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INTEGRACIÓN REGIONAL GRUPO DE TRABAJO CLACSO Integración y Unión Latinoamericana y Caribeña UNA MIRADA CRÍTICA AGOSTO 2017 #2 EL DEBILITAMIENTO DE LA OMC: RAZONES LIGADAS A LOS PAÍSES Y A LAS ESTRATEGIAS DE LAS GRANDES EMPRESAS Ramiro Bertoni LA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA MUNDIAL: PERSPECTIVAS DEL BANCO DE LOS BRICS Bernardo Salgado Rodrigues INCÓGNITAS PARA AMÉRICA LATINA ANTE EL CAMBIO DEL CICLO ECONÓMICO Y POLÍTICO Jorge Marchini EL “LIBRE COMERCIO” CON EUROPA. UN PASO MÁS DEL ECUADOR HACIA EL NEOLIBERALISMO Alberto Acosta y John Cajas Guijarro REFLEXIONES EN TORNO A LA TEORIZACIÓN, LOGROS Y RETOS DEL ALBA-TCP EN EL CONTEXTO DE LOS REGIONALISMOS Maribel Aponte García PETROCARIBE: UNA NUEVA VISION DE INTEGRACION REGIONAL Ernesto Revello Sanchez

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I N T E G R A C I Ó N R E G I O N A L

GRUPO DE TRABAJO CLACSOIntegración y Unión Latinoamericana y Caribeña

U N A M I R A D A C R Í T I C A

AGOSTO 2017

#2EL DEBILITAMIENTO DE LA OMC: RAZONES LIGADAS A LOS PAÍSES Y A LASESTRATEGIAS DE LAS GRANDES EMPRESAS Ramiro Bertoni

LA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA MUNDIAL:PERSPECTIVAS DEL BANCO DE LOS BRICS Bernardo Salgado Rodrigues

INCÓGNITAS PARA AMÉRICA LATINA ANTE EL CAMBIO DEL CICLO ECONÓMICO Y POLÍTICO Jorge Marchini

EL “LIBRE COMERCIO” CON EUROPA. UN PASO MÁS DEL ECUADOR HACIA EL NEOLIBERALISMO Alberto Acosta y John Cajas Guijarro

REFLEXIONES EN TORNO A LA TEORIZACIÓN, LOGROS Y RETOS DEL ALBA-TCP EN EL CONTEXTO DE LOS REGIONALISMOS Maribel Aponte García

PETROCARIBE: UNA NUEVA VISION DE INTEGRACION REGIONAL Ernesto Revello Sanchez

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EL DEBILITAMIENTODE LA OMC: RAZONES LIGADAS ALOS PAÍSES Y A LASESTRATEGIAS DE LASGRANDES EMPRESAS

RAMIRO BERTONIUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, IADE

LA MIRADA Y PERSPECTIVAS DEL REGIONALISMO Y MULTILATERALISMO HACIA FINALES DEL SIGLO XX

El sistema multilateral nació a media-dos del siglo pasado con el GATT, y unade sus premisas era el multilatera-lismo, con cláusulas que no permitieranla discriminación (Nación Más Favore-cida), aunque permitió como excepcióny bajo ciertos requisitos la creación deAcuerdos Regionales (AR), que, al otor-gar preferencias entre sus socios, dehecho, eran discriminatorios. La excep-ción se fue convirtiendo en regla, y sur-gió la pregunta acerca de la relaciónentre ambas perspectivas. Así, la pre-gunta respecto a la complementarie-dad o rivalidad entre el regionalismo yel multilateralismo se puede abordarbajo dos aspectos: el estrictamenteeconómico, centrándose en la eficien-cia y las posibilidades de crecimientodel comercio mundial; y aquel vincu-lado con la economía política que estápor detrás de la lógica de las negocia-ciones comerciales internacionales.

En el primer aspecto, según el predo-minio de elementos de la ortodoxia o ala heterodoxia en los modelos utiliza-dos y las particularidades de los AR es-tudiados, las conclusiones oscilanentre posiciones más cercanas a la ar-monía o el conflicto. Así las diversasevaluaciones que intentan cuantificarla mejora en la asignación de recursosy el costo para los países excluidos

(creación y desvío de comercio) y losefectos directos e indirectos sobre elincremento del comercio tienden aidentificar vínculos de complementa-riedad. La literatura no es concluyenterespecto al predomino de unos u otrosefectos, e incluso respecto a un mismoAR existen miradas controvertidas.

En el segundo aspecto, la discusiónpresenta una gama más amplia deaproximaciones, tanto en cuanto a lossocios que los integran, ya sea por sucantidad y heterogeneidad en el ta-maño y grado de desarrollo, como porlos formatos adoptados. La idea de lacomplementariedad entre regionalismoy multilateralismo supone que la res-puesta de los países excluidos seríapresionar para que en nuevas rondasmultilaterales se obtengan bajas dearanceles con lo cual tenderían a li-cuarse las preferencias entre los sociosde los AR, y de este modo se reduci-rían los costos de exclusión. Así,cuando un grupo de países inicia un ARy, en la medida que esto acelera las ne-gociaciones del SMC el resto de losmiembros en cierto modo es conta-giado por ese mayor grado de liberali-zación. Esta lógica fue variando a lolargo del siglo pasado según qué paí-ses formaban los acuerdos, la disposi-ción de los mismos a admitir nuevosmiembros y el liderazgo de EstadosUnidos para convocar a ruedas de ne-gociación en el GATT que al reducir losaranceles, también licuaba las prefe-rencias.

La negociación de la Ronda Uruguay(1986-1994) en el seno del GATT quedio origen a la OMC en 1995, finalizócon resultados muy desbalanceados encontra de los países en desarrollo(PED), lo cual fue resultado en granmedida, de que la posición de nuestrospaíses estuvo claramente influenciadapor las ideas y las condicionalidadesdel Consenso de Washington, queentre otras políticas recomendaba la

apertura unilateral. Además de un re-sultado desbalanceado en cuanto a loscostos y beneficios cuantificables enel corto y mediano plazo, a largo plazose pagaba un costo que en dicho mo-mento fue subestimado: la reduccióndel “Espacio de Políticas” (policyspace) de los PED (Cuello, 2003 yBosch, 2009).

Cabe señalar que en los “temas nue-vos” que iban más allá del comercio debienes (propiedad intelectual, servicios,inversiones, etc.), su incorporación sejustificó porque debido a los límites im-puestos por la “integración superficial”del GATT era necesario avanzar a una“integración profunda” que establezcadisciplinas en políticas nacionales quepermitan “nivelar el campo de juego”,facilitando la liberalización del comer-cio de bienes. En estos temas los paí-ses desarrollados (PD) si bien lograronimponer muchas condiciones, no logra-ron satisfacer plenamente las deman-das de sus empresas transnacionales(ET), tema al que volveremos más ade-lante.

LA GLOBALIZACIÓN CUESTIONADA, ESTANCAMIENTO DE LA OMC YLA LIBERALIZACIÓN FRAGMENTADA

Sobre finales del siglo XX, las crisis fi-nancieras con sus efectos de contagioy la malograda intervención del FondoMonetario Internacional (FMI) que soloagudizó los problemas, junto con lafrustración de aquellos países que im-plementaron las políticas del Consensode Washington, comenzó a poner entela de juicio casi una década de glo-balización triunfante, de la cual la OMChabía sido uno de sus frutos y garantea la vez. En dicho contexto, fracasó elintento de lanzar una nueva ronda denegociaciones de la OMC (ConferenciaMinisterial de Seattle en 1999). Dosaños después, la OMC en un nuevo

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contexto geopolítico internacional sig-nado por el ataque a las Torres Geme-las en New York, se lanza en noviembrede 2001 en Doha (Qatar) una nueva ne-gociación (con inaccesibilidad para losmovimientos de la sociedad civil), quese denomina Ronda del Desarrollo.Este nombre aludía a la necesidad deincorporar una mayor cantidad de paí-ses al proceso de desarrollo, a fin deevitar, según el diagnóstico de EstadosUnidos, la proliferación de “estados fa-llidos”. Un hecho de suma relevancia,fue que tras un largo proceso de nego-ciación se aprobó el ingreso de Chinaa la OMC.

Esta iniciativa, que vendría a equilibrarlos resultados de la Ronda Uruguay,muy pronto volvió a la lógica mercantil,y en la Conferencia Ministerial de Can-cún las pretensiones de los PD se en-frentaron a una colación de PED, eldenominado G-20 cuyo núcleo duroeran China, India, Brasil, Argentina ySudáfrica (cohesionado en gran me-dida por temas agrícolas), que logróbloquear el paquete de reformas1.La úl-tima vez que se estuvo cerca de cerrarun paquete con temas sustantivos fuea mediados de 2008, cuando fracasópor el enfrentamiento por temas agrí-colas entre India y Estados Unidos (enun “Green Room”donde además esta-ban la Unión Europea (UE), Brasil yChina). A partir de dicha instancia,quedó claro que no había más posibili-dades de lograr algún acuerdo sustan-tivo en la OMC, y esto serádeterminante tanto para las estrate-gias de las principales ET como de losPD que tienden a representar sus inte-reses.

El proceso de negociaciones antes des-crito entre países, en cuanto a las de-

mandas de los PD en el plano defen-sivo está su sector agrícola, pero enlos temas ofensivos llevan adelante laspropuestas de las ET, por lo cual es re-levante entender la lógica de sus recla-mos o aspiraciones.

A las ET, una fracción importante delcapital concentrado, en el siglo pasadole bastó con abrir las fronteras a losbienes, para lo cual la liberalización su-perficial del GATT les fue funcional,pero en el siglo XXI, se encuentran enuna etapa de internacionalización máscompleja, la de las Cadenas Globalesde Valor (CGV) (Gereffi, Humphrey,Sturgeon, 2005). Esta fase requierede una arquitectura regulatoria másamplia y más profunda, con un dobledespliegue, uno de protección, ante lassupuestas amenazas para sus activostangibles e intangibles cuando se radi-can en otros países; y otro de liberali-zación, a fin de reducir la fragmenta-ción de los mercados para la circulaciónde sus bienes y servicios.

Por el lado de las inversiones tangibles,con la OMC se incorporó un Acuerdosobre Comercio e Inversiones, el cualse orienta a que las políticas de los países tendientes a obtener un mayoraprovechamiento de las Inversiones Ex-tranjeras Directas (IED), denominadosrequisitos de desempeño, no afectenlos compromisos asumidos en lasáreas de comercio. Este Acuerdo sibien limita la capacidad de regulaciónde los Estados y por lo tanto le permiteoperar a las ET con menores restriccio-nes, no tiende a proteger sus inversio-nes de otros cambios normativos enlos países residentes, como ser las ex-propiaciones2. Por su parte, cuando setrata de inversiones ligadas a la pres-tación de servicios, encuentran res-

guardo para operar, según cuales seanlos compromisos asumidos por el paísresidente en cada sector en el marcodel Acuerdo de Servicios (modo 3: desuministro con presencia comercial),aunque no trata temas relacionados ala expropiación.

Desde los años ochenta, y con mayordinamismo en los noventa, muchos PEDfirmaron Tratados Bilaterales de Inver-sión (TBI) con PD, e incluso en 1998,en el marco de la Organización para laCooperación y el Desarrollo Económico(OCDE) hubo un intento de lograr unAcuerdo Multilateral de Inversiones(AMI) que fracasó en gran medida porla resistencia de la sociedad civil delos mismos PD, puesto que entre otrascuestiones, al igual que los TBI, per-miten que los inversores privados de-manden a los Estados ante los tribu-nales del Centro Internacional deArreglo de Diferencias relativas a In-versiones (CIADI), organismo vinculadoal Banco Mundial, llegándose inclusoa priorizar las ganancias a políticas desalud (Correa, Syam y Velásquez,2012).De este modo,ante la insuficiencia delos Acuerdos en la OMC sobre la ma-teria y el fracaso del AMI, este temacontinuó por la vía de los TBI, y tam-bién se fue integrando como un capí-tulo de los nuevos tratados de libre co-mercio (TLC), tomando como modeloal Tratado de Libre Comercio de Amé-rica del Norte (TLCAN) (Capítulo 11).

Por otra parte, en cuanto a la protec-ción de sus activos intangibles, elAcuerdo sobre Propiedad Intelectual dela OMC (conocido como TRIPS por susigla en inglés), si bien le otorgó unpoder de sanción y cumplimiento delcual carecían, a pesar de existir otrosacuerdos internaciones (Convención de

1El ingreso de China en la OMC presenta al menos dos efectos, por una parte, brinda mayor fortaleza a la principal coalición de los PED en dicha organización ypor otra parte facilita para sus propias empresas y para la deslocalización productiva de las ET de otros países, que el redespliegue manufacturero pueda completarsu valorización ingresando con menores restricciones a los mayores mercados del mundo.

2Cabe señalar que el Acuerdo sobre Subvenciones, en cierta manera también restringe a los Estados en cuanto a qué tipo de subsidios pueden otorgar y, por lotanto, inciden en la competencia por la atracción de inversiones, pero de ningún modo tiende a la protección de las mismas.

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Paris, OMPI, etc.), los logros obtenidosen el marco multilateral fueron consi-derados insuficientes por los PD, omejor dicho por sus sectores de mayorinterés (ET farmacéuticas y software).Esto se puso de manifiesto por la pre-sión ejercida sobre ciertos PED paraque no utilicen todo el margen de ma-niobras que permitía el TRIPS al mo-mento de establecer la normativanacional de patentes y la resistencia aque se implementen efectivamente lasflexibilidades en casos de salud pública(Aclaratoria obtenida recién en 2001por Brasil y Sudáfrica en relación a laproducción de genéricos para combatirel SIDA).

Por lo tanto, al no poder modificar enla Ronda Doha los límites establecidosen el TRIPS, que de todas maneraseran favorables para los PD, la ofen-siva se canalizó a través de los capítu-los de Propiedad Intelectual en los TLC(poniendo en riesgo la producción demedicamentos genéricos y el acceso ala biodiversidad, etc.)

Por su parte, el despliegue de las CGVademás de contar con garantías paralos activos tangibles e intangibles, re-quiere tanto de la libre circulación debienes como de la posibilidad de bridartodos los servicios conexos a la con-cepción, producción y comercializaciónde aquellos productos que son suscep-tibles de este modo de producción glo-bal. Así, por el lado de los servicios ylos productos, si bien la creación de laOMC se firmó un Acuerdo para libera-lizar los primeros, de gran amplitud yvariada profundidad, y avanzó con la li-beralización de los segundos, en amboscampos las ET requieren ir aún máslejos. Este objetivo lo han logrado prin-cipalmente con la firma de TLC del tipoNorte–Sur, que liberaliza totalmente elcomercio de bienes y profundiza lasconcesiones en servicios, y en el casoparticular de estos últimos, varios pa-íses han lanzado una negociación plu-rilateral a través del Acuerdo en

Comercio de Servicios (denominado-TISA por su sigla en inglés) (con pre-dominio de miembros de la OCDE), demodo de tener un espacio con mayorcoherencia regulatoria que la que surgede la yuxtaposición de los acuerdos bi-laterales.

Así, ante la imposibilidad de imponersu agenda a nivel multilateral, la estra-tegia de los PD se concentró en las asi-métricas negociaciones bilaterales delos TLC Norte –Sur. De esta forma, losPD no solo sortean el problema de lascoaliciones de bloqueo formadas en laOMC, sino que al mismo tiempo éstasquedan debilitadas en la medida quegran parte de los PED han realizadoconcesiones sobre dichas áreas críti-cas en las negociaciones bilaterales delos TLC. Por lo tanto, queda en claroque los TLC han debilitado significati-vamente al multilateralismo, aunque enaspectos centrales como los subsidiosagrícolas y otros temas sistémicos, nologran reemplazarlo.

Así, esta proliferación y yuxtaposiciónde TLC, que individualmente son favo-rables a los PD, mantienen regulacio-nes fragmentadas en muchos temas,lo cual genera mayores costos detransacción para las empresas, espe-cialmente las ET que serían las princi-pales beneficiarias de espacionormativo homogéneo para el desplie-gue de sus CGV (Dalle et al, 2013).Esta configuración fue denominada porJagdish Bhagwati como “SpaguettiBowl”.

LA RECOMPOSICIÓN DE UN “CAPITALISMO HEGEMONIZADOPOR LAS ET” Y ¿UNA SORPRESA?

Tras la crisis del 2008, se asiste a unescenario radicalmente diferente, laeconomía mundial no logra retomar eldinamismo de principios de la década,con una retracción aún más marcadaen el comercio y el nacimiento de losBRICS plantea un desafío a las insti-

tuciones con predominio de los PD, yya en 2012 con la incorporación deRusia a la OMC, todos ellos pasaron aser miembros, lo cual sumado a tensio-nes precedentes en el ámbito multila-teral, se confirma la imposibilidad deavanzar en temas sustantivos en susnegociaciones. En este escenario, lasiniciativas de los Mega Acuerdos vie-nen a solucionar simultáneamente va-rios de estos problemas, por un lado,se los presenta como la solución al“spaguetti bowl” que dificulta el des-pliegue de las CGV y, por lo tanto, alquitarles obstáculos se logrará dinami-zar el comercio y la economía global.

Entre los Mega Acuerdos más relevan-tes cabe destacar a los protagonizadospor Estados Unidos, la Unión Europeay China, más allá que solo en el casodel Acuerdo Transpacífico (TPP por susigla en inglés) se ha logrado un tra-tado, y el del gigante asiático porahora es sólo una iniciativa que no seha plasmado en negociaciones concre-tas (CEPAL, 2013).

Otras iniciativas son las siguientes:Acuerdo Transatlántico (TTIP), que in-volucra a Estados Unidos y Unión Eu-ropea; acuerdos bilaterales de la UniónEuropea con: Japón; India y Mercosur;Acuerdo Transpacífico (TPP): confor-mado por Australia, Brunei Darussa-lam, Canadá, Chile, Estados Unidos,Japón, Malasia, México, Nueva Ze-landa, Perú, Singapur y Vietnam y Aso-ciación Económica Integral Regional(RCEP): contempla a los países deASEAN (Brunei Darussalam, Camboya,Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Fi-lipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam),Australia, China, República de Corea,Japón, India y Nueva Zelanda.

En todos estos acuerdos los aspectosmás significativos giran en torno a lasbarreras técnicas y no arancelarias, elacceso a los mercados de materias pri-mas, al comercio de servicios, las in-versiones, las compras gubernamenta-

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les y la protección de la propiedad in-telectual y otros aspectos de coheren-cia regulatoria y nivelación del campode juego (medio ambiente, normas la-borales, etc.), constituyendo lo queBaldwin, R. (2012) denomina la Inte-gración del Siglo XXI, en el sentido quefacilita el despliegue de las CGV, brin-dando protección a los activos tangi-bles e intangibles de las ET y en des-medro de la sociedad civil (Stiglitz,2013).

De haberse concretado el TPP, el TTIPy el Acuerdo UE-Japón, tendríamos unespacio económico integrado de granparte de la OCDE, que más allá de laliberalización comercial, armonizaríalas reglas del capitalismo, con lo cualse hubiese dejado de lado la OMCcomo instancia relevante de negocia-ciones y, paralelamente limitar la in-fluencia de los BRICS, que en muchosaspectos representan un modelo dife-rente en cuanto a la relación Estado –mercado.

En esta línea, el acuerdo del TPP llegóa firmarse en 2016 e incluye más deveinticinco capítulos, cuyas negocia-ciones fueron secretas, lo que motivófuertes reclamos de la sociedad civilde la mayoría de los países miembros,dado la sensibilidad de los temas inclui-dos (algunos de los cuales fueron enu-merados al caracterizar al conjunto delos Mega Acuerdos).

Sin embargo, cuando la historia pare-cía direccionada en el rumbo de una re-construcción de un espacio capitalistacon una limitada influencia de losBRICS, la elección de Donald Trump enEstados Unidos cambió radicalmenteel escenario. En primer lugar, cumpliócon su promesa de campaña de no ra-tificar el TPP, que había sido firmadopor Obama; en segundo lugar, cuestio-nar al TLCAN y, en tercer lugar,a lasnormas y fallos arbitrales de la OMC.Adicionalmente, a modo de confirmar

que su país no debe atarse a condicio-namientos externos, se retiró delAcuerdo de Paris de medioambiente.

A MODO DE CONCLUSIÓN

El sistema multilateral desde la épocade su fundación con el GATT de losaños cincuenta a los ochenta, asiste aldesafío del regionalismo, que se inten-sifica desde mediados de los años no-venta, asumiendo la forma de TratadosBilaterales de Comercio (TLC). La creación de la OMC en 1995 al haberabarcado nuevos temas y presentarsecomo un foro de negociaciones queavanzaría en plazos razonables, quizáspodría haber puesto un límite a la ero-sión de los TLC; sin embargo, esto nosucedió. En el siglo XXI las iniciativasde TLC de todo tipo se multiplicaron almismo tiempo que las negociacionesen la OMC se paralizaban, y esta orga-nización quedaba relegada a resolverlas disputas comerciales que plantea-ban los países en el marco de la inter-pretación de lo negociado en la RondaUruguay.

Se dio un proceso paradójico, puestoque al mismo tiempo que era erosio-nada por los TLC, crecía el número desus miembros, representando casi el100% del comercio mundial. En esteproceso, se destaca el ingreso deChina en 2001 y de Rusia en 2012, demodo que el bloque de los BRICS pasóa estar en su seno, y su parálisis ne-gociadora en cierto modo puso en dudala capacidad de esta organización depoder albergar países con sistemaseconómicos tan disimiles o “capitalis-mos diversos”.

El proceso de erosión por parte de losTLC, no solo socavó el principio de nodiscriminación en materia arancelaria,sino que operó con una lógica desbas-tadora en los “nuevos temas” incorpo-rados en la OMC, como ser propiedadintelectual, servicios e inversiones. En

efecto, el límite puesto a las aspiracio-nes de las ET de los PD a partir de laministerial de Cancún por la coaliciónde PED denominada G-20, llevó a quedichas demandas se canalicen enforma bilateral. De este modo los TLC,y principalmente aquellos del tipoNorte-Sur pasaron a reflejar estas de-mandas, con lo cual disciplinas OMC-Plus se establecieron en diversoscampos, esquivando el freno temporalque habían logrado las coaliciones dePED en la OMC, y a su vez lograban de-bilitar a las mismas.

Por lo tanto, los desequilibrios de poderque la negociación multilateral puedeatenuar, a partir de coaliciones, impac-tan sin ningún tipo de mediación en losTLC Norte–Sur, lo cual, si bien llevó ne-gociaciones favorables a los PD y susET, la yuxtaposición de acuerdos nobrindó coherencia al sistema. A fin deresolver este problema, dinamizar elcomercio tras la crisis del 2008 y a suvez tender a aislar a los BRICS, es queEstados Unidos, UE y Japón se lanzana negociar una serie de Mega Acuer-dos, que en caso de concretarse (la noratificación de Estados Unidos del TPPpuede ser solo un hecho temporal) re-configurarán una especie de OCDE dellibrecomercio y “buenas prácticas ca-pitalistas” en consonancia con las de-mandas de las ET.

El giro en materia de comercial de laprimera potencia mundial ha llevado auna alianza de facto para evitar el re-greso del proteccionismo, en donde sehan enrolado las principales economíasdel mundo, y China se presenta comola abanderada del libre comercio. Eneste escenario, en que los Mega Acuer-dos y los BRICS (por distintos moti-vos), han perdido relevancia, la OMCha intentado volver a posicionarsecomo garante de un sistema comercialabierto. Para ello, deberá buscar unequilibrio con la nueva administraciónde EE.UU., lo cual parece estar dis-

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puesto a hacerlo, puesto que su Direc-tor General (el brasilero Roberto Ace-vedo) se ha trasladado a Washington aindagar cuáles serían las acciones oflexibilidades que podría brindar laOMC a fin de evitar una ruptura.

Más allá de la relación entre la OMC yEstados Unidos ¿los PED en general yAmérica Latina en particular, tienenalgo para ganar con el debilitamientodel multilateralismo? La historia re-ciente parecería indicar que no. Quepor más que los tratados que dieronlugar a la OMC han sido claramentedesfavorables para ellos, se podíaestar aún peor, como lo demuestran losTLC Norte Sur, y los textos conocidosde las negociaciones de los MegaAcuerdos. El dilema está en que, si biennuestra pertenencia a la OMC nos harestado margen de maniobra en nues-tras políticas de desarrollo, ¿Podría-mos refundar un sistema plurilateralmás justo entre los PED, en caso quedesaparezca la OMC?

Es necesario plantearnos indagar enciertos temas que podrán ayudarnos areflexionar al respecto. Fuera de losPD, gran parte del comercio de los PEDes con China, y el patrón de especiali-zación remite a un esquema muy simi-lar al histórico “Centro-Periferia”, y noparecería que la estrategia del giganteasiático garantice al menos en el me-diano plazo un sendero de desarrollopara nuestros países.

En cuanto a la experiencia en la región,por distintos motivos nuestros proce-sos de integración regional han encon-trado fuertes limitaciones, no solo porla asimetría en el reparto de los bene-ficios en las experiencias de los añossesenta y setenta (solo basta recordarla creación del Pacto Andino), sinotambién por la dificultad más recientede crear institucionalidad política y fle-xibilidades económicas que garanticen

la vitalidad de estos procesos. Existeun amplio consenso que la matriz ins-titucional del Mercosur es fruto de laperspectiva neoliberal predominante alfirmarse el tratado de Asunción en1991, y que esta dificulta el desarrollode un Mercosur productivo y conmayor compromiso en aspectos políti-cos y sociales. Sin embargo, en más dediez años de gobiernos progresistasque compartían este diagnóstico, nose logró refundar el Mercosur en basea nuevas instituciones y dotarlo de fle-xibilidades e instrumentos en materiacomercial. Más allá de las responsabi-lidades históricas, esto deja en clarolas dificultades que tienen los paísespara avanzar en estas iniciativas.

Retornando en el tiempo, en los años70’, en un ambiente de fuerte disputapolítica por parte de los PED (facilitadaen parte por la guerra fría), aunque conescasa relevancia en lo económico, enel marco de las Naciones Unidas se in-tentó avanzar hacia la institucionaliza-ción de un Nuevo Orden EconómicoInternacional, y tras el fracaso en lo-grar su concreción, tampoco surgióuna especie de Acuerdo Plurilateral delos Países del Tercer Mundo.

En contraste y a pesar de las dificul-tades, dado que las bases de la nor-mativa actual del comercio (las delGATT de 1947) fueron diseñadas ensu mayoría por PD, y que luego su pro-fundización y ampliación con la crea-ción de la OMC fue realizada en uncontexto de apogeo del neoliberalismo,quizás se podría albergar la esperanzaque en caso de que las posiciones deEstados Unidos alcancen el extremoque lleven a un replanteo del sistemamultilateral de comercio, la mirada crí-tica respeto a lo establecido y la mayorla experiencia de los PED en formarcoaliciones, quizás pudiese dar lugar aredefinir aspectos relevantes que per-mitan una organización con principios

más equitativos y que dejen de condi-cionar la posibilidad de desarrollo delos PED, parafraseando a Ha-JoonChang (2003), que no nos pateen laescalera.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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LA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA MUNDIAL: PERSPECTIVAS DELBANCO DE LOS BRICS

BERNARDO SALGADO RODRIGUESUNIVERSIDAD FEDERAL DEL RIO DE JANEIRO

(UFRJ) / PROGRAMA DE POSTGRADO EN ECO-NOMÍA POLÍTICA INTERNACIONAL (PEPI).

INTRODUCCIÓN

La hipótesis central de este estudio esanalizar el nuevo orden mundial, quecomienza en el cambio de siglo, dondelos centros de poder mundiales seguían en la presión competitiva de unmundo cada vez más multipolar y di-verso. Por lo tanto, el papel de losBRICS (Brasil, Rusia, India, China ySudáfrica) demuestra la búsqueda deun modelo de desarrollo progresista yanti-neoliberal, así como el estableci-miento de una nueva arquitectura fi-nanciera mundial.

LA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA MUNDIAL EN ELSIGLO XXI

La crisis mundial del capitalismo en2008 profundizó el proceso de desarro-llo desigual, lo que refuerza la necesi-dad objetiva de un nuevo ordeninternacional. Desde la conformacióndel sistema internacional de Estadosnacionales, luego de la Paz de Westfa-lia de 1648, las mutaciones en el ordeninternacional se medían prácticamenteen siglos. Ahora, muchas transforma-ciones se registraron en apenas dos dé-cadas.

Estados Unidos enfrenta una crisis deliderazgo en las relaciones políticas yeconómicas, pero eso no significa unareducción en su poder estructural, sólo

de su poder relativo. Así, a principiosdel siglo XXI, el auge de los paísesemergentes que no están en el centrode gravedad del antiguo orden econó-mico mundial implica el estableci-miento de un mundo multipolar, en elque la aparición de los BRICS son unmovimiento de subversión estratégicadel orden establecido en el mediano ylargo plazo.

Los cinco países juntos tienen un áreaque corresponde a más de una cuartaparte de la superficie de la Tierra; 41%de la población mundial; 27% delPIB/pcc global. Sin embargo, hay quedestacar que este crecimiento econó-mico, en gran parte, no ha sido acom-pañado por mejoras sociales a lamisma velocidad, con su PIB per cápitatodavía bajo; sus Índices de DesarrolloHumano (IDH) están por debajo del pro-medio mundial; y el GINI es superior alpromedio mundial, lo que indica unaconcentración relativa de riqueza a par-tir de su crecimiento económico.

En definitiva, una nueva arquitecturafinanciera mundial en el siglo XXI debepartir de una diferenciación clara delos objetivos, reglamentos, operacionesy el control público democrático, a di-ferencia de las instituciones financie-ras multilaterales de hoy, como elFondo Monetario Mundial (FMI), elBanco Mundial (BM) y el Banco Interamericano del Desarrollo (BID).Debe discutir la participación equita-tiva de países económicamente mayo-res y menores, generando fuentes decapitalización y mecanismos para quela economía global no sea rehén de unavolátil inestabilidad financiera interna-cional.

Aun así, por primera vez en la historiadel sistema mundial, las relaciones en-tre los países emergentes adquierenuna intensidad y dinamismo directo yexpresivo. “A pesar de esto, el creci-miento de la economia mundial y de

los flujos y conexiones económicas au-mentan la ‘presión competitiva’ sobreesos continentes y sobre sus principa-les países, involucrándolos de formadefinitiva en el sistema interestatal ca-pitalista” (FIORI, 2008: 60). Todos esospaíses buscan una reforma hacia lamultipolaridad, una reforma multilateralde la “gobernanza”, alegando los cam-bios en las reglas de “gestión” del sis-tema mundial y su distribución jerár-quica y desigual del poder y de lariqueza, incluso tras la institucionali-zación del Banco de los BRICS.

BANCO DE LOS BRICS

En este contexto, la creación del Bancode los BRICS se produjo tras debatesy discusiones en las Cumbres anuales.La cuarta reunión de los BRICS realizadaen 2012, tuvo su principal foco en lascuestiones económicas, con la discusiónde la posibilidad de creación de unBanco de Desarrollo de los BRICS,bajo las líneas del Banco Mundial,“como una manera de complementarla actuación de las instituciones fi-nancieras internacionales existentes”(VISENTINI [et al], 2013: 205-206).En 2014, en la VI Cumbre, en la ciudadde Fortaleza, Brasil, se estableció la creación de un acuerdo de cooperaciónfinanciera y monetaria con efectos es-tratégicos en el rediseño de las finanzasmundiales, con la generación de unfondo de estabilización y un Banco deDesarrollo, correspondiente al Bancode los BRICS, lo que demuestra sumadurez política como grupo.

El fondo de estabilización, llamadoAcuerdo Contingente de Reservas(ACR) de los BRICS, tendrá una con-tribución inicial de US$ 100 mil millo-nes, una especie de garantía de asis-tencia con instrumentos de precauciónque pueden utilizarse para evitar losefectos negativos de una crisis finan-ciera o de balanza de pagos3. China

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proporcionará la mayor parte de losfondos, US$ 41 miles de millones, US$18 miles de millones de Brasil, India yRusia, y US$ 5 miles de millones deSudáfrica. Los límites máximos de ac-ceso a los recursos, cuando sea nece-sario aplicarlos, será equivalente a lossiguientes multiplicadores para cadaparte: China (0,5), Brasil, Rusia e India(1) y Sudáfrica (2). La gobernabilidadde la ACR estará integrada por unaJunta de Gobernadores, el máximo ni-vel de la institución, en la que todaslas decisiones estratégicas se tomanpor consenso; y el Consejo Permanente,responsable de nivel ejecutivo y las de-cisiones operativas, donde las decisio-nes también se harán por consenso,excepto para aplicaciones o renovacio-nes de apoyo a través de la liquidez oinstrumentos de precaución, que se to-mará por mayoría simple de los votosponderados.

El Nuevo Banco del Desarrollo (NBD),o el banco de los BRICS, tiene un ca-pital suscrito inicial de US$ 50 mil mi-llones, y un capital inicial autorizadode US$ 100 mil millones, donde cadapaís aportará una quinta parte delvalor. El NBD busca ser una institucióndedicada a la financiación de proyec-tos de infraestructura y de desarrollosostenible en los países miembros y enlos países emergentes, complementara las instituciones existentes y conprevisión del primer préstamo en20164.

Los cinco países tienen partes inicialesiguales (20%), en la que ningún miem-bro será más grande que otro. El poderde voto de cada miembro será igual alnúmero de acciones suscritas en el ca-pital social del Banco. Las decisionesserán hechas, en gran parte, por ma-

yoría simple; cuando sea especificado,puede haber una votación por mayoríacualificada, que corresponde a dos ter-cios del total de votos de los miem-bros; y también, voto por mayoríaespecial, con cuatro votos de los miem-bros fundadores al mismo tiempo quedos tercios de los votos de todos losmiembros. Los países fundadores nopueden reducir su poder de voto pordebajo del 55% del capital, así comocualquier miembro no prestatario ten-drá el poder de voto de hasta el 20%del total, y un miembro no fundador nopodrá tener poder de voto por sobre el7%.

La intención del grupo para crear unbanco demuestra un gran paso haciauna mayor institucionalización, tra-tando de mantener la cooperación, laexpansión futura, y, sobre todo, la di-versificación de las inversiones. En suconjunto, los BRICS buscan hacer susdeseos realidad hacia una orden inter-nacional más inclusiva, democrática ymultilateral.

La creación de este NBD y de la Dispo-sición de Contingente de Reservas esla concreción a la demanda de demo-cratización de la arquitectura finan-ciera internacional y la reforma de lasinstituciones de Bretton Woods. Al tér-mino de la VI Cumbre de los BRICS, loscinco países manifiestan la necesidadde una mayor inversión, a nivel mundial–especialmente en los países en desarrollo– frente a la insuficiencia derecursos de las instituciones existen-tes. El ACR y el NBD no han cambiadola dimensión económica internacional,pero han invertido la lógica gestada enBretton Woods con políticas económi-cas restrictivas. Así, no hay duda deque los BRICS causan molestia a los

poderes tradicionales desde el mo-mento en que el bloque comienza ahacer movimientos de contención enlos ámbitos políticos, económicos, fi-nancieros y estratégicos. Luego, elBanco y el Fondo – bajo el lema de unnuevo banco hacia un nuevo desarrollo– se presentan como las principalesherramientas de influencia geopolíticade los BRICS en la construcción de unnuevo polo de liderazgo global.

FINALIZACIÓN

En resumen, a partir de los cambiosque se producen en el mundo globali-zado actual, parece que muchos de losorganismos oficiales internacionalesexistentes están todavía bajo el mandode Estados Unidos y Europa. Pese a laspromesas de cambio político en sus co-mandos, aún se llevan a cabo muy len-tamente.

Después de la crisis iniciada en el año2008, los países emergentes han man-tenido el crecimiento económico y hanempezado a actuar de manera coordi-nada en proponer soluciones a la crisisy la búsqueda de una mayor represen-tación en las decisiones mundiales.Hay la necesidad de aumentar la repre-sentación y la influencia de los BRICSen los órganos de decisión internacio-nales dada su creciente estatura glo-bal.

Una de las soluciones para la crisis esla cuestión de la integración y de la cooperación Sur-Sur. Esta integraciónse coloca actualmente en la articula-ción entre los países BRICS – con lacreación del Banco y de su Fondo deEstabilización – donde inician un pro-yecto disruptivo del sistema monetarioy de la arquitectura financiera de post-

3 “Este arreglo tendrá un efecto positivo en términos de precaución, ayudará a los países a contraponerse a presiones por liquidez a corto plazo, promoverá unamayor cooperación entre los BRICS, fortalecerá la red de seguridad financiera mundial y complementará los acuerdos internacionales existentes (Declaración deFortaleza, 2014).

4El Banco contará con un Presidente, al menos un vicepresidente para cada uno de los miembros fundadores, excepto para el país representado por el Presidente,una Junta de Gobernadores y un Consejo de Administración. Tendrá sede en Shanghai, mientras que el Centro Regional estará en Sudáfrica. Rusia se hará cargode la Primera Junta de Gobierno; Brasil del Consejo de Administración e India recibirá al Primer Presidente del Banco.

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Segunda Guerra Mundial, proponiendoalternativas hacia un mejor funciona-miento de la economía mundial.

Referencias bibliográficas

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Visentini, P. (et al) (2013). BRICS: as potênciasemergentes. Petrópolis, Rio de Janeiro.Vozes.

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INCÓGNITAS PARAAMÉRICA LATINAANTE EL CAMBIO DELCICLO ECONÓMICO YPOLÍTICO.

JORGE MARCHINIUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES / CENTRO DEINVESTIGACIÓN Y GESTIÓN DE LA ECONOMÍA

SOLIDARIA (CIGES)

En las últimas décadas América Latinaha vivido notorias alteraciones de losescenarios políticos y económicos. La“década perdida” de los años 80 derivóen las crisis de la deuda e hiperinfla-ciones que sepultaron las genuinas es-peranzas de mejoramientos con larestitución democrática luego de dic-taduras. Los “años 90”, que prometíanponer a la “vanguardia del mundo” a laregión por la preeminencia de gobier-nos neoliberales terminaron con desas-trosas desarticulaciones económicasfinancieros y sociales. El nuevo siglode “los 2000”, luego de un periodo ini-cial de dolorosos ajustes y reestructu-raciones, derivó en una épocaesperanzadora tanto por el surgimientode gobiernos “populares” antineolibe-rales ponderando la necesidad de unirla región y restituir el rol del Estadopara atender la deuda social como porun crecimiento económico sostenidoejemplar, sólo comparable con paísesasiáticos (Marchini, Kupalian, Urturi,Wierzba, 2013). Pero este ciclo hacambiado abruptamente en el últimoperíodo.

Nuevamente se vuelve a hablar en ám-bitos académicos internacionales de“irremediable crisis de América Latina”(Edwards, 2010). Se multiplican el des-concierto y los interrogantes: ¿Qué haocurrido? ¿Se trata de un sino indefec-tible e insondable de ciclos repetidosde auge y caída que parecen repetirse

irremediablemente cada década? ¿Quédebates y análisis están pendientes enAmérica Latina para los cuentistas so-ciales no sólo para comprender qué eslo que ha ocurrido, sino para evitar quese repita el tío vivo de una aparentehistoria irremediable de esperanza yfrustración?

En el plano económico, el desafío ge-neral es que es preciso volver analizarrelaciona con los viejos dilemas deldesarrollo periférico (Prebisch, 1968).El centro de atención debe ser si acasola histórica prevalencia de la especiali-zación mundial de los países latinoa-mericanos en la explotación y expor-tación de productos primarios (y/o debaja industrialización) y la subordina-ción a movimientos de capitales inter-nacionales, los hace altamente depen-dientes y vulnerables a crisis externastanto comerciales como financieras, ono.

LA GLOBALIZACIÓN YA NO ESLO QUE ERA

Si bien en un principio los efectos ne-gativos de la crisis mundial 2007/2008se hicieron sentir centralmente en lospaíses centrales más expuestos por laexplosión de una burbuja especulativay la magnitud de créditos impagables,la evolución posterior ha demolido unnuevo mito surgido al iniciarse la crisis:que los países productores calificadosde materias primas podrían haberse“desacoplado” por primera vez de unacrisis internacional (Wylde, 2012).

No se evaluó oportunamente que elcrecimiento había sido impulsado porcondiciones excepcionales positivas,pero no sustentables en el tiempo enel mercado mundial relacionadas cir-cunstancialmente con un auge de lademanda. Esta se basaba en gran me-dida en un crecimiento artificial delcrédito con sofisticados reasegura-mientos altamente especulativos que

conllevarían justamente a su expresiónen una crisis más amplia.

La ilusión que el problema estructuralrecurrentemente explicitado por lospensadores económicos de la periferiasobre los términos de intercambio ne-gativos para los productos primariospodría haber sido definitivamente re-vertido por el auge de nuevas econo-mías emergentes, quedó desarticuladapor la evolución posterior.

Sobre todo, desde el 2012, se hapuesto en evidencia la vulnerabilidadAmérica Latina a la caída de los pre-cios de commodities de exportación(petróleo, alimentos, minerales, etc.), ala incertidumbre y las presiones queprovoca la dependencia a flujos de cré-dito e ingreso de capitales de cortoplazo. Las dificultades han ido influ-yendo en forma distinta en cada paísdependiendo tanto de su especializa-ción como de las reacciones políticasy sociales al cambio abruptamente ne-gativo de ciclo5.

La cruda realidad es que ha quedadoen evidencia que los serios problemasy desequilibrios que persisten en laeconomía mundial ahondan la vulnera-bilidad regional. La mayor globalizacióny liberalización de los mercados no hasido garantía para la continuidad delcrecimiento, sino, por el contrario, hapasado a ser en el último períodofuente de crecientes dificultades y aúnmayores desequilibrios. La vulnerabili-dad es mayor al ser las economías pe-riféricas más expuestas por la aversiónal riesgo del capital en un período deincertidumbre. Ha ido aumentandofuertemente el endeudamiento públicopara compensar desequilibrios y movi-mientos de capitales, siendo ademásla volatilidad, facilitada por la enormedesregulación financiera internacional,que no se ha revertido en los últimosaños sino, por el contrario, ahondado(Bari, Gallagher, 2015).

5Comisión Económica para América Latina (CEPAL). “Estudio Económico de América Latina y el Caribe”, varias ediciones, Santiago de Chile.

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Paradójicamente, las economías regio-nales pueden ser llevadas a mayoresdesequilibrios al ser particularmenteafectadas por el derrame de la crisis ylas decisiones de países centrales. Laincertidumbre es mayor con el entra-mado cada vez más complejo de la glo-balización, al no contarse con gradosde autonomía nacional o regional parafortalecer economías rebalanceando larelación entre sus dinámicas internasy externas. Se ha profundizado la en-deblez por la dependencia a mercadosde exportación en baja y de capitalesexternos inestables.

Se ha planteado en los debates inter-nacionales la necesidad de nuevas ins-tancias que contemplen los mayoresdesequilibrios comerciales y financie-ros que no se solucionan con ajustesautomáticos de mercado (Marchini,2015).

El equilibrio alcanzado y los mecanis-mos de consulta y coordinación pos-crisis son aún provisionales ylimitados. Persisten diferencias y ten-siones que siguen siendo afrontadascircunstancialmente, caso a caso, y noestructuralmente. Tampoco existe cla-ridad sobre el balance internacional yla eventual influencia y derivados dedisputas que pueden tener un conti-nente económico y financiero, pero quetambién se enmarcan en confrontacio-nes geopolíticas inéditas en un mundoque afronta también cambios inciertosy conflictos delicados generales.

Para los países periféricos, como sontodos los de América Latina (inclu-yendo los mayores como Brasil, Mé-xico y Argentina), está abierto dehecho el debate sobre su rol interna-cional y su capacidad o no para llevaradelante estrategias alternativas y po-siciones comunes para desarrollar unaperspectiva diferenciada que conlleveno continuar siendo sólo tributarios decondiciones e intereses fuera de su in-cumbencia, sino a ser actores y parti-

cipantes activos en la determinaciónde su destino con una agenda que di-mensionen capacidades y esfuerzoscon sus prioridades democráticas .

No es esperable que, en un mundo conmercados mayores en baja, mayor pro-teccionismo en países y menores flujosde capitales hacia mercados periféri-cos cada vez más endeudados, los países de la región recuperen las tasasde crecimiento que alcanzaron pocosaños atrás. El supuesto que automáti-camente la economía mundial recupe-rará una tónica ascendente y benéficano cuenta con evidencias. Es impres-cindible, por lo tanto, dimensionar lanecesidad de una perspectiva realistay diferenciada, fortaleciendo mayoreslazos complementarios que atiendan,y no desnivelen aun más, desequilibriosy asimetrías.

COMPRENDER CLAVES PROTECCIONISTAS

Se presentan diversas interpretacionesen relación a los motivos que estaríandeterminando en el último período unmenor dinamismo del comercio mun-dial. Una de ellas hace hincapié en quela caída del impulso sólo estaría refle-jando el final del período de rápida in-tegración de China y los países delEste de Europa a la economía capita-lista habiendo ya cubierto la etapa másexpansiva de urbanización y re-espe-cialización productiva en relación almercado mundial (Hofman, Kuijs, 2015)(Por ejemplo, podría de tal forma ex-plicarse también el auge exportadorpara los países productores de com-modities por la presión de la demandaen sus precios). Otra explicación ubicael fenómeno en el cambio de composi-ción del comercio global hacia produc-tos con menor elasticidad de demanda(Organización Mundial del Comercio,2016). Una tercera perspectiva, ponela atención en los cambios tecnológicosya en marcha en la manufactura in-

dustrial que van permitiendo la flexibi-lización de procesos complejos de pro-ducción en unidades independientes(Por ejemplo, impresoras 3D, fabrica-ción por adición) (Lipson, 2011). Por úl-timo, un factor que se entiende de cre-ciente influencia es el reconocimientode la existencia de una creciente ten-dencia de los gobiernos a apoyar la fa-bricación local y sustituir importacio-nes antes las restricciones de lasbalanzas de pago, reduciéndose de talforma los incentivos para la exporta-ción de productos y servicios por partede las empresas y personas (Keithley,2015).

El menor impulso de las “cadenas devalor” conlleva a menores movimientosen el comercio internacional al redu-cirse relativamente la significación delas transacciones de partes (contabili-zadas en su importación a fabricantes)y su inclusión posterior en productosfinales exportados. De todas formas,ellos podrían ser contrarrestados porel dimensionamiento mayor que ha idoganando la internacionalización de ser-vicios, claro que está muy desequili-brado entre países proveedores yreceptores de estos. Siguen presentesfactores que pueden facilitar aún la di-visión productiva en escala, como serla mayor facilidad de las comunicacio-nes y la reducción de los precios de fle-tes por su mayor eficiencia y el menorcosto de los combustibles por el menorprecio del petróleo. Como contracara,y como factores imprevisibles, se en-cuentran los riesgos geopolíticos pormayores tensiones y conflictos inter-nacionales.

El menor impulso de las “cadenas devalor” conlleva a menores movimientosen el comercio internacional al redu-cirse relativamente la significación delas transacciones de partes (contabili-zadas en su importación a fabricantes)y su inclusión posterior en productosfinales exportados. De todas formas,

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ellos podrían ser contrarrestados porel dimensionamiento mayor que ha idoganando la internacionalización de ser-vicios. Siguen presentes factores quepueden facilitar aún la división produc-tiva en escala, como ser la mayor faci-lidad de las comunicaciones y laredacción de los precios de fletes porsu mayor eficiencia y el menor costode los combustibles por el menor pre-cio del petróleo. Como contracara, ycomo factores imprevisibles, se en-cuentran los riesgos geopolíticos pormayores tensiones y conflictos inter-nacionales.

Las nuevas condiciones de la economíamundial afectan de distinta manera apaíses, sectores y regiones geográfi-cas. Generan dificultades en particularpara los países más vinculados a ca-denas de valor proveyendo mercadosen recesión o en fuerte reestructura-ción. La caída de las exportacionespuede llevar a suponer que la devalua-ción de las monedas podría ser la víamás rápida para recuperar la competi-tividad, pero su efecto quedaría neu-tralizado si se entrara en una disputacon otros países competidores a travésde devaluaciones competitivas. De am-pliarse la aplicación simultanea de po-líticas y medidas de ajuste ortodoxopodría generarse un peligroso círculovicioso recesivo más generalizado demenor demanda, menor producción,menor empleo y mayores tensionesproteccionistas, y abismar aun más di-ferencias de productividad entre lospaíses más y menos desarrollados.

Ya en la perspectiva de América Latina,y en forma similar también para todoslos países periféricos, surgen interro-gantes :¿marchan las relaciones conlos BRICS a conformar un nuevo tipoproclamado de cooperación Sur-Sur?;¿se repetirá, en particular con China,la tónica de relaciones asimétricasentre países grandes y pequeños habi-tuales en vínculos Norte-Sur (Por ejem-plo, la tradicional consideración del

continente como “patio trasero de Es-tados Unidos”), pero también en losSur-Sur (por ejemplo, reclamos de paí-ses de menor envergadura del MERCO-SUR en relación a los más grandes:Brasil y Argentina)?;¿se abre un marcomultipolar más propicio para políticasalternativas y grados de autonomía enla medida que se cuente con una visiónestratégica que incluya la defensa delos intereses nacionales en forma ar-mónica y no confrontada con el equili-brio externo, la complementaciónregional y la participación armónica enel comercio mundial?

CUESTIONES INSOSLAYABLES.

A pesar de las previsiones repetidas delcomienzo de un período de mayor cre-cimiento, la recuperación de la econo-mía mundial ha sido débil y ello serefleja también directamente paraAmérica Latina. Se teme, justificada-mente, que los desequilibrios crecien-tes puedan estar llevando de nuevo aun escenario crítico (FMI, 2016). Entrelos problemas crecientes deben sermencionados: la creciente brecha en ladistribución de la riqueza entre los países y dentro de cada sociedad; lacaída del comercio mundial; la inesta-bilidad de las condiciones monetariasy financieras internacionales; y el em-peoramiento de las balanzas de pagosde muchos países. Se observa tambiénel reconocimiento que las políticas ac-tivas llevadas a cabo por los paísescentrales para superar la crisis de2008 fueron muy limitadas; no revita-lizaron el crecimiento económico, apesar de los enormes recursos públicoscolocados especialmente para el res-cate del sistema financiero provocandoen forma contrapuesta crecientes des-equilibrios fiscales y mayor endeuda-miento público y privado.

Es necesario introducir la cuestión desi la cooperación está en aumento o endisminución. Seguramente la respuesta

no puede ser lineal, particularmentepor el amplio espectro en el que la pa-labra “cooperación” puede interpre-tarse. Por un lado, si se entiende comola conciencia adquirida de que las fa-llas no están relacionadas sólo a lospaíses de la periferia (que “no” sabencómo comportarse), sino que en cam-bio son globales y sistémicas, la res-puesta debe ser firmemente que sí: elreconocimiento que los problemas ydesafíos actuales no son individualessino que son globales y sistémicos, hacrecido de manera positiva.

Pero si interpretamos la palabra “coo-peración” como los principales avancesen los esfuerzos comunes para hacerfrente a los problemas fundamentalesde nuestra sociedad, especialmentecon respecto a las brechas de desarro-llo entre los países y la fragilidad delos sectores más vulnerables, hay quedecir que la cooperación no se ha lo-grado. Incluso, en América Latina algu-nas lecciones básicas de la experienciaparecen no haber sido aprendidas. Laspolíticas regresivas de los repetidos“ajustes” que tan bien conocemos através de la experiencia en América La-tina, castigan especialmente a los másdébiles y no resuelven los problemas nirestauran equilibrios. De hecho, contri-buyen a un círculo vicioso de ajustesadicionales que conducen a una mayorrecesión, empeorando, por lo tanto, lasposibilidades de recuperación.

Se han ido profundizando problemas deenorme significación tales como: eldesorden en los precios relativos, loscrecientes desbalances en las balanzasde pago, las competencias solapadapor inversiones externas entre paísescon concesiones desproporcionadas ydesequilibradoras, tensiones con lasmigraciones, el retorno del crecimientodel desempleo y marginalidad social,entre otros

No intentar honestamente abrir campopara el análisis, la reflexión y el debate

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sobre cuestiones anteriores, seríaaceptar sin más la continuidad de im-presiones silvestres superficiales. Re-sulta notorio que es habitual, sobretodo en períodos críticos, responsabi-lizar sin fundamento objetivo a países,pueblos, culturas o movimientos socia-les; ello tanto para ser utilizados comochivos expiatorios ante la falta de res-puestas, como para hacer cargar loscostos de ajustes y daños provocadospor crisis recurrentes a quienes y comono corresponde hacerlo.

No debiera aspirarse solo a una mani-festación de “buenas intenciones”,sino a diagnósticos realistas, y a pro-puestas y acciones concretas, viablesy realizables a partir de condiciones ob-jetivas. Deberían, por supuesto, to-marse en consideración condicionespolíticas y económicas reales existen-tes tanto nacionales, como regionalese internacionales

El cambio del modelo de acumulación/desarrollo no puede ser solo “haciaafuera”, sobre todo cuando éstos notienen dinamismo de demanda y pre-valece el “sálvese quien pueda”. Esprecisó fortalecer mercados nacionalesy regionales, de forma también que loseventuales beneficios de mejoras en

crecimiento y la productividad por lainversión no sean social y económica-mente concentrados sino integrados ydinamizadores.

Son siempre más valiosos los análisisserios y las ideas ponderables que lospreconceptos y lugares comunes repe-tidos sin fundamento. Con los primeroses siempre posible contar al menos conpuntos de partida para comprender yhacer. Sin ellos únicamente cabría re-signarse “a lo que depare un destinoinexplicable”. El pensador social debeaspirar no solo a ser original, inteli-gente y científicamente meticuloso,sino, en la medida de sus posibilidades,bregar por ser oportuno, realista y pro-positivo. Contribuir a un mundo quemerezca ser vivido.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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EL “LIBRE COMERCIO”CON EUROPA. UNPASO MÁS DEL ECUADOR HACIA ELNEOLIBERALISMO

ALBERTO ACOSTAMINISTRO DE ENERGÍA Y MINAS DE ECUADOR

EN 2007 (ENERO-JUNIO). PRESIDENTE DE LAASAMBLEA CONSTITUYENTE ECUATORIANA Y

ASAMBLEÍSTA, NOVIEMBRE 2007 A JULIO 2008JOHN CAJAS GUIJARRO

ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL Y FACULTADDE ECONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL

DEL ECUADOR

“En 200 años, cuando Estados Unidos hayasacado de la protección todo lo que ella

puede darle, también adoptará el libre comercio”

Ulysses Grant, presidente norteamericanoentre 1869-1877

Han pasado más de cinco siglos desdeque llegaron las primeras carabelas.Con ellas llegó Cristóbal Colón, bus-cando ávidamente recursos naturales,sobre todo oro. Desde entonces estastierras -a las que los conquistadoreseuropeos denominarían como América-han seguido siendo objeto de conquistapor los mismos propósitos. Pero estavez la conquista usa medios más diplo-máticos y sofisticados: los Tratados deLibre Comercio (TLC).

Ese recuerdo de conquista y subyuga-ción salta a la memoria al reflexionarsobre el acuerdo comercial suscrito porel gobierno “progresista” de Ecuador yla Unión Europea (UE) a fines de 2016.Así, este pequeño país andino se sumóal TLC suscrito antes por los gobiernosneoliberales de Colombia y Perú con laEuropa neoliberal. ¿Cuáles son los al-cances de dicho acuerdo?

En primer lugar, cabe señalar que Ecua-

dor negoció el TLC en pleno auge neo-liberal en la UE, auge que ha logradovarios avances: desmontar leyes labo-rales; financiarizar cada vez más laeconomía; menoscabar el sistema depensiones; reducir el control estatal envarios sectores estratégicos; aumentarla privatización de servicios; abrir mer-cados a productos transgénicos; etc.

No olvidemos que desde el fallido in-tento del Acuerdo Multilateral de Inver-siones (MAI) -a fines de los noventa- elcapital transnacional busca diseñaruna suerte de Constitución Mundialpara construir una única economía ca-pitalista global. Luego de que el Áreade Libre Comercio de las Américas(ALCA) fracasó en 2005, ese capitalusa múltiples caminos incluyendo a losTLC (que actúan cual piezas de rompe-cabezas de dicha Constitución). Una desus mayores piezas sería el PactoTransatlántico de Comercio e Inversio-nes (TTIP, por sus siglas en inglés), quepodría volverse un acuerdo marco casiglobal que absorbería gran parte de laeconomía mundial, subordinando aúnmás a quienes hayan suscrito TLC conla UE o con Estados Unidos. En esesentido hay muchos otros intentos, in-cluyendo al Acuerdo sobre el Comerciode Servicios (TISA, por su sigla en in-glés) o el Acuerdo Económico y Comer-cial Global (CETA, por su sigla eninglés) entre la Unión Europea y Ca-nadá.

Al firmar el TLC con la UE, el gobiernodel expresidente Rafael Correa sesumó a ese proceso transnacional, auncuando el propio Correa afirmó que se“cortaría la mano” antes de suscribirun TLC. De hecho, antes de ser presi-dente, Correa planteaba que “la ideade que el libre comercio beneficia siem-pre y a todos, es simplemente una fa-lacia”6. Sin embargo, el régimen queempezó con fuertes impulsos revolucio-

narios terminó por retornar al redil delneoliberalismo. Con el paso del tiempose diluyeron los discursos sobre recu-perar la soberanía nacional, enfrentarla deuda externa, alejarse del FondoMonetario Internacional (FMI) y delBanco Mundial (BM), y rechazar a losTLC.

En definitiva, en Ecuador se profundizanuevamente el neoliberalismo, con unacreciente sumisión del ser humano yla Naturaleza al poder monopólico delcapital local y transnacional. Ejemplossobran de cómo con el gobierno de Co-rrea el neoliberalismo ha tomado nue-vos impulsos y alcances hasta mayoresa décadas pasadas: imponer la megaminería sobre todo en manos de capi-tales chinos; ampliar la frontera petro-lera, incluyendo la explotación del Ya-suní-ITT; entregar grandes campospetroleros maduros (es decir, en explo-tación) a transnacionales a cambio deliquidez (por ejemplo, Auca a Schlum-berger); incrementar agresivamente ladeuda externa, especialmente a travésde bonos vendidos en los mercados fi-nancieros bajo condiciones deplorablespara el país; retornar al FMI inclusoretomando los créditos con esta insti-tución; abrir la puerta a las privatiza-ciones, encubiertas bajo la forma dealianzas público-privadas; flexibilizar elmercado laboral a pretexto de “defen-der el empleo”; aumentar mínimamenteel salario básico; desmantelar empre-sas públicas llevadas a la quiebra deforma hasta intencionada; permitir quegrandes grupos económicos transna-cionales sigan ganando millones inclusocuando el Estado pudo revertir las pro-piedades en manos de esos grupos (porejemplo, telecomunicaciones); etc.

Respecto a los TLC, aparte de su corteneoliberal, un elemento crucial se cen-tra en hasta qué punto realmente po-demos hablar de “libre comercio”. Bien

6Ver el artículo de Correa, R. “El sofisma del libre comercio” en libro editado por Acosta, A. y Gudynas, E.: Libre comercio: mitos y verdades (2004: 111-124).Igualmente se puede revisar la introducción escrita por Rafael Correa en el libro de varios autores: El rostro oculto del TLC (2006).

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sabemos que el comercio internacionales como una boa constrictora: asfixiaa sus presas antes de engullirlas. Lasreglas comerciales internacionales sontan injustas y desiguales que perpe-túan la misma estructura productivaprimario exportadora configurada hace500 años. Además, precisamente lasreglas injustas del comercio internacio-nal, junto con muchos otros mecanis-mos, tienden a generar la salida demillones de dólares de los países po-bres hacia los ricos, sin que haya un re-parto equitativo del “libre comercio”7.

Así, con el TLC acordado con la UE,Ecuador ratifica su condena a ser paísproductor y exportador de materiasprimas. Este el punto crucial. Así, losmayores ganadores de este procesoserán los grandes comercializadores debanano, flores, atún, así como losgrandes exportadores de otras mate-rias primas. Es decir, ganarán aquellosgrupos que siempre han lucrado de lamodalidad de acumulación primario ex-portadora. Hay muchos intereses enjuego que buscan mantener el statuquo de Ecuador como “banana repu-blic” y evitar verdaderas transforma-ciones estructurales. Eso explica porqué en las negociaciones del TLC conla UE no entraron temas importantes

para el país8: inmigración de cientos demiles de ecuatorianos en la UE; temassociales y ambientales; soberanía ali-mentaria; conocimientos ancestrales ycomunitarios; biodiversidad; impactosnocivos sobre el empleo en determina-das actividades productivas, como laagraria, en particular la campesina; re-conocimiento de qué sucederá con ese70% del empleo ecuatoriano sostenidopor empresas de 1 a 9 trabajadores,mayormente informales, y sin capaci-dad de competir siquiera con los gran-des capitales locales, peor contransnacionales.

En síntesis, la UE tiene mucho más porganar, como hace siglos sucedió con laincursión colonizadora europea en laAbya-Yala. Los TLC, llámese como sea,sirven estratégicamente a los interesesdel capital transnacional. Dejan conge-ladas en el extractivismo a las estruc-turas productoras y exportadoras;extractivismo impuesto desde la lle-gada de las carabelas europeas. Pormás que solemnemente el discurso neoliberal diga lo contrario, los TLC nofomentan el “desarrollo” para los paí-ses del Sur.

Lo que sí sorprende es que varios gru-pos de izquierda europea terminaron

alentando este TLC en el ParlamentoEuropeo. Los argumentos usados paraapoyar al TLC son ridículos: que el go-bierno de Correa es de izquierda; queel Ecuador está en crisis; que dan alpaís mayor margen de maniobra (léaseplazo para las desgravaciones) res-pecto a lo que obtuvieron Perú y Co-lombia… algo así como permitir algomás de espacio dentro de una camisade fuerza… una camisa de fuerza neo-liberal, se entiende. Esta es una posi-ción incoherente si se sabe que esasagrupaciones políticas enfrentan elTTIP: el gran TLC entre la UE y Esta-dos Unidos.

El comercio internacional libre –paraconcluir– es una falacia dentro del sis-tema capitalista mundial. Lo que real-mente existe es un comercio interna-cional injusto y sobreexplotador del serhumano y de la Naturaleza en los paí-ses condenados por la división inter-nacional del trabajo a la modalidad deacumulación primario-exportadora. Hanpasado cinco siglos desde que llegaronlas carabelas, ayer camufladas con elsímbolo de la cruz, hoy abiertamentecon el símbolo del capital… ¿Cuántossiglos más las seguiremos soportando?

7 Ver al respecto el artículo de Acosta, A. y Guijarro, C. “Instituciones transformadoras para la economía global” (2015: 172) en el libro: La Osadía de lo Nuevo.

8 Para más detalles de las condiciones específicas en las que se negoció el acuerdo se puede revisar el libro coordinado por Jácome, H. (2012): El retorno de lascarabelas: Acuerdo Comercial Multipartes entre Ecuador y la Unión Europea.

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TENDENCIAS EN LAPOLÍTICA EXTERIORBRASILEÑA Y LA INTE-GRACIÓN REGIONAL

CARLOS SERRANO FERREIRALEHC / UFRJ

INTRODUCCIÓN

El presente artículo esboza las tenden-cias históricas de la política exteriorbrasileña y su relación con la integra-ción regional. Comienza presentandolas dos corrientes principales (internasy externas): una servil - pro-estadouni-dense - y otra subimperialista - pro-in-tegración, aunque solo bajo controlbrasileño del proceso y dentro de los lí-mites del interés de los grandes con-glomerados brasileños. Finalizadescribiendo el retorno de la corrienteservil al poder con el golpe institucionaly la presidencia de Michel Temer, y elretroceso en la posición del gobiernobrasileño en relación a la integración.

AUTONOMÍA Y DEPENDENCIA

En un país dependiente como Brasil noes posible una política exterior inde-pendiente y libre de los dictámenes delos países centrales. Sólo la rupturacompleta con la cadena imperialistagarantizaría esto, como probó la RusiaSoviética, y prueban actualmenteChina Popular y Cuba socialista. Sinembargo, incluso en la dependencia,hay espacios de mayor o menor auto-nomía, que depende de condiciones mí-nimas de desarrollo económico,estabilidad política y capacidad militar.Bajo esta base los gobiernos puedendesarrollar este potencial en su límiteo desperdiciar estas posibilidades. Enel caso brasileño, la política exteriordel Barón de Río Branco (1902-1912)es celebrada hasta hoy por haber con-solidado las fronteras e impedido la in-tervención de potencias imperialistas,

en un tiempo en que los márgenes deautonomía eran reducidísimos, con unpaís esencialmente agrícola (la partici-pación de la industria en el PIB era de8-9%), pero se utilizó al máximo. Poreso fue eternizado como patrono de ladiplomacia brasileña.

Desde entonces, hasta los añosochenta, el margen de autonomía fuecreciente. En 1985, la industria brasi-leña llegó a su máximo de participaciónen el PIB (21,6%), en el momento enque también la industria bélica nacionalalcanzaba su auge de exportaciones yaltos niveles de desarrollo tecnológico.También se avanzaba en el sector nu-clear (alcanzando en 1988 el dominiocompleto del ciclo nuclear) y se dise-ñaba la construcción de un sector in-formático, a partir de la reserva demercado aprobada en octubre de 1984.Este desarrollo y la diversificación delas relaciones económicas, políticas ydiplomáticas llevó a lo que Moniz Ban-deira tituló de ‘rivalidad emergente’(Moniz, 1989) con Estados Unidos. Sialrededor de 1950 la mitad de las ex-portaciones provenía del café y, “Es-tados Unidos no sólo compraba el 50%del café brasileño como era [... el] prin-cipal socio comercial, con una cuotade cerca del 40% del intercambio ex-terno brasileño, importaciones más ex-portaciones” (Guimarães, 2011), hoyen día, “El mayor socio comercial esChina, y nuestro principal producto,tanto en el caso de las exportacionescomo en el de las importaciones, nosupera el diez por ciento del total” (Gui-marães, 2011), la media de participa-ción de Estados Unidos es de un pro-medio del 17%.

LA TENDENCIA SERVIL Y SUBIMPERIALISTA

Sin embargo, el factor político llevó aque ocurriera gran variación en la polí-tica exterior. Desde los años 50 la granburguesía brasileña renunció a un pro-yecto independiente de desarrollo,

aceptando su posición de asociada ydependiente del capital internacional,temerosa frente a la movilización demasas y el riesgo de la revolución. Peroreflejando las dinámicas de distintasfracciones burguesas se han interca-lado dos tendencias claras: una servil,que propone la inserción subordinaday alineación automática con EstadosUnidos; y una subimperialista, quebusca la diversificación de la depen-dencia entre los diversos polos impe-rialistas y el fortalecimiento delposicionamiento activo de Brasil en elescenario internacional, garantizandouna posición de intermediario entre lospaíses centrales y los demás paísesperiféricos. Como base del primer pro-yecto se encuentran las burguesíascompradora y financiera, vinculada alas viejas elites agrarias decadentes,con intereses fundidos a los interesesnorteamericanos. En el segundo caso,se encuentran los sectores de la cons-trucción civil; de petróleo y gas nacio-nales (Petrobras); parte de lasmultinacionales que se utilizan de Bra-sil como punta de lanza para su pene-tración en América del Sur; y, másrecientemente, parte del agronegocio,que amplía sus horizontes internacio-nales y enfrenta las restricciones enlos mercados de los principales paísesimperialistas.

Debido al proceso de desarrollo, seconsolidó una tradición diplomática(crecientemente subimperialista a par-tir de 1964) que buscó utilizar al má-ximo los potenciales de autonomíanacional (aunque dentro de la depen-dencia) desde la Política Externa Inde-pendiente de AfonsoArinos y SanTiago Santas hasta el gobierno JoséSarney (1985-1990). En el período seproduce el breve hiato del dictadorCastelo Branco (1964-1967), pero eleje principal fue retomado ya con Joséde Magalhães Pinto en el gobierno deldictador Costa e Silva (1967-1969).

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Como demuestra Moniz Bandeira, esaruptura iniciada en el breve gobierno desiete meses de Jânio Quadros (1961)no derivó sólo de la política, sino querefleja las transformaciones estructu-rales brasileñas que inviabilizaban elmantenimiento del alineamiento conEstados Unidos:

La diplomacia brasileña tomó, sin em-bargo, un sentido no-ortodoxo, apar-tándo se, ostensiblemente, del compásde Washington, hacia el cuál se habíainclinado, casi siempre, desde los pri-meros años de la República. [...] Lamarcha del Itamaraty al compás deWashington había reflejado una situa-ción de complementaridad de la eco-nomía brasileña, que comenzaba adesaparecer con la industrialización.El desarrollo del país creó necesidadesque imponían la reformulación de lasociedad con los Estados Unidos. Estatendencia que se manifestó con Var-gas y se desarrolló en el gobierno deKubitschek (Operación Panamericana,cuestión con el FMI y establecimientodel intercambio comercial Brasil-UniónSoviética), Quadros la expresó tea-tralmente [...] (Moniz, Luiz, 2010)

Es importante recordar que la posiciónsubimperialista brasileña no significauna ruptura con el imperialismo, comoya definía Ruy Mauro Marini:

Hemos definido, en otra oportunidad,al subimperialismo como la forma queasume la economía dependiente al lle-gar a la etapa de los monopolios y elcapital financiero. El subimperialismoimplica dos componentes básicos: porun lado, una composición orgánica me-dia en la escala mundial de los apara-tos productivos nacionales y, por otrolado, el ejercicio de una política ex-pansionista relativamente autónoma,que no sólo se acompaña de una ma-yor integración al sistema productivoimperialista, sino que se mantiene enel marco de la hegemonía ejercida porel imperialismo a escala internacional.Planteado en estos términos, nos pa-rece que, independientemente de losesfuerzos de Argentina y otros paísespor acceder a un rango subimperia-lista, sólo Brasil expresa plenamente,en Latinoamérica, un fenómeno deesta naturaleza.

[...] El subimperialismo brasileño noes sólo la expresión de un fenómenoeconómico. Resulta en una amplia me-dida del proceso mismo de la luchade clases en el país y del proyectopolítico, definido por el equipo tecno-crático-militar que asume el poder en1964, aunados a condiciones coyun-turales en la economía y la políticamundiales. Las condiciones políticasse relacionan con la respuesta del im-perialismo al paso de la monopolaridada la integración jerarquizada, que yamencionamos, y más específicamentesu reacción ante la revolución cubanay el ascenso de masas registrado enAmérica Latina en la década pasada;no nos detendremos ahora a analizarestas cuestiones. Las condiciones eco-nómicas se relacionan con la expan-sión del capitalismo mundial en losaños sesenta y su particular expre-sión: el boom financiero (Marini,1977).

La tradición subordinada y servil esmás antigua. Entre sus grandes repre-sentantes estuvo el canciller Raul Fer-nandes (1954-1955) que “sirviendo algobierno títere de Café Filho [...], de-claró, bajo los aplausos de la granprensa brasileña: “Brasil está conde-nado a ser, por tiempo indefinido, unsatélite de Estados Unidos” (Amaral,2016). Fue bajo su dirección que sefirmó el Tratado Interamericano deAsistencia Recíproca (1948) y, siendomás realista que el rey, rompió sin co-nocimiento previo las relaciones diplo-máticas con la URSS (1947). En ladécada de los años 60, se llegó a sa-botear, en concordancia con los Esta-dos Unidos, la reelección del brasileñoOswaldo Aranha a la presidencia de laAsamblea General de la ONU, en 1948.

Uno de los puntos más bajos simbóli-camente fue el acto del canciller CelsoLafer que en 2002 se descalzó en ae-ropuertos de Estados Unidos para ins-pección de seguridad. No porcasualidad éste fue canciller durantelos últimos dos años de los gobiernosdel tucán Fernando Henrique Cardoso(1994-2002). Este presidente repre-sentó el auge del neoliberalismo brasi-

leño, que desconstruyó los instrumen-tos de poder nacional, con privatizacio-nes, desindustrialización yfinanciarización. De forma coherente,a nivel internacional realizó una inte-gración subordinada al imperialismoamericano; consolidó el Mercosur enun proceso de integración regionalabierto, al servicio de las multinacio-nales; firmó el Tratado de No Prolifera-ción Nuclear (TNP), después de 30años de resistencia brasileña; entrególa base de lanzamiento de cohetes deAlcántara (MA) a Estados Unidos, me-dida anulada por Lula; y negoció elALCA, proyecto de libre comercio quedestruiría el tejido productivo brasi-leño.

EL SUBIMPERIALISMO DEL GOBIERNO DE LULA DA SILVA

El gobierno Lula alcanzó notoriedadcomo expresión del subimperialismobrasileño, aunque en los marcos de re-ducción de autonomía heredados deFHC. Beneficiado por el crecimientoeconómico derivado del boom de lascommodities, tuvo instrumentos -y vo-luntad- de realizar una política activaexterna, al servicio de la expansión delos campeones nacionales de la cons-trucción civil, del agronegocio y del Pe-tróleo.

Aunque sin grandes instrumentos depoder militar, el gobierno se beneficiódel poder simbólico de tener el mayorliderazgo obrero del último cuarto delsiglo XX, el propio Lula, y de un giro ala izquierda en América Latina (del queera el ala más “moderada”) para ejer-cer influencia diplomática, presen-tando su política exterior con unaapariencia progresista. Esta fue el so-porte externo de la política interna deconciliación y convergencia con los“campeones nacionales”, que se com-pleta con esa expansión de la actua-ción internacional y que significó una“notoria curva hacia la profundizacióny la expansión de las relaciones con el

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‘Sur global” (García, Kato, 2016, tra-ducción del autor). Apostando en la in-tegración política y de defensa en laregión, se presentó como represen-tante para negociar una posición mejoren la relación de dependencia con losdiversos polos imperialistas, para locual el BRICS también colaboró. Unsalto puede ser visto en el hecho deque, en 2008 por primera vez, Brasilpasó a tener embajadas en todos lospaíses latinoamericanos (Stähelin,2012).

El carácter subimperialista de esta po-lítica queda claro también con la ac-ción nada blanda de la ocupaciónmilitar de Haití, donde Brasil sirvecomo representante de los interesesestadounidenses, combinados con eldel gran empresariado nacional. Tam-bién puede ser visto en el acuerdoMERCOSUR e Israel y en la acción de-liberada de frenar la integración eco-nómica sudamericana, apostando en elBNDES como instrumento de penetra-ción de los intereses del empresariadonacional, aunque avanzando en la inte-gración política y en el área de de-fensa. Los beneficiarios de estapolítica son evidentes en las palabrasde uno de los representantes de la bur-guesía brasileña, el presidente de la Fe-deración de Industrias de SantaCatarina (FIESC) Alcantaro Correa,quien dijo en 2010 sobre la expansiónde la presencia diplomática de Brasilen el mundo: “Esto no es un costo, esuna inversión fundamental que el paíshace para abrir puertas a la industriabrasileña” (Stähelin, 2012).

EL GOBIERNO TEMER Y LA DI-PLOMACIA TUCANA

El regreso de los tucanes a la direcciónde la diplomacia en el gobierno ilegí-timo de Temer, primero con el senadorJosé Serra y ahora con el senadorAloysio Nunes Ferreira, es aún más no-civo, pues se da en un escenario de de-presión económica, profundizada por la

política recesiva del Gobierno. Las po-líticas externa e interna están conca-tenadas, orientadas hacia la mismalógica de desnacionalización, desindus-trialización e inserción subordinada.Con las acciones judiciales y las ope-raciones de la policía federal o leyes,desconstruye los últimos sectores concapacidad de competencia internacio-nal, bases del subimperialismo brasi-leño, abriendo el mercado internacionaly nacional para las corporaciones es-tadounidenses. Logró reducir el pesode la industria brasileña a los nivelesde 1910 y se esfuerza para retrocederla esfera de autonomía nacional.

Impulsado por el giro a la derecha enel continente los tucanes deshacen losavances de la integración sudameri-cana, acercando a Brasil de los paísesde la Alianza del Pacífico, apuesta deEstados Unidos de alternativa a la di-funta ALCA. Para ello, busca articularsectores del empresariado bajo el dis-curso de creación de un corredor paraarticular las “cadenas globales devalor” del Pacífico. Con el discursomás reaccionario y desequilibrado“anti bolivariano”, actúa de formaagresiva, desmontando el MERCOSUR,con el golpe contra Venezuela, ac-tuando contra la presidencia rotativapro-tempore en el bloque y luego conla suspensión del país, apostando porel aislamiento de ese país y de Maduroy apoyando a los “escuálidos” golpis-tas.

Hablar grueso con los vecinos es la tó-nica desde el inicio del gobierno, connotas agresivas respondiendo a la preocupación de varios países, comoCuba, El Salvador, Nicaragua y otrossobre el proceso de impeachment. Unejemplo de desprecio por Bolivia fue elnombramiento de Eduardo Saboyacomo jefe de gabinete de AloysioNu-nes. Este realizó operación de fugapara Brasil de un senador de oposiciónboliviano Roger Pinto, acusado de co-rrupción, sin autorización gubernamen-

tal. Sin embargo, cede frente a laUnión Europea, acelerando el acuerdocon el MERCOSUR que sólo traerá per-juicios a la economía de la región, sincontrapartidas de apertura de merca-dos, y retorna a la propuesta de en-trega de la base de Alcántara aEstados Unidos.

La acción consciente y activa de pro-fundizar la dependencia por el gobiernoTemer lo hace definitivamente el puntomás bajo de la diplomacia brasileña yun peligro para la integración regional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Amaral, R. (2016). Serra e o servilismo na po-lítica externa. Carta Capital. Disponívelem:https://www.cartacapital.com.br/interna-cional/serra-e-o-servilismo-na-politica-ex-terna. Traducción del autor al español.

Garcia, A.; Kato, K. (2016). Políticas públicase interesses privados: uma análise a partirdo Corredor de Nacala em Moçambique.Caderno CRH, Salvador, v.29, n.76, p.69-86, enero - abril. Traducción del autor alespañol.

Guimarães, S. (2011). Brasil - Estados Uni-dos: a rivalidade emergente. Carta Maior.Disponível em:http://www.cartamaior.com.br/?/Edito-ria/Internacional/Brasil-Estados-Unidos-a-rivalidade-emergente/6/16632. Traduc-ción del autor al español.

Marini, Ruy M. (1977). La acumulación capi-talista mundial y el subimperialismo. Cua-dernos Políticos, Nº 12, Ediciones Era,abril-junio. México.

Moniz B., L. (1989). Brasil-Estados Unidos: arivalidade emergente (1950-1988). Rio deJaneiro: Civilização Brasileira.

Moniz B., Luiz A. (2010). Presencia de EstadosUnidos en Brasil: dos siglos de historia.Buenos Aires: Corregidor.

Stähelin, M. (2012). Brasil aumenta en 40%el número de representantes en el exte-rior en el gobierno de Lula da Silva. En in-ternet disponible en:http://operamundi.uol.com.br/conteudo/noticias/3712/conteudo+opera.shtml.Acessadoem: 25 de maio de 2012. Tra-ducción del autor al español.

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REFLEXIONES ENTORNO A LA TEORIZACIÓN, LOGROS Y RETOS DELALBA-TCP EN EL CONTEXTO DE LOSREGIONALISMOS

MARIBEL APONTE GARCÍAUNIVERSIDAD DE PUERTO RICO

La Alianza Bolivariana surge a princi-pios del siglo XXI como contrapro-puesta a la iniciativa del Área de LibreComercio de las Américas (ALCA) pro-movida por Estados Unidos y como unaalternativa a los modelos de desarrollocentrados en el regionalismo abierto ylas corporaciones transnacionales. Fuefruto inicial de la gestión y la visión deHugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz.En el 2006 se integra Bolivia y se lanzaademás el Tratado Comercial de losPueblos.

El nombre del ALBA se transforma his-tóricamente: al comienzo se denominala Alternativa Bolivariana, luegoAlianza Bolivariana para los Pueblos deNuestra América, y más tarde laAlianza Bolivariana-Tratado Comercialde los Pueblos (ALBA-TCP) (AponteGarcía, 2014: 23). En la actualidad, losestados miembros del ALBA-TCP y susrespectivas fechas de incorporación,son los siguientes: Venezuela (2004),Cuba (2004), Bolivia (2006), Nicara-gua (2007), Dominica (2008), Ecuador(2009), Antigua y Barbuda (2009),San Vicente y las Granadinas (2009),Surinam (2012), Santa Lucia (2013),Granada (2014) y San Cristóbal y Nie-ves (2014). Venezuela es el país eje ypropulsor del ALBA-TCP.

La Alianza Bolivariana ha sido teori-zada como un nuevo regionalismo es-tratégico (NRE) (Aponte García, 2014);

un regionalismo contrahegemónico(Muhr, 2012); y como parte del postre-gionalismo (Riggirrozii, 2012). El marcoteórico del NRE que propongo, se nutrede tres áreas de la literatura acadé-mica: el regionalismo estratégico; el re-gionalismo multidimensional yposdesarrollista; y los constructos dela soberanía y de la identidad geopolí-tica vinculados a la formación de lasregiones.

Desde la perspectiva del nuevo regio-nalismo estratégico, el ALBA-TCP ar-ticula alternativas en torno a la sobe-ranía petrolera, alimentaria yfinanciera. Las soberanías se enmarcanen un contexto de desarrollo endógenoque busca cambiar la pobreza y ladesigualdad y que privilegia las áreasde educación y salud. Además, losavances de las soberanías están mar-cados por las luchas entre el capitaltransnacional y el capital nacional; lasluchas de sectores capitalistas que seoponen a los cambios en cada uno delos países miembros del ALBA-TCP, al-gunos de los cuales asumen proyectossocialistas; la injerencia de EstadosUnidos en la región; y el resurgimientodel regionalismo abierto en las modali-dades de la Alianza del Pacífico y dela Alianza Transpacífica. En cada unade las áreas vinculadas a las sobera-nías se obtuvieron alcances significa-tivos durante los primeros diez añosdel ALBA-TCP.

La soberanía petrolera bajo el ALBA-TCP está marcada por las nacionaliza-ciones y renacionalizaciones de loshidrocarburos en Venezuela, Bolivia, yEcuador; la configuración de una pro-puesta de integración energética regio-nal, expresada en su forma másconcreta en Petrocaribe; el rescate dela fuga del capital y la reestructuraciónde los impuestos y las regalías frenteal capital transnacional. La soberaníaalimentaria está caracterizada por laarticulación de una propuesta de So-beranía Alimentaria lanzada a partir del

2008; la designación de rubros estra-tégicos (maíz, soya, quinua, trigo,cacao, entre otros); y el lanzamientode programas de redistribución de tie-rras y beneficios para los pequeños ymedianos productores; el lanzamientode empresas grannacionales; y la arti-culación de un sistema de distribucióny mercadeo alternativo. La soberaníafinanciera se plantea desde la cons-trucción de una nueva arquitectura fi-nanciera que asume formas bajo lapropuesta de conformación de nuevasinstituciones o mecanismos, inclu-yendo el Banco del ALBA, el Banco delSur y el Sistema Unitario de Compen-sación Regional (SUCRE).

En el contexto del regionalismo, haytres procesos que ameritan mencio-narse como logros del ALBA-TCP, losque se enuncian a continuación:

(i).- Como proyecto alternativo regiona-lista, el ALBA-TCP promovió el comer-cio ‘justo y solidario’ frente al librecomercio y las inversiones estatalesfrente a la inversión extranjera; y arti-culó también proyectos sociales entorno a salud y educación, diferencián-dose del regionalismo abierto.

En una primera etapa a partir del 2005,el ALBA-TCP aprovechó los altos pre-cios de los commodities en el mercadointernacional para canalizar más fondoshacia la obra social nacional (Vene-zuela) y regional. En el comercio, in-corporó mecanismos tradicionales (tér-minos preferenciales) e innovadores(acuerdos de comercio compensado,que incorporan bienes y servicios segúnlas necesidades y capacidades de cadapaís). Las inversiones se articulan entorno a las empresas estatales y a losproyectos grannacionales (EPGN). Lasempresas grannacionales (EGN) sonempresas estatales mixtas: empresasestatales de dos o más países miem-bros del ALBA-TCP que comparten lapropiedad y que se enfocan en el co-mercio intra-ALBA-TCP. Los proyectos

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grannacionales (PGN) son programasde acción dirigidos a alcanzar las metasy principios del ALBA-TCP, validadospor los países miembros y cuya imple-mentación involucra a dos o más paí-ses, para el beneficio de la gran mayo-ría social (Aponte García, 2015: 38).También hay que incluir en este renglónlas empresas mixtas en petróleo dentrodel ámbito de Petrocaribe, una de lasmodalidades de integración regionalenergética en la producción. Por ejem-plo, Petróleos de Venezuela S.A.(PDVSA) (a través de su filial PDV Ca-ribe S.A.) ha constituido empresas pú-blicas mixtas, o EGNs, en los siguientespaíses miembros de Petrocaribe: Do-minica, Cuba, Belice, San Vicente y lasGranadinas, San Cristóbal y Nieves,Nicaragua, Granada, El Salvador, Haitíy Jamaica (Aponte García et al., 2015:42). Entre los programas sociales im-pulsados en el ALBA-TCP, cabe desta-car el programa la Misión Robinson enel ámbito de la educación, y los si-guientes programas en el área de salud:el Programa Barrio Adentro, la Opera-ción Milagro, la Brigada Henry Reevey la Escuela Latinoamericana de Medi-cina. Estas intervenciones se canalizan,en parte, como colaboración compen-sada. Tanto en el área de comercio in-tra-ALBA como en los avances sociales,los logros han sido significativos(Aponte García, 2014; 2016).

(ii).- La reincorporación de Cuba en losprocesos del regionalismo latinoameri-cano y caribeño; y el rol de Cuba y Ve-nezuela como los artífices delALBA-TCP que derrotó al ALCA.

El gran triunfo del retorno de Cuba enla VII Cumbre de las Américas cele-brada en abril de 2015 en Panamá, fuela cosecha del accionar de varios líde-res latinoamericanos: Néstor Kirchner,Lula da Silva y Hugo Chávez. El Áreade Libre Comercio para las Américas(ALCA) surgió como una propuesta deEstados Unidos bajo el gobierno de Ge-orge Bush y luego continuó en el de Bill

Clinton. En la primera de estas cum-bres, en el año 1994 en Miami, ningúnpaís se opuso al ALCA y Cuba no fueinvitada. En el año 1998, en Santiago,ningún país se opuso y Cuba tampocofue invitada. En 2001, en Quebec, elúnico que se posicionó en contra delALCA fue el presidente venezolanoHugo Chávez y Cuba tampoco estabapresente. En esa misma reunión, sepropuso que Argentina fuera la sedepara la firma del ALCA (Aponte García,2016). “Ya en Mar del Plata, Argen-tina, en 2005, fueron Argentina, Bra-sil, Paraguay y Uruguay (los cuatro delMercosur entonces) junto con Vene-zuela, quienes decidieron oponerse a lapropuesta del ALCA” (Aharonián,2015). Cinco países se plantaron anteotros 29 sembrando las bases de loque después consolidarían como unnuevo regionalismo estratégico y con-tra-hegemónico (Aharonián, 2015).

(iii).- El ALBA-TCP cumple un rol impor-tante en la generación de otros acuer-dos de concertación regionales comola Comunidad de Estados Latinoameri-canos y Caribeños (CELAC) (2010) y laUnión de Naciones del Sur (UNASUR)(2011); y la gran zona económica alter-nativa.

La CELAC se formó en 2010, y en 2011organizó una Cumbre que contó con re-presentantes de 33 Estados latinoame-ricanos y caribeños (con excepción delas colonias y de los territorios) y ex-cluyó a Canadá y a los Estados Unidos.Para algunos, esta histórica reunión re-tomó la agenda integracionista quemarcó el Congreso Anfictiónico de Pa-namá convocado en 1826 por el liber-tador Simón Bolívar (Aponte García,2015: 55). La UNASUR cobra vida ju-rídica en el 2011 y reúne a doce paísesdel Sur de América. Además, el ALBA-TCP propone articularse como eje re-gionalista al plantear a partir de 2013,la incorporación de los países de la Co-munidad del Caribe (CARICOM, por sussiglas en inglés que significan Ca-

ribbean Community and Common Mar-ket), Petrocaribe, ALBA-TCP y del Mer-cado Común del Sur (Mercosur), enuna gran zona económica alternativa(Linares, 2013). Venezuela también seincorpora al Mercosur en el 2012 y Bo-livia en el 2015.

En el periodo post-2014, el ALBA-TCPconfronta nuevos retos. La reducciónen los precios de los commodities en elmercado internacional afecta la capa-cidad de captación de divisas de losEstados y consecuentemente, su capa-cidad de redistribución de fondos hacialas inversiones y el gasto social. Estoocurre además en contextos naciona-les de reelecciones presidenciales, cre-ciente injerencia de Estados Unidos, yagudización de conflictos sociales in-ternos. Si vemos, por ejemplo, en elcaso actual de Venezuela, entre la in-jerencia de Estados Unidos y los con-flictos sociales internos, ese país yasuma 66 muertos y más de mil heridosen la lucha interna desatada en los úl-timos meses.

La oleada de cambios políticos haciagobiernos neoliberales sacude el con-texto en el cual opera el ALBA-TCP.Esto incluye sobre todo a países comoBrasil, que sufre el embate de un golpede estado parlamentario que depone ala presidenta electa Dilma Rousseff; yArgentina, donde el neoliberalismogana las elecciones por un pequeñomargen para colocar a Mauricio Macrien el poder. Los golpes de estado y elatrincheramiento del neoliberalismo enlos casos de Brasil y Argentina, respec-tivamente, imponen un sesgo impor-tante en la membresía del Mercosurque ahora confabula para expulsar aVenezuela de ese bloque regional. Ve-nezuela se afecta directamente porqueel Mercosur plantea su suspensión, lacual ejecuta en diciembre 2016. Ade-más, los gobiernos neoliberales contra-rrestan el rol activo que había jugadola UNASUR y la CELAC en los proce-sos regionalistas y en la capacidad de

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intervención diplomática ante situacio-nes políticas difíciles; como habíanejemplificado estas instituciones antelos golpes de estado o intentos de gol-pes que habían sufrido Manuel Zelayaen Honduras, Fernando Lugo en Para-guay, Evo Morales en Bolivia y RafaelCorrea en Ecuador.

Resurge y va cobrando fuerza el regio-nalismo abierto en los proyectos de laAlianza del Pacífico, que reúne a Chile,México, Perú y Colombia en un acuerdode libre comercio a partir de 2011; ydel Acuerdo Estratégico Transpacíficode Asociación Económica (TPP por sussiglas en inglés que significan Trans-Pacific Partnership), una iniciativa desarrollada por los países miembros(Brunei Darussalam, Chile, Nueva Ze-landia y Singapur) a partir del 2006(http://www.sice.oas.org/TPD/TPP/TPP_s.ASP). Chile, México y Perú formanparte de la AP y del TPP; y los EEUUnegociaban su entrada al TPP. Por lotanto, esta confluencia se vislumbrabacomo el resurgimiento plus del ALCAque podría hacerle frente al ALBA-TCPy al Mercosur.

La fuerza de los BRICS (Brasil, Rusia,India, China y Sur África) se revela envarios campos. En el contexto de nues-tra discusión sobre el ALBA-TCP, elacercamiento de Brasil, China y Rusiacon algunos de los países miembros delALBA-TCP, es visto por Estados Unidoscomo un desarrollo en su campo de in-jerencia. Por su parte, Rusia persiguereforzar la asociación estratégica conVenezuela, Cuba, México y Nicaragua;busca facilitar la inversión en Cuba envarias áreas (petróleo y Zona Especialde Desarrollo (ZED)); y condonó granparte de la deuda de Cuba. El 26 de fe-brero de 2013 Rusia anunció que ne-gociaba la instalación de basesmilitares en Cuba, Venezuela y Nicara-gua, todos miembros del ALBA-TCP

(Silva Ardanuy 2015: 55, 132, 152-153). Rusia y China están interesadosen fortalecer sus relaciones con las po-tencias emergentes latinoamericanas,en el ámbito de una nueva arquitecturafinanciera BRICS alternativa, quepueda posicionarse frente al FondoMonetario Internacional (FMI) y alBanco Mundial (BM). Así mismo, elcanal de Nicaragua cuenta con una im-portante inversión China (Aponte Gar-cía, 2016).

Se generan cambios en las políticas deEstados Unidos hacia Cuba y Vene-zuela. El país del norte se acerca aCuba, pero sanciona a Venezuela, elprincipal socio de Cuba en el comercioy en el nuevo regionalismo estratégicodel ALBA-TCP. El 17 diciembre 2014,Barack Obama anuncia el comienzo delproceso de normalización de las rela-ciones entre Estados Unidos y Cuba.Los norteamericanos imponen un pa-quete de sanciones a Venezuela enmarzo 2015. El 9 de marzo, Obamaproclamó una “emergencia nacional”debido a que Venezuela constituía unaamenaza inusual y extraordinaria a losintereses de Estados Unidos y que porello se prohibiría la entrada a EstadosUnidos de siete altos funcionarios ve-nezolanos ligados a corrupción y viola-ción de derechos humanos. Elpresidente norteamericano luego ex-tendió por un año más  las sancionescontra Venezuela, por el “riesgo ex-traordinario” que supone la situaciónen ese país para la seguridad de Esta-dos Unidos9. El ALBA-TCP pidió el ceseinmediato al hostigamiento y la agre-sión a Venezuela (Infolatam, 18-3-2015). En marzo 2015 el Cancillercubano Bruno Rodríguez declaró queEstados Unidos no pueden tener unapolítica de zanahoria con Cuba y otrade garrote con Venezuela (Aponte Gar-cía, 2016). Venezuela se afecta direc-tamente porque Estados Unidos

impone sanciones a este país en el2015 y las renueva en el 2016. En esesentido, el ALBA-TCP como proceso deintegración regional Gran Caribeño setorna importante en la actualidad en lamedida que los miembros del Gran Ca-ribe votan parcialmente como bloqueen instancias como la Organización deEstados Americanos (OEA) para con-trarrestar la injerencia creciente de Es-tados Unidos contra Venezuela.

La confluencia del tercer y cuarto retoera vista por los detractores del ALBA-TCP como lo que llevaría a este procesoregionalista a la derrota y haría resurgirel regionalismo abierto neoliberal. Peroentonces, el triunfo de Donald Trumpen las elecciones presidenciales en2016 trastoca ese panorama. Bajo lapresidencia de Donald Trump, se re-configurarán los regionalismos porqueeste presidente asume una postura pro-teccionista que busca el retiro de losacuerdos regionales y la promoción deacuerdos bilaterales. “El 23 de enerode 2017, el Gobierno de los EstadosUnidos decidió retirarse como signata-rio del Acuerdo de Asociación Trans-pacífico, retirarse permanentementede las negociaciones y procurar esta-blecer, siempre que sea posible, nego-ciaciones comerciales bilaterales.”(http://www.sice.oas.org/TPD/TPP/TPP_s.ASP). El retiro de Estados Unidosgeneró el debilitamiento del eje AP-TPP y esto favorece al ALBA-TCP. Lasposturas de Trump también amenazana México en la medida que este presi-dente ha planteado el retiro o la rene-gociación del TLCAN. Ante las expec-tativas negativas, México se veobligado a pensar su relacionamientocon América Latina y el Caribe en vezde mirar solo para el norte. Esto a suvez, afecta a la Alianza del Pacífico.

El futuro del ALBA-TCP dependerá decómo podamos abordar las alternati-

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9 En internet disponible en http://www.telesurtv.net/news/Comite-del-Senado-de-EE.UU.-aprueba-sanciones-contra-Venezuela-20160428-0067.html

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vas de desarrollo de cada una de lassoberanías, en el complejo contexto enclave regionalista.

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PETROCARIBE: UNANUEVA VISION DE INTEGRACION REGIONAL

ERNESTO REVELLO SANCHEZUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

UN MUNDO ASIMÉTRICO Y DESIGUAL

La energía ha sido el principal motordel crecimiento económico global. Pri-mero, fue la era de la biomasa (madera)entre 1775-1880, luego la del carbónentre 1883-1950, y desde 1950 a lafecha la del petróleo junto con el gasnatural (US Energy Information Adm-nistration, 2011). No obstante, dichosrecursos han sido también las principa-les causas de los conflictos entre lasnaciones, debido a su carácter escaso(no renovable) y a su ubicación geoes-tratégica asimétrica, alejados general-mente de los grandes centros deconsumo (las principales y más pode-rosas economías del mundo), y situa-dos en los países de la periferia, menosdesarrollados.

Las asimetrías en petróleo y gas natu-ral son palpables si se analizan las es-tadísticas. En lo que respecta apetróleo, se observa que los paísesdesarrollados poseen 15% de las reser-vas de crudo, producen solo 29%, perodemandan 62% del consumo mundial.Por su parte, el 80% de las reservas decrudo pertenecen a los países miem-bros de la Organización de Países Ex-portadores de Petróleo (OPEP), y elresto 20% a los países No-OPEP. En re-lación al gas natural, se evidencia quelos países desarrollados poseen el 8%de las reservas mundiales, producensolo 41%, pero demandan 51% delconsumo mundial. El 33% de las reser-vas mundiales de gas se ubican en lospaíses OPEP, 17% en Rusia, y 50% en

el resto del mundo (British Petroleum,2016).

De este modo, el contexto global re-fleja una desigualdad terrible entregrandes consumidores, pequeños paí-ses y grandes productores. Se eviden-cia como el hemisferio norte(economías desarrolladas) consumemás de la mitad de la energía que pro-duce el mundo, mientras que los paísesdel sur (economías subdesarrolladas,en vías de desarrollo y emergentes),dueños soberanos de dichos recursosnaturales, evidencian niveles elevadosde pobreza debido a limitaciones paraacceder a la energía de forma asequi-ble, accesible, confiable, suficiente,moderna y a precios justos y razona-bles. Una de las dimensiones de la po-breza es la energética, que puede serdefinida como la falta de energía parapromover el crecimiento económico ysatisfacer las necesidades humanas(OPEC Fund, 2010). La falta de energíareproduce el ciclo vicioso de la pobrezae inhibe el desarrollo económico. El in-cremento de la demanda de energía alaño 2030 provendrá principalmente delos países en desarrollo. Sin embrago,el uso de energía per cápita en dichasnaciones seguirá siendo menor en com-paración a las naciones desarrolladas(Agencia Internacional de Energía,2010). Se prevé que para el 2030, elnúmero de personas sin acceso a laelectricidad se ubique en 1.500 millo-nes de personas, representando elmismo nivel que en 2008 (Agencia In-ternacional de Energía, 2010). Portanto, el alivio y el combate para redu-cir y minimizar la pobreza energéticadebería ser un pilar fundamental de lasestrategias orientadas a alcanzar undesarrollo justo y equitativo.

UNA NUEVA VISIÓN PARA EN-FRENTAR LA POBREZA ENERGÉTICA

Considerando esta terrible situaciónglobal, donde también se encuentra in-

mersa la región latinoamericana y ca-ribeña, Hugo Chávez Frías decidedesde su llegada a la presidencia de laRepública Bolivariana de Venezuela re-orientar la política petrolera nacional,dejando claro la nueva base doctrinalde dicha visión de Estado, al plantearque: “El petróleo hasta ahora ha sidoun arma para dominar a los pueblos.Nosotros planteamos el petróleo comoun arma para liberarlos”. Es así comotraza la idea que los recursos petrole-ros de Venezuela deben ser orientadosa favor de la cooperación Sur-Sur, es-pecialmente en el ámbito regional deAmérica Latina y el Caribe.

No obstante, para alcanzar tal fin,Hugo Chávez tuvo que alcanzar dos ob-jetivos estratégicos principales. Pri-mero, la recuperación de los precios delpetróleo a través de la voluntad polí-tica de fortalecer la OPEP y recuperarsu peso en el escenario petrolero mun-dial, que para comienzos de la décadadel 2000 enfrentaba un barril de petró-leo en apenas 7 US$/Bl. Y segundo,tener el control estatal de la industriapetrolera nacional (PDVSA), que hastael año 2002 estuvo en manos de unagerencia estrechamente ligada a los in-tereses foráneos de las trasnacionalespetroleras, a los lineamientos delBanco Mundial, al Consenso de Washington y a los postulados delAcuerdo de Libre Comercio de las Amé-ricas (ALCA).

Una vez logrados ambos objetivos, elgobierno de Venezuela logra cohesionarsu política petrolera nacional, con el finde integrar el mercado latinoamericanoa través de un proyecto diametral-mente opuesto a la doctrina neoliberalpredominante en la década de 1990.Los nuevos lineamientos de la políticaexterior venezolana, basada en la ener-gía, se caracterizan por la reivindica-ción del nacionalismo bolivariano; lasoberanía sobre los recursos naturales;la visión geopolítica integral; el enfo-que latinoamericanista; la no injerencia

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en los asuntos nacionales de los paí-ses; el enfoque humanista y social; lasolidaridad, complementariedad, coo-peración y flexibilidad; la integraciónenergética regional como un asunto deEstados; y la voluntad de resolver lasasimetrías económicas y sociales de laregión, entre ellas, el acceso a los re-cursos energéticos. Para Hugo ChávezFrías, y para la Venezuela bolivariana,la energía es el eje principal del pro-ceso de integración en América Latinay el Caribe.

El gobierno de Venezuela comienza acolocar los cimientos de la nueva geo-política energética regional, basada enla solidaridad, complementariedad, fle-xibilidad, respeto y cooperación, con lafirma del Acuerdo de CooperaciónEnergética de Caracas (con países deCentroamérica y el Caribe)10, y el Con-venio Integral de Cooperación entre Ve-nezuela y Cuba, ambos en el año 2000,con los cuales se introdujeron nuevoselementos de relacionamiento con lospaíses signatarios, hasta el momentonovedosos. Con el primero, se supe-raba la rigidez del antiguo Programa deCooperación Energética o Pacto de SanJosé, firmado junto con México en198011, que no facilitaba su modifica-ción para incorporar a otros países (Va-lero, 2005); y con el segundo acuerdo,se permitían más disposiciones finan-cieras especiales para la cancelaciónde la factura petrolera a largo plazo,con periodos de gracia y bajas tasasde interés, así como la posibilidad decompensación de dicha factura a tra-vés del intercambio por bienes y servi-cios.

Otro elemento contra-hegemónico deesta nueva generación de alianzas co-merciales, y que evidencia una rupturade paradigmas, es que el intercambiocomercial y energético es exclusivoentre entes públicos avalados por los

gobiernos de Venezuela y el país con elcual se suscriba el acuerdo, retomandode esta manera el rol del Estado y dis-minuyendo los costos de intermedia-ción impuestos por las empresastrasnacionales comercializadoras decrudo y productos refinados. Con estoselementos, se comenzaba a construiruna alianza caribeña en contra de loslineamientos del ALCA y alejada de lahegemonía norteamericana.

ALBA-TCP COMO MECANISMOCONTRA-HEGEMÓNICO

Paralelamente a todo este proceso in-terno, se da la III Cumbre de las Amé-ricas de abril de 2001, en la ciudad deQuebec, Canadá, donde Hugo ChávezFrías anuncia formalmente el rechazopor parte del Gobierno de Venezuela lapropuesta neoliberal del ALCA. Pocotiempo después, en diciembre de esemismo año, se propone la idea de lacreación de la Alianza Bolivariana paralos Pueblos de Nuestra América - Tra-tado de Comercio de los Pueblos(ALBA-TCP) durante la III Cumbre deJefes de Estado y/o Gobierno de laAsociación de Estados del Caribe,como una propuesta de integracióneconómica, social, política y culturalpara los pueblos, basada en el desarro-llo independiente con énfasis en lacomplementariedad regional y promo-ción de la cooperación solidaria y res-petuosa.

Esta iniciativa novedosa se logra con-cretar oficialmente en diciembre de2004, durante la reunión presidencialentre Hugo Chávez y Fidel Castro en laHabana, Cuba, donde se firmaron losprotocolos de la fundación del ALBA-TCP. Para abril de 2006, se incorporaBolivia, y progresivamente lo hacen losgobiernos Nicaragua (2007), Dominica(2008), Honduras (2008), Ecuador

(2009), San Vicente y las Granadinas(2009) y Antigua y Barbuda (2009). LaALBA-TCP nace como un instrumentoque señala un nuevo rumbo de la inte-gración, bajo una visión de justicia so-cial, que hace posible el intercambioentre los países signatarios a través deprogramas sociales y proyectos gran-nacionales de impulso económico y co-mercial.

LA POLÍTICA INTEGRACIONISTASOLIDARIA DE HUGO CHÁVEZFRÍAS NACIÓ EN EL CARIBE

Es a partir de esta nueva etapa en lapolítica exterior venezolana que se co-mienza a diseñar un plan de integraciónregional basado en una alianza estra-tégica entre las operadoras energéti-cas públicas, con el fin de fortalecerlasy convertirlas en instrumentos efica-ces para garantizar la seguridad en elsuministro energético de la región, a locual se denominó: Petroamerica. Setrataba de un proceso progresivo queempezaría a concretarse a través deacciones y acuerdos subregionalescomo: Petroandina, Petrosur yPetroca-ribe, principalmente entre las empresasnacionales PDVSA (Venezuela), PEMEX(México), PETROBRAS (Brasil) y PE-TROECUADOR (Ecuador) (Ministeriode Relaciones Exteriores de Venezuela,2003).

Según el Ministerio de Relaciones Ex-teriores de Venezuela, Petroamerica setrataba de un “proyecto de creación deuna empresa multinacional que estaríaconformada por el conjunto de empre-sas estatales de la región, destinada aatender proyectos de inversión que pro-muevan la integración energética, a lavez que garanticen el incremento delvalor agregado del petróleo crudo ygas, con la producción de subproduc-tos petroquímicos necesarios para im-

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10En la primera etapa fueron diez los países que suscribieron los acuerdos bilaterales con Venezuela: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,Jamaica, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

11 Donde ambos países suministraban cerca de 160.000 barriles diarios a los países de la región, 80.000 cada uno.

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12 Guatemala se retiró por Decreto Presidencial en el año 2014.

13 Texto de Constitución de PETROCARIBE, en su versión revisada y adoptada por el Consejo Ministerial, el 5 de septiembre de 2005.

14Idem.

15Idem.

pulsar el desarrollo sostenible de Amé-rica Latina y el Caribe” (Ministerio deRelaciones Exteriores de Venezuela,2003). De esta forma, se comienza aconcebir la integración como un“asunto de Estado” (PDVSA, 2004),donde el esfuerzo debe estar guiadopor una voluntad política, con visióneconómica y con enfoque social.

La primera aproximación al proceso decreación de Petroamerica comienza enla región del Caribe con el Acuerdo deCooperación Energética Petrocaribe enel año 2005, bajo la visión de construiry potenciar la integración con Centro-américa y el Caribe a través de unacuerdo energético regional que con-templara los postulados del ALBA-TCP,con el fin de resolver las asimetrías enel acceso a los recursos energéticos,por la vía de un nuevo esquema de in-tercambio favorable, equitativo y justoentre los países signatarios. La esco-gencia de esta región no fue caprichoestratégico de Hugo Chávez, sino queera precisamente en el Caribe dondeestaban sentadas las bases para elreimpulso de una diplomacia energé-tica activa en Latinoamérica. Es asícomo el Pacto de San José de 1980evoluciona hacia el Acuerdo de Coope-ración Energética de Caracas y el Con-venio Integral de Cooperación entreVenezuela y Cuba en el 2000, y final-mente hacia Petrocaribe en 2005.

ACUERDO DE COOPERACIÓNENERGÉTICA PETROCARIBE: UNA DÉCADA DEAVANCES

Petrocaribe nace de la firma de un Tra-tado de Seguridad Energética entre 19Estados signatarios: Antigua y Bar-buda, Bahamas, Belice, Cuba, Domi-

nica, El Salvador, Granada, Guatemala,Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Ni-caragua, República Dominicana, SanCristóbal y Nieves, Santa Lucía, SanVicente y Las Granadinas, Surinam, yVenezuela12. Se define como un orga-nismo multilateral que asegura la coor-dinación y articulación de políticaspúblicas en materia de energía, inclu-yendo: la administración de la produc-ción, refinación, transporte ysuministro de petróleo, gas natural, yrefinados; el uso eficiente de la ener-gía; cooperación tecnológica; capaci-tación; desarrollo de infraestructuraenergética; y el aprovechamiento defuentes alternas (eólica, solar yotras)13.

La plataforma doctrinal se basa en tresgrandes elementos: complementarie-dad y solidaridad compartida de lospueblos; control de acceso y de admi-nistración de los Estados sobre sus re-cursos energéticos; y conservación delos recursos naturales no renovables yagotables. Sus principios son los de launión, solidaridad, cooperación, com-plementariedad, seguridad energética,empleo soberano de los recursos ener-géticos, visión conservacionista y mi-rada hacia el sur14.

Entre sus objetivos estratégicos sepueden mencionar: minimizar el riesgoasociado con la seguridad de suminis-tro de energía de los países miembros;defender el derecho soberano de admi-nistrar las tasas de explotación de losrecursos naturales no renovables yagotables; minimizar los costos detransacciones de la energía entre lospaíses miembros; y crear mecanismospara asegurar que los ahorros de lafactura energética, surgidos en Petro-caribe, sean un aporte a la lucha con-tra la pobreza, el desempleo, el

analfabetismo y la falta de asistenciamédica en los países miembros15.

Petrocaribe es concebida como una ini-ciativa de cooperación energética des-tinada a ofrecer facilidades financierasy garantizar el suministro directo hacialos países miembros, con el fin de re-ducir la intermediación en el mercadode hidrocarburos, y garantizar la segu-ridad y estabilidad energética de la re-gión. Hace uso de un novedosoesquema de intercambio entre los paí-ses de la región caribeña (la mayoríade ellos consumidores de energía y sinel control estatal del suministro de di-chos recursos), por lo que se visualizala creación de empresas mixtas paraque los países pequeños hagan unagestión directa del acceso a la energía,rompiendo de esta forma con los tra-dicionales mecanismos de comerciali-zación de crudo y refinados de laregión.

De forma concreta, la diplomacia pe-trolera integracionista de Hugo ChávezFrías comienza con Petrocaribe, plan-teando cinco líneas de acción estraté-gicas: la construcción de una red derefinerías en el Caribe para procesar elcrudo venezolano de la Faja Petrolíferadel Orinoco (el mayor reservorio decrudo del planeta); la exportación degas natural, mediante un gasoductotranscaribeño, cuya base seria el cen-tro industrial gasífero que se construyeen Guiria, en el Golfo de Paria en Vene-zuela; el desarrollo de la industria pe-troquímica; el impulso de las energíasalternativas como la energía solar, eó-lica y el biocombustible; y el ahorro yuso eficiente de la energía (Palma,2007).

Es importante destacar, que la regiónque comprende Petrocaribe es neta-

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mente importadora de energía (exceptoTrinidad y Tobago, y Venezuela), cuyasmatrices energéticas son altamentedependiente del petróleo y refinados,principalmente para la generación eléc-trica (Purvin y Gertz, 2015). Es una re-gión que posee aproximadamente 85millones de habitantes, con un con-sumo de cerca de 760 mil barriles dia-rios de crudo y refinados que ha venidoincrementándose en más del 36% enlos últimos 10 años (Purvin y Gertz,2015). Sus principales proveedores decrudo y refinados son Estados Unidos(Golfo de México), Venezuela, Trinidady Tobago, Colombia, México, y ÁfricaOccidental. Para poder cubrir dichos ni-veles de consumo, los países de Cen-troamérica y el Caribe destinan enpromedio más del 11% de su PIB anual(PDV Caribe, 2016). Asimismo, ambasregiones representan importantes cen-tros de almacenamiento de crudo y re-finados dada su proximidad conEstados Unidos, lo cual les otorga unposicionamiento geoestratégico en laregión de Latinoamérica.

No obstante, debido a la historia de co-lonialismo, y domino anglosajón pre-sentes en estos países, las rutas decomercialización, centros de almace-namiento y distribución han estado,hasta la creación de Petrocaribe, enmanos de empresas trasnacionalescomo Esso, Chevron, Shell, Trafigura,Glencore, Texaco y Puma16, entre otras,que incrementan el precio final de laenergía en hasta un 20% (Ruiz Caro,2006) a causa de la intermediación.

Es importante recordar, que para el2005, los países no productores deenergía de la región Petrocaribe sufríanacentuados niveles de pobreza, comoconsecuencia de los elevados preciosdel petróleo, la intermediación y la es-

peculación en torno al abastecimientode energía. Todo ello impactaba nega-tivamente sobre sus presupuestos na-cionales. Actualmente, el financia-miento de la factura petroleraconstituye un apalancamiento sustan-cial a las economías de los Estadosmiembros, y con la creación de las Em-presas Mixtas de carácter nacional,nacen nuevas opciones que le brindanla posibilidad de reducir y/o eliminarlos costos de intermediación.

Luego de una década de Petrocaribe sepueden observar importantes avancesy logros que permiten consolidar adicha iniciativa como el único meca-nismo de integración a nivel mundialque impulsa el desarrollo socioeconó-mico regional, forjado a partir de unagran alianza política y estratégica,hacia la construcción de un mundomultipolar, mediante el suministro deenergía y financiamiento en condicio-nes favorables.

Según el informe de gestión de Petro-caribe de abril del 2016, se evidenciaque desde su creación se han suminis-trado 340 millones de barriles de pe-tróleo, es decir, un promedio de 120mil barriles diarios, con un porcentajede cumplimiento de las cutos de sumi-nistros cerca del 80%17, lo que repre-senta un valor total de US$ 30.000millones o aproximadamente US$2.000 millones anuales. De estaforma, Petrocaribe ha logrado cubrircerca del 40% de la demanda total depetróleo de los países miembros, per-mitiéndoles ahorros importantes enesta materia, ya que el financiamientoestablece, por una parte, un porcentajea financiar (que crece a medida que seincremente el precio del crudo), pu-diendo alcanzar hasta el 70% si losprecios del crudo superan los 150

US$/Bl, con dos años de periodo degracia, pagaderos a una tasa de 1-2%anual y cancelada a largo plazo entre17-25 años18.

Uno de los mayores avances alcanza-dos es lo referente a la contribución aldesarrollo social en los Estados miem-bros, cuyo monto acumulado asciendea US$ 7.500 millones, donde se in-cluye: la porción financiada a largoplazo de la factura petrolera, la crea-ción del Fondo ALBA Caribe (US$ 90millones), y la inversión social de lasEmpresas Mixtas. Dicho ahorro, hapermitido el financiamiento de más de750 proyectos en la región, los cualesabarcan sectores tan diversos como:agricultura y alimentación, educación,electricidad, agua potable, fortaleci-miento institucional, cultura y deporte,ambiente, vialidad, vivienda y hábitat,entre otros (PDV Caribe, 2016).

Por su parte, la inversión total en in-fraestructura energética construida enla región supera los US$ 1.000 millo-nes. En materia de transporte de crudoy refinados, se ha logrado adquirir unacapacidad de 980 mil barriles, con lacompra de dos buques, con una inver-sión US$ 140 millones; en almacena-miento, se ha logrado instalar unacapacidad de 652 mil barriles, con unainversión de US$ 170 millones, quejunto con inversiones en puertos y es-taciones de servicios han logrado unalogística de suministro más flexiblepara los países Petrocaribe; en refina-ción, se ha logrado consolidar una ca-pacidad de procesamiento de 135 milbarriles diarios, con la reactivación derefinerías en Cuba, República Domini-cana y Jamaica, representando una in-versión de US$ 360 millones19; y enelectrificación, la inversión se ubica enUS$ 350 millones utilizados para ins-

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16 PDV Caribe.

17 El Acuerdo de Petrocaribe estipula cuotas de suministro diferenciadas para cada país, de acuerdo a sus necesidades y requerimientos.

18 A mayor precio del petróleo, mayor es el porcentaje a financiar, menor es la tasa de interés y mayor cantidad de años para pagar.

19 Existen otros proyectos en ejecución en Cuba y Nicaragua para alcanzar 385 mil barriles diarios de procesamiento.

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talar 447 megavatios en 16 plantastermoeléctricas (Haití, Nicaragua, SanCristóbal y Nieves, y San Vicente y lasGranadinas) y parques eólicos (Ja-maica y Nicaragua) (PDV Caribe,2016).

De igual forma, para dar cumplimientocon los objetivos estratégicos de Pe-trocaribe y viabilizar la política de co-operación energética que se deriva dedicho Acuerdo, se han constituido 12empresas mixtas, conformadas entrePDV Caribe, S.A., filial de PDVSA creada a partir de Petrocaribe, y lasempresas estatales de energía de cadapaís. De esta forma, se pretende po-tenciar las capacidades técnicas y tec-nológicas de los países miembros yavanzar en el desarrollo de proyectosque permitan el uso y gestión eficientede los recursos energéticos disponi-bles.

Un aspecto novedoso, por su caráctersolidario y complementario, es el deno-minado Mecanismo de CompensaciónPetrocaribe, aprobado en la V Reunióndel Consejo Ministerial (2009), quebrinda la posibilidad de cancelar partede la porción financiada de la facturapetrolera con bienes y servicios. A lafecha ha sido implementado por seispaíses: El Salvador, Guyana, Nicara-gua, Jamaica, República Dominicana ySurinam. Al cierre de 2015, se com-pensaron un total de US$ 3.864,3 mi-llones, equivalentes a 3.356.484toneladas métricas de productos, ade-más de medicinas y ganado en pie, locual impulsa el comercio justo y forta-lece las relaciones entre los Estadosmiembros (PDV Caribe, 2016).

Al mismo tiempo, y siguiendo los line-amientos de Hugo Chávez Frías cuandomenciona “A Petrocaribe debemos con-vertirla como en un escudo anti-ham-

bre, para protegernos de la miseria, delhambre” (2008), se crea el FondoALBA Caribe-Alimentos, con el objetivode garantizar la seguridad y soberaníaalimentaria de los países miembros, através del desarrollo de programasagrícolas para incrementar la produc-ción en una forma sustentable. Luegode comprobarse la efectividad de dichainiciativa, la FAO menciona que: “Enlos últimos diez años, Petrocaribe seha convertido en una de las bases dela seguridad alimentaria de los paísesde Centroamérica y el Caribe” (FAO,2005). Inclusive, crea el “Plan de Ac-ción para la Erradicación del Hambre yla Pobreza ‘Comandante Hugo ChávezFrías’”, en homenaje a este gran líderque con su visión rediseñó la forma deredistribuir la riqueza y la renta prove-niente de la energía entre los habitan-tes más desposeídos.

De cara al futuro, este acuerdo ener-gético enfrenta retos importantes,entre ellos la consolidación de unaZona Económica Petrocaribe, creadaen 2013, con la finalidad de incremen-tar y diversificar el intercambio comer-cial y productivo entre otrosmecanismos multilaterales, comoALBA-TCP, CARICOM y MERCOSUR.De esta forma, se pretende estimularel desarrollo económico, social y cultu-ral de los pueblos, en temas tan com-plejos y diversos como transporte,comunicaciones, encadenamiento pro-ductivo, integración social y cultural,comercio y turismo.

En definitiva, Petrocaribe es un ejemploexitoso de cooperación ampliada sinprecedentes en el hemisferio, logradaa partir de una operación comercialsustentable con un enfoque multidi-mensional de los problemas de la re-gión. Para acelerar la cooperación y

aumentar el impacto social de iniciati-vas regionales como esta se requiereseguir transitando hacia un cambio deparadigmas, la generación de mayorconfianza institucional y participaciónde los beneficiarios, la cooperación conamplio apoyo político, la elaboraciónde políticas públicas innovadoras paraconstruir un fuerte marco jurídico inte-gracionista, y la planificación regionalpara maximizar las sinergias entre pa-íses e instituciones.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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