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NO. 21. OCTUBRE 2004. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 205 NMADAS ACTUALIDAD Y SENTIDO DE LA UNIVERSIDAD FRENTE A UN MUNDO ENAJENADO Entrevista a Guillermo PÆramo* Humberto J. Cubides y Uriel Espitia** ORIGINAL RECIBIDO: 02-IX-2004 – ACEPTADO: 30-IX-2004 Frecuentemente se ha afirmado que sin investigación no hay universidad, y que por tanto la actividad académica no puede limitarse a la transmisión de conocimientos ni a la expe- dición de títulos. No obstante, la investigación universitaria en nuestro tiempo está expuesta a una serie de contingencias que la tornan problemática: entre otras, una tendencia instrumen- talista que busca conectarla a procesos de eficiencia profesio- nal, independientemente de reconocer las finalidades a las que ella sirve; difíciles condiciones para su financiación que la expo- nen a intereses que desbordan los propiamente académicos; su encasillamiento en temas, asuntos disciplinares y discursos de verdad, que hacen abstracción de los contextos y problemas de los cuales debe dar cuenta. A estos y otros aspectos alude en sus respuestas el profesor Páramo, quien llama la atención so- bre la necesidad de que la universidad no pierda el control sobre la generación de conocimientos y la formación de investigado- res, y recobre su sentido histórico y cultural desde una reflexión que se atenga al presente, es decir, a las circunstancias actuales de la producción científica y tecnológica así como de la genera- ción de nuevos profesionales. Palabras clave: investigación, universidad, cultura, identidad, neoliberalismo, calidad, tecnología. PÁGS.: 205-216 * Guillermo Páramo Rocha ejerce como Rector de la Universidad Central. Es Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Ha sido Rector de la Universidad Nacional de Colombia y Profesor Emérito de su Depar- tamento de Antropología. También, Presidente de la Asociación Colombiana de Uni- versidades y Miembro del Consejo Nacional de Acreditación de Colombia. ** Humberto Cubides y Uriel Espitia son, respectivamente, Subdirector y Coordinador Académico del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO-UC (antiguo DIUC). E-mail: [email protected], [email protected]. It is frequently stated that there is no university without investigation and, therefore, the academic activity should not be restricted to knowledge transmission nor to the issue of academic titles. However, investigation at the university is nowadays exposed to a set of contingencies that make it prob- lematic. Among these, the instrumentalist tendency that seeks to connect investigation to professional efficiency processes; the hard financing conditions that expose research to interests other than the purely academic ones; the boxing in subjects, rules, methods, and thruth discourses which leave aside the contexts and problems that investigation have to state. In his answers, Professor Páramo refers to the above and other aspects, calling the attention on the need for the univer- sity to keep the control on the production of knowledge, the education of researchers and the recovering of its historical and cultural sense from a reflection based on the present, that is, on the current circumstances for the scientific and techno- logical production and the generation of new professionals. Key words: investigation, university, culture, identity, neoliberalism, quality, technology.

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NO. 21. OCTUBRE 2004. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 205NÓMADAS

ACTUALIDAD Y SENTIDODE LA UNIVERSIDAD

FRENTE A UN MUNDOENAJENADO

Entrevista a Guillermo Páramo*

Humberto J. Cubides y Uriel Espitia**

ORIGINAL RECIBIDO: 02-IX-2004 – ACEPTADO: 30-IX-2004

Frecuentemente se ha afirmado que sin investigación nohay universidad, y que por tanto la actividad académica nopuede limitarse a la transmisión de conocimientos ni a la expe-dición de títulos. No obstante, la investigación universitaria ennuestro tiempo está expuesta a una serie de contingencias quela tornan problemática: entre otras, una tendencia instrumen-talista que busca conectarla a procesos de eficiencia profesio-nal, independientemente de reconocer las finalidades a las queella sirve; difíciles condiciones para su financiación que la expo-nen a intereses que desbordan los propiamente académicos; suencasillamiento en temas, asuntos disciplinares y discursos deverdad, que hacen abstracción de los contextos y problemas delos cuales debe dar cuenta. A estos y otros aspectos alude ensus respuestas el profesor Páramo, quien llama la atención so-bre la necesidad de que la universidad no pierda el control sobrela generación de conocimientos y la formación de investigado-res, y recobre su sentido histórico y cultural desde una reflexiónque se atenga al presente, es decir, a las circunstancias actualesde la producción científica y tecnológica así como de la genera-ción de nuevos profesionales.

Palabras clave: investigación, universidad, cultura,identidad, neoliberalismo, calidad, tecnología.

PÁGS.: 205-216

* Guillermo Páramo Rocha ejerce como Rector de la Universidad Central. Es Miembrode Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Hasido Rector de la Universidad Nacional de Colombia y Profesor Emérito de su Depar-tamento de Antropología. También, Presidente de la Asociación Colombiana de Uni-versidades y Miembro del Consejo Nacional de Acreditación de Colombia.

** Humberto Cubides y Uriel Espitia son, respectivamente, Subdirector y CoordinadorAcadémico del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central,IESCO-UC (antiguo DIUC). E-mail: [email protected], [email protected].

It is frequently stated that there is no university withoutinvestigation and, therefore, the academic activity should notbe restricted to knowledge transmission nor to the issue ofacademic titles. However, investigation at the university isnowadays exposed to a set of contingencies that make it prob-lematic. Among these, the instrumentalist tendency that seeksto connect investigation to professional efficiency processes;the hard financing conditions that expose research to interestsother than the purely academic ones; the boxing in subjects,rules, methods, and thruth discourses which leave aside thecontexts and problems that investigation have to state.

In his answers, Professor Páramo refers to the above andother aspects, calling the attention on the need for the univer-sity to keep the control on the production of knowledge, theeducation of researchers and the recovering of its historicaland cultural sense from a reflection based on the present, thatis, on the current circumstances for the scientific and techno-logical production and the generation of new professionals.

Key words: investigation, university, culture, identity,neoliberalism, quality, technology.

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Humberto Cubides: Quisiéramos iniciar con algu-nos aspectos generales relacionados con los retos que en-frenta la universidad contemporánea en materia deinvestigación y algunas contingencias que surgen de allí.Usted ha reflexionado sobre ciertas constancias y propósi-tos generales de la universidad que históricamente se man-tienen. ¿Cómo define entonces las tareas contemporáneasde la universidad latinoamericana especialmente en cuan-to a su función investigativa?

Guillermo Páramo: Me parece indispensable quecualquier reflexión sobre la universidad parta de laconciencia de su sentido cultural. Y este sentido tras-ciende la época e, inclusive, la nacionalidad. Siemprehe pensado que es necesario que la universidad se décuenta de que cumple la misión que en otras culturasse reclama de los sabios o de las personas que tienensaber, el cual, por supuesto, no es algo igualmente re-partido. En todas las sociedades se necesitan personaso grupos que puedan trascender la experiencia de loinmediato, de lo puramente local; trascender las ex-periencias sencillas de la existencia y se ocupen de loque está más allá. La idea de un arcano o de un secre-to por revelarse a la comunidad está en todas las so-ciedades y culturas, no importa si se trata del centrodel África, del Amazonas, de la Grecia Antigua o dela Nueva York de hoy.

Para resolver esa necesidad existen las universida-des, herederas de la tradición de las escuelascatedralicias y de las academias. La universidad hamantenido en su estructura jurídica, y por supuestoen su universo ritual y mítico, el carácter de ser uncamino hacia el arcano y ofrecer una iniciación; unainiciación a un saber que de alguna manera es siempreesotérico, porque no se puede administrar sino desdeuna profesión, arte o ciencia que se recibe con unainvestidura. Es en ese sentido que yo insisto en la ne-cesidad de ver a la universidad en un contexto uni-versal, para tomar conciencia de que lo que hacemosen las universidades es fundamental para la soberaníade cada cultura, pues se vincula a la tradición queestablece para nuestra época los protocolos del saber.Eso no quiere decir, de ninguna manera, que la uni-versidad no sea, simultáneamente, una institución his-tórica que ha sufrido muchas transformaciones a lolargo del tiempo, ni que no vivamos en una etapa his-

tórica con sus propios dictados, con sus propias an-gustias y posibilidades. Tampoco nos obliga a negarque tengamos unas condiciones específicas en lo es-pacial, nacional, continental. Al contrario, por ser launiversidad una institución del saber, es de esa especi-ficidad de las condiciones de lo que debe ocuparsemás plenamente. La universidad debe ser la antenaque le permita a la sociedad que la produce, y quedepende de ella, entender su momento, sus posibili-dades, lo que se vislumbra como futuro y lo que sesabe como pasado.

Ahora bien, la investigación ha sido un impulsopermanente de la universidad desde que nace, puesésta surge como producto de la investigación. Claro;hoy a la universidad ya no le preocupa principalmen-te resolver el tipo de problemas de la universidadmedieval; ese ya no es su objetivo. Tampoco tienecomo propósito simplemente disponer de unos doc-tores capaces de enseñar. En estos días la universidadestá mucho más fundida con la vida práctica. Ademásla ciencia se modifica con la velocidad del vértigo yeso obliga a la universidad a cambiarse ella mismapermanentemente para no perder el control. Sin em-bargo, como en sus primeros años, la sociedad exigede la universidad capacidad reflexiva, sabiduría paradescubrir la propia provisionalidad de lo que se creeque es el saber. Porque una ciencia que cambia todoslos días quizá deba verse con algo de duda. Una tec-nología que ocupa todos los espacios suscita grandesparadojas, pues termina esclavizando a los hombresque la producen; incluso martirizando a sus creadorescomo el monstruo de Franskestein, como un Golem.La universidad debe estar atenta a la producción de laciencia, a la investigación, a la creación de la tecno-logía, debe contar con la tecnología, pero no para que-dar bajo los cascos de ese caballo desbocado, sino parapoder cabalgarlo y para pensar con claridad hacia dón-de se dirige.

En países como los nuestros, en donde no somosdueños de esa máquina, es absolutamente clave quetengamos conciencia de nuestra propia historia, denuestra cultura, de nuestro mundo natural, y no sea-mos sólo el producto. Que no nos enajenemos doble-mente al pertenecer a una sociedad universalmenteenajenada y ser también enajenados por los enajena-dos. Eso es fundamental para Latinoamérica. Vivimos

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en un mundo de computadores, de cosas que son ma-ravillosas pero igualmente terribles. Yo no creo que latecnología sea realmente la promesa como siempre seseñala; sí, posee un lado promisorio, importantísimo,pero ese lado es inevitablemente la contraparte de otroterrible. No hay una tecnología que sea únicamentepositiva, pues el hombre no solo disfruta la tecnolo-gía, sino que la sufre con horrores. Entonces, siempredeben tenerse presente los dos lados de la historia, parano guiarse ingenuamente por el mito del progreso, quesi se mira con cuidado es un mito terrible. Por supues-to, Latinoamérica tiene que conquistar la tecnologíay la ciencia como condición de su existencia, perotambién debe tener cuidado de no enajenarse, estaralerta a la tentación de la locura. Hacer posible esatoma de conciencia le compete a la universidad, de locontrario la universidad fracasa como institución desabiduría así triunfe como productora de saber. Esa estambién una condición de la investigación en la uni-versidad latinoamericana.

Uriel Espitia: Muchas veces la posibilidad de hacerinvestigación en la universidad latinoamericana está de-terminada por circunstancias externas en términos, porejemplo, de intereses investigativos de las agenciasfinanciadoras internacionales, de las líneas o programasde investigación que se proponen desde el Estado, etc.¿Cómo mediar en ese conflicto, entre aquello que se de-manda desde ciertas instituciones e instancias financia-doras y aquello que puede ser considerado útil socialmentepor la propia universidad?

GP: Ese es un problema no solamente para la uni-versidad de Latinoamérica sino para la universidaden general; también las universidades que producentecnología tienen presiones, y presiones precisamen-te porque tienen la capacidad de producir tecnolo-gía. Y también ellas deben disputarse los recursos. Encuanto a Latinoamérica, diría que no se trata de queno busquemos una tecnología de punta o una cien-cia de punta, sino de que, como me parece que losrecursos serán siempre limitados, debamos aquí apo-yarnos en las fortalezas de nuestro continente y reco-nocer que contamos con recursos importantes.Primero, América Latina, y Colombia en particular,asombran por que pudieran ser un gigantesco labo-

ratorio. Con mucha frecuencia recordaba a mis estu-diantes que Darwin estudió en Cambridge sin ense-ñanza, tuvo la British Library y a profesores comoLyell que le ayudaron a descubrir el mundo; pero muyjoven se embarcó en el Beagle y la teoría que noslegó no fue aprendida en la biblioteca ni con Lyell,sino descubierta leyendo el libro de la naturaleza. Eselibro prodigioso que leyó Darwin es el que tenemosabierto ante nosotros, porque fue observando la na-turaleza de nuestros territorios como él encontró lasclaves que le condujeron a proponer la tesis de laselección natural que revolucionó nuestra concep-ción del universo.

Es cierto que en Colombia tenemos grandes difi-cultades para investigar, no obstante este país debie-ra ser mucho más consciente de sus verdaderasriquezas y no verse a sí mismo desde la ciencia deafuera. Somos un país con la segunda más grandemegadiversidad de vida del mundo1 . Un país concentenares de ríos y con dos océanos. Si nos diéra-mos cuenta de que somos un país amazónico, un paísandino, un país caribe, un país del Pacífico, un paísde la Orinoquía; de que tenemos una órbitageoestacionaria, creo que pensaríamos en una cien-cia que no sólo sirviera a esos recursos y los interpre-tara y conociera, sino que se apoyara en ellos. EnColombia no vamos a tener aceleradores de partícu-las, pero ya tenemos arrecifes de coral. Sin embargonuestras políticas de desarrollo científico, aún en lasuniversidades, son hechas como si quisiéramos sereuropeos o estadounidenses, y tuviéramos que ocu-parnos principalmente de sus problemas y así segui-mos a sus modelos de ciencia, modelos que fueronexitosos precisamente porque no siguieron otro mo-delo o porque lo apropiaron y transformaron de acuer-do con sus necesidades.

No podemos seguir trayendo modelos y modelos.Hay que pensar en lo nuestro. A mí me parece queuno de los problemas graves que tenemos en materiade investigación y de docencia en las universidades esel de los “cerebros fugados”; de la gente que se formaen el extranjero y se queda allá. Pero más grave aún esel caso de los cerebros fugados de los que regresan, delos que como pago de su formación dejan de ser co-lombianos, no entienden el país, y todo les parece malo,feo, desagradable, pobre, miserable, desorganizado a

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su regreso, de los que no son capaces de entender lalógica de su propio pueblo ni de reconocer su belleza.Desafortunadamente estamos mal en materia de com-prensión de nuestro país, un país que se distingue, ade-más, como una encrucijada de la geopolítica, muyimportante por su posición estratégica en el mundo.Aquí tenemos una cantidad de personajes manejandoel Estado y las empresas que no saben en qué país es-tán ni a qué continente llegaron, que son náufragos ensu propio país; cerebros fugados que quizás se han for-mado en universidades muy prestigiosas, a lo mejorhasta exigentes, pero que no pueden poner en con-texto aquello que les serviría para revelar el ámbitoen donde el dato fue encontrado.

A este país, con una diversidad natural y culturalgigantesca, desconocida en el doble sentido de queno se le conoce y tampoco se le reconoce, a veces sele señala como promesa de futuro la de convertirlo enuna ensambladora de computadores; como si Colom-bia fuera Singapur, que es una isla, una ciudad-estadodiminuta, colonia hasta hace poco tiempo; resultadode la inmigración de muchos países y con muy pocaidentidad nacional. ¡Singapur como modelo de desa-rrollo para un país así!

Entonces es fundamental el papel de la universi-dad en el campo de la investigación. Debemos estu-diar bajas temperaturas, películas delgadas, nuevosmateriales, podemos estudiar lo que estudian los físi-cos alemanes o norteamericanos o ingleses, pero hayalgunas cosas que nosotros podemos investigar me-jor que ellos porque tenemos los laboratorios, y la-boratorios costosísimos, irremplazables: nuestroslaboratorios naturales que no usamos. Hay razonespara presionar por el aumento del presupuesto parainvestigación, y cuanto más lo hagamos mejor. Perono puede ser que digamos “si no nos dan recursos nopodemos”. Nos falta voluntad, claridad, temperamen-to y no solamente ciencia. Si se trata de buscar mo-delos, que sea el de que tenemos que encontrar loque los antiguos llamaban el logos. El logos, que comodice un clásico, “era la palabra silenciosa en los la-bios de la naturaleza”2 . Repito, Darwin supo leer ellibro de la naturaleza que está abierto ante nosotros,pero que nosotros raramente leemos por estar ocu-pados leyendo a los discípulos de Darwin. Y el sueñodel logos para los antiguos griegos es igual para los

antiguos mejicas o para los chamanes amazónicos: laclave de la sabiduría.

La ciencia es saber leer, es saber pensar, hacersepreguntas que otra gente no se hace. Y eso es lo másdifícil de lograr, no solamente con las ciencias natura-les, sino también en la ciencia social donde tenemosuna gran cantidad de estereotipos. Palabras que ter-minan convirtiéndose en entidades reales, como en elcaso de “modernidad”, “postmodernidad”, “globaliza-ción”, “progreso”, “desarrollo”. Todas esas palabras vany vienen como moneda dura, pero no son más queformas de ver. De lo que, en general, otros han vistosegún su manera de ver. No valoramos tampoco loque hemos hecho ni lo que tenemos, y pensando enun futuro, nos olvidamos completamente del pasado.En las ciencias sociales vivimos en la moda perma-nente. No afirmo que no se deba conocer lo contem-poráneo, sino que es necesario tener la capacidad yademás la osadía de discutir lo presente, no importaen qué tribunas se esté diciendo. Hay que pensar conla propia cabeza, no ser embajadores de los otros.

En el mundo de las ciencias sociales se pierden lasescuelas, la tradición. Lo que en otros países puedetener sentido porque forma parte de un orden –lla-mémoslo así– “procesual de las ideas”, a nosotros nosllega de manera fragmentaria como palabras sueltas yconceptos sin origen. Nos llegan los conceptos peroraramente las teorías y casi nunca las discusiones quecondujeron a las teorías; no conocemos los contextosni los problemas que las suscitaron. Nos convertimosen sabios usando unos cuantos conceptos que son frag-mentos inconexos de tradiciones extrañas, que no re-cibimos como tradiciones sino como ideas, teniendola posibilidad nosotros mismos de descubrir nuestropensar acumulado. Si se trata del pensamiento teóri-co, no nos reconocemos, no nos valoramos. Así nohay posibilidad de formar escuelas, de crear tradicio-nes ni de darle sentido a la innovación. Insisto, es in-dispensable estar atento a las escuelas que están enboga; tener la posibilidad de salir de la propia culturapara valorar lo que hacemos. Pero no es lo mismo es-tar al tanto de lo que pasa desde un edificio ya creadoque se enriquece con ello, que recibirlo todo como sinunca se tuviera nada. En la antropología y la econo-mía se percibe claramente este problema, que esgravísimo porque tiene un efecto directo sobre la vida,

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FERNELL FRANCO: serie Retratos de ciudad (detalle), 1994.

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FERNELL FRANCO: serie Retratos de ciudad, 1994.

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sobre el destino del país, sobre la valoración de lo queha existido.

HC: Sus reflexiones muestran la importancia de launiversidad para mantener tradiciones tales como la trans-misión de cultura, detentar el saber y formar científicos.Sin embargo, también la universidad preserva unas ruti-nas educativas y formativas que de alguna manera estánproduciendo su distanciamiento con problemas centralesde la sociedad. ¿Cómo mediar entre unas y otras, cómoconservar y fortalecer unos rituales, pero también, cómoenfrentar esas rutinas que hacen que justamente muchosinvestigadores sean ‘extraterrestres’?

GP: El asunto consiste, sobre todo, en que la uni-versidad asuma con profundidad su papel. Cuáles seanlos procedimientos, las técnicas, los recursos que bus-que para lograr eso es una materia de investigación,pero hay que plantearse el problema pedagógico. Silo que estamos haciendo con los estudiantes convienepara lograr que ellos sean mejores, más productivos ycreativos. O saber si lo que estamos produciendo sonsujetos o piezas de una maquinaria gigantesca que na-die maneja. Yo tengo por supuesto muchas dudas conrespecto de los métodos pedagógicos que siguen lasuniversidades y las escuelas y sé que transformarlos esmuy difícil, pero mencionaría algunos puntos que oja-lá alguna vez la universidad tenga el valor o la creati-vidad para encarar. Por ejemplo, el problema de ladivisión de disciplinas. Tenemos disciplinas que soncompartimentos estancos, con una forma de desarro-llo institucional y ritual que es enajenante. Si bien elmundo de la creación intelectual no puede escapar alritual, ni nada puede escapar a él, ni al mito tampoco,se supone que la Universidad tiene capacidades deinterpretar el mito y el ritual. Y cuando uno tiene alfrente un economista que no puede hablar sino de losuyo, allí puede adivinarse un problema mayor. Loabsurdo del asunto no está en que si usted es físicodeba procurar saber todo lo más de física; lo absurdoes que por ser físico tenga prohibido tratar de saberalgo que no sea física, y pedir perdón, hacer un ritualde expiación, cada vez que hable de algo que no seafísica. ¡Como si la física y los físicos fueran autosu-ficientes! Pero la institución académica hace tiempoha sido así y nosotros buscamos la manera de que los

compartimentos estancos sean cada vez más estancos.Lo cierto es que sólo cuando se tienden puentes entreáreas aparentemente separadas se produce una posi-bilidad de crear, de innovar.

Creo que tenemos unos planes educativos dema-siado sobrecargados de materias y muy poco libres parael ejercicio de la búsqueda del saber. En el procesopedagógico no se trata tanto de ofrecer un universode materias al estudiante, sino más bien de reconocery estimular su sentido de libertad intelectual: que sesienta con el derecho de entrar en otros campos, detraerlos al suyo propio. La libertad es absolutamenteindispensable para pensar. Ese también fue el caso deDarwin, y de Lyell, y el de naturalistas como HenriFabre, maestro de Provenza, al sur de Francia, que sededicó a estudiar a los insectos3 . Ahora es el de Gould,para hablar solo de naturalistas, pero nosotros nosmovemos exactamente en la dirección opuesta: hayque prohibir, el estudiante debe sentirse impedido deentrar en un tema que parece especulativo a la horade tener un título. Ese estilo de pedagogía es un gravelimitante para la investigación y para la formación. Nisiquiera somos consecuentes con el ideal positivistade las ciencias; no somos Sherlock Holmes, pues eldetective llegaba a sus conclusiones aprovechando losdatos más diversos.

Algo que me parece también muy delicado en laeducación universitaria colombiana es que, creo, noimagina las carreras universitarias como procesos deformación para la vida, ni siquiera de iniciación en uncampo, sino más bien como una actividad de prepa-ración hacia una actividad exclusivamente laboral,pensando en términos de cómo va a ser el empleo deesa persona. Lo cual debe de tenerse en cuenta, claro,pues hay que adecuar la universidad a las fuentes deempleo y de mercado, pero también debiéramos pen-sar en la universidad como en un escenario en dondela gente hace el mundo y se hace ella misma de mane-ra integral, donde aprende a sentir, a pensar, a crear, yno solo para subsistir o para producir mercancías. Aveces creo que producimos robots y que nos sentimossatisfechos si creemos que están bien programados yaceitados. Pero la universidad puede cambiar las con-diciones de existencia, crear nuevas situaciones, in-cluso modificar la economía. Nos acomodamos a unstatus quo cuando lo podemos cambiar.

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En Colombia, casi todo es desproporcionado porpequeño. No se trata de anhelar el gigantismo, sinode ser proporcionados con el país que tenemos, por-que este es un país grande y complejo. Todo es dimi-nuto en un país grande, los planes son diminutos, losprogramas de gobierno son diminutos. Aquí no acep-tamos la escala humana, pero lo terrible y doblemen-te trágico es que nos duele no ser como los otros. Losotros quieren ser dioses, nosotros nos sentimos infe-riores, porque no reivindicamos nuestra estatura hu-mana. Ese es un problema que tiene también launiversidad; que la gente no se siente con confianza.¿Por qué no decir que cualquier colombiano puedeser Einstein? Pero todo nos parece lejano y distante.Existe un problema de recursos económicos, indispen-sables quizás en lo inmediato y en lo mediato, pero lomás importante es tener la voluntad y la claridad paraconseguirlos sin sentirse inferior.

Otro de nuestros problemas es el del sentimientode dignidad. Nos podemos matar entre nosotros sidecimos una mala palabra, pero si España nos pidevisa y nos obliga a pasar toda la noche haciendo colapara conseguirla, lo aceptamos, y lo acepta nuestrogobierno que a veces hasta acepta que somos un paísde bandidos. Nosotros mismos nos responsabilizamosde los carteles de la droga. Sí, hay en Colombia unosgrandes traficantes de droga, pero ni la palabra “ma-fia” se inventó acá, ni la palabra “cartel”. Aquí nofue donde se aisló la cocaína ni fue este el país quepor primera vez cultivó amapola para sacar opio, nifue ni ha sido nunca este el país que ha hecho gue-rras para exterminar a otros, ni es tampoco el quellena el mercado con armas, que me parece, son tanasesinas, cuando menos, como la cocaína. Mas acep-tamos esas responsabilidades y también que fumiguena nuestros parques naturales, a nuestra gente, queacaben con nuestros recursos. Hacemos venias, aga-chamos la cabeza, ¡y además nos sentimos culpables!Un país con 44 millones de habitantes, con una po-sición estratégica en Latinoamérica, que admite quea sus nacionales, no por ser narcotraficantes sino porser colombianos, los sometan a la humillación de haceruna cola de cuadras para viajar a otro país que confrecuencia, como todos los países en el mundo, tieneigualmente historias tenebrosas. Ese también es unproblema de la universidad y tiene que ver con lainvestigación.

HC: Se refirió usted a algunos aspectos de la organi-zación de la universidad, de sus disciplinas y programas,pero hay algo particular que planteaba respecto del inves-tigador, de esas competencias que se supone él posee, yque podrían ser distantes a la generalidad de los estudian-tes y de los profesores que quisieran llevarla a cabo. Pare-ce paradójico decir que para hacer investigación se requierenciertas cualidades específicas, y afirmar también que todossomos capaces de plantearnos problemas de crear cosas,de tender puentes, etc.

GP: Lo que simplemente puede decirse es que ennuestra cultura, como en las demás, no todo mundopuede ocuparse de los problemas y de las preguntasque se hacen ordinariamente los investigadores. Se-ría terrible para la sociedad que todo el mundo estu-viera demostrando teoremas o se dedicara a escribirpoesía, como en la historia de Gulliver. Pero sí esmuy importante que en cualquier país haya geómetrasy músicos, y a algunos les correspondió eso. Tal vezno sea completamente justa la selección, pero hayunos seleccionados. Bien visto eso no tiene por quéconsiderarse como un privilegio, aun cuando da unpoder especial, no es un privilegio en el sentido deque sea un ser superior a los demás. Y ese papel ennuestro país lo cumple muy poca gente que tiene lacapacidad de dedicar un tiempo a leer, en una socie-dad que no ha descubierto el legado cultural de to-das las sociedades y generaciones que le hanprecedido. Sí hay unas diferencias gigantescas, queson las diferencias de justicia, de equidad; hay quienacumula el legado cultural y gente que se margina ose les niega prácticamente la posibilidad de acceso asu propio legado cultural, lo que debiera haber reci-bido espontáneamente solo por haber nacido dondenació, en la familia en que nació o por el nombreque recibió.

Pero hay otros que están en las universidades. Songentes más dispuestas a resolver las cosas, especular,vencer obstáculos. Lo importante es que en la univer-sidad haya conciencia de que un estudiante universi-tario tiene un gran potencial. Independientemente decualquier consideración, debe ser presupuesto comoalguien capaz de crear, igual que cualquier otro. Esparte del deber de la universidad, pero también de sumanera de ser, y actuar sobre la base de esa suposi-

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ción, no importa de dónde provenga ese estudiante.La universidad debe estar orientada para convertir esepotencial en una realidad. En universidades como ésta,eso tiene que ser especialmente claro. Es lo que le davalor a su ser, lo que la puede hacer distinta, lo que lajustifica.

UE: ¿Qué nos puede decir con respecto al asun-to de la interacción, de la conexión o la extensiónsocial de la universidad, que siempre se sitúa paradespués?

GP: La universidad tiene un producto fundamen-tal que es su egresado. A veces no es con el egresado,sino con lo que el egresado hizo, que la universidadpropiamente consigue su objetivo. El ejercicio dela vida universitaria también se da en un tiempomediato, esa es una acción de la universidad en lasociedad que generalmente se le niega. Eso es muyextraño y contradictorio; por un lado, se difiere laacción de la universidad negándole ese papel, el pa-pel de la gente universitaria que no puede ser iguala la gente de afuera. Pero por el otro lado, se consi-dera que la Universidad no es suficientemente pro-ductiva. Sin embargo la Universidad es para pensarlas cosas con mucho cuidado, al contrario de la em-presa. ¿Y si la universidad no existiera? Pues no ha-bría en la sociedad quien pensara las cosas concuidado, que meditara si conviene o no una hidro-eléctrica, no para dentro de cinco años, sino paradentro de veinticinco o cincuenta. Si el veneno quese aplica a esta mata nos está matando a nosotrosmismos. Esa no es la lógica de la empresa, la empre-sa fue fundada con un carácter completamente dis-tinto. Ahora, claro que se puede decir que lasuniversidades son empresas porque hay una dimen-sión de toda actividad humana que puede ser con-siderada como empresarial, pero no creo que launiversidad deba concebirse como una empresa; esoes simplificarla. Esta es una sociedad que super sim-plifica; ve a un hospital como una empresa, lo mis-mo a una universidad y al Estado mismo. Los Estadoscon una visión “tecnocrática” creen que la compe-tencia es la que regula las sociedades, como diceAdam Smith en La teoría de los sentimientos morales;una sociedad fundada por esta idea pone a compe-tir a los hospitales con las clínicas privadas, sin dar-

se cuenta de la falacia teórica. Cuando el propioAdam Smith y los fisiócratas decían que eso funcio-na siempre y cuando haya un Estado que garanticeque la sociedad funcione así, y para eso se necesitaque alguien invierta en lo que nadie puede invertirporque no le interesa, porque no da dinero. Paraeso esta el Estado. Pero ahora tenemos un Estadoque se reclama Estado para ser no-Estado. La edu-cación, la salud, la seguridad, es decir, aquellas cosasque ni los más radicales fisiócratas hubieran recla-mado para el interés privado, quieren dejárselo a lalibre competencia. A eso se le llama neoliberalismo.

HC: Pero en este punto es evidente que por esosproblemas de mercado y porque no está generando su-ficientes utilidades, nuestra universidad es pobre. Pobreen términos de recursos bibliográficos, de docentes deplanta, en materia de su formación académica, etc.¿Cómo enfrentar esas condiciones indispensables parahacer investigación, cómo investigar desde esa situaciónde pobreza?

GP: Buscar recursos es difícil, pero depende de la“longitud de onda” con que se lo mire. Uno debe bus-car recursos y garantizar la existencia de la universi-dad, pero hay unas dinámicas que ella tiene quemanejar. Para una universidad es mucho más impor-tante el prestigio que cualquier otro tipo de haber. Laacademia es así; lo han entendido los sociólogos des-de hace tiempo. Para poder conseguir recursos es muyimportante tener prestigio. Pensando en el mediano ylargo plazos, se me ocurre necesario invertir los recur-sos con sentido de prestigio. Sacrificar el prestigio paraobtener unos recursos me parece de lo más equivoca-do en política universitaria.

Lo que para mí es prioritario en una universidad,es lo que está haciendo bien. Si una institucióninvestigativa está haciendo bien algo, eso debe serprioritario. Por muchas razones, entre otras, porqueninguna institución universitaria o laboratorio pue-de ser especializado en todo. Tal vez eso que estáhaciendo bien en su campo de acción, no es la únicaprioridad. Pero ya es su fuerza. Si existe algo presti-gioso en una institución eso debe ser prioritario. Yprioritario para conseguir recursos, que permitan ali-

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mentar, mantener y desarrollar ese prestigio. Haymuchas necesidades urgentes, y algunas son apremian-tes, más algunas otras son necesidades estratégicas,necesidades para resolver otras. El caso de Patarroyoes un excelente ejemplo de nuestra situación. ¿Quétiene Patarroyo? Un laboratorio de investigación enColombia. Ese laboratorio se propone conseguir unavacuna sintética pero con resultados que algunosdescalifican4 .

Pero el valor del laboratorio de Patarroyo no estásolamente en su vacuna, porque cuando se persigueuna vacuna se conforma un equipo de gente que tra-baja en inmunología, pero también en estadística, enbioquímica y en una cantidad de cosas más; es ungrupo que puede estar trabajando en la vacuna con-tra la malaria pero también en más cosas. Más sinembargo a Patarroyo se le descalifica e incluso se leembarga su laboratorio. Supongamos que la vacunanunca se produjera porque la investigación es así; lainvestigación es entrar en lo desconocido, en lo queno se puede asegurar, bueno: lo que queda es la in-fraestructura para otra vacuna, el laboratorio, la genteque forma todo eso. La gente de nuestro país estádispersando recursos, botándolos, pagando consul-tores expertos para que hagan cosas que aquí se ha-cen mucho mejor, y se le niega lo que necesitaPatarroyo.

Este no es sólo un problema de la sociedad co-lombiana. Cuando Pasteur, en el mismo campo dePatarroyo, estaba trabajando en su vacuna contra elántrax tenía detrás a toda Francia, así como detrásde Koch estaba toda Prusia. Se trataba de una com-petencia internacional. Y de ello resultó la vacunasin rival contra el ántrax, pero igualmente, la pasteuri-zación, la ruptura de la teoría de la generación es-pontánea y tantas cosas que vinieron con eselaboratorio.

Aquí sucede lo contrario; si al Pasteur nuestrose le mueren todas las ovejas, el resto de colombia-nos sale a echar voladores de la felicidad, pues se leprohíbe a un colombiano tener éxito. Hay que de-mostrar que él estaba equivocado, aún negándolelogros que evidentemente tiene. No sé si la vacunacontra la malaria tenga éxito o no, pero es una in-vestigación de punta en lo que no conocen muchos

de los médicos, que festejan los fracasos dePatarroyo. Que él sólo esté constantemente hacién-dose propaganda, ¿qué importa? Lo importante noes Patarroyo, es lo que queda. Si uno se pone a mi-rar qué científico es petulante o qué científico nolo es, pues tiene que tirar tres cuartas partes de lahistoria de la ciencia. La historia de la ciencia esuna historia de gente a veces muy desagradable.Somos un pueblo que piensa que los sabios son otros,y no se da cuenta de que tiene que descubrir sabi-duría y belleza en su propio rostro.

UE: Después de estas consideraciones ¿cómo pen-sar aquello que a usted le ha preocupado tanto: la ca-lidad de la universidad?

GP: Un mecanismo muy complejo es el que con-duce a la calidad. La calidad es lo que se reconocecomo tal por las personas que investigan lo que es lacalidad. Esa es una tautología inevitable de la acade-mia y del saber: ¿cómo reconocer que alguien sabe loque yo no sé? Es un acto de fe en la investidura. Sesupone que los médicos sí saben medicina, pero si unono es médico, ¿cómo decir con sabiduría si un médicosabe o no sabe? La calidad no es lo mismo que la coin-cidencia teórica, porque uno puede reconocer cali-dad incluso en el rival. La academia es el lugar para elejercicio de confrontar, de reconocer calidad aún engente a la que uno no ve como un rival intelectual. Esalgo básico para el proceso de la calidad, estar en ca-pacidad de discutir y evaluar, así como en disposiciónde ser evaluado por aquel que uno reconoce comopar. Y ambas cosas son esquivas en las institucionesacadémicas colombianas. Su reto es saber confiar, te-ner una mayor aceptación de que es indispensable queexista una comunidad académica de pares que juzga alos unos y a los otros.

La calidad es además dominio y seguridad. Unauniversidad insegura no encuentra sitio para sus in-vestigadores, desconfía de sí misma, no tiene modelopropio de existencia. Una universidad que no se juzgasino por patrones ajenos, que no encuentra en su pro-pio seno modelos ni paradigmas, que procura no serella misma, que se olvida de su historia y desconoce lagente que tiene, que le niega la posibilidad de éxito y

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NO. 21. OCTUBRE 2004. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 215NÓMADAS

descalifica a la gente que produce, todo eso no puedeser una universidad de calidad. No solamente porqueestá confesando que no es dueña de sí misma y que notiene confianza en sus fundamentos, sino porque tam-poco así puede ser modelo de imitación, ser paradig-ma ella misma.

Creo que tenemos un problema de enajenacióncolectiva en Colombia. En Colombia y en AméricaLatina somos enajenados en el sentido de que tende-mos a no saber quiénes somos y a no ser ni dueños denosotros mismos. Andamos detrás de las fórmulas delmomento, que cada vez son más efímeras. La cienciay la tecnología cambian todos los días, todos los díashay una revolución y nosotros corremos detrás deesas revoluciones como el caballo por la zanahoria.A veces somos el caballo entre la zanahoria y el láti-go… Un caballo que corre detrás de una zanahoria,acosado por un palo no se detiene en su propia ca-rrera. Todos los días nos ponen una zanahoria, nosdan un palazo y nosotros aceptamos el puesto delcaballo.

HC: Pero hay teóricos de la educación, como JuanCarlos Tedesco, que destacan la importancia del acceso aniveles superiores de análisis de realidades y fenómenoscomplejos, de aproximarse a un nivel de conocimientos depunta; se resalta, por tanto, la posibilidad de acceder ymanejar las nuevas tecnologías…

GP: Por supuesto, que aquí hay cuellos de botella,pero tienen que mirarse con una cierta distancia. Amí no me entusiasman esas ideas según las cuales con-seguir los medios es igual a conseguir el objeto. Y es-tos son medios; ojalá podamos conseguirlos, pero nonos sirven de nada si no sabemos para dónde vamoscon ellos. Somos una sociedad tecno-dependiente.Necesitamos cada vez más a la tecnología para sobre-vivir, como quien necesita cada vez más, en mayoresdosis, opio o heroína. Y se nos presenta todo eso comouna maravilla, ¡estamos progresando! Pero tambiénacabando con el mundo y con nosotros mismos. Ennuestro tiempo, nos volvimos esclavos de aparatoscomo los teléfonos celulares. ¿Ha disminuido el tiem-po de trabajo por el hecho de que se dispone ahora deun computador? ¡No! Aunque Santo Tomás tuvo que

escribir con vela y una pluma de ganso ¡veamos loque escribió!

No creo que realmente esa clave del progreso tec-nológico tenga un sentido distinto del mismo que con-duce del avión de los Wright hasta los aviones que seestrellaron contra las Torres Gemelas. Aparatos quese vuelven cada vez más y más complejos. Cada in-vento tecnológico es una nueva carga de trabajo. Mehe reconciliado con Marx en este punto, él veía laenajenación y el fetichismo de la mercancía en unasociedad explotada, controlada por las máquinas. Pen-samiento romántico, pero quizás acertado, en el cualMarx era simplemente el intérprete de un antiquísi-mo mito judío: el Golem. Marx colocó en el escena-rio de la sociedad de su época, con sus propiascomplicaciones, el sentido común que se había vueltomito en el judaísmo antiguo, en la Cábala. El títulode la obra Todo lo sólido se desvanece en el aire, se vol-vió real. No hay nada sólido. Mañana se pueden aca-bar los Estados Unidos, como se acabó la UniónSoviética.

Citas

1 En términos biológicos, Colombia está considerada como unode los países más ricos del planeta. Su alto endemismo y con-centración de especies son inigualados en el mundo entero ysu riqueza biológica es sobrepasada únicamente por Brasil, unpaís que posee siete veces su tamaño. La variedad deecosistemas en el territorio colombiano comprende hábitatdesde páramos y laderas andinas hasta selvas tropicales,humedales, llanuras y desiertos. Esta variedad de ecosistemasintensifica la riqueza biológica colombiana, la cual se calculaen diez por ciento del total de especies del planeta. A nivelmundial, Colombia ocupa el primer lugar en especies de avesy el segundo en plantas y anfibios. Entre los países tropicales,ocupa el primero en aves con 1.721 especies; el segundo enplantas con 45 mil especies, anfibios con 407 especies yprimates con 27 especies; el tercero en reptiles y mariposascon 383 y 59 especies respectivamente, y el cuarto en mamí-feros con 359 especies.

2 “(…) la palabra silenciosa pero eterna en los labios de la Naturale-za, el habla con la cual expresa el cosmos sus insitas razones”.(Murray, Gilbert. The rise of Greek epic. New York: OxfordUniversity Press, 1934: 94) Cfr. Páramo Rocha, Guillermo. “Sen-tido cultural de la autonomía universitaria y de la vigilancia de sucalidad”. Disponible en: Comisión Nacional de Acreditaciónwww.cna.gov.co/cont/doc_aca/index.htm

3 Henri Fabre (1823-1915). Por sus poéticas descripciones delmundo entomológico fue llamado el “Virgilio de los insectos”.

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Comenzó a especializarse en entomología hacia 1854. Fue elprimero en dedicarse a estudiar la vida, costumbres e instintosde los insectos vivientes. Al retirarse de la enseñanza en 1870,se dedicó a la preparación de una serie de libros científicos ele-mentales que durante mucho tiempo se utilizó en las escuelasfrancesas. Entre 1879-1907 escribió los diez volúmenes deSouvenirs entomologiques, en los que describe literariamente lavida de pequeños animales como la araña, la mosca, la abeja, laavispa, la oruga, el saltamontes, la luciérnaga, el escorpión. Ensu mayor parte, estos relatos se basaban en observaciones reali-zadas por el autor en el jardín de su casa de Sérignan (Vaucluse),que después de su muerte fue declarada monumento nacional.Cfr. “La bruche des haricots” de Jean-Henri Fabre. Disponible

en: http://www.e-fabre.com/e-texts/souvenirs_entomologiques/bruche_haricot.htm

4 Desde que el científico colombiano presentó su trabajo por pri-mera vez en 1987, la eficacia de la vacuna sintética contra lamalaria SPf66 ha sido sistemáticamente descalificada por esa re-vista científica británica. La vacuna colombiana ha sido polémicadesde el principio, no sólo porque se fabrica sintéticamente apartir de tres péptidos del parásito de la malaria combinados porprueba-y-error, sino porque su diseño es totalmente innovador,pues no bloquea las primeras fases del parásito sino que atacaetapas avanzadas del parásito en la sangre, deteniendo así la enfer-medad mas no la infección.