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Historias cercanas Las huellas de la emigración en mi familia Antela Fátima Morgade Lores

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Historia familiar de Antela

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Las huellas de la emigración en mi familia

Antela Fátima Morgade Lores

La emigración en la historia

reciente de mi familia

He hecho un rápido repaso al fenómeno migratorio en los últimos cien años de la historia de mi familia materna, en una investigación breve y rápida. No he podido rastrear las huellas de la emigración en mi familia paterna.

FAMILIA DE DOLORES TORRES VILLAVERDE

Francisco Torres Villaverde, hermano de Dolores, mi abuela materna. A mediados de los años cincuenta, debido a las malas condiciones de vida, decide emigrar a Argentina donde tiene familiares -tíos y primos-. La situación en su casa es tan difícil que su madre, Isolina, tiene que pedir prestado el dinero para su pasaje a Buenos Aires. Allí vivió aproximadamente dos años, después se fue a Venezuela. En este

país se casó con Digna Solla, también emigrante gallega, con la que había tenido una hija, Pilar. Trabajó en varias empresas en empleos sucesivos y a veces simultáneos, lo que le permitió ahorrar lo suficiente para cumplir uno de sus sueños: volver a Galicia con los recursos suficientes para construirse su propia casa. Su decisión fue un golpe de suerte, pues regresó antes de que la crisis del 73 deteriorase la situación política y económica de Venezuela. Después de tantos años en Venezuela, Francisco (Paco, para sus familiares y amigos) regresó con un castellano impregnado de giros caribeños: ya no conducía un coche, “manejaba un carro”; no cogía nada “agarraba” todo; hablaba siempre de “mi mamá” en vez de utilizar la expresión “miña nai” propia del gallego. Su historia en la emigración fue la única que tuvo camino de ida y vuelta.

Pilar Torres Solla, hija de Francisco Torres Villaverde. Pasó su infancia y adolescencia en Pontevedra con unos tíos maternos. Cuando tenía dieciocho años se fue a Venezuela para vivir con sus padres. Poco después se marchó a Nueva York para estudiar inglés y ya no regresó. Se casó con un joven americano descendiente de italianos y allí se quedó a vivir. En realidad, volvió a Galicia, pero ya cuando no le

quedaban más que unos meses de vida. Como tantos otros emigrantes gallegos, volvió a su tierra a morir y a ser enterrada en ella. Según he podido averiguar, en Nueva York siempre se sintió una emigrante. A pesar de que hablaba perfectamente el inglés, su acento español la delataba, y también su nombre. Volvió a España en varias ocasiones, pero sólo de vacaciones.

Frank Anthony Vigorito Torres , hijo de Pilar Torres Solla. Su historia es muy curiosa porque, a pesar de nacer y residir siempre en Nueva York, era considerado español, aunque no había vivido nunca en España. Su círculo de amigos contaba con personas de procedencias diferentes, entre ellas algunas de origen hispano; de ellos Frank empezó a pasar algunas vacaciones en España, por lo que sus amigos se reafirmaron en considerarlo español. Tras la muerte de su madre, siente que quiere cambiar de vida y decide venir a Galicia para pasar una temporada con sus abuelos. Es como hacer el viaje de

retorno que su madre hizo poco antes de morir. Frank es un emigrante, así se siente, aunque sus motivos no sean económicos. El idioma es lo que hace que cada día alguien le recuerde que no nació aquí. Pero de momento se siente a gusto y no quiere regresar.

Jesús Villaverde Cendón, hermano de Isolina, mi bisabuela materna. Emigró a Argentina a finales de los años veinte. Allí se casó con Argentina Mirón y tuvo dos hijos. Regresó a España en varias ocasiones, pero solamente de vacaciones, puesto que su vida se desarrolló en Buenos Aires, donde formó una familia.

Manuel Villaverde Cendón, hermano de Isolina. En realidad era su hermano preferido, pues él la apoyaba y defendía siempre cuando eran niños. Emigró a Argentina a principios de los anos treinta. En Buenos Aires se casó con Marta y tuvo dos hijos. Tardó cuarenta años en volver a Galicia y lo hizo sin avisar. Según me contaron, una tarde de verano paró un taxi delante de casa y allí estaba tío Manolo cuarenta años después. El encuentro entre los dos hermanos fue muy

emotivo y la cara de felicidad de Manuel, cuando volvió a recorrer los caminos de su infancia, inolvidable. Recordaba lugares y también palabras, recordaba un idioma que lo llevaba a su niñez. Manuel volvió en otra ocasión a Galicia pero, al igual que para su hermano, la emigración sólo fue un camino de ida.

Maruxa Torres Hermida, prima de María Lores Torres, mi madre. Buscando trabajo se fue a Inglaterra a principios de los años noventa. Encontró trabajo y familia, puesto que se casó con un escocés, Ian, y tiene un hijo, Jack. Viene a Galicia siempre que puede, varias veces al año.

FAMILIA DE JUAN LORES FERNÁNDEZ

Manuel Lores González, padre de Juan Lores Fernández, mi abuelo. Estuvo emigrado en Cuba a principios de la segunda década del siglo pasado, de 1911 a 1913. Su esposa decía que se fue con una maleta y que cuando volvió la perdió en el camino. Con esta expresión quería dejar claro que su aventura en Cuba no fue satisfactoria. Manuel tuvo nueve hijos, de los que vivieron siete; de ellos, tres emigraron a Argentina y no

regresaron nunca. Cuando Manuel emigró a Cuba, dejaba en Galicia a su esposa y a dos hijos.

Manuel Lores Fernández, hijo de Manuel Lores González, nació en noviembre de 1908. Se marchó a Argentina en el año 1926, con dieciocho años; en Buenos Aires vivía su tía Teresa Lores, hermana de su padre; ella fue la que los reclamó para que pudiesen emigrar. Se da la circunstancia de que cuando se fue, su hermano menor, llamado Juan, todavía no había nacido. Por lo tanto, estos hermanos nunca se conocieron. Manuel tuvo negocios relacionados con la construcción.

Se casó y tuvo dos hijos, Marcelo y Fabiana, que no conocen la familia gallega de su padre.

José Lores Fernández, hijo de Manuel Lores González. Nació en 1916 y emigró en 1930, cuando tenía catorce años. Juan Lores, mi abuelo, tenía un año cuando su hermano se fue. Una semana antes de morir, José y Juan pudieron hablar por teléfono por primera y única vez. Pepe trabajó siempre en hostelería; se casó pero no tuvo hijos.

Andrés Lores Fernández, hijo de Manuel Lores González. Emigró a Argentina a principios de los años cincuenta, dejando en Galicia esposa y cuatro hijos. Su profesión era relojero y como tal trabajó en varias empresas. En una de ellas llegó a hacer relojes para la Casa Rosada, durante el mandato de Perón.

Andrés Lores Escudero, hijo de Andrés Lores Fernández. Emigró a Argentina, reclamado por su padre, en 1963, cuando tenía dieciocho años. Debido a la situación económica insostenible que se vivía en Argentina, el llamado “corralito”, volvió en 2002 para completar sus años de cotización y poder regresar con una pensión de jubilación que le asegurase una vejez sin sobresaltos. Volvió a Buenos Aires en 2009. Andrés fue el único de su familia que

conoció a todos sus tíos y tías por parte de padre; tiene recuerdos de todos. Andrés trabajó siempre en hostelería, con una suerte diversa a lo largo de su vida.

Andrés Javier Lores Mendes de Sousa, hijo de Andrés Lores Escudero. Nacido en Argentina en 1970, emigró a Galicia en el año 2002 también a causa del “Corralito” y aquí sigue con su mujer y sus dos hijas. Trabaja en el sector naval en Vigo. Nunca imaginó llegar a vivir en Galicia, pero no piensa regresar a Argentina, salvo de visita.

Tres casos de emigración actual

en mi familia No hace falta buscar mucho para encontrar casos actuales de emigración en mi familia extensa actual. Lo más curioso es que cuando me encargaron este trabajo sobre la emigración, pensé que en mi familia no había casos de emigración. Quizás porque en Galicia es asumida como un fenómeno natural.

Entrevistas En mi entorno familiar, varias personas han conocido la experiencia migratoria. De ellos, hay ejemplos vivos que pueden dar testimonio actual de este fenómeno social, de su incidencia social y de sus consecuencias.

El emigrante retornado

Andrés Lores Escudero es uno de los ejemplos más completos de los “caminos de ida y vuelta” que supone la emigración. Con 18 años se va a Argentina, donde ya está su padre desde hace unos años. Allí vive su vida y se va integrando en la vida de Buenos Aires. Allí se casa con Mónica Méndes de Sousa, hija de unos emigrantes portugueses, allí muere su padre y allí nacen sus hijos, sin acordarse mucho de la familia que dejó en Galicia, su madre y sus hermanos, con los que mantiene escaso contacto. En el año 2002, cuando ya ha entrado en la cincuentena, lo sorprende el “corralito” argentino y se queda sin trabajo y con escasos recursos. Entonces es cuando vuelve la vista hacia su tierra natal y retoma el contacto con su familia gallega. Una vez asegurada la buena acogida, retorna a Galicia y trabaja en

varias ocupaciones, hasta estabilizarse como camarero de restaurante de lujo. Su máximo interés es completar los años de cotización necesarios para asegurarse una jubilación digna.

- Diga su nombre y su fecha de nacimiento. - Me llamo Andrés Lores Escudero. Nací el dos de diciembre de 1944 en Campañó, una parroquia rural de las afueras de la ciudad de Pontevedra. - ¿Cómo era su familia cuándo usted era pequeño? - Mi familia estaba formada por mis padres, mis abuelos y mis hermanos. Era una familia normal, de origen humilde y escasos recursos. - ¿Cómo era su casa? - Mi casa era de una aldea de Campañó, una casa normal de las aldeas en aquella época. Era de piedra, de planta baja y muy pequeña. Tenía una finca pequeña y una huerta también escasa. Teníamos algún ganado.

- ¿Fue a la escuela? - Sí, durante un tiempo. Quizás seis o siete años. - ¿Cómo era? - Se llamaba La Escuela de las Mambainas, y tengo un recuerdo agradable de ella. Estaba compuesta por tres aulas en donde había dos maestros y una maestra.

- ¿Cómo eran los maestros? - De los maestros tengo buenos recuerdos, al igual que de la escuela. Porque yo, directamente, tuve un maestro y una maestra. Recuerdo que la maestra era doña Emilia, una gran maestra, en mi opinión. Y el maestro que tuve era don Cándido Vilas Calvo, buen maestro también. - ¿Cuándo emigró? - Me marché el día 14 de febrero del 1963.

- ¿Por qué decidió irse? - Bueno, en realidad yo en aquel momento tenía 18 años y no lo decidí. Más bien se dieron una serie de circunstancias. Aquí no había muchas salidas, a mí me gustaba la aventura y alguien me propuso irme para Argentina. En aquel momento allá tenía a mi padre y unos tíos abuelos, que me animaron con la idea de ir y eso fue lo que pasó. En principio fue el motivo por el que yo me fui para Argentina. - ¿Por qué a Argentina? - Precisamente por eso, porque estaban mi padre y mis tíos abuelos. - ¿Qué equipaje se llevó? - Pues una maleta con muy pocas cosas. Con aquello imprescindible para una persona: una muda, un pantalón y una camisa y unos zapatos. Y la esperanza de algún día podría tener más cosas que esas. La travesía duró 17 días. - ¿Cómo eran los tripulantes?

- Bueno, yo pues tuve la suerte de viajar en un barco argentino, de nombre Alberto Valero, con tripulación prácticamente toda española, gallega. Y me han tratado muy bien. - ¿Cuál fue la primera sensación que tuvo al llegar a Argentina? - En realidad, después de tantos años no lo recuerdo mucho. Pero, me quedé sorprendido. Para mi era algo nuevo, yo venía de una aldea de Galicia, me encontraba con un gran puerto, una gran ciudad. En aquel

tiempo me sorprendió un poco toda aquella grandeza, aquella magnitud en aquel instante. - ¿Cómo organizó su vida en Buenos Aires? - En principio con el apoyo de mi familia. Y después busqué trabajo y empecé a trabajar y a cobrar. - ¿En qué trabajó? - Bueno, al principio empecé a trabajar en la hostelería, en aquel tiempo cobraba sobre dos o tres mil pesos. - ¿Le costó acostumbrarse? -En principio, si. Aunque en ese país el idioma es prácticamente el mismo, o sea, se habla el castellano con sus diferentes modismos. Pero las comidas son diferentes, las costumbres también y la gente también lo es. Al principio me costó bastante adaptarme. Pero bueno, con el paso de los años te vas acostumbrando.

- ¿Cómo conoció a su mujer? - Fue por una circunstancia muy curiosa. Yo la conocí el mismo día en el que llegué a Buenos Aires porque coincidió que un tío mío estaba casado con una tía de ella. Y acompañando a los tíos que me fueron a esperar al puerto también estaba ella, con los que me fueron a recibir. No precisamente ese fue el momento en el que iniciamos una relación, obviamente. Ella tenía catorce años y yo dieciocho, pero después, con el tiempo, por el hecho de que nos conocíamos y éramos sobrinos de los mismos tíos aunque no compartíamos un vínculo de sangre, pues se acabó formando una relación hasta formarse un matrimonio.

- ¿Cuándo y dónde se casaron? - Nos casamos en Buenos Aires el día 5 de Abril del año 1968. Nos quedamos a vivir allí mismo, en Buenos Aires, en el barrio de San Isidro. - ¿Cuántos hijos tuvo? - Dos. Dos hijos varones. El mayor se llama Juan Manuel y nació en el año 1969; el segundo se llama Andrés Javier y nació en 1970. - ¿Les hablaba de Galicia a sus hijos? Constantemente. Yo siempre tuve noción plena de lo que yo llevaba dentro de mí como gallego. De hecho, han visitado España y uno de ellos incluso vive en España en la actualidad. Vive en Galicia. - ¿Por qué no adquirió la nacionalidad argentina? - Porque en su momento yo para poder nacionalizar a mis hijos no podía adoptar la nacionalidad argentina, pues al adoptar la nacionalidad argentina, España no me reconocía como español y entonces yo no podía nacionalizar a mis hijos. Debido a eso fue por lo que no la adopté. - ¿Pensó que algún día volvería? - Bueno, siempre se mantiene la esperanza de eso, desde luego. Quizá no en el momento en que lo hice pero siempre estaba la ida de volver a Galicia. Siempre tuve la ilusión de volver, mucho tiempo antes de la época en la que volví. Uno mantiene siempre esa esperanza. - ¿Cuándo empezó a pensar seriamente en volver? - Pensé seriamente en volver cinco años después, en el año 68. Después, debido al hecho de que se formalizó la relación y me casé, pues eso postergó un poco esa ilusión o ese deseo de volver. Y luego el hecho de que los chicos crecían, compromisos y cosas… En realidad lo pensé con seriedad algún día cuando me vi un poco dificultado por problemas económicos. Y no solamente regresé a España por la ilusión de volver, sino también por la necesidad de volver. - ¿Qué pensaban su mujer y sus hijos? - Siempre tuvieron una buena idea sobre España y Galicia. Con relación al hecho de que yo también tuviera que volver, consideraron que debía ser, por cuanto al haber de por medio una razón económica e incluso de subsistencia, ellos consideraban que yo tenía que buscar un medio para resolver esa situación. Entonces estaban de acuerdo con que yo regresara. Y de hecho mi esposa después estuvo acá viviendo 7 años conmigo, aunque en este momento se volvió de nuevo a Argentina. Y uno de mis hijos está erradicado legalmente en Galicia, en Pontevedra.

- ¿Cuándo volvió a Galicia? - En Febrero del año 2002. Me alojé en la casa de mi madre. Poco después, el 31 de mayo, vinieron mi mujer, mi hijo y mi nuera. - ¿Está contento de haber regresado? - Por supuesto que sí, ¿Por qué no voy a estarlo? Claro que estoy contento. - ¿Tiene pensado volver alguna vez a Argentina? - Bueno, sí. Yo allá todavía tengo un hijo, tengo nietos; y de hecho he vuelto, tuve dos oportunidades en estos 7 años que llevo en España, casi 8. Y en algún momento me volveré a ir. Argentina es un país que me acogió bien. Soy gallego, soy español, lo siento como tal, pero Argentina es como mi segunda patria. - Dicen que los emigrantes tienen dos patrias. ¿Dónde quisiera ser enterrado? - Yo soy gallego, nací en Galicia y me gustaría… Pero…, de hecho, ya me enterrarán en el país en donde muera, en Argentina o en España. Por decidir, preferiría en Galicia pero… Todo depende del momento en el que me encuentre o me sorprenda la muerte. - Diga lo mejor y lo peor de Argentina y de Galicia - Lo mejor de Galicia… es mi tierra, mi sangre, es mi familia, es mi vida… Lo mejor de Galicia son los verdes, estos verdes maravillosos que tiene. Las montañas, las costas. Y lo mejor de Argentina… bueno, Argentina es un país también, en muchos aspectos, extraordinario. Lo peor tal vez son, con todo el respeto, los argentinos son como todos aquellos que no sabemos hacer de nuestro país lo que debería ser: un gran país. Por que posibilidades de serlo las tiene, pero a lo mejor los que la gobiernan no lo saben hacer, o no pueden. - ¿Los emigrantes tienen derecho a intentar conservar su cultura al país al que van? - Yo creo que sí. De hecho hay muchos países que las respetan, siempre y cuando también uno como emigrante respete las tradiciones y las costumbres del país. O sea, Argentina es un país en donde todo ciudadano, toda persona que lo habite, está obligada a respetar las normas y las leyes, y las costumbres de ese país. Pero a su vez, acepta y respeta individualmente o colectivamente, dentro de grupos o formaciones o colectivos, los emigrantes mantengan sus costumbres y sus tradiciones. De hecho, allá hay asociaciones gallegas legalmente constituidas en donde uno disfruta y realiza continuamente sus costumbres, su religión, etc.

El inmigrante que “vuelve”

Andrés Javier Lores Méndes de Sousa es hijo del anterior. El que era un argentino hijo de emigrantes gallegos se convierte a su vez en emigrante a Galicia cuando las dificultades económicas ponen a prueba, a principios del siglo, la economía argentina. Con 31 años y con mujer y dos hijas, se queda en el paro, por lo que vuelve sus ojos a Galicia, esa tierra lejana, patria natal de su padre que nunca pensó visitar. Una vez cerciorado por su padre de la buena acogida de sus parientes gallegos y de las posibilidades de empleo en Galicia, abandona una Argentina cada vez más insegura. Hoy tiene un empleo estable y una vida más tranquila que entonces, y no piensa en volver.

- Diga su nombre, apellidos y fecha de nacimiento. - Andrés Javier Lores Méndez de Sousa, y nací el ocho de septiembre de 1970. - ¿Cuando llegó usted a España? - El treinta de mayo de 2002. - ¿Fue difícil encontrar trabajo aquí? - No mucho. Me ayudaron mis familiares gallegos. En todo caso encontrar trabajo en Galicia fue mucho más fácil que en Argentina cuando me fui de allí.

- ¿El trabajo que tiene ahora es mejor o peor que el que tenía en la Argentina? - El trabajo que tengo ahora, desde hace ya tres años es mucho mejor que el que desarrollaba en Argentina, tanto en salario como en condiciones laborales. - ¿Porqué se trajo a su familia a España? - En realidad la familia fue la razón de que me planteara emigrar. Quería encontrar una vida mejor para mi mujer y mis hijas. Y yo pienso que la familia debe estar reunida, de forma que donde estoy yo, estarán ellas y viceversa.

- ¿Cree que su familia vive aquí mejor que allá? - Desde luego. Aquí los servicios sociales como la educación o la sanidad son gratuitos y mucho mejores que en Argentina. Y después hay otra cosa que es muy importante: la seguridad. Aquí mis hijas pueden andar solas por la calle, por lo menos durante el día. Allá eso es imposible. Y esta tranquilidad es impagable.

- ¿Qué conocía de España antes de venir? - Muy poco. Lo que había estudiado en el colegio. Y de Galicia, algunas anécdotas que me contaba mi padre y que me resultaban muy lejanas. - Su decisión de emigrar, ¿cree hoy que fue acertada? - Por supuesto. No me arrepiento en absoluto. Hoy mi familia vive mejor de lo que lo haría si viviera en Argentina. - Dicen que los emigrantes tienen dos patrias, ¿cree usted que es cierto? - En cierto modo, si. Yo cada vez veo más a España como mi nueva patria, y no puedo olvidarme desde luego de la Argentina. - Visto desde aquí, ¿qué es lo mejor y lo peor de la Argentina? - Lo mejor de la Argentina son los argentinos, y lo peor es la inseguridad. - ¿Qué es lo que más le gustó y le decepcionó de Galicia? - Lo que más me gusta de Galicia es su forma de vivir, su filosofía de la vida. Y lo peor es que los gallegos tienen un trato social más frío que los argentinos.

- ¿Cuáles son los principales problemas del emigrante en España? - Por lo que a mi concierne, el principal problema es estar lejos de mi tierra natal, pues la echas de menos. Es la nostalgia, la “morriña”, como ustedes la llaman. - ¿Volverá a Argentina cuando mejore la situación o piensa quedarse definitivamente en Galicia? - Desde luego mi intención es quedarme definitivamente en Galicia. A pesar de la nostalgia, el bienestar y seguridad de mi familia están por encima de todo. - Su padre, un emigrante gallego retornado, ha preferido volver a Argentina y en cambio usted, un emigrante argentino que no conocía Galicia, prefiere quedarse aquí. Comente esta contradicción. - En realidad la contradicción es sólo aparente. Mi padre ya tenía su vida allí, y su mujer prefería volver a Argentina. En cuanto se ha jubilado, se ha ido porque la pensión es mayor si vive en Argentina. Mi caso es distinto, pues yo tengo hijas y mis hijas están creciendo aquí, están echando raíces aquí y aquí me quedaré.

El emigrante sentimental

Los “caminos de ida y vuelta” que dibuja la emigración tienen a veces sendas complejas. Una pareja de emigrantes españoles se establece en Venezuela en los años 40. En Galicia dejan a su hija, que se reúne en la adolescencia con ellos en Venezuela para después irse a mejorar su inglés con una tía en Nueva York. Allí conoce a un joven americano, hijo de emigrantes italianos, con el que se casa. Mientras sus padres retornan de Venezuela a Galicia, la pareja se establece definitivamente en Nueva York. Allí nacerá su hijo Frank Anthony Vigorito Torres, al que su madre envía a pasar los veranos en Galicia para que no pierda el contacto con sus raíces. Tras realizar estudios universitarios, el joven inicia en su ciudad su vida laboral. Cuando su madre fallece, prueba a vivir una temporada en Galicia, atraído por el estilo de vida de los gallegos. Aquí lleva varios años y no tiene intención de regresar.

- Diga su nombre, apellidos y fecha de nacimiento. - Frank Anthony Vigorito Torres, nacido el uno de febrero de 1975 en Nueva York.

- ¿Se considera a si mismo un emigrante? - Si, a los efectos de que básicamente reúno las características del emigrante, aunque mis razones no sean estrictamente económicas. - ¿Y cuales son sus razones para venir a vivir a Galicia? - Básicamente cambiar de vida, pues no me satisfacía la vida que llevaba en Nueva York. Aquí hay mejor calidad de vida, menos prisa y hay más belleza a tu alrededor. Y las mejores almejas del mundo (ríe). - ¿A qué se dedica? - He hecho varias cosas. Últimamente a dar clases de inglés. Ahora mismo estoy dando varios cursos de inglés americano para ejecutivos y profesores.

- ¿Le costó mucho adaptarse a la vida gallega? - No mucho… Y en todo caso tengo Internet, que me ayuda a no perder el contacto con mis amigos de Nueva York. Y me costó un poco adaptarme a la comida, porque aquí es muy diferente. - ¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos de Galicia? - Lo que más me gusta es que la ciudad está cerca de la playa. Y las almejas (ríe). Lo que echo de menos es la comida internacional a la que tenía acceso en Nueva York: comida india, china, etc. - ¿Mantiene el contacto con su familia americana? - Si, básicamente a través de Internet. Y los visito de vez en cuando. - Dicen que los emigrantes tienen dos patrias. ¿Dónde quiere ser enterrado? - Sobre la segunda pregunta, aún no me lo he preguntado. Y sobre la primera he de responder que estoy de acuerdo. En Norteamérica me siento español y en España americano.

- Lleva ya varios años en Galicia. ¿Aún se siente un emigrante? - Si, porque al no haber aprendido el español de niño, ahora lo hablo con un acento característico, de forma que, cuando conozco a alguien, siempre me pregunta al rato de donde soy. Yo, para explicarme, tengo que decirle que nací en Nueva York. Eso impide que se sienta plenamente integrado como un gallego más. - ¿Le costó acostumbrarse al estilo de vida gallego? - No, con mis abuelos me adapté muy bien. Y ahora vivo sólo y llevo la vida que quiero. - ¿Qué echa de menos de su vida americana? - Nueva York es una ciudad muy grande, con una amplia y variada oferta. Y hay muchas oportunidades. Puedes escoger. Aquí la oferta y las oportunidades son menores, y por lo tanto es más difícil escoger. - ¿Piensa regresar algún día a su tierra? - Pues no lo sé. Y esta también es mi tierra. El sentimiento de que tengo una familia cercana es más fuerte en Galicia que en Nueva York.