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Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador IEPES “Hacia un nuevo enfoque para la regulación de las drogas en El Salvador”: Una exploración de los grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión.

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“Hacia un nuevo enfoque para la regulación de las drogas en El Salvador”: Una exploración de los grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión.

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Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador

IEPES

“Hacia un nuevo enfoque para la regulación de las drogas en El Salvador”Una exploración de los grupos de presión, formadores de opinión y

tomadores de decisión

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NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.San Salvador - 2015

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Índice

Introducción........1

1. ExploraciónacercadelsentirypensarsobrelaregulacióndecannabisenElSalvador........6

1.1. Las Pretensiones de este Estudio - 71.2. Óbices de la Investigación - 81.3. Los Resultados Obtenidos - 91.4. Conclusiones - 121.5. Anexos - 16

2. Fuentesyrecursosbásicosenmateriarelativaalasdrogas en la actualidad........17

2.1 Algunas herramientas - 172.2. Acercamiento a los ejes conceptuales básicos sobre el uso Problemático de Drogas. Dra. Raquel Peyraube - 192.3. Configuración del problema mundial de las drogas y vigencia de las políticas sobre reducción de daños. Lic. Alberto Calabrese - 242.4. Verdades Ignoradas y Mitos Legitimados. Lic. Pablo Ascolani - 31

EquipoMultidisciplinario........36

Agradecimientos........37

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IntroducciónRvdo. Martin Díaz

La sociedad salvadoreña está gravemente afectada por la violencia delincuencial y esta situación ha crecido con el paso del tiempo. Según estudios de percepción de años anteriores, la proporción de personas que declaran sentirse inseguras ha pasado del 38% en 2004, al 55.4% en 2009. El hecho de que más de la mitad de la población viva con miedo, es el resultado de muchos años soportando los daños provocados por la violencia y delincuencia que vivimos en nuestro país. Y la noticia más lamentable es que la mayoría de víctimas y un porcentaje bastante significativo de los victimarios, son jóvenes.

La actual exacerbación de la violencia en México y Centroamérica es una clara consecuencia de la “guerra contra las drogas” lo cual venimos planteando en reiteradas ocasiones, advirtiendo que la violencia puede reducirse con la regulación1 de las sustancias para que además el mercado negro deje de proporcionar sustancias altamente tóxicas y adictivas a las PQUD (personas que usan drogas) y se tenga la posibilidad del autocultivo para uso personal.

A manera de breve reseña introductoria a la problemática en materia de drogas y sus alternativas:

La legislación vigente relativa a las drogas en El Salvador, regulada por el Decreto N°153 está basada en el paradigma prohibicionista, fundamentado teórica y metodológicamente por el modelo represivo y punitivo de la “Guerra Contra Las Drogas”. Este modelo claramente ha resultado ser lesivo de los derechos humanos esenciales que son reconocidos por acuerdos internacionales como la Declaración americana de los derechos y deberes del hombre, de 1948.

Actualmente el Estado salvadoreño no reconoce que cárteles del narcotráfico operan en el país, sin embargo el territorio nacional es utilizado como zona de tránsito, redistribución y reexpedición mayormente de cocaína y heroína. La proliferación de laboratorios clandestinos para la fabricación local de drogas sintéticas como las metanfetaminas, la utilización de menores para el narcomenudeo y el “kingpin act” de 2014 firmado por el presidente Barack Obama, en el cual está incluido el ciudadano salvadoreño José Salazar Umaña (“Chepe diablo”), son evidencias claras que nuestro país es un ejemplo de la ineficacia teórica y fracaso operativo de la “Guerra Contra las Drogas “.

Si se comparan los resultados de las investigaciones más recientes sobre Políticas de Drogas, Reformas y Nuevos Lenguajes del “Observatorio Latinoamericano de Políticas de Drogas y Opinión Pública 2013-2014”, se puede establecer que la percepción sobre el aumento del narcotráfico ha aumentado en El Salvador de un 76% a un 97%. Ante esta situación es importante destacar que se sigue sosteniendo la tesis oficial que en el país sólo existen “colaboradores de organizaciones internacionales dedicadas al narcotráfico”.

1 Regulación refiere a un alternativa a la prohibición, en la que el Estado regula la producción, distribución, etc. de una sustancia. Recordamos que regulación, despenalización, legalización, normalización, son conceptos con significados diferentes. Quedamos en deuda sobre esta temática específica, sugerimos profundizar en los materiales recomendados. Ej: AA.VV. “De la represión a la regulación: propuestas para reformar las políticas contra las drogas”. FES Seguridad, 2013.

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Fuente: Estudio 2013-2014 Políticas de Drogas, reformas y nuevos lenguajes. Pag. 39.

En los últimos años el debate alrededor del fenómeno de la drogas ilícitas, que durante mucho tiempo ha estado dominado por posturas represivas y punitivas enmarcadas en estrategias prohibicionistas, comenzó a abrirse y a tomar un nuevo impulso. Las propuestas alternativas a las actuales políticas de drogas impulsadas desde cada vez más Gobiernos (entre ellos Portugal, España, Holanda, Uruguay, Guatemala y Estados Unidos) han ido tomando fuerza, no sólo por la claridad de sus planteos ante el fracaso de la guerra contra las drogas sino que también por las medidas democráticas tomadas en cuenta para implementar políticas públicas concretas, en favor de los derechos esenciales y las libertades individuales.

Ante el avance hacia la posguerra contra las drogas y el recrudecimiento de la violencia en El Salvador, ante la caótica situación donde las y los usuarios de sustancias son víctimas de violaciones a los Derechos Humanos, donde las juventudes son criminalizadas, la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador (IEPES) ha dado los primeros pasos para iniciar un proceso que lleve a una efectiva reforma a las políticas de drogas actuales. Uno de los pilares fundamentales se basa en que existe abundante evidencia científica acerca de la ineficacia de la política represiva en materia de control de sustancias psicoactivas y ha quedado suficientemente comprobado que una política de control de drogas efectiva debe ser fundada en criterios de Salud Pública y de Derechos Humanos.

Desde esta posición IEPES observa, como actores responsables desde la sociedad civil que:

● Los elementos de las fuerzas armadas relacionados al combate al narcotráfico, han percibido favorablemente y asumido la necesidad de un debate serio para lograr una reforma que redireccione los recursos hacia un combate efectivo contra estructuras criminales organizadas.

● La Comisión Nacional Antidrogas, ha demostrado ser una instancia invisibilizada e ineficaz. Resulta especialmente preocupante la falta de colaboración para la resolución de los cuestionarios para los informes anuales de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. En consecuencia, las valoraciones, conclusiones y tendencias extraídas de los datos por parte de

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la ONUDD para el Informe Mundial Sobre Drogas se deben abordar como intrínsecamente provisionales, parciales y subjetivas, sobre todo en lo que se refiere al consumo de drogas.

● Las autoridades de la Academia Nacional de Seguridad Pública se muestran convencidos ante la necesidad de capacitar a sus agentes en metodologías de Gestión de Riesgos y Reducción de Daños para profundizar la prevención de la violencia y la reducción de demanda de drogas.

● Existe voluntad entre los funcionarios relacionados directamente en el combate al narcotráfico para la búsqueda de alternativas viables, sin embargo, también existe falta de voluntad política de parte de las y los legisladores salvadoreños.

Fuente: Estudio 2013-2014 Políticas de Drogas, reformas y nuevos lenguajes. Pag. 23.

Queda más que claro, que urge la reforma integral a las actuales políticas de drogas, donde se incluyan políticas de prevención y educación validadas con datos científicos y honestos desprovistos del prejuicio y mitificación de las personas que usan drogas y de las sustancias psicoactivas mismas. La seguridad nacional depende de un viraje de gran envergadura para lograr superar la actual crisis. Es necesaria una legislación responsable, audaz y superadora, basada en la ciencia y la justicia ya que de ella depende el presente y futuro del país.

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Fuente: Estudio 2013-2014 Políticas de Drogas, reformas y nuevos lenguajes. Pag. 24.

Observando las preguntas sin respuesta, por los problemas planteados por la situación de la prohibición y como recomendación tomada de la “Declaración de San Salvador” (producto del Primer Simposio sobre Políticas de Drogas en El Salvador, 2013. Ver en el apartado de recursos) se decidió impulsar esta investigación y gestionar los recursos para llevarla a cabo.

El objetivo general del estudio que aquí presentamos fue detectar elementos clave sobre una posible apertura para la regulación del cannabis en El Salvador, mediante la auscultación del enfoque de informantes clave de diversos sectores de la sociedad salvadoreña.

Partimos de la hipótesis de que a pesar de que gran parte de la sociedad salvadoreña tiene una opinión conservadora, es decir prohibicionista, acerca de las políticas de drogas, existen luces para una posible regulación del cannabis en las opiniones y análisis de informantes clave. Los informantes clave que fueron entrevistados cumplen roles de liderazgo en sectores educativos, académicos, de los medios de comunicación, empresariales y tienen amplia experiencia en sus campos disciplinarios.

Lejos de presentar una exploración exhaustiva, se ofrece este primer acercamiento al sentir y pensar sobre la regulación del cannabis en El Salvador como aporte en este camino de búsqueda de una nueva política de drogas más eficaz y eficiente alternativa a la guerra contra las drogas.

Finalmente desde la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador se agradece la oportunidad de marcar precedentes con una investigación exploratoria realizada por un equipo multidisciplinario y con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert

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Fuente: Estudio 2013-2014 Políticas de Drogas, reformas y nuevos lenguajes. Pag. 42.

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1. Exploración acerca del sentir y pensar sobre la regulación de cannabis en El Salvador

Lic. José Aguilar | Rvdo. Martin Diaz

La reciente aprobada ley2 sobre la permisividad de la marihuana en Uruguay, ha puesto de manifiesto la inviabilidad de las políticas tradicionales en torno al control de las drogas; y a su vez ha desatado una serie de debates en diferentes partes del mundo, en torno a emular o no esta medida. El Salvador no escapa a la discusión en torno al tema y ya hay algunos sectores interesados en colocarlo en la agenda social y política.

A simple vista pareciera que esta medida tomada por el país vecino del cono sur, es el reflejo de una sociedad no conservadora, que ha consensuado la efectividad, sobre la moralidad; considerando la prohibición más dañina que la permisividad; pues la misma lejos de frenar el consumo la estimula, resultando así, más dañina la medicina que la enfermedad. Pareciera ser que el sistema político uruguayo ha realizado una apuesta audaz, sujeta a comprobación en el tiempo, pero válida sobre la ineficiente política punitiva.

Luego de varias convocatorias masivas, junto con algunas juventudes, el Frente Amplio, introduce en su agenda la legalización de la marihuana. Al asumir la presidencia José Mujica, el movimiento social comprendió que se trataba de una oportunidad de avance, ya fuera a través de un proyecto que habilitase el autocultivo y los clubes de membresía, o mediante la propuesta de la regulación y la distribución del cannabis. Iniciada la legislatura se creó en 2010 la comisión de adicciones en el parlamento.

El 20 de Diciembre de 2013 se aprobó en el parlamento la ley, y Uruguay se convirtió en el primer estado nacional en regular la producción, distribución y comercialización de marihuana para uso recreativo y medicinal; “declarando de interés público las acciones tendientes a proteger, promover y mejorar la salud pública de la población mediante una política orientada a minimizar los riesgos y a reducir los daños del uso del cannabis, que promueva la debida información, educación y prevención, sobre las consecuencias y efectos perjudiciales” (artículo 1); asumiendo “El Estado el control y la regulación de las actividades de importación, exportación, plantación, cultivo, cosecha, producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento, comercialización y distribución de cannabis y sus derivados...” (Artículo 2); dado que su objetivo es “.... proteger a los habitantes de los riesgos que implica el vínculo con el comercio ilegal y el narcotráfico buscando..... atacar las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales y económicas del uso problemático de sustancias psicoactivas, así como reducir la incidencia del narcotráfico y el crimen organizado” . ( artículo 4)

La legislación vigente relativa a las drogas en El Salvador, regulada por el Decreto N°153 está basada en el paradigma prohibicionista, fundamentado teórica y metodológicamente por el modelo represivo y punitivo de la “Guerra Contra Las Drogas”. Este modelo, ha resultado ser lesivo generando secuelas indeseables como la criminalización y estigmatización social, laboral, familiar y educacional, además de las consecuencias físicas y psicológicas para las personas que usan drogas y su entorno socio-cultural.

2 Ley N° 19.172 - http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/leyes/2013/12/cons_min_803.pdf

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1.1. Las Pretensiones de este EstudioAuscultar3 el enfoque que subyace a los grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión en torno a un nuevo enfoque sobre las políticas públicas para el control de las drogas es de fundamental importancia de cara a indagar las posibilidades de que el sistema político lo absorba y lo convierta en ley. Es por ello que pretendemos:

1. Conocer el enfoque de los grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión.

2. Conocer la apertura para un nuevo enfoque en el control de las drogas, partiendo de la reacción ante el control de la marihuana.

Las investigaciones sociológicas se pueden clasificar en tres: las exploratorias, las descriptivas y las explicativas; las primeras se realizan cuando son pioneras y no tiene antecedentes el tema en cuestión y su fin es sentar las bases para investigaciones posteriores; las segundas cuando ya hay ciertas indagaciones realizadas con anterioridad y su fin es describir generalmente de forma cuántica un fenómeno determinado; y las terceras cuando se buscan explicar a detalle variables descritas.

La investigación sobre las posibilidades de un nuevo enfoque para la regulación del Cannabis en El Salvador, y con ella la posibilidad de más adelante, regular el resto de drogas, se circunscribe en el tipo de investigación exploratoria, pues sobre el tema no hay antecedentes investigativos.

La Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador (IEPES), considerando que la actual política represiva y la guerra contra las drogas ha sido un fracaso; y motivado por los giros que en torno a la regulación de la misma se han realizado a nivel internacional, quiso auscultar las posibilidades para una regulación del Cannabis en el país, y se propuso explorar el sentir y pensar de la opinión pública, pero no desde una muestra estadística de la población, sino desde aquellos que forman la opinión pública, los que la promueven mediante presiones de grupo; y finalmente, sobre aquellos que la convierten en ley mediante la toma de decisiones.

La legislación vigente relativa a las drogas en El Salvador, regulada por el Decreto N°153 está basada en el paradigma prohibicionista, fundamentado teórica y metodológicamente por el modelo represivo y punitivo de la “Guerra Contra Las Drogas”. Este ha demostrado ser perjudicial para la población civil no vinculada al narcotráfico o a los cuerpos de seguridad.

El Salvador es una sociedad conservadora, donde los que detentan el poder, han jugado el rol de grupos de presión manteniendo un histórico control sobre el resto de la sociedad, mediante la difusión de una moralidad punitiva transmitida a través de los formadores de opinión; y oficializada mediante la regulación instituida por los tomadores de decisión en el ejercicio de sus funciones públicas.

De ahí que es válido afirmar que aunque en el país existen algunas expresiones propias del mundo liberal, como los derechos sexuales y reproductivos, orientación sexual o identidad de género; éstas encuentran una férrea oposición de los tradicionales grupos de presión, que a través de los formadores de opinión y los tomadores de decisión, mantienen el estado de las cosas y tienden a frenar cualquier iniciativa que vaya en sentido contrario a lo establecido, salvo que el consenso social en torno a una situación específica sea más fuerte que la resistencia a la misma.

Auscultar el enfoque, las bases del mismo, y la apertura para uno nuevo que subyace a los grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión en torno a las políticas públicas para el control de las drogas; resulta fundamental de cara a indagar las posibilidades de que una legislación en torno a su regulación, fuera absorbido y convertido en ley por el sistema político. Esta fue la pretensión inicial

3 Auscultar: escuchar prestando específica atención a sonidos que se emiten dentro del cuerpo (cuerpo humano o cuerpo social), para ofrecer un diagnóstico. Vocablo utilizado en medicina y adoptado por la sociología.

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de este estudio exploratorio.

Para lograr el acercamiento al sentir y pensar sobre la legislación de las drogas en El Salvador, y en particular sobre la marihuana, se pensó en primera instancia en una encuesta masiva. Haciendo falta los recursos económicos para llevarla a cabo, se decidió sondear las posturas de quienes detentan el poder y toman decisiones o son formadores de opinión. Se eligieron 3 grupos para recabar la información pertinente: a) grupos de presión: tanques de pensamiento, las gremiales empresariales históricas y emergentes; b) como formadores de opinión a las iglesias, los medios de comunicación social y los principales centros de educación superior; yc) como tomadores de decisión a los tres órganos del Estado.

Un grupo de facilitadores cooperó con la investigación realizando entrevistas a sujetos representativos de los grupos nombrados, cuyos resultados fueron procesados por el consultor contratado a tal efecto. 20 informantes clave de los sectores o ámbitos antes mencionados fueron objeto de la muestra del sondeo.

1.2.ÓbicesdelaInvestigaciónCuando se planteó este estudio, el alcance que se pretendía alcanzar fue, orientar el camino a seguir por los sectores que buscan un nuevo enfoque para el control de las drogas, teniendo como base de partida la regulación de la marihuana; con base en el hallazgo resultante de la exploración realizada.

Es oportuno mencionar que la investigación de campo tuvo 2 momentos: el primero que se inició el mes de agosto del año 2014 y del cual no se obtuvo respuesta positiva de ninguno de los sujetos de estudio, bajo las excusas de:

● No tener posición al respecto

● No tener interés en el tema

● No tener tiempo y/o autoridad para hablar sobre el tema

En las pretensiones planteadas en el apartado anterior se dejaba entrever que por el fundamentalismo conservador de la sociedad salvadoreña, difícilmente se encontraría una apertura en los grupos tradicionales de poder a una posible regulación del Cannabis que sustituyera la actual legislación. Al equipo multidisciplinario que ha realizado la presente investigación le ha resultado llamativo que fuese tan sensible el supuesto planteado en este estudio que incluso generara desinterés en participar, apatía a opinar de parte de los informantes clave a entrevistar.

Podrían esgrimirse muchos supuestos, desde la campaña electoral para alcaldes y diputados que se iniciaba coincidentemente con el periodo de investigación; hasta las razones dadas por los mismos referentes a que en realidad ni siquiera se han planteado la posibilidad de reformar o buscar alternativas a las actuales políticas de drogas.

Sería aventurero e irresponsable afirmar el peso de uno de los supuestos sobre el resto, no obstante por lo que más adelante se explicará, es posible afirmar que la sensibilidad del tema y el enfoque conservador hacia el mismo fue un factor determinante en las evasivas a responder al llamado realizado.

El segundo momento de la investigación se realizó una vez finalizada la campaña electoral, la última semana de febrero de 2015. En esta segunda fase se buscó como estrategia para obtener la información, acudir a personas cercanas y de confianza a los sujetos de estudio definido.

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Los resultados mejoraron aunque no sustancialmente, pues de la totalidad de los sujetos a entrevistar sólo el 25%, accedió a brindar su opinión sobre la producción, prohibición, usos del Cannabis, y de los usos alternativos a otras drogas; de estos el 10% accedieron a participar de manera general sin entrar al detalle al cual accedió el 15% restantes.

Importante es mencionar también que de ese 25% el 15% que respondieron a detalle el 5% pidió el anonimato, y el otro 10% la dio a título personal pues aseguraron no estar facultados para verter opiniones en nombre de la institución.

Los resultados encontrados que se presentarán en el siguiente apartado, reflejan la forma en que la información fue obtenida y aunque no fue de la manera esperada, se considera que la misma goza de un grado de legitimidad y validez del espectro de los formadores de opinión y grupos de presión, asumiendo también la influencia que tienen los informantes clave en sus diversos ámbitos de acción y reflexión.

Destacar que no fue posible obtener el sentir y pensar de un tomador de decisión, no obstante la campaña electoral había finalizado, lo cual es atribuible a que por la forma en que está conformado el organismo electoral en la Constitución de la República, esta se compone de los mismos partidos políticos que compiten en las elecciones, y el escrutinio a casi un mes de realizadas las elecciones aún no termina y eso ha tenido a casi toda la dirigencia partidaria del país, ocupada en eso.

Sí fue posible entrevistar a figuras representativas de los sectores formadores de opinión y de los grupos de presión. Por nombrar algunas de sus profesiones: analistas políticos, intelectuales universitarios, dirigentes sociales, miembro de un tanque de pensamiento, a un alto dirigente de una corporación de radiodifusoras y a una reconocida académica del Derecho. Estos son los informantes clave que aportan la opinión de personas con roles “dirigentes y/o de liderazgo” que ejercen, directa e indirectamente, importante influencia sobre grandes grupos de personas y por lo tanto es fundamental conocer sus posturas al respecto de las políticas de drogas vigentes y su visión a futuro. Es por ello también que sus voces resultan legítimas para auscultar el enfoque presente y a futuro en corto plazo.

A efectos de presentar los resultados de una manera adecuada se omiten los nombres de personas e instituciones.

1.3.LosResultadosObtenidos

Esta investigación exploratoria busca corroborar o refutar algunas intuiciones acerca de lo que está sucediendo en la realidad social compleja, vinculado a las percepciones sobre las políticas de drogas actuales.

Como se ha explicado previamente. Algunas intuiciones se corroboraron al encontrarse elementos en común, en los que más adelante se hará énfasis.

Empecemos con que la amplia mayoría de los sujetos de la muestra no se sintieron con conocimiento suficiente sobre la temática. Esto acentúa la urgente necesidad de actualización y formación de los tomadores de decisión de los 3 órganos del Estado, así como de las iglesias fundamentalistas y sectores empresariales tradicionales conservadores. Estos grupos son de importante influencia en la población general por lo cual es sumamente relevante que cuenten con los conocimientos necesarios y actuales al momento de la toma de decisiones.

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Las respuestas provienen de informantes clave de “sectores” o ámbitos de indagación de los grupos de presión, formadores de opinión, ámbito académico del derecho, movimiento social, Organizaciones no gubernamentales, corporación de radiodifusoras, empresas privadas, etc.

De acuerdo a la información obtenida la consultora contratada propuso agrupar la opiniones en los siguientes apartados:

a. La elección por la sanción punitivaEn una sociedad conservadora como la salvadoreña no es extraño encontrar opiniones que ratifiquen el status quo, no obstante se reconozca que las políticas públicas punitivas no estén generando el objetivo esperado de la erradicación de raíz de la producción y consumo de Cannabis.

Destacamos la respuesta del informante clave del sector de la empresa privada tradicional, propietario de una corporación de radiodifusoras y laboratorios farmacéuticos: “abrir la puerta para la regulación de esta sustancia (el cannabis), es abrir la puerta para la regulación de otras drogas más dañinas”, y que si bien es cierto que la opción por la sanción punitiva no ha sido capaz de controlar su producción y consumo; “sería aún peor si a la misma se le abre la puerta, pues esas mismas falencias que no han logrado los efectos esperados de lo punitivo, mucho menos podrían controlar la regulación del Cannabis y del resto de drogas”.

Sin embargo, evalúa que “se debe abrir la puerta para la regulación de los usos médicos”; siempre y cuando la misma esté precedida de una campaña educativa sobre los efectos medicinales y que sea el Estado el que regule el proceso para usos médicos.

Pareciera que ciertos sectores de poder creen que la sociedad no está preparada para una apertura a la regulación, ni mucho menos para la existencia de comunidades cannábicas, pues la descomposición social en El Salvador no es propicia. A pesar de la estigmatización y represión en el territorio nacional existen comunidades y movimientos que defienden el uso del cannabis como parte de su cultura y lo reclaman como derecho esencial.

Es importante tomar conciencia que en los últimos tiempos han habido cientos de estudios que han generado una cantidad de conocimientos acerca de los usos médicos del cannabis que aún no se han estudiado en el ámbito salvadoreño, pero que existen y afirman, basándose en datos fidedignos, los cientos de beneficios para tratamientos médicos en diversas dolencias que van desde el glaucoma hasta el cáncer. (Orientación en las bibliografías de los anexos, y demás fuentes recomendadas).

b. La apuesta por la regulaciónEl 15% de los sujetos de la muestra, que a su vez, es el 60% de los que respondieron, coinciden desde diversas perspectivas y motivaciones en que la regulación de la producción y tenencia de cannabis es un tema a resolver a mediano plazo.

La regulación “se vuelve necesaria ante el fracaso de las políticas punitivas y represivas” que además de estigmatizar a las personas que las usan, les criminaliza aún si no comercian la sustancia psicoactiva ni tienen antecedentes delincuenciales.

Un informante clave que se dedica a participar en programas de opinión en diferentes medios de comunicación y a la docencia universitaria, considera que la regulación “es necesaria porque el sistema político, el sistema judicial, y los aparatos de seguridad no son capaces de lograr el control mediante la sanción debido al entorno de influencias que los rodea, y a las presiones geopolíticas en que se encuentra expuesto el país”.

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Asimismo reconoce que “con la regulación ganaría el Estado y ganaría el mercado, pues habría una considerable recolección de impuestos y además se estimularía la sana competencia por su cultivo, producción y distribución, previamente se definan las vías para ese fin”.

Uno perteneciente a un tanque de pensamiento, expresa que “siempre y cuando se compruebe que los beneficios de regular el Cannabis, son mayores que los daños que causa su prohibición, la regulación debe de darse”, sobre todo si la misma, posibilita que se desarrollen investigaciones orientadas al uso médico de esta.

La persona informante clave perteneciente a movimientos sociales y líder de opinión, considera que “si la regulación tiene por fin el beneficio de la persona humana, sobre el beneficio del mercado, la regulación es buena, no sólo porque se estaría quitando el control a los grupos que clandestinamente la comercian, sino porque además la regulación permitiría que fuese la persona humana “el principio y el fin” de dicha medida”.

c. La opción por la prevención Las dos posturas anteriores además de extremas son antagónicas, quizá la realidad de polarización política y social que vive El Salvador, acentúe más esta percepción. Sin embargo, hay que aceptar que una postura favorable a la regulación, se presenta como radical en una sociedad conservadora, históricamente determinada por la imposición desde tiempos de la colonia.

El informante clave que dedicado al estudio del derecho y a los derechos humanos plantea que la sociedad salvadoreña “está permeada por una doble moral, que sataniza las drogas, por el mero hecho de llamarse así, sin darse cuenta que hay muchas drogas permitidas que generan igual o mayor adicción que las drogas ilegales.”

Por ello la prevención, debe evitar el “consumo indebido dentro del marco prohibitivo”, en que se encuentra en este momento, la producción, y distribución de cannabis/marihuana; para que se vayan “sensibilizando las opiniones adversas” que abogan por la continuidad de la prohibición y, por otro lado, matice la apuesta por la regulación que otros sectores sostienen.

Para finalizar este considera que las diferentes organizaciones sociales deben ir (al menos a su interior) valorando la improcedencia de la ley prohibitiva para ir dando paso a la idea de una ley regulatoria.

Los sectores del poder tradicional sostienen que la prevención es una alternativa intermedia ante la negativa a la regulación. Lo cual deja entrever la falta de actualización en materia de drogas ya que la prevención no puede ser una opción. La prevención del “uso abusivo” o del “uso problemático” de las sustancias psicoactivas es sustancial para la autodeterminación, a la hora de decidir consumir una sustancia o no.

En síntesis: 100% de los consultados negó respuesta en primera instancia.

En segunda instancia luego de la campaña electoral, 85 % negó respuesta excusándose por:

a) no tener posición,

b) no tener interés,

c) no tener tiempo,

d) no tener autoridad para opinar sobre el tema.

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Sin embargo, del 100% de las respuestas procesadas, el 60% se acercan a la posibilidad de una apertura hacia la regulación del cannabis como una alternativa posible para El Salvador.

20% alegando beneficios para el Estado, como la recaudación de impuestos y beneficios para la industria privada.

20% afirma que la regulación se hace necesaria por el fracaso de guerra contra las drogas.

20% pone la condición a la regulación de que se debe comprobar que ofrece mayores beneficios que los daños producidos la prohibición.

Del restante 40%, el 20% resalta la prevención primaria como primera medida para ir valorando los cambios hacia la regulación y el otro 20% opta por la sanción punitiva tal como es ahora, a pesar de reconocer la ineficacia de las políticas actuales.

En el caso de las voces favorables a la posibilidad de la regulación del cannabis, 60% argumenta con el uso medicinal y el restante 40% alega razones de seguridad nacional y geopolítica.

No obstante aparecen confusiones terminológicas tanto legales como en cuanto a los efectos de las sustancias y de las leyes prohibitivas.

1.4. Conclusiones

Las motivaciones iniciales para realizar este estudio, fueron centradas en la orientación a aquellos sectores interesados en darle un nuevo enfoque a la actual política de drogas, mediante la auscultación de la opinión de los formadores de opinión, grupos de presión y tomadores de decisión. Sorprendente fue que se tropezó no sólo con la negativa de los informantes clave respecto a la posibilidad de abrir espacio a la regulación, sino, con la negativa a siquiera hablar del tema.

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No obstante, es posible sacar algunas conclusiones que podrán echar luz sobre cómo abordar la problemática de la guerra contra las drogas en una sociedad tan conservadora y con grupos de poder tan cerrados, tal y como se constata con las dificultades encontradas al momento de realizar el presente estudio.

1. Los sujetos entrevistados que se han clasificado en las tres posturas antes expuestas, aceptan que existen múltiples usos para el cannabis, sobre todo en lo que tiene que ver a sus usos médicos.

2. La regulación es aceptada siempre y cuando se comprobare que los beneficios son mayores a los daños, y se apostase además a que con la regulación gana la persona, y gana el Estado.

3. Aún con lo polarizado que puedan parecer las dos posturas por la prohibición y por la regulación para los sujetos; en el interior de la prohibición se puede hacer una apuesta por la prevención de usos problemáticos que podrían abrir brechas para una posterior regulación.

La presente investigación exploratoria demuestra que más del 85% de las cabezas de los grupos tradicionales de poder establecidos en grupos de presión, formadores de opinión y tomadores de decisión no han prestado la atención debida a una problemática que toca múltiples aristas y que claramente es estratégica para la seguridad nacional de uno de los países más violento del mundo. Esto deja entrever el abandono del sentido de servicio a la población más vulnerada, desconociendo de manera negligente e inexcusable una dimensión esencial de la vida humana en Salud, Seguridad y Educación para gobernar el país a la altura de la época.

Este estudio tiene enorme valor por ser el primer acercamiento al tema intentando analizar desde una perspectiva diferente a la tradicional. Hasta ahora los estudios encontrados en El Salvador que son de acceso público suelen partir de la idea errónea de que la persona que usa drogas es un delincuente o un enfermo mental. Se extraen cifras para descubrir patrones de consumo y se recomiendan tratamientos para las personas que las usan. Es decir que le dan un enfoque desde la Salud. Pero evidentemente no se han actualizado pues hace tiempo que ya se sabe que el cannabis es menos dañino para la salud que muchas otras sustancias psicoactivas, incluso legales y aceptadas socialmente. El otro enfoque clásico de las investigaciones es el que deriva de las cifras de muertos del narcotráfico y del combate armado al mismo, siguiendo el paradigma hegemónico pero tambaleante, de las políticas prohibicionistas, punitivas y represivas de la inhumana “guerra contra las drogas”. Este estudio, con orientación desde la efectividad de las políticas de drogas actuales, buscó reunir algunas opiniones de informantes con roles de liderazgo en El Salvador, para escuchar sus voces acerca de esta temática delicada. Quienes participaron de las entrevistas, en parte, están actualizados sobre los movimientos geopolíticos actuales a nivel Latinoamericano y global que se acerca más y más a la regulación como nuevo paradigma en las políticas de drogas. Las posturas prohibicionistas, represivas y punitivas tienen base en una enseñanza y/o la propaganda eficaz del prohibicionismo del siglo XX; que dirige la mirada del complejo universo multifactorial del consumo de sustancias psicoactivas sumado a todo lo que incluye el mercado de sustancias ilegales, al 1% de las personas que tienen un uso problemático.

Es de fundamental importancia que se estudie el tema a fondo. Hay muchas novedades en todas las disciplinas acerca de los beneficios de la regulación del cannabis. Los beneficios de la regulación de los verían en diversos ámbitos: Salud (control de calidad de la sustancia, disminución de consumo de drogas duras por separación de mercados, etc.) Político y legal (se evita contacto con traficantes y círculos criminales, reclutación; disminución de la corrupción, menor fragilidad de la democracia, etc.) Económico (disminuyen costos sociales de reparación de consecuencias por uso abusivo de sustancias

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y violencia, disminuyen los costos al estado de juicios, reclusión y atención; obtención de finanzas para prevención y reducción de daños mediante la recaudación de impuestos o ganancias de las patentes, producción y distribución del cannabis).

La idea de la prevención tal como se practicaba el siglo pasado es obsoleta. Es necesario y no es una novedad que se necesita superar las clásicas políticas de drogas “reducción de oferta” y “reducción de demanda”. A nivel de reducción de oferta, la represión de parte del Estado es clara. Sin embargo en cuanto a prevención y tratamientos ya cambia la cosa. Urgen campañas de prevención primaria, y secundaria como la reducción de daños y la gestión de riesgos.

Urgen estudios con rigurosidad científica, basados en evidencias, para estar preparados para los cambios en las políticas internacionales a futuro mediano plazo. Urge la formación para concienciar y fortalecer la autodeterminación de las juventudes en situación de vulnerabilidad, esfuerzo que evita la prohibición.

Todos hemos de asumir las responsabilidades que nos competen. Todos hemos asumido alguna responsabilidad, o rol que la conlleva, que se vincula directa o menos directamente con las política de drogas. Somos responsables de las políticas de drogas que cambiarán en los próximos años.

Los políticos, los operadores bio psico-sociales, empleados del gobierno de los diferentes órganos y ministerios no escapan a las presiones morales y el desconocimiento que determinan posiciones conservadoras.

Finalmente mencionar que con esta investigación se comprobó la hipótesis propuesta al inicio de que a pesar del paradigma conservador vigente del prohibicionismo, hay voces de liderazgo entre las que aparecen elementos comunes para la apertura a la posibilidad de la regulación del cannabis en El Salvador. Estos elementos se vinculan al ámbito de la salud, seguridad, recaudación impositiva, beneficios para la industria local.

Comentario MSc. Eduardo Vergara4

Debe quedar claro, que, al analizar las tendencias en opinión pública, los escenarios, actores y grupos, El Salvador tiene una gran oportunidad de liderar la región centroamericana en los cambios necesarios para mejorar las políticas de drogas actuales. Si bien el porcentaje de la población que tiene una perspectiva abierta y más liberal es acotado, tiene también un grado de influencia en el sistema político y social. El país no debe dejar pasar la oportunidad de asumir un liderazgo regional y sumarse activamente en la orquesta de países que están dando importantes pasos para lograr políticas de drogas basadas en la evidencia, fundamentadas en la ciencia, salud pública, que respeten los derechos humanos y sean fiscalmente responsables.

Recomendaciones y sugerencias para el camino a seguir

Es de suma importancia la toma de conciencia de las autoridades, grupos de poder en general del rol de liderazgo que podría encabezar El Salvador en la región Centroamericana en esta temática, ofreciendo nuevas maneras de actuar frente a la problemática tan complicada y multifactorial de las políticas de drogas.

Al analizar los escenarios, actores y grupos, queda claro que El Salvador tiene una gran oportunidad de

4 Director fundador de Asuntos del Sur. Chile.

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liderar la región centroamericana en la temática de las políticas de drogas alternativas a la prohibición. Se requiere y hace falta liderazgo regional.

Es necesario fortalecer a las mujeres y hombres conscientes de nuevas soluciones que pueden resolverse y que trabajan en gran medida para impulsar nuevas legislaciones audaces y superadoras a la altura de los tiempos que corren.

Aunque parezca redundante es necesario recordar que a mayor información y conocimiento, menos riesgos se corren en todos los sentidos. Proponemos un esquema pedagógico simple y enriquecedor:

1. Informarse partiendo de evidencias fidedignas - más abajo encontrará una serie de lecturas básicas;

2. Analizar con criterio riguroso, contrastando con la realidad - de donde viene la postura que tengo? cuáles son las fuentes de los conocimientos que tengo sobre el tema? quienes me enseñaron y con qué materiales? qué otras posturas y fuentes hay sobre el tema?

3. Actuar en el propio entorno para superar las perspectivas obsoletas, estancadas y dañinas para las personas y la sociedad en su conjunto.

Se sugiere:

● Generar y gestionar conocimientos fidedignos sobre los beneficios de la regulación de sustancias psicoactivas basado en evidencias científicas, desde las diferentes disciplinas vinculadas. Hay fuentes fidedignas que se pueden consultar dejando de lado la desinformación y creencias erróneas. Diferenciar entre PQUD (personas que usan drogas) y narcotraficantes en primer lugar. Informar seriamente sobre las sustancias, evitando generalizar “drogas” ya que es un concepto tan amplio que confunde. Hay enormes diferencias entre el cannabis, la cocaína y drogas sintéticas como las metanfetaminas. No se parece ni su intención de uso, ni los efectos, ni las consecuencias para la salud y el entorno social de su uso problemático.

● Implementar mecanismos que garanticen el cumplimiento de la legislación internacional y a sancionar de ser necesario a los estados americanos que atenten contra los derechos esenciales de la persona humana y en especial al gobierno de El Salvador.

● Escudriñar las Escrituras y reflexionar a la luz de los Evangelios, con la mirada en Jesús y sus enseñanzas, dejando de juzgar y condenar al prójimo por el uso de plantas sagradas de la creación. Las leyes humanas prohibitivas actuales tienen 70 años, los beneficios de las plantas sagradas se usan hace milenios en la humanidad.

● Establecer mesas de diálogo con organizaciones de defensa de derechos humanos, la sociedad civil, usuarias y usuarios de drogas para la urgente modificación a las actuales políticas de combate al narcotráfico y reducción de demanda de drogas.

● A la Asamblea Legislativa, a la Corte Suprema de Justicia y en especial a la Sala de lo Constitucional, al Órgano Ejecutivo, alentar, promover y concretar la urgente y necesaria reforma a la actual legislación relativa a las drogas que violenta las vidas de los y las salvadoreñas.

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1.5. Anexos Ficha Técnica

Tipo de Estudio Exploratorio

Objetivo Detectar elementos clave para gestionar conocimientos de manera eficiente y eficaz, a fin de ofrecer orientación en el camino a seguir con las actuales políticas de drogas.

Método Recolección de voces de informantes clave en la sociedad salvadoreña acerca de la regulación del cannabis como alternativa a la legislación actual.

Instrumento Entrevista con guión semiestructurado.

Muestra Informantes clave. Líderes de diversos ámbitos sociales, del ámbito político, académico universitario, de los medios de comunicación masiva, movimientos sociales, del ámbito del Derecho, de tanques de pensamiento, etc.

Ámbito geográfico

San Salvador, El Salvador. Centroamérica.

CronogramaGeneral

1° Momento: inicio agosto 20142° Momento: pasada la campaña electoral, fines de febrero 20153° Momento: procesamiento de datos, diseño, edición; marzo a mayo 2015

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2. Fuentes y recursos básicos en materia relativa a las drogas en la actualidad

Con los resultados obtenidos y la vocación de compartir conocimiento decidimos incluir una sección especial de material básico sobre los usos problemáticos de drogas, el panorama mundial del problema de las drogas y la vigencia de las políticas de reducción de daños, y verdades ignoradas así como mitos legitimados sobre el cannabis en particular. Con estos recursos, escritos por asesores de IEPES en materia de política de drogas y reducción de daños de América del Sur, se pretende mostrar que existen alternativas viables para resolver problemas vinculados a la violencia y las drogas, para mejorar la situación actual de la ciudadanía y abordar varias aristas con métodos superadores.

2.1AlgunasherramientasPor supuesto esta brevísima selección no es exhaustiva. Se invita quien lee, a investigar por su cuenta buscando fuentes basadas en evidencias.

Libros y Artículos

1. Escohotado, A. Historia general de las Drogas, Editorial Espasa, España, 2008.

2. Catalina Niño, Carlos Campero y otros. De la represión a la regulación: propuestas para reformar las políticas contra las drogas, FES y FES-Seguridad, Bogotá, mayo 2013. http://esiglesia.org/de-la-represion-a-la-regulacion-propuestas-para-reformar-las-politicas-contra-las-drogas/

3. Peyraube, R. Bases Conceptuales de la Problemática del uso de drogas. Ponencia presentada en el Seminario “La Ciudad, sus Niños, sus Jóvenes, la Pobreza y las Drogas. Aportes para la construcción de políticas locales”, Montevideo, octubre 1999.

4. Eduardo Vergara y otros. Políticas de Drogas, reformas y nuevos lenguajes . Asuntos del Sur y Observatorio Latinoamericano de Políticas de Drogas y Opinión Pública, Santiago, 2014. http://www.asuntosdelsur.org/blog/2014/01/17/jovenes-salud-publica-y-regulacion-nuevos-lenguajes-y-estrategias-en-tiempos-de-reformas/

5. Díaz, Martin. Derechos Esenciales En Un Estado De Derecho: Espiritualidad y Plantas Sagradas, Santiago de Chile , 2014. http://esiglesia.org/derechos-esenciales-en-un-estado-de-derecho-espiritualidad-y-plantas-sagradas/

6. IDPC, Tratamiento obligatorio en América Latina: Una práctica no-ética, inhumana e inefectiva, 2014. http://idpc.net/es/publications/2014/02/nota-para-la-incidencia-politica-del-idpc-tratamiento-obligatorio-en-america-latina-una-practica-no-etica-inhumana-e-inefectiva

7. Declaración de San Salvador. Documento resultado del Primer Simposio por una Nueva Política de Drogas en El Salvador, San Salvador, octubre 2013. Adherida por organismos y agrupaciones de toda Latinoamérica. http://esiglesia.org/declaracion-de-san-salvador/

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Véase también más adelante bibliografías de los Anexos.

Recursos audiovisuales

1. Una Nueva Política de Drogas en El Salvador, producido por CIRCA, IEPES, FESPAD y otros. https://www.youtube.com/watch?v=ro8cMYBCm8E

2. Documental ¨Weeds¨, producida por CNN, Subtitulado al Español. https://www.youtube.com/watch?v=kO0NiLyNZx8

3. Despenalización De La Cannabis En El Salvador, Debate Con Nacho, producido por Canal VTV. https://www.youtube.com/watch?v=JCdaM6Urgks

4. Debate Sobre Políticas De Drogas En El Salvador, Hablemos Claro, producido por TVO. https://www.youtube.com/watch?v=k0G8OBuXV6Y

5. Antonio Escohotado Habla Sobre Las Sustancias Psicoactivas, Carta Blanca, producido por TVE. https://www.youtube.com/watch?v=NfKHoPyIO2I

6. Resumen De Audiencias Sobre Despenalización De Drogas. Congreso BsAs 06-2012, producido por Expansion33. https://www.youtube.com/watch?v=ufONWTlztAo

7. Rompiendo el tabú, de Fernando Grostein Andrade y Cosmo Feilding-Mellen. http://norml.org/espanol/item/rompiendo-el-tabu | http://www.imdb.com/title/tt1951090/

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2.2.AcercamientoalosejesconceptualesbásicossobreelusoProblemáticodeDrogas

Dra. Raquel Peyraube 5

Abreviaturas:Uso Problemático de Drogas: UPDUsuario/a(s) de Drogas: UD(s)Dependencia Química: DQReducción de Daños: RD

En este trabajo se han seleccionado los ejes estimados como fundamentales y mínimos aceptables para pensar las intervenciones en el UPD, y particularmente las intervenciones destinadas a poblaciones que se encuentran en cualquiera de las formas que adopta la exclusión social. Dentro de las poblaciones excluidas se hace particular énfasis en aquellas pertenecientes a la franja socio-económico-cultural más carenciada, por ser la forma de exclusión social que afecta a más población en Latinoamérica.

La importancia del tema radica en que las distintas intervenciones, expliciten o no su marco de referencia teórico, están sustentadas por sistemas de ejes conceptuales. La ausencia de una fundamentación sólida favorece la aplicación de medidas reñidas con la ética humanitaria y con los principios básicos de la Salud Pública, en la medida que no se da cuenta de lo que se hace y por qué se hace.

Los modelos, son representaciones sociales que pretenden describir y comprender aquello que se quiere conocer, en este caso el UPD. Son imágenes incompletas y simplificadas de un determinado fenómeno que tienen como objetivo fundamental conocer y transformar aquello que representan.

Sin duda, pueden construirse infinidad de modelos, tantos como pudiéramos imaginar. Sin embargo, para definir las intervenciones y las inversiones en salud y educación, deberían tenerse en cuenta sólo aquellos que demuestren tener más posibilidades de intervenir sobre los diferentes fenómenos de la realidad y una mayor capacidad real de modificarlos. Cuanto más aplicables y eficaces sean las acciones derivadas de ellos, tanto más adecuados al fenómeno que queremos explicar serán nuestros modelos conceptuales.

En la problemática de las drogas, estas cuestiones no han sido consideradas con excesiva rigurosidad, ni tenidas demasiado en cuenta a la hora de definir las políticas públicas, y los distintos tipos de intervenciones preventivas y terapéuticas. Si se pretende avanzar en los resultados que se obtengan y modificar realmente el curso evolutivo de este fenómeno, inscriptos siempre dentro del marco de la ética humanitaria y de la Salud Pública, se deberá revisar los supuestos básicos que fundamentan nuestras acciones, pues en lo que respecta a América Latina y hasta el presente, los modelos defendidos han fracasado.

Este fracaso, se constata tanto en cuanto a su eficacia, como en cuanto al respeto de los principios éticos de la Salud Pública, de los Derechos Ciudadanos y de los Derechos Humanos y del Niño. Los Derechos Ciudadanos deben ser referidos a cada contexto político que se considere, los Derechos Humanos y

5 Consultora en el área del UPD, la Reducción de Daños y Políticas de Drogas. Directora Clínica de ICEERS. Asesora ad hoc de la Secretaría Nacional de Drogas de Uruguay (SND) y del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).

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del Niño pueden ser constatados en las convenciones internacionales. Lo que no suele ser demasiado recordado son los principios de la Salud Pública. Los principios éticos básicos de la Salud Pública que se privilegian para la elaboración de políticas y programas pueden ser representados en un triángulo equilátero en cada uno de cuyos vértices se ubican:¬ el principio de no maleficencia que se expresa en el enunciado primun non nocere (primero no dañar), complementado por el principio de beneficencia que alude a que se debe actuar siempre en bien de las personas;¬ el de la justicia social, que establece que los recursos en salud deben distribuirse equitativamente, y¬ el que da cuenta del derecho a la autodeterminación de las personas.Estos principios juegan en un equilibrio dinámico, de manera que en cada situación dada, deberá observarse si alguno de ellos menoscaba a los otros.

Cada una de las intervenciones debería ser contrastada con estos marcos éticos de manera de asegurar que la población también es tenida en cuenta y no sólo nuestro afán de intervención, pues como dice el proverbio, a veces “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”.

El desafío está en pensar el fenómeno desde una coherencia ética, teórica y metodológica que aporte la dosis de pragmatismo y la riqueza de contenidos necesarios para desarticular las lógicas históricamente dominantes; pues cuando se las evalúa en términos de resultados, a pesar de ser demostrablemente inadecuadas, pretenden seguir dominando la escena pública.

Debe quedar claro que las bases conceptuales que se presentan se refieren estrictamente a los usos problemáticos de sustancias psicoactivas y en algunos casos solamente a las dependencias. Desde una posición pragmática, pero no sólo, sino también ética, la propuesta preventiva que se pretende está orientada básicamente a evitar la instalación de este tipo de consumos, y no necesariamente a evitar los consumos de sustancias psicoactivas en general, en la medida que han formado, forman y formarán parte de la cultura. Resultaría una utopía la erradicación de consumos que han acompañado al hombre a través de su historia como manifestación cultural de celebraciones, de rituales religiosos y de la búsqueda de placer, entre otras.

Se proponen cinco ejes conceptuales: los usos problemáticos, la intercurrencia factorial, el aprendizaje social, el cambio como proceso y la reducción de daños. Finalmente se presentará una hipótesis general de la dependencia química.Por razones de espacio se hace hincapié en la definición de los consumos que se entienden como problemáticos y por lo tanto hacia los que deberían estar orientadas las intervenciones de Prevención en cualquiera de sus niveles, así como las de Educación y Salud Públicas.

Usos Problemáticos de DrogasNo todos los usos de sustancias psicoactivas son problemáticos. De hecho, la gran mayoría no lo son, aún considerando las sustancias de tráfico ilícito. Se consideran UPD aquellos que comportan un riesgo para la vida y/o la calidad de vida repercutiendo sobre una o más áreas vitales y del desarrollo de las personas, así como aquellos que impactan desfavorablemente sobre el contexto social de ese sujeto. En nuestra opinión, la definición de un uso como perjudicial, no puede quedar restringida estrictamente a la afectación del sujeto, como es propio del modelo individualista que no compartimos. Debe tener en cuenta al sujeto y también a su contexto, ya familiar o social.

Esta repercusión se evalúa en cinco aspectos básicos: 1) problemas de salud física y/o psíquica; 2) problemas en el mundo relacional próximo, fundamentalmente el familiar o de pareja; 3) problemas laborales y/o curriculares; 4) problemas legales y 5) económicos. Éstos deberán demostrar necesariamente estar relacionados con el tipo de sustancia, la modalidad de uso y las conductas derivadas de ese uso,

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más que con la intolerancia que el medio familiar y social puedan tener con respecto al UD.

Los UPD se encuentran predominantemente en la base y el ápice de la pirámide que relaciona los tipos de consumo según la frecuencia de uso y la cantidad de personas consumidoras para una frecuencia dada (ver figura 2). A medida que aumenta la frecuencia y regularidad del consumo, disminuye la población involucrada en ese rango de frecuencia. Así, próximo a la base, se encuentran los usos experimentales y en el vértice los dependientes. Los usos experimentales, el abuso y la dependencia son los tipos de consumo en los que se registran la amplia mayoría de las formas problemáticas o de riesgo. Esto no significa que en los otros tipos de consumos no los haya, sino que tienen menor incidencia.

El abuso y la dependencia, definidos según el ICD-10 de la OMS, pueden revestir distinta gravedad según la magnitud y extensión de la repercusión en las áreas de la vida del sujeto.

En cuanto a los otros usos problemáticos, son aquellos en los que, no habiendo abuso o dependencia, la repercusión del consumo es la consecuencia de un uso no seguro o controlado de la sustancia. Algunos ejemplos de este tipo de usos son:

Las intoxicaciones agudas o sobredosis que pueden darse en los consumos experimentales cuando se utilizan dosis de la sustancia mayores a las tolerables por un organismo no habituado. Estas intoxicaciones agudas suelen ocurrir cuando el iniciado en el consumo, imita las dosis de sus pares ya habituados a la presencia de la sustancia en el organismo (tolerancia).

Las sobredosis que se verifican en personas DQ en abstinencia prolongada y que en la recaída consumen la misma dosis que antes solían usar. Es una situación muy similar a la anterior, relacionada con el fenómeno biofarmacológico de la tolerancia.

Los consumos por parte de personas que conducen vehículos o manejan maquinarias luego de haber ingerido cantidades de alcohol mayores a las permitidas y seguras, u otras sustancias de abuso.

Los accidentes tóxicos que ocurren por desconocimiento de los efectos adversos de ciertas mezclas o de las condiciones y modalidades de usos de bajo riesgo.

Los consumos en algunas poblaciones particulares como por ejemplo mujeres embarazadas y niños.

Es sabido que en algún momento, la gran mayoría de los jóvenes experimentará con sustancias, tabaco y alcohol incluidos. Se recomienda entonces privilegiar las intervenciones preventivas orientadas a:¬ reducir los riesgos de los usos no dependientes,¬ tratar de evitar la instalación de una dependencia, y¬ minimizar los riesgos y daños de las dependencias ya instaladas

No se descarta la abstinencia como una opción posible para aquellos que la estimen conveniente y puedan sostenerla. En la propuesta preventiva que promovemos, la población que elija ser abstinente será reforzada en su elección con la información que se brinde y por lo tanto quedará incluida. Sin embargo, la población que no pueda o no quiera evitar los usos de sustancias no quedaría incluida en una estrategia preventiva que privilegia la abstinencia o solamente trabaja en base a ella, pues no dispondría de las herramientas informativas y comportamentales necesarias para evitar un UPD.

Una política de prevención centrada en el concepto de UPD, da cuenta de la mayoría de las situaciones que pueden presentarse en una población dada. De esta manera, al tiempo que se aumentan el impacto y la eficacia, se atenúan los fenómenos de estigmatización y discriminación social sobre los UDs, en la

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medida que toda la población es asumida como usuaria potencial. Se trataría de aplicar la misma lógica que se ha hecho con la prevención del HIV-SIDA. También, habilita a informar sobre las condiciones de uso no problemático, y a trabajar sobre las ideas, creencias y valores que la población tiene de los usos de sustancias, y que podrían estar en la base de los UPD. Estas prácticas son impensables en un enfoque centrado exclusivamente en la lógica abstencionista/prohibicionista.

Sin duda, sería deseable que los niños y adolescentes no consumieran sustancias. Pero lamentablemente en esta realidad latinoamericana muchos usos de sustancias por parte de la población infantil y adolescente de los sectores más carenciados, cumplen la función de ayudar a soportar sus condiciones de vida.

Por lo tanto, sabiendo que el riesgo será igualmente asumido por un número no despreciable de niños y jóvenes con ninguna o poca información, o bien de mala calidad, en el contexto de la problemática de las drogas, las intervenciones deben tender a incluir a la mayoría de la población vulnerable, como ocurre con cualquier estrategia de Salud Pública. De otro modo, no atender a esta realidad, resultaría en una falta ética grave, y en los hechos en una política de exterminio por omisión o negligencia.

Bibliografía consultada

1. De Pena, M. Aspectos de Bioética y Drogas, Violencia social y drogas, Rocaviva, Montevideo, 1998., pp 55-60

2. Ernst, M-L. Rotternmanner, I., Spreyermann, C., Femmes, Dépendences, Perspectives, Bases conceptuelles pour le developpement et la promotion d’interventions specifiques aupres des femmes consommant des drogues illegales, Rapport de l’Office fédéral de la santé publique, Berna, 1995.

3. Graña Gómez, J.L. Conductas Adictivas: Teoría, Evaluación y Tratamiento, Ed. Debate, Madrid, 1994.

4. Jungblut, H-H. El sistema moderno de “Atención al drogadicto” con relación al “acompañamiento de la adicción”, el “manejo de casos” y la “política de las bajas exigencias”, Violencia social y drogas, Rocaviva, Montevideo, 1998., pp143-158

5. Martínez, A., y Peyraube, R. Problemática del Uso Inapropiado de Sustancias Psicoactivas: Aportes para el análisis de la condición de “mujer adicta” desde la perspectiva de la reducción del riesgo, I Foro Nacional sobre la Mujer y las Drogas, OEA - CICAD, Montevideo, octubre 1997.

6. Mino, A. Las nuevas políticas de drogas, el ejemplo ginebrino. Psichiatrie de l’enfant, Paris, 1994, XXXVII, 2 pp 577-600

7. Mino, A. Las estrategias terapéuticas en el abuso y dependencia de drogas, Violencia social y drogas. Rocaviva, Montevideo, 1998., pp 95-141

8. O’Hare, P.A. Prefacio: Nota sobre el concepto de reducción de daños, En P.A.O’Hare, R,Newcombe, A.Mathews, E.C.Buning and E.Drucker (eds), La reducción de daños vinculados a drogas, New York, Routledge, 1992.

9. Peyraube, R. Bases Conceptuales de la Problemática del uso de drogas. Ponencia presentada en el Seminario “La Ciudad, sus Niños, sus Jóvenes, la Pobreza y las Drogas. Aportes para la construcción de políticas locales”, Montevideo, octubre 1999.

10. Peyraube, R. Los tratamientos en la PUISS, Violencia social y drogas, Rocaviva, Montevideo, 1998., pp 21-33

11. Prochaska, J.O. y DiClemente, C.C. Estadios y procesos de cambio en fumadores: Hacia un

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modelo de cambio integrativo, Jurnal of Consulting and Clinical Psychology, 1983, 51, pp 390-395.

12. (12)Prochaska, J.O. y DiClemente, C.C. Hacia un modelo comprensivo de cambio, En W.R. Miller y N. Heather (eds), Treating addictive behaviors: Processes of change, Nueva York, Plenum Press, 1986ª

13. (13)Prochaska, J.O. y DiClemente, C.C. Estadios de cambio en la modificación de problemas de conducta, En M. Hersen, R. M. Eisler y P. M. Miller (Eds.), Progress in behavior modification, Newbury Park California, Sage, 1992.

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2.3.Configuracióndelproblemamundialdelasdrogasyvigenciadelaspolíticassobrereduccióndedaños

Lic. Alberto Calabrese6

Tal vez el problema mayor al que nos enfrentamos cuando de pacientes a sustancias psicoactivas se trata, es la particular visión que existe hasta el presente sobre la presencia y necesidad de corregirla de una forma adictiva a algo que se cree superior en daño a cualquier otra elección en el campo de las adicciones.

Como sabemos y no nos podemos restringir a una distorsión ideológica, cualquier comportamiento compulsivo hecho en forma obsesiva de repetición, configuran una actitud adictiva y esto suele ser soslayado en virtud de un discurso que lo ha signado desde una mirada que no obedece a criterios que pueden significarse como científicamente aceptables.

En efecto, la manera que tiene el mundo de enfocar este problema y en particular de qué hacer con las personas adictas o no tanto a las drogas, es el hecho de considerarlas corresponsables de la difusión a través de su consumo de todo lo que la problemática conlleva, es decir las fases de producción, elaboración, distribución, acarreo, almacenamiento, hasta llegar al consumo final. Debemos tener en cuenta, que según datos oficiales al 31/01/2013, de la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas, el coeficiente de incidencia del llamado “problema mundial de las drogas” en su forma adictiva, sólo comprende al 0,5 % de la humanidad, lo que habla de una baja incidencia socio sanitaria, a la que se le da sin embargo la envergadura de un problema crucial para la humanidad, muy por arriba de otros mucho más significativos que lo que éste representa.

Como asimismo el control del tráfico suele ser altamente ineficiente (10% de decomiso sobre el consumo total en todo el planeta), es más sencillo recurrir a la figura del adicto culpable y cargarlo con todas las tintas desde las ópticas sumadas del modelo ético-jurídico y médico-sanitario, considerándolo un transmisor de las sustancias prohibidas (que a la vez son tomadas como vectores activos/agentes virales) y por lo tanto deben ser punibles o en su defecto “tratados” aún contra su voluntad.

Además, el criterio moral que se mueve detrás de esta concepción, lleva al extremo de considerar, que si hay una ley que contemple tratamientos y castigos y aún en el ámbito penal, no solamente no debe derogarse, sino que se presume que de ser desestimada, la ola de consumo adictivo va a ser inconmensurable.

Esto es no reconocer que existen situaciones que son previas a la aparición de un fenómeno, y que aún con la extensión del consumo a todos los sectores sociales, configurándose hoy una apropiación de las sustancias a nivel extensivo, esto no podría explicarse si no tuviéramos en cuenta las condiciones que hacen a esta masificación.

Tampoco, que si no fuera por estar en la configuración de una sociedad consumista, con necesidades de toda índole insatisfechas (y no estamos hablando exclusivamente de las económicas) sino de aquellas que hacen a la estructuración de un sentido de vida y un proyecto consistente y en relación al mismo la concreción de la participación y la posibilidad de lograrlo, no tendríamos este abuso masivo de sustancias o de muchas otras vertientes adictivas (tabaquismo, alcoholismo, juego, trabajo, bulimia, etc.)

6 Director de Toxicología, Ministerio de Salud de la República Argentina.

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y que además en estas condiciones se tiende a ampliar la situación de demanda y la oferta lo único que hace es satisfacerla.

Considerar que en la actualidad el narcotráfico es solamente una ocasión de crimen, es olvidar que desde hace tiempo las sustancias psicoactivas, son una mercancía en toda su extensión.

Y que al extenderse su consumo, la principal preocupación de lo que se da en llamar narcotráfico (en realidad bandas o grupos de mayor o menor envergadura del crimen organizado). Por lo tanto, harán todos los esfuerzos posibles para satisfacer la demanda como sucede en cualquier otro tipo de comercio.

El inconveniente –grave- es que estos grupos trabajan en forma estructurada y sostienen diversos negocios según lo indique su conveniencia, obviamente de orden ilegal, e igualmente lucrativos tales como: armas, tráfico de personas o contrabando de las mismas con fines de explotación laboral, especies, arte, etc.

La estructura delictiva tampoco se entiende sobre conveniencias de consumos y en cambio, va a estudiar el mercado, e insisto, como en cualquier otro comercio, donde lo que analiza no es el origen de la sustancias que consumen los usuarios, sino que respondan, las previamente estudiadas tendencias de lo que se quiere satisfacer, esto es; depresión, estímulo o alucinación.

Y por supuesto, en esta elección operan un sinnúmero de factores subjetivos que poco tienen que ver con la sustancia en sí misma; la que se vislumbra más por su lado placentero, que por sus posibilidades nefastas. De ahí que, por ejemplo, tengamos un importante período de la masificación del consumo en la Argentina (y América Latina), con drogas provistas por el circuito farmacológico legal, fenómeno que hoy vuelve a observarse, ya sea a través de un uso propio o mezclado con otras drogas legales o ilegales.

Asimismo, dada esta particular forma de enfoque con fuerte carga moral, (la de los discursos hegemónicos) no se distingue entre usuario, abusador o adicto, que desde luego en cualquier estadística seria sobre este tema y en orden internacional, no se registra en el total de probadores y consumidores habituales, más del 4% de recurrencia efectiva (esto es adicción).

Para el imaginario social sin embargo, desde la incentivación propugnada por la mayoría de la mass media (medios de comunicación masiva), la receta del miedo y sus imprevisibles consecuencias, hace que el problema se magnifique con una proporcionalidad desmedida y se le atribuya prácticamente la adjudicación de todos los males que padece la sociedad, dejando erróneamente en una paradojal explicación sin fundamento que ese daño se debe a la aparición de sustancias, lo que involucra a cualquier tipo de desmán social, con un desconocimiento supino alrededor de cualquier otra razón que se pueda invocar. De ahí la denominación de “azote”, “flagelo”, “pandemia”, “epidemia”, “destrucción social”, etc.

No es extraño deducir que, el sindicado siquiera mínimamente ligado a las sustancias se lo quiera ver identificado (“detectado”), enucleado (aislado, tratado) y finalmente expulsado (internado sine die o encarcelado), pero también maltratado en muchos casos.

Es curioso, pero tal como viene sucediendo históricamente con otros males a lo largo del tiempo (endemoniados, brujas, leprosos, tuberculosos, locos, etc.) la intención de reducir el mal y evitar aún más daño -según se dice para aliviar conciencias- se somete a las personas o se las reduce físicamente, infringiéndoles, (habiendo en esto una larga tradición), a diversos tipos de severas restricciones, castigos y perversiones varias de tipo físico o psíquico, considerándolos paradojalmente “tratamientos”.

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Esto se lo han permitido en el particular caso de los adictos a drogas, tanto los sistemas médicos como los de ayuda estructurada en modelos conductuales, que en muchos casos son conducidos por “ex-adictos”, quienes en función de haber salido del “infierno de las drogas”, conocen las caras del mal y por supuesto saben cómo afrontarlas; en otras palabras un ecúmeno, que padeció el mal y se redimió de él.

Consecuentemente no infringe un castigo, ofrece un camino de salvación (“salió de la droga” o “se salvó de la droga” así unívoca, indicador del mal), por lo tanto, lo está ayudando, le hace reconocer lo ingrato que ha sido con el conjunto societario, al que por otra parte debe reparar como camino de expiación y salvación.

No hay etiología, hay secuelas. El mal es la droga, tal vez todo con mayúscula, así es que se ponen los acentos legitimando conductas inapropiadas, persiguiendo a la persona equivocada o creando nuevas categorías de extrañados al sistema, que curiosamente suelen ser los excluidos de siempre.

En esto también hay categorías; consumos inadecuados pero soslayados de la mirada represiva, el éxtasis por caso, profusamente usado en ámbitos bailables de muy buen nivel, pero ignorado en cuanto a persecución real se refiere. Salvo, claro está, que a alguien se le ocurra decir, que por ley se debería instar a que en esos sitios se deberá proveer de agua en forma gratuita a esos usuarios.

Como en otros grandes “defectos sociales”, la imputación depende de la clase social donde se produzca, el interés de la prensa en ese sentido y el intercambio entre la difusión y la suposición de la defensa del todo social.

De ahí que, sea tan difícil la discusión sobre cualquier medida ligada a la desincriminación de la tenencia o al control sobre los abusos que se establecen en función de los tratamientos o pseudo tratamientos.

Porque no nos debemos engañar; maltrato o desinterés por los mínimos derechos de los pacientes, tanto hacen los sistemas que apelan a los “planchados” o “chalecos químicos” de los ámbitos psiquiátricos, como los castigos del tipo desmalezar un terreno a mano, sufrir reducciones en las visitas o los permisos, padecer plantones al rayo del sol frente a una pileta o limpiar un baño con un cepillo de dientes y un sinnúmero de etcéteras, que más parecen un glosario de aberraciones.

Es entonces que, tendríamos que tener en cuenta que un usuario problemático o un adicto tienen una necesaria inclusión en los parámetros de la salud mental, porque entendemos que, cuando existe un consumo problemático (forma significativa del abuso) o adicción, estamos frente a personas con desajustes en sus equilibrios emocional y psíquico, cuando en un cuadro psicopatológico y por lo tanto deben tener:

a) Derecho a ser considerados persona y parte de la especie humana. Por absurdo que parezca, la tendencia a considerarlo inicialmente como vicioso, posteriormente como enfermo- sin aclaración acerca de la índole de su enfermedad- enrareció su pertenencia a la especie humana, considerándolo como un “raro”.

b) Derecho a atención clínica, psicológica, psiquiátrica y social si ha sido diagnosticado como un sujeto dependiente o adicto necesitado de asistencia y consciente en ella.

c) Derecho a ser atendido por profesionales entrenados en el trato y en el tratamiento de personas que se encuentren en distintos estadios-etapas- del consumo.

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d) Derecho a una asistencia hospitalaria pública, privada u otra (Obras sociales, etc.) a partir de turnos horarios que le permitan articular dicha asistencia con sus actividades habituales.

e) Derecho a solicitar al Estado la presencia de equipos preparados para asistirlo en cualquiera de sus niveles de atención, incluyendo la posibilidad de que solicite apoyo mediante técnicas de prevención/atención primaria en salud, para hermanos-parientes-menores que él o ella.

f) Derecho a contar con los medicamentos o técnicas corporales u otras técnicas que se estimen necesarios para su recuperación o rehabilitación.

g) Derecho a solicitar establecimientos formalmente preparados para la recepción y tránsito en caso de necesidad de hospitalización transitoria.

h) Derecho a contar-en caso de internación- con técnicas preparatorias para su egreso y no solamente con técnicas propias de la atención clínica. Por ejemplo, mantener contacto con docentes en computación, con profesores de gimnasia y con técnicos que le permitan mantener el contacto con sus actividades previas a la internación.

Debe recordarse que, una de las características que se le otorga al tema de las internaciones en las adicciones a drogas, es que como se le asigna un grado de extrema gravedad, por las razones ya apuntadas, se propone como solución mágica la internación por tiempo prolongado, borrando una de las formas del trabajo médico, donde para cualquier enfermedad se indica la internación con distintos tipos de graduación y en los casos donde no pueda darse un tratamiento ambulatorio.

Cabe señalar también, que muchas de estas cuestiones están agravadas por las carencias del sistema universitario en cuanto a la preparación de los profesionales del área de la salud, ya sea por la falta de información adecuada o por la estructuración de su pensamiento en aras de un señalado prejuicio y la adecuación de su saber específico al discurso dominante.

En este sentido debemos tener en cuenta los Principios enumerados en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos(aprobada por la Conferencia General de la UNESCO – Octubre 2005), que contempla los Principios de los

Art. 3 – Dignidad humana y derechos Humanos (1 y 2),Art. 4 – Beneficios y efectos nocivos,Art. 5 – Autonomía y responsabilidad individual,Art. 6 – Consentimiento (1, 2 y 3),Art. 7 – Personas carentes de la capacidad de dar su consentimiento (a y b),Art. 8 – Respeto de la vulnerabilidad humana y la integridad personal,Art. 9 – Privacidad y confidencialidad,Art.10 – Igualdad, justicia y equidad,Art.11 – No discriminación y no estigmatización,Art.12 – Respeto de la diversidad cultural y del pluralismo,Art.13 – Solidaridad y cooperación,Art.14 – Responsabilidad social y salud (1 y 2)Art.19 – Comités de ética (a, b, c y d).

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Ahora bien, existe una posibilidad de intervención, conocida desde hace tiempo, respetada y atacada también por muchos que suelen sostener, que hacer cualquier tipo de medida paliativa ligada a consumos problemáticos, en el sentido de sustitución o mantenimiento de ingesta de sustancias es sostener el “vicio” y por lo tanto es moralmente incorrecto.

El viejo principio de la medicina “primero no he de dañar”, se olvida en función de una falsa moral. El médico que frente a un comienzo de una gangrena, sigue este principio y toma la resolución de amputar un miembro, eligió la vía de menor daño para poder resolver la situación.

La reducción de daños, frente al problema del consumo excesivo de sustancias, se origina en el Canadá y luego se extiende a los Estados Unidos, instaurando el uso de la metadona como sustitutivo de los consumos problemáticos o los adictivos a opiáceos.

Paradojalmente, no es raro observar en funcionarios de la salud de este último país, la reticencia a aceptar como regla normal, los dispositivos o las sustancias aplicadas a la reducción de daños.

Esta misma conducta se traduce, en numerosos intentos en el ámbito de las Naciones Unidas, para acotar o dejar sin efectos las resoluciones que se tomaron al respecto y que se instauraron como metodologías de intervenciones en ese sentido (a partir de las mismas), aplicadas en diversos países del mundo.

Podríamos decir que el uso de drogas se ha incrementado como ya lo señalamos más arriba, por lo tanto nos debemos imponer un criterio de reducción de daños para enfocar el “problema mundial de las drogas” (tal como lo denomina Naciones Unidas a la expansión mundial de los consumos), entre los que se incluye los de sustancias, y enfocarlos como problemas de inclusión social, de educación, de proyectos productivos, culturales y recreativos, y, desde luego, como un problema sustancial de salud para aquellos consumos problemáticos. Y nada más.

Porque cada vez que resurge la “determinación” de algunos políticos o responsables de agencias de control gubernamentales, volvemos al ridículo paradigma de la guerra, que sólo ha causado desolación y muerte en gran escala y con enorme cantidad de víctimas inocentes, tal el caso de Colombia, México e incluso Brasil.

En función de la reducción de daños y en mérito de prelación el origen de esta medida se da en Inglaterra como parte de los procesos asociados al sistema de salud con acento en sus aspectos médicos, surge un concepto sumamente importante en lo que hace a esta perspectiva y es una directa contestación a una de las propuestas del modelo hegemónico asociado (médico sanitario más ético jurídico) donde se propone que la abstención absoluta no constituye una meta de por sí y en cambio sostiene la posibilidad de tener consumos menores, acotados que permitan en el tiempo un manejo sustentable o incluso la abstención pero sin la presión de lo inmediato y como una meta en sí misma y por otra parte como una condición sine quanon en la que el paciente debe ingresar a un tratamiento en total abstinencia, lo que configura una contradicción tal como pedirle a un herido que acceda al hospital sin sangrado para después hacerle las suturas del caso.

Paralelamente, en ese proceso se instaba a los usuarios a evitar conductas de riesgo como ser la de compartir equipos de jeringas o tener consumos diversos más riesgosos desde el punto de vista tóxico que lo habitual.

Cabe señalar que, en general esta atención ha sido casi desde origen dirigida a personas más vulnerables y de menores recursos, porque y esto cabe señalarlo muy acentuadamente, la invisibilidad acompaña a ciertos consumos problemáticos hechos en clases sociales con mayor poder adquisitivo, lo que conlleva tratamientos, protección, comida, etc., y por lo tanto menos riesgos. La lesibilidad de las sustancias, varía en sus alcances de acuerdo a la condición previa del usuario.

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Otra cuestión que tiene que ver con este punto es que muchas veces los usuarios por faltas que van desde las carencias de medios para acceder a un tratamiento o siquiera a una consulta, la dificultad de conocimiento acerca de las ofertas sanitarias y la pasividad del sistema de salud, en cuanto a salir a la comunidad a ofrecer servicios y no simplemente estar esperando por los usuarios de los mismos. En este sentido, podemos decir que el hecho de caminar los barrios hace a la accesibilidad y sostener dispositivos barriales es darles posibilidades a los más vulnerables.

Una vez más nos encontramos con uno de los paradigmas del desencuentro entre la salud y la población; la vulnerabilidad se acentúa cuando hay distancia de la oferta hacia la demanda de servicios y se acerca cuando el sistema decide tener una actitud proactiva en los lugares más dificultados de la atención sociosanitaria.

Está claro entonces, que el trabajo comunitario y el acercarse a sus realidades que si bien a flor de piel son ignoradas muchas veces, da muchas más posibilidades y “reduce el daño” de que una persona por falta de inclusión, de lazos de sostén afectivos y soporte de necesidades mínimas y a la vez también que no tenga un campo más o menos claro para poder decidir su cotideaneidad y por lo tanto su proyecto, está librado a un ejercicio de supervivencia que muchas veces excede a sus fuerzas y le hace incurrir en consumos mayores.

Subamos la apuesta adecuadamente, se ha dicho repetidamente que no hay salud mental sin salud y esta es imposible si no existen todas las variables sustentables que hacen al desarrollo humano. En este marco, la reducción de daños se hace un acápite no ya de la salud, sino de la asociación de derechos de los pacientes a la vida en general y a la salud en particular.

No hay que olvidarse que, en el abuso de sustancias estamos frente a dos cuestiones sustanciales de la manera de ser humana; por un lado la naturaleza del prejuicio y lo irracional de las conductas que se hacen para justificar los sistemas de inclusión o exclusión. Por otra parte, que no hay hombre saludable sin perspectiva de inclusión social.

El sistema de reducción de daños, por tanto, se debe incluir dentro de tres perspectivas:

a) la reducción de daños es parte de una política de salud mental y de salud más amplia que la misma; b) la formación de los equipos debe ser interdisciplinaria para que el enfoque, sea la propuesta que fuere, no quede exclusivamente en el ámbito médico y;c) la atención en territorio y a través de equipos que salen hacia la comunidad, debe ser en red con un reconocimiento de los saberes positivos de la comunidad, la trama de contactos elementales para poder salir de la situación de indefensión e inserción en las prescripciones mínimas de la incorporación a la sociedad (reconocimiento, trabajo, respeto) con el debido seguimiento.

El hombre es un ser político por definición y por lo tanto sociable más que saludable. Solamente en el marco de sociedades inclusivas y cada vez más justas, que luchen contra el atavismo prejuicial que permite que haya víctimas que jueguen sacrificialmente, en función del supuesto equilibrio del resto, podremos encontrar un lugar para los excluidos, dentro de ellos a las personas con problemas de adicción, a quienes con los programas de reducción de daños, a los que tenemos que aportar imaginación y dinamismo, lograremos efectivamente hacer de esta política un aserto en el sistema de salud.

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Bibliografía

1. 1. Calabrese, A. “Matar al monstruo” Ponencia y posterior publicación en Conferencia “Drogas: inclusión-exclusión de la prohibición: una fractura virtual” en el Encuentro Internacional: Drogas, Usos y Prevenciones, invitado por el Director Nacional del Observatorio de Drogas (OND), realizado en Quito – Ecuador.

2. 2. Lic. Conocente, M. y Lic. Calabrese, A. “Despenalización de Drogas: Mitos y Verdades”, Diario Los Andes, Conferencia Drogas (2012/2013)

3. 3. Coordinadora Dra. Giberti, E. “Consumo de Sustancias” Prácticas para Asistir a Niños, Niñas y Adolescentes. Programa Las Víctimas contra las Violencias. Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos (2011)

4. 4. Carballeda, A. “La intervención en lo social: exclusión e integración en los nuevos escenarios sociales”, Paidos, Buenos Aires, 2002.

5. 5. Galante, A., Rossi, D., Goltzman, P., Pawlowicz, M. P. “Programa de reducción de daños en el escenario actual. Un cambio de perspectivas”, Escenarios, Universidad Nacional de La Plata, N° 14: 113-121, Noviembre 2009.

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2.4.VerdadesIgnoradasyMitosLegitimadosLic. Pablo Ascolani

El cannabis y sus derivados, como cualquier otra droga, responden a la definición griega de Phármakon; a la vez remedio y veneno. El que se comporte como una u otra cosa depende de 1) dosis 2) objetivo y momento en que se emplea 3) pureza 4) condiciones de acceso 5) pautas culturales de uso. (4)

A diferencia de otras drogas legales a las que podemos evaluar y monitorizar dosis, circunstancias de uso y características del paciente a través del tiempo para determinar efectos secundarios dosis dependiente o idiosincrásicos, la mayoría de los datos que existen son sobre su uso ilegal en forma marihuana. Tenemos que tener en cuenta que de poseer efectos secundarios negativos importantes se debería tener sobrada cuenta de ellos, dado su extendido uso tanto histórico como actual. Es el principal argumento frente a los mitos de trastornos endócrinos, inmunológicos o cognitivos. Actualmente las dos principales asociaciones médicas de USA, la AMA y la ACP, declararon que sus efectos secundarios son comparables con los de otras medicinas aprobadas.

Margen de Seguridad:Actualmente se considera que el índice terapéutico de las preparaciones de cannabis es muy alto y que no se han descrito muertes atribuibles inequívocamente a sobredosis.(1,2,6) La teórica DL50 se estima de 1 a 20.000 o de 1 a 40.000.(5,7) Esto significaría que como mínimo la persona debería fumar 20.000 cigarrillos de cannabis al mismo tiempo para tener una intoxicación que lo lleve a la muerte. Aún suponiendo márgenes mucho más estrechos hay una clara imposibilidad de administración de semejantes cantidades en su período de tiempo relativo. Drogas comúnmente usadas como el paracetamol o la cafeína tienen márgenes de 1 a 33 y 1 a 45 respectivamente.

Morbilidad Asociada:Deterioro cognitivo: Estudios extensivos realizados sobre consumo de cannabis como el La Guardia de la ciudad de Nueva York (1944), del Instituto de Medicina de Estados Unidos (1982), de Jamaica (1973), Grecia (1976), la India (1893-94), Costa Rica (1976) y muchos otros de menor envergadura fallaron en demostrar que el uso crónico produzca déficit congnitivo. Un estudio meta-analítico del NIDA del 2001 demostró que el uso crónico no implica una declinación de 7 de las 8 habilidades neurocognoscitivas analizadas, con excepción de una pequeña disminución en el campo del aprendizaje de nueva información. (8) Un estudio del 2001 encontró que fumadores crónicos de cannabis que se abstuvieron de fumar por una semana no mostraron diferencias significativas con los sujetos control en una batería de 10 test neuropsicológicos. (9) Un meta-análisis del 2003 no reveló un efecto substancial de consumo regular a largo plazo de cannabis en el funcionamiento neurocognoscitivo de usuarios no intoxicados en el momento del estudio.(10) Finalmente un estudio del 2004 que examinó los efectos potenciales del uso a largo plazo de cannabis en la cognición de hermanos gemelos determinó la ausencia de efectos residuales en las habilidades cognitivas.(11)

Sistema Inmunológico:No se ha podido probar que cause modificaciones en el sistema inmunológico con una relevancia clínica que implique mayor tendencia a infecciones o cáncer. .(5,13) Si bien hay algunos estudios in vitro que

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hipotentizan un rol inmunosupresor, la Guía Básica de los cannabinoides, patrocinada por el Ministerio del Interior español declara: “Respecto a la validez de los estudios in vitro, en el sentido de poder extrapolar los resultados a la situación del organismo in vivo, se debe señalar que las dosis de cannabinoides efectivas en la supresión de la actividad inmune son al menos 10 veces mayores que la concentración medida en sangre de fumadores de marihuana”.

Sistema Reproductor:Una sola dosis de THC en hombres reduce el conteo espermático y el nivel de testosterona, pero se desarrolla tolerancia a estos efectos. No se ha podido detectar entre fumadores habituales alteraciones en el sistema reproductor, niveles hormonales, desarrollo secundario masculino, funcionamiento sexual o fertilidad. (5)

Sistema Respiratorio:El único deterioro físico comprobado que produce el cannabis fumado es al sistema respiratorio. Inflama las vías aéreas estrechándolas y predisponiendo a bronquitis crónica. El humo del cannabis carga los pulmones con una cantidad de alquitrán y monóxido de carbono tres y cinco veces superior que el humo del tabaco. De todas maneras, epidemiológicamente no hay casos registrados de cáncer de pulmón o enfisema en fumadores sólo de marihuana. Esto se debe a varios efectos específicos de la nicotina que no tienen, o cuya acción antagonizan, los cannabinoides. (14) El tabaco induce una enzima que transforma los pro-carcinógenos del humo en carcinógenos, mientras que el cannabis produce un efecto opuesto. Por otro lado la nicotina prolonga la vida de las células de las vías aéreas, creando un panorama favorable para el cáncer. En el estudio más extensivo sobre la relación cannabis-cáncer de pulmón se presentó el año pasado (realizado por D. Tashkin y patrocinado por el NIDA), falló en encontrar una relación causal; de hecho el cannabis parece poseer cierta acción protectiva frente al cáncer de pulmón. (15) En relación al enfisema, al igual que con el cáncer, el cannabis no sólo parece no producirlo, sino poseer un carácter protectivo.

De todas formas, y ya que la incorporación de monóxido de carbono y alquitranes es perniciosa, el uso de vaporizadores eléctricos o de preparaciones como el Sativex, en forma de spray, evita los trastornos respiratorios que pudieran surgir de la administración fumada a largo plazo, pero manteniendo un perfil farmacocinético similar, que podría aportar mejoras terapéuticas en relación a la vía oral.

Psicosis:El uso de cannabinoides puede producir un cuadro denominado psicosis tóxica que remite con el cese del consumo;(1) no hay pruebas científicas de que esta droga produzca un síndrome duradero del tipo de la esquizofrenia. (3,16,17)

Síndrome Amotivacional:No es un diagnóstico oficial, pero el término se aplica a personas jóvenes que abandonan las actividades sociales y manifiestan poco interés por el trabajo u otras actividades productivas. No se tienen datos que demuestren relación causal entre fumar marihuana y tales características de la conducta.(1) Los grandes consumidores de droga de nuestra sociedad son a menudo personas deprimidas, enajenadas, escépticas y rebeldes. No es la droga en sí la causa del abuso, sino la personalidad. El abuso es un síntoma del desajuste personal y social. El marco de la prohibición favorece al abuso, que se convierte en disculpa y justificación ante el fracaso, o una forma de automedicación.

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Teoría del Escalón:Esta teoría sugiere que el uso de cannabis conduce al uso de opiáceos y otras drogas peligrosas. De esto se desprende que si nadie fumara marihuana sería más difícil que alguien se interesase por la cocaína o los opiáceos. No hay prueba convincente de ello, ya que en muchas épocas y lugares se ha utilizado cannabis sin otras drogas y viceversa. La teoría del escalón no es una teoría en absoluto, sino que es el recorrido que hacen los usuarios politóxicos desde drogas de alta prevalencia hacia las de baja prevalencia. La única conexión real entre el uso del cáñamo y de otras drogas es su ilegalidad. Los usuarios de cannabis, al ser una droga ilegal, tienen más posibilidades de encontrarse en situaciones en que otras drogas ilegales hagan su aparición. Nada de esto prueba que utilizar una droga conduzca o provoque la utilización de otra.

Tolerancia y Dependencia física/psíquica:El uso prolongado puede generar leve tolerancia a los efectos fisiológicos y psicológicos, pero este fenómeno desaparece con rapidez, y es variable entre sujetos. Diferentes estudios en animales demuestran el desarrollo de tolerancia farmacodinámica. La “Guía Básica…”, antes citada, revisa dichos ensayos, hallando la dosis utilizadas imposibles de alcanzar extrapoladas al consumo humano; serían el equivalente de 300 a 1500 cigarrillos de cannabis diarios.La deprivación de cannabinoides rara vez produce sintomatología; cuando lo hace, es en grandes consumidores y suele ser poco intensa y relativamente inespecífica: irritabilidad, alteraciones del sueño, temblor y anorexia. No está claro que exista relación entre este leve síndrome de abstinencia y la conducta de autoadministración (1) Que genere escasa tolerancia y no produzca síndrome de abstinencia implica que no produce dependencia física. Los consumidores compulsivos o regulares de marihuana no parecen actuar motivados por el miedo a los síntomas de abstinencia (3). La dependencia psicológica, que implica el anhelo compulsivo e irrefrenable de consumir la droga, no parece producirse con el cannabis y, globalmente, no puede clasificarse como adictivo (2,22).

Efectos cardiovasculares:El cannabis puede generar un ligero incremento del ritmo cardíaco, ni molesto ni peligroso, y sutiles cambios en la presión arterial –usualmente hacia abajo- a los que se desarrolla tolerancia rápidamente.(13) Estos cambios, sólo e hipotéticamente, – porque no hay muertes inequívocamente imputables al cannabis- podrían afectar seriamente a pacientes aquejados de trastornos cardíacos graves (aquellos que tengan dificultades para subir una escalera, por ejemplo). Por otro lado, hay una variedad de estudios en animales que sugieren que los cannabinoides tienen efectos protectivos sobre el sistema cardiovascular, reduciendo el volumen del infarto de miocardio y aumentando la sobrevida. (23,24,25) En otro estudio inhibió la progresión de la ateroesclerosis modelo por las cualidades antiiflamatorias e inmunomoduladoras.(26,27,28)Sería interesante hacer estudios epidemiológicos de la incidencia de problemas cardiovasculares entre usuarios de cannabis y grupos control, lo que daría una perspectiva real del efecto.

Efectos Gastrointestinales:Se han demostrado las cualidades terapéuticas de los cannabinoides tanto en ensayos animales como e investigaciones clínicas para un amplio rango de desórdenes gastrointestinales: náusea, vómitos, úlceras gástricas, colon irritable, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, reflujo gastroesofágico entre otras.(23,29,30)

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Efectos teratogénicos:Mientras que las observaciones en adultos humanos que son usuarios regulares de cannabis han fallado en demostrar inequívoca toxicidad a largo plazo, sus efectos sobre los organismos en desarrollo son claros. Mientras que algunos estudios en roedores e in vitro, fallaron en detectar impacto a largo plazo sobre el comportamiento adulto, varios detectaron déficit en el aprendizaje y lesiones neuronales. La traslación de estos últimos estudios al uso en adultos, niños y adolescentes, no es lineal.(23) En términos de dosis se trataría del equivalente al consumo de 420 cigarrillos de cannabis de alta calidad por día, desde los 7 hasta los 14 años de edad, un escenario no sólo improbable, sino imposible.

Referencias bibliográficas

(1) Flórez, Jesús, Farmacología Humana. 4ª Edición. Masson, Barcelona 2004.

(2)Rang, H. P., Farmacología. 4ª Edición, Harcourt, Madrid 2000.

(3)Goodman y Gilman, Las bases farmacológicas de la terapéutica, Mc Graw Hill, 2006.

(4)Antonio Escohotado, Aprendiendo de las drogas, Anagrama, Barcelona 1995.

(5)L. Grinspoon, J. Bakalar., Marihuana, La medicina prohibida. Paidós, Barcelona 1997.

(6)The House of Lords (Parlamento del Reino Unido) , Science and Technology Committee, Cannabis: The Scientific And Medical Evidence, 4 Nov 1998.

(7)Abrams, Donald, Medical Cannabis: Rational Guidelines for Dosing, University of Washington School of Medicine, Seattle, WA, USA.

(8)Grant Y., Natarajan L ., et al, Long-term neurocognitive consequences of marijuana : en meta- analytic study . A: National Institute Drug Abuse Workshop.Clinical Consequences of Marijuana Agosto 13, 2001.

(9)Pope HG Jr, Gruber AJ, et al. Neuropsychological performance in long-term cannabis users. Archives of General Psychiatry Oct 2001.

(10)Grant I., Gonzalez A., et al, T. Non-acute (residual) neurocognitive effects of cannabis use: A meta-analytic study. JoumaI of the International Neuropsychological Society. 2003.

(11)Xian H., Tsuang M. T., et al, Neuropsychological consequences of regular marijuana use: a twin study. Cambridge Journal of Psychological Medicine Oct. 2004.

(12)Croxford JL, Yamamura T, Cannabinoids and the immune system: potential for the treatment of inflammatory diseases? Journal of Neuroimmunology Sep 2005.

(13)Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides (SEIC), Guía Básica sobre los Cannabinoides, Ministerio del Interior, Jul 2002.

(14)Robert Melamede, Cannabis and Tobacco Smoke are not Equally Carcinogenic, Harm Reduction Journal Oct 2005.

(15)Tashkin, Donald P. et al. Marijuana Use and Lung Cancer: Results of a Case-Control Study, International Conference of the American Thoracic Society 2006.

(16)Thornicroft, G. et al, Cannabis and Psychosis: Is There Epidemiological Evidence for an Association?, British Journal of Psychiatry 157, 1990.

(17)Iversen, Leslie Cannabis and the brain, Journal of Neurology, University of Oxford, Junio del 2003.

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(18)Louise Arseneault, Causal association between cannabis and psychosis: examination of the evidence, The British Journal of Psychiatry, 2004.

(19)A.W.Zuardi, et al, Effects of Cannabidiol in Animal Model Predective of Antipsychotic activity, Psychopharmacology 1991.

(20)A.W. Zuardi, Cannabidiol, a Cannabis sativa constituent, as an antipsychotic drug, Brazilian Journal of Medical and Biological Research, Abr 2006.

(21)D Koethe, F Schulze-Lutter, The endocannabinoid modulator cannabidiol as an antipsychotic, Pharmacopsychiatry 2005.

(22)Abood M.E., Martin B.R., Neurobiology of marijuana abuse. Trends Pharmacol Sci, 1992.

(23) Grant I., Rael Cahn B., Cannabis and endocannabinoid modulators: Therapeutic promises and challenges, Clinical Neuroscience Research, 2005.

(24)Lépicier P., Bibeau-Poirier A., et al, Signaling Pathways Involved in the Cardioprotective Effects of Cannabinoids. J Pharmacol Sci. Oct, 2006.

(25)D Lamontagne, P Lépicier, C Lagneux, J F Bouchard, The endogenous cardiac cannabinoid system: a new protective mechanism against myocardial ischemia. Basic Res Cardiol. 2006 Apr 11.

(26)Veillard, N.; Arnaud, C. et al., Low dose oral cannabinoid therapy reduces progression of atherosclerosis in mice, Nature, Vol 434, 7 Apr. 2005.

(27) Steffens and Mach. Cannabinoid receptors in atherosclerosis. Current Opinion in Lipidology, 2006.

(28) Steffens and Mach. Towards a therapeutic use of selective CB2 cannabinoid receptor ligands for atherosclerosis. Future Cardiology, 2006.

(29) Massa and Monory. Endocannabinoids and the gastrointestinal tract. Journal of Endocrinological Investigation, 2006.

(30) Izzo and Coutts. Cannabinoids and the digestive tract. Handbook of Experimental Pharmacology, 2005.

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EquipoMultidisciplinario

Lic. Rvda. Daniela Kreher Editora  de la presente investigación. Teóloga y Presbítera. Coordinadora de programas de pastoral juvenil urbana, prevención de violencia y consumo de drogas en Argentina, Alemania, Paraguay, El Salvador y Uruguay. Directiva de la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador. Docente universitaria. Trabajo con organizaciones eclesiales y supra eclesiales a nivel internacional como el CLAI, CMI, IERP, MST. Pionera de la Pastoral de reducción de daños y gestión de riesgos, diagnóstico y diseño de estrategias de prevención múltiple de consumo de drogas y violencia desde una perspectiva de derechos esenciales..

Rvdo. Martin Díaz Velásquez Coordinador general de la investigación, Teólogo y Presbítero especializado  en  Políticas  de  Drogas, Reducción de Daños y Gestión de Riesgos. Directivo de la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador, trabajo con organizaciones eclesiales, supra eclesiales e interreligiosas a nivel internacional como la FLM, CLAI, MST, GEMRIP, Religiones Por La Paz, por mencionar algunas. Precursor de la pastoral de reducción de daños y gestión de riesgos ha trabajado en Argentina, Paraguay, El Salvador y Uruguay, ha Coordinado y gestionado el Primer Simposio sobre Políticas de Drogas en El Salvador en 2013 y proyectos de capacitación para líderes juveniles en vistas a la reforma a la actual política de drogas en El Salvador.

Lic. José Aguilar Sociólogo. Investigador principal del presente estudio. Ha fungido como Gobernador del departamento La Libertad. Docente universitario, Investigador social de la Dirección General de Política Criminal del Ministerio de Justicia. También ha trabajado como investigador con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Fundación Arias para la Paz y El Progreso Humano.

Dr. Manuel Díaz PinedaInvestigador adjunto y asesor durante la presente investigación. Doctor en jurisprudencia y ciencias sociales con más de treinta años de experiencia, actualmente vicepresidente de la Caja Mutual del Abogado Salvadoreño. Fue Asesor Legal Externo y notario del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA), miembro del Tribunal Examinador del Doctorado en Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador. Juez Sexto de lo Civil, Juez Quinto de Paz San Salvador. Procurador de Menores.

Ing. Sigifredo Ochoa GómezIngeniero Industrial. Investigador adjunto de este estudio. Actualmente asesor de comercialización, planificación & desarrollo de Molinos de El Salvador (MOLSA). Fue Viceministro de Obras Públicas y Presidente de la Asociación Nacional de Acueductos y Alcantarillado (ANDA). Gerente general de Grupo Los Seis, experiencia en Operaciones y Logística con productos y servicios de integración de seguridad electrónica y seguridad física; así como servicios de investigación privada, análisis de riesgos y protección para empresas multinacionales.

Lic. Israel Landaverde Investigador adjunto durante este estudio, Licenciado en Relaciones Internacionales, especializado en formulación, gestión y evaluación de proyectos de cooperación internacional, es actualmente Presidente Fundador de la Asociación Paz En El Salvador, también ha sido presidente fundador de la Asociación Vota Joven El Salvador.

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Sr. Víctor Aragón Emprendedor social. Corrector, diseño gráfico y maquetación de este estudio. Actualmente Director de IT en Kernel Media Lab (Uruguay). Fue funcionario público en la oficina de atención psicosocial de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador. Finalista del concurso de innovación de la OEA TICAméricas 2013. Activista y Fundador del primer movimiento cannábico de El Salvador “La Maria Guanaca”. Participó de diversos emprendimientos sociales y culturales. Fue uno de los promotores de la ley de Creative Commons en El Salvador.

Agradecimientosespecialesa

Fundación Friedrich Ebert El Salvador.Asociación Paz en El Salvador.Dra. Raquel Peyraube, International Center for Ethnobotanical Education Research en Service, ICEERS Uruguay.Lic. Alberto Calabrese, Dirección de Toxicología, Ministerio de Salud, Argentina.Lic. Pablo Ascolani, Argentina.Eduardo Vergara, Asuntos del Sur.Centro de Investigación de Recursos CentroAmericanos, CIRCA.Iniciativa Ciudadana “La Maria Guanaca”, LMG.

Por su apoyo incondicional a la búsqueda de alternativas éticas basadas en los hechos, la ciencia, los derechos esenciales y la justicia social.

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“Las opiniones expresadas en esta publicación no reflejan necesariamente las de la Friedrich Ebert Stiftung.“

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