EDUCACIÓN INFANTILDiego Miranda

“La coleccionista de palabras”

“LA COLECCIONISTA DE PALABRAS”

Trata sobre una niña llamada Luna cuya afición escoleccionar palabras bellas. Un día descubre que las palabrasbellas, magníficas y divertidas de este mundo estándesapareciendo, entonces mete todas sus palabras en unamaleta y decide regalarlas a aquellas personas que lasnecesitan. A las personas tristes le regala palabras de alegría,risas y cosquillas, a las personas que se pelean les regalapalabras de perdón, amistad, paz y amor… así hasta que sele acaban las palabras.

“LA COLECCIONISTA DE PALABRAS”

Pero…apareció en nuestra clase una pequeña carpeta ¿dequién sería?, había una carta, una carta de Luna ¡QUÉSORPRESA! ¿cómo habría llegado allí?...

Luna nos pedía ayuda a nosotros para crear nuevaspalabras y nos había dejado su carpeta para que, de unoen uno, la llevemos a casa y con ayuda de mamá y papála vayamos llenando de preciosas palabras.

Así que estad atentos porque cualquier día de estospuede llegar a vuestra casa “la maleta de las palabrasbonitas”.

Carta para los padres

¡¡Hola mamis y papis!!

Necesitamos vuestra ayuda. Durante este curso, dentro de la programación de la clase de religión vamos a llevar a cabo la siguienteactividad.

Cuando llegue a su casa la maleta, ayudará a su hijo/a a encontrar una palabra bonita, la escribirán bien grande en un folio (irá incluidoen la maleta) y la decorarán de la forma que quieran. Una vez llegue la palabra a clase, su hijo/a la compartirá con sus compañeros,hablaremos sobre ella, su significado, su valor social, emocional…y lo acompañaremos de un trabajo, cuento, dramatización, juego.

Podéis ver las distintas actividades y fotografías en el blog de Infantil.

www.infantiloctavio.blogspot.com

Gracias por su colaboración

Diego Miranda

Maestro de Religión

CEIP OCTAVIO AUGUSTO

Carta para los alumnos/asHola chicos y chicas:

Soy Luna y os escribo porque necesito vuestra ayuda. Colecciono palabrasbonitas para ayudar a los demás, pero se me han acabado. Os pido que meencontréis nuevas palabras bonitas.

Os quedo mi maleta en clase para que de uno en uno os la llevéis a casa conayuda de papá y mamá la iremos llevando de preciosas palabras.

Hasta pronto.

Luna

Material.

Luna era una niña extraordinaria. Vivía más arriba que cualquier otra persona.

Y tenía una pasión muy peculiar.

Luna coleccionaba palabras de la misma forma que otras personas coleccionan sellos: palabras divertidas, que al decirlas te hacen cosquillas en el paladar, palabras tan bellas que hacen llorar y palabras amables que acarician el alma.

Palabras mágicas, palabras deliciosas, palabras largas y cortas, palabras divertidas, palabras magníficas, palabras locas, palabras, palabritas curiosas…

Pero llegó un día en que todo cambió. Poco a poco las palabras bellas, magníficas y divertidas fueron desapareciendo. ¿Qué había pasado con ellas?

Luna preguntó a los pájaros, a las nubes y a los viajeros. Y todos contestaron lo mismo: “los hombres se están olvidando de las palabras bellas”. “Ya no les dan importancia”. “Están demasiado ocupados”.

Aquella noche, Luna no pudo conciliar el sueño. Y cuando los primeros rayos del sol enviaron las estrellas a dormir, tomó una decisión…

Puso todas las palabras que poseía en una maleta grande y con ella emprendió un viaje.

Volaba por encima de mares y continentes, montañas y ciudades.

Allí donde reinaba el odio y la violencia, sembró palabras de fraternidad, de amor y de tolerancia en el corazón de la gente.

Donde había personas solas y tristes, tendió hilos de palabras cálidas, que hablaban de amistad y de compasión.

Y allí donde todos estaban demasiados ocupados para reír juntos y ciegos ante el milagro de la naturaleza, esparció las palabras más divertidas, locas y mágicas que poseía. Y aquellas palabras hicieron cosquillas a la gente en su nariz, su lengua y sus oídos.

Pero…¡oh no! De repente la maleta se quedó vacía. ¡No quedaba ni una sola palabra! Luna estaba desesperada.

Sin embargo vio que las personas habían empezado a tirarse las letras las unas a las otras, como pelotas. Inventaron nuevas palabras, se las regalaron, las compartieron y las dejaron volar de nuevo.

Entonces Luna respiró hondo y alegre comenzó a bailar entre ellas junto a sus nuevos amigos. Había regalado todas sus palabras pero estaba feliz. Pues, ¿de qué servía coleccionar algo, si no era para compartirlo?