Idioma tapiete

17
Español en contacto La vitalidad de la lengua tapiete en contacto con el español Seminario BA Armando García Venegas 14-115-794 Wylerstrasse 57, 3014, Bern. Universidad de Berna, Instituto de Lengua y Literaturas Hispánicas, Yvette Bürki 1

description

El pueblo tapiete

Transcript of Idioma tapiete

Español en contacto

La vitalidad de la lengua tapiete en contacto con el español

Seminario BA

Armando García Venegas

14-115-794

Wylerstrasse 57, 3014, Bern.

Universidad de Berna, Instituto de Lengua y Literaturas Hispánicas, Yvette Bürki

31. Enero. 2016

1

La vitalidad de la lengua tapiete en contacto con el español

Introducción

El idioma tapiete es una lengua de origen indígena que se habla endémicamente en la región del

Gran Chaco. En la actualidad, poco menos de 3,000 personas manejan, con distintos niveles de

fortaleza, el uso de la lengua dentro de las comunidades. A pesar de los distintos esfuerzos locales y

nacionales por conservar su vitalidad y uso dentro de las mismas, el idioma tapiete poco a poco se

ha ido degradando en sus contextos cotidianos como resultado del contacto histórico con otras

lenguas indígenas y con la lengua oficial, el español.

A través de la lectura del siguiente texto, se tiene la intención de presentar un ‘panorama general’ de

la lengua y cultura tapiete como parte de la riqueza lingüística y cultural que pervive en el Chaco

sudamericano. Para esto, hablaremos, primeramente, de los aspectos históricos, sociales y

lingüísticos de esta heterogénea región fronteriza. Para después, centrarnos en el tapiete como

objeto de estudio histórico, y también en sus usos y contacto lingüístico con el español, y otras

lenguas indígenas de la región. Por último, analizaremos el presente de la lengua a la luz de los

esfuerzos gubernamentales y legislativos que las naciones latinoamericanas han fomentado en

materia de reconocimiento, protección y revitalización de la lengua.

Con esto, se busca presentar un diagnóstico del tapiete como parte del corpus de lenguas indígenas

que se encuentran en peligro de desuso, y de la misma manera, intentar hacer un pronóstico sobre su

futuro dentro de un contexto ‘homogeinizante’ al que tienden constantemente las sociedades

contemporáneas.

Aspectos Generales

La región del Gran Chaco extiende su larga superficie de alrededor de un millón de kilómetros

cuadrados a través del territorio de cuatro países sudamericanos: Argentina, Bolivia Paraguay y

Brasil. Sus fronteras - aunque la referencia no es exacta- limitan al oeste con la cordillera de los

Andes, al este con el río Paraguay, al sur con el río Salado y al norte con la meseta del Mato Grosso

en el Brasil (Durante: 2010: 118). En términos de proporción, Argentina y Paraguay comparten el

grueso de la meseta del Chaco, mientras que Bolivia y Brasil poseen un área menos extensa.

2

El Gran Chaco es una planicie rica en biodiversidad y constituye, en Sudamérica, « la segunda área

boscosa más importante después del Amazonas en la región » (Sichra: 2009: 145). Sin embargo,

desde comienzos del siglo XIX, y debido a los proceso de industrialización y explotación agrícola,

se está incrementando la desertificación, especialmente en las regiones del Chaco Austral y Central,

tierras donde habitualmente se siembra soja, algodón y se utilizan para la cría de ganado (ídem).

El Gran Chaco constituye, de igual manera, una región con una basta riqueza cultural y lingüística.

Habitan en su extensa superficie, más de 40 pueblos indígenas y se hablan alrededor de 29 lenguas

con distintos niveles de fortaleza (ídem). La producción cultural, social y lingüística de estos

pueblos, también llamados originarios, se ha hecho cada vez más visible para los gobiernos y

sociedades latinoamericanas. Esto en parte, por los reclamos territoriales, sociales y educativos que

han nacido a partir de los movimientos de ‘empoderamiento’ de identidad indígena iniciados a

mediados del siglo XX (ibídem, pág. 150). Aunque es justo decir que estas medidas han

modificado, en cierta manera, la imagen de ‘retraso’ y ‘marginación’ que se tiene del indígena, para

hacer de él un sujeto con derecho a reconocimiento, protección y desarrollo; su integración a la vida

económica, así como a ser parte activa de las naciones que los representa, sigue estando todavía

muy lejos de ocurrir.

Demografía

Como ya hemos dicho, la región del Gran Chaco resguarda una pluralidad de pueblos indígenas con

lenguas y costumbres singulares. En contraste a lo ocurrido con la mayor parte de Latinoamérica,

los nativos del Gran Chaco fueron capaces de mantener un estilo de vida de tipo nómada basado en

la producción agrícola, la recolección y la caza hasta finales del siglo XIX ( Metz: 2006: 52). La

geografía ‘complicada’ y adversa sirvió de refugio seguro para estos pueblos durante las marejadas

colonizadoras en el siglo XIV a XVI, y las de corte militar a mediados del siglo XIX (Sichra: 2009:

147). Sin embargo, estos desplazamientos ocurridos como una medida natural de protección,

tuvieron de igual manera, una repercusión en la geografía lingüística y cultural de la región. En un

primer momento, estas migraciones forzadas provocaron el ‘mestizaje’ entre pueblos indígenas. Y

con esto, ocurrieron también, cambios en la configuración de la identidad, la cultura y la lengua

(ídem). En un segundo momento, los pueblos pasaron de tener una economía de autosuficiencia

agrícola, a formar parte de la creciente actividad industrial en la región. Su inserción como ‘mano

de obra’ en los ingenios de ‘azúcar’ de la región del Chaco Argentino, provocó la sedentarización y

la creación de asentamientos indígenas en los alrededores de los centros industriales.

3

Utilizando como fuente el Atlas lingüístico de la Región del Gran Chaco (ídem), podemos observar

que para el año 2010, existían en el territorio 663,025 habitantes indígenas, es decir, el equivalente

al casi 10% de la población total, estimada en 6,200,00 habitantes. En cuanto a la afinidad

lingüística, a los indígenas se les agrupa en cinco categorías distintas:

1) Zamuco (Ayoreo y Chamacoco),

2) 2) Guaycurú (Kaduveo, Toba, Pilagá y Mocoví),

3) 3) Lengua-Maskoi (Enxet, Angaité, Sanapaná, Guaná y Toba-Maskoi),

4) 4) Matako-Maká (Wichi, Chorote, Niwaqlé y Maká); y

5) 5) Tupí-guaraní (Guaraní occidentales, Izoceños, Guarayo y Tapiete) ( Metz: 2006: 52).

Esta agrupación lingüística no es completamente exacta y demostrable por dos razones principales.

Primero, la ‘organización’ de las comunidades indígenas generalmente está compuesta por

diferentes etnias que comparten un mismo asentamiento territorial pero que no necesariamente

comparten una misma lengua madre. Es decir, estos asentamientos tienen una ‘identidad

compartida’ que ha alimentado, de igual manera, un uso compartido de la lengua: ésta se adapta,

para satisfacer las necesidades de comunicación (Sichra: 2009: 149). Segundo, no existe la

documentación histórica y etnográfica necesaria para analizar, de manera profunda, las

transformaciones estructurales de la lengua experimentadas en la región entre los siglos XVI y

XIX, como resultado de las continuas fusiones y desplazamientos de los pueblos del Chaco.

A pesar de estas dos razones que complican el conocimiento de los procesos de evolución

lingüística y cultural de los pueblos del Gran Chaco, se posee una documentación mínima para

plasmar un ‘panorama general’ de éstos antes y después de los procesos nacionales de

modernización iniciados en la región a mediados del siglo XIX.

Sociedad y cultura

En la región del Chaco, hasta el siglo XIX, los pueblos indígenas subsistían con una economía de

autoconsumo. Unos, se caracterizaban por un estilo de vida nómada, y su principales actividades

económicas eran la caza, la pesca y la recolección; otros de hábitos semi-nómadas, se dedicaban a

la agricultura. Según Braunstein y Miller (Sichra: 2009: 148), la organización social elemental en

la región del Chaco era la ‘banda’, definida como «un grupo local de familias extensas reunidas

sobre una base de afinidades. » Esta ‘unidad’ comunitaria básica, como hemos visto, se encontraba

fundada sobre bases de parentesco; sin embargo, muchas veces los miembros de la ‘banda’ debían

4

buscar pareja fuera de la organización. Acontecimiento que, como ya hemos visto, tenía también

consecuencias en el uso de la lengua, las costumbres y sobre todo, en la construcción de una

identidad móvil y pluricultural . Hecho resumido en la siguiente cita,

“Aunque en realidad éstos sean grupos lingüísticos formados por varios de estos pueblos o naciones.

Aunque todas estas antiguas unidades sociopolíticas o pueblos poseen un “aire de familia” entre sí,

debe tenerse en cuenta que también existen entre ellos considerables diferencias en la lengua y las

costumbres” (ibídem, pág. 150).

A partir del siglo XX, los procesos de industrialización puestos en marcha en las diversas naciones

latinoamericanas que comparten el Chaco, provocaron fisuras en las unidades organizacionales de

los pueblos indígenas, así como en sus estilos de vida y modos de producción económica. Un

fenómeno específico fue el traslado,

« a centros urbanos regionales, (ava-guaraníes, chanes y chorotes en Tartagal, Salta, Argentina) y,

más recientemente, hacia grandes ciudades (tobas de las provincias de Chaco y Formosa, Argentina;

de igual manera, en grandes ciudades como Rosario y Buenos Aires, Argentina) , donde se

encuentran integrados a la vida economía local » (ídem).

Actualmente, los diversos procesos de reclamo, reconocimiento y autonomía no sólo en el Chaco,

sino en el resto del territorio latinoamericano, han provocado un fenómeno contradictorio. Por un

lado, el reconocimiento y ‘protección’ a la lengua e identidad indígena aísla y categoriza, a los

pueblos originarios, como distintos a las sociedades nacionales; y por el otro lado, el incluirlos al

flujo social, político y económico de los países, éste, inevitablemente crea un efecto de erosión en

esos atributos particulares y singulares que tanto se busca proteger.

La lengua

Se podría decir que, debido a estas fusiones y mestizajes ocurridos en la región y que hasta el día de

hoy no han dejado de ocurrir, el Gran Chaco configura,

« un espacio de continuidades dialectales en el que relaciones genéticas ( variedades lingüísticas

emparentadas entre sí) y de contacto o convergencia ( variedades no emparentadas genéticamente,

pero en contacto geográfico) dieron forma a las unidades lingüísticas que se hablan en la actualidad

» (Sichra: 2009: 152).

5

Un continuo lingüístico en el que sus diversas variedades dialectales giran en torno a un eje

geográfico. Es decir, dos lenguas no emparentadas genéticamente, encuentran estrategias de

comunicación - cambios morfológicos, sintácticos y léxicos- si comparten una misma comunidad o

existe entre ellas una corta distancia. Por el otro lado, si existe una lejanía espacial entre dos

variedades que comparten un parentesco genético, se rompe la cadena de comunicación, y los

hablantes tienden a pensar que se trata de dos lenguas distintas (ibídem, pág. 153).

Por esto mismo, se considera que la mayoría de los habitantes de origen indígena son bilingües e

incluso plurilingües. Generalmente dominan una lengua materna indígena y la lengua oficial de sus

respectivos países; además de comunicar, hasta cierto punto, diversas variedades dialectales dentro

de las comunidades o espacio geográfico que comparten. En la actualidad, este continuo lingüístico

se encuentra en proceso de desaparición ya que no se está transmitiendo y fomentando en las nuevas

generaciones. Algunas de las variables que no están permitiendo la conservación y florecimiento de

las variedades dialectales del Gran Chaco son:

• grado de transmisión intergeneracional como primera lengua (alto, medio, bajo),

• número de hablantes,

• dislocamiento geográfico (bajo, medio, alto),

• aspectos actitudinales grupales en la relación ‘lengua-etnicidad’ (fuerte, mediana o baja lealtad

lingüística),

• posibilidades contextuales de uso de la lengua (discriminación fuerte, media, baja –abierta o encubierta–

de la sociedad dominante hacia el uso de las lenguas indígenas), y

• localización geográfica de los hablantes (enclaves rurales versus enclaves urbanos) (Ibídem, pág. 156).

Después de presentar un panorama general de la riqueza lingüística y cultural de la región del

Chaco, y de las diversas condiciones que han fomentado u deteriorado el continuo dialectal que

florecía dentro de sus fronteras, en el siguiente apartado pasaremos a analizar, de manera particular,

el caso del idioma tapiete.

Los tapietes

Se tienen escasas referencias a los orígenes del pueblo tapiete, pero en términos generales, se les

tiende a ubicar en la región del río Pilcomayo, ubicado en el sudeste Boliviano. No fue hasta el siglo

XIX, cuando se encontraron las primeras referencias a los tapietes como un pueblo nómada cuya

actividad económica se encontraba basada en la caza, la recolección y le pesca. Ya en el siglo XX, 6

empezaron a migrar temporalmente hacia la Argentina, para trabajar como mano de obra en la

creciente industria azucarera en Jujuy y Salta. De igual manera, como resultado de la guerra del

Chaco, ocurrida entre los años de 1932 y 1935, una gran cantidad de tapietes fueron desplazados

hacia el Paraguay, y una minoría, se asentó en la región fronteriza del noroeste Argentino. En la

actualidad, el pueblo tapiete circula en la frontera que comparten Argentina, Paraguay y Bolivia y

se agrupan, por ubicación, de la siguiente forma: « en el Paraguay, 1984 habitantes en 15

comunidades dispersas en el departamento de Boquerón. En Bolivia, la comunidad ‘Samaihuate’:

43 habitantes pertenecientes a 9 familias, y en Crevaux 6 familias tapiete. En Argentina, se registran

484 indígenas tapiete, en la provincia de Salta, y en La Curvita, una comunidad multiétnica a orillas

del río Pilcomayo » (Ciccone: 2012: 33).

A principios de siglo XIX, se consideraba que el pueblo tapiete era « un grupo de origen chaqueño -

mataguayo - tardíamente guarinizado » (Sichra: 2009: 164). Sin embargo, y debido a los constantes

desplazamientos y fusiones que los tapietes sufrieron entre los siglos XIV y XIX, el idioma posee

prestamos léxicos de otras lenguas, así como características léxicas, sintácticas y morfológicas

propias que « ameritan considerarla como una lengua diferente» ( ídem). De igual manera, los

tapiete tienden a relacionarse y contraer matrimonio con otras etnias que habitan en la comunidad,

por lo que el idioma tapiete está siempre en constante transformación.

Contacto entre el tapiete y el español

A principios del siglo XX, los procesos industriales y ‘modernizantes’ tuvieron un grave impacto

sociocultural en el Pueblo tapiete. La cada vez más grande influencia ‘homogeinizante’ de las

sociedades nacionales, promovió cuatro aspectos y cambios esenciales en su estilo de vida

tradicional: la sedentarización, la evangelización, la sobreimposición del español sobre los dialectos

indígenas y la inserción en la actividad económica primaria como mano de obra. (Ciccone: 2012:

33)

Estos proceso sociales y culturales que se han ido dando gradualmente en las comunidades

indígenas han tenido consecuencias en las prácticas comunicativas cotidianas. La ruptura en la

transmisión de la lengua, la reducción en el número de hablantes y los desplazamientos en el

contexto de uso de la lengua indígena materna (ibídem, pág. 34), no son sólo síntomas particulares

de los tapiete, sino que es un fenómeno generalizado en Latinoamérica. Uno, que es bastante

natural, ya que la lengua es un ‘organismo vivo’, que si no se alimenta en la cotidianeidad, tiende a

transformarse, e inclusive, a morir.

7

Un claro ejemplo de esto es lo que ocurre en la comunidad multiétnica de La Curvita. Donde las

conversaciones entre los habitantes se configuran alternando cuatro lenguas distintas, el tapiete, el

chorote, el wichi y el español (ídem). Sin embargo, fuera de la comunidad, el español es la lengua

dominante. También es importante remarcar que el tapiete, en la nuevas generaciones, está

perdiendo peso como lengua de movilidad. Los niños dominan con menos habilidad la lengua

indígena, mientras que los adultos mayores, en oposición, la dominan mucho mejor que el Español.

Por lo tanto, podemos advertir que estos síntomas ocurrentes del contacto del tapiete y el español

son resultado « de un proceso histórico y social complejo derivado de la relación asimétrica con la

sociedad hegemónica hispano-hablante » (Sichra: 2009: 88). Hecho que ha marginado al idioma

indígena a contextos específicos de uso y dibujado una línea imaginaria, pero bastante palpable,

entre éste y la lengua oficial, el Español.

Entre los contextos que dominan y favorecen el uso del castellano se encuentran :

f) desconocimiento del interlocutor en el ámbito urbano,b) el estatus social alto del interlocutor, ya sea por su apariencia, ya sea por su profesión, yc) actos sociales: educación de los hijos, relaciones de poder, situaciones íntimas.

Los contextos que favorecen el uso de la lengua indígena ocurren generalmente en:

a) el ámbito familiar,b) relaciones de afinidad,c) situaciones informales, d) situaciones íntimas, ye) un contexto rural o de supuesto bajo nivel social.

En cuanto a los contextos que favorecen el uso bilingüe o la alternancia de lenguas son:

a) relaciones sociales no íntimas,b) afinidad y amistad en ámbitos informales, yc) dentro de las generaciones jóvenes.

Fenómeno, que como ya hemos dicho, ocurre de manera natural en contextos donde existe una

relación asimétrica entre dos lenguas como resultado de la institucionalización y fomento

gubernamental de una de ellas. Sin embargo, y a pesar de estas desventajas estructurales padecidas

por las lenguas indígenas, durante los últimos 20 años se han iniciado procesos generalizados de

reivindicación y fortalecimiento de los derechos y riqueza cultural nativa. Diversos procesos de

‘empoderamiento’ y resurgimiento de las identidades indígenas, donde la lengua juega un papel

primordial.

8

En el caso de la lengua tapiete, existe la Asamblea Trinacional del Pueblo tapiete, la cual surgió en

el año 2001, y busca fomentar y promover el diálogo fuera de las fronteras de las comunidades

(Ciccone: 2012:34) . De igual manera, las gobiernos de las naciones que acogen al pueblo tapiete

han realizado modificaciones a sus legislaturas en sus distintos niveles nacionales, estatales y

locales, con la intención de promover el uso de la lengua y el resguardo de sus tradiciones. Sin

embargo, y a pesar de estos grandes avances en materia de protección y fomento de la lengua, «

estas ventajas legales no se materializan en políticas y planificaciones lingüísticas y culturales que

alcancen los objetivos que se proponen las leyes » (Sichra: 2009: 157).

Por ejemplo, la Constitución de la República Argentina, en el año de 1994, incorporó, en el artículo

75, el reconocimiento de derechos a los pueblos indígenas, en cuanto a sus cualidades étnicas,

lingüísticas y culturales. De igual manera, se garantiza el respeto a su identidad, el derecho a una

educación bilingüe e intercultural y el gobierno se responsabiliza a legislar sobre el fomento y la

libre circulación de producción cultural y patrimonio artístico de los pueblos.

En el caso de Paraguay, el escenario es hasta cierto punto más complicado para el tapiete, ya que el

discurso nacional, predicado por el gobierno, considera a la república del Paraguay, como un país

multicultural y bilingüe. Donde la lengua guaraní se reconoce, en cuanto a derechos y movilidad, a

la par del Español. Sin embargo, el hecho de que el guaraní sea la lengua indígena priorizada e

institucionalizada, implica que la basta diversidad de lenguas y dialectos indígenas que se hablan en

el país, se degraden en su vitalidad y movilidad a la sombra de las dos lenguas oficiales (ídem). A

pesar de esto, es justo decir, que la promulgación de leyes en casi todos los países latinoamericanos

que conservan ciertas raíces indígenas, es una victoria ‘simbólica’ para los pueblos que

originariamente poblaron el continente. Y que hasta cierto punto, claro está, mediando de por medio

una ardua tarea de conservación y fomento de las lenguas como de sus singularidades culturales,

permitirá una cierta reparación histórica de aquello que es y será siempre, parte esencial de la

construcción identitaria de las naciones y sociedades latinoamericanas.

Conclusiones En conclusión, podemos advertir, que el idioma tapiete, al igual que el grueso de las lenguas

indígenas que se hablan en Latinoamérica, está tendiendo a desaparecer gradualmente. Las políticas

gubernamentales puestas en marcha por las naciones involucradas en materia de reconocimiento,

protección y revitalización de la lengua y cultura indígena han demostrado ser incompletas, y en

muchos momentos, ineficaces.

9

Por otro lado, los esfuerzos de los gobiernos han sido mínimos en lo que concierne a su obligación

de otorgar derechos y educación suficiente para que los pueblos indígenas se involucren

activamente en la vida económica, política y social del país. En la actualidad, los pueblos indígenas

continúan padeciendo los mismo males que a principios del siglo XIX. Continúan estando

marginados, empobrecidos e imposibilitados de acceder a una educación superior, y con ello, a

transitar en paralelo a las sociedades ‘mestizas’.

En cuanto a la lengua, ésta continúa existiendo marginada de la cotidianeidad de la homogeinizante

voluntad de las ‘sociedades nacionales’. Es, en todo caso, una pieza de museo, un organismo

‘exótico’, que pertenece más a la historia mítica de las naciones que a su realidad inmediata. Debido

a esto, la única posibilidad de sobrevivencia de estas lenguas, es al fin y al cabo, la comunidad.

Donde al menos es utilizada como un método fiel de narración. La lengua, como la comunidad,

perviven en el relato, en los ‘chistes’ y las historias que los ‘viejos’ le cuentan a los jóvenes una y

otra vez. Un medio de comunicación colectivo reducido a un lenguaje ‘íntimo’ y poético.

Quizá, sea una tarea imposible el rescate de un riqueza cultural que por más de 500 años se ha ido

lentamente degradando hasta casi volverse testimonial. Sin embargo, el hecho de que continúe

emergiendo, al menos, con un mínimo de vitalidad cada cierto tiempo, no enseña que la lengua es

un organismo vivo difícil de aniquilar, aunque ésta exista, en el futuro, solamente como un vestigio

literario o poético.

10

Bibliografía

ASLPIALat = SICHRA, Inge ( Coord.) (2009) : Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en

América Latina. Cochabamba: FUNPROEIB Andes.

AGCAme = METZ, Rosemaire (Coord.) (2006) : Atlas del Gran Chaco Sudamericano. Buenos

Aires: GTZ.

CICCONE, Florencia ( 2012): « contacto del tapiete con el español: préstamo y cambio de código

en contextos de desplazamiento lingüístico», en: V. Unamuno / A. Maldonado ( eds.): Practicas y

repertorios plurilingües en Argentina. Buenos Aires: GREIP, 31-57

DURANTE, Santiago (2010) : « Las lenguas del Gran Chaco: Situación socio-lingüística y políticas

lingüísticas ». Buenos Aires: Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.

11