INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

49
Número 23 INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA Eduardo Bidaurrazaga Aurre EDUARDO BIDAURRAZAGA AURRE es profesor del Departamento de Economía Aplicada I de la UPV/EHU, miembro de Hegoa.

Transcript of INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Page 1: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Número 23

INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONALEN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Eduardo Bidaurrazaga Aurre

EDUARDO BIDAURRAZAGA AURRE es profesor del Departamento de EconomíaAplicada I de la UPV/EHU, miembro de Hegoa.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 3

Page 2: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

CUADERNOS DE TRABAJO DE HEGOA es una publicación destinada a difundir los tra-bajos realizados por sus colaboradores/as, así como aquellos textos que por su interésayuden a la comprensión de los problemas del desarrollo y las relaciones internacionales.

Facultad de Ciencias EconómicasAvenida Lehendakari Aguirre, 8348015 BILBAOTfno.: 944 47 35 12Fax: 944 76 26 53Email: [email protected]

http://www.ehu.es/hegoa

Manuel Iradier, 6 bajoTfno. y fax.: 945 13 15 87Email: [email protected] VITORIA-GASTEIZ

INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONALEN ÁFRICA SUBSAHARIANAEduardo Bidaurrazaga Aurre

Cuadernos de Trabajo de HegoaNúmero 23Octubre 1998

D.L.: Bi-1473-91ISSN: 1130-9962

Impresión: LANKOPI, S.A.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 4

Page 3: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

ÍNDICE

Introducción 5

Integración y cooperación económica como conceptos 7

Primeros pasos de la integración económica regional 9

Últimas tendencias de la economía internacional 11

África Subsahariana: marginación y exclusión 13

Integración económica regional entre economías en desarrollo 21

5.1. Diferentes enfoques teóricos 21

5.2. El enfoque ortodoxo y su escasa aplicabilidad 23

5.3. Enfoques alternativos y sus limitaciones 25

Proyectos de integración económica regional en África Subsahariana 27

6.1. Principales organizaciones regionales: sus característicasy dificultades 28

6.1.1. África Occidental 28

6.1.2. África Central 32

6.1.3. África Oriental y Austral 34

Conclusiones. 41

Bibliografía. 45

3

0

1

2

3

4

5

6

7

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 5

Page 4: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

1975

1960

1960 1960

1960

1960

19601960

1960

1960

1960

1960

1960 1957

1962

1960

1977

1968

1941

1993

1965

1973

1975

1960

1963

1966

1964

1966

1968

19681990

1960

1962

1976

19611960

1910

1956

1961

1963

1964

1980

África Subsahariana: Fechas de independencia

1975

1975

1960

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 6

Page 5: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

En las últimas dos décadas se ha producido unimportante avance en cuanto a la consolidación degrupos económicos regionales entre economíasindustrializadas, siendo los casos más significativoslos desarrollados en torno a dos de las tres princi-pales áreas económicas del planeta, mediante pro-yectos como el de la Unión Europea o la NAFTA.Parece como si el estado-nación hubiera dejado deser un punto de referencia válido para garantizarniveles adecuados de crecimiento económico y bie-nestar. De esta manera, las ventajas obtenidas de laampliación de mercados, la especialización o laseconomías de escala convierten a la integración enun instrumento apto para favorecer la obtención dedeterminados objetivos macroeconómicos genera-les, que al parecer se antojan cada vez de más difí-cil consecución en el ámbito de cada estado-naciónindividualmente.

Siendo las experiencias de las economías industria-lizadas en materia de integración las más nombra-das, sin embargo, los casos de integración formalentre las economías del Sur son mucho más abun-dantes, a pesar de que su experiencia histórica alrespecto no pueda ser calificada de excesivamenteexitosa. Además de en Latinoamérica, esta realidades particularmente evidente, en el caso del conti-nente africano. Dentro de esta amplia casuística,todos los proyectos de integración en el continen-

te africano no han tenido el mismo origen, siendoalgunos de ellos promovidos desde el exterior porlas antiguas potencias coloniales mientras que otroseran creados como una manera de contrapesar lainfluencia de éstas 1.

Las economías industrializadas han tendido a agru-parse en bloques económicos regionales, bien seaentre ellas como con otras del Tercer Mundo 2,interpretando la integración económica como uninstrumento que permite el mantenimiento o incre-mento de sus “niveles de desarrollo”. Por ello, cabepreguntarse si la integración económica puede dela misma manera ser considerada para los paísesdel Sur, y especialmente para una de las áreas másmarginadas y pobres del planeta como el ÁfricaSubsahariana, una estrategia de desarrollo válida.Dicho de otra manera, ¿es la integración económi-ca regional un instrumento adecuado para la con-secución de mayores niveles de bienestar, en tér-minos de satisfacción de necesidades básicas, parala mayoría de la población del continente africano?

A lo largo de este trabajo se intenta de algunamanera dar respuesta a esta pregunta analizandolas distintas formas que la integración económicaregional puede adoptar, así como los pros y con-tras que un proyecto de este tipo puede tener enuna región de unas características tan peculiarescomo el África al sur del Sahara.

5

0. INTRODUCCIÓN

1Entre los primeros, el caso más evidente corresponde a la zona del franco CFA, mientras que entre los segundos

cabría citar a la SADC (Southern African Developoment Community), por ejemplo.

2Entre los casos más significativos habría que nombrar la NAFTA y la APEC, ambas incluyendo la participación de

los EEUU.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 7

Page 6: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 8

Page 7: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Los manuales de economía al uso habitualmentedistinguen entre cinco formas diferentes de integra-ción (zonas de libre comercio, uniones aduaneras,mercados comunes, unión económica y unión polí-tica), estableciendo un esquema progresivo queparte de la eliminación de diversas discriminacio-nes en los mercados de bienes y servicios, trabajoy capital, hasta llegar a diferentes grados de coor-dinación de las políticas económicas.

Este esquema tradicional da a entender que seestablece una línea bien delimitada entre unas yotras fases de ese proceso de integración asícomo entre éste y la cooperación económica. Losdiversos estudios sobre la materia, sin embargo,ponen de manifiesto que caben muy diferentesinterpretaciones al respecto.

Detrás de ese esquema típico que divide la inte-gración económica en las citadas cinco diferentesfases está implícita la idea de desaparición de lasdiscriminaciones entre los países participantes, y nola mera disminución de las mismas 3, excluyendo detal clasificación otras formas de cooperación entrepaíses a diversos niveles. En este sentido, es evi-dente que la cooperación económica puede quedar

reducida al uso compartido de una serie de recur-sos, conocimiento, colaboración en proyectos con-juntos, etc. de tal manera que no tiene necesaria-mente por qué ser emprendida con el objetivo depromover integración económica (Davies, 1992;Kabunda, 1997a).

A pesar de ello, otros muchos autores son partida-rios de un enfoque menos restrictivo a la hora dedefinir el concepto de integración económica 4.Dentro de este grupo las interpretaciones tampocoson homogéneas, yendo desde la utilización de losconceptos de integración y cooperación como sinó-nimos (Kisanga 1991, Abegunrin, 1990; Matambal-ya, 1995, Saasa, 1991,) hasta la aceptación de que,aunque la participación conjunta en proyectos sec-toriales debe ser considerada como expresión deun proceso de integración, cualquier forma de coo-peración no podría ser interpretada como tal (Haz-lewood 1967).

Aceptando esta última idea de que cualquier formade colaboración entre países no tiene necesaria-mente que tener como fin el logro de mayoresniveles de integración, debe destacarse, sin embar-go, que los esfuerzos para la reducción de las dis-

7

1. NTEGRACIÓN Y COOPERACIÓNECONÓMICA COMO CONCEPTOS

3 En esa línea de análisis cabría citar a Myrdal, Balassa o Robson, por ejemplo.

4 Entre otros, deben destacarse los trabajos de Weiller, Schneider o Hazlewood.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 9

Page 8: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

criminaciones o en favor de la movilidad de pro-ductos y factores de producción entre las economí-as participantes si suponen un claro intento deavanzar en la consecución de mayores niveles deintegración. Es decir, las zonas de preferencia aran-celaria, normalmente excluidas de la tipología ante-riormente citada, deben ser consideradas no sólouna etapa dentro del marco de un proceso de inte-gración, sino una de fundamental importancia.(Matambalya, 1995; Saasa, 1991).

Estas diferentes interpretaciones sobre los concep-tos de integración y cooperación económica sola-mente pretenden poner de manifiesto la falta deacuerdo entre los estudiosos de esta materia, asícomo la posibilidad de utilización de un enfoque

más laxo y relajado. Por ello, a lo largo del siguien-te trabajo se utilizará el término integración econó-mica en un sentido amplio, en la línea de otrosmúltiples estudios sobre regionalismo y formaciónde grupos económicos regionales, de tal maneraque proyectos como SADC (Southern African Deve-lopment Community) o PTA (Preferential TradeArea for Eastern and Southern Africa) puedan sertenidos en consideración en este análisis, y enten-diendo que la coordinación de políticas económi-cas, la participación conjunta en proyectos secto-riales específicos o la reducción de discriminacio-nes en el ámbito comercial son piezas claves en eldesarrollo de los esquemas de integración regionalentre las economías menos avanzadas.

8

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 10

Page 9: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Siendo muy significativos los logros que en materiade integración económica se dieron entre algunospaíses europeos durante el siglo XIX 5, es funda-mentalmente a partir de la Segunda Guerra Mundialcuando empiezan a surgir los primeros trabajossobre lo que durante tiempo ha sido el corpus teó-rico de la integración económica, y comienzan aformarse algunos de los grupos regionales actual-mente existentes. Desde esa época el caso que másinterés ha suscitado ha sido el europeo, habiéndo-se convertido frecuentemente en guía de muchosotros proyectos de integración regional.

Aunque los antecedentes teóricos de la integracióneconómica harían que nos remontáramos hasta laeconomía clásica, y más concretamente a la teoríade las ventajas comparativas de Ricardo, es duran-te los años 50 y principios de los 60 de este siglocuando la teorización sobre la integración econó-mica toma un especial interés 6. Posteriormente, trasun periodo en el que las aportaciones teóricas al

respecto fueron casi inexistentes, a mediados de los80 vuelve a resurgir el interés por esta materia enlos países industrializados.

En el contexto del periodo de posguerra se dabanuna serie de características que fomentaban lacooperación y la creación de vínculos econó-micos entre diferentes países. Por un lado, estabael intentar alejar la posibilidad de que la expe-riencia de conflicto y enfrentamiento se repitiese.Por otro, estaban las condiciones establecidas trasla conflagración, con un orden económico en elque la implantación del Plan Marshall o el esta-blecimiento de los acuerdos del GATT facilitabanla apertura comercial y fomentaban la coopera-ción internacional.

Así, en el ámbito europeo, tras la constitución en1951 de la Comunidad Económica del Carbón y elAcero, y la posterior firma en 1957 del Tratado deRoma, nace la Comunidad Económica Europea,

9

2. PRIMEROS PASOS DE LA INTEGRACIÓNECONÓMICA REGIONAL

5 Es particularmente destacable en este sentido, la constitución del Zollverein en 1833, que supuso la creación deun área de libre comercio en Alemania. Además en el periodo 1850-75 se conoce una fuerte apuesta por el librecambio, siendo Gran Bretaña su primer y principal defensor (entre 1841 y 1881 redujo sus aranceles un 21%). Trasla incorporación a esta doctrina de Escandinavia, Países Bajos, Portugal y Suiza durante la década de 1850, a par-tir de 1860 la liberalización del comercio francés supuso un factor decisivo en cuanto a la reducción de las discri-minaciones entre las economías europeas, firmándose ese mismo año un tratado comercial anglofrancés para talfin. No debe olvidarse tampoco, que los estados integrantes del Zollverein, Italia, Francia, y Gran Bretaña nego-ciaron una serie de tratados comerciales que incluían la cláusula de nación más favorecida (Foreman-Peck, 1995).

6 Podrían ser destacadas, entre otras, las aportaciones de Viner, Bye, Tinbergen, Balassa, Johnson, Cooper o Massell.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 11

Page 10: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

embrión de la actual Unión Europea, consideradopor muchos el más exitoso de los proyectos deintegración en curso, y por tanto, modelo a seguirpara otras muchas experiencias integradoras entodo el mundo.

En cuanto a las economías en desarrollo, las áreasen donde los proyectos de integración regional hanproliferado más son América Latina y Africa. Así enuna primera fase que abarca las décadas de los 50 y60 surgen en América Latina una serie de proyectosfomentados por la CEPAL y la Organización de Esta-dos Centroamericanos (ODECA), muy en la línea desus propuestas de desarrollo en aquella época, esdecir, desarrollo autocentrado e industrialización porsustitución de importaciones. De esta primera fasehabría que destacar el Mercado Común Centroame-ricano y la Asociación Latinoamericana de Libre

Comercio, ambos surgidos mediante la firma de susrespectivos tratados en 1960.

En el caso africano, los primeros intentos de crea-ción de esquemas de cooperación e integraciónregional son paralelos a la obtención de la inde-pendencia política de la gran mayoría de estos paí-ses durante los 50 y 60, y con el nacimiento en1963 de la Organización para la Unidad Africana,se intenta dar un gran impulso a los proyectos deintegración en el continente. En cualquier caso, yante una primera etapa repleta de dificultades ybastante carente de logros, al igual que en Latino-américa, es a partir de la década de los 70 cuandosurgen diferentes reformulaciones y alternativas aesquemas anteriores, configurando el grueso de lasorganizaciones regionales actualmente existentes.

10

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 12

Page 11: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Durante las dos últimas décadas se han producidouna serie de acontecimientos en la economía inter-nacional que han hecho que los debates sobre elconcepto de globalización y sus consecuenciashayan proliferado enormemente.

Entre las imágenes estereotipadas sobre este fenó-meno aparecen ideas como que estamos ante unasituación histórica, como consecuencia de la diná-mica liberalizadora que ha afectado a los diferentesmercados, en la que el grado de internacionali-zación de la economía es generalizado y de pro-porciones jamás antes conocidas. Otros de los ele-mentos que suelen relacionarse directamente con elconcepto de globalización son la pérdida del podery autonomía de los estados-nación sustituidos porotros entes supranacionales, el papel de principalprotagonista y beneficiario de esta tendencia haciala mundialización por parte de las empresas trans-nacionales, o la función instrumental que en esteproceso llegan a jugar los continuos avances enmateria de alta tecnología en ámbitos como lostransportes y comunicaciones.

Por último, otra idea que frecuentemente apareceen la literatura sobre el fenómeno de la globaliza-

ción es que los diferentes procesos de integraciónen curso forman parte de una fase intermedia entrela anterior, donde el estado-nación era una piezaclave del sistema, y aquella hacia la que nos enca-minamos, es decir, la mundialización total de laeconomía (Vilaseca, 1995; Vidal, 1996).

Sobre esta serie de ideas que parecen caracterizarla denominada globalización se hace necesariorealizar algunas apreciaciones que pueden ayudara entender mejor el mundo en el que vivimos, yque frecuentemente poco tiene que ver con laimagen exagerada de una economía global en laque los movimientos de bienes y servicios, capi-tal y trabajo carecen de trabas y obstáculos comoconsecuencia del proceso de liberalización de loscitados mercados 7.

Es innegable que durante las últimas décadas sehan dado una serie de tendencias que llevan haciaun mayor grado de internacionalización de las eco-nomías de los estados-nación, formando parte deesta dinámica los diversos acuerdos y proyectos decarácter regional tanto en las economías industriali-zadas o en las del Tercer Mundo, como entre lasprimeras y las segundas, tal y como las últimas ten-

11

3. ÚLTIMAS TENDENCIASDE LA ECONOMÍA INTERNACIONAL

7 En esta línea de intentar relativizar y matizar la tendencia de la economía capitalista hacia la internacionalización, yponiendo en entredicho incluso la adecuada utilización del propio concepto de globalización, habría que destacar lostrabajos de Sutcliffe y Glyn (1995, 1999), Hirst y Thompson (1996), Sideri (1996), o Hettne (1997), entre otros.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 13

Page 12: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

dencias en materia de integración parecen confir-mar en la línea del denominado nuevo regionalis-mo. Esto, sin embargo, no quiere decir que estarealidad sea fielmente interpretable en términos deglobalización y multilateralismo, ni tan siquiera queesa sea la tendencia hacia la que el mundo se apro-xima progresivamente.

Es cierto que la década de los 90 ha sido bastantesignificativa a la hora de poner de manifiesto unnuevo impulso del regionalismo 8. Pero la formaque estos grupos regionales toman no es homogé-nea ni la tendencia que seguirán en el futuro pare-ce tampoco fácilmente predecible, lo que hace quesurja el debate sobre si el regionalismo favorece laconclusión del proceso de globalización o si seconvierte en un obstáculo para el mismo.

Así, la entrada en vigor del Tratado de la UniónEuropea, la creación del Espacio Económico Euro-peo, el Acuerdo de Libre Comercio de América delNorte, o la Empresa para la Iniciativa de las Amé-ricas, marcan una clara tendencia hacia la configu-ración de grupos regionales que son objeto de dife-rentes interpretaciones en cuanto a su contribuciónal proceso de mundialización de la economía. Encualquier caso, en contra de lo que las tesis másoptimistas sobre la rápida configuración de unaeconomía global dan a entender, cabe mantenerque en alguna medida estas iniciativas chocan conla filosofía que caracteriza a los acuerdos multilate-rales tipo GATT (Bhalla, 1997).

A pesar de que en el marco de las rondas de nego-ciaciones del GATT, o en el trabajo de su actualsustituto la OMC, exista un claro mensaje a favorde la no-discriminación, los problemas de interpre-tación e implementación del artículo XXIV, la regu-lación de tales excepciones en forma de “letrapequeña” de los acuerdos, y la ambigüedad con

que determinados casos son tratados, llevan a unasituación de convivencia de situaciones supuesta-mente incompatibles. El principio de no-discrimina-ción, característico de los acuerdos multilaterales,no parece muy compatible con la creación deacuerdos regionales, frecuentemente basados en laprotección de determinados sectores y en la con-cesión de condiciones preferenciales para los paí-ses miembros en detrimento del resto del mundo(Calvo, 1994).

En contra de lo que mucha de la literatura existen-te sobre globalización indica, la apertura generali-zada e indiscriminada de los mercados, característi-ca del multilateralismo, no parece ser la forma másadecuada de interpretar la realidad que tenemosante nuestros ojos. La proliferación de bloques eco-nómicos regionales es un hecho, y más que comouna fase intermedia camino de una única economíaglobal, y por tanto complementaria a ella, las for-mas de regionalismo actualmente existentes pare-cen presentarse como un proceso alternativo y sus-titutivo de la denominada mundialización.

Los procesos de integración se están dando tantoen el Norte como en el Sur, como si se tratara deuna carrera en la que nadie quiere perder el trende lo que muchos consideran una nueva fórmulapara mantener altos niveles de crecimiento, bienes-tar, supuesto desarrollo..., y en definitiva, parahacer que el sistema pueda seguir funcionando.

Para muchos países del Sur, además el interés esaún mayor ante la perspectiva de sus desestructu-radas economías, sus pequeños mercados naciona-les, sus abundantes experiencias integracionistasfrustradas, y la posibilidad de quedar más indefen-sos y marginados aún ante las economías máspotentes del planeta, ahora agrupadas y reforzadasen diferentes bloques.

12

8 Sin embargo no hay que olvidar que la desaparición del CAME o COMECON (Consejo de Ayuda EconómicaMutua) a principios de 1991 rompe con un sistema comercial muy particular entre los países del bloque soviéticobasado en precios que nada tenían que ver con los del mercado mundial, suponiendo de esta manera un contra-peso a la citada tendencia hacia el establecimiento de grupos económicos regionales. En cualquier caso, los inten-tos actuales de formar parte de otras organizaciones regionales ya anteriormente constituidas son patentes entrealgunos de estos países, como es el caso de algunos de Europa Oriental.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 14

Page 13: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

En referencia a esta zona del planeta cada vez sonmás frecuentes los análisis que nos llevan a utilizarconceptos como los expresados en el título de esteapartado. De la misma manera que en algún tiem-po se hablaba de este área en términos de explo-tación como consecuencia de la esquilmación desus múltiples recursos naturales efectuada por laspotencias europeas durante el periodo colonial,hoy en día amplias zonas de este continente han

dejado de tener cualquier tipo de interés para laseconomías industrializadas, encontrándose exclui-das 9 del grueso de los flujos económicos interna-cionales. Esta extrema situación que padece el Áfri-ca Subsahariana (ASS), incluso en comparación conotras economías del Tercer Mundo, es la que hallevado a hablar a algunos autores de “cuartomun-dización” para el caso de muchos de estos países(Founou-Tchuigoua, 1995).

13

9 Este conjunto de países son denominados también “desconectados pasivos” o “desconectados a pesar suyo”(Amín, 1994).

4. ÁFRICA SUBSAHARIANA:MARGINACIÓN Y EXCLUSIÓN

PNB per cápita

0

100

200

300

400

500

600

700

1980 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Fuente: World Bank, 1997. ASS-Sudáfrica y NigeriaASS-SudáfricaASS

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 15

Page 14: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

14

De hecho, el ASS fue la única región del planeta enla que la población acabó los 80 peor de cómoempezó en términos de renta per cápita (Maasdorp,1996). Además la proporción que le corresponderespecto al total de la renta generada a nivel mun-dial es ridícula. Por cada dólar producido en elmundo en 1994, a ASS le correspondía el 1,1%, yexcluyendo a Sudáfrica el 0,6%, mientras que estaregión representa aproximadamente el 10% de lapoblación mundial (UNCTAD, 1997a).

Según la clasificación utilizada por el Banco Mun-dial, de los 49 países de menores ingresos en1995 31 pertenecían al ASS. De la misma maneralos datos del IDH para 1994 revelan que los 19países clasificados en los últimos puestos del ran-king pertenecían a esta zona, quedando dentrode la clasificación de bajo desarrollo humano 45países de los que 36 correspondía ASS.

Países de desarrollo humano bajo (IDH, 1994)

Los 19 países con menor IDH (1994)

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 16

Page 15: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Por otro lado, esta parte del mundo es frecuente-mente relacionada con enfrentamientos étnicos ysituaciones de conflicto en general en un alardede exagerada simplificación de una realidad socio-política y económica fuertemente compleja 10. Perono debe olvidarse que el continente africano fuedividido en más de 50 diferentes colonias de unamanera artificial y absolutamente arbitraria porparte de las correspondientes potencias europeasdurante el siglo XIX, que durante el siglo XX hasido convertido en múltiples ocasiones en campode batalla de conflictos entre las diferentes poten-cias hegemónicas, y que todo ello subyace en elfondo de los innumerables conflictos que muchosde estos países hoy en día padecen.

En referencia concreta al factor étnico de los con-flictos, la particular manera en que los estados-nación africanos fueron formados lleva a que sehable de altos niveles de diversidad étnica en elcaso del África negra. En este sentido es comúnoír datos como los siguientes: de los 15 países delmundo con mayor diversidad étnica, 14 pertene-cían al ASS (Easterly, 1996); si se utilizase el cri-terio étnico como base para la división de losestados-nación obtendríamos más de 700 en ASS,con un promedio de 15 por país 11 (Piris, 1997).Intentar relativizar estos datos, sin embargo, es

importante en tanto en cuanto ayuda a quitar pesoa los análisis más simplistas que pretenden hacerde la compleja situación de muchos de estos paísesun mero problema de atraso y falta de civilizaciónde unas sociedades ancladas en el pasado, como sisu experiencia colonial y su relación con las eco-nomías industrializadas nada tuvieran que ver conla realidad que actualmente viven.

La balcanización del continente y su configura-ción en economías básicamente abastecedoras dematerias primas para las potencias coloniales,reprodujo un esquema en el que la gran mayoríade los países africanos quedaban especializadosen la producción para la exportación de unospocos bienes primarios obtenidos del sector agrí-cola o del extractivo 12. Como consecuencia de lareproducción de este esquema, el 68% de supoblación activa se concentra en el sector agríco-la 13 (Banco Mundial, 1997), y la proporción delos productos minerales y agrícolas en las expor-taciones de los países africanos no petroleros sehalla en torno al 90% (M´Bow, 1995). Por todoello, son muchos los autores que no dejan lugara dudas en cuanto a la responsabilidad que elpasado colonial y los potencias occidentales tie-nen en la evolución económica del continente 14.

15

10 Para un análisis más profundo de las causas y los diferentes tipos de conflicto en el ASS véase “Tipología, cau-sas y evolución de la conflictividad en el ASS” de Luis Gómez Puyuelo (1997).

11 Respecto a este tipo de clasificaciones y cuantificaciones sobre grupos étnicos, cabría mantener cuando menosuna actitud de cautela en el sentido de que cabe establecer el concepto de identidad étnica en función de muydiferentes criterios que van desde la cultura, religión, lengua, dialectos, costumbres, etc. La utilización de criteriosmás o menos restrictivos no llevaría evidentemente a los mismos resultados en términos cuantitativos. Además pare-ce existir una tendencia a utilizar conceptos como etnias o grupos étnicos únicamente para el caso de países endesarrollo, cuando la utilización de unos u otros criterios para la clasificación de un determinado grupo como etniapodría llevarnos a datos igualmente abultados para el caso de muchos de los denominados países industrializados.¿Cuántos grupos étnicos se supone que existen en el estado español?, ¿y en EEUU?

12 El porcentaje del total de las exportaciones correspondiente a algunos productos es especialmente destacable enciertos países: Angola (petróleo, 91,75%), Congo (petróleo, 86,87%), Etiopía (café y sustitutos, 63,54%), Gabón(petróleo, 87%), Malawi (tabaco, 71%), Nigeria (petróleo, 90,75%), Sierra Leona (minerales, 79,88%), o Uganda (caféy sustitutos, 77,33%) (UNCTAD, 1997a).

13 En comparación con países como Japón, EEUU o Alemania con un 7%, 3% y 4% respectivamente de sus pobla-ciones activas trabajando en el sector agrícola, son especialmente significativos los casos de muchas de las econo-mías del ASS con las siguientes proporciones: Malawi 95%, Malí y Uganda 93%, Ruanda, Burkina Faso y Burundi92%, Níger 91%, Guinea 87%, Guinea Bissau 85%, Tanzania y Madagascar 84%, Mozambique 83%, Gambia 82%,Chad 81%, República Centroafricana, Kenia y Etiopía 80%, Senegal 76% o Zambia y Angola 75%.

14 En su obra “How Europe underdeveloped Africa” Rodney hace un profundo análisis sobre las relaciones entreEuropa y el continente africano desde el siglo XV hasta mediados del XX, destacando las negativas repercusioneseconómicas, sociales y políticas que esta relación de dominación tuvo sobre éste último. En esta misma línea deanálisis se sitúan otros de los denominados dependentistas africanos, entre los que cabe citar a Amín, Ake, Oni-mode, Nyanog’oro o Asante, entre otros (Ofuatey-Kodjoe, 1991).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 17

Page 16: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

La fuerte caída de los precios de las materias pri-mas a partir de la década de los 70 y la corres-pondiente tendencia decreciente de la relaciónreal de intercambio, en un contexto de especiali-zación en el sector primario tiene mucho que vercon la problemática que sufren muchas de estaseconomías. En 1986, por ejemplo, los precios dealgunas materias primas habían bajado hasta elnivel que tenían en los años 30 (M´Bow, 1995).

En este mismo sentido habría que destacar los dife-rentes cambios operados en las relaciones económi-cas internacionales durante las últimas décadas queapuntan a una concentración de los flujos tantocomerciales como de capital en las economías indus-trializadas del centro en detrimento de las periféricas,con la única posible excepción de los Nuevos PaísesIndustrializados.

16

15 Para más detalle ver tabla 1 del anexo.

El porcentaje de participación en la industria manu-facturera mundial que correspondía a África en1975 era del 0,8%, pasando en 1995 al 0,3% de esetotal (Kabunda, 1997b). Respecto a la inversiónextranjera directa, mientras que en el periodo 1986-90 a África le correspondía el 11% del total dirigi-do a los países en desarrollo, en 1996 el dato pasa-ba al 3,8% (UNCTAD, 1997b). El porcentaje de lasexportaciones del ASS respecto al total mundial,además de partir de niveles ínfimos, muestra tam-bién una clara tendencia decreciente 15.

Paralela a esta tendencia, y a pesar de la filosofíano discriminatoria de los acuerdos del GATT, laseconomías industrializadas han encontrado la

manera de proteger aquellos sectores que podríanser más vulnerables a la competencia internacionalcomo pueden ser el agrícola y el textil, por ejem-plo. En el caso del sector textil destaca el AcuerdoMultifribra que limita el acceso de los productorescompetitivos del Tercer Mundo a los países indus-trializados. Respecto al sector agrario, la utilizaciónde medidas proteccionistas por parte de estos últi-mos es muy significativa, siendo la PAC (PolíticaAgrícola Común) europea uno de los casos másdestacados. Prueba de esta realidad es que en 1995los países industrializados, especialmente la UniónEuropea y EEUU, gastaron 182.000 millones dedólares en ayudas públicas a dicho sector (UNC-TAD, 1997b).

Términos de intercambio

0

20

40

60

80

100

120

Fuente: UNCTAD, 1997

Índ

ices

198

0=10

0

Economías desarrolladas África Subsahariana

1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

Economías en desarrollo

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 18

Page 17: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

17

16 Sobre el tabaco no elaborado el 24% y sobre el elaborado 79%; en el caso del café el 9% y preparados deéste el 18%.

Es por ello que algunos autores señalan que el obs-táculo principal para pasar de la producción pri-maria a la manufacturera ha sido el sistema de pro-tección comercial de los mercados europeos y nor-teamericanos, que aplica unos derechos aduanerosmayores a medida que el valor añadido al produc-to aumenta 16 (Barratt-Brown, 1994).

Tampoco debe olvidarse a este respecto la susti-tución de materias primas naturales (algodón,caña de azúcar, caucho natural, cobre...) por sin-téticas que se está dando cada vez de una formamás generalizada en los países industrializados.Ante la pérdida de proyección hacia el exterior yla reducción de su peso en el comercio mundial,esta situación podría haber sido compensadamediante el incremento de los flujos comercialesintraafricanos. Sin embargo, estos intercambiossiguen hoy en día siendo casi inexistentes, con-centrándose el 82,5% de las exportaciones africa-nas en los países industrializados del Norte (UNC-TAD, 1997a).

Todas estas circunstancias contribuyen directa-mente al déficit de balanza de pagos, que juntocon el presupuestario produjo el endeudamiento

externo de multitud de países africanos. A partirde los 80, al igual que para muchas otras econo-mías del Sur, el problema de la deuda externa seconvirtió en fundamental para la evolución demuchas economías africanas y de sus poblacio-nes. Durante la década de los 80, 35 países delASS aplicaron Programas de Ajuste Estructural,ascendiendo éstos a un total de 162, mientras queen el resto del mundo tan sólo fueron 126 (Arri-zabalo, 1997).

El resultado ha sido claramente decepcionante,como se da a entender en el propio título de uninforme al respecto financiado por el propio BancoMundial (“¿Por qué el ajuste estructural no tuvo éxi-to en el ASS?”), que posteriormente fue retitulado ymatizado en sus conclusiones. De hecho, tras laprimera aplicación de programas de ajuste estruc-tural durante los 80, la renta per cápita del ASS des-cendió considerablemente, tal y como anteriormen-te hemos señalado.

La solicitud de ayuda al FMI y la condicionalidadimpuesta por éste se tradujo en devaluación desus monedas, recortes presupuestarios, privatiza-ciones, reducción de la protección industrial

0

5

10

15

20

25

30

35

1950 1960 1970 1980

Fuente: UNCTAD, 1997.

(% d

el t

ota

l)

Proporción de las exportaciones mundiales

1990 1995ASSAméricaAsia

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 19

Page 18: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

18

local, etc. Las consecuencias de este tipo de polí-ticas sobre inversiones amortizables a largo plazocomo sanidad o educación han sido desastrosasdebido a las drásticas reducciones de estas parti-das de gasto público (Kabunda, 1995). Las reper-cusiones de este tipo de medidas en términos dehipoteca del capital humano futuro no son enabsoluto desdeñables.

Lejos de conseguir la ansiada estabilidad macroeco-nómica de sus economías, el resultado ha sido elincremento de la pobreza y de la economía informal(Matala, 1997). Como consecuencia de todo ello,debe ser destacado el impacto desproporcionadoque estos programas de ajuste han ocasionado sobrelos más pobres, lo que no ha hecho dudar a algu-nos organismos internacionales a la hora de cali-ficarlos de penosos (UNRISD, 1995).

A pesar de que las recomendaciones de la OUA 17

mediante su Plan de Acción de Lagos o su Tratadode Abuja 18 van en la línea de fomentar la autosu-ficiencia del continente y la cooperación regional, yponer fin a la dependencia respecto al sector exte-rior y a la concentración de sus exportaciones enunos pocos productos primarios, el Fondo Moneta-rio Internacional y el Banco Mundial han seguidomanteniendo que las economías africanas debenseguir especializadas en aquellas producciones delsector primario en las que tienen una mayor venta-ja comparativa y por tanto continuar fuertementeorientadas hacia el exterior 19 (World Bank, 1989).

Desde esta perspectiva estos organismos interpretanque la problemática de las economías africanas pro-viene de la aplicación de políticas económicas equi-vocadas 20. Sin embargo, muy en contra de las previ-

17 La Organización para la Unidad Africana nace en 1963 en el contexto del entonces recién abierto proceso deindependencia de las antiguas colonias con el objetivo de fomentar la cooperación entre los pueblos africanos, eri-giéndose así en representante de los movimientos panafricanistas.

18 Tras sucesivos fracasos en los esfuerzos por cooperar e integrar sus economías los lideres africanos fueron con-vocados por la OUA en 1980 en Lagos (Nigeria) con el objetivo de establecer unas prioridades y un programa deacción para el desarrollo del continente, donde la integración de las economías africanas jugaba un papel funda-mental. Posteriormente, en 1991, en el Tratado de Abuja (Nigeria) la OUA se ha reafirmado en su propósito deseguir caminando hacia la integración económica del continente mediante la creación de la Comunidad Económi-ca Panafricana para el año 2025.

19 La recomendación de estos organismos de potenciación de las exportaciones (básicamente bienes del sector pri-mario) ha hecho incrementar la oferta de estos en los mercados mundiales, impulsando los precios a la baja yempeorando aún más su situación (George, 1995).

Deuda Externa Total

0

50

100

150

200

250

1980 1986 1988 1990 1991 1992 1993 1994 1995

Fuente: World Bank 1998

mill

on

es d

e d

óla

res

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 20

Page 19: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

siones del Banco Mundial 21, la deuda externa delASS subió a más del doble durante los 80, y a pesarde que en términos absolutos la deuda africana esbastante inferior a la latinoamericana, en términosrelativos el continente africano es el más endeudadode todos.

Casos significativos de esta realidad son lossiguientes datos sobre la deuda externa como por-centaje del PNB para el año 1996: Santo Tomé yPríncipe 638%, Mozambique 379%, Guinea-Bissau352%, Angola 307%, Congo 279%, Mauritania 228%,República Democrática del Congo 212%, Zambia216%, o Costa de Marfil 201% (World Bank, 1998b).Esta realidad lleva a que durante la década de los

90 la deuda total del ASS como porcentaje de susexportaciones esté en niveles superiores al 200%,situación que el propio Banco Mundial califica deinsostenible (George, 1995).

Algunos autores señalan también que las conse-cuencias del ajuste estructural han generado inesta-bilidad política y contribuido al desencadenamien-to de conflictos, que acaban jugando en detrimen-to de la inversión extranjera, entrando en un círcu-lo vicioso difícil de romper (Dan Smith, 1992).

Por otro lado, los efectos de la última ronda deUruguay y la creación de la OMC no parece quevayan a suponer unos efectos excesivamente benefi-

19

20 En esta línea, en un reciente trabajo Francis NG y Alexander Yeats (1997) dan a entender que las economías africa-nas obtendrían unos mejores resultados si liberalizaran su comercio. Además en este artículo se afirma que la protec-ción de los países de la OCDE respecto a las economías africanas no supone un factor decisivo en la pérdida de impor-tancia que éstas han sufrido en el comercio internacional durante las últimas décadas. En otras palabras, estos investi-gadores del Banco Mundial creen que la verdadera causa de la marginación que sufre el ASS está en su excesivo nivelde protección con respecto al exterior. En este mismo sentido cabe interpretar la respuesta de Easterly (1996) a la pre-gunta de por qué es África marginal en la economía mundial, donde subraya la importancia de unas adecuadas polí-ticas económicas nacionales, es decir, orientadas hacia el mercado vía políticas de ajuste estructural, como una formade acceder a los necesarios niveles de rápido crecimiento económico.

21 En su Informe sobre el Desarrollo Mundial de 1986, el Banco Mundial predijo erróneamente tanto que los nive-les de deuda para los países africanos de ingresos bajos se mantendrían a niveles de mediados de los 80, como laevolución de los precios de sus exportaciones, resultando ser estas últimas muy inferiores a las previsiones de esteorganismo (George, 1995).

Países fuertemente endeudados entre los de ingresos bajos (1996)

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 21

Page 20: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

ciosos para las economías en desarrollo 22. De hecho,el GATT 1994, además de suponer muy pocas ven-tajas estáticas para la mayoría de las economías endesarrollo, reduce las posibilidades de uso de políti-cas proteccionistas excepto en el ámbito de áreas delibre comercio o uniones aduaneras (Robson, 1996).

Por último hay que destacar también que esta pér-dida de interés del ASS respecto a las potencias

europeas está también relacionada con la crecienteatracción que para éstas suponen las economías deleste de Europa 23. Prueba de ello es que paísescomo Holanda y Gran Bretaña han creado fondosespeciales de ayuda para estos países (Pulido,1995). Los flujos de inversión extranjera directa(IED) hacia algunos países del este de Europaponen también de manifiesto el interés que estazona está empezando a suscitar.

20

22 Las economías del ACP saldrán perdiendo como consecuencia de la puesta en marcha de las resoluciones acordadas,ya que las ventajas y privilegios respecto a su acceso al mercado europeo se verán reducidas en aproximadamente un30% (Gibb, 1998). Una predicción para el año 2002 estima que el ASS sufrirá una pérdida de 2,6 billones de dólarescomo consecuencia de dicho proceso de liberalización (Goldin, 1993). Así pues, la predicción del impacto de la ron-da de Uruguay en el nivel de bienestar del continente africano es claramente negativa en el corto plazo.

23 La situación actual de crisis y caos en la que Rusia se encuentra inmersa no la convierte en un destino en absolutoatractivo para los inversores extranjeros, pero el interés mostrado por las economías más ricas y por sus mercados finan-cieros sobre la evolución de la crisis y el futuro de este país dejan muy de manifiesto su potencialidad económica.

0

50

100

150

200

250

300

1980 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996Fuente:World Bank, 1998.

Endeudamiento relativo

DET/EXP(%) DET/PNB(%)

Entradas de IED per cápita (1995)

0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500

ASS

RUSIA

RUMANÍA

POLONIA

REP. CHECA

HUNGRÍA

Fuente: UNCTAD, 1997c y World Bank, 1998.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 22

Page 21: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Intentando hacer un balance general sobre loslogros en materia de integración entre economíasen desarrollo desde mediados de los 60, cabríadecir que las experiencias han sido bastante decep-cionantes. Estos procesos de integración han sidoen general lentos y no carentes de interrupciones.Prueba evidente de todo ello es la escasa propor-ción del comercio intraregional en la gran mayoríade las organizaciones. Sólo para el caso de ASEAN24 el porcentaje de comercio intraregional respectoal total de las exportaciones superaba el 20%(21,2% en 1994), seguido a continuación de MER-COSUR 25 con un 18,2% 26. En el ASS, el promediode este dato se halla en torno al 5%, destacando loscasos de UEMOA con el 12% o de ECOWAS-CEDE-AO con el 10,7% 27 (UNCTAD, 1997a).

Sin embargo, a pesar de su escaso éxito, los pro-yectos de integración regional entre las economíasdel Tercer Mundo han sido numerosos, y la inten-ción de llevarlos adelante firme, por parte de susgobiernos. Esta realidad deja bien claro que, aun-

que desde perspectivas diferentes, la integracióneconómica es valorada como una opción benefi-ciosa para las economías menos avanzadas. Así, elcentro del debate no esta en si se deben o no aco-meter proyectos de integración entre las economí-as menos desarrolladas, sino en cómo se debeconstruir ese proceso. Por ello, para entender mejorel fenómeno de la integración económica regionalentre estos países, es preciso desarrollar el marcoteórico en torno a esta problemática en función delas distintas perspectivas de análisis existentes.

5.1. DIFERENTES ENFOQUESTEÓRICOS

Aunque la teoría de la integración económica hasido básicamente desarrollada por autores pertene-cientes a la ortodoxia neoclásica, pueden destacar-

21

5. INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONALENTRE ECONOMÍAS EN DESARROLLO

24 Esta Asociación de naciones del Sudeste Asiático nació en 1957 y está compuesta actualmente por Brunei, Indo-nesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia.

25 Nacido mediante la firma del Tratado de Asunción en 1991, esta organización está compuesta por Argentina, Bra-sil, Paraguay y Uruguay.

26 Tómese como referencia que el dato correspondiente a la Unión Europea era en 1994 del 61,7% y el de la NAFTAdel 47,6%.

27 Mirar el gráfico sobre el comercio intrazonal del ASS en el anexo.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 23

Page 22: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

se diferentes enfoques desde los cuales examinar elproblema de la integración económica interna-cional entre las economías en desarrollo.

Los criterios utilizados para establecer diferentesenfoques pueden ser muy variados y más o menosrestrictivos, dando como resultado clasificacionesque aunque con diferentes epígrafes y mayor omenor amplitud, coinciden a grosso modo en sucontenido 28. Por ello en un intento de simplificarlas diferentes formas que la integración económicapuede tomar, e intentando unificar criterios, soypartidario de establecer tres grandes enfoques:

• El conocido como ortodoxo, neoclásico, de mer-cado, o vineriano tiene su origen en Jacob Viner(1950), quien basándose en el análisis estático dela teoría de las ventajas comparativas, subraya laimportancia de los beneficios obtenidos por lospaíses que permiten que las fuerzas del mercadodeterminen sus relaciones comerciales en unasituación de libre competencia. Su principal inte-rés se halla pues en la liberalización del comer-cio mediante el establecimiento de áreas de librecomercio y uniones aduaneras.

• En segundo lugar tendríamos la integración diri-gista, regulada, acordada, o de desarrollo, en laque mediante la planificación y regulación de lasinversiones o el establecimiento de incentivos, ola firma de acuerdos entre los países implicadosse pretende determinar el marco más apropiadodentro del que debe desarrollarse la especiali-zación industrial, con el objetivo de racionalizar

y transformar la estructura productiva. La princi-pal característica de este enfoque es su preocu-pación por la problemática del desarrollo y porlas circunstancias especiales en que los procesosde integración se deben dar en las economíasdel denominado Tercer Mundo.

• Por último tendríamos el denominado enfoqueneofuncionalista 29. Los actores en este modelo deintegración neofuncionalista dejarían de ser losgobiernos para dar paso a diferentes grupos deinterés entre los que cabría nombrar a industriales,comerciantes, sindicatos, o tecnócratas integracio-nistas. El modo de funcionamiento estaría basadoen una cooperación en determinados sectoresmediante la ejecución de proyectos conjuntos, loque originaría un desequilibrio en comparacióncon los demás, que se acabaría convirtiendo enuna presión al desarrollo de similares actividades yformas de integración en el resto de los sectores.

En cualquier caso, dejando a un lado las diversasdenominaciones y los muy diversos criterios paraestablecer unas y otras clasificaciones sobre éstamateria, a grandes rasgos se puede mantener que eltema a debatir queda reducido al mayor o menornivel de aceptación de la intervención tanto de losgobiernos implicados como de las institucionessupranacionales correspondientes en la actividadeconómica en general y en la comercial en particu-lar; factor que acaba determinando el carácter de laliberalización comercial correspondiente y el gradode libertad con el cual el mercado puede funcionar.

22

28 Algunos autores nos hablan de dos grandes clasificaciones, distinguiendo entre el enfoque neoclásico o de “lais-sez faire” y el de producción dirigida o regulado (Hazlewood, 1967; Saasa, 1991). Aunque en la misma línea deanálisis, otros distinguen entre el análisis neoclásico, los acuerdos de complementariedad y los acuerdos intergu-bernamentales para el establecimiento de nuevas industrias (Robson, 1980; Kisanga, 1991). También hay análisisque diferencian entre integración institucional o federalista y la que proviene de las tesis funcionalistas (Adefulu,1993; Weggoro, 1995). Combinando la lógica de las clasificaciones anteriores cabe establecer de igual manera unesquema dividido en tres grandes enfoques, de mercado, de desarrollo y el neofuncionalista (Ostergaard, 1993;Davies, 1992). Finalmente señalar que, con criterios más restrictivos, hay incluso quien destaca cuatro diferentesenfoques, distinguiendo entre el de mercado, el planificado, el de proyecto y el dirigista (Matambalya, 1995) o elfederalista, el funcionalista, el pluralista y el neofuncionalista (Kabunda, 1997).

29 El origen de las tesis neofuncionalistas habría que situarlo en Mitrany, principal representante del funcionalismo,que como reacción a la destructiva experiencia de la II Guerra Mundial, y en contra del planteamiento federalistade crear instituciones supranacionales, proponía el fomento de la cooperación en el ámbito de determinadas nece-sidades funcionales como transporte, salud, comercio, etc., como una manera de evitar la posibilidad de nuevosconflictos. La diferencia fundamental entre las tesis funcionalistas y neofuncionalistas nos lleva a resaltar una de lasprincipales limitaciones del modelo de Mitrany, es decir, la separación entre la política y la economía de entre lasfunciones de los estados. Tal división es solventada por Haas durante los años 50, coincidiendo con el desarrollode la Comunidad Económica del Carbón y el Acero, en un intento de combinar el método funcionalista con losobjetivos federalistas.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 24

Page 23: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

5.2. EL ENFOQUE ORTODOXOY SU ESCASA APLICABILIDAD

La teoría neoclásica establece que la liberalizacióndel comercio es la más apropiada herramienta paraacometer un adecuado proceso de integración eco-nómica regional tanto entre economías desarrolla-das como en desarrollo. Básicamente el modeloestá fundamentado en los efectos positivos y nega-tivos de un proceso de integración en términos decreación o desviación de comercio.

Según este análisis, la creación de comercio, enten-dida como efecto beneficioso de la integración, sedará para aquellos países en los que una pequeñaproporción de su gasto se realiza en comercio exte-rior y donde una gran proporción de este comerciosea efectuado entre los países miembros. Así, cuan-to mayor sea la proporción del comercio interior conrespecto al total, mayor será la posibilidad de crearcomercio intracomunitario por medio de la unión,abandonándose las producciones nacionales de altocoste. Y de la misma forma, cuanto menos impor-tante sea el comercio con países fuera de la unión,menor será el efecto de desviación desde las impor-taciones a bajo coste de fuera de la unión a las demayor coste producidas por países miembros.

Así pues, aceptando las citadas condiciones comonecesarias para la creación de comercio en elmarco de una unión aduanera, parece lógica ladesafortunada experiencia de integración entreeconomías del Sur, caracterizadas precisamentepor lo contrario: su producción destinada alcomercio exterior es en muchos casos superior ala destinada al mercado estatal, y el nivel decomercio intracomunitario alcanza generalmentecotas mínimas. Es decir, los beneficios relaciona-das con la creación de comercio son inferiores alas desventajas ocasionadas por la desviación decomercio, siendo sus economías más competido-ras que complementarias.

La aceptación de esta teoría nos llevaría a la con-clusión de que la integración entre economías endesarrollo no tendría efectos positivos y que, portanto, debería ser rechazada como alternativa váli-da. Por ello, la teoría de la integración de merca-dos ha sido extensamente criticada, tanto en lo querespecta a su propia lógica intrínseca como parti-cularmente en relación a su escasa relevancia paraproyectos de integración regional en el TercerMundo. Los críticos de esta teoría mantienen que elanálisis estático 30 de Viner, basado en los concep-tos de creación y desviación de comercio, no esapropiado para analizar la situación de las econo-mías menos avanzadas 31.

En este sentido, son muchos los autores que afirmanque la cantidad de comercio creado o desviado noes un criterio representativo de las pérdidas y ganan-cias derivadas de una unión aduanera entre países endesarrollo, y que estas deben ser valoradas en fun-ción del grado de racionalización y transformaciónde su estructura productiva (Robson, 1980).

Para los casos de integración en el Tercer Mundose ha reiterado la importancia de las economías deescala originadas como consecuencia de la amplia-ción del mercado, por el incentivo que éstas pue-den suponer para el incremento de la capacidadproductiva (Hazlewood, 1967). Además de éste, sehan destacado también otros efectos dinámicoscomo el volumen de inversión, el grado de com-petencia, la relación real de intercambio, etc., comouna manera de defender que la teoría tradicionalde las uniones aduaneras poca utilidad o aplicabili-dad puede tener para estos países (Kisanga, 1991;Weggoro, 1995).

Fuera del marco de análisis ortodoxo, otro elemen-to de gran importancia a la hora de fomentar laintegración entre economías en desarrollo es elincremento de la capacidad y fuerza negociadorade todas ellas como grupo (Robson, 1980). Esteargumento adquiere además una importancia aúnmás destacada ante la inserción de muchas de las

23

30 Un análisis estático de la integración es aquel que considera los efectos derivados de una reasignación de losrecursos existentes en términos de creación y desviación de comercio en un momento dado. Los efectos dinámi-cos de la integración, sin embargo, se desarrollan sobre la base de la alteración de dichos recursos a lo largo deltiempo.

31 Entre las primeras aportaciones que subrayan la irrelevancia del análisis estático en el estudio de la integración enlas economías en desarrollo destacan los trabajos de Balassa, Seers y Mikesell durante la primera mitad de los 60.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 25

Page 24: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

economías industrializadas en diferentes gruposregionales. Aunque desde una perspectiva de aná-lisis estático tendríamos muchos casos para los quela integración carecería de sentido ante la ausenciade creación de comercio, esta posibilidad de mejo-rar la capacidad de negociación del grupo en susrelaciones económicas exteriores se convierte enuna razón de peso para el apoyo a proyectos deintegración entre economías atrasadas.

Por todo ello la teoría tradicional de las unionesaduaneras es criticada respecto a los supuestos queestablece en la línea de los utilizados por la teoríaestática de las ventajas comparativas 32. Es general-mente aceptado que estos supuestos distan muchode aproximarse a la realidad, no sólo para el casode las economías avanzadas que fueron tomadascomo referencia para la elaboración de dicha teo-ría, sino particularmente para las menos desarrolla-das (Ostergaard 1993). El análisis neoclásico de laintegración económica toma como dados un consi-derable nivel de desarrollo político, infraestructural,industrial y económico, así como un alto volumende comercio entre los futuros países miembros dela unión, características todas ellas ajenas a la rea-lidad de los países del Tercer Mundo (Saasa, 1991).

En general, estas voces críticas con la ortodoxia neo-clásica establecen que su análisis tiene una serie declaras carencias que se convierten en fundamentalespara el estudio de los procesos de integración entreeconomías en desarrollo como consecuencia de losproblemas estructurales que éstas padecen: la deter-minación apropiada del carácter y la dirección de laespecialización industrial, el desarrollo y el comercioregional; la distribución igualitaria de los costes ybeneficios de la integración; y las políticas de fomen-to de la inversión extranjera directa y el papel de lasmultinacionales (Robson, 1980; Kisanga, 1991).

Sin embargo, a pesar de una amplia literaturaponiendo de manifiesto la escasa relevancia de laintegración de mercado para el caso de las eco-nomías en desarrollo, cabría calificar cuandomenos de paradójicos los múltiples casos de apli-cación de este enfoque integracionista en el Ter-cer Mundo (Ostergaard, 1993).

En relación a la ausencia de atención del enfoqueneoclásico respecto a la forma en que los poten-ciales beneficios de la integración son distribui-dos, las críticas han sido también numerosas. Enuna situación en la que se producen disparidadeseconómicas entre los países miembros, parecelógico mantener que el efecto de expansión yesparcimiento de la actividad económica tendrámenor influencia que el efecto de atracción derecursos desde las zonas pobres a las ricas, de talmanera que la aplicación de mecanismos de mer-cado en tales circunstancias tenga efectos muyperjudiciales para las economías menos avanza-das, incrementándose la polarización y las diver-gencias económicas regionales 33.

Dando una especial relevancia al tema del repar-to de los beneficios de la integración, algunosautores no dudan en afirmar que, ha sido uno delos más importantes factores explicativos de losfracasos de los proyectos de integración entreeconomías en desarrollo, entendiendo que unproyecto de integración vía mercado no haríasino perpetuar el estancamiento de los paísesmenos industrializados en detrimento aquelloscon una mayor tradición industrial (Saasa, 1991).En esa misma línea, algunos van incluso más lejosal mantener que una unión aduanera tipo “laissezfaire”, en la que los beneficios no sean igualita-riamente distribuidos, no tienen muchas posibili-dades de sobrevivir, pues las economías másdébiles, incluso pudiendo estar equivocadas, ten-derán a creer que su desarrollo sería más fácil yrápido si no formarán parte de la unión (Hazle-wood, 1967).

Otro de los aspectos en los que el enfoque orto-doxo sobre la integración económica ha sidofuertemente criticado es su creencia de que elmayor impedimento para el desarrollo del comer-cio intraregional es el establecimiento de tarifasaduaneras. Así se ha defendido que entre los paí-ses en desarrollo, y en particular en el caso de Afri-ca, la falta de comercio no tiene su mayor impedi-mento en las barreras aduaneras, sino en unaestructura productiva especializada en la exporta-ción de unas pocas materias primas, generalmente

24

32 Entre otros cabe citar el pleno empleo, la competencia perfecta, o la movilidad absoluta de factores de producción.

33 Entre las primeras aportaciones en esta línea destacan las de Myrdal o Cooper y Massell.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 26

Page 25: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

no susceptibles de ser importadas por parte del res-to de los estados miembros de cada grupo regional(Hazlewood, 1967; Ravenhill, 1986).

Además, no debe olvidarse que la gran mayoría delas exportaciones del Tercer Mundo se componende productos primarios generalmente no protegi-dos (Ostergaard, 1993) y que, junto con la falta decomplementariedad productiva, el escaso desarrollode las infraestructuras de transportes y comunica-ciones se convierte en uno de los factores que másha contribuido a frustrar el comercio intraregional yla cooperación sectorial (Saasa 1991).

Todo esto implica que las ventajas vinculadas a laintegración para estos países están centradas fun-damentalmente en la diversificación y racionali-zación de su estructura productiva en el marco dela futura comunidad, lo que a su vez hará que seoriginen los cambios necesarios en sus patronesde comercio 34. Por todo ello, parece inevitable eneste tipo de proyectos de integración económicaseguir contando con argumentos en favor de cier-to grado de proteccionismo de los países miem-bros respecto al resto (Robson, 1980). En otraspalabras, la expansión del comercio entre las eco-nomías del Tercer Mundo debería ser consideradano un fin en sí mismo, sino un instrumento parala expansión de la producción industrial.

A pesar de todo, pretender que un modelo másregulado es fácil de implementar sería desconocerpor completo su problemática, pues el estableci-miento de criterios justos y en general la gestiónde los aspectos distributivos de un proceso deintegración no está carente de dificultades, ante laperspectiva de complejas negociaciones entre paí-ses con diferentes niveles de desarrollo, y por tan-to, con intereses contrapuestos sobre el grado deredistribución y las medidas que deben ser imple-mentadas (Saasa, 1991). Así, de la misma formaque los más avanzados del grupo estarán a favorde una estrategia expansiva, las más desfavoreci-das apostarán por una distributiva que avance enel reparto de las ganancias de la integración, detal manera que el logro de acuerdos entre las par-

tes en conflicto se convierte en una tarea real-mente complicada.

5.3. ENFOQUES ALTERNATIVOSY SUS LIMITACIONES

Desde enfoques analíticos regulados, y por tanto,opuestos al neoclásico, generalmente se consideraque hasta que los países involucrados no alcancenun grado de desarrollo considerable, sus industriasmanufactureras necesitarán un alto nivel de protec-ción al no ser sus productos suficientemente com-petitivos. La utilización de cualquier tipo de medi-das proteccionistas que encarezcan el producto, sinembargo, llevará a que surja el conflicto entre lospaíses miembros para distribuir los posibles benefi-cios y costes de la integración.

Medidas correctoras de los posibles desequilibriosocasionados por el mercado con el fin de propor-cionar un desarrollo más equitativo y equilibradovan desde el uso de las transferencias de rentas eincentivos fiscales, hasta la especialización industrialacordada o la creación de bancos de desarrolloregional para el fomento de las inversiones.

Cuando estas medidas se implementan bajo la for-ma de algún tipo de planificación industrial o espe-cialización acordada, y por tanto agudizando elcarácter distributivo de la integración, las posibili-dades de éxito parecen reducirse como consecuen-cia de las reticencias por parte de las economíasmás avanzadas, tal y como queda de manifiesto enla experiencia no muy fructífera de esta clase deestrategias (Robson, 1980).

Otra dificultad con la que se encuentran este tipode enfoques intervencionistas está relacionada conlos planes a corto plazo de los respectivos repre-sentantes políticos. La negociación y creación deun proyecto de integración regional sobre la basede un reparto equitativo de las ventajas del mismo,tienen siempre una clara connotación a largo plazo,

25

34 Algunos autores como Nurkse, Prebish o Seers han defendido que la clave se halla en la potenciación de trans-formaciones de carácter estructural en estas economías que permita la creación de una nueva capacidad producti-va por medio de un sistema de protección que permita sustituir las importaciones con producción propia.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 27

Page 26: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

haciendo que en muchos casos los políticos se mues-tren reticentes a hacer concesiones en el ámbitoregional, ya que ello implicaría favorecer la obten-ción de unos beneficios difícilmente palpables en uncorto espacio de tiempo (Ravenhill, 1986).

Por todo ello, la prudencia ante la perspectiva detantas dificultades lleva a algunos autores a reco-mendar la elaboración de acuerdos limitados a unaserie sectores o industrias, como un paso interme-dio hacia poder acometer posteriormente acuerdosy proyectos con un grado mayor de implicación yexigencia (Robson, 1980; Ostergaard, 1993).

Este establecimiento de metas no muy ambiciosas yde cooperación sectorial ha sido identificado con elenfoque neofuncionalista 35, y entre las dificultadesinherentes de este modelo se nombra su origeneurocentrista, que hace de su aplicación a otrasáreas del planeta, y especialmente a las economíasmás deprimidas, no esté carente de problemas ylimitaciones. Así, una de las debilidades más pal-pables en estos países y de crucial importanciapara la puesta en práctica de este modelo, almenos en su versión más pura, es la carencia de un

tejido social lo suficientemente fuerte para generaruna estructura asociativa rica y plural, compuestaprincipalmente por partidos políticos y diferentesgrupos sociales que se unen a una gran variedadde agentes con intereses comunes. De esta forma,la ausencia o debilidad de esta estructura asociati-va deja a los políticos y tecnócratas sin un poten-cialmente útil instrumento para impulsar la integra-ción (Ravenhill, 1986).

Además, esta falta de agentes sociales activos y gru-pos de presión convierte a los representantesgubernamentales en las máximas autoridades encuanto a la toma de decisiones, haciendo en oca-siones depender el éxito o fracaso del proceso deintegración de sus decisiones individuales y de lasrelaciones más o menos cordiales entre ellos, loque acaba conformando un perfecto caldo de cul-tivo para la corrupción. Por eso, a sabiendas deque en países con bajos niveles de desarrollo eltejido social está fuertemente desestructurado, laausencia de la materia prima fundamental de estemodelo convierte su aplicabilidad en una tarea dedifícil ejecución (Ostergaard, 1993).

26

35 Ostergaard defiende que la SADC, en contra de lo expresado por otros autores, no puede ser considerada unejemplo típico de aplicación del modelo neofuncionalista, aunque reconozca que ésta contiene elementos tanto deéste modelo como del regulado.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 28

Page 27: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Al tratar el tema de la integración económicaentre estados africanos da la impresión de quehay mucho más que decir en cuanto a su carác-ter formal, y sus problemas y debilidades, que enreferencia a los verdaderos logros y avances quese han producido en cuanto a la integración realde sus economías. La supuesta unidad entre esta-dos africanos de la época colonial fue absoluta-mente artificial, y no era de extrañar que tras laretirada formal de las potencias europeas de lazona ese modelo de integración dependientedesapareciera.

En este como en muchos otros aspectos relativosa esta zona del planeta, la traumática experienciade su pasado colonial y su posterior neocolonia-lismo, han dejado una profunda huella. A pesarde las circunstancias históricas, políticas y milita-res que rodearon el establecimiento de fronterasen el continente africano por parte de las poten-cias europeas, los nuevos estados independienteshan luchado fervientemente por mantenerlas en lamisma forma en que las heredaron. Como conse-

cuencia de ello, su interés por reforzar los lazosentre los nuevos territorios independientes parecehaber estado siempre en un segundo plano, con-virtiendo esta realidad en sí misma en un obstá-culo para la realización de proyectos que implica-sen algún tipo de pérdida de soberanía por partede los estados-nación individuales.

Por todo ello, existen ya como punto de partidaclaras dificultades a la hora de acometer procesosde integración entre países con una historia comola de la mayoría de los del continente africano,pues incluso en sus formas más relajadas, la inte-gración supone algún tipo de cesión en materia deautonomía tanto política como económica. En unprincipio, para aquellos países que acababan deobtener un alto grado de autonomía mediante laindependencia, ésta cobraba una importancia fun-damental y abría muchas expectativas hacia unfuturo más optimista. Ante este panorama no es deextrañar que entre los países recientemente inde-pendizados fuera más fácil la formación de federa-ciones mediante disgregación que agregación.

27

6. PROYECTOS DE INTEGRACIÓNECONÓMICA REGIONALEN ÁFRICA SUBSAHARIANA

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 29

Page 28: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

6.1. PRINCIPALESORGANIZACIONESREGIONALES: SUS CARACTERÍSTICASY DIFICULTADES

6.1.1. África Occidental

Zona del franco CFA

Herencia de la época colonial 36, agrupa a 14 paísesafricanos (Benin, Burkina-Faso, Camerún, Costa deMarfil, Chad, Comores, Congo, Gabón, GuineaEcuatorial, Malí, Níger, República Centroafricana,Senegal y Togo) con una moneda común, el deno-minado franco africano o franco CFA, que mantie-ne una paridad fija respecto al franco francés. Ini-cialmente esta paridad fue establecida a 50 francosCFA=1franco francés, pero tras la devaluación deenero de 1994 se fijó en 100 francos CFA=1francofrancés (Fontana, 1997).

La formación de este área monetaria común supo-ne una serie de ventajas para los estados partici-pantes en la misma, como el libre movimiento decapitales y la convertibilidad, que pueden generarefectos positivos sobre el nivel de inversiones o decomercio intraregional, respectivamente 37.

A pesar de ello, algunos autores son reticentes acreer que este área haya tenido destacables efectosbeneficiosos sobre el nivel de desarrollo de laregión, cuando ha contribuido a la huida de capi-tales y ha favorecido el consumo de bienes impor-tados de los países industrializados en detrimentode la producción local. Además, a la cesión deautonomía que toda unión monetaria supone, alárea del franco CFA hay que sumarle el agravantede la presencia de Francia en las institucionescorrespondientes y su control sobre el proceso detoma de decisiones (Kabunda, 1997a).

Por otro lado, respecto al futuro de la comunidadse han abierto últimamente una larga serie de inte-rrogantes como consecuencia de la consolidaciónde la Unión Europea y su firme propósito de crearuna moneda común, el euro, lo que haría desapa-recer la referencia básica del franco CFA. Entre lasdiversas posibilidades se ha apuntado la retirada deFrancia de este esquema, lo que probablemente lle-varía a la desaparición de la organización, al menosen su forma actual 38 (McCarthy, 1996).

Unión del Río Mano (MRU)

Surge en 1973 por iniciativa de Liberia y Sierra Leo-na, incorporándose Guinea siete años más tarde. Suobjetivo es la creación de una unión aduanera yeconómica y asegurar la justa distribución de losbeneficios de la misma.

28

36 El significado inicial de las siglas CFA (Colonias Francesas de Africa) fue cambiado en 1973 por el de Comuni-dad Financiera Africana.37 Aunque la existencia de una unión monetaria facilite los intercambios comerciales entre los países miembros, éstapuede ser considerada una condición necesaria, aunque no suficiente, para el incremento del comercio intraregio-nal, como queda de manifiesto en los datos correspondientes a UEMOA, muy superiores a los de UDEAC, perte-neciendo ambos grupos regionales a la zona del franco CFA. 38 No debe olvidarse que esta organización no fue creada como consecuencia de las relaciones entre los países afri-canos que la componen, sino como producto de los vínculos sociales, políticos y económicos entre éstos y su anti-gua potencia colonial.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 30

Page 29: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Se puede afirmar que los logros en materia dearmonización arancelaria han sido significativos,gracias a la desaparición de los aranceles intrazo-nales y al establecimiento de un arancel exteriorcomún. Sin embargo, el comercio entre los estadosmiembros todavía está restringido por medio debarreras no arancelarias de diverso tipo, como lasque mantiene Sierra Leona en materia de licenciasde importación o exportación o de requisitos docu-mentales (Aly, 1994).

Otras de las dificultades con que la organización seha encontrado pasan por la falta de complementa-riedad de sus sistemas productivos y por los pro-blemas ocasionados por la inestabilidad política yrepetidas situaciones de conflicto (Foroutan, 1993).

En cualquier caso, a pesar de determinados avan-ces en un sentido formal, los datos no dejan lugarpara la duda; siendo su nivel de comercio intrare-gional como porcentaje del total de exportaciones0,8% en 1980, mientras que el dato correspondien-te al año 1994 fue del 0% (UNCTAD, 1997a).

Comunidad Económicade África Occidental (CEAO)

Creada en 1973, y recientemente desaparecida,estaba constituida por Benin, Burkina Faso, Costade Marfil, Malí, Mauritania, Níger y Senegal (Rake,1997). Esta organización surgió como respuesta alfracaso de dos proyectos anteriores en el área(UDAO creada en 1959 y UDEAO en 1966), y poriniciativa de Francia como una manera de contra-pesar la influencia y dominio de Nigeria en el Áfri-ca Occidental. Su objetivo era fomentar el desarro-llo de los países miembros mediante el manteni-miento de la libre circulación de sus productos y elestablecimiento de un arancel exterior común.

Disponía de diversos mecanismos redistributivosque pretendían fomentar el reparto de los costes ybeneficios de la integración. Entre ellos habría quedestacar el Fondo de Desarrollo Comunitario cuyoobjetivo es la compensación a los miembros por lapérdida de ingresos arancelarios, o una estructuraarancelaria que permitía un mayor grado de pro-tección a las economías menos avanzadas. Por ello,gracias a este tipo de iniciativas y a la disposiciónde fondos para el desarrollo de determinados sec-tores, puede mantenerse que la CEAO no limitabasu actividad al ámbito de los intercambios comer-ciales desde una perspectiva ortodoxa.

Como es habitual en la mayoría de los proyectosde integración en el continente africano, los obje-tivos marcados estuvieron lejos de ser consegui-dos, y el grado de liberalización comercial fuelimitado. Sin embargo, puede mantenerse que loslogros en materia de comercio intrazonal y demovilidad de factores estuvieron por encima delnivel medio del ASS (Foroutan, 1993). Algunos loconsideran especialmente exitoso, ya que históri-camente es la única excepción del continente afri-cano a los típicos bajos niveles de comercio intra-regional (por término medio inferiores al 5%) conniveles que han llegado a ser superiores al 10%(McCarthy, 1996).

Una de las dificultades con que la CEAO seencontró es la aplicación de criterios redistributi-vos, ante las reticencias de Senegal y Costa deMarfil a aceptar su función como principalesfinanciadores de las contribuciones necesariaspara este proceso de integración, a pesar de quelas industrias manufactureras de la región queda-ban fuertemente concentradas en torno a sus res-pectivas capitales (Aly, 1994). Otra de las dificul-tades fue de carácter estructural en el sentido deque la gran mayoría de su actividad económica sedesarrollaba en el sector primario, con la consi-guiente falta de complementariedad de sus estruc-turas productivas (Calvo, 1994).

La negativa influencia de las empresas transna-cionales en la evolución de la CEAO ha sido tam-bién puesta de manifiesto al dar como resultadouna destacada carencia de especialización, conduplicación de actividades y plantas, impidiendoaprovechar correctamente las economías de esca-

29

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 31

Page 30: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

la, y reduciendo las posibilidades de desarrollodel comercio intraregional 39 (Robson, 1980).

Sin embargo, los problemas derivados del uso dediferentes monedas y la no-convertibilidad de lasmismas quedaban resueltos en el caso de laCEAO al pertenecer todas menos Mauritania a lazona del franco CFA.

Unión Económica y Monetariade África de Occidental (UEMOA)

Surge en 1994 como consecuencia de la transfor-mación de UMOA creada en 1973, y compuesta por7 países (Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil,Malí, Níger, Senegal, y Togo), se halla dentro de ladenominada zona del franco CFA. Entre sus objeti-vos se encuentra formar una unión aduanera, laconvergencia de sus economías en materia macro-económica, y la creación de un mercado financieroregional. Hasta la instauración de una unión adua-nera con un arancel externo común, se aplica des-de 1996 un sistema de aranceles preferenciales.

Habría que destacar a la luz de este caso, entreotros, la escasa aplicabilidad a la experiencia delASS del esquema típico de integración en diferen-tes fases sucesivas, empezando por las zonas delibre comercio hasta llegar a las uniones económi-cas y monetarias. La experiencia africana demues-

tra que es posible alcanzan grados de integracióncorrespondientes a fases avanzadas, como la uniónmonetaria, sin que se cumplan los supuestos pre-requisitos para las mismas, como la libre circu-lación de bienes y servicios (Foroutan, 1993).

El hecho de contar con una moneda común y con lamayoría de los miembros de la antigua CEAO, pue-de ayudar a explicar el relativo éxito en materia decomercio intraregional, siendo el grupo regional queen los últimos años ha alcanzado el nivel más altodel continente, llegando al 12% del total de lasexportaciones de la unión (UNCTAD, 1997a).

Comunidad Económica de Estadosde África Occidental (ECOWAS-CEDEAO)

Nace en 1975 y está compuesta por 16 miembros(Benin, Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Mar-fil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Libe-ria, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sie-rra Leona y Togo), agrupando a los de la CEAOy la Unión del Río Mano, y convirtiéndose en elsegundo grupo regional más numeroso del ASS.El principal promotor de la idea fue Nigeria, quepretendía mediante la creación de este grupodiversificar su estructura productiva y reducir sudependencia respecto a la exportación de petró-leo, así como incrementar su influencia en unazona de dominación francesa.

30

39 Los flujos de comercio interregionales en el ASS responden a las necesidades y estrategias tanto globales comoregionales de las empresas multinacionales, que frecuentemente no coinciden con los intereses de organizacionesregionales que tratan de promover un mayor nivel de comercio intraregional mediante modelos de integración quepromuevan una distribución equitativa de los beneficios. Además el uso de diferentes sistemas impositivos en unosy otros países o la concesión de incentivos conllevan una segmentación del mercado donde estructuras monopo-lísticas u oligopolísticas pueden mostrarse reticentes a renunciar a esos privilegios y competir con otras multina-cionales en un mercado más amplio. Es cierto que la mayoría de las transnacionales son favorables a la integra-ción de mercados porque eso amplia el campo de acción para introducir sus productos, pero cuando éstas fun-cionan en mercados estatales bajo la forma de acuerdos y licencias que les proporcionan ventajas monopolísticas,es muy probable que se opongan a la integración (Ostergaard, 1993).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 32

Page 31: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Entre sus ambiciosos objetivos se encontraban lalibre circulación de bienes, servicios, capitales ypersonas, el establecimiento de un arancel exteriorcomún, coordinación de políticas económicas y lapotenciación de proyectos sectoriales en materia deinfraestructuras. Los logros, sin embargo, han sidode nuevo muy escasos.

Entre las razones que pueden ayudar a entenderel escaso crecimiento del comercio intraregionalnos encontramos con el bajo nivel de comple-mentariedad de sus economías, la falta de unaadecuada infraestructura de transportes y comuni-caciones o el conflicto entre los diferentes enfo-ques de dos países representantes de los dosgrandes bloques existentes dentro de la organiza-ción Nigeria y Costa de Marfil (Fontana, 1997).Cabría citar también entre las dificultades con quela organización se ha encontrado las frecuentessituaciones de conflicto en la zona directamenterelacionadas con violentos cambios de gobierno(Kabunda, 1997a).

Los problemas distributivos han sido también signifi-cativos en un contexto en el que un país como Nige-ria 40 hacía temer de su hegemonía, y del consiguien-te riesgo a la polarización, incluso a las economíasmás ricas del bloque francófono, es decir, Costa deMarfil y Senegal. Esta situación queda puesta demanifiesto en el caso de las compensaciones por lapérdida de ingresos aduaneros que se incluyen en eltratado, al no ser consideradas suficientes por laseconomías más atrasadas (Aly, 1994).

La creación del Fondo para la Cooperación, Com-pensación y Desarrollo, con el fin de aminorar losefectos negativos de la integración sobre las eco-nomías más pobres, no parece haber resuelto el

problema, estando las contribuciones a dicho fon-do sujetas a constante controversia (Foroutan,1993).

En este mismo contexto redistributivo habría queentender el fracaso de la implementación dediversos protocolos para garantizar el libre movi-miento de personas. Las fuertes divergencias eco-nómicas entre los países miembros llevaban a lafuerte concentración del destino de las migracio-nes, siendo históricamente Nigeria, Ghana y Cos-ta de Marfil, los principales receptores 41. Sinembargo, las restricciones a la libre movilidad dela mano de obra no han estado ausentes, llegan-do incluso a situaciones extremas como en elcaso de la expulsión por parte de Nigeria de 1,5millones de inmigrantes desde 1983 a 1985 pro-cedentes de la comunidad. (Aly, 1994; Stalker,1994).

Otra de las dificultades con las que este grupo se haencontrado es la necesidad por parte de las econo-mías más pobres de sus ingresos aduaneros, alcan-zando porcentajes con respecto al total de ingresosimpositivos superiores al 50% para países como Bur-kina Faso, Benin, o Gambia (Calvo, 1994).

A pesar de la creación en 1975 de una cámara decompensación (“clearing house”) para hacer frenteal problema de escasez de divisa extranjera quedesincentiva el comercio intraregional, algunosmiembros siguen insistiendo en que ciertos pro-ductos clave deben ser excluidos de la lista de pro-ductos que es tratada mediante este sistema. Entreotros, éste sería el caso de Nigeria con el petróleo,que durante los 80 suponía el 97% de sus ingresospor exportaciones (Aly, 1994).

31

40 Con una población de 115 millones de habitantes en 1996, Nigeria posee aproximadamente 1/6 de la poblacióny 1/5 de la producción total del ASS, motivo por el cual, al igual que en el caso de Sudáfrica, en diversas esta-dísticas se diferencian los datos correspondientes a estos países de los del resto del continente (UNCTAD, 1997;World Bank, 1998).

41 África Occidental es la región con mayor número de inmigrantes africanos de todo el ASS. Esta realidad estádirectamente relacionada con la naturalidad con que desde siempre los habitantes de estos países se han movidopor la región generalmente con carácter temporal e indocumentado, situación de hecho que se convirtió en oficialcon la firma del protocolo de 1980 de CEDEAO-ECOWAS sobre el libre movimiento de la mano de obra. Hoy endía el país de la región con mayor número de inmigrantes es probablemente Costa de Marfil, (siendo Burkina Faso,Malí y Guinea sus principales fuentes de origen), a pesar de que ante el incremento de las tasas de desempleo enel país, éstos ya no sean tan bien recibidos. Las dudas sobre estos datos deben entenderse en el contexto de lafalta de estadísticas fiables al respecto y de la existencia de enormes flujos de inmigrantes clandestinos (Stanton,Jacobsen y Dean, 1990; Stalker, 1994).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 33

Page 32: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

En cualquier caso, respecto a la falta de convertibi-lidad de las monedas, hay que destacar que elpatrón de comportamiento no es igual para todoslos miembros del grupo, alcanzando las economíaspertenecientes al área del franco CFA mayores nive-les de comercio intraregional que las del área angló-fona. Sin embargo, por razones de carácter político,éstos últimos países son muy reticentes a aceptar elfranco CFA como moneda común (Bhalla, 1997).

Todos los anteriormente citados obstáculos y susintentos de solución nos deben llevar a la conclu-sión de que los cambios necesarios, al igual que enel resto del área subsahariana, deben ser de carác-ter estructural, de tal manera que se dé prioridad ala transformación del aparato productivo y a lospatrones de especialización y comercio actualmen-te existentes 42.

Por último, y en referencia a una problemática queafecta especialmente al África Occidental, debemosdestacar el excesivo número de organizacionesregionales que frecuentemente se solapan en susobjetivos y actividades, llegando en algunas ocasio-nes incluso a ser incompatibles 43. Además deCEDEAO-ECOWAS, CEAO, UEMOA, o MRU existenen África Occidental más de 40 organizacionesintergubernamentales, situación que exige un espe-cial esfuerzo por racionalizar sus estructuras(Kabunda, 1997a).

En un contexto de carencia de múltiples recursosy de recortes presupuestarios en la mayoría deestos países, dicha realidad sólo es explicablemediante el envío irracional de fondos desde lospaíses industrializados 44, que no hace sino ali-mentar unas estructuras burocráticas que fre-cuentemente se solapan en sus funciones y en lapráctica demuestran ser poco efectivas. Por todoello, los esfuerzos por racionalizar estos proyec-tos y minimizar sus cuerpos de gestión adquierenuna importancia fundamental.

6.1.2. ÁFRICA CENTRAL

Unión Aduanera y Económicade Estados de África Central (UDEAC).

Nace en 1964 y, compuesta por 6 países (Camerún,República Centroafricana, Chad, Congo, Gabón yGuinea Ecuatorial), es una reformulación de la anti-gua UDE, Unión Aduanera Ecuatorial, nacida en1959. Aunque su objetivo principal es el estableci-miento de una unión económica con arancel exte-rior común, dispone también de un banco de desa-rrollo y de un fondo de compensación que inten-tan equilibrar y repartir equitativamente las ventajasy costes del proceso de integración.

Dispone de su propio banco central producto de ladivisión en 1955 del Banco Central para ÁfricaOccidental (encargado de la coordinación moneta-ria en el área de las colonias francesas del Áfricacentral y del oeste) en dos diferentes organismos,los dos en el marco de la zona del franco CFA. Trasla firma del correspondiente tratado, en 1994 laUDEAC se transformó en CEMAC: Comunidad Eco-nómica y Monetaria del África Central.

Entre los obstáculos con que se ha encontrado laorganización están las notables diferencias econó-micas entre sus estados miembros, donde mien-tras Camerún podría calificarse de semiindustriali-zado, y Congo y Gabón cuentan con recursos

32

42 Este punto de vista es defendido por los denominados dependentistas africanos, entre los que podemos desta-car a Asante (1991) por sus aportaciones al estudio del caso de ECOWAS-CEDEAO.

43 La falta de cooperación entre CEOA y CEDEAO-ECOWAS ha llevado a la convivencia de dos diferentes e incom-patibles sistemas de compensación y dos difícilmente reconciliables sistemas de liberalización comercial (Aly, 1994).

44 En contra de lo que algunos autores creen, las antiguas metrópolis, y en general los países industrializados noestán en contra de la organización de grandes espacios económicos en África ni en el resto del Tercer Mundo,siempre y cuando esto favorezca sus intereses particulares y no sea entendido desde la perspectiva de un “desa-rrollo autocentrado” (Amín, 1994).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 34

Page 33: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

petrolíferos, los otros tres estados son básicamen-te agrícolas y figuran entre los más pobres de laregión (Foroutan, 1993).

Los problemas distributivos quedaron también clara-mente puestos de manifiesto en 1968 ante la deci-sión de República Centroafricana y Chad de dejar laorganización para formar una nueva con Zaire,actual República Democrática del Congo 45. Tal deci-sión fue consecuencia de las disputas sobre el repar-to de los recursos del fondo de solidaridad y la loca-lización de nuevas industrias, en una situación en lacual la percepción de estos dos países era queCamerún y Gabón eran las economías que mayoresbeneficios obtenían de la unión (Aly, 1994).

La falta de una adecuada infraestructura de trans-portes fue destacada también desde un principiocomo uno de los principales obstáculos para queel comercio intraregional jugara un papel desta-cado en la industrialización de la zona (Hazlewo-od, 1967)

Por otro lado, se ha señalado que su sistema deincentivos a las inversiones ha fomentado el esta-blecimiento generalizado de empresas transna-cionales con intereses en muchas ocasiones con-tradictorios a los establecidos mediante planifica-ción industrial en el ámbito regional (Kabunda,1997a). La falta de especialización productiva, lasegmentación de los mercados y las duplicidadesen determinados sectores están pues directamen-te relacionadas con el destacado papel jugadopor las empresas transnacionales en la región, taly como la ECA (Comisión Económica de NacionesUnidas para Africa) ha expresado repetidamenteen sus informes, favoreciendo la desintegraciónde la economía regional (Robson, 1980).

Las dificultades con relación a los mecanismos depago, por el contrario, son muy inferiores a los deotras organizaciones del continente al contar todoslos países miembros con una moneda común, elfranco CFA, aunque tal y como ya ha sido apunta-do, esa supuesta ventaja no es suficiente paragarantizar el éxito de un proyecto que adolece deotras muchas limitaciones.

Comunidad Económicade Países de los Grandes Lagos (CEPGL)

Compuesta por la República Democrática del Con-go, Burundi y Ruanda, fue creada en 1976 con elobjetivo de eliminar todas las barreras al libremovimiento de mercancías y personas, e imple-mentar diversos proyectos de desarrollo. Junto conla MRU, su proporción de comercio intrazonal res-pecto al total de exportaciones alcanzan los nivelesmás bajos de todo el ASS con un 1,2% en 1994(UNCTAD, 1997a).

Entre las causas que provocan esta falta de avan-ces se hallan principalmente las enormes dispari-dades existentes entre el antiguo Zaire, por unlado, y Ruanda y Burundi por otro. Además, lapertenencia histórica de Ruanda y Burundi a laPTA, con quienes realiza la mayor proporción desu comercio intracontinental, ha sido también unobstáculo importante al comercio intrazonal(Foroutan, 1993).

Los problemas de falta de estabilidad política, tra-ducidos en conflictos bélicos en cada uno de lostres países miembros durante los últimos años,han supuesto también un fuerte obstáculo aldesarrollo de este proyecto de integración(Kabunda, 1997). Ante esta perspectiva y la crea-ción de una comunidad de mayor tamaño en laregión, como la CEEAC-ECCAS, el futuro de laorganización ha sido puesto en cuestión en repe-tidas ocasiones (Aly, 1994).

33

45 La UEAC (Unión de Estados de África Central) tenía un carácter más político que económico, y ningún tratadode destacada relevancia fue nunca acordado. La República Centroafricana volvió a unirse a UDEAC en diciembrede 1968 y Chad lo hizo en 1984, tras la admisión de Guinea Ecuatorial.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 35

Page 34: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Comunidad Económica de Estadosdel África Central (CEEAC-ECCAS)

Surgida en 1983, y compuesta por Angola, Burundi,Camerún, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón,Ruanda, República Centroafricana, República Demo-crática del Congo, y Santo Tomé y Príncipe, preten-de la desaparición de aranceles y barreras no aran-celarias, el libre movimiento de personas y capitales,y la creación de un fondo de desarrollo para la com-pensación de pérdidas de ingresos aduaneros. Apesar de su establecimiento formal, y de algunosimportantes proyectos de infraestructuras, en la prác-tica esta organización no funciona, no habiendo teni-do repercusión en su comercio intraregional, y enuna situación en la que los países miembros dejan dehacer frente a sus aportaciones al presupuesto comu-nitario frecuentemente (Fontana, 1997).

Entre los problemas a los que se enfrenta este pro-yecto, al igual que muchos otros en el ASS, cabríacitar las enormes divergencias económicas entresus miembros, su alta dependencia respecto a laseconomías del Norte, su bajo nivel de industrializa-ción, y la existencia en la zona de cinco monedasinconvertibles (Kabunda, 1997a).

Finalmente, destacar las dificultades inherentes alsolapamiento de multitud de proyectos de integra-ción también en esta región, con el agravante de queen este caso aparecen también duplicidades decarácter extraregional con casos como Ruanda yBurundi miembros de CEPGL y CEEAC-ECCAS en laregión y PTA fuera de ella, o Angola participando enCEEAC-ECCAS y SADC a la vez (Aly, 1994).

6.1.3. ÁFRICA ORIENTALY AUSTRAL

Comunidad Económica de África del Este(EAEC)

Nacida en 1967, y formada por Kenia, Tanzania yUganda, desapareció 10 años después, a pesar deque algunas de las instituciones creadas siguen hoyen día funcionando, como el Banco de Desarrollodel África del Este.

Este es considerado uno de los casos típicos demala distribución de los costes y beneficios de laintegración en el ASS, en una situación en la queKenia era claramente la más favorecida de las treseconomías participantes. A pesar de que se toma-ron diferentes medidas para favorecer la equidad yun desarrollo industrial equilibrado 46, su impactosobre la distribución de los costes y beneficios dela integración fue muy limitado.

En la práctica, dejando a un lado estos criteriosequitativos, se seguían estableciendo empresas enfunción de criterios puramente nacionales. Ademáscuando se produjeron desequilibrios en la balanzade pagos, como a primeros de los 70, cada paísempezó a buscar sus propios intereses mediante elestablecimiento de controles de cambios o medidasproteccionistas (Aly, 1994).

Por otro lado, la experiencia de la EAEC ha puestode manifiesto que la aplicación criterios redistribu-tivos puede ocasionar situaciones no deseadas,como la duplicación de actividades e inversionesfavorecidas por la puesta en marcha de un sistemade transferencias impositivas (Ostergaard, 1993).

34

46 Entre las medidas destacaban el sistema de transferencias impositivas a favor de las industrias nacientes, la cre-ación del Banco de Desarrollo del África del Este para contribuir al desarrollo de los menos industrializados, el sis-tema de licencias industriales para evitar la duplicación de actividades, o la armonización de incentivos fiscales parareducir las posibilidades de competencia desleal (Saasa, 1991).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 36

Page 35: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Entre otras muchas dificultades, Hazlewood (1985)nombra las de carácter político-ideológico, conTanzania y Kenia como representantes de dos sis-temas económicos contrapuestos, como reflejo delas dos grandes potencias enfrentadas en el perio-do de Guerra Fría; y la llegada al poder en Ugan-da mediante golpe de estado del general Amín, quedio como resultado la paralización del órganosupremo de decisión de la comunidad.

En cualquier caso, no debemos olvidar que estasdiferencias ideológicas tenían un claro reflejo sobrelas condiciones en las que la actividad económicase desarrollaba. Así mientras Tanzania daba espe-cial importancia al control estatal de los principalessectores productivos, Kenia basaba su modelo en ellibre mercado, la empresa privada, y un control yregulación por parte del gobierno reducidos almínimo imprescindible (Saasa, 1991).

De la misma manera que la falta de una adecuadainfraestructura de transportes es habitualmentenombrada como una de las causas que han contri-buido al escaso progreso conseguido por muchasde las organizaciones regionales africanas, es dudo-so que este factor haya sido relevante en el caso deEAEC (Hazlewood, 1967).

Mercado Común del África Orientaly Austral (COMESA).

Creada en 1981 como área de comercio preferencial(PTA), está compuesta por 21 países (Angola, Burun-di, Comores, Djibouti, Egipto, Eritrea, Etiopía, Kenia,

Madagascar, Malawi, Mauricio, Namibia, RepúblicaDemocrática del Congo, Ruanda, Seychelles, Sudán,Swazilandia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbab-we), configurando el grupo regional más numerosode los del ASS (www.comesa.int) 47. La transforma-ción de PTA en COMESA se produjo en 1993.

Su objetivo es el establecimiento de un mercadocomún, mediante la creación en primera instancia deuna zona de comercio preferencial en base a unaserie de productos incluidos en una lista común.Además del ámbito comercial, esta organización pre-tende profundizar en otras materias por medio de lacoordinación de políticas económicas y sectoriales.

Al igual que CEDEAO-ECOWAS, PTA ha recibidosiempre un claro apoyo por parte de la ComisiónEconómica de Naciones Unidas para África (ECA)en su intento de potenciar la formación de grandesgrupos regionales con mercados ampliados quecontribuyan a la autosuficiencia del continentemediante la creación de nuevas industrias bajo unsistema de sustitución de importaciones.

El progreso, sin embargo, ha sido mínimo, no dán-dose acuerdo ni tan siquiera a la hora de configu-rar la lista de productos que obtendrían un tratopreferencial, o sobre como establecer mecanismoscompensatorios para aquellos países que sufrieranuna pérdida de ingresos aduaneros (Foroutan,1993). Además, la existencia de barreras no aran-celarias y de controles de cambios se conviertetambién en un importante obstáculo al crecimientodel comercio intrazonal (Bhalla, 1997).

Entre los problemas que han obstaculizado los logrosde esta organización habría que citar además la enor-me importancia de las tarifas aduaneras como pro-porción del total de ingresos públicos en muchaseconomías africanas, lo que suele llevar a actitudesreticentes a la liberalización comercial como fue elcaso, entre otros, de Djibouti o Comores (Aly, 1994).

A pesar de la existencia de una caja de compensa-ción (“clearing house”), con el fin de hacer que

35

47 Los datos respecto a los países miembros que integran la organización son muy contradictorios cuando se acu-de a diferentes fuentes como organismos internacionales o los artículos más recientes sobre esta materia. Así, elnúmero de países miembros varía de 20 a 24 según la fuente. Respecto a la fuente supuestamente más fiable, esdecir, la propia COMESA, los datos son también muy confusos apareciendo en su “home page” 21 países que nocoinciden con los que figuran en otras páginas también ofrecidas por la organización, como la referente a datosestadísticos. Los países sobre los que los datos no coinciden son Lesotho, Mozambique, Djibouti, y Egipto.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 37

Page 36: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

estos países utilicen sus respectivas monedas parael comercio intraregional y hacer frente al proble-ma de la escasez de moneda extranjera, gran partede las operaciones se siguen realizando en divisasfuertes, anulando la posible reducción de sudependencia con respecto a ellas mediante esteinstrumento (Fontana, 1997).

La principal dificultad con la que se encuentranestos acuerdos de compensación es de carácterestructural y tiene su origen en la extraversión desus economías y en la tendencia a la polarizacióndel crecimiento a favor de las más avanzadas, queno hace sino reproducir año tras año el esquemade estas últimas obteniendo un saldo superavitario,mientras las más pobres se convierten en deudoras.La impaciencia de las economías acreedoras nece-sitadas de moneda fuerte, y la imposibilidad de lasdeudoras de hacer frente a su correspondientepago, ha terminado anulando la efectividad de estetipo de mecanismos ante la ausencia de facilidadesde crédito, llevando a que tanto unos países comootros hayan decidido excluir de la lista de bienesque reciben este tratamiento los más estratégicos,como es el caso del petróleo.

Las enormes diferencias entre Zimbabwe y Kenia,las economías más diversificadas e industrializadas,por un lado, y el resto de los países miembros,económicamente más desestructurados y depen-dientes de unos pocos productos para la exporta-ción, por otro, ha marcado también la historia de laPTA como consecuencia de la falta de complemen-tariedad intraregional 48 (Foroutan, 1993).

Los problemas relativos a la equitativa distribuciónde los beneficios de la integración tampoco hanestado ausentes en la historia de la PTA, quedandola insatisfacción de las economías más pequeñasconstantemente puesta de manifiesto 49, situaciónperfectamente previsible en el contexto de la crea-ción de un área de libre comercio entre países confuertes desigualdades económicas.

Los conflictos bélicos en los que se han vistoenvueltos muchos de los países participantes hansupuesto también un claro factor desestabilizadorque en nada ha ayudado al logro de los objetivosmarcados (Kabunda, 1997a).

En general, las voces críticas con este proyectohan argumentado que habiéndose centrado ésteen problemas arancelarios y dificultades de pago,no hace frente de una manera apropiada a facto-res de carácter estructural como la infraestructurade transportes y comunicaciones, o la falta decompatibilidad de las estructuras productivas delas economías participantes (Ofstad, 1993).

Area Monetaria Común del África Austral(CMA)

Creada en 1974, tras el acuerdo entre Sudáfrica,Lesotho y Swazilandia para establecer el AreaMonetaria del Rand, conoció la incorporación deNamibia en 1992. El rand sudafricano funcionacomo moneda de curso legal, mientras cada paísdispone de su moneda nacional que es directa-mente convertible en rands. Este régimen moneta-rio permite la libre circulación de capitales, lo queda acceso a Lesotho, Swazilandia y Namibia al mer-cado de capitales sudafricano.

A pesar de la pérdida de autonomía que suponerenunciar al control de la política monetaria, los

36

48 Esta escasa complementariedad de las estructuras productivas es generalmente reconocida como uno de los prin-cipales obstáculos para el incremento del comercio intraregional. Sin embargo, mientras que los análisis de corteneoclásico creen que la competitividad en los mercados internacionales es la vía para llegar a la complementarie-dad regional, los enfoques más regulados creen que sólo la transformación de sus sistemas productivos podráhacerlas complementarias entre ellas, de tal manera que posteriormente puedan acceder en condiciones más favo-rables en términos de competitividad al mercado mundial.

49 En 1986 se llegó incluso a una no consumada amenaza de abandono de la organización por parte de Mauricio(Aly, 1994).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 38

Page 37: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

beneficios de la integración monetaria con Sudáfri-ca parecen ser lo suficientemente significativos parano hacer dudar de su participación en la unión,especialmente en el caso de los dos primeros. Aun-que su tamaño puede ser considerado modesto encomparación al resto de proyectos de integraciónde la región, sus logros institucionales, junto a losde SACU son a menudo considerados modélicos(Maasdorp, 1993; Cockcroft, 1993).

Unión Aduanera del África Austral (SACU)

Formada en 1910, agrupa a todos los países delCMA más Botswana. Los bienes y servicios circulanlibremente entre los países miembros y un arancelexterno común es aplicado. La política en materiaarancelaria es establecida por Sudáfrica, que comocontraprestación realiza una transferencia de fon-dos del total de ingresos de la unión aduanera alresto de los países participantes. Siendo Botswanael único país no-miembro del CMA, su moneda esconvertible, lo que supone que SACU funciona conun nivel excepcional de integración económica enel contexto del ASS (McCarthy, 1996).

Aunque entre las organizaciones africanas es consi-derada una de las que mayores logros ha alcanzadoen materia comercial (Maasdorp, 1993; Cockcroft,1993; Gibb, 1998) bajo la argumentación de que esla única de la región que cumple la definición deintegración económica de los libros de texto, algunosautores ponen en cuestión su existencia futura antela continua disputa sobre su fórmula para la distri-bución de los ingresos aduaneros (Fontana, 1997).

Sudáfrica considera excesivamente generosa la con-

traprestación que realiza, mientras que los demásentienden que la transferencia que reciben no essuficiente para compensar los efectos negativos quesobre ellos tiene la unión, en referencia a la “subsi-diación” de la industria sudafricana que indirecta-mente efectúan 50. Otro problema con el que la uniónse ha encontrado es el de las medidas proteccionis-tas puestas en marcha por Sudáfrica para evitar elcrecimiento de la industria en BLNS (Botswana,Lesotho, Namibia y Swazilandia), como prácticas dedumping o establecimiento de barreras no arancela-rias, todo ello partiendo de una situación inicial declaro dominio de una economía sudafricana muchomás diversificada (Bhalla, 1997).

Así, las interpretaciones de esta unión aduanera entérminos de dominación y dependencia respecto alos BLNS no han estado ausentes de los debates res-pecto a su futuro, pero no para sugerir que tales rela-ciones deberían ser erradicadas, sino concluyendoque la desconexión respecto a dicho proyecto podríaser costosa y perjudicial para estas débiles economí-as (Isaksen, 1993).

A pesar de las dudas sobre su continuidad, la valo-ración de esta unión aduanera por parte de lasempresas que operan en la región, al igual que en elcaso de la CMA, es claramente positiva, al reducir loscostes y facilitar las transacciones del sector privado(Maasdorp, 1993).

Sin olvidar otros de los principales problemas queatañen a la unión como la falta de mecanismos deconsulta, la necesidad de democratizar el sistema detoma de decisiones, el retraso en los pagos a losdenominados BLNS, o los insatisfactorios mediospuestos al alcance de éstos para proteger sus indus-trias nacientes, cabe prever por parte del nuevogobierno democrático sudafricano una mejor disposi-ción y capacidad para hacer frente a esta serie dedificultades (Davies, 1993).

En cualquier caso, como consecuencia de losacuerdos de la última ronda del GATT, la continui-dad de este sistema de distribución de los ingresosaduaneros está en peligro al irse reduciendo pro-gresivamente las cantidades recaudadas por mediode su arancel externo común (Gibb, 1998).

37

50 Para un análisis en detalle de sobre la fórmula de reparto de ingresos, su evolución y la polémica en torno aella consultar el trabajo de Robert Davies “The Southern African Customs Union (SACU)”. Centre of Southern Afri-can Studies. Bellville, 1994.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 39

Page 38: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Comunidad para el Desarrollodel África Austral (SADC)

Nacida en 1979 como SADCC 51, tuvo en un primermomento como principal objetivo la reducción dela dependencia de la región con respecto a terce-ros países y en especial a Sudáfrica durante la eraapartheid. Actualmente está compuesta por 14 paí-ses: Angola, Botswana, Lesotho, Malawi, Mauricio,Mozambique, Namibia, República del Congo, Sey-chelles, Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Zambia yZimbabwe (www.sadc-usa.net).

Al contrario que la mayoría de las organizacionesregionales del ASS, su actividad ha estado centradafundamentalmente en la coordinación de proyectossectoriales en áreas como transporte, energía, agri-cultura, formación, seguridad alimentaria, etc. Otrade sus peculiaridades consiste en que la coordina-ción de las actividades de los diversos sectores sonasignadas a diferentes países. Sin embargo, en 1992la SADCC se convirtió en SADC en un intento deconcentrarse también en temas relacionados con laliberación comercial 52.

Los defensores del enfoque adoptado por este gru-po regional creen que el rechazo del modelo deintegración vía mercado 53, y la prudencia a la horade establecer objetivos no muy ambiciosos es unade sus virtudes (Ostergaard, 1993). Parece también

generalmente aceptado su éxito relativo a la horade hacer frente a uno de los principales problemasestructurales de la región, la pobre e inadecuadainfraestructura de transportes.

Aunque haciendo en general un análisis optimistasobre el enfoque dirigista de esta organización, algu-nos autores han destacado su escaso éxito a la horade implementar una planificación industrial que evi-te la concentración de las nuevas inversiones, asícomo el peligro que la dependencia de financiaciónexterior supone (Saasa, 1991). Esta excesiva depen-dencia de la ayuda extranjera hace que una de susprincipales actividades, como es la inplementaciónde proyectos, quede en manos de la voluntad de lospaíses donantes, situación claramente contradictoriacon uno de los principios fundamentales sobre losque fue creado este grupo regional (Aly, 1994).

Por otro lado, las voces más críticas con SADCinterpretan que sus logros son escasos, su burocra-cia excesiva, su interés por las necesidades del sec-tor privado mínimo, y su tardía decisión de con-centrarse en la integración comercial un intentodesesperado en su lucha por la supervivencia(Maasdorp, 1993). Pero en referencia a los pobresresultados macroeconómicos conseguidos por lospaíses miembros, habría que destacar entre otraslas dificultades añadidas a las que éstos tuvieronque hacer frente, como consecuencia de la estrate-gia de desestabilización dirigida por el régimenracista sudafricano. Además del enorme coste eco-nómico en términos de devastación 54 que los con-flictos bélicos en Angola y Mozambique supusie-ron, la destrucción y cierre de diferentes vías detransporte fue constante, y la posibilidad de inter-cambios comerciales vía estos países, por tanto,fuertemente dañada (Blumenfeld, 1991).

Si las disparidades económicas entre las economíasparticipantes y la necesidad de poner en marchadiferentes mecanismos redistributivos han sido una

38

51 Conferencia para la Coordinación del Desarrollo del Africa Austral.52 En 1996 se firmó un protocolo comercial que pretende eliminar las tarifas a la importación en un periodo deocho años, pero un año después sólo dos países lo habían ratificado (Gibb, 1998).53 Algunos autores mantienen que esta combinación del enfoque funcionalista y del análisis de la Teoría de laDependencia son de gran relevancia para la construcción de un marco teórico que se adapte a las característicasde las economías de la región (Abegunrin, 1990).54 La SADCC estimó que durante el periodo 1980-88 1,5 millones de personas murieron como consecuencia de lacampaña de desestabilización impulsada por Pretoria, y que los costes monetarios para la región ascendieron a6.246 millones de dólares (Gibb, 1998).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 40

Page 39: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

constante en los análisis sobre el futuro de la SADC(Tostensen, 1993; Davies, 1993), este argumentotoma especial relevancia ante la incorporación a laorganización de la República Sudafricana. De hecho,en 1995 aproximadamente el 75% del PNB de laregión correspondía a Sudáfrica. El cambio de rum-bo de la organización al intentar profundizar más enla liberalización comercial, debe hacernos recordarque SADC no se ha enfrentado todavía de una mane-ra adecuada al problema de las enormes desigualda-des económicas en la región (Gibb, 1998).

El tema de los flujos migratorios como fórmularedistributiva puede ser particularmente polémico aeste respecto en el África Austral, como conse-cuencia de la destacada tendencia polarizadora delas migraciones hacia Sudáfrica, principalmentedesde Lesotho, Mozambique, Malawi, Swazilandia yBotswana. Históricamente la gran mayoría de estasinmigraciones correspondían mayoritariamente amano de obra poco cualificada para el sector mine-ro, siendo las entradas de trabajadores indocumen-tados hacia el sector agrícola también importante.Sin embargo, tras el fin del apartheid el número demédicos, ingenieros o profesores del resto del ASSque buscan en Sudáfrica mejores condiciones devida está aumentando, lo que supone una preocu-pante pérdida de mano de obra cualificada por par-te de los países vecinos (Stalker, 1994).

A pesar de ello, la participación de Sudáfrica eneste proyecto ha sido por muchos valorada positi-vamente, entendiendo que puede convertirse enfoco de atracción de nuevas inversiones y motordel desarrollo de la región, mediante la expansiónde sus sectores industrial y financiero. En cualquiercaso, cierta dosis de realismo se hace necesaria alconsiderar estas previsiones futuras, pues en elcontexto actual de las aún enormes diferenciasentre la mayoritaria población negra y la blanca, eimportantes carencias en materia de infraestructurasocial, parece difícil, al menos en el corto plazo,que la economía sudafricana tenga capacidad deproveer de inversiones significativas al resto de laregión (Maasdorp, 1993; Bhalla, 1997; Gibb, 1998).

Por otro lado, el Banco Africano de Desarrollo, enreferencia a la eterna problemática de falta de com-plementariedad de los sistemas productivos, man-tiene una postura esperanzadora al considerar quemientras que Zimbabwe, Sudáfrica o Mauricio pue-den consolidarse como en los suministradores demanufacturas de la región, el resto de países podrí-an colaborar al incremento de los bajos niveles decomercio intraregional mediante la exportación deproductos agrícolas, agua, y energía. Además, lafalta de competitividad de la economía sudafricanacomo consecuencia de sus altos costes laborales ysu baja productividad podrían convertirse en unincentivo para la búsqueda de nuevas inversionesen las economías del entorno, que gozan de meno-res costes de mano de obra (ADB, 1993).

Finalmente, en referencia a una problemática queafecta a toda la región, debemos volver a resaltar lafalta de racionalización de recursos humanos yfinancieros inherente a la multitud de proyectos deintegración en los que diversos países participan.Las propuestas para que estas organizaciones sefusionen en otras, para que algunas de ellas final-mente desaparezcan, o al menos para que se coor-dinen han sido múltiples en los últimos años, par-ticularmente para el caso de COMESA y SADC.

Durante algún tiempo fueron frecuentes los análisisque destacaban la importancia que sobre esta seriede incógnitas tendría la decisión del gobiernodemocrático sudafricano de participar en alguna deellas (Cockcroft, 1993). Una vez confirmada lainclusión de Sudáfrica en SADC, su papel destaca-do en la misma 55, y la reciente incorporación de laRepública Democrática del Congo a la organiza-ción, parecen quedar despejadas todas las dudasque sobre la disolución de esta organización existí-an en algún tiempo 56. Además, parece generalizadala percepción de que SADC o SACU son más cer-canas y sensibles a los problemas de los países delÁfrica Austral, con el consiguiente desinterés haciauna organización más grande y que abarca un con-junto de países menos homogéneo, como es elcaso de COMESA (Kabunda, 1997a).

39

55 La presidencia de la SADC es actualmente regentada por el presidente de la República Sudafricana, Nelson Mandela.56 A pesar de que Sudáfrica fue invitada a participar en COMESA, ésta oferta fue rechazada bajo el principal argumentode que la organización carece de mecanismos compensatorios o redistributivos para intentar reducir las disparidades eco-nómicas regionales. Además, en 1995 los miembros de SADC decidieron que la pertenencia simultánea a SADC y COME-SA era incompatible, instando a los países pertenecientes a esta última a abandonar dicha organización (Gibb, 1998).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 41

Page 40: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 42

Page 41: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Llegar a algún tipo de conclusión sobre la realidadde la integración económica regional en ASS nosdebe llevar a una clara diferenciación entre losconceptos de integración formal y real. En funciónde ese esquema puede establecerse que la multitudde organizaciones regionales existentes no hantenido excesivo éxito a la hora de incrementar susflujos comerciales intrazonales, evidenciando, portanto, que aunque los acuerdos y protocolos seanabundantes en la historia de estas organizaciones,los logros en general han sido escasos.

Sin embargo, también cabría argumentar en sentidocontrario en determinados casos, como puede serel de la economía informal en lo que respecta alcontrabando o los masivos flujos transfronterizosde indocumentados. En este sentido algunos auto-res creen que tanto los flujos de bienes y servicioscomo los de factores productivos son muy superio-res a los estimados por cualquier análisis basado endatos oficiales (Husain, 1993).

Intentar buscar una solución a esta cuestión nosdebe llevar a diferentes recomendaciones, como labúsqueda de una mayor racionalidad que reduzca

el número de organizaciones regionales existentesy evite los solapamientos, o potenciar los esfuerzosque contribuyan a la estabilidad política de estospaíses y el establecimiento de regímenes democrá-ticos 57, por ejemplo. Pero, sobre todo, la proble-mática de estas economías debe centrarse en unmarco de análisis estructural.

Es decir, tal y como ya se ha apuntado anterior-mente, la liberalización de los intercambios comer-ciales no sólo no consigue incrementar el comerciointraregional porque las estructuras productivas dela mayoría de estas economías distan mucho de sercomplementarias, sino que además perpetúa lapeligrosa tendencia hacia la especialización deestos países en la exportación de unos pocos pro-ductos primarios. Esta realidad obedece a los fuer-tes desequilibrios estructurales que padecen laseconomías de estos países.

Las verdaderas alternativas a esta situación pasan,sin embargo, por una diversificación y transforma-ción de sus estructuras productivas que les permitaacceder a mayores grados de industrialización yparticipar a medio o largo plazo en el mercado

41

7. CONCLUSIONES

57 Poner fin a la historia de regímenes autoritario-represivos del continente es un paso fundamental en todo esteproceso. Por ello, el apoyo más o menos encubierto a gobiernos corruptos por parte de ex-metrópolis y superpo-tencias con intereses económicos en éstos debe cesar. Así, mayores grados de democratización darán paso a la par-ticipación activa de diversos grupos sociales en el necesario proceso de establecimiento de vínculos interestatalesque fomenten la integración regional.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 43

Page 42: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

mundial de manufacturas. Es aquí donde medianteel aprovechamiento de las ventajas de ampliar losmercados los procesos de integración regional pue-den jugar un papel fundamental.

Pero no hablamos de un modelo de integracióncualquiera 58, sino de la mezcla de: por un lado, unmodelo regulado que favorezca la creación de nue-vas industrias bajo algún tipo de protección y queestablezca criterios redistributivos que eviten lasdesigualdades y la polarización; y, por otro, unesquema de integración sectorial vía proyectos quefavorezca el desarrollo, entre otras áreas, de lasinfraestructuras de transporte y comunicaciones, devital importancia para potenciar las relaciones eco-nómicas intracontinentales. El establecimiento deobjetivos no excesivamente ambiciosos, sino realis-tas y concretos sería otra de las características deeste modelo de integración.

La consecuencia final de este proceso debe ser lapuesta en práctica de una estrategia de desarrollohacia fuera 59 en el sentido de incrementar la parti-cipación y competitividad de sus economías en elmercado mundial. En este sentido, debe entender-se que el incremento del comercio intraregional esun prerequisito del crecimiento en el comercioextraregional (McCarthy, 1996).

Ante la evidencia de la división del mundo en dife-rentes bloques regionales, cualquier tipo de inicia-tiva que consolide la unidad entre los países afri-canos, o entre grupos de ellos, puede contribuir amejorar su posición negociadora con respecto aesos grandes bloques, y a construir en el futuro unorden económico internacional caracterizado porun policentrismo en el que las economías del Ter-cer Mundo no queden excluidas (Amín, 1994).

Así pues, bajo las citadas condiciones, los procesosde integración regional pueden tener importantesefectos beneficiosos para el desarrollo de los paísesdel ASS y de sus gentes en términos de satisfacciónde necesidades básicas y mejora de los niveles debienestar. Es decir, en determinadas circunstanciasla integración económica regional puede ser unaestrategia de desarrollo eficaz para esta zona delmundo. Sin embargo, la insistencia en la imple-mentación de medidas ortodoxas vía la aperturatotal de sus economías al exterior o la aplicaciónde programas de ajuste estructural, como quedaevidenciado por la experiencia de las dos últimasdécadas, no hace sino deteriorar aún más las con-diciones de vida de los más desfavorecidos e hipo-tecar el futuro de sus economías.

Además, en lo que respecta a las múltiples dificul-tades con que los proyectos de integración seencuentran actualmente en ASS, debe señalarseque los programas de ajuste estructural se convier-ten en uno de los obstáculos más destacados a lapuesta en práctica de políticas de desarrollo a lar-go plazo por medio de la integración.

Es decir, en cuanto a la deuda externa, las relacionescon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Interna-cional suponen un tratamiento individualizado, pues-to que la deuda es un problema individual de cadapaís. Como consecuencia de todo ello, la ya de porsí cortoplacista perspectiva de políticos y gobernan-tes temerosos del coste político de cesiones de algúngrado de autonomía sobre organismos supranaciona-les, se ve acentuada por las exigencias de estas ins-tituciones internacionales de tal manera que losgobiernos de estos países se vuelven obsesivos res-pecto a la obtención de divisas a corto plazo.

42

58 Los argumentos en contra de la aplicación de un modelo de corte neoclásico, donde las fuerzas del mercadodeterminan el carácter de la integración, han sido ampliamente expuestos a lo largo de este trabajo.

59 En contra de lo que el pensamiento ortodoxo argumenta para el caso de los Nuevos Países Industrializados (NPIs)del sudeste asiático, que en tantas ocasiones se nombran como ejemplo a seguir para el resto de las economías delTercer Mundo, el éxito inicial de su estrategia de crecimiento vía exportaciones no fue inducido por las fuerzas delmercado en un contexto de economías abiertas y precios competitivos en el mercado mundial. De hecho, la expe-riencia de Taiwan o Corea del Sur pone de manifiesto que sus respectivos gobiernos intervinieron en la actividad eco-nómica activamente mediante planificación en la producción, y la aplicación de diversas medidas proteccionistas (Saa-sa, 1991). Además, parece que la falta de diversificación productiva de las economías del ASS, y su concentración enel sector primario, poco tiene que ver con la variada y sofisticada oferta de manufacturas en la que los mencionadospaíses están especializados. Sin embargo, ha sido sugerido por algunos autores que más que en esta primera genera-ción de NPIs del este asiático, habría que prestar atención a la experiencia de la segunda generación de NPIs en lazona (Indonesia, Malasia, o Tailandia) pues concentran su esfuerzo exportador tanto en el sector primario como en laproducción de no muy sofisticadas manufacturas intensivas en mano de obra (Cheru, 1996).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 44

Page 43: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

Sólo como una consecuencia de estas presionescabría entender la enorme incongruencia de losmandatarios africanos que en el seno de la OUAemiten discursos de corte panafricanista y apuestanpor un modelo de integración basado en el contarcon sus propias fuerzas o en la autosuficienciacolectiva, cuando por otro lado muchas de las polí-ticas aplicadas día a día son de un claro carácterneoliberal y únicamente toman como marco dereferencia el estado-nación.

Por último, señalar que aunque los datos estadísti-cos frecuentemente reflejan la gravedad de la situa-ción que muchas de las economías del ASS pade-cen 60, hablar de esta zona del planeta como si deuna concentración homogénea de desastre se trata-ra, no solamente implicaría no ajustarse a la reali-dad, sino que además daría argumentos a las tesisafropesimistas más fatalistas.

De la misma manera que detrás de conceptoscomo países subdesarrollados, Sur o Tercer Mundo,

se esconden realidades muy heterogéneas, lo mis-mo podríamos afirmar para el caso del ASS. Dehecho, paralelamente a estas situaciones de caospolítico y económico, guerras, hambrunas, y algeneral sentimiento de incertidumbre respecto alfuturo de esta región, en los últimos años, en par-te como resultado del final de la Guerra Fría, algu-nos conflictos bélicos parecen finalmente acabados,se han producido diversos procesos de democrati-zación 61, y algunas economías han alcanzado tasasde crecimiento económico 62 que abren una puertaa la esperanza para un área rica en recursos natu-rales y humanos.

El camino hacia el desarrollo para la gran mayoríade estos países no estará exento de dificultades,pero siempre será más llevadero y su meta másalcanzable si nace desde y para los africanos, sin laintromisión de los países industrializados y de lasinstituciones internacionales por ellos controladasen la elaboración de estrategias y políticas necesa-rias para tal fin.

43

60 Además de los ya expuestos en capítulos anteriores, en el ámbito macroeconómico deben subrayarse las tasasde crecimiento económico negativo de algunos países en el periodo 1990-95: Ruanda –12,8%, Sierra Leona –4,2%,Angola –4,1%, Togo –3,4%, y Burundi –2,3% (Banco Mundial, 1997).

61 El comienzo de la era post-apartheid en Sudáfrica y las previsiones optimistas sobre el papel que este país podríajugar como motor de la economía regional, los proyectos de rehabilitación en Mozambique y Angola, o los pro-cesos de democratización en Zambia, Malawi o Madagascar son en este sentido especialmente significativos.

62 Aunque conscientes de la cautela con que los datos sobre crecimiento económico deben ser tratados en cuantoa su repercusión sobre los niveles de desarrollo humano, debe desatacarse lo significativo de algunos de lossiguientes datos: en el periodo 1990-95 la economía de Mozambique tuvo un crecimiento del 7,1%, Uganda del6,6%, Lesotho del 7,5%, y Botswana, tras crecer durante 1980-90 a una tasa del 10,3%, en los siguientes cinco añosmantuvo una media del 4,2% (Banco Mundial, 1997).

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 45

Page 44: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

44

Comercio intragrupal

0

2

4

6

8

10

12

14

Fuente: UNCTAD, 1997

CEPGL CEEAC UDEAC SADC ECOWAS COMESA UEMOA

1970 1980 1985 1990 1994

ANEXO Tabla 1

Países en desarrollo

1950 1960 1970 1980 1990 1995

Asia 15,2 11,5 8,5 18,4 16,7 21,4

América 12,1 7,7 5,5 5,4 4,2 4,4

ASS* 3,3 2,9 2,4 2,5 1,2 0,8

Fuente: UNCTAD 1997 (porcentaje de las exportaciones mundiales)

* No incluye Sudáfrica.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 46

Page 45: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

ABEGUNRIN, O. (1990): Economic dependenceand regional integration in Southern Africa. TheEdwin Mellen Press. New York.

ADB (1993): The African Development Bank groupin the 1990s: operational programme for the period1992-96 and beyond. African Development Bank.Abidjan.

ADEFULU, R. (1993): External actors and develop-mental integration in Sub-Saharan Africa: Theore-tical and Policy Issues. Institute of DevelopmentStudies. Discussion Paper nº 338.

ALY, A. (1994): Economic cooperation in Africa. Insearch of direction. Lynne Rienner Publishers, Inc.London.

AMÍN, S. (1994): El fracaso del desarrollo en Áfricay en el Tercer Mundo. Iepala. Madrid.

ARRIZABALO, X. (1997): Crisis y ajuste en la eco-nomía mundial. Síntesis. Madrid.

BANCO MUNDIAL (1997): Informe sobre el desa-rrollo mundial: El estado en un mundo en trans-formación. Washinton.

BARRATT-BROWN, M. (1994): La marginación deAfrica. Icaria-Fuhem. Barcelona.

BHALLA, A.S. Y BHALLA, P. (1997): Regionalblocks. Building blocks or Stumbling blocks? MacMi-llan Press Ltd. London.

BLOMQVIST, H., LINDHOLM, C. y otros (1993):Some experiences from regional cooperation bet-ween Third World countries. En: Southern Africaafter apartheid. Odén, B. Nordiska Afrikainstitutet.Uppsala.

BLUMENFELD, J. (1991): Economic interdependen-ce in Southern Africa. From conflict to cooperation?Pinter Publishers. London.

CALVO, H. (1994): Integración económica y regio-nalismo. Centro de estudios Ramón Areces S.A.Madrid.

CAMERON, R. (1990): Historia económica mundial.Alianza. Madrid.

CHERU, F. (1996): Is the asian NIEs approach rele-vant for Sub-Saharan Africa? En: Globalization andliberalization: effects of international economic rela-tions on poverty. UNCTAD. Geneva.

COCKCROFT, L. (1993): Is development in SouthAfrica compatible with development in SouthernAfrica. En: South Africa in the world economy inthe 1990s. Baker, P., Boraine A., Krafchik, W.Cape Town.

DAVIES, R. (1992): Integration or cooperation in apost-apartheid Southern Africa: some reflections onan emerging debate. Centre of Southern AfricanStudies. Working papers nº 18. Bellville.

45

BIBLIOGRAFÍA

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 47

Page 46: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

DAVIES, R. (1993): The case for economic integra-tion in Southern Africa. En: South Africa in theworld economy in the 1990s. Baker, P., Boraine A.,Krafchik, W. Cape Town.

EASTERLY, W. (1996): Why is Africa marginal inthe world economy? En: Can South and SouthernAfrica become globally competitive economies?Maasdorp, G. MacMillan Press Ltd. Great Britain.

FONTANA, M.J. (1997): Las integraciones económi-cas regionales en Africa Subsahariana. InformaciónComercial Española, nº 2532. Madrid.

FOREMAN-PECK, J. (1995): Historia económicamundial: Relaciones económicas internacionalesdesde 1850. Prentice Hall. Londres.

FOROUTAN, F. (1993): Regional integration in Sub-saharan Africa: past experience and future pros-pects. En: New dimensions in regional integration.De Melo, J. y Panagariya, A. Centre for EconomicPolicy Research. Cambridge.

FOUNOU-TCHUIGOUA, B. (1995): El África Subsa-hariana. La cuartomundización en crisis. En: Lanueva organización capitalista mundial vista desde elSur. Amín S. y Gonzalez, P. Anthropos. Barcelona.

GEORGE, S. (1995): Replantearse la deuda, reco-rrer nuevas avenidas. Papeles de cuestiones inter-nacionales, nº 56. CIP. Madrid.

GIBB, R. (1998): Southern Africa in transition:prospects and problems facing regional integration.Modern African Studies. United Kingdom.

GÓMEZ, L. (1997): Tipología, causas y evoluciónde la conflictividad en el África Subsahariana.En: Desarrollo, maldesarrollo y cooperación aldesarrollo: África Subsahariana. Centro Pignatelli.Zaragoza.

HAZLEWOOD, A. (1967): African integration anddisintegration. Oxford University Press. London.

HAZLEWOOD, A. (1985): The end of the East Afri-can Community: What are the lessons for regionalintegration schemes? En: The future of regionalismin Africa. Onwuka, R. y Sesay, A.

HOOGVELT, A. (1997): Globalization and the post-colonial world. MacMillan Press LTD. London.

HUSAIN, I. (1993): Discussion. En: New dimensionsin regional integration. De Melo, J. y Panagariya, A.Centre for Economic Policy Research. Cambridge.

ISAKSEN, J. (1993): Prospects for SACU after apart-heid. En: Southern Africa after apartheid. Odén, B.Nordiska Afrikainstitutet. Uppsala.

KABUNDA, M. (1995): Las estrategias de desarrolloen Africa: Balance y alternativas. África AmericaLatina. Sodepaz nº 20.

KABUNDA, M. (1997a): Dificultades y logros de laintegración regional en Africa: retrospectivas, pros-pectivas y perspectivas. En: Desarrollo, maldesarro-llo y cooperación al desarrollo: África Subsahariana.Centro Pignatelli. Zaragoza.

KABUNDA, M. (1997b): Las multinacionales: ¿fac-tores de desarrollo o contradesarrollo en Africa?África America Latina. Cuadernos nº 26.

KISANGA, E. (1991): Industrial and Trade Coope-ration in Eastern and Southern Africa. Avebury.England.

M´BOW, A. (1995): ¿Qué futuro para Africa? ÁfricaAmerica Latina. Sodepaz nº 20.

MAASDORP, G. (1993): The advantages and disad-vantages of current regional institutions for inte-gration. En: South Africa in the world economy inthe 1990s. Baker, P., Boraine A., Krafchik, W. CapeTown.

MAASDORP, G. (1996): Can regional integrationhelp Southern Africa? En: Can South and SouthernAfrica become globally competitive economies?Maasdorp, G. MacMillan Press Ltd. Great Britain.

MADDISON, A. (1995): La economía mundial1820-1992. OCDE. París.

MATALA, T. (1991): La política de desarrollo de laComunidad Europea en África en el marco de losconvenios de Lomé. Agencia Española de Coopera-ción Internacional. Madrid.

MATALA, T. (1997): Las relaciones de cooperaciónde la Unión Europea y otros organismos interna-cionales con África y sus resultados. En: Desarrollo,maldesarrollo y cooperación al desarrollo: ÁfricaSubsahariana. Centro Pignatelli. Zaragoza.

46

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 48

Page 47: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

MATAMBALYA, F. (1995): The impact of regionalisa-tion schemes on the export and economic performan-ce of developing countries. Brandes& Apsel. Frankfurt.

MCCARTHY, C. (1996): Regional integration. Partof the solution or part of the problem? En: Africanow. People, policies and institutions. Ellis, S. DGISJames Currey and Heineman. London.

MOSLEY, P. (1996): Globalisation and liberaliza-tion in Sub-Saharan Africa: implications for growthand poverty. En: Globalization and liberalization:effects of international economic relations onpoverty. UNCTAD. Geneva.

NDULU, B. (1993): Regional Co-operation in Sout-hern Africa: A comment. En: South Africa in theworld economy in the 1990s. Baker, P., Boraine A.,Krafchik, W. Cape Town.

OFSTAD, A. (1993): Will PTA be relevant in thepost-apartheid era? En: Southern Africa after apart-heid. Odén, B. Nordiska Afrikainstitutet. Uppsala.

OFUATEY-KODJOE, W. (1991): African internatio-nal political economy: an assessment of the curruntliterature. En: The new international political eco-nomy. Murphy, C. y Tooze, R. Lynne RiennerPublishers. Boulder.

OLUKOSHI, A. Y WOHLGEMUTH, L. (1995): A

road to development. Africa in the 21st century.Nordiska Afrikainstitutet. Uppsala.

OSTERGAARD, T. (1993): Classical models of regio-nal integration – what relevance for Southern Afri-ca? En: Southern Africa after apartheid. Odén, B.Nordiska Afrikainstitutet. Uppsala.

PEREZ, C. (1995): Seguridad alimentaria y dere-cho humano al alimento. Tesis doctoral.UPV/EHU. Bilbao.

PIRIS, A. (1997): África Subsahariana: un continen-te marginado. Reflexiones geoestratégicas. En: Desa-rrollo, maldesarrollo y cooperación al desarrollo: Áfri-ca Subsahariana. Centro Pignatelli. Zaragoza.

PNUD (1997): Informe sobre el desarrollo humano.New York.

PULIDO, C. (1995): África y el nuevo orden mun-dial. África America Latina. Sodepaz nº 20.

RAKE, A. (1997): New African Yearbook (1997-98).IC Publications Ltd. London.

RAVENHILL, J. (1986): Africa in economic crisis.MacMillan. Great Britain.

ROBSON, P. (1980): The economics of internationalintegration. Unwin Hyman Ltd. London.

ROBSON, P. (1990): Economic integration in Afri-ca: a new phase? En: Towards economic recoveryin Sub-Saharan Africa. Pickett, J. y Singer, H. Rou-tledge. 1990.

ROBSON, P. (1996): The changing internationaleconomic system. En: Can South and Southern Afri-ca become globally competitive economies? Maas-dorp, G. MacMillan Press Ltd. Great Britain.

RODNEY, W. (1989): How Europe underdevelopedAfrica. East African Educational Publishers Ltd.Nairobi.

SAASA, O. (1991): Economic co-operation and inte-gration among developing coutries: an overview.En: Joining the future. Economic integration andco-operation in Africa. African Centre for Techno-logy Studies. Nairobi.

SMITH, D. (1992): Conflict and war. En: The debtboomerang. George, S. Pluto Press. London.

STALKER, P. (1994): The work of strangers. OIT.Geneva.

STANTON, S., JACOBSEN, K. y DEANE, W. (1990):International migration and development in Sub-Saharan Africa. World Bank. Washington.

SUTCLIFFE, R. (1991): África y la crisis económicamundial. África internacional, nº 9.

SUTCLIFFE, R. (1998): Nacido en otra parte. Hegoa.Bilbao.

TOSTENSEN, A. (1993): What role for SADC(C) inthe post-apartheid era? En: Southern Africa afterapartheid. Odén, B. Nordiska Afrikainstitutet.Uppsala.

UNCTAD (1997a): Handbook of international trade.Geneva.

UNCTAD (1997b): The least developed countries.Geneva.

47

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 49

Page 48: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

UNCTAD (1997c): World Investment Report. Geneva.

VIDAL, J.M. (1996): Mundialización. Diez tesis yotros artículos. Icaria. Barcelona.

VILASECA, J. (1994): Los esfuerzos de Sísifo. La inte-gración económica en América Latina y el Caribe.Los libros de la Catarata. Madrid.

VILASECA, J. (1995): La integración económica. En:Economía mundial. Vidal, J.M. y Martinez, J.McGraw Hill. Madrid.

WEGGORO, N. (1995): Effects of regional economicintegration in Southern Africa and the role of theRepublic of Southern Africa. Dissertation FreieUniv. Berlin.

WORLD BANK (1989): Sub-Saharan Africa. Fromcrisis to sustainable growth. Washington.

WORLD BANK (1995): World Tables. Washington.

WORLD BANK (1997): African Development Indi-cators. Washington.

WORLD BANK (1998a): World Development Indi-cators. CD-ROM. Washington.

WORLD BANK (1998b): Global DevelopmentFinance. Washington.

YEATS, S. Y NG, F. (1997): Open economies workbetter! Did Africa´s protectionists policies cause itsmarginalisation in world trade? World Develop-ment. Vol 25. Nº 6. Great Britain.

48

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 50

Page 49: INTEGRACIÓN ECONÓMICA REGIONAL EN ÁFRICA SUBSAHARIANA

cuadernosde trabajo

lankoadernoak

0. Otra configuración de las relaciones Oeste-Este-Sur.SAMIR AMIN. Junio 1989. (AGOTADO)

1. Movimiento de Mujeres.Nuevo sujeto social emergente en América Latina y El Caribe.CLARA MURGUIALDAY. Octubre 1989. (AGOTADO)

2. El patrimonio internacional y los retos del Sandinismo 1979-89.XABIER GOROSTIAGA. Diciembre 1989.

3. Desarrollo, Subdesarrollo y Medio Ambiente.BOB. SUTCLIFFE. Enero 1990. (AGOTADO)

4. La Deuda Externa y los trabajadores.CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES DE BRASIL. Mayo 1990.

5. La estructura familiar afrocolombiana. BERTA INÉS PEREA. Junio 1990.

6. América Latina y la CEE: ¿De la separación al divorcio?JOAQUÍN ARRIOLA y KOLDO UNCETA. Septiembre 1990. (AGOTADO)

7. Los nuevos internacionalismos. PETER WATERMAN. Mayo 1991.

8. Las transformaciones del sistema transnacional en el periodo de crisis.XOAQUIN FERNÁNDEZ. Septiembre 1991.

9. La carga de la Deuda Externa. BOB SUTCLIFFE. Mayo 1992.

10. Los EE.UU. en Centroamérica, 1980-1990¿Ayuda económica o seguridad nacional?JOSÉ ANTONIO SANAHUJA. Diciembre 1992.

11. Desarrollo Humano: una valoración crítica del concepto y del índice.BOB.SUTCLIFFE. Junio 1993. (AGOTADO)

12. El imposible pasado y posible futuro del internacionalismo.PETER WATERMAN. Noviembre 1993.

13. 50 años de Bretton Woods: problemas e interrogantes de la economía mundial.KOLDO UNCETA y FRANCISCO ZABALO. Septiembre 1994. (AGOTADO)

14. El empleo femenino en las manufacturas para exportación de los paísesde reciente industrialización. IDOYE ZABALA. Noviembre 1995.

15. Guerra y hambruna en África. Consideraciones sobre la Ayuda Humanitaria.KARLOS PEREZ DE ARMIÑO. Abril 1996.

16. Cultura, Comunicación y Desarrollo.Algunos elementos para su análisis.JUAN CARLOS MIGUEL DE BUSTOS. Mayo 1996.

17. Igualdad, Desarrollo y Paz. Luces y sombras de la acción internacionalpor los derechos de las mujeres.ITZIAR HERNÁNDEZ, ARANTXA RODRÍGUEZ. Julio 1996. (AGOTADO)

18. Crisis económica y droga en la región andinaLUIS GURIDI. Abril 1997.

19. Educación para el Desarrollo. El Espacio olvidado de la CooperaciónMIGUEL ARGIBAY, GEMA CELORIO, JUANJO CELORIO. Agosto 1997.

20. Un análisis de la desigualdad entre los hombres y las mujeres en Salud,Educación, Renta y DesarrolloMARIA CASILDA LASO DE LA VEGA, ANA MARTA URRUTIA. Octubre 1997.

21. Liberalización, Globalizacion y SostenibilidadROBERTO BERMEJO GÓMEZ DE SEGURA.Bibliografía Especializada en Medio Ambiente y DesarrolloCENTRO DE DOCUMENTACIÓN HEGOA. Abril 1998.

22. El futuro del hambre.Población, alimentación y pobreza en las primeras décadas del siglo XXI

KARLOS PÉREZ DE ARMIÑO. Agosto 1998.

lan koadernoa nº 23 26/9/05 18:14 Página 51