“Homenaje carlista a la Inmaculada Concepción. Pamplona, 2013”

José Fermín Garralda Arizcun

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NUESTRO SENTIDO HOMENAJE A LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Patrona de la juventud carlista de Pamplona

HOY, ANTE ESTE BELLÍSIMO y esclarecido monumento pamplonés a María, queremos realizar el Homenaje debido a la Inmaculada Concepción en representación de nuestra sociedad civil. Antes de proclamarse el dogma de la Inmaculada, los diputados del viejo Reino de Navarra juraban defender esta singularísima prerrogativa de la Virgen María.

Aquí, nosotros representamos de alguna manera a la sociedad civil de Pamplona, que todavía no ha hecho su Homenaje.

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Varios jóvenes depositan la ofrenda floral a los pies del

monumento. Foto: JFG2013

No son los bancos, ni las

hipotecas, ni el enorme descontento social donde radica el origen de nuestra gran crisis global.

Nuestra crisis que destroza al concebido y aún no nacido desde uno hasta por miles -ya sea con la Ley 1985, la Ley Aído y ahora la “reformita” Gallardón-, nuestra crisis que insulta el matrimonio igualándolo a la unión contra natura de los maricones, que destroza la familia, que impide la representación política de la sociedad, que ignora qué cosa sean los Fueros, que destroza la unidad de España en su variedad, que no reconoce principio alguno de autoridad cuando es sustituido por la fuerza y la cantidad de escaños parlamentarios… es el resultado final de la gran crisis que se originó cuando el España se alejó de Dios y de la religión católica en la Constitución de 1978 con falsos pretextos. Es preciso volver a la religión católica en el ámbito privado,

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público o político. En callar en el ámbito político está la raíz de la crisis y la desmoralización e incredulidad cada vez mayor en los ámbitos públicos y privados.

Nuestra crisis empezó cuando alejaron a España de Dios con el falso pretexto del incrédulo que habla del igualitarismo entre todas las religiones para así no tener ninguna.

Discurso en la ofrenda floral, antes de entonar el

Oriamendi. Foto: JFG2013

Se alejó con el pretexto del que

cree que la naturaleza por sí misma puede caminar hacia la salvación y ser ella misma su salvación, como dicen los viejos semipelagianos multiplicados hoy como chinches.

Se alejó con el pretexto de la palabra reconciliación de quienes, como honradas personas e incluso buenos cristianos, ya estaban reconciliados en lo esencial y vivían en paz. Hoy la insolidaridad y el enfrentamiento provocado por unas élites fuertemente ideológicas que desmerecen llamarse ciudadanas, es una realidad global que difunde el “cainismo” y “guerra-civilismo”.

Se alejó con el pretexto del purista miedica y atemorizado, y del que como los luteranos decían desear la vuelta a los orígenes de la primera comunidad cristiana, sin duda la perseguida por los césares

romanos. Perseguida como lo fue por los príncipes luteranos, y lo está siendo hoy por el Estado moderno en manos de los secularizadores.

Se alejó con el pretexto de quien confunde la evangelización con acercarse al mundo, pero aceptando todo salvo lo que vaya contra la intimidad de su conciencia o bien la libertad de la institución clerical a la que pertenece, dejándose arrinconar en las nuevas sacristías. Aceptan el liberalismo existente como si el hombre no fuese sociable por naturaleza, como si los Poderes civiles no fuesen un gran bien y necesarios, como si al estilo de los viejos “sillonistas” no debiera de existir la autoridad política, como si nada salvo la libertad reducida a libre albedrío debiera existir por encima de la voluntad general. Es el sino oculto de los “chulicos” y “listillos” que creen que Dios va a darles a ellos el Reino pero para que le quiten a Él como Rey espiritual y salvador de cada hombre. ¿Se han olvidado del pesebre de Belén y de la Cruz que se levantó ante el mundo para que fuese aceptada por toda la sociedad en la calle y la sinagoga, ante el Sanedrín, Herodes, y Pilatos, y no sólo en el interior de las conciencias?

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Decían no mezclar política y religión, pero en realidad hoy la religión verdadera está secuestrada en las conciencias de los españoles por la democracia actual, reducida necesariamente a ídolo liberal y anticristiano. Esto ha paralizado a los católicos, sobre todo en el ámbito político. A los que nos resistimos a ello, nos llaman “románticos” y seres de otra época para así desprestigiarnos –eso sí, muy caritativamente-, ignorando que ellos mismos son los utópicos, los

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amigos vergonzantes de la Revolución francesa, los colaboradores directos o indirectos de la actual ruina moral. Creemos que un católico no puede estar en el Gobierno de Rajoy –pues todo ministro es solidario con el Gobierno- y que el llamado “mal menor” se lleva convirtiendo en España en “mal mayor” desde hace muchísimas décadas.

La gran crisis actual radica en el intento de confundir libertad y libre albedrío, de ser autosuficiente ante Dios, de separarse de Él, de borrar -como alma que lleva el diablo- el “sí” a Dios y a Cristo en las instituciones públicas y políticas. ¿Por qué en la España política se ha reproducido los deseos de la secta masónica? ¿Por qué no imitamos a irlandeses, malteses y, sobre todo, a húngaros y polacos? ¿Por qué no abrimos todas las puertas a Cristo?

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No buscamos restaurar aquí, en nuestro Homenaje a la Inmaculada, la antigua ley de homenaje. No somos quijotescos ni reliquias de retablos. Somos hombres del siglo XXI que queremos que los poderes públicos den a Dios el reconocimiento y culto debido. Como esta es la piedra angular de ahí nuestra insistencia. En la comida comentaremos otras cuestiones de orden exclusivamente temporal.

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Muchos españoles están humillados y hartos. Están desencantados. Estamos arruinados y casi todos desorientados. Quizás los carlistas –gracias a Dios- seamos los únicos que en política mantenemos un espíritu joven y claro. Porque somos tradicionales y

los jóvenes aprenden de sus mayores para mejorar –qué si no- lo recibido. Y sabemos que la unión entre nosotros y con otras personas de bien hace la fuerza en las actuales circunstancias límite. No se nos olvide el “todos juntos en unión” como parte viva de la sociedad.

Nuestra sociedad sigue sosteniéndose al servicio de la Verdad encarnada, y la mayoría de los españoles honrados se postran ante el portalico de Belén. Según el CIS el 70’ 4 % de los españoles se declara católico. Esta declaración es muy importante aunque cada cual tenga muchísimo que mejorar. Nuestra sociedad se sigue articulando y sostiene en la familia, y en una hermosa escalera de valores que exige la justicia a los más débiles y pobres hasta reclamar, al fin, al Rey, los derechos y costumbres de nuestro pueblo constituido en una comunidad de familias.

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Hoy homenajeamos a la Primera Mujer, Madre de familia. Ella en su humildad nos dejó el hermoso lienzo cosido con los hilos de la obediencia a la Autoridad; primero Dios y luego su Esposo e Hijo.

Hoy, nosotros, si verdaderamente rendimos homenaje a la Inmaculada, debemos empezar poniéndonos al servicio total de esta sociedad a través de nuestras asociaciones y lugares profesionales. No hablamos de una retirada a la vida íntima y familiar, pues eso muchos lo hicieron con pésimos resultados. Los carlistas siempre salimos a la calle, como personas completas. No nos redujeron a la sacristía. No nos reducimos al apostolado de confidencia ni a una nueva

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evangelización, siempre y del todo necesaria. Nos interesa la sociedad de la cual la política es inseparable, pues es en ésta donde se cuecen las grandes decisiones que han deshecho nuestra sociedad y las que reharán a nuestro pueblo. Desde luego, no habrá nueva evangelización posible si no afecta a la política. Busquemos al hombre completo, que abarca –no podía ser de otra manera- la acción política.

Bandera del Tercio de Santiago. Foto: JFG2013

Otra cosa: no quieran los

acomplejados partir de cero y hacer tabla rasa del pasado, como si no fuésemos pueblos enraizados, como si nos avergonzásemos de nuestros padres, como si renegásemos e incluso tergiversásemos nuestra historia, como si el hombre no estuviese configurado –siempre de forma abierta- en el ámbito social. No quieran estar dichos acomplejados y puristas en la cresta de la ola para chupar posibilidades cuando debían estar más que en cuarentena por sus pasados

compromisos. Nosotros, nos manifestamos antañones como las lealtades, el vino, y los amigos. Nos manifestamos enraizados, por lo que somos, y ello nos permite actuar con una dirección y sentido. Somos tradicionalistas, o si se quiere tradicionales, o bien –si así lo desean quienes huyen con alergia de los “ismos”, salvo del término “cristianismo”-, amigos de la tradición, que es, en realidad, realismo, tener los pies en la tierra y no dejarse engañar por cantos de sirena, utopismos y “nuevas eras” que en realidad rompen en ciertos aspectos importantes con la Iglesia de siempre. Nosotros no tenemos sombra de romanticismo, que sí lo tienen tantos utópicos de la soberanía nacional y las libertades absolutas, del desarraigo y augures de la “nueva era” o “nueva” cristiandad a lo Maritain. Tampoco tenemos sombra de conservadurismo ni de la pereza irresponsable del “bon vivant” o del “que arriesguen otros”. Como decía don Álvaro D’Ors: o Tradición o plagio. Tampoco quieran darnos lecciones los que se despiertan tarde y mal, cuando los carlistas estuvimos siempre peleando –trabajando- por el bien común.

Los españoles acomplejados, que su autocalifican de “moderados”, sobre todo conservadores –en buena medida liberales aún sin saberlo-, no saben hacer otra cosa. Como casi nunca han trabajado en la sociedad-política -en política aunque no quieran reconocerlo-, porque la han dejado a sabiendas a los “políticos” conservadores, resguardándose ellos a sus actividades sociales, ahora se ponen a trabajar algo pero desde unos presupuestos seguidistas con lo existente. Ya les enseñaremos.

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Asistentes a los actos en la plaza de la Inmaculada (Rincón de la Aduana, Pamplona). Foto:JFG2013

Lo que ocurre es que “no se

dejan” enseñar, porque se consideran demasiado “listos” e influyentes “por enchufe”, siendo en realidad oportunistas y obstinados. Desde hace tiempo hasta hoy algunos de ellos han tocado poder, han sido ministros… y ¿qué han hecho? ¿Cómo estamos en un país todavía católico y de gente muy maja? Efectivamente, el gran error es el verdadero liberalismo –que nada tiene que ver con la acepción antigua de ser generoso, abierto, amigable…-, considerado por algunos como bueno y salvable, o bien por otros toreable… frente al marxismo totalitario de ayer y socialismo (marxista) de hoy. Este error en algunos casos o bien estrategia en otros, ha sido desastroso por motivos diversos. ¡Ay de los obstinados! En el pecado y error está la penitencia. Si al menos se dejasen enseñar y mirasen confiados hacia quienes advirtieron lo que iba a ocurrir y las verdaderas causas de ello….

Nuestro homenaje personal y familiar, social y como ciudadanos responsables en la política, a la Inmaculada. Confiamos que nuestra Madre María en su advocación de la

Inmaculada Concepción, Patrona de España, nos guíe con su maternal solicitud.

José Fermín Garralda Arizcun Pamplona, 22-XII-2013

EN LA INVITACIÓN A LOS ACTOS SE DECÍA…

ANTE EL ACTUAL EXPOLIO de España y los españoles; ante la pública subasta de la Patria; y ante la creciente corrupción política, exigimos una Justicia basada en el Bien Común, en el mandato imperativo y juicio de residencia, y una verdadera representación social. Además, si el país está pobre, vivan pobremente el Rey y sus ministros, como dijo don Carlos VII.

Ante el triunfo del terrorismo y el desamparo y escarnio a sus víctimas, exigimos de nuevo Justicia.

Ante la absorción de las funciones sociales por el Poder político estatal o autonómico, afirme Vd. “MÁS SOCIEDAD Y MENOS ESTADO”, y la restitución de sus funciones a la Sociedad. Frente al secesionismo que quieren anide en algunas Comunidades autónomas, reconózcanse los Fueros como derecho propio y preconstitucional, y la Unidad de las Españas en su variedad.

Sólo en Dios -NADA SIN DIOS- y en la confesionalidad católica frente a los laicismos en boga, la persecución religiosa y las ideologías que se adjetivan cristianas, está salvaguardada la persona, la familia y sociedad. Que el Poder político reconozca a Dios por ser Él Quien Es, al modo como Él quiere, y como único garante del débil y de quien nada puede”.RdeA