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PANAMA : JULIO J1 iur 1916

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JORGE A. PRIETO

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fI . Prieto 8MADRE por Demetrio El . Porras 10COLON Y BALBOfI por R . C . D IIFRAY LUIS DE LEON por W . Gaitán 12CANTfI, BARDO (Poesía) por FelipeJuan Escobar 14"HIMNO A MINERV fI (Poesía) por V . G 14CONDOLENCIf1 (Poesía) por El . Guardia 14EL DIA NACE (Poesía) por Darío González 14LECCION DE GEOMETRIA por B . de Bello J 151ISTORIfI DE UN ESTUDIANTE PANA-

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PaNamá, 3 i de Julio de 1916.

PRELUDIOSOryano publicado mensualmente por los años superiores del

hatituto NacionaL

DIRECTORES:LUIs A . PONCE

JORGE A. PRIETO

ESTIMULO

BIEN conozco la ímproba tarea del periodismo entre nosotros parano saber el sacrificio que entraña su acometividad . Pero hay

jóvenes inteligencias que se hallan dispuestas a contrarrestar lainfluencia hostil del . medio en que se forman, y eso es digno de se-ñalarse para que se les tribute el aplauso a que se han hecho acree-dores.

Desde niño tuve también las aficiones del periodismo hasta elextremo de tener hojas manuscritas aquí, en este pueblecito, hojasque se escribían en las horas en que no estábamos en la Escuela.

Don Heliodoro Patino, persona que ha alcanzado por sus talen-tos alta posición política, fué compañero mío en esas labores y de-be recordar, como recuerdo yo, con cariño insistente, aquellos díasde lo que pudiera llamarse nuestro periodismo escolar.

Recuerdo también con agrado una nota que nos dirigió el Presi-dente del Estado Soberano, don Dámaso Cervera en que nos estimu-laba con frases dignas de su benevolencia y de su cultura bien pro-bada .

Traigo a la memoria este recuerdo de mi niñez para evocar unasatisfacción que quisiera hacer sentir a ustedes con la misma inten-sidad del. estímulo que entraña. Pero ustedes deben estar segurosde que, en medio de la apatía general en que nos movemos la obraque ustedes han emprendido despierta interés de todos los quepueden apreciar su acometividad escolar, y por mi parte, doblemen-te complacido por la participación indirecta que me cabe en el perió-dico de ustedes, que honra nuestra prensa por ol carácter levantadoque trae consigo, me es grato suscribirme de

U. U. muy atto. S. S.

SALOMÓN PONCE AGUILERA.

ANO

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NUM.

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BOUVAR

DANTE, el autor de Lo. Divina Coa( edpreguntado sobre la queera un poema., llevó a su interlocutor a un sitio apropiado para con-templar el Adriático en toda su belleza y le dijo : «He ahí un poema . »

Esta respuesta, aun (i liando parezca por demás una explicación,significa que la naturaleza . lo es todo y que nosotros, simples átomosdel universo, somos algo a medida que podemos verter con más omonos suerte la imponente poesía de lo que nos rodea.

Es el año 1783 . La América del Norte abre de una maneraperfecta, duradera y hermosa el bello alcázar de la Libertad. Lanaturaleza sigue soberana en el Nuevo M undo . . . . Allá en SudAmérica, se anuncia el Mesías, o la Humanidad acostumbrada a lavolubilidad de las cosas lo espera . Se oye el . rumor del Magdalenay del Orinoco; el colosal Amazonas se agazapa de manos al Plata ysimula esperar; el Atlántico gime y describe un . arco triunfal el azulexcelso de las cumbres andinas; el cielo canta un himno gallardo doesperanza; se advierte ruido de aves que se atropellan : el vistoso ylegendario quetrzui, el cóndor bravio que domina, las cumbres y eláguila altanera se alzan del suelo, van al empíreo para volver con unjirón sagrado que colocar a una cuna que se meco un Caracas . liachoza del indio maltratarlo levanta una plegaria y esa plegaria llegahasta los oídos de un niño hidalgo que lleva en la frente la sentenciade Vico: es el 24 de Julio.

La pampa, el . ciclo y el mar influyen en el nuevo Vinci ; una olainmensa parece detenerse ante el mundo de Colón ; y un joven inquie -to, que no lleva alas de [caro, comienza a vúlar y llega a la hospitala-ria y pródiga Iberia . Triunfa Bolívar en el amos ; primera victoriamemorable de su vida regresa con María Teresa de Toro y conconocimientos magníficos de Licurgo y Plutarco como trofeos de suprimera hazaña. Mas Bolívar había nacido para ser sinónimo de

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Libertad; y si él no creyó que la dulzura de una esposa fuese estor-bo a su brillante carrera, el Todopoderos .i sí, p)r lo que le llevó ladiosa grácil del hogar a los veinte años, dos años después de haberlaposeído.

Nuevo viaje a Europa ; España ya no es la de antes : es un delitotener altos pensamientos y ser patriota . París, la ciudad luz, lerecibe de nuevo cariñosamente. Bulle en la mente del Cid venezola-no la escena de la llanura de Monteschiaro ; es necesario hacer acopiode provisiones y se apercibe con los legados de su siglo para lamagna empresa . El globo sigue moviéndose bajo el influjo de Vol -taire, Rousseau y los Enciclopedistas y se corona el hijo de ;jarcioen presencia de Bolívar . Hay mucho fuego en el alma del Quijoteamericano : es necesario respirar en otro lugar de más calina y ver decerca al pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, deAugusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Traja-no" . . . Alumbra el sol poniente del año 1805 . Los lagos de laSuiza se han tragado el disco encendido que nació en Egipto ; perocomo la Isabel do Lafuente, todavía alumbran los pálidos rayosdel rey rubio y so percibe como la onda do Alejandría que vino a flo-recer en las tierras del César . A esa hora, cuando todo calla y seescucha uno como lamento de Leopardi, o semeja el Mediterráneoadorar la :Biblia o se oye a Petrarca modular sus quejas, sube Bolí-var al Monte Sacro, Su cabeza la aureola resplandor divino : Moisésse junta al legislador griego ; Demóstenes pasa ; Régulo ha jurado ypasa también a pagar con la vida su juramento ; Aníbal, derrotado,liberta a Roma do sus terrores Por un momento la evolución delas edades, el forzoso sucederse de lo existente pasa también por elcerebro del mancebo que pisa la sangre de Cayo Graco : la Roma deAugusto termina con Augústulo ; Honorio se ve frente a Marica: lamás grande epopeya repercutirá en los bosques vírgenes de allendeel mar, y Bolívar, comprendiendo todo lo hermoso y fascinante de laHistoria, compendiando la vida toda do aquel. mar huérfano de legíti-timos He meros, comenzó su sermón de la montaría : si Juro delante

de usted ; por el Dios de mis padres ; juro por ellos ; juro por mi ho-nor y juro por la Patria, que n.o daré descanso a mi brazo ni reposoa mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen porvoluntad del poder español».

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

Bolívar está en París, en Holanda, en Hambur go. Qué fie-bro devore a ese adolescente de mejillas hundidas y ca-bellera bironeana? ¿Quiero algo más después de haber habladocon Humboldt y Bomplaand? No, ya está satisfecho, sólo sien-te el acicate del deber : está armado caballero . Los incas ychibchas espiran una transformación política y social . LosDe-

rerkos del Ilwubre han sido proclamados, y la esfera terráquea dis-minuye la intensidad de su fuego interno para que una enorme vibra-

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eión por sus pliegues vaya a tener epicentro bajo la planta de Hidalgode Hidalgo, Cura bendito por el que absolvemos la Inquisición . Ha co-menzado la hecatombe santa. . . . Como a la aparición del lábaro de Cons-tantino, los hijos do Adán están absortos . Todo se rige por ideas ycada vez que aparezca una capaz de conmover e1 mundo, un temblorinconmensurable agitará el. planeta que habitamos . La Caridad tu -vo sus mártires y sus profetas, la Reforma también tuvo los suyos,y la causa de la Libertad que no va en zaga a ninguna de aquellasadmirables ideas, habría de producir un temblor titánico porqueBolívar ha visto en los Estados Unidos, conV4ertida en realidad tangi-ble, lo que las monarquías europeas consideraran mera utopía.

Llega Bolívar a su patria cuando ésta lo necesita más, pera creeconveniente la tercera salida para saber de seguro a qué atenerse Viene de Inglaterra ; sólo trae a Miranda quien le dirigirá e iniciaráen Aragua.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

La forma de Gobierno que se organiza en Angostura, para sucompleto dominio, ha menester la /liada americana escrita por 13olí-var . En ella vemos a Caldas, el do la larga g/ negra, partida, el Só-crates colombiano ; al indomable ,Piar, a Páez el león, al Catón de Aya-cucho, al Churruca de las alturas de /1á-rbetla, el cadalso de Policarpay la espiral de humo de San Mateo, el hecho más sublime del mar,tirologio patrio.

El sueño del loco de la tosca bata se ha cumplido : «sus victorio-sas banderas ondean sobre las altas torres del Cuzco» y el dolor yel llanto, la sangre y la muerte, el suspiro triste y el hambre y la or-fandad y la miseria, todos los estragos de los jinetes apocalípticos ca-llan : vivir libre, he ahí el dilema que brota en el tedéum, de las almasde los caros hijos de América.

Hacer una apología de Bolívar es empresa vana . Querer pormedio de múltiples comparaciones con otros hombres alabarle, es ta-rea ridícula, porque el Bolívar que ha pasado el estero de Ca .sacoima,que envuelto en tosca tela por sus profecías parece loco, sólo puedecompararse a don Quijote, como lo hizo Unamuno ; y el Bolívar quemuere quizás presintiendo la estatua de Bartholdi, dándonos suúltima proclama, tiene un superior : Jesucristo por cuanto fué elEIijo de Dios . A la Caridad hermosa de Jesús, a la Libertad en parterestringida de Lutero, preferimos la libertad amplia de Bolívar.

ca, TAPIA.

Panamá, Julio 24 de 1616 .

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Naufragio de almas

(fi mis compañeros de aula afectuosamente).

Nada hay más. bello ni nadamás apetecible que navegar en unmar sereno, cuando sopla tenueel viento y a su impulso blando serizan las aguas de la imensidadtranquila; cuando en rápido vuelocruzan silenciosas las pensativasgarzas retranta.ndo su blancuraen la superficie líquida apenasagitada por débil brisa ; cuandolas mansas olas, cual sierpes so-flolientas, lamen perezosas lasarenas de la costa

Sobre un peñón aparecen ves-tidas de gasa dos vírgenes bellas:son altas, delgadas; sus negrascabelleras caen en bucles sobresus espaldas ; sus grandes ojos demirar triste semejan diamantesnegros colocados en órbitas dede nieve; sus bocas pequeñitascon labios rojos como coralespermanecen entreabiertos cual sien ellos reinase la sonrisa, cual siel fuego de un beso los hubiesecontraído para siempre. Sussenos palpitantes dibujan en lagasa curvas perfectas, suaves;sus brazos, sonrosados, escultu-rales, parecen lirios abiertos aldeclinar de la tarde . A sus piesdescalzos vienen a morir las olasque, celosas de su blancura al-fombran do espuma las aguas déla orilla.

31uy cerca de la piedra hayuna barca, que iluminada por los

postreros rayos del sol poniente,semeja ser de oro; a ella se diri-gen las doncellas y al rítmico sónde los remos entonan entusiásti-cas canciones al Amor, al color-rosa de la vida . Dejan la costa, sealejan de ella más y más sin pen-sar siquiera que el mar es trai-cionen), que nunca en él es esta-ble la calma , y efectiva-mente ésta pasó en breve.

El sol había despareciado traslascumbres más altas de la sierra;obscuros y nubarrones en verti-ginosa carrera, cual si indómitospotros las tiraran, cubrían el ho-rizonte ; el cielo antes azul hab'íasetornado negro como los ojos de lasví r genes que aterrados lo mira-ban; las aguas antes tranq uilas ycristalinas comienzan a moversey a no ser claras ; la barquilla im-paciente golpea con su proa quese levanta y cae sin cesar ; pegael viento tempestuoso, las olas seembravecen convirtiéndose enmontañas de agua coronadas deespuma que la frágil nave remon-ta hasta sus cimas para luego des-cender al abismo . La cegadoraluz del relámpago rasga las en-trañas de las nubes, retumba lavoz del trueno, una ola pasa sobrela barca que zozobra y arrancadel pecho de las náufragas ungrito desesperado que ahoga elrugir de la tempestad .

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Yo comienzo a mirar con triste-za que en esto mundo hay dosmares : uno de agua que se em-bravece si el viento lo ozeta, yotro que sin ser de agua tieneolas y sin que en él haya vientoes tempestuoso.

Si lo contemplamos a la luz denuestros pocos anos, nos enamo-ra, con sus encantos, parece deplata meciendo barquillas de oro;a la vista se nos presenta tan lle-no (lo quietud, tan sereno q ue noshace imaginar un mar de aceitedormido al resplandor de la luna;sus costas son rosadas porquoestán cubiertas de flores, su cieloos muy azul, su calma seductora.

Así color de rosa, lleno de flo-res y do perfumes, mira el hom-bre a lo desconocido, porque elfuturo os un sueño, sólo hay realidad en el presente y sólo recuer-dos del pasado.

Nuestra fantasía modula unporvenir risueño, lleno de paz, col-mado de alegrías ; y la realidadsustituye sonrisas con suspiros,paz con discordia y alegrías contristezas.

(Feliz el hombre cuya fantasíacrea un porvenir hermoso que la

realidad haga inolvidable en el pa-sado!

Es característico de la juventudamar lo desconocido porque ima-gina°en él algo muy bello, algoque le falta para darse cabalcuenta do lo que es la vida, Eljoven ansía conocer este alg oporque se lo figura como un océa-no de dilicias mas casi siempre loquo encuentra es un océano deamargura. Unos, creyendo en-contrar eso a que llaman dicha enel amor, tunan, aanan mucho ypronto sus almas naufragan en elmar de los desenganos. Otros,seducidos por las bellezas conque sus montes acaloradas hanrevestido el futuro, se precipitana lo ignorado, sin . meditar siquie-ra en que tras esas costas que élve sembradas de rosas se ocultancoronas de espinas que se cent-ran a sus trastornadas sienes.

Ved aquí dos quo naufraganaunque de manera diferente, puesen la zozobra, unos cuerpos que-daron inertes y otros vivos perosin almas, tales son los que su-cumben en el mar de las pasio-nes .

NOHn] Rro NAVAIino .

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Plegaria de Dolor

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Caminando por una playa re-luciente, bajo los cielos de un Ju-lio, tropical pensé en el dolor . Yllegaron a mi mente, como lashebras do un sol crepuscular, lasdiferentes clases de dolores . Pen-sé en los suspiros, en las lágri-mas, en las melancolías de lospobres corazones cuyo edén es eldolor. Y vi retratada, allá en elfondo del paisaje soñador, entrecolinas perezosas y nubes sutiles,la humanidad con todas sus mi-serias,y la ley forzosa del suce-derse de los tiempos . . . .

Volviendo en torno la mirada,pensé en que esos denudadosescombros de edificios quo fue-ron, también sufren ; en que esospobres escombros han sentido lacaricia do varios siglos ; que tam-bién como nosotros sufren y llo-ran y quo tienen una alma comola nuestra.

Entonces me di cuenta de queante mí se dilataba una épocade recuerdos . La Vieja Panamásurgía en medio de mis medita-ciones como la quietud despuésde fuerte huracán, como el ; ábre-go después del solano abrasador,como un oasis de felicidad en undesierto de desesperación.

Con. paso lento me dirigí aaquel relicario de grandezas yabandoné las tenebrosas ideasque me preocupaban . Los edi-ficios, que hoy no son más quesombras de lo que fueron, pare-cían llorar al par do mis mcdi-

taciones ; quise entrar en ellos yel corazón me dió por ayuda su-prema dosis abundante de senti-mentalismo. Como un. feligréscargado de pecados, como un pe-nitente con la cruz del dolor ydel recuerdo a cuestas comencémi santa peregrinación.

Las iglesias que siglos lía,guardaron imágenes benditas, lasiglesias que nadie debía odiar,también sucumbieron al golperudo del hijo afrenta de Albión;las murallas, las ruinas todassintieron el calor de mi planta, yante todas me sentí complacido,a todas les ví esa sonrisa de tris-teza que convida a llorar. Sóloen una de estas ruinas no pudepenetrar, sólo ante una de esastumbas mi corazón se manifestóreacio a la compasión. Era por-que aquella necrópolis de profa-nación no estaba triste como lasdemás, no tenía la palidez de lamomia disecada, tenía, sí, el ges-to chocante del reptil . Sacudíy busqué en todos los rinconesde mi memoria, levanté tapetesmuy viejos y en ninguna partepudo encontrar el significado deaquella impresión inyoluntaria.Después de profundas medita-ciones encontré lo deseado : erala casa que habitó Pedrarias, elhombro sin entrarl as que decapi-tó a Balboa y a N 'rancisco Fer-nández de Córdoba.

Mi corazón no menta ; habíahecho bien en prohibirme la en-

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trada y me alejé silencioso deaquel nido de ignominias de quese sonroja la Historia.

Y en medio de la soledad demi alma me di a meditar, cuandolas frases de Severo Catalina medijeron : "La soledad es la at-mósfera donde respira la me-lancolía" . "A corazones heridos,sombra y silencio, ha dicho Bal-zac. Unicamente en la soledadpuede hojearse sin riesgo el librodel corazón . Los que nunca hanvivido en la soledad concluyenpor conocer a los otros y no co-nocerse a sí mismos . La soledades el egoísmo supremo del. do-lor" .

Por eso sufren los muertosedificios, por eso sollozan sin ce-sar, por eso el espíritu que loscontempla adivina la profundamelancolía que los aqueja . Poreso el corazón que sabe lo que

es el dolor los interpreta, por esolos amigos que me acompañabansupieron también interpretar to -do el romanticismo, todo lo sensi-blemente bello que guardan esasruinas.

Almas románticas, si queréiscurar vuestras enfermedades, novisitéis jamás lugares como éste,donde habita la soledad con sushermanos : el silencio y la melan-colía. No penséis que en estoslugares está el lenitivo que an-siáis : en ellos tiene su palacioel sufrimiento . Id tan sólo, cornoexpansión espiritual, a contem-plar el arte sensible en todo suesplendor ; id a educar el alma alsentimiento, mas no a torturarla.Pensad que el amor que en sílleváis es más grande que todoslos dolores, que todas las mag-nas tristezas .

A. B. T.

La epopeya de la sangre

(Para Agustfo Batista, afectuosamente).

El huracán de las viejas discor-dias medioevales se ha desenca-denado una vez más sobre la hazde la Europa estupefacta ; laambición, ese espectro terríficode las pasiones humanas, no havacilado en lanzar a guerra fratri-cida todo un inundo de nacionescivilizadas . Inglaterra y Francia,Rusia e Italia, en fiero batallarcompiten con Alemania y conAustria y con Turquía ; Bélgica,

la pequeña Bélgica heroica y Ser-via la belicosa, atraídas :fuerontambién por la vorágine espanto-sa, en donde un precioso acervode energía humana inútilmentese pierde en arroyos de púrpurasangrienta

iLa Guerra! Fatídica palabra,evocadora de todas las cruelda -des, de todos los odios, de todaslas venganzas ; su imagen es laimagen de la fatalidad ; es la

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negación del más alto y elevadosentimiento del. hombre: la fra-ternidad. Aliada feroz de laMuerte, a quien sirve y acata, yde la discordia, cuyos famoresaprovecha, forma, con ollas la trinidal salvaje, azote y castigoeternos de la lluananidad ente-ra .

Europa, la culta y civilizadaEuropa, que dijo alguien, largosmeses ha que es el teatro de latragedia más desastrosa. que re-gistran los anales de la 1listoria;y ya no es el primitivo combatirde las generaciones primeras elque emplean los hombres delpresente : el agudo silbido del ve-nablo se ha perdido en la: nochedel olvido.

El hombre, en su legendaria sedde sangre y destrucción no ha de-jado nula de cultivar, lenta perofirmemente, el arte nefario de laguerra : impotente por sí solo paraello, imploró el auxilio de las cien-cias exactas, que le prestaron elvalioso contingente de sus princi-pios inmutables ; y de esta cópulade gigantes, de este enlace inma-terial del cerebro con la Ciencia,surgió potente y formidable elcatión exterminador. Y ve hoyla Europa consternada correr lasangre de sus hijos ; y los ve he-rirse y morir en los espasmosmalditos de sus odios ancestra-les ; y el mundo ajeno a la grancatástrofe los contempla de lejoscon la fría impasibilidad delegoísmo.

El hombre es así; impasibleante cl mal ajeno, sólo ve con amorla feliz realización. deL yo egoísta.Y este egoísmo, en cuya, atmós-fera se agita de la. cura al sepul-cro, le hace caer, porque es dé-bil, le hace odiar porque es hom-

loro ; sólo algunos pocos, cuyosespíritus se elevaron a gran altu-ra sobre los de sus contemporá-neos, han sido inaccesibles a estapasión execrable.

Pero no divaguemos, que no esde cuerdos divagar ; concentre-mos al presente nuestra aten-ción toda entera en el inundo denuestros abuelos, los hijos de loscuales en ciclópeas batallas sedeshacen, se aniquilan y se ma-tan

El rugido del bronce, del bron-ce asesino que siega la vida detantos hermanos, se confunde,siniestro, con los ayes lejanos depostreras agonías

Mientras tanto, en medio deese pand cm Ciaban inverosímil,aliados y teutones continúan ensu fiebre abrasadora; sus ejérci-tos poderosos se combaten sincesar en los campos y ciudades,en donde pródigos derraman susangre noble, los nobles hijos doFrancia. inmortal.

El submarino traidor que sur-ca rápido los báratros oscurosdel Océano ; el ave mecánica quebate sus alas en los dominios delcóndor y el millón mensajero demuerte y destrucción, he ahí lastres grandes manifestaciones dela pujanza creadora del hombre,quien no ha sabido aprovecharlas,sin embargo, poseído por la insa-nia de sus instintos sanguina-rios.

Entretanto, las viejas Hilande-ras prosiguen impertérritas sulabor ineluctable; y sordas per-manecen. al grito doloroso de mi-llones de m ujeres, que elevan susplegarias al Cielo indiferente, alque piden, fervorosas, el retornodel esposo, el retorno del ama-do .

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Pero nada basta : la sangrepide sangre. ve el mundoasombrado a los hijos de la férreaGerrnani e abatirse sobre P i ran -cia ; semejan en su furia el ímpe-tu arrollador de los grandes alu-des, quo siembran el espanto y laruina por doquier.

Francia no los teme, sin em-bargo ; sus altivos legionarios ladefienden, indiferentes a la vida,indiferentes a la muerte . Nadalos intimida: ni las balas silbado-ras que los hieren y los matan,ni las cargas sobrehumanas querechazan con vigor.

Llega la noche . De repente,en el. fragor creciente de la bata -lla ., el toque del clarín repercutelargamente, anunciando la bayo-neta. ; entonces, incontenibles, a-r rójause ti oros contra ]as huestes

Panamá, Julio 14 de 191 U.

Madre

(Para mi madre, cariñosamente).

enemigas, que los esp ,ran inmó-viles al amparo de los Nrupps desus trincheras ; y la sangre dealemanes y la sangre de france-ses, se confunden y se mezclanen la horrible mortandad.

Luégo, on el silencio misterio-so de la noche sepulcral, se oyeun himno cadencioso que ento -nan en la sombra mil espectrosfunerales : es el himno triunfadorde la gran Revolución.

Y la Muerte, cuyo lívido fan-tasma se pasea Por los camposdesolados, sonríe satisfecha des-de su trono inaccesible, afilando,afilando eternamente la, guadañasegadora.

Jottcrs A . Ynurro.

Madre, palabra mágica que. en-balsama nuestro espíritu, licorsagrado que purifica nuestraalma; la luz de sus ojos es germenfecundante de luminosas ideas.Mientras exista la madre el hom-bre es un nido pero una vez mue-re el árbol que le cobija se truecaen anciano y la sigue paso a pasoal . sepulcro.

Ella es la fuente de nuestrosmejores sentimientos ; sin ella pa-rece que la creación entera sus-pendiera accidentalmente su mar-

cha; sin ella no se concibe la, exis-tencia do Dios, pues clla . es la me-jor do sus obras.

Todo so embota, todo decae, to-do muere menos el cariño de lamadreque es inmenso, infinito ;seesparce por el lhriversq 11 asta enlos animales más salvajes . l ia ma-dre fiera da su vida por la de suscacihorrros . Su salvajez se esfumaal. contemplar los dolores de sushijos y entonces solícita los lame,los acaricia

El amor de la madre no recono-

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ce límites; no hay nada que le a-rredre ni sacrificios que le asus-ten.

El hombre está, acostumbradoa toda clase de . sacrificios llenosal de perder a la madre, y quienla haya perdido, ya conoce el do-lor, ya, ha visto .de s erca a ese en-te infernal que no respeta edadesni castas, que se desliza tanto eala cuna del potentado como ni ladel rústico campesino . ho se co-noce el dolor cn toda, su magnitud,repetimos, sino cuando se pierdea la madre, a este representantede Dios en la tierra que, debía por

consiguiente ser inmortalcomoEla este ángel; a este cielo ; a estaprovidencia que nos confortacuando las fuerzas nos faltan ycuando la desgracia nos destrozaeL alma con sus negras garras . Sunombre luminoso y simbólico sur-ge sietri pie en el cielo de nuestrasnoches con una claridad incitable.

(I . ecibq oh madre ruta, este pe-queno tributo corno testimonio demi inmenso amor por ti único con-suelo de mi vida. bendita. seas !

1)1, NI sctrttto 1 . PoraRAS.

Colón y Balboa

Estos dos genios venerandos dela caduca Europa, son áureasconstelaciones que resplandecenluminosas en los cielos históricos(le nuestro joven continente.

América todavía se estremecevoluptuosa por el dulce roce eleele la quilla atrevida de la «Pin-tan, que despertó sus activida-des adormecidas y el mar Pacífi-co todavía alza sus murmura-ciones incomprensibles, ante la.presencia de aquel audaz explo-rador que descubrió sus belle-zas ignoradas.

Colón y Balboa lucharon con-tra la furia ele los elementos to-dos, y si el primero se impuso ala ignorancia mundial con supreclaro talento de hombre sa-bio, si supo humillar las embra-vecidas olas del gigantesco A-

tlante sobre débiles maderos, sidió fuerza y valor a una turbade desalmados con su ejemplopara resistir los embates de lodesconocido; el segundo triunfócon su serenidad de la abomina-ble envidia que con su oleaje per-verso pensaba sumergir en loproceloso de su fondo su figuragloriosa, culminó arrogante lasescabrosas cumbres :le los An-des en donde anida el águila pujante, venciendo a su paso in-cierto la viril naturaleza de lostrópicos y arrollando valerosa-mente las numerosas filas denuestras tribus belicosas.

Y si la América es grande, elPacífico sonoro la arrulla en suextensión inmensa con la caden-cia más rítmica de sus ondas!

Si América es nueva tierra de

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promisión en donde se agitanvigorosas, fuertes voluntades, sies asilo confortable para tristesemigraciones de otros climas; elPacífico es vía inmensa por don-de surcan intrépidas, ricas cm-harcaciones que nos traen lasprimicias de tierras maravillosasy legendarias, nos comunica fa-vorablemente con nuestros hermanos del Sur de quienes aguar-darnos el dulce calor fraternalque nos protegerá en nuestrosdías álgidos y nublosos ele na-ción débil.

Y estos hombres que inmorta-lizaron sus nombres y sus pa-trias con hechos que la fama no.deja de preconizar, bajaron a sustumbas excelsas : uno, acaricia-do por la. fria indHerencia de susfavorecidos que olvidaron sus

méritos pretéritos y el otro bajola vergonzante hacha de los con-denados, impulsada por la ma-lignidad más rastrera y el odiomás degenerado.

No importa que sus contempo-ráneos olvidaran sus méritosgrandiosos, los americanos eneste siglo de reconocimientos, losrecordamos y los proclamamosadioses tutelares» de nuestroaugusto Olimpo.

Si Colón tiene un pedestal tansuntuoso como la extensión on-dulante del Océano Atlántico pa-ra su gloria, Balboa tiene parasu magnificencia la musculaturasoberbia de los Andes que se al-zan altaneros ante la quejum-brosa monotonía del Pacífico.

R . D. C.

Fray Luis de Ledo

(Para Luis A . Ponce C ., sinceramente),

"IQud descansada. vidala del que huye el mundanal ruido,y sigue la escondida.sondo por donde han idolos pocos sabios que en el inundo han sido!"

l-le aquí una estrofa que hacepalpitar hasta los corazones me-nos sensibles a las manifestacio-nes del arte; hace meditar sobreel porvenir, transporta el almaa regiones de paz y de concordia,en fin, nos hace vivir una vidacelestial .

La estancia está escrita conuna sencillez y facilidad natura-les, propias de una inteligenciabondadosa que se aparta del vai-vén de las multitudes humanas yse dedica a la contemplación dela vida sencilla.

De aquí que el autor de ((Vidadel Campo» sea un excelente bu-rilador bucólico . ¿Y quién es esecélebre cantor? Fray Luis deLeón, nacido en Belmonte de

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Tajo en el año de 1527 y falleci-do el 23'de Agosto de 1591.

Muy joven se entregó a la de-voción y estudio en la Universi-dad de Salamanca, en ta cualobtuvo el grado en Teología yFilosofia . Más tarde fue cate-drático en la misma Universidaden donde par su alma bondado-sa y grande supo captarse unasimpatía general, a la vez que laenvidia Je muchos personales desu época, quienes más tarde loacusaron ante la Inquisición,por haber violado las Leyes Sa-gradas al traducir en lengua vul-gar el libro religioso «Cantar delos Cantares», cuya escritura de-bía conservarse en Latín.

¡Pobre infeliz! Sus favores a laHumanidad fueron premiadoscon la prisión . Por lo mismo fuecondecorado Cristóbal Colóncon la prisión perpetua ; fue en-salzado Miguel de CervantesSaavedra con el insulto y la ca-lumnia; fue agraciado Vasco Nú-ñez de Balboa con la mano delverdugo, y recibió loores FrayLuis con cinco años de prisiónen las cárceles del Santo Oficio.Tal parece que la privación de lalibertad o de la vida fue el pre-mio de los grandes y buenoshombres.

Después de esta amarga etapade su vida logró volver a su cá-tedra ovacionado, más conside-rado y apreciado que nunca . En-tonces principió su primera con-ferencia con su muy conocidafrase : «Como decíamos ayer»;expresión generosa propia de sualma buena y cristiana . Con esa

expresión les manifestaba a susalumnos que borraba del recuer-do aquellos tristes cinco años desu vida y traía para el presentela alegría. Este genio de nues-tra literatura española fue unadmirador consumado de lasobras del fecundo poeta italianoHoracio, en cuyo estudio se en-golfó tanto que llegó a imitarbrillantemente sus obras . Pro-dujo para el Parnaso español lasincomparables odas : «La Pro te_cía del Tajo», «La Ascensión delSeñor» y la bella oda al campocon cuya primera estrofa prin-cipié este trabajito . También es-cribió varias obras en prosa, en-tre ellas : «(Los Nombres de Cris-to» y «La Perfecta Casada .»

Fray Luis de León ha muertopero aún su alma vive con nos-otros al recuerdo ele sus estro-fas:

-Uan Ido contemplo el cielode inmuuorables luces adornad .,y miro hacia el suelode noche rodeado,en sueno y en olvido selnithdo:

El amor la nemadespiertan en mi pecho una ansia ardí 1.despiden larca venalos ojos hechos Puente:la lenvua dice al du con voz doliente:

Morada . de grandeza,templo de claridad y hermosura,ml alma. que a tu alteranmidió . ..Qué desventurala tiene en esta . cárcel bu .xu, ose.

Panana. . bltt)'e d .

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CANTA, BARDO(Para mi amigo Guillermo MeIlavi)

Canta ; tus cantos son la luz del díaen cadenciosos versos transformada:tus cantos son inmensa llamaradado irradia refulgente la alegría.

Sí : canta con celeste molodia, ,en estrofa SAave y delicada,del poeta la vida enamoradaregada de nóetar ,v ambrosía.

Ohl canta sin cesar bardo inspirado;canta tu alear, tUS goces, tu tristezaentre frases de nítida bolera,

Canta siempre; quo te oigo embelesado . . ..Que tus cantos en lai alma hallan cabiday ahogan mi dolor dándome vida.

IIi:L â '14 .111A N EsCoBAR.

"HIMNO A MINERVA"

De Minerva en los lares .sagrados,entonamos un himno do amor;que más tardo seremos loadospor la dicha, el placer y el honor.

Trabajando con fe y con esmero.eumplircmos con nuestro deber;y luchando cual htfbil guerreroganaremos la gloria : el sabor.

Entonemos un himno a esa diosa,con la música grata do estudio;sólo un himno de perlas y rosas,de azucenas, claveles, preludias.

Procuremos llegar a la gloria;vacilar, eso nunca pensemos;pues el campo de nuestra memoria,cultivado más tardo veranos,

Nuestros pechos que griten airosos,a Minerva con ansia suprema,que nró,s tarde seremos dichosossi se lleva el estudio por lema.

V . (1.

Alumno del 111 A . Ni .)

CONDOLENCIAEn obscuro rincón de lai aposento

Cabe el muro agrietado por los días,Cuelga la imagen de mi pensamientoBuena del mundo do mis alegrías.

La imagen santa que adoró porbellu .:Por quien el alma une sentí oprimidaCuando enel mundo rneencontrii sin ella,Cuando en un beso mo dejó la vida.

811 a era buena . Sin cesar hacía. Obras piadosas con recato y celo:Era tan buena ;sí! la madre mía,Que, f)io,s le tuvo reservado el ciclo.

A, GUARDIA.

EL DIA NACEEl sol inunda con su luz el cielo,

las aves cantan al nacen cl día,la vida so convierte en armoníaque esparce) sn eadem•ia sobre cl suelo.

El cielo elaro, sin quo alguna nubesu azul empane, virginal está;la rosa quiere remontarse alláy en forma tenue do fragancia subo.

La fuente corre bulliciosa, aprisallevando copos do blancor de nieve,mientras alegre por doquier se mueveLosando llo r es la sonriente brisa.

1)Airío GONZÁLEZ.(Alumno ¡leí itt . A . L .)

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LECCION DE GEOMETRIA EN EL VI GRADO

Tema : EL SEGMENTO19) Preparación : ¿Qué estudiamos nosotros en la última lección

de geometría? (sector) . ¿Qué es el sector respecto a la circunferen-cia? (una parte de ella). ¿De qué está formado el sector (radios yarco) . Y si yo uno ahora los radios por medio de una cuerda ¿quéqueda formado? (un triángulo) . ¿Qué nombre recibirá la parte com-prendida entre la base del triángulo y el arco? (segmento).

29) Presentación del fin : Pues bien, muchachos, hoy vamos aestudiar el segmento.

3°) Comprensión : ¿Quién viene al tablero a trazar un sectoz?(Luego que tenemos el sector trazado se demostrará intuitivamen-

te primero en el tablero y luego en cartón que el segmento es la partede la circunferencia que obtenemos al restar del sector el triánguloque tiene : por lados dos radios y por base la cuerda que une dichosradios . )

Venga uno al tablero a mostrarme el segmento . Otro que mues-tre también el segmento en esta figura (mostrándoselas).

(r e XPiXno de grados)¿Cómo calculamos la superficie del sector?

--3609

aYb¿Cómo la del triángulo?

2Y si el segmento de una circunferencia es el sector menos el

triángulo ¿cómo encontraremos su superficie?

(r XPixn9de grados

ae\ b)

360°

2

Uno que me repita la manera de encontrar la superficie delsegmento.

Entonces ¿qué necesitamos conocer si queremos calcular la su-perficie de cualquier segmento (radio, abertura del ángulo del centroy altura y base del triángulo)

49) Ejercicios :Saquen sus cuadernos.

a) Vamos a calcular la superficie de un segmento que tiene deradio 3m, el ángulo del centro mide 609 . El triángulo tiene de altu-ra 2m y de base 2, 50m .

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2, 21m.360

2

b) ¿Cuál es la superficie de otro segmento que tiene de radio2,20, el ángulo del centro mide 409. El triángulo tiene de alturalm y de base 1,50m.

2,20).2,20> 3, 14X409

1 1,50

8609

2

m .)

e) Calcular la superficie de un sector que tiene de radio 4m .,el ángulo del centro mide 369 . El triángulo tiene de altura 1,20m.y de base 1,60m.

4/4X3,14?3,14X36

1,20/1,60

3609

2

59 Aplicación .Problemas aplicados (ej .:

La parte superior de una puerta tiene la forma de un segmento.El radio mide 0,80m., el ángulo del centro tiene 369 . La altura deltriángulo es de 0,30m . y la altura es de 0,50m . Si quiero colocarvidrio en dicha parte, ¿cuánto voy a gastar sabiendo que el m = mecuesta $6?

Como éstos se darán muchos problemas hasta lograr certeza enlos alumnos .

B . DE BELLO J.

( 3X3/3, 14X609 2X2,50

m .

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Historia de un estudiante panameño

Sólo tres meses de estudio

fueron los que aprovechó el estu-diante en su primera temporada,debido a que ya se había aproximado la época de las vacaciones.

Viendo el mozuelo que ya sehabía `terminado el año escolar,resolvió ir al hogar paterno . Erauna hermosa tarde del mes de Fe-brero, época en que la brisa co-mienza a brindarnos su frescura,y en que tanto los diminutos in-fusorios como los gigantescos ha-bitantes de las selvas comienzana cambiar de morada, y en quetanto la naturaleza entera comoel alma atormentada aspiran porencontrar un nuevo soplo de vida.El se hacía a la mar en un velerocon el ansia de encontrar cuantoantes un algo de expansión al vol-ver a contemplar ose suelo que-rido en donde había dejado a suidolatrada madre y hermanitos.

Muy pronto el barco enarbolósus paños blancos y comenzó amecerse silencioso y trémulo alimpulso de las brisas ; en la proase veía un ondeado remolino colorde nieve que resultaba de la con-tinua lucha que existía entre elandar del buque y las gigantescasy abobadas olas que intentabanoponerse a su camino . Mas ya lanoche se hacía sentir con su ater-

(Continuación)

ciopelado cortinaje ; ya las cordi-lleras se ocultaban y las aguasdel Ocaéno comenzaban a brin-darle sus matizados colores ; yael cielo se convertía en una ma-dre perlas con el constante par-padear de sus brillantes estrellas;ya la argentina y pálida luna se a-somaba a lo lejos aunque algo tí-mida y esquiva parano dejarsecontemplar de algún vate afortunado;pero al fin ella siguió su marcha.,y fue recibida con el saludo ar-mónico que millones de pececillosentonaban en el plan dei barqui-chuelo.

La noche pasó ; y al resplandordel nuevo día apareció ante losojos del mozuelo el grandioso yviejo panorama que por tantotiempo había desaparecido de susmiradas. Algo estático y medita-bundo contemplaba las iviejasplayas ; las costas azules ; las plo-mizas cumbres que rodean supueblo ; ese pueblo, en donde di-visó la casita blanca en dondegerminaron sus primeras impre-siones, sus primeros sentimien-tos y sus primeros rasgos de a-mor y de ternura.

El quedó estupefacto porqueel panorama que a su contemplarción se ofrecía era en realidaddigno de ser admirado por aqué-llos que tienen el culto de la be-

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lleza. El cielo extendía su inmen-sa cumbre de purísimo azul, y elaire, caliente ,y agradable traíaen sus giros el perfume de aque-llas vírgenes montadas . Allí enese cuadro, y bajo la sombra deraros escombros estaba gmireci-da su querida madre que lo a-guardaba con los brazos abiertos;ambos se estrecharon con todael alma y con todo el amor de unamadre que ama a su hijo y con elde un hijo que ama a su madre.Así abrazados permanecieron unlargo tiempo; fue tanto el entu-siasmo, el placer yla alegría que,todas las dulzuras de sus espíri-tus se transformaron en lágri-mas de amarguras y de dolor.iSe convirtió la risa en llantos ysollozos! . Los dos quedaron con-vertidos mr torrentes de lágrimas,Pero do esas lágrimas que brotande lo más íntimo del alma.

Pasado el momento inexplica-ble que abrumaba los sentimien-tos de esos dos seres, y volviendoambos a su sentido cabal, entabla-ron conversación . La mad re le de-cía: ' ; No sabes cuánto he sufridohijo de mi alma!, ¡he llorado aun-que lejos de tí, en las mismas ho-ras en que tú has llorado!, ihe su-frido como un mártir!, iya no soyla madre que dejaste!, imis car-nes se hhan desgastado y mis cabe-llos se han emblanquecido de tan-to pensar y sufrir! . " Nuevas lá-grillas corrieron por las mejillasdel mozuelo, pero después de ha-ber recobrado fuerzas para ha-blar, le respondió a su madre queaun sollozaba, en estos ternonos:„ iNo temáis querida madre, nues-tra felicidad está en mis manos,y vuestras querellas serán xnati-gadas! ;Esperad y callad que siDios nos prrolon.ga la vida, en no

lejano día hemos de ver realizadonuestros ensueflos! Si eoionan delaureles a los que triunfan en unabatalla haciendo uso del acero ydel fusil, por qué no hemos deser nosotros coronados con la ben-dición de Dios, si llegamos a triun-far con la firmeza de nuestros i-deales, con la reeiitud de nuestrosactos, CO]) la fuerza extremadade nuestra voluntad . y con. la no-bleza de nuestro carácter?

¡Creed que si dejo de existirantes de realizar mi empresa, an-te Dios, seré juzgado como héroe,porque en verdad ., no son. héroeslos que eulrninan en las batallasmateriales ; héroes son los que sa-ben vencer en Ias batallas del su-frir, ya por la fuerza de voluntad,ya por la firmeza del carácter, yapor las acciones o ya por la noble-za del espíritu : y si esto es así,vos seréis recompensada aquí enla, tierra y en el cielo por habermodelado en vuestro lri ,jo un almadigna de recompensas!-”

Los elías fueron después felicespara el estudiante ; pasó los tresmeses de vacaciones al lado de suadorada madre, de sus hermani-tos y de aquellos viejos amigosque en su infancia formaroncom-pauías inseparables.

Ya el mes de M ayo se acercabay el mancebo pensaba en la nuevaseparación de su tierra amada:ya iba a separarse de esos lugaresen donde los sauces colgaban snramaje fresco, y las palomas sal-modiaban las canciones delasies-ta. i Al fin llegó el día de su parti-da! Desde ese momento reanuda-ron sussufrimiertos mondes ; de.-jaba a, su madre solitaria y triste;dejaba a sus hermanitos, y deja-ba en fin todos los efectos que

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sentía por las arenosasque lo vieron nacer.

Se llegó el momento de la des-pedida, y'el muchacho sentía quelas hojas de su espíritu decaíanuna a una, y que sólo le quedabael cuerpo como aquellos troncosdébiles y ancianos que se]nuevencon las ráfagas heladas de losdías que llegan.

Se hizo a la ruar, y no creáis se-Dores, que él al embarcarse lleva-ba monedas en la bolsa, no ; lasmonedas eran las bendiciones yconsejos que le había dado su ma-dre, bendiciones y consejos quereservaba en la bolsa de su alma.Con estas joyas se sentía lleno deesa fe imperecedera y abrazadora

que alienta a las almas resignadasen sus infortunios crueles . Lasaberraciones propias de la senec-tud, no se habían apagado los ful-gores de sus dulces esperanzas.Sólo la piedad era el único refugioante ol dolor de sus miserias co-tidianas.

En este nuevo arlo, se oponíandos corrientes que preocupabanal mozuelo, y a las cuales teníaque sobreponerse del todo parapoderlas vencer : la de conseguiruna beca el solo de por sí, y la dereunir lo necesario para poderser alumno interno.

(Coatí/ amá .)

Teófilo Días M-

playas

"Despedida eterna"Cuento .

A mi padre.

En las afueras del pueblo delRosario y junto al mar, en me-dio de robustos árboles y ergui-das palmeras se destaca una ca-sita blanca, que semeja desdelejos blanca vela de una barcatirada allí, en esas playas, porlos caprichos de furiosa tormen-ta.

Vivían en aquel pintoresco si-tio, dos ancianos campesinos yuna bella muchacha, fruto deuna larga y ejemplar vida de loscónyuges.

Graciela, que así se llamaba lamuchacha, levantada en ese am-biente campestre y familiar endonde se respira el aroma deli-

cioso de las flores silvestres ; d ou-de se escucha cl susurro del aveentre el ramaje; el cric, cric, dela eterna cantadora del verano ; elqu91ido doloroso y tronco (le lasolas del mar al morircn la playa;el doliente bramido de la vacaque pide su hijo, amarrado parael ordeño; cl chillido agudo delcerdo, que reclama su alimento,todos estos sonidos ent .emezcla-dos en el concierto de la natura-leza, formaban una bella sinfo-níainspiradora de sentimientosen las almas más reacias a lasmanifestaciones de la belleza ydel arte.

Un alma de mujer, que porna-

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turaleza es sensible, atacada adiario, por múltiples sensacionesbellas, dulces, tiernas, tenía quehaberse desarrollado para el"sentir" .

Graciela, moza robusta y gra-ciosa, cual la Vaquera de la Fi-nojosa, había conocido desdemuy pequeña a Gilberto, mozal-bete fornido y bien parecido, hijode don Juan, el viejo pescador dela aldea.

Graciela y Gilberto desde niñosse habían amado: ella le habíaabierto su corazón como ánfo-ra sagrada para depósito de suamor, de sus aspiraciones y desus ideales de hombre y él le ofre-cía su amor y guardaba en sualma las miradas y los suspirosde aquel ángel que según creía,Dios se lo había enviado paraendulzar las amarguras que lebrindaba la existencia.

]Iaeía ocho años que Gracielay Gilberto venían cultivando eljardín de sus amores y cada año,cada día, cada instante acrecen-taba el amor en aquellos dos co-razones que palpitaban el unopara el otro.

Pero el Dolor, sombra proyec-tada por todo ser ; el Dolor, eter-no enemigo de la Felicidad, pron-to vino a dejar sentir su fuertepisada en los corazones que nun-ca lo habían sentido . Y la suer-te adversa y el liado horrible ytriste pronto se cernieron sobreaquellos dos set es dichosos, comose ciernen en el azul los ham-brientos buitres espiando el po-bre animal que allá en el fondodel valle agoniza.

AtardecíaEl sol ocultábase tras el mon-

te y la luna en el orto se aso-ma ba

En esa hora de paz y de cal-ma, en que como el ave, el almase •rcco,;e y a meditar se entrega;en esta hora en que la campanade la iglesia con su lánguido,largo y triste gemido nos anun-cia el "Angelus" ; en esta hora escuando terminan las fatigas yvienen a sus casas los rudoscampesinos del pueblo del Rosa-rio.

Y fue en una tarde así, despuésdel "Angelus " cuando Graciela,vestida con su chaqueta blancay su falda de grandes cuadros,que dejaba ver el nacimiento deuna hermosa pierna, con las piesdescalzos y un manojo (le oloro-sas y vistosas flores silvestresdormidas entre las trenzas de suabundante cabellera, risueña yalegre se dirigía al embarcaderodel pueblo. La leve huella quesu gracioso pie dejaba en la are-na era borrada por los besosdel mar que cual llanura inmensay árida se perdía en el horizonte.

Allá, bajando a la playa, quecomo inquieta serpiente se re-tuerce a lo largo del mar espe-rando que las olas refresquen sucuerpo, se ve un grupo de pesca-dores, que se preparan para em-barcarse en un pequeño veleroque en medio de la bahía acom-pasadamente cabecea al golpecontinuo de la ola.

De.entre el grupo de pescado-res destacóse un mozo como de20 años, alto, no muy grueso yde mirar valiente, quien con pasoque denotaba alegría, salióal encuentro de Graciela : eraGilberto

Después del saludo, siguieronpor alcahueta playa, con las ma-

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nos enlazadas, a la .vista de losrudos 1-fijos de la mar.

Ya los demás compañeros deGilberto se habían embarcadoen una panga y remaban, haciael "Lucero" que entre la penum-bra, sacudía sus velas blancas,cual joven garza que intentarapor primera vez ensayar el vue-lo : la panga huía sobre las olascomo repentina aparición quetrata de ocultarse.

Acá a las playas venía comoun doloroso quejido : era el roncosón de las cadenas y el nostálgi-co chirrido de las enmohecidaspoleas: es que la marcha se pre-para.

Gilberto con el alma sacudidapor la presencia del sér queridoque va a dejar, con el corazóncomprimido por el futuro adiósque no puede modular, no sehabía dado cuenta de que en labarca se le esperaba, pues él erapiloto y amo del «Lucero».

Gilberto llega con Graciela has-ta donde se encuentra un boteci-to y después de echarlo al agua,le dice: Es preciso partir, maña-na por la tarde volveré; ámamemucho mientras esté ausente yni por un instante te olvides demí. Luego, como loco, sin re-flexión y sin darse cuenta, coninterminable cascada de besosquiere despedirse de su amor.

Graciela haciendo un esfuerzoy con voz velada por la emociónle dice muy qued o : porúltima vez.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..La luna inmóvil esparcía su

luz blanca, las estrellas tristesno parpadeaban, las nubes quie-tas formaban fantásticos cua-dros en la bóveda azul, el vientosuave dejaba escapar murmullos

como los de adusto monje enoración, todo parecía mirarcompasivamente, cómo se aleja-ban aquellos dos seres que tantose amaban En la naturalezatoda, había un hálito de admi-ración .

Graciela, de pies sobre la pla-ya, agita su pañuelo diminutoy blanco mientras Gilberto lecontesta, cantando una bellabarcarola, que se iba extinguien-do y apagando a medida que sealejaba, como se aliaga» las no.tas de lejana serenata, como seacaban los lentos quejidos devieja guitarra.

El mar con su eterno sollozar,con sus rumorosas olas, acom.pañaba a Graciela, cuando sola,triste y muda se dirigía a sucasa

Eran las diez de la nocheEl silencio, la paz y las som-

bras cubrían la tierra.La luna en medio del obscuro

cielo lloraba de melancolía, y alos luceros y estrellas envolvíauna densa nube negra.

La luz indecisa que por entrelas opacas nubes se filtraba,muy suave, muy pálida besabala tierra.

El viento quisquilloso prelu-diaba una conversación en cadarama, y las hojas secas que caíande los frondosos árboles delhuerto vinieron a asustar a Gra-ciela que embelesada contempla-ba el mar desde su vieja ventana.

Ella, la niña sencilla, la niñaignorante y callada, perdía susueño por ver aquella extensallanura de plata por donde habíahuido no hacía mucho el dueñode su alma, por donde vagabanen esas horas de paz y de calma,

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PRELUDIOS

los mas gratos recuerdos de ri-sueña infancia.

Así hasta horas avanzadas dela noche Graciela estuvo pensan-do : ¿qué será de Gilberto?pues el cielo estaba aún más os-curo, el viento arreciaba y elmar con guirnaldas de espumasy cual indómito corcel se enca-britaba, los lejanos y continuosrelámpagos que iluminaban porinstantes la rugiente y ondulan-te extensión anunciaban que le-jos de allí retozaba la tormenta.

¿Qué será de Gilberto? era elúnico pensamiento (le aquellajulieta rústica e ignorante. Másvalía que no le hubiera dicho na-da, y él se huBiera quedado be-sándome por toda una eter-nidad.

En estos vagos pensamientosy tristísimos presentimientos laencontró el Sueño quien sin pe-dir permiso, en su letárgico man-to la envolvió.

1 os primeros pálidos y frescosrayos de un triste amanecer be-saron la frente de Graciela, quevestida, aún, dormía al pie de laventana ; hirieron sus oídos loscadenciosos trinos de los ruise-ñores, poetas del cr epúsculo, elarrullo de la torcaz y el triste ysupersticioso cauto del cocorito,también besaba a Graciela latría brisa de aquella mañanaopaca, tan llena de brumas, detristezas y de frío ; pero lo quevino a despertarla fue una cris-talina gota de rocío que el vien-to matinal voló hasta ella La.impresión de aquella gota bel, idasobre la frente tibia y llancadormida bajo los rubios buclesde una hermosa cabellera, fuesemejante a la impresión que se

siente cuando los descoloridosy yertos labios de la (:Muerte,hielan con su trágico beso lavida que aún palpita ; fue comola impresión que produce el vahodestemplado y húmedo que ex-hala una tumba.

Graciela asustada al verse ves-tida y nó estar en su lecho, muydeprisa se arregla para evitarque su madre descubra, cómohabía pasado la noche y por qué.

Este día se deslizó perezosopara Graciela que tanto deseabala hora del crepúsculo para ir aesperar a Gilberto que en aque-lla tarde debía volver.

Era la hora del crepúsculo.El sol lentamente bajaba en el

horizonte con la majestad deviejo monarca, que se retira adormir. Ya se había hundidoen las aguas esmeraldinas delmar y dejaba en el ocaso tantaluz que semejaba grandioso in-cendio en las regiones allendeel mar.

Las nubes del poniente pare-cían ensangrentad as pañuelosque batiesen manos invisibles,mientras del lado del Oriente seveían retazos de cielo azul, queparecían dormidos lagos del paísdel Ensueño, que sólo eran inte-rrumpidos en su mudez y calmapor el beso de las alas de tírpidacigüeña que forma una capricho-sa nube blanca.

A esta hora en que ya volvíala noche y en que va del ha dehabir llegado Gilberto, aúnaguardaba impaciente ea la pla-ya la pobre Graciela . Azotadapor el más agud o d ol or y el m ; satroz presentimiento por la de-mora, se diri la con paso religloso a su casa, cuando a su1

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PRET. ODIOS

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dice: aquella virgencita sola, y entresus fuertes brazos la lleva hastala casa en donde la pobre ancia-na impaciente llamaba a su hija.

Don Pedro que había salido abuscar a Graciela, la ve venir rí-gida como una muerta en losbrazos (le Tomás . El dolor y ladesesperación enmudecen al an-ciano a quien sólo se le ve llorarcomo un niño.

La anciana madre al ver aquelcuadro tan doloroso para ella,corre, abraza a su .hija, a quienbaña con sus lágrimas y calientacon sus sollozos. Simón, el pe-queño negrito, lloraba llamandoa su niña Chehta.

Graciela fue acostada en sulecho.

Al cabo de unos momentoscomenzó a mover el pecho, cornosi grande opresión la atormen-tara, hasta que al fin prorrum-pió a llorar

Después de haber desahogadoun poco su dolor, entre sollozosse le oye decir : yo n o tengo laculpa _ yo le dije que sefuera que me diera elúltimo pero peroDios no me entendió .__ Dios nome entendió Y sólo se leoía decir en medio del llanto:Yo no tengo la culpa__Dios no me encendió.

Luis A . PoNCE. C.

espaldas oye una voz queniñaaas

Rápidamente' Graciela se vuel-ve asustada y ve venir hacia ellaun hombr en carrera.

Era Tomás, mozo empleado deGilberto.

Graciela lo ve mojado aún, pá-lielo, convulso, hablando muyagitadamente y como consigomismo.

Era el único que había salva-do del naufragio, el único quevenía, "a contar el cuento".

Graciela le grita : ¿qué pasa? . . ..¡por Dios! ¿y qué es de tu pa-trón? _dime, no me ocultesnada.

Tomás, irreflexivo por el miedoque aún tenía, le responde : mi pa-trón y los demás se seahogaron y y yo mehe podido salvar a anado.

Algo así como un rayo o lafría hoja de un puñal hirió el co-razón de Graciela, quien no pu-didiendo más lanzó un grito ycayó rígida al suelo.

Tomás, mozo ignorante, alver aquel cuadro tan triste, sellena de miedo e intenta huirporque cree haber matado contan cruel noticia a Graciela ; nose atreve a cargarla por temorde que se moleste don Pedro;pero tampoco se atreve a dejar

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Mis impresiones sobre"Al Margen de la Ciencia"

por José Ipgegnieros

En manos de un amigo vi ellibro cuyo título encabeza estaslíneas . Mi asombro, mejor di-cho, mi ignorancia, me produjouna risa sarcástica . Medité unmomento y mi sorna transfor-móse en vergüenza; mi espíritume espoloneaba con gesto insti-gador hacia lo ignorado ; roguéal amigo me lo permitiera y des-pués de hojearlo lo devolvíagradecido.

En mi primera salida del cole-gio lo solicité en una de las li-brerías de la ciudad, y por elexiguo precio de cuatro realesllegó a mis manos; su . autor meenloqueció desde que leí su la-cónico exordio.

Como abiertamente lo mani-fiesta el distinguido médico psi-cólogo, su libro no trata de laapoteosis de una raza o de lashazañas de un señor feudal, sinoque son ligeras crónicas y acota-ciones hechas durante su estadaallá por las tierras de Dante yD'Annunzio, de Hugo y Verlaine,de Cervantes y Blasco de Goe-the y Schiller, de Shakespeare yByron, en los cortos intervalosque sus habituales estudios leofrecieron . Diríase que su nu-men poderoso, que oscila entre

la chocarrería y la erudición, elu-de rutinarias doctrinas para con•vertir al autor excelso de "ElHombre Mediocre", en delicadoorfebre de sencillez, naturalidad' gusto literario . Bajo la expresión jocosa de su estilo damies abundante en pocas obras,llenas de sanas enseñanzas, queenvidiarían escritores q' se anun-cian con mucha pompa y proba-bilidades de éxito, ignorandoque esto que se labran es el pri-mer peldaño de su propio fraca-so. Su alma sugestionable endemasía para las bellezas recogióun sinnúmero de intuicionesque se desgranan en pensamien-tos felices y admirables en sualegre relato sobre "La Morfinaen España".

Cualquier lector, profano oprofesional en el arte de torear,al leer "La Morfina en España",siente ante un numeroso y entu-siasta público los oídos atormen-tad os por frenéticas ovaciones;ve el mariposeo de una capa co-lor de sangre hacia donde con-vergen cientos de miradas, ra-diantes unas, voluptuosas y las-civas otras, y las más pletóricasde vivacidad fulminante que leproduce cierto cosquilleo precur-

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sor del é±ito, que supone el to-rero.

Parece que detrás del torerofestivo, predispuesto para la lu-cha, vaga el espíritu de Ingeg-nieros con la misma indecisiónque el niño comienza a balbucear,y cu un momento de fulgura-ción de sus pasiones, nos pintacon colores vivísimos la estoca-da a volapié "creación del emi-nente Costillares".

"El toro preparado por el hos-tigador mariposeo de las capas,afiebrado por la irritante cruel-dad de picas y banderillas, acu-de a la muleta que le invita . Mi-ni . husmea, atropella, vuelvesobre sus pasos, cornea a dies-tra y siniestra, arrastrado porel trapo rojo que cosquillea suretina.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

El bruto queda trasta-billando fluye sangre de su ho•ca, flaquean sus patas, da pocostambaleos y cae. Treintapalmadas celebran con frenesí eltriunfo del bcluario, doble tribu-to a su arte y a su valentía.

Tal es la estocada a volapié,creación del eminente Costillares.No siempre la acierta el espada,pero cuando el golpe es bueno sesiente una profunda emoción debelleza por el gesto y de respetopor la corazonada».

Mi espíritu me ha sugerido mo-tivos que aunados con mi inte-rés por las cosas de España, meobligan a fijar mi atención enuna de las tantas preseas quebullen con intenso esplendor enla obra del sabio argentino . Midilección por ingegnicros la tu o ti -

va su especulación atrayente,vigorosa y persuasiva en íntimaunión con el vivo colorido emefulmina en sus descripciones . Aveces somos víctimas, si no loseguimos paso a paso en sussublimes éxtasis, a semejanzade la noche cuando entra con suropaje teñido de luto a ponerlepleito al indeciso crepúsculo quelucha para que el sol despida susúltimas volcanadas de fuego, yal fin es vencido entre sollozoshondos y lúgubres.

Languidecén, como la candidezde un lirio que se deshoja alcontacto de un beso ardiente,estas mis pálidas v sutiles in-1.presiones, al pannigonarlas conla magnificencia de la obra deldistinguirlo patólogo, que mearrastra con poderosa unción aadmirarlo y a enmudecer comodirecto tributo a su ingenio y asu ciencia.

La exégesis de la obra se tras-luce en su prosa vibrante en laque ha diluido su ente racional,pero no es tiempo de ello ; a esajuventud que fustiga y sublimi .za Rodó se encargará en el futu-ro de apreciar el justo peso desu acción en el presente.

La personalidad de Ingegnie-ros es como una síntesis de idea-lidad y sensibilidad espiritualpara el incentivo de lo bueno,grande y bello que hay en elalma.

Para que el fundamento denuestro juicio tenga base sólidabasta decir que Ingegnieros hamerecido justísimos elogios deLombroso, Tardé, Nordau, Ser-gi, autores que han alcanzadala plenitud en su apoteosiscientífica, y muchos más, entreellos uno que dice: «Ademáis de

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su vasta e intensa: labor cientítica, tiene aficiones artísticas y li-terarias, gusta del bello gestoy cultiva la ironía . Bajo estafase ha sido retratado por el es-critor Ortiz Grognet en las si-guientes frases:

»Su precocidad maravillosa hafructificado: el niño prodigio deayer es hoy joven sabio, alta-mente considerado en los círcu-los científicos de América y Eu-ropa.

»Médico, es eximio especialistaen patología nerviosa y mental ;

como escritor, un estilista y uncrítico.

»Accmpaña en sus excursionesa Dante, medita con Spencer, de-lira con Nietzche, observa conCharcot, se encanta con D'An-nunzio.

»Pero en él, la sagrada tran-quilidad del sabio y del esteta,se estremece de continuo a im-pulsos de la ironía como la ma-jestad fecunda de los trigos alpaso de una serpiente.

JosÉ E . HUERTA .

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ADVERTENCIAS

Suponemos suscritos a nues-tra Revista a todos aquellos a quie-nes se les envíe ; pero si por cual-quier motivo no lo tuviesen a bien,suplicámosles se sirvan darlo a co-nocer por escrito.

Las personas suscritas a estaRevista, deben dirigirse para lospagos a los corresponsales que acontinuación se nombran:

Aguadulce : Sr. Manuel M . Tejada.Colón : Sr . Eladio Grimaldo.Las Tablas: Sr . J . M . Sifontes.Chitré: Sr . Carlos E . Pedreschi.Antón Sr S . Ponce Aguilera.Guararé Sr . E . Pérez Ángulo.

Estos señores, enviarán lospagos al Administrador interno, se-ñor A . Batista Tejada, InstitutoNacional .

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