HOJAS DIVUL(^ADORAS · tras ocho o diez horas de faena, nunca superior en la práctica y en...

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; M[N[STERIO DE AGR[CULTUR^4 ^? 56CCtON DB PUBLICACIONES, PRENSA Y PROPAGANDA ii

, HOJAS DIVUL(^ADORAS`` AÑG XXXVI II MARZO, 1944 II N U M. 1 0

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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Implantación de pequeños regadíos' ^ ^ ` POl' SANTIAGO NTATALLANA VENTURA,• ' ^

•. . ^ ^ • ^^ ^ In^t•nion^ A^r^'^n•,n^u.

Son bien conocidos los num.erosos pequeños regadíos que

en estos a^ros se han implantado; la emuladora pugna que

unos pueblas con ^o^tros y estos y aquellos labx•adores hanido estableciendo, movidas primero por inaplazables nece-

sidades familiares y por razones de tipo económico mástarde. ^De siempre, las clásicas labranzas castellana^s, desde

,

3

La. •^br:r: ^^oiu^^lruion^.rritw ;i^^n^^u nu imp^.^rtnncia un In Irnnsfuruin^•i^1n. ^- enh^r oll;is

la nivplaci^ín d^^l trrrrnu, c^n ,^i•nciLLa^ arrub>idcrns. ^an•Ir.^^r nrocs,iri;i.

la sencilla labor del pegujalero, que casi no dislxone de fuer-za ani^mal ni d^e tex•r.eno, a la d^el agx•icultor acomodado, pa-sando por el labriego de yunta o par y medio, han orientado

sus explotaciones agrícolas hacia el secano total, con predo-minio absoluto del cereal sobre la ^leg•uminosa

o los forrajes, dando lugar a un desequilibr•ioanti^económico y, como consecnencia, a frecuen-

.............................................................................................:...............................................Eetas Ho.tes ae mmiten gratis a quien las pide a la Sección dePublicaciones, Prensa y Propagande, del Ministerio de Agricultura.

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tes fracasas. Las espigas siempre pudieron más que la hacienda,productora magnífica de lanas o de carnes, daminaron a la viñae incluso a la huerta, que tantos jox^rxales absorbe y proparcionatarea en momentos de paro obligado.

La g•uerra ha hecho enfocar el problema de otra manera. Lapatata o la alubia fueron intervenidas, dejaron de ser de libreadquisición, al mismo tiempo que la venta de la ternera y el cox•-dero era negocio por demás lucrativo y que los productos hortíco-las alcanzaron valores desconocidos hasta el momento actual, im-poniendo todo esto una variación en la conducta y haciendo sur-gir la necesidad de la huerta.

Px^imex•o fué el antiguo pozo, medio seco o cegado del todo, que,limpio otra vez, volvíó a proporcionar cantidade^^ más o menos

grandes de agua, y más tarde otros que en las cercanías se abrie-ron con éxito, y así este o aquel paraje se pobló de agujeros, y el

verde estival del regadío y de la huerta fué ca^mbiando el monó-tono y viejo panorama del secano.

EL DESCONOCIMIENTO DEL RIEGO

Este nuevo camino también tuvo, y tiene, sus campos de abro-

jos y de espinas. No siempre se halló agua dorxde parecía imposi-ble que no fuera abundante y en lugares llenos de juncos y carri-zos, que se tenían por indici^o seguro, se tropezó con piedra dura,mientras que en otros sitios, en que lá gente dudaba del éxito, seencontró abundante venero. Es decir, que sobre estas cosas quetan ocultas van es difícil determinar, y acertar sobre todo.

Pero•los fracasos no paran aquí; hay otro tipo de derrota quepuede y debe preverse. En zonas de secano tradicional no bastadisponer de agua ; es preciso algo más : saber si es apta para ei

riego y conocer hasta dónde se puede llegar. Muchos agriculto-res han pecado de un exceso de fantasía; abrieron sus pozos yencontraron agua pronto y sin grandes dificultades, echando las

campanas a vuelo, pensando regar dos o tres hectáreas, sin previoaforo del caudal disponible y sin la experiencia de los momentos

en que los manantiales están bajos y más escasean las aguas. Sinencomendarse a Dios ni al diablo, labraron, nivelaron, trazaroncaceras, llegaron incluso a sembrar, para que luego el agua alcan-

zara sólo a fex•tilizar una pequeña parte del terreno ya preparado.Se deduce de lo expuesto la gran utilidad de aclarar bien cuán-

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ta superficie es posible regar con un volumen determinado, dem^odo que la realidad vaya de acuerdo con los proyectos que nues-tros agricultores conciban.

DOS MODESTOS SISTEMAS DE ELEVACION

E1 caso más sencillo y elemental es el clásico del productorque dispone de un minúsculo huerto, de un simple agujero conagua casi a flor de tierra y, por todo mecanismo elevador, de un

La azada es elemento de imprescindible uso en muchas tareas tfpicas del regadío.

rústico cigoñal. En este caso, el esfuerzo suele ser desproporcia,-

nado a los resultados, y más de una vez falta agua y otras mu-chas se calculan mal las propias fuerzas, quedando sin riego algu-

^^os rodales, donde la patata, la alubia o la hortaliza se van agos-tando para perderse definitivamente. "Quien mucho abarca, poco

aprieta", dice un refrán, y con escasa agua y elevación diaria,tras ocho o diez horas de faena, nunca superior en la práctica yen eondiciones normales a 20 ó 22.000 litros, es poca la superficie

que puede dominarse bien. En Medina del Campo tuvimos oca-sión de observar un caso extraordinario, elevando con este ax•te-facto, a más de 6 metros, en ^una tarea sobrehumana y que propor-cionaba muy pobre resultados, a pesar de tan insostenible esfuer-

:o. Queremos indicar con esto que únicamente cabe admitir talprocedimiento en caso de extrema modestia, para alturas de 1 a 2

r,^^;

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metr•os como máximo y oomo escalón intermedio hasta que seaposible adquirir la más sencilla y barata de las norias.

Más general, y por tanto de imp^ortancia mayor, son las ĉlá-

sicas elevaciones con noria de cangilones, y por ello más numer•o-

sas también las desilusiones, bien por juzgar equivocadamente ias

necesidades de los cultivos o la cantidad de agua disponible, y confrecuencia debido a una deficiente elección del dispositiv^o eleva-

dor•. Estos mecanismos son muy variados y diferentes, ya que en

el comercio se encuentran desde la bomba a mano y la noria demanivela, con 3.500 litros hora de rendimiento, a otras especia-les, que llegan, para escasas alturas, a 75.000 litros hora, y t^o;

das se,fabrican con abundancia de modelos y tipos. El cuadro quefigura a continuación nos da idea de los caudales útiles elevables,teniendo en cuenta las pérdidas que reducen la capacidad real delos cangilon^es, según las diferentes profundidades a que el agua

se encuentra y para los modelos más frecuentes de norias movi-

das por tma sola caballería mayor.

Altur;t áe elevación Litros por Uoru Litrov por segundo

3 metros. 26.000 75 " 22.000 6g „ 15.000 ^

10 " 12.500 3,50

12 " 10.000 3

La escala anterior nos pres,enta, con c:aridad, algunos rendi-mientos corrientes y la consideramos más racional que la facili-

tada en ^ocasiones por alguna casa constructora, que no presta ala altura de elevación toda la atención que merece, estableciendo

rendimientos horarios que a veces no llegan a ser alcanzados en

1_a realidad.

Es aconsejable que el agricultor, al encargar el sistema de

elevación a la fábrica o al taller, prescinda un poco del númerocomercial, que no responde en todas las marcas a idénticos tipos,

y envíe con su nota de pedido, como datos fundamentales, la altu-ra del agua en el pozo durante los meses de estiaje, en los casos

que esto es posible, bien por disponerse ya de aq^uél o p^or existirotros tan próximos que permitan asi^milar su experiencia, indi-

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cando el caudal liorario o por segundo, deducido aproximadamen-

te de los aforos, ^o de cálculos realizados al agotar el pozo para

su mejor excavación, y detall^ndo también ]a clase y calidad de

ganado que desea emplear para accionar la noria, las dimensiones

del pozo y cuantos antecedentes ayuden a formar claro juicio de

las necesidades del caso.

Como detalle, haremos constar que en general la numeración y

Una vieja caballería es suficiente, en ocasiones, para accionar la x^oria y elevar

el agua con que regar parce]as de escasa superficie.

rendimientos de las norias fabricadas más comunmente son las

siguientes :

Níunero 1.-De 6.000 a 6.^00 litro^ hora, con can^ilones de 4 litro,.

Número Z-De 12.000 a 12.500 litros hora, con cangilonea dc• 6 litros.

Núcnero 3.-De 21.000 a 22.000 ]itros hora, con ca,ngilones de S liYros.

Níimero 4.-De 28.000 a 30.000 ]itros hora, con can^ilones de 10 litros.

Los datos anteriores se rgfieren a norias con alturas medias

de elevación de ^ a 6 metros, accionada la primera por un simple

k^orriquillo y por ^una sola caballería mayor los .restantes, y estan-

clo dotadas todas ellas de una palanca o varal de 4 a 5 metros.

Según la noria que se utilice, variarán las secciones í^tiles de

los pozos, pudiendo considerarse como mínimo las que a continua-

ción ^exponemos :

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Noria del número 1:

Largo ..................... ............................ 1,'0 metro.s.

Ancho ................................................. 0^80 ^^

Noria del número 2:

Largo .................................................. 1,50Ancho ................................................. 0^85

Nor9a del número 3:

Largo .................................................. 1,86Ancho ................................................. 0^90

tioria del número 4:

Largo .................................................. 2,40Ancho ................................................. 1,00

LA CALIDAD DEL AGUA

Antes de pasar adelante, debe recordarse también que no to-dos los pozos proporcionan agua aptá para regar y hacer constar

que hemos tropezado en ocasiones con resultados desalentad^ores,

consecuencia de la mala calidad de tan fundamental elemento.Una temperatura excesivam^ente baja del agua, inferior a 10°

para Castilla y en riegos de verano, requerirá un soleamientoprevio, especialmente cuando se trata de plantas de huerta, sie^m-pre más delicadas y exigentes.

La causa fundamental de esta clase de fracasos radica en la

cantidad y clase de las sales que contiene el agua y que son no-civas para los cultivos, pudiendo cali^icarse de inuy buenas aque-llas eI^ que existe menos de 0,5 gramos por litro ; de aceptables,

cuando oscilan de 1 a 1,5 gramos, y de inadmisibles si pasan delos 2 gramos por litro. En general se toleran mejor las de natu-raleza caliza; son más peligrosas cuando aparecen cloruros o sul-

fatos, y enteramente rechazables si se encuentra carbonato sódi-

co, aunque se trate de cantidad muy reducida.Un análisis previo, ^utilizando, por ejemplo, los servicios que

prestan los Laboratorios de las Jefaturas Agronómicas Provin-

cial^es, permitirá cerciorarse en extr^emo tan importante y pro-ceder con entera seguridad antes de realizar gastos y trabajos.

CANTIDADES DE AGUA PRECISAS

Por otra parte, cada cultivo tiene diferentes necesidades deagua, y, sentado esto, es fácil comprobar có^mo el terreno, la orien-

tación más o menos forrajera u hortíc^ola de la alternativa, la

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intensidad del regadío, unido a la pericia del regador, al clima y,

clentro de ^>ste, a la cuantía y distribución de las lluvias, etc., se-

rán import;antes razones que harán oscilar, entre muy amplios

límites, 1a posible superficie regable. !En cada camarca se im-pone un número distinto de riegos y volúmenes, y por ello en el

cuadro que figura a continuación se recogen datos de la RegiónCentral para plantas muy comunes, cuyas mayores .exigencias de

agua suelen coincidir c^n agosto, mes que, unido a julio, son los •

de máximo consumo.

Cunsumo da a^^*,ua en el a^lo Gonsumocl^• .^gua cu aóosto

PI,.1\'1'ASNúmcro dc Volumen \umero de Vuli^men

rici^,os total, m;3 rie^os lolal, m^:S

Maíz forrajero ............................ 9 7.W0 2 1.600

Alubiati ......................................... 7 5.500 3 2.400

Patatas ........................................ 5 3.500 3 2.100

Remolacha azncarera ........ .......... 8 7.500 3 2.600

Alfalfa ......:....................... .......... 10 7.000 3 2.400

Hortaliza ...................................... 16 12.800 4 3. ^00

Volumen aprosimado de cada riego: 750 metros cúbicos.

Señalada el agua indispensable, es fácil conocer los^ volú^menes

mensuales que exige una determinada rotación, variables según

ia influer^cia de cada planta en una hectárea-tipo representativade la realidad del terreno. Pero todavía es más sencillo realizarlAS diversos razonamientos a base de una planta muy conocida,

como, por ejemplo, la patata, sobre todo por colocarnos en con-diciones cl<^ramente de^s^favorables y conseguir que cuanto se ez-ponga tenga más fuerza y sirva para convencer más y mejor alos nu^evos regantes. Con los datos anteriores es posible calcular,

aproximadamente, por el agricultor menos aficionado a los núme-

ros la posible superficie regable, y juzgar si se dispone del aguanecesaria para los cultivos que se desea implantar, ll+v^gando a de-ducir el rendimiento de la noria, las instalaciones preciSas y los

trabajos complementarios.Cada planta exige diferente número de riegos y volúmenes

mu,y distintos, variando unos y otros con los c'.iferentes meses delaño, y^en Cas^tilla, como se ha indicad,o, suele ser generalmente

agosto el que requiere utilizar más agua. Hemos expuesto ya quer,o se considerarán plantas como la re^molacha o la alfalfa, que

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precisan riegos voluminosos, ni otras de tipo hortícola, que obli-gan también a emplear cantidades considerables, planteando eIproblema para la patata y para terrenos de consistencia media,con poderes absorbentes comprendidos entre el 40 y el 45 por 100.Esta planta, en ti^rras de tal tipo, necesita, nznos años can otro^s,de cinco a siete riegos, principalmente durante el verano, emplean-do en cada uno 700 metros cúbicos por hectár^ea, de promedio^-70 litros por metro cuadrado-, o alrededor de 11 metros cúbi-

Modelo de depósiYO circular, en hormigón, tipo muy corriente en ]os pequeños

regadSos.

cos por cantero o tablar, si éstos tienen, como en algunas zonas

salmantinas, poco más o menos, una y media áreas. Durante elmes de agosto el consumo es máximo ; s^on imprescindibles dos

riegos y casi siempre se dan tres ; es decir, que coincide el momen-to de más necesidad con el instante en que ]as aguas están bajas.

Si a esto añadimos que un cultivador, en regadíos de este tipo,doride el agua escasea, pronto hace milagr^os y maneja módulos

muy alejados de los 20 ó 25 litros por segundo, reaom^endables eng•randes r•^egadíos, llegando a trabajar en muchas ocasiones con lamitad, comprendemos que riegos de 700.000 litros por hectáreasuponen-además de muchas horas de elevación, con pozos noexcesivamente profundos y una noria de tipo corriente, que comopramedio podrá poner a nuestro alcance 22.000 litros a la hora-

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un trabajo de unas dace horas y bien claro se ve, sin necesidad

de más justificación, que no serán muchos los p^ozos que p^ermitiránesto, y menos los ganado^s que lo taleren en momentos qu^e, por

coincidir con la recolección de cereales y leguminosas de secano,s^on de verdadero agobio y exigen largas jornadas^ y duras tareas.

Todo esta se aprecia en la realidad, y tan escasas son las parce-]as de una hectárea regadas, camo numerosas las que tienen 40,50 ó 60 áreas y se riegan con la ayuda de noria y fuerza animal.

NECESIDAD DE LA ALBERCA

Otro problema que suele presentarse deriva del agua que seeleva y de la que debe manejarse. La noria elegida nos proporcio-na alrededor de 6 litros por segundo, y para' regar es precisomanejar casi dos veces ésa cifra, realidad que nos obli^a a c^ons:truir albercas y depósitos donde ir almacenando el agua y hacerposible más tarde regar con ^una cierta continuidad, con aguamás templada y aireada; es decir, en mejores condiciones y conmás eficaz aprovechamiento del trabajo.

No es preciso construir grandes estanques capaces de contener

los volúmenes máximos, pues, sobre ser caro, es enteramente in-necesario. Bastará muchas veces con disponer de agua para regar

con más intensidad, sin interrupción, para mejor funcionamientode la noria durante dos o tres horas, tiempo que no debe ser so-

brepasado, pues los regadores se cansan y ejecutan malla opera-ción. Esto, unido al hecho de continuarse elevando mientras sei•iega, se traduce en la posibilidad de construir depósitos más re-ducidos y sencillos. Con el mód^ulo de 10 litros por segundo, nor-

mal en estos regadíos, que hemos admitido como corriente, aun-que en algunas regiones, como en el Orbigo leonés, el hombre muy

acostumbrado y práctico maneja caudales casi increíbles de 4 y 5litros p^or segundo, y con tres horas de riego, es preciso construir

la alberca y darla en el caso que venimos presentando una capa,-cidad de 43 metros cúbicos aproximadamente, como puede dedu-

cii°se fácilmente viendo que en dichas horas se eleva tui caudal de

3 X 6 X 3.600 =^64.300 ]itros;

y en este mismo tiempo se gastará regando

3 X 10 X 3.600 =- 109.000 litros;

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siendo obligado por ello almacenar de 40 a 45.000 litros si se

c,uiere trabajar eficaz y cómodamente, sin cortas paradas que al-teren el ritmo del trabajo, encarezcan la elevación por el tiempo

perdido o pongan en peligno una parte de la casecha al realizaruna distribución a destiempo del agua. Es buena práctica rlA es-

catimar el volumen de la balsa, pues se trata de un factor defundamental importancia, por lo que un ahorro cualquiera puede

Otro tipo de noria, mecanismo sencillo y útil en los pequeños regadíos.

transformarse en el futuro en pérdidas dignas de consideración.El volumen anterior será menor si el regador sabe trabajar

con menos cantidad de agua, o si se riega durante menos t;iempo,

durante dos horas, por ejemplo, con suficiente separación paradar lugar a que de nuevo se llene la alberca, haciendo posible un

riego en la mañana y otro en la tarde cuando menos intenso es el

calor. ^Pero en el caso considerado los tres riegos precisos en ag^osto

suponen un g•asto de 2.100 metx•os cúbicos, cuya elevación puede

hacerse cómodamente utilizando norias accionadas por una solacaballería. Se ve, no ^obstante, lo difícil que resulta regar una

hectáre^l ; la gran cantidad de agua que se precisa; la potente no-ria de que hay que disponer; el considerable tiempo que es obli-

gado dedicar; el esfuerzo del ganado mular de trabajo, y las re-servas de agua que para trabajar bien hay que acumular.

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VALOR DEL AGUA

Otro factor fundamental que debe tenerse muy presente es elcoste del agua, como detalle para marcar la conveniencia de la

implantación. En una zona regada pnr agua de pie, el coste es rq-

ducido, las tarifas son tolerables, y para los diversos canales dela región elel Duero, por ejemplo, suele ser corriente una cifra

máxima de 150 pesetas por hectárea para los cultivos que requie-

Cuando la elevación con noria resulta cara o la superHcie regable es grande, escorriente emplear grupos motobombas de gasolina o eléctricos.

ren mayores volúmenes de agua. Por el contrario, cuand^o hay

que elevar mediante noria, el coste es sensiblemente más alto,suxgiendo como intermedio el caso en que se utilizan motores degasolina o gx•upos m^oto-bomba eléctricos.

A pesar de la considerable variabilidad de esta clase de facto-

res, creemos conveniente exponer algunas cifras adaptadas almomento por que pasamos, pues siempre ^es posible y fácil aooplar

los precios que hoy se dan a los valores que jornales, obt•adas oproductos alcancen cuando llegue la normalidad.

Una caballería suele trabajar de ocho a doce horas diarias, ycon el tipo de noria estudiado eleva como máximo alrededor de

250 metx•os cúbicos de agua en pozos de la profundidad admitida-5 a G metros-, con tm gasto de 45 pesetas para pago de caba-

llería y gañ^án -y de -t a 5 pesetas más en concepto de amortización

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y conservación del pozo, mecanisrrio, acequias, etc., así camo deotros pequeños y variables desembolso.s. Todo ello se traduciráen que el métro cúbico de agua resulta a 0,20 pesetas, y. como eiriego de una hectárea de patata, caso que venimos considerando,precisa de 3.500 metros cúbic^os al año, el coste total del agua seráde 700 pesetas, cifra que para la remolacha azucarera se trans-forma en 1.500 y para la huerta en más de 2.500, siendo valoresrelativos que muchas veces aumentan debido a obtenerse dos co-

En las ^^rovincias de Ciudad Real y parte de Toledo es corriente el sistema de

elevación conocido por "arte y maroma", muy parecido a la cl3sica noria.

sechas dentro del .año, a un m:enor rendimiento del ganado, aIestado y condiciones del mecanis^m^o elevador, al mayor coste dela fuerza animal, a superiores necesidades de agua, etc.

Justifica esto la tendencia a realizar pequeñas instalacionesque permitan colocar motores y bombas eléctricas, no obstante laactual escasez de los elementos imprescindibles, especialmentehilo de cobre, pues, aparte de disponer para otras labores de lasyuntas, tan escasas hoy como sometidas a:un trabajo forzado, sereduce eJ citado gasto anual a cifras menos altas, obteniéndoseui; coste para el metro cúbico de agua que puede oscilar entre^ a 12 céntimos, y llega con frecuencia a valores más reducidos,al mismo tiempo que si abunda agua puede aumentarse conside-rablemente el terreno regable.

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OBRA5 COMPLEMENTARIAS

Las obras reseñadas precisan todavía de otros detalles que

muchas veces suponen fuertes desembolsos, muy variables entre

unas y otras parcelas, por ser el terreno quien los impone. Se pre-

cisa preparar el suelo, nivelarlo o abancalarlo, trazar algunas pe-c1ueñas acequias, etc. La nivelación suele hacerse con sencillas

arrobaderas de tracción animal, y el coste de la misma varía hoy

entre ^00 y 1.000 pesetas la hectárea; si es preciso abancalar, los

ñastos son mucho más considerables, hasta el punto de que en

este tipo de regadío sóio sea aconsejable cuando coincidan cir-cunstancias muy favorables de terreno, clima, medio, etc. Lasacequias en estos riegos, donde el agua no abunda, es conveniente

canstruirlas de fábrica o al menos revestirlas de cemento, y co-

rrientemente, por falta de práctica, y p^or no recurrirse a técnico

especializado alguno, se trazan mal y obliga la experiencia del

primer año a realizarlas de nuevo, modificando su recorrido o suscaracterísticas, con los consiguientes trastornos y gastos.

COSTE DE LA TRANSFORMACION

Para abrir los oj^os a productores no iniciados en esta clase

de trabajos, que no saben en general lo que la transformaciónpuede costar, e insistiendo en la justificación dada al empleo de

precios, el coste de la i^mplantación de un regadío con agua ele-vada, en una h^ectárea, puede calcularse por t^érmino medio del si-g•uiente modo :

Pozo:

l^^•.^ r:^.

Excavación en tierra franca (2,50 X 2,00 X 6,00), 30,00 metros cúbicos,a 25 pesetas .......................................................................................... 750.00

Revestimiento con mampostería en seco (7,00 X 6,00 X 0,40), 20,60 me-

tros cúbicos, a 40 pesetas .................................................................. 672,00

Alberca de yo,00 metros cúbicos útiles ( 10,00 X 5,00 X 1,25) :

Excavación de cimientos ( 28,40 X 0,60 X 0,60) y soleras (9,00 X 4,00X 0,40), 24,60 metros cúbicos, a 5 pesetas .. ........................................ 123,00

Muros de mampostería con mortero de 250 kilogramos de cemento (28,00X 0,50 X 1,25) y solera de idéntica fábrica ( 9,00 X 4,00 X 0,40), 31,90metros cúbicos, a 60 pesetas .. ............................................................. 1.904,00

Enlucido interior, con mortero, de 400 kilogramos de cemento (26,00

X 1,25 y 9,00 X 4,00), 68,50 metros cuadrados, a 6 pesetas ............... 411,00Arqueta, compuertas, etc . ........................................................................ 150,00

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Pescias

Mecanismo elevador:

Adquisición, transporte e instalación de ]a noria, incluída plataforma,

para 22.000 litro.s-hora de rendimiento ............................................... 2.350,00

Obias r,omplementarias:

Nivelacilin (tanto alzado) ........................................................................ 300,00Trazado y revestido de acequias, 100 metros, a 8 pesetas ..................... 800,00Detalles de acabado ................................................................................. 40,00

Toxnt . ................................................... .............. 7.500,00

Este valor únicamente puede tolerarse para superficies de unahectárea como mínimo ; pero en cuanto la escasez de agua obliguea disminuir la extensión regable, el coste unitario de la transfor,-mación aumenta por reducirse tan sólo, de manera sensible, los

Donde escasea la piedra o el ladrillo, se emplea muchas veces, para la construc-

ción de albercas, el hormigón armado.

gastos que representan la alberca y la preparación del terreno_Influye esto tanto, que la mejora puede lleĝar a ser antieconómi-ca, como sucede cuando es preciso efectuar desembolsos de 15 y

16.000 pesetas, cantidades inadmisibles en Castilla, incluso encircunstancias tan favorables como las del presente momento eco-

nómico, ya que la amortización de capitales de este tipo inverti-dos en parcelas pequeñas no puede hacerse más que en un c^onsi-

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derable número de años y suponiendo que el mercado siga absor-biendo y:remunerando como ahora los diversos productos.

El resumen de todo l^o indicado, se condensa en la conveniei^,-

c;ia de empezar por poco, contar con un primer año de tanteo que

nos marq^ue las disponibilidades de agua y nos presente, con la

rudeza de la realidad, alguna de las dificultades que es precisovencer para poder en años sucesivos ir llenando los baches, exten-

diend^o o:reduciendo el cultivo de plantas determinadas, introdu-ciendo nuevas prácticas, logrando alcanzar firmeza suficiente para

que el éxito lo tengamos asegurado.

VENTAJAS DE LOS PEQUEÑOS REGADIOS

Si el particular es el más directamente interesado en esta clase

de obras, no meno.s ha de estarlo la colectividad, pues, sin gastosni conflictos para el Estado, se trañsforman en regadío canside-rables superficies, ya que parcela a parcela y hectárea, a hectárea,

en los cieiitos de pueblos donde existen aguas subterráneas hastaahora parcial o enteramente perdidas, se llegan a sumar exten-

siones quE> en los últimos años han representado, sin duda, lacreación de riquezas tan considerables como las derivadas de za-nas cruzadas por canales y acequias que, además de ser costosas

para la nación, proporcionarán beneficios a muy largo plazo ; con

problemas de transporte y de mercado ; con ^ecesidades de prepa,-rar hombr^es aptos y disponer de ell^os; con exigencias de núcleos

urbanos o de caminos ; con dificultades sanitarias y otras preocu-paciories que en estos pequeños regadíos no existen nunca y hacenposible una inmediata producción y disposición de productos fun-

damentales en la alimentación familiar.La importancia de este esfuerzo es proverbial, y lo mismo las

naciones en guerra que aquellas que viven en la paz, se han

preocupado, y desde Francia y Alemania, cultivando sus parques,a los Estados Unidos, con sus "Huertos de la Victoria", creados

en zonas rurales de recreo o en los alrededores de las escuelas, ycuyo número pasa ya de 18 millones-con escasas áreas en unos

sitios y con más grandes extensiones en otros-, sin olvidar losllamados "Jardines de Vitaminas", de Bucarest, han movilizadouna riqueza enorme con miles de pequeños impulsos. En España

se ha i•ealizado un esfuerzo tan considerable, que en las provin-cias de Castilla raro será el pueblo donde no se han abierto pozos,

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y en ciertas comarcas manchegas es posible afirmar que el 80 por100 de los lab-radores han creado un pequeño regadío con su tra-

bajo y en numex•osas ocasiones con la ayuda del Ministerio deAgricultura, a través del Instituto Nacionai de Colonización, com-

pletando y mejorando sus explotaciones agrícolas, asegurand^o ta-

rea en época de actividad ^escasa y, de rechazo, culariendo sus ne-cesidades familiares en prodnctos y aumentando considerablemen-te sus ingresos.

B^BLIOGRAFIA

Para ampliar algunos de los conceptos recogidos en esta HoaA DIVU^.c.4DORA y

coneretar debidamente aquellos extremos que sólo ha sido posible esbozar, a con-

tinuación se relacionan algunas publicaciones y escritos, cuya consulta puede re-

sultar interesante:

F. Domínguez Garcfa Tejero: Intiplantacián de regaáEos.F. Ferrer: Abastecimiento de aguas.G. Tassinari: Manuale dell'Ago•ononzo.M. Bersellini: Il cittadino rurale,L. Cavanillas: "Riegos en la cuenca del Ebro". Révista Agricultura, septiembre

1911.F. de la Peña: "Implantación de regadíos". Revista Agricultura, septiembre y octu-

bre 1932, febrero 1933.

S. González Arroyo :"La 'calidad de las aguas utilizadas para el riego". Re^^ista

Agricultura, febrero 1942.

J. J. Fernández Urquiza: Regadíos en la cuenca del Orbigo.United States Department of Agriculture: Victory Garden.

GRAFICAS UGUINA: MELENDEZ VALDES, ĵrMADRID