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Ajere Ifá – Olayinka Oladapo Oladosu

RECOGIENDO LAS MANOS DE IFÁ

Una mano de Ifá cuenta con 16 inkines, que es el número

exacto de semillas necesarias para cualquier adivinación de

Ifá. Pueden ser más de 16 dentro del plato donde se guardan

pero no deberían ser menos. Hay dos razones por las que

pueden ser más de 16:

• El Ikin puede ser o muy grande o muy pequeño para las

manos de la persona que va a hacer la adivinación; puede por

lo tanto ser necesario para el Babaláwo elegir los que

encajarán perfectamente en el pliegue de sus palmas desde el

contenedor. Que se encajen perfectamente es un criterio

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importante para una adivinación perfecta ya que muchos de

los ikines pueden ser tan pequeños que todos los 16 sean

recogidos con facilidad por la mano derecha quedándose la

izquierda sin semilla; o demasiado grandes y que más de dos

semillas siempre permanezcan durante muchos saques. En

cada ejemplo, el signo de Ifá no puede ser leído ya que uno o

dos inkines tienen que permanecer sobre la palma para que el

Odù pueda ser leído.

• Algunas de las semillas se pueden hacer muy viejas; las

semillas viejas, especialmente las que tienen agujeros no

pueden ser utilizadas para la adivinación de Ifá. Por lo tanto

existe la necesidad para añadir más para evitar esto ya que

seguro que más tarde o más temprano ocurrirá.

Para que alguien proclame ahora que tiene una mano de Ifá,

él o ella está diciendo que tiene en un plato, no menos de 16

semillas de Ikin que han sido bendecidas para él o ella por un

Babaláwo para ser usadas bien como un primer paso para la

identificación con el culto de la sociedad e Ifá, o bien por el

hecho de que quiera la protección de Ifá alrededor suyo.

Explicado en el lenguaje de Ifá, se llama “Ifá sísé, o Ìséfá”.

¿Qué puede llevar a alguien a recibir una mano de Ifá?

Hay muchísimas razones por las que una persona puede

pedir una mano de Ifá o ser aconsejado a poseer una. La vida

de un hombre está enraizada en muchas intrigas que pueden

llevar al hombre a no ser capaz de desentrañarlas. Un

proverbio yorùbá dice que es la persona que siente el dolor

de una espina clavada en su pierna la que acudirá al hombre

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que tenga una espada para eliminarla. Cuando un hombre

tiene problemas y decide consultar a un sacerdote de Ifá, él

sólo consulta sobre cuál será la solución a su problema. Pero

en la mayoría de los casos, la solución consiste en algo más

que, aquello que dar dinero o sacrificar animales puede

solucionar. Puede ser necesario para el mismo cliente estar

físicamente envuelto en la lucha para resolver sus problemas.

Una forma particular que los Babaláwos utilizan para

resolver estos casos es tener el espíritu de Ifá en la casa del

cliente. De esta forma y para esto, el Babaláwo pedirá a la

persona que se someta a iniciación, lo cual conlleva muchas

cosas incluyendo Ifá sísé, pero si por una razón o la otra, la

iniciación no se puede hacer en ese momento, Ifá sísé es

recomendado.

• Una persona puede estar interesada en Ifá, pero no puede

tener dinero o espacio para recibir a Ifá completamente. Él

puede tener algunas semillas de Ikin consagradas para que se

las lleve a su casa y ofrecerle sacrificio él mismo cuando sea

debido. En este caso, el hombre no realizó adivinación antes

de que él mismo voluntariamente decidiera tener el espíritu

de Ifá consigo.

• Una persona puede visitar a Ifá por una consulta y que le

sea dicho por Ifá que él (si aún no está iniciado en el culto de

Ifá) debería llevarse Ifá a su casa de forma que el espíritu de

Ifá esté con él.

Armonizando los dos casos anteriores, el espíritu de Ifá actúa

como lo siguiente cuando el Ikin está en la casa de uno:

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1. Balancear el espíritu de Orí con su vida externa:

Cuando una persona se lleva el espíritu de Ifá a su casa, en la

persona del Ikin, Ifá inmediatamente toma la responsabilidad

de hacer concordar el destino de la persona con su estatus y

vocación presente. Ifá hará un esfuerzo (al menos hasta

cierto punto) para hacer que las cosas funcionen para la

persona. Éste es particularmente el objetivo de una o dos

manos de Ifá consagradas para una persona sólo para el

propósito de alinear su Orí. Esto se llama “Gbígbórí” (el

acto de armonizar el Orí con la vida de uno).

2. Protección: Una vez que cualquiera llame al espíritu de

Ifá en cualquier lugar, esto se toma como una llamada de

socorro. Ifá definitivamente ofrecerá su protección a esa

persona. Cuando los sacrificios sean ofrecidos o cuando los

rezos sean dichos, se convierte en el deber de Olódùmarè a

través de sus palabras ofrecer asistencia a la persona que lo

llama.

3. Objeto de adoración: La presencia de Ifá ofrece a la

persona la oportunidad de montar un altar. Si hay necesidad

para él de ofrecer sacrificio a Ifá, él puede hacerlo por sí

mismo en su casa, especialmente si ha sido enseñado en

cómo hacerlo. Este tipo de adoración se llama “Òkè Ìpòrí”*.

*Òkè Ìpòrí no está limitado al altar de Ifá, cualquier altar montado en nombre de cualquiera de las deidades para el ofrecimiento diario de kola, sacrificio y alimentación se llama también Òkè Ìpòrí y eso le dice a cualquiera que venga a esa casa que él es el primario, o uno de los objetos devocionales primarios de esa casa; esto será discutido en profundidad más adelante.

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Las primeras 16 semillas de Ikin (más dos o más) dadas a

cualquiera como un Òkè Ìpòrí se convierten en la primera

mano de Ifá. Ésta se puede guardar en casa y ser adorada y

otra mano añadida a ésta en el futuro si hay necesidad de

aumentar el número de semillas. Al contrario que la primera

mano de Ifá, la segunda mano no requiere ningún formato

ceremonial (aunque la primera tampoco es que sea muy

elaborada) más que consagrar las semillas y añadirlas a las

que ya están en el plato.

Las limitaciones de esta etapa

Debería ser resaltado que una mano de Ifá no es de ninguna

forma el equivalente a una iniciación. De hecho, es el

principio de lo que se puede denominar la base de una

iniciación de Ifá. Esto no hace nada más que “Gbígbórí”. La

persona no tiene una marca de Ifá. En esencia la persona no

está bajo la protección de ningún Odù. El espíritu de Ifá está

con él o con ella pero él no sabe el tabú de su vida, lo que

puede ser la causa de una vida poco exitosa.

Ya que todas estas cosas no están presentes, la persona no es

un Babaláwo y no se puede dirigir nadie a él como tal. Él no

puede entrar en el bosque sagrado de Ifá cuando la iniciación

se está realizando, él no puede ver el Odù Olófin, uno de los

objetos sagrados de Ifá; él no puede realizar adivinación para

la gente, pero la institución del sacrificio está limitado para

esta persona. Él no ha sido envestido totalmente con

suficientes poderes para ser llamado el tocayo de Òrúnmìlà.

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Preludio a la iniciación

“Ifá sise”, por lo tanto es un preludio a la iniciación. Si más

tarde en su vida, la persona en particular que posea estos

inkines deseara ser iniciada en el culto de Ifá, la primera

cuestión que el Babaláwo le preguntaría sería “¿tienes una

mano de Ifá anterior?” Si dice que sí, él será ordenado a

traerla y ellos le preguntarán también el nombre del Odù que

apareció en la adivinación inaugural de Ifá usando este Ikin.

La adivinación de Ifá será ahora realizada usando estos

inkines. La cuestión a ser dirigida a Ifá es “¿Serás capaz de

continuar ayudando a este hombre a enmendar su vida como

lo has estado haciendo todo este tiempo?” Si el Ifá dice “sí”,

son estos inkines los que serán llevados al igbódù, “lavados”

para él y utilizados para iniciarlo.

Pero si los inkines dicen “no”, entonces habrá necesidad de

utilizar otro grupo de inkines para ser lavados para que el

ritual prosiga desde aquí.

Ayo Salami