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    La afasia y su historiografaFRANCESC B UJO SA'I HOM AR*

    Pocos temas tan reconfortantes como el sndrome de la afasia puedeelegir el historiador de la medicina para su investigacin. Quien a estadisciplina se dedica suele cuestionarse a menudo la utilidad y, ms an,la utilizacin de su trabajo. No debera ruborizarnos el afirmar quecoqueteamos insistentemente con nuestros colegas mdicos y desgra-ciadamente con xito bien escaso. Si alguna vez conseguimos unarelacin con ellos, sta suele tener el carcter de un compromiso social,impuesto por la estructura acadmica, que nunca o casi nunca resultaplacentero y menos an fecundo. A nadie debera extraar, por tanto, laemocin que siente el historiador cuando, a la hora de recuperarliteratura crtica sobre el pasado de la afasia, se encuentra que buenaparte de estos escritos han aparecido en congresos y revistas demedicina actual;^ en captulos de libros dedicados a los problemas quetienen planteados hoy en da las neurociencias, en general, y laneurolingistica, en particular. Este inters aumenta al comprobar quelos autores de estos trabajos no suelen ser historiadores invitados, sinolos protagonistas y, entre ellos, los ms destacados de la actual cienciasobre los desrdenes del lenguaje. Surge entonces, junto a esta gozosaoportunidad de sermdicos, la primera de las preguntas que aparecena lo largo de la investigacin. 2A qu se debe que tantos afasilogosactuales dediquen buena parte de su tiempo a escribir sobre el pasadode su especialidad? Claro est que slo tras la lectura atenta y compa-rada de toda esta literatura se puede avnturar una contestacin, quenecesariamente ha de ser mltiple.

    Algunos de estos afasilogos se han acercado a la historia con unaintencin bien tradicional: rendir homenaje a los antecesores. Conocenque la mejor manera de reforzar la unidad y cohesin d e una familia esrecordar, a ser posible de forma ms mitificadora que crtica, losgloriosos antepasados comunes, y consiguen evitar de esta manera tanto* Departamento de Historia de la Medicina. Facultad de Medicina. Valencia (Espaa).DYNAMISActa Hispanica ad Medicina Scientiarumque Historiam Illustrandam. Vol. 1, 198 1, pp. 13 1- 163 .

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    los separatismos como las ingerencias, siempre, segn ellos, ilegtimos ypeligrosos. Concluyen lo que pretendan desde un principio, que laafasia es un captulo clsico de la neurologa y un terreno profesionalreservado a los neurlogos. Otros afasilogos han buscado en la historialegimitizacin y respaldo para sus teoras actuales, a las que quierenacorazar con argumentos de autoridad. Es, ste, un hecho que resultacongruente e incluso complementario con uno de los caracteres msfascinantes de la literatura sobre la afasia: su falta de obsoliescencia. As,al contrario de la casi totalidad de la literatura cientfica, la dedicada a laafasia sigue utilizando con intencin no histrica da.tos y teorasformuladas hace casi una centuria, ponindolos en el m i m o plano quelas contemporneas. Por eso autores decirnonnicos como Broca yWernicke siguen estando hoy en da entre los ms citados. Veremos msadelante que no es ste el nico rasgo que emparenta esta literatura conla propia de las humanidades. Un tercer grupo de afasilogos harecurrido a la historia como un medio de aclarar los numerosos ydificiles problemas epistemolgicos y metodolgicos que se planteancasi a diario a cualquier neurlogo mnimamente crtico. Esta mismadesorientacin metodolgica ha sido la que ha conducido tambinhacia la historia a un cuarto grupo, de no escasos componentes. Pero, sila causa ha sido la misma que la del grupo anterior, no se puede ocultarque su propsito ha sido muy distinto: en vez de aclarar las dudas,evitarlas y sustituirlas. Si se tena necesidad de publicar y se careca deun programa de investigacin coherente, siempre resultaba un buenrecurso acudir al pasado y buscar con espritu de anticuario unacuriosidad poco divulgada, o bien, a modo de cronista oficial, ordenarcronolgicarnente las teoras conocidas.

    Quien se acerque a la literatura sobre la afasia notar, adems, que,a partir del primer tercio del siglo XIX, buena parte de los artculos ylibros tienen, en cierta medida, el tono de (quicio histrico)) sobreenfrentamientos y polmicas ocurridas aos atrs, y que las habitualesdisputas de prioridad cientfica, tan magnficamente estudiadas porMerton ( l ) ,han existido tambin en el campo de la afasia. Ha originado,todo ello, una literatura a la que hay que calificar de ((histrica, unquesea entre comillas, Nos ocuparemos ms adelante, con algn detalle, deestos aspectos. Lo que pretendemos ahora exclusivamente es dejar claroque todos estos factores han hecho proliferar hasta lmites increbles ialiteratura que los afasilogos han escrito sobre el pasado de su disciplinay que, por tanto, nuestra revisin historiogrfica debe abandonar todapretensin de exhaustividad y limitarse a comentar zlquellos trabajos

    (1 ) MERTON, R. K. (1977 a);M ER TON , R. K. (1977 b); M ER TON , R . K . (1977 c).

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    La afasia y su historiografia 133que hemos considerado ms significativos. Para mayor claridad exposi-tiva, los agruparemos en dos etapas separadas por la fecha"- 1920- enque Henry Head public su conocida revisin f2).1.1.1. Desde 1875 a 1920

    El primer trabajo al que nos referiremos dentro de este primergrupo es el que Jules Falret publico en 1875 en el Dictionnaire Encyclop-dique des Sciences Medicales dirigido por Dechambre (3) . Como es sabido,dicho diccionario cuidaba la parte histrica de cada una de sus voces.Falret no falt a esta costumbre cuando redact la voz sobre afasia. Encontra de Jaccoud dijo que ningn autor anterior al siglo XIX habasabido distinguir entre la afona, la afasia y la amnesia. Aunque citabaalgunos antecedentes, el artculo de Falret se concentraba en el trascen-dental papel que haban desempeado los artculos de Broca sobre eltema. El trabajo de Falret estaba redactado, evidentemente, en y desdeuna poca en la que triunfaban de manera absoluta las hiptesis delque fuera fundador de la Societ d'Anthropologie de Pars.

    Adolf Kussmaul public, en 1877, su Die Storungen der Sprache. Versucheiner Pathologie der Sprache ( 4 ) .Aunque en la parte histrica se limit arepetir el esquema de Falret, en los otros captulos del libro present lasaportaciones de Wernicke sobre la afasia sensorial y formul uno de osprimeros diagramas explicativos de los diversos tipos de afasia.

    Jules Grasset dedic varios escritos a reivindicar el importante papelque en la 1ocaJizacin de la facultad del lenguaje haba tenido. eltambin monspeliense Gustave Dax. Las pginas que en sus Maladies duSysteme Neroeux reserva para la historia de la afasia (5) estn destinadas adejar claro que ni Bouillaud ni Broca haban reparado en principioque las lesiones productoras de la prdida del lenguaje se localizabannicamente en el hemisferio izquierdo y que, por contra, esta regla yahaba sido observada por Gustave Dax aunque el trabajo de ste,presentado al Congreso que en 1836 se celebr en Montpellier, habaquedado sin publicar. Las reivindicaciones de Grasset fueron contesta-das poco tiempo despus por Desir Bernard en su obra De lJa)hasie etses diuersesfomzes (6). Argument que la descripcin clnica de Dax eramuy imprecisa, que haba localizado la lesin en un lbulo distinto delfrontal y que, adems, el gran mrito de Broca no resida exactamente

    ( 2 ) H E A D , H . (1920) .(3) FALRET, J . (1875) .(4) KUSSMAUL, A . ( 1 877) .(5 ) GRASSET, J . (1880) ,Vol. 1, pp. 127-129.(6 ) BERNARD, D . (1889) .

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    en la formulacin de las hiptesis, sino en el camino que le condujo aellas. La histrica del libro de Bernard, escrita desde un estrictopositivismo, no es nicamente un ataque a Dax y sus reivindicadores,sino una de las ms serias, documentadas y fidedignas historias que sehan escrito sobre el tema.

    Muy pobre en contenido histrico es, en cambio, la obra que Freudpublic en 1891 y que titul Zur Auffassung der Aphasierk; eine KritischeStudie ( 7 ) . En ella, se limitaba a subrayar la gran importancia que habantenido los casos presentados por Broca en 186 1 y sealaba que el hechode que esta teora fuera slo aplicable a los sujetos diestros se supoposteriormente. Acababa, Freud, diciendo que las impugnaciones a lahiptesis de Broca se haban basado en el deliberado equvoco deinvertir sus aserciones y convertirlas en la tesis, mucho m,s endeble, deque la prdida o deterioro del lenguaje articulado implicaba necesaria-mente la presencia de una lesin en la tercera circunvolucin frontal.

    La revisin histrica que Pierre Marie public en 1906 en la SemaineMedical (8) constituye un autntico hito dentro de la hist~oriografia e laafasia. Conocidas son las tesis de Pierre Marie de que exista en realidadun solo tipo de afasia, la sensorial o de Wernicke, a la que poda estarasociada o no una anartria. El primero de los casos constitua lo que sehaba venido a denominar afasia motora. Para Pierre Marie, la afasiamotora pura, es decir, aquella en la que exista nicamente unaimposibilidad de pronunciar palabras, sin el ms mnirno deterioro dela inteligencia, no era una verdadera afasia y se trataba simplemente deuna anartria. Para defender dicha teora, Pierre Marie Analiz los textosanteriores de 1866 y examin los cerebros de los dos primeros casospresentados por Broca, que se conservaban en el Museo Dupuytren. Delprimero, perteneciente al famoso Leborgne (Tan-Tan),dijo que la lesinno slo afectaba a la tercera circunvolucin frontal, sino que tambin yde manera muy extensa a la zona de Wernicke, por lo que se tratara deuna afasia motora, es decir, una afasia sensorial a la que se habasumado una anartria; del segundo caso, el de Leloiig, dijo que laslesiones que se observaban eran las propias de un hombre de elevadaedad y que se tratara probablemente de un caso de demencia senil.Pierre Marie pasaba despus a estudiar la situacin acadmica de lasprincipales figuras que haban intervenido en el tema, la doctrina deGall respecto al lenguaje y su influencia entre los mdicos, y las teorasde Bouillaud, y a afirmar que Broca en el transcurso de pocos aoshaba pasado de una postura reservada y dubitativa a ser un radical

    (7) FRE U D , S. (1891).(8 ) MA RIE , P. (1906).

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    La afasia y su historiografa 135defensor de las localizaciones en el sistema nervioso. Pierre Marieaseguraba que la militancia republicana de Broca no haba sido ajena aesta radicalizacin y terminaba diciendo que las aportaciones de Hitzig,Fritsch y Charcot haban reforzado las teoras de Broca. Resulta ociosoinsistir en lo nuevo que resultaba el esquema de Pierre Marie y lasmltiples sugerencias que contena para la investigacin histrica sobrela afasia. Por eso no se acaba de comprender bien por qu no ha sidoms utilizado, no slo por los historiadores de la afasia, sino tambinpor los historiadores de la medicina y la ciencia, pues este articuloconstituye, posiblemente, uno de los ms tempranos y estimulantesejemplos del enfoque externalista de la historia de la ciencia y de lo queha venido a denominarse practica1 medical history.

    En el mismo ao de 1906 escriba Souques, en la Enciclopedia deCiencias Mdicas, un articulo sobre afasia (9), en el que, aparte deconsiderar las novedades aportadas por Pierre Marie, ofreca un esque-ma, que luego se repetira con mucha asiduidad, de la evolucinhistrica de los conocimientos sobre este sndrome. Souques orden suexposicin histrica en cjnco grandes etapas -reinados- seguidos deuna revolucin encarnada en la obra de Pierre Marie. Cada una de lasetapas estara presidida por una gran figura -rey- alrededor de cuyaobra se habran estructurado todos los conocimientos. La primera deestas etapas estuvo presidida, segn l, por la obra de Gall, comoprecursor, y la de Bouillaud, que supo defender con ahnco las ideas delviens. Les sucedi Pierre Paul Broca, que localiz el centro de la afasiaen la 3.a circunvolucin frontal. En 1874 empez el reinado deWernicke, quien haba dividido las afasias en tres tipos: sensorial,motriz y de conduccin. Heredero de Wernicke fue Kussmaul, quesubdividi la afasia sensorial en sordera y ceguera verbal. Por fin, eltrono haba vuelto a Francia y lo haba ceido Charcot el cual asegurque existan cuatro tipos de afasia: la motora, la sordera verbal, laceguera verbal y la agrafia.

    Las revisiones que publicaron en 1908, F. Moutier ( 1 O) y Goblot (1 1)fueron escritas desde la misma orientacin que Pierre Marie y aceptan-do el esquema ordenador general que acabamos de exponer. Elprimero insisti en el tema y repas con mayor profundidad los casosclnicos ya histricos, mientras que el segundo, con una preocupacinclaramente ms filosfica, subray el apoyo que significaron para elmaterialismo las demostraciones de Broca. El siguiente trabajo al que-(9) SOUQUES, A. (191 1 ) .(10) MOUTIER, F. (1908) .( 1 1 ) GOBLOT (1908) .

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    nos vamos a referir est escrito desde una orientacin muy distinta.Cuando Henry Head public en 1920 su articulo ((Aphasia:an historicalreview))(12), tena ya muy maduras sus ideas respecto a las alteracionesdel lenguaje. Conocido es su intento de conjugar una clasificacin de laafasia basada en el estudio lingstico de su sintomatologa -afasiaverbal, sintctica, nominal y semntica- con una interpretacin delsistema nervioso segn una remozada teora de los niveles de integra-

    , cin. En su relectura de Gall ~y Broca, Head encontr que habaninsinuado, de forma ms o menos explcita, que existan diversos tiposde afasia que correspondan a alteraciones intelectuales de distintorango. En el mismo articulo, Head hizo hincapi en la gran importanciaque haban tenido para el conocimiento de la afasia las aportaciones deJackson al que consideraba su autntico precursor. Explic que las ideasde Jackson haban tenido tan poca influencia a causa de que fueronescritas fuera de la rbita de su tiempo y porque representaban unacomplicacin para el esquematismo reinante. La opinin nada favora-ble que Head tena de aquellos que, como Bastian, Werriicke, Lichteim,etctera, haban interpretado los fenmenos de la adasia a base deesquemas con centros y conexiones entre estos centros, la expres yacu en un atributo que hizo muchsima fortuna: diagram makers.1.1 2. De 1920 hasta nuestros das

    De los afasilogos contemporneos que han contribuido al conoci-miento de la historia de su disciplina, el ms prolfico ha sido, sin duda,Macdonald Critchley (13).Estudi, en sus primeros trabajos de carcterhistrico, las contribuciones de Jackson (14) y Head (15) en el terreno delas afasias. Fueron no slo afinidades idiomticas las que le emparen-taron con estos dos autores, sino tambin una connn mentalidadantilocalizacionista respecto al sistema nervioso. Hay, todava, mscoincidencias significativas. Antes recordbamos que Head dedic sustrabajos iniciales a revisar la obra deJackson, constituyendo este anlisisuna de las bases de su gran contribucin. Paralelamente se puede decirque la lectura que Critchley hizo de ambos se convirti, asimismo, enuna orientacin decisiva para sus trabajos sobre la clnica de ,losfenmenos afsicos. Es posible, por tanto, hablar de una lnea inglesa deafasilogos antilocalizacionistas, cuyos tres pilares bsicos seran, orde-nados de forma cronolgica, Jackson, Head y Critchley.A estos primeros(12) HEAD, H. (1920).(13) Vase en la bibliografia una parte de los trabajos que Macdonald Critchley haconsagrado a aspectos relacionados con la historia de la afasia.(14) CRITCHLEY, M. D. (1960 a); CRITCHELY, M. D. (1960 b); CRITCHLEY, M. D.(1960 c).(15) CRITCHLEY, M. D. (1961).

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    La afasia y su historiogaa 137trabajos histricos de Critchley, pertenece tambin el articulo, delgnero de las patografias retrospectivas, que dedic al conocido caso deafasia padecido por Samuel Johnson (16). Gracia a una coleccin decartas autgrafas del propio Samuel Johnson, conservadas en la NewYork Public Library y en la Hyde Collection, pudo objetivizar ladisgrafia que acompa a la alteracin del lenguaje. En 1964 public,Critchley, dos artculos sobre la conocida polmica de prioridad entrePaul Broca y Gustave Dax (1 ) . En ellos ofreca una cuidada descripcinde los acontecimientos con todo lujo -si es que, en historia, as se lepuede llamar- de detalles cronolgicos. Insista, en que esa idea de ladominancia del hemisferio izquierdo haba sido fundamental para elpensamiento de Jackson. De este mismo perodo son dos artculos muyrelacionados con la historia de la afasia: el consagrado al ((iconoclasta))Pierre Marie (18) y el dedicado a la frenologa (19). En este ltimo,Critchley resuma en tres las grandes aportaciones ideolgicas que Gallhaba hecho a la medicina: subrayar la importancia de la craniometra,asegurar que no hay zonas silentes en el cerebro y, por ltimo, barrer elsistema filosfico que impeda el progreso de la fisiologa cerebral y lapsicologa. Es indiscutible que el de 1964 fue uno de los aos msfecundos de Critchley como historiador de la afasia, pues, aparte de losya citados, public el que constituye su ms ambicioso trabajo histrico:The Origins of Aphasiology)) (20). El texto, que aporta pocas noveda-des, es un resumen asptico, preciso y ordenado. Han sido varios mslos artculos en los que Critchley se ha referido de forma ms o menosextensa a la historia de los conocimientos sobre los trastornos dellenguaje. Sealemos nicamente dos: el dedicado a la historia de lasteoras sobre el origen del lenguaje (21) y el que, sobre la agrafia (22),ofrece una relacin de las primeras descripciones de esta alteracin dellenguaje escrito.A. R. Luria, el ms sobresaliente de los afasilogos rusos, declaraba,en 1947, la necesidad de los anlisis histricos sobre las doctrinas de laafasia: Una completa comprensin de los mecanismos. de la afasia yuna clara interpretacin de los estudios realizados en este campo slo sepuede conseguir teniendo en mente las concepciones tericas que en elpasado fundamentaron el estudio de los trastornos del habla. Ya que

    (16) CRITCHLEY, M . D. (1962).(17) CRITCHLEY, M. D. (1964 a); CRITCHLEY, M. D. (1964 c).(18) CRITCHLEY, M. D. (1964 e) .(19) CRITCHLEY, M . D. (1965).(20) CRITCHLEY, M. D. (1970 g).(21) CRITCHLEY, M. D. (1970 d)(22) CRITCHLEY, M. D. (1970 c).

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    estas concepciones determinaron las posiciones a partir de las cuales losdiversos investigadores llevaron a cabo sus anlisis de la afasia, nos asistetoda la razn al iniciar nuestra obra propiamente dicha con un examenhistrico)) (23). En la primera parte de este examen, Luria analizaba lamentalidad localizacionista, la base de un sistema -la divisin de laactividad psquica en facultades y del cerebro en reas, que erandepsitos exclusivos de procesos mentales complejos--, sus principaleslderes y las causas, es decir, las criticas, que provocaron la cada dedicho sistema. Tres fueron, segn l, estos factores: el paso de unaconcepcin de los procesos mentales como funciories aisladas e indivi-sible~ otra en la que eran considerados como el producto ms refinadode la actividad refleja; la crtica metodologa que pona en claro que deuna lesin de un rea cerebral y la observacin de un dticit de unafuncin no poda deducirse que dicha funcin estuviese localizada en elrea lesionada, como no se puede decir que la marcha de un reloj estlocalizada en el pndulo por mucho que sepamos que, cuando ste serompe, el reloj se para; el ltimo factor era que la prctica habademostrado que no exista una correspondencia unvoca entre una reay una funcin determinada. Luria estudiaba despus la mentalidadholista, su concepcin bsica, sus principales paladines y su error msimportante: el convertir las investigaciones de los casos clnicos endescripciones psicolgicas de la organizacin funcional de la actividadperturbada, sin tener en cuenta para nada el sustrato orgnico. Luriaterminaba su captulo histrico recitando su bien aprendida creencia:las dos bases en que deben asentarse los estudios de la afasia son lafisiologa de Pavlov y la concepcin de que el lenguaje fue un productode la actividad laboral del hombre. En una exposicin posterior (24) harepetido, modernizando los adjetivos, el mismo esquema. Tras apren-der que mentalidad materialista no es sinnima de mecanicista, sinoque muchas veces estas dos orientaciones han sido y son opuestas, hallamado, a los localizacionistas, mecanicistas y a los holistas, antimeca-nicistas. En su nueva propuesta parece que ha olvidado sus antiguosprincipios y aboga ahora por una sntesis de las dos posturas contra-puestas. .

    En 1969, los profesores H. Hecaen y J. Dubois publicaron un libro,La naissance de la neuropsichologie du langage (1825-,1865) (25), en el quehacan una presentacin de textos clsicos sobre la obra de Gall, lalocalizacin de la facultad del lenguaje articulado, la dominancia delhemisferio izquierdo, los inicios de la psicopatologa del lenguaje y las( 2 3 ) LURIA, A. R. (1974), p. 17.( 2 4 ) LURIA, A. R. (198 0) , pp. 191-95 .( 2 5 ) HEC A EN , H.; DUBOIS, J . (1969) .

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    La afasiay su historiografla 139discusiones filolgicas sobre la palabra afasia. La obra de Hecaen yDubois ha tenido dos efectos contrapuestos: ha reunido una serie detextos que estaban desperdigados en diversas revistas facilitando as sulectura, pero esta misma comodidad de tenerlos ya reunidos en unvolumen ha hecho renunciar en muchos casos a la bsqueda de nuevasfuentes, reforzando el carcter, que ya hemos insinuado y en el queinsistiremos, de una historia hecha sobre una relacin muy corta defuentes. Hecaen, en la revista cientfica de carcter general La Recher-che (26), public un artculo sobre el cerebro y lenguaje, reservandoalgunas pginas (27) para una exposicin de la historia de la afasia.Dividi dicha evolucin en tres grandes etapas: la primera, dominadapor las teoras clsicas sobre la afasia -Gall, Bouillaud, Broca, Wer-nicke, Kussmaul, Exner, Dejerine- de marcado carcter localizador; lasegunda, estara presidida por la obra de los antilocalizacionistas comoP. Marie, Head, Von Monakow, Gelb y Goldstein; la tercera y ltimaetapa, haba supuesto una vuelta a las tesis localizadoras, gracias a lostrabajos que sobre las heridas de la segunda guerra mundial habanrealizado neurlogos como Conrad, Schiller, Bay, Luria, Russell, Spir yAlajouanine.

    El propio Alajouanine ha dedicado algunos artculos a la historia dela afasia. Aparte de su esquema general (28),obra ms de juventud, unode sus ms interesantes trabajos es el dedicado al principio de Baillar-ger-Jackson (29), en donde analiza el contexto en el que el primeropropuso su distincin entre el lenguaje voluntario e involuntario y cmoJackson se interes por esta idea y la aprovech para sealar ladiferencia entre el lenguaje emocional e intelectual.

    A la misma tradicin francfona de Hecaen y Dubois pertenecen'~ .R. Lecours y F. Lhermitte, directores de una amplia monografa sobre laafasia, de reciente aparicin (30). El capitulo histrico est dividido endos partes: la primera -de Franz Gall a Pierre Marie- se debe a lospropios Lecours y Lhermitte (SI), mientras que la segunda -de PierreMarie a nuestros das- est escrita, en colaboracin por Lecours, C.Cronk y M. Sebahoun-Balsarno (32). A pesar de que el libro es muyreciente, su parte histrica no puede ser ms clsica: se nos presenta una

    HECAEN, H . (1972).HECAEN, H. (1972), pp. 830-32.ALAJOUANINE, T.; MOZZICONACCI, P. (1947).ALAJOUANINE, T. (1960).LECOURS, A. R.; LHERMITTE, F. (D ir eas ) (1979 a).LECOURS, A. R.; LHERMITTE, F. (1979 b).LECOURS, A. R.; CRONK, C.; SEBAHOUN-BALSANO, M. (1979).BAY, E. (1961).

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    evolucin de los conocimientos a base de los archiconocidos grandeshombres de la afasia con sus principales aportaciones y las clasificacio-nes que hicieron de los fenmenos afsicos. Apenas existe un hiloconductor que enlace esta sucesin cronolgica de teoras y los escasosintentos de explicacin que existen contienen errores tan claros como eldecir que si Broca localiz el rea del lenguaje en el hemisferioizquierdo se debi bsica y casi exclusivamente a la influencia que sobrel ejercieron Gratiolet y los dos Dax (padre e hijo).

    La revisin histrica del afasilogo alemn E. Bay (33) ha tenidocomo objetivo la critica de los esquemas clsicos de la afasia, basados,segn l, en una ingenua y mecanicista correlacin entre mapascerebrales y mapas psicolgicos. Bay piensa que el gran error de losdiagram makers fue extrapolar los resultados y pretender, por otra parte,que a una visin de la anatoma cada vez ms atomiizada, le siguiera unaidntica atomizacin de los procesos psicolgicos. El cree, por elcontrario, que el anlisis de los fenmenos lingsticos y su deterioroslo puede hacerse considerando la evolucin c:ronolgica de estosfenmenos y teniendo presente su relacin con otros procesos mentalescon los cuales forma una unidad teleolgica. En otro trabajo (34), sobrela auto-observacin de Lordat, Bay ha analizado los puntos de mayorcontroversia que, acerca del lenguaje, existan entre sensualistas yespiritualistas en la primera mitad del siglo XIX.

    Volviendo al rea anglfona hay que decir que a Benton y Joyntdebemos los mejores trabajos sobre la historia de la afasia anterior alsiglo XIX. Sobre el tema han publicado algunos artculos con objetivomuy especfico, como los dedicados a estudiar una referencia bblica aun posible caso de afasia (35), las descripciones de distintas alteracionesdel lenguaje debidas a Schmidt, Rommel y Gesner (36), o la interpreta-cin psicopatolgica que Gesner dio, a finales del siglo XVIII, a lostrastornos del lenguaje (37). Sin embargo, su trabajo ms importantesobre este perodo es el que publicaron, en 1960, bajo el ttulo de ((EarlyDescriptions of Aphasim ( 38 ) . En l, tras un buen repaso a la historio-grafa, daban noticia de las descripciones de las alteraciones del lenguaje-afasia, parafasia, jargonafasia, alexia- que se encuentran en la litera-tura clsica. Su resumen de los conocimientos que se tenan a finales delsiglo XVIII acerca de la clnica, la anatoma patolOgica, y la psicopato-loga de los trastornos del lenguaje continan siendo hasta ahora el(34) BAY, E. (1969).(35) B E N T O N , A. L. (1971).(36) B E N T O N , A . L.; JOYNT, R. J. (1963).(37) B E N T O N , A. L. (1965).(38) B E N T O N , A. L.; J O Y N T , R. J. (1960).

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    La afasia y su historiografia 141esquema ms consistente. A. L. Benton ha hecho tambin una pequefiaincursin a la historia decimonnica dedicando un artculo (39) a lapolmica Dax-Broca, que resulta de utilidad por su gran precisin en losdetalles cronolgicos y bibliogrficos.

    Tambin de gran utilidad resulta el poco conocido artculo queStookey dedic, en 1963, a Bouillaud y Auburtin (40). El escrito llamabala atencin sobre el importante papel que jugaron estos dos autores yanalizaba de forma muy crtica los casos en los que se haba basado Daxpara formular -mejor sera decir apuntar- la ley de la dominanciacerebral izquierda.

    A la historia de la afasia est consagrado en su mayor parte elartculo que Meyer escribi en 1974 sobre el sndrome del lbulofrontal (41) . La literatura secundaria en la que se apoy nos es en sumayor parte ya conocida y pocas son las novedades que se puedenencontrar en su trabajo, a excepcin del estudio de la influencia deldesarrollo de la lingstica, sobre todo a partir de la obra de NoamChomsky, en los conocimientos sobre la afasia.

    Podramos seguir analizando muchos ms trabajos debidos a afa-silogos actuales. Nos conformaremos con indicar que la referencia a lahistoria se ha convertido en un rito del que pocos afasilogos actuales selibran. Para probar lo que acabamos de decir basta con indicar queincluso en los libros y revistas destinadas a la divulgacin cientficaaparecen, enseguida que se habla de la fisiologa o la patologa delcerebro, referencias a la historia de los descubrimientos de las altera-ciones del lenguaje. As, en el libro colectivo editado por ScientificAmerican y dedicado al cerebro, George Gray (42) volva a repetir todoslos tpicos acerca de Gall, Dax, Broca, Jackson, etc., y NormanGeschwind (43) insista en trminos muy parecidos.

    Se puede afirmar que la historiografa que acabamos de comentar,hecha por afasilogos o neurlogos profesionales, refleja de formacristalina los intereses, supuestos y limitaciones de sus cultivadores. Laprimera de estas limitaciones es la forma de seleccionar los textos. Larecogida de las fuentes no slo se ha hecho de forma asistemtica, sinoque incluso se ha ido empobreciendo con el tiempo llegando a laparadoja de que la historiografa decimonnica presenta, en general, unnivel de informacin muy superior a la contempornea. Consecuencia y(39) B E N T O N , A. L. (1964) .(40) STOOKEY, B. (1963).(41) MEYER, A. (1974).(42) GRAY, G. (1979).(43) GESCHWIND (1979 b).

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    causa a la vez de esta heurstica tan restringida ha sido una historiaconstruida exclusivamente sobre la obra de las ((grandes figuras)); y lahistoria de las ((grandes figuras)) no es slo que cometa olvidos injustos,sino que, al igual que la biologa cuando no conoce los cambiosmicroscpicos, necesita recurrir a la insatisfactoria hiptesis de lageneracin espontnea, quedando muchas facetas sin ninguna explica-cin. ;Cul fue el origen de las tesis de Broca? ;De dnde provienen lasideas de Wernike? iY Jackson?, etc. La mirada hacia atrs de estosafasilogos para estudiar exclusivamente los antecedentes de sus cono-cimientos ha llevado a considerar este problema aislado del resto de lapatologa decimonnica. ;Qu relacin -qu elementos en comn-tuvo la afasia, en particular, y la neurologa, en general, con lacardiologa o la hepatologa, por ejemplo? Ninguno de los trabajos quehasta ahora hemos comentado ha sabido relacionar las concepciones delos trastornos del lenguaje con las sucesivas mentalidades que presi-dieron la patologa a lo largo del siglo XIX. Y si esta desconexin con lahistoria general de la medicina ha sido grande, mayor lo ha sido,lgicamente, con la historia general de la ciencia y del conocimientohumano. ;Se ha planteado alguno de estos artculos si la evolucin delos conocimientos sobre la afasia sigue un modelo positivista, evolucio-nista, popperiano, kuhniano, etc.? Evidentemente, no. A todo ello hayque aadir que la mayora de los afasilogos actuales trabajan desde elsupuesto de una asepsia ideolgica y una decidida oposicin a entrar entemas filosficos. La extrapolacin de esta pretendida asepsia ideolgicales ha llevado, en sus trabajos histricos, a prestar una atencin muyescasa a la influencia que tuvieron los factores polticos, econmicos,sociales e institucionales, sobre el desarrollo de las ideas. Por otra parte,su firme decisin de no involucrar cuestiones metafsicas en susdiscusiones les ha conducido a ignorar casi que las creencias antropo-lgicas jugaron, durante el siglo XIX, un importante papel en lasdiscusiones sobre la localizacin de la facultad del lenguaje y de lasdems funciones cerebrales. A nadie puede resultar extrao, por tanto,el resultado que se obtiene con todas estas premisas: una imageningenua, casi infantil, del descubrimiento cientfico y un relato hecho abase de yuxtaponer acontecimientos sin ningn enlace que los articule.Muchas de las preguntas y cuestiones que acabamos de exponer lasdeberemos repetir, desgraciadamente, al terminar la revisin de losestudios hechos por historiadores, quienes, aunque con otros intereses ysupuestos, han cometido errores parejos. Pero lo que queremos subra-yar, al terminar esta primera parte de la historiopfa, porque resultatodava ms sorprendente, y sus motivos, de ms dificil comprensin, esel hecho'que a estos ocasionales historiadores, pero experimentadosneurlogos, les hayan pasado desapercibidas las graves y notables

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    La afasia y su historiografia 143incongruencias clnicas que existen en los tantas veces ledos y comen-tados textos que Broca escribi sobre los casos de Leborgne y Lelong.1.2. LA HISTORIA DE LOS HISTORIADORES

    Los motivos por los cuales los historiadores (44)se han acercado a laafasia difieren de los apuntados para los afasilogos y, en algunasocasiones, son casi opuestos. El primero de estos motivos es que los dosproblemas claves sobre los que est construida la historia de la fisiologadel sistema nervioso son, sin duda alguna, la localizacin de lasfunciones y el mecanismo de transmisin de la corriente nerviosa. En loque se refiere a la localizacin, a nadie se le oculta que el lenguaje fue laprimera de las facultades a la que la comunidad cientfica atribuy deforma no especulativa una sede concreta. No puede extraar, por tanto,que las condiciones en las que esta aportacin cientfica se produjohayan llamado poderosamente la atencin de los investigadores delpasado de la medicina. Dichos historiadores saben, por otra parte, queel sndrome de la afasia no es comparable a otros como el infarto o ladisnea, para poner algunos ejemplos. Los supuestos y las consecuenciasdel deterioro de las facultades mentales del hombre tienen una tras-cendencia mucho mayor, pues se plantean de manera ms inmediataproblemas de mtodo, y los resultados que se obtienen son utilizadosno solamente para una mejor prctica mdica, sino tambin para ladefensa o la crtica de posiciones ideolgicas y creencias metafsicas. Lahistoria de este sndrome se convierte, por todo ello, en una autnticagolosina para quien desee una cierta complejidad en su trabajo hist-rico. El segundo de los motivos es que ltimamente la historia dellenguaje y sus alteraciones ha dejado de ser un tema de exclusivo intersmdico y se ha convertido en el tpico campo donde confluyen diversasdisciplinas como la lingstica, la psicologa y, en general, todas aquellasque tengan por objeto el estudio d e la informacin y comunicacin.Este carcter interdisciplinar de la historia de la afasia ha hecho que seincremente de forma notable tanto el nmero global de trabajos comoel de los supuestos y orientaciones desde donde se elaboran. Estos dosfactores y otros de menor importancia han convertido a la historia de laafasia en un tema importante y fascinante para los historiadores. Elprimero de estos atributos -su relevancia- lo demostraremos dandouna muestra de su constante presencia en las historias de la ciencia,psicologa y neurologa; el segundo -su atractivo- quedar bien( 44 ) Incluimos bajo la denominacin de historiadores a todos aquellos que, sea cual fueresu instalacin profesional, han dedicado a la historia de la medicina o de otras ramas

    varios trabajos y qu e su inters no se ha centrado exclusivamente en la historia de laafasia.

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    144 FRANCESC BUJOSA 1HOMARprobado cuando sealemos que han sido muchos los grandes historia-dores de la medicina que se han interesado por el tema y que, demanera ms o menos amplia, le han dedicado atencin en su obra.1.2.1. Los Manuales de Historia de la Ciencia, Medicina, Psicologa

    y NeurologaAunque de forma casi telegrfica, hay que decir que D. Papp y J.

    Babini en la historia general de la ciencia dirigida por Aldo Mielisubrayan la importancia que tuvieron los casos de Biroca en la polmicaentre unitaristas y localizacionistas (45).Tambin P. Astruc, en la HistoriaGeneral de las Ciencias dirigida por Ren Taton, refiere las aportaciones deBouillaud y Dax (46),as como la oposicin que mantuvieron Trousseauy Charcot a las hiptesis de Broca (47).

    Lan Entralgo y Lpez Piero han considerado igualmente que laafasia tena el suficiente peso para incluir en su Paronarama histrico de laciencia moderna, en donde recuerdan que el principiai de localizacin delas lesiones causantes de la afasia, que haba tenido sus races en.lafrenologa, fue aceptado tras la obra de Broca y Wernicke (48). En laHistoria de la Biologz de C. Singer, uno de los cinco autores en los que sepersonifica el proceso de localizacin de las funciones nerviosas en elsiglo XIX es Pierre Paul Broca, por su trabajo de 1861 sobre laafasia (49).

    Con su conocido estilo, tan positivista y enemigo de complicaciones,F. Garrison se refiere en su Introduccin a la Histo~iade la Medicina 'aalgunos antecedentes de descripciones afsicas y a cmo, a lo largo delsiglo XIX, empezando por Bouillaud y terminando por Hugo KarlLiepmann, se fueron descubriendo los distintos aspectos que constitu-yen el sndrome de la afasia (50). Ms escasas y con ms errores son lasreferencias que se encuentran en la Historia de h Medicina de PaulDiepgen quien no duda en afirmar que ya en 1860 (sic) Broca observciertas perturbaciones del lenguaje y que la autopsia le revel que lacausa era una lesin en la tercera circunvolucin frontal izquierda (51).Algunas equivocaciones se pueden encontrar tambin en la Historia de laMedicina de Castiglioni, como el de afirmar que Bouillaud localiz elcentro del lenguaje en las partes centrales del hemisferio cerebral(45) PAPP, D .; BABINI, J. (1961), p. 174.(46) ASTRUC , P. (1973 ), p. 638 .(47) ASTRUC , P. (1973 ), p. 638.(48) . LAIN ENTRA LGO, P.; LOPEZ P IE RO ,J . M .a (1963) , p. 306 .(49) SINGER, C. (194 7), pp. 406-407.(50) GARRISON, F. (1921-22), T. 11 , p. 285.

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    La afasia y su historiografia 145izquierdo (52).De todas formas, el historiador italiano subraya de formainequvoca que le primer gran descubrimiento que se realiz, en el sigloXIX, sobre la fisiologa del cerebro fue el de Broca (53). En parecidoerror -decir que la localizacin izquierda del rea de lenguaje estaba yaen las primeras observaciones de Broca- han cado Singer y Under-wood (54), quienes, por otra parte, aportan pocas novedades al esquemade la evolucin de los conocimientos sobre los trastornos del len-guaje (55).

    Mucho ms nueva y estimulante es la orientacin de la Historia de laMedicina Moderna y Contempornea de Lan Entralgo. Seala en ella, entreotras, dos cosas que consideramos de mucha importancia. La primeraes que uno de los mtodos de exploracin de la anatoma del sistemanervioso durante el siglo XIX fue el anatomoclnico, inaugurado preci-samente por Broca mediante sus observaciones sobre la afasia (56). Lasegunda es que Broca, que estaba muy influido por la mentalidadanatomoclnica, contribuy a consolidar esta orientacin de la patologaal lograr convertir los desrdenes del lenguaje en signos fsicos delesin (57). En su ms reciente Historia de la Medicina, Lan Entralgo haconcedido todava ms relevancia a la aportacin de Broca, pues apartede repetir con ligeros matices -ya no habla de los trastornos dellenguaje como signos, sino como sntomas espontneos (58)- las ideasantes expuestas, considera que la localizacin del rea de lenguaje fueuna de las bases de la conversin de la neurologa en una cienciamoderna (59) y uno de los argumentos iniciales de la discusin entreholistas y localizacionistas dentro de las teoras sobre la funcin delsistema nervioso (60). Lan Entralgo afirma igualmente -nosotros nohemos podido comprobarlo- que Broca, en 1861, abri uno de losgrandes campos de la neurociruga al trepanar un abceso cerebrallocalizado clnicamente (6 1). Pedro Lan ha sido tambin el director delgran tratado de medicina en siete volmenes que se ha publicado ennuestro pas. Se encuentran en este tratado algunas referencias a laafasia, aunque sorprendentemente menos que en los dos ltimosmanuales que acabamos de comentar. Una de las referencias se halla en7D I E P G E N , P. (1932) , pp. 335-36.CASTIGLIONI , A . (1941), p. 657.CASTIGLIONI, A. (1941) , p. 725.S I N G E R, C.; U N D E R W O O D ( 1 9 6 6 ) , p. 258.S I N G E R, C .; U N D E R W O O D ( 19 66 ), p. 277 .LAN ENTRALGO, P. (1963) , pp. 498-99.LAN ENT RA LGO , P. (1978) , p. 560 .L A ~ N NTRALGO, P. (1978) , p. 515 .L A ~ N NTRALGO, P. (1978) , p. 506 .LAN E N T R A L G O , P. (1978) , p. 501 .L A ~ N N T RA LG O, P. (1978) , p. 527 .

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    146 FRANCESC BUJOSA 1HOMARla introduccin de Lan al volumen sexto donde seala que el sntomaespontneo, como la afasia, se transform en la segunda mitad del sigloXIX en signo fsico (62).Lpez Piero en su captulo sobre la patologa yclnica del Romanticismo refiere que Bouillaud fue el nico defensorimportante de la localizacin de las afasias en el perodo anterior aBroca (63).Sin embargo, es en el captulo de Elvira Arquiola sobre laneurologa clnica del siglo XIX donde ms atencin se le presta,dedicndole una apartado. En l, Arquiola dice, como Lan, que larelacin que estableci Broca entre la afasia motriz y las lesiones del piede la tercera circunvolucin frontal izquierda fueron consecuenciainmediata de su mentalidad anatomoclnica (64). Siguiendo a H. Head,J. M . Lpez Piero, R. Brain y otros, alude a los conceptos dinmicosqueJ. H. Jackson introdujo en el lenguaje y en la afasia de acuerdo consu idea de los nivelesdel sistema nervioso (65). El resto del apartado esuna relacin, muy al estilo Garrison y seguramente impuesta por lanecesidad de sntesis, de las fechas y hombres que descubrieron porprimera vez los distintos sntomas de los desrdenes del lenguaje. Sinduda, la aportacin ms sorprendente de Arquiola es su afirmacin deque, en la revisin que P. Marie hizo, ((limit la lesin a la sustanciablanca de la cpsula externa de la tercera circunvolucin frontal y a suvez se opuso a los dos tipos de alteraciones del lenguaje descritos porBroca (aphemie o afasia motora y amnesia verbal))) 66). No es necesarioasegurar que este prrafo contrasta radicalmente con lo que se ha dichoacerca de Pierre Marie y tambin, obviamente, con la terminologaanatmica quebo s es familiar.

    De las historias generales de la neurologa, la que Jules Sourypublic en 1899 (67) destaca por ser una de las ms tempranas y, a lavez, de ms calidad. Escrita desde una mentalidad sensualista y positji-vista tiene un nivel de informacin que no es en ningn caso inferior alos trabajos ms recientes. No resulta extrao, por tanto, que esta obrasiga menteniendo su vigencia y sea todava hoy de obligada lecturapara todo aquel que se ocupe de algn tema relacionado con la historiade la neurologa. Soury concedi al problema de la localizacin de lasfunciones un papel primordial en su exposicin, y Gall, Bouillaud yBroca, con sus trabajos acerca de las alteraciones del lenguaje, seconvirtieron en los grandes protagonistas de la historia. Dejando aparte(62) LAN ENTRALGO, P . (1974) , pp. XVII y XVIII.(63) L P E Z P I E R O , J. M.a (1973 c), p. 263.(64) A R Q U I O L A , E. (1974) , p. 244.(65) AR Q UI OLA , E . (1974), p. 244.(66) ARQUIOLA, E. (1974) , p. 244.(67) SOURY, J. (189 9), Vol. 1.

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    La afasia y su historiografa 147las conocidas historias de la neurologa de M. Neuburger (68) y L. G.Guthrie (69), que pocas novedades aportan respecto a la anterior,debemos referinos, en este repaso, a la tambin conocidsima History ofNeurology de W. Riese (70). No encontramos tampoco en ella nuevosdatos, pero s dos interpretaciones nuevas. La primera es que presenta lahistoria de la afasia como una dialctica entre una tesis y una antitesis.La tesis estara formada, desde el punto de vista de la psicologa, por lateora de las facultades, desde el de la neurologa, por la existencia decentros donde estn localizadas estas facultades y, desde el de lapatologa y la clnica, por la aparicin de distintos tipos de afasia. Laantitesis habra consistido en considerar, desde la psicologa, al lenguajecomo una emanacin de la personalidad global, desde la neurologa, lano existencia de centros especficos y, desde la patologa, que losdiversos tipos de afasia no son ms que simples estados en el camino derecuperacin o deterioro. La segunda novedad que aportaba Riese erarelacionar el nacimiento y evolucin de las teoras sobre la afasia con losacontecimientos polticos. As, deca que, en Francia, los defensores dela localizacin eran en su mayora republicanos, y que el despertar deuna conciencia nacional podra ser una explicacin del hecho de queWernicke no conociera los trabajos de Jackson y Bastian (71). Mary B.Brazier ha recordado en su historia de la neurofisiologa el importantepapel proftico que Auburtin desempe, en la historia de la afasia, ycmo Broca confirm estas profecas (72). En 1969 L. C. Mac Henrypublic, revisndola y amplindola, la historia de la Neurologa queGarrison haba dejado manuscrita. Vano resulta recordar que el estilo,de Garrison no resulta muy explicativo, pero tambin es de justicia decirque el pequeo resumen (73) que ofrece de la historia de la afasia es delos ms completos que existen, siendo extraordinariamente fiel a losclsicos y preciso en sus datos. Fidelidad y precisin que, desgracia-damente, no se ha visto correspondida por algunos que han reprodu-cido el texto de Garrison malentendindolo y tergiversndolo. Laextraordinaria obra que E. Clarke y Ch. D. O'Malley publicaron, en1969, bajo el ttulo de The Human Brain and Spinal Cord (74) constituyeuna modlica historia de la neurologa contada con textos clsicos.Dedicaron, en ella, un amplio e interesante captulo al problema de laslocalizaciones (75), del que queremos destacar fundamentalmente su

    ( 6 8 ) N E U B U R G E R , M. (1897) .(69) G UT HR IE, L . G. (1921) .(70) RIESE, W. (1959) , p. 104 .(71) RIESE, W. (1951) , p. 102.(72) BRAZIER, M. A. B. (1968), pp. 45-46.(73) M c HENR Y, L. C . (1969) , pp. 355-362 .(74) CLARK E, E. ; O'MALLEY, C. D . (1968) .(75) CLARK E, E. ; O'MALLEY, C. D. (1968) , pp. 458-575 .

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    La afasiay su historiografa 149de que Murphy considere a J. Mller como el antecedente msimportante de Broca es una muestra ms de esa ya tradicional venera-cin que los psiclogos sienten ante la obra del mdico alemn. La de E.G. Boring (81) es, con toda razn, la ms leda de las historias de lapsicologa experimental. Tanto la frenologa como la localizacin delrea del lenguaje ocupa un destacado lugar en su exposicin, dondeasegura que la divisin que hizo Gall de la mente en veintisiete facultadestuvo sus races en la psicologa escocesa de T. Reid y L. Stewart (82).Hainsistido igualmente, Boring, en que la gran diferencia que exista entreGall y Broca era fundamentalmente de mtodo y que ese cambiometodolgico sera el que explicara el rechazo de una teora y laaceptacin de la otra. Seguramente como para todo buen psiclogoexperimental, para Boring, el mtodo es su principal problema, la basede su ideologa y tambin el fundamento de su esperanza comoinvestigador. Slo as se puede entender tan arriesgada y parcialinterpretacin. En la antologa de textos sobre la historia de la psicologaque Boring escribi en colaboracin con R. J. Herrnstein conceda unamplio espacio al problema de la localizacin (83) reproduciendo en lfragmentos de los escritos de Descartes, Gall, Flourens, Broca, Fritsch yHitzig, Jackson, Franz, Lashley y Head. LaHistoria de la Psicolog de F. L.Mueller est escrita, en cambio, ms desde la filosofa. Su hilo conduc-tor ya no es, como en la anterior, explicar cmo la psicologa con eltiempo se ha convertido en una disciplina con los mismos supuestos,bases y mtodos que las ciencias de la naturaleza. Son otros los objetivosque se propone Mueller y, de entre ellos, no es el menor, el estudio delas diversas teoras que se han formulado a lo largo de la historia sobrela relacin mente-cuerpo. En esta historia, la presencia de la afasia es,curiosamente, mucho menos relevante. La nica referencia que hay esen una cita literal de Bergson que argumenta que, para saber lo que lafisiologa y la patologa decan de la relacin entre lo fsico y lo moral,tuvo que restringir el problema al campo de la memoria y, en particular,a la del sonido de las palabras (84).1.2.2. Estudios monogrfzcos

    De los historiadores que ha dedicado artculos monogrficos a laafasia destaca, por su amplia y dilatada produccin, W. Riese al que yanos hemos referido al repasar las historias de la neurologa. En 1936,Riese debutaba en el tema con un articulo acerca de las discusiones que(81) BORING , E. C. (1950) .( 82) BORING , E. G. (1950) , p. 53 .( 83) HERRNSTEIN, R. J.; BORING , E. G. (1965) , pp. 204-252.( 84) MUELLER, F. L. (196 5) , p. 312 .

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    sobre el problema de la localizacin haban tenido lugar, durante elsiglo XIX, en el seno de las sociedades cientficas (85). Se refera, enprimer lugar, al informe que Cuvier elabor para la Academia deCiencias de Pars, sobre las doctrinas de Gall y en el que subray laincompatibilidad existente entre el mundo psquico y fsico. Rieseexaminaba despus la discusin que sigui al trabajo que Bouillaudpresent en 1839 a la Academia de Medicina y, por ltimo, analizaba elambiente que, en 1961, exista en la Sociedad de Antropologa afir-mando que, en la polmica sobre la localizacin, el nico que de verdadentendi la discusin fue Gratiolet, pues comprendi que la estructurano poda explicar, por s sola, la funcin. Riese acababa el articulohaciendo explcitos el supuesto y el objetivo de su acercamiento:demostrar que el alma, la autoconsciencia y el yo, a causa de sunaturaleza no espacial, no pueden ser representados localmente. Pen-samos que Riese se fabric su propio enemigo de paja pues resultaclaro, para cualquier observador independiente, que en el programa delos localizacionistas del siglo XIX no estaba la localizacin del alma, laautoconsciencia y el yo, sino que trataban de prescindir en lo posible deestas entidades. El resumen que Riese public de la historia de la afasiaen 1947 pocas novedades aportaba y estaba en gran parte consagrado alas distintas explicaciones que se dieron, a lo largo del siglo XIX, -alhecho de que el centro del lenguaje se localizase nicarnente en el ladoizquierdo (86). De los dos trabajos que Riese ha consagrado a la obra deJackson como afasilogo, uno ha estado destinado a estudiar la reper-cusin que tuvo su pensamiento sobre autores como Freud o Head (87),y el otro, por el contrario, a analizar cules fueron las bases tericas decuatro conceptos tan claves dentro de la doctrina de Jackson, comoproposicin, smbolo, lenguaje externo y lenguaje interno (88). En suarticulo ((Changing. Concepts of Cerebral Localization (89), Riesevolva a utilizar la historia para combatir la postura localizacionistas yaseguraba que la relacin entre mente y cerebro no puede ser presen-tada como una relacin constante en la cual la injuria a uno de los dosmiembros producira necesariamente la injuria del otro. Entre losfactores que determinan la aparicin de los sntomas, el factor tiempojuega, al menos, un papel tan importante como el factor regional)) 90).Otros artculos de Riese se han limitado a temas ms concretos como la(85) RIESE, W . (1936) .(86) RIESE, W . (1947) .(87) RIESE, W. (1955) .(88) RIESE, W . ( 1 9 6 5 ) .(89) RIESE, W. (1967) .(90) RIESE, W. (1967) , pp. 2 2 8 - 2 9 .

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    La afasia y su historiografa 151afasia de Bandelaire (91) o el conocido caso de autoobservacin deLordat (92), donde hace un complicado diagnstico retrospectivo di-ciendo que se trataba de un caso de afasia motora sumada a una afasiasensorial con parafasia verbal y parafasia literal conservando la integri-dad de la inteligencia.

    La figura de Pierre Paul Broca ha merecido la atencin, expresada endiversos artculos, de P. Huard. Algunos de ellos se han centrado enaspectos muy biogrficos y hemos podido conocer as desde los aos dejuventud hasta las circunstancias concretas de su muerte y entierropasando por aspectos como la manera en que tena organizada sujornada, la atraccin que senta por el extranjero, su asistencia acongresos, o sus preocupaciones religiosas y polticas (93). En otrostrabajos, Huard ha prestado ms atencin a la obra de Broca comoantroplogo y neurlogo, y como creador de la Sociedad de ~ n t r o p o -loga de pars y, posteriormente, de 1'Ecole d'Anthropologie (94).Aunque el enfoque de Huard no ha destacado por su originalidad, s hainsistido en algunos aspectos dignos de consideracin, como, porejemplo, los escasos conocimientos que se tenan, en la primera mitaddel siglo XIX, de la anatoma del cerebro y el importante cambiosemntico que ha sufrido la teminologa anatmica desde aquel enton-ces hasta nuestros das.

    Las distintas teoras que sobre el origen y la naturaleza del lenguajese sucedieron a lo largo del siglo XIX ha sido el objetivo de un trabajode O. Marx (95) y la causa de que este historiador se relacionara con losafasilogos de la centuria pasada. Partiendo de la clsica distincin devon Humboldt, entre la capacidad del hombre para hablar y el lenguajeentendido como idioma o lengua, Marx ha sealado que dos gruposmuy distintos se ocuparon del problema: los mdicos, sobre todo losafasilogos, y los lingistas. Marx, que ha demostrado las escasasrelaciones que existieron entre estos dos grupos, ha estudiado lasconcepciones que del lenguaje poseyeron hombres como Gall, Boui-llaud, Broca, Jackson, Bastian, Wernicke, etc., y ha puntualizado que lanecesidad de una psicologa del lenguaje fue ya sentida por autorescomo Jackson, Kussmaul o Freud, pero que el temor de verse envueltosen problemas filosficos impidi que la tomaran seriamente en con-sideracin.

    (91) RIESE, W. (1972) .(92) RIESE, W. (1954).( 9 3 ) H U A R D , P. (1966) .( 9 4 ) H U A R D , P. (1960) .(95) MARX, O . M. (1966) y con ligeras variantes en MARX, O. M . (1975) .

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    Erwin H. Ackerknecht ha estudiado con gran acierto el significadode la obra de Gall dentro del contexto de la neuroanatoma, neurofisio-loga y psiquiatra del siglo XIX (96). Ha prestado gran atencin a losautores que se vieron influidos por las aportaciones de Gadl, por lo que elartculo, a pesar de algunos errores, como el de atribuir a Bouillaud (97)la distincin entre afasia motora y sensorial resulta de gran utilidad. Eltrabajo que J. Swazey public, en 1970, sobre la historia de la localiza-cin en el sistema nervioso (98) constituye un buen y claro resumen dela dialctica entre las ideas unitaristas y las localizacionistas. Swazey, queha trabajado fundamentalmente con literatura secundaria y muchomenos con fuentes, dice que la frenologa de Gall fue el producto de dostendencias, la de los sensualistas franceses como Condillac, Bonnet yCabanis, por una parte, y la psicologa de las facultades de los empricosalemanes como Wolff, Crusius y Karl von Irwing (99). L la pregunta depor qu el gran xito de Flourens, primero, y Broca, despus, respondeSwazey diciendo que ambos sintonizaron muy bien con dos teoraspsicolgicas generales: el primero con el cart,esianismoy el segundo conel asociacionismo (100).

    Queremos acabar esta revisin historiogirfica, forzosamente selecti-va, con la referencia a tres libros que, si bien no han tenido comoobjetivo exclusivo la historia de la afasia, s le han dedicado especialatencin. El primero de ellos es el que R. M. Young public con el titulode Mind, Brain and Adaptation in the Nineteenth Centuy (101) y queconstituye una de las obras ms ambiciosas sobre la neurologa,psicologa y el evolucionismo de la centuria pasada. El problema de lalocalizacin de las funciones psquicas es urio de los tenlas centrales deltrabajo de Young, que dedica amplio espacio a analizar las obras deGall, Flourens y Broca. En el captulo consagrado a Gall, aborda lo queconsidera las cuatro cuestiones bsicas: qu fueron, para Gall, lasfunciones del cerebro, cmo delimit estas funciones, de qu maneralas localiz y cul fue la crtica que, con el objeto de defender el suyo,hizo al mtodo experimental (102). En las pginas dedicadas a Flou-rens (103), Young ha subrayado, sobre todo, la contradiccin metodo-lgica que supone una manipulacin fisiolgica perfectamente contro-lada junto a una observacin de la conducta poco rigurosa y reglada, y

    ACKERKNECHT, E. H. (1958); ACKERKNECHT, E. H.; VALI,OIS, H. V. (1955).ACKERKNECHT, E. H. (1958), p. 152.SWAZEY, J. P. (1970).SWAZEY,J. P. (1970), pp. 217-17.SWAZEY,J. P. (1970), p. 233.YOUNC, R. M . (1970).YOUNG, R. M. (1970), PP. 7-53.YOUNC, R. M. (1970), PP. 54-75.

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    La afasia y su historiografa 153que el rechazo, por parte de Flourens, de la posibilidad de localizar lasfunciones superiores fue la consecuencia lgica de su cartesianismo. Enel anlisis de la obra de Broca (l04),Young seala, con gran acierto, quela tesis de la localizacin de la facultad del lenguaje no fue, en absoluto,una novedad y que se trat ms de una propaganda bien hecha que deun descubrimiento original.

    No es necesario insistir en que el trabajo de Young constituye uno delos ms novedosos y sugestivos acercamientos a nuestro tema y es, enconsecuencia, una lectura obligada para todo aquel que se interese porestos problemas, pero, precisamente por esto, hay que decir que, juntoa sus indudables aciertos, presenta severas lagunas. Algunas de ellas,como el no situar estos acontecimientos dentro del marco de lapatologa y la clnica del siglo XIX, la poca consideracin que lemerecen los autores germnicos, y el hecho que maneje la literaturafrancesa bsicamente a travs de tradhcciones son fcilmente explica-bles: Young no tiene formacin mdica y pertenece al venturoso -almenos lingsticamente hablando- mundo anglosajn. Otros aspectosson mucho menos comprensibles. As, el montar el estudio exclusiva-mente sobre la obra de las ((grandes figuras)),el no preocuparse por losproblemas de difusin social y cultural o el fosilizar el pensamiento deun autor en un momento determinado, como si no hubiera evolucio-nado a lo largo de su vida, son caracteres que casan dificilmente con unaideologa que se declara de izquierda radical.

    En 1973 public, J. M. Lpez Piero, su estudio de la figura de J. H.Jackson (105). Dos cosas importantes demostraba en su trabajo. Laprimera era que, lejos de lo que se haba dicho, Jackson no era, enabsoluto, un hombre que poseyera una elevada educacin cientfica,sino un mdico fundamentalmente prctico que lleg a formular unainterpretacin del sistema nervioso, debido a la necesidad que senta deaclarar los hechos que la clnica le presentaba. El segundo punto sobreel que Lpez Piero ha llamado la atencin ha sido lo artificial y falsoque resulta no tener en cuenta la evolucin que el neurlogo ingls-como tantos otros- sufri a lo largo de su vida. Al referirse al casoconcreto de la afasia, dice que se pueden distinguir tres pocas en elpensamiento de Jackson como afasilogo. La primera, en la que Jacksonse adhiri a las teoras de Broca; la segunda, en la que se aparta de laanterior teora de las facultades, la sustituye por el asociacionismo ydistingue dos clases de lenguaje: el automtico y el intelectual; la terceray ltima est caracterizada por un Jackson en plena madurez que toma(104) YOUNG, R . M. 1970), pp. 134-139.(105) L P E Z P I E R O , J. M.a (1973 a).

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    154 FRANCESC BUJOSA 1HOMARconsciencia de la complejidad del problema y del que cree necesarioconsiderar tanto los aspectos psicolgicos como los anatmicos, fisio-lgicos y patolgicos (106). Al comparar las hiptesis de Broca yJackson, Lpez Piero afirma que fueron fmto de supuestos muydistintos. As, mientras que Broca era un hombre de estricta mentalidadantomoclnica, Jackson estaba ms influido por la mentalidad fisiopa-tolgica y, as como el francs analiz la afasia desde la teora de laslocalizaciones cerebrales y la psicologa de las facultades, el ingls lohizo desde un punto de vista ms biologista - unteriano- y desde lapsicologa del asociacionismo (107).

    Pedro Lan Entralgo ha dedicado una parte de su magistral obra Lahistoria clnica a comentar los relatos que Broca hizo, 186 1, de sus dosprimeros casos de afasia (108). Estas pginas de Lan constituyenposiblemente el ms lcido y certero comentario a las conocidashistorias clnicas de Lelong y Leborgue, los dios paciente de Broca. Lanha sealado que la mentalidad antomoclnica de Broca, su creencia en lalocalizacin anatmica de las facultades y un cierto hbito mecanicistaen su manera de pensar condicionaron tanto la seleccin de lossntomas como el modo en que fueron descritos. As, por lo que serefiere a la seleccin, los sntomas descriptivos son sntonias deficitarios,la exploracin clnica se refiere exclusivamente a la expresin verbal dela vida ms cotidiana, la historia clnica no describe -o lo hace de modoinsuficiente- el estado del enfermo inmediatamente despus del ata-que apoplctico, y los hallazgos necrpticos consignados son, tan slo,lesiones destructivas macroscpicamente perceptibles. Respecto al mo-do de descripcin Lan hace observar, en Broca, una indeliberadatendencia a considerar la afemia como un estado defectiioso residual y,por tanto, invariable, como si el enfermo hubiera sufrido una autntica((amputacin))psquica.1.3. ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA HISTOR IA DE LA AFASIATras este repaso a la literatura sobre la historia de la afasia, pensa-mos que a nadie puede extraar nuestra afirmacin cle que es, ste,uno de los captulos ms estudiados de la historia de la medicina. Peroello no permite, en absoluto, concluir que es tambin uno de losmejores conocidos. Creemos, por el contrario, que el tema sigueplanteando muchas dudas y-problemas, y que conviene que explicite-mos cules son estos puntos oscuros, lagunas e incongruencias a los quela investigacin histrica debe responder si quiere ser consecuente consu funcin bsicamente explicativa.(106) L P E Z P I E R O , J. M .a (1973 a), pp. 88-99.(107) L P E Z P I E R O , J. M .a (1973 a), pp. 62-65.(108) LAN E N T RA L G O , P . (1961),pp. 275-285.

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    La afasia y su historiografa 155Seguramente la primer cuestin que se plantea a quien ha ledo

    parte, al menos, de la literatura secundaria es relativa al mtodo y, msconcretamente, a los textos analizados, porque una de las caractersticasms llamativas de la historiografa de la afasia es, como ya apuntbamosanteriormente, la incansable reiteracin de las fuentes, incluso enaquellos trabajos con pretensiones de originalidad y novedad. No esaventurado afirmar, incluso, que cuanto ms renovadora es la orienta-cin e ideologa del historiador, ms clsicos y conocidos son losmateriales histricos que utiliza. Resulta, por tanto, inevitable paraquien se acerque al tema cuestionarse si son estas todas las fuentes deque disponemos o si se trata solamente de pequea parte de ellas y, enel segundo de los casos, sobre qu bases se ha hecho la seleccin. Msadelante veremos que los trabajos histricos no han llegado nunca amanejar ms del 5 por ciento de lo que se public sobre la afasia en elsiglo XIX. Menos claras resultan las razones que han conducido aignorar el 95 por ciento restante, pues esta literatura est al alcance decualquier historiador que conozca mnimamente su oficio.

    Comentbamos hace poco que Young haba sealado que la apor-tacin de Broca se trata ms de una victoria proselitista que de unanovedad intelectual. Coincidimos plenamente con esta opinin. Msan: si se compara la tesis de Broca con la de su antecesor Bouillaud anadie puede ocultrsele que la del primero es mucho ms extremista yradical. Mientras que Bouillaud afirmaba que la facultad del lenguajeestaba localizada en los dos lbulos frontales. Broca aseguraba que loestaba en la parte posterior de la tercera circunvolucin frontral delhemisferio izquierdo. Sabido es que Bouillaud vio rechazada su atanmoderada)) postura mientras que Broca, algunos aos despus, impuso,en el mismo lugar, su exagerada tesis. ;NO es labor de los historia-dores intentar explicar este aparente contrasentido?

    Pero Broca no slo extrem y radicaliz una hiptesis que hastaentonces haba sido rechazada, sino que manipul ampliamente losprimeros datos que aport para defenderla. Ya hemos visto que PierreMarie demostr que las lesiones que presentaba Leborgne eran muchoms extensas de lo que haba dicho Broca, y que las de Lelong, porcontra, no pasaban de ser las lesiones cerebrales que suelen encontrarsehabitualmente en hombres de su edad. Por nuestra parte, intentaremosms adelante mostrar que las descripciones de las condiciones psquicasque hizo Broca de los dos casos tambin distan mucho de ser unmodelo de objetividad. Estas caractersticas metodolgicas hacen noslo ms fascinante la ltima pregunta que nos plantebamos, sino queincluso inducen a dudar de explicaciones como las que afirman que alencontrarse Broca con casos de afasia los interpret desde la doctrina de

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    la psicologa de las facultades y con una mentalidad anatomoclnica.;Tropez Broca con los casos de afasia o, quiz, los busc afanosa-mente? ;LOS interpret segn sus ideas, o los utiliz para defender suscreencias e intereses? ;Fue ((curioso azar)),c~omo a dicho Lan, que enel mismo ao tuviese lugar una discusin sobre las funciones de lacorteza cerebral en el seno de la Sociedad de Antropologa de Pars y el((encuentro))de Broca con Leborgne y Lelong?

    Se ha insistido, no sin razn, en que el 1e:nguaje ue la primera de lasfacultades cuya localizacin pudo ser demostrada con el mtodocientfico moderno. Nadie puede dudar tarripoco que esta localizacinabri las puertas de las venideras y que, por tanto, constituye unacontecimiento nuclear de la neurofisiologa del siglo XIX. Pero lasrazones de que fuera precisamente sta, y ino otras, la primera de lasfacultades localizada no ha sido, por desgracia, un t.ema que hayapreocupado en demasa a los investigadores, por lo que resulta lgicoque contine sin aclarar.

    Entre los factores que los historiadores de la ciencia suelen utilizar ala hora de explicar la gnesis del pensamiento de un autor, ocupan unlugar destacado las influencias, que a lo largo de su vida, ha recibido deotros cientficos. Respecto de los localizacionistas de la facultad dellenguaje en el siglo XIX hay amplia coincidencia en que Broca fueinfluido por Bouillaud, quien hered la ciencia de su maestro Broussaisque, a su vez, tom prestada de Gall la idea de las localizaciones. Lafidelidad suele ser un carcter importante y loable eri todo hombreincluyendo a los cientficos, pero, afortunadamente para el progreso, noes el nico que explica la manera de pensar, las creencias y la actividadde los intelectuales. Por eso el esquema anterior, que olvida los intereses-un factor al menos tan importante como las fidelidades- de Broca,Bouillaud, Broussais, etc., resulta necesariamente incompleto. Por loque respecta a los unitaristas, el nico intento de explicacin gentica desus ideas ha sido decir que la ortodoxia catlica obligaba escuchar lavoz del que se convirti en su autntico profeta en materia antropol-gica: Ren Descartes. El filsofo francs haba definido la unidad comouna de las caractenticas esenciales del alma, y todo intento de localizarfunciones psquicas aisladas se converta, por tanto, ein un autnticoatentado y en una hereja que necesitaba ser combatida sin clemencia.Nadie puede poner en duda las continuas interferencias del pensa-miento religioso con el cientfico ni, menos an, que hombres comoFlourens fueran estrictos catlicos, pero ;es cierto que su pensamientoneurofisiolgico estuvo determinado exclusivamente por una especie dedefensa casi beata de un dogma catlico, o su antilocalixacionismo fuetambin un problema de coherencia intelectual?

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    La afasia y su historiografa 157Podramos continuar exponiendo ms preguntas, como qu difu-sin y acogida tuvo el pensamiento localizador en ambientes culturales

    distintos al francs o por qu haba tanta oposicin, en la primera mitaddel siglo XJX, a atribuir a la corteza cerebral funciones que, segn laortodoxia, eran propias de las partes internas del cerebro, o si no resultaextrao que Gall que, segn los historiadores, se apoy en la divisin delas facultades que haban hecho los psiclogos escoceses Reid y Stewart,no cite ni una sola vez a estos autores. Pero nuestra intencin no espresentar aqu un memorial de dudas, sino nicamente intentar justi-ficar con razones pragmticas la necesidad de una nueva investigacinsobre un tema aparentemente tan trillado.

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