II Escuchar Con Los Ojos

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II Escuchar con los ojos. Alejandro se había colocado sobre los hombros una capa de piel para cubrirse del frío. El invierno se iniciaba y el aire húmedo que venía del río Sangario, en le traslape de la tarde con la noche, hacía descender la temperatura. Le gustaba caminar solo a esta hora y contemplar las pinceladas finales que daba el sol al día, proyectando hermosas pinturas cambiantes y efímeras sobre el cielo adornado de nubes. No siempre le era fácil deshacerse de sus fieles guardias que procuraban custodiarlo de continuo para protegerlo de toda asechanza, ya que era el general de todos los ejércitos griegos; pero aquel día lo había logrado y sus pasos se habían encaminado fuera de la ciudad. Ensimismado en sus pensamientos sobre los retos del día siguiente y de la colosal empresa que significaba la conquista del enorme imperio persa, quedó sorprendido al ver a su lado, como una aparición mágica, a un bello mancebo rubio, ataviado con una túnica blanca que brillaba como con luz propia en medio del atardecer que atenuaba los colores, y mayor sorpresa le causó verse saludado por su nombre con la familiaridad de un amigo cercano: - Buena tarde, Alejandro, que los dioses te sean propicios. - ¿Quién eres? ¿cómo te presentas tan de improviso interrumpiéndome con insolencia? - Soy Animus y no debe preocuparte mi presencia, ya que solamente me anima tu bienestar. Poniendo la mano sobre la daga que llevaba al cinto, Alejandro agregó: - No me gustan los juegos ni las sorpresas de los extraños; más vale que te alejes y sigas tu camino para que no tengas que enfrentar mi cólera. - Aunque quisiera, no puedo alejarme de ti, ya que sin que tú lo sepas soy parte de ti mismo; de hecho nadie más que tú puede verme, por lo que sería conveniente que no levantes mucho la voz, no sea que alguien pase por aquí y al verte

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Escuchar con eficacia

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II Escuchar con los ojos.

Alejandro se haba colocado sobre los hombros una capa de piel para cubrirse del fro. El invierno se iniciaba y el aire hmedo que vena del ro Sangario, en le traslape de la tarde con la noche, haca descender la temperatura. Le gustaba caminar solo a esta hora y contemplar las pinceladas finales que daba el sol al da, proyectando hermosas pinturas cambiantes y efmeras sobre el cielo adornado de nubes. No siempre le era fcil deshacerse de sus fieles guardias que procuraban custodiarlo de continuo para protegerlo de toda asechanza, ya que era el general de todos los ejrcitos griegos; pero aquel da lo haba logrado y sus pasos se haban encaminado fuera de la ciudad.Ensimismado en sus pensamientos sobre los retos del da siguiente y de la colosal empresa que significaba la conquista del enorme imperio persa, qued sorprendido al ver a su lado, como una aparicin mgica, a un bello mancebo rubio, ataviado con una tnica blanca que brillaba como con luz propia en medio del atardecer que atenuaba los colores, y mayor sorpresa le caus verse saludado por su nombre con la familiaridad de un amigo cercano: Buena tarde, Alejandro, que los dioses te sean propicios. Quin eres? cmo te presentas tan de improviso interrumpindome con insolencia? Soy Animus y no debe preocuparte mi presencia, ya que solamente me anima tu bienestar. Poniendo la mano sobre la daga que llevaba al cinto, Alejandro agreg: No me gustan los juegos ni las sorpresas de los extraos; ms vale que te alejes y sigas tu camino para que no tengas que enfrentar mi clera. Aunque quisiera, no puedo alejarme de ti, ya que sin que t lo sepas soy parte de ti mismo; de hecho nadie ms que t puede verme, por lo que sera conveniente que no levantes mucho la voz, no sea que alguien pase por aqu y al verte hablando solo pensar que has perdido la cordura. Ni t me puedes daar a m, ni yo a ti, porque somos parte de un todo. Eres acaso un enviado de los dioses o su orculo? No soy enviado de nadie porque provengo de ti mismo. Significa esto que me conoces, que puedes leer mis pensamientos. Si es as, demustramelo. Dime: qu hago aqu? Ests haciendo realidad el sueo de tu padre, Filipo de Macedonia, que fue asesinado cuando preparaba su campaa para intentar conquistar el imperio persa. Has dado el primer paso al vencer a los persas en el ro Grnico, pero el ejrcito de Daro sigue siendo grande y poderoso y slo has mermado sus fuerzas, sin embargo an tienes un formidable rival con el que luchar. De momento has decidido pasar el invierno con tu ejrcito aqu en Gordin, la capital de Frigia, y tu preocupacin ms inmediata es resolver maana tu enfrentamiento con el nudo gordiano. Ya que crees saberlo todo, hblame del nudo gordiano. Una leyenda muy antigua cuenta que un campesino de Frigia, de nombre Gordias, era dueo de una carreta tirada por bueyes y un da qued sorprendido por el hecho de que un guila se pos tranquilamente sobre la carreta, aunque hay quien afirma que se trat de un cuervo de gran tamao, y se le dijo que esto era el augurio de que sera rey de Frigia. El anciano rey que gobernaba al pas muri repentinamente y el orculo sealo a Gordias como su sucesor. Al asumir el poder, Gordias dedic su carreta a Zeus y la coloc frente a su palacio anudando la carreta al yugo con un nudo de gran tamao, de enorme complejidad, que ha permanecido por siglos sin que nadie lo haya podido desatar. El orculo ha establecido que quin desbarate el nudo podr conquistar toda Asia. Sabes que maana sers llevado a conocer la carreta y su nudo y que tu ejrcito y el pueblo estarn atentos a tu obrar? Te ser muy til poder desanudarlo para infundir la confianza de que sabrs vencer a los persas y aduearte del continente. No lograrlo producir el efecto contrario. Pareces tener dotes de adivino, Animus. Soy como el reflejo de tu persona en un espejo. S todo sobre ti y nada ms. Un reflejo parlante puede ser divertido pero poco til. Mi aportacin es provocar en ti el dilogo interno y as me convierto en el aliado ms til que puedes tener. No hay avance en el hombre que no razona consigo mismo. Probemos si tus palabras me son provechosas, Animus. Cmo acometer maana el nudo gordiano? Como en tus batallas a las que llegas con un plan claramente definido, habiendo estudiado a tus rivales y analizando el camino que conduce a la victoria. Ten presente que los xitos en la vida no se dan por la casualidad; son producto de un razonado aprovechamiento de las oportunidades. Si, como dicen, se trata de un intrincado laberinto de cabos atados con singular maa, pienso que se requiere una solucin drstica. Estoy de acuerdo; si acometes la lucha cabo por cabo se puede convertir en una tarea interminable que compromete tu prestigio. Adems, el orculo ha dejado abierto el camino para resolverlo. Estamos pensando en lo mismo? El acero siempre ser ms fuerte que el camo, de modo que la solucin ser partirlo con mi espada. Has encontrado la solucin que garantiza el triunfo y creo adems que tu accin sentar un precedente histrico; imagino que por muchos siglos se emplear el trmino de cortar el nudo gordiano para citar soluciones drsticas a grandes problemas. Me gusta adems que mi ejrcito vea a un general que no se detiene ante obstculos y que los sabe solucionar con seguridad y prontitud. La confianza que tengan las tropas en su comandante es esencial para ganar batallas. Hablando de esto, Alejandro, esa confianza tiene sus cimientos en una buena comunicacin. Si conquistas primero a tu propia gente, te rodeas de un ejrcito que te seguir con entrega y conviccin. Esto te har invencible y te llevar a inscribir tu nombre en la historia como Alejandro Magno. Estoy dispuesto a conseguirlo. Recuerdo que en las mltiples lecciones que recib de mi maestro Aristteles, se me dijo con frecuencia que debo contar con la tcnica apropiada para realizar bien los trabajos. La comunicacin debe requerir el mismo enfoque. Indudablemente. En particular, en relacin con la comunicacin, como lder que eres para tu ejrcito, tu habilidad para escuchar a los dems requiere tu mayor atencin, porque no se puede motivar a los que no se les ha escuchado. Tienes razn, Animus; el punto de partida es una apropiada capacidad para escuchar, pero existen muchos elementos que la obstaculizan. A las circunstancias que entorpecen el proceso de la comunicacin se les llama ruidos. Y se dan dentro y fuera de nosotros. En los que corresponden a nuestra propia persona, Alejandro, se encuentran: el cansancio, el aburrimiento, el desinters, el ocuparnos en otras tareas mientras escuchamos, entre otras muchas. Es fcil reconocer que en las externas se encuentran las interrupciones de terceros; los sonidos ajenos a la comunicacin que llegan a nuestros odos; los inconvenientes del local, como el exceso de calor o el mucho fro y la mala iluminacin. Debemos hacer esfuerzos para eliminar todos los ruidos que podemos controlar y reducir, lo ms posible, la influencia de los externos, a fin de dar a la comunicacin el ambiente ms propicio para su buen desarrollo. Por otro lado, Animus, en este proceso de escuchar apropiadamente hay dos conductos para recibir los mensajes, porque no slo omos con los odos, sino que en gran medida lo hacemos tambin con los ojos. Ciertamente, las palabras siempre van acompaadas de mensajes no verbales, por lo que podemos afirmar que escuchamos tambin con los ojos. Como las palabras no tiene la capacidad de expresar en plenitud nuestros pensamientos, buscamos que todo nuestro cuerpo intervenga para enriquecer y ampliar lo que deseamos transmitir, y surge la comunicacin no verbal que puede ser un gran refuerzo, pero que tambin se convierte en distorsin y entorpecimiento del mensaje cuando no concuerda con las palabras. Al or con los ojos recibimos comunicacin expresada por la vestimenta de nuestro interlocutor, por su arreglo personal, a travs de su mirada y de las expresiones de su rostro; sus ademanes su postura; su ubicacin frente a nosotros tambin nos estn enviando un mensaje, y no de diga su tono de voz. Esto significa, Animus, que lo que vemos y omos se unen en nuestra mente para formar un mensaje completo y que debemos estar atentos no slo a las palabras sino a la comunicacin integral que recibimos. Lo que nos permite concluir que en el encuentro entre dos o ms personas es posible dejar de comunicarse, aunque no se pronuncien palabras. Debo aplicarme para abrir ms los ojos para escuchar con ellos. La comprensin que has adquirido del proceso de comunicacin oral, Alejandro, y lo importante de una escucha eficiente, integral, es una herramienta que te puede conquistar ms victorias que tu espada. Maana cortars el nudo gordiano y crecer la admiracin que te profesan tus soldados. Al hacer de la escucha productiva un hbito, aumentar tu capacidad de ganar combates y al difundir la cultura griega por Asia cambiars el mundo y tu nombre permanecer impreso en los libros de la historia por siglos. Dicho esto, Animus desapareci en un instante. Alejandro no se extra, saba que podra volver a encontrarlo en cuanto retomara el dilogo interno y comprendi lo mucho que nos podemos ensear a nosotros mismos.

EjercicioEn tus prximas conversaciones presenciales con otras personas analiza los ruidos que pueden estar afectando el dilogo y trabaja para eliminar los que estn a tu alcance.En esas mismas conversaciones, estudia lo que la otra persona te dice sin usar palabras.