Irving Zeitlin-Parte II Pensamiento RRC

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L a reacción romántico -conservadora4 .

La filosofía del Iluminismo, como hemos visto, tenía sus raícesn el pensamiento del siglo XVII. Los pbilosopbes, que experi-~entaban una gran confianza en la raz6n y la observaci6n comoJJlediopara resolver los problemas humanos, sintetizaron con bas-tante éxito las dos corrientes filosóficas principales de ese siglo:d radonalismo y el empirismo. El universo estaba gobernado porleyesinmutables y era posible mejorar al hombre y a la sociedadordenando el medio social y político de acuerdo con esas leyesdeterminables. Estas ideas se convirt ieron también en los funda-JJlentosde los movimientos intelectuales del siglo XIX, pero fue-ron considerablemente modificadas por los pensadores románti-cos y conservadores. Se apartaron de lo que ellos consideraban eloptimismo y el racionalismo ingenuos del siglo XVIII; Y lo hicie-ron no solo al reconocer los factores irracionales de la conductahumana, sino al asignarles además un valor positivo. La tradición,

la imaginación, el sentimiento y la religión fueron consideradosentonces como naturales y positivos. Los pensadores románticosy conservadores deploraron en general las consecuencias desorga-nizadoras que tuvo para Europa la Revoluci6n Francesa, y atri-buyeron esas consecuencias a la lo.cura de los revolucionarios,quienes habían aceptado los supuestos del I luminismo sin some-terlos a crít ica y habían tratado de reordenar la sociedad de acuer-docon principios puramente racionales. Reaccionando, pues, frenteal ensalzamiento de la razón propio del siglo XVIII, el siglo XIX

enalteció, en cambio, la emoci6n y la imaginaci6n, y condujo a ungran renacimiento de la religión, la poesía y el arte. Además, elgrupo , la c om un id ad y l a n ac i6 n se convirtieron entonces en con-ceptos importantes. Se consider6 que las memorias y fidelidadeshist6ricas obligaban al individuo hacia su naci6n, categoría que fue

elevada a un rango de suprema importancia. Se disipó el cosmopo-litismo de los iluministas. El siglo XIX se orient6 cada vez máshacia la investigación de los orígenes de las instituciones existen-tes, más que hacia su transformaci6n según principios racionales.Surgi6 una actitud histórica que consideraba a las insti tuciones,en mayor grado que en tiempos anteriores, como el producto deun lento desarrollo orgánico, y no de una acci6n racional delibe-rada y calculada.!

~ He elaborado este examen general part iendo de varias fuentes, las mú

Importantes de las cuales son: c: J. H. Hayes, Historicel Evolution 01 Mo-dern Nationalism, Smith, 1931; J . H. Randall, The Malting 01 the Mo-

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Aunque el movimiento romántico se manifestó ea toda Europasu forma varió.de un país a otro. En Inglaterra, y sobre todo enAlemania , este movimiento asumió la forma de una fuerte reac_c ión naciona l cont ra el radicalismo iluminista, tal como se expresóen la Revolución, y contra el expansionismo napoleónico. Fuerechazada, en general, la concepción que estos pensadores tenían~e un universo racional y mecánico. En todos los campos --en laliteratura, el arte, la- música, la filosofía y la religión- realizóseun esfuerzo por liberar las emociones y la imaginación de las

austeras reglas y convenciones impuestas durante el siglo XVIII.En 1 0 religioso, la experiencia interna recobró su importancia; y

en 1 0 que se refiere a la fi losofía, se asignó a la mente individualun papel creador en el modelado del mundo. Es el movimientofilosófico, en par ticular, el que guarda una relación más directacon nuestro examen de la teoría social.Ese movimiento, que comenzó con la obra de Rousseau y Humey alcanzó un desarrollo posterior en la filosofía de ImmanuelKant, trasladó el centro de interés, del universo mecánico deNewton al carácter creador de la personal idad, y se propuso laliberación de la mente del pensamiento puramente racionalista y

empir ista. Rousseau, como hemos visto, aunque fue un pensadoriluminista, se apartó un poco del punto de vista <típico>; se sin-tió menos inclinado que sus contemporáneos a aconsejar la re-construcción de la sociedad de acuerdo con principios puramente

racionales y abstractos. La voluntad moral interna, la concienciay las convicciones son también importantes para que el hombrepueda liberarse.Pero la ruptura más espectacular con el Iluminismo halla expre-. sión en la obra de David Hume.f Su examen crítico de los su-puestos princ ipales de aque l movimiento socavó la fe prevaleciente.en el universo como una red de re lac iones de causas y efectos.Estas relaciones se hallan lejos de ser inmanentes al universo; porel contrario, argüía, la <causalidad- es simplemente una idea, unamanera usual de pensar. Como el fenómeno B sigue al A, supo-nemos que B es el efecto de A. Hume, pues, atribuía un papelcreador a la mente, al insistir en que la concepción mecanicistano era más que una manera de pensar, cuya relación con el mundoreal constituía un problema no resuelto. De este modo Hume. d ' ,Junto con otros pensa ores, principalmente Leibniz -quienaceptaba la concepción newtoniana pero veía en ella elementospersonales, idealistas y teleológicos-, sentó los cimientos de lafilosofía de Kant, que tuvo gran trascendencia.

dern .Mind, Houghton Mifflin, 1926, cap. 16; G. H. Sabine, A History 01Political Theory, Holt, 1937, caps. 28-30 (Historia de la teoría política, M é-XIC~:. Fondo de C~tura Económica, 2a. ed., 1963); R. Aris, History 01Political Thought In Germany [rom 1789-1815, Macmillan, 1936; F. B.

Artz, Rea~tlon and Reuolution, 1814-1832, Harper, 1934, y H. H. Clement,

Rom~ntlclSm In France, Modern Language Association, 1939.

2 Vease Gladys Bryso~, Man and Society: The Scottish Inquiry 01 tbeEzghteenth Century, Princeton: Princeton University Press , 1945.

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¡c.nt fue el primero en prestar una atención explícita, consecuentecuidadosa a un problema epistemológico que desde entonces ha

'1 ntinuado ocupando a los filósofos: el del papel de la .mente en"'1 determinación del conocimiento.' Kant sostenía que no es po-• 1 di" H'ble conocer e mun o ta como es en Sl mismo. ay ciertos

51 trones como el espacio, el tiempo y la causalidad, que son"'ropios de la mente, y la ciencia describe el universo en términos~e estas categorías a priori. Por lo. tanto, si Newton había .consi-derado al universo como un mecanismo, no debemos deducir queeste realmente 1 0 fuera, sino ql}-; las categorías lógicas de su m~n-te lo condujeron a tal concepción. En contras te con Locke, quienatribuía a la mente una función 'esencialmente pasiva, Kant leasignaba un papel creador y dinámico: el de moldear y organizaractivamente los datos de los sentidos en una concepción part~cu-lar del fenómeno en estudio. De esta manera, Kant trató de libe-rar la mente de su dependencia de fuentes exclusivamente exter-nas de conocimiento, y se 'propuso dar nueva validez a las ver-dades provenientes del ámbito espiritual: la religión, la moral y

el arte."Los pbilosopbes habían juzgado el «conocimiento- derivado deesos ámbitos como inferior al que suministra la ciencia; soloesta podía brindar una concepción verdadera de la naturaleza y

la sociedad, esto es, una concepción del mundo tal como es =!mente. Para Kant, los conocimientos derivados de ambos domi-

nios el espiritual y el científico, tenían la misma validez. Si losconceptos de <causalidad> y de <necesidad> son también produc-to de la actividad creadora de la mente, ¿por qué el conocimientocientífico tendría mayor validez que el no cient ífico? Al demos-trar las l imi tac iones del conocimiento científico, Kant pretendíarestaurar la validez de la fe y la intuición. Y en realidad, enagudo contraste con los iluministas, los pensadores' románticosconsideraron la fe y la intuición como esenciales para la com-prensión de la naturaleza y de la sociedad.Fue Kant quien puso en tela de juicio las suposiciones metodoló-gicas generales de los pb ilosop bes, y fue Edmund Burke quiencriticó sus suposiciones sociológicas.t Este expresó la crecientereacción nacional y conservadora contra los principios del Ilumi-nismo y de la Revolución Francesa. Las concepciones de Burke,

como las de Hegel, suministran una base importante para com-prender el contexto intelectual e histórico en el que los fundadoresde la sociología, Saint-Simon y Comte, desarrollaron sus propiasideas. Las reflexiones críticas de Burke contribuyeron mucho, nosolo en Inglaterra sino también en el continente, a la formaciónde una filosofía política y social conservadora. Aunque criticó y

3 Véase Ernst Cassirer, Tbe Philosopby 01 the Enligbtenment, Princeton:

Princeton University Press, 1951, págs. 93-133.4 William J. Bossenbrook, Tbe German Mind , Detroit: Wayne State Uni-

versity Press , 1961, pág. 227 Y sigs.5 George H. Sabine, A History 01 Pol it ical Tbeory , Nueva York: Holt,

Rhinehart and Winston, 1961, pág. 597 y sigs.

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~nden6 a los líderes revolucionarios franceses, tema una ideadiferente de la Revolución Americana. Los colonos americanostrataban de mantener el carácter orgánico de la sociedad luchandopor conserva~ sus antiguos derechos y privilegios. En efecto, eraJo~ge III quien s~a~ab~ este carácter orgánico al tratar de des.pojarlos de e~osprivilegios. La sociedad es un <organismo», perosus diversos organos no se hallan necesariamente coordinados demane~a perfecta, como lo están en un organismo natural. En elorgarusmo SOCIalalgunas partes pueden cambiar más rápidamenteque otras. Y cuando esto sucede, es necesario introducir reformaspara poner nuevamente en armonía las partes: Reformas no re.volución. De su posici6n con respecto a la dominaci6n británicaen la India y en Irlanda se desprende claramente que Burke es-taba en favor de las reformas. Estas son necesarias para poneren armonía el Estado con las otras condiciones sociales. Pero nodebe haber una ruptura brusca con el pasado, como ocurri6 enFrancia.

Al expon~r su concepci6n or~ánicade la sociedad, Burke repudia.ba explícitamente la concepción racional abstracta de los pbiloso-pbes, a saber, que hay leyes naturales generales y derechos naoturales que la mente. puede descubrir; y que las leyes hechas porlos hombre~ deben aJustar~e todo lo posible a los principios idea.les. Al aplicar esta doctrina, argüía Burke los revolucionarioshab~an tratado a la sociedad como una máq~ina, pues creían que

podían SImplemente quitar las partes anticuadas y reemplazarlaspor otras ~uevas. Por ello" descartaron las instituciones antiguas,ya establecídas, que se hablan desarrollado a través del t iempo yera~ parte integrante del orden social, y trataron de reemplazarlasbasandose en f6rmulas abstractas. Se proclam6 que el individuo~ra más importante que la ?aci6n o el estado, el elemento másimportante que .el todo; y leJOSde concebir el Estado como orgá-mcamente relacionado con el resto del orden social se 1 0 trat6como una me~a relaci6n contractual. Las implicaci~nes de estoeran claras: SI el Estado es un mero contrato, .entonces se lopuede y hasta s~ lo debe disolve~ tan pronto como las partescontractuales deciden que ya no satisface sus intereses.En sus Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Burke refutapunto por punto la posición racionalista!' El individuo carece dederechos abstractos. Por el contrario, t iene solamente aquellosderechos y privilegios que rigen en una comunidad dada y quead~~ier~ en virtud de haber nacido en ella. Los derechos y losp~Iv~l~gIOSe desarrollan lenta y orgánicamente; son de carácterhistórico, no abstracto: Una comunidad no ex!ste solo en el pre-sente; es una cadena interminable de generaciones, cada una del~s cuales hereda a sus predecesoras y el) ellas cada individuosolo es un eslabón. La generación revolucionaria no tenía, pues,

6 Edmund Burke, Re!!ections on tbe Revolution in Frsnce, Nueva York:Dutton,)960. (R,eflextor.es sobre la Revolución Francesa, Madrid: Institutode Estudios Políticos.)

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~o alguno de destruir costumbres e instituciones que no,po de su exclusiva propiedad, ya que también pertenecían a las~ones pasadas y hasta a las futuras. Veintis#s millones de~ no tenían derecho a considerarse con autoridad sobera-••• sobre lo que pertenecía por igual al pasado y al futuro. Cada~eración debe únicamente acrecentar lo que han obtenido y le-~ los muertos, Y - transferir la totalidad a sus herederos.En cuanto al Estado, no es un mero contrato hecho por indivi-duoS para el logro de fines limitados y que, por ende, debe disol-terse cuando se alcanzan esos fines o se rompe el acuerdo. Porel contrario, el Estado es una unidad orgánica superior, una parteintegrante de la comunidad nacional. El Estado, escribía Burke,ces partícipe de toda ciencia, participe de todo arte, part ícipe detoda virtud y de toda perfección. Como los fines de tal asociaciónpO pueden lograrse en muchas generaciones, se convierte en unaasociación, no solo con los vivos, sino también con los muertosy con los que nacerán>." El Estado y la nación son organismosy, por consiguiente, el prod' ;lcto d.e un lar~o proceso de creci-miento; no se trata de puras mvenciones deliberadas y calculadas.Además, lo que mantiene unidas a naciones y sociedades no sonintereses especulativos ni convicciones racionales, sino ciertos fac-tores irracionales. No solo los intereses materiales, sino tambiénlos lazos espirituales y los sentimientos vinculan a los miembrosde una comunidad. Esos lazos pueden ser tan «livianos como el

aire>, pero son <tan fuertes como eslabones de hierros."Burke formuló de este modo sus reflexiones conservadoras sobrela Revolución. Como inglés, y como privilegiado a fin de cuentas,amaba las l ibertades que había heredado de sus antepasados. Nocabe extrañarse, entonces, que deseara conservarlas y que, cuandocontemplaba a Francia desde su perspectiva, solo viera el <reinodel terror- de su época, no el milenario reino del terror que loprecedió y que condujo al levantamiento que él tanto aborrecía.Su ideología, sin embargo, también encerraba una concepción re-lativamente nueva de la sociedad, la cual l lamó la atención de lospensadores sociales sobre una variedad de factores que el Ilumi-nismo había más bien ignorado. Burke presentó un panoramahist6rico, evolutivo y orgánico de la sociedad, panorama que,junto con su insistencia en los elementos irracionales de la con-ducta humana, ofrecía una perspectiva importante para considerarla estructura de una sociedad y el proceso por el que esta cambia.La concepción histórica y conservadora que elaboró Burke delEstado y la nación recibió un fundamento más explícitamente fi-losófico del pensador alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel,

7 Ibíd. , pág. 117.8 Ibíd. , pág. 219.

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La síntesis histórica de Hegel

Para Hegel, la concepción romántico-conservadora del "desarrollohistórico- y el relieve dado a la razón por el Iluminismo erancada una a su manera, ideas muy importantes. Trató, por ello d~unirlas en una síntesis f ilosófica. La razón, afirmaba, no es ~olouna facultad existente en el individuo, que le permite medir lascostumbres e instituciones; la razón es inherente al proceso dedesarrollo mismo. Este es el significado de sus famosas palabras:"todo lo racional es real- y "todo 1 0 real es racional-o La razón

no es, como creían los pbilosopbes, una mera abstracción de loreal; es una fuerza inmanente que determina la estructura y eldesarrollo del universo. De esta manera, Hegel transforma a 'Iarazón en una gran fuerza cósmica a la que aplica los diversosnombres de la Idea, el Espíri tu, 1 0 Absoluto o, finalmente, Dios.No se trata de una esencia inmutable, sino que se halla en con-tinuo desarrollo y devenir. Además, es un proceso impersonallógico y cósmico que une el ámbito social y el de la naturaleza:t?das las costumbres, los hábitos, las instituciones y las concep:ciones se unen. en una totalidad dinámica y orgánica.El proceso histórico es la manifestación del progresivo desplie-gue de la razón en las diversas instituciones sociales y culturales;y este desarrollo se realiza en forma semejante al desarrollo delpensamiento humano. La razón cósmica se objetiviza en las ins-

tituciones por el proceso de fusión de contradicciones' esta fu-sión produce nuevas contradicciones, que a su vez se unen en unanueva síntesis, y así hasta el infinito. En otras palabras cadatesis ~nge~dra su propia. antítesis; ambas se resuelven lu;go enuna síntesis que se convierte, a su turno, en una nueva tesis. Sila razón cósmica se distingue en algo de la raz6n individual espor la mayor o más completa realización de las potencialidadesinherentes, en el caso de la primera. La mente individual solopuede abarcar aspectos de la realidad; pero la bellota se convierteen aquello que puede llegar a ser: un roble.En el ámbito humano, la nación es superior a todas las otrasinst ituciones, pues es el vehículo a través del cual la raz6n cés-mica realiza su destino. Esto resulta claro de la filosofía hegelia-na de la historia; allí, este pensador divide la historia en unaserie de épocas sucesivas cada una de las cuales expresa una fase

particular del desarrollo del Espíritu Universal. Cuando una na-ción se encuentra aún en su fase ascendente, no encarna latotalidad de la razón cósmica, sino solo una fase particular desu realización final. Una nación es una expresión individualizadadel Espíri tu Universal y es, por ende, el medio a través del cualel espíritu llega a la autoconciencia. En su F ilo so fí a d e la h is to ria,nos enteramos con gran asombro que Hegel cierra el proceso conla encarnación. final del Espíritu en el Estado prusiano, la máselevada expresión de la Razón Cósmica sobre la tierra. [Sorpren-dente conclusión, en verdad! Podemos ver entonces dos tenden-cias distintas y opuestas en el pensamien'to de Hegel. Por una

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te apuntaba explícitamente a la defensa ideológica del EstadoJ 7 ' 1 " si~o y de la sociedad alemana de su época; muchos habíane rtlado a la conclusión de que lo existente era racional y, por loU e g tO necesario e inevitable. Así, en estos términos, la filosofía:: tI~gel tuvo una influencia definidamente conservadora. P~ro,r otra parte, destacaba el. cam~)loconstante, ~l desarrollo. diná-

:feo y dialéctico que contmuaria de manera incesante e mexo-

~ b ; : .iscernir con más claridad esas dos tendencias del pensa-

~ento de Hegel, será instructivo examinar con mayo~ de.talleconcepción del desarrollo dialéctico." Por un lado, distinguimos~lnfasis en el crecimiento lento y orgánico, determinado por !eyesracionales inmanentes. Pero entre las fases, como en la transiciónde la bellota al roble, se produce una especie de "salto dialéctico-deuna cualidad (la bellota) a otra (el roble). Esto ocurre cuandola acumulación cuantitativa de lentos cambios orgánicos llega aun punto nodal en el que la adición de un quantum provoca uncambio cualitativo. Puede describirse también este pr?,eso comola «negación de la negación». La bellota, en nue~tro ejemplo, eraen si una negación de la forma anterior (la semilla); a la que labellota era inherente. Al continuar los cambios cuantitativos, tam-bién esta es negada por la forma nueva y potencial que encierra,el roble. Ya contenida en la simiente se halla la cadena. de fu~rzasantagónicas que para que aquella se desarrolle, deben contmuarnegándose unas' a otras hasta que se realice la plena. potenciali-dad de la misma. Cada cosa o forma contiene su propia negacióny es una unidad de opuestos. Cuando una cosa particular es"negada- la supera una nueva fuerza que continúa desarrollán-dose hasta que engendra también su propia negación. Esto es,precisamente, lo que significa «Ieserrollo-: un c~mbio de acuer-do con el patrón inmanente de una cosa. La negación no es, pues,sinónimo de destrucción total. La semilla, la bellota y aun elárbol no son negados cuando se los destruye, por ejemplo, .aI?l~s-tando la simiente. La negación solo se da cuando la f orm a I n ic ia les trascendida por nuevas cualidades inherentes a la t ;>rimeraycuando estas nuevas cualidades, en su desarrollo ulterior, reali-zan con plenitud las potencialidades de la forma in!cial.Las cosas pugnan por llegar realmente a lo que siempre fueron

en potencia, quiere decir Hegel cuando formula a su manera unaidea que es en lo esencial, aristotélica. En los organismos natura-les, esto s~ produce de una "manera directa, sin oposiciones ysin trabas>. ¿Por qué? A causa de que entre "la Idea y su reali-zación -la consti tuci6n esencial del germen originario y la con-formidad con ella de la existencia derivada de él- no puedeintroducirse ninguna influencia perturbadora-e'? En la naturaleza

9 Véase Hege1, Science 01 Logic, trad. al inglés por W. H. Johnston y 1.G. Struthers; Nueva York: The Macmillan Cornpany, 1951, vol. I, pág. 147Y sigs. (Ciencia de la lógica, trad. del alemán por A. y R. Mondolfo, BuenosAires: Hachette, 2a. ed., 1969.) .10 G. W. F. Hegel, Tbe Pbilosopby 01 History, Nueva York: Dover Publica-

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es típico que la esencia se actualice en la existencia como unproceso no perturbado, armoniosamente. 10 contrario ocurre enlo que respecta al Espíritu, al ámbito humano, sociocultural-" ... la realización de su Ideal se produce por mediación de laconciencia y la voluntad ( ... ) Así, el Espíritu está en guerraconsigo mismo; tiene que superarse a sí mismo, como su másformidable obstáculo. El desarrollo que en la esfera de la Natu-raleza es un crecimiento pacífico, en la del Espíritu es un duroe intenso conflicto consigo mismo. Aquello a lo que tiende real-

mente el Espíritu es a la realización de su ser Ideal; pero alhacerlo, oculta ese objetivo a su propia visión, y se enorgullecey se satisface alienándose de é l .> El desarrollo de la esfera socio-cultural, pues, « ... no presenta la inocua tranquilidad del merocrecimiento, como en la vida orgánica, sino una tenaz y renuenteacción contra sí mísmo»."En términos metafísicos bastante oscuros, Hegel nos está dicien-do que el desarrollo dialéctico en el ámbito social es un procesocaracterizado por el confl icto; si el desarrollo supone que cadafase sucesiva es un paso hacia adelante o es <superior> a la faseprevia, entonces tal desarrollo es conflictual . Es fácil discerniralgunas de las implicaciones fundamentales de esta filosofía, par-ticularmente aquellas que Marx halló más tarde tan atrayentes.En efecto, Hegel destacó que, en el ámbito cultural, el desarrollo

hacia la libertad, lejos de ser un proceso natural y ciego, dependíade la conciencia y la voluntad. «La historia universal ( ... ) mues-tra el desarrollo de la conciencia de la Libertad por parte delEspíri tu, y la consiguiente realización de esa Libertad. Este de-sarrollo implica una graduación, una serie de expresiones o ma-nifestaciones cada vez más apropiadas de la Libertad, que re-sultan de su Idea> 12

Sin embargo, esta filosofía, como hemos visto, tiene su ladoconspicuamente conservador. En forma muy similar a Burke, He-gel sostenía que la encarnación de la Ley no es el individuo, nisiquiera la- familia, sino el Estado. Este es el orden superior, alcual deben subordinarse todos los otros. Para Hegel, la historiareal del mundo comienza con el Estado; y su Derecho y susLeyes superan a los de las formas prehistóricas: la familia, lacomunidad, etcétera. Pero en último análisis no es cualquier Es-

tado, o nación, el que encarna la verdadera y eterna sabiduríadel Espíritu, de Dios, sino el Estado alemán. Así, Hegel concluye:«Hemos llegado ahora al tercer período del Mundo Alemán, yentramos entonces al período del Espíritu consciente de que eslibre, en cuanto aspira a lo Verdadero, lo Eterno, aquello que esen sí y por sí mismo Universal> 13 Hegel creía que. vivía en elEstado final y más perfecto de la historia del mundo.

t ions Inc., 1956, ·pág. 55 (Lecciones sobre la histor ia de la f iloso fia, MéxicoFondo de Cu ltu ra Econ6mica, 3 vo ls., 1955.)11 Ibíd., pág. 55.12 Ibíd., pág. 63.13 Ibíd., pág. 412.

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veremos luego en el examen de los orígenes intelectualesCO~ este adoptó algunos de los aspectos crítico-negativos o~. a~, del pensamiento de Hegel, pero rechazó los otros. Laftdicald M es una concepción totalmente distinta y no se late O ría etender adecuadamente si la consideramos un desarrollo~\lede e~os de los temas de Hegel. Pero antes de a~rdar este(le algo debemos explorar otros aspectos ~e la reaCCIónconser-asuntO , f t al Iluminismo y la RevolUCIón.\fad ora ren e

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5. Bonald y Maistre

La reacción conservadora contra el Iluminismo y en particulcontra la Revol~ción, se hizo senti r en toda Eur~pa. Mientras qU~fuer~ ~e Francia, ~ sobre todo entre los pensadores alemanes, elmovIm1ent? adopt? un fuerte carácter nacionalista como reaccióncontra el. ;mpenah~mo napoleónico, entre los pensadores france-ses aSU1D1On caracter religioso y retrógrado al mismo tiempo~s conservadores fr~ceses que reflexionaron sobre la Revolu:CIOny s~s resultados juzgaron el período posterior a 1789 cornouna ternbl~ prueba. y , en general, detestaron tales sucesos y susconsecuencias. Part1cul.arme~te d~s. pensadores, Bonald y Mais-tre, desan:oll~ron la filosof~a ca~o~Icacontrarrevolucionaria, queno solo brIn~? un~ defensa ideológica al orden posrevolucionario,l~ ~est~~racIOn, SInOque hasta pregonó una mayor regresión alVIeJOreg~en. Eran. hombres tradicionalistas, que idealizaban el

orden medieval perdido y suspiraban por su armonía providencial-m~nte establecida. En contradicción con las ideas del Iluminismoafirmaban que la razón individ~~l es inferior. si la coroparamo~co~ .la verdad :eyelada y tradicional. Expusieron una doctrinare~IgIOsay filosófica en la que el hombre no adquiría el conocí-miento m~d!~nte su razón individual, sino como ser social, a travésde la t!adICIOn,esto es, por el hecho de crecer en medio de unacomunidad cultural. Pero a diferencia de los secularistas cuyasconcepcIOn~s sobre .este proceso solo surgieron más tarde Bo-nald y Maistre consideraban que la tradic ión comenzaba co~ unarevelación o~igu:al, transmitida y sustentada luego por la Iglesiay otra~ 1!lStItucIOn~sfundamentales. Era una reacción contra lafe opnrmsta del siglo XVIII e n el poder de la razón individualpara modelar y remodelar sistemas sociales. Los tradicionalistasrechazaban esta premisa esencial de los pensadores del I luminis-

~o; e? cambio, reavi.varon todos los elementos muertos de unafilosofía t~a~cendentabta de.la historia: la Divina Providencia, elpeca~o ongu?-al, las causas finales y una Iglesia infalible. Bonaldy M~Istre .abjuraban, pues , del pasado inmediato y defendían a laProvidencia .cor:t;a el naturalisI?o de los pbilosopbes. Al resistirsea la se~arlZ.acIOn del pensa!l lIento y la sociedad af irmando quela Provlde~Cla a~tuaba medIa~te leyes his tóricas y sociales, Bo-~a.l~ y Maistre dieron mayor Impulso a la tendencia historicistainiciada por l<;>s.ománti~s. Pe.ra de esta manera, por ironía de~~scosas, sumI~straron mcon~cIentemente los conceptos principa-s que al cabo Iban a convert irse en los elementos de una ciencia

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secular. La filosofía de Bonald y Maistre merece, pues,,oci~ arse a la luz de la afirmación de que el conservadorismoc ; O J l S 1 1 r : o e~ ~a fuente histórica de los principales conceptos e

~ soCiologIcos.¡de's

Louis de Bonald (1754-185 O~1

irnera obra, y la más conocida, de Bonald, Théorie

dupou-

La.P ! era una polémica contra el Contrato social de Rousseau yV¡¡'\píritu de las leyes de Montesquieu. En su Théorie, tra~a to-da elas formas de cconocimiento", entre ellas el arte y la litera-s como productos y expresiones de la sociedad que las pro-::~. La literatura, por ejemplo, = ur:~manifestación del aspectoIlloral de la sociedad, de su c~:mSt1tuclOn,ue. es el a!ma, e l.eSP.I-ritu y el carácter de ~n~ sociedad. Bonald niega, aSI,.1a eficaciade la acción o la creauvidad individuales al tratar la literatura yotras artes como productos sociales. Tod? arte. es u~ esfuerzocolectivoy, por 10tanto, elmd1VIduo es mas un SImpleinstrumen-to de la obra de arte que su creador, y no sol<;>contemplalas realizaciones positivas de un artista como realizaciones dela sociedad, sino que también ve sus errores como fallas de .laépoca, no del hombre. En esta obra, como e~ t~d~s la~ posteno-

res, Bonald intenta probar los errores del In~IVldualIs~O Y , lavalidez de las ideas tradicionales. Desarrolla, así, su csoclOlogIa"en el curso de una prolongada polémica contra el Iluminismo: lalibertad, la igualdad y otras ideas semejantes no son abstraccio-nes generales ni resultados de la ley. natural, tal como la e~ten-d í an los philosophes. Por el contrano, los derechos solo eXIstenen relaciones sociales definidas y concretas.El término «natural» tal como lo usaban Rousseau y sus con-temporáneos, i~plicaba para Bonald s~mplemente la existencia deun hombre natural anterior a la SOCIedad.Los derechos de loshombres entendidos de esta manera, eran naturales y no resul-taban d~ la organización social. Esta. ~oncepción del hombre na-tural era, para Bonald, una abstraccIOn carente de sentido. Noexiste el hombre natural, arguye, sino solamente el hombr~ so-cial; no hay derechos naturales, sino solamente derechos SOCIales,

1 El siguiente análisis se basa en las O~uv.res de B~nal?, y en parti.~!ar ensu Démonstration Philosophique du Pr incipe Constt tu tt f de la Socié té, Pa-ris: Libraire D'Adrien Le Clere et C, 1840. Esta obra, volumen 12 de susOeuvres, que escribió en 1829, es un resumen general de. su filosofía social.Además he consultado las siguientes fuentes secundar ias: Emile Faguet,Politiq~es el Moralistes du Dix-Neuvieme Siécle, París: S~ieté FrancaiseD'Imprimerie et de Librairie, 1890, Y George Brandes, Mam Currents In

~incteenth-CeI1IUry Literature, Nu~va York: The ~a.cm¡\lan S:~mpany, 1906Zeitlin debe referirse a la «Teoría del poder político y religioso» (1796),

obra traducida solo fragmentariamente al castellano, como las restantes deBonald. (N. del E.) ,

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y e~tos dependen de un orden social particular . Los iluminishablan arrancado las palabras de su contexto social y las hab~trans~~rmado en armas para la crí tica y la revolución. Bon:tamble.n atacaba la concepción de Condillac de las ideas y de~lenguaje, a saber, que las ideas eran el resultado de la experien-¡ 1

sensorial y qu~ los hombres inventaron el lenguaje transformanj asus gestos y signos naturales en palabras habladas. Bonald rech oz~ba esta teoría por sus implicaciones seculares y revolucionari a.SI los ~ombres podían inventar el lenguaje y este a su vez :s.necesano para ~aexistencia social, entonces' tambié~ podían ~re~~y recrear.la sociedad de acuerdo con sus deseos. Tal idea reforzb.ala tesis de,que el h?mbre no había sido siempre un ser sociai's100 que· habla evolucionado ~asta un estado social a part ir d'otro natu~al. La ~esls de Condillac era perjudicial porque negab:fa rev~laClóny af~maba que el hombre -no Dios- había creadoa sociedad y podía moldear, cambiar y destruir sus formas Econtraste c~>nes~a. concepción, Bonald quería demostrar 16gic~mente el origen divino de la sociedad, los.vínculos orgánicos entre1 1bresen~e'y el pasado, la. cadena ininterrumpida de la tradiciónba as~ dl~I?a.d e la autoridad, la superioridad de la sociedad s;.rbel individuo, de lo general sobre lo particular y de los deberes

so re los derec~~s. En .resumen, su obra fue un intento de refutartodas las suposiciones importantes del IluminismoPara .Bonald, las ideas eran innatas, pero no ....:...en·l sentido

cartesiano-e- eI.1el hombre individual. El conocimiento de la ver-dad .moral es 1Ona~oen, la sociedad y se transmite al individuode1Iante el lenguaje. ASI, «la l?alabra:t es el principal instrumentoe. a Ve.r~ad. El hombre no Inventó el lenguaje; este tiene unorigen ~v1oo, c0t;l0 enseña el Antiguo Testamento. El lenguajen~ surgió de la 1O~eracciónsocial; por el contrario, el. conocí-fllento y el lenguaje precediero~ a la sociedad. En el comienzo~e la palabra. Esta fue dada ~ediante una revelación que comuni-co la v.erdad general, y la sociedad se convirtió en el contexto dellenguaje y .la verdad. La familia, la Iglesia y el Estado derivansus respectivos asp~ctos de la verdad de esa Verdad general. El~ombre nace.en sociedad y se c~>nvierteen parte de ella al adqui·nr el lenguaje y la verdad social. Aprende diversos aspectos deesta verdad dentro de las instituciones sociales respectivas. Deeste moc!o,.Bonald trataba de restaurar la revelación, la tradicióny la autorId~d como bases de la Verdad. El hombre recibe lapalabra d~.DIOS,y la .tradición es resguardada por la continuidadde.la. familia, la Iglesia y la autoridad del Estado, siendo este elprincipal defensor de la tradición. El individuo, por lo tanto,d.ebe obe?ec~r a. la voluntad de Dios sometiéndose a las tradi-c~ones e msntuciones domésticas, políticas y religiosas de la so'ciedad.Evident~ment~, Bonald elaboró una refutación punto por puntOde l~s ideas ilu,m1Olsta,scuyas consecuencias vituperaba y cuyasIfPlica~IOnes aun temía. Hallaba particularmente aborrecible laa irmación de que el lenguaje es un producto humano. Si los

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res habían inventado el lenguaje, entonces la significación~ palabras era arbitraria, convencional y se la podía cambiar.de ~~lesia", contrarIamente al signif icado que terna en su con-,L a original, podía ser concebida como el guardián de la su-t~ción, Y «el Estado- como un despotismo y, por ende, ser~cado y socavado, con todas las temibles consecuencias de lact1tlolución Francesa. En cambio, si el lenguaje era un don divino,Re\'nstrumento de la Providencia, y la palabra adquiría su signi-tcado

del complejo social tradicional, entonces el individuo no

~....Afaonocer significados por su propia razón y sólo podía apren-arlos en relaciones sociales particulares. De esta manera, razo-:ba Bona1d, es posible proteger el orden de Dios de la razón yla crítica individuales. Dios impuso el lenguaje, la sociedad y laautoridad, y los hombres no tenían ningún derecho a entremeterse

con ellos. .Al parecer, Bonald no se dio cuenta de que de esta teoría esposible extraer conclusiones totalmente opuestas, como suce-C1i6ealmente más tarde. Si el significado depende de relacionessociales definidas, entonces, rechazando su primera premisa, laconcerniente a la revelación divina, puede argüirse que el conoci-miento es una función de las condiciones sociales. En estos tér-minos, puede sostenerse, como en verdad lo haría un sociólogo,que tanto las ideas del I luminismo, como las de Bona1d-todaslas ideas, en realidad- son una función de las condiciones socio-

históricas en que fueron concebidas y formuladas. Esta suposiciónse convirtió luego en un postulado fundamental de la teoría dela ideología de Marx y, más tarde, de la sociología del conoci-miento, concepciones ambas eminentemente seculares.Para Bonald, la autoridad, como el lenguaje, es de origen divinoy se adecua al esquema providencial. Su predilección por el nú-mero tres, inspirada sin duda en el concepto católico de la Trini-dad, 10llevó a postular tres funciones que expresaban 1 0 divino:= U n a voluntad general, un amor general (y) una fuerza generallogran el objetivo que es la conservación de los seres sociales." 2

La.autoridad es una .unidad que debe ser general y perpetua, paraevitar la división y las luchas sociales. El padre garantiza la per-Petuidad de la autoridad doméstica, y la Iglesia, como expresi6nt e Cristo, garantiza la autoridad religiosa. Pero si la unidad y

a perpetuidad en estos ámbitos no quedan también garantizadasen el átnbito político, la sociedad será desgarrada por el conflicto11arevolución. Debe aseKUrarse,pues, la autoridad continua delstado, y la mejor manera de lograr esto es mediante una mo-narquía hereditaria.La farnilia, la Iglesia y el Estado deben asegurar la cohesión y

~a estabilidad sociales generales. Esas insti tuciones se basan endeves fundamentales, pues la estructura de la sociedad .ha sidoecretada por Dios, la naturaleza Y la historia juntamente. La

~ Louis de Bonald, Oeuores, Parí s: Libra ir ie D'Adrien Le Clere et C. 1840,, pág. 146.

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estruct~ra de la sociedad es un conjunto de leyes o relacionesnecesarias que existen entre los seres que la componen. Estaleyes y relaciones se bas~n en la naturaleza del hombre, un:naturaleza otorgada por p ~ o s .Las leyes sociales expresan la vo.luntad de DlOS, ~u.tor último de las relaciones sociales subya.centes. Y el proposito de la sociedad es la conservaci6n del serque a su vez constituye el deseo de la voluntad general. Est~voluntad, a diferencia de l.a postulada por Rousseau, no es las~~a de las voluntades particulares, sino una expresi6n del orden

divino y natural, la voluntad de Dios.Bonald rechazó, además, al igual que Burke, la idea iluminista delc .0nt rato . soci a l. No existí~n evidencias de tal contrato en re1a.ción SOCIalal~na,. entre DlOSy el hombre, el padre y el hijo, elmonarca y el súbdito. La sociedad no depende de la voluntad delhombre, c~mo se supone en la noción .d~contrato. No hay ningúnc?ntrato, SInOrelaciones naturales (divinas) y necesarias. La so.ciedad debe ~en:r tres elementos, que son la monarquía, la no.bleza y los subditos; estos son sus elementos mejores y más naoturales. En una sociedad, el gobernante supremo debe ser unúnico monarca hereditario y su mejor administrador es una no.bleza hereditaria que sirva al monarca y a los súbditos y actúecomo amortiguadora entre ellos. Con tal fin la nobleza debe seruna clase independiente, es decir , debe ten~r propiedades y ser,por ende, independiente desde el punto de vista financiero. Lamejor forma de sociedad es la conducida por una monarquía y

una nobleza paternalistas; todas las otras formas, inclusive porsupuesto la democracia y la aristocracia, son intrínsecamente in-e~tables porque carecen de un centro definido de autoridad y es-tan destinadas, por lo tanto, a padecer conflictos y desórdenescrónicos. En con~r.adel I luminismo, Bonald sostiene, pues, quetodo 10 que debilita a la familia pa triarcal y monógama a laIglesia Católica y al estado monárquico, desemboca en la anarquía.Por esta razón, lanza también invectivas contra el divorcio quehabía sido legalizado en 1792. 'Es evidente, entonces, que la teoría de Bona1d era una idealiza-ción del s ta tu . '! uo a n te , del orden medieval, que para él simboliza-ba la perfección. Este era su modelo para la reconstrucción dela sociedad posrevolucionaria; de hecho, apoyó a la Restauración

en cuanto era un intento de restablecer tal sociedad. Los súbditosdeben obedecer a la autoridad que represente la voluntad generalde la SOCIedad,que es a su vez una manifestación de la voluntadde Dios. Bonald aborrecía todo lo que contradijera este orden:soberan~a popular, gobierno representativo, separaci6n de pode-res, etcetera. Naturalmente, lo que más detestaba eran los dossucesos históricos que en mayor grado habían contribuido a lacaída del antiguo orden: la Reforma y la Revolución Francesa,pues la primera había destruido la unidad de la Iglesia y la se-gunda el sistema SOCIaldel feudalismo.De la ad~iración de Bonald por el orden feudal se desprende quedebía odiar todo aquello que la burguesía representaba, es decir,

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industria y el comercio. Observaba con ironía que los mismos11 incÍpios de los pbilosopbes -según los cuales el hombre natu-~1 es el patrón para medir las sociedades existentes y para con-~ sus tendencias mutilan tes y deformadoras- condujeron aRevolución Industr ial, que se halla a mucha distancia de la

~ en Y el ideal originales. La obra de Bonald fue, así , en parte,~severa crí tica de la sociedad burguesa, crít ica que se adelant6:- muchos aspectos al pensamiento socialista posterior, pero des-de un punto de vista diferente.BanaJd suspiraba por los <buenos tiempos pasados. de la era

reburguesa, mientras que los socialistas apuntaban a un orden~turo que trascendiera y superara la civilización burguesa. Bo-naJd se mofaba de aquellos que en su época consideraban laindustr ia como el medio para la satisfacción de las necesidades ylos placeres del hombre, y de quienes deseaban c .•• vemos a to-dos en palacios hilando tejidos de oro y plata ( .. . ) Para el hom-bre en sociedad todo se reduce a producir para consumir y con-sumir para producir; y según ellos toda la sociedad se divide endos clases: los productores y los consumidores ...• 3 Se reía deellos porque veían a la industria como una fuerza independientecapaz de garantizar la paz y la libertad, mientras que, en rea-lidad, la sociedad agrícola era en todo respecto superior a lasociedad industrial. La familia agrícola puede alimentarse y pro-veerse a sí misma; no depende de otros hombres y de otros su-

cesos sociales para asegurar su existencia permanente. La familiaindustrial, en cambio, produce hijos a los que no está segura demantener, ya que depende de las vicisitudes del mercado. En lafamilia agrícola, además, se respeta el orden natural y divino por-que el padre es la autoridad. Esto no sucede en el sistema in-dustrial, donde el padre, la madre y los hijos están aislados y launidad de la familia ha sido alterada. El sistema industrial socava,pues, la más sagrada y natural de las unidades sociales. Imponeuna dura labor a los hijos, con lo cual impide su educaci6n y des-truye su salud en un ambiente artificial y sucio. Y a la par queestropea a los jóvenes, desecha a los viejos y débiles, que nopueden trabajar! La agricultura, pues, unifica la sociedad, mien-tras que la industria tiende a dividida en clases hostiles y enfacciones. Las objeciones de Bonald a la sociedad burguesa-in-dustrial , aunque hechas desde un punto de vista conservador, se

adelantaron a algunas de las críticas de los socialistas posteriores.Por ejemplo, Saint-Sirnon, como veremos, reconoció la influenciade Bonald y expresó admiración por sus ideas.Por último, Bonald justifica su concepción de las cosas arguyendoque la sociedad debe expresar las leyes fundamentales de Dios oser víct ima de la crisis y la anarquía. Las leyes de Dios ordenaronla sociedad y garantizaron la conservación del ser. El individuoaprende estas leyes sólo a través de su existencia social, esto es,

3 Ibíd., II, pág. 237.4 Ibíd., II, pág. 239.

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dentro de insti~ciones que son las depositarias de la tr~dici6npor tanto, ensen~n la verdad alhombre. El conocimi~nto ( la c-J:tura) ~e transt;Il1t~ .por la tradic ión, el desarrollo histórico y lrevel.acI~n. El individuo, que es parte integrante de la sociedalen ningún caso puede colocar su voluntad individual por encitn'de Ia voluntad general. El hombre no debe arrogarse el derech~de Juzgar y modificar a la sociedad o de rebelarse contra ell a pe t . al destronar Ia razo ., , U e s~ o e9Ulv e a estronar a razon y la sabiduría generales y prO.videnciales, a las que se ha llegado históricamente para coleeen su lugar la razón individual. ' at

En e! esquema de Bonal~ l~s.palabras <na turaleza> y «leyes natu.rales tlenen! pues, un significado muy diferente al que le habíandado los pbilosopbes. Para Bonald, Dios está más allá de la naoturaleza, no en ~~a, y tampoco es de ella. El es el gran conserva.dor del ser, '! ut~lZa la naturaleza, la historia y a los hombres paralograr ese fin. SIn embargo, por una formulación ambigua llega c.~mprometer eS, tas ideas, abriendo el camino para la seculari~zacion de su teo~Ia; y en' verdad, pensadores posteriores obser.varon que, despojada de sus presuposiciones y aspec tos me t a fís i,cos! l~ concepción de Bonald puede transformarse en una teoríasociológica secular.' «La voluntad general de la sociedad =-escrí.be Bonald-, d~l cuerpo SOCIa l,del hombre social , l a natura lezade los seres .soclales o de la sociedad, la voluntad social y la vo-luntad de DIOS, son expresiones s inónimas en esta obra." G

Ver.n0s que esta doct rina puede invertirse fáci lmente , a saber, que«DIOS" .es u~a expresión d~ la sociedad, tal como la formulóDurkheim ?l~s tarde. Despojado, pues, de sus suposiciones y as-pectos. te?logIcos, la obra de Bonald se convierte en la fuente delos. pnncIl?al;s. conceptos e ideas sociológicos. La sociedad es unaunidad, históricamente .desarrollada y orgánica, de instituciones.Los valores y las tradiciones comunes constituyen su mayor fuer-za cohesiva, Aunq.ue Bon~!d no ~e el lenguaje y la cultura comoproductos ?e la rnteracción SOCIal, los considera, sin embargo,com.o imbricados en el contexto social e inseparables de él. Y esel <individuo», no la sociedad, lo que constituye una abstracciónpues f?era de la s?cieda~ el individuo no existe, es un imposible:Además, Bonald discernid claramente las fuerzas y tendencias his-tónca~ que ha?ían conducido a la disolución de la unidad medie-val; VIOy t em ió la creci~~te secular ización que había acompañado

a la Reforma, el IlUmInISmO y la Revolución con lo cual seadela~!ó a los diversos teóricos que más tard~ concentraron laa tención sobre el ca~bio histórico que se había producido enEurop~, de la Geme.1nschaft de la Edad Media al carácter cadavez mas. zesellscbaitlicbe de la era moderna. Finalmente, pe rci biócon claridad ~I,gu~as de .las consecuencias represivas y alienantesde la civilización industrial.Bonal~ escribió su Théorie du Pouvoir cuando estaba desterradoen Heidelberg. Aunque la policía del Di rectorio destruyó casi toda

5 Bonald, Tbéorie du Pouuoir, Oeuores, 1, pág. 133.

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edición del libro, Napoleón recibió un ejemplar del mismo el1 1 _ .1 10 impresionó tan. favorableme~~e que hizo el iminar el n~m-cu-- de su autor de la lista de los exiliados. No cabe. extrañarse de~ Bonaparte se sintiera tan impresionado por esa obra. Según, opinión de Bonald, la historia expresaba la tensión entre lafoluntad divina de ordenar la sociedad de acuerdo con un planrovidencial más amplio, y la capacidad del hombre para sabo-

f e . r ese plan o cooperar a fin de llevarlo a cabo. A causa de ques un agente libre, pero está manchado por el pecado original, el

hombre, al menos periódicamente, obstruye y hasta destruye eselan. Cuando esto sucede, no cabe duda de que tarde o temprano;revaIecerá la Providencia. La obstrucción del plan y el consi-guiente caos social siempre son ternporarios, porque no puedenoponerse durante l~rgo. tiempo a la naturale.za del ser. En e.stesentido, hasta la mas VIOlenta de las convulsiones, la RevoluciónFrancesa, fue una «crisis s a ludab le» . Los revolucionarios fueroninstrUIDentos de la Providencia y los obstáculos que opusieron alplan providencia! se tornaron luego contra ellos mismos.L a Revolución, pues, aun para Bonald, no fue puramente negat ivay destructiva. Constituye una especie de castigo que la Providen-cia impuso a! hombre, y a pesar de sus catastróficos resultadostemporarios debía tener en última instancia, como todas las otrascrisis, efectos saludables, ya que despejó el camino para el resta-blecimiento del orden. Napoleón no podía menos que impresio-narse ante la afirmación de que las revoluciones comienzan conlos súbditos pero terminan con el gobernante, y estallan por-que las autoridades se han debilitado y han cedido, pero se ap a c i-gu an cuando se ha restaurado y reforzado la autoridad. Toda per-turbación solo sirve, finalmente, para reforzar la autoridad. Bo-nald había profetizado que la revolución iniciada con la Declara-ción de los Derechos de l Hombre culminaría con la declaración delos derechos de Dios; y puesto que esos eran justamente los de-rechos que Bonaparte estaba proclamando entonces, la posiciónde Bonald era, en verdad, muy segura," _Antes de pasar a un examen más detallado de los conceptos so-?ológicos de Bonald, será instructivo considerar brevemente lasIdeas de otro conservador, contemporáneo y «compañero de ar-mas" de aquel: Joseph de Maistre.

Joseph de Maistre (1754-1821)

Joseph de Maistre nació en el mismo año que Bonald, y aunqueambos nunca se conocieron personalmente, coincidían en todos losaspectos fundamentales de sus respectivas teorías y expresabangran admiración el uno por el otro. Bonald habla de una cartaque recibió de Maistre poco antes de su muerte, en la que le de-

6 Véase George Brandes, op, cit., pág. 113.

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cía: «Je n'ai rien pensé que vous ne l'ayez écrit; je n'ai rien écr¡que vous ne l'ayez pensé.> 7 (<<No h e pensado nada que vos n t

hayáis escrito, ni he escrito nada que vos no hayáis pensado .•oPuede considerarse la obra de Maistre, al igual que la de BonalJcomo una prolongada polémica contra la filo sofía de! Iluminislll 'También él dedicó su vida a desacreditar aquellos principios q:'habían conducido a la Revolución, y a defender los de la contraerrevolución. .1-4aistre hall~ba particularmente desagradable la concepción ilullli.nI~ta de! origen de la sociedad. Había interpretado los razona.mlento.s de .~ousseau no como una tentativa de hallar un recursopara <id en tifica r> al ~ombre, nat,ural despojándolo de sus atribu.tos ,socI~c~lturales, SInO mas bien como la afirmación de qUehabla existido, de hecho, un estado presocial del hombre. Así~nteI?dida, la concepc!ón de Rousseau disgustaba a Maist re porqueimplicaba que la sociedad humana había comenzado sin la inter.venc ión de 1 0 Divino y en alguna parte, en el pasado remoto elhombre vivió en una condición no social. Maistre rechazaba' to.~almer:te esta suposición. El hombre no puede concebirse, es unimposible, antes o fuera de la sociedad; y si existieron tales cría.turas, habrán sido cualquier cosa pero no hombres. Insistía enque se considerara la posibilidad opuesta: que la sociedad no ha.bía ten ido ningún comienzo alguno, en un sentido temporario ohistórico, y que en consecuencia bien podía ser un aspecto de la

naturaleza humana, por def inición."Este enfoque tiene una base más 'sólida que e! otro, arguye Mais-tre, pues coincide con nuestra exper iencia y nuestro conocimientohistórico. Atribuye erróneamente a Rousseau el planteo de unaantít esis entre la naturaleza y la sociedad, entre e! hombre natu-r~l y el hombre social, e ignora e! hecho de que ese pensadorsolo opuso al «hombre natural" ci erta s forma s definidas de so-ciedad, no la sociedad en general. Rousseau no postulaba comosuponía Maistre, la superioridad del estado de naturaleza (<<elhombre ha nacido libre» ) sobre toda sociedad (<<yen todas partesestá encadenado»). Pero habiéndolo entendido de este modo seindignaba ante la implicación de que la sociedad era inferio; alestado de na turaleza. Al parecer, ignoró convenientemente la in-sistencia de Rousseau en la idea de que ciertos estados sociales

son sin duda superiores al llamado estado natural (con respectoal cu.al admitía qu~ probablemente nunca existió), puesto quepermiten e! perfeccionamiento del hombre, objetivo que acaricia-ba y consideraba imposible fuera de la sociedad.

7 Bonald, op. cit., XII, págs. 198·99.8 Jo;;eph de Maistre, Oeuures Completes, Lyon: Vitte et Perrussel 1884.86,1, I?ag. 315. Puede ha~l!rse una s~~ecció~ de obr~;; en inglés de joseph de~alstre, Wo~ks, selección, tr aducción e introducción de Jack Lively, Nueval:ork: Mac~¡]I~n! 1965. [La r eferencia de Zeitlin corresponde al «EnsayOs~bre el prIncIpIo. general de las constiruciones políticas» (18~4), obrafundamental de Maistre, y que como las restantes solo se conoce parcialmen·te en castellano. (N. del E.)]

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, e en realidad, comprendió que Rousseau usaba en grantA~~da 'su imaginación cuando hablaba de! «estado de naturaleza»~ apelaba a este concepto con propósitos heurísticos. No obs-'1 que se indignaba por la manera como Rousseau había planteadot'fI;uelto el problema: ¿es e! hombre esencialmente un ser nao'1 ~ o un ser social? Rousseau había afirmado que e! hombre entu tado de naturaleza», si bien tenía la potencial idad para la vida«es'al y -por ende- para la perfección, vivía toda su vida comosoCl no social. Y lo que más molestaba a Maistre en esta imagenser el carácter amoral de la vida natural de! hombre, tal como

rpintaba Rousseau, y el hecho de que este, cuando aludía a las~nvenciones» adoptadas por el hombre, las trataba negativa.~ente y, por lo tanto, tendía a estigmatizar las concepciones mo-rales básicas de la civilización occiden tal y cristiana.Ciertas afirmaciones de Rousseau ofendían la sensibilidad reli-'osa de Maistre: en el estado de naturaleza, e! hombre se unía

.~n la mujer solo para e! amor físico, e inmediatamente despuésde la mutua satisfacción de sus necesidades se separaban y vol-vían a ser independientes; los niños permanecían con sus padresúnicamente mientras era necesario para su supervivencia, y luegose cortaba la relación natural, entonces ni el padre ni sus hijostenían obligación mutua alguna; en resumen, la familia, comounidad moral, no existía en el estado de naturaleza. En estadescripc ión, en efecto, Rousseau -según Maistre- no solo des-

deñaba hechos históricos y antropológicos; sino que ponía en telade juicio el carácter sagrado de una de las instituciones funda-mentales de la cristiandad occidental: la familia monógama.En pr imer término, con respecto al nivel antropológico, Maistrecritica a Rousseau por sus incongruencias. Observa que el mis-mo Rousseau había notado la brutalidad de los salvajes y trató deeludi r l a cont radicción afirmando que hasta los salvajes más pri-mitivos estaban lejos de! estado de naturaleza. Maistre ataca aRousseau por esta ambigüedad, y para todo fin prác tico descartasus ideas por considerarlas insensatas. La brutalidad del salvajeplantea un problema, admite Maistre: no es una etapa posteriora.l a del pr imer estado pacífico, como había afi rmado Rousseau,E no un estado degradado, una objetivación de! pecado original..I.estado salvaje sigue al estado civilizado, y allí donde se ma-Mf1,esta representa la degeneración de un pueblo civilizado. Así,.alstre invierte e! cuadro de Rousseau al atenerse a la mitología

drlstiana. El salvajismo no es una condición inicial de la humani-ad, sino un estado terminal en el que e! hombre ha perdidototalmente su per fecció n originaria y natural.Maistre insiste en que la historia es el relato completo de laPermanencia y e! desarrollo del hombre sobre la tierra, y que sidecurrimos a la historia percibiremos e! hecho incontrovertiblee que el hombre 'es y ha sido siempre un ser so cial? Y si alguienSUstenta otra opinión, es él quien debe probarla. Pero puesto que,

9 lbíd., VII, pág. 541.

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en efecto, tal prueba es imposible, Maistre cree que la historiala an~ropología han demostrado fuera de toda duda que el ho ~bre SIempre, ha vivido en sociedad y es social por naturaI~ll.l·Per~, ¿hubo un origen histórico de la sociedad? Considerando ~Antlgu~ Te~tamento ,como un documento histórico, Maistre Partde la historia del Génesis. eLa familia es e! prototipo de la sociedad. La diferenciación seXUalfue institt?da con 'el propósito divino de poblar la tierra. Fuu~a especre de ~,erza causal secun~a~ia medi~te.la cual la Pr~videncia pretendio realizar su propósito. El objetivo, la sociedadhU!llana tota~, o la serie de soci~dades, e.staba plan~eado en laprimera pareja sexual y su progenie. La primera pareja era física.mente madura. Cuando el vínculo de sangre ya no basta para unirun g~po, cuando el progenitor ya no puede ser la única fuente deautoridad, por causa de la multiplicación, la muerte, etcétera, en.tonces debe aparecer un <legislador>, como Moisés, que sustituyae! vínculo físico por otro moral. Surge la snaciéns. Maistre consi-dera aquí que todos los aspectos de la cultura -la moral, lareligión, e! gobierno, el arte, etcétera- cumplen funciones socialesindispensables dirigidas a la conservación del ser por medio de lasociedad.Una nación tiene una conciencia común, un alma común y unalengua común; es una unidad cultural. La continuidad de unasociedad exige tanta unidad moral, tanta unanimidad como sea

posible alcanzar. Y para Maistre, como para Bonald la EdadMedia se aproximaba a la forma ideal de esta unidad. A diferen-cia de Burke, sin embargo, que veía la necesidad y la convenien-cia de las reformas, Maistre las consideraba peligrosas. Las re-formas traen inevitablemente consecuencias imprevistas, peoresque los presuntos males originarios que se deseaba corregir. Lasreformas son peligrosas porque e! conocimiento del hombre esincompleto. Para poder introducir reformas, el hombre tendríaque poseer un. conocimiento completo del curso y la tendenciadel proceso histórico, un panorama total de sus elementos. Y estoes imposible. Por lo tanto, lo más aconsejable y beneficioso parael hombre es abandonarlo todo en manos de la Providencia, laúnica fuerza capaz de perfeccionar las formas sociales.Tanto Maistre como Bonald sostenían, pues, que el hombre, porsu misma naturaleza, es un ser social, moral y cultural. El hom-bre nunca existió en un período anterior a la sociedad o fuera deella, y en la medida en que Rousseau o sus seguidores creían locontrario, sus especulaciones eran tan inmorales como absurdas.Mientras que Rousseau había querido losar el concepto de «h or n-bre natural. como criterio para evaluar sistemas sociales especí-ficos, y de este modo brindar al hombre una guía en la transfor-mación de la sociedad facilitando su perfeccionamiento Bonald Y

Ma.istre insistían en que el hombre es y ha sido siempre un serSOCialy que el desarrollo histórico de la sociedad es orientadopor la Providencia omnisciente. El hombre, que no es omnisciente,no debe entremeterse en la sociedad ni intentar reformarla, por-

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1 remedio será siempre peor que el presunto mal. En la~ : r a d6n de su punto de vista ideol6gico, sin embargo, Bo-~ tJaistre y otros representantes de la reacción conservadora,¡ ; , t • ieron una serie de ideas que han sido in.c~rporad~s desde~USces a la sociología como conceptos y suposiciones directrices.•••onj;portantes.

La filosofía conservadora y la sociología. Resumen

!leIDosvisto que los principios del Iluminismo tales como se ma-Pifestaron en la Revolución, produjeron una reacción filosóficaconservadora.Esta, por su parte, provocó un nuevo mteré~ por elo r d e n social y por diversos problemas y conceptos relacionados

con él.Los conservadores, como Burke, Hegel, Bonald y Maistre, sonllamados así porque dese~ban literalmente conseryar y mant~nerel orden existente. Ademas, algunos de ellos, segun hemos ViStO,no anhelaban tanto conservar el orden existente como volver a unsto/u quo ante. El desorden, la anarquía y los cambios radicalesque esos pensadores observaron después de la Revolución, los lle-varona elaborar en su filosofía conceptos que se relacionaban conel orden y la estabilidad: la tradición, la autoridad, el status, la

cohesión, e! ajuste, la función, la norma, el símbolo, el ritual,etcétera. En comparación con el siglo XVIII, esto constituía undefinido cambio de interés, que se desplazaba de! individuo al gru-po, de la actitud crí tica frente al orden existente a su defensa, ydel cambio a la estabilidad social.l?Desde el punto de vista conservador, los cambios sociales quesiguieron inmediatamente a la Revolución habían socavado y des-truido instituciones sociales fundamentales provocando la pérdidade la estabilidad política. Los conservadores atribuían estos resul-tados a ciertos aconteéimientos y procesos anteriores de la his-toria europea que habían conducido, creían ellos, al progresivodebilitamiento del orden medieval y, por ende, al cataclismo dela Revolución. Señalaban con toda precisi6n al protestantismo, elcapitalismo y la ciencia, como los principales factores. Además,esos procesos, que sus contemporáneos l}berales y radicales co~si-deraban progresistas, provocaban todavía una creciente atomiza-ción de los pueblos. Aparecían ahora grandes <masas>, presumí-blernente sin arraigo en grupos sociales estables; la inseguridad,l~frustración y la alienación generales se ponían de manifiesto .y,finalmente, había surgido un poder secular monolítico, cuya exis-tencia dependía de la masa de individuos desarraigados.los conservadores habían idealizado e! orden medieval, y desde

l~ He utilizado en este examen varias observaciones hechas por Robert A.

~lSbet en su artículo «Conservatism and Sociology», American [ournal 01OCiology, septiembre, 1952. .

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este punto de vista la época moderna era muy deficiente, en Vet o

dad. Como antídoto contra los principios de los ph ilosophes y

como crí tica del «deso rde n» posrevolucionario, estos pensadot espresentaron una serie de tesis acerca de la sociedad:

1. Es una unidad orgánica con leyes internas de desarrollo y prO.fundas raíces en el pasado, no simplemente un agregado mecánicode elementos individuales. Los conservadores eran «realistas so.ciales>, en el sentido de que creían firmemente en la sociedadcomo una realidad mayor que los individuos que la campaneo.

Esto se hallaba en oposición directa al nominalismo social ilum],nista, esto es, al concepto de que solo existen los in~ivi?~os y

que la sociedad no es más que el nombre dado a esos mdivlduosen sus interrelaciones.2. La sociedad precede al individuo y es éticamente superior aél. El hombre no tiene existencia alguna fuera de un grupo ocontexto social y sólo llega ,a ser humano por medio de su partici-pación en sociedad. Lejos de ser los i~div.i~uos los que ~onstitu.yen la sociedad, es esta la que crea al individuo por medio de laeducación moral, para utilizar una expresión de Durkheim.3. El individuo es una abstracción y no el elemento básico deuna sociedad. Esta se compone de relaciones e ins ti tuciones; y

los individuos son simplemente miembros de la sociedad que tie-nen ciertos status y roles: padre, hijo, sacerdote, etcétera.

4. Las partes de una sociedad son interdependientes y están in-terrelacionadas. Las costumbres, las creencias y las institucionesse hallan orgánicamente entretejidas, de modo que el cambio o lareforma de una parte altera las complejas re lac iones que mantie-nen la estabilidad de la sociedad como un todo5. El hombre tiene necesidades constantes e inalterables, quecada sociedad y ca_da una de sus instituciones están destinadas asatisfacer. Las instituciones son, pues, medios positivos por losque se satisfacen las necesidades humanas básicas. Si se alteran °se dañan esos medios, el resultado será el sufrimiento y el des-orden.6. Las diversas costumbres e instituciones de una sociedad sonpositivamente funcionales; satisfacen necesidades humanas! direc-ta o indirectamente, sirviendo en este último caso a otras rnstitu-ciones indispensables. Hasta el prejuicio es cóncebido en estostérminos, pues tiende a unificar ciertos grupos, y también acre-cienta su sensación de seguridad.7. La existencia y el mantenimiento de pequeños grupos es esen-cial para la sociedad. La familia, el vecindario, la provincia, [osgrupos religiosos, los grupos ocupacionales, etc~tera, son l~s uni-dades básicas de una sociedad, los soportes báSICOSde la Vida delos hombres.8. Los conservadores también tenían ciertos conceptos acerca dela «organización social». La Revolución, tal como la veían, nocondujo a una forma superior de organización, sino a la desinte-gración social y moral. Querían preservar las formas religiosas

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tiguas, el catolicismo no el protestan~ismo, y anhelabanlI1~sa :ar la unidad religiosa de la Europ~ m~~eval. El protestan-re s taU al predicar la importar:cIa de la fe individua l, habla minadotiSJJl°!ó espir itual de la SOCIedad. Como hemos VIstO en el caso1 1 unt nld los conservadores también reconocieron las consecuen-dBona, . la jndustri I .d rganizadoras del urbanismo a m ustria y e comercio.. esO " la i . .cuas s conservadores insistían, ademas, en. a importancra :sencI~9· ~alor positivo dé los aspectos no racionales de. la existencra

t el El hombre necesita del ritual, la ceremonia y el culto.ana. . , . . .

Ufllphilosophes, con su implacable cr1t~ca de e~a~ actividades comor:ti~ios irracionales del pasado, hablan debilitado los soportesvados de la sociedad.' ., .~ También consideraron el status v la jera rquia como esenciales10. la sociedad. Temían que la igualdad destruyera los órganospara ales> y consagrados por el tiempo que servían para trans-cnatur . L"·t ir los valores de una generación a otra. .a jerarquía era .~ece-

:rla en la familia, la Iglesia y el Estado, y 510 el los la estabilidadsocial era imposible.

Tales son algunos de los princ ipales postulados soc iológicos leg~-dos por los conservadores? herencia que ejerció ,;n gran influiosobre pensadores como Saint-Simon, Corote y, mas tarde, Durk-beím . Estos y otros pensadores trataron de sac~r las Id~as y. losconceptos conservadores de , su .con;~xto teolégíco-reaccíona tI? . ~

incorporarlós a una soc iología C~entIfIca. Para ver Có[~lOs~ ImCIOeste intento es necesano considerar la obra de Saint-Simon yComte los fundadores de la sociología moderna.

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6. Saint-Sirnon (1760-182S)

El conservadorismo de Louis de Bonald y joseph de Maistrecomo hemos visto, adoptó la forma de una réplica reaccionaria ~la Revolución y a los principios del I luminismo. Ellos anhelabanuna sociedad posrevolucionaria similar a la de la época medieval.Al exponer su filosofía, concentraron su atención en una serie deproblemas y aspectos de la sociedad que se convirtieron luego enuna fuente importante de conceptos e ideas sociológicos. De he.cho, Saint-Simon y Comte, los fundadores oficiales de la sociolo,gía, sufrieron la influencia directa de Bonald y aceptaron algunasde sus suposiciones básicas, aunque las reinterpretaron y las colo-caron en un contexto, teórico diferente.Desde un punto de vista ideológico, Comte era conservador enun sentido diferente que Bonald y Maistre. Comte no quería con-servar el statu quo ante, sino el statu qua, esto es, la sociedad de

clase media que entonces estaba emergiendo y consolidándose. Lallamada f il oso fía posi ti va de Comte era un repudio explícito de lafilosofía <negativas del Iluminismo y la Revolución. Comte que-ría conservar el <es>. Cada etapa del desarrollo evolutivo de lasociedad, según él, es necesaria y perfecta. Sentía gran respeto porel orden fáctico existente, que no debía ser trascendido o negadoen ninguna circunstancia.La filosofía de Saint-Simon, en cambio, que originó prácticamentetodas las ideas de Comte y que fue plagiada por este en formadesconsiderada, era una crít ica del statu qua, al menos en algunosaspectos limitados. Esta es la razón por la cual a veces se haconsiderado a Saint-Simon como uno de los fundadores del so-cialismo. Sin embargo, como veremos, esta opinión no es unánimede ninguna manera. Algunos estudiosos de su obra niegan todatendencia social ista a sus teorías. Otros, como KarI Marx, lo cali-

fican de «socialista utópico", entendiendo por esto que Saint·Simon vivió y escribió su obra antes de que el desarrollo indus-trial alcanzara el punto crí tico en el cual se manifestaron las «con·tradicciones> del capitalismo, es decir, antes de que el conflicto declases entre la burguesía y el proletariado se convirtiera en unfenómeno normal. Según opinaba Marx, pues, Saint-Simon no vio,o no pudo ver, el conflicto de intereses entre estas clases funda-mentales del sistema industrial y, por tanto, no solo las tratócomo una sola clase con intereses comunes, sino que dejó intactaslas instituciones de la propiedad burguesa en su esquema de lasociedad futura. '

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estudiosos del pensamiento de Saint-Simon han sostenidoocro:o hay diferencias apreciables, desde el punto de vista ideo-~co entre las ideas de Saint-Simon y las de Comte y quetíW

bo;pensadores elaboraron una teoría sociológica que es poco

~c que una justif icación «científ ica" de una sociedad de tipo~tariO.lto comparación con sus discípulos, particularmente Thierry y~lJlte y a pesar de su origen aristocrático, la educación de Saint-SiIJlon'fue relat ivamente asistemática. Era autodidacto en granlJledida, salvo 1 0 que aprendió junto a algunos preceptores pri-

a c i o s el más conocido de los cuales fue D'Alembert, el Enciclo-~s:a.2 Además, como en una ocasión visitó a Rousseau, es evi-dente que tuvo algún contacto directo con los pensadores i lumi-pistas. La versatilidad de sus intereses y actividades se demuestrapor el hecho de que se distinguió en la lucha por la RevoluciónAtnericana y fue uno de los primeros en presentar un plan paralaconstrucción de un canal que uniera el Atlántico con el Pacífico.En cuanto a la Revolución Francesa, tuvo una actitud ambivalentehacia este trascendental acontecimiento, como él mismo 1 0 señalaen su autobiografía de 1808: <No quise tomar parte' en ella por-que, por un lado estaba convencido de que el antiguo régimen noPodía perdurar, y por el otro sentía antipatía hacia la destruc-cién.>3 Documentos del período revolucionario revelan, sin ern-bargo, que fue un adepto de la Revolución más entusiasta de 1 0

que admitió posteriormente. Por ejemplo, renunció a su títuloaristocrático, preparó el cabier .desu cantón local para los EstadosGenerales y presidió la primera reunión de su comuna. Además,en 1793 se le otorgaron dos certificados de civisme (buena ciu-dadanía) y en otoño del mismo año actuó en hébertist y otroscírculos radicales de París. Las ideas de Saint-Simon mantuvieronhasta el fin elementos del pensamiento iluminista y revoluciona-rio, pero fusionados, como veremos, con elementos románticos yconservadores.Loseruditos han demostrado en forma cabal que Saint-Simon desa-rrolló antes de 1814 todas las ideas importantes que posteriormen-te Thierry y Comte reclamaron como propias. Estas ideas -el po-sitivismo, el industrialismo, el internacionalismo Y una «nuevareligión"- y la originalidad con que las abordó 1 0 convierten,Pues, en uno de los pensadores sociales más importantes del si·glo XIX.

1 Puede encontrarse esta opinión en Alber t Sa lomon, Tbe Tyranny 01 Pro-

gre ss, The Noonday Press , 1955. .~ Se hal la rán estos y otros detal le s biográf icos en la excelente int roducc ióne F. M. H. Markham a la selección de escritos de Henri Co rnte de Sain t-Simon, Oxford: Basi l B lackwell , 195~. Por 10 que sé, el estudio más com-pleto sob re Sain t-Simon y su obr a es el de Frank E. Manuel, Tbe N ew W orld~ Henri Saint-Simon, Cambridge, Mass.: Harvard Universi ty Press, 1956.S tra f uen te impo rtante, por supuesto, es Emi le Durkheim, Socialism and

aint-Simon, Londres: Routledge and Kegan Paul Ltd., 1958.3 , Claude Henri Saint-Simon, Oeuores Completes de Saint-S imon el En ,antin, 1865-76, París , 1865-76

1XV, pág. 66.

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Como ya lo había hecho Bonald, Saint-Simon atribuyó la &restabilidad de la Edad Media a su religión universalmente aceaQtada; y como luego ocurrió con Marx, consideró la transfortnacifhistórica de la sociedad.europea como el resultado de fuerzas q ul : l

habían madurado en la matriz del antiguo orden. El desarrollo ! /la ciencia, el surgimiento de una burguesía industrial y cOtnerciajela Reforma protestante y, finalmente, el movimiento filosófic'negativo-crítico del Ilúminismo, contribuyeron todos a debilitar I~Iglesia Católica y, por consiguiente, la unidad de la sociedad llle.dieval. ~s .P':ilosophe~, sostenía Saint-Simon, con su insistenciaen los prInCIpIOSde la Igualdad y los derechos naturales contrib

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yeron a la desintegración del orden anterior. Tales ideas eran des.tructivas para la vieja sociedad y condujeron por último a la grancrisis revolucionaria de su época. Pero esos mismos principiosproporcionaron poca o ninguna guía para la exitosa reconstruc_ción de la sociedad. Por ello, Saint-Simon consideró que su tareay la de sus contemporáneos era crear un orden social nuevo y

orgánico basado en los nuevos principios y fuerzas que habíanpasado a primer plano. Así, escribió: «La filosofía del s iglo XVIII

fue crítica y revolucionaria; la del siglo XIX será inventiva y cons,tructiva.» 4

Si bien Saint-Simon admiraba la unidad social de la Edad Mediatanto como Bonald, reconocía también que no había manera devolver atrás, con lo cual se separaba de los teóricos del resurgi-

miento católico. La nueva unidad social debía basarse en unanueva unidad en el dominio del pensamiento, de los principiosintelectuales. El conocimiento humano había pasado por tres eta-pas de desarrollo: de la teología a la metafísica y de esta a lacientífica. El estudio de la conducta humana, al que Saint-Simonllamaba «fisiología social», debía converti rse en una ciencia posi-tiva, del mismo modo que el estudio de los fenómenos físicosse había hecho científico. Así, el conocimiento cient ífico ocuparáel lugar del dogma religioso, y los hombres de ciencia e indus-triales serán la nueva é lite «natural» que reemplazará a los líderesde la sociedad medieval, el clero y la nobleza. Nuevamente, comoBonald, Saint -Simon admiraba a la educada éli te internacional delantiguo orden y creía que una élite semejante sería también ne-cesaria en la nueva sociedad. Una nueva élite internaCional cien-t ífico-industrial sus ti tuir ía a la vieja élite cult ivada y educada de

la Edad Media. La ciencia debía cumplir en el nuevo orden lamisma función que la religión en el viejo. ¿Cómo? Por medio delpositivismo, o sea la aplicación de los principios científ icos a todoslos fenómenos naturales y humanos.El positivismo, entendido en este sentido, ya se había manifestadoen espíritu, si no con ese nombre, en los siglos XVII y xvIII.

Saint-Simon se inspiró en la obra científica de sus predecesoresy modeló su posición según la de ellos. Tenía la esperanza de quelas ciencias humanas llegaran a alcanzar la unidad y la elegancia

4 lbid., pág. 92.

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lB s ciencias naturales y le impresionaba, en particular, la leylB ~ravitación de Newton. Comprendía que él no era un cien-y admitía carecer de la preparación necesaria para llevar a

~..ha el programa de dar un carácter positivo a los estudios socia-'-j\unque más tarde abandonó la idea de unificar las ciencias, se~~ a su concepción de la ciencia como un conjunto de creencias::Iikadas y establecidas que podía ocupar el lugar de la religión

o fuerza cohesiva de la sociedad. La religión, cuya función::cial había sido brindar una visión coherente del universo y de

eXistencia humana, y de este modo unir al pueblo sobre la base~ verdades comunes, sería reemplazada por la ciencia. Para aque-n o s que fueran incapaces de captar intelectualmente la verdadc;ientffica, se impartiría el conocimiento por medio de rituales,c u l to S y procesos místicos. La élite educada, en cambio, aprende-ría las ideas directamente como principios científicos.E n el cuadro saint-simoniano de la - sociedad futura es esencialtanto una élite espiri tual como una temporal; la primera está cons-tituida por hombres de ciencia y la segunda por industriales yotros propietarios «productivos». Se trata de una sociedad autori-taria, en la que una élite científico-tecnológica dominará jun-tamente con los propietarios. Esta visión de la estructura de lanueva sociedad se mantiene a través de toda su obra. Por ejemplo,en sus Cartas de un habitante de Ginebra, uno de sus primerosescritos, ve la sociedad anterior dividida en tres clases: la primera

está formada por los científicos, los artistas y los hombres deideas liberales; la segunda, por los propietarios, que se resisten alcambio y quieren conservar el viejo orden; la tercera, «que seune al son de la palabra "igualdad", comprende el resto de losseres humanos». La estructura de clases, en resumen, está for-mada por los intelectuales, los «que tienen» y los «que no tienen».Cuando el conflicto de clases entre los que tienen y, los despo-seídos gana intensidad, y a medida que la insurrección de los úl-timos comienza a triunfar, los intelectuales se incorporan a estelIlovimiento en calidad de líderes. La Revolución se produjo por-que los que tenían ya no podían contener el levantamiento, yano podían controlar a los desposeídos. La causa de esto fue laPérdida de superioridad cultural e intelectual por parte de la vieja6lite, compuesta por el monarca, los sacerdotes y los nobles.

Para que la sociedad posrevolucionaria recupere esta unidad, unanUeva élite científica, un consejo de Newton, debe reemplazar ala .autoridad espiritual de la Iglesia con una doctrina científicaunificada y centrada en la ley de la gravitación. De este modo,la. estructura de la nueva sociedad sigue siendo esencialmente lallllsma: la ciencia sustituye a la religión como principal fuerzaeohesiva de la sociedad y cada élite del viejo sistema es suplantadaJ)or una nueva, los científicos por los sacerdotes y los industrialesJ)or los señores feudales. El conflicto entre los que tienen y losdesposeídos continuará, pero los' primeros podrán ahora recuperarel control sobre los segundos. En efecto, Saint-Simon implora alas clases poseedoras que se unan a los grupos más ilustrados de

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la sociedad, los intelectuales. Tal unión engendrará un orden scia1 estable en el cual podrá recuperarse el control sobre los deo.poseídos, impidiéndose así la revolución. Al hablar a su imagin s,rio auditorio de propietarios, les pide que hagan de buen grada.<lo que tarde o temprano les obligarán a hacer los científicos, 1 0°artistas y los hombres de ideas liberales, aliados a los que n stienen>. eVemos, pues, en qué medida la visión que tenía Saint-Simon dela sociedad se inspiró en su concepción del orden social del Ine

dievo. Esta, para él, no había sido una época totalmente oscura'con:o p~r~ los iluminista~. A fin d~ / cuent~s, 1~ era .moderna s ;habla iniciado en ese período; también la CIenCIa, estimulada Por

los á rabes establec idos en Europa, había surgido durante la EdadMedia. Admiraba la presunta unión espiritual y social del me.dievo y la alianza entre las éli te s espi ritua les y temporales quehabía mantenido esa unidad. Discrepaba con Bonald y Maistresin embargo, en 10 concerniente a las posibilidades de restaura;esa unidad sobre la base de la teología católica. La ciencia habíahecho esto defini tivamente imposible. El dualismo de mente y

materia que surgió como intento de un compromiso entre los po-deres espirituales y temporales debía ser eliminado. Es necesarioconsiderar nuevamente la mente y la materia como aspectos deuna sola unidad, pero ello no es factible mediante una teologíaant icuada, hay que recurrir a leyes cientí ficas.

De esta manera los cambios en la historia se relacionan con loscambios en las ideas rel igiosas, y estos a su vez representan elestado de las creencias y del conocimiento en -un período dado. Lahistoria ha pasado por el politeísmo y el teísmo, y ahora, con elfi si ci smo, ha abandonado las e tapas conjeturales para l legar a unestadio positivo en el cual todo conocimiento será unificado sobreuna base científica positiva. Por consiguiente, llegamos a unaconclusión ineludible : que Saint-Simon creó tanto el nombre comolos principios fundamentales de la filosofía positiva. Emile Durk·heim fue uno de los primeros en comprenderlo, y trató incansa-blemente de demost rar ese hecho: - ... la idea, la palabra y hastael esbozo de la filosofía positivista se encuentran todos en Saint-Simon. Fue el primero en imaginar que entre las generalidadesformales de la filosofía metafísica y la estrecha especialización delas ciencias particulares había lugar para una nueva empresa, cu-yas pautas él mismo planeó y trató de realizar. Por lo tanto, esa él a quien se debe rendir, con toda just ic ia, los honores quehabitualmente se otorgan a Comte>." A continuación Durkheimdemuestra que el mérito de la fundación de la sociología positivatambién corresponde a Saint-Simon y no a Comte. Los estudiososcontemporáneos del problema coinciden con Durkheim; al res-pecto, es típico el juicio de F. M. H. Markham: <La "ley de lastres etapas", pomposamente anunciada por Cornte como un des-cubrimiento original, no es más Que una formulación precisa de

.5 Durkheim, op.dt., pág. 104.

idea de Saint-Simon, que se remonta a las Cartas de un ha-

ante de GinebrarFmanera como enfoca la Reorganización de la sociedad europea

bién confirma que el orden medieval es siempre el modelo de, t-Simon para la concepción de la sociedad. En esa obra seifiesta nuevamente la influencia de los teóricos del resurgi-

'ento católico, pues Saint-Simon contempla la civilización me-val como un orden internacional basado en una organizaciónternacional: la Igles ia. Puesto que no se puede volver atrás, esester avanzar y establecer una nueva organización internacio-sobre la base de nuevos principios inte rnacionales. ¿Y hayso principios más internacionales que los científicos? La cienciala filosofía positiva deben unir a las naciones de Europa en unarnunidad internacional, pues sin un orden inte rnacional no pue-haber orden o estabilidad en las sociedades particulares deropa.anto en sus primeras obras como en las poster iores, la estruc~racada soc iedad nacional es la misma: hay -prbductores~ y -OCIO-S~. En la clase sproductiva>, Saint-Simon agrupaba a los ban-eras los industriales los científicos, los administradores y losrero~ manuales, en 1 ; suposición de que tod~s, ellos tienen ir:te-ses comunes. Más tarde, esto llamaría la atención de Marx, quienconsideró como una idea muy ingenua de la estructura de cla-s de la sociedad industrial y quizá como la parte más débil del

isterna de Saint-Simon. Además, en su esquema de la <nueva>iedad Saint-Simon deja intacta la estructura de clase y, porde, la 'institución de la propiedad privada; el único cambio querepugna es la compensación a los aparceros por el m~¡OramI~ntolas tierras que trabajen. La igualdad, según creía, es una Ideatraña que no tiene cabida en la, civilización europea. ,n los primeros años de su labor intelectual (1815-21), las IdeasSaint-Simon en materia económica se alinean claramente en lancepción del lai ssez -ia ire. Pero difi ere de los economistas clási-s en varios aspec tos importantes, No ve la producción comon fin en sí mismo, sino como un medio para mejorar las condi-iones de vida' y en la sociedad jerárquica y orgánica que proponeto es posible solo mediante la planificación racional de la pro-ucción. En su obra Organisateur, esboza un plan de parlamentodustria1, u organismo planificador, compue~to d~, tres cá~:iras:na de invención, otra de examen y otra de ejecuc ion. La primerastá formada por científicos, artistas e ingenieros, quienes de~enlanear los diversos proyectos públicos; la segunda, por los cien-íf icos encargados de supervisar los proyectos y controlar la edu-ación; y la tercera, por industriales que deben llevar a cabo 10,slanes y cont rolar el presupuesto, También discrepa de la supo S I-ión de los economistas clásicos en el sentido de que la busca delienestar individual conduc irá automáticamente al bien general.1 egoísmo sin medida de los ricos y la rebeldía irrefrenable de

F. M. H. Markham, op. cit., pág. xxv n.

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1?~pobres tendrán efe~tos desorganizadores en ~usencia de Ul\

etica mundana de algún genero; la nueva sociedad necesitat~pues, un equivalente secular de la re ligión. Sobre Saint-Simon h a ,bían influido los Nouveaux Principes d'Economie Politique J 'Sismondi (1819), obra en la que este demostró que los pobreesufren en grado sumo las crisis y la depresión económicas y queS

por consiguiente, los u tilitaristas y los economistas clásicos esta~ban equivocados. Saint-Simon comienza a señalar en su SistenzQindustrial * la necesidad de mejorar la condición de las clases tnás

pobres y de basar el sistema industrial en el principio del arnOrfraternal. Los artistas deben contribuir a la unidad moral de lasociedad moldeando creencias, opiniones y sentimientos.Tal como Saint -Simon contemplaba la t ransformación his tórica dela sociedad europea, el reemplazo de la nobleza feudal por laburguesía industrial era inevitable; pero, como ha observado F.M. H. Markham, era inconcebible que pasara a predecir, cornohizo Marx luego, que la burgues ía, a su vez, sería sustituida Porel proletariado. Al tener siempre en su mente, como modelo, laélite espiritual de la Edad Media, no podía concebir que U'1asociedad no estuviera gobernada por una élite culta. Los cientííi.cos y los industriales eran, pues, para él, los líderes «naturales'de la clase obrera. Previó que surgirían conflictos entre los pro-pietarios y los no propietar ios, entre capital istas y obreros y entrericos y pobres en general, pero creía que en una sociedad verda-deramente orgánica se podía y se debía aplacar ese conflicto.Además, sostenía que el propósito principal de la política eraprese rvar la propiedad y que «la única barrera que los propieta-rios pueden oponer contra el oroletariado es un sistema ético>.'Comte, como veremos, se sintió deslumbrado por esta idea y sudefensa ideológica de la burguesía fue mucho más vehemente.Más tarde, los problemas que Saint-Simon y Comte plantearon,pero dejaron sin resolver, iban a intrigar a Durkheim, cuya obrapuede interpretarse en gran medida como un intento por recon-ciliar la desigualdad estructural de la sociedad moderna con losrequisitos de la 'solidaridad soc ial.Partiendo de las consideraciones anter iores, cabe extrañarse real-mente de que se aplicara alguna vez el calificativo de «socialista'a la doctrina de Saint-Simon, en particular si se entiende dicho

término en el sentido de abolición de la propiedad privada e igua-lac ión máxima de las posibi lidades vi tales. La doctrina de Saintd·

Simon está muy lejos de la concepción marxiana de la sociedafutura, en la cual serán abolidos el conflicto de clases y las clasesmismas. El único elemento «socialista» en la concepción saint-simoniana de la nueva sociedad es la plani ficación cent rali zada delsistema económico. Más que el mismo Saint-Simon, fueron su5seguidores -Bazard, Enfantin y otros- quienes hic ieron unacrítica más radical, de los «ociosos» de la sociedad y atacaron la

* Madrid: Aguilar, 1966.7 Saint-Sirnon, Oeuures Completes, XVIII, pág 221.

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_ ción de la herencia, a la par que. d~fendieron la 'pl~nificaciónjllSutueconomía. Pero taI?b.ién su «soclal!smo». tuvc;>vida corta.de 1. sumir el conocirmento es, segun Saint-Simon, el factor~ ~:nte y 'sustentador de una sociedad; un siste.m~ social es laf1J~Y·ión de un sistema de ideas. El desarrol lo histórico del co-..,l i~ento, o la ciencia, fue una causa fundamental de la ~rans-~ción de la sociedad europea. El conocirmento cons~1tuve,fortJl tanto la potencia del progreso como la fuerza cohesiva dt:

ples, . dad la cual es en efecto una comunidad de ideas. Dadal. sacIe, , . !. id 'JII. ortancia de las Ideas Saint-Sirnon consi era que era sul. Ul lP '. la si . , d 1JII determinar cuáles se adaptaban mejor a a snuacion e a~a dad europea a comienzos del siglo XIX. Lo que une a losSO Clb 1 s es la manera común de pensar y de representarse el

pU e do: pero esta manera de pensar del pueblo como totalidad:'ha1l~ rezagada con respect.o. al progreso del co~ocimie .nto cien-tífica, es deci r, al ?~cho pOSI~IVO.PO! ~o ta? to, si st ernat izando elocimiento científico es posible definir cual debe ser la concien-

~n de un pueblo en un momento determinado. ~n la ~edida en q~e: sistema social es la aplicación de ideas, será ImposIb~e COn~tl:UIrt. nueva soc iedad mient ras no se desarrolle la filosofía posmva,que debe ser su base. Si bien existen ya muchas clen~I~s, fa. lta ~amás importante: la ciencia del hombre. Esta es la umca CIenCIaque puede reconcil iar los interes;s. de ~l~ses y, P?r ~nde, ser elfundamento de una sociedad orgamca unida. La CIenCIad el hom-bre debe tomar como modelo a las ot ras ciencias de la naturaleza,pues el hombre es, a f~n ~e cuentas .• parte de la naturaleza.Saint-Simon por consiguiente, abrigaba la esperanza de que lle-garía un tiempo en que la política sería una ciencia ~ sus temas set rata rían de manera muy similar a como l~ ~ie?Cla trata otr~sfenómenos. La principal tarea de la nueva disciplina es descubrirlas leyes del desarrollo social, de la evolución y el progreso, queson inevitables y absolutos. Todo lo que el hombre puede haceres someterse. El progreso se realiza por etapas, y cada etapa esnecesaria y contribuye en algo al progreso de la humamdad .. < Co-mo hemos visto la civilización medieval no fue todo oscuridad,Pues en ella se originaron los elementos de la civi lización moder-na.) Una vez que el hombre haya descubierto las leyes .del desa-rrollo social ellas indicarán la dirección que debe seguir el pro-Rteso. Así, ~uede deducirse el futu:o, a parti~ ~e~ pasado y del

presente. La él ite científica descubrirá los prmcipios y las leyesIllás apropiados para la nueva sociedad, y apelará a los 9u.etienen para que cooperen en la realizaci~n de esta. De no ex~sttrtal cooperación -advierte a los que tlenen-, los desposeI??sPodrían conquistar nuevamente, como en el c~so de la RevoluciónFrancesa a los desamorados inte lec tuales, quienes se convertmanen los líderes de una nueva insurrección. La l ibertad individual notiene cabida en este esquema y no parece- haber preocupado aSaint-Simon. Todas las consideraciones se subordinan al estable-cimiento y el mantenimiento de una sociedad jerárquica, pero <or-gánicamente unida>. .

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Saint-Simon y su concepción evolucionista

de la historia

Al mismo tiempo que Hegel, pero independientemente de élSaint-Simon expuso una concepción del desarrollo histórico nota'blemente similar a la de aquel. Hegel contemplaba el desarroU~his tórico de la sociedad como la creciente realización de la razón.Saint-Simon colocaba en este papel al conocimiento científico'Para ambos pensadores, el desarrollo histórico avanzaba por eta:

pas; y para Saint-Simon como para Hegel, cada etapa encarnabacierto grado de racionalidad y, por ende, de necesidad. Los dosconcebían el desarrollo y el progreso como la lucha de fuerzasopuestas. Con la concepción de Hegel en la mente, podemos es-bozar las ideas de Saint-Simon referentes a la historia europeatal como se las encuentra en su Organisateur, y destacar las se:mejanzas subyacentes que hallamos en la visión general de los dospensadores. 'En el momento en que se inicia un sistema social, entra en sufase ascendente, que continúa hasta llegar a la. madurez; con lamadurez, el sistema comienza a declinar. El sistema feudal, porejemplo, llegó a .la madurez, según Saint-Simon, en el siglo x opoco más o menos, y desde esa época hasta las vísperas de laRevo lución most ró una ininterrumpida decadencia. Durante el pe-ríodo de decadencia, las fuerzas industriales y científicas, que se

habían formado en el antiguo sistema, se manifestaron no solopor su tendencia a socavar y finalmente destruir ese orden, sinotambién al dar origen a uno nuevo. Las fuerzas recientemente apa-recidas, aunque apartaron las conciencias y las voluntades de loscentros anteriores, que hasta entonces habían brindado direccióny unidad al sistema, cobraron impulso y se convirtieron cada vez, más en los nuevos focos de la acción común y en centros de oroganización. Un nuevo sistema social estaba surgiendo de las en-t rañas del viejo, que ya no podía detener el proceso y, por tanto,se acercaba inevitablemente a su ruina. Emile Durkheim describióla concepc ión genera l que Saint-Simon tenía de estos procesos enlos siguientes términos: <En la medida en que iba desapareciendoel sistema social anterior, se iba formando otro en el seno mismodel primero. La antigua sociedad contenía en sí misma a una nue-

va en proceso de formación y esta adquiría cada día más fuerzay solidez. Pero las dos organizaciones eran necesariamente antagó-nicas, pues resultaban de fuerzas opuestas y tendían a fines con-tradictorios. Una era en esencia agresiva, guerrera, y la otra pu-ramente pacif is ta. Una veía en otros pueblos a enemigos que eramenester destruir; la otra tendía a considerados como colaborado-res en una empresa común. Una tenía como objetivo la conquista;la otra, la producción. Análogamente, en las cuestiones espiritua-les, la primera apelaba a la fe e imponía creencias que colocabafuera de toda discusión. La segunda recurría a la razón y hasta ala confianza: exigía un tipo de subordinación intelectual que es

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'al a la racionalidad, una promesa de .continuar explorando~~izando ensayos. Así, estas do~ sociedades no podían coexis-1 . ~contradecirse una a la otra". ,E? esta form~l~C1on, se ponedt sJl1d manifiesto el enfoque organice y agomsnco que tienebi~ .sfmon del d~sa~r? llo hi s~órico; como yeremos, esta ~oncep;~nt d 1 cambio histórico sufndo por la sociedad .europ~a influyó

¿6n damente sobre la teoría marxista del cambio soc~al.prof~: Sistema industrial, Saint-Simon muestra que elcitado pro-En debía conducir a la Revolución Francesa. cEs~a cnsis trernen-ceso e originó en absoluto en talo cual hecho aislado ( . : .) Se

da no s, como un vuelco del sistema político por la sencilla ra-resento 1 di Lant i dP de que la situación socia correspon lente a antJ~~o ?r. enZ6nb, ambl'ado totalmente de naturaleza. Una revolución civil yLa la cid ' d .' '' 'oral que se había I?~oducido gra~~a me~t~ urante ~as = ~els~ los provocó y exigió una revolución pol~t l~a ( . '.: ) SI se insistesR tribu ir a la Revolución Francesa un uruco ongen, se la debeth el día en que comenzó la liberación de las comunas y eleC

1.aro de las ciencias exactas en Europa occidental." 9 Así, Saint-

cu nv . d 1 luci , 1Simon anticipóIa teoría marxista e a revo ucion, a menos ensus aspectos mas generales. . ., S'Para Saint-Simon, la Revolución ~ra necesaria e ~nevltable. 10bargo critica a los revoluclonanos: era temerario demoler las

~iejas instituciones sin haber establecido co~ ,ant:rioridad la ma-nera de reemplazadas. No objeta la RevoluclOn S100 e~ hecho deque no llegara a convertirse en lo que podría ~a~er s~d.o; la Re-volución se detuvo a mitad de camino y no culminó PO~I~lvamente.La labor crítica, destructiva y negativa de los metafísicos y losrevolucionarios fue, necesaria para, desb,rozar e l ca!D~o. al nuev?orden; pero ellos nunca fueron mas alla de s~s P~l1:ClpIOSn.egatlíos, rígidos y abtractos para dar una base ~ilosofica F.SltlVa asistema que estaba surgiendo. La ~ueya. sociedad orgánica debeconstruirse exclusivamente sobre prmcipios posltl\:OS. ¿A~as? ;10

era evidente que las sociedades basadas e~. tendencias '! pnncipiosantagónicos están condenadas a la inestabilidad, la cnsis y la revo- ,lución? Como Hegel, pues, que había detenid~ bruscamente suproceso dialéctico en el Est~~o pr~SJ.a~o, para el, su~re!Da expre-s ión de la razón, ahora también Sain t-Simon que~la. eliminar todoslos elementos confli ct ivos del nuevo SIstema orgamco.Este último tenía sin duda muy buenas intencione.s cuando pro-

pugnaba la dominación de los científicos e ind?stnales. No que-ría que' gobernaran los más fuertes, S100 ~o.sm~s c~~ace~ y co~o-cedores de la ciencia y la industria. La elite científico-industrialno iba a dictar órdenes, sino solamente a establecer lo que seajustaba a la naturaleza de las cosas. <En el antiguo SIstema -es-cribía- la sociedad está gobernada esencia lmente por hom?res

d;

en el nuevo, está gobernada solo por principios." 10 En la soc ieda

8 Durkheim, op. cit., págs. 118-19.9 Citado en Durkheim, ibíd., pág. 120.10 Saint-Simon, op. cit., IV, pág. 197.

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I 1 1

que él, proponía iba a ha~er una adn:i!li~tiación científica, Peno polIt~ca prop~ament~ dicha. Los dmgentes y administrad%no estarían <arriba», SInO que sImplemente desempeñarían es

íunción diferente. ~Cómo se iba a reconciliar esto con el mantUI).anuentr, de la propiedad privada? ¿La apropiación de las flle~lll.productivas por los industriales no conduciría a la concentl"a/~sdel poder en sus ma~os? Quizá, pero lo más importante es qU~lllpropiedad no debe Ir contra la necesidad general; no debe esr aseparada de la inteligencia y la capacidad. arEl freno del egoísmo, en la nueva sociedad iba a ser el arnf Icri Al' o rraterna cnsnano. « maos os unos a los otros» es el lema qSaint-Simon puso en .1a primera página de su Sistema industri~e

La suert~ del proletanado debe mejorarse todo 10 posible, no tant~por su bien como por el de la é lite. Hay dos maneras de refrenara esa clase: usar la fuerza para Imponer el orden social o lograque ~me~ ese .ordt;~. Esta última es la más racional para la élit~propre tana y c ien t ff íca , y asegurará la paz social más efi cazment'que las medidas represivas. e

Sin duda, la «nueva sociedad» de Saint-Simon parecerá a muchosuna tra,nsparente justificación i~eológica' de las élites emergentesen su: epo~a. y cuando en el siglo xx cons ideramos las diversasaprOXImaCIOnes ~ su «nueva ~o.c}edad», su ..carácter grotesco, queaparentemente el nunca percibió, se hace muy obvio en verdad.La libertad individual no contaba para nada en ese nuevo orden

he~ho que llevó a Albert Salomon, entre otros, a considerar ~~aInt-Slm?n como uno de los fundadores de la ideología totalita-rra. AnalIzaremos esto con más detalle en nuestro examen deComte, en quien esta tendencia es aún más pronunciada. Peroante~ debemos indagar un último aspecto de la doctrina saint-sí-moruana: el papel del internacionalismo y de la religión en lanueva sociedad.

Internacionalismo y religión

La transición a la nueva sociedad no puede producirse en un solopaís, ind;pendientem~nte de los desarrollos que se produzcan enotros paises. Las SOCIedades europeas no están aisladas unas deotras; por el cor.rrario, hay vínculos definidos que las unen. Por10 tanto, deben convertirse en una comunidad de naciones en lasqu.e el ?espotism? .haya desaparecid~ d.e todas y cada una de ellas.SaInt-Slmon escribía: «El gran movrmienm moral que debe hacerpasar .a la SOCiedaddel régimen despótico modificado a otro másventajoso para la mayoría no puede triunfar sino como rnovímien-~o común a -Ios pueblos más ilustrados».u t Por qué existe estamterdep.endehcia ent .re l~s sociedades europeas> A causa de queson y tienen una hIstona social, económica y religiosa similar.

11 Citado en Durkheim, op. cit., pág. 170.

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t vieron en una época sometidas a regímenes feudales1~ ~~tYeron una religión y un clero comunes, cuya cabeza, el~p . dependiente de todos los gobiernos part iculares. Cual-era ID .,'.

~' aJllbio importante en una nación europ,ea tiene repercusio......id e como' lo demostraron la revolución y la contrarrevo-~ .notra, P , d~ ~ Europa debe unirse en !a. paz.. era, ¿como. pue ~ unalUC1~,n' desa rmarse y volverse pacífica mientras las res t~n~es siguen1JICl03a mantienen su carácter guerrero? La paz sena imposible, r r t J . 'e c h ; ' arguye Saint-Sirnon, si no f~era por las fuerzas indus-

~ h el esp ír itu recientemente surgidos y que han transforma-i r i a ! e s y ntal idad militar en algo totalmente anticuado. Las nva}¡~d o l . melos odios nacionales, tales como se expre san en los con-~:smilitares internacionales, solo pueden t rabar e~ desarrollof 1 i c í. civilización industrial, s?~re !a cual. rep~sa el ~Ienestar fu-eJ e de toda Europa. El espintu industrial v,lOculara a los pue-~ en lugar de dividirlos, pues todos los p~~ses de Europa ten:~ el mismo interés en fomentar .la producción, 1 0 cual s~ceder.ade manera creciente. Toda: las sOCled~des de Europa est~~an UDl-

_ por la necesidad comun de seguridad en la. producción .y delibertad en el intercambio. ~Los pro~uctores de todas las tl er~a~n pues esencialmente amrgos.> ASI, no solo en el plano nac~o-

~: sino ~ambién' en el internacional, tod~s l~s «prod~ctores» tie-n en intereses comunes que llevan a la solidaridad social.

Al considerar la posibilidad de crear una comunidad europea pa-cífica y unida, Saint-Simon no tuvo en cuenta de una ~aneraadecuada la supervivenci a de elementos feudale s en cada SOCiedad.Tampoco previó el nuevo nacionalismo europeo, que se J?us~ demanifiesto después, en el transcu!so del Siglo, como ~lvalIdadde carácter económico entre las naciones, y que desemboco en con-flictos militares cada vez más encor.ados y extensos. !-~lama?oespíritu industrial común no resultó ser el factor unificador In -ternacional que suponía. . . ,Saint-Simon también consideraba la ciencia como un antídoto co~-tra el nacionalismo. Surgiría como fuerza unificadora ~~ comu.n~'dad internacional de doctos y científicos, una nueva eli te e~plt~-tual internacional que reemplazaría a l a vi~ja. Aunque la,s nval,l-dades nacionales subs ist irían durante un tiempo, no senarr masque los vestigios de una fase d~ transició~. Saint-Simon pensó

que surgi rí a algún t ipo de. s<?lidandad profe.slOnal. y l~boral capaz,quizá, de diluir los sent imientos nacionalistas .1rracI<?nales.. Losintereses universa les de las profesione~ y o~upaclOnes 1!I?ustnalesSOcavarían y supe rarían todos los I?art1culans~os del VleJO orden.Con el tiempo, el sistema industrial abarcaría a toda Europa, y,quizás, aun a toda la humanidad. La nacl0!I~s. no desapareceríantotalmente' conservarían cierto grado de tipicidad cultural y deautonomía' política, pero perderían la importancia moral que ha-bían ten ido histór icamente. , .El nacionalismo es una forma de egoísmo que debe ser drástica-mente reducido, si no eliminado, de la .nueva sociedad. El pa-triotismo, escribe, « ... no es más que el egoísmo nacional; y este

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" ~ ¡ .

egoísmo provoca las mismas injus ticias entre naciones que el ego'mo personal entre individuos" .12 Saint-Sii:non no esperaba la .

esta cOfllunidad internacio.nal.sur~ier~ de una manera ~otalrne~\¡~espontanea. Serán necesarIas Inst ltUclOnes y una orgamzación e~munes; de lo contrario, cada nación continuaría apelando a o-fuerza. L as form" 'UPtan,cionales de organizaci6n basad" en I¡espíritu industrial común provocarán una revolución en las re]eciones internacionales . . Si n e1l?-bargo, estas c~>ndicion~s, qt,Ie co~:ducen a un VInculo lnternaclOnal temporano, son InsufIcientepara crear una paz y una unidad internacional reales. Es necesarioSademás, un vínculo espiritual, un cuerpo común de doctrinas .;

creencias que den unidad moral a todas las sociedades euroPeasy como en la Edad Media, ellas deben adoptar la forma de una'religión común, pues son las creencias antagónicas la s que condu.cen inevitablemente a la guerra. La unidad espiritual y moralde los hombres y de las naciones estaría basada en el NuevoCristianismo.

Aunque Le Nouveau Christianisme no const ituye un vuelco totalpresenta un cambio discernible en la visión de Saint-Simon. E~sus primeros escritos, pone el énfas is en 1 0 puramente científico.Pero en su Sistema industrial, y sobre todo en su obra final, pasaa primer plano la idea de Dios. Saint-Simon llegó progresivamentea la conclusión de que los intereses y las organizaciones no basotaban para garantir la paz y la unidad, tanto dentro de las socie-dades como entre ellas. Asignó entonces un papel importante a

los sentimientos morales. Difiere, pues, de los utilitaristas, quie-nes confiaba n en el autointerés para asegurar el bienestar ge la so-ciedad. En sus últimas obras, Saint-Simon comienza a insistir másenfát ica y sistemáticamente que aquellos, en la necesidad de unaunión moral como un añadido básico e igualmente importante delorden y la unidad sociales. La car idad, las obligaciones, mutuas y lafil ant ropía son esenciales; y si bien la nueva religión tendrá su cre-do y su dogma, la moral idad será su núcleo fundamental. (Másadelante veremos cómo emplea Durkheim las ideas de Saint-Simonen su intento por reconciliar los efectos desorganizadores del de-sa rrollo industri al con las exigencias de orden y unidad sociales.)El Dios de Sa int-Simon es impersonal e inmanente a toda la natu-raleza. Su última doctrina es una forma de pantefsmo en donde elespíritu y la materia se unen nuevamente. Para Sain t-Simon , lamora l es básicamente secular y no tiene ningún fin más allá de 1 0

temporal. Solo procurando a los seres humanos «el mayor gradode felicidad que puedan alcanzar durante su vida terrena, logra-réis establecer el cristianismo" .18 Su última palabra sobre el temaes, pues, que el nuevo mundo necesitará de la rel igión tanto comode la c ienc ia. La fi losofía y la c ienc ia posit ivas, que iban a superarpara siempre todas las etapas teo16gicas y metafí sicas, se convie r-ten en una religión un tan,to secularizada. Con el tiempo, como

12 Ibíd., pág. 175.

13 Saint-Súnon, op. cit., VII , pág. 1 .' 54 .

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s las cosas fueron tan lejos en esta dirección que Comtedtima obra, Politique Positiue, llega a problamarse el pap~

III nueva religion positiva._ ~derando en conjunto y retrospectivamente la doctrina de~.sÍJDon se distinguen con claridad las dos principales co-~ res int;lectuales que .la moldearon. Vivió "j escribió sus. obras,rieOJIÚenzos del nuevo SIglo, cuando los movirmentos romantico,~rvador y católico ponían en tela de juicio toda premisa le -: . . . . 1 • • por el Iluminismo. Al igual que los pb ilosopbes, Saint-Si-r;onfiaba en el poder de la razón para transformar el mundo;JIl O enfoque era optimista y cosmopolita. En cuanto a la Revolu-~6n él no la condenaba. Pensaba simplemente que esta no habíaido bas tante lejos, y ello se debía sobre todo a los principios'n~aúvo-críticos de los pb ilosopbes. Pero Saint -Simon se apartadel pensamiento iluminista en su evaluación de la Edad Media.Rechaza el repudio total de ese período al que el Iluminismoconsideraba una época de superstición e ignorancia. En este pun-to se manifiesta la influencia de la reacción, ya que, como losconservadores y 1 0 5 teóricos del resurgimiento católico, Saint-Si-mon admiraba hasta tal punto la «unidad medieval", que la adop-tó como modelo para su nuevo mundo. Creía que el mundo me-dieval había sido durante un tiempo una unidad intelectual ysocial, al mismo tiempo que internacional, orgánico, jerárquico yestable, siendo gobernado por una é lite tanto espi ritual como

temporal. Pero tales órdenes sociales no florecen dos veces en lahistoria. La ciencia y la industria, desde el momento en que apa-recieron en el seno del antiguo orden, hicieron sonar su toque dedifuntos. Es aquí donde se aleja de Bonald y Maistre. La cienciay la industria no solo habían provocado la muerte del orden an-terior, sino que además se habían convertido en los principiospositivos esenciales del nuevo. La aparición de principios y fuer-zas antagónicos dentro del viejo sistema condujo de manera inevi-table a la Revolución y a la destrucción del orden medieval. Lanueva sociedad, pues, no debe basarse en principios antagónicos,si desea escapar al destino de su predecesora. También ella debeser in ternacional, orgánica, jerárquica y estable, estar gobernadapor una élite espiritual y una élite temporal, y f inalmente unirsePOr intermedio de una religión internacional. Es así como Saint-Simon absorbe y refleja tanto la influencia del Ilumin ismo como

de la cont rarrevoluci6n. Pero en definitiva, su síntesis representaideológicamente a la burguesía y a las élites profesionales y cien-tíficas que pugnaban por consolidar y promover la posición depoder que habían conquistado durante la Revolución y el Impe-rio. Cuando la burguesía finalmente lo repudi6 no fue por su«socialismo», sino por sus tendencias teo16gicas.Saint-Simon no contemplaba a los nuevos elementos de su épocacomo fuerzas en conflicto, sino como partes potenciales de unatotalidad orgánica. En un contexto más amplio, sus patrones depensamiento reflejan simplemente las condiciones de la Europade comienzos de l siglo XIX, en la que el. nacionalismo hahía sido

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d,esplazado por una aparente unidad europea, el catolicismo par~a hacer las paces con la democracia liberal y aún no había apar e-cido, en los pueblos europeos continentales, la industria en grae-escala, con su proletaria~o .concom~tante. Por todo ello, J:,~inten~sa,s luchas de clas~ del último período del siglo eran todavía fe-nome.nos desconocidos en tiempos de Saint-Simon. Los pueblodel SIglo. XIX no crearon una c ivi lización industria l integrada ;los del ,sl .glo ~ experimentaron dire~tamente un tipo de «utopíatecnocrat3ca» similar a la que habla. propugnado Saint-Simon.

Este paso por alto el problema de la libertad y concibió una so-ciedad de castas esencialmente rígida. .Auguste Comte, como veremos a continuación, se apropió prácti-camente de todas las ideas de Saint-Simon, aunque negara haberlohecho.

1. Auguste Comte (1798-1857)

El término «positivo», tal como Comte lo empleó en su filosofíasitiva, era explícitamente polémico y. pr~t~ndfa ser un. ~rma

Ideológica capaz de combatir el legado filosófico del Iluminismoy la Revolución. Debían desacreditarse y repudiarse los principioscrí ticos y destructivos de la filosofía negativa, para poder reem-lazadas por los principios afirmativos y constructivos de la f í -Fosofía positiva. En realidad, este contraataque también se produ-jo en Alemania, donde los ~ositivistas trataron de . 0I;l ?ners~ ~ latendencia radical del pensamiento de Hege l. Su objeción mas Im-portante a la filosofía negativa de Hegel era que ella « ... "niega"las cosas tales como son. Las cuestiones de hecho que constituyenel estado de cosas dado, contempladas a la luz de la razón, setornan negativas, limitadas, transitorias, convirtiéndose en formasperecederas dentro de un proceso más amplio que va más allá de

ellas mismas. La dialéctica hegeliana era considerada como el pro-tot ipo de todas las negaciones destructivas de lo dado, pues enella toda forma dada de manera inmediata pasa a su opuesta ysolo al hacerla rea liza su verdadero contenido. Este tipo de filo-sofía, decían los crí ticos, niega a lo dado la dignidad de lo real;contiene el p rincipio de la revolución».' En este capítulo, limita-remos nuestra atención a Francia, donde' Comte combatió la he-rencia de los pbilosopbes y, en el proceso, e laboró su propia fi-losofía.Cornte veía un «deplorable estado de anarquía» en su tiempo, yjuzgaba que su «física social», al abordar directamente las «nece-sidades y dolencias principales de la sociedad», contribuiría a ponerorden en el caos.f Esperaba que esta «ciencia» atrajera la atenciónde los estadistas, quienes «dicen dedicarse a la tarea de resolver

1 Berbert Marcuse, Reason and Revolution, Boston: Beacon Press, 1960,pág. 325. Para un examen completo de la reacc ión positivista, véase págs.323-74. (Razón y revolución, Caracas: Universidad Central de Caracas, 1964.)2 El examen de Comte que realizamos aquí se basa en el segundo volumende la traducción y 'el resumen realizados por Harriet Martineau de suCours de Philoso.phie Positive. [Esta obra, que apareció 'en 1864 en 6voís., no ha sido traducida aún a otros id iomas. (N. del E.)] Aparecióen inglés con el título The Positive Philosophy (Londres: Kegan Paul,2 vols., 1893). (Sistema de política positiva, Madrid: 1912.) Esta versióngus tó tanto a Comte que la recomendó con preferencia al original; comoresultado de esto, dicha versión fue retraducida al francés. (En las refe-rencihas siguientes a esta obra solo cita remos los. números de páginas entreparé tesis, después del pasaje citado.)

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la alarmante constitución revolucionaria de las sociedades modernas>. La anarquía social y moral es el resultado de la anarqUf'intelectual, la cual es a su vez una consecuencia del hecho, de quea

por una parte, la f ilosof ía teológica metafísica ha decaído y, Po;la otra, la filosofía positiva no ha alcanzado el punto en que PUe.da brindar una base intelectual para una nueva organización y, deeste modo, librar a la sociedad del peligro de aniquilamiento.El orden y el progreso, que los antiguos consideraban irreconcilia.bles, deben unirse de una vez por todas. Para Comte, la gran

desgrac ia de su época era que se consideraban contradictorios losdos principios y que estuvieran representados por par tidos polí.ticos opuestos. El partido que é l llamaba ret rógrado estaba por elorden, mientras que el partido anárquico estaba por el progreso.El principio del orden derivaba del estado católico- feudal oteo.lógico de la f ilosofía social, cuyos exponentes eran Bonald, Mais.tre y otros. Por otra parte, el principio del progreso se había ori.ginado en las tendenc ias c rí ticas de la Reforma y el Iluminismo.Las clases sociales existentes; para gran pesar de Comte , tendían apolarizarse y a apoyar a uno u otro. El resultado era el confl icto declases, el desorden y la anarquía. En cada crisis, el partido retró-grado argüía que el problema emanaba de la destrucción del oroden anterior y, por tanto, exigía su completa restauración; encontraste con esto, el partido anárquico consideraba que los in-convenientes obedecían al hecho de que la destrucción de ese oro

den era incompleta y, por ende, que la revolución debía continuar.Comte, como Saint-Simon, apreciaba ciertos aspectos del ordenteológico-feudal y no lo rechazaba totalmente. Sin duda, se habíavuelto «pernic ioso» al sobrevivir a su util idad, pero había facili-tado el desarrollo de la sociedad moderna. Pero, puesto que yano podía mantenerse frente al progreso natural de la inteligenciacientíf ica y otros cambios sociales, la constitución polít ica teoló-gica nunca podría ser nuevamente la base del orden social. Así,Comte, a diferencia de Bonald, creía que era imposible restaurar elviejo orden. La decadenc ia de 1 0 viejo no es temporada ni es laobra de la Providencia. Debe lograrse de alguna manera, arguyeComte, una síntesis de las ideas opuestas de orden y progreso,porque solo mediante la unión y armonía intelectuales puede res-taurarse la unidad social.La ciencia y la industria fueron las causas principales de la decli-nación del orden teológico-feudal , y el surgimiento del espíritu'científico impide ahora la restauración de este orden; lo mismosucede con el espíritu industrial, que ahora evita el resurgimientode la mentalidad feudal-militar. Además, el espíritu nuevo es tanfuerte que ha contaminado hasta a los voceros mismos de la es-cuela teológica. Maistre, por ejemplo, trató de justificar la restau-rac ión sobre una base racional más que apoyándose en el derechodivino, con lo cual demostró que era hijo de su época. Los vocerosde esta escuela tampoco están de acuerdo ent re sí; fragmentadoscomo se hallan en sectas, hasta han aceptado muchos principiosbásicos que contradicen su espíritu teológico, por ejemplo, al su-

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. _...Ainal'a autor idad espiritual a la temporal. Finalmente, aunque~"':;ran restaurar de manera t~mporana el VI~JOorden, la cnsisl O I i " t a i í A r ía una vez más, p~rd aun con mayo~ violencia que a~tes,t,f ue en su seno seguinan actuando las l~llsmas fuerzas des inte-pO~oras. Esto en cuanto a la etapa teológl~a. Y las esperanzas dej&f'taurarla. tQué sucede con l~ .etapa metafIs~ca?,es principios de los «metafIsICOS» -t~r~mo que usa ComteL o S referirse a los pensadores del, IlumlOlsmp-- eran esencial-~te críticos y revolucionarios. Contribuyeron al progreso, pero

~lo en un sentido neg~t.ivo.. La· etapa' meta!ísica fue necesariarque resquebrajó el VIeJOSIstema Y pr~paro el camino para .la

:pa siguiente, la positiv.a} que pondría fin a.l período revolucio-nario mediante la formaClOn de un orden SOCIalcapaz de unificarlos principios de orden y progreso. La etapa metafísica, ~ecesariapero provisional «deberá mantener¡;e peligrosamente activa hastaque la nueva or~anización política que ha de sucederla esté pre-parada para. poner fin a su agitación> (pág. 9). El e~píritu m~·taHsico era mdispensable para dirigir la lucha y organizar el ma-ximo de energía con el propósito de demoler el gran sistema anotiguo. Pero también él había' sobrevivido a su util idad convirtién-dose en un impedimento. Comte experimenta particular indig-nación ante la opinión metafísica que presenta «a todo gobiernocomo enemigo de la sociedad, y como deber de esta el mantenerconstantes sospechas y vigilancia, restringiendo cada vez más la

actividad del gobierno, para prevenir sus abusos ... » (pág. 11).La liber tad de conciencia es un dogma que tuvo valor como armacontra el dogmatismo teológico, pero ya no es útil, porque nuncapuede ser un principio orgánico positivo, esto es, la base parala reorganización de la sociedad. Las diversas exigencias de liberotad son principios estrictamente «negativos»., Así como los as-trónomos, los f ís icos y los químicos no tolerarían que los legoscuestionaran sus operaciones o interfirieran en ellas, del mismomodo, en la física socia l (el término «sociología» todavía no habíaaparecido en esta etapa de su análisis), los científicos idóneos nodeben ceder ant.e los incompetentes. La reorganización social exigereorganización intelectual, y esto es imposible mientras los indi -viduos tengan el derecho de indagar temas que están por encimade sus facultades. Comte insiste en que la unidad y la unanimidadserán esenciales en la nueva sociedad orgánica. El orden soc ial,escribe, « ... debe ser siempre' incompatible con un examen per-manente de los fundamentos de la sociedad» (pág. 13).La igualdad es otro dogma: tuvo un limi tado valor histórico comoarma, pero po puede convertirse en algo absoluto. Es un principioanárquico y hostil al orden, como 1 0 es el dogma de la «soberaníadel pueblo», que condena a los superiores a la dependencia conrespecto a ljls d '1 asas y se opone a la reorganización sobre la basede principios 1erentes.Comte tambiért halla par ticularmente objetable «la noción meta-física de un su)uesto estado .de naturaleza» expresada por Rous-seau, así cotJl0 a caracterización que hace este de la «civilización

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como una creciente degeneración del tipo ideal primitivo» lapresuposición de Rousseau referente a que es posible preguntarsepor la adecuación de los sistemas sociales a la naturaleza de losindividuos era , para Cornre, presumida y peligrosa. Por ello, re.chaza la concepción de Rousseau por juzgada como nada más qUe«la forma metafísica del dogma teológico de la degradación de laraza humana por el pecado original» (pág. 16). Los discípulos dela escuela metafísica son también incoherentes, si no hipócritas'pues una vez que están en el poder, cambian de conducta y adoPtal;muchos principios retrógrados: la guerra, la centralización, la re.Iigión natural, etcétera.La crisis social se mantendrá mient ras las dos doct rinas antagóni.cas -la teológica y la metafísica- prevalezcan. No es posible nin,gún orden hasta tanto ambas nos sean superadas por la etapa posij],va, que será más orgánica que la teológica y más progresista que lameta física . Pero no hay que apresurarse a realizar el nuevo orden.Por el contrar io, es menester esperar pacientemente a que emerjael nuevo sis tema, y cuando aparezcan las condiciones adecuadas, lasociedad se someterá a las reglas que asegurarán su conservación.La nueva sociedad no surgirá mientras predominen el espírituteológico y el metafísico, pues están en mutua contradicción y

ambos no pueden sobrevivir indefinidamente en un mismo sistema.Todas las contradicciones deben ser desterradas del nuevo orden.La monarquía constitucional inglesa se basa en principios contra.

d ictorios y por ello, pred ice Comte, «no puede estar lejos su ine-vitable fin» (pág. 22).Comte despreciaba la anarquía intelectual y la consideraba comola causa más importante de la desunión moral. Sentía desdén poraquellos legos que se expresaban acerca de complejos problemaspolíticos y sociales como si estos pudieran tratarse sin educacióny disc iplina. El verdadero orden moral, creía' Comte, «es incom-patible con la errática libertad existente de las mentes individua-les, si esta licencia llega a durar; pues las grandes normas socialesque deberán convert irse en hábitos no pueden quedar abandona-das a la decisión c iega y arbitraria de un público incompetente, sinperder toda su eficacia" (pág. 25). Comte sentía temor y aversiónpor la crítica social y sus resultados desorganizadores. La crítica ala familia patriarcal tradicional, por ejemplo, había conducido ala legalización del divorcio, y este al desorden personal y doméstico.La discusión y la crítica de instituciones consagradas por el tiempoes destructiva y amenaza con socavar toda la vida social. No hade cuestionarse o discutirse ninguna obligación social importantehasta el momento en que el debate esté dirigido por «verdaderos»principios positivos. Tales principios brindarán la base para la uni-dad intelectual; en ausencia de esta unidad, la sociedad tambiéncarece de autoridad moral y degenera en un estado de terror,anarquía y corrupción.Ante la importancia que adquirieron en su época las consideracio-nes «materiales", Comte experimentaba verdadero recelo. pues lasjuzgaba fatales para el progreso. Tal hincapié tenía implicaciones

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...,olucionarias, al anular peligrosa mente la resignación y la su-P;: 1 6 n de las clases inferiores que. él tanto anhelaba, No debel:!!csrs~ la fuente de los males sociales en las instituciones eco-~cas Y pol ít icas básicas, sino en las ideas y las costumbres.~sndo se atribuyen "':"'escribe- todos los males políticos at- s instituciones y no a las ideas y costumbres sociales, que sonel ssiento verdadero ~el mal, se busca vaname,nte el rem~dio. enctf11bios, c ada uno mas profundo que el anterior, en las rnstitu-dones y en los poderes existentes> (pág. 31). La propiedad pri-~,ds, sin duda, trae ap.arejados cier!os male~, yero .e~ igualmente~idente ~ue el remedio debe surgir de opmiones, habitas y cos-tuJXlbres, y que las regulaciones polítiqas no pueden tener unaefic¡¡cia total> (pág. 32). El quid es, pues, no entremeterse enlas inst ituciones existentes o cambiadas, sino realizar una reorga-nización. moral , eufemismo para indicar la aceptación por partede las clases inferiores de su condición social. No habrá orden nipro~reso mient ras los hombres no reconozcan que su sufrimientoes -de naturaleza moral>, no física.

El advenimiento de la filosofía positiva

Comte tenía gran confianza en el ascendiente de la doctrina po-

sitivista; 'ase~Í'adopor su <perfecta coherencia lógica" y su fun-ci6n social.'·Eri efecto, esta doctrina «impart irá un carácter homo-Réneo y racional a la caprichosa política de nuestros días, y ( ... )establecerá una armonía general en todo el sistema de ideassociales ... " (pág. 35). La filosof ía positiva, creía, es indudable-mente superior a sus predecesoras, pues mientras la escuela me-tafísica condenó a todos los períodos anteriores a la Revolucióny la escuela ret rógrada denigró a la totalidad de la época moderna,solo el principio posit ivo puede reconocer «la ley fundamental delcontinuo desarrol lo humano, que presenta la evolución existentecomo el resul tado necesario de la serie gradua l de transformacio-nes previas, extendiendo simplemente a los fenómenos socia les elespíritu que rige el tratamiento de todos los otros fenómenos na-turales" (pág. 36). ¿Y con qué fin debe desarrollarse esta ciencia

~sitiva? «Es obvio que la ciencia verdadera no tiene otro propó-51toque el establecimiento del orden intelectual, que es la base detodo otro orden" (pág. 306).Debemos dejar a Comte que hable por sí mismo para demostrarhasta qué punto elaboró su doctrina positiva con un propósito·en la mente: evi tar l a revolución y lograr que la «multitud» seresiRnara a las condiciones del orden existente. Extrema explícita-rente algunas de las conclusiones que estaban solo implícitas ena obra de Saint-Simon y expurga a la misma de todo elementocrítico remanente. «Solo por medio de la política positiva puederefrenarse él espíritu revolucionario, ya que únicamente a travésde e lla es posible estimar con justeza Y circunscribir la influencia

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de !.a.doctrina crí~ica, ( . : . ) ~ambién, bajo el dominio del espíriPOSItiVOse apreciaran científ icamenre, para el gran f lorecimien tude la.paz social, todas las ~e.st io.t ;es dif íciles y delicadas que aho;Omantienen una perpetua irrrtacrón en el seno de la sociedad aque nunca p~~án resolverse mienrms = propongan ~~lucion~s rn:rame...nte,polítIcas. ( ... ) Al mismo tiempo [la política posItiva]et;senara ~ la s~c!edad que, en ~l estado actual de sus ideas, nin.gun cambio polít ico p.uede asumir una importancia suprema, mien.tras que la perturbación que acompaña al cambio es en extrern

dañina, tanto como obstáculo inmediato como por el hecho dOque aparta la at~nc.i6n de la necesidad y el procedimiento verd ~deros ( ... ). Asimismo, el espíritu positivo tiende a consolid~el orden mediante J ~ elsboracién racional de una sabia resignacióna?,te los males políticos In~~~ables ( ... ) Una verdadera resigna_cron ~sto es, una disposición permanente a soportar con firme-za y sin esperanza de compensaci6n todos los males inevi tables_solo puede provenir de una profunda comprensión del vínculo~Xlst~nte entre todos los tipos de fenómenos naturales y leyesinvariables. Si hay males políticos (y no dudo de que los hay)que, como en. el caso de algunas dolencias personales, la ciencia nopuede remediar, ella al menos nos demuestra que son incurablescon 10 ~ua!, calma nuestro .desasosiego bajo el dolor, inculcándono~la convrccion de que son Irremediables en virtud de leyes natura-les. La naturaleza humana sufre en sus relaciones con el mundo

astron6mic? .y el f ís ico, ; 1 químico y el biológico, tanto comocon el pol íti co. ¿Por que nos resistimos turbulentamente en elúl t imo caso, mientra~ que en los otros permanecemos calmos yreslgna,do~ ( ... )? FInalmente, la filosofía positiva protege e l or-den público al retrotraer la comprensi6n de los hombres a unestado normal mediante la sola influencia de su método antesde que aquella haya tenido tiempo de establecer teoría' socialalguna. pisipa'e ! de,s?rdet.I Í!?media tamente, al imponer una seried.e condiciones científ icas indiscutibles para el estudio de las cues-t!ones políticas. Al incluir la c.ienc i~ social en la jera rquía cientí-fIca, el espintu pOSItIVOpermite triunfar en este estudio solo amentes !)le~ preparadas y disciplinadas, con un entrenamiento talet.I.los ambltos precedentes del conocimiento que estén en con-diciones ~~ ~bordar lo~ complejos problemas fina les. La prolon-gada y dIfICIl preparación preliminar debe disgusta r y desanimara las mentes, vulgares y mal preparadas, y subyugar a las másrebeldes» (pags . 37-38).La concepcíon positiva del progreso es superior a todas las otrasy.en particular .a la revolu~i,onaria, según la cual el progreso con:s!~te en la. connnua extensión de la libertad y la «gradual expan-sion _de. los poderes humanos». «Ahora bien, aun en el sentidor~strlflgl~~ y negat Iv? en que esto. es verdad -el de la perpetuadlSlDlnUCIOnde obstaculos- , la f ilosofía positiva es indiscutible-m~~te sup~rIor, pues la verdadera libertad no es más que la su-l1s16n racIO?al a la prep<?nde~ancia de las leyes de la natura-eza. - . » (pag. 39). La élite CIentífica tendrá la última palabra

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de cúá1es son estas leyes, e indicará el grado en que es~e mejorar lentamente la suerte de las clases inferiores. De

inodo, la doctrina positiva brindará una opci6n que Comtees te constructiva al método insurreccional propugnado por la es-~! revolucionaria. No deben cambiarse las instituciones eco-~cas Y políticas básicas, 'p~es la historia ha demostrado que~ caJIlbio no resulta benefICIOSO. La estructura de clases debePI anecer igual; y presumiblemente se reducirán, y hasta el í-

~án, los confl i.c!os ?e clases medi.ante ~a.:econciliaci6n ~oral

~as oúsmas. Fac ili tará esta tarea la imposrcron de una autoridadrsl que medie entre las clases trabajadoras y los líderes de la

~edad. id if 1 1 1" , d . bQuienes se 1 enn iquen con a escue ateo ogico-retrogra a pro a-blemente no apoyarán la doctrina positiva porque no están inte.resados en un orden cualquiera, sino en el propio. La «escuela es-tacionaria», formada por los defensores d~l st;ztu quo, puede, enéaJIlbio, ser conquistada cuando s~s partIdarIOS. reconozcan quepromueve sus intereses. Pero el objetivo real de Comte es la es-roda revolucionaria, cuyas «doctrinas serán absorbidas por lanueva filosofía, mientras que se extinguirán todas sus tendenciasanárquicas». La actual generación de científicos, sin embargo,está demasiado infectada con los principios revoluc ionarios paraadoptar la concepción positivista. Por ello, la probabilidad de con-quistar a los científicos dependerá de la generación más joven, a

la que se dará una educación posit iva realmente completa. Entodos los casos, e l «progreso» dependerá de «una reor¡:P?i~aci6nintelectual y, por ende, moral [que] debe preceder y dirigir a lareorganización polít ica» (pág. 42).

E l método positivo y su aplicación a los fenómenossociales

Para Cornte lo que distingue al espíritu científico es la firmesubordinaci6n de la imaginación a la observación, de la razón alos «hechos». Esta concepción es muy diferente de la del sigloXVIII, para la cual el razonamiento y la observación son func iones

COordinadas del método científico. Según la opinión de Comte, lapredicci6n, o la <previsión>, como él la l lama, facil ita~á el co?!rolSOcial,objetivo primario y hasta exclusivo de su doctr ina posit iva.En estos términos, «predecir para controlar» s~ co~vierte e? susmanos en un lema totalitario, lo cual resulta mas evidente aun ensu concepción «científ ica» de la sociedad.El orden y el progreso son los aspectos estático y dinámico deUna sociedad. El orden se refiere a la armonía que prevalece entrelas diversas condiciones de la existencia, mientras que el progresoapunta al desarrollo ordenado de la sociedad, de acuerdo con leyesSOciales na turales. Así se reconc ili an los dos princ ipios que antes

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eran antagónicos. Es natural y normal que los elementos del sitema social, las instituciones de la sociedad sean interdependient:'y ,s~ hallen ~n.terrelacionados. Por lo tanto, ni siquiera con pro~pOSItOS analíticos han de contemplarse separadamente los ele.mentos sociales, como si tuvieran una existencia independienteTodas las partes del sistema constituyen un todo armonioso, eicual, por definición, carece de elementos conflictivos, contradicto.rios y antagónicos. Enunc ia como principio científico «que debehaber siempre una armonía espontánea entre el todo y las partes

del sistema social», e insiste en que la armonía se establecerámediante el consenso radical, única condición propia del organismosocial. Coloca siempre el énfasis en la conformidad con las leyessociales «naturales», en oposición absolutamente deliberada a losprincipios del Iluminismo, que hacen hincapié en el cambio delsistema social para permitir la realización de la infinita perfecta.bilidad del hombre. Una y otra vez, Comte destaca que el métodocientíf ico exige el estudio de la sociedad como un todo y noseparada en sus elementos componentes. Es como si temiera queel análisis lógico de las instituciones de una sociedad condujerade manera inevitable a su disolución; una visión analítica de lasociedad, en la cua l se esc rutaran críti camente las re lac iones esen-ciales, reviviría la misma fi losofía crít ica, negativa y revoluciona-ria que el positivismo debía reemplazar de una vez por todas.La dinámica social es el estudio de los patrones de progreso evo-

lutivo en el que las sucesivas etapas de desarrollo son necesariase inevitables. La dinámica socia l es, pues, realmente un «ordendinámico», que procede según leyes naturales, ordenadas y nece-sarias, ya que, «a menos que el movimiento esté determinado poresas leyes, provocará la destrucción total del sistema social» (pág.72). La mejora acompaña al desarrollo, pero no es ilimitada. <Seabandona, así, inmediatamente, la quimérica noc ión de perfectibi-lidad ilimitada (pág. 73). La tendencia a mejorar es espontáneay, por ende, no exige ninguna acción polít ica especial dirigida haciael cambio. Ella es, en efecto, «superflua», porque cada. etapa es to-do lo perfecta que puede ser. No solo la acc ión pol íti ca, sino tam-bién la acción humana en general, es muy limitada en sus efectos y

está sujeta a las restricciones que imponen las leyes naturales. Noobstante esto, ¿es posible modificar de alguna manera esas leyes?

La raza humana quizá pueda' acelerar o retardar ciertas tenden-cias, pero nunca cambiar su naturaleza. Y, sin duda, no es posibleinvertir el orden de algunos procesos ni saltar etapas. Se ha exage-rado mucho la importancia de la acción humana en general, y dela acción política en particular. 'En cuanto a los otros aspectos de l método de Comte, destacó lastécnicas de observación, experimentación y comparación. Y a pe-sar de los transparentes elementos ideológicos de su metodología,logra captar algunos de los principios del método científico, quesiempre se halla subordinado, sin embargo, a la construcción de susociedad jerárquica, orgánica y autoritaria. La observación es im-posible sin la teoría, primero para dirigirla y luego para interpretar

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o b s C cvado. Los hechos no pueden hablar por sí mismos, puesID que estamos sumergidos en e llos, no podemos u~ilizarlos ni~era tener conciencra de ellos, por falta de una guía especula-~ 4 :on la cua l examinarlos» (pág. 81). Los hechos deben vincu-ti\' con las leyes del desarrollo social, al menos mediante una~tesis de ensayo. Pero, como hemos visto, para Comte, tanto

leyes como las ot ras suposic iones y conceptos que elaboró~rca de la sociedad se inspiraban, en primera instancia, en sufun ción ideológica. Toda la doctrina positiva de este pensador es'deológica, en el más estricto sentido del término, y la cienciaiunca logra mucha autonomía en su sistema doctrinario y totali-~io. A lo largo de toda su obra se mantiene ciego ante el idealde libertad, aunque este se relaciona con la ciencia, y al parecerno percibe que sus pronunciamientos doc trina rios cierran dogmá-ricamente el camino del enfoque científ ico a muchos aspectos de

la sociedad. .A medida que avanza en su exposic ión de la estát ica social, Cornteexamina al individuo, la familia y la sociedad; cesta últ ima com-prende, en un sent ido científ ico, a la totalidad de la especie hu-mana, y sobre todo a la tota lida d d e la ra za blan ca» (pág. 105; lasbastardillas son mías). La verdadera unidad social no es el indi-viduo, sino la familia, pues esta es la escuela de la vida social. Elhombre' es un ser social' cuya naturaleza social se forma en elcontexto de la familia. Pero hace estas aserciones y otras s imilaressiempre con una específica intención ideológica en la mente. Lasubordinación de la mujer es natural y se mantendrá en la «nueva»sociedad: el sexo femenino se halla en un estado de infancia per-petua. «La sociología demostrará que la igualdad de los sexos, dela que tanto se habla, es incompatible con toda .existencia social ... »(pág. 112). Así, Comte afi rma la inferioridad orgánica de la mu-jer y trata de suministrar una jus tificación «científica» del mismoestado de cosas , que la escuela teo1ógica consideraba determinadopor la Providencia. .En general , la «sabiduría providencial», aunque en una formasecu1arizada, predomina en la concepción comtiana de la sociedady su desarrollo. Los cambios producidos por la sabiduría inheren-le al proceso evolutivo espontáneo son siempre «superiores a todoo que los más eminentes reformadores se hubieran aventurado apreconcebir» (pág. 114). Sin embargo, hay desarrollos que, aun-

que naturales, pueden amenazar la existencia misma de la sociedad,e~ part icular su consenso y su solidaridad. Bajo este aspecto con-sldela Comte la división del trabajo, que se estaba haciendo cadave~ más compleja . Parece ser un proceso inexorable, el principiomismo del desarrollo social; pero paralelamente, a su extensiónPa.rece ir descomponiendo y fragmentando la sociedad. Por ello,{slgna al gobierno el papel de 'prevenir y restringir la dispersión.undamental de ideas, sentimientos e ideales, gue es el resultadodnevitab1e del principio mismo del desarrollo humano y que, libra-o a su arbitrio, pondría fin al progreso social en todos losplanos importantes» (pág. 119). Cada elemento y cada institución

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de la sociedad, inclusive el gobierno, deben servir para protnO\1etla estabilidad, la solidaridad y el orden. En el esquema de Cotntela sociedad lo es todo r .el individuo nada. Cada individuo de~someterse, pero esto tiene sus recompensas , porque <no puedehaber nadie que en lo recóndito de su espíritu no haya sentidoa menudo, más o menos vívidamente, cuán dulce es obedecetcuando puede tener el raro privilegio de relegar la pesada resPon.sabi lidad de su propia conducta general a una guía sabia y dignade confianza... » (pág. 122).

Este examen de la obra de Comte basta para mostrar que buenaparte de ella era justificatoria y apologética de su <mejor mundoposible». A pesar del homenaje verbal que rinde a la <cienc iasprácticamente cada una de sus afirmaciones se basa no en l~experiencia y la observación, sino en valores y sentimientos, y

primordialmente en los valores , sent imientos e intereses de laburguesía. No vio, o no quiso ver, que los principios de organi.zación que enunció -sus a priori- estaban enraizados en uncontexto sociohistórico específico. Se negó a admitir que el horn.bre no es un simple objeto , s ino un sujeto act ivo; que él tambiéndetermina, y no es meramente determinado; que puede modificarla sociedad de acuerdo con sus fines, c .. . algo que el positivismodebe negar , pues los f ines, por su misma naturaleza, no han sidoaún experimentados-." Rechazó, por juzgarla en extremo peligro-sa, la idea de que el hombre puede trascender el orden fáctivo inme-diato para concebir y organizar la realidad social y, de este modo,liberarse de las presuntas fuerzas y condiciones <inexorables>.En su obra posterior, Politique positioe (1851-54) , el factor re-ligioso y sentimental finalmente prevaleció y Comte se proclamódesenfadadamente el papa de la nueva religión positiva, irónicocambio de actitud para un ardiente defensor de la ciencia positiva.No cabe extrañarse, pues , de que ]. S. Mill describiera - Ia s ideasposter iores de Comte como <el sistema más completo de despo-tismo espiritual y temporal que haya salido nunca del cerebro deun ser humano, con excepción, quizá, de Ignacio de Loyola -. "A pesar de los esfuerzos f ilosóf icos de Comte, los pueblos deEuropa no lograron construir una civilización orgánica, integraday libre de conflictos. Y fue Karl Marx quien extrajo las conclusio-nes más radicales de este fracaso.

3 Véase Frank Hartung, «The Socia l Funct ions of Posi tivi sm», Pbiloso:pby 01 Science, vol. 12, n? 2, abril de 1945.4 Citado por F. M. H. Markham, Henr i Comte de Saint -S imon, Oxford:Basil Blackwell , 1952, pág. xlvii i.

p a r t e 1 1 1 . E l m a na ntia l m a rxista