Ideas e imaginarios para una política actual de integración en América Latina

download Ideas e imaginarios para una política actual de integración en América Latina

of 305

Transcript of Ideas e imaginarios para una política actual de integración en América Latina

  • Ideas e imaginariospara una poltica actual de

    integracin de Amrica Latina

  • Universidad Nacional de CuyoFacultad de Filosofa y Letras

    Instituto de Filosofa Argentina y AmericanaMendoza Repblica Argentina

    Ao 2011

    Coleccin CUADERNOS de CUYO

    Dante RamagliaVioleta Guyot

    Editores

    Ideas e imaginariospara una poltica actual de

    integracin de Amrica Latina

  • Ideas e imaginarios para una poltica actual de integracin de Amrica Latina / Dante Ramaglia ... [et.al.]. - 1a ed. - Mendoza : Instituto de Filosofa Argentina y Americana, Facultad de Filosofa y Letras, UNCuyo, 2011. 304 p. ; 22x16 cm.

    ISBN 978-987-27766-1-9

    1. Amrica Latina. 2. Integracin Regional. I. Ramaglia, Dante CDD 327.1

    Fecha de catalogacin: 05/01/2012

    Ideas e Imaginarios parauna Poltica Actualde integracin de Amrica Latina

    Editado por Dante Ramaglia y Violeta Guyot

    Obra de tapa: reproduccin cedida por el autor, Pavel Egez

    Diseo de la coleccin: Gerardo Tovar

    Impreso en Editorial Qellqasqa

    La edicin de este libro ha sido realizada en el marco del proyecto REDINA, perteneciente

    al Programa de Promocin de la Universidad Argentina, Secretara de Polticas

    Universitarias, Ministerio de Educacin de la Nacin.

    Los derechos y responsabilidad de los contenidos pertenecen a los autores, los derechos

    de esta edicin pertenecen a los editores y al IFAAInstituto de Filosofa Argentina y

    Americana de la Facultad de Filosofa y Letras de la UNCuyo.

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723

    ISBN 9789872776619

    Libro de edicin Argentina

  • A la memoria deMauricio Lpez y Arturo Roigen testimonio de agradecimiento

    a su generosidad intelectual y a susideales de transformacin para las

    universidades latinoamericanas

  • ndice

    Prlogo 15

    I. Enfoques sobre la integracin: de la teora a las prcticas 19

    Integracin y diversidad. Aportes desde el pensamiento yla historia de las ideas latinoamericanas Dante Ramaglia 21

    Reflexiones sobre la integracin latinoamericanaRodrigo Pez Montalbn 35

    Prcticas del conocimiento e integracin latinoamericana Violeta Guyot 45

    Variaciones sobre el arte y la resistenciaEduardo Peafort

    59

    II. Sujeto, identidad y cultura 79

    Reconocimientodiversidadintegracin.Aportes a la reflexin acerca de la interculturalidadAdriana Arpini 81

    Del nosotros al otro (y vuelta).Condiciones para una integracin latinoamericanaFabio Boso y Natalia Valcarcel 95

    La dimensin cultural de la integracin latinoamericanaLuca Sosa Gazari 105

  • Cuadernos de Cuyo

    III. La enseanza de la filosofa y la epistemologa 115

    El papel del maestro en la enseanza de la filosofa yla constitucin de la identidadNora Fiezzi, Soledad Funes, Paula Isgr y Alicia Neme 117

    Prcticas, intervenciones ulicas y materiales didcticos parala incorporacin de la filosofa latinoamericana en la escuelaMariana Alvarado, Silvana Vignale y Paula Ripamonti 123

    La recepcin del legado bachelardiano en Latinoamrica yla formacin del nosotrosMarcela Becerra Batn 133

    IV. Antecedentes y testimonios intelectuales 143

    Notas sobre la tensin entre integracin y segregacin:Jos Ingenieros y la Unin LatinoamericanaAlejandra Gabriele 145

    Nosotros y el americanismo en la dcada del 20Clara Alicia Jalif de Bertranou 153

    ngel Rama: la Biblioteca Ayacucho como poltica de integracinCristina Genovese 175

    Desafos de la interculturalidad: En el nombre de Salomde Julia lvarezGloria Mara Hintze 189

    La integracin latinoamericana en el pensamiento deMauricio Lpez. Su impacto en la creacin de laUniversidad Nacional de San LuisSonia Riveros, Mara Jos Lucero,Marcela Cabrera y Marisol Martn 205

    Roberto Fernndez Retamar: entre la poesa y el poder,entre el lenguaje y la poltica Paulo Belloso 217

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    V. Transformaciones de la democraciaen el contexto actual 227

    Prcticas de conocimiento y democracia enla sociedad de la informacinFlavia Morales, Maximiliano Gaitn,Andrea Amaya y Alejandra Jurez 229

    La teora de la dependencia. Miradas paraun presente latinoamericano Patricia Avaca, Mara Eugenia Canavesiy Virginia Mariojouls Margall 239

    La construccin del sujeto poltico democrtico enLatinoamrica en vistas de la integracin Flavia Morales 249

    VI. Prcticas educativas en perspectiva latinoamericana 25

    Un pensamiento pedaggico para la integracin latinoamericana Patricia Olgun, Sandra Catalina y Luca Sosa Gazari 261

    Las prcticas del conocimiento y la formacin de instructores.El manual modular en Argentina en 1970Marcelo Vitarelli, Erica Whning 269

    Prcticas del conocimiento en evaluacin educativa.Tramas de subjetivacin en la encrucijada de la complejidad Zulma Perassi 285

    Regionalizacin e integracin. Una experiencia detransformacin educativa en la provincia de San Luis Luisa A. Gonzlez Pena 295

  • Prlogopor Violeta Guyot

    y Dante Ramaglia

  • 5

    Prlogo

    E l presente libro es el resultado de un coloquio internacional realizado en San Luis, Argentina, durante los das 29 y 30 de septiembre de 2008. Este encuentro constituy una de las instancias inau-gurales de la Red de Integracin de Nuestra Amrica (REDINA), que fuera creada ese ao como parte de un programa de la Secretara de Polticas Universitarias del Ministerio de Educacin de la Nacin. Un objetivo priori-tario que se procura a travs de la consolidacin de la red interuniversitaria consiste en contribuir con reflexiones desde el mbito de las ciencias sociales y las humanidades a los procesos de integracin que se vienen dando en la regin. En su fundacin se articularon unidades de investigacin y de docencia pertenecientes a la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional de San Luis y la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, a las que se incorporaron otras unidades acadmicas hasta a llegar a once en la actualidad, entre las universidades de Argentina, Mxico, Espaa, Brasil, Ecuador y Chile que la conforman. El proyecto de red ha ido creciendo, como tambin han sido notables los avances realizados en distintos planos de la integracin entre los pases latinoamericanos desde esa fecha hasta nuestros das.

    Los textos reunidos en las partes que componen el volumen reflejan una mirada interdisciplinaria para abordar los diversos aspectos que se de-rivan de los desafos que presenta en la actualidad un proyecto de unidad en Amrica Latina. La apelacin a enfoques convergentes desde diversas disciplinas resulta necesaria en la medida que se toma en cuenta la com-plejidad de los cambios geopolticos y culturales del mundo globalizado en que se inscriben los recientes de procesos de integracin.

    Una de las dimensiones de anlisis que se ha privilegiado en los estudios presentados se relaciona con la cultura, que en una primera aproximacin se vincula con la creciente importancia que ha cobrado la dimensin cultural en los fenmenos de integracin. A diferencia de los an-teriores proyectos que se centraron exclusivamente en factores econmicos, entendidos en el marco de un neoliberalismo que avanza sobre distintos mbitos de la vida material e incluso simblica de las sociedades, las actua-les derivaciones de las polticas asumidas en la regin nos sitan frente a experiencias y alternativas inditas. Desde esta perspectiva se indagan una

  • Cuadernos de Cuyo

    serie de nociones que requieren encontrar nuevos sentidos, tales como las referidas a las dinmicas de las identidades colectivas y la presencia pblica de la diversidad social y cultural en el mundo actual. Una lnea de reflexin que se desprende de lo anterior lleva a interrogar sobre las modalidades en la constitucin de los sujetos (sociales, polticos, pedaggicos), as como acerca de las problemticas del reconocimiento intersubjetivo, de la relacin del nosotros con los otros y de la interculturalidad para comprender diferentes facetas de la convivencia social y poltica.

    Con relacin a las propuestas para considerar los problemas espec-ficos que se presentan desde el mbito universitario, las mismas se refieren especialmente a la produccin y transmisin de conocimientos. En este sentido, los planteos abarcan desde la seleccin y adecuacin de nuevas conceptualizaciones que den cuenta de las transformaciones que vienen ocurriendo hasta las prcticas culturales y educativas que favorecen las ten-dencias de integracin en Amrica Latina. Por lo mencionado anteriormente, uno de los ejes que recorre varios de los trabajos compilados se relaciona con los supuestos epistemolgicos implicados en la generacin del saber y, al mismo tiempo, la cuestin decisiva de la significacin que posee el conocimiento respecto a la situacin y requerimientos de las sociedades contemporneas.

    Desde la perspectiva de una epistemologa ampliada, o en todo caso localizada a partir de otro enfoque respecto de la lgica interna de las ciencias, es que adquieren relevancia las preguntas acerca de los usos y legitimacin social del conocimiento, as como de las relaciones subjetivas implicadas en su construccin. Esto ltimo se comprende de modo ms preciso con lo que se denomina como prcticas del conocimiento, con lo cual se da cuenta de sus usos por parte de los sujetos en determinados sis-temas institucionales. De all tambin que se ofrezcan una serie de reflexio-nes sobre las modalidades de la enseanza en particular de la enseanza de la filosofa situada en el contexto latinoamericano, de la recepcin de otras tradiciones epistemolgicas, de las prcticas educativas en general y de algunas experiencias innovadoras en el campo de la pedagoga.

    Otra de las partes est dedicada a recuperar los enunciados acerca de Amrica Latina que han realizado nuestros pensadores y escritores. Desde diversas posiciones se ha dado lugar a un proyecto de unidad y de liberacin de nuestros pueblos y de los hombres y mujeres que los componen. En los textos de autores como Jos Ingenieros, los intelectuales nucleados en la revista Nosotros, Julia lvarez, ngel Rama, Roberto Fernndez Retamar y

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    Mauricio Lpez, se recrean las tramas de un discurso que convoca a otras voces, rescatando del olvido y la invisibilidad a quienes constituyen el sen-tido ms profundo de la integracin cultural y de emancipacin humanista, por el que se transita un camino que conduce hacia un horizonte utpico.

    En la medida que se advierte que los procesos de integracin no slo se refieren a las relaciones supranacionales, sino que tambin supo-nen las polticas tendientes a la inclusin que se dan al interior de cada sociedad, resulta necesario considerar las experiencias democrticas de la regin. Acerca de este aspecto, que est tematizado en algunos trabajos o en otros se encuentra implcito, se trata de reconstruir su trayectoria des-de las propuestas integracionistas posteriores a la mitad del siglo XX hasta nuestros das. Para ello se retoman los aportes que proporciona la teora de la dependencia y, en especial, a partir de otros enfoques recientes que hacen mencin a las transformaciones en curso en muchos de los pases del Cono Sur. Estos cambios hoy se orientan en general a formas participativas de democracia, al igual que inciden respecto a la cooperacin regional en temas estratgicos, que incluyen la autonoma y no injerencia exterior en las decisiones soberanas de los Estados miembros de organismos como la UNASUR.

    En suma, en el contenido que ofrecen estas pginas se encuentra un conjunto de contribuciones para repensar los acontecimientos histricos y las alternativas expresadas en el campo de las ideas y de la cultura. Si la mayora de las intervenciones concuerdan en destacar los antecedentes y proyecciones de esta lnea integracionista entre nuestras naciones, no dejan de revisarse crticamente las dificultades y retos que se presentan. En todo caso, la historia de la integracin, que se escribe junto con la independencia de nuestras naciones hace ya doscientos aos, es un camino abierto hacia el futuro por el que estamos transitando en estos tiempos.

  • I. Enfoques sobre la integracin:de la teora a las prcticas

  • 2

    Integracin y diversidad.Aportes desde el pensamiento y

    la historia de las ideas latinoamericanas

    Dante Ramaglia1

    Entre las mltiples dimensiones que inciden en los procesos de integracin regional en Amrica Latina se destaca en distintos trabajos recientes el aspecto cultural. Esto no significa sobredimensionar la relevancia de la cultura, sino llamar la atencin sobre la necesaria com-plementariedad que presenta, o debera ejercer, con respecto a los factores econmicos, jurdicos y polticos que tienen una preponderancia en las re-cientes experiencias que vienen desarrollndose especialmente en los pases del Cono Sur. Sin duda que se ha avanzado bastante desde los comienzos de estas experiencias a principios de la dcada pasada, donde primaba exclusivamente una orientacin a acuerdos de libre comercio, en parte im-puestos desde una incorporacin subordinada dentro de la oleada neoliberal globalizadora. El resultado visible ha sido la paradoja de la integracin de sectores concentrados de la economa en el marco de la globalizacin, junto con la fragmentacin y exclusin de grandes mayoras, lo que puede cali-ficarse como una desintegracin del tejido social. Reconstruirlo es parte de una tarea poltica que tendra que incluir como protagonistas a los actores y movimientos sociales, que sin dejar de reclamar por reivindicaciones ba-sadas en diferencias culturales, tnicas, de gnero, etc., plantean el desafo de integrar las diversidades existentes en un proyecto viable colectivamente.

    En este sentido, hay que tener en cuenta que la integracin puede ser entendida y asumida de diversas maneras, por lo que conviene aclarar algunos de los supuestos implicados en el siguiente trabajo. Por una parte, se trata de revisar los planteos acerca de una idea de unidad entre nuestros pases, ante lo cual resulta insuficiente, por ejemplo, el recurso a una lengua o tradiciones pretendidamente comunes, para reforzar en cambio la riqueza que representa la diversidad cultural en cualquier intento de avanzar hacia un efectivo reconocimiento de quienes estn involucrados en ese espacio comn. Por otra parte, se desprende de lo anterior que un proyecto que

    1 Universidad Nacional de Cuyo CONICET.

  • 22 Cuadernos de Cuyo

    articule esas diversidades hacia el interior y entre nuestras sociedades, no es ajeno a los procesos conflictivos a travs de los cuales se constituyen las mismas identidades y diferencias intersubjetivas.

    Ahora bien, estos supuestos tericos revisten una complejidad al mo-mento de contemplar su resolucin prctica, sobre lo cual cabe preguntarse: en qu sentido una nocin de unidad que no anule la diversidad puede adquirir arraigo en las polticas del lenguaje y de la cultura a desarrollar frente a las tendencias de asimilacin, homogeneizacin o simplemente desconocimiento de los otros? Cmo lograr que un discurso que asuma el necesario respeto por las diferencias no termine legitimando de hecho las enormes desigualdades que afectan a un vasto conjunto de sujetos y sectores pertenecientes al mismo espacio que se pretende integrar comunitariamen-te? La difundida creencia, asociada ms bien con el multiculturalismo, que circula especialmente en el medio educativo bajo el lema de todos somos distintos, pero somos iguales, lleva a confundir el deseo identitario cons-truido a partir de la diferencia con un principio que se encuentra en otro plano, que consiste en el derecho a ser tratado como un igual. Por cierto, el problema evidenciado con respecto al tratamiento de la igualdad y la diferencia tiene que ver con que son principios que responden a las ten-dencias divergentes de la universalizacin y la singularizacin, aun cuando pueda establecerse una interrelacin entre ellos. Ni uno ni otro concepto pueden ser, adems, considerados en su carcter abstracto, sino que requie-ren una adecuada contextualizacin, en que los mismos reciben un sentido desde los mismos conflictos sociales en que se reclama el reconocimiento intersubjetivo. En suma, todas estas categoras las relativas a la identidad, diferencia, conflictividad e igualdad constituyen coordenadas que deben tenerse en cuenta para ver el modo en que podran intervenir en los pro-cesos de integracin como un impulso autntico hacia el reconocimiento de la diversidad.

    Por otro lado, adoptar una perspectiva que atienda a la cultura como agente de integracin resulta prioritario en la medida que se comprenda a sta desde una concepcin lo suficientemente extendida a las distintas ma-nifestaciones que la caracterizan. No obstante las dificultades que tienen las distintas aproximaciones ensayadas para su definicin, podra considerarse a la cultura como la trama de significaciones compartidas por un determi-nado grupo o, en sentido equivalente, como el conjunto de representaciones simblicas que tienen su expresin en los imaginarios sociales y en otras formas de concebir y dar sentido a la experiencia histrica de una comunidad

  • 2Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    humana. Desde este punto de vista existen numerosos indicios que otorgan un sentimiento de pertenencia a un mbito heterogneo pero identificable como latinoamericano. Sin entrar aqu a hacer una descripcin detallada, incluso pueden implementarse iniciativas concretas para incrementar ese sentimiento de pertenencia y favorecer procesos integradores en lo cultural. Una de ellas, que posiblemente sea reflejada en esta misma reunin que nos convoca, consiste en intensificar los lazos de cooperacin en investigacin y docencia entre las universidades de la regin, centrndose en estudios orientados hacia un conocimiento de las propias realidades locales, cuya transferencia sera deseable tambin en otros niveles del sistema educativo.

    En lo siguiente quiero referirme en particular a un mbito disciplina-rio, o ms precisamente interdisciplinario, que se relaciona con la filosofa latinoamericana y su historiografa, generalmente entendidas en un sentido amplio como pensamiento latinoamericano e historia de las ideas. Si bien constituyen disciplinas que pueden considerarse en sus desarrollos autno-mos, es posible constatar que existe una estrecha articulacin de las mismas, visible en las principales lneas de trabajo sobre estos campos temticos que se vienen impulsando hace varias dcadas.

    Desde la perspectiva asumida en este trabajo, cabe destacar que entre las propuestas enunciadas por esta corriente filosfica e historiogrfica tiene un lugar central la tarea colectiva de realizar una contribucin intelectual para lograr la integracin latinoamericana. Ya sea en cuanto ha jugado como motivacin e inters implcito o, directamente, por la teorizacin e historizacin efectuada en torno a esta problemtica, resulta un ejemplo pa-radigmtico de las iniciativas y antecedentes a tener en consideracin desde el plano cultural. Aun cuando se tome en cuenta un aspecto especfico con respecto a la cultura, representado por las ideas filosficas, los enfoques que privilegian los modos en que stas se despliegan en el tiempo, dan cuenta de una dimensin bsica de acuerdo a la definicin dada anteriormente, que es el de la experiencia histrica. Pensar la propia experiencia histrica re-presenta una orientacin seguida por la filosofa latinoamericana, cuya refe-rencia inmediata se encuentra en la historia de las ideas que reconstruye las diversas expresiones que adopta ese pensamiento, desde las elaboraciones conceptuales surgidas de nuestros intelectuales hasta las representaciones contenidas en los mundos simblicos de distintos grupos sociales.

    La perspectiva histrica aludida resignifica as los alcances que poseen esas ideas e imaginarios en cuanto formas de autocomprensin y canaliza-cin de proyectos. Tal como lo sostiene Dina Picotti:

  • 2 Cuadernos de Cuyo

    Esta tarea de apropiacin es fundamental, lo exige la propia

    sntesis histrica entre un pasado, en tanto espacio de experiencia,

    un presente como actualizacin de las potencialidades que genera

    ese espacio y el horizonte de futuro que se proyecta desde ambos;

    ignorar la propia historia es como partir del vaco; tanto la falta

    de memoria como la carencia de horizonte impiden, o al menos

    obstaculizan, un presente real2.

    Coincidente con otros planteos contemporneos, su posicin reclama, adems, la constitucin intercultural de ese pensamiento propio.

    Por su parte, Horacio Cerutti, acentuando la variante histrica de la reflexin filosfica latinoamericana, insiste en la dimensin de futuro que contiene la idea reguladora de integracin. Ante los obstculos reales que encuentra la realizacin de la unificacin de nuestras naciones en el pasado y el presente, plantea que la nocin misma de Nuestra Amrica es, por na-turaleza (o sera ms pertinente decir por historia?), utpica y promueve un programa utpico3. El objetivo de hacer nuestra a esta Amrica implica, en cierto modo, la tarea de apropiacin mencionada antes, para lo cual se considera igualmente que la dimensin de la cultura tiene un papel funda-mental en los proyectos orientados a una integracin de nuestros pueblos. Cabe aclarar que para Cerutti la utopa contiene una operatividad histrica que est planteada en los trminos de una realidad que se cuestiona y los ideales a que se aspira. La resolucin de esta tensin no indica un trmino absoluto, sino que lo utpico promueve realizaciones que se van actuali-zando continuamente. En otros trminos, esto implica que la integracin es tanto un fin como un medio que requiere de ciertas condiciones, entre las que se menciona en especial a la redefinicin de la democracia vigente con un sentido inclusivo y participativo.

    La posibilidad de recrear las potencialidades latentes en el pasado como las energas utpicas posibles de ser realizadas, puede comprenderse como una funcin que se ejerce siempre desde el presente por el pensa-

    2 PICOTTI, Dina, Exigencia histrica de integracin e interculturalidad, en SANTOS

    HERCEG, Jos (comp.), Integracin e interculturalidad. Desafos pendientes para Am-

    rica Latina, Santiago de Chile, IDEAUniversidad de Santiago de Chile, 2007, p. 33.

    3 CERUTTI, Horacio, Democracia e integracin en Nuestra Amrica (ensayos), Mendoza,

    EDIUNC, 2007, p. 125.

  • 25Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    miento crtico. En la reconstruccin realizada por la historia de las ideas acerca de los proyectos integradores que presentan una renovada actualidad sobresalen las proposiciones de Simn Bolvar y Jos Mart, que cubren el ciclo de la independencia poltica de Amrica Latina en el siglo XIX, a partir de lo cual se ha propuesto la necesidad de alcanzar una segunda independencia, cuyas reformulaciones se suceden desde ese siglo hasta nuestros das. Con distintos matices lo que se pone en evidencia es que el lastre de la dominacin colonial o neocolonial ha dado lugar a formas culturales alienadas y alienantes, que tienen su arraigo en estructuras so-ciales y econmicas. En este sentido, no deja de connotarse el problema de la integracin con una situacin que funciona como condicionante que es la dependencia, lo cual conduce a elaborar una reflexin crtica que se orienta a la meta de la liberacin. Este contenido emancipatorio puede reconocerse como elemento integrante de procesos histricoculturales precedentes, pero ha cobrado una singular expresin en las tendencias que surgen en la filosofa y la historiografa a partir del ltimo cuarto del siglo pasado hasta la actualidad.

    Cuando Arturo Roig repasa las direcciones que ha seguido el lati-noamericanismo, desde sus iniciales manifestaciones en el siglo XIX hasta la filosofa contempornea, va a destacar el aporte que contiene ese ideario con respecto a las experiencias de integracin. La misma nocin de Latinoamri-ca no es ajena a un proceso emancipatorio en que el pensamiento filosfico se inserta para contribuir a una transformacin. Para Roig se trata de:

    un pensamiento de nuestra condicin de pueblos histrica-

    mente situados en una serie de encrucijadas particulares, muchas

    de ellas ciertamente trgicas. Un filosofar que pone como condicin

    un cierto modelo que debera serle propio si realmente pretende

    satisfacer aquella exigencia de ser libre y de ser para la liberacin

    y que rechaza todas aquellas teoras que parten de cero y desco-

    nocen nuestra historicidad. De ah la importancia de una Historia

    de las ideas (que no es ajena a una teora crtica de las ideologas)

    desarrollada en esta importante lnea de trabajo4

    4 ROIG, Arturo, El pensamiento latinoamericano y su aventura, Buenos Aires, El Anda-

    riego, 2008, pp. 5152.

  • 2 Cuadernos de Cuyo

    En la caracterizacin que hace Roig de este pensar resulta central el sujeto que lo ejerce como acto de autoafirmacin y autorreconocimiento, lo cual supone el reconocimiento del otro. En cuanto la sujetividad se entiende en su carcter plural y colectivo, representa un nosotros, que se ha afir-mado y reconocido como tal a travs de sucesivas experiencias histricas. De acuerdo a esta propuesta terica, se establece como instancia clave para la reconstruccin del pensamiento latinoamericano la serie de comienzos y recomienzos, que pasan por la afirmacin de la identidad de un sujeto dentro de una historia comprendida en su discontinuidad y contingencia. De all que se trata de recuperar crticamente momentos de emergencia de este proceso cuya legitimidad y alcances se rastrea en el curso de la his-toria de Amrica Latina, principalmente en sus manifestaciones culturales consideradas como uno de sus modos de objetivacin.

    La constitucin de la sujetividad, y las formas de identidad y dife-rencia asociadas a la misma, se contemplan as como el resultado de una construccin histrica en que se dan respuestas frente a situaciones de desconocimiento o dominacin. Del ejercicio de lo que llama a priori an-tropolgico por distintos sujetos sociales se desprenden los modos legtimos o ilegtimos de objetivacin, que oscilan entre los polos de la autenticidad y la alienacin. El sentido asignado a la filosofa latinoamericana es asumir un compromiso a favor de una teora y praxis liberadoras, en funcin de considerar el modo histrico en que el sujeto latinoamericano se hace con-ciente del valor que le corresponde por su condicin de ser humano, lo cual conlleva el reconocimiento de la dignidad de todo hombre5.

    Retomando desde la perspectiva ofrecida anteriormente al problema enunciado al comienzo de este trabajo, lo que Arturo Roig conceptualiza bajo la figura de una antropologa de la emergencia remite tambin a una compleja variedad tnica y social y a una diversidad cultural que le imprimen su dinmica y apertura histricas. En consecuencia las distintas objetivaciones que se producen mediante el lenguaje y la cultura en gene-ral, en cuanto representan formas de ejercicio de la funcin crtica, llegan a cuestionar formas ya consolidadas o legitimadas como las nicas vlidas en un sistema institucionalizado.

    5 Estas tesis de Arturo Roig se encuentran planteadas principalmente en: Teora y crtica

    del pensamiento latinoamericano (Mxico, FCE, 1981), las cuales han sido ampliadas y

    profundizadas en trabajos posteriores.

  • 2Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    Aun cuando no pueda soslayarse que las modalidades que adopta en nuestro tiempo la circulacin de bienes culturales con el predominio de los medios masivos de comunicacin no obstaculicen esa construccin de un mundo propio, no deja de presentarse como necesaria una tarea crtica que puede ser ejercida de distintas maneras. Asimismo las caractersticas que denotan una cierta especificidad cultural de Amrica Latina se relacionan con procesos de constitucin de sujetos sociales, lo cual lleva a considerar las formas histricas de identificacin y diferenciacin puestas en prctica, segn la dinmica de reconocimiento mencionada. Sostener ese reconoci-miento a partir del principio normativo de la dignidad de todo ser humano tiene como supuesto a la igualdad, en el sentido de que sta ltima no debe confundirse con un universal ideolgico y homogeneizante bajo la forma de una forzada identidad o, en el sentido contrario, de una tolerancia de la diferencia que no tome en cuenta las desigualdades existentes. Es posible la afirmacin de una identidad cultural que suponga el reconocimiento plural de las diferencias, en la medida que este reconocimiento de lo heterogneo tienda a superar las asimetras que impiden la autorrealizacin de los su-jetos implicados. En otras palabras, la posibilidad de consolidar un espacio de convivencia solidario en un marco nacional o supranacional requiere garantizar condiciones dignas de vida para todos.

    En una perspectiva que enfatiza la centralidad que representa la cues-tin del sujeto para la filosofa latinoamericana, Yamand Acosta concibe a la construccin de este sujeto como un universal concreto que traduce la especificidad de la propia realidad para dar cabida a la diferencia y a la heterogeneidad. Para ello resulta bsica la condicin de una plena y efectiva reciprocidad en el reconocimiento de la dignidad de las personas. La enunciacin de esta problemtica es reinterpretada a partir del texto Nuestra Amrica de Mart como paradigma fundacional: La corporeidad del hombre natural en trminos de dignidad humana lleva necesariamente a la cuestin de la disponibilidad de los medios de vida como condicin de la satisfaccin de las necesidades que hacen a la posibilidad de la vida digna de los humanos y las humanas6.

    Sin embargo, se advierte sobre las limitaciones que reviste el modo de satisfaccin de las necesidades a partir de los efectos excluyentes de

    6 ACOSTA, Yamand, Sujeto y democratizacin en el contexto de la globalizacin. Pers-

    pectivas crticas desde Amrica Latina, Montevideo, NordanComunidad, 2005, p. 47.

  • 2 Cuadernos de Cuyo

    una sociedad organizada sobre las pautas de una cultura del consumo ins-taurada en el marco de la globalizacin. En ltima instancia si los sujetos resultan producidos por el consumo, el resultado no es ms que una forma de alienacin o de negacin de los mismos, en que el reconocimiento se obtiene a partir de esa categora de ser consumidor o no. Cabe agregar que la desigualdad que opera en un sistema que se basa en la posesin o la carencia extremas conduce a la prdida o negacin de humanidad y por tanto de dignidad, en cuanto esta ltima representa el valor intrnseco de toda persona y a travs de ella se fija un sentido para todas las dems necesidades. La salida ante esta fragmentacin social que produce una socie-dad de consumo es ubicada por Acosta en la solidaridad y responsabilidad como actitudes ticas, lo cual implica tener en cuenta el efecto de acciones que puedan negar la dignidad de la vida de los dems y con respecto a la naturaleza como fuente de reproduccin de la vida.

    Es posible darse cuenta que de no revertir ciertos procesos que pa-recen seguir un curso ciego e ineluctable estamos bordeando el lmite de la supervivencia humana, que nos afecta a todos por igual. Ante una racionali-dad instrumental y de dominacin que se aplica indiscriminadamente sobre la explotacin de los recursos naturales y en las relaciones intersubjetivas, resulta necesario recrear otras formas de racionalidad que hagan viables sobre otras bases la integracin en un mundo globalizado7.

    En un sentido similar, Adriana Arpini considera que en los intentos realizados en torno a la integracin se confrontan dos racionalidades: una instrumental y homogeneizante, que est orientada hacia la eficacia y la utilidad, y otra dialgica que atiende a los aspectos humanos en sus distintas dimensiones. En lugar del mercado como criterio homogeneizador integrador se plantea la posibilidad de articular polticas que fomenten la solidaridad y la cooperacin entre los pueblos.

    No elude sealar la complejidad que presenta esta problemtica teniendo en cuenta la tensin existente entre la integracin, entendida en sentido restringido, y la diversidad como procesos divergentes: uno ho-mogeneizador, busca la asimilacin de lo diverso en categoras universales;

    7 En este punto se retoma la propuesta alternativa de una racionalidad reproductiva

    efectuada por Franz HINKELAMMERT, El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido,

    Costa Rica, EUNA, 2003, vase especialmente el cap. I: La irracionalidad de lo raciona-

    lizado. Comentarios metodolgicos sobre la racionalidad instrumental y su totalizacin.

  • 2Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    el otro, consiste en un conjunto de prcticas heterogneas, guiadas por la suposicin de que todos somos iguales y por el intento de verificar esta suposicin mediante la afirmacin y exhibicin de la propia diversidad. Y agrega ms adelante: La lgica de la emancipacin implica la construccin de casos de igualdad, no mediante la asimilacin, sino como resultado de procesos de sujetivacin8. Precisamente se trata de pensar de un modo alternativo a la integracin desde estos procesos de sujetivacin, aclaran-do que consisten en la afirmacin autnoma del sujeto, resignificado en clave de un nosotros. Desde este punto de vista se contempla el logro de la autonoma en relacin con el otro, en que retoma Arpini la orientacin desarrollada por Axel Honeth, para quien el reconocimiento intersubjetivo es un acto primario y constitutivo del ser humano9. A partir de la tematizacin del reconocimiento, en relacin con la diversidad y el conflicto que resultan pertinentes en la consideracin de los procesos de integracin, entiende que debe asumirse el desafo de la interculturalidad, tal como lo han propuesto algunos planteos recientes.

    La pertinencia de la perspectiva ofrecida por la filosofa intercultu-ral para el caso latinoamericano ha ido ganando ciertamente terreno en posiciones actuales. Uno de los autores que introduce y sostiene teri-camente el enfoque intercultural en filosofa es Ral FornetBetancourt, quien ha coordinado, adems, una serie de encuentros y publicaciones en que se promueve y debate esta nueva orientacin10. Su planteo parte de la contextualidad e historicidad que corresponde a todo tipo de saber, remitiendo as el pensamiento filosfico a su enraizamiento en una cultura determinada. La construccin de la verdad filosfica se entiende como el

    8 ARPINI, Adriana, Diversidad y conflictividad. Contribuciones a la formulacin de ca-

    tegoras heursticas para la integracin y el dilogo intercultural, en SANTOS HERCEG,

    Jos (comp.), Integracin e interculturalidad. Desafos pendientes para Amrica Latina,

    Santiago de Chile, IDEAUniversidad de Santiago de Chile, 2007, p. 17.

    9 Un enfoque que propone la complementacin de la filosofa latinoamericana con

    la teora del reconocimiento representada por Honeth se presenta en: SAUERWALD,

    Gregor, Reconocimiento y liberacin. Axel Honeth y el pensamiento latinoamericano,

    Mnster, Lit. Verlag, 2008.

    10 Entre los trabajos de Ral FORNETBETANCOURT vanse: Transformacin intercultu-

    ral de la filosofa, Bilbao, Descle de Brouwer, 2001 y como editor: Crtica intercultural

    de la filosofa latinoamericana actual, Madrid, Trotta, 2004.

  • Cuadernos de Cuyo

    resultado del dilogo entre culturas, como un proceso polifnico donde convergen diversas voces o racionalidades filosficas. Frente a una prctica institucionalizada de la filosofa que privilegia la tradicin occidental, con un sesgo eurocntrico, propone FornetBetancourt el reconocimiento de la situacionalidad histrica y cultural de toda expresin filosfica. En particular, considera vlida la perspectiva intercultural e interdisciplinar en Amrica Latina a partir de la pluralidad de culturas y racionalidades que coexisten, en que se hace necesaria la apertura al otro, a la interpelacin de las vo-ces indgenas y afroamericanas que han sido relegadas desde un discurso filosfico tradicional.

    Entre los presupuestos implicados por esta prctica de la filosofa, que se diferencia de otras formas institucionalizadas, hay que destacar el des-centramiento del propio discurso en sus referencias etnocntricas, as como una puesta entre parntesis de los modos usuales y marcos categoriales tra-dicionales considerados como los nicos vlidos. Este ejercicio de apertura al otro apunta a generar un entendimiento y comunicacin interculturales que se basa en el reconocimiento y la solidaridad recprocos. Tal como lo enfoca FornetBetancourt, no se trata slo de aceptar a la diferencia que representa la alteridad a partir de un sentido reductivo o mediado desde la propia posicin cultural, por lo que afirma: La interculturalidad no apunta pues a la incorporacin del otro en lo propio, sea ya en sentido religioso, moral o esttico. Busca ms bien la transfiguracin de lo propio y de lo ajeno con base en la interaccin y en vistas a la creacin de un espacio comn compartido determinado por la convivencia. Y ms adelante agrega: La convivencia apunta as a esa forma superior de armona que puede desig-narse con el nombre de solidaridad. La solidaridad supone y quiere al otro desde su alteridad y exterioridad11.

    Si bien no elude mencionar los conflictos que subyacen, entendidos como controversias entre las diferencias, la principal finalidad buscada apunta al logro de la armona mediante la interaccin que se presenta en el campo histricoprctico y en la comunicacin alcanzada por los discursos que intentan explicar esas controversias. A esta perspectiva que resulta vlida y deseable en vistas a un autntico dilogo intercultural, cabe objetarle las dificultades de su realizacin en el marco ms amplio de las

    11 FORNETBETANCOURT, Ral, Transformacin intercultural de la filosofa, ed. cit.,

    p. 47.

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    relaciones sociales en que esas diferencias remiten a posiciones asimtri-cas que no se resuelven nicamente en un plano discursivo. Visto desde el punto de vista de sus manifestaciones histricas puede comprenderse que las condiciones para entablar ese dilogo se obtienen a partir de las demandas de los sectores socioculturales subalternos que consiguen hacer visibles sus reivindicaciones. Esto no quita el hecho de que a partir de esas manifestaciones alternativas, que se producen generalmente en situaciones de conflicto en que se plantea el reconocimiento de las diferencias, no se alcancen formas ms genuinas de convivencia humana.

    Asimismo, desde los supuestos de la interculturalidad, FornetBetan-court trata de realizar una revisin crtica de la filosofa y la historiografa de las ideas latinoamericanas. Para ello postula la necesidad de retomar tanto las luchas y memorias de resistencia de los pueblos indgenas y afroameri-canos, como las tradiciones intelectuales que sostuvieron un programa de unificacin poltica sin desconocer la diversidad cultural. En consecuencia seala que esto no ha tenido todava un correlato claro en el pensamiento contemporneo:

    Que el discurso intercultural en los crculos filosficos de Am-

    rica Latina sea relativamente nuevo y minoritario adems muestra

    que incluso la filosofa latinoamericana se ha desarrollado en sus

    lneas dominantes de espaldas al desafo de la interculturalidad

    en su propio contexto. Su desarrollo no responde al reclamo de

    justicia cultural articulado en las luchas sociales y en los testimo-

    nios intelectuales mencionados. O sea, que no se hace cargo de

    la interpelacin intercultural continuando cerrada todava en gran

    medida a la posibilidad de refundarse desde la diversidad cultural

    latinoamericana12.

    Aun cuando este sealamiento crtico pueda ser vlido en algunos casos o bien sirva de llamada de atencin sobre la relevancia de esta pro-blemtica, incurre en una generalizacin que lleva a no valorar debidamente los trabajos ya realizados en esta direccin, que se refieren a diversos sujetos sociales y culturales desde los enfoques aportados por la filosofa e historia

    12 FORNETBETANCOURT, Ral (ed.), Crtica intercultural de la filosofa latinoamericana

    actual, ed. cit., p. 20.

  • 2 Cuadernos de Cuyo

    de las ideas. De alguna manera se pone el acento en las diferencias que atraviesan las sociedades de Amrica Latina, pero que bien entendidas no se reducen slo al plano cultural, sino que remiten adems a procesos histricos generados en contradicciones de naturaleza distinta a la cultura, a partir de los cuales se han establecido fuertes prejuicios ideolgicos que han marginado e invisibilizado a amplios sectores de nuestras poblaciones.

    Arturo Roig alude al respecto indicando que la filosofa latinoameri-cana no se reduce a una filosofa de la cultura, con lo cual la problemtica de la objetivacin se remite a un momento previo a los estudios sobre formas y relaciones culturales e interculturales. Para indicar a continuacin un cuestionamiento preciso en tal sentido:

    cules son las relaciones de interculturalidad que se podran

    generar dentro de la heterogeneidad cultural de una sociedad capi-

    talista, en la que nos encontramos con una sociedad de consumo

    que practica una cultura del consumo, y una sociedad marginal

    que ha desarrollado una cultura de la pobreza?, ser posible una

    autocrtica cultural que parta de las mismas culturas para alcanzar

    alguna forma de interculturalidad?, pero tendr sentido?13

    Retomando las consideraciones reseadas sobre las vas posibles para la integracin y su relacin con la diversidad cultural, sin duda que algunas de las cuestiones planteadas es posible entenderlas como debates abiertos en los discursos y las prcticas que vienen orientando su sentido. Por cierto que se trata de una reorientacin que realice una revisin crtica de las formas de integracin que responden a una lgica de la asimilacin, mediante la cual se anulan las particularidades locales en funcin de un proceso de globalizacin que prescinde de las culturas y de los sujetos que las sustentan.

    13 ROIG, Arturo, Sobre la interculturalidad y la filosofa latinoamericana, en: FOR-

    NETBETANCOURT, Ral (ed.), Crtica intercultural de la filosofa latinoamericana

    actual, ed. cit., p. 163.

    Cabe agregar que el deslizamiento hacia una filosofa de la cultura implica el riesgo

    de convertir a sta en un macrosujeto, como lo anota Horacio CERUTTI, Dificultades

    tericometodolgicas de la propuesta intercultural, en SIDEKUM, Antonio y Paulo

    HAHN (org.), Pontes Interculturais, Sao Leopoldo, Nova Armona, 2007, pp. 923.

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    La integracin, entendida como proceso permanente de construccin que se proyecta a un horizonte utpico, requiere como condicin alcanzar formas solidarias de convivencia en el plano social y cultural, entre cuyas manifestaciones tiene que incluirse el reconocimiento de la diversidad. El pensamiento filosfico latinoamericano, en la medida que parte de una comprensin de la experiencia histrica en que se han constituido las for-mas de identificacin y diferenciacin en relacin a determinadas formas culturales, pone de relieve la afirmacin de cualidades valiosas que supone el reconocimiento recproco entre los sujetos. Esa valoracin previa de nosotros mismos y de los dems, resulta siempre necesaria a la hora de imaginar e implementar una autntica integracin.

    Bibliografa

    ACOSTA, Yamand, Sujeto y democratizacin en el contexto de la globali-zacin. Perspectivas crticas desde Amrica Latina, Montevideo, NordanComunidad, 2005.

    ARPINI, Adriana, Diversidad y conflictividad. Contribuciones a la formula-cin de categoras heursticas para la integracin y el dilogo intercultural, en SANTOS HERCEG, Jos (comp.), Integracin e interculturalidad. Desafos pendientes para Amrica Latina, Santiago de Chile, IDEAUniversidad de Santiago de Chile, 2007, pp. 1530.

    CERUTTI, Horacio, Democracia e integracin en Nuestra Amrica (ensayos), Mendoza, EDIUNC, 2007.

    CERUTTI, Horacio, Dificultades tericometodolgicas de la propuesta intercultural, en SIDEKUM, Antonio y Paulo HAHN (org.), Pontes Inter-culturais, Sao Leopoldo, Nova Armona, 2007, pp. 923.

    FORNETBETANCOURT, Ral, Transformacin intercultural de la filosofa, Bilbao, Descle de Brouwer, 2001.

    FORNETBETANCOURT, Ral (ed.), Crtica intercultural de la filosofa lati-noamericana actual, Madrid, Trotta, 2004.

    HINKELAMMERT, Franz, El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido, Costa Rica, EUNA, 2003.

    PICOTTI, Dina, Exigencia histrica de integracin e interculturalidad, en SANTOS HERCEG, Jos (comp.), Integracin e interculturalidad. Desafos pendientes para Amrica Latina, Santiago de Chile, IDEAUniversidad de Santiago de Chile, 2007, pp. 3138.

  • Cuadernos de Cuyo

    ROIG, Arturo, Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1981.

    ROIG, Arturo, Sobre la interculturalidad y la filosofa latinoamericana, en: FORNETBETANCOURT, Ral (ed.), Crtica intercultural de la filosofa latinoamericana actual, Madrid, Trotta, 2004, pp. 161176.

    ROIG, Arturo, El pensamiento latinoamericano y su aventura, Buenos Aires, El Andariego, 2008.

    SAUERWALD, Gregor, Reconocimiento y liberacin. Axel Honeth y el pensa-miento latinoamericano, Mnster, Lit. Verlag, 2008.

  • 5

    Reflexiones sobre la integracin latinoamericana

    Rodrigo Pez Montalbn1

    Integracin

    D esde su independencia, los pases de Amrica Latina han vivido distintos momentos de acercamiento y de dispersin. Si se toma como punto de partida la Carta de Jamaica bolivariana, los proyectos de integracin de los pases de la regin se vieron muy pronto desmentidos por realidades complejas, en donde figur siempre el peligro de la balcanizacin. Ni la Federacin Centroamericana, ni la Gran Colombia, ni las Provincias Unidas del Ro de la Plata pudieron sobrevivir a los determinantes que hi-cieron que en cada pas funcionara, aunque de manera imperfecta, primero un Estado y luego una nacin.

    Cercanos y lejanos en la historia, los pases latinoamericanos com-parten, sin embargo, un vasto legado cultural, dentro de mestizajes de todo tipo que no cesan de completarse. La integracin que han pretendido lograr, desde diferentes puntos de partida, es hoy un objetivo posible y a la vez lejano, dada la aceleracin de los tiempos y el empuje con que la globali-zacin pretende forjar y modificar los bloques regionales.

    Es preciso acercarse a esta problemtica con realismo y optimismo, sabiendo que nuestra realidad ofrece un panorama contradictorio: tal vez nunca tantas posibilidades y, a la vez, crecientes obstculos a cada paso.

    El momento actual

    Ms que dimensiones polticas de la integracin, tal vez debera hablarse de las coordenadas del sistemamundo y de la economamundo desde donde deba considerarse hoy la integracin.

    Es conveniente, tambin, tener como fondo de nuestras reflexiones

    1 Investigador del Centro de Investigaciones sobre Amrica Latina y el Caribe, Univer-

    sidad Nacional Autnoma de Mxico (CIALCUNAM).

  • Cuadernos de Cuyo

    la experiencia europea, sin duda el espacio geogrfico que ms ha logrado avanzar en los procesos de integracin. Evitando, dentro de lo posible, todo eurocentrismo, hay que reconocer que muchas de las experiencias y teorizaciones sobre integracin se han desarrollado ampliamente en Europa. Reconocer tambin que los procesos de integracin no suelen ser lineales, sino tortuosos: la Unin Europea, tard 11 aos para llegar a unin adua-nera, 36 en concretar un mercado comn, 42 en llegar a la moneda nica y todava no ha logrado tener una Constitucin propia.

    Pese a que vivimos una realidad inestable en la regin, podemos sin embargo descubrir situaciones y realidades inditas, algunos de cuyos indicios podemos en seguida mencionar.

    El mundo actual parece encaminarse hacia la multipolaridad. Dur poco la percepcin de que quedara una sola superpotencia como vencedora de la Guerra Fra. El horizonte se ha ido ampliando con la emergencia de nuevos polos hegemnicos. China, la India y Brasil, son hoy potencias emer-gentes, as como Rusia, que indiscutiblemente regresa al tablero mundial con una fuerte posicin, apoyada ya no slo en sus recursos blicos sino en una privilegiada posicin geopoltica y energtica.

    Frente a esta creciente multipolaridad, en donde por supuesto hay que incluir a la Unin Europea y a Japn, es preciso pensar en reposicionar a nuestra regin, en torno a la creacin de un bloque slido, econmico pero tambin institucional, que vaya tomando su lugar en el mundo con respecto al todava polo dominante y tambin con referencia a las dems regiones del globo.

    Tambin puede hablarse de una prdida de influencia y de un ale-jamiento, en trminos histricos, de los Estados Unidos con respecto a Latinoamrica, que por diversos motivos (sus dficits y sus crisis financieras, las dos guerras emprendidas a partir del 11 de septiembre del 2001, actual-mente empantanadas, la decadencia moral representada por el recorte de las libertades civiles internas y por la existencia de Guantnamo y Abhu Graib, herencias nefastas de las administraciones de George W. Bush), ha dejado ms solos a sus patios traseros.

    Son muchos los problemas que enfrenta el gobierno norteamericano, dentro de esta desestructuracin del poder geopoltico resultante del fin de la Guerra Fra, que hoy en da ocupan y priorizan su accionar poltico y diplomtico, y que han desviado la atencin privilegiada mantenida hacia la regin latinoamericana: dificultades crecientes de impedir la proliferacin nuclear, de concluir exitosamente las negociaciones en la OMC e incluso de

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    reaccionar prontamente y con eficacia frente a la debacle financiera que ha minado su economa a raz de la crisis que estall a finales de 2008.

    Este alejamiento, que por supuesto es relativo (no olvidar la Cuarta Flota, recientemente desempacada para hacer un recorrido por nuestras tierras, desde el Norte hasta el Sur, as como el establecimiento de nuevas bases militares en Colombia y Panam), coincide con la emergencia en nuestra zona desde hace varios aos de nuevos gobiernos o incluso reg-menes polticos de diverso signo, que han cambiado y siguen cambiando el horizonte de unnime cariz neoliberal vigente hasta hace muy poco tiempo.

    La crisis del modelo neoliberal, camino por el cual nuestros pases se incorporaron a la globalizacin, es hoy un elemento capital para repensar muchas cosas y, por supuesto, nuestros esfuerzos por la integracin.

    El consenso de Washington, en efecto, se ha ido disolviendo debido a sus propias contradicciones. El peso determinante acordado a la liberali-zacin de las mercancas y al creciente porcentaje de comercio dentro del PIB regional; la comercializacin de los servicios, la liberalizacin totalmente desregulada de los flujos de capital, sin que en este campo exista algn or-ganismo internacional que los regule, la inversin extranjera directa, cuyo peso recae sobre todo en empresas transnacionales y en sus transacciones mutuas, el problema de la solucin de conflictos dejado a organismos que siguen sus propias reglas y la creciente apropiacin por algunos de estos agentes de la mayora de las patentes y de lo que se define por propiedad intelectual, por citar algunos de los principales componentes, ha empezado a cosechar frutos un tanto amargos.

    Estamos ante algo impensable hace muy poco: el resquebrajamiento del sistema financiero internacional y el recurso a medidas como una deter-minante intervencin estatal, sin precedentes desde la Gran Depresin, en el rescate de lo salvable del sistema, del capital empresarial sobre los fondos y los ahorros pblicos. No es, por supuesto, el fin del capitalismo, pero s la manifestacin de enormes grietas dentro del sector financiero internacional, fuertemente desregulado y entregado de lleno a una economa de casino.

    Los pases de Amrica Latina han sufrido los efectos de esta debacle y, no obstante las enormes dificultades, han sorteado sus efectos con ms eficacia que en pasadas crisis similares.

    Finalmente, la cuestin energtica. Parece haber llegado el final del ciclo de las materias primas y de los energticos baratos. Existen crecientes posibilidades de crecimiento ligadas a las primeras. En cuanto a los segun-dos, hoy en da las empresas estatales de energticos cumplen un papel

  • Cuadernos de Cuyo

    central en la definicin de polticas econmicas hacia el interior y el exterior de los pases. Se dice que las anteriores siete hermanas, las empresas an-glosajonas de hidrocarburos, son hoy ms bien las empresas nacionales de hidrocarburos de Arabia Saudita, China, Irn, Malasia, Venezuela, Noruega, Indonesia o Brasil, entre otras.

    En Asia Central y en el Cucaso se juega actualmente lo que algunos han llamado la guerra de los tubos: la importancia estratgica de decidir por dnde van a pasar los oleoductos y gasoductos, desde los pases productores hacia los consumidores en Europa y en el resto del mundo.

    El peso de los factores energticos en los proyectos de integracin regional latinoamericanos constituye un captulo reciente, pero en rpida expansin, con potencialidades crecientes para servir de infraestructura y de apoyo a los esfuerzos subregionales en dicho campo. Son tambin fuente de preocupacin, si en su desarrollo no se atienden debidamente los problemas ambientales y no se toman en cuenta las preocupaciones y la participacin de las sociedades en donde se encuentran y se explotan los recursos.

    Es preciso en este campo mencionar a Venezuela, clave por su po-tencial energtico y sus iniciativas recientes, no slo con Brasil y Colombia, sus vecinos, sino con todo el Sur. Tambin, los recientes hallazgos petroleros en Brasil, que avizoran cambios profundos con respecto a la anterior de-pendencia de ese enorme pas en dicho campo. Los intentos de integracin sudamericanos pueden adquieren as un ncleo energtico que hace pensar en la importancia de la Comunidad del Acero y del Carbn en los inicios de lo que hoy es la Unin Europea

    Tambin conviene hacer referencia de la importancia del ALBA, pro-yecto venezolano de complementacin entre pases, ms que de integracin entre mercados. Este modelo de integracin, otros dicen que de cooperacin, tiene un importante brazo energtico, Petrocaribe, al que estn adheridos la mayora de pases del Caribe y, ahora, de Centroamrica. En la prctica, Petrocaribe ha venido a reemplazar al Pacto de San Jos, firmado en 1980 por los gobiernos de Mxico y Venezuela, para proporcionar petrleo en condiciones favorables a los pases hermanos de la Cuenca del Caribe.

    Nuestros procesos polticos de integracin

    Todo lo anterior nos puede servir de marco para analizar la realidad y posibilidades de nuestros esfuerzos de integracin. Lamentablemente no hay tiempo para detallar esta ya larga historia y sus vicisitudes. Admitamos

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    que por integracin nos estamos refiriendo a un viejo proceso, acompaado de proyectos concretos desde mediados del siglo XX, que paradjicamente no terminan de cuajar de manera aceptable.

    Sin embargo, tomemos en cuenta tambin el largo camino recorrido; recordemos el tratado de Montevideo y la fundacin de la ALALC, de 1961, planteando no la mejor forma de integracin sino una negociacin producto por producto que siempre benefici a los pases de mayor desarrollo relativo. La ALADI, veinte aos despus, ha seguido un camino no tan diferente, pero ha servido de prembulo a otros esfuerzos subregionales: el SICA centroame-ricano, surgido en los noventa luego de la crisis centroamericana, (el primer mercado comn que existi en Amrica Latina, cuyos inicios se remontan a 1960 se cre en Centroamrica); la Comunidad Andina de Naciones y la Corporacin Andina de Fomento, surgidas a finales de los sesenta, que cuentan hoy con un marco jurdicolegal que algunos consideran sobredi-mensionado con respecto a sus posibilidades reales; el CARICOM, en 1973 y la Asociacin de Estados del Caribe en 1994, que plantean, adems, las dudas sobre una integracin entre mundos culturales aparentemente tan diferentes y, por supuesto, el MERCOSUR, desde 1991, y el ms antiguo Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata, en 1961.

    Hacia los aos noventa del siglo pasado se consideraba que, con respecto a la integracin del subcontinente, se podan apreciar dos movi-mientos principales, con implicaciones decisivas para los procesos regionales de integracin. Por un lado, la firma del TLCAN o NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de Mxico con los Estados Unidos y Canad, que entr en vigor en enero de 1994, en una apuesta de grandes consecuencias para la poltica exterior mexicana y sus relaciones con el resto de la Amrica Lati-na. Concordaba con la configuracin de grandes bloques comerciales en la globalizacin: Norte Amrica, Unin Europea, AsiaPacfico, con todas sus posibilidades y complejidades.

    Por otro, la creacin del MERCOSUR en 1991, iniciativa de unin aduanal y de fijacin de aranceles comunes por parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que se ha ido conformando desde entonces como el proyecto de integracin ms importante en la regin, un proceso de natu-raleza poltica, segn han afirmado repetidamente sus creadores. Tambin aqu hay que reconocer asimetras, entre los socios grandes y los dos peque-os. Tambin destacar que Brasil es un gigante con voluntad de liderazgo regional con perspectivas globales, que se mueve con agenda propia en el marco de la ONU y de la OMC.

  • Cuadernos de Cuyo

    A los supuestos del primero se sumaron Chile, los pases centroame-ricanos y la Repblica Dominicana, que firmaron el DRCAFTA en el ao 2002 y, posteriormente, el Per, estando en lnea de espera Colombia y Panam. El TLC con Per, dinamit de alguna manera la unin aduanera andina sudamericana. Al segundo, adems de los pases asociados, est en vas de plena incorporacin Venezuela.

    Estas dos situaciones pueden considerarse, en los hechos, como movimientos divergentes, con tendencias hacia el Norte y desde el Sur, planteando desde entonces importantes interrogantes con respecto a los presupuestos y bases de la integracin.

    Los proyectos de integracin centrados en la promocin del libre comercio, haban adquirido una dimensin continental con la iniciativa del ALCA, en 1994, en el marco de las Cumbres de las Amricas. Sin embargo, a partir de la cumbre de Mar de Plata, en octubre de 2005, puede haberse producido una acentuacin en la divergencia de visiones sobre integracin en el subcontinente. Frente a las dificultades inherentes al mismo proyecto del ALCA, las enormes asimetras entre los pases considerados y sobre todo los subsidios agrcolas de los Estados Unidos y Canad, las posibilidades de ese proyecto de integracin continental parecen haber sufrido un golpe demoledor.

    Las tareas a futuro

    Lo anterior puede ayudarnos a repensar qu es lo que entendemos por integracin y, mejor, qu es lo que queremos de una regin latinoa-mericana integrada.

    En un documento interesante, Fernando Sanz, Andrs Serbin y Edgar Vieira dan cuenta de los primeros esfuerzos de un grupo de estudio deno-minado Los costos de la no integracin de Amrica Latina. Se refieren con ese ttulo al estudio que identific los costos de la no integracin europea, con informacin de once mil empresas europeas sobre las barreras fsicas, tcnicas y fiscales que impedan el funcionamiento del Mercado Comn Europeo y, por tanto la plena aplicacin de cuatro libertades fundamentales: de circulacin de mercancas, de servicios, capitales y personas.

    El documento de nuestros colegas latinoamericanos plantea la ne-cesidad de construir un imaginario de integracin latinoamericana perdido ante la falta de rumbo de una integracin dispersa y atomizada. Avanzar a una integracin que debe ser multidimensional, no slo hacia un mercado

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    nico interior en una fase de mercado comn o de comunidad. Avanzar a desarrollo de integracin en fase de unin econmica, monetaria y poltica.

    No confundir las negociaciones de apertura comercial que se

    dan en los mbitos multilaterales y hemisfricos con la integracin

    misma, siendo que el concepto y esencia de la integracin nos

    remiten a un proceso donde las partes, normalmente los Estados

    nacionales, buscan unir elementos previamente dispersos, desa-

    rrollando acciones en los mbitos de la economas, la poltica y la

    actividad sociocultural de los pueblos, con el propsito de eliminar

    los factores de separacin y desarrollar un sentido de solidaridad y

    pertenencia, un proceso que tienda a acercar a los pueblos y superar

    los factores de separacin, buscando finalmente la unin2.

    Posiblemente hemos enfatizado los asuntos de libre comercio sin plantearnos suficientemente los de una mayor institucionalizacin, una articulacin de las polticas tributarias y una necesaria coordinacin ma-croeconmica, con organismos supranacionales y burocracia autnoma. Falta un poder decisorio supranacional, como brazo poltico, as como un Parlamento regional y, en el futuro, al logro de tipos de cambio y tazas de inflacin intrazona que desemboquen en una moneda comn. Trascender los aspectos comerciales es llegar a ser socios no slo para comprar y ven-der sino para compartir visiones del mundo y para actuar conjuntamente frente a los desafos que plantea un futuro de interdependencia, como se seala en el documento anteriormente citado.

    La terca realidad puede ayudarnos a redefinir lo que queremos, porque a pesar de todo hemos avanzado. En estos ltimos meses hemos presenciado signos muy alentadores por su importancia y por lo indito de sus caractersticas. Me refiero a la cumbre del Grupo de Ro efectuada en Santo Domingo a mediados de 2008. Ah se pudo detener el conflicto que enfrent a Ecuador y Colombia, conflicto que haba llevado a los ejrcitos a la frontera colombovenezolana.

    Y unos meses despus, en Santiago de Chile, en una reunin urgente

    2 SANZ, Fernando; Andrs SERBIN y dgar VIEIRA, Reunin constitutiva del Grupo de

    Estudio de los costos de la no integracin de Amrica Latina, Bogot, Corporacin An-

    dina de FomentoUNISABANA, Documento de trabajo, marzo de 2006, p. 25.

  • 2 Cuadernos de Cuyo

    de UNASUR, los pases hermanos intervinieron en apoyo del gobierno bo-liviano y se convirtieron de alguna manera en garantes de la solucin del conflicto que enfrent al gobierno de ese pas con un sector separatista, por decir lo menos, el cual pona en peligro la unidad e integridad del pas andino.

    UNASUR puede llegar a ser, a partir de la convergencia de la CAN y MERCOSUR, el ncleo que, a partir del fomento de la supranacionalidad, nos lleve a dar nuevo aliento a los esfuerzos institucionales anteriores y a la armonizacin de polticas culturales, educativas y sociales, as como avanzar hacia una poltica externa y una poltica agrcola comunes.

    Pero esto no se lograr sin una creacin de un nuevo imaginario de integracin y, por tanto, por la accin dinmica de grupos y movimientos sociales en toda la regin, y de la activacin de luchas ideolgicas que por aos haban estado latentes. Sin una ciudadana activa, que acompae e incluso avance por encima de intereses corporativistas y sectoriales no es posible solidificar ninguna integracin, ni superar una concepcin de inte-gracin de las lites polticas.

    Para eso debe revisarse y ampliarse la vinculacin entre el Estado y la ciudadana, los proyectos sociales colectivos que en Amrica Latina han acompaado los esfuerzos de democratizacin de las dos ltimas dcadas. Las mejoras logradas en la institucionalizacin de nuestros pases deben compaginarse con las crecientes demandas provenientes de la emergencia de nuevos proyectos y sujetos sociales en nuestra regin.

    Hoy en da Latinoamrica parece debatirse, entre

    una visin comercial globalizada en slo algunas de sus

    aristas que, a pesar del lenguaje modernizante utilizado con harta

    frecuencia, retiene perfiles y resabios de un colonialismo a ultranza

    [] [y los] que se resisten a una integracin forzada que por las

    notorias asimetras existentes ocasionara severos problemas a sus

    economas, acortando as las oportunidades de desarrollo y progreso

    para su poblacin3.

    Nos toca trabajar para determinar de qu lado puede caer la moneda.

    3 LINARES, Luis, La fallida diplomacia de Fox, en La Jornada, Mxico, 16 de noviem-

    bre de 2005, p. 15.

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    Bibliografa

    BERNALMEZA, Ral, Amrica Latina en el mundo. El pensamiento latino-americano y la teora de relaciones internacionales, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 2005.

    LINARES, Luis, La fallida diplomacia de Fox, en La Jornada, Mxico, 16 de noviembre de 2005.

    PEZ, Rodrigo y Mario VZQUEZ, Integracin latinoamericana. Races y perspectivas, Mxico, CIALCUNAMEON, 2008.

    SANZ, Fernando; Andrs SERBIN y dgar VIEIRA, Reunin constitutiva del Grupo de Estudio de los costos de la no integracin de Amrica Latina, Bogot, Corporacin Andina de FomentoUNISABANA, Documento de trabajo, marzo de 2006.

    SORIA MURILLO, Vctor, Integracin econmica y social de las Amricas. Una evaluacin del libre comercio, Mxico, UAMItaca, 2005.

  • 5

    Prcticas del conocimiento e integracin latinoamericana

    Violeta Guyot1

    1. Redes para una poltica de integracin de Amrica Latina2

    P articipar en un proyecto de Redes, implic para el grupo de la Universidad Nacional de San Luis, la integracin de la produc-cin realizada por los equipos de los proyectos: Tendencias epistemolgi-cas y teoras de la subjetividad. Su impacto en las ciencias humanas y Los sentidos de la educacin. Una interpretacin desde la teora pedaggica. En esa direccin, se realiz una opcin por problemticas directamente vinculadas a la posible integracin latinoamericana; ellas se enmarcaron en los aspectos relativos al conocimiento y la educacin, estratgicos y pertinentes a la construccin de Ideas e imaginarios para una poltica de integracin de Amrica Latina.

    En ese contexto, dimensionamos la importancia de la participacin de la Universidad Nacional de San Luis, en el proyecto de Fortalecimiento de Redes Interuniversitarias, con el compromiso y la responsabilidad inte-

    1 Universidad Nacional de San Luis.

    2 Este trabajo es una produccin realizada en el marco del proyecto REDINA, que co-

    rresponde a la convocatoria para la presentacin de Proyectos de Fortalecimiento de

    Redes Interuniversitarias II, de la Secretaria de Polticas Universitarias del Ministerio

    de Cultura y Educacin de la Nacin (ao 2008). La propuesta realizada por las Uni-

    versidades Nacionales de Cuyo y de San Luis y la Universidad Nacional Autnoma de

    Mxico fue constituir la Red de Integracin de Nuestra Amrica (REDINA): Ideas e

    imaginarios para una poltica actual de integracin de Amrica Latina. La Universidad

    Nacional de San Luis se integr, desde la Secretara de Ciencia y Tcnica y a partir

    de la produccin de dos proyectos de investigacin: Tendencias epistemolgicas y

    teoras de la subjetividad. Su impacto en las ciencias humanas y Los sentidos de la

    educacin. Una interpretacin desde la teora pedaggica, bajo la direccin respectiva

    de las Profesoras Violeta Guyot y Luca Sosa Gazari.

  • Cuadernos de Cuyo

    lectual de aportar a la problemtica de la integracin latinoamericana. sta forma parte de una utopa que ha sido persistentemente sostenida desde nuestra Amrica, a lo largo de estos siglos, con una conciencia creciente, que encontr en la Revolucin de Mayo de 1810 la actualizacin de una urgencia y la necesidad de formular un proyecto de nacin latinoamerica-na. Podra decirse que este ideal naci en los diversos pueblos de Amrica Latina como una aspiracin esperanzada que nos hermanaba mas all de la historia, en una lucha cuya meta comn fue y es la liberacin poltica, social, econmica, cultural de nuestros pueblos A doscientos aos de una gesta protagonizada por la mayora de los pases latinoamericanos, duran-te el siglo XIX, han surgido proyectos para llevar adelante esta utopa, en distintas circunstancias histricas, formando parte de diversas visiones y miradas que contemplaban como posible un desarrollo futuro en Amrica Latina, bajo la bandera de los ideales revolucionarios de emancipacin. Estas miradas, con sus peculiaridades, se expresaban en posiciones ideolgicas, polticas de liberacin, prcticas concretas para adelantar en el crecimiento social, econmico y cultural de nuestra regin.

    Esta es una cuestin que necesitamos replantearnos en la actual situacin histrica, en el borde de las crisis profundizadas en los aos 90 por la hegemona del proyecto neoliberal y cuyas consecuencias flagelan a los pueblos latinoamericanos y del planeta con nuevos e inesperados problemas. Ellos requieren de mltiples desarrollos en el orden del cono-cimiento y de la educacin para poder generar herramientas en vas a una posible superacin. Es as que la utopa de la integracin latinoamericana demanda hoy, una interpelacin y una respuesta acorde con nuestra situa-cin histrica presente.

    Reformular la pregunta acerca de quines somos, cmo devenimos lo que somos y qu es lo que nos pasa hoy, se constituye en una tarea de reflexin primordial para la universidad argentina y latinoamericana; im-plica un reposicionamiento de los intelectuales, de las funciones y de los compromisos sociopolticos, educativos y culturales que hacen a la vida y los proyectos de las universidades. En este sentido habra que sealar que esta tarea no puede ser llevada a cabo desde un nico campo de estudio disciplinario, ni an de aquel que se adjudica a la universidad como objeto de estudio; ni siquiera de un campo regional ms amplio.

    El problema planteado por el conocimiento y la universidad, exige un trabajo previo de actualizacin, crtica y toma de decisiones estratgicas para superar aquellos paradigmas que se constituyen en un obstculo en la

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    necesaria transformacin de las universidades y para la formulacin de un proyecto de educacin superior sustentado en el estatuto polticoepistemo-lgico, terico y prctico del saber. Desde las ciencias sociales, las ciencias naturales, la filosofa y las humanidades es posible aportar nuevas miradas y nuevos objetos al conocimiento de la realidad latinoamericana.

    La filosofa, en dilogo y polmica con aquellos campos de saber, se replantea las preguntas fundamentales y lleva al cuestionamiento de los paradigmas que tradicionalmente dieron cuenta del ordenamiento epistemo-lgico, de las formas de organizacin de los espacios disciplinarios, de sus jerarquas, modos de investigacin, del sistema de enseanza de la ciencia y de las humanidades en las universidades. Pero tambin introduce como problemtica fundamental la cuestin del sujeto, de sus relaciones con el saber, el poder y la tica, en cuya trama es posible pensar las universidades latinoamericanas en vistas a los desafos del siglo XXI.

    Es necesario destacar que la filosofa latinoamericana ha formado parte de un ideario de lo que significa la universidad y se ha interpelado a su vez, desde la utopa que representa pensar el destino de Amrica Latina en los trminos de una integracin de naciones libres, independientes y autnomas, respecto de sus ataduras histricas y en la afirmacin de un proyecto propio.

    Preguntarnos acerca de cmo llegamos a ser lo que somos, qu es lo que nos pasa hoy y qu es lo que podemos efectivamente plantearnos como un saber acerca de nosotros mismos, compromete una mirada hacia el futuro: pasado, presente y futuro son los que, de alguna manera en este arco temporal de las tres dimensiones, nos van permitir pensar la proble-mtica de las Ideas e imaginarios para un poltica actual de integracin de Amrica Latina.

    Esta no es una cuestin menor; hemos visto que a lo largo de los primeros aos de este siglo XXI se ha renovado la idea de la necesidad de un sistema de integracin inter y pluridisciplinario que contemple aspectos polticos, econmicos, culturales y educativos para orientar prcticas efec-tivas de integracin, sustentadas en nuevos paradigmas de conocimientos.

    Por esta razn, proponer una poltica de redes para la integracin de Amrica Latina significa replantearse qu implican estos nuevos modos de articulacin de los conocimientos y por eso mismo, preguntarse acerca de la funcin de la universidad en relacin al saber; no slo la universidad como una institucin de produccin de saberes sino tambin como un centro de produccin de ideas acerca de qu hacer con estos saberes para aportar

  • Cuadernos de Cuyo

    efectivamente a la emancipacin junto a nuestros pueblos y a la instalacin de una sociedad ms justa.

    Las diferentes dimensiones de la problemtica del saber, indican cla-ramente que desde la universidad debemos interpelarnos acerca de cmo hemos pensado Amrica Latina, cmo la pensamos desde la actualidad y cules son los desafos que debemos enfrentar para un futuro prximo.

    Las redes de integracin del conocimiento son estratgicas, pues ellas permiten una fluidez en la comunicacin y en los intercambios de las producciones que se realizan en cada regin y que nos aportan para un mejor conocimiento de la realidad latinoamericana y para la proyeccin de estrategias y tcticas de prcticas transformadoras. Pero es necesario advertir que esos conocimientos deben ser puestos en cuestin, deben ser analizados respecto de su pertinencia en el orden de lo local y de lo global, para decidir tambin qu tomaremos de los conocimientos que son generados por otros pases, por otros centros de investigacin, para pensar pertinentemente la propia situacin latinoamericana.

    Esto exigira una inversin de la funcin de los sujetos del conoci-miento, que en vez de estar preocupados solamente por los criterios que hacen a la pertinencia lgica, a la objetividad cientfica y a una verdad pre-tendidamente universal, podran subvertir el sentido de la reflexin acerca de esos conocimientos y saberes y su relacin con la realidad en la que hoy se debaten los pueblos latinoamericanos.

    Por esta razn, la universidad no puede dejar de plantearse qu hacer con el saber, en su dimensin terica y aquella que implica profundamente a las prcticas del conocimiento, pues en ellas encontramos las condiciones de una reflexin tica, acerca de los valores que hacen a nuestra institu-cin educativa y a su funcin social, poltica y cultural. Por otra parte, en esta perspectiva, la cultura no dejar de asumir el desafo de interpelar las producciones del saber y los modos en que las universidades renuevan su compromiso con lo social y con los ideales de la integracin latinoamericana.

    En ese sentido, es necesario redimensionar las funciones y prcticas de gestin administrativa y financiera de la universidad, de los docentes y de su relacin con los alumnos, que no pueden quedar fuera de este proceso, pues ellos constituyen la esperanza para que este proyecto de integracin latinoamericana realmente eche races y se convierta en una accin soste-nida desde la universidad para la sociedad y para Latinoamrica toda.

    En este camino la participacin puede comenzar a configurar algo ms que una formalidad; se tratar de abandonar el plano de las meras

  • Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    convocatorias y tomar el cuerpo real de las esperanzas, de los deseos que hacen necesarios el replanteo frente a los nuevos desafos para seguir sosteniendo esta tarea permanente de pensar y hacer en el orden de una autentica integracin latinoamericana.

    2. Subversin epistemolgica: de la simplicidad a la complejidad

    La problemtica del conocimiento constituye el fundamento episte-molgico del proyecto de la universidad, puesto que ella se define en pri-mera instancia, a lo largo de su historia, como una institucin de saber. En este sentido, es necesario reivindicar el lugar de la filosofa como prctica crtica para elucidar el estatuto de los conocimientos que son producidos y enseados, que circulan en la universidad y se difunden en el mbito de la cultura de un pas, que trascienden configurando las representaciones y realidades de un tiempo histrico.

    El desarrollo del conocimiento y su importancia para la transforma-cin del mundo se ha tornado claramente conciente para la humanidad junto con los efectos tecnolgicos de sus intervenciones y su relacin con la eclosin de las crisis a fines del siglo pasado. Ellas se caracterizan por la afectacin de todos los rdenes del hacer humano, alcanzando la vida misma del conocimiento. Tal vez la forma en que se ha hecho presente este fenmeno se refleje en la expresin que enuncia que nos encontramos frente a un cambio de paradigma. Esta ha sido una preocupacin tambin de la filosofa, que a travs de distintos pensadores ha encontrado vas de expresin tanto en el mbito de la filosofa acadmica como en el campo de las ciencias naturales y sociales y en el mbito ms amplio de la cultura3.

    Nuevos y acuciantes problemas se presentan en el horizonte vital de

    3 Confrntese: LYOTARD, J. F., La condicin posmoderna, Madrid, Ctedra, 1998; SARTO-

    RI, G., Homo videns. La sociedad teledirigida, Madrid, Taurus, 1998; PRIGOGINE, I., La

    metamorfosis de la ciencia, Madrid, Alianza, 1990; WALERSTEIN, I., Conocer el mundo,

    saber el mundo, Mxico, Siglo XXI, 2001; CASTORIADIS, C., Ventana al caos, Buenos

    Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2008; GOMEZ, R., Neoliberalismo y seudociencia,

    Buenos Aires, Lugar, 1995; GARCA CANCLINI, N., La globalizacin imaginada, Buenos

    Aires, Paids, 1999; GARCA CANCLINI, N. y MONETA, C. J., Las industrias culturales

    en la integracin latinoamericana, Buenos Aires, Eudeba, 1999; MORIN, E., El mtodo.

    Tomo III: El conocimiento del conocimiento, Madrid, Ctedra, 1988.

  • 5 Cuadernos de Cuyo

    los seres humanos: la escasez y deterioro de los recursos naturales y ener-gticos, el medio ambiente, la tecnologa, el trabajo, la salud, la educacin, la comunicacin, el poder, la violencia entre los seres humanos, la tica y los valores, la perturbacin de los estados emocionales y espirituales. El diagnstico de las causas y el pronstico de las consecuencias a futuro han dado por tierra con las garantas de un venturoso e indefinido progreso, han introducido la conciencia de los riesgos y urgencias que se deben afrontar y que se proyectan amenazadoramente hasta sobre las posibilidades de supervivencia de la especie4.

    La conciencia de estas transformaciones, condujo a la creacin de nuevas formas de conceptualizacin que dieron origen a paradigmas alter-nativos que explican y comprenden estas inditas condiciones de la vida humana. De este modo, se intenta superar las representaciones insuficientes e inadecuadas de la ciencia y la filosofa moderna, cartesiana y newtoniana, para conocer los fenmenos y pensar intervenciones estratgicas, prevenir, corregir y abrir alternativas posibles a la crisis global. En esa direccin, se han generado movimientos sociales, nuevas formas de organizacin que denuncian este estado de cosas y promueven una transformacin que po-sibilite un giro decisivo a nivel planetario.

    El impacto global de la crisis ha afectado las condiciones subjetivas, colectivas y singulares, los modos de la convivencia social, poltica y cul-tural a tal extremo que hay quienes sostienen que hemos ingresado en un colapso y desequilibrio de tal magnitud que nos conducir a nuevas formas de barbarie.

    El mbito de la cultura, como terreno especfico de los cambios verti-ginosos que se han producido en las ltimas cuatro dcadas, como conjunto de sntomas de la crisis, ha sido interpretado segn distintos enfoques: como zona de impacto de la revolucin postindustrial, el resultado inevitable de un nuevo orden mundial producido por la globalizacin del modelo neoliberal en numerosos pases, la consecuencia de la aplicacin de los resultados de las investigaciones cientficotecnolgicas, el pasaje de la modernidad a la posmodernidad, como ltimo pliegue y consumacin de la modernidad, como una etapa de transicin hacia otra que no logramos predecir en que

    4 GUYOT, Violeta, Notas acerca de la educacin en valores, en Alternativas. Serie

    Espacios Pedaggicos, Ao 11, nmero 45, Laboratorio de Alternativas Educativas,

    UNSL, 2006.

  • 5Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    consistir. Nuevas miradas globales constituyen marcos y modelos para comprender los problemas humanos a nivel local, que adquieren confi-guraciones peculiares segn las condiciones, la historia, la idiosincrasia y los modos de reaccionar de las distintas sociedades del planeta ante estos abruptos cambios. Estas interpretaciones de los nuevos fenmenos culturales se sostienen en opciones epistemolgicas, tericas, polticas y valorativas diferentes y a menudo muy dismiles. Pero todas coinciden en la gravedad de los acontecimientos que nos obligan a pensar inaugurando otras formas de plantear los problemas, establecer las preguntas, abordar los supuestos, reconstruir la historia.

    Todos estos fenmenos se encuentran interrelacionados y presen-tan aspectos complejos difciles de abordar a partir de la tradicin de la ciencia moderna, a la hora de poder conocer, explicar e intervenir para transformar las condiciones operantes e inaugurar nuevas formas de vida. As el conocimiento adquiere el doble estatuto de saber qu, y saber cmo hacer; dos formas necesarias que remiten a prcticas en las cuales el uso del conocimiento se torna globalmente estratgico.

    Segn F. Capra, El cambio de paradigma actual aparece como parte de un proceso ms grande, como una oscilacin asombrosamente regular de los sistemas de valores que pueden observarse a lo largo de la historia de la sociedad occidental5.

    Por otra parte I. Laszlo sostiene que:

    No existen soluciones tecnolgicas fciles para los actuales pro-

    blemas de la humanidad. Ya sea que consideremos el crecimiento

    demogrfico, la urbanizacin, el mal desarrollo econmico, los

    alimentos, la energa o el medio ambiente, la situacin es la mis-

    ma: el camino que estamos transitando se vuelve progresivamente

    inestable. De nosotros depende encontrar bifurcaciones sensatas

    y eficaces, y bifurcaciones a tiempo y en la direccin correcta6

    [] Nuestro mundo est sujeto a sbitos y sorprendentes cambios

    de fase. Las bifurcaciones son ms visibles, ms frecuentes y ms

    dramticas cuando los sistemas se acercan a sus umbrales crticos

    5 CAPRA, Fritjof, El punto crucial. Ciencia, Sociedad y Cultura Naciente, Buenos Aires,

    Troquel, 1992, p. 32.

    6 LASZLO, Ervin, La gran bifurcacin, Barcelona, Gedisa, 1990, p. 41.

  • 52 Cuadernos de Cuyo

    de estabilidad, cuando viven peligrosamente. Y a fines del siglo XX

    es as como vivimos7.

    Wallerstein, por su parte, afirma que la creencia en las certezas en las que se apoya la ciencia moderna, simplificadora y determinista, conduce a la ceguera intelectual y a la invalidez moral, puesto que ya no nos sirven para predecir el futuro desarrollo de los procesos mundiales en transicin, ni alienta los movimientos transformadores. Los procesos sociales, como los procesos estudiados por la nueva ciencia de la naturaleza, estn gober-nados por la flecha del tiempo que introduce la incertidumbre respecto del resultado y la tendencia a un acrecentamiento de su complejidad y por esa razn, aumenta la dificultad para su anlisis8.

    Los tres autores anteriormente citados se alinean en lo que ha dado en llamarse pensamiento complejo, cuya lgica y forma de organizacin epistemolgica ha sido amplia y profundamente analizada por Edgar Morin en su obra El mtodo9. Este filsofo pone de relieve la necesidad de refor-mar el pensamiento, los esquemas simplificadores heredados de la ciencia moderna, para transformar la realidad del mundo actual10.

    Lo que se pone en juego en estas apreciaciones de nuestra situa-cionalidad histrica, es sin duda, el conocimiento. De ah la exigencia de replantear el alcance de las teoras epistemolgicas inauguradas a principios del siglo XX para dar cuenta de los nuevos problemas planteados a las ciencias y en general al pensamiento.

    En ese sentido, el desafo de la integracin latinoamericana tambin implica ocuparse de los modos del conocimiento de su situacin histrica y del impacto de las condiciones locales y globales que determinan sus prcticas sociales en los diferentes sistemas de organizacin de la vida de sus pueblos. Las universidades latinoamericanas se encuentran directamente comprometidas en este desafo.

    El primer aspecto vinculado a una discusin crtica de las teoras epistemolgicas, tal como se han desarrollado a lo largo del siglo XX, nos

    7 Ibidem, p. 44.

    8 Cfr. WALLERSTEIN, Immanuel, Conocer el mundo, saber el mundo: El fin de lo apren-

    dido. Una ciencia social para el siglo XXI, Mxico, Siglo XXI, 2002.

    9 MORIN, Edgar, El mtodo, publicados los volmenes I a VII, Madrid, Ctedra.

    10 Cfr. MORIN, Edgar, La cabeza bien puesta, Buenos Aires, Nueva Visin, 2000.

  • 5Ideas e Imaginarios para una Poltica Actual de integracin en Amrica Latina

    ha llevado, en primer lugar, a corrernos de una tradicin epistemolgica que tuvo un fuerte impacto en Argentina y en toda Amrica, en relacin a un posicionamiento positivista y neopositivista. En esta ltima perspectiva la ciencia es entendida como resultado, expresado en el texto de la teora justificada, de sus enunciados, de sus conceptos cientficos. Quedan fuera del anlisis el contexto de emergencia de las teoras, las condiciones histricas, que incluyen asimismo, el grado de avance del conocimiento en cada poca y el sistema de jerarquas y relaciones entre los campos epistemolgicos instituidos como legtimos.

    Las diversas regiones del conocimiento se estructuran como compar-timentos estancos, los objetos de estudio son abordados metodolgicamente en contextos disciplinarios especficos, cuyas fronteras se delimitan fuer-temente; lo cual dificulta la integracin de los resultados para dar cuenta de una realidad siempre compleja. Es as que para salvar este obstculo se recurre a la interdisciplina, que inevitablemente duplica el problema al no resolver el esquema epistemolgico de fondo, resultando a menudo una mera sumatoria de los enfoques disciplinarios a propsito de un problema concreto.

    Por otra parte, la nocin de la ciencia como resultado, como texto abordable lgicamente, conduce a la representacin de que el conocimiento es valorativamente neutro. Esta afirmacin condujo a una serie de polmi-cas y nuevas conceptualizaciones en torno a la ciencia11. Enrique Mar se refiere extensamente a las consecuencias nefastas de sostener la neutralidad de la ciencia y atribuir a las obvias fallas de los gobiernos, agencias o cor-poraciones, un mal uso de los instrumentos brindados por ella: La razn es obvia: no existe racionalidad de la ciencia que no sea coextensiva con la racionalidad de su aplicacin en la sociedad12.

    11 En Argentina en los aos noventa se publicaron una serie de artculos donde se

    polemizaba acerca de la ciencia, de su valor y su responsabilidad, en relacin a las

    catstrofes provocadas por el uso de las tecnologas derivadas de ellas. Cf. KLIMOVSKY,

    G., Disparen sobre la ciencia, Clarn, suplemento Futuro, Buenos Aires, 18 de sep-

    tiembre de 1993; MAR, E., La ciencia tambin dispara, Clarn, suplemento Futuro,

    Buenos Aires, 25 de septiembre de 1993.

    12 Ibidem.

  • 5 Cuadernos de Cuyo

    3. De las teoras a las prcticas del conocimiento

    El problema de la relacin entre la teora y la prctica constituye un aspecto epistemolgico que necesariamente debemos abordar, por constituir un eje que atraviesa toda prctica de conocimiento. La persistencia de la distincin entre teora y prctica, ha permeado tambin las prcticas educa-tivas y se encuentra activa en la vida universitaria, tanto en la organizacin curricular como en las jerarquas y prioridades investigativas.

    La teora, considerada como el conocimiento verdadero, es el re-sultado del proceso de investigacin. En