenciado Juan de Badíllo, gastaba doscientos mil pesos, de supeculio particular, alzaba en armas un ejército, para llegar diezmado y arrui­nado al fin de una excursión de ochocientos kilómetros, por donde se reca­tarían de ir el jaguar y el águila. (5)

¿Se podrá encontrar otro nervio más tenso que el del español, queatraviesa la Florida de parte a parte y que recorre nuestro continente por todos

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los límites sin más ayuda que su audacia? El conquistador no es el hombresalvaje canalizado su sentimiento al sólo estímulo de la guerra y la conquista.

Nosotros podemos atestiguar con los años de la dominación alemanaen nuestro suelo, la diferenciación colonizadora entre estas dos naciones.Con estas tres palabras de Carlos V, en la capitulación de 1528 con los Belza­res "descubrir, conquistar y poblar", se señala el papel de supremacía imperia­lista que se le dio a la gobernación alemana en Venezuela; la extensión detierras nuevas que descubrir más al interior de tierra firme; la de supremacíaen el concepto de conquistar; y el papel social de poblar. El germano, en quienimperaba la sed del oro como en todo pueblo joven, parte de Coro y se aden­tra, sañudo como lo pinta Tácito, hacia las márgenes del Orinoco buscandoel manantial dorado. Entonces es cuando los narradores explican los prime­ros actos más salvajes de la conquista. No hacía sino treinta años que habíaempezado la colonización española desde el descubrimiento. Duró el régi­men germano hasta el año de 1556. Para nosotros se hizo patente la ironía deVoltaíre, quien escribe en su Ensayo sobre las costumbres de los pueblos, que losgermanos preferían las rapiñas al cultivo de las tierras, y que, después de ha­ber saqueado a sus vecinos, volvían a sus casas a comer y a dormir. Yvuelvena traficar por los más variados climas del territorio nacional.

¿Serán comparables acaso, a aquel Juan de Orpín, licenciado, queluchando contra todo -clima y salvajes- conquista y labora, con fe inque­brantable por la riqueza nacional, patrimonio de la patria atlántica?

"Yen estos días andando el doctor Juan de Orpín, catalán de nación,entendido en descubrimiento y pacificación de la Provincia de los Cumana­gotos, halló en ellas otras lagunas de sal tan copiosas, y preciosas, que porrecelarse de que por la codicia de ellas le habían de infestar mucho los rebel­des, y enemigos de la Corona de España con sus navíos, las echó encima unrío de agua dulce, con no poca costa, y trabajo, para hacerlas inútiles y librar­se del cuidado de defenderlas...". (6)

Si estas minas de sal son las situadas alrededor de la ciudad de Barce­lona, se pasma uno del trabajo y la constancia con que se verificó el desvíodel río de su cauce natural para entorpecerlas, con un canal largo de kilóme­tros y con puentes de piedra. Vestigios que aún admira el viajero en la sole­dad de la región. Se entorpecía su producción para así desarrollar mejor la delas minas de Araya.

Estas minas de Araya, fuente de abasto y de renta para el Estado (7) norinde aún con su perenne producción los brazos diligentes del hombre orien­tal. Todavía la pintura que hacen los Cronistas de Indias no reemplaza la vi­sión que tuvimos en este siglo XX cuando entusiasmados la visitamos. Anto­nio de Herrera y el padre Eusebio Nieremberg, hacen noble mención de lassalinas de Araya, que hoy permanecen, y fueron tan codiciadas por holande-

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ses, ingleses y franceses, diciendo que "en su punta que está a diez o quincepasos de la rivera del mar, toda salada y siempre debajo del agua llena de sal,y también encima, cuando ha días que no llueve. Yque han pensado algunosque los vientos sacan aquel agua de la mar, y la echan en la laguna por estartan cerca; pero que verdaderamente procede de que tiene ojos por donde subeel agua, y se ceba de la mar. Y que esta sal es muy blanca, y sala mucho, ycuando hacen muchos soles se cargan muchos navíos".

En esta región oriental se nota la vida primera de la colonizaciónespañola, atrevida y rápida. En ella se fundan los primeros establecimientosmercantiles con el sano propósito de la explotación. Cubagua relata la histo­ria de la incipiente colonia. Las perlas enriquecen los asientos orientales.Abre ancha vía que todavía no termina. Se construyen otros pueblos y Arayave fortificar su costa para la vigilancia del contrabando. La Corona luce per­las de aguas margariteñas y el fisco se llena con el quinto real. Los economis­tas-teólogos discuten el concepto de precioso de las perlas, diciendo, con unagran novedad económica: no consiste más que en la opinión que tenemosde ellas (concepto de lujo). De aquí desprendemos la facilidad de permutar­las a los indios por baratijas insignificantes, desconocedores ellos del con­cepto de preciosas. Dichos padres teólogos, para justificar la legitimidad de supertenencia al Rey, recordaban el verso satírico de Juvenal:

quidquid conspicuum pulchrumque est aequore tato,

res fisci est, ubicumque natat (8)

que cuanto hay de lucido y hermoso en el mar, y en lo que rodea,todo es del fisco, doquiera que nace. Y el fisco desde centurias ha venidogozando de esta hermosura. (9)

Sigue la conquista extendiéndose hacia el occidente del país en suparte costeña. El lago de Coquívacoa, poblado de casuchas sobre el agua,recuerda al florentino la visión de Venecia; visión que bautiza la tierra firme.Coro, tierra de caquetíos, desolada y árida, es la vía abierta a la peregrinacióninterior. De allí viene esa fuerza de conquista y también de colonización.Describe su medio círculo para acercarse al centro de los Caracas, dejandoun reguero de poblaciones en su derrotero. Con esta fundación de ciudadesen el centro del país y su organización agrícola, se abre el paréntesis del pe­ríodo colonial. No encontrándose minas en cantidad suficiente, la fuerza deexplotación se va hacia la agricultura. Ésta necesita de las más grandes ymejores tierras de la Provincia, y así se origina el latifundismo de la colonia.y al especializarse nuestro medio a la agricultura, se afianza la costumbre desacar del suelo todo el provecho imaginable.

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Con la combinación del negro -siervo traído desde las regiones afrí­canas-, del indio ya domado en sus instintos guerreros, del blanco y delpardo, va creándose una casta plutócrata en nuestro medio social incipiente,casta conocedora de las necesidades de la patria, y política en sus relacionescon a Metrópoli, de características más potentes y de ideales más definidosque otras castas de las colonias españolas. Es la agricultura la que hace orga­nizar nuestro medio, la que crea una nobleza del cacao y un estado primariode fermentos sociales, y también una cultura colonial potente porque estácompenetrada de los problemas que muy pronto confrontaría la patria.

La especialidad del hombre venezolano en el cultivo del café, cacao,tabaco, la caña y el añil, llega a tan grande altura, que Humboldt dirá mástarde, al compararnos con la riqueza minera de México: "La Agricultura habíallegado a mayor grado de perfección en Caracas que en Nueva España". (10)

y creo igualmente que al referirse a la gran ayuda que tuvo en loshombres de la colonia para sus ensayos de interpretación geográfica, étnicay económica, deja entrever que entre nosotros -continentalmente- existíaun ambiente de trascendental cultura sobre materias de tan importante sig­nificación. Suyas son tales líneas: "Pero tuve un gran número de memoriasmanuscritas de que por efecto de una activa curiosidad hay copias esparci­das en las más remotas partes de las Colonias Españolas". (11)

Humboldt detalla igualmente los pormenores naturales de América,y sus apuntes dan realidad por largo tiempo a los estudios que se han hechosobre tales naciones.

Pero hay siempre fuerza joven que ansía interpretar con una con­ciencia moderna nuestra historia. Sacar del dato una enseñanza y de estauna lección. Profundizar esa vida heterogénea y de tan encontradas reaccio­nes, para ver, como los antiguos, en las entrañas de los seres muertos presa­gios de porvenir.

La obra del francés Depons debería conocerse mejor. Sus líneas co­rren paralelas a una organización que era continental. Los escritores nacio­nales han buscado en ella materia para sus ensayos de creación. Baralt es elprimero de los historiadores que hace el estudio más claro -porque conteníala fuerza interpretativa del siglo de las ciencias- de la legislación, comercio,agricultura, instrucción y de la situación general de la colonia.

El suelo venezolano, pródigo para la cultura de los frutos, enriquecióbien pronto la bolsa del criollo, descendiente del español venido y de la razaencontrada. La riqueza trae el lujo suntuario y la nobleza rural. La ciudadcolonial se repartía en castas, clérigos, militares; pero entre todos, no obs­tante las luchas de clases, el pardo sobresalía como un símbolo.

Sevivía en Caracas como en el campo. La inscripción latina en el por­tal de la casa de los Bolívar, señala la raigambre rural de la nobleza criolla.

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La Provincia es una rica flor cuajada de rica almendra. El café, el ca­cao y el añil se suceden en la economía colonial. Yes tanto el ansia de culti­vo y riqueza en el hombre colonial, que por ejemplo, el cultivo del añil, sufácil producción y gran precio en el mercado, produjo "una revolución en laagricultura; por manera que muchos se dedicaron con ahínco a sembrar lanueva planta, más laboriosa sin comparación que la otra; pero menos delica­da y de más pronto seguro rendimiento. Apenas se dará ejemplo entre lospueblos más activos y laboriosos de una prosperidad tan rápida como la quealcanzaron en pocos años los sitios escogidos para labrar el nuevo fruto quellegaba a enriquecer la provincia. Los valles de Aragua cambiaron entera­mente de aspecto, y donde antes no se vieron sino bosques y tremedales in­útiles, se levantaron pueblos numerosos y ricos que aún subsisten. (12)

No hubo política económica tan bien dirigida acerca de la especiali­dad, en lo general, de los cultivos, y lo que sucedió con el añil se verificatambién con el café, el tabaco y el cacao. Todos esos frutos ejercieron uninflujo particular y vigente en la economía colonial; no se sistematizó suproducción en zonas ni su cultivo fue paralelo al mismo tiempo. Fue de granpreponderancia en esta época el cultivo del tabaco, por las consecuenciasque produjo al ejercerse el derecho sobre la producción. Con el cultivo deesta especie, nació una fórmula nueva de impuesto, que vino a sorprender lavida ciudadana que se llevaba en la Provincia: el estanco.

De todos los impuestos que se perciben en la extensión de la Inten­dencia de Caracas, escribe detalladamente Depons, el más productivo y re­ciente es el del tabaco. Antes de 1777, era el tabaco cultivable y comerciablepor todo el mundo. Pero tan pronto llegó a figurar con alguna importanciaen el cultivo y comercio, lo destinaron a engrosar las rentas públicas. Sinembargo, se dio entonces a elegir a los habitantes de Caracas entre sometersea la venta exclusiva del tabaco, como hacía tiempo estaba establecido enMéxico y el Perú, o pagar al Rey una contribución equivalente a doce pesosfuertes por quintal, sobre todo el tabaco cosechado y preparado. (13)

Describe Baralt con pupila de hondo historiador las consecuenciaseconómicas y políticas que tuvo la creación del estanco, o sea, el sistemamonopolizador aceptado con toda conciencia por los colonos a cambio delimpuesto percápita, que la Corona había propuesto.

No se ahonda, sin embargo, en esta aceptación, de parte de los colo­nos, al admitir como mejor para sus intereses, el estanco monopolizador delcultivo y la producción, y hasta de sus derivados, el chimó (producto a basede sal de urao), al impuesto per cápita que pareció indigno, según apuntanlos historiadores que siguen a Depons. Origina el establecimiento del estan­co una verdadera revolución jurídica entre los colonos que a poco se dieroncuenta de sus pasos. El encabezamiento, como se llamaba el impuesto por

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cabeza, no era general, como se creía; equivalía a la ganancia que se obtuvie­ra "que era doce pesos fuertes por quintal sobre el tabaco cosechado y prepa­rado". Era también verdad que el cultivo del tabaco había sido general y libreen nuestra colonia; no así en México. ¿Por qué se dejaba a la Provincia esco­ger entre estas dos formas de impuesto? Analizando la situación creada des­pués, comprendemos que, entre nosotros, había una reacción latente contralas exacciones fiscales por parte de la Metrópoli.

El estanco era peor al pago por encabezamiento, ya que éste deja unacompleta libertad de cultivo. Pero los amos económicos, por una mal entendi­da apreciación, más numérica que de orgullo, ya que después pidieron convalentía y decoro la extinción del estanco, admitieron este último, ocasio­nando con ello perjuicios a la colectividad, porque siendo ella la principalconsumidora, hizo el cultivo en pequeña escala, lo que estaba prohibido, porlo que sufrió sanciones y penas, y se creó y legitimó un estado general dealarma, precipitador de reacciones desbordadas.

Así sufrió la agricultura en especial, porque con las reglamentacio­nes rigurosas del estanco, se usaron terrenos que servían a otros frutos, sedestruyeron otras tierras que no tenían especial cuidado e interés en mante­nerse, se originó en nosotros un estado lamentable, similar en sus conse­cuencias y por sus principios, al de México, que describe Humboldt conpuntualizadas circunstancias generadoras: "El cultivo del tabaco mejicanopodrá ser un ramo de agricultura de la mayor importancia si su comerciofuere libre, pero desde que se introdujo el monopolio, o que el visitador donJosé de Galvez estableció el estanco real del tabaco en 1764, no sólo se necesitaun permiso especial para plantar tabaco, sino que obliga al cultivador a ven­derlo a la administración, al precio que éste le fija arbitrariamente, según labuena o mala calidad del género... los guardas del tabaco recorren el paíspara arrancar cuantas plantas encuentren fuera de los distritos... muchas delas poblaciones se acabaron al variar los sitios de cultívo...". (14)

Era mucho mejor el encabezamiento, porque fijaba una suma paracada lugar de producción que no corría paralela a la cantidad de cultivo. Eranotable en esta imposición, escribe sagazmente Depons, que no parecía queella debiera seguir la progresión del cultivo del tabaco. El silencio a este res­pecto indicó también que el abono del impuesto debería efectuarse de talmodo que el uso y el comercio del tabaco quedarían libres de todo derechoulterior, de toda traba y de toda formalidad. El Intendente no cumplió enesto el sentido de la cédula, que era reservar a las Cajas Reales doce pesosfuertes por cada quintal de tabaco cosechado. Pero este error, esta inadver­tencia o esta omisión del Intendente, iba en pro de los habitantes de Caracas,quienes hubieran podido reclamar siempre la entera franquicia del tabacopor esta suma anual. (15)

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Era especial para el productor y contrario al pueblo, quien al final dedudas era el genuino pagador, como en todo impuesto sobre consumos. Peroeste gravamen, por psicología, pasa inadvertido por la facilidad de pagarsepor parte del consumidor, quien supone que el fabricante es el solo perjudi­cado. Sistema práctico y racional el del impuesto por encabezamiento que seacoge a la moderna economía fiscal, casi con los mismos relieves de la rentaactual de cigarrillos.

Barinas se opuso tenazmente al restablecimiento del encabezamien­to cuando las otras Provincias pleiteaban para hacer reconocer tal derecho,peligrando la situación interna de la colonia, que pudo resolverse en unaguerra civil. Barinas tenía razones para negar su concurso al petitorio de lasotras. La superioridad de su tabaco y su gran precio en el mercado interno,la unidad del productor y su cercanía con Nueva Granada para la verifica­ción del comercio ilícito, la capacitaban para una posición de privilegio yuna cualidad excepcional para el monopolio.

A medida que se penetra en el frondoso espectáculo de la producciónvenezolana y el panorama continental de la colonia, la riqueza varia del suelo,el complejo de tanta obra al nacer, aquí y allá; siendo tributación de un poderíolejano comprendemos la grandeza, la acción de la política económica de Espa­ña para sostener su armazón legislativa en constante acción sobre una natura­leza telúrica y humana. La prohibición que hace de ciertos cultivos es paraevitar competencia a la producción peninsular, pero que produce ciertos rece­los en el hombre americano y lo capacita para crear y pensar con mayor ahín­co; la del lino y el cáñamo en México, para no ir contra los hilados de la patriamayor; la de la vid, en Chile, para no trastornar la producción vinera de supenínsula. Estas leyes prohibitivas sí se aplican con ardor, mientras que para lassaludables hay que pedir con insistencia su aplicación. Explica la divergenciacon la realidad de las concepciones escrita de los hombres, cuando no han na­cido de una espiritualización histórica suficiente para su ejercicio igualitario.

Depons acierta a comprender ésto cuando nos dice: "Es menesterconvenir en que el genio y la meditación del legislador han influido muchopara que posesiones situadas de dos a cinco mil millas de distancia del cen­tro de la autoridad, veinte veces más extensas que la Metrópoli y mucho máspobladas, hayan permanecido por más de tres siglos en una dependenciacontinua y nunca turbada". (16)

Esa lejanía legal, ayudada por otros factores, psicológicos unos, ma­teriales otros, se hacía más clara a medida que la economía le daba fuerza alos estados para sentirse autónomos.

Los imperios que han extendido sus fronteras más allá de las marca­das divisiones naturales como los mares, las montañas, los continentes,apunta un civilizador argentino en una teoría que podríamos llamar de es-

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pacío, han llevado siempre un germen de desmembración, porque los habi­tantes de cada una de estas divisiones buscan en sí mismos los elementos desu vida, concentrándose y formando sus hábitos en esos límites. (17)

Estas ideas suponen una conciencia en las causas que motivaron larevolución americana, causa intelectualista; teoría que el autor entresaca deaquella secuencia bolivariana del Discurso de Angostura: Al desprenderse laAmérica de la monarquía española, se ha encontrado semejante al imperioromano, cuando aquella enorme masa cayó dispersa en medio del antiguomundo. Cada desmembración formó entonces una nación independienteconforme a su situación o a sus intereses.

En lo que respecta a nosotros, el territorio estaba preparado admira­blemente para el laboreo agrícola. Su inmensa extensión, tan bien limitadapor los climas y ríos, tenía una atracción para el colono. Y la influencia de lagran propiedad en el ejercicio de las acciones era decisiva para entonces. Ungran espíritu americano, el sociólogo brasileño F.S. Oliveira Víanna, que tien­de a desarticular la historia para ver tanta influencia del medio y del hombreen los destinos ciclópeos de un pueblo y en la formación de su sistematizaciónpolítica, escribe: "Esa sociedad en formación, dispersa, incoherente, revuelta,gira realmente en torno del dominio rural. El dominio rural es el centro degravitación del mundo colonial". Sabiendo que no podemos igualar nuestromedio al colonial brasilero, por la diferenciación política, tenemos relacionesde consonancia económica no obstante, aunque aquí no se vislumbra en laspropiedades señoriales "aquella monstruosa y solitaria grandeza". (18)

Más de tierra que de oro habla el verso:

A Castilla y a León

nuevas tierras dio Colón.

Contrario a una tendencia latifundista por la que aboga, un escritorpatrio, ha progresado entre nosotros el concepto colectivo de la posesión de latierra hacia una realización de parcelamiento, que choca con los siguientes li­neamientos apuntados por Arcaya: "Manifiéstase por ejemplo, en la frecuenciade los condominios, de modo que hay fundos, especialmente los pecuarios,que pertenecen a innumerables aderechados, y algunos estimaron como odio­so todo intento de dividirlo. Ocurre en esto análogas tendencias regresivas querespecto a otras instituciones sociales [... ] Reflejo de esos confusos sentimien­tos fue la propaganda surgida en algunas regiones de la República bajo el Go­bierno del General Monagas [losé Tadeo] a mediados del siglo pasado, contralos propietarios de tierras, calificando éstas de baldías y de usurpadores a ellos,hasta que hubo de terminar, convencidos sus autores de que no encontrabanapoyo tales pretensiones en el gobierno, como quizás se imaginaron. (19)

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En esta obra de gran importancia para el estudio del desenvolvi­miento de la propiedad en la República, se determina una clasificación de lastierras del Estado Falcón, que era de generalización constitucional:

"1°._ En Baldíos, cuyo dominio corresponde al Estado y su adminis­tración a la Nación; 2°._ en Ejidos, que corresponden en cierto Mu­nicipios que los poseen y administran; 3°._, terrenos de Comunida­des Indígenas; y 4°._, tierras de propiedad particular". (20)

Como aún no hay un catastro de las tierras en Venezuela, la exten­sión de los baldíos en la zona agrícola, se calculaba, según apuntes de 1893 yestadísticas oficiales, en 140.479 millas cuadradas. La de la zona de los pastosen 93.213 millas cuadradas. Como se desprende, estaba bastante amplia lariqueza telúrica de nuestro país, la que tal vez ha disminuido por las grandesconcesiones petroleras. (21)

Nuestra Ley de Tierras Baldías y Ejidos representa un liberal esfuerzoen pro de la efectiva realización económica de estas zonas del país. Tardío elesfuerzo pero salvador para las nuevas energías. No obstante las amplísimaslabores de organización agraria en las naciones del viejo y nuevo continente,no tuvieron entre nosotros ni resonancia, ni labor codificadora atenta a lasnuevas ideas. Calificada la política de feudal y tiránica, habiendo estado a lacabeza de los destinos patrios, desde Páez hasta Gómez -entrando GuzmánBlanco y los Monagas- terratenientes de mayor hasta menor escala, culmi­nando en nuestra última tiranía cuyo goce del patrimonio nacional la hacíapropietaria de la mitad de la República, estando siempre la otra mitad porconsecuencia lógica, en remate a su vientre privilegiado, no encontraronesas ideas preceptos legales para que las apoyaran.

Estas luchas en torno de la tierra y los problemas que ella confrontase conocen con el nombre de política agraria y es parte del estudio de lacuestión social. El espíritu unido al tradicionalismo y que no ve sino la cer­canía de su radio visual, podría decir que entre nosotros no puede existir elproblema social en cuanto a tierras se refiere, y que plantearlo en forma mi­litante en una tesis, es traer a colación un número que no está en nuestrosistema decimal. Con razones categóricas que se desprenden del mismo con­cepto de estas líneas, entre nosotros ha estado latente esa cuestión social,especialmente en lo que se refiere al cultivo de la tierra, al parcelamiento deella para crear un pueblo diligente y apto en lo más propicio y fecundo de lastareas sociales, como son las de la agricultura y la minería.

En primer término, la elevada superpoblación urbana, a la que elgobierno tiene que atender con mayores gastos de higiene, obras públicas yvigilancia; desprendimiento del provinciano de su psicología nativa, para

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adquirir otras modalidades, tal vez necesarias para la mayor cultura del país,pero que impiden en un momento dado, el retorno a la tierra que dejaron ytraen, por consiguiente, olvido de las faenas rurales; abandono, en síntesis,del campo por la ciudad, creando una sola clase de obrerismo, el de la ma­quinaria fabril y capitalina. La totalidad divisionaria del trabajo en una na­ción como la nuestra, incipiente en las relaciones que trae la producción y elconsumo, debe sintetizarse en la estricta colaboración de todos.

Política agraria sería el estudio de los diversos problemas que tienensu relación inmediata con el suelo, el agro, ya en su propio cultivo o ya comofuente de producción. Como política militante comprende su faz jurídica:los bancos y cooperativas agrícolas, la política comercial, la venta y la orga­nización agrícolas. En todo país tiene que existir este conjunto de problemasque afectan a la tierra en su relación activa y pasiva, ya existiendo como unproblema latente que no se le ha dado solución en la técnica en forma jurí­dica de realidad social, o ya en un proceso de fuerte iniciación, como existeentre nosotros, según los visos realistas puestos en práctica para realizar lospostulados agrarios que informa el programa de gobierno.

La mayoría de los países de Europa lo tienen, si no resuelto, al menosbajo la fórmula de una cuestión que ha entrado en el estadio de los proble­mas gubernamentales como acción. En América es de palpitante actualidad,como resultante de una lucha social en pro del campesino, del propietariorural y de la economía nacional. En nuestro país se negaba o se desconocíapor la mayoría de los teorizantes políticos, que hubiera una cuestión socialde tan marcada prepondencia política como ella. Desconocen la historiaverdadera del país o la historia americana; callan ante la política del propie­tario único. Acercándonos al génesis americano, lo primero que aparecemagnífica a la mirada del aventurero es la visión de la tierra, tan grata y es­pléndida como ojos humanos jamás habían visto.

Las leyes de Tierras Baldías y Ejidos de años atrás, íbanse encerrándo­se en fórmulas vacías contra lo que la naturaleza ofrecía ilímite y grandiosa.Desde 1882 se hizo limitativa la concesión de tierras respecto a la extensiónde ellas. Variando la cantidad hasta nuestros tiempos, se ha mantenido siem­pre en un círculo pequeño, dejando la gran propiedad para los terratenientesy los caudillos: este círculo exiguo se determinaba así: de 250 hectáreas de laclase, y 500 de 2a para los terrenos de agricultura; y para los de cría, hasta2.500 hectáreas de la la clase y 5.000 hectáreas, cuando fueren de la 2a. Aña­diendo a esto el sistema de repartos gratuitos por la nación a particularesnecesitados, dejando también al Ejecutivo amplio margen para las concesio­nes industriales agrícolas.

Conociendo los límites de las grandes propiedades en la colonia, nospodemos dar cuenta de la importancia que dejaron sentir en el comercio y sus

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derivados. No tenemos una estadística de la propiedad colonial. Por la descrip­ción de ciertos historiadores podemos dar cuenta de cómo era ella.

El Conde de Tovar se contaba entre los más ricos propietarios de Ve­nezuela, escribe Juan Vicente González. Extendíanse sus posesiones a orillasdel Aragua y del Tuy y se dilataban en los Llanos; sus abuelos habían com­prado de Garcí-González, uno de los conquistadores, las fértiles tierras quellamamos hoy de La Vega, que encierran al pueblo mismo de este nombre, yque llegaban al Tartagal (la plaza de San Pablo), por donde corría antes elCaroata. (22)

Transcribimos la misma aspiración que tenía el biógrafo de Ríbas, de­jando a la elegante y castiza pluma de Andrés Bello la explicación de ciertosdetalles importantes, copiados de los mismos apuntes que hace González, yaque la muy nombrada historia Resumen dela Historia de Venezuela de Bello apa­rece un mito, o se ha perdido, pues sólo en citas se la encuentra, pero que las deJuan Vicente González y Baralt le dan la certidumbre de su autenticidad.

"No se descuidó la Metrópoli en favorecer con sus providencias elespíritu de industria y aplicación agrícola que veía desenvolverse en Vene­zuela, y los derechos de propiedad anexos a la conquista se hicieron bienpronto trascendentales a la industria y al trabajo. Los cabildos tuvieron des­de luego la prerrogativa de presentación al derecho de propiedad, cuya san­ción era privativa de los gobernadores. Este sistema debió aumentar sobre­manera la propiedad horizontal, y aunque la extensión del terreno erainmensa con respecto a la población, la inmediación a las ciudades, la pro­porción del riego y la facilidad del transporte de los frutos, ocasionaron cier­tas preferencias, que no pudieron menos que someter a la cuestión de lo míoy lo tuyo a la decisión de la ley, o de la autoridad de los tribunales. (23)

En las cercanías de Caracas, están las tierras que fueron durante lacolonia, del capitán Meza Benavidez, constituyendo una sola, grandísima po­sesión, como de cuarenta leguas, todas de agricultura y dentro de las cualeshay ahora varios pueblos, municipios enteros, valiosas haciendas, montañasincultas, etc.

Esa gran extensión de tierra pertenece hoy, en comunidad "...en laspropiedades agrícolas del Tuy, Carabobo y Aragua hay muchas otras, deenorme cabida, como puede verse en los remates judiciales [... ] lo mismopuede entenderse que sucede en los Andes". (24)

Los lineamientos eran generales para el resto de las colonias españolas.Oigamos cómo se expresa un profesor de ciencia económica de Chile, doctorDaniel Martner: "Da una idea clara de la extensión de la propiedad rural alexpirar el reinado de España en Chile, el saber que el 'partido de Santiago'que era un territorio que comprendía 15.260 kilómetros cuadrados, contaba

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con sólo 173 propiedades rurales (37 grandes terrenos conocidos con el nom­bre de haciendas, 121 chacras y 15 pequeñas quintas". (25)

El aumento de la población y el impulso de la economía hizo obliga­torio el parcelamiento más general sobre las tierras, atendiendo si se quiere aun criterio simplista, que la división del trabajo en la agricultura hace apare­cer al pequeño cultivador. Las mismas ideas pueden expresarse de la Argenti­na, y atendiendo al criterio científico de un autor de aquella nación, podemosafirmar con él: "El latifundio fue la consecuencia lógica de nuestra legisla­ción de tierras y el medio ambiente. Las grandes superficies de campo deteni­das en una mano, que la vida colonial había creado con sistema de mercadosy pueblos aislados; la escasez de comunicaciones, abundancia y situación delterreno y la aristocracia de propietarios, perduraron en la vida independientede la Nación favorecidos por otros elementos". (26) La labor de los codifica­dores ha llevado a la consecución de la división de las tierras en todos lospaíses que dominaba España. La gran propiedad se ha subdividido haciendomejorar la situación de los labradores y del pequeño propietario.

Consultad los anales de España.(Bolívar, Discurso deAngostura)

A los momentos de mayor expectación de una nación va unida siem­pre una reacción favorable a la comprensión y estudio de los problemas vita­les que la circundan. En la vida política de un pueblo la fórmula de la siste­matización a que se aspira, aparece en anuncio en ciertas descomposicionesinteriores. No dejar llegar la hora de la catástrofe para aplicar el remedio a sucuerpo en vía de descomposición: es la tarea del político-financista. La rela­ción en que se encuentra esta ciencia con la historia, la economía y la políti­ca en general, hace que penetremos en ese fondo, seno de las Madres denuestro gran poema creador.

Esen la España donde encontramos un arsenal de enseñanzas acercade la Hacienda Pública. A ella le faltó políticos que previeran. Como cienciasólo nace muy tarde. Pero el hecho esencial que le da nacimiento se remontaal desenvolvimiento, grandeza y decadencia de España.

Es a partir de la clásica obra de Historia de la haciendapúblicapor donJosé Canga Argüelles, tan conocida en las pasadas generaciones universita­rias y que constituyó el primer monumento español sobre tal materia, hechacon un verdadero amor de los problemas americanos, no obstante ser la épo­ca de 1823, poco fausta para la comprensión de nuestros problemas, que seempieza la sistematización de nuestros estudios hacendísticos.

Esta notable obra que influyó de sobremanera en el pensamientoamericano, es la resultante de una historia rentística española, que abarca un

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perímetro de cultura desde los primeros tiempos de España. Según exponeD.F.A. Conte (27) uno de los estudiosos posteriores de la materia, así estabala hacienda en España: "Apenas hallamos en los anales de Hacienda de nues­tro país más que errores que deplorar, no siendo en lo general digno de estu­dio lo pasado, sino para adquirir el convencimiento profundo de cuan fu­nesta es la influencia que tiene en la suerte de las naciones la falta de buenosprincipios en la administración de la fortuna pública".

Luego este autor hace un historial del esfuerzo de los hombres deEspaña para la reforma de los procedimientos rentísticos, donde sólo se vis­lumbra una era grata con Carlos m, las innovaciones deslumbrantes hijasdel espíritu de las Cortes de Cádiz, siguientes períodos de altibajos: la épocaconstitucional del año 1820 a 1823, la invasión francesa, etc.

y he aquí cómo se pintan las encontradas reacciones del caráctereconómico de Carlos V, uno de los de mayor influencia en el papel america­no. "Hijo de Flandes, emperador alemán y monarca español, reunió en elmás alto grado todas las antipatías italianas. Venía de un país en donde lasmanufacturas de Venecia, de Milán, de Florencia y de Génova, habían halla­do formidables concurrencias; era, en su calidad de emperador de Alemania,la personificación más completa del partido gibelino tan aborrecido en Ita­lia; y como rey de España, iba a ser el más funesto rival de los banquerositalianos, incapaces de oponer una resistencia seria al dichoso poseedor delas minas de México y del Perú. Apenas subió al trono, arrojó en la balanzadel comercio, además del peso de su espada, el del nuevo mundo y el de unagran parte del antiguo". (28) Así se pinta la revolución económica operadapor Carlos V en el mundo europeo, y cuyas consecuencias repercutirían enAmérica, especialmente en nuestro país, y que libre de riguroso examendieron por tierra con su bienestar general: "ella ha perdido sus fábricas, porhaber dado demasiada importancia al oro de sus colonias, y más tarde suscolonias se le han escapado porque había descuidado sus fábricas".

Estas mismas reacciones de carácter económico-hacendístico, conlas mismas causales básicas para desarrollar en el espíritu de un continentenuevo problemas de alta política económica que darían igual base para sos­tener los postulados de una independencia, se trasplantan a estos territoriosy mantienen la suprema aspiración de llegar a la autonomía de gobiernoslegales, que compenetrados con la riqueza y las prácticas de un aprovecha­miento nacional de sus fuentes propias, auspiciarían la nacionalidad queestaba a punto de consolidarse, sostenida por la espada y las luces de loshombres que comprendieron la grandeza de ser los forjadores de esta mismanacionalidad.

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Notas

(1) Francisco Depons, Viaje a la parteOriental de Tierra Firme, Introducción,p. VI.(2) Laureano Vallenilla Lanz, Disgregación e integración, pp. 76 Y ss.(3) José Canga Argüelles, Diccionario deHacienda, t. 11, p. 41.(4) Idem.(S) Ricardo Levene, La Revolución de Mayoy Mariano Moreno, t. 1, p. 194.(6) Luis López Meza, Cómose ha formado la nación colombiana, p. 105.(7) Solórzano, Política indiana, p. 438.(8) Renta de salinas. 4 millones. Presupuestos 1936-1938. No tenemos unaverdadera industrialización explotadora de tan rica veta natural.(9) Juvenal, Sátira IV, parágrafos 54 y SS.

(10) 15 mil ducados dio el quinto real de las perlas en los primeros años.(11) Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 1822.(12) Idem.(13) Rafael María Baralt, Historia de Venezuela, t. 1, pp. 133 Y 134.(14) Depons, op. cit., pp. 373-375(15) Op. cit., p. 391.(16) Op. cit., p. 375.(17) Ibíd., Introducción, p. XV.(18) Joaquín V. González, Obras completas, t. 1, p. 391.(19) Oliveira Vianna, Populacoes meridionaes do Brasil.(20) En defensa de lapropiedad territorial, p. 7.(21) Ibíd., p. 9.(22) Exposición Universal colombiana de 1893.(23) "Historia del poder civil", Revista Literaria, p. 481.(24) Ibíd., pp. 482 Yss.(25) Arcaya, op. cit.(26) Daniel Martner, Historia económica de Chile, p. 7.(27) Miguel Ángel Cárcano, Evolución histórica del régimen de la tierra públi­ca, p. 506.(28) Examen de la hacienda pública en España.(29) Adolfo Blanqui, Historia de la economía política en Europa.(30) jules Humbert, L'occupation allemande du Venezuela.(31) Ibíd., p. 40.(32) C. Parra Pérez, El régimen español en Venezuela. Estudio histórico, p. 10.