Inhibición, Síntoma y Angustia (de Castro, S., 2012)

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325 Freud, Sigmund. Inhibición, síntoma y angustia. En Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu, 1980, vol. XX. Páginas 73-164. L a importancia que ha adquirido en épocas más recientes el texto de Freud, “Inhibición, síntoma y angustia”, puede tener su punto de partida en el tratamiento que Lacan le otorga a la altura de su Seminario 22 R.S.I. ” cuando, operando para entonces con la herramienta topológica y, en particular, con los nudos, realiza un movimiento de entrecruzamiento entre sus registros —real, simbólico e imaginario— y los términos del “trío freudiano”: ISA. Al enfrentar la tarea de reseñar este texto freudiano de 1926, no puedo desentenderme de lo que Lacan anunciaba al término de “R.S.I. ”, en el sentido de que, de seguir su ense- ñanza al año siguiente, titularía su seminario “Cuatro, cinco, seis”, haciendo, con esto, alusión a la inhibición, al síntoma y a la angustia, cada uno como cuarto elemento para enlazar los tres registros en el nudo borromeo que, en adelante, sería de cuatro redondeles, y ya no de tres. Esta construcción del nudo no es una modificación banal, si pensamos que cada uno de los términos freudianos interviene en el anudamiento de los tres registros en función de… sinthome . En efecto, el seminario siguiente, si bien no se tituló de la manera anunciada, se conoció como Sinthome. Inhibición, síntoma y angustia S YLVIA D E C ASTRO K ORGI * Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Colombia * e-mail: [email protected] Pero “Inhibición, síntoma y angustia” había sido previamente objeto de varias referencias por parte de Lacan, muchas de las cuales tenían como telón de fondo, explícito o implícito, la dificultad de este texto freudiano, que generó tantos malentendidos en la comunidad psicoanalítica. De hecho, después de “El yo y el ello”, ya inaugurada la segunda tópica, cierta lectura del texto que nos ocupa se constituyó en el pilar de una comprensión de la dinámica psíquica sostenida en la sobrevaloración del yo, al que se le supone la capacidad para dominar el conflicto entre el ello y el superyó. En la perspectiva de la ego psychology , el yo, representante del principio de realidad, combate tanto las exigencias de la pulsión como a su sustituto, el síntoma que, entonces, debe corregirse, tanto más cuanto que en su formación han participado mecanismos defensivos inadaptativos que favorecen su fijación. En el campo del psicoanálisis inaugurado por Lacan se impuso entonces una cuidadosa revisión del texto de Freud la cual, según puede concluirse de un rápido sobrevuelo, se centró en los asuntos relativos al yo y su función de descono- cimiento, primero, y luego en los problemas suscitados por la angustia. El trabajo sobre el síntoma, que para el momento en que se lleva a cabo constituye una aproximación inédita relativa a la función que se le otorga, habrá de esperar hasta el seminario sobre el sinthome. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA | FECHA DE RECEPCIÓN : 09/07/2012 . FECHA DE ACEPTACIÓN : 14/08/2012 . Desde el Jardín de Freud [n.° 12, Enero - Diciembre 2012, Bogotá] ISSN: (IMPRESO) 1657-3986 ( EN LÍNEA) 2256-5477, pp. 325-329.

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Sobre obra de S. Freud

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    Freud, Sigmund. Inhibicin, sntoma y angustia. En Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu, 1980, vol. XX. Pginas 73-164.

    La importancia que ha adquirido en pocas ms recientes el texto de Freud, Inhibicin, sntoma y angustia, puede tener su punto de partida en el tratamiento que Lacan le otorga a la altura de su Seminario 22 R.S.i. cuando, operando para entonces con la herramienta topolgica y, en particular, con los nudos, realiza un movimiento de entrecruzamiento entre sus registros real, simblico e imaginario y los trminos del tro freudiano: ISA.

    Al enfrentar la tarea de resear este texto freudiano de 1926, no puedo desentenderme de lo que Lacan anunciaba al trmino de R.S.I., en el sentido de que, de seguir su ense-anza al ao siguiente, titulara su seminario Cuatro, cinco, seis, haciendo, con esto, alusin a la inhibicin, al sntoma y a la angustia, cada uno como cuarto elemento para enlazar los tres registros en el nudo borromeo que, en adelante, sera de cuatro redondeles, y ya no de tres. Esta construccin del nudo no es una modificacin banal, si pensamos que cada uno de los trminos freudianos interviene en el anudamiento de los tres registros en funcin de sinthome. En efecto, el seminario siguiente, si bien no se titul de la manera anunciada, se conoci como Sinthome.

    Inhibicin, sntoma y angustias y l v i a d e c a s t r o k o r g i *Universidad Nacional de Colombia, sede Bogot, Colombia

    * e-mail: [email protected]

    Pero Inhibicin, sntoma y angustia haba sido previamente objeto de varias referencias por parte de Lacan, muchas de las cuales tenan como teln de fondo, explcito o implcito, la dificultad de este texto freudiano, que gener tantos malentendidos en la comunidad psicoanaltica. De hecho, despus de El yo y el ello, ya inaugurada la segunda tpica, cierta lectura del texto que nos ocupa se constituy en el pilar de una comprensin de la dinmica psquica sostenida en la sobrevaloracin del yo, al que se le supone la capacidad para dominar el conflicto entre el ello y el supery. En la perspectiva de la ego psychology, el yo, representante del principio de realidad, combate tanto las exigencias de la pulsin como a su sustituto, el sntoma que, entonces, debe corregirse, tanto ms cuanto que en su formacin han participado mecanismos defensivos inadaptativos que favorecen su fijacin.

    En el campo del psicoanlisis inaugurado por Lacan se impuso entonces una cuidadosa revisin del texto de Freud la cual, segn puede concluirse de un rpido sobrevuelo, se centr en los asuntos relativos al yo y su funcin de descono-cimiento, primero, y luego en los problemas suscitados por la angustia. El trabajo sobre el sntoma, que para el momento en que se lleva a cabo constituye una aproximacin indita relativa a la funcin que se le otorga, habr de esperar hasta el seminario sobre el sinthome.

    r e s e a b i b l i o g r f i c a | f e c h a d e r e c e P c i n : 0 9 / 07/ 2 012 . f e c h a d e a c e P t a c i n : 14 / 0 8 / 2 012 .Desde el Jardn de Freud [n. 12, Enero - Diciembre 2012, Bogot] issn: (imPreso) 1657-3986 (en lnea) 2256-5477, pp. 325-329.

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    Sin duda, Inhibicin, sntoma y angustia recoge, revisa y ordena en su conjunto la teorizacin freudiana del psiquismo propia de la segunda tpica, adoptando, para ello, lo que podramos llamar la palanca del complejo de castracin, al que se le otorga el valor de ncleo de las neurosis y se le adjudica la funcin de motor de la defensa, siendo el motivo la angustia de castracin. Si bien este no es el nico eje en torno al cual el texto freudiano considera los asuntos del sntoma, s es el ms fecundo, segn veremos.

    Ciertamente, Freud ofrece en este texto una suerte de sntesis de los efectos que tiene, sobre el sntoma, la operatividad de los conceptos introducidos por la segunda tpica. Por eso, Inhibicin, sntoma y angustia es un tratado sobre los destinos de las cantidades de excitacin, entre los cuales el sntoma ocupa un lugar privilegiado.

    De entrada, el sntoma es presentado en su versin de indicio y sustituto de una satisfaccin pulsional interceptada por la operacin de la represin que el yo pone en marcha obedeciendo en esto a un encargo del supery. Es por la intervencin del supery que podemos reconocer en el sustituto sintomtico el carcter de una satisfaccin, ya no solo disfrazada, lo cual no se apartara mucho de la desfiguracin exigida por la censura en toda formacin del inconsciente, sino irreconocible como satisfaccin. Si el sntoma es sustituto, claramente lo es de una satisfaccin pulsional reprimida que, en caso de realizarse, no solo no aporta placer sino que adopta el carcter de una compulsin. As las cosas, Freud puede sostener que la satisfaccin se ha degradado a sntoma en virtud de la represin.

    Freud se dispone a detallar el proceso represivo. Le parece que la situacin inicial de la represin supone la oposicin del yo a una mocin particular del ello. Pero la represin fracasa, lo que muestra una debilidad del yo y, as, el resultado del proceso iniciado por la represin culmina en una formacin que mantiene su existencia por fuera de la organizacin yoica: el sntoma adopta, entonces, la condicin de extraterritorialidad. Ese cuerpo extrao se resiste a su

    ligazn, pero de la aspiracin del yo a la sntesis acusa recibo, no obstante, la formacin de sntoma. As explica Freud ahora el sntoma como formacin de compromiso, ya no, de nuevo, al estilo de la formacin del inconsciente: el sntoma histrico, por ejemplo, revela ser un compromiso entre necesidad de satisfaccin del ello y necesidad de castigo del supery. Freud sostiene, en consecuencia, que el sntoma puede asimilarse a una estacin fronteriza con investidura mezclada.

    La estacin fronteriza encuentra su expresin ms ntida, quizs, en el sntoma obsesivo. Freud asegura que constituye un triunfo de la formacin de sntoma el hecho de que la modalidad obsesiva del sntoma negativo una prohibicin se enlace con la otra modalidad, positiva la satisfaccin sustitutiva, de tal forma que la prohibicin cobre el significado de una satisfaccin teida de placer masoquista. Sin lugar a dudas, la obsesin es el territorio en el que la versin del sntoma como satisfaccin en el displacer se hace ms explcita y, a propsito de la obsesin, precisamente, Freud no duda en destacar los efectos de la considerable participacin del supery en la lucha contra lo pulsional. Heredero del complejo de Edipo, el supery es, en buena medida, responsable de la destruccin de sus componentes libidinales, a lo que se agrega la degradacin regresiva de la libido Quizs no sera legtimo destacar este dato entre todos los que soporta la complejidad de la obsesin, si no fuera porque al momento de considerar cul de estos dos factores la virulencia del supery o la regresin libidinal es determinante, Freud vacila para concluir, finalmente, que uno supone al otro, y que la regresin hay que juzgarla en atencin a la desmezcla pulsional, vale decir, en relacin con el triunfo de la pulsin de muerte.

    Atendamos ahora a la otra cara de la relacin entre el sntoma y el yo, porque as como el sntoma se opone a su integracin por el yo, desnudando su fallida pretensin de sntesis, tambin ocurre que se enquiste, en virtud de lo cual entorpece las funciones yoicas, lo que se expresa en inhibiciones. Es el caso de una disminucin de la capacidad

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    de rendimiento, por ejemplo, que, a tono con los imperativos entre los cuales se debate el yo, encuentra el modo de apaci-guar una demanda del supery o de rechazar una exigencia del mundo exterior.

    Ahora bien, por mucho que el yo est dispuesto a acogerlo, el sntoma es un sustituto y un retoo de la mocin pulsional reprimida que no cesa en su exigencia de satisfaccin. Esta insistencia perturbadora obliga al yo a dar la seal de displacer, a pasar a la defensiva, y es esto lo que plantea la articulacin entre el sntoma y la angustia, cuya mejor ilustracin se encuentra en la fobia.

    La particularidad del sntoma fbico es que se resuelve en angustia: angustia ante el caballo, si nos atenemos a Juanito, del que l teme que lo muerda. El punto de partida es la hostilidad contra el padre pero, como Freud seala, no hay un camino directo entre esta mocin asesina y su sustituto sintomtico; dicho de otro modo, la angustia de Juanito es una reaccin ante una situacin de peligro que la amerita, pues de hecho el padre respondera con agresin a la agresin. As, lo que hace de la angustia sntoma, y no solo reaccin ajustada a fines, es la sustitucin del objeto. En Juanito la angustia se dirige, va desplazamiento, hacia un sustituto del padre en cuanto objeto originario de la pulsin hostil, inconciliable y por lo tanto reprimida, del complejo de Edipo. En esa sustitucin por desplazamiento consiste la cuota de desfiguracin que se exige del sntoma para que merezca el nombre de sntoma.

    Como puede notarse, el sntoma de Juanito se consuma en torno a la mocin agresiva contra el padre, no en relacin con la mocin tierna hacia la madre. Esta conclusin es una medida de la transformacin inducida por el nuevo dualismo pulsional que enfrenta Eros y pulsin de muerte, y tambin una prueba de la dificultad que encuentra Freud para situar el sadismo entre una teora pulsional y otra: aspiracin sexual o manifestacin de la pulsin destructiva? Freud cuenta ya con una salida: al fin de cuentas nunca las mociones pulsionales son puras; lo que constituye la regla es

    la coalicin de ambas pulsiones en diversas proporciones de mezcla; de ah que la investidura sdica pueda ser igualmente tratada como libidinosa y, por lo mismo, situada como objeto de la represin.

    El anlisis al que Freud somete la formacin de sntoma en Juanito en este texto revela que, adems de la represin, han participado ciertos mecanismos coadyuvantes. En reali-dad, Inhibicin, sntoma y angustia es tambin la ocasin de una valorizacin de la defensa no toda reducida a la represin, defensa contra la satisfaccin pulsional. En ltimas, lo que Freud promueve es la defensa como concepto abarcador, lo que no le impide presentar un tratamiento riguroso de la represin y declarar la existencia de dos modalidades de la represin, segn se trate de la histeria (amnesia) o de la neurosis obsesiva (aislamiento).

    Retomando a Juanito, la vuelta contra s mismo explica que en lugar de la agresin al padre se tema la agresin del padre; la regresin libidinal a la fase oral se detecta en la sustitucin de la mocin ser amado por el padre, propia de la fase flica, por la otra, ser mordido por el caballo; la agresin sdica hacia el padre y la actitud pasiva tierna frente a l indican la inversin de actividad en pasividad propia de los pares de opuestos pulsionales

    En fin, el inventario de las defensas est hecho. Tambin el inventario de las pulsiones. Detenernos en lo primero sera privilegiar las modalidades de defensa en desmedro de la formacin de sntoma. Esa es la va de la ego psychology, que propone el trabajo analtico sobre las actividades defensivas inconscientes del yo como objeto del anlisis, a igual ttulo que las pulsiones del ello. Otra cosa, entonces, puede destacarse de ese escenario variopinto de los destinos que sufre una mocin pulsional por efecto de la defensa. Nada menos que la funcin que Freud otorga al complejo de castracin como motor de la represin. Es esto, en todo caso, lo propiamente innovador de este texto, lo propiamente freudiano, a juzgar por las anticipaciones que Freud ha hecho del asunto en los textos de su psicopatologa,

    s y lv i a d e c a s t r o k o r g i [ i n h i B i c i n , s n t o m a y a n g u s t i a ]Desde el Jardn de Freud [n. 12, Enero - Diciembre 2012, Bogot] issn: (imPreso) 1657-3986 (en lnea) 2256-5477, pp. 325-329.

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    Neurosis y psicosis (1924 [1923]) y La prdida de la realidad en la neurosis y la psicosis (1924). Es, adems, lo que nos interesa en relacin con el sntoma.

    Veamos cmo despliega Freud el asunto, de la mano de Juanito. Para empezar, concluye que Juanito resigna su hostilidad contra el padre por la angustia de castracin, lo que implica que es la angustia la que crea la represin y no al revs. Se trata, en efecto, de la modificacin sustancial de una tesis sobre la angustia sostenida por Freud desde la poca de las neuropsicosis de defensa, segn la cual la represin obra sobre el representante pulsional, desfigurndolo, des-plazndolo, etc., mientras que el afecto-libido propio de la pulsin se transforma en angustia. Freud advierte acerca de la gravitacin de las neurosis actuales sobre su primera teora de la angustia, que ya no sostiene, aunque tampoco le parece del todo inexacta, fenomenolgicamente hablando. Pero es aqu donde me voy detener.

    Hemos arribado a la relacin sntoma-angustia, a propsito de la cual Freud sostiene que no tendramos que atar los dos fenmenos con firmeza, pues, en lo referido a la presencia de la angustia como acompaante del sntoma se sabe que, por ejemplo, los genuinos sntomas histricos, los sntomas conversivos, cursan sin angustia. La relacin tendra que plantearse, ms bien, entre la angustia y la represin, ms precisamente, entre la angustia de castracin y la represin.

    No resaltaramos suficientemente la importancia de esta formulacin freudiana si no concluimos de ella que el motor de la defensa, puesto que es la castracin, no es la oposicin del yo a las exigencias libidinales! Freud no se aparta de su idea clsica, segn la cual el sntoma es una transaccin entre tendencias en conflicto: una formacin de compromiso; pero cuando la castracin entra en juego no hay ya, en el horizonte freudiano, expectativa alguna de que la mocin reprimida, que el sntoma figura, pueda ser admitida por el sujeto y, paralelamente, integrada en una suerte de armona con respecto a los mandatos culturales. De esto se deduce que el conflicto es estructural, sin

    resolucin; y, simultneamente, que no hay cmo sostener la tendencia del yo a la sntesis y a la unidad. Igualmente, que el psicoanlisis no es, no puede ser, una cura orientada hacia el levantamiento del sntoma: el sntoma es coextensivo de la divisin del sujeto.

    Cuando Freud analiza la fobia desde el punto de vista de su vnculo con la angustia y no confundindolas, aparece en escena la distincin entre angustia y seal de angustia. Efectivamente, dice, el yo discierne el peligro de castracin y, en consecuencia, procede a dar la seal de angustia, con lo cual inhibe el proceso de investidura pulsional del ello; al mismo tiempo se formaliza la fobia, mejor dicho, el sntoma. El camino de la formacin de sntoma sustituye el objeto de angustia y expresa de manera desfigurada la mocin hostil que la castracin promete como castigo en Juanito, el caballo sustituye al padre, y ser mordido por el caballo figura el temor de ser castrado por el padre. Pero el camino de la formacin de sntoma no puede hacernos perder de vista la funcin que Freud le adjudica al sntoma: este es creado para evitar la situacin de peligro indicada por la seal de angustia. As las cosas, el sntoma fbico, en particular, se propone como un tratamiento de la angustia.

    De hecho, cuando Freud se detiene a considerar la funcin de la angustia sostiene que esta apareci como reaccin ante una situacin de peligro originaria y que, en adelante, cuando una situacin semejante acecha, la misma reaccin volver a presentarse. Es lo que comprueba en el ataque histrico, que no es otra cosa que el smbolo mnmico del traumatismo Pero la fobia mantiene a raya la angustia, si bien a costa de medidas protectoras, prohibiciones e inhibiciones. Acaso esto objeta la funcin del sntoma como tratamiento de la angustia?

    Freud se muestra prudente ante la posibilidad de generalizar lo que compete al sntoma fbico en su funcin de ligar la energa psquica que se ha descargado como angustia. Pero hay que sealar la razn de esta prudencia. Sostiene que una tesis que explicara la finalidad de la formacin de sntoma

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    exclusivamente orientada a escapar de la angustia hara de la angustia el fenmeno fundamental y el asunto principal de la neurosis. Y Freud considera que las cosas no son as.

    Pero no pensemos demasiado rpido: el asunto fundamental del que se trata en la neurosis tampoco es el sntoma. Los sntomas se crean para sustraer al yo de la situacin de peligro, segn dice Freud, y esto, a tal punto, que si se obstaculiza la formacin de sntoma, el peligro se presenta efectivamente; es decir, que se repite la situacin anloga originaria, aquella en la que tuvo lugar el estallido de angustia, sea cual sea la situacin referencia a la polmica con respecto al trauma del nacimiento, en la que el yo se hallaba desvalido frente al empuje de la pulsin, que es, por excelencia, la condicin de angustia.

    Ciertamente, el desarrollo de angustia, a modo de seal, induce la formacin de sntoma al convocar la repre-sin, con lo cual se ataja el proceso amenazador procedente del ello. Es decir que el sntoma cancela la situacin de peligro! De un lado, produce una modificacin en el ello; de otro, muestra lo que ha logrado crear a cambio: un sus-tituto de la satisfaccin impedida. As, pues, esta formacin sustitutiva que es el sntoma, ms all de la angustia y de la fobia, cumple realmente una funcin de tratamiento de la amenaza pulsional.

    Sin embargo, el asunto no se detiene ah, porque la amenaza de desborde pulsional del ello con respecto a la cual el sntoma protege, no se halla tan alejada, como a primera vista puede parecer, de la amenaza de castracin, que procede de afuera. La amenaza de castracin viene

    del padre, en efecto, segn Freud. Pero el hecho es que la amenaza de castracin encuentra su razn de ser en las mociones pulsionales transgresoras del hijo, y es esto lo que la constituye en condicin de peligro, y peligrosa ella misma, como dice Freud. El peligro, pues, no radica en la exigencia pulsional misma sino en la castracin.

    As las cosas, las mociones pulsionales por reprimir convergen hacia su ncleo edpico y conciernen a la castracin Pero a la castracin ms all de la amenaza imaginaria: en todo caso, al complejo de castracin en cuanto limitacin estructural de la satisfaccin pulsional. Este s es el asunto fundamental de lo que se juega en la neurosis. El sntoma se constituye, entonces, en relacin con el Edipo y la castracin y por eso mismo participan en l, necesariamente, los distintos componentes, sexual y agresivo, activo y pasivo, que conforman la trama edpica. En total acuerdo con la naturaleza transgresora del deseo edpico, el sntoma es, ya en Freud, mezcla de libido y pulsin de muerte.

    Sin embargo, no creo que esto ltimo constituya la importancia de este texto. Por supuesto, Freud constata que no hay sntoma en el que la satisfaccin pulsional sustitutiva est libre de goce, para decirlo con Lacan. Pero pienso que el aporte fundamental consiste en una distincin iluminadora con respecto a lo que est en juego en el sntoma: una distincin entre la satisfaccin sustitutiva que el sntoma aporta, con todo y su rostro de placer en el displacer, y el sntoma como formacin sustitutiva en su funcin de limitar el displacer que acarreara la satisfaccin pulsional digamos, entonces, como tratamiento de goce.

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