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32 4 de agosto de 2017 Por CARIDAD CARROBELLO y TAISSÉ DEL VALLE No pocas familias cubanas gastan altas sumas de dinero en festejos de salón, alquileres de instalaciones, autos, estudios fotogrÆficos y vestuarios, comidas, bebidas para muchas personas, y hasta el contrato de grupos musicales para el momento. Sin negar la importancia de la celebración y su recuerdo grÆfico, la llegada a los 15 aæos, en ambos sexos, debiera conducirse por caminos mÆs acordes con las verdaderas necesidades de estos adolescentes y sus proyecciones futuras Historias detrÆs de un abanico Historias detrÆs de un abanico fiestasdequince.com FIESTAS DE 15 FIESTAS DE 15

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32 4 de agosto de 2017

Por CARIDAD CARROBELLO y TAISSÉ DEL VALLE

No pocas familias cubanas gastan altas sumas de dinero en festejos de salón,alquileres de instalaciones, autos, estudios fotográficos y vestuarios, comidas,bebidas para muchas personas, y hasta el contrato de grupos musicales parael momento. Sin negar la importancia de la celebración y su recuerdo gráfico,la llegada a los 15 años, en ambos sexos, debiera conducirse por caminos másacordes con las verdaderas necesidades de estos adolescentes y sus proyeccionesfuturas

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TODA una noche sin dormir pa-saron los integrantes de la fa-milia Pino, tres días antes de los

15 de Zulema: no habían conseguidoun ómnibus lo suficientemente gran-de para trasladar a las 14 parejas delbaile de salón y varias decenas de in-vitados, hasta el restaurante LaTarraya, del parque Lenin, en el mu-nicipio capitalino de Arroyo Naranjo.

Entonces el padre, bodeguero deocupación, tuvo que vender tres cer-dos más de la cochiquera del patio,para aumentar las finanzas y pagarasí el alquiler de dos guaguas de me-diano tamaño, pertenecientes a unaempresa de turismo.

Para los Rosales, sin embargo, nohubo tantos sobresaltos económi-cos, ya que familiares residentes enel exterior les enviaron dinero parala celebración de Lilian, la quincea-ñera. También los ingresos del padre,gerente de una tienda habanera, y dela madre, trabajadora por cuenta pro-pia en una dulcería, contribuyeron adarle gustos a la muchacha residen-te en la Víbora.

Ella quería celebrar sus 15 enVaradero, �pero no se pudo porqueun �todo incluido� para varias perso-nas requería disponer de más de milCUC�, lamenta la joven.

Entonces quiso algo más �modes-to�: gastar en un fotobook y videos,incluyendo el making off, como sifuera una modelo famosa de pasare-la. Al final el reflejo gráfico costó 500CUC, porque adicionó imágenes enexteriores y en actividad de compraspor varias shopping capitalinas, algoque se está poniendo de moda últi-mamente. Y desde luego, la fiestasería informal y sencilla, en una pis-cina particular, La Orquídea, delmismo municipio donde vive la fa-milia, alquilada con 400 CUC.

Elvy, por su parte, no permitió quese ignorara su decimoquinto cum-pleaños. El adolescente quiso pasar-la bien con sus amigos reguetoneros,también en una piscina. Cuando selo dijo a su madre, a ella por poco leda un infarto.

Solo faltaban seis meses para lafecha y Elvy nunca había tocado elasunto. Su deseo repentino implica-ba contar con más de 1 000 CUC paradestinarlos a fotos, alquiler del espa-cio y de un grupo musical de re-guetón, entre otros gastos. Y la cuen-ta no daba para la familia Balán, cuyacasa está ubicada al final de un pasi-

llo, y aún en proceso de construcción,en el Callejón del Sapo, Guanabacoa.

A pesar de la separación matrimo-nial, ambos padres �graduados uni-versitarios� se pusieron de acuerdopara unir sus finanzas. Tenían la con-vicción de que celebrar los 15 del hijovarón no lo haría menos hombre.�Ese día él quiere compartir con susamigos; creo que no es nada feminoi-de, solo una moda. Pudiera oponer-me, pero las costumbres han cam-biado y un enfrentamiento padre-hijono resuelve nada pues su área de in-fluencia no la puedo cubrir yo solo,únicamente trato de darle la vueltaa su idea, por el alto gasto que impli-ca�, dijo el padre.

El joven no quería fotos. Pero lamadre sí, �porque es lo que quedaplasmado para el futuro�, insistióella. Para las instantáneas, Elvyadoptó poses donde se resaltara sumusculatura; y otras, como modelode revista y cantante famoso, segúnsus preferencias musicales asocia-das a la música urbana. Pero sobretodo insistió en un montaje que si-mulaba un encuentro con el famosofutbolista Lionel Messi.

Muy pocas expectativas tuvoNarelys, quinceañera de La Habana.La familia López recibe como ingre-sos la ayuda económica que la segu-ridad social le brinda al padre, en si-lla de ruedas �y quien por suerte dejóla bebida�, así como el modesto sala-

rio de la madre, auxiliar pedagógica.Sin embargo, los integrantes de lacasa pastoral evangélica a la que asis-te la joven, no dejaron pasar por altola ocasión.

Entre valses y apariencias

Las celebraciones de 15, con las ten-siones familiares y todo el entrama-do de negocios y servicios tejido a sualrededor, fueron reflejadas por larevista BOHEMIA en la primeraedición de abril de 2005. Bajo el título�Vals de las apariencias�, esta mis-ma sección indagó sobre variascondicionantes que intervienen enesta tradición.

En el citado trabajo, la psicólogaIvette Vega argumentó que �los pa-dres juegan un rol muy importanteen la fabricación de ilusiones de loshijos, pues los jóvenes reclaman mu-chas veces lo que sus progenitores hancondicionado de manera subliminalcuando les dicen: �Esto vamos a guar-darlo para tus 15�. Sobre ambos pro-genitores cae el peso del sacrificiopor el sueño, pues son quienes se en-cargan de hacerlo realidad�.

A solo 12 años de aquel reportaje,este tipo de fiesta añadió nuevos ele-mentos y se tornó más costosa. La pe-riodista Sheyla Delgado di Silvestrellipuntualizó en la revista Mujeres (2016)el recorrido de las celebraciones paralas niñas y su colofón, los 15. �[�] Ya elboom de la farándula de los cumples

Históricamente, las fiestas de 15 eran el momento en que las familias pudientespresentaban a las muchachas ante la sociedad.

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infantiles está a punto de dejar para-noicos a los más sosegados: la delminiquince (a los cinco años) y pre-quince (a los 10), que obviamente se-llan con broche de oro en la pomposafiesta de quinceañeras�.

Recientemente, la tesis de licen-ciatura en Periodismo Mis quinceprimaveras, de una de las autorasdel presente trabajo, Taissé Del Va-lle, puntualizó que el miniquince yel prequince introducidos en el con-texto nacional no son tradiciones,sino influencias culturales foráneascon una alta carga mercantil. Lascelebraciones previas a los 15, consus más actuales variantes, se debena que en la sociedad cubana conver-gen variados consumos culturales,y niveles de uso y acceso a las tecno-logías de la información y la comu-nicación, que realzan tal novedad;

son, en cierta medida, un productode la globalización.

La celebración del decimoquintocumpleaños a los varones, es otro ele-mento incorporado a la festividad des-de hace aproximadamente un lustro.�Como era de esperarse �recalca latesis�, en una sociedad aún machistacomo la cubana, las prácticas cultu-rales en torno a esta celebración noson exactamente las mismas que enel caso de las muchachas, aunque síse han hecho muy populares las fo-tos. Parece ser, para ellos, solo unacuestión de moda�.

Cuatro familias bajo la lupa

La investigación Mis quince prima-veras, caracterizó las prácticas cul-turales en torno a las celebracionesde los quinceañeros de cuatro fami-lias habaneras: los Pino, Rosales,

Balán y López. Indagó los componen-tes económico, biológico-psicológico,simbólico, comunicativo y sociocul-tural, de los diversos actores.

Para el análisis fueron aplicadasalgunas técnicas del método etno-gráfico, entrevistas a las familias es-cogidas y allegados, además de laobservación de los distintos proce-sos en estas celebraciones de 15, des-de su concepción hasta el momentode la socialización de las fotos en elbarrio y la escuela. Asimismo, el tra-bajo hizo una amplia revisión biblio-gráfico-documental y fueron consul-tados estudiosos del tema.

Es significativo que, a pesar de lasmarcadas diferencias determinadaspor los diversos estatus económicosde las familias, las expectativas so-ciales siguieron siendo muy homo-géneas en cuanto a la casi obligato-riedad de que los padres financiarana sus hijos una celebración digna derecordar, a pesar de conocer que sololos costos de las fotos y los videossobrepasan los ingresos de un profe-sional cubano en un año.

El estudio académico considerócomo aspecto biológico-psicológicopropio de la edad de los quinceañeros,la preocupación por mejorar la apa-riencia física, querer estar a la moda,la aspiración de tener independenciaen las salidas nocturnas y el apego a lasocialización en espacios al aire libre.

Uno de los elementos coinciden-tes en los cuatro jóvenes seleccio-nados fue el contexto estudiantil. Zu-lema, Lilian, Elvy y Narelys cursanla enseñanza media y en este entor-no comparten códigos y valores; porlo general, escuchan el mismo tipode música, tienen consumos audio-visuales semejantes y, como nativosdigitales, convergen con las más fre-cuentes tendencias on line.

Como resultado del trabajo de cam-po de esta tesis, fue posible constatarque en la mayoría de los jóvenes anali-zados el tipo de música escuchada in-fluyó a la hora de escoger sus grupos depertenencia, logrando así una diferen-ciación. Zulema, amante de la danza,prefiere la música popular bailable;Lilian quiere ser modelo y se inclinamás por los ritmos pop de las pasarelasinternacionales; Elvy se identifica conel reguetón y la manera de vestir, ha-blar y comportarse de estos músicos; yNarelys escucha alabanzas religiosas.

Las entrevistas con estos mucha-chos corroboraron que entre los con-

No pocas quinceañeras realizan fiestas de salón con valses y otros bailes de parejas, que noexcluyen el espectáculo.

Los varones también se incluyen en el festejo quinceañero.

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sumos culturales en tres de los ca-sos (a excepción de Narelys) tienenprioridad los audiovisuales, pues lesgustan las series, películas y videosclips, muchos de los cuales son pro-ductos norteamericanos, europeos oasiáticos, y algunos cubanos.

El hábito de leer está presente enellos en menor medida, y hay diferen-cias en los gustos: Zulema y Elvy, porlo general no sobrepasan la lecturade lo orientado en la escuela, Lilianrepasa cotidianamente las revistas demoda que oferta el Paquete Semanal,y Narelys dedica horas a la Biblia.

La indagación arrojó que, aunqueno sea la generalidad dentro de lasociedad cubana, existen festivida-des donde la especulación y el �ti-rar la casa por la ventana�, hacennuevamente acto de presencia. Dela ilusión familiar se aprovecha lapequeña empresa privada organiza-da alrededor de este onomástico.

Se oferta de todo

Para la doctora y periodista IsabelMoya, los 15 han devenido un nego-cio exponencialmente lucrativo, so-bre todo en los últimos 10 años. Haido ganando espacio la industria dela memorilia o del recuerdo (fotos,videos, afiches, llaveros, posters,postales).

Según los resultados de la inves-tigación Mis quince primaveras, entres de los casos analizados las fotos

y los videos de las distintas fases dela ceremonia presentan a los adoles-centes en un estado de plenitud, feli-cidad y suntuosidad.

Para el reflejo visual priman lasportadas tridimensionales, la realiza-ción de revistas y photobooks. Dentrodel álbum de las quinceañeras desta-can peculiaridades de la moda inter-nacional. Por ejemplo, los peinados alestilo de Lagherta, protagonista feme-nina de la serie Vikingos (que es partedel consumo cultural foráneo).

Se observó que las fotos temáticasson muy aceptadas: Alicia en el país

de las maravillas, poses como unaVenus (que alude a la �inocente� se-xualidad de la joven), imágenes enactividad de compras usando las bol-sas de la multimillonaria marca Vic-toria�s Secret, así como imitacionesde sujetos de pasarela o artistas.

Las principales locaciones exte-riores que los estudios fotográficosincluyen en sus ofertas son: La Ha-bana Vieja, donde se escoge a la ciu-dad amurallada y antigua que con-trasta con la frescura de las poses ylos estilos juveniles; el parque Al-mendares, por la belleza de los pai-sajes naturales; y hoteles del muni-cipio de Playa, porque denotan unaciudad más actual y cosmopolita. Encuanto a los principales montajesutilizados, se seleccionan otras ca-pitales del mundo.

Cabe resaltar que en ninguno delos casos analizados los quincea-ñeros escogieron la realización defotos junto a sus compañeros de cla-ses, a pesar de que con estos com-parten códigos y valores. Las fotosde estudio son, por lo general, un pro-ceso que acompañan las madres, losfotógrafos, maquillistas y vestuaris-tas, pero nadie más.

Miradas Cuba adentro

La psicóloga cubana Lisset Gutiérrez,en el panel Fiestas de quince, bodasy otros ritos culturales, publicado porel Instituto Cubano de InvestigaciónCultural Juan Marinello en 2006, afir-mó que: �luego de 1959 la Revoluciónestimuló un proceso de homoge-neización social y cultural, en el que

El patrón de los 15 que siguen una temática, como la de esta Cenicienta saliendode su carroza, se pone de moda en Latinoamérica.

Varios estudios fotográficos cubanos incluyen el alquiler del traje largo para la quinceañera.

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Estudios Logos

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se defendieron los valores de la sen-cillez, la igualdad��.

Así mismo lo valora Isabel Moya,quien apunta que existieron algunaspolíticas sociales para que la celebra-ción de los 15 se extendiera a un ma-yor número de familias cubanas.�Junto con la libreta de abastecimien-to te daban un �tique� para comprarun par de zapatos. En el caso de LaHabana se adquirían en la tiendaPrimor. Las quinceañeras recibíanotro cupón para comprar el cake, lacerveza, refrescos. De alguna mane-ra, los festejos entraban por la libre-ta de abastecimiento, como si fueranobligatorios; este elemento ayudó amantenerlos en el tiempo�.

Sobre los años 80 del pasado siglo,muchas personas que antes no te-nían recursos económicos, empiezana tratar de cumplir aquella ilusiónque las madres no pudieron realizaren su juventud. Se pone de moda elalquiler de trajes largos, la prácticade ahorrar dinero y la realización dedesmesurados gastos, a tal punto quelo refleja una película satírica sobreel tema, Vals de La Habana Vieja,de Luis Felipe Bernaza.

En la misma década comenzaronlos montajes fotográficos. Los másusuales: la quinceañera en la panta-lla del televisor soviético, así comoel paisaje del malecón habanero traí-do hasta la sala de la casa. Otros es-cenarios para la fotografía fueron laescalera, el piano y las motos. Se usa-ban vestidos con pamela y guantesde encaje hasta los antebrazos. Losshorts eran hasta la cintura, presen-tes sobre todo en fotos de exteriores.

A pesar de que la sociedad defen-día valores como la sencillez y la mo-destia, se adentró en algunos sujetosel falso concepto de la celebración,abocado hacia la fastuosidad y la os-tentación. Un artículo de la revistaMujeres, en la década de los 80, pro-ponía otra visión del cumpleaños: �Sindesdeñar la tradicional fiesta, muy delgusto de la jovencita, hay múltiplesmaneras de hacer ese día inolvidable.Desde la cena con sus familiares yamigos más íntimos en un buen res-taurante, hasta la cada vez más acep-tada Vuelta a Cuba. Hay variantespara pasarlo bien sin agravar en de-masía el presupuesto familiar ni que-rer aparentar lo que no se es�.

El período especial supuso un es-collo casi insalvable para el modelo delos 15 fastuosos. Pero la ceremonia delsalón reapareció con fuerza a finalesde los 90, ya dentro de un contexto na-cional con nuevos actores económi-cos. Igual se manifiesta un cambio dementalidad en las jóvenes, una visiónmás personal del festejo, aunque nadabarato, pues las muchachas aspiran aque las lleven a cabarets como Tro-picana, Parisién y Copacabana, o a unacasa en la playa.

En las primeras décadas del sigloXXI la celebración sostuvo los mati-ces ostentosos, y en la actualidad ellujo y la opulencia son propuestosincluso por productos culturales fo-ráneos como la revista Primavera,incluida en el Paquete Semanal.

Varios analistas consideran que alos 15 hay que mirarlos hoy desde unaóptica multidimensional, relaciona-da con valores en evolución. Las fies-

tas, ya sean modestas o fastuosas, sonexpresión del estatus hogareño den-tro de un contexto económico cam-biante, y sedimentado a partir de laeducación, las tradiciones, las creen-cias más firmes de las familias, elbarrio, la escuela, y también de la ca-lidad de los consumos culturales.

Aquellas personas con un alto ni-vel monetario pero muy dependientede las tendencias extranjeras en suspreferencias, seguirán teniendo unamirada muy kitsch del festejo, solo li-mitada a las apariencias y al tener porencima del ser.

Otras familias más apegadas a losvalores de sencillez y modestia, sinembargo, inculcarán en la formacióndel adolescente, gustos, identidadesy necesidades más acordes con larealidad de los ingresos domésticos;y aun cuando estos últimos sean al-tos, inclinarán a los jóvenes a ser másprácticos y menos derrochadores, acumplir roles más trascendentes,tanto en la esfera docente como ensus relaciones con otras personas.

El criterio del papá de Elvy destacóen este sentido. �Siempre le aclaré ami hijo que ni dejaríamos de comer porsu fiesta, ni se paralizaría la vida de no-sotros por darle un gusto. Solo íbamosa aportar lo que tuviéramos para eso yél lo tuvo bien claro. En el criterio deracionalidad fui tajante; él puede tenerhoy cinco pares de zapatos, pero jamás10, porque no es necesario, debe haberun límite. A los padres nos gusta quelos hijos estén bien, pero a los mucha-chos también debe gustarles que los pa-dres lo estén; por eso no es justo que lafamilia se sacrifique vendiendo sus co-sas ni sobreexplotándose en el trabajoy afectar así la salud de algunos de susmiembros.

�Nunca debe dejarse a un lado laconsideración y el apoyo humano quedebe existir entre padres, hijos, her-manos, abuelos, por darle más impor-tancia a esa efeméride. Lo esencialestá en el amor entre nosotros mis-mos como personas, no en la aparien-cia�, concluyó.

No se trata de censurar el festejo,sino de reconceptualizarlo, pues esuna tradición. Las fiestas, fotos y re-galos pueden ser mucho más senci-llos, sin perder la oportunidad de quela familia se solidarice con el momen-to, aporte, sea partícipe del disfruteen colectivo, y haga sentir al adoles-cente responsable ante la nueva eta-pa que se abre en su vida. Algunas celebraciones incluyen el paseo por la ciudad en auto descapotable.

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NUMEROSOS investigadores coin-ciden en que, desde sus comien-

zos, esta celebración se concibiócomo un momento de iniciaciónsexual que convidaba a las jovenci-tas a integrarse en la sociedad y arecorrer un camino hasta convertirseen mujeres.

En algunas culturas antiguas lasmuchachas ofrecían sus tributos ala Diosa del Amor en un acto pura-mente religioso y el dinero retribuidoingresaba en las arcas del templo.En Roma, las quinceañeras acudíanal río en un evento ritual.

En América Latina, las raíces de lacelebración están en la etapa preco-lombina, en los ritos de iniciación dela mujer en la cultura azteca, que lue-go se sincretizarían con las costum-bres europeas de presentar a las jó-venes en sociedad. Es decir, que losconquistadores tomaron la celebra-ción pagana de los pobladores origi-nales y la adaptaron a la iglesia; ladanza fue reemplazada por el vals yel altar azteca por el cristiano.

Para la nobleza inglesa y la altaburguesía francesa del siglo XIX, esterito se asoció con un baile de debu-tantes, donde las jóvenes entre 14 y16 años hacían la presentación ensociedad. Su actuación y desenvolvi-miento, así como la posición socialde los padres, eran decisivos paraun enlace matrimonial provechoso.

A principios de la década del 30del pasado siglo, se comienza a prac-ticar esta actividad en las comunida-des hispanas de los Estados Unidos.Aunque se mantenían los lazos deestas con sus costumbres españo-las, sin embargo, en esa nación nose celebraba el decimoquinto cum-pleaños, sino los 16 años de edad,bajo el nombre de Sweet sixteen oDulces 16. Este día eran organiza-dos una gran fiesta y un banquete.

Por otro lado, en las iglesias católi-cas las quinceañeras recibían la ben-dición del cura para integrarse a lasociedad y finalmente contraer matri-monio como �mujeres de bien�; el ho-menaje tenía dos momentos: la misade acción de gracias y la fiesta.

En Latinoamérica se mantiene la tradi-ción de los 15. No obstante, cada puebloimpone matices propios a estas fiestas.Por ejemplo, en Argentina, además de re-cibir a la homenajeada con música y flo-res, se alternan tandas de baile con comi-das. El festejo finaliza con desayuno o pizzacon cerveza.

En Puerto Rico la muchacha va amisa con sus amigos y familiares; luegoentra al sitio de la celebración del brazode su padre y 15 amigas la esperan conflores para homenajearla. La cum-pleañera baila un vals con su papá, pri-mero, y luego con sus amigos.

Las familias católicas de México ofre-cen una misa, y luego la joven se tomauna foto con sus allegados en un lugarespecialmente decorado. En la nochedisfrutan de la fiesta, en la que despuésde bailar el vals con el chambelán (asíse llama al joven que baila con la dama),ella se cambia los zapatos bajos porunos de tacón alto. También es comúnque reciba su última muñeca y la madri-na le cambie la tiara por una corona,con lo cual finaliza, simbólicamente, latransición de niña a mujer.

En Perú, cuando la quinceañera en-tra a la fiesta es esperada por 15 mu-chachos sosteniendo flores y 15 señori-tas con velas en sus manos. Despuésdel vals con su padre, la muchacha bai-la con su novio; en caso de no tener uno,puede elegir a un joven o lanzar un ramoa los invitados y quien lo capture será elafortunado.

La versión más extendida del origende la celebración en Cuba es que surgiócomo práctica de la clase burguesa du-rante la neocolonia. Se hizo más frecuen-

te y extendida desde la década de los50 del pasado siglo. Se denomina-ban en aquella época primer salón,pues a partir del momento, la señori-ta integraba formalmente un lugar enla sociedad, y podía ser cortejada.

En su mayoría estas actividadesse celebraban en los diferentes clubsde moda, las residencias de los ho-menajeados, o en algunos salonesde restaurantes muy renombrados.

La investigadora Graziella Pogolottiapunta la importancia de la crónica so-cial en la etapa neocolonial, como ele-mento legitimador de este ritual, so-bre todo a nivel de la imagen, así comoel uso de un lenguaje totalmente codi-ficado, con epítetos que en algunoscasos eran en francés, como jeune fille,o en inglés, como flower girl. Lo impor-tante de la crónica social es que el re-ceptor no era solo el sector social en elque este rito proliferaba, sino una enor-me cantidad de personas que la leían,como hoy se leen las revistas del cora-zón, sin tener la menor posibilidad deacceso a todos esos lujos, a elemen-tos de ostentación.

Los sectores poblacionales más po-bres, aunque sí celebraban fiestas, lohacían de manera más íntima, casisiempre en el hogar al que invitaban ados o tres amigas de la escuela, perorealmente no había una gran fiesta.

Un recorrido por estas actividadesen Cuba durante diversos períodos per-mite constatar el cambio experimen-tado, llegando a convertirse la clásicacelebración en casi una obligación, unaprioridad para la familia, sin importarsu posición socioeconómica.

De ayer a hoy

La fiesta de �los 15�siempre ha tenidoen común el ritoiniciático de lasmuchachasen sociedad.