Impulsividad

4
IMPULSIVIDAD ¿QUÉ ES LA IMPULSIVIDAD? En los últimos años, la impulsividad es considerada un factor determinante de comportamientos delictivos, antisociales, violentos o criminales. Así mismo, la impulsividad se ha relacionado con altos riesgos de tabaquismo, alcoholismo y drogadicción. A su vez, las personas que intentan suicidarse tienen alto puntaje en las mediciones de impulsividad, al igual que las adolescentes con problemas alimentarios. La agresión, el juego compulsivo, los severos desórdenes de personalidad y el déficit de atención se asocian con altos niveles de impulsividad. Clásicamente, se asocian con la impulsividad tres conceptos básicos que se entrelazan en la comprensión del comportamiento impulsivo: el actuar sin pensar, la velocidad incrementada en la respuesta y la impaciencia. Al estudiar tal unión conceptual, vemos que surgen otros indicadores estrechamente relacionados: un bajo control de sus impulsos y poca tolerancia a la frustración. La impulsividad es considerada como la tendencia a responder de forma abrupta, precipitada o prematura. Esta respuesta dada por el sujeto puede ser o no adaptativa. Ante determinadas situaciones, es esperable que una persona actúe de forma impulsiva, sin tomarse el tiempo para un análisis completo de la situación. Por ejemplo, aquellas situaciones que involucran un peligro inminente y las decisiones contra reloj. Pero la impulsividad se vuelve desadaptada, cuando se trata de una impulsividad tan intensa, súbita o persistente que interfiere gravemente con una buena adaptación al medio en que vive y se desarrolla un sujeto determinado. Pero no toda impulsividad es dañina, para ello, Dickman (1990), distinguió dos tipos de impulsividad: LA IMPULSIVIDAD FUNCIONAL

Transcript of Impulsividad

Page 1: Impulsividad

IMPULSIVIDAD

¿QUÉ ES LA IMPULSIVIDAD?

En los últimos años, la impulsividad es considerada un factor determinante de comportamientos delictivos, antisociales, violentos o criminales. Así mismo, la impulsividad se ha relacionado con altos riesgos de tabaquismo, alcoholismo y drogadicción. A su vez, las personas que intentan suicidarse tienen alto puntaje en las mediciones de impulsividad, al igual que las adolescentes con problemas alimentarios. La agresión, el juego compulsivo, los severos desórdenes de personalidad y el déficit de atención se asocian con altos niveles de impulsividad.

Clásicamente, se asocian con la impulsividad tres conceptos básicos que se entrelazan en la comprensión del comportamiento impulsivo: el actuar sin pensar, la velocidad incrementada en la respuesta y la impaciencia. Al estudiar tal unión conceptual, vemos que surgen otros indicadores estrechamente relacionados: un bajo control de sus impulsos y poca tolerancia a la frustración.

La impulsividad es considerada como la tendencia a responder de forma abrupta, precipitada o prematura. Esta respuesta dada por el sujeto puede ser o no adaptativa. Ante determinadas situaciones, es esperable que una persona actúe de forma impulsiva, sin tomarse el tiempo para un análisis completo de la situación. Por ejemplo, aquellas situaciones que involucran un peligro inminente y las decisiones contra reloj. Pero la impulsividad se vuelve desadaptada, cuando se trata de una impulsividad tan intensa, súbita o persistente que interfiere gravemente con una buena adaptación al medio en que vive y se desarrolla un sujeto determinado.

Pero no toda impulsividad es dañina, para ello, Dickman (1990),  distinguió dos tipos de impulsividad:

LA IMPULSIVIDAD FUNCIONAL

Definida como una tendencia a actuar con poca planificación, pero en el momento que el individuo siente que la situación es óptima. Su característica principal es que sólo los sujetos toman decisiones rápidas y no meditadas en aquellos casos en que hacerlo de esta manera les aporta algún tipo de beneficio. Es característico en personas creativas y seguras de sí mismas, que asumen cierto nivel de riesgo y con un alto nivel de actividad y de audacia.

IMPULSIVIDAD DISFUNCIONAL

Page 2: Impulsividad

Habitualmente, cuando se habla de impulsividad, se hace referencia a aquellas manifestaciones mal adaptativas de esta forma de conducta. Es decir, nos referimos a la impulsividad disfuncional.

En este sentido, la impulsividad implica conductas que son inapropiadas para el contexto, prematuras, pobremente planificadas y, frecuentemente, con consecuencias adversas. 

Las conductas impulsivas incluyen tres dimensiones distintas:

Incapacidad para utilizar la información disponible para pensar en las consecuencias de los actos.

Incapacidad para posponer una recompensa inmediata, a pesar de obtener una recompensa mayor aunque más tardía.

Un déficit en suprimir una respuesta motora prepotente.

En conjunto, estas tres dimensiones de la impulsividad reflejan una incapacidad para evaluar y, consecuentemente, responder con flexibilidad en la consecución de un objetivo específico o consecuencia, en un entorno cambiante.

Aunque la impulsividad juega un papel importante en la conducta humana normal, es frecuente observarla en individuos con algún tipo de trastorno psiquiátrico. La impulsividad es un déficit nuclear en muchos trastornos psiquiátricos: trastornos de personalidad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno de la conducta, etc.

La impulsividad es una importante característica en los cuadros psicóticos y se refleja en los trastornos de la conducta tan frecuentes en pacientes esquizofrénicos o con otras psicosis que dan lugar a episodios de gran hostilidad con auto-agresividad.

También en los trastornos como la neurosis, se encuentra la patología de la impulsividad, como es el caso de los trastornos por somatización y la hipocondría, en los que los pacientes a veces muestran un aumento de la impulsividad que se manifiesta por una mayor motilidad o inquietud psicomotora. 

Existen asimismo trastornos orgánicos cerebrales (las llamadas psicosis orgánicas) en los que aparecen con relativa frecuencia signos de descontrol de impulsos. Mientras que en algunos de estos cuadros disminuyen los impulsos (disminución de la iniciativa, apatía, etc.), en otros existe un aumento de la impulsividad (desinhibición)

¿CUÁLES SON LAS BASES PSICOLÓGICAS Y NEUROLÓGICAS DE LA IMPULSIVIDAD?

Para Zuckerman, la impulsividad podía ser originada por un fuerte contenido hereditario, con un sustrato biológico, en el cual se suele dar una diferencia en la actuación fisiológica y cortical, y alteraciones en los neurotransmisores

Page 3: Impulsividad

cerebrales. Sin embargo, este autor alega, también, que la impulsividad puede desarrollarse por la influencia del medio.

Por otra parte, muchos estudios sostienen que la impulsividad podría originarse por una potente combinación de genes y experiencias tempranas emocionalmente desorientadoras, es decir, que si bien es cierto la impulsividad puede darse por un sustrato biológico, es el medio o el entorno (familiar) con el cual la persona convive, el que va a fortalecer o no la conducta impulsiva, recalcando que la capacidad para controlar los impulsos debe ser reforzar en etapas tempranas, como la niñez.

Dentro de una perspectiva cognitivo-conductual un concepto que puede resultar muy útil para la impulsividad es: la autorregulación. La persona impulsiva presentara una baja capacidad de autorregulación, haciendo que muchas veces, su comportamiento resulte precipitado, irreflexivo e ineficaz.

Las bases neurológicas señalan, que cuando las áreas prefrontales

corticales del cerebro, donde se asienta el sistema de supervisión, no

funcionan bien, ocasionará que esa alteración interfiera con la conducta

reflexiva, trayendo consigo graves consecuencias.

¿CÓMO MANEJAR LA IMPULSIVIDAD?

La regulación emocional es crucial para evitar aquellos momentos de descontrol propio que puede traer consigo secuelas graves. He aquí algunas pautas:

Analiza la situación: es importante observar y saber escuchar los estados de ánimo con exactitud. Consiste en analizar la situación y las emociones que la provocan. Es necesario tomarse un tiempo para la reflexión.

Identifica qué puedes regular para evitar impulsos descontrolados: se debe diferenciar aquellos estados emocionales negativos o positivos que requieren regulación.

Crea tu propia lista de cosas que te hacen sentir relajado, feliz o animado:enumera una lista de acciones que alivien tu estado de ánimo.

Elige sabiamente qué hacer y cómo: elige aquella táctica que creas que mejor resultado dará en la situación en la que te encuentres. Es conveniente no dejarse llevar por los beneficios rápidos y a corto plazo y pensar mejor en las ventajas a largo plazo. No obstante, cualquier estrategia que utilicemos debe cumplir unas condiciones elementales como son el respeto de nuestros derechos y de los demás, que no implique daño a otras personas y, en muchos casos,

Page 4: Impulsividad

que sean social y culturalmente aceptadas.

Mostrarse dispuestos a considerar diversos puntos de vista, a medir las consecuencias de nuestros actos y responsabilizarnos de las decisiones tomas, y por último, es muy importante reconocer y saber canalizar las emociones.