INTERNACIONAL

VENEZUELA RECHAZA A CHÁVEZ

Carlos Iturgaiz, eurodiputado del PPE

07/10/2010Nº 148

REUTERS/Cordon Press

Seguidores de Chávez en Caracas decepcionados por el resultado electoral (27/9/2010).

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El pasado 26 de septiembre los venezolanos fueron llamados a las urnas paraelegir sus representantes en la Asamblea Legislativa y el Parlamento Latinoa-mericano.

Unas elecciones vitales para el país porque, por primera vez desde la llegadade Hugo Chávez al poder, la oposición concurría unida a unos comicios. El pro-pósito de los opositores era impedir que Chávez prolongara el monopolio queposeía sobre la Asamblea desde que hace cinco años la oposición optó por noparticipar en las elecciones legislativas, ya que creían, con mucha razón, que nose daban las condiciones de imparcialidad que se presuponen en unas eleccio-nes libres y democráticas.

Aquella decisión de no participar en las elecciones, lamentada todavía hoy pormuchos, permitió a Chávez hacer y deshacer a su antojo durante los cinco añossiguientes y gobernar de manera caudillista y absolutista.

Desde el Parlamento Europeo el Partido Popular, grupo mayoritario de la cá-mara, tomó la decisión de enviar una delegación de observación ante la tras-cendencia de estos comicios. Y para ello pedimos los oportunos permisos. Sinembargo, desde el primer momento nos topamos con problemas planteadosdesde el Centro Nacional Electoral (CNE). Este organismo no tenía intención deacreditarnos como observadores, dado que no éramos afines al régimen. Inme-diatamente nos pusimos en contacto con los partidos de la oposición, que se pre-sentaban a las elecciones con el nombre de Mesa de la Unidad Democrática. Laoposición sí nos acreditó como invitados políticos para poder seguir los comi-cios in situ.

Permítanme que a través de este relato les traslade lo que pude vivir, pre-senciar y sentir en territorio venezolano desde la llegada de nuestra delegaciónal aeropuerto de Caracas.

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“Lamentablemente, la oposición no ha tenido en estas elecciones ni las mismas oportunidades ni los mismos medios de los que

disfrutaba el partido de Chávez”

Puedo asegurarles que lo visto durante esta labor de observación no puedeestar más alejado de unas elecciones justas y limpias.

Si empleásemos un símil baloncestístico diríamos que Chávez juega el partidode básquet con diez jugadores y la oposición con dos, y por si fuera poco Chá-vez lanza el balón a una canasta que mide medio metro, mientras que la oposi-ción debe encestar en una canasta que mide 25 centímetros. Para rematar lafaena, el árbitro es primo hermano de Chávez.

Todo esto que podría parecer una hipérbole se transforma en realidad en cuantose pisa territorio venezolano. En el mismo aeropuerto de Caracas te encuentras loscarteles electorales de Chávez colocados en todas las paredes, muros y columnasdel aeródromo llamando a los ciudadanos a defender el socialismo bolivariano.

Y cuando uno pregunta dónde están los carteles de la oposición, la respuestaen voz baja del acompañante es: “Bienvenido a Venezuela, esto por desgraciaes así”.

Lamentablemente, la oposición no ha tenido en estas elecciones ni las mis-mas oportunidades ni los mismos medios de los que disfrutaba el partido polí-tico de Chávez, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Antes de que comenzase la campaña, Hugo Chávez violó las reglas de juegodemocráticas al cambiar la ley electoral y crear un sistema electoral perversoque incrementaba el número de escaños en las circunscripciones tradicional-mente favorables al chavismo, mientras recortaba descaradamente el número de

escaños en aquellas donde siempre ganaba la oposición. De esta manera, apesar del triunfo de la oposición en número de votos en todo el país, la diferen-cia en escaños, más de treinta, fue favorable al chavismo.

El comandante Chávez se temía lo peor y había supuesto que el voto popularno le sería favorable y que el pueblo venezolano le castigaría en las urnas, ya queestas elecciones legislativas se habían convertido en un plebiscito. Porque Chá-vez era el candidato, el cartel, el orador y el protagonista. Mientras la oposiciónofrecía diferentes candidatos, caras y voces, la voz y la presencia en el PSUV secentraban exclusivamente en la figura del presidente de la República

Hoy Venezuela ya no es “roja rojita” como le gusta decir a Chávez. La mayoríade los ciudadanos de ese país están hartos, entre otras muchas cosas, del au-toritarismo del presidente, de la ruina económica causada por el chavismo y delintento de cubanización del país.

Durante todos estos años de Gobierno, Chávez ha demostrado bien a las cla-ras cuáles son sus maneras y formas de gobernar, así como su menospreciohacia aquellos sectores de la sociedad venezolana que no bailan al son quemarca el presidente.

Chávez insulta, amenaza, investiga y acosa a los dirigentes y simpatizantes dela oposición. Algunos líderes opositores han llegado a ser encarcelados o des-terrados. Con los medios de comunicación críticos con el Gobierno su hostilidades similar: los amenaza y los cierra si no dicen en sus ondas o en sus periódi-cos lo que Chávez desea escuchar, ver y leer.

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“Chávez insulta, amenaza, investiga y acosa a los dirigentes y simpatizantes de la oposición. Algunos han llegado a ser encarcelados o desterrados”

Además, el comandante se ha encargado personalmente de que en Venezuelano exista una separación real de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Y porsi fuera poco, proliferan los grupos parapoliciales y paramilitares de los que elpresidente se vale para conculcar la libertad de expresión y liquidar a todo aquelque se interponga en su camino.

Y a pesar de todo ello Chávez ha perdido las elecciones.

Venezuela dijo basta. Basta de regalar las rentas del petróleo venezolano aCuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Argentina, cuando los venezolanos son cadavez más pobres y carecen en muchas ocasiones de electricidad, agua corrientey alimentos en los supermercados.

Basta ya de pretender ser el Napoleón del siglo XXI, recurriendo a políticas ex-pansionistas y aliándose con regímenes autoritarios y hostiles a los derechos hu-manos como Irán. Basta ya de financiar, acoger y entrenar a terroristas de las FARC.

El pueblo venezolano ha dicho no, en definitiva, a que Chávez les arrebate sudignidad, su libertad y sus derechos.

Y de esta rebelión democrática contra Chávez fuimos testigos el día de laselecciones los observadores del Grupo Popular Europeo. He seguido en Vene-zuela las últimas cuatro elecciones y puedo asegurar que en cinco años se hanevaporado de las calles las muchedumbres vestidas de rojo. Han desaparecidotambién las caravanas de camionetas y motos engalanadas con banderas y pan-cartas rojas chavistas, incluso comienzan a escucharse críticas contra el Go-bierno en las larguísimas colas de pacientes electores frente a colegioselectorales ubicados en feudos chavistas.

Tras ejercer su derecho al voto, Chávez montó su show mediático particular enuno de esos colegios. Se dirigió a la nación y presumió de que Venezuela tuviese

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supuestamente el sistema de recuento electoral electrónico más moderno, fia-ble y rápido del mundo. La rapidez y modernidad del sistema se pusieron de ma-nifiesto: los colegios electorales cerraron a las 6 de la tarde, pero el CNE noofreció los primeros datos hasta las 2 de la madrugada. En esas ocho horas deapagón informativo muchos aseguran que Chávez, junto a la presidenta del CNE,Tibisay Lucena (colocada por Chávez en ese puesto), demoró la divulgación delos resultados electorales para cocinarlos.

Cuando Chávez alardea de la libertad de expresión existente en Venezuela de-bería recordar y aplicarse aquello de “dime de lo que presumes y te diré de lo quecareces”.

Porque en Venezuela hay cualquier cosa menos libertad de expresión. No lahay para los de dentro ni para los de fuera. Los miembros de la delegación delPartido Popular Europeo lo pudimos comprobar en nuestras carnes. Efectiva-mente, tras la rueda de prensa celebrada el día después de las elecciones, Chá-vez y sus acólitos nos demostraron lo que algunos ya sabíamos desde hacemucho tiempo: cualquier opinión crítica sobre Chávez y el chavismo puede tenerconsecuencias desagradables.

En dicha rueda de prensa los periodistas nos preguntaron si no teníamosmiedo a que por nuestros comentarios, aplaudidos por una gran mayoría de ve-nezolanos, fuéramos expulsados del país. Eso le había sucedido a mi compa-ñero, el eurodiputado Luis Herrero, inmediatamente antes del último referéndumconstitucional, y le estuvo a punto de suceder durante estas últimas eleccionesa Gustavo de Arístegui. Las represalias contra nosotros no se hicieron esperar.

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“Chávez ha perdido las elecciones. El pueblo venezolano ha dicho no a queles arrebate su dignidad, su libertad y sus derechos”

Esa misma tarde, al llegar nuestra delegación de eurodiputados al aeropuertode Caracas, la policía secreta de Chávez nos estaba esperando en el mostradorde Iberia. Los agentes nos arrebataron los pasaportes, aunque a mis compañe-ros Gabriel Mato, Pablo Arias y Juan Salafranca se los devolvieron poco después.El mío, no obstante, se lo quedaron, reteniéndome sin pasaporte ni tarjeta de em-barque durante una hora y media, sin explicarme qué autoridad tenían para im-pedirme regresar a España ni quién había dado orden de retenerme.

Me arrojaron a un cuartucho de inmigración y allí me dejaron solo hasta queapareció un policía que se identificó como funcionario del Ministerio de Justicia.Este individuo me soltó una charla de Formación del Espíritu Bolivariano, deta-llándome los supuestos avances que Chávez había logrado en el país, especial-mente en materia de educación y sanidad, y loándome la figura del presidentede la República. Tras finalizar su perorata me devolvió mis documentos y me dijo:“Normalmente, a las personas que hacen lo que usted les decimos: ‘hijo deputa, vete de este país y no vuelvas nunca porque no serás bien recibido’. Peroen su caso, se lo hemos querido decir de la otra manera. ¿Entendido?”

A pesar del desagradable incidente, todos los miembros de la delegación deeurodiputados estamos muy satisfechos porque cumplimos con nuestra obliga-ción, que no era otra que colaborar con la oposición en la tarea de denunciar anteel mundo la pesadilla que nosotros vivimos unos días, pero que los venezolanosde bien sufren a diario desde que se levantan hasta que se acuestan.

Comprendo muy bien por lo que está pasando la oposición venezolana, ya quemi vida política en el País Vasco siempre ha estado marcada por la falta de li-

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“Venezuela dijo basta. Basta de regalar las rentas del petróleo cuando muchos venezolanos son cada vez más pobres y carecen

de electricidad, agua corriente y alimentos”

bertad y la falta de respeto a los derechos humanos. En la Mesa de la UnidadDemocrática saben que nos seguirán teniendo a su lado para denunciar las tro-pelías de Chávez y su Gobierno en cualquier institución donde el Partido Popularesté representado.

El día después de las elecciones amaneció una Venezuela distinta, en la queexiste la certeza de que Chávez es vencible en las urnas y de que si la oposiciónse mantiene unida podrá presentar un líder carismático y popular que se le en-frente con garantías en las próximas elecciones presidenciales. Hasta entonces,las fuerzas de la oposición tienen que seguir en la senda de la unidad. Quedamucho trabajo por delante hasta 2012, y ahora la prioridad debe ser garantizarun programa creíble de reconstrucción de la república. Chávez utilizará todas lasargucias maquiavélicas y antidemocráticas a su alcance para dividir, vilipendiary perseguir a la oposición, y poder perpetuarse así en la Presidencia de la Re-pública, a pesar de que su régimen muestra evidentes indicios de decadencia.

A medida que el escenario social en Venezuela se deteriora, el desmorona-miento del régimen se acelera. Al hundimiento final del chavismo pueden con-tribuir tres factores, además del vigor de la oposición.

En primer lugar, la escalada de violencia en el país, incontrolable para el Go-bierno, que lo ha pagado en votos en estas elecciones.

En segundo lugar, el descalabro económico, consecuencia de la aplicación depolíticas vetustas y fracasadas que están generando una inflación escandalosacercana al 30 por ciento y llevan a Venezuela al colapso financiero.

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“En Venezuela hay cualquier cosa menos libertad de expresión. No la haypara los de dentro ni para los de fuera. Cualquier crítica al chavismo puede tener consecuencias desagradables”

En último lugar, la falta de colaboración que el régimen bolivariano ha venidoprestando en un asunto tan importante y delicado como es la lucha antiterrorista,así como los indicios de colaboración y alianzas de miembros del chavismo conorganizaciones terroristas como las FARC o ETA. En efecto, la Venezuela de Chá-vez, desde hace años y con el beneplácito del régimen, se ha convertido en re-fugio y campo de entrenamiento y asesoramiento de organizaciones terroristascomo ETA y las FARC. La policía española y los medios de comunicación lo sabíandesde hace mucho tiempo, tanto por documentación intervenida a ETA en Fran-cia, como por el disco duro del ordenador del jefe de las FARC, Raúl Reyes, comopor testimonios recogidos en Bogotá por agentes españoles. Pero por si quedabaalguna duda de ello, los etarras del comando Donosti detenidos recientementeconfesaron abiertamente que habían recibido adiestramiento en Venezuela.

Afortunadamente, los opositores han realizado enormes progresos y ya po-seen algo de lo que Chávez carece: el voto mayoritario popular. La oposición halogrado frenar al chavismo en la Asamblea Nacional, lo que ha supuesto un golpemuy duro para el régimen, y se halla en condiciones de sacar partido del des-moronamiento de éste. Los demócratas han encontrado en la unidad una víapara hacer frente a Chávez con éxito a pesar de los múltiples obstáculos.

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“La Venezuela de Chávez se ha convertido en refugio y campo de entrenamiento y de asesoramiento de organizaciones

terroristas como ETA o las FARC”