DOS MANDAMIENTOS SEMEJANTES.

Queridos amigos: Hoy, el Señor nos recuerda que amar a Dios y amar al prójimo son dos mandamientos semejantes.

Lo que justifica la existencia de las personas, no es lo que gana, lo que puede o lo que tiene.Lo que justifica nuestra existencia, es el amor a Dios y al prójimo.

Estos dos mandamientos, que son semejantes, nos invitan a evitar la violencia, la explotación, la injusticia y la mentira. Nos invitan a crear fraternidad, respetándonos, aceptándonos, comprometiéndonos, comunicándonos, acogiéndonos y perdonándonos.

¿Cómo vivir estos dos mandamientos semejantes?

El libro del Éxodo. 22, 20 – 26, nos da algunas pistas:

No oprimiendo al forastero. No explotando a las viudas ni a los huérfanos. No siendo usureros ni injustos. Siendo compasivos y misericordiosos.

Y el evangelista San Mateo. 22, 34 – 40; nos dice, que cumplimos estos mandamientos…:

Cuando no separamos el amor de Dios del amor al prójimo.

Cuando el amor al prójimo nos lleva a orar a Dios y a posibilitar el amor entre nosotros.

Cuando aceptamos, que la persona no puede realizarse sin amor: sin dar y sin recibir; sin acoger y sin compartir; sin amar y sin ser amado.

Haciendo ver a los otros, que Dios y nosotros les seguimos queriendo.

Reconociendo, que la forma de tratar a los demás es expresión de cómo nos queremos a nosotros mismos y a Dios. Dios y nosotros llegamos a los demás expresando y realizando signos y acciones de amar. Mostrando con hechos y acciones: “que estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”. (Mt. 22, 40).

Gabriel.

30º. Domingo Ordinario. Ciclo. A. Madrid. 26 de Octubre de 2014.