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División Interamericana 4 º trimestre 2014

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División Interamericana4º trimestre 2014

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA2

Contenido

BELICE

5 El libro número 67 de mi Biblia 4 de octubre

7 El predicador 11 de octubre

9 Esta es mi última cerveza 18 de octubre

11 Tirado a la basura – 1ª parte 25 de octubre

13 Tirado a la basura – 2ª parte 1º de noviembre

15 Tanto por compartir 8 de noviembre

17 Un viaje inesperado 15 de noviembre

19 ¿En qué crees? 22 de noviembre

21 El bar que se convirtió en iglesia 29 de noviembre

JAMAICA

23 La maestra de Trench Town 6 de diciembre

25 El Refugio del Buen Samaritano 13 de diciembre

27 Pasar hambre 20 de diciembre

RECURSOS

29 Programa del decimotercer sábado 27 de diciembre

estimado direCtor de esCuela sabátiCa:

Este trimestre nos centraremos en la muy activa División Interamericana, cuya membresía crece rápidamente. Esta Di-visión de la iglesia mundial está formada por los países de Centroamérica, los cuatro países que están más al norte de Sudaméri-ca y las islas del Caribe.

El territorio de la División Interame-ricana cuenta con casi 12.000 iglesias ad-ventistas y con 3.714.790 miembros. Con una población de 284.351.000 habitantes, este territorio tiene un promedio de un ad-ventista por cada 76 habitantes.*

Este trimestre escucharemos relatos increíbles procedentes de Belice y de la hermosa isla de Jamaica. En Belice, más de dos terceras partes de los miembros de iglesia son jóvenes, para quienes evangeli-zar es una prioridad. Sin embargo, en este pequeño país hay muy pocos auditorios de gran tamaño. Uno de los proyectos que se llevarán a cabo con la ofrenda del de-cimotercer sábado de este trimestre es la construcción de un auditorio en la capital, Belmopán, con capacidad para albergar a todos los jóvenes adventistas del país. El otro proyecto de Belice es un campamento de jóvenes para llevar a cabo campañas de evangelización y también donde ellos pue-dan recrearse.

Nuestros hermanos de Jamaica llevan tiempo devolviendo la dignidad a muchos de los más pobres y necesitados habitantes de Kingston, la capital, a través del Refu-gio del Buen Samaritano. No se pierdan

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 3

Contenido

BELICE

5 El libro número 67 de mi Biblia 4 de octubre

7 El predicador 11 de octubre

9 Esta es mi última cerveza 18 de octubre

11 Tirado a la basura – 1ª parte 25 de octubre

13 Tirado a la basura – 2ª parte 1º de noviembre

15 Tanto por compartir 8 de noviembre

17 Un viaje inesperado 15 de noviembre

19 ¿En qué crees? 22 de noviembre

21 El bar que se convirtió en iglesia 29 de noviembre

JAMAICA

23 La maestra de Trench Town 6 de diciembre

25 El Refugio del Buen Samaritano 13 de diciembre

27 Pasar hambre 20 de diciembre

RECURSOS

29 Programa del decimotercer sábado 27 de diciembre

estimado direCtor de esCuela sabátiCa:

Este trimestre nos centraremos en la muy activa División Interamericana, cuya membresía crece rápidamente. Esta Di-visión de la iglesia mundial está formada por los países de Centroamérica, los cuatro países que están más al norte de Sudaméri-ca y las islas del Caribe.

El territorio de la División Interame-ricana cuenta con casi 12.000 iglesias ad-ventistas y con 3.714.790 miembros. Con una población de 284.351.000 habitantes, este territorio tiene un promedio de un ad-ventista por cada 76 habitantes.*

Este trimestre escucharemos relatos increíbles procedentes de Belice y de la hermosa isla de Jamaica. En Belice, más de dos terceras partes de los miembros de iglesia son jóvenes, para quienes evangeli-zar es una prioridad. Sin embargo, en este pequeño país hay muy pocos auditorios de gran tamaño. Uno de los proyectos que se llevarán a cabo con la ofrenda del de-cimotercer sábado de este trimestre es la construcción de un auditorio en la capital, Belmopán, con capacidad para albergar a todos los jóvenes adventistas del país. El otro proyecto de Belice es un campamento de jóvenes para llevar a cabo campañas de evangelización y también donde ellos pue-dan recrearse.

Nuestros hermanos de Jamaica llevan tiempo devolviendo la dignidad a muchos de los más pobres y necesitados habitantes de Kingston, la capital, a través del Refu-gio del Buen Samaritano. No se pierdan

los relatos que nos llegan de este lugar. Con parte de las ofrendas de este decimo-tercer sábado se ampliará el Refugio, para que cuente con una clínica de maternidad y una clínica dental.

Que el Señor pueda bendecirlos e ins-pirarlos a ofrendar generosamente para apoyar a nuestros hermanos y hermanas de la División Interamericana en su misión.

Deseándoles las más ricas bendiciones del Cielo,

Gina Wahleneditora de Misión

OPORTUNIDADESLa ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre ayudará a:

• Construir un centro de evangelización en Belmopán, capital de Belice

• Adquirir un campamento para jóvenes en el norte de Belice

• Ampliar el Refugio del Buen Samaritano de Kingston, Jamaica, mediante la construcción de una clínica de maternidad y una clínica dental

• Proyecto de niños: Contar con un lugar especial para atender a los niños en la nueva clínica dental del Refugio del Buen Samaritano

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA4

P.D.: ¿Sabían ustedes que no es necesario que esperen hasta el fin del trimestre para enviar sus ofrendas? En cualquier momento que lo deseen, pueden hacerlo a través de la página web (https://giving.adventistmission.org/page.aspx?pid=298) haciendo click en “13th Sabbath Offering”, y después en “fund”.

* Estadísticas tomadas del Yearbook de 2014. Se puede visitar online [en inglés] http://www.adventistyearbook.org/ ViewAdmField.aspx?AdmFieldID

Consejero: Carlyle Bayne. Director: Pablo Marcelo Claverie. Redactor de la edición castellana: Ekel Collins. MISIÓN (Informe Misionero Mundial), edición para Jóvenes y Adultos, es una publicación trimestral editada por su propietaria, la Asociación Casa Editora Sudamericana, para el Depto. de Escuela Sabática de las divisiones Sudamericana e Interamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Impresa mediante el sistema offset, en talleres propios de Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, República Argentina. Domici-lio legal: Uriarte 2429, C1425FNI, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cuarto trimestre del año 2014 (octubre-diciembre de 2014). Año 105, nº 4 –106689–

REGISTRO NACIONAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Nº 5070860

CORREO ARGENTINOSuc. Florida (B) y

Central (B)

IMPRESO EN LA ARGENTINA FRANQUEO A PAGARCuenta Nº 10272

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 5

De niña, me criaron mis abuelos, así que tuve el privilegio de crecer en un hogar adven-tista. Mi padre, que era policía, y mi madre, enfermera, se ausentaban prácticamente todo el día de la casa, así que me dejaron con mi abuela para que me cuidara. Recuerdo cómo, por las mañanas, mis abuelos y yo hacíamos juntos el devocional, y cómo mi abuelo me ponía cari-ñosamente la mano en la mejilla mientras orá-bamos.

Durante mi adolescencia, sin embargo, volví a vivir con mis padres, y ahí es donde mi vida cambió drásticamente. Mi padre no era ad-ventista, así que esperaba que los sábados yo me quedara en la casa limpiando. Además, comíamos cerdo casi todos los días.

Desde entonces y en adelante, mi vida fue cuesta abajo. Me casé con un farma-céutico que era adicto a la cocaína y que tenía dos hijos, y mi matrimonio terminó cuando mi esposo murió en un accidente de tránsito. Anhelando algo mejor para mi vida, emigré temporalmente a los Estados Unidos, y cuando regresé a Belice me casé de nuevo. Por aquel entonces, el hijo que yo tenía de mi anterior matrimonio fue secues-trado y posteriormente asesinado. Entonces, me di cuenta de cuán desesperadamente necesitaba a Dios.

MI MAYOR NECESIDADSiempre he tenido relación con adventistas, algunos de los cuales fueron lo suficien-

temente valientes como para decirme: “Arlene, estás perdida; necesitas regresar al hogar”. Y tenían razón, pero hasta que pasó lo que pasó con mi hijo no desperté. Ahora entiendo que yo era una hija pródiga, que se fue a un país distante hasta que la necesidad me hizo querer volver al hogar de mi Padre. Aprendí con aquella experiencia que nada de lo que se encuentra fuera del hogar puede satisfacer nuestro corazón.

Cuando comencé a trabajar como bibliotecaria en la Universidad de Belice, había en mi iglesia un club llamado Adventist Fellowship, aunque en realidad no era muy activo. Pero, hace tres años, llegaron al campus dos nuevos alumnos y enseguida me di cuenta de que eran diferentes, tenían algo especial. Los observé semana tras semana colocando carteles por los edificios de la universidad y entregando invitaciones a todo el mundo para que asistieran a las reuniones del club. También me invitaron a mí, y me enviaron

Belice 4 de octubre

el libro número 67 de mi biblia

Arlene

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA6

mensajes de texto al celular para recordar-me el día y la hora de la reunión. No asistí, pero ellos fueron tan insistentes que quedé gratamente impresionada con su organiza-ción y su actitud.

¿QUIÉNES SON ESTA GENTE?Empecé a preguntarme quién era aque-

lla gente. Tenían casi treinta años y no eran estudiantes típicos. Por la manera en que hablaban y se comportaban, por los mo-dales que tenían en todo momento, me di cuenta de que no eran gente común y corriente.

Un día me llamó mucho la atención uno de los anuncios que colgaron en el campus y decidí asistir a la reunión. El tema del que hablaron fue la recreación. Se dieron datos y se expresaron ideas sobre ciertos tipos de música y de baile. Apren-dí muchas cosas acerca de los artistas que veía en la televisión y con cuya música a mi familia y a mí nos gustaba bailar. Aquella reunión me abrió completamente los ojos a los efectos negativos de cierto tipo de di-versiones. Fue como si se hubiera descorri-do un velo para mí.

Quería más. Tenía ansias de saber. Ellos me preguntaron si estaba interesada en re-cibir estudios bíblicos y les dije que sí. Sien-do como soy bibliotecaria, siempre quiero saber más de todo. Así que, me hablaron del Apocalipsis y le pidieron a un obrero bíblico que estudiara la Biblia conmigo. Aquel obrero era siempre muy puntual, y estaba bien preparado; le podía preguntar cualquier cosa, que él tenía respuesta para todo. De pronto, me sorprendí a mí misma esperando con impaciencia cada estudio.

DE VUELTA A CASASeis meses después fui bautizada gra-

cias a los dos jóvenes adventistas y al tes-timonio de quienes dirigían Adventist Fe-llowship. Me gustaba su estilo de vida, su disciplina, sus modales, la manera en que siempre se conducían... Ellos fueron para mí el libro número 67 de la Biblia. El mé-todo que los dos muchachos emplearon en la universidad funcionó conmigo, y el club definitivamente tuvo un gran impacto en mi vida. Ahora Dios es mi roca y mi forta-leza; es mi todo.

Yo formo parte del equipo administra-tivo de la universidad en la que trabajo y ahora quiero ser una buena influencia, tanto sobre los alumnos como sobre los adminis-tradores, a través de mi conducta y de mi ca-rácter. Quiero hacer por ellos lo mismo que los muchachos y el club hicieron por mí.

He llegado a un punto en mi vida en el que realmente necesito a Dios. De niña pude ver cómo mis abuelos superaban sus crisis llevando todo al Señor en oración. Recuerdo a mi abuelo orando por mí, y me doy cuenta de que era solo cuestión de tiempo que yo volviera a casa. Y así es exac-tamente como me siento: como una hija pródiga que ha vuelto al hogar del Padre.

Ahora estoy de nuevo en casa y mi mi-sión es traer también a otros, especialmen-te a los miembros de mi familia. Después de mi bautismo, mi tía me llamó y me dijo: “Si tú has vuelto al hogar, yo también lo voy a hacer”.

Mis abuelos plantaron la semilla por mí y ahora yo quiero hacer lo mismo por los demás.

el prediCador Actualmente soy vigilante de seguridad en un

banco, donde todos me conocen como “el Predi-cador” porque me gusta compartir mi fe. Pero no siempre he caminado cerca de Dios.

Soy el tercero de ocho hermanos. Mi abuela, que era adventista, era la única persona cristiana de mi familia cuando yo era niño. Ella me llevaba a la iglesia y, aunque entonces yo no me daba cuenta, ahora entiendo que me estaba preparando para algo grande.

Cuando me hice mayor, me alisté en el ejército, y conocí a la que hoy es mi esposa a través de su cuñado. Yo tenía entonces 22 años; y ella, 16. Nos casamos tres años después y tenemos cuatro maravillosos hijos.

CÓMO HE LLEGADO AQUÍA lo largo de los años, hemos celebrado muchas reuniones familiares en la casa

de mi madre, pero recuerdo especialmente una porque supuso un antes y un des-pués en mi vida. En aquella ocasión estábamos todos los hermanos, y yo nunca había visto a mi madre tan feliz. Bebimos demasiado, y nos fuimos a casa a eso de las seis de la tarde. Ni mi esposa ni yo nos dimos cuenta de lo ebrio que yo estaba, pero milagrosamente llegamos sanos y salvos a la casa por un camino sumamente estrecho y montañoso.

Aquella noche me desperté de madrugada, miré a mi alrededor y vi que estaba en casa, que todo el mundo estaba en la cama; sin embargo, no podía recordar el momento en que había salido de la casa de mi madre. Desperté a mi esposa y le pregunté qué había pasado; entonces ella comenzó a llorar y me dijo:

–Nunca más vuelvo a subir contigo en un auto; eres un pésimo conductor: casi nos matas a todos.

Mi hijo fue más benevolente; me dijo:–Papá, todo está bien, solo que ibas a 150 kilómetros por hora (95 millas por hora)

y tomabas las curvas demasiado cerradas.Me puse los zapatos inmediatamente y salí para ver el auto. Estaba bien. Entonces,

me fui a una cancha de baloncesto cercana y comencé a llorar. “¿Qué he hecho? –me preguntaba–. Pude haber matado a toda mi familia”.

UN CAMBIO RADICALMiré al cielo y me pregunté qué debía hacer. Había oído hablar de Dios, que él podía

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 7

DE VUELTA A CASASeis meses después fui bautizada gra-

cias a los dos jóvenes adventistas y al tes-timonio de quienes dirigían Adventist Fe-llowship. Me gustaba su estilo de vida, su disciplina, sus modales, la manera en que siempre se conducían... Ellos fueron para mí el libro número 67 de la Biblia. El mé-todo que los dos muchachos emplearon en la universidad funcionó conmigo, y el club definitivamente tuvo un gran impacto en mi vida. Ahora Dios es mi roca y mi forta-leza; es mi todo.

Yo formo parte del equipo administra-tivo de la universidad en la que trabajo y ahora quiero ser una buena influencia, tanto sobre los alumnos como sobre los adminis-tradores, a través de mi conducta y de mi ca-rácter. Quiero hacer por ellos lo mismo que los muchachos y el club hicieron por mí.

He llegado a un punto en mi vida en el que realmente necesito a Dios. De niña pude ver cómo mis abuelos superaban sus crisis llevando todo al Señor en oración. Recuerdo a mi abuelo orando por mí, y me doy cuenta de que era solo cuestión de tiempo que yo volviera a casa. Y así es exac-tamente como me siento: como una hija pródiga que ha vuelto al hogar del Padre.

Ahora estoy de nuevo en casa y mi mi-sión es traer también a otros, especialmen-te a los miembros de mi familia. Después de mi bautismo, mi tía me llamó y me dijo: “Si tú has vuelto al hogar, yo también lo voy a hacer”.

Mis abuelos plantaron la semilla por mí y ahora yo quiero hacer lo mismo por los demás.

Belice 11 de octubre

el prediCador

Francis

Actualmente soy vigilante de seguridad en un banco, donde todos me conocen como “el Predi-cador” porque me gusta compartir mi fe. Pero no siempre he caminado cerca de Dios.

Soy el tercero de ocho hermanos. Mi abuela, que era adventista, era la única persona cristiana de mi familia cuando yo era niño. Ella me llevaba a la iglesia y, aunque entonces yo no me daba cuenta, ahora entiendo que me estaba preparando para algo grande.

Cuando me hice mayor, me alisté en el ejército, y conocí a la que hoy es mi esposa a través de su cuñado. Yo tenía entonces 22 años; y ella, 16. Nos casamos tres años después y tenemos cuatro maravillosos hijos.

CÓMO HE LLEGADO AQUÍA lo largo de los años, hemos celebrado muchas reuniones familiares en la casa

de mi madre, pero recuerdo especialmente una porque supuso un antes y un des-pués en mi vida. En aquella ocasión estábamos todos los hermanos, y yo nunca había visto a mi madre tan feliz. Bebimos demasiado, y nos fuimos a casa a eso de las seis de la tarde. Ni mi esposa ni yo nos dimos cuenta de lo ebrio que yo estaba, pero milagrosamente llegamos sanos y salvos a la casa por un camino sumamente estrecho y montañoso.

Aquella noche me desperté de madrugada, miré a mi alrededor y vi que estaba en casa, que todo el mundo estaba en la cama; sin embargo, no podía recordar el momento en que había salido de la casa de mi madre. Desperté a mi esposa y le pregunté qué había pasado; entonces ella comenzó a llorar y me dijo:

–Nunca más vuelvo a subir contigo en un auto; eres un pésimo conductor: casi nos matas a todos.

Mi hijo fue más benevolente; me dijo:–Papá, todo está bien, solo que ibas a 150 kilómetros por hora (95 millas por hora)

y tomabas las curvas demasiado cerradas.Me puse los zapatos inmediatamente y salí para ver el auto. Estaba bien. Entonces,

me fui a una cancha de baloncesto cercana y comencé a llorar. “¿Qué he hecho? –me preguntaba–. Pude haber matado a toda mi familia”.

UN CAMBIO RADICALMiré al cielo y me pregunté qué debía hacer. Había oído hablar de Dios, que él podía

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA8

Soy pastor en la bella isla de San Pedro, uno de los destinos turísticos más populares de Beli-ce. Sus habitantes son mayoritariamente extran-jeros que vienen a retirarse o a divertirse. Mi la-bor como pastor es predicar el evangelio y hablar de nuestro maravilloso Señor y Salvador, pero con la cantidad de clubes que hay en la isla, las fiestas y otras programaciones mundanas que se celebran todos los días, muy poca gente está interesada en oír la Palabra de Dios. La experiencia de Jervis e Yvonne nos muestra la forma en la que Dios está trabajando aquí.

MÚSICOS DE REGGAEJervis e Yvonne emigraron a Belice desde las playas de Jamaica. Como músicos de re-

ggae que eran, tenían bien asentadas sus raíces en las tradiciones y las creencias del movi-miento rastafari. Llegaron a Belice en busca de una vida de diversión y música. Junto con un grupo de jamaiquinos, se entrevistaron con un promotor de reggae de Belice, que se comprometió en dar a conocer en todo el mundo las canciones que ellos interpretaban.

Conocí a Jervis y a Yvonne en un restaurante muy prestigioso de la ciudad, que per-tenece al hermano Harvey, un adventista. Harvey había hecho amistad con Jervis e Yvon-ne, a quienes les encantaba ir a comer a su restaurante. Tras hablar brevemente con la pareja, sentí que el Espíritu Santo me impulsaba a invitarlos a la iglesia, y lo hice. Ellos me dijeron muy cortésmente que no. Yo sabía que aquella no era la primera vez que un adventista los invitaba a la iglesia y ellos decían que no, pero yo pensé: “Son rastafaris; las probabilidades de que entreguen su vida a Dios son mucho menores que las de otros no creyentes”. Y por eso decidí intervenir.

DE ACUERDO, LA ÚLTIMA CERVEZAUn día, cuando el hermano Harvey y yo estábamos llegando al restaurante, nos cru-

zamos con Yvonne y hablamos un momentito. Ella fue a buscar a Jervis, que estaba en un bar tomándose su cerveza favorita. Sintiéndome de nuevo impresionado por el Espíritu Santo, volví a invitarlos a la iglesia. Para mi alegría, Jervis respondió: “De acuerdo, pastor, esta es mi última cerveza. Iré con usted a la iglesia”. ¡Dios es grande!

Un sábado por la mañana, los dos entraron por el salón de mi iglesia. Estaban an-siosos por aprender, así que comenzaron a recibir estudios bíblicos. También querían

salvarme, pero nunca hasta entonces me había dado cuenta de mi necesidad de un Salvador. “¿Qué puedo hacer –le pregunté al Señor–. Tú me has salvado la vida por alguna razón”. Comprendí que necesitaba cambiar radicalmente.

Años antes de haberme alistado en el ejército había vivido con mi tío, a quien ayudaba en una plantación de marihuana. Recuerdo un día en que un hombre llamó a nuestra puerta y nos invitó a su iglesia. Yo decidí asistir, y desde entonces había dejado de plantar marihuana. Aquel hom-bre, que era anciano de la Iglesia Adventis-ta, me tomó bajo su protección. Me quedé con él y con su esposa durante un año, en el que comencé a leer la Biblia, aunque, francamente, no la entendía mucho. Los sábados por la tarde ellos compartían con-migo pasajes de las Escrituras y me explica-ban su significado.

Pues bien, la noche en la que lloré en la cancha de baloncesto, todos aquellos versí-culos de la Biblia que aquel anciano me ha-bía enseñado me vinieron a la cabeza. Pri-mera de Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad”. Gálatas 2:20: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí”. Romanos 8: 28: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el

bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito”.

INSTRUYÉNDOME EN LA PALABRA DE DIOSMe di cuenta de que Dios me estaba

instruyendo a través de su Palabra. Me es-taba dando algo a lo que aferrarme, un punto de apoyo. Así que, comencé a orar todas las noches. Invité al Señor a mi vida y le pedí ayuda. Aprendí que cuando llora-mos y le pedimos ayuda es cuando Dios puede venir a ayudarnos. Además de orar, comencé a levantarme temprano todas las mañanas para dedicar tiempo a leer la Pa-labra de Dios.

Mi vida dio un giro de 180 grados. Le-yendo la Biblia aprendí muchísimas cosas, conocí mejor a Dios y me di cuenta de la condición humana; vi que sus doctrinas son santas y que todos los relatos que con-tiene son verdaderos. Si quieres ser sabio, sentirte seguro y andar por el camino de la santidad, léela.

Entré en contacto de nuevo con la Iglesia Adventista y fui bautizado. Mi es-posa también entregó su vida a Cristo. Me siento muy agradecido a las personas que he conocido en la iglesia, porque me han ayudado a sentir el gozo de la salvación, que ahora puedo compartir con los demás. Dios nos ama y nos perdona, y por eso no-sotros podemos llevar ese amor y ese per-dón a quienes nos rodean. Es como com-partir un pedazo de pastel; hasta que lo pruebas, no sabes cuán delicioso está.

esta es mi última Cerveza

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 9

Soy pastor en la bella isla de San Pedro, uno de los destinos turísticos más populares de Beli-ce. Sus habitantes son mayoritariamente extran-jeros que vienen a retirarse o a divertirse. Mi la-bor como pastor es predicar el evangelio y hablar de nuestro maravilloso Señor y Salvador, pero con la cantidad de clubes que hay en la isla, las fiestas y otras programaciones mundanas que se celebran todos los días, muy poca gente está interesada en oír la Palabra de Dios. La experiencia de Jervis e Yvonne nos muestra la forma en la que Dios está trabajando aquí.

MÚSICOS DE REGGAEJervis e Yvonne emigraron a Belice desde las playas de Jamaica. Como músicos de re-

ggae que eran, tenían bien asentadas sus raíces en las tradiciones y las creencias del movi-miento rastafari. Llegaron a Belice en busca de una vida de diversión y música. Junto con un grupo de jamaiquinos, se entrevistaron con un promotor de reggae de Belice, que se comprometió en dar a conocer en todo el mundo las canciones que ellos interpretaban.

Conocí a Jervis y a Yvonne en un restaurante muy prestigioso de la ciudad, que per-tenece al hermano Harvey, un adventista. Harvey había hecho amistad con Jervis e Yvon-ne, a quienes les encantaba ir a comer a su restaurante. Tras hablar brevemente con la pareja, sentí que el Espíritu Santo me impulsaba a invitarlos a la iglesia, y lo hice. Ellos me dijeron muy cortésmente que no. Yo sabía que aquella no era la primera vez que un adventista los invitaba a la iglesia y ellos decían que no, pero yo pensé: “Son rastafaris; las probabilidades de que entreguen su vida a Dios son mucho menores que las de otros no creyentes”. Y por eso decidí intervenir.

DE ACUERDO, LA ÚLTIMA CERVEZAUn día, cuando el hermano Harvey y yo estábamos llegando al restaurante, nos cru-

zamos con Yvonne y hablamos un momentito. Ella fue a buscar a Jervis, que estaba en un bar tomándose su cerveza favorita. Sintiéndome de nuevo impresionado por el Espíritu Santo, volví a invitarlos a la iglesia. Para mi alegría, Jervis respondió: “De acuerdo, pastor, esta es mi última cerveza. Iré con usted a la iglesia”. ¡Dios es grande!

Un sábado por la mañana, los dos entraron por el salón de mi iglesia. Estaban an-siosos por aprender, así que comenzaron a recibir estudios bíblicos. También querían

bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito”.

INSTRUYÉNDOME EN LA PALABRA DE DIOSMe di cuenta de que Dios me estaba

instruyendo a través de su Palabra. Me es-taba dando algo a lo que aferrarme, un punto de apoyo. Así que, comencé a orar todas las noches. Invité al Señor a mi vida y le pedí ayuda. Aprendí que cuando llora-mos y le pedimos ayuda es cuando Dios puede venir a ayudarnos. Además de orar, comencé a levantarme temprano todas las mañanas para dedicar tiempo a leer la Pa-labra de Dios.

Mi vida dio un giro de 180 grados. Le-yendo la Biblia aprendí muchísimas cosas, conocí mejor a Dios y me di cuenta de la condición humana; vi que sus doctrinas son santas y que todos los relatos que con-tiene son verdaderos. Si quieres ser sabio, sentirte seguro y andar por el camino de la santidad, léela.

Entré en contacto de nuevo con la Iglesia Adventista y fui bautizado. Mi es-posa también entregó su vida a Cristo. Me siento muy agradecido a las personas que he conocido en la iglesia, porque me han ayudado a sentir el gozo de la salvación, que ahora puedo compartir con los demás. Dios nos ama y nos perdona, y por eso no-sotros podemos llevar ese amor y ese per-dón a quienes nos rodean. Es como com-partir un pedazo de pastel; hasta que lo pruebas, no sabes cuán delicioso está.

Belice 18 de octubre

esta es mi última Cerveza

Jervis e Yvonne

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA10

vivir sanamente, y decidieron dejar de consumir sustancias dañinas y hacerse ve-getarianos.

Tras estudiar la Biblia conmigo y asis-tir regularmente a la iglesia durante un tiempo, ambos decidieron entregar sus co-razones al Señor y se casaron, tras muchos años de convivencia. Entonces comenza-ron a cantar un estilo diferente de música: el gospel. Hoy están bautizados y muy comprometidos en trabajar para el Señor a través del ministerio musical.

“Me encanta mi iglesia y estoy siempre lista para cantar –dice Yvonne–. Tengo paz mental y sigo estudiando el mensaje ad-ventista”.

“Me siento muy feliz –añade Jervis–, pero necesito seguir creciendo en confian-za y fortaleza. Estoy encantado de que el hermano Harvey y otros miembros de la iglesia me estén ayudando a lograrlo”. Jer-vis está especialmente contento de inter-

pretar música para el Señor. Tanto él como su esposa son muy activos en la evangeliza-ción mediante la música. “La música une a la gente –dice Jervis–, así que es un medio excelente para atraerlos a la iglesia”.

Relato escrito por el pastor Nadir Ruiz, de la Igle-sia New Horizon de San Pedro, Belice.

CÁPSULA INFORMATIVA• San Pedro es una hermosa isla situada en la

costa de Belice

• La mayor parte de la población de San Pedro es muy secularizada

• El idioma oficial de San Pedro es el inglés

• La isla cuenta con la mayor concentración de turistas y de lugares turísticos de Belice, y con los mejores centros de submarinismo del país

Belice 25 de octubre

tirado a la basura 1ª parte

“Todavía es demasiado pronto para que nazca mi bebé”, pensó la mujer mientras salía apresura-damente hacia el hospital para dar a luz a su déci-mo hijo. Con solo cinco meses de embarazo, le sorprendió sentir aquellos dolores de parto tan familiares para ella. Cuando el bebé nació, el mé-dico le dijo:

–Señora, usted tiene nueve hijos esperándola en la casa. Este no ha nacido bien; era un feto sin desarrollar y no ha sobrevivido.

Y entonces, el doctor envolvió el feto en una sábana y la mamá no lo vio más.–¿Dónde está mi bebé? –preguntaba ella a todo el mundo.Pero la respuesta era siempre la misma:–Su bebé no estaba lo suficientemente desarrollado.Sin embargo, ella no estaba convencida. Una vez que las enfermeras se fueron, lo

buscó por todas partes y, mirando dentro de un cubo de basura, lo encontró bajo la sá-bana, aún respirando.

Tomó una toalla, envolvió con ella a su bebé y se lo llevó escondido. Cuando llegó a casa, sus otros hijos la estaban esperando.

–¿Dónde está el bebé? –le preguntaron.Ella se lo mostró

PROPIEDAD ROBADAAl poco tiempo llegó la policía, acusándola de haber robado una “propiedad del

hospital”. Y con esa frase se referían a su bebé. Le informaron que, si no lo devolvía, la llevarían a juicio.

–Este es mi hijo –dijo ella negándose a entregarlo a la policía.–Si este feto muere –le respondieron ellos–, usted irá a la cárcel por asesinato.Negándose a dejarse intimidar por los agentes, la mamá les dijo:–Entonces tendré que ir a la cárcel.Una circular fue enviada entonces a todos los hospitales públicos de la zona, prohibién-

doles dar atención médica al feto o a la madre. Pero Dios no se olvidó de su hija desespera-da ni de su bebé prematuro. Cuando ella oró, Dios la impresionó con lo que debía hacer.

El bebé era tan pequeño que su boquita no le alcanzaba para nutrirse del pecho de su madre, así que ella lo alimentó con un biberón de juguete. Y, como no tenía acceso a una

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 11

pretar música para el Señor. Tanto él como su esposa son muy activos en la evangeliza-ción mediante la música. “La música une a la gente –dice Jervis–, así que es un medio excelente para atraerlos a la iglesia”.

Relato escrito por el pastor Nadir Ruiz, de la Igle-sia New Horizon de San Pedro, Belice.

CÁPSULA INFORMATIVA• San Pedro es una hermosa isla situada en la

costa de Belice

• La mayor parte de la población de San Pedro es muy secularizada

• El idioma oficial de San Pedro es el inglés

• La isla cuenta con la mayor concentración de turistas y de lugares turísticos de Belice, y con los mejores centros de submarinismo del país

Belice 25 de octubre

tirado a la basura 1ª parte

“Todavía es demasiado pronto para que nazca mi bebé”, pensó la mujer mientras salía apresura-damente hacia el hospital para dar a luz a su déci-mo hijo. Con solo cinco meses de embarazo, le sorprendió sentir aquellos dolores de parto tan familiares para ella. Cuando el bebé nació, el mé-dico le dijo:

–Señora, usted tiene nueve hijos esperándola en la casa. Este no ha nacido bien; era un feto sin desarrollar y no ha sobrevivido.

Y entonces, el doctor envolvió el feto en una sábana y la mamá no lo vio más.–¿Dónde está mi bebé? –preguntaba ella a todo el mundo.Pero la respuesta era siempre la misma:–Su bebé no estaba lo suficientemente desarrollado.Sin embargo, ella no estaba convencida. Una vez que las enfermeras se fueron, lo

buscó por todas partes y, mirando dentro de un cubo de basura, lo encontró bajo la sá-bana, aún respirando.

Tomó una toalla, envolvió con ella a su bebé y se lo llevó escondido. Cuando llegó a casa, sus otros hijos la estaban esperando.

–¿Dónde está el bebé? –le preguntaron.Ella se lo mostró

PROPIEDAD ROBADAAl poco tiempo llegó la policía, acusándola de haber robado una “propiedad del

hospital”. Y con esa frase se referían a su bebé. Le informaron que, si no lo devolvía, la llevarían a juicio.

–Este es mi hijo –dijo ella negándose a entregarlo a la policía.–Si este feto muere –le respondieron ellos–, usted irá a la cárcel por asesinato.Negándose a dejarse intimidar por los agentes, la mamá les dijo:–Entonces tendré que ir a la cárcel.Una circular fue enviada entonces a todos los hospitales públicos de la zona, prohibién-

doles dar atención médica al feto o a la madre. Pero Dios no se olvidó de su hija desespera-da ni de su bebé prematuro. Cuando ella oró, Dios la impresionó con lo que debía hacer.

El bebé era tan pequeño que su boquita no le alcanzaba para nutrirse del pecho de su madre, así que ella lo alimentó con un biberón de juguete. Y, como no tenía acceso a una

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA12

Aquel bebé que, recién nacido, había sido arrojado a la basura, siguió creciendo y fortale-ciéndose día a día. Cuando tenía seis años, co-menzó a asistir a una escuela adventista. Y llegó sin bastón, a pesar de que el médico había predi-cho que estaría ciego para entonces; y no necesi-taba silla de ruedas, aunque le habían advertido que no podría caminar. En la escuela le fue muy bien en todas sus materias, porque no sufría tampoco ningún retraso mental. Pasados los años, estudió Teología en una universidad adventista, porque quería ser pastor.

Aquel bebé formaba parte del plan maestro de Dios. Lo sé porque aquel bebé soy yo. Aunque algunas personas predijeron mi muerte, Dios me conservó la vida hasta ahora. Pero, a pesar de los milagros que el Señor ha hecho conmigo, hubo un tiempo en el que Satanás casi arruinó mi vida.

MUY MALA NIÑEZHe pasado por muchos momentos difíciles en mi vida. Para empezar, mi padre nos

abandonó, así que crecimos siendo muy pobres. Muchas veces me dijeron que nunca llegaría a nada, porque no valía nada. Sé lo que es pasarlo mal. Mis tres hermanos y yo tuvimos que compartir la misma mochila de la escuela; nuestros uniformes siempre eran de segunda mano; y muchas mañanas salíamos de casa con hambre, porque llevá-bamos días sin comer. El Señor nos mantuvo, pero hizo falta mucha disciplina por nuestra parte.

Los niños que crecen en la parte sur de la ciudad de Belice se pierden con gran faci-lidad. Y así, durante mi juventud, yo también anduve perdido. Me metí muy a fondo en el mundo de la música; pero una música diabólica a la que estuve expuesto desde muy temprana edad.

Tal vez te estés preguntando: “¿Cómo es posible que este hombre, habiendo sido salvado por Dios de una forma tan milagrosa, acabara después echándose a perder?” La respuesta es muy sencilla: porque aparté mi vista de Jesús; porque creía que ser joven era intentar divertirse sin parar; porque andaba en malas compañías. Pero Dios me trajo de vuelta a casa corrigiéndome con amor. Yo había cometido muchos errores, pero me los hizo ver y me convenció de que necesitaba cambiar.

incubadora, se le ocurrió ponerlo al sol to-dos los días. Poco a poco, el bebé fue forta-leciéndose y creciendo.

SUPLICANDO AYUDAUn día, sin embargo, el bebé se enfermó

y su madre tuvo que llevarlo de nuevo al hos-pital, donde se encontró con el mismo médi-co y las mismas enfermeras. Todos se queda-ron perplejos de que el feto estuviera aún con vida. Arrodillándose delante de ellos, la ma-dre suplicó al doctor que la ayudara.

El bebé necesitaba desesperadamente una transfusión de sangre, pero el hospital únicamente tenía una unidad disponible y no estaba monitorizada. La madre, aun así, le pidió que le permitieran usarla o su bebé moriría. Y no dejaba de orar mientras veía cómo conectaban a su pequeño a la má-quina. El doctor le aseguró que su hijo no pasaría de la medianoche, pero a las seis de la mañana todavía estaba vivo. Para enton-ces, el doctor estaba impactado. Nunca había visto nada parecido. Y tuvo una idea:

–Pongámonos en contacto con Jamaica –dijo–, para que lo lleven a uno de sus hospi-tales, a ver cuánto tiempo puede sobrevivir.

La madre, sin embargo, se negó:–Mi hijo no es un conejillo de Indias

–dijo.Los agentes de policía intentaron asegu-

rarse de que aquella “desquiciada mujer” no robara de nuevo el feto, pero ella, decidida a llevárselo a casa, tramó un plan. Iría a la otra ala del hospital, crearía allí una gran con-moción y, mientras los agentes estuvieran distraídos, tomaría a su bebé y huiría con él. El plan funcionó, al principio. Pero, mien-tras ella huía de camino a su casa, a poca distancia la seguían los agentes de policía.

Una vez más, la amenazaron con de-nunciarla por haber robado una propiedad del hospital, pero ella se mantuvo firme. Un año después, el bebé todavía estaba vivo, pero una vez más se enfermó y no hubo más remedio que llevarlo de nuevo al hospital. Una vez allí, la madre se encontró una vez más con el mismo médico y las mismas enfermeras. Al ver al bebé, el mé-dico hizo esta predicción: “Se quedará cie-go y paralítico cuando tenga dos años, y será mentalmente retrasado. Morirá antes de los cinco”. La madre se llevó su peque-ño tesoro y continuó orando.

Belice 1º de noviembre

tirado a la basura 2ª parte

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 13

Aquel bebé que, recién nacido, había sido arrojado a la basura, siguió creciendo y fortale-ciéndose día a día. Cuando tenía seis años, co-menzó a asistir a una escuela adventista. Y llegó sin bastón, a pesar de que el médico había predi-cho que estaría ciego para entonces; y no necesi-taba silla de ruedas, aunque le habían advertido que no podría caminar. En la escuela le fue muy bien en todas sus materias, porque no sufría tampoco ningún retraso mental. Pasados los años, estudió Teología en una universidad adventista, porque quería ser pastor.

Aquel bebé formaba parte del plan maestro de Dios. Lo sé porque aquel bebé soy yo. Aunque algunas personas predijeron mi muerte, Dios me conservó la vida hasta ahora. Pero, a pesar de los milagros que el Señor ha hecho conmigo, hubo un tiempo en el que Satanás casi arruinó mi vida.

MUY MALA NIÑEZHe pasado por muchos momentos difíciles en mi vida. Para empezar, mi padre nos

abandonó, así que crecimos siendo muy pobres. Muchas veces me dijeron que nunca llegaría a nada, porque no valía nada. Sé lo que es pasarlo mal. Mis tres hermanos y yo tuvimos que compartir la misma mochila de la escuela; nuestros uniformes siempre eran de segunda mano; y muchas mañanas salíamos de casa con hambre, porque llevá-bamos días sin comer. El Señor nos mantuvo, pero hizo falta mucha disciplina por nuestra parte.

Los niños que crecen en la parte sur de la ciudad de Belice se pierden con gran faci-lidad. Y así, durante mi juventud, yo también anduve perdido. Me metí muy a fondo en el mundo de la música; pero una música diabólica a la que estuve expuesto desde muy temprana edad.

Tal vez te estés preguntando: “¿Cómo es posible que este hombre, habiendo sido salvado por Dios de una forma tan milagrosa, acabara después echándose a perder?” La respuesta es muy sencilla: porque aparté mi vista de Jesús; porque creía que ser joven era intentar divertirse sin parar; porque andaba en malas compañías. Pero Dios me trajo de vuelta a casa corrigiéndome con amor. Yo había cometido muchos errores, pero me los hizo ver y me convenció de que necesitaba cambiar.

La madre, sin embargo, se negó:–Mi hijo no es un conejillo de Indias

–dijo.Los agentes de policía intentaron asegu-

rarse de que aquella “desquiciada mujer” no robara de nuevo el feto, pero ella, decidida a llevárselo a casa, tramó un plan. Iría a la otra ala del hospital, crearía allí una gran con-moción y, mientras los agentes estuvieran distraídos, tomaría a su bebé y huiría con él. El plan funcionó, al principio. Pero, mien-tras ella huía de camino a su casa, a poca distancia la seguían los agentes de policía.

Una vez más, la amenazaron con de-nunciarla por haber robado una propiedad del hospital, pero ella se mantuvo firme. Un año después, el bebé todavía estaba vivo, pero una vez más se enfermó y no hubo más remedio que llevarlo de nuevo al hospital. Una vez allí, la madre se encontró una vez más con el mismo médico y las mismas enfermeras. Al ver al bebé, el mé-dico hizo esta predicción: “Se quedará cie-go y paralítico cuando tenga dos años, y será mentalmente retrasado. Morirá antes de los cinco”. La madre se llevó su peque-ño tesoro y continuó orando.

Belice 1º de noviembre

tirado a la basura 2ª parte

Jeremy

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA14

Tyson y su hermano mayor vivían con sus padres en la ciudad de Belice. Cuando eran es-tudiantes de secundaria, a los dos les encantaba hacer deporte y participar de las actividades de su escuela. Su madre se crio en un hogar adven-tista, y tanto ella como su familia sirvieron en la iglesia durante muchos años; pero cuando se enamoró de un hombre que no era adventista, y se casó con él, comenzó a apartarse de la fe.

Una tarde, cuando Tyson y su hermano regresaban a casa de la escuela, pasaron fren-te a una iglesia adventista y se fijaron en que, en su interior, había un grupo de jóvenes que parecían divertirse. A la semana siguiente pasaron de nuevo por el mismo lugar, y de nuevo vieron a los mismos jóvenes, esta vez cantando y estudiando la Biblia. Tyson sintió curiosidad y le propuso a su hermano entrar y echar un vistazo.

UNA INVITACIÓNA regañadientes, su hermano accedió, así que ambos entraron en el templo. Uno de los

jóvenes los recibió en la puerta y los invitó a pasar. Ambos disfrutaron mucho. Una vez fi-nalizada la actividad, los invitaron a regresar a la semana siguiente.

Al llegar a casa, Tyson y su hermano le contaron a su madre que habían asistido a una reunión en la Iglesia Adventista, y que les habían pedido que volvieran a la semana siguien-te. Ella les permitió hacerlo, pero les recordó que todos los martes tenían partido de fútbol en la escuela. Ellos, sin embargo, decidieron ir a la reunión.

Todos los martes, los jóvenes adventistas de la ciudad de Belice se reúnen en sus iglesias para estudiar la Biblia, hacer cursos de cocina, impartir diversos seminarios o socializar. A cada uno se le pide que intente llevar al menos una visita, así tienen la oportunidad de al-canzar a otros jóvenes para Jesús.

Aquel martes, un joven invitó a Tyson a asistir a la Escuela Sabática, y desde aquel primer sábado en adelante no ha dejado de hacerlo, junto con su hermano. Pronto su madre estaba también asistiendo a la iglesia con ellos. Tras recibir estudios bíblicos, Tyson y su hermano se bautizaron.

Cuando terminó la secundaria, Tyson sintió que Dios lo estaba llamando a ser pastor, así que viajó a los Estados Unidos con la ilusión de estudiar Teología en la Universidad Andrews. Pero hacerlo resultaba demasiado caro, así que decidió irse a la Universidad Ad-ventista de Filipinas.

Uno de esos errores era la música. Yo solía tocar en un club. El sábado por la mañana iba a la iglesia, y por la noche, en cuanto el sol se ponía, me iba al club. De la iglesia al club en un mismo día. Y en el club me juntaba con otros amigos también de la iglesia. Pero alabo al Se-ñor porque esos amigos abandonaron también aquel estilo de vida, al igual que lo hice yo, y ahora hemos formado un ministerio especial para difundir nuestro mensaje.

UN MENSAJE ESPECIALNuestro mensaje tiene que ver con la

música. Hacemos saber a la gente que cier-to tipo de música conduce a la ruina mo-ral. Yo mismo he llegado a esta conclusión por experiencia. Lo que he visto en los clu-bes no se lo recomiendo a nadie, y a todos los que están ahí afuera les digo que vuel-van a la casa del Padre.

A medida que comencé a estudiar la Biblia, Dios me cautivó y me hizo cam-

biar. Fue increíble. Entendí que cuanto más cerca de Jesús estás más se abre a tu entendimiento al conflicto espiritual que se desarrolla a nuestro alrededor. Todos lu-chamos contra maldades espirituales, y ahora mismo yo no sería capaz de ir a un club; sé que la música tendría sobre mí una influencia diabólica.

Dios ha hecho grandes milagros en mi vida y todavía continúa haciéndolos. Mi sueño es ver a millones de personas salva-das para el Reino de Dios. Por su gracia, yo mismo he podido participar en reuniones de evangelización, y he tenido el gozo de ver a cientos de personas bautizarse gracias a esas reuniones. Creo que muchos jóve-nes, y también muchos adultos, pueden caer a los pies de Jesús si nosotros nos uni-mos en favor de ellos.

Mi madre, a la que quiero inmensa-mente, siempre me dice: “No olvides que a ti te habían tirado a la basura; no olvides que perteneces a Dios, pues te salvó la vida, y que estás aquí para darle gloria”.

Belice 8 de noviembre

tanto por Compartir

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 15

Tyson y su hermano mayor vivían con sus padres en la ciudad de Belice. Cuando eran es-tudiantes de secundaria, a los dos les encantaba hacer deporte y participar de las actividades de su escuela. Su madre se crio en un hogar adven-tista, y tanto ella como su familia sirvieron en la iglesia durante muchos años; pero cuando se enamoró de un hombre que no era adventista, y se casó con él, comenzó a apartarse de la fe.

Una tarde, cuando Tyson y su hermano regresaban a casa de la escuela, pasaron fren-te a una iglesia adventista y se fijaron en que, en su interior, había un grupo de jóvenes que parecían divertirse. A la semana siguiente pasaron de nuevo por el mismo lugar, y de nuevo vieron a los mismos jóvenes, esta vez cantando y estudiando la Biblia. Tyson sintió curiosidad y le propuso a su hermano entrar y echar un vistazo.

UNA INVITACIÓNA regañadientes, su hermano accedió, así que ambos entraron en el templo. Uno de los

jóvenes los recibió en la puerta y los invitó a pasar. Ambos disfrutaron mucho. Una vez fi-nalizada la actividad, los invitaron a regresar a la semana siguiente.

Al llegar a casa, Tyson y su hermano le contaron a su madre que habían asistido a una reunión en la Iglesia Adventista, y que les habían pedido que volvieran a la semana siguien-te. Ella les permitió hacerlo, pero les recordó que todos los martes tenían partido de fútbol en la escuela. Ellos, sin embargo, decidieron ir a la reunión.

Todos los martes, los jóvenes adventistas de la ciudad de Belice se reúnen en sus iglesias para estudiar la Biblia, hacer cursos de cocina, impartir diversos seminarios o socializar. A cada uno se le pide que intente llevar al menos una visita, así tienen la oportunidad de al-canzar a otros jóvenes para Jesús.

Aquel martes, un joven invitó a Tyson a asistir a la Escuela Sabática, y desde aquel primer sábado en adelante no ha dejado de hacerlo, junto con su hermano. Pronto su madre estaba también asistiendo a la iglesia con ellos. Tras recibir estudios bíblicos, Tyson y su hermano se bautizaron.

Cuando terminó la secundaria, Tyson sintió que Dios lo estaba llamando a ser pastor, así que viajó a los Estados Unidos con la ilusión de estudiar Teología en la Universidad Andrews. Pero hacerlo resultaba demasiado caro, así que decidió irse a la Universidad Ad-ventista de Filipinas.

biar. Fue increíble. Entendí que cuanto más cerca de Jesús estás más se abre a tu entendimiento al conflicto espiritual que se desarrolla a nuestro alrededor. Todos lu-chamos contra maldades espirituales, y ahora mismo yo no sería capaz de ir a un club; sé que la música tendría sobre mí una influencia diabólica.

Dios ha hecho grandes milagros en mi vida y todavía continúa haciéndolos. Mi sueño es ver a millones de personas salva-das para el Reino de Dios. Por su gracia, yo mismo he podido participar en reuniones de evangelización, y he tenido el gozo de ver a cientos de personas bautizarse gracias a esas reuniones. Creo que muchos jóve-nes, y también muchos adultos, pueden caer a los pies de Jesús si nosotros nos uni-mos en favor de ellos.

Mi madre, a la que quiero inmensa-mente, siempre me dice: “No olvides que a ti te habían tirado a la basura; no olvides que perteneces a Dios, pues te salvó la vida, y que estás aquí para darle gloria”.

Belice 8 de noviembre

tanto por Compartir

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA16

Ya de vuelta en su país, Tyson ha traba-jado como pastor de varias iglesias. Actual-mente está casado y, junto con su esposa, son misioneros en Hong Kong. La madre de Tyson permanece fiel al Señor y su pa-dre asiste a la iglesia regularmente.

La conversión de esta familia fue posi-ble gracias a jóvenes adventistas dedicados que tomaron tiempo para formar a otros jóvenes, y que estaban dispuestos a aceptar el llamado de Dios para alcanzar a la ju-ventud y llevarla a los pies de Jesús.

LAS TRES CUARTAS PARTES DE LA IGLESIAAproximadamente las tres cuartas partes

de los adventistas de Belice son jóvenes. Du-rante las últimas décadas, la Unión de Belice ha organizado muchas actividades para ellos, pero siempre ha sido difícil encontrar un lugar apropiado para albergar a tanta gente. “Es un gran reto encontrar un edificio

cuyas instalaciones sean lo suficientemente grandes –dice el pastor Gillet, director de Jóvenes de la Unión de Belice–. Ya en los años ‘80 comenzamos a hablar de la necesi-dad de adquirir un lugar adecuado para cen-tro de evangelismo juvenil. Esto nos ha pa-recido siempre importante, puesto que daría a los jóvenes un sentido de pertenencia y de propósito, a la vez que un lugar donde aprender y recrearse juntos sanamente”.

“¡Hay tantas cosas en Belice que nos gustaría compartir con el resto del mundo! –añade el pastor Gillet–. Esperamos que muchos de nuestros hermanos y hermanas de otros países puedan conocernos y com-partir la fe con nosotros”.

Parte de las ofrendas de decimotercer sábado de este trimestre ayudará a cons-truir un centro de evangelismo para jóve-nes en Belice.

Belice 15 de noviembre

Soy el menor de dos hermanos. Nací veinte minutos después que mi gemelo, y crecí en un pueblecito de Belice llamado Burrell Boom.

Mi abuelo era pastor adventista, así que mi padre creció en la iglesia, aunque más tarde la abandonó. Mi madre nos ha criado como ad-ventistas y, cuando cumplí los trece años, me bauticé. Todas las semanas viajábamos casi trece kilómetros para ir a la iglesia, hasta que mi padre construyó una casa más cerca.

Como mi padre era camionero, cuando mi hermano y yo fuimos lo suficientemente mayores comenzamos a ayudarlo manejando el camión. Después, mi padre firmó un contrato con una compañía eléctrica de Belice, para instalar postes de luz. Aquel era un trabajo duro. Primero había que cavar zanjas de casi dos metros (seis pies) de profundi-dad, y después instalar los postes. Los trabajadores de mi padre tenían que subirse a ellos para instalar el tendido eléctrico. Pocos años después de haber comenzado el negocio, los empleados de mi padre se sintieron mal pagados y empezaron a robarle dinero.

LA CAÍDAEntonces, mi hermano gemelo y yo decidimos subirnos a los postes, para ayudar a

nuestro padre. Este es un trabajo duro y muy peligroso. Un día en que estaba subido a un poste, tuve problemas con el arnés de seguridad y me caí de una altura de doce metros (cuarenta pies). Me di de espaldas contra una roca y quedé inconsciente. Cuando recu-peré el conocimiento intenté moverme, pero estaba paralizado de cintura para abajo. Mi hermano fue a buscar ayuda y, tras un largo y arduo viaje al hospital, pude ser atendido por un médico. El doctor comenzó a pincharme los pies con una aguja, pero yo no sentía nada. Me dijo que no volvería a caminar. Yo tenía entonces 21 años.

Pero la fe en la que he sido criado me dio esperanza. Me sentía tranquilo y en paz. Mientras mi madre lloraba junto a mi cama, yo le dije:

–No te preocupes, mamá, estaré bien.Nunca olvidaré aquel momento. Cuán importante es la forma en que tus padres te

han criado. Dios me permitió sobrellevar esa crisis sin agobios y con la total seguridad de que algo bueno resultaría de todo aquello.

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 17

cuyas instalaciones sean lo suficientemente grandes –dice el pastor Gillet, director de Jóvenes de la Unión de Belice–. Ya en los años ‘80 comenzamos a hablar de la necesi-dad de adquirir un lugar adecuado para cen-tro de evangelismo juvenil. Esto nos ha pa-recido siempre importante, puesto que daría a los jóvenes un sentido de pertenencia y de propósito, a la vez que un lugar donde aprender y recrearse juntos sanamente”.

“¡Hay tantas cosas en Belice que nos gustaría compartir con el resto del mundo! –añade el pastor Gillet–. Esperamos que muchos de nuestros hermanos y hermanas de otros países puedan conocernos y com-partir la fe con nosotros”.

Parte de las ofrendas de decimotercer sábado de este trimestre ayudará a cons-truir un centro de evangelismo para jóve-nes en Belice.

Belice 15 de noviembre

un viaje inesperado Soy el menor de dos hermanos. Nací veinte

minutos después que mi gemelo, y crecí en un pueblecito de Belice llamado Burrell Boom.

Mi abuelo era pastor adventista, así que mi padre creció en la iglesia, aunque más tarde la abandonó. Mi madre nos ha criado como ad-ventistas y, cuando cumplí los trece años, me bauticé. Todas las semanas viajábamos casi trece kilómetros para ir a la iglesia, hasta que mi padre construyó una casa más cerca.

Como mi padre era camionero, cuando mi hermano y yo fuimos lo suficientemente mayores comenzamos a ayudarlo manejando el camión. Después, mi padre firmó un contrato con una compañía eléctrica de Belice, para instalar postes de luz. Aquel era un trabajo duro. Primero había que cavar zanjas de casi dos metros (seis pies) de profundi-dad, y después instalar los postes. Los trabajadores de mi padre tenían que subirse a ellos para instalar el tendido eléctrico. Pocos años después de haber comenzado el negocio, los empleados de mi padre se sintieron mal pagados y empezaron a robarle dinero.

LA CAÍDAEntonces, mi hermano gemelo y yo decidimos subirnos a los postes, para ayudar a

nuestro padre. Este es un trabajo duro y muy peligroso. Un día en que estaba subido a un poste, tuve problemas con el arnés de seguridad y me caí de una altura de doce metros (cuarenta pies). Me di de espaldas contra una roca y quedé inconsciente. Cuando recu-peré el conocimiento intenté moverme, pero estaba paralizado de cintura para abajo. Mi hermano fue a buscar ayuda y, tras un largo y arduo viaje al hospital, pude ser atendido por un médico. El doctor comenzó a pincharme los pies con una aguja, pero yo no sentía nada. Me dijo que no volvería a caminar. Yo tenía entonces 21 años.

Pero la fe en la que he sido criado me dio esperanza. Me sentía tranquilo y en paz. Mientras mi madre lloraba junto a mi cama, yo le dije:

–No te preocupes, mamá, estaré bien.Nunca olvidaré aquel momento. Cuán importante es la forma en que tus padres te

han criado. Dios me permitió sobrellevar esa crisis sin agobios y con la total seguridad de que algo bueno resultaría de todo aquello.

Jerome

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA18

MI PROPIA BICICLETADurante los primeros años después

del accidente, yo entraba y salía constan-temente del hospital. Un día, mientras estaba consultando Internet en mi casa, encontré una foto de una bicicleta que se pedaleaba con las manos. La descargué, ahorré algo de dinero para comprar los materiales e hice la mía propia. Animado por las personas que me veían trasladarme de un lugar a otro en mi nueva bicicleta, me sentí optimista y feliz. En una oca-sión, dos parejas de estadounidenses que viajaban en bicicleta estaban buscando en mi pueblo un lugar donde pasar la noche. Cuando se cruzaron conmigo en la tienda y vieron mi bicicleta amarilla, comenzaron a tomarle fotos. Me dijeron que me las enviarían por e-mail, y también se las en-viaron a otras personas. Poco tiempo des-pués, el Canal 7 de la Televisión de Belice se puso en contacto conmigo para hacer-me una entrevista. Tuve así la oportunidad

de contar mi historia y de compartir mi fe con todo el país.

TOCANDO LAS CONCIENCIASPara llamar la atención de la gente ha-

cia los discapacitados, me asocié con Care Belize, una institución que trabaja con personas discapacitadas y sus familiares. Organicé un viaje de 145 kilómetros (90 millas) a través del país. Un empresario alemán oyó hablar de mi proyecto y pro-veyó los materiales para que yo hiciera otra bicicleta, puesto que la primera pesaba demasiado. Me entrené con la vieja, pero hice el viaje con la nueva, que era de alu-minio, y tardé únicamente tres días.

Desde aquel primer viaje, he hecho muchos más de una punta a otra de Belice, por las principales autopistas del país. Mi mensaje es: “No mires a quien tiene una discapacidad como si no fuera capaz de ha-cer nada. Con Dios, si uno se lo propone, puede lograr grandes cosas”.

¿en qué Crees?Cuando yo tenía 27 años, el Señor cambió mi

vida. En aquel entonces era alcohólico, consumía drogas, fumaba dos paquetes de cigarrillos al día y estaba siempre en la calle; hasta que Dios intervino.

Era sábado por la noche y yo estaba en un bar, bebiendo con tres hombres; entre ellos, un policía. El cielo estaba despejado y la luna brilla-ba intensamente. Yo estaba mirando hacia el ex-terior del bar, más allá de la puerta, cuando vi a un joven que, desde la calle, comenzó a hacerme señas para que saliera. Salí y le pregunté qué quería. Dijo que quería hablar conmigo, pero no en aquel lugar. Así que, lo seguí con una botella de ron en la mano, creyendo que quería que charláramos mientras bebíamos.

Cuando nos acercamos al barrio en el que vivía mi padre, nos sentamos a un lado de la calle. Abrí la botella de ron, tomé un trago y se la pasé, pero entonces aquel des-conocido me dijo:

–No –y puso la botella en el suelo.Acto seguido, me preguntó:–¿Tienes fe?–No entiendo tu pregunta –le respondí.–Que si crees en algo –insistió él.Como mis padres eran adventistas, le dije que creía que el sábado es el día del Señor.–Yo también lo creo –me respondió–. Vamos a comprometernos el uno con el otro

a asistir a la iglesia el sábado.Yo acepté y nos dimos un apretón de manos. Entonces él se alejó, de espaldas, y de

pronto desapareció. Nunca más volví a verlo.

UN CAMBIO RADICALEl sábado siguiente fui a la iglesia, esperando encontrarme con él, pero él nunca llegó.

Sin embargo, mi vida comenzó a cambiar allí mismo. No volví a beber, ni a fumar, ni a consumir drogas. Eso fue hace cuarenta años. Hoy por hoy, estoy convencido de que aquel desconocido era un ángel con apariencia humana.

A todo el mundo le hablo de mi encuentro con el ángel, porque estoy convencido de que eso fue lo que pasó. Hablo de ello con mucha gente que bebe tanto como solía beber yo. Les cuento cómo Dios ha cambiado mi vida, y que lo mismo puede hacer con ellos si se lo permiten.

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 19

de contar mi historia y de compartir mi fe con todo el país.

TOCANDO LAS CONCIENCIASPara llamar la atención de la gente ha-

cia los discapacitados, me asocié con Care Belize, una institución que trabaja con personas discapacitadas y sus familiares. Organicé un viaje de 145 kilómetros (90 millas) a través del país. Un empresario alemán oyó hablar de mi proyecto y pro-veyó los materiales para que yo hiciera otra bicicleta, puesto que la primera pesaba demasiado. Me entrené con la vieja, pero hice el viaje con la nueva, que era de alu-minio, y tardé únicamente tres días.

Desde aquel primer viaje, he hecho muchos más de una punta a otra de Belice, por las principales autopistas del país. Mi mensaje es: “No mires a quien tiene una discapacidad como si no fuera capaz de ha-cer nada. Con Dios, si uno se lo propone, puede lograr grandes cosas”.

Belice 22 de noviembre

¿en qué Crees?Cuando yo tenía 27 años, el Señor cambió mi

vida. En aquel entonces era alcohólico, consumía drogas, fumaba dos paquetes de cigarrillos al día y estaba siempre en la calle; hasta que Dios intervino.

Era sábado por la noche y yo estaba en un bar, bebiendo con tres hombres; entre ellos, un policía. El cielo estaba despejado y la luna brilla-ba intensamente. Yo estaba mirando hacia el ex-terior del bar, más allá de la puerta, cuando vi a un joven que, desde la calle, comenzó a hacerme señas para que saliera. Salí y le pregunté qué quería. Dijo que quería hablar conmigo, pero no en aquel lugar. Así que, lo seguí con una botella de ron en la mano, creyendo que quería que charláramos mientras bebíamos.

Cuando nos acercamos al barrio en el que vivía mi padre, nos sentamos a un lado de la calle. Abrí la botella de ron, tomé un trago y se la pasé, pero entonces aquel des-conocido me dijo:

–No –y puso la botella en el suelo.Acto seguido, me preguntó:–¿Tienes fe?–No entiendo tu pregunta –le respondí.–Que si crees en algo –insistió él.Como mis padres eran adventistas, le dije que creía que el sábado es el día del Señor.–Yo también lo creo –me respondió–. Vamos a comprometernos el uno con el otro

a asistir a la iglesia el sábado.Yo acepté y nos dimos un apretón de manos. Entonces él se alejó, de espaldas, y de

pronto desapareció. Nunca más volví a verlo.

UN CAMBIO RADICALEl sábado siguiente fui a la iglesia, esperando encontrarme con él, pero él nunca llegó.

Sin embargo, mi vida comenzó a cambiar allí mismo. No volví a beber, ni a fumar, ni a consumir drogas. Eso fue hace cuarenta años. Hoy por hoy, estoy convencido de que aquel desconocido era un ángel con apariencia humana.

A todo el mundo le hablo de mi encuentro con el ángel, porque estoy convencido de que eso fue lo que pasó. Hablo de ello con mucha gente que bebe tanto como solía beber yo. Les cuento cómo Dios ha cambiado mi vida, y que lo mismo puede hacer con ellos si se lo permiten.

Ricardo

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA20

Unos años después de mi conversión regresé al pueblo donde tuve aquel en-cuentro que cambió mi vida, para dar una campaña de evangelización. La gente me conocía como había sido anteriormente, pero, durante las dos semanas que duró la campaña, doce almas entregaron su vida a Cristo porque les impactó ver el cambio tan grande que se había producido en mí.

TRABAJANDO PARA EL SEÑORNo deja de asombrarme todo lo que el

Señor ha hecho conmigo. Aunque apenas tengo educación formal, porque abandoné la escuela a los doce años, el Señor me ha permitido trabajar para él. He servido como traductor de libros religiosos del inglés al es-pañol; por su gracia, he formado diez peque-ños grupos, de los cuales ocho son ya iglesias organizadas. Dios me ha dado el privilegio de presentar numerosas campañas de evan-gelización y dar estudios bíblicos, con un resultado más de mil bautismos.

Sé que el diablo no está nada contento con la gran transformación que he experi-mentado. Durante un año en que di siete campañas de evangelización perdí a varios

miembros de mi familia en accidentes. En un período de 18 meses murieron mi pa-dre, mi hermana, dos hermanos y dos so-brinos, todos ellos en accidentes de tránsi-to. Algunas personas me han dicho:

–¿Por qué no dejas de evangelizar?Pero yo les digo que nunca dejaré de

hacerlo; que aunque Satanás continúe ata-cándome, yo continuaré predicando.

De hecho, los ataques del enemigo han fortalecido aún más mi fe.

No soy pastor, sino primer anciano de mi iglesia. Durante años fui gerente de una empresa de muebles, y ahora trabajo para una compañía de seguros. Además, tengo una granjita y vendo cocos, paltas (aguaca-tes), mangos, nabos, ciruelas, frutipanes, naranjas, limones… y tengo árboles para vender madera. También tengo una esposa maravillosa y cuatro hijos adultos. El Se-ñor me ha bendecido enormemente, y por eso todo lo que me da lo uso para su gloria.

Cuando Cristo vuelva quiero hacerle muchas preguntas, pero la más importante es: “¿Quién era el ángel que se me apareció aquella noche?” Ojalá Jesús me lo presente allá en el cielo.

Belice 29 de noviembre

el bar que se Convirtió en iglesia

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 21

miembros de mi familia en accidentes. En un período de 18 meses murieron mi pa-dre, mi hermana, dos hermanos y dos so-brinos, todos ellos en accidentes de tránsi-to. Algunas personas me han dicho:

–¿Por qué no dejas de evangelizar?Pero yo les digo que nunca dejaré de

hacerlo; que aunque Satanás continúe ata-cándome, yo continuaré predicando.

De hecho, los ataques del enemigo han fortalecido aún más mi fe.

No soy pastor, sino primer anciano de mi iglesia. Durante años fui gerente de una empresa de muebles, y ahora trabajo para una compañía de seguros. Además, tengo una granjita y vendo cocos, paltas (aguaca-tes), mangos, nabos, ciruelas, frutipanes, naranjas, limones… y tengo árboles para vender madera. También tengo una esposa maravillosa y cuatro hijos adultos. El Se-ñor me ha bendecido enormemente, y por eso todo lo que me da lo uso para su gloria.

Cuando Cristo vuelva quiero hacerle muchas preguntas, pero la más importante es: “¿Quién era el ángel que se me apareció aquella noche?” Ojalá Jesús me lo presente allá en el cielo.

Belice 29 de noviembre

el bar que se Convirtió en iglesia

En el pueblo de Cotton Tree, Belice, no ha-bía ni un solo adventista. Por eso Ricardo quería llevar las buenas nuevas del mensaje de los tres ángeles a sus 1.580 habitantes.

En noviembre de 2012, junto con un ami-go, Ricardo visitó puerta por puerta todos los hogares de Cotton Tree, ofreciendo a sus habitantes estudios bíblicos y viendo sus nece-sidades para saber en qué podía ser útil. Un día, mientras los dos amigos iban caminando por la calle, se cruzaron con Víctor.

–Buenas tardes, señor. Somos miembros de la Iglesia Adventista y estamos realizando una encuesta. ¿Cree usted en Jesucristo? –le preguntaron.

Víctor contestó que sí, así que Ricardo continuó hablando:–Entonces, nos gustaría invitarlo a nuestra iglesia este sábado.

¿QUÉ DÍA?–Querrá decir este domingo –comentó Víctor.–No –le confirmó Ricardo–, nosotros guardamos el séptimo día bíblico, que es el

sábado, el día del Señor.El interés de Víctor por saber más se despertó inmediatamente. Ese mismo sábado

llegó puntual a la iglesia de St. Matthews, que se encuentra a unos doce kilómetros (siete millas) de Cotton Tree. Y continuó asistiendo semana tras semana, hasta que decidió entregar su vida a Cristo por medio del bautismo.

El primer reto que se encontró Víctor tuvo que ver con su negocio. Era propietario de un bar con pista de baile y, para ser fiel al Señor, decidió cerrarlo.

Víctor sentía un gran deseo de compartir con sus amigos y sus vecinos las maravillosas verdades que había descubierto en la Biblia, y para lograrlo colaboró en la celebración de una serie de campañas de evangelización tres semanas antes de su bautismo. Las reuniones tuvieron lugar en una tienda que se colocó al lado de su antiguo bar. Finalizada la campaña, 28 personas más de Cotton Tree decidieron bautizarse; entre ellas, mujeres que se habían alegrado mucho de que Víctor hubiera cerrado su bar, ya que sus esposos eran clientes.

El nuevo grupo de creyentes bautizados necesitaba un templo donde reunirse, por lo que Víctor ofreció una parte del edificio que antiguamente había albergado el bar.

Víctor

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA22

–Antes, aquí se bebía y se bailaba –les dijo Víctor a los nuevos conversos–, pero voy a quitar ese cartel y vamos a usar este lugar para alabar el nombre de Dios.

El edificio está actualmente dividido en dos partes, y ambas proveen alimento. La primera parte es el nuevo negocio de Víctor: una tienda de productos alimen-tarios; la segunda, un salón de culto en el que cada sábado se comparte el Pan de vida.

Los adventistas de Belice, especial-mente los más jóvenes, son muy activos en la labor misionera. Parte de las ofrendas de decimotercer sábado de este trimestre ayudarán a la construcción de un campa-mento para jóvenes en el norte de Belice. Por favor, hagan planes para colaborar con generosidad en este proyecto, que proveerá alimento a nuestros hermanos y hermanas de este pequeño país de Centroamérica.

CÁPSULA INFORMATIVA• San Pedro es una hermosa isla situada en la

costa de Belice

• La Misión de Belice se fundó en 1929

• Cuenta con 85 iglesias y con un total de 39 518 miembros

• Más de las tres cuartas partes de sus miembros son menores de 35 años

• Belice tiene una población de 334 000 habitantes, lo que supone una proporción de un adventista por cada 8,45 habitantes

la maestra de trenCh town

Trench Town es un barrio marginal de Kingston, la capital de Jamaica, conocido por el reggae, por su pobreza y por su alto nivel de de-lincuencia. Ciudad natal de Bob Marley, Trench Town ha quedado inmortalizado en algunas de sus canciones.

Los niños de este barrio a menudo se depier-tan por la noche con el sonido de los disparos de las bandas callejeras. También es común que se incendien las casas deliberadamente. Por estas razones, durante el día, tanto a niños como a adolescentes se les hace muy difícil concentrarse en la escuela. La mayoría va a clases sin desayunar, y no es extraño ver a gente en las calles morir de hambre.

“Trench Town da miedo –dice Robert Taylor, sargento de policía que lleva más de veinte años trabajando en este barrio de Kingston–, tanto por las armas de fuego que ahí abundan como por los jóvenes que las llevan. Tienen entre 14 y 25 años, y no respetan nada ni a nadie. No tienen un propósito en la vida, nada por lo que vivir”.

ESTA ES TU MISIÓNPero Lurline James, directora de la Escuela Primaria Adventista de Trench Town, está

haciendo mucho por cambiar todo eso. La escuela, que comenzó siendo una Escuela Bíblica de Vacaciones, se inauguró en 1997.

“El Señor me dirigió a ese lugar –comenta Lurline–. Yo simplemente quería ayudar en la Escuela Bíblica de Vacaciones, pero la directora de Educación de la Misión de Beli-ce me dijo que querían fundar allí una escuela, y me invitó a formar parte de ese proyec-to. Yo no acepté, pues ya tenía trabajo como maestra en una prestigiosa escuela pública”. Pero, cuando Lurline se fue a casa, comenzó a pensar en la posibilidad de una escuela adventista en Trench Town y sintió que el Señor le decía: “Esa es tu misión”.

VALIOSAS OPORTUNIDADESLa Escuela Adventista de Trench Town ofrece un entorno seguro para niños de entre

dos y seis años, donde pueden recibir educación y socializar sin miedo. El número de alum-nos ha pasado de 23 en 1997 a 104 en 2014.

Lurline no se arrepiente de haber dejado su antiguo trabajo para trasladarse a este barrio

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 23

CÁPSULA INFORMATIVA• San Pedro es una hermosa isla situada en la

costa de Belice

• La Misión de Belice se fundó en 1929

• Cuenta con 85 iglesias y con un total de 39 518 miembros

• Más de las tres cuartas partes de sus miembros son menores de 35 años

• Belice tiene una población de 334 000 habitantes, lo que supone una proporción de un adventista por cada 8,45 habitantes

Jamaica 6 de diciembre

la maestra de trenCh town

Trench Town es un barrio marginal de Kingston, la capital de Jamaica, conocido por el reggae, por su pobreza y por su alto nivel de de-lincuencia. Ciudad natal de Bob Marley, Trench Town ha quedado inmortalizado en algunas de sus canciones.

Los niños de este barrio a menudo se depier-tan por la noche con el sonido de los disparos de las bandas callejeras. También es común que se incendien las casas deliberadamente. Por estas razones, durante el día, tanto a niños como a adolescentes se les hace muy difícil concentrarse en la escuela. La mayoría va a clases sin desayunar, y no es extraño ver a gente en las calles morir de hambre.

“Trench Town da miedo –dice Robert Taylor, sargento de policía que lleva más de veinte años trabajando en este barrio de Kingston–, tanto por las armas de fuego que ahí abundan como por los jóvenes que las llevan. Tienen entre 14 y 25 años, y no respetan nada ni a nadie. No tienen un propósito en la vida, nada por lo que vivir”.

ESTA ES TU MISIÓNPero Lurline James, directora de la Escuela Primaria Adventista de Trench Town, está

haciendo mucho por cambiar todo eso. La escuela, que comenzó siendo una Escuela Bíblica de Vacaciones, se inauguró en 1997.

“El Señor me dirigió a ese lugar –comenta Lurline–. Yo simplemente quería ayudar en la Escuela Bíblica de Vacaciones, pero la directora de Educación de la Misión de Beli-ce me dijo que querían fundar allí una escuela, y me invitó a formar parte de ese proyec-to. Yo no acepté, pues ya tenía trabajo como maestra en una prestigiosa escuela pública”. Pero, cuando Lurline se fue a casa, comenzó a pensar en la posibilidad de una escuela adventista en Trench Town y sintió que el Señor le decía: “Esa es tu misión”.

VALIOSAS OPORTUNIDADESLa Escuela Adventista de Trench Town ofrece un entorno seguro para niños de entre

dos y seis años, donde pueden recibir educación y socializar sin miedo. El número de alum-nos ha pasado de 23 en 1997 a 104 en 2014.

Lurline no se arrepiente de haber dejado su antiguo trabajo para trasladarse a este barrio

Lurline

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA24

marginal. “Esta es una gran oportunidad de ayudar a estos niños –dice–. Los maestros somos cristianos, y los padres agradecen que eduquemos a sus hijos en nuestros princi-pios y valores”.

Lurline recuerda una ocasión en la que el padre de uno de sus alumnos murió y el alumno comenzó a llegar a la escuela con mucho miedo. “Cuando alguien muere, los niños tienen miedo de que vuelva a buscar-los –explica Lurline–, así que les tengo que explicar que, cuando uno se muere, no pue-de regresar hasta que Jesús lo resucite en su segunda venida”. Cuando los niños oyen esto, se quedan tranquilos.

PREMIOSEsta escuela provee una educación de

calidad, y numerosas oportunidades para sus alumnos. “Son muy inteligentes –cuen-ta Lurline con orgullo–. Hemos obtenido el primer lugar en un concurso regional y también hemos recibido una medalla de bronce del Ministerio de Cultura de Jamai-ca”.

Jamaica, el país natal de Usain Bolt, el hombre más veloz del mundo, y de She-lly-Ann Fraser Pryce, una de las mujeres más veloces, siente una gran admiración

por el atletismo. Los estudiantes de Trench Town han ganado muchas medallas en ca-rreras de velocidad.

“Es muy gratificante ver la transforma-ción de nuestros alumnos en niños más feli-ces y más confiados”. Lurline también con-sidera que los desayunos de oración que se ofrecen regularmente a los padres los han ayudado a integrarse más en su pequeña es-cuela. “Los padres vienen, y tenemos así la oportunidad de orar con ellos. Siempre lo agradecen”.

La escuela también ofrece el almuerzo diario a los alumnos. “Una de las mayores necesidades que tienen estos niños es la de recibir una alimentación adecuada –expli-ca Lurline–. Aunque nosotros les ofrece-mos un almuerzo saludable y abundante, ellos no desayunan bien, así que debemos darles algo extra antes del almuerzo”. Cuando se van a sus casas tienen el estó-mago lleno, además de la mente deseosa de aprender, y llena de esperanza y del amor de Jesús.

La Iglesia Adventista de Trench Town subsidia las tres cuartas partes de las matrí-culas de los niños y provee sopa caliente para toda la comunidad los martes. El re-cinto del templo siempre está lleno ese día de la semana.

JAMAICA 13 de diciembre

el refugio del buen samaritano

El flamante BMW avanzaba lentamente por los barrios más pobres de Kingston, la capi-tal de Jamaica. Parecía estar totalmente fuera de lugar en aquellas calles atestadas de pobres y des-perdicios. Un grupo observaba desconfiadamen-te al conductor, que se acercó a ellos ofreciéndo-les llevarlos a recibir almuerzo gratuitamente.

“Aquella gente sin techo no quería subirse al auto porque no confiaba en mí –comenta Cecil Foster, presidente de ASI, de la Asociación del Este de Jamaica–. La mayoría quiso ir an-dando hasta el lugar, así que les indiqué cómo llegar para que pudieran comer algo”. Otros miembros del equipo de ASI se encontraban en una de las plazas de la ciudad invitando a tanta gente necesitada como fuera posible a acercarse y recibir algo de alimento gratis.

Unas semanas antes, Cecil y su recientemente elegido equipo de ASI se habían reu-nido con el fin de establecer sus prioridades para el año entrante. “Nuestra primera reu-nión comenzó temprano, a las cinco de la mañana. Teníamos como objetivo orar, para intentar comprender qué quería Dios que hiciéramos. Tras dos horas de oración, decidi-mos hacer algo para ayudar a los más desfavorecidos de Kingston. Hablamos con los di-rigentes de la Asociación del Este de Jamaica, y nos dijeron que ellos tenían planes de hacer lo mismo”, afirma Cecil. Y así comenzó el proyecto del Refugio del Buen Samari-tano, que consistía básicamente en encontrar un lugar donde prestar asistencia a los ha-bitantes de los barrios más marginales de Kingston.

ALMUERZO GRATISEl 23 de diciembre de 1997, cuando el equipo de ASI distribuyó por primera vez

almuerzo entre los más pobres de Kingston, hubo bastantes sobras. “Aquel primer día nos sobraron más de la mitad de los almuerzos que habíamos preparado –cuenta Cecil–. Allí estábamos, en la calle, entre sillas y bancos vacíos… y almuerzos sin tocar”. Pero el equipo no se rindió. La segunda semana pudieron entregar más raciones; y la tercera, llegó tanta gente que el equipo de ASI tuvo que dejar de publicitar el evento. Pasaron de 50 almuerzos por semana a 100, después a 150 y a 200. Actualmente, sirven más de 900 almuerzos gratuitos a la semana, lo que supone un total de 48 mil al año.

“Nos quedamos todos atónitos ante el éxito del proyecto –confiesa Cecil–. ¿No es increíble lo rápido que ha crecido?”

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 25

por el atletismo. Los estudiantes de Trench Town han ganado muchas medallas en ca-rreras de velocidad.

“Es muy gratificante ver la transforma-ción de nuestros alumnos en niños más feli-ces y más confiados”. Lurline también con-sidera que los desayunos de oración que se ofrecen regularmente a los padres los han ayudado a integrarse más en su pequeña es-cuela. “Los padres vienen, y tenemos así la oportunidad de orar con ellos. Siempre lo agradecen”.

La escuela también ofrece el almuerzo diario a los alumnos. “Una de las mayores necesidades que tienen estos niños es la de recibir una alimentación adecuada –expli-ca Lurline–. Aunque nosotros les ofrece-mos un almuerzo saludable y abundante, ellos no desayunan bien, así que debemos darles algo extra antes del almuerzo”. Cuando se van a sus casas tienen el estó-mago lleno, además de la mente deseosa de aprender, y llena de esperanza y del amor de Jesús.

La Iglesia Adventista de Trench Town subsidia las tres cuartas partes de las matrí-culas de los niños y provee sopa caliente para toda la comunidad los martes. El re-cinto del templo siempre está lleno ese día de la semana.

JAMAICA 13 de diciembre

el refugio del buen samaritano

El flamante BMW avanzaba lentamente por los barrios más pobres de Kingston, la capi-tal de Jamaica. Parecía estar totalmente fuera de lugar en aquellas calles atestadas de pobres y des-perdicios. Un grupo observaba desconfiadamen-te al conductor, que se acercó a ellos ofreciéndo-les llevarlos a recibir almuerzo gratuitamente.

“Aquella gente sin techo no quería subirse al auto porque no confiaba en mí –comenta Cecil Foster, presidente de ASI, de la Asociación del Este de Jamaica–. La mayoría quiso ir an-dando hasta el lugar, así que les indiqué cómo llegar para que pudieran comer algo”. Otros miembros del equipo de ASI se encontraban en una de las plazas de la ciudad invitando a tanta gente necesitada como fuera posible a acercarse y recibir algo de alimento gratis.

Unas semanas antes, Cecil y su recientemente elegido equipo de ASI se habían reu-nido con el fin de establecer sus prioridades para el año entrante. “Nuestra primera reu-nión comenzó temprano, a las cinco de la mañana. Teníamos como objetivo orar, para intentar comprender qué quería Dios que hiciéramos. Tras dos horas de oración, decidi-mos hacer algo para ayudar a los más desfavorecidos de Kingston. Hablamos con los di-rigentes de la Asociación del Este de Jamaica, y nos dijeron que ellos tenían planes de hacer lo mismo”, afirma Cecil. Y así comenzó el proyecto del Refugio del Buen Samari-tano, que consistía básicamente en encontrar un lugar donde prestar asistencia a los ha-bitantes de los barrios más marginales de Kingston.

ALMUERZO GRATISEl 23 de diciembre de 1997, cuando el equipo de ASI distribuyó por primera vez

almuerzo entre los más pobres de Kingston, hubo bastantes sobras. “Aquel primer día nos sobraron más de la mitad de los almuerzos que habíamos preparado –cuenta Cecil–. Allí estábamos, en la calle, entre sillas y bancos vacíos… y almuerzos sin tocar”. Pero el equipo no se rindió. La segunda semana pudieron entregar más raciones; y la tercera, llegó tanta gente que el equipo de ASI tuvo que dejar de publicitar el evento. Pasaron de 50 almuerzos por semana a 100, después a 150 y a 200. Actualmente, sirven más de 900 almuerzos gratuitos a la semana, lo que supone un total de 48 mil al año.

“Nos quedamos todos atónitos ante el éxito del proyecto –confiesa Cecil–. ¿No es increíble lo rápido que ha crecido?”

Cecil Foster

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA26

“Pocas cosas hay peores que pasar hambre –dice Joy, una mujer que acude frecuente-mente al Refugio del Buen Samaritano, de Kingston, Jamaica–. Hay mucha gente que pasa hambre, y eso le amarga la vida y el ca-rácter”. Pero, desde que llegaron al Refugio por primera vez, Joy y sus dos hijos están mu-cho mejor. “Aquí nos dan de comer; por eso siempre estamos impacientes porque llegue el día de venir”. Además de la comida, Joy ha recibido ayuda del equipo de ASI para los pagos de la escuela de su hija, así como para nuevos zapatos y mochilas para su hijo. “Estoy muy, muy agradecida con ellos; me siento bendecida por su labor”.

“Lo que me gusta del Refugio –dice Lloyd– es que ofrece mucho más que comida: nos da autoestima; realmente causa un impacto positivo en nuestra vida”. Lloyd era alco-hólico, pero desde su primer contacto con este proyecto ha experimentado una verdade-ra transformación. Ya no bebe, y trabaja como vigilante de seguridad en el Refugio, bajo las órdenes de su gerente, Vermont Murray.

“El hermano Murray es una persona muy agradable; y la hermana Moore, la encar-gada de los registros, es una mujer encantadora. Sin ellos, no sé qué habría sido de todos nosotros. Ellos han sabido comunicarse con nosotros a nuestro nivel, y si podemos co-municarnos podemos mejorar nuestro entorno”.

UNA METAMORFOSISBeulett Carol Hunter, miembro del equipo de ASI que trabaja como analista e inves-

tigadora para el Ministerio de Educación de Jamaica, ha participado en el Refugio del Buen Samaritano desde el principio. “Me uní al equipo cuando apenas teníamos una carpa. Se acercaban a nosotros personas con pocos recursos económicos; algunas vivían en la calle. También llegaban niños con problemas de integración y dificultades de apren-dizaje. Todos tenían pocas esperanzas de mejorar. Y estaban sucios, y no olían bien. Pero entonces pudimos ofrecerles instalaciones para que pudieran bañarse y lavar la ropa, y les enseñamos principios básicos de higiene. La primera vez que llegaron eran bulliciosos y desordenados, y se apresuraban a recoger su comida. Nunca nadie les había enseñado disciplina ni modales. Pero, con el paso de los años, hemos podido ver un cambio en ellos, en su manera de vestir y en su higiene. A los niños los llevábamos a veces al Club

UN RÁPIDO CRECIMIENTOAunque comenzó discretamente, sir-

viendo almuerzos en las calles, el proyecto del Refugio del Buen Samaritano goza hoy de gran reconocimiento público en Kings-ton. Se ha podido comprar y reformar un almacén de una antigua fábrica situado detrás de una iglesia adventista, desde el cual se pueden atender mejor las necesida-des de los habitantes más desfavorecidos de la capital. Los servicios que ofrecen in-cluyen baños y material higiénico, cortes de pelo, lavandería, ropa y zapatos, aten-ción sanitaria, ferias de salud, clases de apoyo a estudiantes, regalos de Navidad para niños y ancianos, y almuerzos tres días por semana; todo ello gratuitamente. Desde el año 2012 cuentan también con un albergue con capacidad para treinta ca-mas, donde se ofrece atención a mujeres en situaciones de abuso o de crisis.

“Varias empresas colaboran con noso-tros, haciendo posible todo esto –aclara Cecil–; entre ellas, un banco y un agente de bolsa”.

UNA PASIÓNKerry-Ann Gray, ayudante de Cecil,

habla de la influencia que ella ha tenido sobre él y sobre los demás miembros del equipo: “Nos animamos a participar en este proyecto porque estaba Cecil. Como su ayudante, puedo escuchar de primera mano todas sus ideas. No solamente consi-gue el dinero para llevarlas a cabo, sino también cree profundamente en lo que hace. Sus colaboradores disfrutamos de esa sensación tan agradable de poder formar parte de algo tan grande como influir en la vida de la gente. Es un privilegio colaborar en este equipo”.

Parte de las ofrendas de decimotercer sábado de este trimestre irán destinadas a la creación de una clínica de maternidad y de un centro de salud que incluye servicios dentales.

pasar hambre

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 27

“Pocas cosas hay peores que pasar hambre –dice Joy, una mujer que acude frecuente-mente al Refugio del Buen Samaritano, de Kingston, Jamaica–. Hay mucha gente que pasa hambre, y eso le amarga la vida y el ca-rácter”. Pero, desde que llegaron al Refugio por primera vez, Joy y sus dos hijos están mu-cho mejor. “Aquí nos dan de comer; por eso siempre estamos impacientes porque llegue el día de venir”. Además de la comida, Joy ha recibido ayuda del equipo de ASI para los pagos de la escuela de su hija, así como para nuevos zapatos y mochilas para su hijo. “Estoy muy, muy agradecida con ellos; me siento bendecida por su labor”.

“Lo que me gusta del Refugio –dice Lloyd– es que ofrece mucho más que comida: nos da autoestima; realmente causa un impacto positivo en nuestra vida”. Lloyd era alco-hólico, pero desde su primer contacto con este proyecto ha experimentado una verdade-ra transformación. Ya no bebe, y trabaja como vigilante de seguridad en el Refugio, bajo las órdenes de su gerente, Vermont Murray.

“El hermano Murray es una persona muy agradable; y la hermana Moore, la encar-gada de los registros, es una mujer encantadora. Sin ellos, no sé qué habría sido de todos nosotros. Ellos han sabido comunicarse con nosotros a nuestro nivel, y si podemos co-municarnos podemos mejorar nuestro entorno”.

UNA METAMORFOSISBeulett Carol Hunter, miembro del equipo de ASI que trabaja como analista e inves-

tigadora para el Ministerio de Educación de Jamaica, ha participado en el Refugio del Buen Samaritano desde el principio. “Me uní al equipo cuando apenas teníamos una carpa. Se acercaban a nosotros personas con pocos recursos económicos; algunas vivían en la calle. También llegaban niños con problemas de integración y dificultades de apren-dizaje. Todos tenían pocas esperanzas de mejorar. Y estaban sucios, y no olían bien. Pero entonces pudimos ofrecerles instalaciones para que pudieran bañarse y lavar la ropa, y les enseñamos principios básicos de higiene. La primera vez que llegaron eran bulliciosos y desordenados, y se apresuraban a recoger su comida. Nunca nadie les había enseñado disciplina ni modales. Pero, con el paso de los años, hemos podido ver un cambio en ellos, en su manera de vestir y en su higiene. A los niños los llevábamos a veces al Club

UNA PASIÓNKerry-Ann Gray, ayudante de Cecil,

habla de la influencia que ella ha tenido sobre él y sobre los demás miembros del equipo: “Nos animamos a participar en este proyecto porque estaba Cecil. Como su ayudante, puedo escuchar de primera mano todas sus ideas. No solamente consi-gue el dinero para llevarlas a cabo, sino también cree profundamente en lo que hace. Sus colaboradores disfrutamos de esa sensación tan agradable de poder formar parte de algo tan grande como influir en la vida de la gente. Es un privilegio colaborar en este equipo”.

Parte de las ofrendas de decimotercer sábado de este trimestre irán destinadas a la creación de una clínica de maternidad y de un centro de salud que incluye servicios dentales.

Jamaica 20 de diciembre

pasar hambre

El Refugio del Buen Samaritano

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA28

de Conquistadores, y hablábamos indivi-dualmente con cada uno de ellos. ¡Qué gran metamorfosis! Ahora vemos a perso-nas mucho más sanas, más limpias, con quienes se puede conversar. Y participan activamente en nuestros devocionales. Les gusta cantar, quieren participar… y todos ellos vienen de barrios muy marginales, por lo que no cabría esperar mucho más allá de malas palabras”.

Beulett Carol atribuye esta gran meta-morfosis a la mejor nutrición, a las charlas sobre salud y a los devocionales. “Quere-mos que vean que la vida no se reduce a quedarse en las calles de los barrios margi-nales, sin hacer nada; que pueden lograr grandes cosas, a pesar de sus circunstancias tan difíciles. Queremos que puedan tener una mentalidad abierta, para que no se queden satisfechos con lo que son ahora. Queremos poner el cielo delante de ellos”.

UN NUEVO COMIENZONema y su madre llegaron por primera

vez al Refugio cuando Nema estaba en la secundaria. “Una vez que cruzas las puer-tas del Refugio, dejas atrás tus problemas,

porque aquí lo que se ofrece es un nuevo comienzo –dice Nema–. Es un lugar de alabanza y de paz; un lugar donde recibir educación, ropa, libros, y toda la ayuda que necesitamos”.

Nema está estudiando Enfermería. “El Refugio ha ejercido una influencia enorme sobre mi educación –afirma–. Tuve que dejar de estudiar porque era demasiado caro, y cuando creí que ya no había opor-tunidad para mí el Refugio me permitió volver a estudiar. Este es como un hogar para mí, como mi familia, mi refugio. An-tes de venir aquí yo era muy tímida, pero he aprendido a salir de mi cascarón. Aquí aprendes a hablar con los demás, a hablar con Dios, y te das cuenta de lo mucho que él hace por ti. Mi vida ha cambiado com-pletamente gracias al Refugio. No creo que hubiera podido progresar tanto en mi edu-cación ni en mi espiritualidad si no fuera por el Refugio”.

Podemos ayudar al Refugio del Buen Samaritano mediante una ofrenda genero-sa de decimotercer sábado. Muchas gracias por tu apoyo.

27 de diciembre

programa del deCimoterCer sábado

Participantes: Un narrador y cuatro personas más (una dama y tres hombres). [Aclaración: Los participantes no necesitan memorizar sus partes, pero sí deberían estar lo suficientemente familiarizados con el material para presentarlo sin leer palabra por palabra. Deben ensayarlo previamente, para que se sien-tan cómodos con el contenido.]

Materiales: Un mapa del territorio de la División Interamericana, dando especial protagonismo a Belice y a Jamaica (con un color destacado, mayor tamaño, etc.). Pue-den escanear el mapa de la tapa posterior del folleto de Escuela Sabática y proyectarlo so-bre una pantalla, o descargarlo de la página web www.AdventistMission.org [en inglés], donde también encontrarán fotografías inte-resantes.

Narrador: Durante este trimestre que está a punto de finalizar, hemos escuchado relatos de nuestros hermanos y hermanas de Belice y Jamaica. Han compartido con noso-tros sus alegrías y tristezas, y cómo Jesús ha influido en su vida de modo increíble. Des-de un feto que fue arrojado a la basura, hasta la maestra de Trench Town, hemos visto cómo Dios actúa a través de muchas perso-

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 29

porque aquí lo que se ofrece es un nuevo comienzo –dice Nema–. Es un lugar de alabanza y de paz; un lugar donde recibir educación, ropa, libros, y toda la ayuda que necesitamos”.

Nema está estudiando Enfermería. “El Refugio ha ejercido una influencia enorme sobre mi educación –afirma–. Tuve que dejar de estudiar porque era demasiado caro, y cuando creí que ya no había opor-tunidad para mí el Refugio me permitió volver a estudiar. Este es como un hogar para mí, como mi familia, mi refugio. An-tes de venir aquí yo era muy tímida, pero he aprendido a salir de mi cascarón. Aquí aprendes a hablar con los demás, a hablar con Dios, y te das cuenta de lo mucho que él hace por ti. Mi vida ha cambiado com-pletamente gracias al Refugio. No creo que hubiera podido progresar tanto en mi edu-cación ni en mi espiritualidad si no fuera por el Refugio”.

Podemos ayudar al Refugio del Buen Samaritano mediante una ofrenda genero-sa de decimotercer sábado. Muchas gracias por tu apoyo.

27 de diciembre

programa del deCimoterCer sábadoPrimer himno Nº 87Bienvenida Director o maestro de Escuela SabáticaOración Programa “Un regalo duradero”Ofrenda Último himno Nº 557Última oración

Participantes: Un narrador y cuatro personas más (una dama y tres hombres). [Aclaración: Los participantes no necesitan memorizar sus partes, pero sí deberían estar lo suficientemente familiarizados con el material para presentarlo sin leer palabra por palabra. Deben ensayarlo previamente, para que se sien-tan cómodos con el contenido.]

Materiales: Un mapa del territorio de la División Interamericana, dando especial protagonismo a Belice y a Jamaica (con un color destacado, mayor tamaño, etc.). Pue-den escanear el mapa de la tapa posterior del folleto de Escuela Sabática y proyectarlo so-bre una pantalla, o descargarlo de la página web www.AdventistMission.org [en inglés], donde también encontrarán fotografías inte-resantes.

Narrador: Durante este trimestre que está a punto de finalizar, hemos escuchado relatos de nuestros hermanos y hermanas de Belice y Jamaica. Han compartido con noso-tros sus alegrías y tristezas, y cómo Jesús ha influido en su vida de modo increíble. Des-de un feto que fue arrojado a la basura, hasta la maestra de Trench Town, hemos visto cómo Dios actúa a través de muchas perso-

nas en el territorio de la División Interame-ricana.

Hoy vamos a conocer a algunos de los dirigentes de la iglesia en Belice y Jamaica, que recibirán nuestras ofrendas del decimo-tercer sábado. Dichas ofrendas están destina-das a la compra de un terreno donde cons-truir instalaciones apropiadas para las actividades nacionales de los jóvenes de Beli-ce, así como una clínica de maternidad y una clínica dental en el Refugio del Buen Sama-ritano, en Jamaica.

Conozcamos en primer lugar a Larrybe-lle y a Jefferson Spencer; ambos son directo-res de Jóvenes en Belice.

1er participante [una mujer: “Larrybe-lle”]: Aquí, en Belice, nuestra iglesia es muy activa. Aproximadamente tres cuartas partes de los miembros son jóvenes. La mayoría de las familias de Belice tiene muchos hijos; en-tre nueve y doce es bastante común. Quere-mos mantener a los jóvenes lo más activos posible, para que se den cuenta de lo impor-tantes que son para la iglesia.

2º participante [un hombre: “Jeffer-son”]: Nuestro objetivo es realizar activida-des relacionadas con la Biblia y con la comu-

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA30

nidad, para que los jóvenes se den cuenta de que la iglesia es una comunidad, y que con su vida ellos están influyendo en la sociedad. Es-peramos de este modo que comprendan lo im-portante que es la iglesia para la sociedad.

1er participante: En Belice, la iglesia cuen-ta con cinco lugares donde se pueden celebrar actividades juveniles. Pero, una vez al año cele-bramos un campamento especial que va de martes a domingo, y al que asisten jóvenes de todo el país.

2º participante: Nuestro principal reto es que no contamos con ninguna instalación en todo el país donde podamos acomodar a todos los jóvenes que desean asistir al campamento. Los lugares que hemos alquilado hasta el mo-mento nunca son lo suficientemente grandes. Si todos nuestros jóvenes decidieran asistir, ¡tendríamos enormes problemas para alojarlos! Si contáramos con instalaciones propias, con el espacio necesario para todos nuestros jóvenes, no sería tan caro para ellos y muchos más po-drían asistir, con lo que nuestro impacto des-pués sobre la sociedad sería mucho mayor.

1er participante: Y podríamos construirlo como nosotros consideráramos más conve-niente: con un gran auditorio donde todos se puedan sentar juntos para escuchar al predica-dor; con terreno para poner carpas, instalar baños, un comedor y una cocina, así como canchas para hacer deporte, de modo que los jóvenes puedan divertirse sanamente.

2º participante: Durante los campamen-tos impartimos cursos educativos y vocaciona-les, como repostería, mecánica, electricidad, construcción, masaje o, los más recientes, semi-narios de ayuda a personas discapacitadas. También incluimos servicios religiosos y activi-dades deportivas, como ir en canoa. La idea es enseñar a lo jóvenes a poner sus talentos al ser-vicio de Dios.

1er participante: Uno de los últimos pre-dicadores invitados a nuestra actividad anual fue Jerome Flores. Jerome, miembro de nuestra iglesia, es paralítico de la cintura para abajo. A pesar de ello, ha cruzado el país en una bicicleta especial en la que se pedalea con los brazos. Se-guramente recordarán el relato sobre Jerome de este trimestre. Jerome es un joven increíble.

2º participante: La mayor parte de las di-ficultades que enfrentan nuestros jóvenes de Belice tienen que ver con lo económico. Por eso creemos que si podemos adquirir un lugar donde puedan celebrar el campamento anual, marcaríamos una gran diferencia para ellos.

Narrador: Gracias, Larrybelle y Jefferson, por compartir con nosotros el impacto que tendrá en Belice la construcción de esas instala-ciones para los jóvenes. Ahora vamos a escu-char al pastor Dennis Slusher, presidente de la Misión de Belice. Pastor Slusher, por favor, comparta con nosotros qué impacto tendrá en Belice la creación de este centro para jóvenes y para campañas de evangelización.

3er participante [un hombre: “el pastor Slusher”]: Aquí, en Belice, creemos en la evan-gelización, y damos muchas oportunidades a los jóvenes para que participen en ella. Una vez al año reunimos a todos los jóvenes del país en un lugar en el que tienen la ocasión de compar-tir sus experiencias y de aprender a testificar.

Necesitamos tener un local donde poda-mos albergar a todos los jóvenes adventistas del país, prepararlos para la labor misionera y dar-les la oportunidad de enriquecerse unos a otros. Muchas veces tenemos que ir de iglesia en igle-sia para hacer esta tarea; por eso, si contáramos con unas instalaciones adecuadas, podríamos hacer mucho más por nuestros jóvenes.

Narrador: Y ¿qué nos puede decir de otros proyectos, como el de un auditorio para hacer campañas de evangelización?

3er narrador: Contar con un auditorio lo suficientemente grande para albergar a todos nuestros jóvenes será de gran beneficio para la iglesia y para la comunidad. Queremos ofrecer entrenamiento también a nuestros hermanos adultos y disponer de un local apropiado para efectuar campañas de evangelización. Cada año celebramos un encuentro especial, y este local sería el ideal para animar a nuestros miembros de iglesia a descubrir lo que sus her-manos de otros lugares del país están haciendo. Ya hemos elegido un terreno para el auditorio, pero si no lo construimos pronto lo perdere-mos, de acuerdo con las leyes de nuestro país. Así que, tenemos la esperanza de poder comen-zar este proyecto lo antes posible.

Narrador: Gracias, pastor Slusher, por ex-plicarnos más detalladamente estos proyectos especiales de la iglesia en Belice. Ahora vamos a viajar a Jamaica, para hablar con el pastor Carl Cunningham.

El pastor Cunningham trabaja en la Aso-ciación del Este de Jamaica como director de Escuela Sabática, Ministerios Personales y Ser-vicios a la Comunidad. También es el presiden-te del comité que dirige el proyecto del Refugio del Buen Samaritano. Gracias, pastor Cunnin-gham, por estar con nosotros.

4º narrador [un hombre: “pastor Cun-ningham”]: Yo estaba centrado en mi ministerio hacia la comunidad cuando se compró la propie-dad donde se encuentra el Refugio del Buen Sa-maritano. Tanto la Asociación como la Unión reconocían la importancia de atender no solo las necesidades de los miembros de iglesia, sino tam-bién las de la comunidad. Este proyecto se llevó a término con la ayuda del pastor Patrick Allen, que hoy es el gobernador general de Jamaica, y que todavía sigue muy interesado en todo lo que tiene que ver con el Refugio. Cuando la Asocia-ción compró el edificio, había mucho trabajo por hacer. Yo tenía algo de experiencia en re-

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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 31

1er participante: Uno de los últimos pre-dicadores invitados a nuestra actividad anual fue Jerome Flores. Jerome, miembro de nuestra iglesia, es paralítico de la cintura para abajo. A pesar de ello, ha cruzado el país en una bicicleta especial en la que se pedalea con los brazos. Se-guramente recordarán el relato sobre Jerome de este trimestre. Jerome es un joven increíble.

2º participante: La mayor parte de las di-ficultades que enfrentan nuestros jóvenes de Belice tienen que ver con lo económico. Por eso creemos que si podemos adquirir un lugar donde puedan celebrar el campamento anual, marcaríamos una gran diferencia para ellos.

Narrador: Gracias, Larrybelle y Jefferson, por compartir con nosotros el impacto que tendrá en Belice la construcción de esas instala-ciones para los jóvenes. Ahora vamos a escu-char al pastor Dennis Slusher, presidente de la Misión de Belice. Pastor Slusher, por favor, comparta con nosotros qué impacto tendrá en Belice la creación de este centro para jóvenes y para campañas de evangelización.

3er participante [un hombre: “el pastor Slusher”]: Aquí, en Belice, creemos en la evan-gelización, y damos muchas oportunidades a los jóvenes para que participen en ella. Una vez al año reunimos a todos los jóvenes del país en un lugar en el que tienen la ocasión de compar-tir sus experiencias y de aprender a testificar.

Necesitamos tener un local donde poda-mos albergar a todos los jóvenes adventistas del país, prepararlos para la labor misionera y dar-les la oportunidad de enriquecerse unos a otros. Muchas veces tenemos que ir de iglesia en igle-sia para hacer esta tarea; por eso, si contáramos con unas instalaciones adecuadas, podríamos hacer mucho más por nuestros jóvenes.

Narrador: Y ¿qué nos puede decir de otros proyectos, como el de un auditorio para hacer campañas de evangelización?

3er narrador: Contar con un auditorio lo suficientemente grande para albergar a todos nuestros jóvenes será de gran beneficio para la iglesia y para la comunidad. Queremos ofrecer entrenamiento también a nuestros hermanos adultos y disponer de un local apropiado para efectuar campañas de evangelización. Cada año celebramos un encuentro especial, y este local sería el ideal para animar a nuestros miembros de iglesia a descubrir lo que sus her-manos de otros lugares del país están haciendo. Ya hemos elegido un terreno para el auditorio, pero si no lo construimos pronto lo perdere-mos, de acuerdo con las leyes de nuestro país. Así que, tenemos la esperanza de poder comen-zar este proyecto lo antes posible.

Narrador: Gracias, pastor Slusher, por ex-plicarnos más detalladamente estos proyectos especiales de la iglesia en Belice. Ahora vamos a viajar a Jamaica, para hablar con el pastor Carl Cunningham.

El pastor Cunningham trabaja en la Aso-ciación del Este de Jamaica como director de Escuela Sabática, Ministerios Personales y Ser-vicios a la Comunidad. También es el presiden-te del comité que dirige el proyecto del Refugio del Buen Samaritano. Gracias, pastor Cunnin-gham, por estar con nosotros.

4º narrador [un hombre: “pastor Cun-ningham”]: Yo estaba centrado en mi ministerio hacia la comunidad cuando se compró la propie-dad donde se encuentra el Refugio del Buen Sa-maritano. Tanto la Asociación como la Unión reconocían la importancia de atender no solo las necesidades de los miembros de iglesia, sino tam-bién las de la comunidad. Este proyecto se llevó a término con la ayuda del pastor Patrick Allen, que hoy es el gobernador general de Jamaica, y que todavía sigue muy interesado en todo lo que tiene que ver con el Refugio. Cuando la Asocia-ción compró el edificio, había mucho trabajo por hacer. Yo tenía algo de experiencia en re-

modelación, pero no fui solo yo quien trabajó en este proyecto, sino que fue un trabajo de equipo.

La hermana Moore, responsable de las ins-cripciones en el Refugio, ha sido una parte vital del éxito de este proyecto. Comenzó recopilan-do información en la calle, tratando con la gen-te directamente, y a medida que la lista de ins-critos iba creciendo vio la necesidad de contar con un programa informatizado. Ella se encar-ga de que todo nombre, dirección, número de teléfono y dato de interés quede bien registra-do. Mucha gente no tiene una dirección; en esos casos, la hermana Moore lo indica en su registro. Cuando vienen a visitarnos, ella tam-bién registra la fecha, y así podemos hacer un seguimiento de la frecuencia con que nos visi-tan. Esto es importante, porque queremos co-nocer y entender a las personas a las que servi-mos. El objetivo es ganar almas para Cristo, no únicamente dar de comer. Si seguimos dándo-les alimentos y ropa, esperamos que más tarde o más temprano podamos alcanzar su corazón, su mente y su alma.

Ofrecemos un ministerio integral a la gen-te que vive sin esperanza, que cree que está al límite y que no tiene ningún lugar a donde ir. Por eso necesitamos más recursos, como una clínica de maternidad, que los ayudará a sentir-se valorados como seres humanos. También una clínica dental, pues en nuestro país la odontología es sumamente cara. La mayoría de la gente no se puede permitir ir al dentista, así que estamos muy contentos porque pronto po-dremos ofrecer este servicio.

Narrador: Gracias, pastor Cunningham. Ahora tenemos nosotros la oportunidad de co-laborar con estos proyectos de Belice y Jamaica. Por favor, sean generosos.

[Ofrenda.]

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Centro de evangelismo, Belm

opán, Belice.

Campam

ento de jóvenes en el norte de Belice.

Cuatro centros de salud comunitarios, Belice.

Clínica médica/dental, Kingston, Jam

aica.

Proyecto infantil: Sillón dental reservado para niños en la nueva clínica en Jam

aica.

Para más inform

ación, visite ww

w.adventistmission.org

Proyectos misioneros

Nuestras ofrendas del decim

otercer sábado para este trim

estre ayudarán a la División Interamericana con estos

proyectos:D

IVISIÓ

N IN

TERAM

ERICA

NA

Uniones

Iglesias Congregaciones

Miem

bros Población

División Interamericana

1 0

141

Centroamericana del Sur

785 386

299.974 14.606.000

Colombiana del N

orte 790

608 164.010

20.099.718

Colombiana del Sur

679 332

149.741 27.928.282

Cubana 310

153 34.018

11.258.000

De las Antillas

y Guayana Francesa

147 24

30.534 1.073.000

Del Atlántico del Caribe 79

13 31.596

446.000

De Belice 85

40 39.971

334.000

Del Caribe 598

123 227.354

3.753.000

De Honduras 446

220 265.373

8.555.000

De Jamaica

665 56

278.213 2.712.000

Dominicana

720 455

294.814 10.260.000

Guatem

alteca 824

215 248.228

15.428.000

Haitiana 539

521 407.349

10.421.000

Mexicana Central

215 212

76.227 39.422.562

Mexicana de Chiapas

898 1.801

187.908 4.679.445

Mexicana Interoceánica

1.273 1.139

185.486 29.346.470

Mexicana del N

orte 575

444 138.886

38.705.362

Mexicana del Sureste

442 536

92.838 5.420.161

Puertorriqueña 301

21 34.971

3.640.000

Salvadoreña 700

243 210.996

6.307.000

Venezolana Oriental

501 276

138.487 14.860.275

Venezolana

Occidental-Antillas

555 268

149.140 15.095.725

Total:12.128

8.0863.686.255

284.351.000

12345

Océano

Pacífico

1

23

México

Guatemala

Honduras

Cuba

Jamaica

IslasCaim

án

Belice

Haití

PuertoRico

Rep.Dom

inicana

Bahamas

TrinidadyTobago

Granada

Barbados

I.Martinica

Guadalupe

Nicaragua

CostaRica

PanamáColom

bia

Venezuela

Guyana

GuayanaFrancesa

Surinam

ElSalvador

45