II El Salvajismo

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Estética y crítica de arte – II El SalvajismoII – El salvajismo1. La estética en el salvajismoAntes de continuar, se hace necesario definir el termino arte y sus derivados, ya que lo que hoy podemos entender por arte puede no haberlo sido en otro tiempo. A fin de solucionar de antemano las cuestiones que pudieran producirse, cuando hablemos de “arte” nos referiremos sin distinción a todo objeto ornamentado sea cual fuere su función, ya sea un adorno, ropaje, armas, decoración, construcci

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Estética y crítica de arte – II El Salvajismo

II – El salvajismo

1. La estética en el salvajismo ntes de continuar, se hace necesario definir el termino arte y sus derivados, ya que lo que hoy podemos entender por arte puede no haberlo sido en otro tiempo. A fin

de solucionar de antemano las cuestiones que pudieran producirse, cuando hablemos de “arte” nos referiremos sin distinción a todo objeto ornamentado sea cual fuere su función, ya sea un adorno, ropaje, armas, decoración, construcción, etc. Y a sus productores, artistas indistintamente.

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Poco y nada nos han legado nuestros antiguos en lo que a objetos de arte se refiere, ya porque no los produjeran, ya porque los materiales utilizados no resistieran el paso del tiempo. El caso es que sólo a partir del “paleolítico medio” hallamos restos de trabajos que pueden considerarse artísticos, como son las famosas “Venus” y la pintura rupestre. Tampoco sabemos exactamente por que se producían estos objetos, siendo varias las teorías al respecto: simple diversión, motivos mágico/religiosos, etc.

El caso es que estos grupos eran extremadamente pobres; dependían en grado sumo de lo que la naturaleza les brindara, no tenían medios importantes de defensa frente a animales más grandes y apenas dejaban de ser una horda. Debemos pensar pues que para tener parte de sus miembros ocupados en tareas que nada tenían que ver con la defensa concreta o la provisión de comida, éstas debieron ser muy importantes.

Otras formas artísticas (pinturas ceremoniales, tatuajes y ornamentos) tuvieron su aparición en este período, aunque la tendencia es otorgarles una función má-gico/religiosa, más bien puede verse que estos elementos cumplían funciones sociales, tales como indicar a que grupo se poseía, si se era adulto o no, si estaba en paz, en

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Estética y crítica de arte – II El Salvajismo tareas de caza, o en guerra, transmisión de conocimientos, etc. Podemos decir sin temor a equivocarnos que la mayoría de las formas artísticas del salvajismo, tenían ya la esencia del trabajo artístico común a todas las épocas y culturas: ser un medio de comunicación y expresión, tanto hacia los miembros del grupo, hacia los extraños como hacia las fuerzas naturales indómitas aún. Otra expresión visible ya en ese período, es la expresión corporal como medio de comunicación y educación, ya que se enseñaba a los niños sobre los peligros o características de los animales a través de la imitación de los mismos. También la propia decoración, transitoria o permanente del cuerpo, además de tener criterios estéticos, procuraba comunicar cosas a quien las viera, tales como el rol social que se cumplía, la edad, a que pueblo se pertenecía y sus características, etc.

Es sobre el arte de este período y el siguiente que se crea a nivel de los historiadores e investigadores, una importante confusión, que deviene de no tomar en cuenta las relaciones de producción existentes en cada época ni los medios tecnológicos con que contaban nuestros ancestros. Nos referimos aquí a la costumbre de atribuir a todo elemento estético (pinturas rupestres, tótems, adornos corporales, etc.) una función mágico-religiosa. Es importante desprendernos de nuestra cosmogonía al analizar las que no comprendemos, de otro modo, de antemano teñiremos con nuestras ideologías las cosas o eventos que no comprendamos. Aún hoy, para dar un ejemplo, se tilda a los Mayas de “salvajes” a causa de que practicaban sacrificios humanos. Si nos fijamos bien, en toda nuestra tradición latina los sacrificios humanos han sido moneda corriente entre los pueblos griegos, los romanos, etc. Más adelante, en el renacimiento (época de la conquista) la iglesia estaba viento en popa con la inquisición, yo no sé que tenían de civilizados los 5 millones de asesinatos que realizó esta institución durante 300 años solo en Europa (no contemos las masacres en América, cuando para peor, eran “sacrificios” bien interesado con un fin político y económico en que Dios y Satanás poco tuvieron que ver). Esta ideología, también encierra un importante desprecio por las culturas antiguas, ya que al atribuir todo hecho a motivos mágicos, pasa de considerar que estas culturas bien podrían tener otro modo de lenguaje, de comunicación, de cultura, las más de las veces adelantados en mucho a la europea, sobre todo en lo que a organización social, medicina, astronomía, etc. se refiere.

De otra parte, esa manía de lo mágico desconoce que los ritos aborígenes, si bien pueden parecer sin sentido para quien no los conoce, tenían fines sociales, culturales y organizativos muy claros y concretos. A través de estos rituales se transmitían conocimientos, se organizaba la vida económica del pueblo en cuestión y se relacionaban con otros pueblos que compartían el entorno, además de conservar, a través de los mismos, vivas sus tradiciones, igual que nosotros en la actualidad, muchas veces sin saberlo. Por ejemplo cabría saber por qué adoptamos ciertas costumbres (Ej.: el marido que lleva alzada a la esposa en la noche de bodas, las “saetas” que cantan los gitanos, nuestras carrozas de carnaval). Debemos a la excesiva pasión religiosa de ciertos historiadores o antropólogos, que han querido ver gérmenes de Dios o del diablo en cuanto hecho les era inexplicado sobre las costumbres de los antiguos, como el caso del renombrado Fustel de Coulanges, que ha hecho surgir del sentimiento religioso a la genealogía griega y romana como así también al estado... y la propiedad privada, olvidando que por más vuelta que se le dé, una genealogía imaginaria no puede engendrar gens reales, pero no se detiene allí, ¡¡sino que pone a Dios como el primer propietario!!

Finalmente, debemos destacar nuevamente que el arte prehistórico, cumplía indudablemente alguna función social, que en algunos casos conocemos y en otros solo podemos conjeturar; hacemos especial hincapié en que en este período el arte no era

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Estética y crítica de arte – II El Salvajismo privativo de un grupo, sino que estaba en y al servicio de la comunidad; por otro lado, no tenemos conocimiento de que hubiera habido algún tipo de discusión o problemática alrededor de la “estética”, simplemente era parte de la vida de forma natural y no necesitaba ninguna justificación ni teorización, más o menos como nuestra costumbre de reunirnos alrededor del mate. El hecho de que no lo comprendamos no implica que debamos aventurarnos en suposiciones o desmerecerlo; para el caso, es usual que muchas mujeres utilicen bolsos de chaguar, como los producidos en el norte de nuestro país, teniéndose por bonitos y delicados los diseños, y se les atribuye un carácter meramente ornamental. Sucede que nuestra manera de ver el mundo y de relacionarnos con él, nos hace imposible comprender el “lenguaje” utilizado por los aborígenes. Obsérvese la ilustración de la página siguiente1 y sus correspondientes significaciones. Es obvio que este arte refleja la cosmovisión y el entorno en que sus productores viven, cosa incomprensible para nosotros, y más aún tratándose de abstracciones de imágenes, las que responden también a una “manera” de ver y “relacionarse” con el mundo.

1 Este ejemplo es ilustrativo, pero por supuesto el arte textil se corresponde más bien al período siguiente.

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e lo visto podemos concluir básicamente que en la prehistoria es altamente improbable que hubiera habido algún tipo de discusión estética, ya que la

producción artística se realizaba de forma natural, siguiendo el desarrollo normal de las comunidades y atenta a las necesidades culturales, educativas, comunicacionales y científicas de las mismas.

as conclusiones

D Otro hecho de fundamental relevancia es que el tipo de organización social y el

nivel de desarrollo de la producción, favorecían las actividades comunitarias, ya que la difícil supervivencia hacía necesaria la participación colectiva en todos los procesos a fin de perpetuar y desarrollar la comunidad. Durante este período no existían las clases sociales ni la propiedad individual a gran escala, por tanto no había diferencias de fortuna ni se empleaba trabajo ajeno, ya que los frutos del trabajo eran tan escasos que no permitían más que la supervivencia individual, haciéndose imposible que el trabajo de un hombre alimentara a otro. De este modo por ejemplo, no existía el avasallamiento ni la esclavitud; cuando un pueblo por determinadas razones se enfrentaba a otro en guerra, podía el vencedor matar a los vencidos o incorporarlos a su pueblo (era lo más normal), pero nunca exigirle tributo u obligarlos a trabajo forzado. Por el mismo motivo, no existía diferencia entre los asuntos públicos y privados, de hecho todos los asuntos eran públicos. La mujer se encontraba en una condición superior a la del hombre y las más de las veces sus decisiones en las asambleas eran acatadas por los hombres. Igualmente y por las mismas causas se veneraba a los ancianos (nuestra palabra “viejo” o “anciano” era inaplicable para los “salvajes”, para designar a alguien de edad generalmente se utilizaban términos como “hombre sabio” u “hombre venerable”). De más está decir que la familia monogámica no existía y que tampoco existían los “celos”, cosa que por supuesto no pudieron comprender jamás los conquistadores, que pretendían que las mujeres se entregaran a un solo hombre, cosa a su vez, absolutamente incomprensible para los aborígenes. De hecho, en las organizaciones sociales totémicas, (familia punalúa) era obligación de los integrantes de la tribu entregar a sus hijas y hermanas a los extraños.

Dado este contexto, debemos observar que una comunidad bastante precaria, en lo que a economía se refiere, no puede dedicar tiempo ni recursos más que para producir lo necesario. No puede, físicamente, darse el lujo de lo suntuario o del ocio improductivo, ni como comunidad ni a nivel de los individuos. De aquí que las actividades relacionadas con lo estético no se realizarían sin cumplir un fin práctico. Y el fin práctico de lo estético es constituirse en un lenguaje, si así no lo fuera, simplemente no hubiera existido ni existiría.

Pero, ¿a quiénes intercomunica este lenguaje? La respuesta no es compleja, evidentemente era una forma de comunicación tanto con el entorno natural, hacia el interior de la propia comunidad, hacia otras comunidades o individuos extraños y, finalmente, hacia las fuerzas naturales que no podían controlar ni, muchas veces, comprender de la manera en que lo hacemos nosotros; aclaremos que no existía una “incomprensión” absoluta, obviamente que un salvaje no podía conocer que la lluvia, por ejemplo, se produce por diferencias de presión y temperatura en determinadas capas de la atmósfera, pero sí comprendía perfectamente, y mucho mejor que nosotros, a los ritmos de la naturaleza y su comportamiento de una forma imposible en nuestro tiempo, ya que estaba totalmente acoplado a estos ritmos (el famoso “hombre natural” que propugnaba Russeau), lo cual demuestran los innumerables ritos y mitologías (que no son otra cosa que recursos mnemotécnicos en épocas en que no existía la escritura) que enseñaban como no contradecir estos ritmos a fin de sacarles el máximo provecho.

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Nuestra “idea” de que para el aborigen todo era medio mágico e incomprensible y que por tanto “adoraba” a las diversas deidades que se “inventaba”, es una idea de brutos, transmitida por brutos como los que vinieron a conquistar América2. Las “deidades” son una mitología cristiana, NO de los pueblos salvajes. Que se otorgue determinada entidad a fenómenos naturales, es absolutamente normal y no implica esto todo lo que implica para el occidental la adoración divina. De hecho, actualmente, nosotros mismos le otorgamos entidad a diversos fenómenos de la forma más natural, sin que ello implique ningún tipo de animismo. VG: salió el sol. El sol no puede salir pues no está metido en ningún lado, tampoco puede “salir” pues eso implica un determinado acto de voluntad y conciencia que, sabemos, el sol no tiene. Podemos encontrar un millón de ejemplos y, en última instancia, los que recurrimos a estrafalarias deidades somos nosotros, ¿o acaso no se “ruega” a Dios para que llueva en épocas de sequía? Más directo y práctico sería pedirle a la misma lluvia que por favor caiga, no veo la utilidad de recurrir a imaginarios intermediarios, cuando la tenemos ahí mismito, tan real y concreta. Pero en fin, nosotros somos los vivos, avanzados y civilizados. Nótese que para el “salvaje”, que conocía a la perfección los ritmos de la naturaleza, sería absolutamente natural otorgarles algún tipo de inteligencia, ya que la naturaleza se manifiesta ordenada, precisa y rigurosa en cuanto a su movimiento. Si por determinada razón, ese ritmo se veía alterado, es lógico pensar que “esa inteligencia” nos quiere perjudicar por algún motivo. Y el “salvaje” absolutamente conciente de que el único ser capaz de alterar esos ritmos es el mismo, no puede sacar otra conclusión que no sea que “hizo algo mal” y debe disculparse o corregirlo, como un caballero.

Como se puede observar, y refiriéndonos en concreto a la dialéctica y la construcción del objeto, nuestro objeto de estudio específico en esta unidad son los pueblos primitivos y su estética. Al estudiarlos se hace patente toda la “ideología” que llevamos para “construir” el objeto “aborigen salvaje” y los grandes errores que la misma conlleva. De allí que muchas veces encontremos en los libros de arte las más disparatadas y ridículas teorías acerca del arte aborigen y una distorsionada visión de su estética y su cultura.

2 En realidad los conquistadores tenían el nivel de inteligencia y de análisis que correspondía a su estadío de evolución e intereses. Lo triste es que después de 500 años de avances, investigaciones, descubrimientos e invenciones, haya investigadores y teóricos muy reputados que sigan detenidos en el 1500, en cuanto a capacidad de análisis se refiere. Obviamente, estos “teóricos” obedecen a los mismos “intereses” que los conquistadores, pero no hubiera estado mal que elucubraran teorías que, conducentes al mismo fin, fueran un poquito mas elaboradas, atendiendo a nuestro actual nivel de avances, digo, si se molestaran en respetar un poco nuestra inteligencia; pero bué, al igual que los conquistadores con los aborígenes, a los actuales les importa un bledo.

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