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    IDEOLOGA DE LA CREACIN MUSICAL EN EL BARROCO A

    TRAVS DEL PENSAMIENTO DEL ORGANISTA SEVILLANO FRANCISCO

    CORREA DE ARAUXO: UNA NUEVA THERICA PARA UNA NUEVA

    MSICA

    Miguel Bernal Ripoll

    Congreso Internacional Andaluca Barroca. III. Literatura, msica y fiesta. Actas.

    Junta de Andaluca, 2009. 31-40. ISBN 978-84-8266-836-9 (obra completa 978-84-

    8266-839-0 T III).

    Alrededor de 1600, la creacin musical empieza a discurrir por otros caminos, que

    podemos resumir en la ruptura de la unidad estilstica y crisis del canon renacentista. El

    cambio de concepcin sobre la msica se puede ilustrar con dos testimonios sobre

    Antonio de Cabezn, procedentes uno de fines del Renacimiento y otro de los inicios

    del barroco. As, un poema laudatorio incluido en la edicin pstuma de sus obras de

    1578 dice con ms celestial dulce armona las almas levantaba hasta el cielo1. Sin

    embargo, en 1610 un tratadista flamenco, formado en su juventud en la capilla de Felipe

    II, refiere que al escuchar al ciego organista haba sido de tal manera embelesado y tan

    vivamente emocionado que no poda dudar ya de la fuerza, eficacia y efecto de la

    msica2. El renacimiento todava recoge la idea medieval de la msica para gloria de

    Dios, a la que une la idea humanista de la msica para elevar el espritu. En el barroco,

    por el contrario, la msica va a ser fundamentalmente la expresin de un afecto

    determinado y un medio para producir un efecto en el oyente.

    El propsito de este trabajo es ofrecer una reflexin sobre la composicin musical

    en los inicios del barroco, y ms concretamente sobre el problema de la idea que

    subyace en sta y la ideologa que la sustenta. A este respecto, se pretende demostrar

    1 CABEZN, H. de, Obras de Musica... Madrid, 1578. 2 MAILLART, P., Les Tons ou Discours sur les modes de la musique et les tons de lEglise, Tournay, 1610.

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    que Espaa, y en concreto Andaluca, no se puede considerar periferia, teniendo un

    papel central en ese proceso. Para ello, se va analizar la aportacin de la que es

    posiblemente la figura ms significativa y universal: el organista y compositor

    Francisco Correa de Arauxo. Su obra, pero sobre todo su pensamiento es decir, su

    propuesta ideolgica y esttica constituye una de las ms importantes aportaciones al

    cambio que se produce en la msica a partir de 1600 y que marca el inicio del barroco

    musical.

    Francisco Correa de Arauxo segn la portada de su obra, de San Juan o de

    Acevedo segn otros documentos naci en Sevilla en 1584. De su propio testimonio

    Quando comence a abrir los ojos en la musica no auia en esta Ciudad rastro de

    musica de organo, accidental...3 parece desprenderse que se forma en la todava

    floreciente ciudad donde desarrollaban su arte los polifonistas Alonso Lobo, Sebastin

    de Vivanco y sobre todo Francisco Guerrero. Recoge la herencia de los grandes

    organistas del siglo XVI, especialmente de Cabezn, cuya obra demuestra conocer bien,

    por las referencias que hace en su obra. En su juventud estaban todava activos en

    Sevilla organistas de la talla de Francisco Peraza, Estacio de la Serna, Diego del Castillo

    y Miguel de Coria.

    Desde 1599 es organista de la Iglesia Colegial de San Salvador, que abandonar

    en 1636 tras fuertes desavenencias con el Cabildo. Pasa entonces a la Catedral de Jan y

    en 1640 a la de Segovia, donde morira en 1654. En 1626 publica en Alcal su obra

    Facultad Orgnica, que contiene sesenta y nueve obras para rgano, adems de una

    extensa introduccin donde plantea temas tanto tericos como de praxis interpretativa.

    Sus obras se reparten en sesenta y tres tientos en todos los tonos y gneros, cuatro

    canciones glosadas (dos de ellas populares y dos de los polifonistas Crequillon y

    3 CORREA DE ARAUXO, F., Libro de tientos y discursos de musica practica y theorica de organo intitulado Facultad Organica, Alcal de Henares, 1626, f. 3v.

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    Orlando de Lasso: dexaldos mi madre, gurdame las vacas, susana, gaybergier), versos

    para la secuencia Lauda Sion, y unas glosas sobre el canto llano de la Inmaculada

    Concepcin de la Virgen Mara, tonada de Bernardo del Toro con letra de Miguel Cid,

    que nos remite a la famosa guerra inmaculista que tuvo lugar en Sevilla entre 1614 y

    1618. Al menos la redaccin final del libro estara hecha despus de 1620, puesto que

    cita la obra de Manoel Rodrigues Coelho Flores de Musica, publicada en dicho ao en

    Lisboa. Sin embargo recoge obras de diferentes etapas de su carrera, y adems no sera

    su obra definitiva, segn se desprende de sus propias palabras en el prlogo a una de sus

    obras: ...facil para principiantes. El qual e querido poner (aunque de mis principios)

    para que los nueuos compositores se animen a estudiar, viendo lo que hize entonces, y

    lo que hago agora, y para que los viejos no se ensoberuezcan, si vieren algo digno de

    enmienda: considerando que la diferencia que ay, de lo primero a lo postrero, essa

    misma avr de lo postrero a lo porvenir, dandome Dios vida4.

    En la Facultad Organica asegura Correa tener preparadas otras obras para la

    imprenta: un libro de versos, un tratado sobre la disonancia de punto intenso contra

    remiso, un tratado sobre los casos morales en la msica, un tratado sobre la cuarta y

    un libro de tercios, obras que no nos han llegado y que seguramente no tuvo ocasin

    de publicar, habida cuenta de los problemas que tuvo en los aos posteriores. La obra,

    desde el punto de vista editorial, presenta no pocos interrogantes. Carece de cdula real

    de impresin, de censura eclesistica y de dedicatoria (lo pag Correa de su bolsillo?).

    Segn la portada, es impreso en Alcal, donde no consta que viajara nunca Correa, y de

    su impresor Antonio Arnao no se tienen otras noticias. He encontrado adems tanto en

    la parte literaria como en la musical unas correcciones manuscritas a tinta, idnticas al

    4 CORREA, Op. Cit. f. 51v.

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    menos en los ocho ejemplares originales que he podido consultar, lo que parece indicar

    que quizs el propio autor los corrigi y que la tirada no sera muy extensa.

    Correa, en mi opinin, es una figura extraordinariamente relevante. En primer

    lugar hay que destacar la importancia y calidad de su obra musical. Es de sealar

    adems que es la nica msica de tecla publicada en Espaa en el s. XVII, si bien habra

    que sumar en el contexto ibrico la obra citada de Rodrigues Coelho. Su obra no slo es

    de gran altura artstica, sino que representa un decidido paso adelante en la bsqueda de

    nuevos caminos de expresin a partir de la disolucin del canon renacentista. Ms

    significativo es el hecho de que Correa plantee conceptualmente esta voluntad y

    necesidad de buscar nuevos cauces para la composicin musical. Pero Correa va todava

    ms all, puesto que plantea adems la necesidad de un marco racional para administrar

    esa bsqueda.

    Antes de pasar al fondo de la cuestin, se advierte que de los diferentes

    procedimientos constructivos que incluye el arte de la composicin musical, se va a

    focalizar el estudio en uno de ellos: el tratamiento de la disonancia. Es una de las

    cuestiones ms importantes que conforman el canon renacentista, y precisamente la que

    Correa pone en cuestin.

    El tratamiento de la disonancia sufre un gran avance en el barroco, pero siempre

    en referencia a los conceptos renacentistas, amplindolos o contradicindolos. Segn el

    canon renacentista, sintetizado paradigmticamente por Zarlino5, las disonancias deban

    ser empleadas en parte dbil de tiempo por movimiento conjunto, o en el dar del

    comps en forma de ligadura preparada y resuelta. En el siguiente ejemplo A

    encontramos las disonancias en parte dbil de tiempo, marcadas con una cruz. La

    5 ZARLINO, G., Institutione Harmoniche, Venecia, 1558.

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    terminologa latina para describir esa manera de emplearlas procede de la teora de

    Christoph Bernhard6, la castellana de los tericos Lorente y Nassarre7.

    El ejemplo B muestra sin embargo un empleo ms libre de la disonancia en parte

    principal, alzar o dar, marcadas con dos cruces (recordemos que el comps C en esta

    poca es de dos tiempos).

    Desde los inicios del barroco se empiezan a buscar cada vez ms nuevas maneras

    de introducir las disonancias, si bien con dos lmites: stas siempre deben estar

    subordinadas a una consonancia, y adems debe haber una razn para utilizarlas. Esta

    razn suele ser la necesidad de expresar un afecto determinado del texto, imprimiendo

    as al discurso musical un lenguaje apasionado. El contraste entre consonancia y

    disonancia se considera necesario la para la construccin de la msica, y ms adelante 6 BERNHARD, C., Tractatus Compositionis, ca. 1650. 7 LORENTE, A., El porque de la Mvsica, Alcal de Henares, 1672. NASSARRE, P., Escuela Musica..., Zaragoza, 1724. Fragmentos Musicos, Madrid, 1700 (1 ed. Zaragoza, 1683).

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    los propios tratadistas musicales del barroco lo compararn al claroscuro en la pintura,

    como hace Andrs Lorente en su tratado de 16728: [...]y por esta causa los

    Compositores para que las consonancias salgan mas suaues, mas hermosas, y dulces,

    ha